Fairy tail no me pertenece. La historia es de mi imaginación.

Advertencia: Solo mayores 18. Por favor, no imitar lo aquí escrito. SIEMPRE todo consensuado. Practiquen sexo seguro. Comuníquese con sus parejas.


Capitulo V

Help me get away from myself


—¡Caballeros!— Bickslow entró a la azotea del gremio, pateando la puerta, con una jarra de jugo de naranja en una mano y una botella de Champagne en la otra — Y dama. ¡Bienvenidos al último día de las clases de Yoga! El frío ha llegado y con él, le decimos adiós a mi día favorito de la semana.

Los hombres del gremio llegaron a un "acuerdo" de que por todo el verano, cada día que las chicas tuvieran su clase de Yoga, ellos tendrían su reunión súper secreta de puros hombres, al mismo tiempo en el único lugar donde podían ver en primer plano a todas las chicas empinarse con las posiciones de Yoga. Excepto ese día, que Levy los acompañaba sentada a un lado de Laxus tomando jugo de manzana de un gran vaso.

Natsu estaba sentado en la orilla de la pared, donde perfectamente podía ver hacía el patio y a los demás hombres. A su lado, Romeo balanceaba un pie mirando a todos con expresión aburrida en el rostro, el pequeño lugar que ocupan ellos dos era usualmente el lugar para los que no les interesaba estar ahí. En esta ocasión, Natsu tenía una buena razón para estar ahí, pero claro, no podía dejar que nadie se diera cuenta.

Había más personas hablando entre sí en pequeños grupos, varios sentados en las mesas que alguien, no sabía quién, había insistido en que se pusieran en la azotea. Levy, quien tardó quince minutos en subir todas las escaleras y había detenido el tráfico para subir, estaba sentada en la única banca que había, pagada a la pared donde le daba sombra, claro que Laxus ocupaba un ochenta por ciento de dicha banca, pero eso no le importaba a Levy, ella solo se dedicaba a acariciar su vientre y tomar jugo.

Después de que Bickslow entrará llamando la atención de todos, detrás de él, Gray entró a la azotea bostezando quitándose la camisa. Se acercó a Natsu y a Romeo para unirse a los que no querían estar ahí. Porque de verdad no querían estar ahí. No había razón de que estuvieran ahí viendo de un modo hostigador a las chicas mientras tenían su clase de Yoga. Después de todo, Gray venía a Juvia todos los días y a Natsu no le interesaba mucho ver a las mujeres, solo le importaba Lucy y últimamente veía y sentía más de ella que ninguno jamás podría llegar a estar cerca de la joven rubia.

Cabe recalcar que eso no detenía a Bickslow y sus amenazas, de su "tiempo de hombres" donde los amenazaba con su asistencia.

Lo que Natsu no entendía, era a Romeo. ¿Por qué Romeo seguía fingiendo que no estaba enamorado de Wendy?

Él ya había tenido esta discusión con Gajeel cuando se dieron cuenta que Wendy había llegado a la edad. Sí, esa edad, donde ya no era una niña pero tampoco era una mujer, aún que la madurez de Wendy dejaba a muchos impactados, eso no dejaba el hecho de que para ellos seguía siendo la hermana pequeña.

Los autoproclamados hermanos de Wendy habían llegado a la conclusión de que la mejor opción para Wendy era Romeo o Sherria, cualquiera que la joven quisiese escoger o ambos, no juzgaban.

Pero en definitiva, no querían a Mest cerca de Wendy.

La cosa era que Romeo no solía seguir las estúpidas ideas de Bickslow, de hecho esta era la primera vez que el joven asistía a la "Reunión" tal vez, al ser el más joven, quería comenzar a integrarse. Estaba consciente de que Romeo lo veía como un ejemplo a seguir, le gustaba la idea de ser admirado de un modo tan puro como lo hacía el joven, y Natsu estaba seguro que su admiración influenciaba su forma de vestir, por que Natsu estaba una más seguro que Romeo se vestía un poco, solo un poco, como él.

Le hablo a Lucy de sus sospechas y ella solo había girado los ojos y le dijo "¿Recién lo notas?" También Lucy le habló de la idolatría que Romeo con Natsu, influenciaba el cómo se sentía Wendy con respecto a él. Lucy se había visto en la necesidad de explicárselo un par de veces para entender lo que quería decir. "Eras el amor platónico de Wendy" Para empezar, él no sabía lo que platónico significaba y para seguir, Natsu estaba cien por ciento seguro, Wendy sabía que no existía mujer que le interesara que no fuera Lucy. Por que aún que no dispusiera de un nombre para lo que sentía por Lucy, sabía que todos los Dragón Slayers tenían conocimiento de lo que sentía.

Una vez más, los genes de Dragón Slayer tenían algo que ver.

Aburrido de pensar en ese lío, y aún más aburrido de lo que hablaban los hombres, miró el cielo y metió las manos en los bolsillos de su pantalón. Ah, claro. La razón por la que estaba ahí.

Decidió analizar sus alrededores. Romeo escuchaba a Bickslow, Gray estaba dormido recargado en la pared, justo en el lugar perfecto para patear su cara, pero no, no lo haría tenía algo mejor entre manos. Los demás hombres estaban distraídos, Levy tenía una conversación con Laxus y Bickslow vació la botella de Champagne en la jarra de jugo y había comenzado a beberla mientras Freed le pedía "Que tuviera más decencia, eran las 10 de la mañana".

Giro un poco su cuerpo para quedar más en la orilla y ver, sin moverse mucho, el grupo de mujeres y Max que se encontraban en el patio del gremio, aún lado de la piscina, contorsionando su cuerpo y … esperen un minuto.

"¿Acaso la camiseta que tenía puesta Lucy, era suya?"

Si, definitivamente era suya, era su camiseta azul que no tenía mangas, dígase las había quemado, y que tenía el dibujo de un dragón, justo esa camiseta se la regalo Lucy. La joven le hizo un nudo para que le quedara más ajustada y se levantara mostrando su vientre y su espalda baja. Con más decisión decidió entonces usar el regalo de Virgo. Con ambas manos en los bolsillos, fingiendo desinterés de estar ahí, apretó un pequeño botón de los seis que tenía el control que tenía en la mano derecha.

A lo lejos, observó como la rodilla de Lucy perdió el balance por un momento pero volvió a su lugar. Si funcionaba, entonces, más satisfecho que hacía unos momentos, esperó varios minutos para presionar el segundo botón.

En esa ocasión, Lucy dobló la rodilla involuntariamente y Natsu juraba que la podía escuchar respirar de un modo pesado. Presionó el primer botón, y no hubo ningún cambio, nadie había notado nada, Lucy seguía contorsionando su cuerpo bajo la guía de una chica la cual Natsu no recordaba su nombre pero que había visto varias veces en el gremio parte de cuando iba a dar las clases.

Presionó el tercer botón del pequeño control gris y ahora si noto un cambio. Ahora mismo todas las chicas estaban formando una V invertida, con las palmas y un solo pie sobre el suelo y el otro pie estirado flotando en el aire. Ahí fue cuando Natsu notó que Lucy perdió el balance y cayó de lado hacia el pasto con un fuerte golpe en el trasero.

—¿Todo bien, Lucy?— Le preguntó la chica que daba las instrucciones y con gusto y una gran sonrisa en el rostro, Natsu observó como Lucy solo le asentía a la chica con la cabeza, como tenía el rostro sonrojado y aún sentada en el suelo, buscaba juntar sus piernas y controlar la respiración.

Natsu sabía que la clase aún tenía media hora más por delante, así que decidió regresar al primer botón del control, unos segundos después lo apagó. Lo dejo por un rato mientras veía como Bickslow solo un poco alcoholizado les hablaba a todos de las maravillas de un bar en un pueblo cercano donde había unas maravillas atendiendo a los comensales.

Todo eso era muy aburrido, así que se puso a inspeccionar a los que estaban ahí. Gray seguía dormido en la pared, Macao y Wakaba intercambiaban dinero por una apuesta. Elfman y Alzack hablaban de algo que no le interesaba, a un lado un grupo más jugando cartas, Freed y Levy hablaban de unos pergaminos de algo que tampoco le interesaba y sentado en medio de ellos dos, Laxus lo veía fijamente.

No era una simple mirada, no, Laxus tenía esa mirada que te decía mil cosas sin una sola palabra. Natsu entrecerró los ojos y no despegó su mirada, Laxus no lo iba a intimidar.

Laxus alzó una ceja.

Natsu frunció la boca.

Laxus alzó el rostro.

Natsu giró la cabeza.

Laxus sonrió.

Laxus sabía.

Laxus podía oler a Lucy en el.

—Mierda— susurro Natsu y Laxus soltó una carcajada que asustó a la pobre de Levy.

Cuando Gajeel recién comenzaba a salir con Levy y no querían que nadie supiera, claro que Natsu sabía, Levy había comenzado a desprender el mismo olor metálico que Gajeel; aprovechando una de las visitas que los dragones gemelos hicieron a Fairy Tail. Gajeel los sentó a todos y todos, incluyendo a Laxus que se quejaba por que lo metían en esos ridículos asuntos; incluyendo a Natsu que, de verdad no le interesaba el tema, pues no le interesaba quien retozaba con quien, habían acordado, que ninguno iba a usar información sensible, contra nadie.

En ese tiempo, todos sabían que Gajeel y Levy retozaban a cada hora sin necesidad de tener súper olfato.

Ahora, Natsu entendía por qué Gajeel había hecho aquello, él no quería que nadie supiera las actividades que hacían Lucy y él, era algo privado. Aparte de que Lucy le había pedido explícitamente que no quería que nadie se enterara. Y si Lucy, Lucy mandaba.

Pero la sonrisa que le daba Laxus lo decía todo.

Natsu no podía dejarse intimidar, por el bien de Lucy, pues si Laxus sabía, era solo cuestión de tiempo en que Mirajane supiera y si Mira sabía … pero en un lugar muy escondido de su mente, Natsu recordaba a Lucy mencionar algo de Mira.

"Tengo suficiente con Virgo y Mira como para que tu también me preguntes sobre esto"

Eso significaba que Mira sabía de las actividades de Lucy, pero tal vez no tenía conocimiento que lo incluían a él, después de todo, esto era muy nuevo.

Su cabeza estaba comenzando a dolerle de tanto pensar.

Tenía dos opciones en ese momento, dejarse intimidar por Laxus o reafirmar que no le tenía miedo, pues él también tenía información sensible que podía afectar a Laxus.

Pero su guerra de miradas se vio interrumpida cuando Gray lo golpeó en la cabeza.

—Deja de ver tanto a Laxus— le dijo Gray con la mano congelada para darle más potencia al golpe— Vas a hacer que te tire un rayo.

Con mucho esfuerzo Natsu lo ignoró, debía de ganar esta batalla con Laxus.

13 de Mayo— esas palabras fueron suficientes para que Laxus perdiera la compostura y alzara las cejas. Natsu sabía lo que pasó el 13 de Mayo y si era necesario lo usaría en contra de Laxus.

Laxus relajó las cejas y entrecerró los ojos. Dio un pequeño asentimiento con la cabeza hacia Natsu, quien se lo regresó sin perder la expresión de desafío de su propio rostro y así se supo que el tema estaba cerrado. Nadie hablaría nada de nadie.

—¿Qué mierda acaba de pasar?— Gray volvió a golpear a Natsu, esta vez en el brazo.

—Nada que te importe, idiota— le contestó Natsu regresando el golpe, en el mismo lugar que habia recivido el suyo.

—¿Como que nada?, ¿Qué demonios fue eso?— Natsu odiaba cuando Gray le quería presionar para que le dijera las cosas. Ese no era como llevaban las cosas entre ellos. Hablaban lo que querían cuando querían, sin la presión de ninguno.

—Nada, idiota, deja de golpearme— Gray le había vuelto a golpear en la cabeza.

—No peleen— les dijo Romeo preocupado, el joven solo quería saber si tenía que moverse de ahí rápido, no quería quedar atrapado en medio de una pelea entre esos dos.

Pero Natsu no había ido a pelear. Una vez más, recordó a lo que había ido. Ignoro a Gray y volvió a meter las manos en los bolsillos y presiono el segundo botón del control.

Romeo se había alejado de ahí, preocupado de que empezara una nueva pelea y lo involucraran. Gray se recargo sobre la barda de metal, en el lugar donde había estado el joven hacía unos momentos, ahí en la orilla de la azotea y sin mirar a Natsu, le volvió a preguntar.

—¿Qué pasa?— Natsu no entendía la insistencia de Gray al preguntarle.

—Todo bien— Natsu encogió los hombros y miró hacia las chicas donde la mirada de Gray también estaba.

— … ¿Qué le pasa a Lucy?— Lucy había estado sobre sus dos manos parada de cabeza cuando Natsu había presionado el cuarto botón del control en su mano. La joven se dejó caer con tanta fuerza que el fuerte golpe de su caída se escuchó en todo el silencio de las demás mujeres.

—¡¿Lucy estas bien?!— le había preguntado con preocupación la joven que daba instrucciones, rápidamente se acercó a Lucy que hecha una bola en el suelo se sobaba con una mano la cabeza y con otra el vientre.

—Solo está siendo rara— dijo Natsu haciendo un gran esfuerzo de no sonreír, mantuvo su rostro serio.

—No, me refiero a que le pasa ... algo no anda bien con ella— Natsu se giró para ver a Gray directamente con una ceja levantada. ¿Qué sabía Gray de Lucy? Que podría saber que él mismo no supiera. Natsu volvió al segundo botón.

—¿A qué te refieres?— Gray se rascó la cabeza incómodo mientras no dejaba de ver a Lucy que estaba siendo ayudada por la joven de cabello café para ponerse de pie.

—Hace unos días... eee … me pregunto unas cosas — el rostro y el pecho descubierto de Gray comenzaba ponerse de color rojo mientras decía más palabras — Digo, me pregunto unas cosas y la verdad no tengo idea de por qué me preguntaría a mi en lugar de ti. Digo eres un idiota pero ...

Natsu le pateó las costillas con fuerza.

—Habla bien que no te entiendo— Gray le golpeó la pierna que tenía más cerca con el puño congelado.

—Que tu pequeño cerebro no pueda procesar las cosas no es mi problema— Natsu calentó su puño y lo dirigió hacia la mandíbula de Gray, pero antes de que el golpe conectara, la mano de Gray lo detuvo y con un salto, su rodilla atravesó el espacio que los separaba para llegar al estómago de Natsu — Escuchame idiota, esto probablemente te interesa.

—No importa lo que tengas que decir pedazo de …—

—¿Lucy está saliendo con alguien?— Gray lo interrumpió.

—¿Qué?—

—Lucy. Saliendo. Con. Alguien.— Gray rodó los ojos y separó las palabras.

—… No que yo sepa— Eso no era precisamente la verdad, él sabía cuántas citas había tenido Lucy desde que la conocía, sabía dónde habían ido y que habían hecho, no que la rubia le hubiese dicho, pero el sabia. Simplemente no podía dejar que saliera con cualquiera, la última vez que había confiado en alguien nuevo, Lucy había terminado fusionada con un pez gigante.

—…— incómodo Gray se volvió a rascar la cabeza, giraba la cabeza a todos lados como asegurándose que nadie escuchara su conversación — Mira, me pregunto unas cosas que … como lo digo… cosas que haría si tuviera una pareja … pero ya sabes, cosas privadas.

—¿Hace cuanto tiempo te pregunto?— Natsu preguntó rápido.

¿Cuánto?— Gray se tomó un momento para pensar. — ¿Tal vez hace un mes...? No estoy seguro.

No pudo evitarlo, Natsu soltó un respiro y relajó los hombros, ahí mismo se dio cuenta de la tensión que sostuvo mientras Gray le decía aquello. Estaba completamente seguro que Lucy no había salido a citas desde hace más de medio año, probablemente cerca del tiempo en que Virgo le había dado la caja de juguetes.

Natsu no podía negarlo, la última cita que la joven rubia tuvo, fue un asco, sabía por qué la había seguido las tres horribles horas. Con un tipo que no recordaba su nombre, Tomate o algo parecido, pero cuando la joven regresó a su departamento, Natsu ya la esperaba, listo para escucharla quejarse de lo mal que le había ido, el tipo la invitó a cenar, pero había "Olvidado" la cartera, Lucy se vio forzada a pagar, junto con la costosa botella de alcohol que el Tomate pidió para acompañar la cena. Lucy había comprado un conjunto nuevo de ropa, se había tardado varias horas en arreglarse solo para volver a casa decepcionada.

Sabía que Lucy lo había conocido en una tienda, esa información no se lo había dicho la rubia, Lucy se lo había dicho a Levy y él, había estado en el rango para escuchar; él se le había acercado a ella. Habían acordado salir a cenar y según las mismas palabras de Lucy, el tipo había sido muy monótono. Y él mismo podía confirmar, habían sido las tres horas más aburridas de su vida, escondido entre la copa de un árbol cercano, escuchando al tipo adular a Lucy y la ropa que llevaba puesta, hablando de sí mismo sin parar y al final de la cita intentó besarla sin su consentimiento.

Lucy no era así, ella prefería que le dijeran que se veía bien sin importar la ropa que llevase puesta, o el maquillaje que se pusiera. A Lucy le gustaba hablar con las personas de muchos temas donde pudiese opinar. Lucy no hacía nada que no quisiera y si ella no quería besar a alguien, lo dejaba bastante en claro.

Natsu se fue a casa esa noche satisfecha después de escuchar a Lucy quejarse y decir que no le interesaba volver a verlo.

Al día siguiente él le había comprado varias malteadas sin darle explicación alguna. Pero satisfecho con las sonrisas que le daba la rubia cada vez que Mirajane le ponía un vaso nuevo frente a ella.

Y con eso recordó lo que estaba haciendo, por cuarta vez en esa corta mañana.

—Estoy bien, solo me duele un poco la muñeca, entraré a la enfermería a tomar algo—

Una vez más metió las manos en sus bolsillos y apagó el control. Bajo de la orilla de la pared donde estaba sentado y le pateó la rodilla a Gray. Antes de que el pelinegro le regresara el golpe, él ya estaba bajando las escaleras dejando el bullicio de los hombres en la azotea.

El Gran Salón estaba solo, un par de personas en el tablero de misiones y Cana haciendo quien sabe que cosa detrás de la barra.

Observó a su persona favorita entrar por la puerta trasera con dirección a la enfermería mientras sostenía su muñeca izquierda, entre su pecho y su otra mano.

Cual perro siguió a su dueño, camino hacia ella a sus espaldas, sorprendiéndola cuando detuvo la puerta de la enfermería después de que había entrado. Se había girado con un pequeño salto y quedó de frente a él. Casi sorprendida de que él estuviera ahí.

—Na—Natsu … ¿Qué haces aquí?— le preguntó Lucy tartamudeando. Natsu le ignoró y tomó entre sus manos la muñeca de Lucy y la inspeccionó con mucho cuidado de no moverla demasiado.

—¿Te duele mucho?— le pregunto preocupado, básicamente fue su culpa que Lucy se hubiese lastimado. Dentro de él, una vez más sintió la punzada de culpabilidad como el día anterior. Otra vez, le hacía daño.

—Estoy bien, solo me duele un poco, todo mi peso cayó sobre esa mano—

—Wow, si todo tu peso cayó sobre esta mano, ¿Cómo es que no está destrozada?— con la mano sana, Lucy le golpeó el hombro con fuerza. Natsu solo reía sin inmutarse ante el golpe. Puso su mano caliente en la espalda de Lucy en el espacio de carne expuesta y la giró para guiarla hasta una de las camas donde la hizo sentarse.

Busco en el estante una crema para el dolor y una venda. Sabía dónde estaban todas las cosas ahí, no es que se lastimara muy seguido, pero cuando Erza se enojaba con él y con Gray, no dejaba a Wendy curarlos y ellos mismo habían aprendido a curarse sus propias heridas.

Se sentó frente a ella en la misma cama, con un pie debajo de su cuerpo y su torso inclinado hacia la rubia, quien sentada con las piernas juntas y los tobillos separados, lo miraba esperando por sus acciones. Abrió el bote de crema y le tomo la mano, con mucho cuidado y mucha paciencia le comenzó a untar la crema que olía a almendras, entre el espacio de cada uno de los dedos, en movimientos circulares sobre la muñeca y un poco más abajo, duró unos momentos más de lo necesario masajeando la palma.

—Lo siento, Lucy—

—¿Eh?, ¿De qué hablas?— mostrando destemple en el rostro, con las cejas alzadas, los ojos bien abiertos y la boca un poco abierta.

—Es mi culpa que hayas caído— ella juntó sus cejas.

—Oh, Natsu, no … yo estaba distraída— claro que estaba distraída, tenía algo metido que vibraba cuando Natsu quería. Le era difícil concentrarse en su respiración y hacer posiciones de Yoga mientras Natsu jugaba con las intensidades.

—Es mi culpa— dijo y se concentró en comenzar a ponerle a venda, con mucho más cuidado, sostuvo su brazo, con un dedo acariciando la piel. No se molestó en calentar su mano, no era el momento para aquello; era momento de atender a Lucy. varias vueltas después, hizo el nudo necesario para que la venda no se moviera de su lugar.

Se puso de pie para guardar la crema en su lugar y el resto de la venda en el lugar adecuado, escucho a Lucy moverse ligeramente en su lugar. Se dio vuelta y se encontró con la rubia aun en la cama pero sentada hacia el centro de la cama, con los pies colgando de la cama con sus pies cubiertos solo con calcetines.

—Natsu— le llamó y él dejó de ver los calcetines azules que llevaba puestos. Los nervios se veían en su rostro y la indecisión danzo entre las pupilas — ¿Quisieras … tal vez … terminar mi castigo?

La miró y no pudo evitar sonreír. Lucy nunca dejaba de decepcionar. Se acercó a la cama y se sentó recargando su espalda en la cabecera, abrió los brazos y rápidamente Lucy se acomodo entre ellos. Descanso su cabeza sobre su pecho, casi a la altura de su corazón, aun sosteniendo su mano recién vendada, descanso ambas sobre su abdomen, se encogió y dejó que sus rodillas tocaran su cadera.

Natsu sacó el pequeño control gris de su pantalón y apretó el segundo botón. Rápidamente Lucy se encogió en su lugar y Natsu pudo ver como en su cara tenía una mezcla de placer y desesperación, con los ojos entreabiertos, pestañeando muy pesadamente, acompañado de pequeños jadeos que salían de entre sus labios. El cuarto botón, hizo que Lucy se expandiera en su lugar, expandió su espalda y estiró las piernas pegando su cuerpo más a Natsu.

Natsu podía sentir su cadera hacer pequeños movimientos contra su propia pelvis que comenzaban a incendiar sus adentros poco a poco.

—¡Ah!— Lucy gimió fuerte cuando el quinto botón fue presionado y Natsu la sintió deshacerse a su lado. Ahora con la claridad de la luz del día, podía ver su rostro mientras tenía un orgasmo.

Suspiraba con fuerza, tenía los ojos cerrados con fuerza y una mueca en la boca, podía ver su rostro enrojecer desde las mejillas atravesando la nariz y su mano sana se había agarrado con fuerza de su chaleco y aprisiono su pierna izquierda entre las suyas.

Una vez más, intoxicado con el olor de su orgasmo se sintió tan feliz y completo como la noche pasada.

Pero no pudo disfrutar mucho, pues escucho como a lo lejos los tacones de Cana se acercaban a la enfermería.

—Alguien viene— le susurro sobre el cabello y cuando comenzó a quitar el brazo que si tenia manga que la rodeaba los hombros escucho un ruido de protesta que venía de Lucy que tenía el rostro escondido en su hombro con la nariz enterrada entre su axila y agradeció que había tenido la idea de bañarse esa mañana.

Se puso de pie y se acercó al estante de las medicinas mientras Cana entraba a la enfermería preguntando por la rubia que ya se estaba sentando en la cama una vez más.

—¿Estás bien, Lucy? Escuche que te lastimaste— le preguntó y se acercó a la cama donde Lucy le sonreía.

—Estoy bien, mira, Natsu ya me atendió— Natsu rebuscó entre las botellas de pastillas por una que le quitara el dolor en las próximas horas.

—Que bien, buen chico— Cana le palmeó con fuerza la espalda y dejó de disfrutar del olor a Lucy para tener el olor a alcohol en sus pulmones. Festejo cuando encontró el bote de cristal que Wendy siempre usaba con él.

—Toma Lucy— le aventó el pequeño botecito — Tomate eso para el dolor.

—Será mejor que vayas a casa, Lucy, esas pastillas te pueden marear— Natsu se preguntó cómo Cana sabía que esas pastillas mareaban si no creía que Cana tenía capacidad de sentir mareos desde hace muchos años.

—Esta bien— Lucy se tomó una de las pastillas y se puso de pie lista para irse— Un momento, olvido mis zapatos.

—Tu tranquila, deja que Natsu vaya por ellos—

—¿Yo por qué?— se quejó pero ya había comenzado a caminar hacia los casilleros donde sabía que a Lucy le gustaba guardar sus cosas. Tomó el par de zapatos y la bolsa de la rubia y regresó a la enfermería donde se encontró con Lucy sentada en la cama negando con la cabeza con fuerza y a Cana riendo. Alzó una ceja preguntando que pasaba pero ninguna le contestó. Solo Lucy se puso de pie y caminó hacia él y después de usarlo para recargarse y ponerse los zapatos comenzó a caminar saliendo de ahí.

Antes de seguir a Lucy, le dio una mirada a Cana que solo se encogió de hombros y le dio una de esas sonrisas cómplices. Movió su mano en forma de despedida y corrió a alcanzar a Lucy que estaba ya saliendo del gremio.

—Sabes, Lucy— Le dijo Natsu una vez se puso a su lado mientras colocaba su mano sobre la espalda de Lucy, con su pulgar sobre su espina y los demás dedos curiosamente muy cerca de la orilla de sus leggins— Me está empezando a gustar, verte de ese modo.

Así, vulnerable para él.