Fairy tail no me pertenece. La historia es de mi imaginación.
Advertencia: Solo mayores 18. Por favor, no imitar lo aquí escrito. SIEMPRE todo consensuado. Practiquen sexo seguro.
Notas: ¿Cómo están mis pequeños? Bienvenidos a esta montaña rusa de emociones que he creado. Cuando empecé a escribir este capítulo dije, va a ser uno tranquilo de paso, 16k después, uff ni yo me entiendo. Muchas gracias por sus comentarios, los adoro. Me encanta cuando ustedes son muy listos y me dices sus teorías, por favor, díganme mas. Ji ji ji, solo quiero decir, que el próximo capitulo será especial.
Capítulo XIII
You can have my everything
La voz en su cerebro le dijo que buscara a Lucy en cuanto dejó de sentir su presencia a su lado.
Con la mano con la que la había sostenido cerca durante la noche la busco. Sintió la cama caliente y las cobijas, lo peludo de la cola de Happy y su ronroneo.
-Shhh- escuchó a un lado mientras la delgada y tibia mano de Lucy tomaba la suya - Duerme.
-¿A dónde vas?- le preguntó sin abrir los ojos, con la boca pastosa, le apretó la mano que lo sostenía para evitar que se soltara y se alejara más y se movió, girando su cuerpo, infló los pulmones y movió los pies fríos sobre la sabana.
-Voy a correr- entonces decidió levantarse. Soltó la mano de Lucy y comenzó a alzarse sosteniendo su cuerpo sobre la cama, aún sin abrir los ojos, bostezando - No, vuelve a dormirte.
-Te acompaño- se sentó tallando su rostro con ambas manos. Las cobijas se hicieron aún lado cuando bajó y caminó hacia el mueble para buscar algo de ropa.
-Esta bien, vuelve a la cama- sintió que Lucy le tomaba del brazo y se dignó a abrir los ojos. La luz del baño estaba encendida y era la única luz que iluminaba la casa, podía ver como ella se había lavado la cara y el cabello lo tenía en dos coletas, volvía a tener su pantalón de deporte puesto, con las zapatillas y uno de esos tops que solo le apretaban los pechos mientras en la otra mano tenía una de sus sudaderas.
Era muy temprano y él seguía aún muy dormido como para reclamarle por tomar su ropa.
-Dame un minuto y te alcanzo-
Afuera aún estaba la oscuridad de la noche, en ese punto donde todo era más oscuro y no faltaba mucho para la salida del sol.
Podía escuchar unos cuantos animales moverse ante la actividad que estaban creando.
Bostezo mientras se estiraba y se rascaba el cabello, Lucy a su lado estiraba los brazos quejándose del pequeño dolor de cabeza y sobre cómo hacía mucho que no bebía ni un poco.
-Vamos, no quiero que ataques a los búhos otra vez- le dijo Natsu mientras comenzaba a trotar con dirección al oeste, por el camino que ya conocía. Lucy no conocía ni era familia con el terreno, las pocas veces que habían usado el terreno aledaño para entrenar había sido cuando había sol para iluminar.
-¡Ellos me atacaron a mi!-
Después de que Lucy terminó cayendo entre una raíz de un árbol, con un movimiento en ambas manos, creó dos esferas de fuego, lo suficientemente grandes para iluminar el camino por donde iban.
-No ataques los árboles, Luce-
-¡No es mi culpa!- se quejó mientras se limpiaba las rodillas y lo seguía.
En silencio y con mucha lentitud para gusto de Natsu, trotaron hasta un estanque donde Lucy pidió parar por un minuto.
-¿Por qué quisiste salir tan temprano a correr?- le pregunto mientras la veía doblada tratando de tomar aire.
-Por qué lo necesito- contestó Lucy, se limpió el sudor de la frente y carraspeó un poco. Natsu observó como su sudadera en el cuerpo de Lucy comenzaba a humedecerse por el sudor, a los lados de la cintura, en donde suponía estaban los pechos, suponía por que la prenda quedaba tan grande en Lucy que estaba seguro podía cubrirla dos veces.
Claro, que en cuanto Lucy se la quitara, él tomaría la sudadera y la guardaría y no la volvería a lavar y probablemente la usaría cuando la extrañara.
Un poco asqueroso tal vez, pero si era lo que tenía que hacer, lo haría.
A veces creía que empezaba a sonar como Juvia.
-Respira por la nariz- se acercó a ella y le alzó la gorra, metió el cabello dentro de la prenda y le cerró un poco el gorro - Hace frío.
-Gracias- volvieron a trotar por varios minutos entrando a otra área de árboles, las esferas danzaban a sus lados aún creando luz en su camino, Natsu volvió la mirada por un segundo y vio como Lucy respiraba con la nariz creando vaho en su rostro, la sudadera estaba más húmeda y el fleco se pegaba por completo a la frente.
-¿Por qué lo necesitas?- le preguntó volviendo la mirada al camino; el sol comenzaba a alzarse y con cada minuto, todo comenzaba a iluminarse un poco más.
-Por que si- contesto alcanzándolo.
-No me digas que estás volviendo a seguir la rutina que te dio Erza- hacía varios meses atrás, Erza le había creado una "rutina" , los ejercicios que debía hacer eran tan extremos que Natsu se preocupó cuando la había encontrado tirada en el suelo de su departamento con fiebre y tiritando. Erza la había cuidado por un par de días mientras pasaba por la insolación.
Poco después Laki había comenzado la idea de las clases de Yoga donde muchas mujeres de Fairy Tail se habían apuntado. Y Max.
-Claro que no, no quiero morir- le contesto y llegaron a un claro libre de árboles, si avanzaban un poco más llegarían al cruce del río, ese que venía desde el lago, tal vez era momento de volver.
-Deberíamos de dar la vuelta- el sol ya iluminaba la mitad del cielo y se podía ver con más claridad.
Detuvo su paso y Lucy volvió a doblarse sobre sus rodillas buscando aire. Probablemente habían trotado por siete kilómetros.
No era mucho para él pero Lucy. Estaba visiblemente cansada y pues no había parado más que en una ocasión.
-Estoy bien, podemos seguir- le dijo levantándose y jadeando.
Ahora que la había escuchado hacer ese mismo sonido pero en otra situación, sentía que no debía verla tan fijamente como lo estaba haciendo.
-Estas cansada, cuando volvamos a casa estarás demasiado cansada- le dijo.
-¿Estas diciendo que soy débil? - Lucy volvió a jadear esta vez con las manos en la cintura pegando la sudadera a su cuerpo y haciendo que se empapara aún más con el sudor que desprendía.
-Para nada, pero …-
-Sigamos, puedo soportarlo- sabía que iba a tener problemas en hacerla cambiar de opinión, podía escuchar cómo sus pulmones silban con esfuerzo, usualmente era él que quería seguir y entrenar con más entusiasmo pero, el día anterior la había extenuado físicamente con sus actividades, sabía que necesitaban tomarse las actividades físicas con un poco más de calma.
-¿Te parece si apostamos?-Después de todo durante el festival tendrían tiempo suficiente para caminar por todo Magnolia, eso le dio una buena idea.
-Ooo... tienes mi atención - Lucy saltó en su lugar con entusiasmo, se acomodó el cabello que salía de dentro del gorro y se quitó los cabellos que se pegaban a sus mejillas.
-Si tu ganas, dejo que escojas la siguiente misión- con alegría Lucy alzó las manos.
-Bien bien, me parece muy bien- un poco de viento frío salió de su boca y la sudadera saltó a su alrededor.
-Si yo gano- Natsu hizo una pausa- Si yo gano, me compras toda la comida que yo quiera durante el festival.
-Para nada, me vas a dejar sin dinero- ambos rieron porque sabían que era verdad.
-Entonces … qué tal esto, vamos tu y yo, solos a la misión que yo escoja- había tenido la idea rondando por su cabeza por varios días, así podía aprovechar su tiempo a solas y podía planear alguna actividad solo ellos dos, como una cita.
-¿Eh?- Lucy detuvo su salto. -¿Y Happy?
-Tu y yo- aclaro Natsu señalando con el dedo.
-Bien, pero si yo gano, aparte de yo escoger la misión, tienes que bañarte todos los días, por los próximos dos meses- está negociando, demonios, Natsu necesitaba pensar en algo rápido.
-Entonces, si yo gano, misión, solo tú y yo y sólo puedes usar los trajes de Virgo o Capricornio- dentro se felicitó al ver el rostro de Lucy, con incredulidad marcada en cada facción.
-¿Que? ¿Por qué solo esos trajes?- preguntó metiendo ambas manos dentro de la sudadera.
-¿Entonces, Princesa?- podía ver como temblaba ligeramente del frío al comenzar a perder el calor del ejercicio. Acercó un poco más las esferas de fuego y las dejó flotando a los lados de Lucy.
-Bien, pero si gano además quiero que me compres todo lo que yo quiera durante el festival- Natsu gruño, ahora definitivamente no podía perder, ¿Por qué a Lucy le gustaba tanto negociar?
-Entonces … he yo … heee si yo gano quiero que también te bañes conmigo- Lucy se quedó quieta en su lugar mirándolo con los ojos bien abiertos -Todas las veces que yo quiera, por dos meses.
-¡¿Que?!- Natsu le sonrió, saltó de un pie al otro y se tronó de los huesos de los dedos, preparándose para correr tan rápido como nunca en su vida, Lucy puso ambas manos en la cintura y asintió sin perder la competitividad del rostro-Bien, vas a perder Dragneel.
-El primero en llegar a casa y agarrar a Happy, gana- especificó, el tenia todo para ganar, conocía el bosque, podía oler a Happy, conocía las habilidades de Lucy, no estaba tan cansado como ella, y había mucho en juego.
-¡Bien!-ella se puso a la misma altura que él-¿Listo?
-1- Natsu dobló un poco las piernas preparándose.
-2- Lucy se subió un poco los pantalones y golpeó la punta de las zapatillas con el piso frío.
-3- sin detenerse a verla, comenzó a correr. Atravesó el claro en un segundo, zigzagueo atravesando varios pinos y árboles, cuando llegó a la orilla del estanque, sintió una corriente de aire a su lado.
Lucy con el traje de Cáncer, corría a su lado sin demasiado esfuerzo.
"¿Desde cuándo podía seguirle el paso?"
Podía ver la gran sonrisa en su rostro y como sin dificultad pero sin dejar de jadear corría a su lado.
Pero Natsu no podía perder, claro que no. Usando un poco de fuego sobre la planta de los pies, se impulsó un poco más, la dejaría creer por un momento que podía ganarle.
Ambos salieron del área del estanque y quedaban menos de dos kilómetros, Natsu sabía que podía llegar en menos de dos segundos a casa, donde podía escuchar a Happy apenas estaba despertando y llamándolos.
Podía escuchar los jadeos de esfuerzo de Lucy a su lado incrementar, había presionado el uso del Star Dress tanto que estaba comenzando a afectar, no quería que siguiera presionando y terminará desmayada por falta de magia.
-¡Chicos! ¿Dónde están? - Happy había salido de la casa hallándose el ojo con su pata derecha bostezando y estirando las alas.
Cuando los vio que corrían a su dirección alzó la misma pata en forma de saludo.
-Ahí están… ¿Que vamos a desyun….?- Natsu se impulsó un poco más y sonriendo alzó las manos en dirección a Happy, el gato al notar lo que estaba pasando comenzó a alzarse en altura- ¡Aaag! ¡Aléjense de mi!-
-¡Deja de volar, Happy! ¡Necesito atraparte!- le gritó dando un brinco, en el cual Happy se alzó aún más sobre los árboles escapando de su posible agarre.
Natsu había olvidado que mientras Lucy tuviera el Star Dress de Cáncer, podía saltar aún más alto.
Pero Happy era más rápido y Lucy ya estaba cansada.
-¡Ven aquí, bola de pelos!- Happy la esquivó con facilidad, planeó un poco y mientras comenzaba a burlarse, Natsu aprovechó para saltar sobre el techo de la casa para impulsarse hasta el gato volador.
-¡Te tengo!- le agarró de los costados y Happy del susto al sentirse atrapado, desapareció ambas alas dejándolos sin nada que los sostuviera en el aire.
-¡Aaaaah!- grito Happy tratando de salir del agarre.
Pero con tranquilidad Natsu aterrizó sobre un árbol, y saltó hacia tierra firme frente a Lucy.
-¡Gane!- festejó alzando a Happy sobre la cabeza. Movió el gato de un lado al otro y frente a Lucy.
-¡Basta, voy a vomitar!- se quejó Happy que buscaba soltarse del agarre.
-Ganaste esta vez- Lucy comenzó a caminar hacia la casa sin esperarlo; aún con Happy en sus manos la siguió. Rápidamente ambos se acercaron a la cocina para tomar agua.
-¿Por qué salieron tan temprano? ¿Y qué fue lo que ganaste, Natsu?- Natsu camino detrás de Lucy mientras dejaba en appy sobre la mesa, el pequeño gato se acomodo en la esquina libre de la mesa y moviendo las pequeñas patas les pregunto.
-Lucy es rara y quiso salir a correr- tomo dos vasos limpios y lleno ambos con agua, y se lo entrego a Lucy quien aun jadeaba ligeramente.
-Eso es raro, Lucy, tú haciendo ejercicio- se burló Happy.
-¡Solo quiero estar en forma!- le gritó al gato. Natsu frunció el ceño mientras volvía a llenar su propio vaso una vez mas, se recargo sobre el mueble mientras observaba a Lucy, "¿Estar en forma?" No había nadie que tuviera mejor forma que Lucy, ¿Para qué necesitaba estar en forma?.
-No necesitas eso, Lucy- le dijo con sinceridad.
-Si, Lucy- añadió Happy- Lo que necesitas es dejar las malteadas.
-¡Ven aquí, estúpido gato!- antes de que Happy pudiera volar hacia su espacio Lucy le atrapó de la cola.
-¡Ayuda Natsu!- Happy trató de volar para huir de Lucy pero ella lo atrapó entre sus brazos mientras sonreía maléficamente.
-Tu y yo vamos a darnos un baño- le dijo volviendo a su ropa normal con un halo dorado y brillos que Natsu no tenía idea de dónde salían.
-Soy capaz de darme mis propios baños- se quejó Happy.
-No lo haces bien, por que hueles a gato-
-¡¿A que más se supone que tengo que oler?!-
Ambos desaparecieron en el baño desde donde aún podía escuchar las quejas de Happy.
Decidió poner la cafetera que hacía tiempo Lucy había dejado ahí con agua para que estuviera listo cuando ella saliera del baño.
Recargando su cuerpo sobre la mesa, observo el lugar, Lucy había limpiado un poco, el olor a pescado podrido había desaparecido y podía ver el suelo. No quería que Lucy sintiera la necesidad de limpiar cada vez que iba a su casa, pero según ella siempre encontraba algo nuevo por ahí cuando lo hacía.
Decidió buscar entre la ropa que Lucy le había lavado el día anterior un cambio de ropa.
-Ni lo pienses- se sorprendió cuando Lucy salió del baño con el cabello húmedo pegado a la cara y Happy a sus pies sacudiéndose mientras lloriqueaba.
-Odio tus baños, Lucy-
-¿Qué?- preguntó Natsu sin entender a qué se refería.
-Date un baño- le señalo con un dedo mientras sujetaba la toalla que la rodeaba con la mano contraria, se acercó unos cuantos pasos hacia él dejando un pequeño rastro de agua en su camino.
-No quiero-
-Hazlo-
-No quiero ya dije-
-Hazlo ahora mismo, Natsu Dragneel, por que te juro…juro-
-¿Qué vas a hacer?- Lucy entre cerró los ojos y sonrió. Giró la cabeza buscando a Happy, cuando se aseguró que el gato se había ido indignado a su cama, regresó el rostro hacia él para decirle en voz muy baja.
-¿Recuerdas lo que te dije hace unos días ?- Natsu alzó una ceja.
-Hablas mucho, Lucy- le contestó cruzando los brazos.
-¡Urg! … si no te bañas … no hay nada- Lucy cruzó sus propios brazos, Natsu se inclinó un poco para chocar su frente con la de ella.
-¿Nada?- ¿Nada de qué? Porque Lucy tenía que hablar con acertijos.
-Nada- Lucy movió los ojos a la cama por un segundo para volver la mirada a él.
-...- Natsu entendió. ¿En serio lo estaba amenazando con eso? Natsu entre cerró los ojos. Tenía dos opciones, dejarse manipular o perder las oportunidades de estar con Lucy, mientras ella estuviera en su casa. Manipulación sería.
-¡Bien! Pero no olvides la apuesta- despegó su frente de Lucy y ella le sonrió con superioridad, oh no, solo la estaba dejando creer que podía mandar - Y dame mi toalla.
Al pasar a su lado, jalo la orilla de dicha toalla, con fuerza haciendo que ella soltara un grito en cuanto la toalla siguió con él en su camino hacia el baño dejándola desnuda.
-¡Natsu!- en el baño el olor al jabón de Lucy lo estaba intoxicando.
Colocando el seguro de la puerta, abrió la llave de agua y dejó que el sonido opacara cualquier ruido que pudiera hacer.
A un lado de la botella de shampoo que usaba para lavarse el cabello, que por supuesto Lucy le había comprado ¿Acaso había algo que no le comprara?, había tres botellas más y la barra de jabón que usaba. Ella había dejado su ropa sucia tirada en el suelo, probablemente había olvidado sacarla por costumbre.
Tomando la sudadera que había usado Lucy, la olió.
Olía a la piel de Lucy, al acondicionador de ropa y el olor a sudor era tan fuerte que algo dentro de él le decía que la probara con la lengua para tratar de encontrar un sabor. No lo hizo, sabía que no encontraría sabor alguno pero se tomó unos cuantos minutos disfrutando de la ropa.
Definitivamente se estaba volviendo como Juvia.
El baño fue rápido, sin importarle mucho, uso la barra de jabón de Lucy, se lavó el cabello y se quedó varios minutos pensando bajo el chorro de agua.
Su vida giraba alrededor de Lucy y se estaba dando cuenta de lo mucho que le afectaba.
No se arrepentía de estar enamorado de Lucy, pero su impaciencia característica le dificulta el poder disfrutar de la experiencia plenamente.
Si, su plan era enamorarla, pero su cerebro le decía que simplemente le dijera que la amaba, pasara lo que pasara. Pero la parte más racional le decía que era más importante que ella lo quisiera, sin importar que no fuera del mismo modo, ¿Por qué cómo se podía medir el nivel de amor que se le tiene a una persona?, para que pudieran estar juntos.
Tal vez si le preguntaba a Levy, después de todo, ella se había propuesto, ¿En qué punto podía decirle lo que sentía? ¿Cuántos regalos debía de darle? ¿Cuántos días debían pasar? ¿Cuántas citas debían tener para …? ¿Citas?
No había pensado en eso.
Ellos, Lucy, Happy y él tenían la costumbre de ir a muchos lugares juntos, ¿Eso contaba como citas, cierto? ¿Y si ella no lo tomaba por igual? Tal vez, ahora, debía de remarcar que estaban en una cita.
¡Excelente idea! Necesitaban tener citas y necesitaba dejar en claro que eran citas.
No tenía ni idea de qué hacer en una cita. Tendría que improvisar.
Después de todo, todo lo que sabía sobre citas, era en las que había seguido a Lucy, donde iba a algún café o algún restaurante, paseos por el parque o
Salió del baño con la misma toalla que había usado Lucy amarrada en la cintura, al cruzar el pasillo hacia la habitación, vio como Lucy estaba vestida, con una minifalda verde y una blusa café que le cubría hasta el cuello de mangas largas, ella rebuscaba entre la maleta sacando ropa y más objetos que no sabía que eran.
Entrando en la habitación, noto que la cama está hecha, las sabanas bien colocadas y las almohadas en la cabeza pegadas a la pared. Sus sandalias estaban pegadas a la pared y no había ropa en el suelo.
Ella se había tomado el tiempo para recoger un poco y aún así estaba teniendo problemas con sus cosas.
-¡Oe, Lucy!- se movió hasta el mueble donde guardaba ropa y abriendo cajones comenzó a inspeccionar.
-¿Mande?- escuchó que le contestó aún desde la sala.
-Ven- escucho sus suaves pasos acercarse y se giró cuando supo que había entrado a la habitación. Le sonrió y se volvió hacia uno de los cajones donde había camisetas, las tomó todas y las sacó dejándolas caer sobre la cama.
-¿Qué haces?- ella llegó hasta su lado y observó el montón de ropa en la cama.
-Pon tu ropa aquí- señaló el cajón libre.
-¿Co-como? No es necesario-
-Solo hazlo- la ignoró mientras buscaba algo de ropa para ponerse.
-Nunca he visto que uses esta camisa- Lucy en lugar de poner su ropa en el cajón que "limpio" para ella, se puso a ver cada una de las camisetas que había tirado sobre la cama.
-Ah … creo que Erza me la regaló- claro que Erza se la había regalado, hacía unos meses, con la intención de que usara algo diferente de ropa, claro que la había guardado hasta el fondo del cajón donde no pudiera verla jamás.
-Deberías de usarla- Lucy la desdobló y la alzó frente a él. La camisa era de color rojo, no tenia nada en especial particularmente, pero Natsu siempre iba a preferir usar su propio chaleco y pantalones.
-Nah- pero Lucy ya le estaba poniendo unos pantalones de mezclilla y la camisa en la cara.
-Anda, usa esto- hizo una mueca y con la mano movió la ropa que Lucy le ponía en la cara.
-Me gusta mi ropa- Lucy volvió a ponerle la ropa en cara. Natsu era débil ante Lucy insistente, por qué hacía esa cara tan tierna que le daba ganas de agarrar ambas mejillas y besarla hasta que se quedara sin aire.
-Por favor, Natsu, hoy es un día tranquilo- Natsu rodó los ojos y le quitó la ropa de la mano
-¿Qué vamos a hacer ahora?- preguntó Lucy mientras terminaba de cepillarse el cabello. Después de esperar una hora a que terminara de arreglarse y acomodar el contenido de su maleta en el nuevo cajón, Natsu y Happy estaban más que listos para hacer cualquier cosa -Además de ir por Anna a la estación de tren.
-¡Yo quiero ir a pescar!- Dijo Happy lamiéndose la pata, con el pelo un poco esponjado.
Natsu había pasado esa hora en cómo crear la situación perfecta para una cita. Y quién más que Happy le ponía en bandeja de plata la idea.
-¿Pescar? .. tal vez podríamos hacer un pequeño picnic- propuso un poco dudoso, pero tanto el rostro de Lucy y Happy se iluminaron ante la idea.
-¡Podemos comer pescado!- anunció Happy.
-Primero tendrías que atraparlo, Happy- le recordó aún esperando la respuesta de Lucy, quien había terminado de cepillar su largo cabello.
-Atraparé los mejores- Happy comenzó a buscar las cañas de pescar en ese momento.
-Creo que me gustaría llevar un libro para leer … Primero hay que ver si tenemos algo de comida- Lucy avanzó hasta la cocina donde comenzó a abrir puertas y cajones.
Natsu sabía que no iba a encontrar nada.
-Pero vamos a comer pescado, Lucy- Happy cargaba ya las dos cañas, pues el pequeño Exceed sabía que a ella no le interesaba mucho pescar.
-Si Happy, pero me refiero a algo con que comer, sabes que no me gusta el pescado crudo como a ti- Lucy abrió una puerta de la alacena y la cerró con rapidez. Lo que fuera que encontró ahí, Natsu estaba seguro que no era comestible.
-Pero sabe delicioso-
-No lo dudo- Lucy se paró frente a ambos -Bueno, parece que no hay nada comestible
-No se por que te sorprendes, Lucy- Natsu se encogió de hombros -O comemos en el gremio o comemos en tu departamento.
-No se que estaba esperando … bueno, puedo ir a comprar algo y los veo allá- Lucy avanzó hasta la puerta donde estaban sus botines.
-¿Segura, Lucy? ¿Quieres que te acompañemos?- ofreció Happy.
-Yo puedo ir- de algún modo lo que había escuchado y lo que sabía de las citas, él debía de pagar la comida, ¿Cierto? Ridículo si le preguntan, pues había escuchado a Lucy decir que ella pagaba en ocasiones cuando salía a alguna cita.
-¿Seguro, Natsu?- Lucy se detuvo en su camino para verlo.
-Claro, yo compro comida y los veo donde siempre- ¿Qué tan difícil podía ser comprar comida? Nada difícil, lo había hecho cientas de veces.
-De acuerdo si tu dices- Natsu se puso las sandalias y salió de la casa comenzando una lista mental sobre lo que debería de comprar, aún mientras se alejaba de la casa, podía escuchar a ambos hablar- Happy ayúdame a buscar algo donde llevar una manta.
-¿Para qué quieres una manta?-
-Es un picnic, necesitamos una manta-
-Como eres rara, Lucy-
Natsu se encontró comprando mucha comida. No habían desayunado y con el ejercicio que habían hecho, probablemente Lucy también tenía hambre.
Cuando llegó al espacio donde solían pescar, descubrió que Lucy si había llevado una manta. ¿De dónde la había sacado? Probablemente Virgo la había llevado, lo supuso por el patrón de estrellas que tenía.
Habían colocado la manta debajo de un árbol que aún tenía follaje. Lucy se había sentado sobre la manta y tenía un libro en su regazo. Happy estaba a un par de metros, con ambas cañas enterradas en el suelo.
-Entonces, le dije a Charles … oh, Hola Natsu- dejó las bolsas de papel que llevaba y comenzó a sacar todo lo que contenía.
-¿Qué tanto compraste?- decía Lucy mientras sacaba varias bebidas.
-¡Solo lo necesario, Lucy!- ella había comenzado a acomodar toda la comida, desde las frituras, hasta la fruta. Acercó hacia Natsu todo lo que llevaba la palabra picante y acercó hacia sí misma los dulces.
-Mira Happy, trajo del jugo que te gusta- Lucy abrió la pequeña botella de jugo de sardinas mientras sostenía el aire para no respirar el olor.
-¡Gracias, Natsu!- el pequeño Exceed se había sentado a tomar su jugo.
Lucy había dejado su libro a un lado y la curiosidad de Natsu le obligó a verlo. No lo reconocía.
-¿Ese libro es nuevo?- preguntó mientras se metía a la boca un sándwich completo.
-No, de hecho es tuyo-
-¿Mio?- extrañado, extendió la mano hasta tomarlo. Se tomó su tiempo leyendo la primera página - No lo creo, Lucy, yo no leo.
-Pues lleva meses en tu mesa, supongo que es tuyo- ¿En la mesa? En la mesa había varios libros que Levy le había prestado hacía meses, que por supuesto había olvidado abrir.
-Estaba junto con unos de física… la verdad Natsu no esperaba que te interesara la física ni … las hermandades de tipos grandes y musculosos semi vampiros-
-¿Eh?- lo más probable era que el libro se había mezclado entre los que Levy le dio y no se había dado cuenta.
-No sabía que te gustaba leer esas cosas, Natsu- se burló Happy comiendo frituras sabor camarón No sabía que podías leer.
-Oye, claro que se leer, Erza se esforzó mucho en enseñarme-
-¿Cómo? ¿Erza te enseño a leer?-
-Si, cuando éramos niños … fueros tiempos tormentosos-
-¡No lo puedo creer!-
-Igneel me enseñó a leer como se llamaba la comida, Anna me enseñó a escribir - se defendió - Pero Erza, ella … ella solo sigamos que me termino de enseñar.
No pasó mucho tiempo hasta que Natsu consumiera una buena parte de toda la comida que había comprado. Lucy había vuelto a su lectura y Happy volvió a cuidar las cañas que no habían atrapado nada.
Natsu se encontraba un poco perdido en como continuar a partir de ahí, ¿Hablaba con Lucy?, ¿Que tenía que hacer? En una situación normal cuando pasaban tiempo juntos simplemente las cosas fluían con naturalidad.
¿Pero como le dejaría en claro que era una cita?
Aun sentado frente a Lucy bajo el árbol, observó como Lucy leía ignorándolo con facilidad. Tenía ambas piernas cruzadas y el libro era sostenido a la altura de los pechos.
Bostezo pensando que no había mejor lugar para dormir un poco que las piernas de Lucy.
Gateo un poco y se dejó caer sobre sus muslos sorprendiéndola.
-¿Qué haces, Natsu?- Natsu acomodo la cabeza sobre la piel y la orilla de la falda le hizo cosquillas en la oreja. Abrió las piernas y cerró los ojos, una mano de Lucy se hizo camino entre su cabello y aquello terminó de arrullarlo.
Tal vez durmió por una hora, pero se sintió descansado, pues después de despertar tan temprano, necesitaba desquitar las horas de sueño que reemplazó con acompañar a Lucy.
Podía sentir aun la mano de Lucy en su cabello y como temblaba. Aún que el clima había empezado agradable en el día, gradualmente comenzó a sentir una brisa que era la probable en hacerla temblar.
Abriendo los ojos se encontró con que Lucy llevaba una buena parte del libro avanzando y sobre su pecho estaba Happy ronroneando.
-¿Que tal dormiste?- Lucy le movió los cabellos de la cara y le sonrió haciendo a un lado el libro.
Natsu acomodó su cabeza en la piel de Lucy y su mano buscó la de Lucy entre su cabello. Calentó su palma y entrelazo los dedos acariciando los nudillos.
-Bien- le respondía con una sonrisa boba y los ojos llenos de admiración.
Se suponía que iba a hacer de esto una cita, pero había pasado más tiempo dormido que haciendo lo que fuera que se hiciera en una cita.
Por varios minutos siguió acariciando la mano de Lucy hasta llevarla sobre su pecho, cambiando el agarre, ahora la mano de ella estaba sobre la de el. El contraste de la piel quemada y la pálida piel de Lucy lo entretuvo.
-Tenemos que ir a recibir a Anna- respondió solo con un murmullo que no se entendía. No quería moverse de ahí, estaba cómodo, Happy estaba cómodo, Lucy se removía incómoda.
Después de todo llevaba una hora dormido sobre ella. Pero ella no decía nada, solo la podía sentir mover los pies dentro de las botas y los músculos de las piernas removerse debajo de su cabeza.
Suspiro y alzó la cabeza, soltó la mano de Lucy y usó esa misma mano para sostener a Happy, se levantó mientras acariciaba la cabeza del Exceed.
-Despierta compañero- después de que Happy se quejara sobre como estaba soñando con todos los pescados que no atrapo, Virgo apareció y en un segundo recogió la manda y todo lo que habían usado.
Del mismo modo desapareció en un segundo y aún estirándose hicieron camino hacia la estación de trenes, la cual aún estaba llena de personas que llegaban al festival.
-Debe estar por llegar- el solo hecho de ver los trenes, Natsu sentía que necesitaba acercarse a un basurero a devolver todo lo que había comido. Corrió al más cercano y se dobló tratando de hacer a un lado las nauseas, fallando en el intento.
-¡Anna!- escuchó que Lucy hablaba entusiasmada con Anna.
-¿Natsu, estas bien?- sintió una mano en la espalda y a Happy explicarle a Anna las náuseas que le daban al ver los trenes - Ya podemos irnos.
Asintió y caminó un poco sintiendo aún la mano en la espalda.
-Me alegra verte tan bien, Natsu- después de que salieron del edificio, recuperó todas sus energías y busco a Anna.
Con una sonrisa y la maleta en la mano, Anna seguía igual de siempre.
Tan hermosa y etérea.
Se acercó y la abrazó con entusiasmo. No podía evitarlo, cuando la tenía entre sus brazos tenía el sentimiento de volver a casa, recordaba a Igneel y los pocos momentos que venían a su mente de la niñez a un lado de los demás Dragón Slayers.
-Y este es mi departamento- Lucy abrió la puerta de su departamento y por una de las primera ocasiones, Natsu entró por la puerta. Anna había dejado su maleta a un lado de la puerta y se quitaba la gruesa chamarra.
-Encantador, Lucy- Natsu dio una mirada rápida por el lugar, todo seguía igual.
-¡Mi mochila!- Natsu no recordaba dónde la había dejado. Cuando se acercó a tomarla, Anna lo miraba con una ceja alzada, era como si Lucy lo estuviera juzgando.
Lucy había entrado al baño y la podía escuchar cómo movía varias cosas, Anna seguía alzando una ceja expectante algún comentario por su parte.
-Así que … sueles pasar el tiempo aquí- Natsu busco algo en que entretenerse, no había nada a su alrededor que pudiera distraerla y como Lucy, no era tan fácil escapar cuando quería saber algo.
-Un poco- fue todo lo que dijo cuando se colocó la mochila en el hombro, Anna seguía esperando una explicación más detallada, pero Natsu se negaba a decir algo cuando Lucy estaba tan cerca y podía escuchar algo.
-Ya veo- Lucy salió del baño cargando una caja, los vio como ambos estaban conversando por lo que siguió hasta la cocina donde la escucho remover frascos.
-Listo- Lucy se acercó hasta él con una caja en los brazos - Déjame meter esto en tu mochila.
La caja, Natsu la había visto en varias ocasiones. Era como una caja de zapatos, donde Lucy tenía varias cosas que le había dado Mirajane y Virgo. Y ella la traía por ahí como si no fuera nada especial, enfrente de él único familiar vivo que tenía.
-¿Lucy?- preguntó llevando la mochila a su pecho para que Lucy pudiera meterla con facilidad.
Ella solo le dirigió una mirada que contestó su pregunta. Cállate.
Después de mover varias cosas y escucharla decir que tenía mucha basura dentro, cerró la mochila y se giró hasta Anna.
-¿Qué quieres hacer, Anna? Quieres descansar un poco o ir al gremio, puedes comer algo en el gremio- explicó Lucy.
-Ansío ir al gremio-
-¡Perfecto! Natsu va a llevar su mochila a casa y tu y yo vamos a ir al gremio-
-¿Voy a ir a casa?-
-Vas a ir-
-Como digas, Luigi- manipulación sería, recordó. No tardó mucho en dejar la mochila en casa y entrar al gremio donde podía escuchar a la gente hablar de Anna.
-¡Wow! El parecido es increíble-
-Definitivamente son familia-
-Así que, así se verá Lucy cuando sea mayor-
-Dijiste que Anna es tu …-
-Mmm … creo que vendría siendo mi tatarabuela … no estoy segura- en una mesa, sentadas una frente a la otra se encontraban ambas, recibiendo halagos y comentarios de las personas.
-Algo así- sin pensarlo mucho se sentó a su lado, en la espera de cualquier indicación de una pelea. Aún que sería difícil mientras usaba esos pantalones.
-¡Señorita Anna!-
-Wendy- Wendy se lanzó sobre de Anna, al igual qué el, la joven desprendía felicidad cada vez que la veía.
En su mente, algo le dijo que necesitaba tocar a Lucy. No le bastaba con sentir su presencia a un lado; discretamente llevó una mano hasta la espalda de Lucy y colocó su palma caliente sobre la espalda baja, Lucy lo vio un poco sorprendida pero Natsu no la miró, mantuvo su vista fija en Wendy, quien le hablaba a Anna de lo mucho que la extrañaba y cosas que quería enseñarle durante su estancia.
-¡Cana, mi pequeña! Oh … - con entusiasmo, un recién llegado Gildarts pasó entre varias mesas en dirección a Cana, quien estaba rodeada de varias personas de Quatro Cerberus. Pero se detuvo cuando su mirada cayó sobre Anna.
En un movimiento muy rápido se sentó a su lado y extendió su mano.
-Hola, creo que no te conozco, soy Gildrats, ¿Eres familiar de Lucy? Porque que puedo ver que la belleza corre en la familia-
-Que tal, usted debe de ser Gildarts Clive- con la formalidad que seguía a Anna, ella le extendió la mano y le regaló una sonrisa.
Lucy se inclinó sobre Natsu para susurrar le en el oído.
-Soy yo o ¿Esto es muy incómodo?- Natsu escucho con atención a Lucy mientras observaba como Gildarts le tomaba la mano y le besaba el dorso mientras continuaba hablando de lo hermosa que era.
-Esto da lastima- corrigió Natsu más que incómodo, de algún modo, no le gustaba la atención que Gildarts tenía sobre Anna quien seguía sonriendo con la misma amabilidad mientras se quitaba el abrigo.
Natsu no sabía si era por la edad, que probablemente era la misma que Gildarts, pero Anna se vestía más recatada que Lucy, aún que podía casi jurar que en su juventud, Anna se vestía igual que su rubia favorita.
Pero era obvio que la figura era herencia familiar.
Natsu se preguntó si Lucy cambiaría aún más. No tenía idea de cómo cambiaban los cuerpos femeninos, aún que lo había visto con Mirajane y Erza, que ambas de ser dos tablas en sus años preadolescentes, de un día al otro, tenían pechos y trasero.
Pero Lucy tenía todo para ser perfecta justo como era.
-Y te podía enseñar los alrededores…-
-A un lado anciano- le dijo mientras saltaba sobre la mesa y con el pie le empujaba el rostro a Gildarts para alejarlo de Anna.
-¿Que te crees mocoso? Tu ya tienes a la menor- Gildarts le tomó del pie y lo empujo buscando tirarlo de la mesa. Natsu presionó más el pie sobre su mano metálica demostrando la resistencia que tenía sobre la fuerza del mago de clase S.
-¡Natsu está empezando a humear!- escucho que Lucy le gritó pero la ignoro presionando con más fuerza, sintió un calambre comenzar sobre donde Gildars tenía los dedos presionando sobre el arco y los ligamentos.
-Anna es mejor que nos vamos de aquí- Lucy le dijo a aquí ya había comenzado a ponerse de pie.
-Eso no es necesario- Gildarts dijo mientras con un movimiento Natsu salió volando cayendo sobre de alguien.
-¡Oi, Gildarts! ¡Peleemos!- pero a su espalda sintió que le tomaban del chaleco y lo golpeaban.
Venga una pelea pequeña para entretenerse, ¿Por qué no?
Después de que alguien empujó a Milliana quien tenía a todos los gatos, menos Lily, en sus brazos, Erza detuvo la pelea amenazando a quien estuviera cerca.
-¡Natsu, ven aquí! - le gritó, por supuesto que no iba a ponerse justo donde le pudiera cortar la cabeza. Se movió para esconderse detrás de una mesa que estaba volteada - Puedo ver tu cabello.
-¡Erza, espera!- como un ángel guardián Lucy llegó a salvarlo del demonio pelirrojo, se asomó un poco por la orilla del mes y vio como Lucy le preguntaba algo a Erza.
-¿... Que llegue?- no escuchó la primera parte de la pregunta pues el gremio había comenzado a moverse y la gente volvía a hacer conversación.
-No lo sé, Lucy … no hemos hablado- vio como Erza hacía desaparecer su espada con un movimiento de la mano y dejaba que su armadura cambiará a la falda casual que usaba.
-Lo siento, Erza. No debí preguntar- Lucy hizo un gesto exagerado con la mano sobre la boca y Natsu pensó que era buen momento para salir de su escondite.
-¡Salamander! ¿En dónde te metiste?- en esta ocasión fue Gajeel quien lo buscaba. Haciendo a un lado a personas, ignorando a quien quería hablarle.
Natsu se negó a levantarse de su escondite, frente a él Nabb negaba con la cabeza, diciendo algo sobre cobarde frente a Erza.
Fue hasta que escuchó a uno de los gemelos llorar que volvió a asomar la cabeza sobre la orilla de la mesa.
-¡Coneja! ¿EN DONDE ESTÁ SALAMANDER?- con su grito el gemelo que lloraba comenzó a llorar con más fuerza.
Natsu se puso de pie y buscó a Gajeel entre la gente. Parado a un lado de Lucy, en sus manos sostenía a Yajee que se removía agitando sus pequeños brazos y piernas sin dejar de llorar.
-¿Que pasa, Cara oxidada?-
-Este ingrato pasa- gruño mientras seguía intentando controlar al bebé, Jutla por su lado, se encontraba agarrada al pecho de Gajeel con un especie de canguro envuelta en su cobija con una gorra blanca con dos pompones haciéndola ver adorable - Ya comió y lleva dos horas llorando. Necesito que cague o que duerma.
-¿Y qué quieres que yo haga? Es tu cría, tu deberías de saber qué hacer- Natsu alzó los hombros, le preocupaban ambos gemelos, pero no podía decirle a Gajeel cómo criar a su hijo.
-No te hagas el listo con migo, Salamander- Yajee tenía un mechón de cabello negro en la mano y lo jalaba con forma aumentaba los gritos de su berrinche.
-¿Y Levy? Ella sabe cómo dormirlo- Natsu se sorprendió cómo era posible que entre los gritos de su hermano, el ruido del gremio y la discusión que estaban teniendo, su padre y él, Yutla siguiera dormida.
-Está reforzando la barrera alrededor de Magnolia con Freed- explicó Gajeel mientras Lucy intentaba quitar el mechón de cabello de la minúscula mano.
-Creo que yo puedo ayudar-
-¡Anna!- Gajeel gritó el nombre de la mujer que alegre extendía los brazos lista para tomar a Yajee quien seguía jalando del cabello de su padre, a pesar de que Lucy intentaba soltarlo.
Los cuatro, observaron como Anna con facilidad le abría el mameluco al bebé, lo acomodaba en su brazo y comenzaba a sobar su pequeña espalda. Poco a como el bebé dejó de gritar y solo gimoteaba sin dejar de patalear.
-Natsu puedes hacer lo que yo- Natsu extendió el brazo y tomando al bebé boca abajo siguió sobando la pequeña espalda que su mano cubría por completo, Yajee dejó de patalear y lentamente pudo escuchar como dejaba de llorar- Solo tiene cólicos.
-No se que mierda es eso- comenzó Gajeel y Lucy le dio un manotazo en el brazo indignada.
- No hables así frente a tus hijos- Gajeel gruño algo entras Anna volvía a agarrar al bebé y le acomodaba el mameluco.
-Oh, Gajeel se parece tanto a ti- el bebé observaba con sus ojos rojos a Anna mientras ella le inspeccionaba. Natsu aprovechó para burlarse.
-Esta condenado- Gajeel le miró de mala manera.
-Si no tuviera a mi hija, ya te hubiera hecho comer el suelo- Natsu esquivó la patada que intento darle mientras se reía en su cara.
-Déjame ver a Jutla- Anna se acercó al hombre más alto y siguió inspeccionando al bebé dormido.
Aparentemente muchas personas de Fairy Tail estaban muy ocupadas terminando los últimos detalles de sus presentaciones. Natsu no se preocupó ni un poco, después de que Romeo, cansado de que el Dragon Slayer no le preguntara nada, le explico de forma rápido la idea que tenía, el joven tenía ya todo lo que iban a necesitar y hasta le enseñó un pequeño mapa con lo que quería hacer.
-Vuelve a decirme mañana- Indignado, Romeo se había ido por ahí, diciendo que debía terminar unos cuantos detalles.
Cuando la media tarde llegó, Gray se abría paso buscando pelea.
-Ven aquí Flama- Gray comenzó a quitarse la camisa preparándose.
Natsu se alzó usando la mesa de soporte, hizo a un lado el plato de comida; formando puños con las manos flexionando un poco los brazos, listo para brincar sobre la misma mesa y golpear a Gray.
Pero algo lo detuvo, a su lado, Lucy olía delicioso, no solo porque olía a los jabones de flores con miel, no, o porque olía un poco a él, era porque podía oler su excitación.
"¿Ahora mismo, aquí?"
Con paciencia volvió a sentarse, y calmado se acercó un poco a Lucy, lo suficiente para poder susurrarle al oído.
-Contrólate, Lucy, estamos en público- se alejó de ella y volvió su rostro hacia Gray, mirándolo de mala manera.
-¿Que pasa puercoespín?, ¿Acaso tienes miedo?- muy bien, se volvió a alzar listo para brincar, pero sintió la mano de Lucy sobre la camisa que lo jalaba para hacer que se volviera a sentar en la mesa.
-Natsu- Lucy se acercó, sin soltar de la camisa, inclinó su cuerpo para que sus pechos rozaran el brazo y Natsu dejó de prestarle atención a Gray - Quiero ir a casa.
Tragó con fuerza y se giró para verla. Conocía esa mirada, podía olerla con más fuerza a pesar de todos los olores combinados que había en el gremio. Era una señal muy clara.
-Dame diez minutos- dijo rápido.
-Cinco-
-Bien- Natsu se puso de pie y caminó hacia Gray con entusiasmo listo para comenzar la pelea- Ven princesa de hielo, qué tengo tres minutos para derrotarte.
Cuando se dice que ambos caminaron con calma hacia la casa de Natsu, platicando y bromeando, comentando sobre lo entusiasmados que estaban por el festival, se podría decir que era una mentira.
Usualmente el trayecto era de quince a veinte minutos caminando a paso tranquilo, recorrieron media Magnolia en menos de cinco minutos. Natsu sabía que Lucy estaba cansada del ejercicio que habían hecho esa mañana, así que tomando la decisión, cargándola bajo su brazo, cruzó la ciudad sin que fueran notados.
Pero a pesar de su ansiedad y necesidad se recordó que debía de ser más suave con ella.
Por eso cuando llegaron a casa, la dejó en el suelo pero para su sorpresa fue ella quien le saltó encima, apenas había cerrado la puerta detrás de sí, cuando su espalda colapsó contra la madera y en su pecho tenía a Lucy colgando, buscando besarlo mientras se acomodaba sobre su cuerpo.
Disfruto de la suavidad de sus labios dejándola marcar el ritmo, había algo diferente en sus movimientos, movía sus labios y hacía una pausa para repetir el movimiento, como si quisiera que pusiera atención y repitiera lo mismo que ella.
Abría los labios y los empujaba un poco, sentía la orilla de la lengua sobre el bermellón, Natsu decidió repetir la misma acción que ella, cuando la sintió sonreír entendió que estaba tratando de enseñarle.
Sintió las manos de Lucy acariciarle el rostro, desde la cicatriz en el cuello hasta las mejillas, enterrando los dedos sobre el inicio del cabello mientras sus piernas se acomodan al lado de su cadera. La sostuvo del trasero y se aventuró dentro de la casa, tuvo que abrir los ojos pues casi cae con la mesita que estaba en medio de los sillones, se hizo paso hasta la mesa, donde con el brazo movió lo que había cerca y la dejó sentada en la orilla.
Le abrió las piernas y se acomodó entre los muslos, bajo las manos hasta las rodillas, las cuales alzó un poco para que le abrazara con las piernas.
Ella entendió lo que quería e hizo como le indicaba. Natsu sintió como se quitaba las zapatillas y las escuchó caer, a su alrededor los muslos de Lucy le apretaron la cintura, sintió los tobillos encajarse en su trasero y como lo empujaban hacia ella.
Tenía que recordarse en no seguir su instinto y ser más cuidadoso.
Llevó sus manos a su cintura y metió un poco las manos dentro de la blusa, solo lo necesario para tocar la piel y la orilla de la falda. Dejó sus labios y se inclinó un poco para esconder su rostro entre el cuello, moviendo con la nariz la orilla de la blusa que tenía puesta.
Respiro el olor que ahí se guardaba sin despegarse de la piel.
-¿Que debería de hacer contigo, Lucy?- pregunto besando desde la clavícula hasta el oído.
-Lo que mi Amo, quiera- le contesto mientras metía una de las manos que le acariciaba el cabello entre la bufanda y la ropa.
-¿Lo que yo quiera?- alzó una mano y le acomodo el cabello, los cabellos que siempre se salían de la coleta y formaban parte del fleco al lado de su rostro; los movió y le dejo un pequeño y húmedo beso sobre la mejilla.
Ella asintió y se acercó buscando sus labios pero, Natsu dio un paso atrás, llevando sus manos hasta los tobillos que lo detenían y desencadenó las piernas de su cintura.
-¿Qué te parece si vemos que hay en tu caja de juguetes? - ella asintió una vez más con entusiasmo e hizo el ademán de bajarse de la mesa - No te muevas.
Ella se volvió a acomodar en la mesa y esperó paciente a que tomara la mochila de donde la había aventado cuando regresó a dejarla, la abrió y sacó la caja de ahí.
-¿Que tenemos aquí?- dijo mientras volvía a su lugar entre sus piernas y ella con gusto las volvía a acomodar a su alrededor, dejó la caja en su regazo entre el pequeño espacio que había entre ambos.
Natsu quitó la tapadera de la caja y la dejó a un lado sobre la mesa. Lo primero que encontró fue el Libro Rojo, lo tomó y lo alzó frente a Lucy.
-Gracias por regresar esto- lo dejo sobre la tapadera en la mesa y continuó viendo lo que contenía la caja. Debería volver a esconderlo donde ella no lo viera.
Las botellas de líquido verde y morado que debían tomar cada semana para evitar un embarazo también estaban ahí, tintineando entre sí; probablemente debían tomárselas, Natsu no recordaba, dejaba ese tipo de cosas para Lucy.
El primer objeto familiar que encontró fue aquella cápsula de color morado que Virgo le había dado y Lucy había usado con anterioridad.
La sacó junto con el control, una vez más lo alzó en sus manos para enseñárselo a Lucy.
-Este fue divertido- lo dejo al otro lado de Lucy, busco en su mirada algo que le dijera que estaba pensando pero solo encontró curiosidad - Recuerda que me gusta que me digas lo que piensas, Princesa.
-También me gusto, Amo- le respondió rápidamente y ella movió sus manos hacia su espalda donde se recargo sobre la mesa.
Sobre las cosas, sobresalían las esposas de cuero negro y orilla rosa que le había enseñado hacía mucho, las cadenas que le adornaba sonaron cuando las alzó.
-¡Mira!- con entusiasmo las acerco y una brillante idea pasó por su mente en ese momento - ¿Qué te parece si usamos estas?
-Eso me gustaría, Amo- con rapidez Lucy junto ambas manos frente a él.
-No, no- quito la caja de entre los dos y la dejó en la mesa, con la mano libre le dio un pequeño golpecito en el muslo para que lo soltara - Ven aquí.
Dio un par de pasos hacia atrás para darle espacio y ella bajó de la mesa. Con un brinco y haciendo saltar toda su ropa y sus pechos se colocó frente a él.
-Primero, vamos a quitarte esto- llevó ambas manos a la orilla de la blusa y comenzó a alzarla, con mucha lentitud y suavidad. Lucy levantó ambos brazos para que la prenda saliera de su cuerpo y Natsu la aventó sin importarle donde cayera. Bajo las manos hasta el broche que sostiene la falda y comenzó a abrirlo, le sostuvo la mirada mientras bajaba la cremallera y le bajó la tela de entre la cadera y la dejó caer al suelo; Lucy levantó ambos pies para empujarla por ahí.
-Date la vuelta- Lucy giro y Natsu le tomó una de las manos. Alrededor de la muñeca colocó uno de los brazaletes, sin apretarlo demasiado, solo lo suficiente para que no se soltara pero libre para que moviera las manos dentro y no dejará marcas; repitió la acción con la otra muñeca - Voltea a verme.
Lucy volvió a girar para quedar a su frente. Natsu aprecio el conjunto que llevaba puesto de ropa interior. Era de color guinda, con tela negra en líneas interconectadas que le adornaba de un modo único los pechos, el sostén casi escupía los pechos, eso le decía a Natsu que los tenía hinchados y en una semana volvería a sangrar; la tanga era de la misma tela que el sostén, lazos delgados que adornaban la cadera y un muy pequeño moño de color negro en el centro.
-Perfecta- le dijo después de la inspección, le tomó de la cintura y la volvió a subir a la mesa, se volvió a acercar y Lucy repitió la acción de cerrar sus piernas alrededor de él.
Natsu volvió a tomar la caja y la dejó sobre los muslos descubiertos, rozó los pechos con intención cuando su mano bajó para rebuscar en la caja.
Con el mismo diseño que las esposas encontró una cadena que supuso era para el cuello, lo sacó y lo inspeccionó.
-¿Qué te parece éste?-
-Me gusta, Amo- respondió Lucy.
-No lo sé … - había algo en la cadena que simplemente no le gustaba, insatisfecho prefiero dejar que Lucy decidiera- ¿Lo quieres usar?
-Si mi Amo así lo quiere- le respondió. Buena respuesta.
-No me gusta- respondió sincero. Abrió la cadena y la siguió inspeccionando, no era el material, ni el color, por que el diseño era exactamente igual a las esposas, cuero negro con un par de líneas rosas en las orillas, de algún modo sentía que no quedaba con Lucy- Creo que solo esta vez … creo que te mereces algo más bonito.
Con un dedo le alzó la barbilla y le colocó el collar alrededor del cuello, al igual que las esposas, lo dejó suelto lo suficiente para que se moviera con gusto y no dejará marcas.
Regresó la mirada dentro de la caja y se dio cuenta que son aquellas cosas fuera de la caja, está ahora estaba más vacía, estaba la paleta forrada de cuero que Lucy había querido que usará. La hizo a un lado pues no pensaba en usarla ahora mismo, si lo hacía, Lucy no podría cambiar mañana.
A su lado encontró una cadena, la tomó y con las dos manos la extendió para entender que era. A cada lado tenia una pinza de metal con pequeños colchones negros.
-¿Te gustaría usar esto, Princesa?- le dijo sonriendo, Lucy movió la mirada entre la cadena en sus manos y su rostro.
-Por favor, Amo- Natsu dejó la cadena en la caja y llevó ambas manos a la espalda de Lucy, pegándose a su pecho, buscó con las manos el broche que sostiene el sostén cerrado y para su fortuna era uno sencillo de dos ganchos.
Se tardó un par de minutos tratando de desabrocharlo, ¿Cómo era posible que dos estúpidas cosas de metal le ganaran? Él podía hacerlo … un momento, ¿si le había esposado las manos como se lo iba a quitar?
Resignado se alejó y con una mano en la orilla, comenzó a quemarlo.
-¡No! ¡Este me gusta mucho!- se quejó Lucy moviéndose tratando de evitar que lo siguiera quemando, a Natsu no le importo, con un movimiento terminó de romperlo y lo dejó caer por ahí para que terminara de consumirse.
-Después te compro otro- le dijo sin poner mucha atención a lo que le contesto, pues su atención completa estaba en los pechos de Lucy.
No dejaban de sorprenderlo cada vez que los veía. Tan firmes y redondos que no era capaz de cubrirlos completos con sus manos, con esa caída perfecta que los hacía ver como gotas de agua y los pezones más oscuros que toda su piel ya erectos.
Llevo ambas manos para cubrirlas, disfruto la suavidad entre sus manos y apretó tan solo un poco. Se inclinó y buscó la boca de Lucy con sus labios sin soltar su agarre en ambos pechos.
-Eres tan perfecta, Lucy- Natsu volvió a tomar la cadena, tomó uno de los senos en su mano y lo alzó un poco, colocó la pinza con mucha delicadeza sobre el pezón arrugado y repetido la acción.
-Ehh ...- la sintió mover su pie sobre su muslo y siguió buscando en la caja con una mano mientras otra sujetaba la cadena que colgaba de los pechos.
Dentro de la caja había tres cosas más, aparte del par de botellas. Otra cadena que en el centro tenía una bola, con dos círculos metálicos a cada lado de donde se sostenía las líneas de cuero. Después de meditar y buscar en su cerebro para que era se tuvo que rendir y preguntarle a Lucy.
-¿Para qué es esto?- Lucy con el rostro enrojecido, lo miro parpadeando varias veces, podía sentir el nerviosismo en cómo movía sus piernas a su alrededor, probablemente sin darse cuenta.
-Es para la boca, Amo- le contestó con voz muy baja.
-Me gusta escucharte- fue todo lo que dijo y volvió a dejar aquello en la caja, a su lado había una pequeña botella de líquido transparente y un cilindro de color rosa, que en el fondo de su mente recordaba haber visto con anterioridad.
No le dio mucha importancia a los últimos por lo que dejó la caja a un lado, sobre el Libro Rojo y se dedicó a poner toda su atención en Lucy, quien con paciencia lo veía interesada.
Llevo sus manos a sus hombros y calentando las palmas le masajeo el hueso por un momento queriendo aliviar el posible dolor que le esté causando el tener ambos brazos sujetados en la espalda.
Llevó las manos al cuello, justo sobre el collar y siguió inspeccionando, simplemente no le gustaba, pero la humedad que provenía de la entrepierna de Lucy le decía que a ella si.
Bajo las manos por el pecho y acarició la piel bajo sus yemas, tomó un seno en cada mano y los levantó.
-¿Qué es lo que quieres, Lucy?- le preguntó sin dejar de mirar ambos pechos, con el pulgar busco la punta de los pezones que se alzaba entre las pinzas y los masajeo un poco.
-A mi Amo- no pudo evitar sonreír con ternura cuando la escucho. Si tan solo ella pudiera decirle que lo quería en el modo en que él quería. Pronto.
-Me refiero a que quieres que te haga- aclaró mientras seguía acariciando los senos en sus manos.
-Me … me gusta lo-lo que haces con tu … con tu boca- alzó el rostro para verla a la cara. Las mejillas rojas y los labios secos, sonriendo, le soltó los pechos y le dio un par de golpecitos en la pierna.
Salió del agarre y fue a la cocina a buscar una vaso de agua.
Cuando regresó le tomó de la barbilla y le puso el vaso en los labios. Ella tomó con desesperación dejando que cayera a la lados de sus labios, por la barbilla hasta los senos, donde aquellos que aún sobrevivían goteaban sobre la mesa.
Cuando se terminó el agua, Natsu dejó el vaso a un lado y se inclinó sobre de ella, con pequeños besos sobre la orilla de la boca, justo cuando ella abría un poco los labios buscando besarlo, bajo hasta el cuello donde limpió con su lengua el agua, lentos y suaves lengüetazos le continuó dando hasta la clavícula, donde succiono por un momento.
Busco su cintura con las manos y cuando ella quería volver a abrazarle con las piernas, le detuvo de las rodillas.
Bajo el rostro un poco más hasta los senos, donde mordió casi sin fuerza sobre el inicio del monte. La escucho suspirar sobre su cabello y bajó un poco más, esta vez succionando debajo del pezón moviendo con la cabeza la cadena que aún colgaba.
Bajo y beso el espacio rojo sobre las costillas, justo ahí donde podía ver que Lucy seguía rascando.
Bajo un poco más y moviéndola de la cintura la hizo inclinarse hacia atrás, le sopló sobre el ombligo y comenzó a besarle bajando por el vientre hasta la orilla de la tanga.
Llevó las manos hasta la orilla y comenzó a moverlo con lentitud, no podía creer lo bien que lo estaba haciendo, si seguía con ese ritmo entonces todo saldría bien.
Retrocedió un paso, mientras le terminaba de bajar la tela por entre las piernas, la dejó caer, aún sin importarle donde cayera.
Se tomó un momento para guardar la imagen que le daba Lucy en ese momento.
Las piernas abiertas, su vulva brillando, la piel suave, los lunares de la cadera resaltando entre toda la piel clara, el pedazo de piel rojo, los pechos alzándose y la cadena sujetándolos, el collar adornando su cuello, los pocos cabello que habían salido de la coleta flotando por todos lados y su rostro, ella era tan sensual cuando no lo intentaba.
Ojos medios cerrados, boca entreabierta, mejillas rojas y jadeos haciéndose presentes, los pendientes en forma de corazón moviéndose al compás de su respiración, prácticamente no la había tocado y ella estaba lista para él.
Ahí tuvo la idea, lo próximo que le regalaría serían unos pendientes.
Feliz se acercó una vez más y le tomó el rostro, restregó su nariz con la de ella y le dejó un pequeño beso sobre los labios.
Entonces decidió quitarse la camiseta.
-¿A-amo?- le preguntó. Se quitó la camiseta y haciéndola una bola la dejó caer al suelo. Quedó usando solo los jeans, las sandalias quedaron a sus pies y acercándose a ella, le tomó de las rodillas para ponerla en la orilla de la mesa. Metió las manos debajo del trasero y la alzó, llevó una mano hasta la espalda para sujetar con fuerza y ella enredó con rapidez sus piernas alrededor.
Con mucho cuidado viajó hasta la habitación, con un hombro encendió la luz y dejó a Lucy sentada sobre la cama solo con los tobillos y pies colgando por la orilla.
Ahora volvía a tener un problema, si la dejaba acostada estaría por tiempo indefinido sobre sus manos y eso podría lastimarla.
Rodeando la con los brazos buscó las cadenas que unían las esposas.
Abriendo el broche, le tomó de las manos, pasándolas hacia el frente sobre su estómago. Usando los broches, los colocó en la cadena que unía sus senos, cruzando los brazos para darle más dificultad le acomodó cada mano.
-Si te sueltas esta cadena- jalo un poco la cadena que al mismo tiempo jalaba sus pechos- Me voy a enojar.
-¿Qué pasaría si me suelto, Amo?- preguntó Lucy con voz inocente pero Natsu ya conocía esa sonrisa. Llena de atrevimiento y vibrante, llena de deseo, Natsu sabía que Lucy dentro tenía esa voz sensual que le decía que lo provocara.
-¿Qué pasaría?- con las manos le cerró las piernas y le empujó los hombros para que cayera sobre la cama, había olvidado deshacerle la coleta del cabello, pero bueno, se tendría que quedar así.
Llevó su mano hasta el collar que le adornaba y jalando un poco, le obligó a alzar la cabeza se subió a la cama para sentarse sobre de ella, aunque los jeans no lo dejaban moverse con tanta facilidad como le gustaría, le ayudaron lo suficiente para que Lucy viera lo excitado que estaba.
-Te voy a amarrar- acercó su rostro al de ella y jalo un poco más el collar. Con la mano libre tomó la cadena de sus pechos y jalo un poco- Y te voy a colgar del techo y ahí te voy a dejar.
Pero para hacer eso, primero necesitaba que Virgo le enseñara como amarrar a alguien por que no tenía idea como hacerlo de un modo seguro. Pero eso no lo necesitaba saber Lucy en ese momento.
¿Para qué decía algo que no sabía cómo hacer?
Lucy solo le respondió con un jadeo. Podía olerla debajo de él, como sus piernas estaban húmedas y debajo del collar había sudor acumulado. Podía sentir sus pulmones debajo de las piernas llenarse con rapidez y su corazón palpitar a un ritmo conocido.
Soltando la cadena busco una de las almohadas para colocarla debajo de su cabeza. Dejándola lentamente sobre la almohada se sentó sobre su vientre.
Volvió a tomar la cadena y jalo un poco.
Esto era más difícil de lo que imaginaba. Cuando actuaba por instinto todo era más fácil, sabía que hacer y cuándo hacerlo, pero ahora mismo que quería hacer cada acción a conciencia para no caer en lo tosco se encontraba pensando cada cosa que hacía. Definitivamente no le gustaba.
Como ahora mismo, ¿Para que se sentaba sobre ella si quería comerle la entrepierna?
No tenía sentido.
¿Para qué la trajo hasta la cama cuando pudo hacerlo en la mesa?
¿Para qué había quemado el sostén si le había terminado moviendo las manos?
¿Para qué estaba haciendo todo esto si solo lo iba a arruinar?
-¿Natsu?- fue probable que Lucy notara su angustia pues cuando llamó su nombre, se sorprendió un poco de verla preocupada - ¿Todo bien?
No pudo evitar sonreír, ahora era ella quien se preocupaba. No quería decirle que no tenía idea de que hacer, como continuar, no quería que supiera cuando no seguía la voz en su cerebro no era más que alguien inexperto que no tenía idea de que hacer o decir.
-Ne-Necesito un momento- con mucha rapidez se levantó y salió casi corriendo de ahí, cerró la puerta de la entrada a su espalda y trató de respirar. La luna ya se mostraba en el cielo aún que el sol no había terminado de bajar, podía escuchar a los animales moverse a lo lejos, podía escuchar a Lucy moverse sobre la cama, moviendo los pies sobre la orilla mientras tarareaba.
¿Cómo podía ser tan idiota como para arruinar un momento con ella?
Lo estaba arruinando.
¿Qué tal si ella decidía que no valía la pena pasar tiempo con él?
Tantos pensamientos negativos le estaban carcomiendo el cerebro, el no era así, él no dudaba, no era temeroso, no actuaba con indecisión.
¿Acaso esto venía con el estar enamorado?
¿Tener tanto miedo estaba incluido en el enamoramiento? De ser así, no podía pensar en cuánto tiempo aguantaría de esta forma.
Tenía que volver a hablar con Gray.
O Levy.
O quien fuera que le pudiera ayudar a solucionar este conflicto mental.
Respiro y llevo sus manos a su rostro. Sentía sus palmas temblar sobre su rostro, la bilis en la boca de la garganta, estaba seguro que estaba más caliente de lo normal; se restregó un poco la cara y medito por un segundo.
Solo necesitas relajarte y dejar que todo fluya. Si eso era lo que debía de hacer. Hasta ahora todo había funcionado cuando dejaba que las cosas sucedieran; solo necesita calmarse un poco y no pensar tanto.
Solo necesitaba dejar salir su lado salvaje, solo un poco.
Solo un poco.
-¿Natsu?- a su espalda, la puerta principal se abrió y la luz de la sala era lo único que iluminaba el frente de la casa.
"¿Por qué Lucy tenía que ser tan buena persona?" Estaba seguro que su preocupación la llevó a buscarlo, sin nada cubriéndole los pies, la camiseta que el había usado ese día cubriendo hasta los muslos y las cadenas en las muñecas.
"¿Como se había soltado?"
-¿Estás bien?- le preguntó parándose a su lado.
-Solo necesitaba respirar un poco- confesó volviendo la mirada al cielo.
Virgo brillaba sobre sus cabezas, ahí justo donde Lucy le había enseñado que la podía encontrar. No conocía mucho de Libra, tuvo más facilidad de encontrar a Escorpio.
Sabía que Plue estaba cerca de los gemelos pero aún tenía problemas encontrándolos, como si jugaran a esconderse cada vez que los buscaba.
-Esta bien si no quieres … -
-Claro que quiero- dijo rápidamente. No quería escucharla decir nada porque sabía que la haría retroceder.
-¿Entonces qué pasa?- quería decirle, quería ser sincero como le pidió que fuera con él, pero la misma voz en su interior le decía que no lo hiciera. Que no revelara las palabras que le susurraba cuando le ponía atención, que guardara como secreto su presencia, ella no podría ayudarlo ni entenderlo.
Pero estaba hablando de Lucy. Era su mejor amiga, su compañera, la mujer de la que estaba enamorado.
Debía de decir algo. Pero tal vez en otro momento, lo haría, necesitaba encontrar las palabras para describir lo que pasaba por su mente.
Ahora mismo, solo debía decirle sobre sus dudas en sus acciones, necesitaba ayuda pues todo lo que sabía venía de su instinto, la voz en su interior y el Libro Rojo.
No, él podía hacerlo solo. Claro que sí.
Se giró para verla, ella seguía expectante de su respuesta.
No podía.
-Ehhh…- con la elocuencia que lo caracterizaba hablo sin decir palabras.
-Me estás preocupando- confesó Lucy y le tomó del brazo, con el contacto las cadenas de las esposas sonaron y cuando ella comenzó a acariciarle el brazo tratando de darle confort, su mente recordó las llaves de Lucy, ¿Dónde habían quedado?
Ahora no era momento de pensar en otras cosas, necesitaba enfocarse y explicarle a Lucy.
Pero verla lo distrajo nuevamente.
Se veía tan hermosa con su ropa puesta, medio desnuda con el cabello alborotado, y el maquillaje de los ojos un poco difuminado, pero la preocupación en su rostro.
-Eres perfecta, ¿sabías?- la luz que salía de la puerta los iluminaba, Natsu podía ver a la perfección el rostro rojo de Lucy mientras abría y cerraba la boca.
-Pe-pero qué dices- ella movió una mano frente a su rostro y la otra la usó para jalar la orilla de la camiseta, con esa pequeña costumbre que tenía.
-La verdad- se acercó a ella, tomándole de las manos, sobre las cadenas, guio su mano derecha para que la dejara en su cuello, le gustaba cuando ella jugaba con los cabellos de la nuca, le hacía sentir tranquilo. La otra mano buscó entrelazar sus dedos, le gustaba cuando sentía su piel contra su mano, sin importar que parte de su cuerpo estuviera tocando.
-Na-Natsu- acercó su gente hasta la de ella, cerró los ojos y disfrutó de la cercanía.
No le gusta ocultarle cosas a Lucy.
Tendría que confesar pronto sus pensamientos, o el pensar demasiado le iba a hacer explotar la cabeza.
Ella fue quien inició todo. Le dejo un pequeño beso sobre los labios, un tanto temeroso. Natsu sonrió, se acercó y le regreso del mismo modo el beso sobre el labio superior, al moverse rozó la nariz con los labios.
Ella volvió a besarlo, más firme y decidida. Busco su cadera con la mano y buscó que sus cuerpos se unieran. Inclinándose un poco le beso la mejilla, mientras le apretaba la mano sujetada.
-Natsu- bajo un poco más y le besó la mandíbula, se detuvo un momento y presionó con su lengua arriba del collar, cuando la escucho suspirar, calentó sus labios y succiono en el pequeño espacio libre entre la mandíbula y el collar.
-Mmmn- no quería distraerse. Con la nariz movió el collar y chupó sobre el escaleno y ella le apretó la mano. Movió la orilla de la camiseta y le mordió el hueso que resaltaba en dirección a la clavícula.
Sintió que Lucy movía su pierna, buscando meterla entre las de él, abrió un poco las rodillas y la atrapó, movió la mano de la cintura, la metió dentro de la camiseta y colocándola sobre la espalda baja empujó aún más para estar casi encima de ella.
-N-Natsu- acarició donde tenía su palma, calentando las yemas de los dedos trazando los hoyuelos que formaban su coxis.
Ella frotó su pierna contra las de él. Respiro sobre la camiseta y mordió en su camino al hombro. Comenzó a alzar la camiseta pero la caminó de Lucy lo detuvo.
-Va-vamos adentro- bajo un poco las rodillas y pasó su brazo sobre toda la espalda, teniéndola pegada a su cuerpo la alzo un poco, se movió para entrar y con el tobillo cerró la puerta.
Se giró para recargarla sobre la puerta, soltando su mano solo lo necesario para quitarle la camiseta y dejarla desnuda enfrente de él. Volvió a entrelazar la mano con la de ella y se inclinó una vez más para morderle suavemente el hombro.
La mano libre de Lucy busco su cabello y jalo la orilla de su bufanda, cuando succiono con fuerza justo encima de la axila.
-Natsu- le habló en el oído mientras él bajaba un poco, mordido el espacio suave que se escondía entre la axila y seno, su mano buscó la cadena que aún aprisionaba los pezones y jalo un poco; el como ella jalaba de su cabello le decía que le gustaba.
Calentó su lengua y buscó la piel de la areola, con la mano quitó la pinza y se metió el pezón arrugado a la boca. Calentó su lengua y la movió a través de la textura diferente.
Usando sus dientes frotó la piel y acomodo sus labios para succionar. Calentó toda su boca, lo suficiente para que Lucy saltara cuando presionó sus labios y comenzó a mamar. Con la punta de la lengua empujaba el centro y la areola comenzaba a frotarse cada vez más sobre el paladar.
Podía sentir el sabor del metal de la pinza, el sudor de la piel y algo más, algo que no podía identificar pues nunca lo había probado hasta ahora. En su mente algo le dijo que podría ser leche materna, no tenía lógica, se suponía que solo las mujeres embarazadas podían lactar.
Y Lucy no estaba embarazada.
Pero el pensamiento encendió algo dentro, su pene saltó de la emoción de pensar en mamar de los pechos hinchados de Lucy mientras producía leche materna.
Con su pie le separó las piernas y metió su cuerpo entre ambos muslos, con la cadera busco frotarse, ella gimió, cuando su erección cubierta por el pantalón se frotaba directamente sobre el clítoris. Natsu sintió la humedad en su pantalón. Quería hacer algo por ella pero a la misma vez no quería dejar de succionar el pezón hinchado.
Podía sentir su propia saliva salir por las orillas de su boca, cayendo sobre el seno y su barbilla. Entre más succionaba, Lucy presionaba más sobre la coronilla.
Ambos podían estar en posiciones muy incómodas pero a ninguno parecía importarle.
La cadena que aún sostenía el otro pezón chocó contra su pecho y Natsu decidió cambiar. Soltó la piel con un obsceno y húmedo sonido alzando un poco el rostro, le volvió a colocar la pinza sobre la piel hinchada.
Giro sus ojos hacia el rostro para saber cómo estaba ella y se encontró con la frente roja y los labios abiertos, había pegado la cabeza hacia la puerta y tenía cerrados los ojos.
Sin dejar de mirarla, quito la segunda pinza y ella bajó en rostro.
Jalando con fuerza el cabello le movió la cabeza para besarlo, Natsu buscó su lengua con rapidez, quería hacerla probar el mismo sabor que ahora tenía en la boca, con desesperación le mordió el labio y le chupo la lengua del mismo modo en que lo hacía hace un segundo con el pezón.
Al segundo que se separaron para tomar aire de ese beso tan apasionado, ella comenzó a lamer la saliva que aún tenía en la barbilla. Desde el mentón hasta la orilla de la boca, con la lengua expandida y presionando la piel.
Natsu se imaginó ese mismo movimiento sobre su pene.
Movió el rostro y buscó el pezón esperándolo. Mordió la piel en lugar de succionar. Lucy gimió y el calentó su aliento para sacarlo sobre la piel, el pezón se arrugó al instante y ahí comenzó a mamar. Abrió la boca y metió la punta debajo de su lengua golpeando el frenillo, sobre sus glándulas salivares que le hicieron crear más saliva. Podía sentir el cúmulo del líquido a un lado de los molares que comenzaba a bajar también para salir por la orilla de la boca.
Succiono con tanta fuerza que temió por un momento romper la piel, era muy probable que había dejado la piel de alrededor como un chupetón.
Pero no se cansaba, el sabor era igual, el metal, el sudor y ese sabor nuevo que aún no podía ponerle nombre.
Volvió a juntar su cadera con Lucy cuándo se recordó lo que podría ser ese líquido.
Lucy llevó la mano que acariciaba su cabeza hasta la orilla del pantalón. Metió la mano sobre la orilla, encorvando los dedos sobre el hueso de su cadera y lo volvió a mover hacia ella.
Natsu llevó su mano libre hasta el seno que succionaba, agarró la piel y apretó en su agarre, aún se impresionaba de toda la carne que tenía Lucy en los pechos, ni sus manos que eran grandes podrían cubrirlos por completo.
Lucy movió la mano hasta el centro, chocando los nudillos con su vientre y trató de deshacer el botón del pantalón; por razones como estas prefería sus usuales pantalones, se los podía quitar con más facilidad.
La dejó hacer aquello mientras él seguía disfrutando de lo que hacía. Cuando ella bajó la cremallera, hizo a un lado los boxers azules y tomo su pene erecto en la mano tibia, replanteo lo que debía de hacer.
Soltó el abusado pezón, aún con mucha saliva en la boca se alejó un poco para respirar. Lucy quiso acercarse una vez más a limpiar la saliva que caía por su cuello.
Pero se movió de su alcance, buscó la pinza y la volvió a poner en su lugar, el lunar que tenía a un lado del pezón resplandecía con la saliva con la que estaba cubierta.
Soltó el seno y llevó su mano hasta el broche que sostenía el collar, lo abrió y lo dejó caer a un lado, enredó sus dedos sosteniéndole la mandíbula y le alzó un poco el rostro.
-Abre- ella obediente, abrió la boca y sacó la lengua, en su propia boca junto el exceso de saliva y escupió en la boca de Lucy.
¿Por qué lo había hecho? No tenía idea.
Pero el placer y la euforia que tenía Lucy en el rostro mientras tragaba le dijo que a ella le había gustado.
Y el fuerte agarre que tenía sobre su pene también le dijo que había hecho bien.
Hasta ahora se podía decir que había sido suave, ¿Cierto?
Bajo la mano hasta el trasero, bajando un poco justo en el espacio que le gustaba ver cuando solo tenía medias puestas, puso la mano y le movió la pierna, con la cadera, usando la punta del glande como guía busco el inicio de la vulva.
Cuando el glande chocó con el clítoris, le volvió a empujar para que cerrara las piernas, ella entendió lo que trataba de hacer, con la mano lo guió para que se acomodará sobre toda apertura, sintió los labios rodear su pene, la humedad que lo empezaba a mojar, el clítoris hinchado sobre la base de su pene casi tocando los vellos de su vientre.
Le gustaba la sensación, no era lo mismo que cuando entraba en su vagina pero le gustaba sentir como los muslos se abrían para que siguiera haciendo fricción, cuando se pegaba completamente, el monte palpaba sobre su vientre y el contraste de la piel desnuda a los vellos que él tenía le hacía tener escalofríos; le gustaba experimentar como el glande se abría entre las nalgas y rozaba hasta el ano.
Le gustaba la sensación pero prefería cuando estaba dentro de si vagina. Repitiendo la acción tomándola desde la parte trasera del muslo, le volvió a abrir pero esta vez le insisto a subir su pie sobre él, le ayudó tomándola de la rodilla sosteniéndola sobre su cadera a la orilla de los jeans, mientras la mano que aún tenía entrelazada la subía sobre su cabeza, pegando sobre la puerta, le hizo presión cuando se acomodó y dirigió el glande hacia la vagina.
Con un movimiento entró y pegó su cabeza sobre el hombro de Lucy. Ella gemía sobre su cabello. No entro completamente, pues la posición en la que estaban no le permitía, movió su cadera con lentitud, entraba y salía con suavidad, el sonido húmedo y hueco que creaba con cada movimiento le decía que lo hiciera más rápido, que presionara más, pero continuó con su ritmo, tranquilo presionando su cuerpo sobre el de ella a cada vez que entraba, sintiendo la cadena chocar con su propio pecho, la humedad que goteaba hasta el suelo, podía sentir como Lucy se alzaba sobre la puntas del pie a cada penetración buscando darle más espacio y entrara más.
-Natsu … más…Por favor dame mas- Lucy le rogó en el cabello, se limitó a morder sobre el cuello, alzó un poco más la mano y siguió con su ritmo.
Tenía que ser suave, no podía continuar haciéndole daño.
Ella quiso soltarle la mano pero él se lo impidió, le sujetó con fuerza y presionó su hombro sobre el pecho para que no se moviera. Ambos cuerpos se movían juntos, ella queriendo más, manteniendo el ritmo.
-Por favor…- le volvió a decir y esta vez, movió el rostro para morderle detrás del oído.
Cuando sintió las paredes comenzar a cerrarse a su alrededor, se detuvo. Salió de ella y le apretó la rodilla.
-Natsu- esta vez, le había llamado con frustración. Dejó que pasaran un par de minutos y le soltó la mano, ella la llevó hasta la bufanda donde tomó un puñado y lo jalo.
El llevo su ahora mano libre detrás de la pierna que aún la sostenía, acarició la nalga y la levantó, alzando un poco el rostro, busco con el pie la mesita que estaba en medio de los sillones, con el mismo pie, empujo todo lo que había al suelo, la dejó sobre la mesa y se acomodó. Su rodilla a un lado de su cadera, el otro pie sobre el suelo, le tomó de las pantorrillas y le flexiona los pies sobre sí misma. Llevó ambos tobillos a cada lado de su cabeza y volvió a buscar la entrada con su pene. Necesito su mano para moverlo en la dirección correcta, pues eran tantos los líquidos que aún salían de Lucy que lo hacían resbalar sobre la piel.
-Oh, Natsu, si …- cuando volvió a entrar, las manos de ella buscaron las orillas del mueble y se sostuvo, probablemente esperando que penetrara en ella con fuerza como las veces anteriores.
Pero no, Natsu volvió al ritmo pasivo, las partes internas de los muslos chocaban con su vientre y estómago, cuando ella le tomó una vez más de la bufanda y lo jalo pegándose más, los pechos se aplastaron entre las piernas por su peso sobre ella.
-Maldita sea, Natsu, mueve … muévete ma-más rápido- el en cambio busco la cadena y jalo. Jalo en repetidas ocasiones, con fuerza para que sintiera el dolor de la presión pero no tanta como para que se soltaran.
Las paredes se volvieron a tensar a su alrededor y una vez más, se detuvo.
-No, no, no, por favor…- él no estaba cerca de terminar, así que podía seguir con el mismo ritmo por un rato.
Tomó uno de los tobillos que estaban al lado de su cabeza y lo movió para dejarlo debajo de su axila. Permaneció sin moverse por varios minutos pero manteniendo la presión sobre la cadena. Lucy se removía pero él ponía su peso sobre ella, aún jadeaba con fuerza y tenía la frente roja, los ojos entrecerrados, Natsu movió una pierna para encajar la en el trasero de Lucy y debajo de ambos, el pequeño mueble crujió.
Lucy detuvo sus movimientos y giró el rostro como buscando de dónde había salido ese ruido.
Soltando las piernas, le volvió a tomar de la cintura y la levantó. Era mejor que se movieran a otro lado, pues no quería comprar un mueble nuevo.
Lucy se abrazó a él para no caer, y subió ambas piernas sobre sus muslos, Natsu se movió con rapidez hacia la mesa y la dejó sobre el espacio que habían estado usando hacía rato.
El vibrador de control remoto aún estaba descansando donde lo había dejado, al verlo Natsu tuvo una idea.
Le empujó el hombro guiándola para que se recostara dejando que su cabello colgara en el lado contrario a donde él estaba.
Busco una vez más los tobillos y los puso sobre la mesa, metiendo los brazos entre las piernas, doblando su cuerpo, se inclinó sobre el abdomen y soplo sobre el ombligo.
-Natsu…- dijo su nombre mientras reía y movía los pies, sonriendo repitió la acción y apretó los muslos entre sus manos para evitar que se moviera.
Se lamió los labios y sin malicia metió la lengua en el ombligo.
-¡Natsu!- está vez ella le gritó y llevó sus manos hasta el cabello para jalarlo y moverlo.
-Manos- levantó su cuerpo y extiendo las manos, con ambas palmas hacia arriba. Lucy le miró con ojos cuestionables pero llevó sus manos hasta las de él. Natsu disfruto del calor y el sudor que había en ambas, se levantó un poco más y buscó con sus labios el dorso de cada mano.
Esto la distrajo y Natsu decidió volver a su idea original. Tomó la cadena que colgaba de la mano izquierda y la llevó hasta la cadena que descansaba sobre su abdomen, colocó el broche tan cerca de la pinza que adornaba el pezón que ella debía mantener los brazos ligeramente alzados para no jalar y soltar la pinza. Natsu repitió la acción con la mano derecha, dejando el centro libre para envolver su mano sobre la cadena.
-Si haces que se suelte- Natsu jalo la cadena haciendo los pechos botar al movimiento - Vas a tener un castigo. ¿Entendiste?
-Si, Amo- el placer en la voz de Lucy casi lo hacía babear.
Sin soltar la cadena pero regresando su mano libre hasta el muslo, se volvió a inclinar sobre el abdomen de Lucy, dejó pequeños besos húmedos al alrededor del ombligo, jugo con su lengua probando la piel y buscó los huesos de la cadera, bajo lentamente hasta que sintió la piel del monte.
Sus labios trazaron la piel, en una parte lisa y en otra un poco reseca. Aún que podía saborear la crema corporal, la piel se sentía diferente, no entendía por qué Lucy se quitaba el vello de todos lados, se suponía que si tenían vello era por que lo necesitaban, ¿Entonces por qué hacía eso de quitarse todo e irritar la piel?
-No tienes que hacer esto, Lucy- le dijo aún sobre la piel.
-¿Hacer qué?- preguntó ella con confusión.
-Afeitarse toda- pasó la lengua una vez más buscando humectar el área, ahora podía sentir en la lengua el sabor de los líquidos de Lucy y el olor de su propia piel.
-Me da pena- Natsu alzó la cabeza para verla a los ojos.
-¿Te da pena tener pelo en el culo?-
-¡No lo digas así!- Lucy movió las manos, probablemente buscaba cubrirse el rostro para ocultar la vergüenza que tenía pero soltó un jadeo cuando jalo de la cadena con fuerza.
-Castigo, Luce, recuerda- con las cejas juntas Lucy giró el rostro lleno de vergüenza y Natsu regresó a humedecer el área.
Bajo un poco más y buscó con la punta de la lengua el clítoris. Encontró el músculo hinchado y húmedo, como toda el área, los labios brillaban y los muslos internos aún tenían rastro de los jugos vaginales y algo más.
Ese algo más, era su propio sabor. Su sudor, el líquido pre seminal que se había pegado a la piel de Lucy y el que se había quedado dentro y salía con los nuevos fluidos.
Se sintió maravillado al saber que Lucy prácticamente, olía y sabía a él. Frotó la mano sobre el muslo y la cadera queriendo marcar más su esencia sobre de ella.
Presiono con la lengua el clítoris y escucho a Lucy gemir y removerse en su lugar. Cerró su boca sobre el área y succiono muy suavemente, no tenía idea de que tan delicada era la zona si usaba su boca, primero necesitaba medir un poco.
Volvió a succionar con un poco más de presión y Lucy se convulsionó en sus manos.
-Este es el mejor sabor que he probado en mi jodida vida- confesó sobre la piel. Era mejor que el fuego, mejor que la comida, mejor que cualquier cosa.
-Natsu, por favor- Natsu movió la mano que rodeaba el muslo y la llevó hasta la entrada, con sus dedos índice y anular, rebusco entre el espacio cubriendo ambos con el líquido.
Acarició los labios y el clítoris, presiono sobre la uretra y comenzó a introducirlos en la vagina.
Con lentitud, dejando que toda la piel se cubriera y entrarán con más facilidad, fue recibido por el extraordinario calor que creaba, la textura arrugada, movió los dedos un poco y presionó la lengua sobre el clítoris y Lucy se convulsionó una vez sobre la mesa.
Cerró las piernas casi atrapando su cabeza, dejando todo su peso en los hombros, levantó su peso, presionó ambas manos en los hinchados pechos y gimió su nombre tan fuerte que Natsu se sintió ligeramente avergonzado. La carne se cerró sobre sus dedos y estudio el orgasmo de Lucy desde un punto de vista diferente. El clítoris vibró bajo su lengua y los músculos alrededor de sus mejillas se tensaron y contrajeron en repetidas ocasiones.
Decidió entonces, soplar aire caliente directamente a la vagina.
Lucy brinco y gritó casi ahogándolo con el agarre de las piernas.
-¡LUMDYH!- rápidamente le jalo la rodilla y le abrió las piernas buscando aire.
-Lo siento- susurro mientras dejaba caer todo su peso en la mesa. Las piernas se relajaron en sus hombros, bajo la cadera sobre la mesa y acomodó cada mano sobre sus pechos.
La dejó respirar por un momento, pero su poca paciencia le decía que probara el líquido que salía. Enterró la lengua entre el espacio tratando de limpiar todo lo que podía.
Con un par de dedos, se aferró a todo el líquido viscoso que podía mantener en la piel, se alzó un poco y buscó la boca de Lucy.
-Prueba, Luce- ella abrió la boca, con la lengua lista para recibir los dedos, Natsu enterró los dedos en la suavidad de la lengua y la dejó limpiarlos.
Gemía mientras restregaba la lengua en las yemas, sintió los dientes cerrarse sobre los nudillos y los labios crear fricción, cuando comenzó a succionarlos, Natsu sintió fuego corriendo por su espalda.
Ella separaba los dedos buscando limpiarlos en cada pequeño rincón sin saber lo que estaba causando en Natsu.
Jalo de la cadena en su mano y Lucy abrió la boca con un suspiro.
-Eso se sintió tan bien, Luce- llevó su mano aún húmeda a su propio pene.
Busco el glande y lo acarició, apretó un poco y volvió a sentir la línea de fuego a través de su espalda. Asentó ambos pies y evelo su cuerpo buscando acomodarse entre las piernas de Lucy.
Guio su pene sobre la vulva, tocando toda la superficie que encontraba, observó con detalle cómo los labios y la piel se abría para recibirlo. Dentro, el calor y el cérvix lo recibieron con gusto, Lucy aferro las piernas a sus lados.
Podía ver la impaciencia en su rostro, movió un poco la cadera y sintió las paredes apretarlo.
-Tan impaciente, Princesa- se inclinó y lo que la mesa le dejaba y la distancia le permitía, busco el cuello de Lucy con su mano. Con el pulgar buscó la carótida, sintió la sangre debajo de su mano y apretó ligeramente mientras comenzaba a penetrarla, dejando que el glande tocara con el cérvix y se retiraba muy lentamente.
-Esto … Esto es increíble …- pensó en las ocasiones anteriores en las que habían estado juntos en casa de Lucy- No puedo creer que duramos tanto tiempo sin hacer esto.
Quería que Lucy tuviera la misma confianza en su casa que la de ella. Si la atraía a pasar más tiempo en su casa, ella dejaría su olor impreso en cada pequeño espacio y eso le encantaba.
El pensar en vivir junto con Lucy, compartir su vida y su hogar con ella, le llenaba de felicidad, así que por ahora solo podía hacer que dejara su olor en la casa, quería tenerla en su cama para que cuando ella no estuviera, durmiera tranquilo respirándola sobre la tela.
-¡Lucy!- gritó de improviso asustándola, soltó el agarre que tenía en su garganta sin mover mucho la mano y deteniendo sus movimientos - Anna está en tu departamento.
-¿Estas … estas pensando en Anna … en estos momentos?- Pensaba en como la cama de Lucy olía a ambos. Al ser el lugar donde pasaban más tiempo juntos, ya sea durmiendo o con otras actividades, sentía un tanto de vergüenza pensar en que Anna estaba en ese lugar especial de ambos.
-¡No! No. No, no … claro que no - ¿Pensar en Anna? No tenía idea en qué sentido pensaba Lucy en que tenía a Anna en su mente, pero prefería negarlo de cualquier modo -Hee… es que tu cama … tu cama huele a nosotros-
-Oh- Ella se removió un poco incómoda y sin dirigirle la mirada dijo -Cambié las sábanas.
-Que alivio- en verdad le daba un alivio extraño, como si no quisiera que nadie más entrara en esta burbuja que ambos creaban cuando estaban juntos. Aunque probablemente después tendría que limpiar la mesa. Después de todo, Happy comía sobre esa mesa.
Sin esperar a que ella dijera algo más, comenzó a moverse una vez más. Con un poco más vigor entro buscando satisfacer el calor en su espalda. Sabía lo que significaba pero no quería terminar ahí, quería seguir dentro de Lucy.
Los músculos que tocaban su vientre en cada penetración le decían que Lucy estaba lista una vez. No entendía cómo funcionaba el cuerpo de Lucy pero, ¿Pero cómo podía tener tantos orgasmos tan seguido?
-Puedo sentirte, Luce- jalo de la cadena y presiono un poco más sus caderas juntas, bajo la mano hasta que su pulgar encontró el clítoris- Cada vez que vas a correrte, lo puedo sentir.
Ella no respondió más que con gemidos, presionaba por fuerza sus pechos y movía la cabeza con desesperación.
Presionó el clítoris y los muslos se tensaron.
-Hazlo, Luce … córrete para mí- sintió el fuego en su espalda decir que la llenara, en su mente la voz volvió a decirle que esta era la oportunidad, mientras tuviera un orgasmo, su cérvix se abriría lo suficiente para recibir su semen y preñarla.
Las paredes vaginales se cerraron a su alrededor y lo sujetaron de ese modo único que le hacía tener su propio orgasmo.
- Natsu, más …- el hecho de que ella le haya dicho que disfrutaba de tener su semen caliente dentro no ayudaba en ese momento, ni los gemidos de placer que soltaba mientras seguía llenándola.
Detuvo todos sus movimientos y echó la cabeza hacia atrás.
En su visión hubo pequeños puntos negros y su pierna tembló.
En cada ocasión sentía como si cada orgasmo fuera más fuerte, como si las sensaciones fueran más profundas y placenteras.
Jadeo un poco y regresó a verla. Jadeando igual que él pero con una gran sonrisa en el rostro, sentía su trasero temblar en sus muslos.
-Eso fue … - rebusco en su mente por la palabra correcta para describir cómo se sintió. Movió las manos hasta las esposas y comenzó a quitarlas de las muñecas de Lucy junto con las pinzas, la piel hinchada, tanto por sus atenciones como por las pinzas.
-Increíble- terminó de decir ella en cuanto tuvo las manos libres y las dejó caer a los lados de su cuerpo.
Natsu no se preocupó en moverse, busco la caja con una mano, encontrando el tintineo, tomó las botellas de líquido anticonceptivo mientras Lucy comenzó a levantarse sosteniéndose de sus manos. Natsu le entregó una de las botellas y quitó el corcho de la suya.
-Salud- choco su botella con la de Lucy que aún lo veía cuestionante. Ella encogió los hombros y abrió la botella y comenzó a tragar el líquido.
La voz en su cabeza fue callando mientras terminaba todo el líquido de la botella.
-Necesito agua de verdad- dijo después de que había acabado todo el contenido de la botella. Lucy comenzó a inclinarse para bajarse de la mesa, pero dicho movimiento le recordó, que Natsu aún tenía su pene enterrado en ella - Necesitó bajar de aquí.
-No quiero- Natsu la abrazo por la cintura y enterró su rostro sobre los pechos.
-¿Que no te cansas? - Lucy se quejó cuando sintió que Natsu se movía un poco para acomodarse y seguir dentro de ella.
-Noesmiculpa- le contesto con el rostro aún sobre la piel.
-Necesito tomar agua. Después de que tome agua y me truene todos los huesos de la espalda. Podemos hacer lo que quieras-
-Mueve tu lindo trasero, que estoy encendido-
Gracias por leer.
