Fairy tail no me pertenece. La historia es de mi imaginación.
Advertencia: Solo mayores 18. Por favor, no imitar lo aquí escrito. SIEMPRE todo consensuado. Practiquen sexo seguro. Comuníquese con sus parejas.
Capítulo II
Desecrate you
En el libro rojo una de las primeras cosas que había leído era que la comunicación era una clave importante.
Además de otras cosas que en ese momento no importaban, porque ahí tocando la espalda de Lucy de un modo íntimo como nunca lo había hecho, no podía recordar lo que decía el libro después del primer capítulo.
"Para entablar un vínculo, es necesario hablarlo para que todas las partes estén de acuerdo". El problema era que, él era tan malo con las palabras que después de lo que le había dicho a Lucy, ya no tenía idea de que decir y se tuvo que reprender a sí mismo en su mente por actuar antes de pensar.
— Que...— había sido lo único que Lucy pudo decir pues podía escuchar su corazón comenzar a latir tan rápido que Natsu se preocupó de que este saliera de su pecho. Suspiró discretamente un poco más relajado al darse cuenta que aún tenía oportunidad de tomar las riendas de la conversación.
— Dije— comenzó a hablar, sin aumentar el tono de su voz para evitar ser escuchado— Que estoy seguro que encontrarás tu libro rojo.
Al no recibir una respuesta por parte de Lucy, se tomó su tiempo para deleitarse de todo lo que podía ofrecer. Sus hombros encuadrados gracias a la sorpresa, sus enormes ojos más abiertos que nunca, su boca abriéndose y cerrándose dejando en claro que ella no sabía que decir en ese momento.
Se fijó claramente en sus labios, rellenos y curvados con un arco de cupido no tan pronunciado, podía ver que probablemente ayer por la noche se había puesto esas tiras transparentes para aclarar sus dientes y probablemente antes de salir de su departamento, se había puesto ese labial gelatinoso que no le gustaba tanto pero que olía de un modo agradable, cerezas eran, quien sabe.
— Cómo supiste que …— por fin había comenzado a hablar, sin perder la sorpresa en el rostro, pero Natsu no iba a perder la oportunidad de hacer las cosas a su modo.
No la dejó terminar la frase pues sin mover su mano pero sí un poco sus dedos, acarició su espalda y calentó más su mano haciéndola jadear levemente. Así su rostro completo comenzó a ponerse rojo, sus ojos se cerraron un poco y su boca formó un puchero.
— Quiero que me hagas un favor — le dijo él sin dejar de mirarla profundamente — Quiero que vayas a casa. Ahora.
Dijo sus palabras firmes y sin duda para que ella no pudiera negarse a su petición. Y supo que había hecho una buena elección de palabras cuando tuvo que distraer su mirada de sus ojos hacia sus piernas que apretó con fuerza. El olor se intensificó a su alrededor y Natsu pudo jurar que sin saberlo Lucy estaba haciendo brotar sus propias feromonas en el aire.
— Ahora, Lucy — volvió a decir firmemente aunque con miedo de que en cualquier momento Lucy saliera de su trance y le diera una patada que lo hiciera arrepentirse de haber intentado aquello.
Pero no recibió más que un asentimiento con la cabeza. Satisfecho con sí mismo, le devolvió el asentimiento y antes de que la rubia se fuera de ahí, le acomodo un mechón de cabello detrás de la oreja y le dijo, nuevamente solo para que ella escuchara.
— Nos vemos más tarde — y ambos salieron de la hipnosis de en la que habían entrado de su propia burbuja personal cuando Lucy sin esperar más, simplemente se fue caminando a paso firme pero apresurado con una mano sujetando la orilla de su falda; solo alcanzo a ver su cabello danzando salir por las grandes puertas del gremio y se sintió satisfecho consigo mismo.
Una nueva euforia lo comenzó a inundar, nunca se había sentido así, ni en sus mejores batallas había sentido ese pico de emoción, sabía de dónde venía pero al nunca haber experimentado ese nudo en el vientre o los nervios en los dedos sentía como si no pudiera contener su emoción para querer salir corriendo detrás de Lucy.
— ¿Uh? ¿Y Lucy?— le preguntó Erza al terminar su conversación con Gray y darse cuenta de que la rubia no estaba por ningún lado.
— Dijo que iría a casa a seguir buscando su libro— encogió los hombros para no mostrar importancia, tomó su tarro de bebida para ocultar su rostro porque estaba seguro estaba rojo.
— Vaya, debe de ser un libro muy importante— dijo Erza.
— Me imagino— así terminaron de discutir sobre la próxima misión que tomarían en dos días. Por dos horas más estuvo que estar ahí sentado bajo la mirada de Erza, sabía que ella había notado su cambio de actitud pero no sabía a que se atribuía, ni siquiera él podía negarlo, desde que Lucy se había ido se había convertido en un manojo de nervios exaltado y eufórico de lo que sea que podía suceder en cuando viera a la rubia.
Aún que sabía no debía entusiasmarse o hacerse una idea de lo que podía o no suceder. Primero que nada debía de organizar bien sus ideas.
Pero como siempre, sus acciones decían más que sus palabras. Y sin pensar, se fue del gremio con dirección al departamento de Lucy donde antes de entrar por la ventana se detuvo a observar su caminar por todo el departamento.
Desde ahí podía ver el ceño fruncido, el temblor que tenía en las manos y el rastro de sudor que tenía en el rostro, sabía que ella también se encontraba nerviosa pues su corazón no había dejado de latir como loco, justo como se encontraba antes de que se fuera del gremio.
Sabía que por reflejo se encontraba mordiendo su lengua.
Permaneció varios minutos más sentado en aquel techo absorbiendo todo lo que pudiera de Lucy, el potente olor combinado que estaba encapsulado dentro del departamento, ante esto pensó, que tal vez era mejor irse y volver más tarde antes de que el olor nublara su capacidad de razonar pero justo en ese momento Lucy decidió dejarse caer en su cama haciendo las cobijas saltar alrededor de ella junto con su largo cabello que había sujetado en una coleta.
La escucho suspirar pesadamente y colocar una mano sobre su pecho. Probablemente estaba tratando de calmarse pero para Natsu, así, sin haber preparado nada que decir o cómo actuar, decidió entrar por la ventana dejando que las cosas siguieran su curso solas.
Lo que no entendió, fue como fue que duró casi cinco minutos, una eternidad si le preguntan viendo a Lucy moverse de un lado a otro en su departamento, alegando cosas sin sentido, que tenía que lavar las cobijas, que la cocina tenía una mancha en el techo, que tenía que mandar el correo, esas y más escucho Natsu.
La dejó decir y danzar por ahí sin cambiar su expresión tranquila, aunque por dentro nerviosa, las manos en los bolsillos de su pantalón y sus pulmones intoxicados por el olor de Lucy.
— Luce — le llamó alzando un poco su voz para que lo escuchara sobre sus propios murmullos.
— ¿COMOSUPISTEQUEELLIBROQUEBUSCOTIENELAPORTASAROJA? — gritó Lucy en cuanto lo escucho. Camino hacia el y se paró frente suya para verlo de frente, Natsu pudo saborear la imagen completa que le daba en esos momentos, el rostro tan rojo como nunca, las cejas juntas y en curva, las manos en puños y se dio cuenta entonces que estaba parada sobre las puntas de los pies para alcanzar a verlo más de cerca, "¿En qué momento había perdido altura?" O tal vez era él quien estaba más alto.
— ¿Queeee…?— le preguntó para que se repitiera por que entre el enojo y su falta de atención, las palabras de Lucy pasaron en su mente como un murmullo de pájaros.
— ¡Ugg!— se quejó la rubia — Natsu, ¿Co— como sabías qué el … el li— libro que estoy bu— buscando es … es de co— color r….rojo?
Lucy había dejado la cara de enojo para dar paso a una completamente diferente, había dejado de usar las puntas de sus pies para pararse y estaba evitando su mirada.
— Por que yo lo tomé— Natsu pudo jurar que Lucy estaba apunto de desmayarse ahí mismo. Sus ojos tan abiertos como nunca, su boca se cerraba y abría haciendo chocar sus dientes, ella dio un par de pasos hacia atrás y lo vio directamente en el rostro inspeccionando. Probablemente esperaba ver una señal que le dijera que era una broma.
Pero estaba lejos de ser una broma.
— Tiene que ser una broma— dijo rápidamente — ¿Por qué harías eso? A ti no te interesan los libros. ¡¿Solo quieres avergonzarme, verdad?!
Lo último lo dijo gritando asustando al joven ligeramente pues no entendía el cambio repentino, ¿Avergonzarla? No entendía bien por que le dice eso; claro que no quería avergonzarla más que saber sobre ese gusto que tenía, por que había que aceptarlo, todo lo que involucra a Lucy, le interesaba. Y no iba a mentir, desde hacía tiempo había notado, gracias a Erza y más de lo que le gustaría confirmar, a Bickslow, que aquello también le interesaba.
— ¿Por qué habría de avergonzarte?— le preguntó moviendo la cabeza de lado — No te he dicho nada.
— ¡Pero te conozco!— nuevamente le gritó, aparentemente si estaba enojada no tartamudeaba.
— Pero no he dicho nada, te estás haciendo ideas ante…— no lo dejó terminar de hablar pues rápidamente ella le volvió a gritar.
— ¡No puedes juzgarme! Me esforcé mucho en esconder ese libro para que llegues tú a hacerme sentir mal por que qui— quiero tratar … ¡Algo diferente!— bueno, a perspectiva de Natsu, Lucy no se esforzó tanto en esconder ese libro, pero hasta él era consciente de que en ese momento lo mejor era guardar su comentario para no abochornar la más.
— No te estoy juzgando, lo que quiero, es decirte— dijo con seriedad dio los pasos suficientes para ponerse frente a ella, coloco su mano izquierda sobre su brazo apretando lo suficiente para no dejar que se moviera y haciendo la misma acción que en el gremio, calentó su palma haciéndola brincar ligeramente — Que a mi también me interesa.
Se hizo el silencio.
Natsu podía recordar la última vez que había estado en una situación donde el silencio era lo único que había.
Claro, cuando Rouge había matado a Lucy del futuro.
Excelente momento para recordar aquello.
Pero gracias a eso recordó algo, que se había prometido a sí mismo. Vivir sin arrepentimiento y sin miedo, vivir, tomar lo que quisiera y no pedir perdón y por siempre cuidar de Lucy, porque ella debía vivir, no volver a morir frente a sus ojos.
Por eso mismo, no se estaba arrepintiendo de lo que estaba diciendo. Ansioso de la respuesta de Lucy a su comentario podría ver en el rostro de la rubia como mil pensamientos pasaban por ahí y si él no decía o hacía algo, ambos permanecerán ahí de pie viéndose sin hablar hasta el fin de los tiempos.
— ¿Ahora tú me vas a juzgar a mi?— le dijo con un tono un poco de broma para aligerar el ambiente aunque sabía que eso no iba a pasar; cuando Lucy quería ser dramática ni Mirajane le ganaba, … aunque bueno, la situación si tenía sus razones para ser dramática.
— No— susurro Lucy por fin. Un poco más relajado movió su mano aún con el mismo calor sobre el brazo estático de Lucy, buscando que el reconfortante calor la tranquilizara.
— Que bien, por que tenía preparada una buena amenaza por si lo llegabas a hacer— ella levantó una ceja cuestionante— Pensaba decirle a Happy sobre la vez que te quedaste atorada en el árbol de la misión de Bosco.
— ¡Prometiste que no lo volverías a mencionar!— le recriminó un tanto enojada, Natsu solo pudo reírse en su cara, claro que no pensaba decirle nada a Happy, tan solo quería tranquilizar el ambiente, y lo había logrado haciendo que se olvidara por tan solo unos segundos de la situación.
— Tengo que estar preparado siempre— siguió con el juego por un momento para regresar a lo importante del momento — ¿Que vamos a hacer sobre esto?
— ¿Sobre qué?—
— Sobre esto— agitó la mano derecha— Sobre este asunto, ¿Cómo lo vamos a resolver?
— Vamos, me suena a varias personas y esto no es algo que quiera "resolver" … es solo algo nuevo — le dijo y nuevamente la pudo ver avergonzada. Él tan solo giró los ojos y suspiro, por que Lucy tenía que ser tan difícil a veces, en muchas ocasiones como la presente, aún que no había sucedido una situación exactamente donde discutieran estos gustos, Lucy se volvía una persona diferente, alguien cohibido y penoso, que hablaba con indecisión y dudas; y respetaba cada lado diferente de Lucy, pero por favor, si le preguntaban, a él le gustaba más la personalidad fuerte y decidida — Tengo suficiente con Virgo y Mira como para que tú también me preguntes sobre esto.
— Pero Luce …— la verdad no le importaba que tenía que ver Mirajane y Virgo en la conversación, bueno, tal vez Virgo por qué estaba seguro, ella era la proveedora de instrumentos para Lucy — Yo quiero …
— Te voy a detener ahí— levantó su mano izquierda poniéndola frente al rostro de Natsu tan cerca que él podía ver como sus manos tenían varias cicatrices. Giró la cabeza y vio entre sus dedos abriendo la boca para volver a insistirle pero antes de decir cualquier cosa, ella le volvió a detener— No, Natsu. Necesito que entiendas que esto es algo personal.
— Pero Lushy..— le dijo hablando lento y suave como a ella le gustaba, no entendía por que le gustaba cuando le decía así, tampoco era que ella vocalizara que le gustaba escucharlo llamarla así, él se daba cuenta con el cambio en su rostro al escucharlo; pero solo usaba el sobrenombre en ocasiones especiales y esta definitivamente era algo especial — Quiero proponerte algo.
— ¿Proponer algo…?— no podía culparla en dudar de él y tener un tanto de miedo ante lo que pudiera decirle, tenía una reputación de malas ideas después de todo.
— Que tal, piénsalo… qué tal si los dos … tu y yo— se vio en la necesidad de aclarar que a él solo le interesaba el trato entre dos personas, ellos dos, Natsu y Lucy, compañeros y mejores amigos— Aprendamos juntos sobre esto.
Nuevamente había silencio. Dentro de él una pequeña voz le decía que esta había sido la idea más estúpida que jamás había tenido nunca y vaya que tenía un historial de ideas estúpidas, esa misma voz le repetía en su mente que acababa de arruinar su amistad con Lucy pero por otra parte también le decía que esta era la mejor idea jamás, le decía que se fijara bien en Lucy, ello no lo iba a rechazar.
Y como se había dedicado desde hace tiempo la inspeccionó, tenía la mirada perdida y su rostro no refleja expresión alguna, solo su mano agarraba la orilla de su falda dentro de un puño, "¿De dónde había sacado esa nueva acción?" Pero lo que le dijo que Lucy aceptaría su propuesta era el intoxicante olor a emoción combinado con excitación. No pudo evitar sonreír de lado cuando Lucy habló para aceptar su propuesta.
— Necesitamos reglas— dijo en voz baja
— Las que quieras, Luce— contestó rápidamente.
— Primero, si digo No es No— obvió pensó Natsu.
— Tu palabra es ley— dijo entusiasmado.
— Quiero que avancemos poco a poco .:.—
— Si te hace sentir más tranquila, podemos seguir el libro rojo— con su mano derecha buscó en los bolsillos de su pantalón un feo y arrugado papel donde se podía ver su escritura; justo en ese momento se dio cuenta que su mano izquierda aún seguía sobre el brazo de Lucy, mientras levantaba el papel para que Lucy lo registrara, calentó un poco su mano, tan solo lo suficiente para recordarle a la rubia que aún tenían contacto— Lo he estado leyendo.
— ¿Tú? ¿Leyendo?— se burló Lucy.
— ¡Oye!— se quejó a lo que Lucy solo pudo reírse— Esto me interesa, ¡Hasta he estado tomando notas!
Agitando el papel, movió rápido la mano cuando Lucy trató de agarrarlo.
— Déjame verlo— le insistió dando un par de pasos hacia él estirando su brazo que no estaba siendo sujetado por Natsu.
— No— de ningún modo Lucy podía leer sus notas. Nunca. Jamás.
— Mmm— la joven hizo un puchero con los labios y dio un paso atrás para poner un poco de distancia entre ellos, no muy claro, había una mano que no la dejaba alejarse demasiado — Quiero que todo esto se quede entre nosotros, sólo nosotros … con eso me refiero también a Happy, no puede saber nada.
Asintió rápidamente ante eso, no le gustaba la idea de que nadie más se involucrara ni supiera de este nuevo arreglo, le causaba una extraña náusea en el estómago.
— …mmm necesito tiempo para pensar en alguna otra— dijo Lucy.
— Yo tengo una o dos— finalmente le soltó el brazo y decidió sentarse en la cama, no estaba seguro de poder seguir parado con lo siguiente que iba a decir, así, se sentó con las piernas cruzadas para recargar su brazo en su rodilla y su cabeza sobre su puño mientras dentro de su puño estaba su hoja con notas; pero antes de que pudiera hablar dio un suspiro para tranquilizarse, discretamente se secó el sudor de su mano izquierda sobre su pantalón y agradeció a su yo del pasado por decidir usar esos pantalones anchos el día de hoy por que no estaba seguro si entre todos los pensamientos y sentimientos sobre los olores que había era capaz de controlar su cuerpo.
— De acuerdo, dime— le dijo Lucy y como siempre, se tranquilizó al escucharla.
— Quiero que confíes en mí— dijo simplemente y en el rostro de Lucy pudo ver la confusión.
— Natsu, yo confío en ti— Natsu negó con la cabeza.
— ¿Segura?— alzó una ceja interrogante a lo que ella solo se sonrojo.
— Bu— bueno necesito tener secretos … No puedo simplemente decirte todo lo que hago a todas horas— le contestó ella.
— Eso es lo que quiero — estipula tranquilo — Este secreto no te quedó tan oculto como esperabas … el libro rojo dice que lo más importante es la comunicación.
— Natsu, somos mejores amigos, sabes todo de mi y creo yo saber todo de ti … que más comunicación podemos tener— Natsu estuvo a punto de ver sus notas por que estaba seguro que olvidaba algo pero se detuvo solo por que no podía mostrar debilidad frente Lucy, él podía solo, él podía recordar todo lo que había leído.
— Yo sé que hay cosas que me ocultas y está bien ... en algún momento me lo dirás … pero me refiero a que si vamos a hacer esto, tienes que decirme todo— la miro a los ojos, donde se encontró con las pupilas dilatadas— Quiero que me digas absolutamente todo.
— Natsu …— con un poco más de confianza en sí mismo, regresó a su lugar frente a ella esta vez un poco más cerca.
— Quiero que me digas absolutamente todo, lo que piensas, lo que quieres y lo que no ... lo que te gusta y lo que no te gusta … quiero que me digas cada pensamiento que pase por tu mente y cada acción que hagas — buscando entablar contacto físico, tomó uno de los mechones dorados que adornaban su rostro y comenzó a darle vueltas en su dedo— Quiero que me digas cuando tengas hambre o cuando tengas sueño, cuando te duela un dedo o te duela la cabeza … quiero todo de ti, Lucy. Todo lo que me quieras dar.
Natsu supuso que había escogido bien sus palabras, pues el olor a excitación nuevamente comenzó a salir de su cuerpo y para darle una pequeña pista de que sabía lo que estaba pasando en su cuerpo en ese momento, respiró profundamente y con exageración. Necesitaba hacer más pruebas para saber si a Lucy le gustaba él como hablaba o el cómo se expresaba.
— Como ahora mismo, podrías decirme que sientes— ella sin darse cuenta había comenzado a inclinarse hacia él ligeramente; Natsu si lo notó pero no hizo ademán de moverse en absoluto, quería dejar en claro quién iba a mandar. Después de todo, él era el Dragón Alfa.
— Siento … Nervios— susurro Lucy, dejando poco a poco que sus ojos se fueran cerrando — Porque esto es … es algo nuevo y desconocido.
— Muy bien— le aprecio y una vez más le acarició el brazo con su mano más caliente de lo normal— Eso es lo que quiero escuchar.
Observaba con atención como Lucy, estaba a punto de cerrar completamente sus ojos aun inclinando su cuerpo hacia él, no sabía si ella estaba conciente de lo que estaba haciendo, pero esto le daba paso a hacer algo que había escuchado de Bickslow, aún que lamentara seguir lo que él le había dicho, tenía que admitir que sus platicas por fin iban a rendir frutos.
— Cierra los ojos— le comandó retirando la mano de su brazo. Ella dejó de inclinarse y casi estática obedeció al cerrar los ojos. Natsu con rapidez pasó sus manos sobre su cabeza y le quitó el listón que sostenía firmemente su cabello, con una cascada dorada cayó sobre los hombros y espada de Lucy; se quitó su confiable bufanda y con mucho cuidado y suavidad comenzó colocarla sobre los ojos de Lucy, al darle un nudo en la parte posterior, le acomodo varios cabello que flotaban y que se pegaban a su rostro.
— ¿Natsu ... ?— Lucy le llamó con un susurro cuestionante de lo que estaba haciendo.
— No te muevas— observó cómo su cuerpo dejó de moverse completamente, sus piernas juntas y sus manos en puños, con la boca bien cerrada, veía como ella se mordía el labio inferior.
Rápidamente sin hacer tanto ruido, de su puño desdobló la hoja con notas y leyó las primera oraciones que había escrito hacía una semana mientras leía el libro rojo.
Sentidos.
Bien, podía hacerlo, solo tenía que recordar lo que decía el libro y los comentarios de Bickslow.
Lentamente como dejando que ella sintiera su presencia, se arrodilló frente a ella, con lentitud le tocó la pierna derecha bajando hasta su pie donde se dispuso a quitarle el zapato, primero la pequeña cerradura metálica y ella misma levantó su pie para que pudiera sacar el zapato con más facilidad y lo dejó a un lado donde ella no pudiera llegar a tropezar con él, hizo la misma acción con el pie izquierdo, pero antes de ponerse de pie, dejó unos segundos más de lo necesario su mano caliente sobre su tobillo.
La dejó entonces varios centímetros más baja, vestida solo con la blusa con rayas rosas y blancas y con la corta falda azul.
Dio dos pasos atrás y la observó nuevamente, jamás creía capaz de cansarse de observar a Lucy.
Comenzó a dar vueltas alrededor de ella con tanto cuidado de que ella no sintiera su presencia, sin ruido y sin calor. Así cuando la punta caliente de su dedo tocaba pedazos expuestos de piel, la sorprendía.
Su brazo rápidamente, sus hombros con lentitud dejando su dedo lo suficiente para pasarlo a través de su cabello y moverlo en su camino.
Ella se movió con un escalofrío y como si fuera por instinto, alzó un poco la cabeza dejando su cuello más descubierto.
Podía ver su rostro cambiar y sonrojarse y su respiración aumentar, podía escuchar su corazón latir rápido y hasta estaba seguro de poder escuchar su estómago crujir con los nervios. Podía sentir el calor radiar de su cuerpo, claro que para él no era demasiado pero para ella, probablemente se sentía demasiado acalorada y lo confirmó cuando de su hombro, pudo ver un gota de sudor comenzar a formarse y caer, pudo oler desde sus puños cerrados el sudor creado por los nervios.
Tan rápido como nunca se alejó para ir a la cocina, recordaba hacía un par de días atrás ver un pastel y rogó por que aún estuviera ahí. Casi gritó de alegría al verlo ahí, tomó un pedazo entre sus dedos y unas cuantas uvas del frutero y volvió con Lucy.
— Abre la boca— le dio la instrucción y vio en el rostro de Lucy la indecisión pero aún así, obedeció abriendo con lentitud la boca sin saber qué esperar — Más.
Ella aún con titubeo, sacó un poco la lengua y dio un brinco cuando sintió los dedos de él rozar sus labios y colocar la suavidad del pastel en su lengua.
— Traga— ella obedeció saboreando el pastel, que parecía saber mucho mejor cuando venía de la mano de Natsu, lo dejó en claro cuando de su boca salió un pequeño gemido de satisfacción cuando tragó completamente el pedazo.
— Abre otra vez— le indico, y lentamente comenzó a colocar las uvas que tenía en la mano, presionando ligeramente con más fuerza de la necesaria en su lengua cada uva hasta que ya no había más espacio para poner y con su propia mano le tomó la barbilla para que cerrara la boca — Traga.
Nuevamente ella soltó un pequeño gemido cuando comenzó a tragar cada uva, Natsu se deleitaba observando su rostro mientras tragaba, como su cuello se movía ante el movimiento y como el calor de su cuerpo solo iba en aumento.
Una vez más hizo un viaje a la cocina, tomó un vaso y lo llenó de agua. Regresó con Lucy y tomándola de la barbilla movió su cabeza hacia atrás, y acercó el vaso a sus labios.
— Bebe— ella abrió los labios y dejó que el líquido entrara a su boca. Para Lucy, aquella agua, era igual a la misma ambrosía, la misma bebida de los dioses.
Cuando terminó el vaso de agua, Natsu lo colocó sobre la mesa y con su pulgar, limpió los rastros de agua que habían caído a los lados de la boca de Lucy y nuevamente comenzó a dar vueltas alrededor de ella, ahora usando dos dedos calientes para tocarle.
Cuando la vio tragar con fuerza entonces se paró frente a ella y con mucha lentitud, colocó ambas palmas calientes sobre los lados a la altura de su estómago expuesto, la abrazó acercándose más de lo necesario, sintió como el cuerpo de ella se relajaba sobre el de él, dejando que sus pechos tocan ligeramente el pecho de él y Natsu se dio cuenta que estaba haciendo un buen trabajo, pues podía sentir a través de las delgadas telas que los separaban, los pezones firmes y duros de Lucy.
Acercó su rostro hasta el hombro izquierdo y colocó su rostro sobre él y lentamente comenzó a subir hasta su cuello donde se escondió, dejó su nariz moverse de arriba a abajo inspirando con fuerza para que ella pudiera escucharlo con claridad, y en un par de ocasiones dejó que sus labios rozaran la piel de ella, subió más su rostro hasta que sus labios estaban prácticamente sobre su oreja, después de mover un poco su bufanda.
Moviendo hacia arriba su mano derecha lentamente desde su cintura, la colocó sobre su hombro derecho para seguir el camino hacia su clavícula rozando la piel solo con las yemas de los dedos demasiado calientes, pues en su camino dejaban ligeramente rojo. Con delicadeza dejó que sus dedos rodearán el expuesto cuello de Lucy, el pulgar de arrastro sobre el borde inferior de la mandíbula para dejarlo descansar sobre el pulso, que pudo sentir aumentar a cada segundo que pasaba; así terminó por descansar sus demás dedos esparcidos por el lado contrario del cuello casi tocando la espina dorsal y muy ligeramente, cerró su mano, solo lo suficiente para intoxicarse con Lucy, decidió entonces era momento de parar.
— Nos vemos después, Lucy— susurró con la voz cargada de pasión, se despegó de ella con lentitud dejando un camino de calor, dio varios pasos hacia atrás y la observó una vez más antes de irse.
El rostro y el cuello rojos, los pezones resaltando sobre la blusa, los puños cerrados y sudorosos, las piernas temblando y de entre sus muslos el olor a excitación más fuerte que nunca había olido y con los sentidos ligeramente sobre estimulados.
Salió de ahí por la ventana, cuando la escuchó soltar un pequeño pero claro gemido y él, así, intoxicado con ella.
