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Capítulo 60
—Las emociones son parte de todo ser, niña. Sin embargo, no hay peor enemigo para un guerrero que ser dominado por sus emociones. Asi que, este es mi consejo, encapsúlalos, por mucho que quieras gritar, patalear, llorar, mantenlas a raya hasta el final del combate, luego de eso, déjalos salir. —
Valerica Volkihar a Asia durante su entrenamiento en medio de la segunda Gran Guerra.
Marie se encontraba sentada, esperando el momento en que aquella voz le dijo que podría escapar. Sin embargo, por mucho que una voz le dijera que debía de quedarse quieta y tranquila, la hija de Edzard y Asia no era alguien que se quedara tranquila sin hacer nada por mucho tiempo. Por lo que, la joven estaba que usaba todo el autocontrol que tenía para no comenzar a caminar por la habitación que era su celda.
Afortunadamente, antes de que Marie hiciese algo, sus sensibles oídos captaron algo. Las voces eran muy bajas, por lo que tuvo que levantarse y caminar hacia donde ellos estaban hablando. Cuando llegó a un lugar donde podía escuchar mejor la conversación, la hija de Asia, se dio cuenta de que los que hablaban eran un grupo de exorcistas.
"Maldita sea. ¿Por qué tenemos que traer a estas personas aquí?" preguntó uno de los exorcistas, sonando un poco molesto.
"No lo se. Pero la verdad es que no me gusta para nada lo que estamos haciendo."
"Si, te comprendo. A mí tampoco me gusta, pero no tenemos el poder para negarnos."
"Lo entiendo, pero desde que trajimos a esa cosa aquí, siento como si algo me respirara en la nuca."
"¿Tú también?" preguntó el otro exorcista.
"Si…. Espera… ¿Tú también?"
"Si, es algo raro. Siento como si el ambiente se enfriara cada vez más por cada segundo que pasa. Además, tengo la sensación de que ahora mismo todo el maldito pacto de Kuoh está buscando a la mocosa sin parar por toda la Tierra."
"Es cierto, ese maldito pacto debe de estar rastrillando todo el mundo humano buscándonos, pero no debemos de preocuparnos. Recuerda que esta base es una, no, es las más segura de todas las bases que posee nuestra organización, por lo que, si nos atacan, no les será fácil ingresar. Además, no estamos cerca de algún poblado lo que realmente ayuda a mantener la base fuera de los ojos indiscretos."
"Si. Debemos de agradecerle a esos magos con los que los jefes han hecho un trato. Sus círculos de teletransportación nos permiten movernos casi con total libertad por todo el mundo sin la necesidad de que nosotros sepamos usar magia."
Las voces de los dos exorcistas se hacían cada vez más lejanas, escapando de esa manera del alcance del oído de Marie, la cual se quedó parada, pensando en lo que había oído.
'Tienen un lugar para teletransportarse… ¡Bien! ¡Objetivo número uno para escapar de este lugar, llegar a ese lugar donde se teletransportan! ¡Objetivo número dos, volver a casa a tiempo para comer la cena del dia de hoy, ya que hoy va a haber guiso de col y manzanas, junto con venado a la Orsimer!' pensó con alegría Marie, pues de todos los platos que tenían origen en la cocina Nirmniana, este era uno de sus favoritos. Dándose cuenta de que ahora tenía conocimiento de un lugar donde estaba su boleto de salida, la pequeña dragona se llevó una mano al mentón y trató de pensar en cómo salir de allí, solo para darse cuenta de algo… ¿A dónde estaba el lugar con los círculos de teletransporte?'
Marie se había percatado de que no sabía dónde estaba aquella sala, lo que la devolvía al lugar de partida de su plan de escape, pues no sabía cómo salir de aquí. Asi que, sintiéndose un poco abatida por eso, la pequeña dragona caminó y terminó llegando a donde había estado antes. Cuando estuvo allí, ella se sentó y cerrando los ojos, comenzó a pensar en cómo escapar de allí.
El shock estaba plasmado en el rostro de Edzard, mientras su mirada se mantenía fija en las dos personas que deberían de estar muertas desde hace varios años.
'¿Cómo? ¿Cómo es que están vivo?' Esos eran los pensamientos que rondaban la mente del Dovahkiin, mientras miraba a quienes supuestamente eran sus suegros.
"Entiendo cómo te sientes, mocoso. Yo me sentí de la misma manera cuando lo supe." Dijo Zakir mientras miraba los tubos llenos de líquido verde donde estaban los dos padres de Asia.
"Y-yo no lo entiendo. Según las suposiciones de Asia, ellos deberían de estar muertos." Señaló Edzard, el cual no podía comprender como es que los padres de Asia estaban vivos. Tras esas palabras, el joven dragón se percató de algo más, algo que tenía que ver con el viejo amigo de su familia. Si bien aún estaba sorprendido algo confundido por lo que estaba viendo, recordó algo. "Bola de pelos, respóndeme algo… ¿Cómo? ¿Cómo en el nombre de Akatosh sabias que ellos estaban aquí?"
La pregunta de Edzard fue hecha con un tono de voz simple, serio y sobre todo exigente, un tono de voz que indicaba que su dueño no aceptaría una excusa estúpida.
Al oír la exigencia de Edzard, el ultimo Lilmothiit miró al hijo de su amigo y soltó un suspiro, ya que se dio cuenta de que era hora de contarle todo. Sin embargo, una parte de él estaba algo preocupada, ya que no sabía cómo el muchacho se tomaría la respuesta que estaba por recibir.
"Vale, te lo contare. Pero quiero que escuches hasta el final antes de siquiera hacer o decir algo. ¿Entendido?"
Al oír la pregunta de Zakir, el ultimo Dovahkiin asintió.
Cuando Zakir vio la respuesta asintió, y abriendo la boca se preparó para hablar. "Bien, supongo que debo de-"
Las palabras de Zakir se vieron interrumpidas cuando un brillo dorado apareció de la nada y cegó temporalmente a los dos héroes, lo cuales se vieron forzados a mover un brazo cada uno para de esa manera cubrirse los ojos mientras el brillo duraba.
"Maldita sea, eso fue molesto." Señaló Zakir mientras se quitaba el brazo que había usado para cubrirse los ojos. Al momento en que lo hizo, vio un ser frente a él, un ser que el reconoció fácilmente.
Al lado del Lilmothiit, los ojos del hijo de Akatosh estaban fijos en una criatura que parecía estar hecha de luz dorada, cuya única forma física era la una armadura dorada muy decorada con relieves dorados. Aquel ser no era un humano, pues tenía cuatro brazos y una cuchilla en cada brazo, junto con una presencia muy antinatural, una presencia que Edzard había llegado a conocer muy bien. Además, aquel ser desprendía una sensación mágica que él había sentido hace años, por lo que pudo discernir a quien servía.
'¡Mierda! ¡¿Qué hace un daedra al servicio de Meridia aquí?!' pensó con un poco de preocupación Edzard, el cual rápidamente giró su cuerpo y llevó su mano a su espada, preparándose para luchar con este daedra, pero al momento en que lo miró fijamente, él se volvió a sorprender, pues el daedra habló y la voz con la que lo hizo fue una voz que Edzard había escuchado en el pasado.
"Vaya, sabía que incluso los mortales que obtienen la inmortalidad no dejan de ser lo que son… simples bestias con un poco de inteligencia." Dijo el daedra con una voz femenina, insultando la forma en como Edzard había reaccionado.
"E-esa voz… ¿Meridia?" preguntó Edzard, pese al insulto, él no estaba irritado, sino que estaba sorprendido, lo cual hizo que alejara la mano de su espada, ya que no esperaba que un jodido príncipe daedrico apareciera frente a él. De hecho, oír a Meridia hablar comenzó a levantar muchas alarmas en su cabeza, siendo algunas… ¿Cómo era posible que ella pudiese hablar tan fluida y tranquilamente en este mundo? ¿Acaso los príncipes daedricos podían manifestarse con facilidad en este mundo? Aquellas preguntas comenzaron a carcomer la mente de Edzard, a la vez que la preocupación y el pánico se asentaba en su ser, pues si los príncipes daedricos podían ingresar a este mundo sin restricciones, bueno, eso era muy preocupante. Lamentablemente, no pudo seguir pensando en ello, pues el príncipe daedrico de la vida le habló.
"Asi es, Dovahkiin…. Han pasado… ¿Cuántos? ¿Cinco años mortales?"
"Creo que fueron cuatro." Respondió Edzard tras volver a la realidad y recontar los años que habían pasado desde que fue al Monte Kilkreath a matar a Malkoran.
"Si, tienes razón fueron cuatro."
"¿Por qué has venido hasta aquí?" preguntó Edzard, el cual no dejaba de mirar al príncipe daedrico, analizando sus movimientos para evitar algún tipo de ataque sorpresa.
"Je, je, je… eso es fácil…. Dime, ¿No querías respuestas sobre esos mortales?" preguntó Meridia mientras movía uno de sus brazos y apuntaba a los padres de Asia.
"Bueno sí, pero…. ¡Espera!" dijo Edzard, entendiendo lo que el príncipe daedrico quería decir. Tras aquellas palabras, giró la cabeza y miró a Zakir, el cual estaba mirando hacia otro lado. "No me digas que…. ¿Eres un adalid de Meridia?"
La primera respuesta que obtuvo el hermano de Alduin fue el silencio, pero tras unos momentos de este, el ultimo Lilmothiit habló.
"Si, mocoso. Soy un adalid de Meridia."
"Pero… ¿Por qué?" preguntó Edzard.
"Eso es fácil." Respondió Meridia, llamando la atención de Edzard. "¿Recuerdas con quien luchó el Vestigio?"
"Ummm…. Si mal no recuerdo fue con Bal…. Ah…. Ya entiendo…"
"Asi es. Yo les ayude a todos para que derroten a sus enemigos, en especial al imbécil de Bal."
"Ya veo… ¿pero eso que tiene que ver con lo que está pasando ahora?" Preguntó Edzard.
"Eso es fácil, mocoso. Tú me preguntaste que como sabia como es que los padres de tu esposa estaban acá, ¿verdad?"
La respuesta de Edzard ante eso fue un asentimiento.
"La respuesta que estabas buscando es que Lady Meridia es la que me dio esta información." Dijo Zakir, mientras miraba al príncipe Daedrico.
La respuesta del Lilmothiit sorprendió a Edzard, el cual rápidamente giró su cabeza y miró a Meridia, confundido por como ella sabía esto. Por lo que, deseando saberlo, habló. "Lady Meridia…. ¿Cómo es que pudo saber de esto?"
"Eso es fácil, pequeño dragón. Veras, el poder de los mortales de Nirm es algo fácil de detectar para nosotros, así que, un dia estaba aburrida de lo que normalmente hago y comencé a ver qué cosas especiales había por el mundo de estos seres a los que llaman demonios. Y para mi gran sorpresa me tope con una fuente de poder familiar. Eso me causó algo de curiosidad y comencé a enviar mi conciencia lo más cerca de ese lugar. Y no te imaginas mi sorpresa al ver a un descendiente del hermano del aquel rey Breton por aquí. Como sabía que mi adalid tiene un gran apego por esa familia, decidí decirle lo que pasaba. Después de todo, un perro siempre merece un hueso cada cierto tiempo para mantenerlo leal."
Cuando Meridia terminó de hablar, Edzard giró la cabeza y miró a Zakir, viendo que este no se había inmutado por haber sido llamado perro.
'Supongo que el escuchar eso por varios siglos tiende a hacer que no te importe como te llamen.' Pensó Edzard mientras seguia mirando a Zakir, solo que esta vez con un poco de lastima, ya que, si bien Meridia no era uno de los príncipes daedricos más "malvados", no era precisamente un bollo dulce. Esto se debía a que este príncipe tenía la jodida manía de convertir a algunos de sus seguidores, enemigos y detractores en seres sin libre albedrio. Afortunadamente, para Zakir, él no era uno de esos, de lo contrario no podría ni hablar como lo hace normalmente.
"Bueno, ya dejando de lado eso. Quiero decirte la razón por la que no te he convertido en un pedazo humeante de carne en el suelo, hijo de Akatosh." Dijo Meridia, llamando así la atención de Edzard.
Al oírla, Edzard se quedó allí parado, sin moverse, incluso casi sin respirar. La reacción del hijo de Akatosh era algo natural para él, pues no era idiota, ya que sabía que no era lo suficientemente fuerte como para enfrentarse a un príncipe daedrico y su combate con el hijo de Molag Bal lo había confirmado, su poder aun no era tan alto para derrotar al hijo de un príncipe daedrico. Por lo que, enfrentarse a un príncipe era un suicidio.
"Tengo una pequeña petición para ti… Quiero que destruyas todos los ejércitos que el imbécil de Molag Bal levante para atacar este mundo."
Cuando oyó la petición del príncipe, Edzard se quedó en silencio y confundido una buena cantidad de tiempo hasta que se dio cuenta de lo que le pedían. Tras ello, soltó un suspiro interno, pues no le habían pedido destruir un pueblo en nombre de Meridia, ni hacer nada que vaya en contra de sus principios.
'Parece que a veces si soy un idiota… ¿cómo me pude olvidar del odio desenfrenado que Meridia tiene por los no muertos?' Pensó Edzard con una sonrisa irónica en su mente, pues esto era una oportunidad única, una oportunidad de poder forjar una especia de alianza con ella. Aunque, el termino alianza seria uy ambiguo, ya que ellos suelen ser muy volubles, lo que hace que las alianzas con ellos sean temas muy difíciles de tratar. Aun así, el no desaprovecharía esta oportunidad, por lo que, Asintiendo con la cabeza, Edzard le respondió. "No se preocupe, destrozaré cualquier ejercitó que Bal envié a este mundo."
"Bien. Te estaré vigilando en esas batallas. Si logras hacer un buen trabajo, puede que les apoye si deciden atacar a Bal en su plano de Oblivion." Dijo Meridia, con algo de alegría, pues si había algo que ella disfrutaba era destruir los no muertos que servían a Molag Bal y ver como sus planes se iban al traste.
Las palabras de Meridia provocaron que Edzard sonriera, ya que escuchar que posiblemente el pacto de Kuoh podría tener como aliada a Meridia era algo esperanzador para cualquier cosa que pasase en el futuro.
"Bueno, me voy retirando. Siento que se acercan unas presencias y no quiero que sepan de mi existencia, por lo que me iré de aquí antes de que me descubran. Hasta que nos volvamos a ver, Adalid, hijo de Akatosh." Dijo Meridia mientras el cuerpo con el que había aparecido se desvanecía del lugar, dejando solos a ambos héroes.
La partida del príncipe daedrico hizo que el lugar se llenara nuevamente con silencio, solo que esta vez no era un silencio tenso, sino uno más calmado, el cual fue roto por Edzard.
"Asi que… ¿Cómo es ser un adalid de un príncipe daedrico como Meridia?" preguntó Edzard mientras miraba a Zakir con algo de curiosidad.
"Ummm…. No sé cómo explicarlo." Respondió de manera honesta Zakir mientras se llevaba una mano a la barbilla. "La verdad es que, mientras destruya no muertos y nigromantes, ella me deja ir por libre."
"Wow… eso es… ¿refrescante?" dijo Edzard con los ojos en blanco, pues no esperaba que un daedra fuera tan… laxo en cuanto a la libertad que tenían sus adalides.
"Si… es algo raro, pero pese a que ella tiene la fama de quitar el libre albedrio, su forma de tratar con los mortales se parece mucho a la de Nocturnal."
"Ya veo… todo se trata de negocios." Dijo Edzard, entendiendo a lo que se refería.
"Si. Todo es un negocio. Ella me brinda información valiosa y me permite tener a donde irme si quiero desaparecer ir unos años, mientras que yo en compensación destruyo a casi todo no muerto con el que me topo."
Tras aquellas palabras, el dúo de héroes volvió a quedarse en silencio, el cual no duro mucho, pues ambos olieron dos aromas, los cuales se iban haciendo más fuerte cada segundo, algo que indicaba que se estaban acercando a ellos.
Cuando ambos aromas se hicieron muy fuertes, una voz habló a sus espaldas.
"Vaya, no creí que pudieran derrotar a Pluto, pero parece que estaba equivocado." Dijo Thanatos, cuya voz provocó que los dos héroes giraran la cabeza y vieran que este llegó junto a otra parca.
"Así que, esto es lo que Hades ocultaba aquí." Dijo la otra parca, la cual, al igual que Thanatos, tenía una túnica de un color muy oscuro, algo que Edzard asoció a un patrón para mostrar cuales eran parcas más fuertes.
"Parece que no sabían que su jefe tenía esto acá abajo." Señaló Zakir con burla en su voz.
"Así es. Supongo que Pluto si sabía de esto, después de todo era el perro más leal de Hades." Comentó Thanatos mientras se acercaba a los tubos. "Eso explicaría por que se puso tan histérico cuando escuchó que había intrusos dirigiéndose a este lugar."
Mientras Thanatos caminaba hacia los tubos, Edzard y Zakir llevaron sus manos a sus respectivas armas de una manera sutil, pues no confiaban de todo en la parca, por ello querían estar en una posición que les permita reaccionar rápido ante cualquier suceso.
"Ummm, esto es raro… ¡Oye, Orcus!" gritó Thanatos, provocando que la otra parca lo mirara. "Ven un momento."
La parca llamada Orcus comenzó a flotar hacia donde estaba Thanatos y cuando llegó al lado de este, comenzó a examinar los tubos por una buena cantidad de tiempo. Durante aquella cantidad de tiempo, tanto Edzard como Zakir estaban preparados para atacar en cualquier instante. Tras unos pocos minutos que se sintieron como horas, Orcus al fin habló.
"Ummm… esto es increíble… por la forma física en que están estos dos, es posible que hayan estado dentro de estas capsulas por más de quince años. Aun así, pese a esa gran cantidad de tiempo, es increíble que no hayan muerto. Aunque, es más que obvio que el hombre está en mejor condición que la mujer, aun así, es increíble." Comentó Orcus mientras miraba a los dos humanos dormidos en los tubos. Cuando dejó de verlos, la parca comenzó a flotar por el lugar, ignorando a todos, hasta que finalmente llegó a una pared, donde de un golpe rápido, un boquete se hizo presente.
'Wow…' pensó Edzard al ver la precisión que tuvo Orcus para hacer el agujero.
"Típico de Hades…" dijo Orcus mientras metía la mano en el hueco y sacaba de allí una carpeta llena de papeles. "Veamos… Ummm…. Ya veo…. Asi que era esto… Bien…"
"¿Qué descubriste?" preguntó Thanatos acercándose a Orcus.
"Muchas cosas, pero me temo que tendremos que hablar de eso en otro lugar." Respondió Orcus, mientras se acercaba a Edzard y a Zakir. "Se que no me he presentado como debe ser. Un gusto, me llamo Orcus y soy una Parca de clase definitiva al igual que Pluto y Thanatos; además, tambien soy el líder de una de las tres facciones de las parcas que existen actualmente, la facción Conservadora."
Las palabras de Orcus despejaron varias dudas de los dos héroes sobre la identidad de Orcus, pero también provocaron que Edzard tenga una duda más, la cual iba dirigida al tema de las facciones de las Parcas.
"Un gusto, Orcus. Me llamo Qahnaarin y el hombre a mi lado se llama Sivaas." Dijo Edzard, presentándose a sí mismo como a Zakir con nombres falsos, siendo ambos nombres provenientes del idioma dragón.
"Ya veo, es un gusto conocerlos." Dijo Orcus, para luego dejar de verlos y mirar hacia los tubos. "Antes de que nos vayamos, lo mejor sería sacarlos de esas dos capsulas y llevarlos con nosotros."
"¿Estás seguro?" preguntó Edzard con algo de escepticismo, pues no conocía a Orcus y aun no sabía si era de fiar.
"Si, ese liquido es un compuesto que oxigena directamente los pulmones de los dos que están de allí, a la par que sirve de sedante, lo que los mantiene dormidos."
"Eso si es una droga fuerte." Comentó Zakir, ganándose una mirada de Edzard el cual hizo un gesto que decía algo como: ¿En serio?
"Si, es una droga muy potente, por lo que luego de que sean liberados de esas capsulas, no despertarán por un buen tiempo, por lo que sería conveniente que sean puestos en la sala de un hospital." Dijo Orcus mientras se acercaba a los tubos. "Por ahora, lo mejor será ir a mi palacio, para que podamos charlar allí, a la par que mis sirvientes más leales revisan a estos dos, para descartar algún problema. ¿Qué les parece?"
La pregunta de Orcus provocó que Edzard y Zakir se miraran, para luego hablar entre si usando el idioma de Tamriel.
"¿Crees que son de confianza?" preguntó Edzard, mirando de reojo a las dos Parcas.
"No lo sé, pero no sabemos mucho de lo que sea que haya estado pasando con Marcoryan y su esposa." Respondió Zakir, frunciendo el ceño bajo su mascara. "Creo que debemos dejar que los revisen… si la cosa se pone fea, deberemos de usar todo nuestro poder para eliminarlos de manera rápida…"
"Vale…" dijo Edzard mientras abría y cerraba su puño unos segundos antes de acercarse a los tubos. Cuando estuvo frente a ellos, el hijo de Akatosh habló, pero sin mirar a nadie. "Debemos sacarlos de allí, ¿verdad?"
"Asi es." respondió Orcus.
"Bien."
¡Crack!
Un fuerte crujido se hizo presente cuando Edzard movió su mano hacia el tubo y le clavaba los dedos de su mano, creando una gran grieta la cual recorrió el objeto de pies a cabeza. Con un ligero apretón de esa mano, el cristal terminó por hacerse añicos en un instante, liberando varios litros del líquido que contenía. El cuerpo del padre de Asia no tocó el suelo, pues mientras rompía el cristal, Edzard había conjurado una bola dorada, la cual mantenía el cuerpo de Marcoryan suspendido en el aire.
La acción de Edzard provocó que las dos parcas miraran con asombro al joven dragón, pues lo que había hecho era algo que ellos no pensaban que fuese posible.
'Esos cristales tenían una barrera muy poderosa como primera capa de protección, además, dicha barrera tambien estaba en la parte interior del cristal lo que convertía en esos cristales en objetos casi irrompibles.' Pensó Orcus con un poco de miedo al ver lo que acaba de pasar.
'¿Cómo pudo destrozar una barrera que ha sido creada por un dios? Incluso yo tendría que hacer uso de una gran cantidad de poder y mi guadaña para poder siquiera romperla.' Pensó Thanatos mientras miraba a Edzard de manera analítica. 'El no mostró esa habilidad en nuestra corta batalla…'
'Nada mal, mocoso.' Pensó con diversión Zakir al ver como reaccionaban las dos parcas al ver lo que Edzard había hecho. 'Usar una forma muy sobrecargada de «disipar magia» para corroer parte de la barrera que protegía esos tubos y luego rápidamente hacer una fuerte presión en el vidrio para provocar que este se agriete, creando así una debilidad en esa barrera…. Una buena idea, pues acabas de decirles de manera no verbal a esos dos que, si te mosquean, puede que no la cuenten…'
Tras aquel movimiento, Edzard lo repitió, solo que esa vez lo hizo con el tubo que mantenía a la madre de Asia cautiva, liberándola y haciéndola flotar junto a su esposo. Cuando ambos estuvieron juntos, el hijo de Akatosh conjuró dos capas y los envolvió en ellas, para de esa manera cubrir sus modestias. Tras caminar unos pasos, Zakir se acercó a él y acercándose a Marcoryan, le hizo una seña a Edzard, el cual entendió a que se refería. Asi que, caminando hacia donde estaba su suegra, canceló el hechizo. Aquello hizo que los cuerpos de los progenitores de Asia cayeran, pero estos nunca tocaron el suelo, pues Zakir y Edzard los atraparon.
"Ya está." Dijo Edzard mientras se acercaba a las parcas junto con Zakir.
"B-bien…" dijo Orcus con algo de incomodidad por lo que había presenciado no hace mucho. Cuando Edzard, Zakir y Thanatos llegaron a su lado, movió su mano y conjuró un círculo mágico a los pies de los presentes.
El circulo mágico comenzó a brillar de color purpura y comenzó a subir lentamente, tragándose a los que estaban sobre el lentamente. Cuando el circulo llegó a la cintura de Edzard, este movió una mano rápidamente, para de esa manera chasquear los dedos.
Aquella acción hizo que todo el lugar se llenara de pequeñas runas mágicas, las cuales pasaron desapercibido para las parcas. Cuando el circulo mágico terminó por engullirlos a todos, estos fueron teletransportados fuera de aquel lugar, el cual rápidamente fue consumido por cientos de explosiones, las cuales surgieron de las runas explosivas que Edzard había conjurado previamente.
"Buchou… ¿Q-q-qué has dicho?" preguntó Issei, el cual estaba presa de la sorpresa y del shock por lo que acaba de oír. "¿M-mis padres…?"
La primera respuesta de Rias a la pregunta había sido el silencio, pues no quería confirmarle a Issei la noticia. Sin embargo, unos segundos después, finalmente le respondió.
"Asi es, Ise…" respondió Rias con algo de miedo y preocupación en su voz, pues temía como se lo tomaría. "E-ellos han sido secuestrados por unos sujetos que iban vestidos de exorcistas."
Cuando aquellas palabras terminaron de salir de la boca de Rias, el pánico se hizo cargo de Issei, el cual, en menos de un segundo, salió disparado hacia la puerta, tomando por sorpresa a todos.
"¡Ise!" gritó Rias al ver a su peón salir corriendo.
"¡Buchou!" gritó Kiba, mientras se preparaba para correr tras Issei.
"¡Si, Vamos!" gritó Rias mientras ella y el resto, incluida Kunou, salieron de aquella casa y comenzaron a perseguir a Issei.
Los pasos del actual Sekiryuutei eran rápidos, mucho más rápidos de lo que eran normalmente. Y eso era gracias a la gran cantidad de adrenalina que recorría su cuerpo en este momento. El joven demonio corrió por calles, saltó por varias vallas, e incluso saltó a los techos de las casas, para de esa manera poder moverse más rápido entre las calles de Kuoh.
"Increíble, nunca vi a Issei-kun hacer ese tipo de cosas." comentó Kiba mientras veía a Issei moverse de manera acrobática por los tejados.
"S-si…" añadió Akeno, la cual miraba a Issei con preocupación.
"Issei-senpai parece moverse como si fuese otra persona." Señaló Koneko, la cual estaba mirando como Issei saltaba hacia un callejón y mientras caía, daba un giro mortal, para luego apoyarse de una de las paredes e impulsarse para llegar otro de los tejados.
"Se mueve como Edzard, cuando está entrenando." Dijo Kunou, llamando la atención de los miembros del ORC.
"¿Qué?" preguntó Irina con sorpresa, lo que hizo que se tropezase y casi termine por caer al suelo. Afortunadamente, logró estabilizarse y seguir corriendo.
"Edzard tiene una pista de obstáculos para entrenar. Todos los miembros de su grupo practican allí." Respondió Kunou, mientras recordaba la pista de obstáculos, o la «Pista de las vueltas divertidas» como la llamaba Marie.
"¿Como es esa pista de obstáculos?" preguntó Ravel con curiosidad, pues quería saber cómo era el lugar que esos monstruos, llamados así en su mente no por que fueran seres malvados horripilantes, sino porque eran muy fuertes, usaban para entrenar.
"Bueno, tiene una distancia de unos cien kilómetros y está formada por cuatro secciones, las cuales atraviesan varios terrenos diferentes…. Según recuerdo de cuando Ma-chan me convenció de jugar un rato allí, hay una sección en terreno plano, otra en loma, otra en una montaña y una en un pantano. Pero eso no es todo, ese lugar está lleno de trampas, tales como lanzadores de dardos y huecos con lanzas que amenazan con empalarte y esas cosas. Cuando fui allí con Ma-chan, Edzard había retirado esas cosas y había puesto armas forradas de espuma para que no nos hiriéramos.
"¿Qué-?" preguntó Rias al enterarse de la configuración de aquella pista de obstáculos. Sin embargo, tras rememorar todo lo que la pequeña Kitsune le había dicho, ella se dio cuenta de algo. "¡¿Tu y la pequeña Marie corrieron por una pista llena de trampas mortales?!"
El grito de Rias provocó que todos, desde Kiba, hasta el mismo Issei, el cual logró escuchar aquello, tropezaran y se cayeran al suelo de manera aparatosa. Aquella acción, por muy improvisada y tonta fue aprovechada por Kiba, el cual logró reincorporase rápidamente y usando su velocidad, logró llegar a donde estaba Issei, el cual se estaba demorando en levantase gracias a que había caído desde el techo de una casa.
"¡Suéltame, Kiba!" gritó Issei mientras forcejeaba, tratando de liberarse del agarre del caballero de Rias Gremory, el cual estaba luchando con todo lo que tenía para mantener a su amigo bajo control.
"¡Ise, detente!" gritó Rias, la cual comenzó a correr hacia donde estaba Issei, olvidando por completo lo que Kunou le había dicho del lugar donde entrenaban Edzard y su grupo. Cuando ella llegó a su lado, se arrodillo y colocando su mano en la mejilla derecha de Issei, trató de calmarlo. "Ise, sé que es duro oírlo, pero no lograras nada si solo corres sin dirección."
"P-p-pero…"
"Rias-sama tiene razón, Issei-sama." Dijo Ravel, la cual tambien se había acercado a Issei y con ella estaban todas las otras chicas. "No podrás hacer nada sin un buen plan."
"Lo se… pero no puedo quedarme quieto al saber que han sido secuestrados." dijo Issei mientras apretaba los puños con frustración.
"Te entendemos, pero no comprendo por qué piensas que nos quedaremos quietos ahora que sabemos que tus padres han sido secuestrados." Dijo Akeno acercándose a Issei.
"Akeno-senpai tiene razón." Dijo Koneko le daba algunas palmaditas a Issei en su cabeza, para luego poner una sonrisa. "Nosotros te ayudaremos, Issei-senpai."
"Asi es." dijeron el resto de las chicas de manera unísona, poniendo las mejores sonrisas que podían poner en ese momento.
"Y-y-yo… gracias." Dijo Issei, mientras sentía que las lágrimas comenzaban a formarse en sus ojos.
Luego de aquellas palabras, Kiba soltó a Issei y tendiéndole una mano, lo ayudó a levantarse.
'Ellos realmente son muy buenos amigos…' pensó Kunou con una sonrisa al verlos. Cuando vio que se estaban separando, ella se acercó a ellos.
Cuando los demonios vieron a Kunou llegar, rápidamente dejaron que Rias hablara, ya que ahora que Issei estaba más calmado, era el momento en que debían de pensar en que hacer para rescatar a los padres de Issei.
"Ahora que Ise está más tranquilo, ¿Qué hacemos?" preguntó Rias, mirando a quienes la acompañaban en este momento.
"Debemos de saber todo sobre lo que está pasando." Respondió Akeno de manera rápida.
"Si, tenemos que saber todo. Si bien la hija de Yasaka-sama nos ha dicho todo lo que ha escuchado, es necesario poder acceder a más información. Asi como la capacidad de tener recursos para algo tan delicado como una operación de rescate." Comentó Ravel, llamando la atención de Rias.
"Tienes razón, Ravel. Contactare con mi hermano para saber que pasa, estoy segura de que él nos ayudara." Respondió Rias de manera rápida, para un instante después conjurar un círculo mágico en su oído y usarlo para llamar a su hermano. Sin embargo, para sorpresa de esta, ella no escuchó respuesta alguna de él.
"Esto es raro…" Dijo Rias, llamando la atención de los que estaban a su lado.
"¿Qué sucede, Rias?" preguntó Akeno con preocupación.
"Mi hermano no contesta mi llamada." Respondió Rias, provocando que Akeno, Kiba, Koneko y Gasper se asombraran enormemente.
"¿E-e-e-estás segura de eso?" preguntó Kiba, el cual tenía los ojos abiertos como platos.
"Si, lo he estado llamando, pero no contesta. Y no solo eso, tampoco puedo comunicarme con Grayfia." Respondió Rias, provocando otra vez que la sorpresa se instalara en ellos.
"Esto es inaudito…" dijo Ravel mientras su mente trataba de procesar lo que sucedía. "Sirzechs-sama es conocido como un siscon extremo, por lo que es imposible que él no le respondiese a su hermana una llamada…"
Las palabras de Ravel provocaron que Rias se sintiese frustrada, pues era verdad. Siempre que ella llamaba a su hermano, este no tardaba ni un segundo en responderle…. Pero ahora…. Negando con la cabeza, la heredera de los Gremory decidió hacer otra llamada, a unas personas que sabía que le responderían de inmediato. Asi que, sin perder tiempo, ella rápidamente llamó y para su alivio, ellos respondieron.
"Papá, mamá." Dijo Rias, llamando la atención de sus compañeros demonios, Irina y Kunou. "Pueden decirle a Onii-sama que necesito hablar con el de manera urgente."
El circulo en el oído de Rias volvió a brillar, provocando que Rias frunciera el ceño.
"¿Cómo que no está disponible para nadie hasta dentro de unas horas?" preguntó Rias mientras su ceño fruncido se hacía más notorio. "Por favor, díganle que necesito que me contacte pronto."
El circulo volvió a brillar, pero a diferencia de lo que ella oyó anteriormente, lo que ahora oyó la hizo enojarse.
"¡¿Cómo que hasta dentro de nuevo aviso no tengo permitido comunicarme con el?!" gritó Rias sobresaltando a sus compañeros, los cuales miraron con asombro como la hermana de Sirzechs se llevaba una mano al a boca y comenzaba a morderse la uña del pulgar con ansiedad.
Tras aquel grito, el circulo mágico en el oído de Rias desapareció, provocando que todos miraran a Rias, la cual tenía una cara que mostraba que estaba abatida.
"¿Rias? ¿Qué sucedió?" preguntó Akeno, acercándose a su rey.
"Al parecer mi hermano ha pedido que no pueda contactar con el hasta nuevo aviso." Respondió Rias, sorprendiendo a los presentes, pero no solo eso, sino que cuando volvió a hablar, sus siguientes palabras terminaron por confundir aún más a los que la oían. "No solo eso, parece que Sona tampoco podrá comunicarse con su hermana."
"¡¿Qué?!" gritaron todos los demonios presentes, pues no se esperaban eso.
"Rias… ¿E-e-estás segura de eso?" preguntó Akeno con preocupación, acercándose a su rey.
"Si, eso me lo ha dicho mi madre y también parece confirmarse por el hecho de que mi hermano no me responde, pese a que lo he llamado más de una vez."
"Eso es malo… ¿Cómo encontraremos a los padres de Issei-sama sin la ayuda de Lucifer-sama?" preguntó Ravel con algo de pánico.
La pregunta de Ravel volvió a provocar un silencio entre los presentes, pues su primera opción había sido pedir ayuda a los maous, pero parecía que ahora esa idea debería de ser descartada. Por lo que, comenzando a pensar en alguna forma de encontrar el lugar donde deberían de estar los padres de Issei, todos miraron a Kunou, la cual reaccionó mirándolos con confusión.
"Kunou-chan…" dijo Rias, acercándose a la pequeña kitsune. "¿Escuchaste donde estaban los exorcistas?"
La pequeña Kitsune se quedó quieta unos segundos, mientras se llevaba la mano a su barbilla. Cerrando los ojos, comenzó a pensar, tratando de recordar lo que oyó. Mientras pensaba, sus colas se movían de un lado a otro, hasta que finalmente se detuvieron de manera abrupta en el mismo momento en que sus ojos se volvían a abrirse.
"¡Ya recordé!" gritó Kunou con una sonrisa. "Mi Hahaue le mencionó a Asia-san todos los lugares donde había bases enemigas."
La respuesta de Kunou provocó que los presentes sonrían, pues pese a no haber podido conseguir el apoyo del hermano de Rias, ahora tenían un poco de información sobre los posibles lugares donde estaban los padres de Issei. Sin embargo, cuando escucharon las palabras de Kunou sobre las ubicaciones, toda la alegría de saber el lugar donde se escondían esos exorcistas renegados se esfumó, pues la información que les dio la heredera de Yasaka fue muy vaga sobre la ubicación exacta de cada una de ellas.
"Las ubicaciones están en áreas muy amplias como para poder saber dónde debemos ir." Señaló Xenovia tras oír las palabras de Kunou.
"Si, además, no contamos con mucho tiempo como para rastrillar todos los lugares." Comentó Irina mientras tenía una mano en la barbilla, pensando en cómo solucionar esto.
Todos asintieron, estando de acuerdo con las palabras de Irina, pues cada segundo que pasaba aumentaba las probabilidades de que los padres de Issei muriesen. Sin embargo, antes de que alguien diga algo...
"¿Y si vamos donde está el grupo de Edzard-sama y los convencemos de que transmitan lo que sucedió con los padres de Issei-senpai para conseguir ayuda?" preguntó Gasper, llamando la atención de todos. La forma en como todos comenzaron a mirarlo causó que el Dhampir se asustara un poco, pero para sorpresa de muchos, este no se sobresaltó como antes, sino que se quedó allí mirándolos a todos con un poco de incomodidad.
"Esa… es una buena idea." Dijo Rias, la cual miraba con una sonrisa como su alfil comenzaba a mostrarse más seguro de sí mismo.
"Bien, ya tenemos un plan. Asi que, ¿nos vamos?" preguntó Issei, el cual se había mantenido en silencio para permitir que sus amigos pensasen en un plan, ya que él no estaba en el mejor estado mental para ello.
"Si. Nos vamos de inmediato." Respondió Rias mientras miraba a Akeno y veía como esta le respondía con un asentimiento. Sin embargo, antes de que alguien moviese un solo musculo, la voz de Kunou les detuvo.
"Yo también quiero ir."
Las palabras que salieron de la boca de Kunou sorprendió a todos, pues no esperaban que ella dijese algo así.
Al salir de su estupor, Rias comenzó a acercarse a ella y cuando estuvo a su lado, se arrodilló.
"Kunou-chan…, Esto es muy peligroso y no queremos que te hagas daño, así que-"
Las palabras de Rias fueron interrumpidas cuando la pequeña Kitsune frunció el ceño y gritó, provocó que todos se sobresaltaran.
"¡No! ¡Yo tambien voy!" gritó Kunou con gran convicción mientras miraba a Rias, desafiándola a que le diga que no. "No solo los padres de Issei-san están allí, sino que también es posible que Ma-chan este allí. No puedo quedarme quieta mientras ella está en peligro."
La forma en que grito la pequeña, junto con la convicción que mostraban sus ojos, hicieron que los demonios y el ángel reencarnado la miraran con sorpresa.
"¿Estás segura, Kunou-chan?" preguntó Irina, acercándose a la hija de Yasaka.
"Si. Quiero ir con ustedes."
Tras aquellas palabras, los demonios e Irina comenzaron a conversar entre sí, debatiendo si era prudente llevar a la heredera de uno de los lideres del pacto con ellos a una misión como esta. Sin embargo, sabían que ella no aceptaría un no por respuesta, por lo que las charlas iban más enfocadas para ver quien la protegería. Al final, llegaron a la conclusión que quienes la defiendan y hagan de guardaespaldas deberían de ser Koneko, Ravel y Gasper.
Una vez que la hija de Yasaka fue informada de aquella decisión, sonrió y se acercó a los tres que harían de guardaespaldas para ella. Dándoles una reverencia, ella prometió no ser un estorbo. Tras eso, todos se reunieron y creando un círculo mágico, Akeno colocó el destino del hechizo de teletransportación en los Alpes italianos, esperando que lleguen a estar en un lugar cercano a donde estaba la base enemiga.
"¡Todos manténganse firmes-! ¡AGHHH!" las palabras de uno de los exorcistas renegados fueron interrumpidas cuando su cuerpo fue envuelto por un relámpago, el cual surgía de la mano extendida de Asia.
El cuerpo del pobre exorcista intentó en vano resistir el poder del relámpago, pero no pudo hacer nada ante el hechizo, el cual convirtió su cuerpo en un montón de cenizas.
"¡Marik!" gritó otro exorcista al ver como su amigo era convertido en polvo. Tras presenciar aquello, el exorcista miró con furia a Asia y al grupo de Edzard, el cual estaba arrasando con todos los exorcistas que se les acercaban. "¡Maldita puta!"
Tras aquel grito, el exorcista se lanzó contra Asia e intentó empalarla con su espada, pero cuando él llegó a escasos metros de la esposa del Dovahkiin, esta esquivó el ataque entrante, el cual fue una estocada que apuntaba a su corazón. Tras ver como su ataque era esquivado, el exorcista no pudo hacer nada más, pues Asia lo atrapó del cuello y levantándolo del suelo rápidamente lo lanzó al aire y antes de caiga, le decapitó con solo movimiento de «Anseichim».
La sangre salpicó del cuello del exorcista, pero esta no ensució a Asia, la cual, tras eso se giró y vio como sus compañeras mataban de manera eficiente a todos sus enemigos. Aika, Rossweisse e Ingvild usaron hechizos elementales para matar rápidamente a varios exorcistas, negándoles la capacidad de contratacar con sus armas. Por su parte, Lint y Mittelt lanzaban lanzas de luz, empalando a los exorcistas que intentaban retirarse de la sala tratando de ir a otro lugar. Finalmente, Valerie estaba usando unos tentáculos de sombra para atravesar los corazones de sus enemigos, matándolos en el acto.
"¿Cuántos vamos matando ya?" preguntó Aika mientras se acerca a Asia.
"Ya vamos eliminando a más de cien exorcistas y estos no dejan de salir." Respondió Ingvild, la cual miraba todo el lugar, el cual estaba repleto de cadáveres.
"¿Cuánto de la base enemiga creen que hemos mapeado?" preguntó Asia, la cual miraba los cadáveres con una mezcla de pena y lastima. Esto se debía a que, pese a que ellos se habían atrevido a secuestrar a su hija, ella no podía odiarlos del todo…. Era casi como si su propio ser negara a hacerlo por completo. Cuando ella se percató de eso, rápidamente negó con la cabeza, tratando de despejar todo rastro de lástima que podía tener ahora, ya que era necesario que se centre en lo que había venido a hacer aquí... rescatar a su hija y haría eso sin importarle la cantidad de muertos enemigos que se acumulen.
"No mucho por lo que parece." Respondió Rossweisse, la cual tenía un círculo mágico en su oído. "Parece que los otros equipos están en la misma situación que nosotros."
"Ya veo…. Parece que estas bases son más grandes de lo planeado." Comentó Mittelt, la cual estaba al lado de Lint.
"Supongo que es porque hay varias plantas subterráneas." Señaló Lint, la cual estaba que miraba el lugar, observando si había algún enemigo entre las sombras.
"Si, en este lugar hay como unas siete plantas hacia abajo y luego hay una especie de puente." Dijo Valerie, la cual levantó una mano y dejaba que un murciélago se posara allí. "Los pisos inferiores están repletos de exorcistas, pero no hay nada más que salas tanto de entrenamiento como de estar."
Tras las palabras de la Dhampir, el murciélago se convirtió en una sombra y se introdujo en el cuerpo de Valerie, la cual solo movió los hombros antes de mirar a sus amigas.
"Bien. Ya tenemos explorados una parte del lugar y tenemos un conteo de las fuerzas enemigas, así que continuemos." Dijo Asia mientras comenzaba a correr, dirigiéndose a uno de los pasadizos del lugar.
Las otras chicas miraron a Asia y sin pensarlo dos veces, la siguieron.
Los pasos de las chicas eran rápidos, pues no podían perder tiempo, así que comenzaron a bajar por los pisos que conformaban esta parte de la fortaleza enemiga. En cada piso por el que bajaron se encontraron con resistencia enemiga, la cual fue presentada por algunos exorcistas.
"¡Sigan disparando! ¡No dejen que avancen!"
"¡AGHHHH!"
"¡Mi pierna!"
"¡Stefan!"
Los gritos de los exorcistas se alzaban por encima de los sonidos de sus armas de fuego, las cuales disparaban rondas tras rondas de balas de luz. Estas balas se movían a gran velocidad, pero al ser construcciones hechas de magia de luz, estas fueron inútiles ante las barreras que habían erigido las mujeres, para defenderse. Afortunadamente, cada cierto tiempo los exorcistas debían de dejar de disparar, algo que era aprovechado por las chicas, las cuales les atacaban ni bien tenían una apertura para lograr ataques directos.
"¡Tomen esto!" gritó Aika mientras movía su mano izquierda para crear un círculo mágico, pues su otra mano estaba ocupada creando un círculo mágico de tipo barrera. El circulo mágico creado por la aprendiz de Lavinia brilló un instante, para luego soltar una guadaña de viento de gran tamaño, la cual se dirigió rápidamente hacia un grupo de exorcistas, los cuales, al ver el ataque, rápidamente saltaron a un lado para esquivarlo. Sin embargo, para su mala suerte, el ataque fue muy rápido y solo dos lograron salir de allí, mientras que los otros seis fueron cortados por la mitad, desparramando sus vísceras y sangre por el suelo.
"Maldita sea, son muy fuertes." Dijo uno de los dos exorcistas que había escapado.
"Tienes raz- ¡Damián, muévete!" la otra exorcista que había esquivado el ataque de Aika interrumpió lo que inicialmente iba decir gracias a que vio como por encima de ellos aparecía Valerie.
La Dhampir se dejó caer y con un rápido movimiento atrapó a ambos exorcistas por la cara, para luego arrojarlos contra otro grupo de exorcistas, los cuales estaban planeando atacar por la espalda a Mittelt. Cuando ambos grupos chocaron, ella invocó sus alas y moviéndolas, apareció por encima de ellos y con un movimiento de su mano, creó una espada de oscuridad. La Dhampir incrustó esa espada en el suelo, provocando que aparecieran unas lanzas de oscuridad en un radio de seis metros desde su posición, empalando a todo enemigo que estuviese allí.
"No creas que te daré las gracias por esto." Mittelt dijo con una sonrisa, para luego crear una lanza de luz rosa, la cual arrojó hacia un exorcista que intentaba huir al piso inferior, empalándole la cabeza y matándolo en el acto.
"Claro, cuando acabe esto… ¿quieres ir por unas tartas a Francia?" preguntó con una sonrisa Valerie, mientras pasaba al lado del ángel caído.
"No hay problema." Respondió Mittelt poniendo una sonrisa tambien, para luego comenzar a moverse, ya que tenía a más exorcistas para matar que en los pisos anteriores.
Mientras que Valerie y Mittelt acordaban un dia para salir a comer, Lint se estaba batiendo en duelo contra seis exorcistas a la vez. Su espada se movía de manera magistral mientras ella desviaba todos los ataques enemigos, a la vez que cada cierto tiempo tenía que moverse de manera acrobática para esquivar uno que otro ataque.
La espada de Lint se movió de manera perpendicular, cortando a uno de los exorcistas desde la cadera hasta el hombro, matándolo de manera inmediata. Sin embargo, tras acabar con ese enemigo, ella no se quedó quieta, sino que, aprovechando la inercia del ataque, giró sobre su propio eje y sacando su pistola, rápidamente hizo varios disparos, los cuales impactaron en los exorcistas que la estaban rodeando, matándolos en el acto.
Cuando ella se detuvo, estuvo por moverse, pero se quedó quieta cuando sintió que alguien se acercaba por su espalda. Girando rápidamente su cuerpo, Lint se preparó para luchar y que bueno que lo hizo, pues vio como un exorcista corría de manera desesperada contra ella, usando su espada de luz como si se tratase de una lanza.
La velocidad con la que ese exorcista se movía era ridículamente lenta para Lint, quien estaba acostumbrada a ver a Edzard moverse a gran velocidad durante sus entrenamientos conjuntos, por lo que mientras lo veía corriendo, vio que ese hombre estaba completamente asustado, por eso, ella decidió sacarlo de su miseria, por lo que, apuntándole con su pistola, rápidamente le dio un tiro en la cabeza. El disparo hizo que el cuerpo del humano cayera hacia atrás, llamando la atención de otros exorcistas, los cuales comenzaron a rodearla, provocando que ella suspirase antes de volverse a lanzarse contra ellos.
'Esto parece de nunca acabar… pero bueno, ellos se lo buscaron.' Pensó Lint mientras tomaba su espada y tras cruzarla por encima de su pistola, cargó contra los exorcistas. Mientras corría hacia sus enemigos, ella disparaba su pistola y usaba su espada para desviar las balas que se le acercaban.
Mientras Lint sembraba el miedo en los corazones de sus enemigos usando sus habilidades, Rossweisse e Ingvild hacían lo suyo usando sus hechizos para acabar con todos los exorcistas en los que ponían sus ojos.
"¡Tomen esto!" gritó Ingvild mientras conjuraba un dragón de agua, el cual se movió hacia un grupo de cinco exorcistas, engulléndolos a todo, para luego hacerlos impactar en una pared, dejándolos golpeados y empapados. "¡Rossweisse-sensei, ahora!"
La voz del medio demonio fue oída por la valquiria, la cual movió su mano derecha y creó un círculo mágico, del cual surgió un potente rayo, el cual impactó en los exorcistas, quienes terminaron muriendo y convirtiéndose en cenizas. Sin embargo, el ataque de la valquiria no terminó allí, pues por el rabillo de su ojo vio que varios exorcistas se estaban moviendo por el lugar. Por lo que, sin pensarlo dos veces, creó siete cirulos mágicos y lanzó un bombardeo de hechizos de nivel medio, matando así a todos los exorcistas que intentaban moverse.
Cuando el ataque terminó, la valquiria se acercó al medio demonio, y juntas vieron como casi todos los exorcistas de esta sala ya estaban muertos.
"Esto es increíble…" dijo Ingvild, la cual vio como sus compañeras terminaban de matar a los exorcistas restantes. "No pensé que hubiese tantos exorcistas por este lugar."
"Te comprendo, In. Este lugar parece tener una enorme cantidad de exorcistas. Y ya vamos matando a más de cuatrocientos de ellos y aun nos faltan dos pisos más por bajar."
"Y no te olvides que esta fortaleza tiene dos estructuras, por lo que aún faltan más lugares que limpiar." Dijo Ingvild, ganándose un asentimiento por parte de la valquiria, la cual estuvo por decir algo, pero se vio interrumpida cuando los últimos diez exorcistas que quedaban con vida fueron abatidos gracias al hechizo de Asia. Dicho hechizo era una esfera dorada, la cual expulsó cientos de haces de luz dorada, los cuales destrozaron los cuerpos de los exorcistas hasta hacerlos desparecer.
"…. Parece que esto ya se terminó…" dijo Ingvild mientras miraba como no quedaban exorcistas vivos en el área.
Tras aquellas palabras del medio demonio, ella y Rossweisse comenzaron a dirigirse a donde estaba Asia, acción que fue imitada por el resto de las chicas.
Cuando todas estuvieron reunidas, comenzaron a charlar un poco antes de partir, ya que tenían que repasar la estrategia, a la vez que intercambiaban información con los otros grupos. Cuando el intercambio de información terminó, comenzaron a moverse hacia las otras salas inferiores, para poder llegar al otro edificio.
"¡Esto es imposible!" gritó uno de los enmascarados que lideraban el grupo disidente de exorcistas mientras miraba por una de las cámaras de seguridad como sus subordinaos eran eliminaos con una escalofriante eficiencia por parte de los miembros del grupo de Edzard.
"¡Se suponía que haríamos contacto con ella para forzarla a unirse a nosotros! ¡Ella no debería de saber la ubicación de nuestra base!" gritó otro de los lideres de este grupo.
"No solo eso." dijo otro de los lideres, el cual estaba inusitadamente muy tranquilo.
"¿Qué quieres decir?"
"Me temo que nuestras otras bases tambien están siendo atacadas por varios grupos, los cuales obviamente pertenecen al pacto de Kuoh."
"E-esto es imposible… si… esto es una mentira…. Una pesadilla…. Ja…. ja, ja… ja-"
El líder que inicialmente había comenzado a hablar empezó a reírse de manera desesperada, algo que comenzó a asustar a sus compañeros, pues estos vieron que su aliado se había vuelto loco, ya que estaba en un estado de negación muy profundo.
"Maldito idiota, ¡tranquilízate!" gritó uno de los lideres mientras se levantaba y tomaba a su compañero por la túnica, para proceder a darle dos cachetadas, las cuales lograron su cometido, pues el líder comenzó a dejar de reírse.
"¿Qué? ¿Qué pasó?" preguntó el líder mientras recuperaba la lucidez.
"Enloqueciste al saber lo que estaba pasando." Respondió el líder que mejor mantenía la calma pese a lo que estaba sucediendo.
"¡¿Cómo puedes mantener la calma con lo que está pasando?! ¡¿No ves que todo lo que teníamos planeado se está yendo a la mierda antes de que podamos iniciar el plan?!"
"Si, lo veo. Pero olvidan algo…" Dijo el líder, dejando sus palabras suspendidas como una forma de forzar a sus compañeros a recordar todo lo que habían planeado para este tipo de situaciones.
El silencio reino en la sala, mientras los monitores seguían mostrando como los subordinados de estos sujetos seguían muriendo como moscas ante el implacable asalto de Asia y el resto de las chicas. Tras varios segundos, al final lograron recordar lo que tenían planeando para este momento.
"Cierto…. Podemos hacer eso…" dijo uno de los lideres, recordando el protocolo de pánico que se había instalado para estos momentos.
"Si, pero… ¿es seguro hacerlo?" preguntó otro líder, el cual había sido el que había perdido la cabeza unos segundos.
"Hay riesgos, es posible que la mitad de todo el edificio donde estamos quede completamente inutilizable."
"Entonces, parece que es bueno que estemos en un lugar que está completamente a salvo." Dijo el ultimo líder de los exorcistas, el cual se levantó y mirando a sus compañeros asintió.
El resto de los lideres se miraron una última vez antes de asentir tambien.
Luego de aquella confirmación de intenciones, los lideres se levantaron y extendiendo sus manos, formaron una especie de circulo con ellas. Cuando este círculo se formó, bajo ellos apareció un círculo mágico, el cual comenzó a brillar de manera intensa.
"Espero que ella pueda sobrevivir, ya que la necesitaremos para las siguientes partes del plan." Dijo un líder mientras miraba a sus compañeros, los cuales asintieron.
"Si, aunque al ver lo poderosa que es, es muy probable que lo haga."
"Asi es, una vez que esto termine, envíen a los escuadrones de aquellos que recibieron ese suero para que los capturen."
"¿Estás seguro?"
"Por supuesto…. Esta es una oportunidad de oro." Respondió un líder. "No lo vez, han enviado a todo el escuadrón que es la vanguardia contra los daedras, si los capturamos, tendremos a siete perras que están entre los niveles de poder demonios de clase Alta y clase Suprema, las cuales podremos usar como palanca de cambio para controlar al verdadero monstruo que ese equipo tiene…"
Las palabras de este líder dejaron a sus compañeros completamente perplejos, pero estos volvieron en si no mucho tiempo después, y al comprender el significado de las palabras de su compañero sonrieron, pues vieron la oportunidad que se les estaba presentando.
"Bueno, entonces… ¿comenzamos?"
Los otros lideres asintieron y todos cerraron las manos, pues las habían tenido abiertas. Cuando sus puños se cerraron, el circulo mágico brillo por última vez, antes de que se disipara.
"Bueno, pongámonos cómodos mientras vemos los fuegos artificiales."
Marie se encontraba tranquilamente sentada en la esquina de su celda, esperando el momento perfecto para escapar. Sin embargo, parecía que tenía mala suerte, pues hasta ahorita no había pasado nada que le permitiese escapar.
"Buuu…. Esto es aburrido…" dijo Marie mientras hacia un puchero, pues estaba muy aburrida de estar sentada en el mismo lugar. "Mi trasero esta frio por estar sentada aquí."
Tras aquellas palabras, la pequeña dragona siguió mirando las frías paredes que conformaban su celda, la cual no había cambiado en nada desde que despertó. Suspirando, la hija de Edzard estuvo por cerrar los ojos y tratar de dormir un poco, pero para su sorpresa, sus sensibles oídos captaron algo raro.
"Ummm…. ¿Qué es eso?... suena como…. ¿Cómo engranajes?" preguntó al aire Marie, la cual se levantó y buscó la fuente de origen del sonido. Lamentablemente, ella se dio cuenta de que el sonido provenía de un lugar muy lejano.
Al ver que ella no podría ver el lugar donde provenía ese sonido, la pequeña dragona miró la pared y soltó un suspiro, pues parecía que no podría ver si había algo interesante por aquí. Sin embargo, cuando ella estuvo por dirigirse a donde había estado previamente, ella se detuvo en secó, pues sintió que algo vibraba.
'¿Qué es esto?' pensó la pequeña dragona con curiosidad y confusión, pero fue algo que no le duro mucho, pues un segundo después todo el lugar se sacudió de un lado a otro, provocando que ella cayese al suelo.
La visión de Marie comenzó a nublarse un poco, pues cuando cayó se golpeó la cabeza contra el suelo, provocando que una pequeña herida se haga presente en su frente. La pequeña herida hizo que una pequeña línea de sangre cayera de su cabeza. Sin embargo, por mucho que ella quisiese prestarle atención a su herida, no pudo, pues el lugar comenzó a zarandearse muy fuertemente, provocando que el cuerpo de la pequeña dragona se moviese por el suelo de un lado a otro. Esto hizo que pareciera una bola de billar, pues comenzó a golpearse con las paredes en varias ocasiones.
A pesar de que su visión se había vuelto borrosa, Marie pudo ver que una especie de arena gris comenzaba a brotar de las intersecciones donde estaba la amalgama que unía los bloques de piedra gris, algo que indicaba que el material utilizado no era de muy buena calidad; sin embargo, Marie no pudo pensar mucho en ello, pues de un momento a otro el movimiento de la celda se detuvo abruptamente, pero solo para dar paso a una especie de sensación de ser aplastada contra el suelo por una especie de fuerza invisible.
"Aghhh…" gruñó Marie mientras sentía que su pequeño cuerpo era aplastado por una fuerza invisible, la cual se detuvo de manera abrupta unos segundos después.
Cuando la pequeña dragona sintió que el lugar ya no se movía, intentó levantarse, pero al hacerlo, un estruendoso sonido llamó su atención. Aquel sonido provenía del techo, por lo que, miró hacia el techo, o al menos eso intentó hacer, pero tras aquel sonido, el lugar volvió a temblar, haciendo que ella tuviese que luchar para mantener el equilibrio.
Tan concentrada estaba en mantener el equilibrio que no se dio cuenta de que el techo se fragmentaba y comenzaba a caer.
"Argk-" fue el único sonido que Marie pudo hacer cuando uno de los escombros golpeó su cabeza, provocando que la negrura se llevara su mente, provocando que ella cayera al suelo de bruces.
El techo de la celda siguió cayendo, llenando la celda de escombros que terminaron por cubrir completamente el lugar.
Nota de autor:
A los que han llegado hasta aquí, Gracias por leer.
¡Y aquí está el capítulo 60!
Lo primero, una disculpa por tardar tanto, pero como dije antes, la universidad me adelantó las fechas de exámenes y entrega de trabajos y no tuve mucho tiempo, recién estuve libre a partir el 30 de julio, dia que salí de vacaciones. Sin embargo, para mi mala suerte, solo tuve dos semanas de vacaciones, por lo que ya volví a la universidad. Bueno, dejemos eso de lado.
Vemos que los padres de Asia están vivos y que Zakir es el adalid de Meridia, junto con una aparición de la misma Meridia, la cual demuestra que los Príncipes daedricos pueden ir a Draconic Deus como pedro por su casa. La razón por la que Dagon y Bal no entran ellos mismo al combate, es más que todo, simple ego y orgullo. Para ellos, la resistencia y ataques del pacto de Kuoh son solo molestias, ligeros contratiempos, por ello no atacan mucho, pues para ellos el enemigo a vencer es el otro.
Vemos tambien que la batalla en la base de los exorcistas avanza y que Issei y el resto están yendo para allá. Si bien quería desvelar muchas cosas en este capítulo, he decidido dejarlos para capítulos posteriores.
Bueno, me disculpo por cualquier error ortográfico. No se olviden de dejar un review si les gustó el capítulo o si hay alguna cosa que necesite mejorar o si tienen alguna duda sobre la historia. Además, cualquier consejo constructivo es bienvenido. Sin nada más que decir, hasta el próximo capitulo.
