Como ya saben nada de esto nos pertenece, la dueña de estos personajes es Stephenie Meyer, la autora de esta hermosa historia es la autora FyreByrd y la traducción es de AlePattz, Sullyfunes01 es nuestra prelectora.
Thank you Fyrebyrd for allowing us to share this beautiful story in Spanish.
[Traducido por EriCastelo en apoyo a AlePattz]
Capítulo 32: Curva peligrosa adelante
.
Día 62
.
BPOV
Ha pasado poco más de una semana de felicidad conyugal, y aunque es completamente estimulante saber que estamos unidos para toda la vida, no ha cambiado mucho en casa. Seguimos siendo la familia cariñosa y feliz que hemos sido desde el principio.
Incluso cuando yo no estaba segura de poder permitirme tener esta vida, Edward sí lo estaba. Estaba seguro y dispuesto a luchar por ella, a luchar por mí, a luchar por nosotros. Soy la mujer más afortunada del planeta por tenerlo como compañero en esta situación, y es algo que nunca olvidaré.
Lo primero que hicimos tras volver de Disney fue visitar al abogado que Edward había contratado para tramitar la adopción. En nuestra situación, el proceso de adopción por padrastro o madrastra es bastante sencillo, pero también solicitamos que se añadiera el nombre del otro como progenitor opuesto en los certificados de nacimiento de los niños. Aunque se trata de una petición poco habitual, nuestra situación tampoco tiene precedentes.
La semana que viene tenemos una vista ante el juez sobre la adopción y el cambio de apellido. Más tarde, iremos de nuevo al juzgado para las adiciones a los certificados de nacimiento. Nuestro abogado confía en que, dadas las circunstancias, también se apruebe ese aspecto del proceso, pero será más complicado que la simple vista que se avecina.
Ayer, cuando Edward llevó a Jake a sus pruebas semanales, Carlisle nos preguntó si podíamos venir esta tarde y hablar con él a solas. Edward le aseguró que estaríamos allí e incluso hizo que Alice y Jasper accedieran a vigilar a los chicos. Así que en eso estamos ahora, en el coche rumbo a reunirnos con Carlisle.
Con las manos entrelazadas, le doy a Edward un ligero apretón. Me mira mientras intenta mantener la vista en la carretera. "¿Crees que tiene malas noticias para nosotros?"
Su mano se estrecha aún más alrededor de la mía. "No, cariño, no lo creo. No parecía que fuera a darnos malas noticias. Solo dijo que quería que estuviéramos preparados, ya que se avecina un posible trasplante".
"¿Preparados?" Pregunto ya negando con la cabeza. "Me da miedo estar preparada, Edward. Cuando Jake enfermó por primera vez, fui directamente a Google. Lo que encontré allí me aterrorizó y eso que solo era su diagnóstico, no quiero ni imaginarme por lo que podría tener que pasar para el trasplante. En ese momento decidí que dejaría que Carlisle me guiara". Me giro y miro por la ventana. "He estado pensando en ello como si fuera una enorme línea de meta a lo lejos, fingiendo que sería el final". Le devuelvo la mirada y suspiro. "Pero no es la línea de meta, es solo el principio y no está en la distancia, está más cerca de lo que quiero".
Todo este tiempo he esperado y rezado por el trasplante que salvará a nuestro hijo, y ahora que lo considero de verdad, tengo miedo. ¿Y si no funciona? ¿Y si hay complicaciones? ¿Cuánto tardará mi bebé en curarse de esto? ¿Cuánto dolor sufrirá para curarse?
Estoy tan perdida en mis pensamientos que ni siquiera oigo a Edward hablarme. "Bella", dice más alto, asegurándose de que le oigo. Muevo la cabeza en su dirección. "Ya basta. Veamos qué nos va a decir antes de que te pierdas en los 'y si...'. Sea lo que sea, bueno o malo, somos una familia y lo manejaremos como tal".
Dejo escapar un suspiro. "Tienes razón".
"¿Y dónde está la novedad?", pregunta con una sonrisa burlona, tratando de aligerar el ambiente.
No puedo evitar devolverle la sonrisa con la mía. "Te concedo esta, pero un día la cagarás y estaré ahí para restregártelo".
Levanta nuestras manos y deposita un beso en el dorso de la mía. "No lo querría de otra manera".
Recorremos el resto del camino en un agradable silencio, ambos perdidos en nuestros propios pensamientos, y cuando llegamos, Carlisle ya está en la puerta esperándonos.
"¿Llegamos tarde?" le pregunto mientras pasamos junto a él y entramos en la recepción.
"No, no llegan tarde, los estaba esperando y quería asegurarme de que pudieran entrar. Las puertas estaban cerradas porque ya hemos terminado por hoy", me asegura.
Automáticamente se me hace un nudo en el estómago. ¿Para qué querrá hablar con nosotros si se ha quedado hasta tarde? Algo no va bien. Sea lo que sea lo que tenga que decirnos, va a ser algo importante.
Lo seguimos hasta su despacho y tomamos asiento antes de que vuelva a hablar. "Gracias a los dos por aceptar reunirse conmigo hoy. ¿Cómo van las cosas?"
"Las cosas han ido muy bien, pero ¿podrías decirnos por qué estamos aquí?". No quiero parecer grosera, pero estoy tan nerviosa que no puedo evitarlo; no puedo sentarme aquí y entablar una conversación trivial.
Carlisle se aclara la garganta. "Sí, claro. No pretendía preocuparte, Bella".
Edward me toma de la mano y suavemente me da un apretón. "No hay problema, Carlisle. Simplemente estamos un poco ansiosos".
Carlisle se pone las gafas y abre la carpeta que tiene delante. "Bueno, déjenme explicarles el motivo de esta reunión para que no se queden a oscuras".
Levanta la vista y, cuando ninguno de los dos habla, vuelve a mirar su carpeta y empieza a hablar. "Hemos pasado mucho tiempo hablando de la cura para Jake: el trasplante, y mucho tiempo comprendiendo cómo arreglárnoslas hasta entonces, pero nunca hemos hablado del trasplante en sí".
Me recorre un escalofrío cuando sus palabras me provocan alegría y miedo. Alegría por la razón más obvia, pero miedo porque nada con una recompensa tan grande puede estar exento de riesgos.
Ante mi pequeño asentimiento, Carlisle continúa: "El trasplante en sí es un proceso relativamente sencillo. A Jake le insertarán una vía central en el momento del procedimiento y las células madre se introducirán a través de ese catéter. Lo más difícil será el proceso previo al trasplante y, por supuesto, después, mientras esperamos a que las células se injerten."
Se detiene para asegurarse de que le seguimos y levanta la vista de los documentos que tiene sobre la mesa. "Bella, no sé si te das cuenta, pero Jake tendrá que someterse a quimioterapia antes de que le hagan el trasplante". Me mira detenidamente, esperando a que asimile la información.
"¿Quimioterapia?" repito, con voz chillona incluso para mis propios oídos.
Edward me agarra con más fuerza y se inclina hacia delante. "¿Qué quieres decir, Carlisle? ¿La quimioterapia no es para los enfermos de cáncer?"
Carlisle asiente levemente con la cabeza. "La mayoría de las veces la quimioterapia se utiliza en pacientes con cáncer, pero cualquiera que se someta a un trasplante de médula ósea por el motivo que sea también tendrá que someterse a ella".
"¿Por qué?" Casi me ahogo con las palabras. "¿Por qué Jake necesitará quimioterapia?"
Carlisle suspira y sus ojos se suavizan. "Este es el motivo de esta reunión. Quería que fueran plenamente conscientes de lo que está por venir. Si están preparados para oírlo, puedo darles un resumen de lo que les espera durante el periodo antes del trasplante".
Me giro, mis ojos buscan los de Edward y él automáticamente busca mi mejilla para estrecharla entre su fuerte y cálida palma. "Cariño, nosotros lo resolveremos. Lo que sea que Carlisle tenga que decirnos, estamos preparados para oírlo". Su pulgar me seca una lágrima. "Sabíamos que el trasplante no iba a ser fácil, pero Jake", su voz se quiebra y toma aire antes de volver a intentarlo, "pero lo necesita, sea como sea, lo necesita para sobrevivir".
Humedezco mis labios y me apoyo en su palma. "Tengo miedo", digo con voz ronca.
Su frente toca la mía y sus ojos se clavan en mí. "Cariño, sea lo que sea lo que Jake tenga que afrontar, lo afrontará con todos nosotros a su lado en cada paso del camino. Nunca estará solo. Y cuando todo esto termine, será libre de esta enfermedad que lo tiene prisionero".
"Tienes razón", asiento, cerrando los ojos durante un breve instante. Cuando vuelvo a abrirlos, mi determinación es evidente. "Lo lograremos. Jake lo hará".
Edward sonríe levemente y luego acerca sus labios a los míos para darles un beso breve pero significativo. "Lo hará, nena. ¿Estás preparada para oír a lo que nos enfrentamos?"
Asiento con la cabeza, moviendo ambas frentes. "Hagámoslo".
Se aparta y me besa el dorso de la mano antes de acomodarlas entre nosotros. Luego mira a Carlisle con expresión acerada. "Estamos listos. Cuéntanos".
Carlisle nos mira y, después de que yo asiento, vuelve a hablar. "Permítanme empezar dándoles un poco más de información que he descubierto recientemente. Ustedes deciden luego qué hacer". Hace una pausa y Edward asiente para que continúe. "Es posible que a las treinta y ocho semanas Vic se someta a una amniocentesis en la que se puede hacer la tipificación HLA y sabremos con seguridad antes del nacimiento del bebé si será compatible o no".
La habitación se queda en silencio mientras consideramos esta nueva información, pero al pensar en lo que está diciendo, me doy cuenta de que nunca esperaría que Vic se sometiera a un procedimiento así con tan solamente dos semanas de antelación.
Inmediatamente empiezo a negar con la cabeza. "No, Carlisle. No le pediremos eso a Vic", afirmo con firmeza.
"¿Bella?" pregunta Edward desde mi lado.
Me giro hacia él. "No merece la pena, Edward. Y aunque estoy segura de que el procedimiento es cada día más seguro, conlleva sus riesgos y no voy a permitir que le pase nada a Leah porque le hayamos pedido a Vic que se someta a un procedimiento innecesario." Mantengo el rostro firme para hacerle saber que hablo en serio.
Tras estudiarme unos instantes, se vuelve hacia Carlisle. "No les pediremos eso".
Carlisle vuelve a concentrarse en su expediente durante un segundo antes de volver a cruzar nuestras miradas. "De acuerdo, es su decisión. Solo quería que supieran que es una opción". Espera a que le responda con otro movimiento de cabeza antes de continuar. "Entonces, ¿les explico el procedimiento desde el momento en que nazca Leah en adelante?"
Ante el asentimiento de Edward, comienza su explicación. "En cuanto tengamos los resultados de la sangre del cordón umbilical, que confío en que sean favorables a Jake, tendremos que ingresarlo inmediatamente. Pasará nueve días antes del trasplante en el hospital; durante los siete primeros, recibirá un régimen de acondicionamiento. Consistirá en dos fármacos en días alternos. Estos fármacos servirán para destruir su médula defectuosa y debilitar su sistema inmunitario".
Ante mi grito ahogado, Carlisle deja de hablar. "¿Vas a acabar con su sistema inmunitario?". Edward me aprieta la mano como si fuera un vicio entre nosotros, haciéndome saber que las palabras de Carlisle también le están afectando a él.
Carlisle se quita las gafas, se frota los ojos y vuelve a colocárselas en la nariz. "Bella, para que las nuevas células madre puedan hacer su trabajo, tendrán que sustituir a las viejas. También tenemos que evitar que su sistema inmunitario ataque a las nuevas células".
Edward se aclara la garganta. "Carlisle, ¿cuánto dolor va a sentir Jake? La quimio es algo serio. ¿Vamos... vamos a tener que verlo sufrir?"
Los ojos de Carlisle se suavizan. "Habrá efectos secundarios, pero los controlaremos lo mejor posible. Tenemos medicamentos contra las náuseas que podemos administrar junto con un sedante ligero si llega a ser demasiado. Sabes que participaré lo más activamente posible y que la sala de Oncología del hospital es una de las mejores de la costa oeste."
"¿Oncología?" pregunto con la voz entrecortada.
"Sí", responde Carlisle. "Aunque Jake no tiene cáncer, disponen de un excelente equipo de trasplantes y de habitaciones especializadas con aire presurizado para que no haya contaminantes. La infección será un gran riesgo y nuestro departamento de Oncología está totalmente equipado para ofrecerle el mejor entorno posible para reducir ese riesgo."
Mientras asimilo sus palabras, empiezo a darme cuenta de la gravedad del procedimiento. Para curar a mi precioso bebé, van a destruirlo para volver a reconstruirlo. Pero no tenemos elección. Para que tenga una vida plena y sana, este es el precio.
Cuando ni Edward ni yo respondemos a esa afirmación, Carlisle continúa su explicación. "Aparte de Alec y de mí, Jake también tendrá a su lado a un médico oncólogo y a su equipo de trasplantes. Vigilaremos cada paso del procedimiento y haremos todo lo que esté en nuestra mano para que le resulte lo menos doloroso posible. El régimen de acondicionamiento y sus efectos secundarios serán la peor parte. Pueden durar mucho después de que el régimen haya concluido".
"¿Te refieres a la quimioterapia?" Edward interviene.
"Sí, la quimio", le responde Carlisle. "Cuando hayamos introducido las nuevas células, empezaremos a darle medicamentos para prevenir infecciones y otro fármaco que, con suerte, prevendrá la Enfermedad de Injerto Contra Huésped (1). Seguirá así durante meses después de la intervención, quizá hasta un año".
"¿Enfermedad de Injerto Contra Huésped?" Edward lo detiene de nuevo y por eso, estoy muy agradecida. En este punto, mi mente se ha entumecido, imaginando a mi bebé sufriendo este calvario.
Carlisle se inclina hacia delante, apoyando los antebrazos en el escritorio. "Sí, este será nuestro mayor temor. Si desarrolla una EICH, como la llamamos nosotros, significará que el nuevo sistema inmunitario, a través de las células donadas, ha empezado a atacar su cuerpo. Lo vigilaremos de cerca para detectar síntomas. Con algunos tipos de cáncer, un caso leve es una buena señal, pero con la anemia aplásica, una situación así no es lo que queremos ver. Nuestra esperanza es que no muestre signos de EICH durante su recuperación".
Lágrimas silenciosas han empezado a caer por mis mejillas y, con toda esta información, finalmente estallo, enterrando la cara entre las manos. Unos brazos fuertes me rodean y me estrechan contra un pecho cálido y duro. "Shh, cariño, está bien, todo va a ir bien", susurra Edward mientras me pasa la mano por el pelo.
Sacudo la cabeza enérgicamente contra su pecho. Porque no está bien, no va a ir bien. Nuestro precioso e increíble hijo va a pasar por muchas cosas y lo único que podremos hacer es verlo sufrir. Tiene que pasar por esto para poder vivir y la idea me rompe el corazón.
Lloro más fuerte.
Y todo el tiempo mi marido me envuelve en su calor y me abraza, susurrándome palabras de fortaleza. Porque eso es lo que necesitaremos para sobrevivir a esto.
Fuerza.
Tendremos que absorberla el uno del otro y dársela a Jake cuando esté en lo más bajo. Fuerza, apoyo y amor es todo lo que podemos ofrecer a nuestro hijo cuando está librando la batalla de su vida.
Así que lucho.
Lucho para contenerme y endurecerme. Lucho para serenarme y escuchar lo que hay que decir. Lucho por prepararme para hacer lo que sea necesario para ser fuerte por Jake.
Ser su fuerza cuando la necesite.
Poco a poco, empiezo a recomponerme y mis llantos disminuyen. Los sollozos se convierten en lágrimas y las lágrimas en suspiros mientras en mi interior crece la lucha para afrontar lo que está por venir.
Me echo hacia atrás, con una nueva determinación, y dejo que Edward me limpie las lágrimas. "¿Estás bien, cariño?", me pregunta mientras me pasa un pañuelo por la cara.
"Ahora sí", respondo.
Y lo estoy.
Estoy dispuesta a hacerle frente y vencer a esta enfermedad que ha intentado llevarse a nuestro hijo.
Los ojos de Edward están húmedos y el verde arde con más intensidad que nunca. "Bien", declara con determinación. "Vamos a luchar contra esto y Jake va a ganar".
"Lo hará". Carlisle nos interrumpe con una voz fuerte y segura. "Sé que esto parece mucho para asimilar, pero lo que más necesitan entender es que Jake es joven, resistente y por lo demás sano. Tiene todas las razones para superar esto y casi ninguna duda para no hacerlo".
Vuelvo a tomar la mano de Edward y me giro para mirar de nuevo a Carlisle. "Termina de decirnos lo que necesitamos oír".
Asiente antes de continuar: "Los primeros treinta días tras el trasplante serán los más cruciales. Durante este tiempo, utilizaremos muchos medicamentos diferentes para prevenir infecciones, evitar la EICH y tratar cualquier efecto secundario residual de la quimioterapia. Se le harán analíticas diarias para controlar su recuento celular. Al final de este período, esperamos ver signos de que las nuevas células están haciendo su trabajo. A medida que aumente el recuento de células, su sistema inmunitario se fortalecerá. Cuando alcance ciertas cifras, empezaremos a pensar en volver a casa".
Respiro hondo y suelto el aire. "De acuerdo, ¿entonces Jake pasará al menos cinco semanas en el hospital?"
Carlisle se queda pensativo antes de contestar. "Probablemente un poco más debido a los nueve días previos al trasplante. Los estudios han demostrado que las células madre obtenidas de la sangre del cordón umbilical tienden a tardar un poco más antes de empezar a injertarse, pero eso es lo normal y para la marca de los treinta días debería estar mejorando día a día." Carlisle mira a Edward. "¿Has continuado con tus donaciones regulares?"
"Tan a menudo como me lo permiten", responde.
"Bien. Jake necesitará transfusiones regulares después del trasplante mientras esperamos a que las nuevas células se injerten. Quiero tener a mano tanta sangre tuya como sea posible", afirma Carlisle con rotundidad.
"¿Puedes hacer que me permitan venir más a menudo?", Edward le pide.
"Las normas para la donación de sangre son muy específicas, pero quizá deberíamos estudiar también la donación de plaquetas. Eso nos daría una alternativa y creo que el proceso para ello requiere menos tiempo de espera", explica Carlisle y Edward asiente con la cabeza animándole a que lo investigue. "Hablaré con Alec para que me dé los detalles". Edward deja de asentir y su labio se curva.
Y no puedo evitarlo, suelto una carcajada. Es una risa casi maníaca, pero no puedo evitarlo. Ahora mismo, la reacción de Edward ante Alec era justo lo que necesitaba para soltarme y liberar parte de la tensión. Me río tan fuerte y tan largo que, cuando acabo, los dos hombres me miran como si me hubiera vuelto loca. Carlisle está boquiabierto y Edward tiene la cabeza inclinada hacia un lado con expresión interrogante.
Niego con la cabeza. "No preguntes". Me río una vez más y me vuelvo hacia Carlisle, seria de nuevo. "¿Cuánto tiempo? ¿Cuánto tiempo puedo esperar que sufra mi bebé antes de que vuelva a ser el de siempre, un niño feliz?"
Carlisle suspira. "Bella, no quiero darte una cifra equivocada, pero el plazo típico será de seis meses a un año, salvo complicaciones graves".
"¿Así que dentro de un año mi hijo podrá estar sano y esta amenaza habrá quedado atrás?". Pregunto solamente para oírselo decir una vez más.
Puedo vivir con un año. Si esa es la cifra que tengo que esperar, entonces puedo lidiar con ello.
Lo tomaré.
Carlisle sonríe por primera vez desde que nos sentamos en este despacho. "Sí, Bella. Es más que muy posible que Jake esté completamente curado y todo este escenario haya quedado atrás en un año".
Suelto un suspiro de alivio. "Puedo trabajar con un año". Me giro hacia Edward y le aprieto la mano. "Podemos trabajar con un año".
"Podemos", acepta Edward, asintiendo con firmeza, y luego se encara de nuevo con Carlisle. "¿Hay algo más que debamos tener en cuenta ahora mismo?".
"No, creo que ya hemos cubierto los aspectos más destacados del procedimiento. Una vez que nazca Leah, tendremos que reunirnos con la especialista en Oncología y su equipo, pero por ahora, creo que ya saben que les espera." Carlisle cierra la carpeta y se levanta. "Ve a disfrutar de tu familia antes de que nos enfrentemos a este último obstáculo".
Edward se levanta y estrecha la mano de Carlisle antes de tirar de mí desde mi asiento. Doy media vuelta y le ofrezco a Carlisle con un cálido abrazo y un silencioso "gracias" antes de salir juntos del despacho, tomados de la mano.
Cuando salimos del estacionamiento, me doy cuenta de que esta no es la dirección que deberíamos tomar. "¿Adónde vamos?" pregunto.
Edward me pone la mano en el muslo y se vuelve hacia mí con expresión traviesa. "Creo que primero tenemos que hacer una parada en casa".
Mi mano se posa sobre la suya, deslizándola más arriba. "Yo también lo creo".
Nos vamos a casa y enterramos los pensamientos de la batalla que se avecina, con una batalla propia.
Y cuando terminamos, recuperamos a nuestros hijos e intentamos prepararlos para lo que está por venir.
~SLT~
(1) Enfermedad de injerto contra huésped, o EICH (en inglés Graft versus host disease – GVHD), es una afección que puede ocurrir en cualquier momento después de un trasplante.
Nota de la autora: Debatí si incluir esta NA o no, ya que el capítulo debería hablar por sí mismo, y creo que lo hizo. Pero cuando lleguemos a estos capítulos (pronto), vamos a centrarnos en cómo afrontan la situación, más que en lo que se le está haciendo a Jake en ese momento. Así que, sí, en este punto probablemente habrían sabido que necesitaría quimioterapia, pero al explicárselo a ellos, también te lo he explicado a ti. Esto es a lo que se enfrentará el pequeño Jake.
