Fairy tail no me pertenece. La historia es de mi imaginación.
Advertencia: Solo mayores 18. Por favor, no imitar lo aquí escrito. SIEMPRE todo consensuado. Practiquen sexo seguro. Comuníquese con sus parejas.
Capítulo VI
I want to fuck you like an animal
En cuanto se había subido al tren, dejó su mochila caer en el piso y dejó que su cuerpo golpeara contra los asientos. Escucho levemente como detrás de él, Erza y Lucy entraban y se acomodan, Lucy hacia su usual ritual, limpiaba un poco el asiento, se acomodaba la ropa, estiraba sus brazos, si tenía una botella de agua, la sacaba y la ponía al alcance, en ese caso la había colocado a un lado de su libro que había llevado para leer, colocó su mochila en la parte superior y las escuchó hablar mientras se quitaban los abrigos.
Al salir de Magnolia el frío no era tanto pero al pueblo donde se dirigen se encontraba bajo varias capas de nieve, todos habían empacado lo necesario para el clima. Lucy estaba usando ese horrible abrigo rosa que tenía peluche en todas las orillas y que Natsu le había amenazado varias veces con quemarlo para que la joven se comprara otro.
—No te atrevas, este me gusta— el abrigo rosa seguía con vida, pero no por mucho. Era una desgracia para la vista de cualquiera que tuviese que verlo.
Lucy lo acomodó en el asiento donde estaba Natsu tirado y le levantó un poco los hombros y se sentó dejándolo caer sobre sus piernas.
Natsu se sintió en el paraíso.
El tren había comenzado a moverse pero él pudo, entre mareos y náuseas, acomodarse mejor una vez Lucy se había sentado esperándolo a que se moviera. Había acomodado su cuerpo de lado, de modo perfecto en que pudiera abrazar su estómago en caso necesario y con su cabeza recargada sobre los gruesos muslos de Lucy; claro que se había acomodado perfectamente para esconder el rostro en el vientre de Lucy.
Ella no había protestado.
Sacó un libro y comenzó a leer mientras con una mano, había comenzado a acariciarle la cabeza; con pequeños círculos sobre el cuero cabelludo y en ocasiones usaba sus dedos para crear pequeños rizos en los mechones más manejables.
Su mareo se calmaba al estar él mismo tranquilo. Aún sentía la bilis en la boca del estómago y su cabeza navegar entre el movimiento y la sensación de no estar en piso firme y el olor … el olor no le molestaba, pues al tener el rostro enterrado en Lucy solo podía olerla a ella.
Lucy olía ese día como si se hubiera restregado en todo el cuerpo miel de abeja. Ahora estaba completamente seguro, porque había acompañado a Lucy el día anterior antes de que salieran a esa misión, de que los jabones que usaba los compraba a una joven de cabello castaño que ponía su puesto de productos naturales todos los fines de semana en el mercado de Magnolia. La joven le había explicado a Natsu que realizaba sus productos a mano con flores y miel procesada de los alrededores.
Natsu le había comprado tres botellas y cinco jabones a Lucy, le había prometido a la joven regresar en cuanto pudiera para comprarle más; ella los despidió con una gran sonrisa guardando las Jewels. Solo había metido las botellas y jabones en las bolsas de compras y así Lucy olía a las flores con miel. Pero el día de hoy, la miel predominaba tanto que lo hacía sentirse drogado de satisfacción.
Pero cuando se acercó aún más a Lucy, pudo oler el leve olor que le decía que Lucy estaba por comenzar a sangrar, podía verlo en el vientre ligeramente inflamado, en la incomodidad en cómo se sentaba, en cómo se rascaba los pechos sobre la blusa cuando creía que nadie la veía, en cómo prefería comer más grasas en esos días y se olvidaba de la dieta, sabía que en esos días, no sentía libido al contrario de una semana atrás cuando sabía perfectamente ella estaba ovulando y se había masturbado a un lado de él.
Un par de días más y podría oler el metal de la sangre.
Sin importarle mucho que Erza lo pudiera ver, había dejado un casto beso en la piel descubierta de su abdomen, por que claro, no importaba a donde fueran, Lucy iba a seguir usando sus minifaldas y blusas cortas hasta el fin de los tiempos. Sintió el escalofrío que le recorrió el cuerpo y no pudo evitar reír contra su piel. Lucy en cambio le jalo el cabello.
Así pasaron las horas de viaje. Claro que pudo haber pasado algo y él no se iba a enterar, no tenía la capacidad mental en ese momento para procesar nada en absoluto.
—¡Lushyyyyyy!— la pequeña bola de pelos azules voló a máxima velocidad hacia los pechos de Lucy en cuanto la vio salir del tren.
—¡Happy!— alegre, Lucy abrazo a Happy contra su pecho. Por casi dos meses no habían visto al Exceed que tanto querían.
—¡Erza—san!— Wendy dio varios saltos acercándose a abrazarla. Erza quien salía del tren arrastrando detrás de ella a un inconsciente Natsu, se preparó para recibir a Wendy en sus brazos, dejó a Natsu caer con un fuerte golpe y abrazó a Wendy.
Gray no perdió la oportunidad de patear a Natsu.
A Natsu aún le faltaban varios minutos para recuperarse.
—Te extrañé mucho, Lushy— Happy y Lucy duraron varios minutos abrazados a la espera de que Natsu se sintiera mejor y cuando lo hizo se quitó el polvo que las patadas de Gray le llenaron.
—¡Happy!— extendió los brazos esperando un abrazo de igual medida de parte del gato.
—Ah, … Hola Natsu— solo dijo Happy y permaneció entre los pechos de Lucy. Ella no pudo evitar mirarlo con burla.
—Yo también te extrañé Happy— Lucy le acarició detrás de las orejas como le gustaba.
—Si me extrañabas tanto lo hubieras dicho, no tenías que deprimirte y comer, por que se te nota que engordaste— Lucy le jalo los bigotes hasta que el gato pudo escabullirse hasta Natsu.
Grey y Juvia habían viajado unos cuantos días antes a Lamia Scale. Gray había hablado cosas súper secretas con Lyon y el día indicado habían viajado junto con Wendy, Carla y Happy hacia el pueblo donde acordaron con Erza y los demás.
Iban a realizar una misión sencilla pero que requería a todo el equipo junto, más Juvia por supuesto. Pero antes de eso, viajaron hacia la pequeña Villa Peace.
Un lugar tan pequeño cerca de Margarett, ciudad donde estaba Lamia Scale, no tenía más de treinta casas, un pequeño mercado, dos pozos, la pequeña parada del tren, una escuela y una sola calle principal. Todos los vecinos se conocían entre sí y cuando el equipo Natsu llegó se encontraron con el pueblo vacío y las chimeneas encendidas, varios niños corriendo a sus casas y nieve comenzando a caer.
El olfato de Natsu había sido el guía pues ninguno antes había estado en ese pueblo. Se dirigieron a la escuela, que no era más que un edificio con dos salones y de uno aún salían niños con bufandas bien tapados y mocos secos en la nariz. Ahí en la puerta despidiendo a un par de gemelos acomodándoles la chamarra, estaba Anna.
—¡Señorita Anna!— Wendy no pudo evitarlo, corrió dejando atrás a todos para abrazar a Anna.
—¡Oh, Wendy!— sorprendida por la joven Dragon Slayer dio un par de pasos atrás cuando Wendy la abrazó; en ocasiones la joven olvidaba que tenía más fuerza de lo normal.
—Aun lado Wendy, que hay fila— Natsu dejó caer su mochila y de varios pasos largos se acercó a las dos. Wendy la había soltado ya y se había hecho a un lado aún sonriendo de felicidad de verla.
Natsu rápidamente enredó sus brazos en la cintura de Anna abrazándo la con fuerza, escondió su cabeza en la bufanda tan similar a la suya que tenía puesta, ella se limitó a abrazarlo con ternura como había abrazado a Wendy, pero Natsu no se limitó a eso, sin complicación alguna alzó a la maestra y dio un par de vueltas con ella aún sintiendo la paz que le traía el olor tan familiar de Anna.
Lo hacía sentirse tranquilo y entusiasmado, olía a recuerdos y a hogar, olía a todo lo que le gustaba y también un poco a Lucy.
Pero nunca igual.
La dejó en el suelo y la pudo ver desde arriba. El había crecido un poco más desde la última vez que la había visto y ella se había encogido un par de centímetros. Pero era lo único que había cambiado, en todo lo demás seguía siendo la misma. La dulce sonrisa y los ojos llenos de amor y cariño, Anna era la definición de perfecta.
Como Lucy, ella también era perfecta. Tan parecidas y tan diferentes.
Y si Lucy maduraba del mismo modo que Anna, Natsu estaba seguro que sería como los vinos, entre más entrada en los años, mejor.
—Natsu, mira cuanto has crecido— Anna le tocó el rostro con cariño y se removió un poco los mechones que le tapaban los ojos, Natsu sabía lo que buscaba, buscaba el brillo de sus ojos, el brillo que le decía que no tenía nada de Demonio dentro.
Pero ella lo dejó de lado y caminó hacia Lucy quien se había quedado varios pasos atrás junto con Erza y los demás. La abrazó y la obligó a recargarse en ella. Natsu sabía que a Lucy le había costado más abrirse a Anna aunque era prácticamente la única familia viva que tenía.
Al principio había sido difícil para Lucy, pues entre las emociones, al verla por primera vez, ella había dicho en un tartamudeo el nombre de su madre fallecida, Natsu le había explicado quién era y cuando fue recordando más cosas, le contaba cómo ella había sido la maestra de los Dragon Slayers, tal vez lo único más cercano a una madre que tuvieron varios.
Anna mantuvo a Lucy abrazándola por varios minutos susurrándole en secreto lo hermosa que se veía y lo alegre que le ponía que fuera a verla. Todos les dieron varios minutos a solas mientras Gray y Natsu empezaban una pequeña guerra de nieve con lo poco que se había juntado ya a sus pies.
Ninguno ganó, Erza los detuvo antes de que comenzaran a usar sus poderes.
—Vamos a mi casa, deben de estar hambrientos— la casa de Anna era pequeña y cómoda, de un extraño modo parecida al departamento de Lucy. Una habitación, una sala, un baño y una cocina, Erza y Lucy habían salido al mercado a comprar un poco más de producto, pues no querían aprovecharse de la amabilidad de Anna pues sabían que Natsu comía demasiado y eran varias personas.
Así con Happy escondido entre la chamarra de Lucy para evitar el frío, las dos salieron de la comodidad de la casa, pidiéndole a Juvia que evitará cualquier pelea que Natsu y Gray pudieran comenzar. En el camino de regreso Lucy había resbalado tres veces a causa del hielo. Para ese entonces Natsu ya había encendido la chimenea y Gray estaba solo con pantalones puestos. Juvia y Wendy habían comenzado a preparar la comida esperando por Lucy y Erza.
Y como la casa de Lucy cuando todos se reunían, se acomodan donde podían y disfrutaban sin importar.
—¿Y cual es el motivo de la visita?— preguntó Anna mientras comían. Se había sentado en medio de Natsu y Lucy sin intención alguna pero notó la mirada que Gray le daba a Natsu, burlándose de su posición al no poder estar al lado de Lucy, extrañada ella ignoró aquello.
—¡Claro!— Lucy se había limpiado la boca usando una servilleta y se levantó a buscar en su mochila algo, Natsu la observo moverse con familiaridad en la casa y cuando Lucy se puso de rodillas para rebuscar en la mochila no pudo evitar girar un poco la cabeza para tener una mejor vista de su trasero.
Happy a su lado rio detrás de su pescado preparado para burlarse. Pero Gray se le adelantó.
—¿Acaso te tapo la vista, eh idiota?— Natsu lo miro. Alzó una ceja y estuvo a punto de hacer un comentario muy despectivo sobre su rostro cuando Lucy saltó sosteniendo algo en la mano.
—¡Lo encontré !— volvió a la mesa a sentarse para entregarle a Anna un sobre con su nombre al frente con la caligrafía de Levy y el sello de Fairy Tail en el reverso — Los bebés de Gajeel y Levy están por nacer y nos pidieron venir a buscarte.
—¿Enserio? No puedo creer que Gajeel vaya a ser el primero en tener hijos — Anna se tomó un momento para leer la carta de Levy donde le pedía ir a Magnolia a conocer a los gemelos y quedarse unos días para el festival de otoño que sería en tres semanas — Por supuesto que iré. Estoy ansiosa. Puedo recordar perfectamente cuando todos eran unos niños del mismo tamaño de Happy.
El aludido se sonrojó ante la mirada de Anna.
—Apuesto a que Natsu era el más feo— dijo Gray que aún miraba a Natsu con burla. Natsu lo ignoró y siguió comiendo poniéndole de la salsa picante especial de Anna a toda su comida sin importarle a que le ponía.
—Todos eran hermosos, Wendy era la más tierna— dijo mirando a Wendy — Miren ahora, toda una jovencita y pensar que el día de hoy podrías estar del mismo tamaño de Sting y Rogue.
—Ellos también van a estar para el festival de otoño— anunció Erza, su rostro cambió drásticamente a uno competitivo— Tendremos una competencia de cocina y su gremio es nuestra competencia número uno.
Erza había tomado ambos cubiertos entre los puños de las manos y con su mirada más peligrosa comenzó a contarle a Anna de el último año cuando Minerva había ganado la competencia.
—Pero llevo todo el año practicando, esta vez le ganaré— anunció la pelirroja mientras todos suspiraban al recordar las cientas de recetas que les había obligado a probar, muchas de ellas siendo más tóxicas que las anteriores.
—Tranquila Erza— susurro Lucy un poco asustada del aura oscura que rodeaba a la pelirroja.
—Qué emoción— dijo Anna con una sonrisa.
La noche cayó y la nieve siguió.
Se acomodaron para dormir en la sala, movieron la mesa y los sillones y colocaron los sacos de dormir listos para pasar la noche.
Natsu a un lado de Lucy, quien a su vez tenía a Wendy al lado y está a Erza. Gray y Juvia estaban adyacentes a ellos pero lejos de Natsu por que después de que Natsu le pateara la cabeza a Gray varias veces habían comenzado a pelear y Erza los había obligado a alejarse.
Erza mandó a Natsu a cortar más leña y atender el fuego de la chimenea para que ninguno tuviera frío en la noche.
Anna no podía evitar reírse divertida ante las manías de Natsu y Gray.
Para cuando regresó dentro de la casa, Erza ya estaba completamente dormida abrazando a Wendy quien tenía a Carla en sus brazos. Giró los ojos indignado, lo mandaba a cortar leña y se dormía rápidamente.
En su camino no pudo evitar pisar el pie de Gray por "accidente", quien sacó una mano de entre el saco de dormir y le enseñó el dedo medio.
Metió la mano y acomodó los leños dentro de la chimenea. No olvidó tomar un poco para comer. Nunca iba a ignorar un buen fuego. Se metió en su saco y se acomodó mirando el techo. El silencio era agradable y el lugar era cómodo pero Natsu había comenzado a acostumbrarse a dormir con el olor de Lucy en los pulmones.
La semana anterior al salir a esa misión, casi no había tenido oportunidad de ver a Lucy. Pues Levy había sido puesta en descanso total después de que se había tropezado en el gremio y unos histéricos Let y Droy habían buscado a Porlyusica haciéndola enojar por haber sido llevada contra su voluntad al gremio cuando ella específicamente había dicho que "No quería ver más humanos idiotas que no saben cuidarse solos".
Por esto, Lucy había pasado todos los días junto a Levy. Día y noche había estado en su casa. Para Natsu había sido una semana muy aburrida. Hasta dos días antes de la misión, Gajeel había llegado a Magnolia y Lucy había llegado a su departamento para encontrarse a Natsu dormido entre sus sábanas.
A contrario de lo esperaba, Lucy solo le sonrió y le comenzó a contar lo que había hecho esa semana. Y Natsu un poco sorprendido de que no le regañara por estar en su departamento sin pedir permiso, se quedó observándola desde la cama.
Se había acomodado de lado recargando su cabeza sobre su mano viéndola danzar por todo el lugar recogiendo cosas y limpiando un poco, había expresado que estaba cansada y quería dormir pues el día siguiente quería ir de compras, donde Natsu le compró los jabones.
Pero Natsu no pudo evitar decirle que "Hueles a metal, date un baño" cómo si le hubiera dicho que olía a mierda de perro.
Indignada, Lucy pensó que era una buena idea. Un baño y a dormir.
Lo que Natsu no esperaba es que ella comenzara a desvestirse ahí mismo, frente a él.
Se había quitado las botas primero, las medias después. "Mira, nos pintamos las uñas también" le dijo con inocencia moviendo los dedos de los pies enseñándole las uñas de color rosa claro. Después se quitó el suéter y lo colgó en el clóset, ahí fue cuando Natsu sintió su rostro arder y su garganta cerrarse.
Se había quedado dándole la espalda y se había quitado la blusa. Natsu pudo ver su espalda completa y el sostén blanco que estaba usando, ella se dio la vuelta y le mostró en primer plano sus pechos hinchados abrazados por la tela.
Natsu pudo oler el perfume que Lucy usaba cuando se quitó la blusa, combinado con el olor a sudor y su jabón usual. Escuchó la cremallera de la falda bajar y agradeció que estaba tapado con las sábanas porque definitivamente tenía una erección. Lucy dejó que su falda cayera por sus caderas y con simplicidad, aunque Natsu no estaba seguro de eso, levantó un pie y dejó la falda sostenida por el otro pie cuando cambió; Natsu se fijó en la tanga blanca que Lucy tenía puesta, que de frente le cubría solo lo necesario y cuando se dio la vuelta y comenzó a caminar hacia el baño, Natsu pudo ver el pequeño pedazo de tela siendo el puente entre las dos nalgas.
Podía jurar que Lucy movía las caderas con demasiada exageración mientras caminaba.
Lucy lo estaba tentando y él no sabía cómo responder. No sabía que significaba, no sabía qué era lo que quería Lucy en ese momento.
Esa era la parte donde necesitaba que fuera sincera y le dijera que quería.
En el libro rojo había leído, que en este caso, Lucy podía buscar hacer acciones que le molestaran porque buscaba recibir un castigo, pero, para él que se desnudara frente a él no le molestaba, al contrario, lo alentaba a que sucediera con más frecuencia.
Así que se quedó pensando en cómo abordar el tema en cuanto Lucy saliera del baño.
Media hora después, ella salió cepillando su largo cabello, solo con una gran camisa puesta y los pies descalzos. Fue a la cocina donde tomó un vaso de agua y regresó hasta sentarse en la orilla de la cama.
—Me puedes secar el cabello— como de costumbre, se acomoda detrás de ella, a una distancia razonable y con las sábanas cubriendo su cadera, tomo el cepillo y comenzó a separar mechones de cabello con mucho cuidado pasaba sus dedos entre las hebras pues sabía que con mucha facilidad formaban nudos.
—Natsu— le llamó sacándolo de su ensoñación. El solo respondió con un "Mmmh" mientras seguía separando cabello— Quiero pedirte algo.
—¿Qué es?— preguntó tratando de deshacer un nudo que se formó sin que Lucy se diera cuenta.
—Quiero que intentemos algo más … fuerte— ella giró un poco la cabeza para alcanzar a verle el rostro.
—¿Fuerte?— cuestiono dejando de lado el cepillo y dedicarse a usar solo sus dedos entre las puntas.
—Si … quiero algo más... intenso— ella giró todo su cuerpo y quedó entre las piernas de él mirándolo profundamente con sus grandes ojos castaños — Quiero saber mis límites de dolor.
—Bien— era como si Lucy le leyera la mente y él no tuviera que preguntar nada, ¿era acaso que se entendían el uno al otro hasta ese punto?— Dime como.
—¿C—Cómo?— preguntó y la decisión dejó su rostro— ¿A aa que te re—refieres?
—En que me digas que es lo que quieres hacer— le dijo girando los ojos como si fuera lo más obvio del mundo.
—Eeh, yo … no estoy segura— Ella comenzó a verse más cohibida y supo que era momento de tomar el mando de la conversación.
—Qué te parece, si yo te enseño cuáles son tus límites— acercó sus manos sobre sus brazos descubiertos y calentando las palmas comenzó a acariciarlos levemente mientras le hablaba— No quiero que pienses en algo drástico y termine haciéndote daño.
—Tú jamás me harías daño— dijo rápidamente alzando el rostro mirándolo con ternura.
—Exacto— afirmó y la acerco un poco hacia él. Ahora que veía de cerca la camiseta se daba cuenta que era suya, "¿En qué momento estaba tomando sus camisetas?" Y podía ver la orilla de los calzones negros que se había puesto, noto que no llevaba sostén puesto pues veía la caída natural de sus pechos entre los pliegues de la camiseta — Que te parece esto. Te dejo el libro rojo para que lo leas y veas que te gusta.
—…—ella asintió con fuerza.
—Solo, si sigues mis órdenes en algo sencillo— ella afirmó una vez más pero con menos ímpetu — Muy bien. ¿Te parece hacerlo ahora?
Por tercera vez, afirmó con la cabeza.
Le soltó los brazos y se quitó la bufanda del cuello, le hizo una pequeña seña con la mano para que se acercara más a él. Le puso con mucho cuidado la bufanda en los ojos y le acomodó los mechones de cabello que quedaban en diferentes direcciones.
Busco una de sus manos que estaba sobre sus rodillas y la guió para que se bajara de la cama y se sentará en el suelo, con las rodillas dobladas y las manos sobre sus rodillas.
Comenzó a dar vueltas alrededor de ella dejando que se acostumbrara a su presencia. Escucho su respiración un poco agitada, nerviosa de lo que podía suceder. Se sentó detrás de ella, dejándola entre sus propias piernas y colocó sus manos lentamente sobre sus muslos tan solo rozando la piel comenzó a subir alzando con sigo la camiseta.
Sintió la orilla de los calzones y se detuvo un momento tan solo a frotar sus pulgares sobre los costados haciéndola tener un escalofrío.
—Me gusta que me digas lo que quieres— se había acercado a su oído donde le dijo con su voz más baja y ronca pues no podía evitarlo, le excitaba demasiado verla tan disponible para él. Terminó de subir las manos sobre su cintura, calentó las palmas gradualmente varios grados más arriba de lo usual y con la camiseta haciendo bulto sobre sus manos, movió sus dedos con mucha calma sobre la piel — Dime que es lo que sientes.
—... eerg— ella solo había hecho un sonido brutal. Observó como hacía su espalda hacia atrás buscando entablar más contacto físico con él, pero no lo permitió y sosteniéndole en su lugar desde la cintura le insistió.
—Dime lo que sientes— le dijo más firme. No pudo evitar ver cómo contrajo las nalgas y las movía sobre sus tobillos.
—Siento calor— dijo con una vocecita. Natsu masajeó la cintura con un poco más de ímpetu.
—¿Qué mas?—
—Impaciencia— dijo entre un jadeo mal disimulado.
—¿Por qué impaciencia?— una vez más se acercó a su oído y le susurro, dejando que su aliento caliente le moviera los cabellos.
—Po—por que... por que qui—quiero tocarme— dejó de masajear la cintura y le soltó ganando un sonido de reproche por parte de ella.
—¿Y por qué no te tocas?— preguntó con inocencia caminando una vez más a su alrededor.
—Por qué no me has dado permiso— Natsu no pudo evitar sonreír y tocarse el pecho donde sentía el ardor de la emoción.
—Buena chica— le festejó tocándole el rostro con mucha lentitud tan solo usando sus dedos para seguir la línea de su mandíbula. Pudo ver como entre sus labios se formaba una sonrisa y Natsu se preguntó, no por primera vez, qué se sentiría besarlos.
Le soltó el rostro y ella se inclinó hacia enfrente buscando seguir el contacto.
Se puso de pie y busco en la cama la almohada que le gustaba usar, la del lado izquierdo la que tenía una pequeña quemadura en una orilla, gracias a él por supuesto y que era de color amarillo.
Se puso detrás de Lucy quien impaciente seguía frotando su trasero sobre sus talones. Natsu usó su propio pie para separar sus talones y con un "Alzate" ella se puso de rodillas, le separó las piernas y los tobillos aún usando su pie con pequeños golpecitos con los dedos.
Colocó la almohada y con una mano en el hombro la hizo sentarse sobre el accesorio de cama.
Ella gimió ligeramente y la escucho tragar saliva con mucha fuerza, una vez más la observo mover su trasero pero esta vez, usaba su cadera para acomodarse y buscar fricción sobre la fría almohada.
—¿Qué sientes ahora Lucy?— se puso de pie frente a ella y se quedó observando su rostro.
—Me … me siento muy … estimulada— Natsu se puso a sus espaldas una vez más, con ambas piernas a su alrededor, casi tocando las plantas de los pies con la parte interna de sus muslos, dejó una pequeña caricia sobre cada pie obligandola a enroscar los dedos. Esta vez le tomó de las caderas sobre la camiseta de un modo firme.
—¿Quieres que te guíe?— le dijo apretando la carne. Ella asintió— Usa palabras.
—Si, quiero que me guíes— dijo ella suspirando.
Natsu comenzó a guiar las caderas de Lucy para que se movieran en pequeños círculos, sentía como ella quería más fricción pero se mantenía firme en hacer el movimiento lo más lento posible. Desde su posición podía ver el cuerpo de Lucy formar la silueta perfecta, los pequeños dedos de los pies y la piel extra a los lados de las caderas que apretaba entre sus dedos, la angosta cadera y la cascada de cabello que quería jalar con fuerza, podía escuchar con claridad la piel rozar con la tela, podía oler el sudor de entre los muslos y con claridad escuchar su corazón agitado.
—¿Na—Natsu?— le llamó ella para después soltar un gemido y Natsu sintió el jalón de la camiseta cuando ella agarró la tela con fuerza entre sus puños.
—¿Si, Lucy?— le preguntó escuchando su propia voz más gruesa pues no podía evitarlo, la situación era más erótica de lo que había planeado.
—¿Puedo terminar?— Natsu pensó que eso era demasiado rápido, pero una vez más, apenas estaba conociendo el tiempo "normal" de Lucy.
—Claro que si— le ayudo moviendo con tan solo con un poco más de ímpetu sus amplias caderas, esta vez de frente hacia atrás. La escuchó jadear con más fuerza y su corazón latir, olió los fluidos de Lucy empapar la almohada y con mucho gusto observó cuando tiró la cabeza hacia atrás y de entre sus labios salió un fuerte gemido. Ella movió su cuerpo hacia delante y cayó sobre la alfombra con la cabeza sobre sus brazos y la respiración agitada.
—Esa es mi chica— le felicito haciendo pequeños círculos con los dedos en la cadera y espero con paciencia hasta que recuperara el aliento.
Cuando la escucho suspirar y comenzar a levantarse, le empezó a deshacer el nudo de la bufanda para quitársela de los ojos y dejarla caer sobre los hombros, se puso de pie y fue hacia el baño, busco entre las pijamas de Lucy y salió hacia la habitación, rebusco en el cajón de la ropa interior y saco los calzones más feos que Lucy podría tener, por que si tenía, él los había visto en una de sus búsquedas entre sus ropa.
Se dio la vuelta y la encontró sentada en la cama con la bufanda aún en los hombros y abrazando la almohada que había tenido entre las piernas.
Le extendió la ropa en una mano y la otra la señaló hacia la almohada, donde ella un poco confusa se la dio.
—Ropa limpia— le dijo y la dejó ponerse de pie y se metió a la cama.
—¿Qué piensas hacer con la almohada?— él la miró mientras acomodaba dicha almohada justo donde iría su cabeza. No pudo evitar sonreír al ver su rostro volverse completamente rojo.
—Usarla por supuesto— y se dejó caer listo para dormir. La había escuchado cambiarse ahí mismo, haciendo a un lado la ropa usada, se metió debajo de las sábanas y Natsu sintió como estiraba una mano sobre su cintura tocando su pecho ligeramente, la sintió dejar su pecho y buscar su brazo y seguirlo con lentitud hasta que encontró con su mano.
Él sonriendo, entrelazo sus dedos con los de ella y dejó un pequeño beso sobre los dedos y le deseo buenas noches mientras acuñaba las manos entrelazadas sobre su pecho.
Cuando ella le contestó, la sintió pegada a su espalda, respirando en los omóplatos, donde ella le dejó un beso que apenas sintió, entrelazó sus pies y se acomodó para dormir.
Al día siguiente Natsu se había ido a casa, con los calzones empapados de los fluidos de Lucy en la bolsa del pantalón y con tantas ganas de masturbarse como nunca jamás.
Por la tarde se presentó en el departamento de Lucy, con su mochila lista en una mano y el libro rojo en otra. Por la tarde habían hecho compras juntos, bromeando y caminando lado a lado como si nada hubiera pasado un día antes y esa noche se habían dedicado a dormir pues Lucy había alegado que tendrían que despertar temprano para tomar el tren.
Con los recuerdos de las noches anteriores, Natsu se dedicaba a mirar el techo de la casa de Anna.
Quería hacer más cosas con Lucy pero en ese momento no era precisamente buena idea. Le gustaba la privacidad e intimidad que se creaba cuando pasaban el tiempo juntos. Ahí mismo con Erza tan cerca temía por todas sus extremidades si se acercaba más de lo necesario a Lucy.
De verdad sentía la necesidad de estar más cerca de Lucy, quería escucharla gemir gracias a él, quería ser el responsable de todos sus orgasmos, el hecho de que por una semana solo tuvieron uno de sus momentos a solas lo frustraba.
Se había acostumbrado tanto a dormir mientras se tocaban de ese modo tan secreto que tenían. Con las manos entrelazadas o que alguno siempre tocaba la espalda del otro o Lucy y su nueva afición de que sus pies se tocan todo el tiempo, hasta le gustaba cuando despertaba y tenía el cabello rubio metido en la boca.
Se levantó sobre su codo y observó a su alrededor. La puerta de la habitación de Anna estaba bien cerrada, Erza y Wendy dormían plácidamente; Juvia hablaba entre sueños sobre su Gray—sama y Natsu estaba seguro que Gray, aún dormido, le contestaba.
Happy ronroneaba con felicidad entre los brazos de Lucy y ella misma dormía con tranquilidad.
Se acercó un poco y buscó con la mano la orilla del saco de dormir de Lucy, metió la mano y buscó con lentitud su cuerpo para usarlo de palanca y acercarse a ella.
—Míralos, que confiancita se tienen, ¿no?— la mañana siguiente le despertó la voz de Gray y las risitas cómplices de Juvia.
—Moo, Gray—sama mire, parecería que no es la primera vez que duermen así— dijo Juvia entre risas.
—¡¿Co—como?!— a lo lejos escucho a Wendy tartamudear escuchando la conversación de los dos.
Natsu abrió un solo ojo y pudo ver a sus pies a Gray y Juvia mirándolos. Gray desnudo y Juvia con el rostro de maldad oculto detrás de una taza, ambos los miraban con malicia en los ojos y burla en las sonrisas. Cerró los ojos y volvió la cabeza para volver a acomodarse y seguir durmiendo.
—Dejenlos dormir— escucho que Erza los regañaba. No entendía por qué hablaban sobre él.
Rápidamente eso cambió cuando Natsu sintió su propio cuerpo sobre el de Lucy. Su brazo le rodeaba por los hombros mientras ella se ocultaba en su pecho y una pierna de ella estaba sobre su cadera. No era la primera vez que despertaba estando abrazado a Lucy, pero estaba seguro que en cuanto ella despertara y se diera cuenta de la posición en la que estaban y que todos los podían ver, iba a gritar con fuerza.
Por eso mismo decidió desenredar su cuerpo de el de Lucy, rápidamente extrañando el calor que le brindaba. Como la noche anterior se quedó mirando el techo y con un bostezo se rascó una pierna y estiró los pies.
—Buenos días, Natsu—san — le saludo Juvia aún parada a sus pies. — ¿Qué tal dormiste?
—Juvia para que preguntas, míralo— Gray se burló y lo señalo— Tiene cara de niño que le quitaron su juguete favorito.
—Valla, valla no sabía que Natsu—san y Lucy—san eran ese tipo de personas— Natsu observó con la pregunta en su rostro hacia Juvia que se tapaba la boca con una de sus manos, donde tenía como siempre sus uñas largas y siempre pintadas de azul.
—Que les gusta hacer cosas en público— continuó Gray.
—¡¿Co—cosas?!— preguntó alarmada Wendy en una parte fuera de su campo de visión. Natsu alzó la mano listo para lanzar una bola de fuego a Gray pero se detuvo cuando escuchó la amenaza de Erza.
—No te atrevas, Natsu— giro los ojos y se sentó sobre su saco de dormir.
A su lado escuchó a Lucy moverse mientras comenzaba a despertar, Erza y Wendy estaban sentadas en la mesa y en el aire podía oler el café recién hecho, Happy estaba sobre la mesa masticando con gusto un pescado.
—Que animados están— Anna salió de su habitación, completamente arreglada, con el cabello perfectamente recogido y un suéter en la mano.
—Una vez más, gracias por dejarnos pasar la noche— le dijo Erza quien también estaba sentada con la armadura puesta lista para partir, Wendy a su lado aún estaba con la pijama puesta. No había prisa alguna, el tren que los llevaría hasta el pueblo donde harían su misión no llegaría hasta medio día y por el olor que le daba el exterior, podría decir que aún era muy temprano y tenían tiempo de sobra.
—No es nada, me gustaría tener más espacio para acomodarlos— Anna se acercó a Erza lentamente pasando por encima de Lucy que aún estaba en proceso de despertar.
—Todos estuvimos muy cómodos— aseguró Erza. Natsu aún medio dormido, se puso de pie y fue hacia la misma mesa donde había más tazas y la jarra llena de café, tomo una y la llenó hasta la orilla y le puso una cuchara de azúcar y le agrego tan solo un poco de leche, todo esto bajo la mirada atenta de Wendy.
—Claro, en especial Natsu, estuvo muy cómodo— una vez más Gray tomó la oportunidad de burlarse de Natsu y él al pasar a su lado con la taza de café le soltó un manotazo en el hombro para hacerlo callar.
—Buenos días— saludo Lucy sentándose en su lugar estirando los brazos y bostezando. Natsu se acercó y le entregó la taza que él mismo había calentado con su mano — Gracias, Natsu.
—Parece que siguió nevando toda la noche, como se cancelaron clases, solo iré a la escuela para asegurarme de que no haya nadie esperando— Anna se había acercado a la ventana de la sala y moviendo un poco la cortina observó el panorama — Natsu, ¿Te importaría acompañarme?
—Claro— después de que Natsu recogiera sus cosas y golpeara una vez más a Gray. Camino delante de Anna para derretir las pulgadas de nieve que se habían acumulado por la noche.
Abrió paso por la única calle con un resoplido de fuego que derritió en un par de segundos la nieve. Caminaron lado a lado, Anna le tomó del brazo para sostenerse y absorber su calor.
—Así que, Natsu— después de varios minutos de silencio mientras caminaban, Anna comenzó la conversación— Tú y Lucy, ¿uh?
—...— giro el rostro buscando algo que decir que lo sacara de esa conversación que de verdad no quería tener. Pero Anna era más inteligente y lo conocía— No puedes negar nada, los vi dormir muy cerca y el modo en el la buscas, Natsu, la última vez que los vi no eran tan … cariñosos.
—Heee si .. bueno … he— podía mentirle, inventar cualquier tontería o podía cambiar el tema drásticamente o podía simplemente admitir lo que llevaba tiempo pensando. En su mente rondaba las tres preguntas con rapidez que solo lo hacía sentirse mareado.
—No pienses mal, Natsu— ella le dijo mientras se acomodaba el suéter y le sujetaba el brazo con un poco más de fuerza— Me alegra que busquen ser felices. Después de todo lo que han pasado, se lo merecen.
—Si … lo merecemos— reafirmó Natsu sin poder evitarlo.
— … En ocasiones pienso, que es mi culpa que Lucy no haya tenido una buena infancia— le confesó Anna y Natsu no pudo evitar parar sus pasos y mirar a la maestra con seriedad.
—¿A qué te refieres?— le pregunto y en el rostro de Anna había arrepentimiento.
—Me refiero a que si nunca hubiéramos viajado a través de Eclipse, Layla probablemente seguiría con vida— Natsu negó con la cabeza.
—No puedes pensar eso, de ser así, jamás la hubiera conocido y … y yo no sabría qué sería de mi sin ella— confesó Natsu.
—Por eso mismo me alegra que quieran ser felices— Anna le acarició el rostro y le miró a los ojos. Dentro, Natsu se preguntó si este cariño que Anna le demostraba era como se sentía cuando tu madre te decía que estaba orgullosa de ti.
—Ella no sabe— Natsu dijo tan rápido que no se dio cuenta de lo que estaba diciendo, que bueno estaba guardando sus propios secretos.
—Natsu, Lucy es muy inteligente … no asumas sus pensamientos — A Natsu se le secó la garganta al escuchar aquello, acaso Anna le estaba dando a entender que Lucy sabía que él le quería, que ella sabía de ese gran dilema que tenía en su mente todos los días al despertar y al dormir.
—¿Qué...qué quieres decir?, ¿Qué ella sabe…?— Anna negó con la cabeza.
—Te estoy diciendo que necesitas averiguarlo por ti mismo—
—¿Pero … si le digo algo y las cosas cambian?, ¿Y si nuestra amistad cambia? … no puedo perderla, es mi mejor amiga— Natsu pudo escuchar el miedo en su propia voz. ¿Qué le pasaba? Él no era así. Él no dudaba ni temía al futuro. En ese momento le era tan difícil expresar lo que su cerebro estaba pensando, con el hecho de tener a Anna tan cerca y ella siendo la misma imagen que Lucy, se sentía como si estuviera hablando con el futuro de Lucy.
—El cambio siempre es bueno— fue lo último que dijo Anna para ponerle fin a la conversación pues un par de niños se le habían acercado para preguntarle si tendrían clases. Ella le dio una última caricia en el rostro a Natsu y se giró para poner toda su atención en los niños.
Aquella conversación no dejó su cerebro por mucho tiempo, seguía repitiendo las palabras en su mente cuando regresaron a la casa de Anna y desayunaron, cuando recogieron todas sus cosas y se encaminaron hacia la estación del tren.
Anna había abrazado a todos, le había dado un par de recetas a Erza quien entusiasmada le aseguro que las haría en cuanto pudiera. Abrazo a los Exceed alegando que eran lo más tierno del mundo. A Gray y Juvia les alentó en secreto a molestar más a Natsu. Le recordó a Wendy tomar más vitaminas.
A Lucy le dio un libro sobre Seres Celestiales, la abrazó y besó la frente mientras la miraba con ternura. Natsu se preguntó si Anna tuvo hijos,como Lucy que al no tenerla crecieron en soledad.
—Recuerda lo que hablamos— él asintió y se dejó abrazar. Una vez más tuvo que bajar unos centímetros para poder esconderse entre su cabello y su ropa, tratando de guardar el recuerdo del calor de hogar que le transmitía.
—Nos vemos en un par de semanas— les despidió y todos subieron al tren. Natsu no pudo evitar buscarla una vez más antes de subir y ella le respondió con una gran sonrisa que le daba aliento.
Una vez más en el viaje del tren, el cual duraría cuatro horas aproximadamente pues el tren le daría vuelta prácticamente a la montaña para llegar al pueblo que les había solicitado, Natsu se volvió una bola humana que se quejaba y vomitaba.
Debido a la inclusión de Gray, Juvia y Wendy en el camarote, se vio forzado a estar sentado a un lado de Lucy. Eso no había evitado que se acomodará.
Su cabeza recargada en el hombro de Lucy, los brazos cruzados y todo su cuerpo girado hacia Lucy, ignoró las burlas de Gray pues no tenía la capacidad en ese momento de devolvérselas pero escucho al fondo como Erza hablaba con Juvia sobre sus planes en la competencia de comida donde Juvia también pensaba participar.
Así pasaron las horas, hasta que comenzaron a adentrarse en las montañas y el tren comenzó a seguir las curvas del camino, el camino turbulento causado por la nieve hizo el viaje más pesado para Natsu; Gray tuvo que moverlo sobre la ventana para no vomitara sobre nadie.
Cuando el tren paró no esperó a ninguno y salió por la ventana saltando sobre la nieve y asustando a unas cuantas personas que esperaban el tren en la pequeña estación del pueblo.
A los lejos pudo escuchar un "¡Natsu, espéranos!" Pero eso no lo detuvo, quería estar lo más lejos que se pudiera del tren y más cerca de algo que fuera comestible pues después de vomitar necesitaba llenar su estómago.
Dejó que su nariz lo guiará por las calles del pueblo, que por mucho era más grande que la villa Peace donde vivía Anna, pero no tan grande para ser considerado una ciudad. Había más calles y casas, varios edificios grandes y espacios públicos que ese día sólo estaban ocupados por niños que jugaban con la poca nieve que había.
Su nariz lo llevó a un pequeño puesto de un anciano. Solo supo que el anciano vendía comida por el olor, por la vista, parecía solo una persona envuelta en varias telas tratando de ocultarse del frío.
—Lo que sea que venda— se paró frente al viejo y su puesto y se dio cuenta que lo había asustado pues había dado un pequeño salto en su lugar y se había puesto de pie muy rápido— Quiero 10.
Así comenzó a comer las banderillas de carne que le daba el viejo, que lo había visto con incredulidad después de que le había pedido que usara el fuego que lo cocinará e incendiara cada banderilla.
—¿Qué hace un joven como tú en este pueblo?— el viejo le había comenzado a hacer conversación mientras observaba a Natsu engullir banderilla tras banderilla.
—Doyundmango— dijo Natsu mientras comía y pudo entender el rostro de asco que el viejo le daba. Se tomó un momento para tragar lo que tenía en la boca y hablo— Soy un mago, vengo de Fairy Tail junto con mi equipo. Estamos aquí para realizar una misión.
—¡Oh! Que bien, por fin alguien se va a deshacer de los monstruos — Natsu tomó otra banderilla absorbiendo el fuego primero y asintió con la cabeza al viejo.
—¿Cual es el problema, anciano?— la verdad era, Natsu no recordaba si le habían dicho de que era la misión. Lo más probable era que si, pero en algún momento decidió que no le importaba los detalles minúsculos.
—Cuando cae la noche, los seres bajan de la montaña y se llevan personas … al principio se pensó que eran desapariciones comunes, somos un pueblo chico pero nunca ha faltado el joven rebelde que huye de casa— el viejo se había sentado una vez más en la silla que tenía cerca del fuego, había dejado unas cuantas banderillas más sobre el fuego listas para encenderlas en cuanto Natsu le dijera — Pero después se comenzaron a ver esas criaturas más cerca del pueblo cuando alguien salía a la montaña … las cosas fueron empeorando hasta que ahora cada noche bajan y se llevan a más personas … por eso mismo la gente ha dejado de salir de sus casas … antes recibíamos visitas de turistas pues más adelante en el camino de la montaña hay unas aguas termales, pero ahora … nadie quiere venir.
En ese momento Natsu notó su alrededor. No había nadie más cerca. Y las únicas personas que había visto en su caminar eran los que estaban en la parada del tren y los niños jugando en el parque público, que ya no estaban.
Noto en ciertos edificios marcas de garras y a lo lejos podía ver un edificio destruido con muchas posibilidades de caer en cualquier momento.
—No se preocupe, nosotros nos encargaremos de arreglar eso— Natsu tomo otras dos banderillas y saco Jewels de su mochila para pagarle al viejo y comenzó a caminar hacia donde su nariz le decía habían ido los demás, pero se detuvo para darle una última sonrisa al viejo que contando el dinero notaba había un poco de mas— ¡Traeré a mis amigos para que prueben su comida!
Así se despidió Natsu y avanzó por la calle vacía, calentando un poco su cuerpo para que la nieve que había se derrita a su paso. Llegó a un edificio que supuso era la alcaldía y entró sin tocar como si fuera el duelo aún masticando una banderilla.
—¿Natsu dónde te metiste?— Erza le regaño en cuanto lo vio. Todos estaban en una sala directamente adyacente a la puerta por donde había entrado. Todo el equipo estaba ahí junto con dos personas, una mujer de mediana edad, que Natsu pensó sería cómo se vería Evergreen cuando fuera vieja y un enano que se parecía al viejo calabaza pero sin cabello y una barba tan larga que tocaba el piso.
—Comiendo— dijo como si fuera lo más obvio y alzó la banderilla a medio comer para que todos los vieran. Camino hasta donde estaban Wendy y Carla en un sillón y se dejó caer a su lado después de poner su mochila a un lado de las demás.
—Como decía, no se preocupe, nos encargaremos de exterminar todos los monstruos y de encontrar su guarida para eliminarlos desde la raíz— Erza habló hacia el viejo que asentía ante las palabras.
—Son nuestra esperanza, como muestra de gratitud, unas personas del pueblo dejaron una cabaña lista para que la usen estos días— la mujer le entregó a Erza un par de llaves y varios papeles.
Hablaron de más cosas que no le interesaban por unos minutos más y en cuanto escuchó a Erza que se retirarían para comenzar a investigar, se puso de pie de un salto y caminó hacia su mochila listo para salir de ahí.
La cabaña que les habían dejado estaba a las afueras del pueblo, tenía dos habitaciones y dos baños, una salita y una cocina tan pequeña que solo Wendy entraba sin problemas. Al estar a las afueras, en el frente había una hoguera rodeada de bancos hechos de carcasas de árboles y a las espaldas estaba la continuidad de un río medio congelado para alegría de Happy, así todo combinado le daba el estilo completo de una cabaña de descanso.
Erza había formado un plan cuando se habían instalado, las chicas en una habitación y los chicos en otra, y después de un "Si Happy, tienes que dormir con Natsu y Gray" y un "No Juvia, no puedes dormir con Gray" se habían acomodado en la pequeña salita listos para escuchar a Titania.
—Haremos guardia en cuanto caiga la noche, pondremos trampas aquí y aquí— en se momento Natsu se dio cuenta que los papeles que les había dado la Evergreen anciana era unos mapas del lugar, Erza señaló varios lugares ya marcados en el mapa— Nuestra prioridad número uno es evitar más secuestros y encontrar de dónde vienen estos monstruos.
—¿Por qué simplemente no los buscamos y acabamos con todos de una sola vez?— pregunto Natsu fastidiado de tantos planes.
—Por que no sabemos de dónde vienen o si son controlados por alguien más y no podemos poner en más riesgo a los habitantes— Natsu hizo un movimiento con la mano para quitarle importancia a lo que decía Erza.
—Como tu digas— así cuando llegó la noche, salieron cada uno a sus puestos, después de que Lucy le había advertido en no destruir nada en el pueblo, había vigilado su parte del pueblo asignada y se había encontrado solo con tres criaturas que parecían vómito viscoso que se desintegraron en cuanto las atacó con un sencillo puño de fuego.
Aburrido le había dejado saber a Erza, usando usas cosas que no sabía cómo funcionaban que le ponían en el oído y odiaba, pues no gracias, no quería escuchar la voz del estúpido de Gray hasta su cerebro; que había eliminado y limpiado la sola, con fuego por supuesto, de los seres.
Cada uno había permanecido por varias horas más en su posición hasta que Erza los había llamado a todos para reunirse en la cabaña.
—Esto fue muy aburridooooo— se había quejado cuando llegó a la cabaña y se encontró a Juvia limpiando su gorro que al ser atacada, se había ensuciado de lo que fueran aquellas cosas.
—Perfecto entonces— le dijo Erza. que llegaba junto con Lucy y Wendy, haciendo desaparecer su armadura para tener un abrigo.— Tu harás la primera guardia.
Habían cenado lo que Gray había comprado en su camino de regreso, para después cada uno dispersarse. Natsu decidió que si iba a tener la primera guardia, lo mejor era tomar una siesta antes de que todos se fueran a dormir. Así despertó media hora después en el pequeño sillón con la barbilla llena de baba. Decidió entonces salir para comenzar su vigilia.
Lucy estaba afuera, parada frente a la hoguera encendida, con una mano metida en el bolsillo del horrible abrigo rosa y una taza, probablemente de té en la otra. No sabía si lo había escuchado llegar, pero se acercó más a ella con las manos en los bolsillos del pantalón y mucha ganas de tocarla.
—¿Qué pasa, Lucy?— de la sorpresa que le dio, Lucy estuvo a punto de tirar la taza de té que tenía entre las manos. Natsu no pudo evitar reír ante su cara, primero de sorpresa y después de enojo.
—No hagas eso, estuve a punto de tirar mi bebida— Natsu se acercó a un poco más a ella, su pecho tocando sus hombros, su rodilla casi rozando su muslo; dejó que uno de sus brazos se enroscada en su cintura y la acercó aún más para que colocara una de sus manos sobre su pecho y la cadera de ella chocara con la orilla de su pantalón.
Observó a todos lados buscando que nadie estuviera cerca y los pudiera ver en ese abrazo tan íntimo, escuchó con atención buscando a sus amigos. Wendy ya estaba dormida, Erza tomaba una ducha y Gray y Juvia … estaban ocupados. Oh, se atrevían a tratar de burlar a Erza. Claro que se encargaría de que ella se diera cuenta, llevaban todo el viaje burlándose de él, era momento de la venganza.
Pero en ese momento ahí con Lucy solo pensaba en una cosa.
Durante la semana que no había visto a Lucy pero que había invadido su apartamento, se había dedicado a investigar en los libros de Lucy.
Besos.
Desde hacía tiempo tenía la curiosidad y más allá de los horribles lengüetazos con sabor a alcohol que Cana le había dado en algún momento mientras lloriqueaba sobre extrañar a alguien, que a Natsu no le molestó tanto, pues después de obligarlo a él, la joven castaña se había movido a besar a Lucy y estaba seguro que ambas lo habían disfrutado; nunca había besado a nadie. Happy claro, aquella vez que Asuka le había pedido que él y Lucy se besaran.
Desde aquella situación, recordaba sentir el pensamiento de la duda por parte de Lucy.
Era un simple juego, una petición de una niña y Lucy había hecho un pequeño drama rechazándolo. Así lo había sentido él, como un rechazo. Por eso mismo había dudado si besar a Lucy era buena idea, tal vez a ella no le gustaban los besos o él le daba suficiente asco como para no querer besarle jamás.
Había leído entre los libros de romance de Lucy que nunca explicaban cómo besar, entre las líneas siempre era lo mismo "Se besaron", "Unieron sus labios" y cosas no útiles para él, porque tenía dudas bastante lógicas. ¿Qué hacía con sus labios? Solo los paraba como si tomara agua o ¿Que hacía con su cabeza? ¿La dejaba de frente?, ¿Y si le picaba un ojo con su nariz? ,¿Dónde ponía sus manos?.
¿Qué demonios hacía con su lengua?
Natsu solo recordaba que Cana le había metido la lengua hasta la garganta y lo había hecho sentir incómodo, pero cuando había visto como Lucy y Cana se besaban, ellas parecían tener todo bajo control, ¿Acaso era normal besarse entre amigos? Estaba seguro de que no pues él nunca besaría a nadie sin su permiso, pero ¿Por que ellas parecían que no era la primera vez que hacían aquello?
¿Por que cuando había visto la lengua de Cana entrar a la boca de Lucy se había sentido extrañamente excitado además de receloso?
El punto importante en ese momento era que ni los libros de Lucy ni el Libro Rojo, le eran de ayuda, tenía muchas dudas y parecía que solo con la práctica iba a saber qué hacer.
Así que se armó de valor estando ahí con Lucy bajo las estrellas.
"¿Era un buen momento, verdad?"
—¿Lucy?— le llamó para que lo mirara. Ella que había estado ocupada observando el cielo tan claro de esa noche, viendo a las estrellas encontrando a Pegaso en toda su forma y a Perseo que cada vez se dejaba ver más, junto con Andrómeda y por supuesto Virgo y Libra mirándola desde arriba.
—Mmh— le respondió ella y se giró un poco más entre sus brazos para verlo de frente. Él no había movido su brazo que la rodeaba y al moverse ella había llevado su mano contraria hasta su hombro para sostenerla en el lugar, ella le miraba curiosas y expectante de sus palabras y Natsu no pudo evitar ponerse nervioso. ¿Un beso lo ponía nervioso? Cuando unos días antes daba órdenes y la hacía estimularse sobre una almohada, ¿Un estúpido beso lo ponía nervioso?
No pudo evitar suspirar y se arrepintió automáticamente pues vio cómo su aliento caliente chocaba con su rostro y le movía los cabellos de la frente obligándola a cerrar los ojos. Ahora era el momento, si tenía los ojos cerrados no podía ver su cara y eso lo ponía más nervioso.
Se inclinó ligeramente, cerró los ojos y giró muy poco su rostro y dejó que sus labios se colocarán sobre los de ella. Sintió suavidad y se arrepintió de tener los suyos tan secos y ásperos y tan diferentes a los de ella. Más gruesos y más suaves y estáticos. Sintió la sorpresa que le causó y el calor que obtuvo su rostro y después de un segundo pensó que era suficiente, pues no se había movido ni hecho nada. Comenzó a alejar su rostro y a soltar el hombro, lentamente decidió soltar su cintura y alejar su cuerpo.
Muy bien, lo había arruinado.
Dio un par de pasos hacia atrás y se dio la vuelta para comenzar a caminar hacia el bosque. Escucho como ella dijo su nombre llamándolo pero no podía mirarla a la cara en ese momento.
No quería ver el rechazo en su rostro.
O tal vez debería de seguir el consejo de Anna y simplemente regresar y decirle a Lucy que la quería, aún que no estuviera seguro que la palabra que quería decir era simplemente querer.
Detuvo sus pasos en un claro que era un cruce de caminos y se tomó un momento para detener los pensamientos tan negativos que estaba teniendo. Respiro un par de veces y observo el cielo, ahí estaba Virgo brillando, como si se estuviera burlando de él y su situación.
—¡Natsu!— Se dio la vuelta y observó a Lucy correr hacia él. Con un poco de nieve que aún había en el suelo pegado a la orilla del abrigo y la taza, probablemente ahora vacía, en la mano. Al estar oscuro y el hecho de que iba corriendo entre la maleza, Lucy tropezó frente a él.
No pudo evitar reírse de ella antes de ayudarla a levantarse.
—No te rías, es tu culpa por ir por este camino— Lucy había hecho un bochorno con la boca mientras se limpiaba la tierra del abrigo y del cabello.
—Nadie te dijo que me siguieras— le contesto aun doblándose de la risa. Se rio con más fuerza cuando ella intentó patear el tobillo con la bota, pero siendo más alto y más ágil esquivo el pie con facilidad.
—Si no te hubieras ido corriendo cuando te llame— dejó de intentar patearlo y se paró frente a él. Nervioso, Natsu se rascó el cuello y se acomodó la bufanda, no pudo evitar moverse en su lugar con ansiedad buscando en su mente un modo de salir rápido de esa conversación.
—Si bueno…— comenzó a decir pero ella rápidamente comenzó a negar con la cabeza haciendo danzar su cabello a su alrededor.
—Natsu me sorprendiste— le dijo sin respirar y vio como su rostro comenzaba a ponerse rojo, en ese modo tan especial, cuando estaba avergonzada, las pronunciadas mejillas se llenaban de color y la punta de la nariz comenzaba a ponerse del mismo color— Podemos intentarlo otra vez.
Su rostro debió de enseñar la sorpresa que sentía, porque ella dejó a un lado el sonrojo para darle paso a una sonrisa pronunciada.
—¿Enserio?— la incredulidad llenó sus palabras y una vez más los nervios regresaron. Ella asintió y dio los pasos necesarios para quedar frente a él.
Ella inclinó su cabeza para poder verlo bien y miró hacia abajo y una vez trató de recordar lo que tenía que hacer.
—No sé que hacer— confesó.
—Esta bien— rio ligeramente y se movió el cabello de la frente— Solo trata de hacer lo que yo.
El asintió y restregó sus manos sobre su pantalón discretamente para quitarse el sudor que los nervios le estaban causando, ella llevo sus manos hasta sus hombros y encaminó la que no sostenía la taza, hacia la parte trasera de su cabeza; la descanso justo en la base de su cabello donde comenzó a rascar ligeramente. Un escalofrío recorrió su espina dorsal y decidió entonces poner sus manos sobre la curva de su cintura.
—Cierra los ojos— obedeció la orden y espero, escucho con claridad como ella suspiraba, su pulso acelerarse y sintió como ella se posó sobre las puntas de los pies para alcanzarlo mejor.
Sintió sus largas pestañas llenas de pasta negra rozando su mejilla, su nariz topó con la suya y después de soltar una risita, ella giró su rostro y dejó sus labios sobre los de él. Muy lentamente ella los alzó sin exagerar y los abrió un centímetro, él repitió la acción pero subiendo su rostro para dejarlos sobre el labio superior de ella. Así repitieron la acción, aumentando la presión y soltando, girando su rostro hacia el lado contrario que ella lo hacía, no sin hacer que sus narices volvieran a topar causándoles risas a ambos.
Después de un par de minutos se alejaron y ambos respiraron sobre la boca del otro, Natsu saboreo sobre sus propios labios el brillo rosa que a Lucy le gustaba usar y que ahora confirmaba sabía a cerezas y tragó el aire que salió de la boca de ella.
—¿Estuvo bien?— preguntó ella con un leve temblor en la voz. El asintió y dio un paso hacia atrás sujetándola en el proceso. Pero ella no le soltó y sorprendiéndolo, usó su mano detrás de su cuello lo jalo una vez más para volver a besarle. Siguiendo los mismos movimientos pero un poco más rápido, Natsu se dio cuenta que todo aquello le estaba gustando, bastante.
Hasta que un ruido a su izquierda los sorprendió y con un puño encendido se colocó frente a ella buscando la razón de el ruido listo para detener cualquier amenaza.
—Solo es un ciervo— dijo ella desde su espalda. Y se sintió un poco estúpido al reaccionar tan precipitadamente y no haber notado al animal antes de que se acercara.
—Oh, cierto— fue todo lo que pudo decir y sintió que le daba un par de palmadas en el hombro.
—Creo que es hora de que regrese— comenzando a seguir el mismo camino por el que había llegado, estuvo a punto de tropezar una vez más y sin poder evitarlo se burló.
—No te vayas a caer— a lo que ella le contestó sacando la lengua. El creó un pequeño hilo de fuego que la siguió mientras caminaba iluminando su camino.
Suspiro y saboreo una vez más el brillo de Lucy, aunque después usó la manga de su chaleco para limpiar su boca, pues después de la primera probada, la consistencia era asquerosa. Tal vez solo le gustaba cuando venía directamente de los labios de Lucy.
Comenzó a caminar sobre el perímetro que había marcado Erza mientras pensaba, una vez más, en lo que le había dicho Anna. Aun con la emoción en la boca del estómago, se planteó las ventajas y desventajas de que le dijera a Lucy que la quería.
Por qué querer a Lucy no era cosa sencilla. Lucy cargaba con muchos problemas y traumas que lentamente había curado, pero sabía que aún tenía pesadillas donde recordaba momentos de su pasado o batallas pasadas.
Aun lloraba en ocasiones por algo que aun no sabia que era, pero sospechaba que estaba ligado con Acuario pues no la había visto invocar desde que pelearon con Tártaros. A veces la veía suspirar mientras veía a Mirajane, Lisanna y Elfman y sabía que era porque siempre había deseado tener hermanos o hermanas.
Sabía que contaba las calorías de todo lo que comiera y si se pasaba en el número del día, salía a correr por la orilla del canal por las noche. Sabía que cuando acompañaba a Cana al orfanato, regresaba directamente a su departamento y duraba horas metida en la tina del baño.
Sabía que aún tenía roto el corazón por su padre y llevaba flores para ambas tumbas cada tres meses en la misma fecha.
Sabía tantas cosas de ella que ella no sabía de sí misma.
Sabía que lo quería como su mejor amigo, pero no sabía si lo quería como algo más.
Por lo que decidió guardar sus sentimientos por el momento y dedicarse a investigar. Por mientras, disfrutaría de los placeres que tuviesen juntos.
