Fairy tail no me pertenece. La historia es de mi imaginación.

Advertencia: Solo mayores 18. Por favor, no imitar lo aquí escrito. SIEMPRE todo consensuado. Practiquen sexo seguro. Comuníquese con sus parejas.

Notas: Hola! ¿Me extrañaron? No voy a mentir, no se que esta pasando con mi vida, decidí darle un giro completo y después de ir hasta el otro lado del mundo (literal), me encuentro en un punto donde no se que va pasar, cosas buenas, por supuesto; pero quiero aclararles una cosita.

Esta historia no va a ser abandonada. Lo que me tenga que tardar, pero la completare.

Gracias a todos por sus comentarios, su paciencia y su cariño por esta historia. Nos leemos muy pronto!


Capítulo XX

Damn, if you didn't want me back

Why'd you have to act like that?


Lucy duró tres días encerrada en su departamento con los aires de otoño golpeando su ventana, comiendo las sopas que fabricaba Virgo, llorando entre pausas y durmiendo.

En ocasiones sentía que Loke visitaba el mundo, sin hacer acto de presencia en su departamento; Lucy asumió que visitaba a sus numerosas novias o Gray como usualmente hacía.

Plue era una constante, abrazado entre sus pechos, soltando un "Plue" cada tanto tratando de mover sus cortas patas con la intención de escapar.

El cuerpo le dolía de estar en reposo constante, sentía la resequedad en los ojos y en la garganta que solo eran calmados cuando volvía a llorar y sus ojos se mantenían húmedos, sentía el cabello como una masa que le pesaba y la espalda gritaba por un movimiento más que no fuera solo girar sobre la cama.

Lucy deseaba tener un pesar físico en lugar de uno emocional. Pero recordar las cientas de peleas y batallas donde había terminado más derrotada que el peor enemigo de Erza, no, definitivamente aquellos dolores no entraban en sus fetiches personales.

Recordando que la última ocasión en que sufría físicamente había sido con la poción que Porly le había fabricado y tomaba.

La sensibilidad que le causaba aquel líquido que no deseaba seguir consumiendo, pues solo le traía un alboroto hormonal y ligeros cambios físicos, un periodo menstrual más largo y dolores que le hacían doblarse a pesar de ser capaz de soportar grandes cantidades de dolor.

De cierto modo entendía por qué razón Levy había terminado embarazada, pues no se imagina lo difícil que debió ser para su cuerpo tan compacto, tomar el líquido que impedía una gestación.

Aquello le hizo volver a llorar.

Pues se negaba a volver a tomar la poción si lo que tenía con Natsu había terminado, aún que una gran parte de ella deseaba que la pócima dejará de funcionar y ella terminará con un hijo de Natsu, pero sabía perfectamente perfectamente Porly no se equivocaba y aquella pócima que le había escrito y que ella misma había seguido con firmeza cada instrucción, no dejaría de hacer su función, además de que estaba segura, no tendría que volver a tomarla.

Su espalda le recordó que debía moverse por voluntad propia y dejar de sufrir en silencio, pues si duraba más tiempo acostada en su cama, comenzaría a tener llagas.

Con el mayor esfuerzo posible movió toda las sabanas y se levantó para visitar el baño.

Se observó con detenimiento frente al espejo una vez dejó caer la ropa que la cubría.

Las ojeras que adornaban su rostro le hacían ver un poco más pálida, un poco más enferma, al igual que el contorno rojo que seguía sus pupilas, la mueca de tristeza que no podía evitar y el cabello hecho un nudo que no deseaba controlar.

Busco entre su piel algún rastro que le recordaba a Natsu.

Solo estaba la pequeña cicatriz que se está formando sobre su cuello un poco más cerca del hombro, donde Natsu le había mordido con fuerza la última vez que estuvieron juntos.

Recordó la pasión con la que se movían y la desesperación con la que lo había besado, él como Natsu se había aferrado a ella con tanta fuerza mientras la penetraba y le causaba uno de los mejores orgasmos de su vida.

La sensualidad con la que se habían movido y el dolor que había sentido poco después cuando Natsu había salido corriendo.

Su cuerpo era un campo lleno de recuerdos que le atormentaban y le excitaban al mismo tiempo.

Deseaba con entusiasmo volver a sentir las manos de Natsu tomándola con ese calor intoxicante que la solía envolver y los nervios que se le formaban en la boca del estómago cada vez que estaba con él.

La bañera la recibió con gusto, el agua tocando la barbilla mientras los vapores inundaban la habitación. Observó el techo por lo que fueron horas pero solo pasaron minutos, se dedicó a flotar sobre el agua pensando en lo que pudo hacer diferente para no encontrarse en esta situación.

Lo primero que se venía a su mente, era el no aceptar las palabras de Natsu la primera vez que él le habló del trato. Si tan solo ella hubiera seguido pensando en que Natsu estaba burlándose de ella como siempre hacía, no estaría sufriendo tales pesares.

Pero también pensaba en que si no hubiera aceptado, probablemente seguiría deseándolo cada día, sin saber como dar paso a algo más, guardando sus emociones dentro sin poder sacarlas y seguir llamándolo tan solo amigo.

Aunque en ese momento no sabía si seguían siendo amigos.

Una vez más, las lágrimas se acumularon sobre las pestañas y entre la humedad bajaron hasta unirse al agua de la bañera.

Sentía que los párpados le ardían de tanto uso y los pómulos le dolían de las muecas de sufriendo.

Se estaba cansando de llorar por la situación que ella misma había causado. Si tan solo se hubiera quedado en su plan de vida, no estaría pasando por ese dolor.

Pero aun así, quería en ese momento volver a sentir a Natsu de cualquier modo en el que deseara, tocando cada espacio de su piel con esa típica atención en donde estaba.

Fue así como lentamente dirigió su mano derecha sobre su vientre, plano de la poca comida que consumía y haciendo sonidos que le pedían un bocado con urgencia.

Bajo un poco y toco el nacimiento del vello sobre el inicio del monte, pensando en que ya no necesitaba depilarse completamente cada día para evitarse la vergüenza de que Natsu la llegase a rechazar por que tenía vello en el cuerpo, aún que el mismo le había asegurado que le era indiferente aquello.

Aun con los ojos húmedos y con un remolino de pensamientos en la cabeza, pensó en lo bien que sentía al estar con Natsu retozando en cualquier lugar que se propusieran.

Sentía el extraño sentimiento de culpa y deseo al estar tocándose mientras pensaba en la ahora arruinada amistad.

Entre la piel buscó el clítoris que le pedía atención. Con lentitud frotó la piel, con la suavidad que ya conocía y el ritmo que le gustaba, con la dulzura con la que trabajaba todo su cuerpo sobre de los dedos.

Pensó en la lengua de Natsu, abriendo camino entre los labios húmedos buscando el lugar perfecto para succionar con maestría, como si ya supiera como hacer aquel trabajo aun solo hubiera realizado la acción un par de veces.

Usó su mano izquierda para acariciar sus pechos descubiertos, suaves y más rellenos de lo usual, rozando los pezones que se alzaban sobre la piel saliendo sobre la orilla del agua de la bañera.

Sostuvo entre sus dedos el pezón derecho, deseando que su mano fuera la de Natsu, que el toda ocasión demostraba lo mucho que le fascinaban por la atención que le ponía a la piel.

Como en muchas otras ocasiones deseo que Natsu estuviera ahí con ella, en aquella bañera, calentando el agua con su calor corporal, mareando su visión con el calor, con ese entusiasmo que siempre demostraba, tomándola en los pequeños rincones de su cuerpo haciéndola sentir hermosa y deseada.

Froto con un poco más de fuerza sobre el espacio entre el clítoris y la piel soltando un gemido de entre sus labios, llenándola de la vergüenza de vocalizar el gusto que le provocan sus propias manos aunque se encontrara en la privada soledad de su propio departamento.

Sentía la humedad de su vagina mezclarse con el agua de la bañera y cómo dicha agua perdía la temperatura causándole pequeños escalofríos.

Bajo su segunda mano hasta la entrepierna y busco la piel que cubría la entrada de su vagina, suave, húmeda y un poco más flexible que otras partes de su cuerpo.

Pensó en que Natsu, expandía esa parte de su cuerpo cada vez que la penetraba y buscando simular esa sensación aventuro un dedo hasta la entrada.

Creó pequeños círculos alrededor, tocando la piel suave que cuidaba del pubis, hasta que se introdujo en el espacio caliente que se relajaba entre más estimulación recibía.

Cerró los ojos y jadeó al introducir el dedo anular para acompañar al medio, sin dejar de hacer pequeños círculos en lentitud sobre el clítoris.

Ansiaba que fueran las amplias manos de Natsu las que la estuviera penetrando, abriéndose como solía hacer, que fuera él, el que decidiera el ritmo y la fuerza.

Suspiro con fuerza al sentir el calor sentarse sobre el vientre, estiró las piernas y evitar juntar las rodillas, alzó el pecho con desesperación moviendo el agua a su alrededor, alzó ambos pies sobre la pequeña orilla de la bañera, con los dedos recargados sobre la pared ayudando a tener un asentamiento y hundir sus propios dedos en sí con más fuerza y rapidez.

Su memoria muscular la llevó a sentirse igual que la primera vez que Natsu la había azotado.

Recordaba el ardor que había dejado y que había aumentado después de meterse en la bañera que él mismo le había preparado, en su memoria se había grabado el calor corporal que había dejado en ella, ese mismo que ansiaba volver a sentir y a experimentar, pues además de dejar con dificultad para sentarse el día siguiente la había dejado exitada y frustrada.

Pensó en aquel sentimiento mientras observaba sus propios pechos que se mostraban con los pezones erectos y a su mente se volvía formar a imagen de Natsu frotandolos con insistencia o en las ocasiones en los metia a su boca y la hacía desear cosas que tenía dificultad articular en voz alta.

Comenzó a gemir con la lengua pegada sobre el paladar y con los ojos cerrados al sentir que en cuestión de segundos tendría un orgasmo. Pensó en como Natsu la hacía gritar y gemir sin decoro alguno y extraño la seguridad con la que la tocaba.

Detuvo sus movimientos.

Abrió la boca para respirar y abrió los ojos, retiró las manos de su cuerpo y observó el techo humedecido.

Sintió un pequeño dolor sobre las muñecas tras el movimiento que no había realizado desde había meses, en específico desde que había comenzado a tener sexo con Natsu.

Sintió sus ojos llenarse de lágrimas una vez más.

Deseaba tanto tener a Natsu ahí mismo para que la consolara por romperte el corazón que no le importaba su satisfacción física.

Extrañaba a Natsu, solo como su amigo.

Aquello era lo que más le pesaba, sentía que estaba perdiendo a su mejor amigo.

-¡Heartfilia! Abre ahora mismo- Lucy dio un pequeño salto sobre la cama. Después de volver a llorar en la bañera, había tallado su cuerpo de forma rápida y se había metido a la cama y suponía que se había quedado dormida.

Bostezando, movió las sábanas y se alzó buscando el armario entre la oscuridad para buscar su bata, pues también se había negado a ponerse ropa después del episodio en la bañera.

Los golpes constantes seguían y Lucy identificó la voz de Cana a través de la puerta.

Al abrirla, ahí estaba ella, con una mano alzando lista para volver a golpear la puerta y en la otra una botella a medio acabar, con el cuerpo medio recargado en el marco de la puerta.

-Dejar de tener lástima de ti misma y haz la maleta, en el camino me contarás todo lo que sucede- fue el saludo que le dio antes de hacerla a un lado y de meterse a su departamento.

-¿De que hablas?, ¿A donde vamos?- Lucy cerró la puerta del departamento notando en el reloj más cercano que no eran más que las 8 de la mañana.

-¡Hosenka!- grito con emoción Cana alzando los brazos, girando con entusiasmo a un lado del sillón cayendo sobre el mismo.

-No quiero ir- declaró Lucy volviendo a su cama, rebuscando entre las sábanas el mejor modo para volver a retomar su sueño.

-¿Uh?- Cana se puso de pie y brincando se dejó caer sobre las sábanas que cubrían a Lucy y busco su cuerpo para abrazarla con fuerza, cuidando de no derramar nada de su bebida.

Lucy sintió las delicadas manos de cana, abrazarla con la familiaridad con la que se movían y pensó en lo mucho que había extrañado el toque ajeno.

-¿Pero qué dices? Tu fuiste quien propuso esto- declaró Cana acomodando su cabeza sobre un bulto de sabanas, quedando muy cerca su rostro un hombro de Lucy.

-¿Yo?- Lucy nunca recordaba haber propuesto ir a Hosenka.

-Si, tu- le contesto Cana - Tu y Levy … bueno también Erza. No lo se, ustedes, yo estoy dispuesta a ir a donde sea para pasar un buen tipo con mis chicas favoritas.

Lucy sintió el abrazo de Cana aferrarse con un poco más de fuerza sobre las sábanas y agradeció el gesto.

El calor que le brindaba Cana no era como el que sus seres le daban, pues el cariño existente entre ambas conexiones era por igual, diferente.

Cana representaba la amistad de sinceridad y apoyo que encontraron una con la otra, aún que Levy hubiera comentado en una ocasión que se llevaban tan bien por que compartían traumas en relación a sus padres. Pero a Lucy le gustaba pensar que tenían muchas cosas en común, pues una parte de ella aún se negaba a sanar el vacío que había dejado Jude.

Levy le había explicado que también compartían el trauma con relación a la muerte de su madre. En aquella ocasión, Lucy había ignorado a Levy por toda esa tarde y no había vuelto a tocar el tema.

Pensando en aquello, regreso a su mente la ocasión en la que le comentó a Levy sobre hacer una noche de chicas, donde lo había remarcado con Erza.

Lucy se preguntó por qué Erza había tardado tanto en organizarlo, pues usualmente se tardaba tan solo un par de días en organizar "obligar" el horario de todas pata que se reunieran en Fairy Hills.

-Ya recordé, ¿Por qué quieren ir a Hosenka?- Lucy movió una pierna y sintió la rodilla de Cana muy cerca de su cadera.

-Por qué alguien hizo explotar la caldera y Hills está más congelado que el corazón de Gray- sin evitarlo ambas rieron ante la referencia.

Lucy sintió que su rostro se quejaba por el moviendo de sus labios expandirse al reír, pero una parte de su corazón se sintió más relajado, tal vez lo que le hacía falta era distraerse, decidió entonces que se levantaría e iría a Hosenka con toda la intención de relajarse y de darle un descanso a su mente de darle vueltas a la situación con Natsu.

Pero se arrepintió de haber accedido cuando ella y Cana estaban de camino a reunirse con las demás. Pues Cana no había tomado la indirecta de que no deseaba hablar sobre el por qué su rostro estaba hinchado ni por qué el color rojo permanecía sobre la esclera.

-¿Que sucedió?, Algo está pasando contigo y no me quieres decir- volvió a insistir Cana.

Lucy pensó en discutir la situación con Cana, pero sabía que la chica le recordaría mucho de lo que ya había hablado cuando le había confesado el inicio de aquella relación con Natsu; y en aquel momento no deseaba en absoluto escuchar los regaños de Cana, deseaba volver a hundir su cuerpo en algún baño, donde el agua caliente le hiciera olvidar de todo.

-Lucy, ¿Acaso eres la razón por la que Natsu parece muerto en vida estos últimos días?- volvió a ignorar a Cana a pesar de que ella había dado justo en el punto clave.

Lucy se preguntó en qué estado se había presentado Natsu en el gremio como para que fuera tan notorio, ¿Acaso Natsu también estaba pasándola mal como ella?

Se podría decir que Lucy se arrepentía de asistir.

A pesar de las insistencias de Cana en que compartieran habitación, Lucy se negó, pues deseaba aprovechar al máximo aquellos momentos de relajación .

Habían atravesado la villa rápidamente al dejar las maletas en las habitaciones hacia el restaurante donde eran ya esperadas.

Aquel lugar era por igual que toda la villa, llamativo, con la típica fachada clásica que se encontraba en muchos de los edificios, las luces iluminaban las calles donde la gente circulaba.

Lucy recordó la primera ocasión en la que había estado en aquella vida y la situación de Loke había comenzado.

Hizo un recordatorio mental, debía hablar con el espíritu y pedirle algún consejo.

Erza había sido la encargada de pedir una habitación privada en aquel lugar para las chicas que estaban ahí.

Según Titania, quien ya notablemente alcoholizada, las demás llegarían el día siguiente, después de volver de sus respectivas misiones; por lo que aquella tarde solo estarían Cana y Erza en ver quién bebía más, Wendy y Sherria, quienes Lucy había detenido varias veces de robar el alcohol de Erza, Mirajane y Juvia, las cuales hablan entusiasmadas de cosas que Lucy no ponía atención.

Al paso de las horas, Lucy se dedicó únicamente a comer todo lo que llevaban.

Había pasado tantos días comiendo sopas que su cuerpo le pedía comida sólida, y aunque se encontraba disfrutando cada cosa que probaba, se sentía completamente fuera de lugar.

Durante aquel tiempo se había limitado a decir palabra alguna, pues pensaba que la voz se le quebraria tan solo pronunciar frase alguna.

Aún sentía las ganas de llorar y se sentía ligeramente oprimida al no poder contribuir al buen humor que las demás expresaban.

En aquel momento se sintió fuera de lugar entre las mujeres que conocía desde hace años y con las que había sobrevivido mil y un peleas.

El calor de aquella habitación la estaba mareando más de lo que estaba en su confort, incomodidad que sentía al no querer estar completamente ahí, más sentir que ella era aquella pieza que había aquel momento menos placentero la hicieron decidir en querer huir de ahí.

Salió de aquella habitación privada en busca del baño, donde ansiaba mojar su rostro en busca de claridad y de algún modo reducir el dolor de cabeza que se llevaba cargando desde antes de que llegaran a aquel restaurante.

El piso de madera crujía sobre sus pies descubiertos y escuchaba en su camino las voces y ruidos de las demás habitaciones ocupadas por más comensales que sí disfrutaban de la noche, no como ella.

Encontró el baño solitario donde se preocupó únicamente de tomar agua entre ambas manos y mojar en repetidas veces

Fue el golpe en la ventana, el que le hizo saltar y gritar ligeramente.

El vidrio se movió y observó como Natsu aparecía y contorsionaba su cuerpo para poder atravesar dicho rectángulo, que no era demasiado grande ni demasiado pequeño.

Quiso gritar en el momento en que con ambos pies en el piso, se incorporó y fue hasta ella, con una sonrisa en el rostro, tierra en las sandalias, la ropa mal puesta, un par de cortes en el brazo que su traje no cubría.

Quiso gritar por la mezcla de emociones que sentía al verlo ahí parado frente a ella con la misma tranquilidad de siempre.

-¿Qué demonios estás haciendo aquí?- Lucy pensó en la redundancia al recordar por un breve momento que Natsu había tenido dentro de sí un tanto de demonio.

-No quería que pasara más tiempo mientras estás enojada conmigo- le contestó Natsu, alzando los hombros como si estuviera diciendo lo más obvio del mundo, como restando importancia a su estado alterado causado por su inesperada aparición.

Lucy sintió en el pecho un calor intenso formarse desde el centro, como si dentro sus pulmones nacieran flores que quisieran brotar en un segundo.

-Tu eres quien esta enojado con migo- le dijo y se arrepintió al ver la rápida mueca que se formó en el rostro de Natsu, había girado los ojos hacia un lado, las finas cejas se habían juntado y esas pequeñas finas líneas que se formaban alrededor de sus ojos cuando mostraba fastidio aparecieron.

-Luce, tu eres quien esta enojada, llevas una semana sin hablarme- comentó con seriedad marcada en su voz. Lucy se tomó un segundo para recordar exactamente cuántos días había pasado encerrada en su departamento llorando por el.

Dio un pequeño paso hacia atrás para recargar sus muslos sobre el pequeño mueble que estaba en aquel baño, madera gris con un pequeño vaso de cristal que sostenía una flor falsa que se había movido al posicionar su cuerpo en el.

¿Acaso había pasado más días llorando? Por alguna extraña razón, lo nublado de su mente no le permitía recordar los días exacto o el transcurso del tiempo.

-¿Luce?- la voz de Natsu la hizo recordar la situación en la que estaban. Metidos en un baño más pequeño que el armario de su casa, ella con la migraña que se estaba multiplicando cada segundo, buscando la mejor manera de alejarse de Natsu.

Si él no quería estar cerca de ella, respetaría el espacio que él había creado ... aún que el había ido a buscarla hasta Hosenka.

-No, Natsu. Tu eres quien esta enojado con migo, y lo dejaste bastante claro- Lucy sentía que cada palabra había sido una tortura decirla y el sabor metálico que le estaba empezando a inundar la boca estaba haciendo de aquella situación una pesadilla.

Solo quería ir a su habitación a dormir.

-Heee… bueno, puede que sí pero ya no, tu entiendes- Lucy quería gritar que no, en efecto, no entendía nada en absoluto, pero sabía que aquello sólo le causaría que su migraña incrementará.

-Natsu, por favor, no te estoy entendido y no me siento bien como para lidiar contigo ahora mismo- Lucy alzó una mano buscando su frente con los dedos, masajeando entre las cejas buscando un poco de alivio, cerro los ojos y suspiro pensando en la vía más rápida que podía tomar para volver a su habitación y meterse bajo las sábanas.

-¿Te sientes mal?, ¿Que pasa?- las piernas le temblaron y no pudo evitar juntar las rodillas al escucharlo.

Siempre que Natsu mostraba preocupación por ella, hacia lo mismo. Baja un poco el tono de su voz, casi como si solo quisiera que ella fuera la única en escuchar su preocupación, dio un paso y coloco una mano sobre su cintura como para sujetarla.

-Me duele la cabeza y solo quiero ir a dormir un poco- suspiro y trato de no inhalar el olor que siempre rodeaba a Natsu. Ese olor que la llenaba de confort y alivio pero que se negaba a disfrutar en ese momento, pues puede que si, ella también estaba un poco enojada con él.

Por hacerla sufrir aunque él no estuviera consciente de ello.

-Te llevo a tu habitación- aquello había sido más como una orden que como una pregunta y nuevamente Lucy juntó las rodillas, haciendo fuerza en los muslos pensando en lo mucho que su cerebro estaba sufriendo y en que no debía de pensar en saltar sobre Natsu y besarlo.

Extrañaba besarlo. Más de lo que quería admitir en voz alta.

-No- dijo con voz firme abriendo los ojos y observando como Natsu estaba más cerca de lo que pensaba, con la mano aún en la cintura, dándole calor que necesitaba en ese momento, tan seria que sus pechos estaban por rozar con su cuerpo - Yo voy a ir a mi habitación.

-Tienes razón, si Erza me ve, me mata. Te veo ahí entonces- del mismo modo en que había aparecido, en un segundo, trepo por la pared y salió por la ventana para desaparecer en un segundo.

Lucy pensó que el nombre de lagartija en lugar de Salamander le hubiera sido más acorde.

Se giro buscando la llave para echarse agua sobre el rostro, el frío le ayudó por un momento a respirar profundo y calmarse para buscar las palabras correctas para decirle a las chicas que no podía seguir más por aquella noche.

Camino por las calles llenas de gente en dirección al hotel donde habían decidido hospedarse.

Esquivando gente que paseaba o camina con intención al igual que ella, hizo camino hacia aquel gran edificio que no se había tomado la molestia en observar cuando llegaron.

Era tan alto como los demás edificio a su alrededor y con esa misma arquitectura que adornaba a todos por igual, tejados en diferentes alturas y la fachada de un color diferente lo había sobresalir entre todos los comercios.

La habitación que le había tocado la recibió con la misma temperatura del exterior, un poco frío pero con el calor que irradiaba Natsu, quien dormido en la cama, comenzaba a alzar la temperatura del lugar.

Lucy no se sorprendió de verlo ahí, pero sí se sorprendió un poco de verlo completamente dormido. Pues algo dentro de sí esperaba que estuviera despierto esperando por ella.

Pero Lucy sabía que debía dejar las ilusiones a un lado y resignarse.

Se quitó los zapatos y los acomodo a un lado de la puerta, los tacones haciendo ruido al tocar el suelo, sabía que no importaba el ruido que hiciera en ese momento, si Natsu estaba dormido, nada lo despertaria, por lo que al momento que un bostezo salió de sus labios no se limitó al estirar su cuerpo buscando descanso y un poco más su dolor de cabeza.

Se quitó el suéter que llevaba puesto e inclinada sobre su maleta busco algo para dormir. Se colocó el conjunto de ropa en el baño privado de su habitación, aprovechando para cepillar su cabello con tranquilidad, una vez más, dándole un pequeño masaje a su cabeza para buscar alivio.

Al salir de aquel baño, se encontró con Natsu dormido a su comodidad sobre la cama, Lucy había dejado la lámpara encendida y con ello pudo observar como Natsu llevaba tan solo su ropa usual, buscó su mochila por todos lados pero no encontró nada y Lucy se preguntó si tan solo había salido corriendo a buscarla o había dejado sus cosas, y tal vez a Happy también, en algún otro lado.

Movió el brazo izquierdo de Natsu tomándolo desde la muñeca y lo colocó sobre su pecho para que la pudiera mover las sábanas y por fin, dormir.

Suspiro con gusto al sentir la comodidad de la cama y la calidez que el cuerpo de Natsu creaba al calentar las sábanas. Lucy se giró dándole la espalda y apagó aquella lámpara lista para dormir.

Pero después de que había pasado media hora dando vueltas en la cama, acomodando su posición y buscando el modo más cómodo para poder dormir mientras el dolor de cabeza seguía y su mente pensaba en, ¿Cuál era la verdadera razón por la que Natsu estaba ahí?, ¿Acaso él planeaba algo a sus espaldas? O tal vez esperaba que ella se disculpara.

"No quería que pasara más tiempo mientras estás enojada conmigo"

Su estómago se movió con ansiedad al recordar las palabras de Natsu y ese pequeño pedazo de esperanza que aún estaba en su corazón, de que ella le seguía importando y no quería perder su acuerdo.

Por supuesto, Natsu era pésimo en aceptar que ya no puede tener a lo que está acostumbrado.

En su mente, un minúsculo momento de enojo se disparó en alerta al pensar eso, ella también quería hacer un cataclismo como los que Natsu solía hacer al no obtener lo que deseaba.

Quería negarse y decir que no y no darle el gusto a nadie más que a ella misma.

Por ello mismo, con ese pensamiento en la cabeza, acomodo ambos pies del modo en que tocaran el cuerpo de Natsu, una sobre las costillas y otro sobre el muslo.

El cuerpo de Natsu azotó contra el suelo un segundo después.

Satisfecha, se movió y se colocó junto en medio de la ahora amplia cama, acomodó las almohadas y se dispuso a descansar.

Hasta que escuchó los sonidos que hacía Natsu al dormir.

Ansiaba que llegara la mañana del día siguiente para podercrear una verdadera pelea, algún drama caótico o hasta terminar de romper aquella amistad únicamente para hacer que Natsu sintiera aquel dolor que ella estaba cargando.


Gracias por leer.