Yamada Rinko era una chica aplicada y perseverante. Tenía muchas buenas cualidades como recolectora de información. Shiro Chiharu era una chica inteligente y astuta, le gustaban los retos. Ir a recolectar información lo consideraba un reto. En cuanto a Aoi Miyuki, pues… ella tenía otros planes.
—¿Falta mucho? —preguntó Aoi sentada en el autobús detrás de Yamada y Shiro.
—Ya deja de quejarte, si no querías venir pudiste haberte ido a tu casa —le recriminó Shiro.
—No hubiese sido tan divertido. Que bueno que traje un manga para leer —sacó de su mochila un tomo de please save my earth y se acomodó para leerlo.
—Si trajiste algo para entretenerte en vez de recolectar información, ni siquiera debiste venir —dijo Shiro con una vena asomándose.
—No puedo evitarlo, me gusta mucho la ciencia ficción y el romance.
Shiro se asomó desde su asiento de atrás y le sacó el libro.
—¡Oye! ¡Devuélvemelo!
—Mi hermano se está matando por entrenar, nosotras nos estamos arriesgando yendo a una escuela rival para espiar y tú leyendo un manga como si nada.
—Porque a diferencia de ti, no me estreso por cosas pequeñas ¡Ahora devuélveme Bokutama!
Aoi quería sacárselo y se paró en su asiento, mientras Shiro lo alejaba cada vez más. A todo esto, Yamada se sintió más avergonzada que otras veces.
—Chicas, ¡Chicas! —las llamó en un grito susurrante la tercera de ellas.
—¡¿Qué?! —preguntaron al mismo tiempo las dos.
—Están llamando la atención —señaló que todos los pasajeros tenían puestos sus miradas en ellas.
Las dos se sentaron rápido y en silencio. Shiro se complació porque pudo quedarse con el manga de Aoi.
—Cuando lleguemos deberemos pasar desapercibido —empezó a decir Yamada—. Usaremos nuestras camperas para ocultar nuestros uniformes.
—¿No será sospechoso que unas chicas usen campera en plena primavera? —preguntó Aoi.
—No si nadie ve el emblema de nuestros uniformes.
—De acuerdo. Después de ir a recolectar información deberíamos ir a comer un crepé o tomar un pairfait ¿Qué les parece la idea?
—Diría que te mantengas concentrada en tu objetivo de recolectar información y pienses después en tu estómago —le respondió Shiro.
Aoi volvió a cruzarse de brazos en silencio con el ceño fruncido.
—¿Me devuelves mi manga?
—No —respondió cortante.
—Vamos, Shiro-chan.
—No me llames así y te lo devolveré cuando terminemos nuestro deber.
Aoi chasqueó la lengua y se acomodó en su asiento de manera que pudiera dormir un rato. En el silencio, Shiro y Yamada revisaron sus respectivas mochilas con el equipo necesario. Tenían el libro de anotaciones de la segunda, unos bolígrafos y lápices, cuadernos y tapabocas en caso de querer ocultar más su identidad.
Yamada les avisó a la hora de bajar y así lo hicieron las tres. Caminaron un largo rato y Yamada agradecía que el cansancio de Aoi hiciera que disminuyeran las discusiones con Shiro. Sin embargo, al llegar allí se encontraron con una inesperada y desagradable sorpresa.
—¡¿Infección?! —gritó Shiro después de leer el cartel en la reja del colegio.
En efecto, el cartel rezaba "Cerrado temporalmente por una infección contagiosa. Los estudiantes realizarán las actividades correspondientes a las clases de las próximas dos semanas en los cuadernos entregados. Toda actividad, ya sea de algún club o del concejo escolar, queda suspendida hasta nuevo aviso. Disculpen las molestias." Las tres estaban en silencio, estupefactas de las palabras.
—¿Esto significa… que nuestro partido se suspenderá? —preguntó Aoi en su tono inocente e ingenuo.
—No, significa que iremos todas a un picnic en Kyoto ¡Por supuesto que se suspenderá!
—Tanto trabajo para nada —se quejó Yamada.
—Bueno, si nuestro deber se suspendió ¿Qué tal si vamos por un pairfait, crepes o dorayakis? Tengo antojo —sugirió Aoi mientras rodeaba en un abrazo a sus dos compañeras.
—¿Quieres callarte, Aoi? Y ya deja de tocarme —dio un empujón Shiro a la chica antes de volverse a Yamada—. Es raro que sensei no esté enterada.
—¿Por dónde quedaba Shohoku? —preguntó de repente Aoi.
—Por allá, rodeando la manzana, a unas siete cuadras —señaló Yamada—. Debe ser que recién hoy pasó esto. Lo más seguro es que sensei nos de el aviso mañana.
—¿El Itonobo masculino se iba a enfrentar también al Ryonan masculino?
—No, iba ser el Tsukubu.
—Es un buen equipo pero no creo que tenga oportunidad. Aniki me dijo que entrenaban por la Nacional, pero se que más que llegar a la Nacional quiere derrotar al Kainan.
—Para derrotarlo tendrá que pasar primero al Shoyo y eso no será fácil.
—Lo se, además que ellos… —Shiro se quedó en silencio. Hace tiempo que no tenían una interrupción inoportuna de Aoi. Fue entonces que se dio cuenta de algo—. ¿Y Aoi?
Yamada dio una vuelta sobre si misma buscando a la susodicha. Nadie más que ellas dos se encontraban en el lugar.
—Creo que se fugó.
—¿¡Cómo?! ¿Tanto insistió en venir para luego escaparse? ¿Cuántos años tiene?
—Creo que 16.
—¡Ya lo sé, Yamada! ¡Era una pregunta retórica! A veces se comporta más como una niña que como una estudiante de preparatoria.
—¿Cómo la encontraremos?
—¿Y yo qué sé? ¿Y qué me importa? Aoi ya es una niña mayor de edad, puede volver a su casa sola.
Yamada no quiso darle vueltas al asunto y pensó en emprender el camino de regreso a casa.
—Si tú lo dices, Shiro. Si quieres, puedes acompañarme a casa.
—No tengo problemas. Además… —la joven empezó a reírse con una sonoridad maquiavélica que asustó un poco a su compañera.
—¿Qué pasa, Shiro?
—Al menos me reconforta saber que me quedé con su manga —la chica abrió su mochila y encontró la historieta en una esquina, sin embargo, algo llamó su atención—. ¿Y mi cuaderno?
—¿Qué?
—Mi cuaderno, lo dejé aquí ¡¿Dónde está?!
Shiro se arrodilló y puso de cabeza su alforja, esparció todas sus pertenencias por el suelo, pero no había rastro de aquel cuaderno. Su respiración se aceleraba mientras más tiempo pasaba sin ver su objeto preciado.
—¿Dónde se fue? ¡No tiene piernas!
—Tranquila, tranquila ¿Estás segura que lo trajiste?
—¡Claro que lo hice! Lo usé en clases y lo necesito pronto.
—¿Por qué? ¿Qué tenía?
—Es el mismo cuaderno donde tengo mis notas en clase sobre historia y matemáticas ¿Cómo pudo haber desaparecido?
—Repasemos los hechos; lo tenías en el bus ¿Verdad?
—Si, me acuerdo que lo vi cuando guardé el manga de Aoi.
—Después llegamos aquí, nos enteramos de la pronta suspensión del partido, Aoi nos quiso convencer para ir a comer unos crepes y luego… ella ya no estaba.
—Aoi nos abrazó en ese momento —recordó Shiro y la lámpara se encendió en su cabeza—. ¡Ella me lo quitó!
—¿Pero por qué lo haría?
—Aoi le gustaba jugar juegos de manos y trucos cuando iba a secundaria. Seguro quería quitarme su manga y se llevó mi cuaderno por equivocación. Ya verá cuando la encuentre.
Un aura oscura se cernió sobre Shiro que Yamada logró calmar pronto.
—Tranquila, Shiro. Primero tenemos que saber a donde fue ella.
Las dos chicas estuvieron un rato en silencio. Trataron de recordar alguna palabra que pudiera delatar su posición ahora mismo.
—Ella dijo que quería comer Crepes y helados. Deberíamos ir a la heladería o puesto de Crepes más cercanos.
—No, Aoi nunca es de las que explicitan tanto sus deseos. Lo normal es que ponga un señuelo para despistar a los demás acerca de su verdadero deseo.
—Bueno, también recuerdo que preguntó por dónde quedaba Shohoku ¿Pero por qué querría ir a Shohuku?
Las palabras de Yamada evocaron un recuerdo lejano en Shiro.
—Kitamura.
—¿Qué dijiste, Senpai?
—Kitamura era el nombre de nuestra secundaria, era una pública —entonces, la muchacha asió su mochila a los hombros y con una mirada y voz decidida le dijo a una confundida Yamada—: Vamos a Shohoku.
¡Ay! Si alguien pudiera ver a Aoi Miyuki ahora mismo casi pensaría que esa chica flotaba. Tarareaba una canción y abrazaba su mochila donde adentro tenía el cuaderno de su compañera, en vez de su manga como creía. Unos jóvenes de otras escuelas pasaron cerca de ella y se detuvieron para mirarla. Aoi era en verdad muy linda, con su cabello ondulado, sus ojos grandes, su piel clara (y a veces bronceada) que lucía suave a simple vista. No por nada había rechazado a casi una docena de chicos en la secundaria ¿En que podría estar pensando la soñadora joven de rostro atractivo y tan alta como modelo? Los chicos apuestos se le declaraban y ella les decía "no, gracias", con la más gentil de sus sonrisas. Se esparció un rumor que tal vez se sintiera atraída a las chicas y por eso estaba en el equipo de básquet pero nadie sabía a ciencia cierta la veracidad de ese rumor.
—¡Ya casi llego! —gritó para si misma.
En pocos minutos estaba parada frente a la entrada del Shohoku, preparatoria pública, sin equipo de basquetbol femenino ¿Por qué una jugadora de básquet del equipo femenino de un colegio privado deseaba ir allí?
Mientras caminaba por los pasillos de la escuela, se mantuvo atenta en tapar muy bien el emblema de su colegio con su campera, no quería que se esparcieran rumores que una chica del Ryonan recolectaba información para el equipo masculino de su colegio. Observó a un par de estudiantes pasar cerca, un chico y una chica, lo más seguro de algún club del colegio a esa hora. Se acercó a ellos.
—Disculpen ¿Saben dónde queda el gimnasio de entrenamiento? Me refiero al de basquetbol —se apresuró a aclarar cuando la chica le dio una mirada que denotaba extrañeza. No le sorprendía, por cómo estaba vestida. En cuanto al muchacho, este solo sonrió.
—El equipo de básquetbol entrena en el gimnasio de siempre —le dijo la alumna, sin estar dispuesta a dar más información.
—Atrás del colegio, tiene dos puertas, la más próxima es por ese pasillo —completó el muchacho señalando al lugar en específico.
—Muchas gracias —hizo una reverencia y se marchó corriendo.
Aoi dejó atrás a la muchacha quien le dedicó un ceño fruncido a su compañero. Este por su parte, sonreía y parecía en las nubes pero más en las nubes estaba la mismísima Aoi.
Puso la mano indecisa en la manija hundida de la puerta corrediza ¿Cuánto tiempo había pasado? Un año, estaba segura, pero su corazón seguía latiendo con la misma intensidad cuando pensaba en aquella persona. ¿La recordaría? Solo había una forma de probarlo ¿Pero de qué forma debía saludar? ¿"Cuánto tiempo sin vernos"? Debía decir algo que sonara formal y a la vez informal, no es que hubiesen tenido una relación muy unida, pero tampoco tan cercana.
—¡Muy bien! A practicar tiros y pases.
Aquella exclamación del lado del gimnasio la congeló. Su mano se quedó estática frente a la manija otra vez. Justo cuando había juntado el valor de abrir la puerta. Se retiró un paso atrás e inhaló. Bueno, a nadie lastimaría si echara un vistazo rápido.
Deslizó la puerta unos centímetros y distinguió a varios muchachos entrenando, pasándose la pelota, practicando los piques y tiros. No reconoció a nadie allí, excepto por la alta figura de un viejo compañero suyo. Akagi Takenori seguía siendo igual desde la última vez que lo vio en su graduación, tal vez estaba un poco más alto, si es que eso era posible.
—¡Kogure, atrápala! Es tu turno.
Un escalofrío recorrió la columna vertebral de la espectadora secreta. Ese podría ser el mejor momento para entrar… no, no quería interrumpir la concentración y el entrenamiento. Tal vez no debió haberse apurado tanto, pudo ser mejor llegar al final de la tarde.
—Felicitaciones, Kogure, ese fue un triple muy bueno —una chica se acercó a felicitarlo con el pulgar en alto.
—No tan bueno como los que hacía Mitsui —respondió el muchacho.
Aoi Miyuki se preguntó quién sería la chica, era muy bonita, incluso con esa gorra cubriendo ese cabello ondulando. Tenía unas piernas envidiables y por su voz sonaba amistosa. De pronto, la valentía que sentía se esfumó, tal vez lo mejor sería irse pronto. Cerró la puerta y cuando estaba dispuesta a irse una gran masa se interpuso en su camino.
—¿Disculpe, señorita?
Ella abrió la boca y sus ojos más grande de lo normal ¿Ese no era el demonio de pelo blanco? ¿Anzai Mitsuyoshi? Tembló un poco ¿Y cómo no? Estaba ante una leyenda temible del basquetbol.
—Ho-hola, señor. Mis disculpas, solo venía a… a… —nada se le ocurría, la presencia de ese hombre la intimidaba.
—¿Presenciar el entrenamiento? —preguntó mientras acomodaba sus anteojos, estos reflejaban un brillo deslumbrante.
—¡No! Digo…
El hombre se rio, su risa no era perversa como solían describirla, sonaba amigable, como si fuera Santa Claus.
—Pase, no molesta. Solo le pido el favor que no distraiga a los muchachos ¿Si? Están en un entrenamiento muy duro.
—¿No supervisa el entrenamiento, sensei?
—No siempre, los dejo a cargo de Ayako y Akagi. Ellos hacen muy buen trabajo.
Aoi se le vino a la mente Okabe-sensei. Ella nunca dejaría que un estudiante supervisara el entrenamiento y ni hablar de Taoka-sensei. Algo le llamó la atención, ¿Ayako fue la chica con la que hablaba Kogure? Debía ser la manager.
Después que Anzai entró y saludó al equipo, Aoi permaneció un rato detrás de la puerta, hasta que escuchó que volvían al entrenamiento. En ese momento entró y se quedó en la puerta. Pensó en cómo llevar a cabo su plan, así que abrió su mochila y buscó su manga. Nada a la vista más que sus cuadernos, libros y un cuaderno que desconocía, lo miró más de cerca y lo reconoció.
—¡¿Qué?! No puede ser —exclamó en voz baja. Aquella era una libreta que solía usar Shiro, reconoció su letra ¿Y su manga? Pudo adivinar que podría estar ahora mismo en la mochila de su compañera—. Bien la hiciste, Miyuki —se regañó a si misma y golpeó su cabeza con el cuaderno.
Pensó que no valía la pena quedarse allí más tiempo. Asió su mochila, guardó la libreta que luego devolvería a Shiro y dio la media vuelta.
—¿Aoi-san? ¿Eres tú?
Se paralizó con la espalda recta, sin tener intenciones de encarar a su antiguo compañero.
—Eh… si, Kogure-kun —respondió volteando al fin.
—Akagi, mira ¡Es Aoi Miyuki!
La chica intentó detener la llamada de atención que estaba provocando su viejo compañero, pero era muy tarde. Akagi detuvo la práctica un rato para acercarse.
—¿Aoi? ¿De la secundaria Kitamura?
—Si, buenas tardes, Akagi-kun. Cuanto tiempo sin verlos, chicos.
—Es cierto, no te veía desde la graduación ¿Es verdad que entraste a la preparatoria privada Ryonan? —siguió interrogando el chico de anteojos.
—Si, estoy en el equipo de básquet femenino.
—Ryonan tienen un buen equipo masculino, escuché que un chico de primero es muy bueno y será su As en el equipo —siguió diciendo Akagi.
—El equipo femenino también es bueno, aunque estuvimos a punto de disolvernos. Pero tres nuevas integrantes nos salvaron, incluso si no llegamos a los doce miembros estamos haciendo un gran equipo. Por cierto ¿No tenían ustedes un lanzador de triples que era M.V.P?
Los dos muchachos se dedicaron una mirada rápida a la vez que bajaban su cabeza con un semblante de tristeza.
—¿Dije algo malo? —preguntó al darse cuenta de sus expresiones.
—No, nada malo Aoi-san ¿Shiro-san también está en Ryonan? —preguntó Kogure de forma que podía cambiar de tema.
—Si y sigue siendo tan malhumorada como siempre —respondió riendo.
—¿Qué haces aquí, Aoi? —esta vez preguntó Akagi, usando ese tono de autoridad que a veces intimidaba a los nuevos.
—Planeaba… pues… —¿Qué mentira podía decir? Debía ser algo que sonara verosímil y probable—. Saludarlos. Hace tiempo que no los veía, siendo este nuestro segundo año en nuestras preparatorias respectivas.
No era muy cercana a ellos, así que no tenía mucho sentido esa respuesta.
Algunos jóvenes que entrenaban les llamó la atención la chica en la entrada, ella no parecía de Shohoku, su campera tapaba gran parte del uniforme. Eso resultaba sospechoso pero no quitaba que ella fuera atractiva.
—¡Akagi, Kogure! ¿Qué sucede?
Ayako corrió a la entrada donde hablaban con la chica misteriosa.
—¡Ayako! Ella es una antigua compañera nuestra, Aoi Miyuki. Aoi-san, ella es Ayako de la secundaria Tomigaoka —las presentó Kogure.
—Un gusto —la chica extendió su mano y Aoi se la estrechó—. No eres del Shohoku ¿Verdad? Digo, no habría otra razón para interrumpir la práctica, porque si no podrías saludarlos en el recreo.
¡Mierda! La había descubierto, temía que ellos creyeran que ella los venía a espiar.
—Si, soy de Ryonan ¡Pero no vine a espiarlos! —exclamó moviendo sus manos en un gesto exagerado que, sumado a su negación, sonaba como si viniera a espiarlos.
—Está bien, Ayako. Aoi-san era compañera de Kitamura, solo quería saludarnos —la defendió su compañero de anteojos. Aoi sonrió pensando que él no había cambiado en nada.
—También quería discutir de algo con Kogure-kun pero me olvidé lo que quería traerle, por lo que… —mientras hablaba, caminaba hacia atrás, con intenciones de salir.
—¡Ahí estás, Aoi!
Los cuatro voltearon al pasillo que daba al gimnasio y vislumbraron a una chica con su cabello mal recogido y toda sudada por la carrera que se hizo para llegar allí.
—Hola, Shiro —le sonrió la susodicha, incluso sabiendo el regaño de parte de su compañera que le esperaba.
Shiro trató de mantenerse tranquila y pasar desapercibida, así que caminó con la espalda erguida sin hacer mucho ruido con sus zapatos. Ya era tarde, sus antiguos compañeros la reconocieron, si no les bastó el saludo de Aoi. Yamada la alcanzó al poco tiempo.
—Solo quería que me devolvieras mi cuaderno, me harías un gran favor.
—Si me das mi manga — respondió en un tono burlón.
Shiro sintió una vena centellando en su frente.
—Shiro-san, cuanto tiempo —saludó Kogure.
La nombrada dedicó una mirada a los otros dos, estaban muy iguales a como los vio en la graduación.
—Kogure, Akagi, también es un gusto. Me presento, soy Shiro Chiharu —se presentó a Ayako—, ella es Yamada Rinko —señaló a su compañera que saludó en silencio con la mano en alto—. Veníamos de estudiar al colegio Itonobo pero Aoi tomó un desvío. Solo vine por algo mio que ella me robó.
—Yo no te lo robé, al menos no a propósito. Quería el manga que me quitaste y me confundí cuando busqué en tu mochila. Si no me lo hubieras quitado, tu cuaderno seguiría en tu mochila, así que si concluimos los hechos, la culpa fue tuya.
—Si no lo hubieras traído, en primer lugar.
Las risas de Kogure las interrumpieron.
—Ustedes no han cambiado —le dijo Akagi de brazos cruzados y negando con su cabeza—. Todavía no entienden que el trabajo en equipo se logra con concordia, no con discordia.
—Es culpa de Aoi.
—Aquí está tu cuaderno —le dio el objeto preciado de la chica y la otra sacó el manga de la mochila.
—Tu manga ¿Contenta?
—¡Si! ¡Bokutama!
Aoi abrazó el libro mientras Shiro rodaba los ojos y guardaba su libreta.
—¿Es Boku no Chikyu o mamotte? —lo reconoció Ayako.
—¡Si! ¿También lo lees?
—Solo pude terminar hasta el segundo tomo, estoy más ocupada con el entrenamiento.
—Mi hermana también los lee —comentó Kogure—. Ella me obligó a leer el primer tomo y desde entonces también leo Bokutama.
—Es raro escuchar a un chico comentar en voz alta que le gusta un shojo —dijo Ayako.
—Siendo sincero, el ambiente de ciencia ficción me atrapó más que el shojo.
—Kogure, Ayako, debemos volver al entrenamiento —llamó Akagi.
—Y nosotras volver a nuestros hogares —siguió Shiro.
—¡Espera! Kogure-kun —lo detuvo Aoi agarrando su remera, recién en ese momento notó el dibujo de un conejito en su prenda. Aguantó la risa, siempre le pareció cómico que él entrenara con ese tipo de ropa—. ¿Tienes el tomo que sigue?
—Si, mi hermana compró hasta el octavo ¿Por qué preguntas?
—Me gustaría continuar leyéndolo pero no he tenido la oportunidad de comprar más, ni las revistas. Por lo que… bueno, si no es molestia para ti y tu hermana, quisiera… —Aoi estaba tartamudeando y divagando con sus manos, algo que el joven de anteojos comprendió. Kogure hizo un gesto a Akagi y Ayako para que continuaran ellos con el entrenamiento mientras él terminaba la charla.
—Está bien, Aoi-san, puedo prestártelo. Solo dime cuando podemos encontrarnos para dártelo.
La chica pensó que si fuera un perrito podría sentir a su cola moviéndose de un lado a otro. Mientras los dos terminaban su conversación, Ayako los miró por el rabillo del ojo.
—¿Es una amiga especial de Kogure? —preguntó al más alto.
—No, a penas teníamos relación con los miembros femeninos del equipo de básquet. Me pareció extraño que ella viniera a saludarnos.
Ayako sonrió mientras observaba como los dos jóvenes intercambiaban palabras y direcciones a lo lejos.
Luego de acordar cuando se verían, Aoi, Yamada y Shiro se despidieron y marcharon fuera del Shohoku.
—Bueno —comentó en medio del silencio incomodo Aoi—. Gracias por acompañarme, chicas. Nos vemos mañana en el entrenamiento.
Shiro arrugó su rostro, no podía creer el cinismo de Aoi, incluso si estaba bromeando, sus palabras hicieron hervir su sangre.
—En primera, no teníamos intenciones de acompañarte, solo vine a pedirte que me devolvieras mi cuaderno. Yamada fue la única buena persona en esto por acompañarme, incluso no estando afectada por tu fechoría. En segunda, noto que ahora ya no estás insistente en ir a comer un refrigerio ¿Verdad, Yamada?
La susodicha asintió pero no dijo más, no quería hablar para que se produjera más discordia en el equipo.
—¿Por qué lo dices? ¿Quieres ir por algo?
—Estabas muy insistente en ir a comer pero llegaste aquí cuando te escapaste, me pregunto por qué —declaró Shiro parando su caminata de repente y haciendo una sonrisa misteriosa.
Aoi pasó de largo a su compañera con el mentón en alto. Estaban casi en las afueras de Shohoku con el sol cayendo por sus espaldas.
—La verdadera pregunta es ¿Cómo supiste que estaría yo aquí?
—¿Quieres que responda a esa pregunta en voz alta?
—A mi me gustaría saberlo —dijo de pronto Yamada. Su petición hizo que Aoi se sintiera nerviosa.
—Ya que ninguna tiene ganas de ir por un refrigerio, deberíamos despedirnos aquí. Queda mucha tarea en casa ¿Ya terminaste lo de biología, Yamada?
La muchacha respingó cuando recordó ese pequeño detalle.
—¡Todavía no! Debo apurarme y aprovechar que no tendremos práctica para terminarlo ¡Nos vemos mañana, Aoi, Shiro!
Yamada apuró el paso y salió corriendo por el camino que iba a su hogar. Con esa emoción, Aoi también quiso aprovechar la situación.
—Hasta mañana, Shiro-chan y gracias por devolverme mi manga —se despidió corriendo en la dirección opuesta.
La muchacha de cabellos largos atados en una cola de caballo alta y trenzada se detuvo en la entrada de Shohoku negando con la cabeza. Sabía que la estación de tren que debía ir Aoi para volver a su casa no estaba en esa dirección.
Por otro lado, cuando terminaron las prácticas en Shohoku las prácticas, hubo algunos murmullos en los vestidores.
—Kogure-kun, Akagi ¿Ustedes conocen a la chica que vino al entrenamiento? —preguntó uno de los chicos interesados. Los demás agudizaron los oídos para también tener información sobre ella.
—Por supuesto, era de nuestra misma secundaria —respondió el más alto de ellos.
—¿No es de Shohoku?
—No, es de Ryonan, pasó a saludarnos.
—¿Sale con alguien?
Ante esa última pregunta, tanto titulares como suplentes de los tres años se quedaron en silencio y esperaron con más ansias que el reloj marcando la hora de salida en el último día de clases.
—No lo sé. Poco antes de graduarnos, ella había terminado con su novio —respondió esta vez Kogure.
Esa respuesta pareció satisfacer a la mayoría, quienes salieron conversando entre bisbiseos sobre cuando volver a ver a la chica para probar suerte. En cuanto los dos amigos se quedaron solos en los vestidores, Akagi liberó la tensión y molestia que le parecía esas conversaciones.
—Estoy harto de los chicos que solo se unen al club para impresionar a chicas.
—La mayoría hacen eso. Lo bueno es que después del primer partido se quedan los que en verdad están interesados. Pero por otro lado no me sorprende, Aoi-san siempre atrajo a muchos chicos, todavía la recuerdo rechazando en el patío trasero de Kitamura.
En secundaria no eran de conversar mucho pero el vínculo que los dos formaron fue reforzándose con el tiempo, a tal punto que Kogure decidió hacerle una pregunta al moreno que al miope le causaba incomodidad.
—Akagi, solo por curiosidad ¿Alguna vez te interesó Aoi-san?
El chico pensó por algunos segundos la pregunta de su amigo.
—No, ella no es mi tipo —pasaron otros segundos y Akagi volvió hablar—. ¿Qué hay de ti, Kogure? —el susodicho le dirigió una mirada dubitativa—. Digo, es como dijiste, ella siempre fue muy popular ¿También te interesó?
—Siendo sincero... —hizo una pausa y continuó—, nunca la vi cerca de mi alcance.
Era su forma de decir "traté de nunca interesarme en ella porque sé que nunca le interesaría" y punto.
Con mis estudios, mi pasatiempo de traducir la serie "Sechs auf einen Streich" y cuidando de mi sobrina, no me está quedando mucho tiempo para escribir. Sin embargo, me mantengo haciendo los dos fics que estoy haciendo y actualizando aunque sea una vez al mes.
