Fairy tail no me pertenece. La historia es de mi imaginación.
Advertencia: Solo mayores 18. Por favor, no imitar lo aquí escrito. SIEMPRE todo consensuado. Practiquen sexo seguro.
Notas: ¡Hola a todos! Una semana más con esta historia, probablemente con uno de los capítulos que más me ha gustado escribir ¡Gracias a todos los que comentaron! Me encanta leer las biblias que me dejan, sigan haciéndolo. Y a los que leen desde las sombras, saludos. Besitos en la frente para todos.
Capítulo XVI
You make me perfect
Natsu llegó a la conclusión de que el vestido que llevaba puesto Lucy pesaba más que la misma Lucy.
Yukino había intentado quitarle la gran capa que se ataba a su cintura pero los cientos de botones y broches que sujetaban la tela, lo impedían.
Por lo que desesperado, simplemente había cargado a Lucy, mientras Yukino hacia una bola con la tela y la acomodaba alrededor de Natsu para que el Dragon Slayer tomará rumbo hacia su casa. Antes de que Natsu terminará por irse, Sting le había puesto las llaves de Lucy en la boca cual perro sosteniendo un premio en el hocico.
-Solo necesita descansar, ha perdido mucha energía estos días- le habían dicho Wendy y Sherria cuando lo escucharon llamarlas desesperado después de que Lucy había terminado su presentación y se desmayó en sus brazos.
Happy había insistido en acompañarlos preocupado por la rubia pero Natsu se negó, alegando que debería de quedarse con Carla y pasar la noche con ella.
Después de todo era probable que Lucy dormiría toda la noche.
Pero no fue así, en cuanto entró a la casa, cerrando la puerta detrás de sí con el tobillo del pie, Lucy abrió los ojos como si hubiera fingido inconsciencia durante todo el trayecto.
-¿Que … paso?- pregunto desorientada tomándose la cabeza, Natsu no se molestó en contestar mientras tomaba rumbo hacia la habitación.
Tuvo problemas para entrar, el vestido de Lucy comenzaba a caerse por los lados y tuvo que empujar un poco la tela para entrar y encender la luz con el hombro, dejó caer las llaves sobre el mueble que estaba a un lado de la cama.
Lucy se quejó por el repentino alumbramiento mientras Natsu la dejaba en la cama, casi tropezando con la tela que caía sobre el piso.
-Estúpido vestido- murmuró y moviendo a Lucy sin cuidado alguno comenzó a buscar los broches para desatarlo.
Viéndolo más de cerca el vestido era más complejo de lo que parecía. Tenía costuras de tela muy fina en todas las orillas y lo que resplandecía en pequeños puntos eran piedras cosidas a la tela que brillaban mientras movía los kilos de tela buscando espacio.
-Los broches están atrás- Lucy se sostuvo sobre los codos y acercándose más al centro de la cama, se giró un poco para darle a Natsu la vista perfecta para desatar los broches.
Comenzó con el corset que sabía que le estaba dejando sin aire, podía escuchar cómo sus pulmones chillaban del esfuerzo y el sonido de los huesos tronando mientras deshacía cada listón. Abrió cada uno de los broches metálicos y el vestido cayó hacia enfrente, liberando a Lucy pero estando aún unido por las agarraderas de la capa.
Natsu entretuvo sus dedos deshaciendo los gran broches metálicos mientras observaba en la espalda descubierta de Lucy, las marcas de la tela y los huesos del corset en la piel enrojecida.
Cuando logró abrir la capa comenzó a jalar la tela con fuerza buscando deslizarlo por las caderas.
-Con cuidado- se quejó Lucy sosteniendo su torso con los codos sobre la cama y alzando un poco las piernas para que Natsu sacara toda la tela de su cuerpo.
-Estúpido vestido- repitió cuando por fin la tela abandonó a Lucy y la dejó únicamente en el leotardo medio caído; Natsu movió la gran capa hacia un lado y la dejó caer en el suelo sin preocuparse en donde caía.
Se acercó una vez más a Lucy y encontró varios broches más sobre la espalda baja terminando donde comenzaba el trasero, "Por que demonios usaba algo tan fastidioso".
Quémalo todo, dijo su voz, con fuerza sobre su oído izquierdo.
Natsu estuvo casi tentado a girarse para buscar el origen, pero sabía que el origen venía desde dentro de su cabeza. Movió la cabeza ignorando esas palabras que habían sonado con su propia voz, un poco más ronca, un poco más oscura.
-Maldita sea- gruño abriendo cada botón, encontrándose con más piel irritada gracias a la tela. En cuanto abrió todos los botones, tomándola de la cadera, giró a Lucy y tomó la orilla del corset para comenzar a bajarlo, una vez más con brusquedad.
-¡Natsu, no jales la tela de ese modo!- le regaño Lucy cubriendo sus pechos con los brazos pero dejando que Natsu terminara de sacar el leotardo de entre las piernas, de igual manera lo dejo caer por ahí, sin importarle.
-¿Cómo debería de hacerlo, entonces?- le dijo demostrando la molestia que sentía en la voz, mientras tomaba la orilla de las medias, desde la cintura y repetía la acción. Cuando estaba por tomar la tanga que llevaba puesta, Lucy tomó su brazo izquierdo para detenerlo.
-¿Por qué estás enojado?- le preguntó con rostro serio interrumpiendo la expresión con un bostezo.
-…- Natsu bufo humo de la orilla de la boca con frustración. ¿Acaso no podía ver que estaba enojado por el estado en el que había terminado? -¿No es obvio?
-Si lo fuera no estaría preguntando- Lucy apretó su agarre en el antebrazo, acariciando lentamente la piel con el pulgar distrayendo de hecho de que ella seguía sin despegar el que cubría los pechos. Y por cubrir, era que solo los aplastaba sobre su torso y cubría los pezones que Natsu había visto ya un sin número de veces.
-Me molesta que te sobre esfuerces de ese modo- retiró la mano que lo sostenía y se alejó un poco, en dirección al mueble donde guardaba su ropa para sacar una camiseta y Lucy la usará para dormir - Más si es solo por un estúpido espectáculo.
-Natsu- le llamó y él se giró para verla en su cama con las largas piernas descubiertas y cruzadas, el torso descubierto y el largo cabello hecho un caos sobre sobre las almohadas y sus hombros.
No podía dejarse tentar.
-Tienes que dejar de preocuparme de este modo, Luce- se volvió a girar para tomar una camiseta y cerrar el cajón. Camino hasta su lado y desdobló la camiseta.
-No lo hago a propósito- suspiró Lucy alzando los brazos para aceptar la camiseta entre su cabeza y extensiones.
-No importa lo mucho que te vigile, terminas inconsciente en mis brazos- Natsu cruzó los brazos cuando termino de poner la prenda que le cubría hasta los muslos y le quedaba demasiado grande
-Así me siento yo, cada que te metes en una pelea- el rostro de Lucy se volvió rojo y las cejas se pegaron demostrando el claro enojo que tenía.
-No es lo mismo- se defendió mirándola a los ojos casi desafiándola.
-Yo también me enojo cuando te veo herido- ahora era ella quien se cruzaba de brazos.
-No es lo mismo, esto fue innecesario- justifico.
-Yo no lo veo así- Lucy se movió un poco para centrarse más y acomodarse en su lado de la cama, alejándose de la orilla y de Natsu.
-¿Qué es tan importante para que usaras todo ese poder en tan poco tiempo?- Natsu alzó una ceja.
-….- Lucy murmuró algo mientras se continuaba moviendo buscando levantar las sábanas para meterse debajo de estas.
-¿Que?- Natsu se inclinó un poco y Lucy tomó la orilla de la sabana y se metió debajo, Natsu vio como ella movía los pies debajo de las cobijas.
-Es que necesito el dinero- volvió a decir en voz baja.
-¿Dinero?- preguntó Natsu.
-No debí decir eso, Mirajane dijo que era secreto- Lucy se llevó una mano a la frente con frustración.
-¿Que es secreto?- preguntó levantó una rodilla sobre la cama para recargarse.
-Mira me contó que a quien junte más dinero … le van a dar una parte, como una competencia- dijo Lucy tomando la sábana entre los puños.
-¡¿Todo esto fue una competencia y no me dijeron?!- se quejó Natsu. Olvidando por un momento que estaba ligeramente enojado por que Lucy se había sobre esforzado por dinero.
-No querían que tú y Gray lo hicieran peligroso, porque querían ganar- confesó Lucy.
-Bha, me da igual- dijo desinteresado, su presentación había pasado y las casi miles de personas que lo vieron lo disfrutaron, así que ya no importaba mucho- Pero, ¿Para qué quieres dinero?
Natsu no iba a soltar el tema, atrás habían quedado los tiempos en los que no podía gastar un centavo de más pues se quedaba sin suficiente para la renta, ¿Qué era aquello que le urgía tener más?
-Necesito más- Lucy se tapó la cara y recostó la cabeza sobre la almohada favorita de Natsu.
-¿Para que?- no era que se metiera en las finanzas de Lucy, pero le parecía curioso que desde hacía un tiempo, Lucy guardaba cada Jewel que caía en sus manos, las acciones, ganancias y pagos que llegaban todo iba a su lugar secreto, no tan secreto pues lo había encontrado con facilidad, donde ella guardaba el dinero, en una caja metida al fondo de su armario que había descubierto hace mucho.
-No te vallas a enojar- Lucy se destapó la cara y la observó mientras se mordía el labio. Entonces Natsu la ignoro para ir al baño y buscar dejando del lavamanos la bolsa rosa que contenía todo su maquillaje, tomó el paquete de las toallas húmedas que sabía Lucy usaba para desmaquillarse el rostro.
Volvió a la habitación y Lucy mantenía su mirada sobre sus manos en el regazo.
Sin decir nada, volvió a salir de la habitación en dirección a la cocina. Buscando el único vaso limpio, lo llenó de agua hasta la orilla y se lo llevo a Lucy.
-Toma- tomó el vaso y lo terminó en un segundo, después comenzó a limpiar su rostro de cualquier rastro de maquillaje - Deja de darle vueltas, ¿Para qué necesitas el dinero?
Natsu se sentó en la orilla de la cama cruzando la pierna y recargando su codo sobre la rodilla de un modo en que pudiera recargar su cabeza en él, con un poco más de tranquilidad.
-Necesito el dinero … por que quiero que hagamos un viaje- sintió el aire en su pecho abandonarse y se sentó rápidamente con la espalda recta y ansiedad en el rostro.
-¿Te vas … a ir?- susurro sintiendo un extraño dolor cerca del corazón, comenzó lentamente desde el brazo izquierdo y como si viajara a través de su pecho, se instaló en su corazón, por instinto se llevó la mano derecha sobre el lugar donde comenzaba el dolor y frotó distraídamente tratando de aliviar la punzada.
No permitas que se vaya, susurro la voz con enojo, no permitas que se aleje.
-Vamos- corrigió Lucy desechando una toalla húmeda, sacando una nueva para tallar sus ojos que tenían sombras de colores y mucha pasta negra - Tú vas conmigo.
-No entiendo- dijo Natsu perdido, el dolor no disminuyó aún que ella le aseguro que él estaba invitado a dicho viaje.
-Estoy buscando algo- murmuro Lucy y su rostro lentamente se volvió más serio, más triste y melancólico - Y no está en Fiore. Ya viajé a muchos lugares y no la encontré.
Natsu recordó todas las misiones en solitario que Lucy había empezado a hacer desde que la guerra contra Álvarez había terminado hacía casi dos años atrás.
Al principio no lo había notado, pero cuando ella comenzó a tener misiones más largas que duraban semanas en ocasiones, meses en una sola ocasión, Natsu sabía que había alguna razón detrás de que cada vez que le insistía acompañarla, ella se negaba.
-Es Aquarius, ¿Verdad?- era el único espíritu que no había visto en todo ese tiempo, había escuchado en ocasiones cuando Lucy invoca a algún otro espíritu preguntar por la sirena; sabía que algo involucrándola había ocurrido durante la pelea de Tartaros, no había pensado nada de ella, pues había asumido que tuvieron una pelea o algo parecido, pero en varias ocasiones la había encontrado llorando en silencio abrazando las llaves.
Natsu le había dado su espacio al respecto, pero si ahora iban a viajar juntos en su búsqueda, necesitaba saber el trasfondo.
-Si- contesto Lucy haciendo a un lado los productos de limpieza.
Lucy alzó los brazos e hizo un gesto con las manos, abriendo y cerrando las mientras su boca hacia un puchero.
Natsu rodó los ojos pero se movió a quitarse las botas y meterse a la cama, abrazándola en el camino.
Lucy se acomodo a su lado, recargo la cabeza entre el hombro y la mandíbula, mientras sus brazos le rodeaban la cintura, dejando cada mano sobre el músculo que protegía sus omóplatos.
Natsu la rodeo del mismo modo, pero él alzó una pierna para cruzarla sobre su cadera y jalarla hacia él.
-Necesito encontrarla antes que Brandish- murmuró con los labios pegados a su cuello y su corazón se comprimido al escucharla tan consternada y con el sufrimiento marcado en su voz.
Con una mano le sobo la espalda y su barbilla movió el cabello que tenía al alcance.
-¿Estás segura de que tienes que viajar?- preguntó inseguro.
-Vamos a viajar- volvió a decir Lucy con seguridad en sus palabras- No pienso viajar y dejarte atrás.
Natsu sintió dolor en el corazón, por lo que decía, ella planeaba desde hace tiempo llevarlo con sigo a su viaje, en algo importante para ella, lo estaba incluyendo solo a él, aún que probablemente se refería a Happy también, pero no estaba diciendo el nombre de Erza o Gray, era él quien sería el compañero en su viaje.
La aflicción que seguía atravesando el hombro y el corazón le recordaba que él no la había llevado consigo al viaje que había hecho tiempo atrás, cuando la dejó sola, donde hasta el día de hoy no podía darle una explicación de por qué a pesar de que eran compañeros de equipo, no la había llevado.
-Por eso necesito el dinero- las manos de Lucy bajaron hasta entrar en su camiseta para alzarla y volver hasta la altura de los omóplatos donde volvió a acariciar enterrando ligeramente las uñas- Por que va a salir muy caro alimentarte. A ti y a Happy.
Natsu no le respondió.
La abandonaste, dijo la voz con malicia.
Natsu observó la vista que tenía, aún con la luz encendida de la habitación, podía ver la pared de piedra, la orilla de la cama y la ventana semi abierta con la fea cortina aún con el nudo hecho. Quería levantarse, cerrar puertas y ventanas, apagar todas las luces y permanecer para siempre en ese momento.
Abrazando a Lucy.
Sin ningún interés sexual, tratando de olvidar la culpa que aún sentía, disfrutando del aroma de Lucy en sus pulmones, disfrutar del momento donde las palabras de Lucy le hicieron sentir culpa y amor.
Porque no había duda ni vacilación mientras le decía que lo llevaría con ella.
Su mente decía que si, tal vez Lucy si lo quería.
El sentimiento es mutuo, dijo la voz.
El dragón escondido en su interior ronroneo convencido de lo mismo.
Quizá todo lo que le había dicho Gray la última vez que habló con él, fue verdad. Y lo que dijo Anna, donde solo podía descubrir los sentimientos que tenía Lucy hacia él, si le decía las cosas claras.
Tal vez ahí era un buen momento para decirle.
-Lucy…-
-Natsu-
Ambos rieron mientras se llamaban el uno al otro.
-¿Que pasa, Lucy?- decidió dejarla hablar primero.
-Natsu … te necesito- le hablo moviendo la cabeza de entre su cuello para alcanzar a verlo a la cara.
-¿Qué necesitas?- pregunto un poco extrañado.
-A ti- Lucy enterró las uñas sobre su espalda y alzó una pierna para rodear la cintura.
-Aquí estoy, Lucy- Lucy negó haciendo que varios cabellos se pegaran a su boca.
-Te necesito … dentro- sintió el muslo apretarlo y sus pantalones rozaron el vientre de Lucy.
-Creo que estás muy cansada para eso- fue sincero, no quería presionarla ni mucho menos crearle más fatiga de lo que probablemente ya sentía.
-Por favor, Natsu- ella volvió a acercarse lo suficiente para dejar un pequeño beso en la mandíbula- Aunque no hagamos nada … necesito sentirte dentro.
Aquello era extraño, "¿Para qué iba a querer penetrarla si no iban a hacer el acto completo?"
-Por favor, por favor- le volvió a rogar Lucy dejándole más besos sobre la barbilla, lentamente bajo hasta la clavícula sobre la orilla de la camiseta.
-Si es lo que quieres- lentamente retiró sus manos que la abrazaban y levantó la pierna que lo atrapaba.
Se sentó sobre la cama, buscando el broche y la cremallera del pantalón mientras las tibias manos de Lucy le desenredaba la bufanda del cuello, Lucy la dobló y la puso a un lado de la cama y buscó levantar la camiseta.
Natsu alzó la cadera para sacarse el pantalón y alzó las manos rápidamente para sacarse la camiseta y usar sus tobillos para terminar de liberarse del pantalón de mezclilla.
Se giró hacia Lucy quien hizo una bola con la camiseta y la aventó con dirección al interruptor con la intención de apagarlo.
-Tsk- se quejó cuando la camiseta solo voló a un lado sin tocar la pared.
Natsu se burló y se estiró lo suficiente para mover el interruptor.
Antes de que pudiera volver a acomodarse a un lado de Lucy, sintió sus manos tomarlo de las castillas y moverlo hacia ella, casi sobre su frágil cuerpo, ambos acostados en la cama con las manos de Natsu buscando la sábana para cubrirlos.
Natsu sabía que durante la noche Lucy se levantaría deseando tomar agua desesperadamente por el calor que le iba a transmitir, pero si ella quería tenerlo encima entonces así sería.
Lucy abrió las piernas y lo acomodó, de modo de que su coxis se encajaba en el vientre y tenía su rostro frente a él. Tan cerca que podía sentir lo caliente de su aliento y ver las pálidas pecas de la nariz.
Le rodeo la cintura con un brazo y con la mano busco su pene.
No podía mentir, estaba excitado, cualquier rose de Lucy era suficiente para encenderlo pero en ese momento no se sentía lo suficientemente firme para poder penetrarla con gusto. Se quito el boxer para evitar que le fuera a molestar y estrujó un poco la cabeza del glande. Uso el muslo de Lucy para frotarse un poco y sin quererlo movió la cadera de forma brusca.
-Natsu…- susurro Lucy apretando los ojos. Llevó la cabeza del glande a la entrada de Lucy, con un par de dedos busco mover la tanga que aún llevaba puesta y se acomodo.
Lucy no estaba lo húmeda necesario para recibirlo, aún así, ella abrió las piernas un poco más. Comenzó a entrar muy lentamente sintiendo la piel tensa en torno y la caliente humedad de la textura arrugada recibirlo.
Se tomó su tiempo para entrar en Lucy, satisfecho como todas la veces que lo había hecho.
Cuando la longitud entró lo más que la posición en la que estaban le permitía, sintió una mano de Lucy buscando su cabello y cuello.
-Gracias, Natsu- le dijo, acariciando su cabello y dejándole un beso sobre la mejilla muy cerca de la nariz.
El le acariciaba a su ritmo de igual manera, desde la cintura bajaba hasta la cadera, redondeada la piel y apretaba únicamente las nalgas para volver a subir delineando la columna y repetir el patrón una vez más.
Lucy se dejaba acariciar; suspirando con gusto sobre sus labios. Había cerrado los ojos arrullando su sueño con las caricias y el calor que Natsu le transmitía.
Era aún muy temprano, sabía que el reloj de la sala no marcaba aún las 8 de la noche pero no importaba; tal vez era el saber que estaba Lucy en sus brazos, o que estaba dentro de ella y así permanecería, que le hacía sentir tranquilidad para dormir.
Lucy estaba a salvo entre sus brazos.
Despierta, dijo la voz con brusquedad.
Fue en la madrugada cuando despertó, con Lucy sobre su pecho, con el cabello rubio picándole la nariz y el ritmo de su respiración acelerado.
Primero movió la mano derecha, que estaba a un lado de su hombro, debajo de la almohada y sujetando la sábana con fuerza.
Un espasmo tal vez.
Después fue la pierna izquierda, que estaba entre las suyas, con la rodilla derecha casi tocando el muslo, sintió como la movía, como tentando el lugar en donde estaba.
La respiración se aceleró un poco más y Natsu se dedicó a observar detenidamente, hacía mucho que no pasaba esto, hacía meses que Lucy no tenía pesadillas.
-…no- conocía el proceso, iba a comenzar a hablar y después se iba a despertar ahogándose con su propia saliva.
Pero no podía hacer nada por ella, debía dejarla tener su pesadilla y cuando hubiera pasado, asegurarle que solo era un sueño y él estaba ahí para cuidarla. Llevó una mano hasta la cintura, debajo de la tela que se alzaban, calentó un poco la mano y trató de girar la cabeza para que no se fuera a morder la lengua.
-…basta- sintió a su lado, que la mano jalaba con fuerza la sábana y Lucy se despertaba con un espasmo completo.
Natsu la soltó por un momento y dejó que fuera su respiración la que le dijera que estaba ahí con ella.
Lucy movió el rostro a todos lados, como tratando de saber en donde se encontraba, la sintió mover un pie. Entonces se enfocó en él, movió las manos hasta su rostro y comenzó a palpar.
Sujeto ambas mejillas y apretó por un momento, con el pulgar derecho tocó los labios y los contorno mientras el pulgar izquierdo le tocaba el ojo. Fue cuando ella tocó el ojo directamente que se dignó a hablar y a quitar el dedo que le picaba.
-¿Te diviertes?- dijo un poco indignado pero sujetando la mano, apretando el dorso entre sus dedos y calentando la palma para darle tranquilidad.
-¿Te desperté?- Lucy bajó la mano que acariciaba los labios y la bajó hasta la mandíbula- Lo siento, tuve una pesadilla.
-¿La misma de siempre?- Lucy asintió, ella recargo una vez más la cabeza sobre su pecho y suspiró con fuerza.
La pesadilla de siempre, no era precisamente una pesadilla, más como un recuerdo, Lucy le había contado después de un mes completo que no podía dormir de noche.
Habían salido a la primera misión después de la guerra y mientras dormían acampando, él teniendo el turno de vigilar, la escucho hablar y removerse entre sueños.
Pensó que era normal, no le puso mucha atención hasta que la escuchó llorar pidiéndole a Dimaria que no lo lastimara.
A él.
En su mente aun no podía recordar lo que había sucedido en ese momento pero por lo poco que Lucy le había dicho, ella los había torturado a ambos. Esa noche había despertado y la había sentado frente a la fogata, y la escucho contarle lo que sucedía en su sueño. En su mente agradece que se había encargado de ella, aunque no recordara en absoluto lo que había hecho.
-Todo está bien, Lucy- le apretó por la cintura buscando darle el consuelo que sabía que necesitará.
Desde la primera vez que supo de sus pesadillas, trataba de estar ahí si lo necesitaba.
-Lo se- dijo Lucy apretando la mano que aún estaba entre la de Natsu.
El silencio permaneció por un buen rato, Natsu no sabía qué hora era, pero aún estaba la oscuridad y la luna apenas se llegaba a ver en la orilla superior de la ventana. No planeaba dormir si Lucy no lo hacía y sabía por experiencia que Lucy no dormiría por la que quedaba de la noche.
-Tengo hambre- murmuró Lucy sobre su piel.
-¿Quieres ir a comprar comida?- propuso, apretó una vez más la cintura de Lucy y movió los dedos de los pies que estaban descubiertos.
-Si- menciono Lucy después de unos minutos.
Comenzó a levantarse, colocando ambas manos sobre el pecho de Natsu creando poca presión y moviendo la cadera para sentarse.
Ahí fue cuando ambos recordaron que habían dormido estando unidos.
-¡Na-Natsu!- gritó Lucy cuando se sentó por completo, y el pene semi erecto de Natsu la penetró por completo.
-Fuiste tú quien quiso dormir así- se defendió levantando su torso con la ayuda de sus codos, tocando las rodillas de Lucy con las manos. Natsu movió un poco las piernas sintió que las paredes que lo apretaban en Lucy se cerraban lentamente.
-¿Quieres ….?-
-Siempre- contesto sin dejarla terminar pues sabia lo que iba a decir y no iba a mentir, siempre estaría dispuesto a tener sexo con Lucy.
Lucy rio mientras movía las manos, de su pecho hasta sus hombros, donde acarició los músculos con lentitud y llevó la mano derecha hasta la mejilla de Natsu, levantando un poco su rostro para poder besarlo.
Dejó que Lucy se encargará de guiarlo, ella siempre sabía como hacerlo del modo correcto. Girando un poco la cabeza, moviendo los labios cuando Lucy lo hacía, saboreando todo lo que su lengua podía tocar.
Sintió las piernas de Lucy a los costados de su cadera, moviéndose de un modo en que ella sostenía su cuerpo con las plantas de los pies pero alzando los tobillos; la acción la acompañó levantando su cuerpo y haciéndolo salir un poco de la vagina.
Lucy le dio un último beso sobre la barbilla y con las manos le empujó el pecho.
-Deja que yo me encargue- Natsu terminó de recostar su cuerpo en la cama con la cabeza sobre la almohada que solía usar Lucy y la sábana cubriendo las rodillas, pues al alzarse Lucy, está callo por su espalda; ella movió a un lado la arrugada tela de la tanga que aun intentaba cubrir un poco de su piel.
Natsu extendió la mano y la arrancó de la piel con rapidez.
Lucy volvió a bajar y volvió a enterrar el pene dentro de sí misma.
Natsu llevó sus manos hasta su cintura buscando la orilla de la camiseta que se movía con insistencia ante la actividad de Lucy; le quitó la prenda con rapidez y sintió como en el fondo de su cabeza, la voz le hablara, pero siempre que observaba a Lucy se perdía entre su forma, perdía pensamientos y sonidos.
Parpadeó con rapidez, tratando de enfocarse en el momento.
Mientras acariciaba los brazos de Lucy, buscando sus manos para ayudarle a sostenerse, vagamente recordó algún texto en el Libro Rojo, donde decía los beneficios de estar en ese modo. Agradeció a su memoria, el haber recordado lo importante del pasaje, pero a pesar de que Lucy se encontraba bajando y subiendo muy lentamente marcando el ritmo, encendiéndolo poco a poco, seguía deseando que fuera él quien mandará.
Observó con la poca luz de la habitación como los pechos de Lucy se alzaban y bajaban junto con el movimiento de Lucy. Sintió como lentamente había más humedad recibiéndolo a cada entrada y como el aire frío que le llegaba mientras Lucy lo sacaba le causaba escalofríos.
-Enséñame, Lucy- Alzó un poco la cadera, usando sus tobillos de eje, acompañó los leves movimientos de Lucy mientras observaba el sudor que nacía entre sus pechos - Enséñame que tanto me necesitas.
-Natsu…- susurro Lucy. Natsu apretó las manos de Lucy. Calentó la palma y repitió la acción, disfrutando el sentimiento de poder penetrar a Lucy de un ángulo diferente; de ese modo, podía sentir todo con más facilidad y con más gusto, pues la cabeza del pene topaba con el cérvix en cada penetración.
-Nat- volvió a gemir Lucy.
-¿Como?- Natsu calentó las manos y detuvo el pequeño movimiento que estaba haciendo, volvió a dejar todo su cuerpo sobre la cama.
-… Amo- suspiro Lucy. Ella buscó soltar sus manos para sostenerse del pecho de Natsu e inclinarse mientras trataba de acelerar sus movimientos.
Natsu observó el cuerpo de Lucy completamente dispuesto para él. Podía ver los cambios en ella, los lunares en el vientre y el que adornaba el pezón izquierdo, podía ver las costillas enmarcar su pequeña cintura y el espacio de piel roja que parecía no había sido tocado en todo el día.
Esa Lucy que estaba sobre de él, disfrutando y mostrándose tan vulnerable era completamente diferente a la Lucy que había conocido en Hargeon hacía … ¿Quince años? No tenía idea, no solía ponerse a contar el tiempo pues le hacía doler la cabeza el tiempo que estuvieron en Tenrou.
Aquella Lucy aun tenia las enseñanzas de la vida en mansiones con sirvientes, llena de pudor y miedo. Esta Lucy, su Lucy; quien estaba gimoteando sobre de él mientras se presentaba en todo su esplendor a él mientras disfrutaba de un orgasmo, era tan libre y valiente y dispuesta a experimentar todo lo que la vida le pusiera de frente y Natsu estaba seguro que nunca hubiera encontrado a alguien mas de quien enamorarse.
"Qué otra mujer le dejaría hacer todo lo que él le hacía a Lucy?" Definitivamente Lucy debía de quererlo lo suficiente para entregarle su cuerpo una y otra vez.
A pesar de el caos de persona que Natsu era, parecía no importarle, ni la destrucción que traía consigo, mucho menos esa necesidad de ponerse en peligro "y en ocasiones también a ella" en peligro, y lo mucho que le exigía, siendo su amiga y compañera.
Lucy abrió un poco más las piernas mientras Natsu se entretenía en sus pensamientos e inclinando su cuerpo lo suficiente para dejar que sus pechos se recargara un poco sobre su pecho mientras tomaba aire y detenía por un momento su ritmo.
-Estoy recordando, Princesa...- comenzó a hablarle mientras le acariciaba los hombros y el cuello, siguiendo los huesos con los dedos. Con lentitud bajo las manos del cuello hasta los pechos, donde tomó uno en cada mano mientras los masajeaba con cuidado, sintiendo el calor que le transmitía y el sudor que los cubría- Que tienes un castigo pendiente.
-¿Cas … castigo?- jadeo Lucy dejando que su cabello le escondiera el rostro.
-Si- Natsu apretó los senos en sus manos calientes y usando la posición en la que estaba Lucy, apoyó ambos tobillos sobre la cama y levantó la cadera penetrándola con fuerza y sin avisar.
-Na-Natsu- gimoteo Lucy lastimeramente mientras llevaba la cabeza hacia atrás y las puntas de su cabello le rozaban las rodillas.
-¿Quieres seguir sumando a tu castigo, Princesa?- pregunto jadeando muy discretamente mientras continuaba su movimiento, donde al entrar en Lucy lo recibía un sentimiento ligeramente diferente al de siempre, era como si dentro tuviera otra forma.
-Tal vez- suspiró Lucy aún con la cabeza mirando el techo de la habitación. Lucy movía con discreción su cadera acompañando el movimiento de Natsu.
Natsu sonrió mientras dejaba los senos y se enfocaba en los pezones. Tomándolos entre sus dedos, apretó con fuerza la areola.
-¡Natsu!- gritó Lucy dejando caer su cuerpo sobre su coxis, Natsu sintió las nalgas en sus huesos y los muslos llenos de los jugos vaginales que caían de entre la unión de ambos.
-De verdad quieres que te castigue- Natsu apretó los dientes y volvió a apretar los pezones mientras jalaba con un poco más de fuerza haciendo que la piel se arrugara entre sus dedos.
Entonces Lucy bajó la cabeza y entre los cabellos que se le pegaban a la frente, Natsu encontró una gran sonrisa y los enormes ojos castaños llenos de travesura.
-Quizá- Lucy movió la cabeza y todo su cabello se giró hacia un lado, se inclinó sobre las manos de Natsu y su cabello se volvió una cortina que caía sobre su hombro derecho.
Natsu la observó casi perdiendo la voz, pues aquella sencilla acción la había visto ser tan sensual.
Móntala, dijo la voz.
Natsu arrugó la nariz un poco al escuchar, no quería escucharlo en ese momento.
Pidiendo que Lucy no lograra ver el gesto de desagrado que hizo con el rostro, Natsu uso sus piernas y el agarre que tenía sobre sus senos para moverla con rapidez y dejarla sobre la cama, en esta ocasión con él encima de su cadera.
-¿Amo?- jadeo Lucy ante el repentino movimiento.
Natsu buscó su cadera y la giró una vez más, moviéndola con facilidad y agilidad.
-¡¿Amo?!- volvió a decir Lucy esta vez tratando de levantarse con ambas palmas sobre la sábana, pero Natsu colocó una mano sobre su espalda, acariciando lentamente la columna, empujando ligeramente su cabeza sobre la cama.
-Dime, Princesa...- Natsu se acomodó sobre la parte interna de sus rodillas, se sentó sobre los muslos y con la mano libre, buscó una almohada que colocó debajo de su vientre obligándola a alzar el trasero unos cuantos centímetros- ¿Quién manda aquí?
Comenzó a acariciarle a ambos lados de la cadera, sintiendo los músculos moverse y los huesos sobre su palma, movió la mano con lentitud sobre las nalgas mientras esperaba la respuesta de Lucy.
-...- Lucy no respondió, solo limitó a mover un poco la cadera como si quisiera acomodarse sobre la almohada y demostrando más su posición ante la pregunta, la sintió mecer los pies en forma de jugueteo.
-Responde, Princesa- Natsu dejó una pequeña nalgada sobre la nalga izquierda, casi como una palmada, la piel tembló ligeramente bajo su mano.
Lucy se volvió a remover acomodándose sobre la almohada, la vio entonces acomodando los brazos alrededor de su cabeza, casi escondiendo el rostro entre las sábanas.
-No quiero- una vez más Natsu alzó la mano.
Demuéstrale quien manda, dijo la voz.
Calentó su palma y la dejó caer sobre la nalga y con claridad pudo ver su mano sobre la pálida piel que lentamente se volvía roja.
-No quieres hablar- dijo aquello más como una afirmación que como una pregunta pero Lucy contestó moviendo la cabeza en forma negativa- Muy bien.
Natsu enterró su mano entre el cabello, sujetando la cabeza y haciendo que la moviera a un lado para verlo. Él se inclinó y acercó su rostro hasta su hombro.
-Tienes prohibido hablar, Princesa- Lucy abrió la boca lista para replicar pero Natsu se adelantó y volvió a dejar su mano sobre la nalga contraria con fuerza - Cada palabra que digas. Será una nalgada, ¿Entendiste?
-Si, Amo- susurro Lucy mientras llevaba sus manos más cerca de su cabeza y tomaba puñados de sábanas en sus manos.
Natsu dejó dos nalgadas más.
-Creo que no entendiste- con la mano tibia acarició la piel que estaba ya roja - Cada. Palabra.
-Si, Amo- repitió Lucy y Natsu repitió la acción haciendo que el cuerpo completo de Lucy saltara de un espasmo.
Natsu se acomodó una vez más, soltando su agarre del cabello, le junto las piernas y con sus propios tobillos le juntó las rodillas.
Con ambas manos, le acarició las nalgas, con lentitud amasó cada una, junto en el centro después de acariciar la hendidura, tomó entre sus manos la piel y separó ambas nalgas dejándole ver la separación, el pequeño ano y la vagina, ambos brillando por la humedad.
Natsu se preguntó si Lucy tendría algún interés en intentarlo por el otro orificio.
Tendría que preguntarle en otro momento.
Soltando una de las nalgas, uso la mano para buscar su pene y guiarlo a la vagina. Se detuvo un momento, atravesando el espacio, circulando con el glande la entrada y rozando el ano discretamente.
Lucy se tensó bajo sus manos, probablemente malinterpretando cual orificio quería usar.
Para evitar dudas, trato de penetrarla, pero la posición y la humedad le dificultaba el trabajo, le gustaba el hecho de que casi no había espacio entre ambos muslos para dejarlo entrar, porque usando un poco más de fuerza y alzando su cuerpo la penetró hasta la piel roja de las nalgas chocó con su vientre y las paredes que ya conocía lo recibieron.
-¡A-amo!- gritó Lucy, pues si ella sentía lo mismo que él, no podía culparla por gritar de placer de ese modo. Colocó una mano sobre la espalda baja de Lucy y la otra la usó para volver a azotar su trasero.
-Sin hablar, Luce- dijo con la voz llena de malicia.
Se movió en esa nueva posición y descubrió que le gustaba mucho. Muchísimo.
Las pieles tronaban a cada contacto y Natsu podía sentir la presión que creaba Lucy entre las piernas, el cómo Lucy se tragaba los gemidos mordiéndose los labios y el cómo su pene acariciaba cada centímetro dentro de Lucy le decía que aquello era una buena experiencia.
-A-amo … por favor… por favor- jadeo Lucy después de un rato, donde lo único que se escuchaba era el crujir de la cama, el aplauso de las pieles y sus propios jadeos.
Natsu dejó tres nalgadas más sobre la piel.
-¿Por favor, qué?- preguntó y movió su cadera con más fuerza.
Sintió sus testículos tensarse mientras las paredes de Lucy comenzaban a temblar y oprimir con fuerza.
-Mas… Amo…- Natsu la azotó dos veces más sin dejar de moverse, con cada azote sentía como Lucy se tensaba y lo comprimía.
Natsu gruñó con fuerza cuando volvió a sentir como Lucy terminaba con un orgasmo y un fuerte grito semi escondido entre las sábanas. La azotó y la cavidad se volvió más estrecha ayudándole a causar su propio orgasmo.
No le importó dejarse caer sobre la espalda de Lucy. Aún enterrado en ella, jadeando con fuerza sintiendo como el semen lo empujaba desde dentro.
Préñala, dijo la voz.
Natsu escondió el rostro entre los omóplatos y el cabello tratando de retomar aire en sus pulmones. Dejó los labios sobre la piel ligeramente húmeda y sintió las piernas de Lucy temblar entre las suyas, le abrazó la cintura y buscó remover el inexistente espacio que había entre ambos.
Aquello había sido diferente.
Desde el momento en que Lucy se había sentado sobre de él, no, desde que Lucy le dijo que lo necesitaba dentro desde entonces era diferente.
Su propia mente, su mente, no la voz que le susurraba, le decía que era diferente porque él mismo había aceptado que Lucy, tal vez, si lo quería, tan solo un poco.
Se había tomado su tiempo observando detenidamente a Lucy, como se expresaba con él, como lo miraba, hasta el hecho de que ese día había cargado un cepillo de dientes por que sabía que iba a vomitar y sabía que el ácido de la bilis le causaba más ascos. O que le había hecho esa salsa que tanto le gustaba. Todo aquello no eran simples atención de un amigo.
Por mucho que Lucy fuera su mejor amiga, si ella no sintiera algo especial por él, ella jamás hubiera aceptado el pequeño acuerdo que tenían.
Sintió las manos de Lucy que lo buscaban, como las pequeñas manos le comenzaban a acariciar los muslos.
-Tengo hambre- dijo ella aún con el rostro recargado sobre las sábanas y Natsu se carcajeo al escuchar el estómago de Lucy rugir junto a su queja.
-Vamos a buscar comida- dijo levantándose de donde estaba, extrañando al momento el calor del cuerpo de Lucy - ¿Te puedes levantar?
Se sentó a su lado y frotó las nalgas tersas y rojas.
-No lo creo- susurro Lucy mientras usaba sus rodillas para levantarse e inclinar su trasero. Natsu no pudo evitar observar el perfecto corazón que formaba sus nalgas y las piernas - Deja de verme.
Lucy puso su mano sobre el trasero, tratando de cubrirse, buscaba la camiseta que Natsu le había quitado.
-Ya te he visto toda- le dejo un pequeño pellizco en la nalga izquierda y se levantó con prisa antes de recibir un manotazo por parte de Lucy.
-Me duele, bobo- se quejó sentándose lentamente en la cama, acercándose hacia la orilla tanteando con los dedos de los pies buscando el piso.
Natsu se puso con rapidez el pantalón de mezclilla que había usado ese día, sin preocuparse en buscar sus boxers. Busco entre su propia ropa, algún pantalón de deporte que ella pudiera usar, le extendió la prenda y mientras se ponía una camiseta que no olía tan mal, observo como con mucha lentitud ella se ponía la prenda, también sin preocuparse en usar ropa interior.
Busco entonces una de sus sudaderas y se acercó metiéndole la cabeza y acomodando el largo cabello mientras ella metía ambas manos.
-Gracias- le susurro con una vocecita tímida.
-Vamos- después de que Lucy se inclinara muy lentamente para ponerse las zapatillas, salieron de la casa, al aire frío y la oscuridad del bosque.
Caminaron lado a lado por unos minutos hasta que cansado de ver a Lucy tropezar con rocas y asustarse por los ruidos de los animales que despertaban en su caminar, se inclinó frente a ella, y la subió a su espalda, con ambos brazos debajo de las rodillas, acariciando de forma distraída las pantorrillas.
Llegaron al inicio de la ciudad donde había linternas encendidas y muy poca gente en las calles, fue hasta que entraron la pequeña tienda que encontraron abierta que notaron era tan solo la una de la mañana, Natsu dejó a Lucy caminar con sus propios pies muy lentamente haciendo pequeñas muecas de dolor, pero le tomó de la mano, apretando los nudillos, calentando un tanto su mano al verla temblar.
Tomando un canasto, Natsu comenzó a tomar todo lo que su vista le dejaba.
-Necesitamos leche- recordó Lucy y lo jalo hacia un pasillo donde había una variedad de sopas instantáneas y latas.
Ahí encontraron a un hombre, acomodando varias latas en un pequeño espacio.
-Buenas noches- le dijo Lucy sorprendiendo al señor y haciendo que dejara caer varias latas.
Natsu notó que tendría probablemente unos cuarenta años, tal vez como Macao, recordaba haberlo visto un par de veces pues esa era la tienda más cercana a su casa y solía hacer visitas cuando terminaba todo lo comestible.
-Buenas, buenas, adelante, ¿Necesitan ayuda con algo?- les saludo amablemente mientras recogía las latas que había tirado, Lucy soltó su mano rápidamente y se acercó a ayudarle.
Lucy era tan buena, que sabiendo que tenía el trasero ardiendo, se preocupaba por ayudar a los demás.
-¿Donde podemos encontrar leche?- cuestiono ella entregando las latas. Natsu tomó varios paquetes de sopa instantánea.
-Al fondo del siguiente pasillo- señaló con el dedo y Natsu tomó camino a buscar. En su camino tomó un paquete de las galletas favoritas de Lucy.
-Tu eres la chica del evento de hoy, ¿Cierto?- escucho le preguntaba el dueño a Lucy - Fue increíble, mi hija, ella ama todo lo que tenga que ver con el espacio, estuvo encantada de ver aquella ilusión.
-Muchas gracias por vernos, pero no fue ninguna ilusión, fue como una proyección, cuando guste puedo enseñarle a su hija un poco más- escucho el movimiento de su ropa cuando la persona asintió entusiasmado ante la propuesta de Lucy. Natsu siguió la conversación mientras tomaba una botella de leche.
-¿Ustedes viven cerca?- preguntó el hombre, Natsu, supuso que seguía moviendo productos en la su espacio correspondiente.
-Eh … algo así- Natsu pasó cerca de una parte donde había una gran selección de bolsas de frituras y se tomó el tiempo para tomar varias bolsas.
-No duden en venir durante el día, encontrarán a mi esposa e hija- Natsu metió siete bolsas de frituras en el canasto en su mano y dio la vuelta para encontrar a Lucy y al dueño de la tienda aún hablando.
-Claro, vendremos durante el día … Vivimos un poco dentro del bosque y creo que hay un lugar que podemos usar para enseñarle a su hija - Natsu observó cómo Lucy se rascaba la barbilla.
-Por supuesto, estoy seguro que le encantará- Lucy le sonrió amablemente al señor y noto a Natsu después de un rato.
-¿Listo?- Natsu asintió alzando el canasto y los tres caminaron a la caja registradora.
Lucy le regaño por tomar tantas frituras pero ignoró el hecho de que había incluido sus galletas favoritas.
-Vuelvan pronto y gracias por la oferta, estoy seguro que a mi hija le encantará- les entregó la bolsa de papel con todo lo que había comprado. Al salir del lugar, Natsu volvió a bajar una rodilla al suelo para que Lucy se subiera a su espalda, en esta ocasión con la bolsa de compra entre ambos.
Camino en silencio disfrutando del silencio. Calentó un poco sus manos cuando sintió que Lucy temblaba.
Al llegar a casa, se sentaron en el suelo, en la cocina con la única vela que tenía Natsu encendida y una cobija debajo de Lucy, quien se quejó cuando la madera fría le recibió.
Natsu disfrutó el momento lleno de tranquilidad, satisfecho físicamente, con el estómago lleno de sopa instantánea y el corazón rebosante al aceptar que Lucy si lo quería.
Ahora solo necesitaba encontrar el momento perfecto para decirle que la amaba.
Gracias por leer.
