Fairy tail no me pertenece. La historia es de mi imaginación.

Advertencia: Sólo mayores 18. Por favor, no imitar lo aquí escrito. SIEMPRE todo consensuado.

Notas: Una semana más, un capítulo más. Quiero saber, ¿En algún momento les gustaría leer desde la perspectiva de Lucy? La verdad es que no está mi plan, pero lo que el público quiera, el público recibe. Saludos y besitos en la frente a quienes comentan y los que me mandan mensaje privado, aprecio que se tomen el tiempo.


Capítulo VIII

I wanna feel you from the inside


-Come- Lucy le puso frente a él un gran plato lleno de fruta. Piña, mangos y duraznos rebosaban confundiendo a Natsu que esperaba un desayuno regular, huevos jamón, tocino y papas. Y salsa, por supuesto.

-¿Este es el desayuno?- esa mañana habían acordado ir al gremio a desayunar, aunque faltara poco para medio día, al estar Lucy tan cansada de la misión del día anterior, cuando despertó, se nego a cocinar y hacía mucho tiempo desde que Natsu estaba vetado de cocinar en su departamento, por lo que decidieron tomar el desayuno en Fairy Tail.

Lucy decidió tomar un baño, "Pero si te bañaste anoche" le dijo Natsu quejándose pues sabía, tendría que esperar media hora a que se bañara y probablemente media hora en que se arreglara. Por esto mismo decidió ir a su propia casa por un cambio de ropa limpio, después de que Lucy le había quitado su propia ropa del día anterior de las manos cuando intentó lavarla en el lavamanos.

-Yo la lavo- la dejo en el canasto de ropa sucia y le prohibió tomarla hasta que estuviera limpia. Natsu sabía que le insistía tanto por que estaba avergonzada, a él, de verdad no le importaba, para él era común lavar ropa con sangre o sustancias desconocidas.

Cuando regresó al departamento de Lucy con la cara lavada y con ropa limpia, Lucy le recibió con un cepillo de dientes y lo obligó a lavarse cada diente dos veces; después le había agarrado la cara con fuerza y sobre los labios le había puesto un brillo que olía y sabía a menta.

-No te lo comas- le regañó después de que se había quejado, decidió probarlo y no iba a negarlo, sabía bien.

-Lucy- la observó mientras frente al espejo del baño, con el cabello aún suelto y sin zapatos, se ponía maquillaje, la crema con color en la cara, rosa en las mejillas y el labial gelatinoso que no le gustaba en los labios.

Se había acercado a ella desde atrás, dejándola entre el lavabo y el, sujetándola para que no se moviera. Con una mano sobre la cintura y otra acomodándose en su cuello interrumpiendo su trabajo de ponerse la pasta negra en las pestañas, le sujetó de un modo, en que con facilidad le hizo girar el rostro hacia él.

-¿Si, Amo?- dejando salir un sonido de satisfacción por la garganta, Natsu disfrutó de el hecho en que ella había identificado su disposición diferente a la usual. Lucy se dejó tocar y mover a gusto del hombre parado detrás de ella.

-Vamos a hacer algo, ¿Te parece?- ella asintió entusiasmada con el rostro aún entre sus manos. Natsu le sostuvo de la mandíbula y la hizo mirar nuevamente hacia el espejo, donde él también dirigió la mirada, ambos tan cerca, donde el espacio personal no existía, Natsu maravillado por la imagen casi olvidó lo que iba a mandarle.

-¿Qué es lo que deseas, Amo? - le respondió ella con una pequeña sonrisa en el rostro viéndolo fijamente expectante.

-No quiero que te toques hasta que yo te de permiso- ella tembló entre sus brazos y asintió. Él acercó su propio rostro hacia su oído- Y si lo haces, me voy a dar cuenta.

-…¿Co-como sabrías…?- le preguntó ella.

-Siempre me voy cuenta- le giró el rostro con rapidez, viéndola de frente sonrió ante el sonrojo que le adornaba la cara. Con las narices tocándose, Natsu se tomó un momento para apreciar lo mucho que brillaban sus ojos- Mi olfato nunca falla … ¿Entendiste?

-Si, Amo- la escuchó suspirar y sintió como apretó los muslos.

-Buena chica- Natsu se sintió satisfecho, dejó un pequeño beso en el hombro descubierto que la blusa sujetada solo por el cuello, le daba acceso y la soltó, dio varios pasos atrás y su ego se infló cuando la escuchó jadear cuando él salió del baño dejándola sola. Se dirige hacia la cocina a buscar algo que comer mientras la esperaba.

Cinco minutos después, ella salió del baño aún sonrojada, se puso un suéter y tomando su bolso anunció que estaba lista para partir.

Lucy no se había lavado el cabello, se lo había sujetado en una coleta de lado y para gusto de Natsu se había puesto un poco más de perfume de lo usual y le gustaba ese perfume. Al llegar al gremio, ella le dijo que se encargaría de pedir los platos del desayuno mientras él encontraba una mesa libre pues el gremio estaba algo concurrido.

Las personas entraban y salían tomando misiones antes del festival de otoño para poder estar a tiempo en las festividades.

Ese año, al ser Magnolia el anfitrión, la ciudad completa se convertiría en un carnaval y por supuesto, Fairy Tail sería un gran participante. Lissana fue la encargada de organizar junto con el comité municipal el papel que tomaría el gremio.

Natsu no había puesto nada de atención cuando le explicaron lo que haría. Algo de ayudar a encender las cocinas de todos los puestos y restaurantes, las antorchas por las noches y algo de una demostración. Sabía que tendría que hacer más, algo que involucra a Romeo pero no podía recordar, después le tendría que preguntar.

Lucy estaba preparando una presentación con sus Espíritus Celestiales que haría junto con Yukino. Sabía que llevaba meses practicando pero en ninguna ocasión le había permitido verla practicar así que no tenía ni idea de que haría.

Sabía también que Wendy y Sherria harían un concierto, eso no le entusiasmaba, la última vez que las había visto cantar el público estaba compuesto de demasiados tipos mirándolas de un modo que definitivamente no le agradaba.

-Primero come esto- Lucy se había sentado frente a él con más frutas, una tabla de madera y un cuchillo y con entusiasmo se puso a cortar más frutas.

-Si tu dices, iré por la salsa- en la barra, Lissana preparaba bebidas y atendía a quien se acercaba. A pesar de que había mucha gente en el gremio, el flujo de bebidas era limitado a vasos de agua y gaseosas, pues las personas solo permanecían lo suficiente para recibir la aprobación de sus misiones y se retiraban.

-Hola, Liss- le saludo mientras se recargaba sobre la barra de madera.

-Natsu, ¿Cómo estás? Hace varios días que no te veía- Lissana le regaló una gran sonrisa como siempre lo hacía, le entregó varios vasos de agua a Kinana para que los entregará a los comensales y puso toda su atención sobre de él.

-¡Lo se! Estuve ocupado y recién volvimos de una misión-

-Escuché que tuvieron problemas- Natsu observó como ella tomaba la misma posición que él, recargando los brazos sobre la madera con el cuerpo ligeramente inclinado hacia él - Hasta el Consejo estuvo involucrado.

-Algo así, la verdad no tengo idea de que fue lo que encontramos- Natsu le quitó importancia aún que ya había analizado todo lo sucedido, prefería contarle sus sospechas a Erza antes que a nadie - Vamos a desayunar, te importaría darme algo de salsa.

-Oh, claro- noto el cambio en la voz de Lissana cuando cambió el tema de esa forma tan radical. La joven se puso de cuclillas mientras Natsu escuchaba el chocar de vidrio de donde Lissana buscaba la salsa preferida de Natsu.

-Aquí tienes- le entregó la botella de color rojo rozando un poco sus dedos con los de el.

-Gracias, Liss- se dio la vuelta ignorando aquello listo para regresar a la mesa que él y Lucy compartían.

Plue estaba sentado haciéndole compañía a Lucy, con fruta metida en la boca, sobre la mesa observaba a su lado como Lucy se quitaba el suéter quedando solo en la blusa que le dejaba la espalda descubierta.

La misma espalda que tenía las marcas de las mordidas que él había dejado la noche anterior.

Si Lucy se estaba quitando el suéter era porque no sabía que tenía las marcas. Ella era demasiado pudorosa como para dejar que alguien la viera así. Y si alguien la veía y le decía algo, ella lo iba a matar a él.

Apretó un poco los labios y se apresuró a caminar hacia la mesa para advertirle, sin correr para no parecer sospechoso pero no tan lento porque lenta sería su muerte si alguien se daba cuenta.

-Oh, oh, oh, ¿Pero qué tenemos aquí?- de todas las personas que pudieron haber notado, Cana tuvo que ser la primera.

Era hombre muerto.

Cana había cantado sus palabras y como niña pequeña corriendo hacia un premio dio brinquitos hacia la mesa donde Lucy la miraba extrañada. Cana tomó a Plue y lo sentó sobre sus piernas mientras se acomodaba en la mesa. Lo único que podía hacer era fingir indiferencia.

-Hola Cana, ¿De qué hablas?- se sentó en su lugar frente a la montaña creciente de fruta que ahora tenía también Kiwis y mandarinas.

-¿De qué hablo?- Cana se inclinó hacia Lucy aplastando a Plue en su camino y le pasó un par de dedos por la espalda, Lucy vibró en su lugar ante el contacto y dejó el cuchillo con el que cortaba otra piña de lado - Hablo de esto. La princesa ha estado ocupada.

Metió varios pedazos de mandarina a su boca y Natsu observó como Lucy giraba la cabeza intentando ver su espalda, sin descaro observó sus amplios pechos apretarse en la blusa que llevaba puesta por el movimiento. Cana silbó con gusto y robó a Natsu un pedazo de mango que aún no tenía salsa y mastico.

-¿Pero qué...?- rápidamente Lucy se volvió a poner el suéter viendo hacia todos lados buscando que nadie más se hubiera dado cuenta.

-Entonces Princesa … cuéntamelo todo- Cana se acomodó mejor en su lugar y le dio a Plue un pedazo de durazno.

Natsu se metió más fruta a la boca.

-N-no es lo que crees, y-yo tu-ve un acc-idente en la misión de ayer … si es eso, ayer me lastime, si- comenzó a decir Lucy nerviosa. Volvió a tomar el cuchillo y siguió quitándole la cáscara a la piña frente de ella pero Cana solo soltó una carcajada que atrajo miradas de varias personas.

-¡Ja! Me quieres ver la cara, no, no, Lucy no debes mentirle a tu hermana mayor- Cana se acercó más a Lucy y aplastó aún más a Plue- Puedo identificar mordidas en cualquier lado, soy la experta.

Natsu sabía que Cana era experta. Ella había sido la primera en hablarle de sexo cuando llegaron a los años de adolescencia.

Aún podía recordar el cambio de Cana en cómo usaba vestidos a usar simplemente un sostén y tomar todo el día. Recordaba como se le había insinuado tantas veces que la había ignorado después de la quinta. Estaba en su conocimiento quienes sí habían aceptado la invitación, otra de las cosas que su olfato súper desarrollado le obligaba a saber.

Pero ahora sabía, por su nariz no por la misma Cana, por que hasta cierto punto Cana era muy reservada con sus secretos, como el que Gildarts era su padre, en ocasiones aun lo olvidaba cuando el viajero hacía una parada para pasar tiempo con su hija; sabía que Cana estaba saliendo con alguien. Y él lo conocía pero no podía ponerle nombre, odiaba recordar datos innecesarios pero olvidar personas tan fácilmente.

-Anda, que de aquí no me muevo si no empiezas a hablar- de su bolsa, Cana sacó una botella de Ron y mordió un pedazo de durazno y dio un trago combinando ambos en su boca.

-De verdad, Cana no es lo que piensas- Lucy cortaba la fruta con fuerza y concentración tratando de quitarle importancia a la insistencia de Cana.

-Bueno, lo dejo por ahora- le señaló con la mano que sostenía la botella- Pero voy a hacer que digas cada detalle. Ya sabes, me gusta saber desde quién es y qué hace, dónde lo conociste y qué tan grande tiene él …

-¡Muy bien!- gritó Lucy interrumpiendo con las mejillas y la nariz completamente rojas, dejó a un lado el cuchillo y dejó los pedazos ya cortados sobre el plato de fruta donde Natsu comía, su acción fue seguida por los ojos de Cana - Ya entendí. Quieres saber todo, pero será otro día, eeh … en una pijamada ¿Qué tal?

Natsu se limitó a verter más salsa sobre la nueva fruta.

-Eso no me lo creo, todo el tiempo haz estado con Levy y me haz hecho a un lado- Cana se recargó hacia atrás sosteniéndose sobre la mesa con una mano- Cuando salgan los gemelos no me vas a recordar.

Era cierto, desde que Levy dijo que estaba embarazada, Lucy y Juvia habían comenzado una guerra silenciosa por ser las madrinas de los bebés. Y en el tiempo en que Gajeel no estuvo, ambas repartían su tiempo con ella.

Claro que Natsu en algún momento también se encontró escuchando a Levy leerle un libro de historia a los gemelos, "Pero si aún están dentro, ¿Cómo te van a escuchar?" Levy le explicó que ellos reconocían voces aún estando dentro de ella; desde ese momento, Natsu les hablaba, esperando también ser su tío favorito.

Se lo merecía, había aguantado a Gajeel desde que fueron crías que se comían los mocos y eran entrenados por dragones.

-Claro que no- pero sabían que claro que si, Lucy los iba a ignorar - Aparte, ya sabes lo que dijo Gajeel. Los primeros días no podemos estar tan cerca.

-Si bueno, cuando lo dijo no lo entendí así que lo ignore- confesó Cana.

-Los dragones abandonan a la madre y la cría cuando termina su ciclo de apareamiento. No quiere que nadie se acerque mucho para no alejarse de ellos porque tiene miedo que por instinto él haga lo mismo- dijo Natsu llamando la atención de ambas dándole a Plue, que aún estaba aplastado bajo Cana, un Kiwi- Pero no creo que eso vaya a pasar.

Gajeel le explicó aquello, "Por que si en algún momento, por gracia divina, tienes hijos. No pases por lo mismo" a Natsu no le interesaba, pero Gajeel le explicó cómo funcionaban los dragones, los ciclos de apareamiento y no pudo evitar preguntarle si eso les iba a pasar a ellos.

-No tengo idea- le respondido Gajeel siendo sincero- Yo solo supe cuando Levy quedó embarazada, fue como si una voz dentro de mi cabeza me dijera, no tengo idea que te valla a pasar, tal vez tú y la enana si lo experimenten más similar a los dragones. Tal vez no. No tengo idea, no soy experto. Era un niño cuando Metallicana me traumo con estas cosas.

A Natsu le agradaban los niños y le gustaba jugar con ellos. Como Asuka, le agradaba esa niña. O Romeo, cuando era bebé, divertido picarle la nariz. Pero, ¿Él con hijos? Solo existía una persona con la que tendría hijos, y ella tenía una opinión muy clara sobre ese tema, que simplemente prefería no pensar en ello y dejar que las cosas siguieran su curso.

-Eso es triste- dijo Cana ante lo que acababa de decir Natsu. Él encogió los hombros y siguió comiendo.

-Digo lo mismo que Natsu, no creo que valla a pasar- Lucy terminó de cortar la fruta e hizo a un lado los utensilios para tomar un tenedor y comenzar a comer de la piña en el plato de Natsu.

-Ustedes los dragones son tan complicados- dijo Cana.

-No tienes idea- le contesto Natsu pensando en la explicación de Gajeel.

Prefería recordar solo los detalles importantes y no lo incómodo que había sido para ambos tener aquella conversación.

Gajeel mencionó, la probabilidad que los síntomas se presentarán sólo en los entrenados por dragones.

Ya habían discutido la situación de Wendy. Sting y Rouge eran otro asunto, con el que no meterían sus narices.

Natsu pensó en preguntarle a Anna si sabía algo la próxima vez que la viera.

-Pero venga, ¡Brindemos!- Cana alzó su botella de Ron y Natsu alzó un pedazo de Mango mientras masticaba otro- Por la persona misteriosa que está satisfaciendo sexualmente a Lucy.

-¡Cana!- le regaño Lucy.

Natsu se ahogó. El pedazo de fruta que tenía en la boca, se detuvo a medio camino en su esófago y comenzó a toser. Los ojos se le llenaron de lágrimas y de su garganta salía un sonido de aire atrapado, agarró con fuerza la mesa y trató de toser. La vista se le nubló y sintió varios golpes en la espalda que no lo estaban ayudando. Escuchó voces llamando su nombre y un último golpe que lo hizo tragar el pedazo atorado.

-Gracias, Elfman- escucho que Lucy le agradecía al enorme hombre que solo pasaba por ahí.

-No es nada, Lucy. No es de hombres ahogarse- y siguió su camino.

Natsu continuó tociendo sintiendo el ardor que le quedó después de ese episodio.

-Valla, Natsu. Tanto te afecta que Lucy, por fin este dándole uso a los excelentes …- Lucy le tapó la boca con su mano llena del jugo de la Piña.

Natsu pensó que era momento de irse de ahí. Metiéndose una última pieza de piña a la boca y con la mitad de un mango en la mano se puso de pie y anunció que se iría a casa.

-Antes de que Happy valla y se queje de que es un basurero- justificó, pero claro que no iría a casa a limpiar, iría a pescar.

Cuando comenzó a caminar hacia las grandes puertas de madera escuchó cómo Cana le volvía a insistir a Lucy por información.

-Ya se fue, escúpelo todo, empieza por quien es-

-Cana, es enserio no es lo que piensas-

-Okay, qué tal esto, pestañea dos veces si lo conozco y una si no lo conozco-

-Canaaaa-

-Okay, okay, pestañea la cantidad de pulgadas que le mida el pe…-

-¡CANA!-

Natsu pasó toda la tarde pescando. Regreso a su casa para encontrarse con un Happy enojado. A pesar de regresar con varios pescados para cenar, Happy le insistió que limpiarán.

Fue hasta el día siguiente cuando volvió a visitar a Lucy. Happy paso toda la noche contándole todo sobre su viaje, donde había ido y que hicieron, el pequeño Exceed se había entusiasmado tanto contándole sobre los pescados que había probado que no fue capaz de dejarlo solo, después de todo había pasado mucho tiempo alejados uno del otro, y Happy seguía siendo su mejor amigo.

Así, al día siguiente cuando Happy anunció que iría a ver a Charle, se puso unos pantalones cómodos y una camiseta sin mangas, acomodo su bufanda y se dirigió a casa de Lucy.

-¡Hola, Lucy!- entró, como siempre, por la ventana. Hizo a un lado la cortina para no pisarla en el proceso porque sabía que Lucy se enojaba cada vez que la ensuciaba con el polvo de las sandalias.

Como costumbre, se quitó las sandalias dejándolas tiradas a un lado de la cama, observó a su alrededor y todo estaba limpio, probablemente Lucy se tomo el día limpiando por que la mesa olía al aceite que solía ponerle para pulirla, el piso olía a los químicos de color morado y estaba limpio de tierra, el canasto de la ropa sucia estaba vacío y la cama tenía las sábanas limpias y las plantas habían sido regadas.

No le sorprendería si le decían que Lucy limpio cada centímetro del departamento.

Por el ruido de la regadera, Natsu noto que era probable que Lucy recién terminará de limpiar, tomando un baño probablemente para ir al gremio o hacer su visita rutinaria a Levy.

Se dejó caer en el sillón con los pies colgando y la cabeza recargada en el brazo, decidió entonces dormir mientras la esperaba.

-…- desde el baño, escuchó con claridad varias cosas. El agua caía sobre la loza, el movimiento de la cortina de baño cuando el agua la tocaba y se movía, la respiración agitada de Lucy, y el sonido de algo chocar con insistencia contra su piel aparte de el agua que caía.

Abrió los ojos y puso atención. Podía escuchar con claridad el silbar de los pulmones de Lucy, el mismo sonido que hacía cuando estaba agitada pero el otro sonido, no podía ponerle nombre, no sabía lo que lo provocaba.

-Mmh- después de escuchar el claro gemido que provenía detrás de la puerta del baño se imaginó que era lo que estaba pasando.

Ah, Lucy. No pudo durar más de un día.

Ansioso, decidió dejarla y esperar a que saliera de su relajante baño. Varios minutos después la escuchó gemir aún con más fuerza y el olor de su orgasmo fue lentamente lavado por el agua.

La escucho quedarse varios minutos sobre el agua sin moverse buscando calmar su corazón. Cerró la llave del agua y abrió la cortina. La escuchó dejar algo sobre el lavamanos y rodearse a sí misma con la toalla.

Decidió sentarse en el sillón para poder ver la expresión que haría cuando lo viera ahí.

La sorpresa en su rostro fue justo como esperaba. No pudo evitar sonreírle mientras en el rostro de ella solo mostro asombro, las finas cejas levantadas, la boca entreabierta.

-Hola, Luce. ¿Disfrutaste de tu baño?- le preguntó con arrogancia.

-Na-natsu- con un tartamudeo dijo su nombre lo observó a los ojos y fue lo único que Natsu necesitó para tratar algo nuevo.

-¿Eh, Lucy?, ¿Cómo estuvo tu baño?- se puso de pie y caminó hacia ella. Parándose frente a Lucy giro un poco el rostro y se acercó sin perder la sonrisa.

-Yo … si, tuve un buen baño- finalmente le respondió sin dejar de mirarlo a los ojos. Ella se movió de un pie al otro y sujetó con fuerza el punto donde unía su toalla con un pequeño pliegue para sostenerse sobre sus pechos.

-Me alegra- Natsu pasó a su lado entrando al baño. No le molestó el calor y el vapor que inundaba la habitación. Con los ojos escaneo a su alrededor, la cortina de baño pegada a la orilla, la ventana abierta, la ropa sucia tirada en el suelo, sobre el lavabo el cepillo del cabello y algo más, un pequeño cilindro de color rosa no más grande que su pulgar, similar al que le había dado Virgo para castigar a Lucy la primera vez, que por el leve olor que aún tenía, era aquello que Lucy uso para masturbarse.

Tomó el cepillo del cabello y se encontró con Lucy parada en el mismo lugar. Puso una mano en su espalda y la empujó un poco.

-Te secó el cabello mientras me cuentas que hiciste en el día- se movieron hasta el sillón, donde se sentó abriendo las piernas, tomándola de la cadera la acercó hacia él para que se sentara frente a él entre sus piernas. - Dime que hiciste en el día.

-Y-yo lavé la ropa y … limpie los pisos y … - le decía lo mismo que él ya sabía, pero quería escucharla mientras le cepillaba el cabello. No tardó mucho en terminar su trabajo y espero con paciencia a que Lucy terminara de hablar; dejó a un lado el cepillo y puso sus manos sobre sus hombros descubiertos- Por último limpie la alacena.

-Muy bien, Lucy. Puedes recordar todo lo que hiciste en el día, pero no puedes recordar lo que te pedí ayer por la mañana- bajo sus manos los hombros de Lucy se pusieron tensos. Acercó su torso para pegarlo a su espalda y sin soltar de los hombros le habló entre el cabello respirando el olor a miel - ¿Puedes recordar lo que te pedí ayer?

-M-me pedist-te que no me to-tocara- Natsu calentó las palmas de sus manos y con lentitud acarició ambos brazos al mismo tiempo.

-¿Hasta cuando?-

-Hasta que tu me dijeras- Lucy vibró ante las atenciones que le daba.

-¿Y qué era lo que hacías mientras te bañabas?- la escuchó abrir y cerrar la boca varias veces mientras sentía como movía las manos sobre la orilla de la toalla que la cubría.

-M-me es-estaba masturbando-

- Muy mal, Lucy. Creo que mereces un castigo- como si Natsu hubiera dicho que la llevaría de compras por todo lo que quisiera, Lucy se puso de pie, se dio la vuelta y sonriendo le tomó las manos que aún estaban en el aire.

-Si, Amo- le dijo con entusiasmo en los ojos.

-¿Cuál debería de ser tu castigo?- le preguntó tratando de fingir que no estaba un poco asombrado por el cambio radical de actitud de Lucy.

-Lo que mi Amo desee- usando sus manos, la jalo hacia él, con agilidad la acomodó para que quedara boca abajo sobre sus piernas, le acomodo para que su torso estuviera recargado sobre el sillón y sus nalgas estuviera justo en frente a él, noto como Lucy movía los pies con emoción.

-¿Cuantas nalgadas te mereces?- pregunto al aire.

Colocó una mano sobre el punto donde la espalda termina y comienza la curva de las nalgas. Con la otra mano, tomó la orilla de la toalla color café claro y comenzó a levantarla; la llevó hasta dejarla debajo de su otra mano dejando todo el trasero de Lucy descubierto.

Apreció la curva de la piel, las difuminadas pecas que adornaban ambas nalgas, el lunar que tenía en la nalga izquierda, el espacio que se creaba entre los muslos y el inicio del trasero, noto las piernas sin vello, probablemente se había tomado su tiempo en el baño para depilarse; notó también el pequeño espacio entre las piernas que dejaba ver ambos pliegues que adornaban su vagina, Natsu quería enterrar su cara en ese espacio como nunca antes había querido algo.

-Serán diez- escuchó su propia voz más ronca cuando dijo aquello y sin esperar una respuesta de Lucy, calentó su palma y azotó a Lucy- Te quiero escuchar.

-Uno- suspiro Lucy. La sintió apretar las nalgas y levantar un poco más los pies.

Con rapidez y más fuerza que la primera vez, la azotó tres veces seguidas.

-Dos, tres, cuatro- dijo igual de rápido. Junto las piernas en cuanto sintió el primero y por instinto levantó más el trasero, para Natsu aquello era mejor, le dejaba en mejor posición para azotarla.

-Cuatro- la cuarta nalgada fue simplemente una palmada, tranquila y sin prisa, dejó su palma sobre la piel que ya comenzaba estar roja y la masajeó por varios minutos.

La quinta y la sexta fueron las más fuertes de todas. Una en cada nalga. Cuando levantó su mano, casi podía jurar que se podía ver el contorno de donde su palma había estado sobre la piel roja.

-Cinco … Se-seis- a Lucy le temblaba la voz junto con las piernas. Natsu no le dijo nada, observó las reacciones de su cuerpo mientras le daba un momento para que se calmara.

Las piernas aún seguían temblando, sobre sus muslos podía sentir su abdomen tenso, tenía los hombros firmes y la cabeza escondida entre el cabello, casi podía oler el olor a sal proviniendo del rostro de Lucy y estuvo a punto de parar ante aquello.

Pero a su nariz llegó el olor de la entrepierna húmeda de Lucy. Podía ver el brillo del líquido que provenía de dentro comenzar a empapar los gruesos muslos y no supo cómo reaccionar.

Todo aquello la estaba excitando.

La mano que tenía sobre su espalda sosteniendo la orilla de la toalla, comenzó a moverse hasta su nuca, entre su mano tomó un tanto de cabello que tiro con mínima fuerza al mismo tiempo que tronaba su palma sobre la piel.

-Siete- esta vez salio con un gemido. El olor comenzaba a ser más potente y Natsu sintió como entre su pantalón, su propio pene comenzaba a entusiasmarse por la situación.

-Ocho- una vez más dejó una palmadita sobre la piel roja.

-Nueve- volvió a azotarla con la misma fuerza que la quinta y esta vez, la observó como frotaba sus muslos entre sí.

La décima fue perfecta, en lugar de usar fuerza, calentó su palma y la piel tronó como música para sus oídos, le tiró una vez más el cabello y de entre sus labios el número salió con un gemido demasiado obsceno.

-Lo hiciste muy bien, Lucy- le soltó el cabello y con ambas manos la levantó, para que se recargara sobre él.

Ambas piernas a los lados de sus muslos. La movió para pasar ambos brazos por su cuello y se abrazara a él. Ella con gusto escondió su rostro sobre su bufanda, pegó sus pechos hacia su chaleco y se sentó sobre su regazo, sobre su erección.

-¿Cómo te sientes?, ¿Necesitas algo?- Natsu le preguntó mientras una mano le acariciaba la espalda y otra más tibia le sobaba las nalgas.

-Estoy bien, Amo- fue lo único que dijo respirando aire caliente en el cuello.

Permanecieron varios minutos en esa posición, sin moverse ni hablar. Natsu decidió entonces que era momento de hacer algo.

-Te mereces un premio por aguantar muy bien tu castigo- le dijo.

Dejo de sobarle el trasero y llevó esa misma mano hasta su muslo, usando sus propias piernas, la movió y acomodó para que hubiera más espacio entre ambos y metió su mano en ese espacio.

Busco el monte de Lucy y se encontró con la tersa piel cubierta por una línea de vello y la humedad que los cubría. Expandiendo la mano avanzó un poco más y encontró con la punta de los dedos el inicio de la línea.

Recordando el libro rojo y la pequeña gráfica que describía los órganos femeninos, esa era la primera vez que tocaba a una mujer con la intensión de darle placer y no quería parecer un idiota.

Avanzando un poco más, encontró el clítoris. La pequeña bolita húmeda que según recordaba era muy importante, un poco más abajo enterrando sus dedos entre los labios menores que comenzaban a ser más pronunciados, encontró el espacio que supuso estaba la uretra, avanzó más y sus dedos comenzaron a empaparse de ese líquido que le daba tanta curiosidad.

Con lentitud y con movimientos circulares encontró la entrada de la vagina, por lo que sintió era tal vez del tamaño de los dígitos de su dedos, ¿Por qué era tan pequeño? Según había leído era más grande, con un par de dedos, con movimientos circulares inspeccionó más el área ignorando por completo los gemidos que dejaba Lucy en su cuello.

Entretenido en su exploración decidió usar sus demás dedos para mover los labios a ambos lados, de ese modo tendría más libertad de movimiento.

Decidió regresar al clítoris por un momento y repetir la acción que hizo sobre la entrada de la vagina, quería saber qué era lo especial de aquel punto.

Descubrió lo especial cuando Lucy movió la cadera sobre su mano y frotó sus pechos sobre él, había pegado su rostro al de él y le gimió en el oído con fuerza.

-Dime que sientes, Lucy- detuvo su movimiento esperando una respuesta y solo obtuvo un movimiento más insistente de la cadera de Lucy que buscaba frotarse sobre su mano y un pequeño lloriqueo de molestia; sintió más líquidos empapar su mano mientras esperaba.

-Es-estoy muy excitada, Amo- le dijo por fin. Natsu retomó sus movimientos, al tener más jugos sobre su mano el movimiento era más fácil y sonoro.

-Lo puedo sentir, Lucy- ella volvió a meter su rostro entre la bufanda y el cuello.

Natsu pensó que tal vez, con lo húmeda que estaba su mano y lo excitada que estaba Lucy podía intentar usar su dedos para entrar en ella. Dejó el clítoris y sobo un poco sobre la uretra, avanzó hasta la vagina y contorneado las orillas con la punta de su dedo, se abrió paso para introducir uno en Lucy.

Dentro era aún más húmedo, y esponjoso y la textura era curiosa, nunca había sentido algo similar, movió los dedos causando que las paredes se cerraran más sobre él. Le gustó la sensación y continuó con el movimiento, que lentamente hizo que las paredes comenzaran a soltarse, es no le gustó, quería sentirla apretada sobre él.

Introdujo un segundo dedo y Lucy saltó. La mano que tenía en su espalda la empujó hacia él y sin tener la intención, el movimiento brusco hizo que la toalla se soltara y entre el mínimo espacio que había entre ambos comenzara a caer.

¿Por qué Lucy siempre terminaba sin la toalla que le cubría?

Los dedos medio y anular se movían de forma circular y en ocasiones, Natsu los usaba para palpar sobre las paredes arrugadas mientras sus dedos índice y meñique acariciaban por el exterior. Calentó su mano y sintió una vez más las paredes contraerse.

-Amo, por favor- la necesidad en la voz de Lucy era palpable, la ansiedad y la frustración que cargaba su voz le causaba un vacío en su propio estómago.

-Dime que necesitas- sin detener sus movimientos pero sí haciéndolos más lentos, puso más atención en lo que le decía.

-Necesito terminar … Por favor, Amo- el ruego le emocionó la sangre y sintió su pene saltar de felicidad al saber que lo que estaba haciendo estaba bien y le estaba causando grandes sensaciones.

-No- muy lentamente retiró su mano de dentro de Lucy. Con su mano libre la movió para que estuvieran viéndose de frente y sin descaro, llevó su mano empapada de los jugos vaginales de Lucy a su boca mientras la miraba a los ojos.

Saboreó entre su lengua el líquido ácido y cremoso de Lucy. Por un momento, cerró los ojos disfrutando el momento, cuando los volvió a abrir, el rostro de Lucy mostraba asombro, las mejillas y la frente completamente rojas, los labios entreabiertos y los ojos seguían el movimiento de su boca.

Continuó limpiando sus dedos en el agradable silencio que sólo era interrumpido por el lascivo sonidos de su lengua chupando sus dedos. Se lamió la palma y con rapidez la puso sobre el seno derecho de Lucy, apretó con gusto y cuando ella abrió la boca para suspirar la jalo hacia él para besarla.

Con su lengua buscó la de ella, tocó la cara superior y la frotó buscando darle el mismo sabor que el tenia grabado, quería que se probara a sí misma desde su boca, quería que perdiera el aliento y solo recibiera aire de la unión de sus labios.

Mientras se frotaba en toda la boca de Lucy, usó su mano para empujarla hacia su cuerpo y se sentara completamente sobre su cadera, quería que sintiera lo mucho que lo excitaba el probarla, masajeo con gusto el seno en su mano y disfruto de la suavidad de la piel.

La cercanía de sus cuerpos le hizo saber la contracción de los músculos en el vientre de Lucy, paro todas sus atenciones a ella.

La dejó jadeando y despeinada, la tomó de la cintura y la levantó de su cadera. Al ponerla de pie sus pies no la sostuvieron y se tambaleó hacia él que aún no la soltaba.

Se paró del sillón con rapidez y sin soltarla la cargó un poco para moverse hacia la cama. La acomodo en la cama y la admiro. Con el cabello creando un halo dorado a su alrededor, jadeante, sonrojada, empapada y excitada, pensó que frente a él tenía la imagen de una diosa.

Sonriendo, le tomó de los tobillos y la movió para que el tuviera espacio de acomodarse entre sus piernas, con una rodilla bajo su muslo y el otro pie en el suelo, bajo sus manos hasta las rodillas donde las separó para observar.

Los muslos húmedos y brillantes lo hicieron sentir aún más feliz. Le dejo varios besos entre las pantorrillas y la poplítea mientras le acomodaba los tobillos sobre sus hombros, en un rápido movimiento bajo sus manos hasta las nalgas y la jaló para levantarle.

Con los hombros pegados a la cama y el cuerpo en el aire, Lucy terminó con la parte inferior del cuerpo a disposición de Natsu.

Desde su lugar, podía ver completamente a Lucy. El rostro sorprendido, los pechos apretados entre el cuello y su estómago, la entrepierna a su completa disposición. No pudo evitar sonreírle a Lucy mostrándole todos sus dientes, le guiño un ojo y escondió su rostro entre sus piernas.

-¡Natsu!- gritó ella cuando sintió como su lengua trazó todo el espacio en un solo movimiento.

Indignado, levantó el rostro y juntó las cejas.

-¿Cómo me llamaste?- le preguntó con voz seria.

-Pe-perdón, Amo- rápidamente se corrigió.

Volvió a sonreír y acomodó sus manos. Abrazando uno de sus muslos para sostenerla, la movió de modo que sus nalgas estaban sobre su pecho y todo su peso recargado en él, su otra mano la llevó por un lado hasta su vientre para ayudarse abrirse paso entre la piel.

Con un par de dedos, movió la piel que cubría el clítoris y sopló sobre el bulto haciendo que Lucy se convulsionara sobre él.

La verdad es que no tenía ni idea de lo que estaba haciendo. Se imaginó que su instinto tomó el mando de la situación, Lucy no se estaba quejando, así que probablemente estaba haciendo un buen trabajo.

Llevó sus labios hasta el clítoris y muy despacio y con delicadeza succiono, buscando con la mirada los ojos de Lucy, la encontró gimiendo y tomando puñados de sábanas entre sus manos.

Saco la lengua y la probó. Bajo el rostro y con la lengua buscó la entrada de la vagina mientras Lucy se convulsionaba entre sus brazos. El sabor era más potente al estar en el origen, el olor intoxicaba sus pulmones y quería más, quería probarla más, quería crearle más sensaciones pero, sintió los músculos de su vientre contraerse bajo su palma, y arruinando el orgasmo que se anunciaba solo, dejó de tocarla.

Retiró su rostro atrayendo consigo, hilos de saliva combinados con los jugos de Lucy, la sostuvo de los muslos mientras la acariciaba en cada espacio de piel que podía abarcar sus manos.

-Amo, por favor- le volvió a rogar Lucy con verdadero sufrimiento en la voz.

-No- llevo una mano hasta una de las aún rojas y abusadas nalgas y le dejó un pellizco que la hizo saltar.

Usando el movimiento, Natsu aprovechó para volver a acomodarla en la cama, para que su espalda volviera estar sobre las sábanas, esta vez, se puso en medio de sus piernas y usando sus muslos, la colocó de modo que no hubiera espacio entre ellos, para que lo único que los separara fuera la tela del pantalón de Natsu.

-Eres la mujer más hermosa que he visto en mi vida- Lucy se sonrojó y llevó una de sus manos hacia su rostro, buscando cubrirlo, pero le detuvo la mano y la sostuvo en el aire entrelazando sus dedos- ¿Vas a hacer caso a lo que te pida?

-Si, Amo- Lucy asintió y le apretó la mano que sostenía, Natsu podía escuchar como lentamente su cuerpo se fue calmando. Su pulso se volvía más lento, su respiración se calmaba, el sonrojo que le adornaba la clavícula y los hombros se disipaba.

-Muy bien, no quiero que te toques- con un movimiento de cadera, se restregó levemente entre las piernas de Lucy. Toda la calma que había llegado al cuerpo de la joven, la abandonó en un instante y todo volvió a subir. El calor de la piel, el palpitar de su sangre y el gemido que acompañado de placer - ¿Entendiste?

-Si, Amo- respondió Lucy.

Natsu volvió a realizar el movimiento pero esta vez, llevó sus manos hasta la cintura donde la empujó con fuerza hacia él. Sintió la carne de los muslos chocar con los huesos de su cadera, sus nalgas con sus muslos y la excitante sensación de su pene frotarse contra la vulva.

-Yo soy el único que te puede dar placer- inclinó su cuerpo para estar más cerca de ella, llevó una de las manos hasta el seno donde tomó el arrugado pezón entre los dedos y lo frotó. Con pequeños y constantes empujes sobre su cadera comenzó a estimular una vez más a Lucy.

-Si, Amo- Lucy se retorcía entre sus brazos gimiendo, llevo una de sus manos hasta su cuello para acercarlo más hacia ella, con la otra mano le acarició la mejilla antes de besarlo.

Natsu apretó con fuerza el pezón entre su mano.

-Por favor, Amo … necesito acabar, por favor- Natsu juraba que si Lucy seguía rogándole, él mismo iba a ensuciar sus pantalones antes que ella.

-¿Qué vas a hacer por mí?- insistió dejando sus labios y besando su mandíbula.

-Todo lo que desee, Amo- chilló cuando cambió de seno y sobre el nuevo pedazo de piel, aplastaba el pezón frotando la yema de su pulgar.

-Buena chica- le dijo, estaba en camino de llevar su mano hasta su cuello y pensaba moverse con más fuerza para buscar el orgasmo de ambos pero detuvo todos sus movimientos.

Alguien estaba subiendo las escaleras hacia su dirección. Giro el rostro hacia la puerta de entrada y alzó una ceja.

-¿¡Lucy!?,¿Estás ahí?, ¡Es una emergencia!- Lily tocó con insistencia la puerta.

-¿Lily?- preguntó Lucy aún intoxicada por el placer que sentía.

Natsu se alejó de su cuerpo y la sostuvo de las piernas.

Si Lily estaba ahí, buscando a Lucy diciendo que era una emergencia, solo podía significar una cosa.

-¡Lucy, es hora!-

Levy iba a parir.


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