Fairy tail no me pertenece. La historia es de mi imaginación.
Advertencia: Solo mayores 18. Por favor, no imitar lo aquí escrito. SIEMPRE todo consensuado. Practiquen sexo seguro. Comuníquese con sus parejas.
Capítulo I
You let me
Natsu había comenzado a ver pequeños cambios en Lucy, que llamaron su atención hacia cierto aspecto de la rubia.
Claro que observaba a Lucy, desde hacía mucho tiempo, desde el día que se encontraron en Hargeon, podía jurar, que sabía que a Lucy le gustaba. Le encantaba lo amable y determinada que era, no conocía persona tan valiente como ella, fuerte y poderosa, aún que ella dudara de sí misma, tenía tantas cualidades que dudaba de si mismo en poder nombrarlas todas.
Y su cuerpo era perfecto.
Siempre analizaba algo de su cuerpo, duro años grabando en la memoria cada parte de su rostro, la pequeña nariz, los grandes ojos, sus pestañas con una gran curva; ni le importaba todas esas pequeñeces estéticas que Lucy solía fijarse, como cuando se ponía la pasta negra sobre sus pestañas para hacer ver más largas, o cuando se llenaba de cremas en la cara o como cuando la veía derramar pequeñas lágrimas mientras se quitaba vellos de alrededor de su ceja con unas pinzas muy pequeñas.
Curiosamente ahí, fue donde notó por primera vez ese aspecto que le comenzó a llamar la atención. Cuando se ponía frente al espejo y sacaba esas pequeñas pinzas, lo hacía con más facilidad y menos lágrimas, pensó en aquel momento, que Lucy se había acostumbrado al pequeño dolor, quién sabe, era algo muy banal como para darle mucha atención.
Con el tiempo, también comenzó a grabar en su memoria más aspectos de su cuerpo, la curva de sus pechos y como sus brazos siempre se movían a la gravedad de ellos, le gustaba la suavidad de su relleno vientre y le encantaba la perfecta movilidad de sus caderas, como conectaba sus piernas y sus pies que solo podía ver cuando está a en casa y no usaba calzado. Había tantas cosas ocultas entre el cuerpo de Lucy que solo observando de cerca y detenidamente se podían ver, como la cicatriz en la pierna izquierda, un corte ya difuminado por el tiempo que en alguna batalla había obtenido, las pecas y ciertas marcas de acné que tenía en la espalda y en los hombros y que cuando te acercabas lo suficiente a su rostro también podías encontrar debajo del maquillaje, podía ver también en su espalda varias cicatrices de alguna batalla o los pocos lunares que tenía entre la cadera y su estómago.
Por eso sabía que había tardado años analizando su cuerpo para saber esas cuantas cosas y estaba seguro que había más pero cada vez que quería tomar su tiempo inspeccionando a la rubia solía encontrarse con frecuencia su propia mirada café. Usualmente era él quien siempre la veía cuando ella no se daba cuenta, no le importaba que los demás lo vieran, le era indiferente la opinión de los demás, pero últimamente, desde varios meses atrás entre pestañas podía encontrar a Lucy mirándolo, casi de la misma manera que él lo hacía.
Aún que ahora solía encontrar la mirada perdida de la rubia sobre sí mismo, aunque curioso, nunca mencionaba nada cuando la atrapaba, quien sabe tal vez tenía algo de comida embarrada en la cara. Solía ignorar aquello, por qué, ¿Qué tenía de malo que lo viera? Nada. Al menos eso pensaba sin entender.
Finalmente, cuando se había dado cuenta de que algo pasaba con Lucy, fue un día normal, que buscándola en su departamento, tratando de entrar por la ventana, la encontró cerrada, con las cortinas cerradas, extrañado pues sabía que Lucy estaba dentro, podía olerla y aparentemente también estaba Virgo con ella.
Sentado en la azotea dispuesto a esperar a que la rubia terminara lo que fuera que estaba haciendo, puso entonces atención para poder distinguir lo que se encontraban diciendo.
— ¿Estás segura, Virgo?— Lucy le había preguntado al ser estelar, mientras podía escuchar como Lucy movía varias cosas de lugar.
— Solo lo mejor para usted, Princesa— le contestó y Natsu pudo escuchar las cadenas que tenía sobre la muñecas moverse, probablemente ayudando a Lucy a mover lo que sea que tuvieran cerca. Por unos minutos ninguna habló, pero con mucha tensión pudo escuchar como lo que sea que tenían en las manos lo estaban guardando junto, tal vez en una caja o un recipiente, escucho como aquel recipiente era movido por el suelo y acomodado en un lugar alto.
— Listo, ahí nadie lo verá— escucho como dijo Lucy. Y haciendo memoria pensó de algún lugar donde pudiera colocado el recipiente, Natsu pensó que tal vez aquello que había escondido estaba entre las varias cajas de zapatos que Lucy guardaba en la segunda puerta de su clóset junto a los zapatos azules no solía usar, ¿O al vez a un lado de las zapatillas cafés? No estaba seguro.
— Si necesita una demostración, Princesa, con gusto pue…— escucho a Virgo comenzar a hablar pero también escucho como Lucy le detuvo antes de que terminara la frase.
— ¡NO! No, no no, no es necesario, yo puedo sola, gracias Virgo, ya te puedes ir— escuchó en Lucy mucho nerviosismo. ¿Qué sería aquello que necesita instrucciones y necesitaba estar oculto?
— Claro, Princesa, cualquier cosa no dude en llamarme— y supo ahí que Virgo desapareció.
Pero siguió escuchando en Lucy su corazón andar demasiado rápido, aún con nervios en la respiración. Escucho como Lucy quitó el seguro de la ventana y abría las cortinas, como hubiera terminado de esconder lo que sea tenía en secreto y ya podía recibir visita.
Natsu pensó en después investigar que había en aquel recipiente que Lucy había escondido. Pero se olvidó de él por un tiempo.
Otro momento algo curioso ocurrió, en la fiesta de Navidad.
Después de que Levy se burlara de las inexistentes cejas de Gajeel y Juvia llorará por el hecho de que estaba nevando, fue cuando Lucy se le lanzó encima alegando que ella le rascaba la barbilla como solía hacerlo.
Se dio cuenta entonces que Lucy se encontraba falta de ropa interior, pues podía sentir los pezones duros a través del suéter que llevaba puesto. No sabía si era por el frío o por el alcohol.
Poco después, él tuvo que bailar desnudo y sintió perfectamente como todos evitaban verlo menos ella, podía sentir la mirada fija inspeccionando su cuerpo como siempre que la atrapaba viéndolo, no le importó, al fin del día, no tenía mucho pudor con respecto a su propia desnudez.
Cuando Erza se volvió loca y comenzó a dar castigos un poco sádicos, se aseguró que Lucy llevaba una tanga puesta, pues sin descaro alguno se fijo en su trasero cuando Erza la puso en el suelo a cuatro, le obligó a levantarse el suéter y recibir cera caliente en la espalda, pero justo en ese momento se dio cuenta de el cambio radical de actitud en Lucy.
En efecto, Lucy no llevaba sostén puesto y ambas estaban disfrutando el momento demasiado.
Todos sabían que Erza tenía un lado más maniático, Titania no era tan reservada como aparentaba, al igual que Mirajane; pero cuando Lucy comenzó a recibir la cera sobre la espalda y varias lágrimas salieron de sus ojos, Natsu notó la variación en la actitud, mientras Lucy susurraba "Que bien se siente" a petición de Erza, escucho perfectamente como su respiración cambió, como su rostro se sonrojaba y como entre cada oración suspiraba con gusto y por último como los dedos de sus pies se curveaba.
Para él toda la habitación se inundó de un aroma profundo.
Natsu lo conocía, claro que lo conocía, era el mismo aroma corporal de Lucy que le llamaba tanto le atraía, no era el de siempre, esa extraña combinación de flores con miel que sabía venía de su jabón y era un olor más íntimo, que sólo podía oler en ocasiones cuando llegaba a su departamento cuando era ya muy de noche y la encontraba supuestamente dormida o cuando sabía que Lucy se encontraba sangrando, el curioso aroma se combinaba con la sangre y no podía mentir, ambos unidos extrañamente encienden una llama dentro de él.
— ¡Oi Erza, estás exagerando!— le dijo para distraer a los demás mientras Lucy se acomodaba la ropa. No estaba seguro si Gajeel había alcanzado a olerlo pero prefería no arriesgarse, aunque estaba seguro que el pelinegro estaba más ocupado con Levy y su falta de ropa interior.
Tiempo después se encontraron en la isla buscando el Dragon Cry.
Antes de separarse, vio a Lucy con el traje que usaría en el bar Altair para llamar la atención de aquel tipo, muy poca tela y varias cadenas, oh, que bien se veía. A su lado, pudo escuchar la risa burlona de Gray, cuando se aclaró la garganta y se giró sintiendo como su miembro comenzaba a endurecerse en sus pantalones, por favor, no era la primera vez que veía a Lucy con poca ropa.
— Lucy se ve muy bien, ¿No crees, Natsu?— le dijo Gray burlón. A lo que él le respondió con una patada. Se fue de ahí con Wendy lo más rápido que pudo para evitar decir algo.
Casi podía imaginarla bailando en aquel bar, bajo la mirada de tanta gente seduciendo hombres sin tener la intención. Soltó un gruñido, obteniendo una mirada extrañada de Wendy que era su acompañante por el momento.
— ¡Seamos ninjas, Wendy!— necesitaba distraerse rápido.
Poco después mientras peleaba contra aquel raro que miraba a Lucy de un modo que definitivamente no le gustaba, "¿Porque Lucy atraía a puro raro?" Entre todo el movimiento la brisa le llegó a su nariz aquel olor, "¿En serio, aquí? ¿En medio de una pelea?" pensó en su interior.
Cuando cargó a Lucy y ambos salieron volando, literalmente de ahí, puede intoxicarse de aquel olor. Por favor, se sentía como un completo enfermo cuando se encontraba a sí mismo, respirando profundamente el olor íntimo de Lucy. Mientras la cargaba, instintivamente le había apretado con un poco más de fuerza de la necesaria, con el cuidado de que no se fuera a soltar y pensando en algo desagradable rápidamente para bajar su creciente erección. Pero aquello no le funcionó pues pudo jurar, escucho a Lucy suspirar con gusto y esconder su rostro en su bufanda.
Para su fortuna, la lluvia que había comenzado le ayudó a perder el olor y calmarse.
Pero claro, tenían que secuestrar a Lucy.
¿Cómo la encontró? Gracias a aquel mismo olor. Se preguntó seriamente qué estaba haciendo Lucy para desprender de su cuerpo aquel olor con tanta fuerza. Se sorprendió un poco cuando la encontró con cadenas y esposas en todas sus extremidades.
— Seguí mi nariz, por supuesto— le había dicho a aquel tipo cuando le cuestiono cómo los había encontrado — Sé a qué huelen cada uno de mis amigos.
— Deja de ser raro— le había dicho Lucy, después de verlo suspirar profundamente mientras la cargaba, él no había dicho aquello con intención más allá de simplemente decir lo obvio, pero al sentir a Lucy entre sus brazos sujetarlo con un poco más de fuerza y como apretó las piernas además de sonrojarse con profundidad; se dio cuenta que tal vez sus palabras pudieron ser muy ambiguas y no estaba seguro en qué sentido las había tomado Lucy.
Cuando salían de ahí nuevamente y Lucy aún tenía puestas las esposas en los pies, se vio en la necesidad de correr lo más atrás posible cuidando su paso, su trasero apenas cubierto por lo que fuera que llevaba puesto, nuevamente soltó un gruñido y suspiro con fuerza.
A su lado Gray se burló de él.
— ¿Qué pasa, Natsu? ¿Frustrado?‐ si no fuera porque se encontraban huyendo Natsu lo hubiera tirado por el canal.
— Cállate la maldita boca— solo pudo decirle.
— Ven, toma mi mano— después de que se habían escondido, había convencido a Lucy de mirar el cielo junto a él. No era la primera vez que hacía algo por ella, ¿Entonces, por qué lo miraba de ese modo? Como si viera a una persona nueva, como si no pudiera creer lo que estaba viendo, como si él mismo fuera más increíble que el cielo, que por cierto no estaba mirando, para eso estaban ahí, qué hacía viéndolo a él cuando podía ver la inmensidad de miles de estrellas.
Se sintió tan estúpido cuando al día siguiente no podía quitarle la mirada de encima mientras tenía el Star Dress de Capricornio. No la había visto usarlo nunca y se arrepentía de que no hiciera con más frecuencia, era, definitivamente mejor que el de Virgo o Loke.
Medias altas acentuando sus piernas, cadenas por todos lados levantando sus pechos y el extraño vestido que le dejaba ver la tanga que llevaba puesta, los lentes oscuros y su cabello trenzado flotando alrededor de ella.
Definitivamente le gustaba mucho, muchísimo verla con cadenas y cuero puesto.
En cuanto regresaron a Magnolia y pudo estar solo sin Happy en su propia casa, se masturbo con ímpetu a la imagen de Lucy en estos últimos días.
Se dio asco a sí mismo, pensando de ese modo de su compañera.
Finalmente, desde de varios meses, una tarde, cuando el verano estaba casi terminando y los vientos de otoño se sentían más comúnmente, esperaba a que Lucy tomará su baño de una hora, claro que ella no sabía que estaba ahí, pues había entrado por la ventana "como siempre" y al escuchar la regadera decidió esperarla para ir juntos al gremio.
Inspeccionando los alrededores, como siempre en la espera de encontrar algo nuevo donde meter las narices. Se acercó a los nuevos libros, leyendo los títulos se encontró uno que llamó su interés, un libro de recetas escrito por Yajima, curioso, lo saco del librero, entusiasmado de que Lucy cocinará algo diferente pronto y se dio cuenta que tenía una portada sobrepuesta, como si quisiera esconder el nombre del libro, cuando lo abrió, su expresión se transformó a una de increíble sorpresa.
Rápidamente cerró el libro y con el corazón latiendo a mil por hora lo colocó en su lugar de nuevo.
¡¿Pero qué hacía Lucy con algo así?!
Nervioso, se enfocó en escuchar el baño para saber si estaba en peligro de ser descubierto, la rubia aún se estaba lavando el cabello, supo aquello por el aroma a flores que comenzó a inundar sus pulmones, tranquilizado por instinto se sentó en el sillón para calmarse.
Entonces recordó que varios meses atrás Lucy había escondido algo.
Se levantó y como había predicho, una caja diferente en sus zapatos estaba acomodada tratando de pasar por otros par de zapatos más. Pero Natsu sabía que esa caja no iba ahí, pues el polvo de las demás cajas era más pronunciado, y esta caja parecía ser más comúnmente usada, estaba más limpia y menos desgastada.
La abrió y como el libro que acababa de abrir la volvió a cerrar.
Maldita sea. Lucy iba a ser su muerte.
Con el corazón latiendo a mil por hora volvió a abrir la caja y observó con detenimiento los objetos dentro. No pudo evitar imaginar a su mejor amiga usando varios de esos objetos en situaciones más íntimas. Su propia respiración se volvió más agitada y respiro con gusto el aroma que aún desprenden varios objetos dentro de esa caja.
Ese aroma que lo seducía en cuanto lo captaba.
Sintió su erección crecer y sus manos comenzaron a temblar, necesitaba salir de ahí antes de hacer alguna tontería. Volvió a dejar todo en su lugar, como si nada hubiera pasado y antes de saltar por la ventana, su curiosidad pudo más con él y cuidando la puerta del baño camino al librero, le quitó la cubierta a esa libro y la puso sobre otro que tomó de un extremo contrario.
Guardo ese libro con su verdadera portada de color rojo entre su ropa y salió de ahí.
Así fue que su casa, donde entre la soledad, comenzó a leer el libro que había tomado de la casa de Lucy. Tomando notas mentalmente aprendió varias cosas.
Así fue como varios días después se encontró en el gremio, discutiendo con Erza sobre la próxima misión que harían, fue cuando Lucy entró con prisa al gremio y desde lejos pudo escuchar a la perfección como le preguntaba a Mira, sobre un libro de recetas por Yajima que no podía encontrar.
Mira le dio la negativa y Natsu solo pudo tragar saliva y ponerse nervioso cuando la rubia fue a sentarse con ellos. A un lado de Natsu, como siempre; dejó caer su cabeza sobre la mesa y suspiró con fuerza.
— ¿ Pasa algo, Lucy?— le pregunto Erza. Haciendo un puchero con la boca Lucy negó.
— No es nada importante, solo … he, tengo un libro perdido— dijo la rubia acomodando su largo cabello.
Natsu en ese momento, recordando lo que había leído en el libro que había tomado prestado del librero de Lucy, que obviamente se encontraba escondido en su propia casa bajo una de las maderas sueltas, la misma donde suele usar para esconder cosas de Happy.
Sintió casi la bilis en la garganta, el estómago revuelto de nervios, porque ahí se definía un momento importante en su vida y de la rubia. Estaba dispuesto a arriesgarlo en ese preciso momento, todo con su mejor amiga.
Observó detenidamente entonces como la rubia llevaba esa blusa azul que le dejaba la espalda descubierta y solo se sujetaba por la parte de atrás de su cuello, y mientras Erza estaba distraída y girada hacia Gray que le hablaba desde otra mesa, el se arriesgo.
Se acomodó en su lugar y su brazo izquierdo se recargo en la mesa y colocó su rostro en la mano, su mano derecha lentamente la colocó en la espalda de la rubia, tan solo un poco más arriba de la orilla de la falda sobre la columna y usando su magia, calentó su mano lo suficiente para que la rubia diera un pequeño salto en su lugar combinando un suspiro de placer con uno de susto.
— No te preocupes Luce, estoy seguro que encontrarás tu libro rojo— susurro para que solo ella pudiera escucharlo, sin mover la mano, bajó un poco los ojos para verla fijamente, sonrió de ese modo que sabía, era irresistible.
Nuevamente de Lucy, el olor a flores con miel se combinó con el aroma de su cuerpo excitado y flotó alrededor de ellos.
