CAPÍTULO 2
"COOPERACIÓN"
LA YEGUA DEL MECHÓN BLANCO Y EL PORTADOR DEL RELÁMPAGO
Varios días habían pasado desde aquella batalla que se libró debajo de la ciudad de las nubes "Cloudsdale". Los legionarios habían ganado gracias a que Race derrotó a Feather Sparks, líder de los Pegasos de Cloudstorm, y a que Ryder derrotara al mejor guerrero de esa tribu Pegaso, Lighting Vanguard, que en realidad bajo esa armadura se encontraba luchando una yegua, la misma que dejó a todos sorprendidos por sus sorprendentes habilidades en el combate.
Los soldados de Cloudstorm que quedaban con vida, ya sea ilesos y heridos, fueron tomados como prisioneros y encerrados en los calabozos especiales de los Legionarios, ubicados en unas montañas al Oeste de Cloudsdale donde son reservados para criminales de alta peligrosidad y posteriormente esperan una sentencia; la mayoría de estas sentencias siempre son de muerte.
Aquella yegua que se hacía llamar Lighting Vanguard la llevaron al hospital para curar sus heridas, en especial la del hocico que fue una herida muy profunda que casi le provocaba que perdiera la nariz; tal como lo prometió Ryder, fue curada y después puesta en una celda en confinamiento solitario por ser la única líder en vida de los Cloudstorm.
Por otro lado, el Comandante Ryder estaba combatiendo entre la vida y la muerte gracias a la herida que llevaba en su estómago del lado izquierdo. Había perdido demasiada sangre cuando llegó al hospital militar, al llegar el mismo General Redcloud le había donado su sangre para salvarlo y solo así pudieron estabilizarlo pero su vida aun corría peligro, la herida era tan profunda que casi sus intestinos se le salían por dicha abertura, tuvieron que intervenirlo quirúrgicamente; después de eso esperaron varios días para que reaccionara ya que había caído en coma.
En esos días en que se ausentó su campeón, muchos de los oficiales discutían la suerte que les esperaba a los prisioneros. La mayoría querían la pena de muerte para ellos, en público y en su territorio para que les sirva de advertencia a los pobladores de Cloudstorm, otros opinaban que fueran desterrados de Cloudsdale para siempre y otros pocos votaban para desterrar todo el territorio de Cloudstorm.
Race al estar con todas sus heridas sanadas, se presentó a las reuniones donde discutían sobre que castigo les iban a imponer a los derrotados pegasos de Cloudstorm. Él alzó la voz al escuchar las propuestas de los compañeros oficiales y aunque también le molestaba lo hacía para respetar la decisión de su mejor amigo que se debatía entre la vida y la muerte.
-¡Caballeros, sé muy bien que siguen molestos con los Pegasos de Cloudstorm pero mi amigo Race les consiguió una pelea para saciar su sed de venganza y ahora no quieren respetar sus términos!
-¡El Comandante Ryder puede que haya muerto en este momento, debemos tomar justicia con nuestros ideales!- Respondió un oficial.
Race al escuchar eso se molestó tanto que subió a la mesa mientras desenvainaba su espada de forma amenazante.
-¡El comandante Ryder no está muerto! ¡El que blasfeme con esas palabras yo mismo lo mato! ¡Somos compañeros y todos juramos lealtad a nuestro pueblo y a las dos hermanas, así como juramos nuestro honor a la causa debemos apoyar a nuestro compañero!
Todos se quedaron callados mientras se sentían culpables. El silencio gobernó por unos minutos en la Sala de Guerra mientras que Race regresó a su lugar y rompió el silencio.
-Por ahora respetaremos las cláusulas que el Comandante Ryder impuso en la declaración de Guerra. Los prisioneros no serán ejecutados; los prisioneros tendrán derecho a cama, comida y servicio médico pero serán confinados al calabozo; no serán sometidos a torturas e interrogaciones intimidantes; los cuerpos de los fallecidos serán entregados a sus respectivos familiares y por último; los civiles de Cloudstorm serán respetados a toda costa. Todo esto se mantendrá así hasta que tengamos noticias de la salud de nuestro Comandante ¿Alguien se opone a esto?
Ninguno de los oficiales alzó la voz para oponerse al plan del Capitán Ryder, solo se limitaban a bajar su cabeza y aceptar los términos sugeridos.
-En vista que nadie se opuso seguiremos con las clausulas impuestas por el Comandante Ryder. Demos por terminada esta reunión y regresen a sus puestos de trabajo; si hay otra cosa urgente se les avisará como siempre.- Hablo el General Redcloud para terminar la sesión.
Todos se levantaron y tomaron su pila de papeles que estaban enfrente de ellos, salieron de la Sala de Guerra y cada quién se fue por su lado. Race salió de ahí y se dirigió al hospital militar con la esperanza de que le dieran permiso de visitar a su amigo que aún no respondía de forma positiva en su estado de coma. Al llegar se puso hablar con unos médicos y unas enfermeras para poder pasar sin problemas y lo consiguió, llegó a donde estaba postrado su mejor amigo y le hizo compañía en su habitación.
-Amigo… Recuperate pronto, las cosas se están poniendo algo delicadas. Por mi parte exigiría la ejecución de los prisioneros pero te prometí que cumpliría con tus órdenes en esta campaña y lo haré hasta el final. Visite aquella yegua que derrotaste y no saqué nada de información de ella, hable con los prisioneros de forma amigable y tampoco logre obtener información sobre ella, solo uno me dijo que había una forma de que ella hablara y solo hablará con el pony que la derrotó. Te digo esto para que luches en recuperarte y solucionemos este problema.
Race estuvo un par de horas más junto con su amigo en aquella sala de hospital. Como era evidente, Ryder, no mostraba mejoría. Después de eso, Race, salió del hospital para dirigirse a sus deberes como Capitán mientras intentaba no pensar más en lo sucedido.
Era una pelea difícil, pegasos Legionarios combatían con mucha valentía contra los pegasos de Cloudstorm. Ryder ya había acabado con tres difíciles oponentes y sin darse cuenta y como un relámpago fue embestido por aquel extraño pegaso de gruesa armadura. El ambiente se tornaba oscuro, literalmente, y él estaba a su merced debajo de aquel extraño enemigo, aquel que estaba arriba de él sostuvo su espada con ambas pezuñas mientras se preparaba en clavar su filo en su garganta. Ryder intentaba moverse e incluso pedir ayuda pero no podía, todos los que luchaban parecían ignorarlos e incluso su amigo que lo veía desde lejos como estaba atrapado no hacía nada por ayudarlo.
-Tu muerte servirá para vengar a nuestro líder y hará justicia a todos los inocentes que eliminaron en nombre de los Legionarios de las dos Hermanas.- Le decía aquel pegaso con mucha seriedad mientras detuvo en lo alto su espada a punto de ejecutar el golpe final.
Ryder al ver lo decidido que estaba aquel extraño pegaso y al notar que nadie lo ayudaba, intentaba zafarse con todas sus fuerzas, moviendo su cuerpo como si serpiente se tratara. Al ver que su enemigo bajó su espada para darle el golpe final, solo se hizo a un lado esquivando por poco aquel golpe, el filo de la espada rozó un poco su cuello y aprovechó aquel descuido para darle un cabezazo a su enemigo, el golpe fue duro ya que fue un choque yelmo con yelmo pero la vibración del golpe lo hizo marearse un poco pero fue suficiente para quitárselo de encima. Rápidamente tomó su espada y con un tajo limpio lo decapitó, su cabeza rodaba por el campo mientras el cuerpo quedaba inerte en el suelo.
Ryder respiraba muy rápido, por poco y no la cuenta. Volteó a todos lados y la batalla seguía continuando, todos parecían ignorarlo y un frio y fuerte viento se sintió en el campo de batalla; nadie parecía ponerle atención al clima. Galopaba por el campo de batalla y por más que miraba alrededor todos lo ignoraban y seguían luchando, volteo a ver a los cuerpos que caían sin vida por la pelea y notó que se iban parando de pie, miraba más de cerca y notó que se aquel se levantó de pie era el Lighting Vanguard, el misterioso pegaso.
-¡Ya estás muerto! ¿Cómo es posible?
Su enemigo al escucharlo se detuvo y señaló con su pezuña indicándole que mirara detrás de él. Ryder giró su cabeza para voltear a ver y su sorpresa fue mayor. Muchos pegasos con gruesa armadura se levantaban, era todo un ejército, como si ellos mismos se multiplicaran.
-¿Qué clase de magia negra es esta?- Se preguntaba mientras retrocedía un poco y tomaba con firmeza su espada.
Aquellos pegasos se seguían acercando lentamente hacia él, preparaban sus espadas para atacarlo. Ryder, al ver que no había remedio atacó al primero que estaba más cerca y con un golpe ágil logró derribarlo. Al ver que no opuso resistencia atacó al segundo y así continuó con otros cuatro más, conforme los iba derribando, los que quedaban iban poniendo resistencia e incluso bloqueaban sus ataques y contraatacaban, se sentía cansado pero si se detenía él sería un equino muerto. No le quedó más remedio que seguir luchando y conforme más derrotaba más crecía la cantidad de peculiares enemigos.
Al seguir luchando, chocó su espada contra uno más hábil, el cual forcejeó acero con acero para ver quién cedía en su defensa, trató de mirarlo a los ojos pero se sorprendió al ver que en lugar de yelmo por cabeza era en realidad la cabeza de la Princesa Luna. -¿Princesa Luna?- Terminó de decirlo cuando otro le llegó volando con una patada que lo empujó colina abajo.
Rodó colina abajo y entre girones y golpes perdió su espada y cayó severamente lastimado. Con ayuda de sus alas se logró reincorporar y a lo lejos notó algo más extraño. Galopó hacia donde vio una extraña figura y conforme más avanzaba todo el ambiente se ponía frio y oscuro, al llegar vio a una yegua color crema con una melena lacia y negra, estaba de sentada de espaldas y parecía sostener algo entre sus cascos. Aquella extraña yegua volteo a verlo y el joven Capitán la conoció.
-¡Tú! ¡Te recuerdo, eres Lighting!- Le decía mientras se acercaba más a ella –Esto… ¿Qué está pasando? Siento que ya viví este momento.
Aquella yegua no le contestó, volteo su cuerpo en su totalidad y Ryder puedo ver que es lo que llevaba en sus cascos; notó que llevaba una fina tela roja desgarrada y en el centro la Cuttie Mark de la Princesa de la Amistad.
-Yo no soy tu enemiga, ni aquellos a los que estás buscando. El verdadero enemigo siempre ha estado más cerca de lo que crees. La amistad pronto se acabará, la armonía morirá. Su fin es inevitable.- Decía aquella yegua mientras la tela roja se rompía a la mitad, partiendo en dos la Cutiemark de la Princesa Twilight.
Ryder no entendía lo que decía pero tanto sus palabras como su fría mirada le hacían recorrer algo de miedo por todo su cuerpo, inconscientemente se hacía para atrás pero algo lo sujetó por detrás, lo tomó del cuello y le clavó una espada desde su lomo atravesando hasta su estómago. Sintió un dolor horrible que le recorría el cuerpo, intentaba ver de reojo quien era su atacante, para su sorpresa era una sombra.
-Tienes que cuidarte o ese será tu destino. El fin de tu linaje y el linaje del relámpago pronto acabará.- Le decía aquella yegua mientras se acerba a él que estaba sometido.
Ryder, que no podía hacer nada, tosió algo de sangre de su boca mientras sentía mucho sueño y su vista se iba borrando poco a poco. Trataba de comprender aquellas palabras pero el dolor como el agotamiento se lo impedían. Con sus últimas fuerzas miró alrededor y notó a una Alicornio que volaba arriba de ellos, era la Princesa Luna.
-¡TIENES QUE DESPERTAR YA O MORIRÁS!- Gritó la Princesa Luna con su voz Real de Canterlot.
La yegua de color crema se acercó y con su brazalete eléctrico que portaba en la pezuña derecha la puso sobre el pecho de Ryder causándole un choque eléctrico por todo su herido cuerpo. El pobre Comandante gritaba de dolor mientras sentía como su cuerpo ardía por dentro, no resistió más que perdió el conocimiento.
Ryder despertó gritando fuertemente, la sensación dolorosa e hirviente que le recorría por todo el cuerpo había desaparecido. Jadeó un poco mientras se mantenía sentado, vio su pata izquierda y notó que tenía una sonda conectada, se vio todo su cuerpo y observó que llevaba varias vendas encima; se dio cuenta que estaba en el hospital.
-¿Solo fue un sueño?- Se preguntaba mientras se agarraba la cabeza.
Se mantuvo un momento recostado en la cama, al parecer nadie escuchó sus gritos cuando despertó, el hospital parecía vacío. Miró por la ventana desde su cama y notó que era de noche.
-Aún es de noche, no me extraña que no haya personal médico en el hospital. Que poco profesionales, esperaba más de la armada Legionaria.- Se decía mientras intentaba levantarse.
-Agggg… Que dolor… mi estómago.- Se alzó la bata que llevaba puesta y notó que una parte de su estómago estaba vendada.
Al por fin poderse sentar en la orilla de la cama, decidió quitarse con cuidado y poco a poco las vendas que le cubrían su estómago y al terminar observó una gran cicatriz en diagonal que adornaban su estómago y un lado de su cuerpo derecho.
-Entonces no fue un sueño… Esa maldita… arggg… duele…
Aguantó el dolor y volvió a vendarse aquella herida, que a pesar de estar suturada aun le aquejaba los dolores de la recuperación. Al terminar de vendarse decidió salir del hospital por su propia cuenta. Decidido arrancó la sonda de su pata de un tirón, aguantó el dolor y apretó su vendaje de su pata para contener el sangrado provocado por dicha sonda al ser retirada. Bajó de la cama y apoyó las cuatro patas al suelo y con su ala derecha se tocaba y apretaba su estómago; le dolía al apoyarse y al caminar; galopó lentamente en búsqueda de medicamentos fuera de su habitación, galopó más por los pasillos y se ocultó en una esquina antes de dar vuelta en un cruce de pasillos.
-¡Doctor rápido, hay una emergencia! Dos de nuestros pacientes están teniendo convulsiones debido a sus heridas.- Decía una enfermera mientras apresuraba un médico pony.
-¿Es al que operamos esta mañana?
-Sí, parece que su cuerpo rechaza el medicamento y sus heridas internas volvieron a abrirse.
-Enfermera prepare el quirófano, debemos intervenirlo urgentemente. Enseguida estoy con usted y reclute a dos médicos más para que puedan asistirme. ¡Rápido!
-¡Si señor!
Ryder mientras se escondía notaba que varios médicos como enfermeras trabajaban sin parar toda la noche. Atendían a muchos guerreros en una gran sala, unos tenían las alas amputadas como otros miembros externos, atendían uno por uno y el personal médico no era suficiente.
-Retiro lo dicho, no son pocos profesionales están salvando vidas y no se dan abasto. Esta batalla sí que dejó muchos heridos, no me imagino la cantidad de bajas.
Siguió escondido sin moverse y vio entrar en un cuarto a una enfermera y después de unos momentos salió empujando un carrito con medicamentos. –Ahí deben tener medicamentos- Se decía asi mismo mientras se ponía en marcha para entrar en aquel cuarto.
Con pujidos y maldiciones a causa de sus heridas logró entrar en aquella habitación, encendió las luces y vio muchos anaqueles repletos con varios medicamentos e instrumentos quirúrgicos. Sosteniéndose de los anaqueles se iba moviendo mientras que con sus alas movía las cosas buscando algo en especial.
-¡Vamos aquí debes de estar!- Susurraba mientras esculcaba las cosas. -¡Aquí están! No es difícil conseguir un poco de morfina y extracto de flores del pantano.
Se sentó a mezclar en un frasco que tomó también por ahí los dos ingredientes, con mucha precisión y precaución logró tener unos cuantos mililitros de su medicina mezclada. Tomó la solución con sus cascos y se la bebió de un trago, sintió como su cabeza le daba vueltas y muchas nauseas pero aguantó los efectos y poco a poco el dolor de sus heridas iba desapareciendo.
-Mi cuerpo está muy lastimado pero el dolor ya se fue por fin. Tengo que irme, nunca me gustaron los hospitales pero ¿Dónde está mi armadura y mis cosas? De seguro lo tienen en la lavandería.
Se decía mientras estaba sentado en el suelo. Se levantó lentamente y al notar que el dolor ya había desaparecido salió de la habitación. Volteó a ver a ambos lados para ver si no había alguien y al ver que no había ningún pony por los solitarios pasillos galopó hacia donde estaba su habitación.
-Los hospitales militares siempre tienen las cosas del enfermo cerca del área de recuperación. A estas alturas ya debieron haber limpiado mi uniforme y debe de estar cerca.
Al seguir galopando se encontró con otra puerta que decía "Guardarropa", estuvo pensando si era el lugar indicado donde podían tener su armadura pero mientras más lo pensaba se escuchaban trotes detrás de él, era el personal del hospital que se dirigía hacia su donde él estaba. Al percatarse de eso abrió la puerta y se metió cerrando la puerta detrás de él lo más silencioso y despacio.
Al voltear se iba a dar la gran sorpresa, pues detrás de él se encontró a una joven yegua enfermera que estaba acomodando ropas y sábanas del hospital.
-¡Comandante…!
Ryder al verla, rápidamente le tapo su boca con su casco, impidiéndole terminar lo que le iba a decir estando sorprendida de verlo. La mantuvo así mientras se escuchaban los trotes fuera de la habitación que decían que el personal médico pasaba justo en ese instante. Al pasar unos minutos le quito su casco de su boca y le hizo una señal a la enfermera que guardara silencio.
-Mis disculpas señorita pero necesito un favor ahora que somos amigos. Creo que sabe quién soy y entonces puede ayudarme con este problema ¿Sabe usted donde tienen mi armadura? Se lo agradecería mucho si supiera algo.
La enfermera se sonrojó y sin decir palabra alguna le señalo con su pata a un locker de la esquina.
-Gracias
Le sonrió mientras pasaba a su lado y se dirigía al locker que le había señalado, lo abrió y encontró su armadura junto a su espada. El uniforme estaba limpio al igual que su yelmo y su espada. Sin pensarlo dos veces se lo puso, al pasar un par de minutos se acomodó su espada a su costado bajo el ala y se acercó a la enfermera.
-Muchas gracias por ayudarme, ahora solo quiero que no digas nada no me gustan los hospitales y tengo que irme, puede que tú me hayas cuidado y por eso me conoces pero por todo tu apoyo te debo una cena.- Tomó su casco y lo besó de forma caballerosa.
La enfermera solo rio bajo mientras se ruborizaba y veía como Ryder salía de ahí para dirigirse a la ventana y salir volando del lugar.
Race corría por los pasillos del cuartel de los Legionarios parecía muy preocupado que entró de golpe a la sala de Guerra donde estaba el General Redcloud y algunos ofiviales.
-Señor, disculpe pero aún no hemos tenido noticias de Ryder. Han entrevistado a todo el personal médico y nadie sabe nada de su paradero, me han dicho que no se dieron cuenta de desaparición hasta esta mañana. Encontraron algunas vendas que llevaba puestas tiradas en su habitación y en el Guardarropa. Al menos me dicen que se recuperó y salió por cuenta propia así que podemos descartar un posible secuestro por parte del enemigo.
El general Redcloud solo soltó un suspiro y con una seña le ordenó a Race que tomara asiento en su lugar en la reunión el cual su subordinado obedeció la orden.
-Conozco a Ryder mejor que nadie pero esto que hizo de escaparse del hospital es muy irresponsable de su parte- Comentó molesto el General –Su salud es delicada y necesita estar en observación.
-Descuide señor pero igual conozco muy bien a Ryder y le aseguro que se encuentra bien, es un corcel muy duro para que recaiga por culpa de sus heridas.
-Aunque sea muy duro es un corcel tonto y si lo veo lo meteré preso por irresponsabilidad sin importar que sea mi…
-Buenas tardes Señores, lamento la tardanza- Interrumpió Ryder mientras entraba a la sala de Guerra.
Todos se quedaron sorprendidos al verlo mientras los oficiales susurraban al verlo "No puedo creelo" "¿Se sentirá bien?" "Que irresponsable y valiente al venir aquí". El General estaba molesto de verlo asi que se levantó de su asiento para acercarse a él con una mirada y postura seria y amenazante.
-¡Comandante Ryder, es muy valiente en presentarse ante mí después de la acción irresponsable que hizo en el hospital! ¡Espero escuchar una buena excusa antes de mandarlo preso por negligencia de sus deberes, irresponsabilidad y ofensa a sus superiores!
-¿Ofensa a mis superiores? Pero…
-¡No hable hasta que se le ordene! ¡En este momento no me tiene contento y puedo aumentarle cargos para que pase un buen tiempo encerrado como castigo por su irresponsabilidad! ¿Eso quiere? ¡Entonces hable y defiéndase antes de que le quite su rango y lo degrade a novato recluta!
Todos los oficiales se quedaron sorprendidos y algo asustados por el comportamiento agresivo y molesto del General, nunca lo habían visto que se comportara de esa manera. El General era conocido como un Pegaso muy paciente y que nunca se molestaba, era muy respetuoso y le gustaba ayudar a los soldados con sus problemas y no le negaba permisos a nadie si se trataba siempre de una emergencia. Pero esta vez y por primera vez veían el lado oculto de su General y para ellos era muy terrorífico.
Ryder no escondía en su rostro preocupación más bien se le notaba un poco asustado mientras que por dentro sentía que sus patas le temblaban cuando veía y sentía lo molesto que estaba el General.
-Pues… Pues… Porque no quería estar en cama sin hacer nada- Respondió y tomó valentía -¡Así es, esta es mi responsabilidad y esta misión aún no termina!
Ryder terminó de hablar mientras miraba a los ojos al General que se mantenían serios y fijos. El General solo suspiró y regreso a su asiento.
-Tienes razón, aún estas al mando de esta misión así que por favor toma asiento para que te pongamos al corriente con lo que ha pasado desde que estabas en el hospital.
Ryder sintió alivio porque el General no lo había castigado o regañado de más, así que se dirigió a tomar su lugar en la junta.
-Gracias, señor.
-¡Pero no creas que esto ha acabado, aún sigo pensando en tu castigo por lo que hiciste! ¿Entendiste?
Ryder se sentó con la cabeza agachada mientras escuchaba las palabras de su General. –Si… Señor…
-Bueno ya que estas aquí debo informarte que los prisioneros no han sido juzgados y han gozado de todos los derechos que tú has imputado en el acta; han sido tratados con dignidad, han visto a su familia, se les da alimento tres veces al día y ellos, al igual que nosotros, se han portado bien.
-Al menos agradezco que hayan cumplido con lo estipulado y a gradezco a mi amigo Race de cumplir su promesa.
-Es cierto, el Capitán Race no quitaba la pezuña del reglón en que debíamos respetar lo estipulado en la declaración de guerra. Pero aun así tenemos un problema, Lighting Vanguard, la yegua que enfrentaste en aquella batalla no ha querido cooperar con nosotros. No habla y rara las veces come, desde que ha sido curada de sus heridas y dejada en confinamiento solitario en su celda nos ha mostrado un descontento hacia cualquier oficial y soldado Legionario que ha querido hablar con ella.
-Es cierto- Interrumpió Race –He intentado hablar con ella de la forma más amable que puedo y solo me respondió "Hablaré solo con aquel Pegaso que me derrotó". Así que amigo esta en tus cascos la responsabilidad de sacarle información o al menos que coopere con nosotros.
-Ella…- Ryder recordaba su sueño donde la vio a ella y las palabras que le decía.
-¿Estás bien Ryder?- Preguntó Race al verlo con la vista perdida.
-¿Eh? A si estoy bien… ¿Decían?- Respondió Ryder algo distraído.
-Bueno… Como decía, la prisionera se niega hablar con nosotros y es imperativo que hables con ella ya que esa fue su condición para hacerlo.
-Está bien hablaré con ella pero ¿Qué hicieron con su arma? Ya saben esa espada que casi mata al Capitán Race con un potente relámpago.
-Las armas como sus uniformes fueron confiscados y guardados en nuestra bóveda, así que puedes ir a verlas cuando puedas pero antes tenemos un punto que tratar, que desde hace mucho tiempo hemos estado debatiendo.
-¿A sí? Y ¿Cuál es ese tema tan delicado?
-La suerte de los prisioneros, no podemos mantenerlos por mucho tiempo encerrados.
-Fácil, libérenlos- Contestó entusiasta Ryder.
Todos se le quedaron viendo con disgusto ya que no estaban de acuerdo con su decisión y respuesta.
-¡¿Acaso olvidas el sacrificio de nuestros soldados, amigos y compañeros en la batalla?!- Le respondió furioso un oficial.
-¡No sé cómo conseguiste un rango tan alto diciendo esas estupideces!- Le decía otro.
-¡Calma! ¡Calma he dicho!- Interrumpió el general –Comandante Ryder, ¿Ya viste lo inconformes que están todos con tu decisión? Lamento decirte que no tienes mi apoyo en esto. Primero, antes de decir una palabra a la ligera o llegar a este punto te ordeno que vayas y hables con la prisionera. Hasta entonces los prisioneros seguirán cautivos. Bien esta reunión ha acabado, pueden retirarse.
Todos se retiraron no estando muy contentos y miraban con un poco de desprecio a Ryder. Race se levantó de su asiento y esperó a su amigo fuera de la sala de Guerra y al ver que salió se acercó a acompañarlo para platicar con él.
-Vaya amigo, esta vez que hiciste enojar no solo al General sino a todos. Por cierto ¿Dónde te habías metido en todo este tiempo después de que te escapaste del hospital?
Ryder estaba un poco decaído y con algo de dolor en su estómago.
-¿Qué en dónde estaba? Amigo, antes de salir me auto mediqué para poder volar sin dolor, estaba drogado hasta las narices. Salí hasta las afueras de Cloudsdale para echarme en una nube y dormir un poco para que se me bajara el efecto de la dosis casi peligrosa que me bebí.
Race se golpeaba con la palma de su casco en la cara al oír el relato de su amigo. –Amigo, sí que estás loco de remate. ¿Cómo se te ocurre hacer eso? Tiene mucha razón el General al castigarte.
-Tranquilo amigo, he tomado medidas locas toda mi vida y no me ha pasado nada y si de algo te ayuda, gracias a eso fue que a ti te ascendieron a Capitán.
-Sí, eras el favorito para el puesto pero por hacer aquella broma antes de la ceremonia oficial de rangos te dieron de baja y sin importar las altas calificaciones como destreza física, para ellos fue un castigo ejemplar. ¿A quién se le ocurre ponerle laxante a la comida de los oficiales de entrenamiento? Y peor aún ¿A quién se le ocurre conservar la evidencia acusatoria en lugar de destruirla? No entiendo como el General no te destituyó de la armada Legionaria, sí que él es un pony bondadoso.
Ryder suspiraba sintiéndose culpable –Ya amigo, por favor. Eso fue cosa del pasado, además no me gustó el trato que le daban a los reclutas y en cuanto a mi castigo creo que fue lo justo. Ahora tú eres capitán y yo entreno a los reclutas ¡Todos felices!
Ambos amigos platicaban mientras caminaban, entre broma y broma Race molestaba a Ryder golpeándole con su ala el estómago para que se quejara de su herida. Así seguían bromeando y jugando a golpearse como si fueran potrillos traviesos hasta que llegaron a las puertas del calabozo.
-Bueno amigo te dejo aquí para que hables con la prisionera.
-¿Acaso no vienes?
-¿Yo? ¡Ni loco! Esa yegua me lanza una mirada siniestra que me dice "Voy a matarte"
-¿Asi que le tienes miedo?
-No, amigo, pero ella pidió hablar solo contigo y si voy solo haré un mal tercio. Si te corta las pelotas allá dentro no digas que no te lo advertí.
Race se retiró riéndose mientras que Ryder lo miraba molesto pues era típico de su amigo siempre tratar de asustarlo en cualquier cosa importante que le encargaban.
El joven comandante entró al calabozo y después de bajar algunas escaleras por varios metros de profundidad llegó a donde estaba la prisionera. Solo veía la celda pero no a ella completamente, se acercó y habló con el guardia.
-Por órdenes del General Redcloud vengo a interrogar a la prisionera.
-¡Si señor!- Respondió el guardia mientras veía la espada de Ryder –Señor, por cuestiones de seguridad no permitimos el ingreso con armas.
-¿Me está diciendo que no soy capaz de defenderme si hubiera algún problema?
El guardia estaba nervioso –No señor, pero… Es una prisionera de alta peligrosidad.
-No se preocupe, le aseguro que ella no intentará nada. Por favor ¿Puede abrir la puerta?
El Guardia inmediatamente abrió la puerta de la celda y Race entró muy serio pero a la vez un poco nervioso y emocionado de conocer aquella yegua que le dio una buena pelea que casi lo mata.
-Hasta que por fin te dignas a venir- Habló la prisionera con una voz delicada pero firme. –He escuchado historias sobre ti y en mis sueños te vi…
-¡Espera ¿Tuviste ese sueño?!- Interrumpió Ryder a la prisionera.
-No te emociones, tonto. Solo estaba recitando un fragmento de mi libro e historia favorita-Decía mientras se levantaba y caminaba hacia el centro de la celda dejándose ver. Lo que más resaltaba de ella era su cicatriz en su hocico del lado derecho; una cicatriz en línea recta e inclinada que empezaba en su cuello y terminaba en su nariz. Su pelaje era de color crema y su melena negra como la noche y lacia un poco larga pero con un fleco de color blanco que cubría una parte de su frente. Su Cuttiemark era una herradura que de ella brotaba 3 relámpagos pequeños.
Ryder al verla le recordaba como en su sueño pero recobró la compostura y empezó a hablar con ella.
-Perdona no sabía que estabas "Recitando" algo… En fin, me han dicho que has querido verme y hablar conmigo.
-Así es- Contestaba de forma muy seria y fría –Quería ver si no habías sobrevivido pero parece que fracasé en mi intento.
-Pues me dejaste una gran herida en mi estómago, casi no lo cuento. Es lindo que te hayas preocupado tanto por mí pero aquí sigo, vivito y coleando.
-Al menos tuve mi venganza por dejarme esta marca en mi hocico- Se señalaba su cicatriz y después le dio la espalda. –En fin solo eso quería hablar contigo, puedes irte Comandante.
-¡Oye, oye espera! He venido a hablar contigo. Quiero ayudarte al igual a tus guerreros que están aprisionados, solo coopera conmigo ¿Si?
Aquella yegua al escuchar su petición se volteó de forma agresiva. -¡¿Cooperar contigo!? ¡Tú, el que asesinaste a mi hermano dándole un remate cuando ya estaba acabado! ¡Ni en un millón de años cooperaré contigo!
Ryder sin perder la postura, la miraba seriamente sin retroceder por sus amenazas y la furia en las que las decía.
-Lighting no es lo que tú piensas es más no sabía que era tu hermano. La situación en la que estaba… yo… Verás es algo complicado y si fuiste ese guerrero que luchó conmigo hace un par de años atrás entenderás que no soy así como me juzgas.
-Tienes razón no eres ese guerrero que yo creí que eras… Eres peor de lo que pensé. Ahora puedes marcharte antes de que te quite tu espada y te corte el cuello con ella.
Ryder algo molesto se avanzó un poco hasta acercarse más con ella y la confrontó cara a cara.
-Mira si quieres culparme por el asesinato de tu hermano hazlo, solo quiero ayudarte a ti y a los tuyos. ¿Sabes que en estos momentos los Legionarios están pensando en ejecutarlos? ¿No verdad? En mis cascos está la responsabilidad y la vida de todos ustedes, si no me ayudan o cooperas conmigo, no seré yo el que dé la orden de ejecutarlos será otro. Dame un motivo, una pista o algo y los sacaré a todos con vida. Si no lo haces por ti hazlo por tus guerreros, ellos tienen familia, un hogar, alguien que los espera y no quiero ser yo el causante de hacer tal crueldad. Me conoces y aunque lo niegues tengo honor como guerrero y lo sabes ¿Qué dices?
Aquella yegua lo miraba con desconfianza y furia pues aún estaba molesta con él por el haber matado a su hermano al finalizar la batalla, solo bufó un poco mientras veía la espada de Ryder y su posición seria. Para ella sería muy fácil desarmarlo y matarlo en ese instante pero tenía dudas si estaba diciendo la verdad sobre salvar a sus soldados que estaban cautivos. Entonces agachó un poco la cabeza.
-Está bien, confiaré en ti y te apoyaré con todo lo que quieras saber.
-Excelente…
-Pero- Interrumpió aquella yegua. –Prométeme que cumplirás tu palabra de ayudar a mis soldados.
-Tienes mi palabra pero eso también dependerá de ti.
La prisionera bufó y se sentó en el suelo.
-Bien ¿Qué quieres de mí? ¿Qué información necesitas?
-Lo que yo quiero es ayudarlos con este problema que ha involucrado a dos bandos aliados en una guerra sucia. Lighting ¿Puedo llamarte así o prefieres tu segundo nombre?
-¿Crees que Lighting Vanguard es mi nombre real?
-Este… Si ¿O no?
-Puedes llamarme General ya que asesinaste a mi hermano, líder de los Cloudstorm y como yo estoy viva y soy su pata derecha eso me convierte en la nueva lideresa.
-Vaya dato interesante que me acabas de dar, General. Pero aun así quiero quitar las etiquetas, ya sabes en estos momentos de tensión no somos tan educados. ¿Qué tal si empezamos con decirme tu nombre real?
La prisionera le sonríe sarcásticamente mientras que con la miraba evaluaba la forma de ser de su entrevistador.
-Uhmm Veo que has tenido muchos problemas de comportamiento, no me preguntes cómo lo sé pero por la forma en la que hablas y tratas de ser lo más "Profesional" en situaciones delicadas siempre tus actitudes naturales te ganan y empiezas a hacer impulsivo, grosero y veo que quieres ser ¿Cómico? No te queda. Bien ¿Quieres saber mi nombre? Me llamo Lucky Sparks, hermana menor del General Feather Sparks y portadora y protectora de la espada relámpago. Bueno lo era ya que tú me derrotaste y por tradición debes ser tú el que la porte, en otras palabras si es que no entendiste, es tuya.
-Vaya ahora sabes juzgar con solo ver a la apariencia de los ponys, no caeré en tus juegos y ¿Cómo está eso de que soy yo el portador de tu arma?
-Y lo dice el que luchó conmigo en aquella batalla contra los Grifos y no se dio cuenta quien estaba bajo la armadura- Lo decía de forma sarcástica mientras se levantaba y estiraba las patas- Escucha, a nadie se le confía tal poderosa arma y hay un ritual para elegir al siguiente portador pero viéndote muy bien y aunque no me guste nada ese eres tú y lo digo porque parece ser que la Guardiana de la Lealtad ha aprobado tu confianza- Le señalaba la empuñadura de su espada que tenía la Cuttie Mark de Rainbow Dash marcada.
-¿Esto?- Decía Ryder mientras desenvainaba su espada. –Esto fue un regalo de ella y creo que nada tiene que ver con lo que tú dices. Pero me interesa mucho saber la importancia de esa espada y quién fue Lighting Vanguard pues para nosotros es un guerrero inmortal, hasta hace poco.
Lucky se estiraba y se acomodaba su lacia melena -¿Así que quieres escuchar la historia de lo que una vez fue el mejor guerrero de Cloudstorm? Estas de suerte ya que dicha historia está prohibida contarla a los que no son parte del grupo pero tú eres la excepción ya que te ganaste el derecho de portar su espada. Así que pon atención ya que está es la historia más interesante que nunca has escuchado en tu vida. Te contaré por qué esa espada es importante para nosotros y sobre la valentía de aquel personaje que tenía una extraña Cuttie Mark que tal vez reconocerás.
Todo empezó hace más de dos mil años, mucho antes de que los tres tipos de ponys se unificaran y fundaran la actual Equestria. Nuestro pueblo, apartado hasta la orilla del globo, apartado de civilizaciones de diferentes tribus de Pegasos sufrimos muchos abusos de varias criaturas enormes y mitológicas. Tempranamente se nos enseñó a luchar para sobrevivir, a forjar nuestras armas en los volcanes de las tierras de los dragones, conseguíamos nuestra comida a base de recolección y pillaje de huevos de dragón; poco a poco nuestra civilización iba prosperando mientras inconscientemente nuestro mundo y forma de vida giraba sobre una cosa, la guerra.
La ausencia de nubes blancas era visible, la ciudad de Cloudstorm se construyó con nubes de fumarolas de volcanes y tormentas oceánicas, todo eso llevó a nuestro pueblo a sobrevivir a los peligrosos relámpagos que poco a poco pudimos controlar su fuerza, hasta cierto punto.
Nuestros guerreros pegasos eran formados por Yeguas y sementales, nunca los sementales hacían todo el trabajo, la demanda de efectivos orilló a las yeguas a participar siempre y es aquí donde nuestro personaje entra en la historia.
Él no tenía un nombre en concreto, la mayoría de los guerreros en esa época morían demasiado jóvenes en la lucha contra criaturas invasoras asi que un nombre a menudo no era importante, solo pocos poseían tal lujo. Aquel pegaso no destacaba de los otros, tenía la misma fuerza y agilidad que sus propios "hermanos" guerreros
Pero si era muy diferente a ellos, él buscaba fabricar un arma capaz de derrotar fácilmente a cualquier criatura peligrosa. Intentó fabricar varias espadas con diferentes materiales y metales conocidos en la época pero al momento de batirse en un duelo amistoso con sus camaradas terminaba siendo derrotado, humillado o con el arma hecha pedazos. Todos los soldados se reían de él por sus fracasos y no quería fabricar un arma con los materiales que ellos usaban por eso no era ascendido de rango y solo lo dejaban en las reservas.
Nunca se dio por vencido y una noche cuando contemplaba las estrellas desde su nube donde se postraba cada noche, observó que caía un meteorito en dirección a la tierra de los dragones. Su curiosidad impulsiva le ganó en ese momento y fue a investigar. Desarmado y solo se adentró a la tierra de los dragones donde con mucha facilidad encontró aquella roca estelar en un gran cráter y envuelta en llamas. No perdió el tiempo y se puso a trabajar para sacar esa roca de ahí y estudiarla.
Por la mañana ya había empujado la roca un gran tramo, escondiéndola de esos depredadores dragones. Se dedicó a estudiarla y se dio cuenta que estaba hecho de un material parecido al metal; eso fue suficiente para empezar a diseñar otra espada con el material del meteorito y de nuevo solo regresó donde tenía escondido aquella roca y empezó a trabajar en su nueva arma.
Tardó varios días para fabricarla pero descubrió algo increíble de ese peculiar material pues al regresar a Cloudstorm, aquellas nubes eléctricas donde se asentaba la ciudad, descubrió que un pedazo de esa roca era capaz de proteger de una gran descarga eléctrica y de guardar dicha energía como si fuera una batería. Ese descubrimiento le dejó mucha curiosidad pero a la vez menos importancia en ese momento; puesto que ya había forjado su nueva espada, la espada que tienen en su poder, procedió a probarla al día siguiente.
Llegó ese día, el comandante del grupo de exploración hacía las tierras de los dragones estaba entrenando a su equipo antes de partir. Aquel guerrero forjador pidió de favor que participara en su misión de reconocimiento y que lo pusiera a prueba.
Aquel Comandante al escuchar sus penosas súplicas accedió al ver que había fabricado una espada que para el oficial era de una obra de arte en cómo estaba forjada físicamente, la única condición es que lucharía con el propio comandante y no con los guerreros que iban a la misión.
El valiente pegaso forjador aceptó el desafío y todos los guerreros abrieron espacio en la nube donde estaban postrados y empezó el combate. Fue un combate bastante parejo pero la pericia y la habilidad del comandante ante la falta de experiencia del pegaso forjador fueron sumamente superiores que terminó en la victoria del comandante.
Aquel valiente pegaso forjador se levantó ante aquella derrota y levantó su espada, no estaba triste y decía que aquella espada era su arma, lo sentía en el fondo de su ser. El comandante al verlo tan decidido lo invitó a unirse a su escuadrón de exploración, el cual el joven pegaso aceptó de buena gana.
Aquella incursión solo era de exploración, entraban a tierras peligrosas para los pegasos para obtener la ubicación exacta de los nidos y tesoros de los Dragones y salir sin ningún problema pero aquel día el destino les tenía preparado algo sumamente inusual y peligroso. Al estar todo el grupo de exploración preparado volaron y se adentraron en tierras dragón; era un día muy tranquilo con pocas nubes en el cielo pero el viento soplaba muy fuerte en pequeños lapsos de tiempo; según el comandante era indicios de que una tormenta pronto se acercaba, conforme más se adentraban encontraron muchos cráteres extintos donde unos puñados de dragones hacían sus nidos y cuevas donde el resplandor de los diamantes almacenados por sus reptiles enemigos sobresalía a la vista propia de los corceles alados. Se cuidaban de no ser descubiertos pero eso no les sirvió de mucho, estaban tan confiados que no se dieron cuenta lo cuanto se habían adentrado a su territorio, unos jóvenes dragones delgados con enormes alas y un hocico largo los habían localizado y rodeado, al estar en esa situación el comandante ordenó la retirada pero pese a intentos imposibles de huida no les quedó más remedio que luchar por sus vidas.
El grupo de exploración desenfundó sus armas mientras que los dragones solo se bastaban con sus enormes y filosas garras para atacar y su gruesa y escamosa piel para defenderse del filo de los pegasos.
La batalla fue muy dura para el pegaso forjador pues pese a su pobre entrenamiento logró defenderse bien de los ataques de aquellos salvajes dragones a cambio de algunas heridas hechas por sus garras pero eso no le quebró su espíritu guerrero.
Los pegasos fueron muy superiores a aquellos dragones pues sus conocimientos sobre la anatomía dragona les ayudó a atacar en putos sensibles de aquellos alados reptiles pero aún no estaban a salvo pues se dieron cuenta que estaban en el centro de los nidos principales y varios dragones salían de los volcanes cercanos para atraparlos. Estaban rodeados y exhaustos, se preparaban para lo peor pues sabían que su destino sería morir devorados o asesinados sin compasión alguna.
"¡Todos prepárense a morir en combate! ¡Larga vida a Cloudstorm!" Gritó el comandante mientras sus subordinados se preparaban para un último asalto pero antes de enfrentarse todos se detuvieron inexplicablemente y de un volcán salió un enorme dragón del tamaño de una montaña sosteniendo un cetro del tamaño de un pony pero para ese enorme dragón era un mondadientes. No podían creerlo lo que estaban mirando, ante ellos estaba el "Lord Dragón" líder supremo de los dragones. El enorme dragón rugió fuertemente al verlos y lanzó una gran llamarada de su boca para separar a los pegasos y a los demás dragones que iban a combatir.
Los pegasos se mantuvieron en guardia mientras volaban hacia atrás y en un parpadeo la garra del enorme dragón iba hacia ellos para golpearlos y lastimarlos. El comandante ordenó que se separaran y evadieran el ataque, así lo hicieron. Mientras esquivaban los ataques y las poderosas llamas que salían de la boca de aquella enorme bestia, los dragones más pequeños impedían que huyeran de la zona, los sujetaban, los golpeaban y arrojaban al campo de batalla mientras se burlaban de ellos, querían ver como su líder hacía cenizas a aquellos pegasos.
Los minutos pasaron, la mayoría de los pegasos estaba cansados y heridos, el Comandante seguía aun con fuerzas pero eran las últimas antes de que se diera por vencido, su rostro plasmaba la furia de morir bajo el fuego de una enorme lagartija no era lo que él quería. El joven pegaso que forjó su espada decidió darle frente al enorme dragón, se dirigió volando frontalmente y con una enorme velocidad para cortarle la nariz antes de que le escupieran fuego. El golpe y la profundidad de la cortada fue tal que el Lord Dragon sintió un enorme dolor. Todos se quedaron sorprendidos por la osadía de aquel pegaso, los dragones igualmente se quedaron impresionados pues nunca nadie, ni siquiera los de su propia especie, le habían hecho frente a su líder pues al hacerlo nadie salía vivo por tal osadía.
El Lord Dragon se enfureció más agitó sus ala para desbalancear el vuelo de aquel valiente pegaso, seguido por un poderoso lanzallamas de su boca para poder tostarlo. El Pegaso con dificultada esquivaba aquel ataque mientras mantenía el equilibrio, las ráfagas de viento eran tan fuertes que podía compararse a los vientos de un huracán pues las mismas ráfagas atraían las nubes de tormenta más cercanas al campo de batalla, en poco tiempo empezaba a llover. El valiente pegaso, decidido en ayudar a sus compañeros no dio marcha atrás y de nuevo atacó al enorme dragón haciéndole varios cortes en el rostro mientras esquivaba los ataques desesperados de aquel enorme dragón.
Los dragones al ver como su líder le estaba costando trabajo en derrotar aquel pegaso decidieron ir a ayudarle pero el Comandante al ver lo que tenían planeado hacer aquellos dragones se los impidieron empezando a luchar contra ellos. En ese momento de la batalla una tormenta eléctrica se estaba empezando a formar, los relámpagos tronaban y se asomaban de aquellas nueves negras que se habían reunido. Los pegasos se pusieron temerosos pues era peligroso luchar bajo una tormenta pues podrían morir electrocutados si un rayo los golpeara.
El comandante preocupado le gritó ordenándole una retirada evasiva antes de que fuera tarde pero el Lord Dragon no se lo permitió, había sufrido muchas heridas en su rostro para poder dejarlo escapar. Los relámpagos caían en todas direcciones pues la tormenta se hizo cada vez más violenta, los dragones presentes volaban y huían para evitar ser alcanzados por un relámpago, los pegasos aterrizaron en tierra y se cubrieron bajo las cavernas que encontraban en la cordillera volcánica a excepción del Comandante que seguía insistiéndole al valiente pegaso que huya pronto.
La batalla era muy agresiva pues ambos combatientes no le prestaban atención a la peligrosa tormenta, fue en el momento en el que el valiente pegaso alzó su espada y un relámpago la golpeo, el estruendo como la luz fue tan fuerte que dejó a todos sordos y ciegos por un momento. El comandante que presenció todo muy de cerca pensó que había perdido a uno de la forma más aterradora de morir en combate. Poco a poco esa luz cegadora producto del impacto de aquel mortal relámpago empezó a desaparecer y para sorpresa de todos el pegaso aún seguía volando en el cielo, extendiendo majestuosamente sus alas con su espada sostenida en su hocico, la espada brillaba con una luz potente mientras se veían pequeños rayos saliendo de esta.
Todos estaban sorprendidos por aquel milagro pues nadie era capaz de sobrevivir a la caída de un relámpago. El Lord Dragon más furioso que nunca le escupió fuego de forma directa mientras que a respuesta de ese ataque, el pegaso, apuntó su espada hacia el enorme dragón y de esta salió el mismo relámpago que le había golpeado, esta vez el relámpago atravesó el pecho del enorme dragón obligándolo a caer muerto.
El Comandante aprovechó ese momento para sacar de ahí al valiente pegaso y dar la orden de retirada mientras que los dragones se reunían alrededor del cuerpo de su líder pues era la primera vez que un Lord Dragon era derrotado.
El grupo regresó a sus dominios, aterrizaron cerca de unas montañas mientras recuperaban el aliento y la compostura de ser casi asesinados por dragones y peor por violentos relámpagos. Ya estando todos recuperados voltearon a ver aquel valiente pegaso forjador de su propia espada, lo veían con una cara de sorpresa pues aquella hazaña de derrotar a un enorme dragón era casi imposible, sobre todo tratándose de su líder "El Lord Dragon"; pero estaban más atónitos por haber sobrevivido a la caída de un relámpago.
A pesar de que no podían creer lo que habían visto sus ojos, aquel pegaso se hizo llamar Lighting Vanguard y les compartió el lugar donde había sacado el material para forjar aquella espada. Con el tiempo fue entrenado y descubriendo que efectivamente, aquel raro metal podía contener las propiedades eléctricas y estáticas como si fuera una batería primitiva. Su hazaña fue tal que todos empezaron a respetarlo y se convirtió en el protector de su pueblo. Desarrolló tecnologías para contener las descargas eléctricas de las nubes de tormenta donde vivían y forjó armas como la pulsera de expulsión eléctrica.
En el ocaso de su vida, varios guerreros y alumnos de Lighting Vanguard intentaron imitar su espada para reproducirla en masa y no depender de su habilidad y protección pero desgraciadamente aquellas réplicas fallaron pues a la hora de probarlas aquellos pobres pegasos que se ofrecieron de voluntarios terminaron hechos cenizas tras recibir el golpe de un relámpago.
Al no saber quién cuidaría del pueblo de Cloudstorm, Lighting Vanguard decretó que se hiciera una justa amistosa donde solo los más valientes guerreros competirían entre sí para ganarse el derecho de portar la armadura y la famosa espada relámpago. Pues así se hizo y el primer ganador de la justa recibió la armadura y la espada, personalmente del legendario Lighting Vanguard. No solo eso, antes de entregarla a su sucesor, su forjador estampó por última vez en la hoja de aquella espada su Cuttiemark.
¿Recuerdas que te dije que la cuttie mark de la Guardiana Rainbow Dash que tenías grabada en tu espada era suficiente prueba para ser el sucesor de la Espada Relámpago? Pues dejame decirte que la cuttie mark del legendario Lighting Vanguard es la misma que la de la Guardiana de la Lealtad solo con la diferencia de que el relámpago es dorado y no multicolor pero el diseño es el mismo.
Así pues se siguió la tradición, cada vez que uno de los sucesores moría se llamaba a los mejores guerreros para competir y ver quien será el próximo portador. Yo tuve que pelear contra mi hermano en una justa y fui la vencedora y ahora que tú me venciste en el campo de batalla y me perdonaste la vida ahora es tu turno de ser el portador. No puedes negarte, la espada te pertenece y aunque mi pueblo te odie por tener ese gran honor; un pegaso de Clousdale perteneciente a la familia militar RedCloud; creeme que te van a odiar por siempre, al menos ten honor y cumple con esta tradición.
Ryder le puso toda la atención a Lucky mientras contaba la historia, estaba echado en el piso mientras ella hablaba y al terminar se quedó sin decir nada. Era mucho para asimilar pues solo quería interrogar a la prisionera y término envuelto en un extraño rito de sucesión de un guerrero legendario para ellos, aun así y por extraño que parezca se le hizo interesante aquella historia y comprendió que los pegasos de Cloudstorm solo son guerreros no muy diferentes a lo que era el antiguo imperio peagaso.
-Sabes Lucky, esa historia me parece interesante. Me acabas de contar prácticamente el origen de su pequeño imperio, el origen de su poderoso ejército que antes temían civilizaciones completas de pegasos que estaban esparcidos por el mundo. La verdad respeto mucho esa leyenda pero creo que no soy el candidato para ser el portador de tan preciada reliquia suya.
-Lo siento pero…
-¡Hey, nada de peros!- La interrumpió. –Si es necesario yo mismo iré a hablar con tu pueblo y en presencia de todos te hago entrega de su famosa reliquia y así todos contentos.
Lucky lo miraba de un modo serio, de una forma muy pesada como si lo quisiera matar con la mirada.
-No es así de sencillo, mi pueblo tiene tradiciones y esta es una de las más antiguas, desde antes de que se fundara Equestria y mucho antes de las llamadas guerras de los Windigos así que por que no te comportas como un verdadero corcel y tomas la responsabilidad. Pero si tienes tantas ganas de cederle el lugar a alguien más hay una solución y puede que no te vaya a gustar.
-¿Ves? Ya viste que hay una solución- Lo decía de forma alegre. –Ya me tenías preocupado. Déjame adivinar, de seguro es luchar con los mejores soldados de Cloudstorm ¿Verdad? O es algo parecido. Descuida no le temo a los grandes desafíos, estoy preparado para esa solución.
-¿Estás seguro?- Le preguntó mientras revelaba una sonrisa coqueta
-Seguro, vamos dime ¿Qué es lo que hay que hacer?
Lucky se acercó a él de forma muy sensual mientras abrazaba su cuello con ambas patas delanteras.
-Entonces eres el corcel más valiente que he conocido pues esta "Prueba" como tú la llamas hace temblar de miedo incluso a mis guerreros más valientes.
-Me alagas pero ¿Por qué me hablas así de raro?
Ryder pasaba saliva al escuchar el tono sensual de Lucky al abrazarlo.
-Es solo para preparar lo que tengo que decirte.- Se separa y le toca la nariz con el casco derecho
El joven Comandante estaba muy nervioso y sonrojado. –Ya dímelo, me pones un poco incómodo. Te prometo que haré todo lo necesario para quitarme de esta responsabilidad.
La yegua se volteó y pasó su cola lentamente, acariciando la cara de Ryder mientras galopaba y se daba la vuelta de nuevo para verle a los ojos. Se acercó un poco más pareciendo que sus labios chocaban con el nervioso Ryder pero al último momento sus labios se desviaron a su oreja izquierda, resoplándole con su respirar haciéndole que moviera inquietamente aquella oreja. –Suicidate o deja que yo te mate- Le dijo de manera sensual. –Es la única manera de evitar que cargues esa gran responsabilidad.
Ryder al escuchar eso se alejó rápidamente de ella. No estaba asustado pero sintió un gran escalofrío recorrer por su cuerpo.
-¡¿Enserio es la única solución?! La verdad no te creo, tú solo tratas de matarme para vengar a tus compañeros caídos y a tu hermano. La verdad no creo nada de ti, esa tonta leyenda tuya es puro cuento inventado por ti para que sintiera una gran culpa hacia tu pueblo y tus tradiciones.
Lucky al escuchar eso cambió su actitud y lo confrontó empujándolo y poniendo su pezuña en su pecho para acorralarlo en la pared.
-¡Mira, Comandante de cuarta. No sé qué te estás creyendo pero no puedes insultar mis tradiciones! ¡Si es que eres un verdadero y valiente soldado; sobre todo justo; debes tomar una decisión y creerme! ¡La verdad no me agradas y en verdad quiero matarte y lo haré en la primera oportunidad que tenga pero si quieres ayudar de corazón debes tomar esa espada y portarla!
El comandante estaba nervioso y miraba con atención aquella mirada furiosa de la prisionera. Tomó su pezuña y la bajó lentamente.
-Bien, lo siento si ofendí tus tradiciones y a todo tu pueblo. En verdad quiero ayudar pero meterme de lleno a una cultura muy diferente a la mía y profanar sus tradiciones al ser de su "cultura enemiga"…
-Ya lo hiciste- Interrumpió Lucky
-Gracias. ¿Ya me dejas terminar lo que tengo que decir?
La prisionera solo volteó un poco los ojos de manera decepcionante.
-Lo que quiero decir es que… Aceptaré portar tu reliquia pero a cambio de tu ayuda para resolver este problema en la que todo tu pueblo se ha involucrado quiero que me entrenes para poder usar tan preciada reliquia. Solo tú tienes los conocimientos para blandir con profesionalidad aquella espada. Solo tú puedes entrenar al nuevo "Lighting Vanguard" ¿Qué dices?
Lucky lo miraba con seriedad -¿Por qué cambiaste de opinión y me pides entrenarte?
-No quiero deshonrar a tu pueblo siendo una imitación barata de tu héroe. Si tendré el honor de personificarlo al menos enseñame tus formas de combatir, tu cultura, tus tradiciones, así como la forma de pensar de un Cloudstorm. Te prometo que dichos conocimientos no se los compartiré a nadie y siempre serán secretos de tu pueblo.
Lucky al escucharlo, por instinto, sintió que Ryder hablaba con sinceridad, que era un pony en el que podía confiar pero por otra parte sentía rabia y enojo, esa parte de ella quería matarlo y vengar a sus compañeros caídos en batalla y a su hermano. Sin más que replicarle solo suspiró dejándose llevar por su propuesta.
-Está bien, Comandante Redcloud, te ayudaré y te entrenaré pero solo si prometes que dejarás libres a mis soldados.
-Será un hecho. Esta tarde quedarán libres y absuelto de todos los cargos de traición, no serán ejecutados. Por cierto "Comandante Redcloud" suena muy formal, solo dime Ryder.
-¡Eso no significa que nos llevaremos bien! ¿Te queda claro, Ryder?- Replicó y amenazó Lucky.
Ryder solo le sonrió y asintió con su mirada. Cortésmente le hizo una reverencia y salió de su celda para dirigirse al cuartel de los Legionarios donde le esperaba su amigo Race.
