Fairy tail no me pertenece. La historia es de mi imaginación.
Advertencia: Solo mayores 18. Por favor, no imitar lo aquí escrito. SIEMPRE todo consensuado. Practiquen sexo seguro.
Notas: ¡Hola a todos! Me di cuenta que hice de esta historia un Slow-Burn, pero mas lento que el perro de mi hermano por las mañanas, díganme si les gustan los capítulos así de largos y si descubren algo "interesante" quiero que me digan que piensan *Guiño*. Por cierto, ¿alguien sigue FT100YQ?, por que yo AMO la saga de Edoras, así que estoy en el cielo. Gracias por sus comentarios, los adoro, aquí andamos mejorando, besitos en la frente para todos. Sin más, disfruten.
Capítulo X
You get me closer to god.
Al día siguiente, Natsu despertó con moretones y raspones en todo el cuerpo, con el hombro izquierdo doliéndole y un gran parche morado en el abdomen. Después de todo, Gray y Natsu pelearon por varias horas después de terminar de hablar de sentimientos.
Su casa estaba semi-limpia. Debido a su mala costumbre de dejar todo por todos lados, se podía encontrar cosas fuera de su lugar, papeles en el suelo, platos de comida sucios en el lavabo, los libros que Levy le había prestado aún seguían sobre la mesa sin moverse; a pesar de que solo un par de días atrás, él y Happy limpiaron. Esa mañana el pequeño gato azul permaneció en su pequeña cama azul dormido mientras Natsu se tomaba su tiempo en buscar ropa limpia.
Busco en su mochila, que aún estaba llena desde la última misión. Pegada a un lado de la mesita entre los sillones, la removió buscando algo limpio, sacó todo y aprovechó para llevarlo todo al montón de ropa sucia que tenía en el clóset de su habitación.
Era la montaña de ropa sucia que Lucy siempre se quejaba cuando la veía.
¿Había encontrado insectos entre la ropa en alguna ocasión? Puede ser.
Entre los montones de ropa busco alguna que no oliera peor que la anterior. Lamentablemente, todo olía mal. Decidió entonces lavar ropa.
Hacia uno tiempo atrás, Lucy le había obligado a comprar una lavadora de ropa, exactamente la misma situación que la cama, lo llevo a la tienda, escogió el modelo y lo hizo pagar; después le enseñó a separar las cargas de lavado, ropa de color junta, ropa blanca por separado, pantalones en otro montón y calcetines todos juntos.
Mientras separaba toda la ropa, encontró la ropa que hacía tiempo Lucy había dejado ahí, leggins, blusa y ropa interior. Un poco intrigado, y asegurándose que Happy siguiera dormido, acercó los leggins a su nariz para olerlos. Tenían el olor a Lucy, su perfume, el jabón y su sudor, tal vez también el mal olor de su ropa. No pudo evitar inspirar con gusto mientras tomaba en la otra mano la ropa interior, repitió la acción y disfruto del olor.
Se sintió como un enfermo oliendo la ropa de Lucy, pero no había nadie para verlo o juzgarlo, entonces no importaba.
Hizo la ropa de Lucy a un lado mientras seguía separando, recordó entonces que en una ocasión, había tomado unos calzones de Lucy mientras ella no se daba cuenta, buscando entre todos sus pantalones encontró la delgada tela y repitió la acción una vez más.
La diferencia fue, que los calzones olían a los líquidos que salían de Lucy, que ya había probado de la fuente directa, tenían el rastro del olor de orina tan leve y al sudor de las piernas de Lucy.
Hizo toda la ropa de Lucy a un lado y se apresuró a terminar de poner ropa en la lavadora.
Dos tazas de jabón, una del líquido azul que hacía que su ropa oliera bien y una de bicarbonato de sodio. Como le enseño Lucy.
Aún podía escuchar los pequeños ronquidos de Happy desde su espacio.
Un día Happy despertó diciendo que quería su propia habitación y Natsu limpio el pequeño espacio que había sobre la sala. Usualmente lo usaban para guardar cosas, cajas con recuerdos o basura, Natsu limpio dichas cajas bajo la mirada estricta de Lucy, "No puedes tener tanta basura guardada" le había dicho, él le corrigió, eran recuerdos, no basura.
Medio día después, Happy tenía su propio espacio. Acomodo su pequeña cama, con una lámpara a un lado y un pequeño mueblecito que guardaba sus pañuelos, chalecos y gorros. Una rama del árbol cruzaba sobre el espacio, así que Happy la usaba para colgar su mochila.
Regresó a su habitación y cerró la puerta muy lentamente para no hacer ningún ruido que pudiera despertar a Happy, se quitó la camiseta y los pantalones y con gusto tomó la ropa de Lucy, brinco sobre la cama y se preparó para darse el gusto de la mañana.
Con la ropa interior en la mano sobre su nariz, cubrió su pene con la tela de los leggins, disfrutó la sensación de la tela haciendo fricción sobre su parte más sensible mientras inspiraba el olor de Lucy.
Acarició el glande con las yemas de los dedos y apretó un poco la punta y sintió el líquido preseminal crear una mancha sobre la tela. Con un poco más de entusiasmo movió la mano a través de la longitud y pensó en las manos de Lucy, que habían hecho la misma acción y sintió el calor desde su vientre moverse hacia su pene.
Pensó en la dulce y suave boca de Lucy rondando su piel, lo húmeda que estaba y el calor que le creaba.
Recordó los pechos de Lucy mientras él la acariciaba, como ella se frotaba sobre el, quería volver a tenerlos en su mano, deseaba probar con su boca cada rosado pezón y morder con fuerza hasta que gritara.
Pensó en la vagina de Lucy, como se apretaba sobre sus dedos y los empapaba de líquido.
Hizo a un lado los leggins y dando un último respiro sobre la tela los llevó hacia la cabeza de su pene. Con una mano apretó la base, haciendo los testículos a un lado y con su otra mano sobo con más fuerza la ropa sobre el glande.
No pudo evitar mover la cadera sobre sus propias manos mientras terminaba su momento empapando la ropa de semen. Su pierna tembló y sus testículos se contrajeron.
Lo que daría por terminar sobre de Lucy. En especial en Lucy.
El pensamiento de llenar a Lucy con su semen le trajo una ola nueva de placer y aún más líquido salió de él. No pudo evitar el gruñido que salió desde el fondo de su garganta. Con una sonrisa estúpida en el rostro permaneció tirado sobre la cama con la ropa interior de Lucy sobre su pene llena de semen.
Lo que daría por estar con Lucy en esos momentos.
Pero ella probablemente estaría ocupada babeando sobre los bebés de Gajeel y Levy.
Más tarde, cuando él y Happy llegaron al gremio era ya medio día, había unas cuantas personas alrededor, conversando y comiendo; Gray sentado en una mesa a lo lejos alzó el rostro en forma de saludo y él le contestó del mismo modo.
También tenía varios golpes en el pecho que Natsu había causado.
Con Happy sentado en su hombro se acercaron al tablero de misiones. Escogieron una que requería limpieza de cabras gigantes que comían parras. El dueño del viñedo requería ayuda urgente y pagaría extra si el asunto era resuelto antes de la próxima cosecha. Tres días duraría la misión y estarían de vuelta.
Mientras esperaba sentado en la barra, a que Lisanna le llevará a Mirajane el papel de la misión para que la aprobara, Happy comía pescado y él tomaba un Fireball, como si fuera agua y estuviera compitiendo con Cana, acabó con el vaso demasiado rápido.
-¡Natsu!- desde la entrada Lucy gritó su nombre mientras corría emocionada hacia él. Seguía usando la misma ropa que el día anterior, su camiseta, tenía el cabello sujetado en una coleta y en su rostro podía ver ojeras marcadas y los labios un poco deshidratados.
-¡Lucy!- saludó del mismo modo gritando su nombre.
-Ya nacieron y están pequeñísimos y hermosos, Oh Natsu, no pude evitarlo, lloré un poco cuando los vi- la rubia llegó a su lado y Lucy tomó a Happy entre sus brazos comenzando a contarles lo que había pasado.
Como Levy duró toda la noche pariendo y lo estresante que había sido. Como Wendy y Porly habían hecho un gran trabajo sanando a Levy y como los gemelos estaban en perfecto estado de salud, a pesar de haber nacido un poco más pequeños de lo común.
Natsu estaba seguro que ella evitó contarle algo, por que mientras le contaba sobre como ella y Juvia se turnaron por la noche para hacerle compañía, su actitud cambió a una con pánico y evitó decirle el por que Gajeel la había molestado todo el rato y como cuando Juvia salió a por más hielo, "¿Para que era el hielo?", preguntó pero fue ignorado; Levy comenzó a pujar y aquello no había sido bonito.
-Pobre Levy, sufrió mucho- fue lo único que dijo, pero nuevamente, Natsu estaba seguro que había algo entre líneas que no le estaba contando.
-¡Listo, Natsu …! oh Hola, Lucy- Lisanna había vuelto con el papel de la misión en la mano y una sonrisa. Natsu observó el pequeño silencio que se creó y las extrañas miradas que se dieron la una a la otra. ¿Qué estaba pasando? ¿Qué significaban aquellas miradas? Nunca había presenciado ese tipo de interacción entre Lucy y Lisanna.
-Hola, Lisanna- Lucy le respondió con una sonrisa falsa, esas que Natsu conocía muy bien, pero no estaba seguro si era de las tristes o las enojadas. Sabía lidiar con las sonrisas tristes pero con las sonrisas enojadas, Lucy era igual o peor que Erza.
-¿Algo nuevo, Lucy?, ¿Cómo están Levy y Gajeel?- Lissana le habló entre cerrando los ojos y sonriendo.
-Todo bien, esta madrugada nacieron los gemelos- anunció haciendo la misma acción. Natsu pasó su mirada de una a la otra y tuvo un poco de miedo.
¿QUE ESTABA PASANDO?
-Que bien, me alegra mucho- Lisanna dejó el papel sobre la barra, se inclinó sobre la madera y le sonrió a Natsu ignorando por un momento a Lucy, abrió la boca como si quisiera decirle algo pero Natsu tomó rápido el papel y se puso de pie queriendo salir de esa situación lo más rápido posible.
-¿Van a ir a una misión?- le preguntó Lucy dejando de mirar a Lisanna. Natsu asintió y la vio hacer una pequeña mueca, a su lado escuchó como alguien le hablaba a Lissana y puso toda su atención en Lucy.
-Pensamos en ir a una corta, léelo- le enseñó el papel. Happy salió de entre los brazos de Lucy y se sentó en su hombro leyendo el papel.
-Si, Lucy. Después de todo no nos vas poner atención ahora que están los bebés - Lucy río ante las palabras de Happy y le regreso el papel a Natsu. Volvió a tomar a Happy entre sus manos y lo alzó hasta su rostro - ¿Acaso quieres que te trate como un bebé, Happy?
-No estaría mal si puedo tener masajes en la panza y leche tibia en las noches- confesó el gato. Lucy volvió a reír y lo dejó en los brazos de Natsu.
-Será mejor que se vayan, aún pueden tomar el tren que sale en media hora- Natsu sintió las náuseas en la boca del estómago cuando mencionó el tren.
-Pero solo está a unas horas, pensábamos ir caminando- se quejó.
-Natsu, está oscureciendo más temprano y después de lo que pasó la última vez, es mejor que vayan en tren- le regañó. Natsu recordó que tal vez, Erza había mencionado algo sobre estar atentos y no exponerse, no le puso atención por supuesto.
-Pero Luuuucy…- se volvió a quejar.
-Nada. Vayan en tren- Happy se burló de su miseria.
-Ella ni siquiera va a ir y nos está dando órdenes- Lucy le jalo los bigotes.
-Que no valla no significa que no me preocupe-
-Entonces ven con nosotros para que no te preocupes- se defendió Happy.
-No gracias, quiero ir a mi casa. No he dormido nada y me muero de hambre - Lucy le soltó los bigotes y se sobo el estómago. Pero se acercó un poco y tomando el brazo de Natsu para recargarse, le dio un ligero beso en la mejilla a cada uno- ¿Pero que te paso en la cara, estuviste peleando con Gray otra vez?, No importa ya. Vayan. Regresen pronto.
Natsu no pudo negarlo, la acción lo había sacado un poco de su órbita y Happy lo remarcó todo el camino y el viaje en el tren.
Cuando el tren llegó al pueblo, ya era de noche. Era un pueblo pequeño pero bonito, usó su olfato para encaminarse hacia el viñedo que buscaban y cuando llegaron, una cabaña, que parecía una mansión en miniatura, los recibió.
Un señor más bajito que él les abrió la puerta, con pantalones de mezclilla y botas puntiagudas al igual que su bigote le explico a Natsu y a Happy la situación más allá de la breve explicación del anuncio.
Desde hacía un par de semanas, habían bajado un rebaño de cabras desde el monte, habían comenzado a comer las parras del viñedo a los inicios de uno de los acres. La recolección había comenzado pero varias cabras que aún rondaban impedían a los trabajadores hacer la colecta.
El dueño del viñedo le ofreció una recámara en su cabaña para que pasara la noche.
Al día siguiente, se pusieron en marcha en busca de las cabras.
A pesar de buscar por cielo y tierra les fue difícil encontrar alguna. Esa misma noche, el dueño les había dicho que eran fáciles de encontrar pues tenían el tamaño de un oso gris.
Frustrados, durmieron esa noche y a primera hora, andaron a buscar las dichosas cabras.
Encontraron una, masticando con tranquilidad una parra que aún no había sido levantada. El dueño no había mentido, eran gigantes, pero un gruñido de Natsu fue suficiente para hacerla andar, decidieron seguirla y ver hasta donde llegaba.
Cruzando el monte que limitaba el viñedo se encontraron con las cabras pegadas a las piedras con la lengua de fuera. Happy investigó los alrededores y Natsu contó a las cabras.
Le tomó más de cuatro intentos contarlas, pues se movían de un lado al otro masticando pasto seco y lamiendo piedras.
-No creo que sean salvajes- había dicho Happy después de volver de su exploración aérea. Usando un puño incendiado, comenzó a guiarlas para que se movieran mientras Happy se encargaba de acarrear a las que separaban del rebaño.
Después de moverlas por varios kilómetros, Happy anunció que había visto algo. Levantando a Natsu para llegar más rápido, se acercaron hasta el inicio de otro monte varios kilómetros por delante, donde una cabaña se alzaba y un granero y varios corrales.
Al descansar sobre la tierra, Natsu notó que aquel era el lugar a donde pertenecían las cabras. Pero había signos de descuido por todo el lugar.
-¿Que paso aquí?- dijo Happy mientras comenzaban a investigar dejando el rebaño de cabras caminar por ahí.
Los corrales tenían maderas rotas, que se imaginaba era por donde escaparon las cabras. El granero estaba vacío salvo por la carcasa de una cabra, la piel que aún tenía pegada a los huesos, olía a putrefacción y el olor metálico de la sangre le inundó en cuanto abrió la puerta de madera.
Golpeando las paredes para crear ruido, espero a que algo, aquello que se había comido la cabra saliera de su escondite. Pero solo recibió el eco de sus golpes.
Saliente del granero, su nariz captó un olor. Se le hacía conocido pero no podía recordar.
-¿Puedes oler eso, Happy?- le preguntó al gato que se restregaba la cara con su pata.
-Si y me molesta, me duele mi nariz- tocaron la puerta de la cabaña pero nadie abrió. Dentro, no se escuchaba ningún ruido y Natsu se tomó la libertad de forzar la entrada.
En toda la casa se veía rastros de que algo había destruido todo a su paso, vidrios quebrados, muebles deshechos, ropa rasgada tirada por el suelo, Natsu noto varios cuadros con fotografías tirados por el suelo.
Al adentrarse más a la casa, encontraron una pequeña sala. Dio varios pasos atrás y evitó que el Exceed viera lo que había ahí, salió de la casa y le dio instrucciones.
-Necesitas ir por la lacrima que guardamos en la mochila- el gato no protestó y se alzó mientras Natsu le advertía que se mantuviera alerta en su vuelo y vigilará sus alrededores.
Después de media hora, Happy regresó cargando la esfera y con una línea de cabras que lo seguían.
-Me empezaron a seguir cuando venía de regreso- justificó su tardanza y comenzó a dar vueltas por el terreno entreteniendo a las cabras que ya comenzaban a formar una espiral.
Natsu por su lado llamó al gremio. No le gustaban las lacrimas, le parecían molestas y ocupaban espacio en su mochila que podía usar para llevar comida. Pero llevaba esa pequeña esfera que cabía en la palma de su mano por insistencia de Lucy y Erza. Les había dado el gusto solo para que dejaran de molestarlo.
-¿Natsu?- escucho la voz de Mirajane a través de la esfera y trato de explicarle lo que vio dentro de la casa.
-Es igual a lo que encontramos la vez anterior- la vasija en el centro de la habitación goteando líquido negro hacia la madera, las escrituras en las paredes y el olor putrefacto de cuerpos humanos deshaciéndose dentro de la vasija.
-No te muevas de ahí, llamaré al consejo- diez minutos después, el rostro de Erza se mostró en la esfera.
-Muéstrame, Natsu- asegurándose que Happy siguiera jugando con las cabras, entró a la cabaña y le mostró a Erza las escrituras en las paredes.
-Son iguales a los que vimos en la cueva- dijo Natsu hacia la esfera.
La cabaña crujía bajo sus pies y noto aparte del goteo insistente de la vasija, que había otro sonido de agua moviéndose.
-Espera, Erza creo que hay algo más- colocó la esfera en un mueble y se movió hasta las escaleras. Subiendo despacio observó la misma destrucción que la primera planta, puertas quebradas y muebles destrozados.
Había tres habitaciones y un baño, busco en el baño el correr del agua pero las tuberías estaban vacías. Se encaminó hacia una de las habitaciones y noto con tristeza que era la habitación de un niño. Entró pisando la alfombra azul y esquivando los planetas que colgaban desde el techo.
-¡Mierda!- al inspeccionar la habitación no noto una criatura que se formó desde el techo a su espalda. Exactamente igual a la que los había atacado en la última misión. Era como si no hiciera ruido al moverse.
La figura negra se volvió una mancha y trató de atacar, se movió con rapidez pero la criatura creó una U y le atacó por la espalda. Creó una cortada en su brazo, con un siseo alzó su pierna encendida y un giro, quemó a la criatura.
Desapareció entre sus llamas y Natsu puso atención sobre los ruidos de la cabaña esperando otro ataque. Pero no había nada, lo único que podía escuchar era el goteo insistente de la vasija de la primera planta, la voz de Erza a través de la lacrima llamándolo y a Happy jugando con las cabras en los corrales.
-¡Natsu!- cansado de escuchar a una histérica Erza, bajo y tomo la lacrima.
-Estoy bien, pero una criatura me atacó, exactamente igual a las que vimos, Erza- explicó y le enseñó la cortada que le había creado en el brazo.
-Necesitas venderla se ve que es profunda- le dijo y le dio más instrucciones - Varios representantes del consejo van para allá. Esperalos y provee toda la información. Regresa en cuanto termines.
Había esperado dos horas para que llegara alguien del nuevo consejo. Si había algo que lo molestaba era lidiar con los agentes, dos tipos con los trajes blancos y un palo metido en el culo. Le dieron instrucciones de no hablar con nadie de lo que había visto y que ellos se encargarian de todo, incluyendo a las cabras.
Happy se despidió del rebaño y regresaron al viñedo, en la mansión, Natsu se vendó de muy mala manera la cortada que tenía en el brazo. Decidieron pasar la noche y a la mañana siguiente regresar a Magnolia.
Después de cuatro días de no ver a Lucy, cuando el tren paró en Magnolia. Natsu quiso correr hacia su departamento y verla. Pero Happy seguía insistiendo que debía de ver a Wendy para que le curara la herida hecha por la criatura que lo atacó el día anterior.
Era media tarde y el viento de otoño movía y removía las hojas anaranjadas que aún colgaban de los árboles que rodeaban el gremio. En el pasto estaba gente sentada tomando el sol y disfrutando de la frescura del viento.
Entre esas personas estaba Lucy, recostada a un lado de Cana.
Ambas estaban bajo la sombra de uno de los pocos árboles que aún tenían follage. Cana le contaba a Lucy sobre un nuevo bar que encontró en una ciudad cerca de Crocus mientras la rubia sola la miraba y asentía con atención ante sus pláticas.
Acostada boca abajo, con sus brazos cruzados y la cabeza recargada sobre estos. Con una falda muy corta como siempre y la espalda descubierta con esa blusa que solo le cubría enfrente. Movía los pies como si pataleaba, como le gustaba hacer cuando estaba recostada en su cama leyendo un buen libro.
-Lushy puedo ver tu ropa interior- se burló Happy mientras se dejaba caer sobre la espalda de la rubia sorprendiéndola, ella giró aplastando a Happy en el camino mientras el gato gritaba que "Iba a morir por asfixia", Cana reía y saludaba a Natsu que se acercaba a ambas con la mochila colgando en el hombro.
Con una sonrisa en los labios Lucy se sentó sacando a Happy de su espada lista para saludar a Natsu.
-¿Qué tal su misión?, ¿Se divirtieron?- les pregunto cambiando la mirada entre Happy y Natsu. Mirándola desde arriba Natsu aprecio lo bien que se veían sus piernas extendidas y expuestas.
-Na, fue aburrida- confesó Natsu sin querer explicar otra vez todo lo que había pasado.
-Natsu se la pasó quejando porque no fuiste con nosotros Lucy- escondido detrás de sus patas, Happy vio a Lucy rodar los ojos, mientras ella recogía sus piernas y con una mano le jalaba los bigotes.
-Ya sé lo que vas a decir, no te atrevas- Cana le dirigió una mirada asertiva a Natsu y bebió de su botella. Cansado no me tomó mucha importancia y comenzó a darse la vuelta para entrar al gremio.
-Iré a buscar a Wendy- anuncio y se dirigió hacia Mirajane para dar el reporte de la misión. Estaba sentada en una de las mesas del Gran Salón, con varios papeles a su alrededor, un vaso de agua y un plumón azul oscuro en la mano.
La había visto varias veces usar lentes como Levy para leer textos más rápidos, no podía dejar de ver cómo su rostro cambiaba y la hacía ver tan diferente a sus hermanos.
Mira asintió escuchando el reporte y levantando los lentes en el puente de su nariz, le afirmó que tomaría nota y lo comentará con Erza quien estaba haciendo una investigación más a detalle.
-Hemos tenido demasiados avistamientos de esas cosas como para dejarlas pasar- y le dijo que Wendy estaba en la enfermería atendiendo a un miembro del gremio que tenía un resfriado severo.
-¡Oi, Wendy te necesito!- Cuando entro a la enfermería abriendo la puerta con fuerza, la persona sentada en una de las camas con el resfriado que le había advertido Mira se sorprendió y casi cayó de la cama.
-Natsu, por favor no golpees la puerta- le pidió Wendy, que sentada en una silla al lado del enfermo escribía sobre un cuaderno mientras tenía varios frascos de medicina sobre el mueble a un lado.
-Claro, lo siento Wendy- se disculpó mientras se acercaba a una de las camas en el lado contrario del enfermo y más cercano hacia la puerta. Dejó la mochila en el suelo y se sentó sobre la incómoda cama.
Recargado sobre un brazo espero a que Wendy se desocupara para atenderlo. Por varios minutos espero observando el lugar que conocía perfectamente. Muchas camas muy duras como para poder descansar, estantes llenos de medicinas, un almacén detrás de una puerta y muchas cosas que Natsu no tenía idea para qué era, pero servían para curar a la gente.
-Que sucede, Natsu- cuando la joven se acercó, Natsu la observó detenidamente.
Wendy había comenzado a crecer y dejar el rostro adolescente atrás desde hacía tiempo. En ocasiones la había visto usar un poco de maquillaje y usando faldas tan cortas como las de Lucy. Su cumpleaños se acercaba y necesitaba encontrar un presente adecuado para ella, como todos los años acudiría a Lucy para que le ayudará.
-Una de esas cosas que vimos en la misión pasada me atacó- explicó moviendo la mano hacia la venta que se había colocado para comenzar a quitarla. Wendy asintió y se alejó un momento para buscar instrumentos necesarios para limpiar la herida.
Le movió la mano para evitar que siguiera quitando la venda y después de ponerse unos guantes de látex tomó las tijeras y comenzó a cortar la venda. Rápidamente su ceño se frunció y una mueca apareció en su boca.
-¿Cuándo pasó esto?- le pregunto.
-Ayer- Wendy asintió, usando gasas limpio la herida donde comenzaba a brotar más sangre. No tardó mucho, pues se quitó los guantes manchados de sangre y los puso sobre los demás desechos de lo que había usado; uno de sus dedos se iluminó sobre la herida.
-Es un poco profunda, pero hay algo que no entiendo … ¿Por qué lo ha comenzado a cerrar?-
-¿A qué te refieres?-
-Me refiero a que tu sanas muy rápido, Natsu- Wendy siguió trazando la herida con su dedo- Y mi magia no está cerrando la herida rápido.
-¿Y eso te preocupa por que…?-
-Por qué no puedo encontrar que tengas alguna infección pero no quiere cerrar, solo ha avanzado milímetros- era cierto, Wendy había comenzado a usar toda la palma de su mano y la herida se había cerrado menos de tres milímetros.
-Heee…- Natsu no estaba seguro de que de debía de hacer. No le dolía pero tampoco estaba en paz con la sensación que le causaba el corte.
-Voy a tomar una muestra- Wendy busco entre los estantes, un tubo de ensayo y una pequeña palita de metal - Tal vez esto vaya a ser molesto.
-…- Natsu sintió el metal entrar entre su piel y moverse haciendo camino, poco después sintió como la pala limaba entre el músculo, no pudo evitar soltar una grosería cuando sintió la molestia.
-Lo siento, Natsu- se disculpó Wendy tapando el tubo y con un plumón le escribió encima.
-¿Entonces … voy a quedarme así? -con la barbilla señaló hacia su brazo a lo que Wendy solo le sonrió.
-Para nada, pero voy a tener que ponerte puntos de sutura- una vez más, se acercó a el mueble donde guardaba lo necesario, con un plato de metal donde había varias cosas que Natsu no tenía idea de que eran o para qué eran, Wendy se sentó a su lado y comenzó a preparar el hilo y la aguja lista para suturar.
-...- no pudo reprimir el sonido que salió de su garganta cuando Wendy comenzó a suturar. No recordaba nunca sentir una aguja atravesando su piel de ese modo, siempre se había curado más rápido cuando se lastimaba, o estaba Porly o Wendy para curarlo, pero en ese momento era como si el área fuera más sensible de lo normal
-Listo- varios minutos después, Wendy le colocaba una gasa y le vendaba una vez más el brazo. Sonriendo le explico cómo cuidar de las suturas.
-En tres días los revisamos para quitarlos- se puso de pie mientras recogía todo lo que usó y sellaba dentro de una bolsa de plástico el tubo de ensayo con la muestra que había tomado.
-Muchas gracias, Wendy- le removió el cabello con cariño y decidió que era momento de volver a casa a dormir.
No se molestó en despedirse de nadie, ni supo si Happy lo siguió, mantuvo su paso hasta que sus pies se toparon con la orilla de su cama y se dejó caer.
Al día siguiente, despertó el ruido de la puerta principal abriéndose y la voz de Lucy.
-Lucy, ¿Qué haces aquí?- escucho la voz chillona de Happy desde su habitación, escuchó las alas abrirse y aletear lo suficiente para ayudarlo a bajar hasta la mesa.
-Les traje desayuno- escucho que Lucy se movió, colocando un par de refractarios de vidrio sobre la mesa.
La escucho quitarse las botas y comenzar a platicar con Happy sobre un libro nuevo que había comprado. Como si fuera su propio hogar, la rubia se movía buscando sartenes para calentar la comida y platos para darle a Happy su pescado para comer.
Permaneció un buen rato recostado en su cama disfrutando de los olores de la comida calentándose y la risa de Lucy y Happy.
Le encantaría despertar de ese modo todos los días.
"Ella hace cosas por los demás, para demostrar que las quiere"
Recordó con claridad las palabras de Gray. El detalle de Lucy, de cocinarle, ir hasta su casa, calentar la comida, le llenaba el corazón de alegría y tomó notas en su cerebro sobre la acción de Lucy.
Escucho los pasos silenciosos de Lucy acercarse hasta la habitación, cerró los ojos y reguló su respiración, escucho como terminaba de abrir la puerta que no había cerrado el día anterior. Sintió como se acercaba a la cama y se sentaba en la orilla, como siempre se había movido mientras dormía y su cuerpo terminó en diagonal sobre el espacio, con una mano colgando y su rostro apenas recargado en la almohada.
-Natsu- escuchó la vocecita de Lucy silenciosa y tierna llamarlo para despertarlo. Sintió su mano acariciarle el cabello y el rostro, para sus adentros sonrió con alegría y entreabrió los ojos.
Ahí estaba ella sentada a su lado mirándolo como si el mundo girara alrededor de ellos sin importarles que afuera estaba happy esperando que se les unieran para desayunar.
Quería despertar el resto de su vida de ese modo.
-Buenos días- ella continuó acariciando el cabello y con el pulgar le marcaba el contorno de la oreja.
Sin previo aviso, se movió tomándola de los hombros para dejarla sobre la cama con él encima. De sus labios solo salió un jadeo de sorpresa y una respiración corta cuando Natsu se acomodó sobre su cadera, con ambas piernas a los lados y sus manos en sus hombros.
-Buenos días- sonrió al ver el rostro de Lucy cambiar de color, escucho su corazón moverse con rapidez; en el, el familiar calor que sentía en el vientre cuando veía a Lucy se hizo presente. Ella trató de llevar sus manos hasta él, pero con otro rápido movimiento se puso de pie y se rascó el pecho mientras bostezaba.
Ella le aventó una almohada a la cabeza.
-¡Natsu, Lushy nos trajo desayuno!- anunció Happy encanto el salió de la habitación. El gato estaba masticando ya su pescado sentado sobre la mesa, un par de platos servidos y en la estufa una cafetera comenzaba aullar.
Tomó una taza y vertió el café para Lucy. No tenían leche pero sí azúcar.
-Necesitamos comprar leche- anunció Natsu como recordatorio pero sabía que igual lo iban a olvidar. Happy tenía la mala costumbre de terminarse el galón de leche y dejarlo en el refrigerador vacío.
Lucy salió de la habitación arreglando su cabello y tomó asiento en uno de los lugares, tomó la taza de café y bebió.
-Gracias por el desayuno, Lucy- Natsu sentado a su lado comenzó a devorar los alimentos mientras Lucy comía con tranquilidad y Happy comenzaba a morder su segundo pescado.
-Si, gracias Lucy. Eres la mejor- ella solo sonrió y continuaron comiendo en el agradable silencio.
-¿Que piensan hacer hoy?- pregunto Lucy.
-Nada en especial- Natsu encogió los hombros. Más allá de querer contarle a Erza lo que había pasado en su misión no tenía nada por hacer.
-¡Yo iré a ver a Charles!- anunció Happy alegre.
-¿Que van a hacer?- preguntó curiosa terminando lo último de su plato de comida.
-¡Nada! Solo quiero verla por la extraña- Lucy no pudo evitar abrazar a Happy tomándolo por sorpresa.
-Que tierno- dijo mientras lo abrazaba con fuerza.
-Suéltame, Lucy- se quejó el gato.
-¿Tu que piensas hacer hoy?- pregunto Natsu.
-Bueno, tengo que seguir buscando un hotel donde aún pueda hacer una reserva- Natsu alzó una ceja.
-¿Para que?-
-Para Anna, olvidé hacer una reservación y ahora no encuentro algún hotel libre, todos están llenos- Lucy había soltado a Happy y solo se dedicaba a acariciarle la oreja puntiaguda.
-¿Por qué no quedas aquí y dejas que ella esté en tu departamento?- cuando más palabras salieron de su boca Natsu no pensó más allá de lo que implicaba, él solo quería ayudarle a solucionar su problema.
-Oh, no lo había pensando-
-Si Lucy, quédate con nosotros- añadió Happy.
-Si no les molesta- la rubia sonrió dejando que el entusiasmo que sentía se infundiera en su voz y Natsu la observó mientras ella tenía la mirada sobre el reloj detrás de él en el mueble a un lado del sillón - Venga, báñese, hay que ir al gremio pronto.
-¿Por queeee?- se quejaron ambos al mismo tiempo. Estaban cansados y querían más tiempo para dormir.
-Venga, Gajeel y Levy van a llevar a los gemelos al gremio para que todos los conozcan- aquello si le interesaba.
Después de un baño rápido, caminaron entre el camino del bosque hacia el gremio. Donde había ya gente esperando por los nuevos padres.
El gremio se veía más lleno de gente. Al igual que la ciudad. Al estar tan solo a unos cuantos días de que empezara el festival de otoño, muchas personas habían comenzado a viajar de toda la península de Fiore.
Los hoteles y hostales estaban reservados desde hacía mucho, se habían habilitado áreas del bosque para que se usarán para acampado. En los diversos parques de la ciudad varios juegos mecánicos empezaban a ser instalados.
El comité municipal y Lissana llevaban trabajando desde el año anterior para hacer ver a Magnolia mejor que el pasado festival en Sabertooth, que Natsu no podía negarlo, había sido divertido.
-¡Hola a todos!- tan alegre como nunca la había visto, Levy entró al gremio abriendo la puerta lo suficiente para que Gajeel quien cargaba una canasta en su brazo derecho entra cómodamente.
Levy parecía que no había parido dos crías hacía tan solo una semana.
Se veía tan delgada y pequeña como siempre. Su olor había vuelto a ser el usual, pero aún que su rostro tenía una gran sonrisa llena de felicidad también podía ver rastros de cansancio y fatiga en las pequeñas ojeras alrededor de sus ojos.
Después de que muchas personas se habían acercado a ver a los gemelos cuando Gajeel había puesto el canasto en la mesa, Natsu decidió esperar para verlos el solo, Lucy a su lado espero impaciente casi brincando con las puntas de los pies por querer ver a los niños.
Gajeel les gruño a todos que se alejaran después de que alguien había despertado a uno y comenzara a llorar con fuerza.
Levy tan solo había tomado una bola de tela del canasto y el llanto había cesado. Entonces decidieron que sin tanta gente alrededor era momento de acercarse.
En la canasta había una bola de tela igual a la que Levy tenía en los brazos. Natsu no recordaba precisamente haber visto un bebé de una semana nunca. A Romeo lo había visto cuando tenía un año y Asuka tenía cuatro cuando la conoció.
Su primera impresión era que se veían raros. La bola del canasto tenía mucho parecido a Levy. La cara con la misma forma, los hoyuelos de las mejillas, la pequeña nariz, lo poco que podía verle del cabello que no estaba cubierto por el gorro de color azul claro era del color del cabello de Levy y la piel más clara como la madre. Estaba dormida así que no podía verle los ojos.
-¿Qué piensas, Natsu?- le preguntó Levy a un lado de Gajeel, ambos viendo interesados al Dragon Slayer.
-Que se parece a ti- acercó un dedo hacia la mejilla del bebé y le picó, el bebé no reaccionó y siguió dormido.
-Mira- Levy se movió más cerca y le mostró el bulto entre sus brazos. El segundo bebé era muy parecido al de la canasta, la corta diferencia era que tenía el cabello más oscuro como Gajeel y su piel un poco más oscura- él es Yajee y ella es Jutla. ¿Quieres cargarlos?
Natsu miró rápidamente a Lucy como si ella le diera permiso. ¿Cargarlo? Nunca había cargado algo tan pequeño aparte de Happy.
-Anda Natsu, no es difícil- le dijo Lucy a su lado invitándolo como Levy.
-No te atrevas a tirarlo, Salamander- le gruño Gajeel, quien como Levy se veía feliz pero cansado.
Natsu se preguntó qué había pasado esos días. Tenía la curiosidad de preguntarle si había sentido aquella separación que temía. Porque después de verlo alejar a las personas que se acercaron, supuso que el instinto territorial seguía ahí. Aunque por otro lado, lo estaba dejando que cargara a una de sus crías, ¿acaso era diferente por que era Dragon Slayer? Después de todo no había escuchado nada sobre que no permitiera a Wendy acercarse.
-Pon tu brazo así y sujeta la cabeza- Lucy le acomodó los brazos y Levy le puso al bebé. Por instinto Natsu lo acuñó hacia su pecho buscando cubrir cualquier vía de que pudiera tirar al bebé.
Tenía los ojos con la misma forma que Levy, pero tan rojos como Gajeel. Natsu lo miró como abría y cerraba la pequeña boca, como buscaba enfocarlo con sus ojos y el olor. Sonriendo miro a Lucy.
-Increíble, verdad- le dijo Lucy. La rubia se acercó más y recargo ligeramente su cuerpo en él. Acomodo su cabeza en su hombro mientras una mano la llevaba hacia Yajee y le acariciaba la mejilla.
-Wow- fue lo único que salió de su boca aún impresionado.
Dos personas que se amaban habían creado a dos personitas. Increíble.
Él quería esto. Definitivamente quería que llegara el día en que tuviese a su propio hijo en sus brazos, que todo el amor que le tenía a Lucy se transformara en una vida.
-Ya que están los dos, nos gustaría pedirles algo- anunció Levy, Natsu la miró detenidamente.
-¿Todo bien?- preguntó.
-¡Claro! … Queremos que ustedes dos sean los padrinos de Yajee- anunció Levy. Natsu movió su mirada hacia Gajeel y en él pudo ver seguridad. En su garganta sintió un nudo y en el estómago la ansiedad creció.
Gajeel nunca había sido de muchas palabras, las circunstancias lo obligaban a actuar diferente, pero para Natsu, que Gajeel le confiara a su propio hijo, claro que lo haría, cuidaría de ambos bebés hasta el fin de los tiempos.
-Claro que sí- Natsu no entiendo por que cuando Lucy contestó por ambos antes de que él pudiera decir nada, su voz se escuchaba quebrada y en los ojos comenzaban a formarse lágrimas.
Lucy dejó el lado de Natsu y se movió hacia Levy para abrazarla. Cuando se movió para abrazar a Gajeel se tuvo que poner sobre las puntas de los pies y a pesar de que Gajeel se quejó "No tienes que abrazarme, deja de hacerlo, basta, deja de llorar, Coneja" se dejó abrazar por Lucy que aún lloraba.
-Escuchaste eso, Tío Natsu te va a cuidar toda la vida- le susurro al pequeño que había comenzado a bostezar y a bajar los ojos lentamente, lo más probable era que su calor corporal lo estuviera arrullando.
-¿Quienes serán los padrinos de Jutla?- preguntó Lucy mientras se limpiaba las lágrimas y con una servilleta que no sabía de dónde había sacado, limpiaba bajo sus ojos la pasta negra que se había difuminado por el agua.
-Juvia y Gray- contestó Levy con alegría.
En ese momento llegaron los mencionados, al verlos Juvia se acercó lista para tomar al bebé de los brazos de Natsu pero al notar el bulto dormido, se detuvo y se movió para ver a la que aún estaba en el canasto. Era como si en todo ese tiempo, no se hubiera movido y siguiera durmiendo en paz.
Grabo con claridad el olor en su mente de ambos. Era una extraña combinación de los padres pero a la vez, era única y especial. Y a pesar de ser gemelos eran diferentes.
-Son hermosos- dijo Juvia mientras danzaba mirando a ambos bebés - Juvia quiere su propio bebé. Gray-sama…
-¡Ni lo pienses!- grito Gray en cuanto Juvia se giró a verlo, él había estado inspeccionando a Yajee sobre el hombro de Natsu y con la cercanía y el grito, los pequeños ojos del bebé se abrieron de golpe y de su boca salieron chillidos que taladraron en los oídos de Natsu.
-Ves lo que hiciste, idiota- le gruño Natsu mientras tenía dificultad para sostener al bebé, había comenzó a mover los brazos y las piernas y Natsu estaba entrando en pánico.
-A un lado, par de imbéciles- Gajeel tomó al bebé que sostenía Natsu y recostando su pequeña cabeza sobre su hombro, en un segundo el bebé se calmó y una vez más comenzó a dormir.
Por otro lado, Jutla despertó y le había enseñado a todos sus enormes ojos café como su madre que aún tenían un poco de gris en las orillas, en lugar de llorar como su hermano, gorgoteo con fuerza llamando la atención de todos. Con una mirada Juvia pidió permiso y la levantó del canasto.
Natsu no había notado cuando Lucy se movió a su lado una vez más, hasta que sintió como le tomó de la muñeca para llamar su atención.
-¿Si estás de acuerdo, verdad?- le pregunto y Natsu noto que él no había dicho nada y probablemente no lo había escuchado cuando le hablo al bebé.
-Claro- soltándose de su agarre pasó su brazo por sus hombros y la atrajo hacia él, sonriendo sobre su cabello - Seremos los mejores.
Lucy soltó una risa que parecían campanitas y Natsu se sintió en paz como hacía mucho no se sentía.
Pasaron la tarde comiendo todos juntos mientras más personas se les unían. Wendy había revisado a ambos bebés y aún que era la primera vez que trataba a crías humanas tan pequeñas, estaba haciendo un buen trabajo.
Erza había tartamudear mientras felicitaba a los padres pero no se había atrevido a cargar a ningún bebé, menos cuando Levy le propuso que tomara a uno y lo alimentara.
Mirajane y Lisanna habían babeando sobre ambos.
Para su fortuna, Lucy y Lisanna no repitieron la extraña interacción de hacía varios días atrás.
Makarov había tomando a ambos bebes y lloró mientras hablaba sobre cómo sus hijos comenzaban a darle nietos.
Natsu había terminado cargado a Yutla mientras sostenía un biberón para alimentarla, no fue difícil, claro que su técnica fue no moverse y no respirar y no parpadear. Al parecer, los dos se calmaban cuando estaban cerca de Natsu y él aprovechó aquello para restregárselo en la cara a Gray.
-Es solo por que eres un horno andante- le había dicho enojado, pues cuando fue su turno de tener cargar a Yutla, la bebé había llorado al cambio radical de temperatura a su alrededor.
Después de varias horas, Gajeel anunció que era hora de irse, antes de irse, Levy le puso a ambos bebés en los brazos y como las veces anteriores, ambos quedaron completamente dormidos.
-Eres maravilloso, Natsu- le agradeció Levy cuando puso a ambos en la canasta, ya dormidos. Habían comido, cagado y ahora dormían, qué vida.
Al final solo quedaron Erza, Lucy y él sentados en una mesa. Natsu aprovechó para darle los detalles a Erza de lo que había pasado en su misión y lo que le habían dicho los agentes del consejo.
-Lo he estado investigando a fondo- Natsu observó a Erza sentado frente a ella.
En su pie izquierdo sintió algo. Algo le había rozado con fuerza y él había saltado en su lugar ante la sorpresa.
-¿Pasa algo Natsu?- volvió a sentir el roce pero esta vez, permaneció por más tiempo y sintió con claridad, el pie de Lucy pasarse con insistencia por su espinilla. Sintió la tela de las medias de Lucy contra la tela de su pantalón mientras con lentitud ella movía su pie muy lentamente hacia arriba.
-Nada, solo mi imaginación- contestó y la miro con seriedad.
Una vez más, sintió sobre la espinilla el pie de Lucy, moviéndose de arriba hacia abajo, acariciando su pierna, subió su pie hasta la rodilla y Natsu bajo una mano con rapidez y le sostuvo el pie cuando lo sintió tocar la parte interna de su muslo.
Se estaba acercando a un lugar peligroso y no estaba seguro de cómo actuar. No es que no le haya pasado por la mente en algún momento, hacer algo en público, pero tal vez en frente de Erza no era una buena idea.
Quería vivir unos cuantos años más.
Con el pulgar apretó la planta justo en el centro y sintió como por instinto Lucy intentó retraer el pie. Natsu le tomó con fuerza del tobillo y no le permitió moverlo. Poniendo una cara de aburrimiento, miro a Erza y finjo poner atención a lo que le decía.
Lucy hizo un movimiento que solo pudo ver con la orilla de su ojo, pasó su mano derecha por la orilla de su mandíbula y sus ojos se movieron hacia la puerta principal.
Oh, señales.
Señales secretas. Señales secretas en códigos secretos. Códigos secretos entre él y Lucy. Como espías. O ninjas. Ninjas espías con señales secretas en códigos secretos.
Eso le gustaba.
-Estoy aburrido, me voy a casa- sin importarle que Erza aún seguía hablando, le interrumpió y soltando el pie de Lucy se puso de pie.
-Espera ... necesito que me ayudes a mover unos muebles en mi casa- escucho como Lucy se ponía la zapatilla y se acomodaba la falda que se le había subido tan solo un poco - Nos vemos luego Erza.
Natsu observó como Erza alzaba una ceja por la ridícula excusa que había dicho Lucy. Todos sabían que si Lucy necesitaba algo de fuerza bruta podía hacerlo ella sola con el star dress de Taurus. Erza era la última persona que quería detrás de él sospechando que algo sucedía entre él y Lucy, rápidamente busco algo con que distraerla.
-Oye Erza, ¿Cuándo piensa venir Jellal?- el infierno se alzó en los ojos de la pelirroja y Natsu tuvo que saltar para esquivar una espada que iba directo a su cabeza. Riéndose tomó a Lucy del brazo y comenzó a correr esquivando más dagas y espadas que buscaban atravesarlo.
Natsu sabía que ambos seguían peleados. ¿Por qué? No tenía idea. Llevaban varios meses de ese modo, peleaban, uno iba a buscar al otro, volvían a estar felices y volvían a pelear. Natsu no entendía por qué Jellal no le había propuesto matrimonio o algo parecido.
Cuando supieron de su perdón por parte de Hisui, Natsu se imaginó que iba a llegar al gremio exigiendo quedarse con Erza para siempre, tal vez tener su propia casa llena de armaduras y adoptarían a Wendy.
Pero eso no pasó, no perdía la esperanza que eso pasara, por favor, todos rogaban por el día en que alguien calmara a Erza.
Aún corriendo salieron del gremio libres de objetos puntiagudos.
-¿Qué clase de excusa es "Necesito que me ayudes a mover unos muebles"?- le pregunto Natsu imitando su voz mientras caminaban lado a lado por las calles con dirección al departamento de Lucy.
-Necesitaba decir algo y no se me ocurrió nada bueno- se trató de ofender Lucy.
-Hasta yo me di cuenta de lo ridículo que sonó- le volvió a molestar.
-No podía simplemente decirle que ya me quería ir-
-¿Por qué no?, yo lo hice- Natsu se rascó el cabello.
-A mi no me gusta herir los sentimientos de las personas de ese modo- Natsu movió una mano quitándole importancia- Aparte, si quiero enseñarte algo en mi departamento.
-¿Qué es?- pregunto interesado.
-Lo verás cuando lleguemos- Lucy se acercó sin dejar de caminar y acomodo su cuerpo en su brazo, sus manos le acariciaban los músculos y recargando la barbilla en el hombro le susurro al oído- Sé que te va a gustar.
-...¿Lucy?- con la garganta seca giró la cabeza para mirarla. Pero ella se alejó, sin perder la sonrisa del rostro, le guiño un ojo antes de echarse a correr la poco distancia que faltaba hacia el edificio que albergaba su hogar -¡Lucy!
En menos de un minuto la estaba pisando los talones, subieron los escalones de dos en dos y Natsu la empujó por la cintura para apresurarla.
-Date prisa- le dijo cuando, para molestarlo, ella se tomó su tiempo en buscar la llave de la puerta y con mucha lentitud abrir el cerrojo. Por razones como esta era que prefería usar la ventana.
En cuanto se abrió la puerta, la empujó dentro y la alzó en sus brazos listo para besarla.
-Espera- Natsu no quería esperar, quería tocarle hasta el alma- Natsu, espera.
-¿Queee?- se quejó dejando de buscar sus labios por un momento. No le soltó la cintura pero si despegó su cuerpo de ella lo suficiente para verla de frente.
-Primero te quiero enseñar- ella colocó sus manos sobre su pecho y lo empujo, rodando los ojos impaciente la soltó lentamente- No me tardo, tu siéntate y cierra la puerta.
¿Cerrar la puerta? Lucy salió corriendo hacia al baño y cerró la puerta con fuerza detrás de ella. No tenía ni idea de que planeaba, se limitó a cerrar la puerta con llave y por qué no, también la ventana. El sol se encontraba ocultándose por lo que movió las cortinas lo suficiente para que unos cuantos rayos aún entraran al lugar.
Por costumbre, se quitó las sandalias y se dejó caer en el sillón. Recostado, acomodo en el brazo del sillón su cabeza hasta que sus piernas terminarán colgando al lado contrario.
Cerró los ojos por un momento, un segundo después escuchó la puerta del baño abrirse y escucho como Lucy corrió hacia el. Abrió los ojos de golpe cuando sintió sobre de su estómago el peso de Lucy y escucho el sillón chillar ante el movimiento brusco.
Sobre de él estaba Lucy con ropa diferente. Si aquello se le podía decir ropa, sobre sus pechos tenía un sostén sin tirantes con varios hilos de frente en el espacio que dejaba ver el valle entre sus pechos; en las cadera una tanga le cubría, las piernas eran cubiertas por medias negras que le llegaban hasta los muslo, justo como le gustaban a Natsu. Lucy se había soltado el cabello y calló sobre de él como una cortina cuando puso sus manos en su pecho se inclinó hacia él sonriéndole.
-¿Qué piensas?- le pregunto y Natsu notó el pequeño temblor que tenía en las manos y cómo sus ojos lo inspeccionaba con rapidez.
Natsu pensaba en ese momento, lo afortunado que era. Pensó en lo bellísima que era Lucy y lo agradecido que estaba por haberla encontrado aquel día en Hargeon.
Y que iba a tener sexo con Lucy hasta que llorara de placer.
No, iba a hacer el amor con Lucy.
Pasó una mano por uno de sus muslos y la otra le alzó hasta tocarla la clavícula, muy despacio y sin soltar la mirada, la acomodó en su cuello y usó la posición para atraerla hacia él. Su torso término encorvado, Natsu sintió la presión que creó al cerrar sus rodillas a los costados de su abdomen y el pronunciado jadeo que salió de su boca ante el repentino movimiento.
-Pienso- susurro fijándose en cómo ella le miraba los labios y entre la repentina oscuridad que creó el largo cabello alrededor de ambos, vio el rostro de Lucy pintarse de rojo - En que no te di permiso de tocarme.
-¿Amo?- susurro Lucy con la vocecita que le gustaba. Acercó más su cabeza hasta que sus labios se rozaron y habló sobre ellos.
-¿Que pretendes usando esa ropa?- le pregunto, movió la mano que tenía sobre el muslo y la empujó un poco para acomodarla sobre su cadera. La sintió acomodarse entre sus huesos y por instinto dio un empuje buscando frotarse en ella.
-Que mi Amo me vea- le contestó sin despegar la mirada.
-¿Solo yo?- no pudo evitar preguntar aquello pidiendo a todos los dioses que fuera así.
-Solo mi Amo- le contesto y esta vez fue ella quien se frotó sobre de él.
-Buena chica- la besó con fuerza, respirando su aliento y disfrutando de los pequeños quejidos que querían salir. Abrió un poco los labios y buscó con su lengua entrar a su boca. Le acarició los dientes y entró palpando el frenillo, ella buscó responder el movimiento pero Natsu le impidió moverse, planeaba conocer cada rincón de su boca.
Sintió las manos de Lucy dejar su pecho y comenzar a frotar sus pectorales mientras usaba sus rodillas para sostenerse y frotar sus entrepiernas. Él apretó con fuerza el muslo cuando sintió como ella buscaba hundirse más en él.
-Lucy- aquello salió más como un gemido que cualquier cosa. Subió su mano hasta su rostro y aprovechó el movimiento para mover la cortina de cabello y tener un poco más de luz y observar con claridad. Sus labios comenzaban a hincharse y los ojos los tenía entrecerrados- ¿Qué es lo que quieres, Lucy?
-Todo, Amo- le contestó y volvió a hundirse en él frotándose sobre el pene erecto escondido entre la ropa.
-Todo tendrás, Princesa- se sentó de golpe en el sillón y la atrajo hacia sí, una vez más la besó pero esta vez usó la distracción para moverla y obligarla a rodearlo con las piernas, sujetándola por los muslos acarició el espacio que había entre los muslos y los glúteos, de aquel modo, se pudo poner de pie y dirigirse hacia la cama donde la acomodó quedando sobre ella.
Le frotó los muslos mientras con la lengua le saboreaba el paladar, sintió una de sus pequeñas manos acariciarle el deltoide y le acariciaba el esplenio de la cabeza jalando los cabellos que se enteraban entre sus dedos.
Subió sus propias manos hasta los glúteos donde apretó con fuerza y se guió para acomodarse entre sus piernas, llevó una de sus manos hasta la cosa de tela que le cubría los pechos y comenzó a deshacer el tenso lazo que mantenía la tela unida.
Dejó sus labios por un momento y se dedicó a tomar entre su mano los lazos cruzados y los quemó en un segundo, la tela se abrió y dejó en descubierto los pechos de Lucy.
-Eres hermosa- No era la primera vez que los veía. En muchas otras ocasiones los había visto completos y los había tocado, pero esta vez, el sentimiento que tuvo en el estómago fue suficiente para decirle que no era lo mismo.
Tener a Lucy tan vulnerable frente a él era uno de los mejores sentimientos que en su vida había sentido.
Estaba tan ensimismado con la visión que tenía de Lucy que no se dio cuenta cuando ella comenzó a desvestirlo. Llámenlo distraído pero cualquiera lo estaría; le había desenredado la bufanda y la había dejado a un lado de la almohada, no sintió cuando ella comenzó a quitarle el cinturón, aventó la tela por ahí y comenzó a abrirle el chaleco, fue hasta que sintió las palmas calientes trazar sus abdominales que se dio cuenta que Lucy le había dejado solo con los pantalones, ayudándole un poco termino de sacar los brazos y dejó la tela arrinconada en una parte de la cama.
Tomó ambos pechos entre sus manos y apretó con fuerza sintiendo los pezones rozar sobre sus palmas, disfruto la piel suave y el calor que emanaba, escucho a Lucy gemir con fuerza y se auto invitó a probarlos con su boca. Acercándose, con un poco de nerviosismo le beso los labios y la barbilla, marcando con la lengua húmeda, bajó hasta la clavícula y en el hueco que se creaba entre los huesos dejó varios besos y succiono con fuerza, quería dejar marcas.
Quería dejar más marcas que la vez anterior y quería que todos vieran que había sido él quien las dejó y era él quien le daba placer a Lucy y era él, el único que lo haría.
Beso el punto en su piel donde el seno comenzaba y creaba una curva, apretó una vez más antes de retirar la mano y ponerla sobre sus costillas, justo en la orilla del monte donde podía moverlo con facilidad. Disfruto del olor a crema que usaba cuando hacía frío, pues le quitaba la resequedad de la piel, y el olor a sudor que se guardaba. No pudo evitar guardar su rostro entre ambos pechos y respirar con profundidad antes de trazar el espacio con su lengua.
Recargo su oreja sobre el espacio y se tomó el tiempo para disfrutar del sonido de su corazón latiendo acelerado, el crujir de sus huesos y los pulmones chillando buscando llenarse con más rapidez. Beso y dejó una marca en la piel que se alzaba frente a sus ojos y una vez más levantó la cabeza y buscó el pezón con la boca.
En su lengua pudo saborear la sal de la piel y las feromonas naturales de Lucy, con gusto saboreó la piel, se tomó su tiempo para conocer la textura con su lengua. Restregó y aplastó la partícula del centro mientras su dientes mordían con delicadeza la areola y se restregó una vez más entre sus piernas.
Usó sus colmillos para trazar la piel mientras calentaba su aliento, en sus oídos solo podía escuchar a Lucy jadear insistente mientras una mano seguía jalando de su rosado cabello y la otra estaba sobre su espalda descubierta, enterrando las uñas con fuerza.
Sintió el cuerpo de Lucy contraerse, las uñas se enterraron en la piel haciéndolo sentir la familiar sensación de ardor, las piernas lo atraparon y la mano que estaba entre su cabello lo jalo con fuerza obligándolo a separar su cabeza de la piel y observar a Lucy tener un orgasmo.
No entendía. No era como que sus manos fueran mágicas, aunque en varios sentidos si lo eran, pero la había tocado por muy poco tiempo y ella había tenido un orgasmo.
La vez anterior había tocado a Lucy por más tiempo y no había pasado esto.
Oh, ya entendía.
En el ambiente había diversos olores. El olor de la habitación de Lucy, el olor de flores con miel de su piel, es sudor, la humedad entre sus piernas y este distintivo y atrevido olor que le decía que Lucy estaba ovulando.
El el libro rojo explicaban, aún no lo entendía muy bien, del ciclo menstrual de las mujeres, por lo que había entendido, había un día en que se volvían más … accesibles y hasta ese momento, Natsu noto varias señales que había en el libro rojo que coincidían con Lucy. La disposición, el olor y el empeño que había puesto en usar ropa más atrevida de usual frente a él.
La noción le hizo detenerse. Lucy estaba ovulando. Una voz en su cabeza le dijo que era el mejor momento para embarazarla.
Con ansiedad levantó el torso y llevando las manos hacia la tela que cubría la entrepierna de Lucy, empezó a quitársela con desesperación.
Necesitaba verlo directamente.
La tela estaba tan ajustada a su cadera que Natsu no entendía como se lo había puesto. Así que jalando con fuerza, rompió la tela, ignoró la protesta que salió de Lucy y observó.
Donde la última vez había vello, ahora no había nada. Los líquidos que habían salido de la vagina se habían dispersado por la piel, la parte interna de los muslos y el monte brillaban. Natsu se inspiró y se deleitó del olor, las feromonas de Lucy estaban en su punto máximo atrayendo su atención.
Se acomodó de un modo que aún estaba sobre la cama pero podía reclinar el cuerpo lo suficiente para dejar su rostro frente a la entrepierna de Lucy. Le abrió las piernas hasta acomodarlas sobre sus hombros y con la lengua comenzó a limpiar.
Abrió los labios con su lengua, mordió entre el espacio de piel flácida que tenían los labios, sintió sus mejillas llenarse de líquido pero no le importó. Succiono ligeramente sobre la uretra, sintió como una de las piernas de Lucy se movió en un espasmo, probablemente un reflejo de la acción inesperada.
Tenía todos los sentidos trabajando al máximo, los gemidos insistentes de Lucy, su olor suave y su sabor picante, la textura de su piel, la excelente vista de Lucy retorciendo su torso, la presencia completa de Lucy, sus movimientos, todo lo que involucra a Lucy le estaba dando placer.
Colocó una mano sobre el vientre de Lucy y sintió el movimiento de los músculos tensarse, presionó con su lengua sobre el clítoris y frotó muy despacio y una vez más Lucy terminó en su boca.
El sabor era diferente al de la última vez, también la textura. En esta ocasión, el líquido era más espeso y blancuzco, decidió entonces usar un dedo para tomar todo lo que pudiera, introdujo su dedo índice y sonrió sobre la piel al sentir el recibimiento de las paredes alrededor de él, lo restregó empujando el líquido que se había quedado en el canal.
Sintió la piel que le rodeaba el dedo tensarse y una vez más Lucy gimió mientras tenía otro orgasmo.
-¡Ugh!- grito después de unos segundos, cuando relajo su espalda que había encorvado y soltó la presión que creo en la espalda de Natsu con sus piernas.
Natsu levanto el rostro y lamiéndose los labios observó a Lucy jadear en su lugar alzando los pechos en cada respiro. Llevo una de sus manos pálidas hasta la boca donde la tapo y con rapidez, Natsu se enderezó para quitársela.
-Jamás te calles- le dijo y acarició el dorso de la mano. Sorprendida continuó jadeando mientras lo miraba.
Se sentó sobre sus rodillas y volvió a enredar las piernas de Lucy en su cadera, la dejó recuperar el aliento mientras le acariciaba los muslos con pequeños círculos.
-Podemos…- dijo Lucy entre respiros, Natsu espero con paciencia disfrutando del momento, Lucy solo abría y cerraba la boca como si tuviera dudas de lo que quería decir, observo como su mano se movía con nerviosismo sobre la sábana rosa que cubría la cama.
-¿Qué es lo que quieres, Lucy?- le volvió a preguntar.
-Todo, Amo- contestó.
Natsu entendió a lo que se refería.
-Todo te daré- se besaron.
Lentamente y disfrutando de la presencia del otro. Buscando el sabor del otro, compartiendo saliva con sabor a Lucy.
Natsu disfrutaba cada segundo que podía besarla, la sujetó con fuerza y moviéndola como si no pesara nada, la sentó sobre su vientre y la dejó acomodarse a su alrededor, con las rodillas tocando su coxis sus pechos sobre sus pectorales, las manos sobre los hombros acariciando sus muslos.
Duraron tanto tiempo besándose que su libido había bajado un poco y lo único que quería hacer era abrazarla y dormir a su lado.
Hasta que Lucy comenzó a mover su cadera sobre él.
Olvidando el último pensamiento, acompañó el pequeño movimiento de Lucy con discretos empujes de su cadera. Lo único que los separaba eran el pantalón y los boxers, pues entre sus brazos, lo único que cubría a Lucy eran las medias y los pendientes en forma de corazón.
Llevó una de sus manos hasta el punto donde comenzaba la media y comenzó a bajarla lentamente. Aprovecho para juntarla más hacia su pecho sin dejar un espacio entre ellos. Decidió besarle el hombro mientras continuaba quitándole las medias y ella se movía sobre él contra pequeños brincos buscando restregar su entrepierna con su erección.
Lucy se desenredo de él con rapidez y se puso de pie con mucha lentitud sobre la cama. Se sostuvo sobre uno de los hombros de Natsu cuando se tambaleó y él le sostuvo de las pantorrillas expectante de lo que iba a hacer.
Bajo a la cama una vez más pero ahora recostada, acomodando su cabeza sobre la almohada le extendió una mano mirándolo con ternura.
Se recostó a un lado de ella, guardando su mano entre la axila y el omóplato, con una rodilla entre sus piernas y con la otra acariciándole la mejilla, Natsu sintió el cambio de ambiente que hubo.
No era malo, era diferente, en los ojos de Lucy podía ver más ternura que lujuria. Se veía relajada y satisfecha, Natsu sintió la perfección del ambiente como el momento perfecto para decirle que la amaba.
Pero, no podía hacerlo.
Quería ser egoísta y tener su cuerpo aunque no tuviera su amor.
Porque sabía que si en ese momento le decía algo y ella no sentía lo mismo, todo se iría a la mierda.
Porque aún dentro, a pesar de todo lo que le había dicho Gray, dudaba en que Lucy lo quisiera.
Borrando los pensamientos de su cabeza, la besó una vez más y sintió como ella le acariciaba por todo el pecho hasta llegar a los pantalones. Le beso con más insistencia cuando sintió su mano entrar entre la tela y la piel, con un dedo comenzó a trazar los huesos sobresalientes de su cadera y acariciar la línea de vello que comenzaba en su vientre hasta su entrepierna.
Subió una de sus piernas lisas sobre su muslo hasta su cintura casi tocándole las costillas, dejó que la mano que tenía en su mejilla bajara hasta su rodilla, donde la movió más arriba dándole el espacio perfecto para restregarse contra ella.
Ambos gimieron en la boca del otro cuando la erección de Natsu comenzó a frotarse entre el muslo de Lucy y su vagina. Natsu sintió la humedad sobre su pantalón y antes de que pudiera empezar a quitárselo, Lucy se movió para quitárselo.
Metió los dedos entre la tela y junto con los boxers, los bajó hasta las rodillas, donde Natsu los terminó de empujar y dejó caer las prendas por la orilla de la cama. Una vez más se acomodó sobre de ella y le besó los hombros.
Sintió su pene erecto rozando con la piel lisa de Lucy, ella abrió las piernas y lo atrapó entre sus muslos. Natsu podía sentir el calor de su vagina y la humedad que le empapaba.
Tenía dos opciones, una ver el rostro de Lucy cuando entrara en ella o ver el punto donde sus cuerpos se unían. Difícil decisión.
Se levantó, sentándose sobre sus rodillas y se puso entre sus piernas, se acomodó y nuevamente rozó contra la vulva. Le sostuvo la pierna con una mano y con otra, tomó su pene y se restregó sobre la humedad. Se abrió paso entre los labios y empujó un poco contra el clítoris.
-Natsu- Lucy había jadeando su nombre ante su acción.
En ese momento solo eran ellos dos.
Natsu y Lucy.
Dos personas a punto de hacer el amor por primera vez.
En ese momento no importaba quien quería a quién o qué pensaba cada quién. Los dos estaban de acuerdo y lo iban a hacer.
-Natsu…- volvió a suspirar Lucy.
-¿Si?- pregunto inocente. Lucy extendió su mano para entrelazarla con la que tenía sobre su pierna, abrió un poco más las piernas y las acomodo a su costado en ese espacio que se creaba entre el coxis y las costillas.
-Te quiero dentro- sonriendo, movió un poco la cabeza para quitarse los cabellos que le picaban los ojos, soplo sobre los cabellos, dirigió su mirada hacia Lucy, expuesta para él, lista para recibirla, con sudor brillando sobre la piel y marcas que él había creado en muchos espacios y sin dejar de mirarla a los ojos, se acomodó en la entrada de la vagina.
Con los nervios en la boca del estómago y eufórico, se deslizó dentro de Lucy.
La sensación de estar rodeado de Lucy era simplemente increíble. El calor y la sensación de la piel le hacía sentir todo mil veces más. Sentía los pliegues extraños de la piel y el calor infernal que estaban creando, sus olores combinándolos, la presión en los músculos a su alrededor.
Su dragón interior ronroneo de gusto.
Jamás en su vida se hubiera imaginado que así se sentía.
Pero se detuvo por un segundo, cuando se introdujo un poco más y Lucy hizo una mueca. Choco los dientes y cerró los ojos, Natsu movió su cadera un poco y sintió más humedad sobre la cabeza del glande.
Pero esa humedad era sangre.
-¿Lucy?- sintió el pánico en su voz, el olor a sangre lo inundó y no entendió lo que estaba pasando.
-Está bien- ella apretó la mano que tenía entrelazada y volvió a hacer una mueca cuando Natsu comenzó a retirarse.
Si había sangre definitivamente algo no estaba bien.
-Esta bien, es la primera vez que hago esto- Ella llevó su mano libre hasta su hombro y apretó las piernas impidiendo que se moviera.
-¿Eso que tiene que ver?- en su voz aún había ansiedad y desesperación.
-En que es normal … ya no me duele- Natsu no le creía. Podía oler la sangre y podía ver la incomodidad en su rostro, sentía el temblor en su mano y en las piernas que lo rodeaban. Eso no estaba bien, se supone que tenía que ser algo que los dos disfrutarán, ella no debía de sufrir en absoluto.
-Natsu, estoy bien, después te explico como funciona- ella alzó un poco la cadera y ambos sintieron placer ante el movimiento.
-¿Segura?- pregunto aún desconfiado.
-No confiaría en nadie más que en ti- Natsu sintió su pecho inflado de orgullo y amor.
Era como si Lucy supiera qué decir y cuándo decirlo.
Quería agradecerle haciéndola disfrutar del momento pero a la vez quería hacerle tantas cosas, no quería que este momento terminara nunca.
Empujó sus pies sobre la cama para tener una base y movió su cadera. Si el gusto que tuvo al entrar en Lucy fue excelente, moverse dentro de ella era de otro mundo.
Dejó que sus intentos tomarán el mando y se movió con un ritmo tranquilo pero consistente. No quería causarle más incomodidad a Lucy pero tal vez quería sentir con más la piel atrapándolo. Quería que el agarre que tenía sus paredes sobre su pene se intensificará, quería más.
-Lucy- se dejó caer sobre su torso deteniéndose por un momento, descansando su cabeza justo debajo de sus pechos, sin soltar la mano pero moviendo la otra hasta su cadera con fuerza y con su pulgar tocó la parte inferior del seno frente a él, le besó sobre el ombligo y la sintió estremecer.
-Natsu … más por favor, dame más...- levantó la cabeza y le regaló esa sonrisa particular donde enseñaba los colmillos y encerraba los ojos.
-Como órdenes, Princesa- le soltó la mano y sujetándola de la cadera, reanudó su movimiento pero esta vez con más intensidad, supo al instante que lo hacía bien, por que las piernas de Lucy se cerraron a su alrededor con más fuerza y la boca de Lucy se abrió en una perfecta O - ¿Le gusta a la Princesa?
-¡Si!- gritó Lucy entre jadeos y maldiciones. Natsu sintió más humedad crearse entre sus piernas y como se pegaba en sus muslos y vientre; sintió sus testículos chocar contra el perineo y no pudo retener los gemidos que salían de su propia boca.
-¿Te gusta tenerme dentro, eh Lucy?- elevo una de las piernas hasta su hombro y Lucy gimió ante el movimiento, con su pulgar le aplastó justo en el poplíteo y ella gimió con más fuerza. Aprovecho para morderle el muslo y girar su cadera en círculos.
Entonces lo sintió. Las paredes de textura arrugada se apretaron contra él, sintió los músculos que chocaban contra el apretarse y el grito que acompañó a Lucy le dijo que ella había terminado. Maravillado no se detuvo pero disfruto la sensación que le causaba el orgasmo de Lucy, era como si buscara exprimirlo.
Desde el esófago dejó salir un sonido brutal que compitió con los gemidos de Lucy y el sonido de sus pieles chocando entre sí.
Sin soltar la cadera, la giro un poco para que quedara de lado, se sentó sobre una pierna y alzó la otra para acunar contra su pecho. Ella jadeó ante el movimiento, se acomodó la cama una vez más, con ambas manos sosteniendo la sábana y su cabello pegado a la humedad de su espalda; Natsu reanudó el paso más insistente.
-¿Te gusta?- le volvió a preguntar, pero esta vez acompañó la pregunta con una fuerte nalgada sobre un glúteo repitió la acción un par de veces junto con una estocada profunda.
De ese modo sintió la cabeza del glande chocar contra algo, intrigado giro la cadera y entrando con más fuerza y lentitud.
-¿Qué es esto, Lucy?- no pudo evitar su curiosidad y preguntó, era como un domo de piel que le hacía cosquillas en el glande cada vez que lo tocaba.
-Hmm…- Lucy le respondió con suspiros tratando de retomar aire para sus pulmones, Natsu repitió la acción y colocó su mano sobre el vientre de Lucy para tener una mejor base, ella llevó una de sus manos hasta la suya para entrelazarla sobre la piel hinchada y ambos sintieron atreves de la piel la prominencia del pene dentro de Lucy.
Volvió a empujar con fuerza apretando el vientre ligeramente inflamado y Lucy gritó.
Las paredes se cerraron sobre de él e indignado se detuvo un momento mientras Lucy lloriqueaba gemidos llenos de satisfacción.
-Puedes esperar … Por un momento, estoy tratando de averiguar qué … es esto- enfatizó el "esto" junto con su pene una vez más tocando el domo dentro de la vagina.
-¡Natsu!- Lucy llevó una de sus manos hasta su vientre encima de sus abdominales para detenerlo.
-Eh … Lucy, ¿Todo bien?- pregunto un poco consternado. Natsu sintió como la pierna que sujetaba en su brazo temblaba con fuerza y Lucy tenía problemas para respirar.
-Ese es mi cérvix- respondió jadeando mientras ocultaba el rostro en la almohada.
-Me agrada tu cérvix- contestó y se acomodó una vez más. Levantándose de sobre su pierna, tomó ambos tobillos para ponerlos sobre sus hombros y se acercó sobre ella.
Tan cerca que sus frentes chocaban y sentía el aliento caliente de Lucy chocar contra su cara. Le pasó una mano por la espalda y la otra hacia uno de los senos.
-¿Lista?- preguntó ansioso. Contra su frente ella asintió, usó sus propias manos para sostenerle el rostro para besarlo mientras él comenzaba el ritmo una vez más.
En ese momento estaban tan conectados como nunca lo habían estado jamás.
-Mierda, Lucy- apretó el seno en su mano y Lucy gimió en su boca mientras le mordía el labio inferior. Sintiendo aún más humedad, su pene entró con más facilidad y chocaba con gusto contra el cérvix apretando el cuello uterino en el proceso, definitivamente le gustaba la posición en la que estaban - Se siente tan bien … tenerte alrededor.
Sentía la euforia y el placer que le causaban las acciones, aprovechó la posición y le mordió justo en la mandíbula, apretó el pezón entre su mano y empujó tan fuerte en Lucy que pensó por un momento que la iba a romper, escucho sus músculos hacer fricción y como varios huesos le tronaban ante los bruscos movimientos, necesitaba recordar que su intensidad no era la misma que Lucy, ella era un poco más frágil.
Sintió las manos de Lucy levantarle el rostro y acercarlo, le formó las cejas con los pulgares y las mejillas con los labios, se movió hasta la nariz y los labios se rozaron, las narices chocaron causando las risas momentáneas. Por un momento se perdió en los expresivos ojos de Lucy.
-…- Lucy abrió la boca lista para decir palabras, pero Natsu no podía controlarse, empujó en ella tan fuerte que sintió la familiar succión sobre su pene y se deleitó con el rostro de Lucy que cambió mientras explotaba sobre de él. Rozó el pecho y lo empujó, usó sus piernas para atraerlo y aplastar con el peso de ambos los pechos de Lucy. Echó la cabeza hacia atrás y Natsu aprovechó para morder con gusto sobre la vena yugular.
Natsu sintió la familiar punzada en su vientre y sonrió con gusto, por fin, era su turno.
Deteniéndose un momento, salió de Lucy junto con los jugos vaginales y tomó a Lucy desde el trasero y usó su fuerza para girarlos.
Se acomodó en la suavidad de la cama y su cabeza cayó sobre la almohada que le gustaba usar. Lucy cayó sobre del el con un Puff y un grito.
Le abrió las piernas y acomodó las suyas entre las rodillas. Uso sus tobillos para crear anclaje y con su mano volvió a mover su pene sobre la vulva que chorreaba líquido, empapando su pene y su mano, se acomodó y una vez más entró en ella con suavidad y lentitud. Ambos gimieron y Lucy escondió su rostro en su pecho, y aplastó sus pechos entre sus abdominales, movió una mano sosteniéndose de su hombro y la otra sujetando las costillas.
Uso sus muslos para abrirle un poco más las piernas y comenzó a moverse.
-¡Natsuuu!- gritó Lucy sobre su piel y él solo podía sonreír, sentía en su vientre su propio orgasmo acercarse, sentía su piel arder contra la de Lucy. Eso, la fricción entre los cuerpos y el obsceno sonido de la piel chocando contra piel empapada lo estaban volviendo loco.
Llevó una mano hasta el cabello de Lucy y la jalo hacia él, estando frente a frente la besó con fuerza, mordiéndole el labio y la lengua, buscando en su boca con insistencia, Lucy jadeo en su boca y sintió sus testículos contraerse. Los pezones rozando contra sus pectorales, el movimiento con el que Lucy acompaña su cadera y la mezcla de sus olores lo llevaron al límite.
Grito sobre la boca de Lucy y dejó que todo su semen se expandiera dentro de ella. El palpitar de su pene encerrado entre la piel de Lucy le fascinó y casi vibró de felicidad al sentirse completo.
Eso era lo que quería.
Desde el principio había soñado por ese momento en que dejará su esencia dentro de Lucy, mientras ella lo recibía con gusto.
Sintió sus ojos danzar con puntos blancos y temió por un momento desmayarse, apretó el agarre en la cintura de Lucy y ella le besó con suavidad y paciencia. Ella continuó el pequeño movimiento de su cadera mientras hacía algo con sus músculos y lo seguía exprimiendo.
En su mente una voz le dijo que estaba bien, ella lo había recibido, ella lo había dejado marcarla con su esencia desde el interior, su dragón estaba feliz.
Lucy detuvo sus pensamientos cuando se recostó una vez más sobre él. Su oreja contra su corazón y el cabello rubio picándole la piel. El único sonido que había en la habitación era sus respiraciones agitadas.
El agradable ambiente que había lo tenía dopado con serotonina. La tranquilidad y la paz entre los dos, el ritmo de sus respiraciones, los cuerpos unidos acomodados de un modo perfecto, ese momento era perfecto, era todo lo que Natsu quería. Quería tener esos momentos con Lucy toda la vida.
Afuera había caído la noche. Podía escuchar a los transeúntes, el calmante ruido del canal, las canoas y los pequeños barcos de carga. Uno que otro gato pasar entre los callejones.
Natsu se preguntó dónde estaba Happy.
Se olvidó instantáneamente de su compañero cuando Lucy se reacomodó sobre él. Levantó su cuerpo un poco para dejar su rostro entre el hombro y el cuello de Natsu, sus manos sobre su pecho y ambos estómagos juntos.
El movimiento fue suficiente para que su pene saliera de ella. Ambos gimieron y sintieron los líquidos calientes salir de Lucy, Natsu sintió como resbalaban sobre su vientre y sus muslos y probablemente estaban manchando las sábanas.
Natsu llevó sus brazos hasta su espalda donde la abrazó. No quería moverse pero no sabía qué hacer en ese momento. ¿Se iba?, ¿Se quedaba?, ¿Tenía que decir algo?
Escucho como Lucy chocaba las muelas como hacía cuando estaba pensando demasiado. Tal vez ella estaba en la misma posición que él, no sabían qué decir, tal vez quería echarlo de su casa o puede ser que no le haya gustado tanto como a él y buscaba el modo de decírselo.
Su estómago rugió y ambos se carcajearon rompiendo el silencio.
Aquello fue suficiente para romper el ambiente, Natsu quería volver a ese momento, donde los dos estaban abrazos y no había nada más que importara.
-Deberíamos de comer algo- escucho que Lucy dijo con una voz suave sobre su cuello. Él asintió pero no se movió, ella tampoco hizo un ademán de moverse más que mover las piernas un poco para hundirse más sobre él.
-Natsu- le llamó Lucy con el rostro aún escondido entre el cuello justo sobre la cicatriz que se había causado en su niñez.
-¿Mmh?- hizo un sonido pues no quería hablar, no era que se sintiera tan cansado como para no hablar, al contrario, se sentía tan bien como después de un buen entrenamiento, podía seguir, quería seguir, tenía fuerza suficiente, después de comer algo por supuesto, como para durar toda la noche disfrutando de Lucy.
-Quiero ir al baño- Natsu le acaricio entre los omóplatos mientras volvía a hacer el mismo sonido - No me puedo levantar.
Detuvo su caricia y movió la cabeza de modo en que podía verle el rostro.
-¿Te suelto?- sugirió.
-No me puedo levantar … - repitió Lucy evitando sus ojos y mordiéndose el labio hinchado - Por que me duelen las piernas.
-Oh..- ya entendía. No pudo evitar reír un poco nervioso; movió sus manos hasta sus muslos, los cuales usó de anclaje para sentarse sobre la cama y moverla junto con él. Con Lucy entre sus brazos caminó hacia el baño, usó el pie para abrir la puerta y su hombro para encender la luz, sentó a Lucy sobre la taza.
-Haz lo tuyo- le dijo y permaneció de pie frente a ella, listo para llevarla de regreso a la cama.
-Largo- le dijo ella señalando la puerta y cubriendo sus pechos con un brazo. ¿Para que se cubría? Ya la había visto completa, no tenía porqué tener pudor frente a él - Y cierra la puerta.
Espero en la cocina buscando comida, había fruta por ahí pero quería algo más consistente, pero solo Lucy sabía que podía calentar. Se rascó el pecho y sintió sobre su pectoral izquierdo un cosquilleo que después de encender la luz de la cocina observó era un chupetón que no tenía ni idea en qué momento Lucy se lo había hecho, encontró varios más en los hombros y se imaginó que tenia también el cuello, pero qué más daba, ella estaba en la misma situación.
Después de un rato Lucy entró a la cocina con una camiseta suya puesta, "Enserio, ¿Por que solo tenía sus favoritas?" caminando muy lento y con olor a agua. Se había limpiado su olor, su esencia del cuerpo, eso no le gusto. Frunció el ceño cuando la vio servirse un vaso de agua y en ese momento quiso doblarla sobre el mueble y volver a entrar en ella.
-Ve y límpiate, yo busco algo para comer- Natsu rodó los ojos y fue hacia el baño. Noto entonces el desastre que había entre sus piernas y su vientre, se había bañado esa mañana no quería volver a hacerlo. Con una toalla que estaba por ahí, la mojo y se limpio los muslos y los vellos del vientre. Cuando salió del baño, Lucy lo esperaba sentada en la cama debajo de las sabanas pelando una naranja, con un par de platos de recalentado esperándolo.
Entusiasmado se metió bajo las sábanas y devoró toda la comida. Lucy apenas había terminado con media naranja, cuando Natsu le jalo del brazo para sentarla sobre sus piernas, listo para comenzar de nuevo.
Gracias por leer.
