CORAZONES FRAGMENTADOS

Hermione volvió a su oficina después de regresar de la reunión con el ministro, pero para su desgracia pasó por ese pasillo donde había encontrado a Harry besándose con su novia Sarah.

La chica de ojos marrones entró en su despacho y cerró la puerta apoyándose contra ella y dejando salir sus lágrimas con sus ojos apretados.

Hermione había aceptado hace bastante tiempo que nunca sería algo más para Harry, más que su mejor amiga, pero eso no disminuía el hecho de que siguiera completamente enamorada de él, lo cual era bastante malo ya que tenía que aguantarse las lágrimas y su corazón roto cada vez que lo veía con Sarah, quien por cierto, la odiaba por el simple hecho de ser la amiga más cercana a Harry.

Cuando Hermione se logró tranquilizar y abrió sus ojos, se encontró con un desastre en su oficina, pues había papeles por todo el piso y otros objetos tirados.

Tendría que averiguar que había causado este desastre, aunque estaba casi segura de que había sido víctima del fantasma bromista que se había colado en el misniterio, pero por el momento no tenía cabeza para esto, así que rapidamente sacó su varita y con un movimiento de su mano, todo volvió a su lugar y respectivo orden.

Por otro lado, mientras Hermione se encontraba frustrada por el terrible día que había tenido, Harry estaba molesto reclamándole a Sarah por haberlo besado en público, aunque notó que eran pocas personas las que pasaban por ahí.

— Te he dicho muchas veces que no me gustan los besos en público... se pueden malinterpretar — comentó con molestia Harry, cruzando sus brazos y mirándola fijamente.

— Lo siento cariño, pero recordé que tengo práctica con el equipo en una hora y tengo que irme. Fue mi beso de despedida — explicó la mujer improvisando su excusa.

— ¿Qué? ¿Practica de equipo? Pero ayer me dijiste que tenias el día libre… — debatió Harry confundido.

— ¡Mierda! Si… es que me avisaron por la mañana, y olvide decírtelo. Lo siento cariño — Sarah trató de componer su error.

Harry ceñudo evaluó el rostro de su novia, buscando algún indicio extraño, el silencio fue tenso para ambos, y luego de unos segundos el azabache soltó un suspiro, indicando que le creía. Sarah conociendo ese acto, sonrió al verse librada.

— Bien — dijo Harry con un gruñido — oye, no olvides la reunión en casa de Neville mañana — le recordó el auror a su novia.

— Claro cariño, no lo olvido — aseguró Sarah, dándole un rápido beso en los labios a Harry, para darse la vuelta y continuar hacia la salida del ministerio.

Ahora que Harry no podía verla a la cara, Sarah rodó los ojos recordando esa maldita reunión con los amigos de Harry. Sabía que solo la invitaban a pasar con ellos por ser la novia de Harry, además de que era seguro que en esa reunión se encontraría con Hermione, quien para su desagrado estaba "secretamente" enamorada de Harry. Él único que no lo sabía era él y no era ella quien iba a decirselo, pues no estaba dispuesta a que su novio despertara más interés por su mejor amiga.

Para Sarah era más que obvio que Harry sentía algo por Hermione, pero cada vez que se ponía celosa por la castaña, Harry se molestaba y le recordaba que Hermione era su mejor amiga y que su amistad con ella no iba a cambiar en nada por sus celos.

Sarah ya había intentado alejar al auror de sus amigos, principalmente de la castaña, pero su obstinado novio nunca se alejó, por lo que cambió de táctica muchas veces, desde escenas de celos, hasta fingir enfermedades para no asistir a eventos de sus amigos, esto funcionó solo la primera vez, en una comida que había organizado la señora Weasley, y cuando quizo repetirla para la fiesta sorpresa de cumpleaños de Hermione, Harry la había dejado en "cama" alegando que nunca se había perdido un cumpleaños de su amiga y no lo haría nunca.

Ciertamente sus celos aumentaban cada vez que los veía hablando, pero con el tiempo supo ocultarlos ante sus amigos, pero no ante la ojimiel, con el fin de demostrarle que Harry le pertenecía.

Por otro lado en ese mismo instante, Luna Lovegood caminaba por el pasillo dirigiéndose a la oficina de aurores para ver a Ron, pero mientras caminaba escuchó voces desde adentro del armario que estaba en su camino y se acercó para asegurarse de que no estaba quedando loca.

Cuando confirmó haber escuchado las voces y reconocer dos de ellas, tomó el pomo de la puerta y lo abrió, tomando por sorpresa a Ron, Neville, Draco, James y Lilly.

Todos miraron a la chica que abrió la puerta, tres rostros palidecieron, y los dos juvenes miraron asombrados a la rubia.

Como reflejo, Neville se colocó frente a los chicos en un débil intento por taparlos, mientras Draco pasó saliva y le hacía señas a James y Lilly para que no hablaran.

La rubia se cruzó se brazos y frunció el entrecejo, adquirió una pose de enojo y fulminó al que ella consideraba el que caería rápidamente.

— Ronald — exclamó la chica, con el tono tan duro que casi nunca usaba.

— Eh.. ¿Si Luna? — dijo el pelirrojo dando un paso al frente y evitando mirar a Luna.

— Nev, aún así puedo verlos, no están siendo tan discretos como creen — dijo la Ravenclaw negando con su cabeza y cambiando radicalmente de expresión.

James y Lilly se rieron y dieron pasos al frente saliendo completamente del armario, donde los demás adultos los siguieron.

Una vez afuera Draco caminó un poco más alejado, cuidando que nadie pasara por ahí.

Luna miró a los chicos y los evaluó de pies a cabeza, para luego ofrecerles una enorme sonrisa.

— ¿Entonces? ¿Exactamente de que año del futuro vienen? — preguntó Luna como si fuera la cosa más natural del mundo.

Todos abrieron los ojos sorprendidos, Lilly tartamudeó confundida, aunque sabía que su tía Luna los descubriría antes de que cualquiera dijera algo y por su parte, James solo se quedó en shock con su boca abierta, sabiendo lo inteligente que era su tía.

— ¿Có-cómo lo sabes? — Ron logró preguntar después de unos momentos en shock.

Luna rodó los ojos y señaló el uniforme de los chicos como si fuera lo más obvio.

— ¿En serio? Solo mírenlos. Uno: sus uniformes gritan "venimos del futuro". Dos: Los escudos de sus casas, aunque son en esencia lo mismo, tienen un ligero movimiento en el león y la serpiente, por lo que es un escudo animado. Tres: la tela de su pantalón y falda son de un gris más uniforme, y menos mate, obviamente es algo que no se ha visto en estos tiempos… — explicó la rubia.

Draco, Ron y Neville voltearon sus rostros dramáticamente hacia los chicos notando lo que Luna les decía con tanta obviedad.

— ¡¿Cómo demonios te has dado cuenta de todo eso?! — preguntó Draco con indredulidad.

— Sigo escribiendo en el periódico de Papá "El quisquilloso" y en la última edición se habló de telas, moda y su uso en la vida diaria... así que puedo distinguir esos detalles — Luna respondió torciendo un poco su boca — además de que recientemente se ha hablado de que modificaran los uniformes de Hogwarts.

— ¡Caracoles Hervidos! — exclamó Lilly sorprendida, pues nunca se había detenido a pensar eos detalles.

Ante esta exclamación Luna abrió sus ojos enormemente y dio unos cuantos saltitos de emoción.

— ¡Hermione! ¡Oh por Dios! ¡Son hijos de Hermione! — exclamó emocionada la rubia.

James infló su pecho orgulloso de ser reconocido.

— ¡Espera! ¿Quién es el padre? ¡Oh! ¡Oh! Si.. ¡Lo sé! ¡Lo sé! Su padre es ¡Ha…! — exclamaba emocionada, cuando Ron llevó la mano a su boca tapándola rápidamente.

— ¡Sh! ¡Luna!

— Ron ya suéltala, creo que ella puede ayudar… — Draco dijo con un suspiro.

Luna asintió frenéticamente mirando a todos.

— ¿A dónde iremos? — preguntó James

Ron soltó a Luna mirándola furtivamente para que permaneciera callada.

La rubia sonrió a los chicos mirándolos soñadoramente, iba a hablar con ellos cuando un avioncito de papel llegó mágicamente volando hacia ella.

La ojiazul desdobló la carta soltando un bufido molesto al terminar de leerla.

— Y yo tengo que irme. Olvidé que tengo una entrevista programada y el ministro me espera en su oficina, pero los veré más tarde… ¿Dónde irán?

— Iremos a mi casa. Podremos planear todo con maás discreción — dijo Neville.

— Bien, los veré ahí... — dijo Luna comenzando a alejarse, sin embargo se detuvo a medio camino y les gritó — ¡Y por Merlin, sean cuidadosos! ¡Esos chicos tienen la sangre de Harry Potter! ¡Los problemas corren por sus venas!

James y Lilly se sonrojaron, mientras Ron y Draco se reían, Neville suspiró dando la razón, pues no era por nada que estaban involuntariamente en el pasado, y se volvió nuevamente a ver a los chicos.

— Bien. Vámonos antes de que nos descubran más personas — dijo Neville entre dientes.

— Guíe el camino Profesor Longbottom — dijo Lilly naturalmente, pues en su tiempo, Neville seguía siendo profesor de herbología y a su vez, en este tiempo, Mcgongall le había dado un puesto importante en el comité de educación de Hogwarts.

Neville era quien llevaba el registro de estudiantes, así como los reportes al ministerio, por lo que desde el principio les había creído que venían del futuro.

Por lo camino de regreso, volvieron a encontrarse con Harry, quien al parecer se dirigía hacia su oficina. El auror venía mirando hacia al suelo y con sus manos en los bolsillos del pantalón, y justo cuando los chicos quisieron pasar sin que Harry los notara, el azabache levantó la vista y todos se detuvieron sin saber que hacer a continuación.

Por su parte, Hermione salió enojada de su oficina y mientras caminaba por los pasillos iba maldiciendo por lo mal que había ido su día hasta ahora, hasta que en el camino se encontró con Harry, Ron, Neville y Draco, quienes se dieron cuenta de lo molesta que venía.

— Hermione ¿Qué ocurre? — preguntó Ron al ver a su amiga tan alterada.

— Creo que he sido víctima del fantasma bromista que se ha metido al ministerio, pues mi oficina estaba patas arriba — explicó Hermione con frustración.

Un poco escondidos detrás de sus tíos, James y Lilly compartieron una mirada avergonzada, sabiendo que ellos habían causado el desastre al haber sido arrojados por el giratiempo en la oficina de su madre.

Cuando ambos hermanos volvieron a ver al frente, vieron a su padre calmar a su madre, cuando él con sus manos acarició los brazos de Hermione de arriba hacia abajo y luego la abrazó.

James y Lilly vieron el intercambio entre sus padres y en sus ojos pudieron ver la conexión entre ellos y todo el amor que se tenían, pero que no se atrevían a confesar.

Los dos hermanos Potter compartieron otra mirada cómplice y sonrieron para si mismos cuando vieron la interacción entre sus padres.

Por otro lado, al momento del intercambio entre Harry y Hermione, Ron vio a sus sobrinos al sonreir y notó que en los rasgos de Harry en Lilly, se dibujaba la sonrisa tímida que Hermione siempre tenía para él y en los rasgos de Hermione en James, se dibujo la sonrisa torcida de Harry que hacía a Hermione derretirse.

Neville y Draco también habían observado la obvia muestra de efecto, que sólo sus dos amigos en cuestión no se daban cuenta.

Los tres hombres observaron a sus sobrinos y lograron ver la ilusión y felicidad que transmitían con sólo ver a su padres juntos.

Encontrándose ahora más tranquila, Hermione se volvió al frente y por primera vez vio a los dos estudiantes de Hogwarts y extrañamente se le hicieron bastante familiares, por lo que intentó acercarse para preguntar.

— ¿Hola? ¿Están perdidos chicos? — preguntó Hermione confundida.

Los jóvenes se miraron con nerviosismo, tratando de pensar en que decir.

— ¿Qué les sucede? ¿Están en problemas? — preguntó Hermione nuevamente.

— Eh, no, digo si, ¡No! Es decir ella... yo — tartamudeó James.

Cuando Hermione se separó de él, Harry llevó sus manos a los bolsillos de su pantalón y ante la pregunta de su amiga y reacción de los chicos, frunció el ceño recordando que había visto a los chicos anteriormente.

El auror de ojos verdes frunció más su ceño y dio un paso adelante queriendo acercarse.

— Oigan ¿No son ustedes los que se habían salido de su exámen de aparición? — preguntó Harry confundido.

La castaña volvió a ver a Harry por un momento, extrañada y luego regresó su atención a los chicos.

— Si. Ellos se llaman Louis y Jane Foster, estaban en exámenes de aparición y se salieron de su clase — dijo Neville tan rápido como pudo, buscando cubrir a los chicos.

— ¿Los conoces? — preguntó la castaña frunciendo el ceño.

— Si, son alumnos… míos — dijo Neville con poca confianza.

— ¡Sabía que los había visto antes! — exclamó con orgullo el azabache.

— ¿Entonces? ¿Qué tan bueno es Neville como profesor? ¿Es verdad que siempre trae su recordadora consigo? Eh escuchado que tiende a ser olvidadizo — Hermione preguntó dirigiéndose a los chicos.

Los chicos se rieron ante lo dicho, y asintieron enérgicamente, los adultos corearon las risas al ver a Neville un poco sonrojado.

— ¡Oye! Eso no fue nada amable… — dijo Neville fingiendo estar ofendido, y una nueva ronda de risas resonó.

— ¿Recuerdan el primer año en Hogwarts? Longbottom acababa de recibir la recordadora y ya le estaba anunciando que había olvidado algo — Ron dijo riendo al recordar el ese momento en Hogwarts.

Harry se reía con ganas, mientras Draco se burlaba, Hermione sonrió cariñosamente ante el recuerdo.

— Si, si… bien. Ya que andamos recordando, hay algo que no he olvidado y es que estos dos jóvenes reprobaron el último examen y tienen que presentar un extraordinario… — dijo Neville trabajando en su plan.

— Si eh... no somos tan buenos como creíamos... ¿Habra alguna posibilidad de darnos tutorias? — Dijo James siguiendo el hilo de la conversación.

Neville sonrió ante lo perceptivos que eran los hijos de sus mejores amigos.

— Puedo hacer eso... si a cambio trabajan un poco en mi departamento. No he tenido tiempo para ordenarlo debidamente... — dijo Neville y asintió con respecto a las tutorías.

— Eso es extorsión Neville — dijo Harry negando con la cabeza — es algo que Ron haría, no tú — agregó el auror.

— ¡Oye! — exclamó el pelirrojo fingiendo estar ofendido.

— De acuerdo — saltó Lilly interrumpiendo y selló el trato antes de que se generara una discusión y el plan se perdiera.

— Deben estar desesperados por aprobar, si han aceptado el trabajo tan rápido — comentó casualmente Draco.

— Algo así… necesitamos esos créditos — dijo James tratando de poner una cara consternada.

Hermione frunció el ceño al ver la cara de James, de alguna forma la vio tan familiar.

— Bien… pues creo que podemos empezar ahora que son vacaciones. Supongo que debemos avisar a sus padres y/o tutores… — dijo Neville cuando vio a su amiga castaña dudar un poco.

Los chicos asintieron sintiéndose nerviosos, mientras Ron y Draco comenzaron a retirarse.

Harry y Hermione miraron sospechosamente a su amigo con sus cejas levantadas, y el azabache llevó una de sus manos a su barba, acariciando la zona, mientras la otra iba a su bolsillo en signo de sopesar las palabras, pero sin embargo, ambos terminaron por dejarlo pasar por ahora

Neville comenzó a guiar a los chicos a la salida, quienes siempre trataron de no hacer contacto visual con sus padres, ya que podrían haber sido descubiertos.

Estaban por irse hacia sus deberes, cuando Neville regreso casi corriendo.

— ¡Hey! Casi lo olvido… — dijo Neville un poco agitado.

Harry y Hermione rieron ante la mirada exasperada de Neville, todos teniendo en mente la recordadora.

— Solo, no olviden la reunión en mi casa. Es importante, vamos a discutir sobre mi fiesta de compromiso — añadió el chico.

— Estaremos ahí Neville — aseguró Harry haciendo una promesa.

— Y prometo llevar mi parte de las ideas — añadió Hermione emocionada.

— ¡Excelente! Roxanne estará feliz de saber que ideas llevaras Hermione. Nos vemos — dijo Neville sonriendo y se despidió finalmente.

Harry se inclinó hacia Hermione provocándole un ligero rubor al susurrarle al oído.

— Ya sé que voy a regalarle para su boda — aseguró el azabache.

— ¿ Q-Qué Le Darás? — dijo Hermione tratando de controlar el pulso acelerado de su corazón.

— Una nueva recordadora, la anterior parece que ha perdido su poder, olvidaría su varita si no fuera porque prácticamente duerme con ella — dijo Harry moviendo sus cejas divertido.

Hermione se soltó a reír mientras le daba a Harry un leve golpe en el hombro, el azabache se contagió y también se carcajeó.

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Mientras tanto…

Año 2023

Hermione se encontraba sentada en el sofá de su sala con un enorme libro de runas antiguas sobre sus piernas. El cual leía con su ceño fruncido y su dedo índice apoyado en sus labios.

Hermione había estado sacando libros de su enorme biblioteca, para llevarlos a la sala, y que Harry también pudiera leer.

Ambos se mostraban desesperados y angustiados, habían estado investigando el por qué el giratiempo había actuado así y se había tragado a sus hijos, juntos buscaban la solución para traerlos de regreso.

Luego de unas horas Hermione cerró con fuerza el libro, soltando un bufido exasperado, Harry levantó la vista del libro que leía y con los ojos tristes lo hizo a un lado y abrió los brazos. La castaña aventó el gran libro de runas y se lanzó a los brazos de marido.

Hermione lloró sintiendo impotencia y miedo, esperaba que sus hijos estuvieran bien, y más que nada deseaba tenerlos de regreso.

Harry consoló a su esposa lo mejor que pudo, sin embargo también estaba destrozado, entonces inesperadamente se levantó dejando a Hermione en el sofá y se dirigió a la chimenea.

— ¿Harry? ¿Qué sucede? — preguntó Hermione confundida.

— Necesitamos ayuda cariño... Y se quien puede brindarla — constestó Harry con un poco de esperanza.

Harry desapareció luego de gritar — Hogwarts — gritó Harry y desapareció del lugar, para regresar acompañado unos minutos después por la directora, Minerva McGonagall.

— ¡Directora! — gritó entre nostálgica y emocionada la castaña.

Tras haberse saludado y llevarla a sentarse para explicarle la situación a la Directora, ella tomó el giratiempo, recordando la primer vez que se lo había dado a su alumna favorita.

— Los giratiempos, han existido desde tiempos muy antiguos, pero a pesar de esto, su evolución era muy erratica, y por esta razón sufrían este tipo de comportamientos. Podían llegar a quebrarse dependiendo de la gravedad del asunto, y solo ocurriría si en el pasado había sucedido alguna avería que pudiera alterar el futuro — comenzó a relatar McGonagall, y tras una pausa continuó — Por lo general estas averías podían solucionarse, siempre y cuando se resolvieran dentro de un tiempo límite antes de alterar el futuro.

Harry y Hermione comenzaron a entender que algo había ocurrido en el pasado, lo que no lograban entender aún era por qué el giratiempo se había tragado a sus hijos.

— Supongo que en este caso ustedes son los causantes de avería, no podrían haber regresado al pasado y solucionar el problema, debido al peligro que representaba el ser reconocidos rápidamente, así que el giratiempo optó por llevarse a sus hijos mayores, que si bien tienen sus genes, no podrían ser reconocidos tan fácilmente — relato la Directora

Estaban sumidos en la conversación, cuando su pequeña hija de siete años, Rose, bajó la escaleras y se acercó a ellos.

Fue Harry quien se giró hacia la niña y tendió sus brazos para que su pequeña hija se acerca a él.

Harry abrazó a Rose y la sentó en sus piernas, depositando un pequeño beso en su frente.

— ¿Dónde están James y Lilly? — preguntó la pequeña de cabello negro y ojos verdes.

Ante la pregunta, Harry y Hermione se tensaron, compartieron una mirada preguntándose el uno al otro que le dirían a su hija.

Fue Hermione quien rápidamente pensó en una respuesta para Rose.

— Hogwarts organizó un campamento estas vacaciones y tus hermanos se han ido con sus amigos por unos días — improvisó la castaña.

— ¿Es eso cierto? — preguntó Rose mientras dirigía su vista ahora a la mujer mayor.

— Por el momento es así jovencita Potter, como directora de la escuela vine por ellos hace rato, pero no te preocupes estoy segura que pronto estarán de regreso — dijo Minerva sonriendo gentilmente.

Harry suspiro con alivio ante la mentira bien formulada de la directora, agradeciéndole con la mirada.

— Pe-pero no se despidieron de mi — debatió inteligentemente la menor y con un poco de irritación.

— Y ellos lo lamentan, pero tenían que irse rapidamente... — improvisó McGonagall.

— Seremos solo nosotros tres por unos días pequeña — añadió Harry aún preocupado, mientras su hija apoyaba su cabeza en su hombro, finalmente aceptando la mentira.

Rose entonces pidió comer, a lo que Harry la llevó, quedándose a solas Hermione y Minerva, hasta que después de unos minutos, la directora se levantó del sillón donde había estado sentada.

— Me temo que por ahora es lo único en lo que puedo ayudar, investigaré y hablaré con mis contactos, tal vez pueda indagar más… solo tengan cuidado, este objeto puede rasgar las dimensiones y alterarlas... — Advirtió la profesora.

— Trataré de encontrar o crear un hechizo de contención. Mientras tanto le agradezco la ayuda — dijo Hermione con la voz apagada.

Minerva se le acercó le dio un abrazo reconfortante, luego se metió en la chimenea desapareciendo al instante.

Harry apareció con Rose en sus brazos unos minutos después, Hermione fue hacia su pequeña y le besó la cabeza tiernamente.

Rose bostezó y pidió ir a dormir nuevamente una siesta, Harry la bajó y la vió subir a su habitación, el ojiverde se giró hacia su esposa atrayéndola y depositando un beso en sus labios, mientras la rodeaba con sus brazos.

Ambos cerraron los ojos refugiándose uno en el otro, entonces el giratiempo comenzó a lanzar chispas y abrió una especie de espiral de energía azulada, y como si fuera una aspiradora, arrancó a Hermione de los brazos de Harry, con una fuerza brutal.

La castaña gritó al verse arrastrada, mientras Harry trató de alcanzarla, algo quería separarlos, pero usando su cuerpo se empujó hacia la espiral atravesándola con fuerza.

Aterrizó en su misma casa, su cuerpo cayó al piso sintiendo el dolor del golpe, levantó la cabeza mirando el cuerpo de su esposa a unos metros.

— ¡Hermione! ¡Hermione! — gritó desesperado.

Con rapidez se levantó y corrió hacia ella, notando al instante que el cuerpo de su esposa estaba inerte, tocó su mejilla con terror, sintiéndola extremamente fría, con la mirada recorrió el rostro de la ojimiel, sus ojos cerrados levemente negros, sus labios azules casi cenizos, su cabello pajoso y decolorado, era un cuerpo muerto.

— ¡No! No... no no no, esto... no... por favor... no… — exclamó y balbuceó Harry con dolor, sintiendo sus lágrimas salir con rapidez, y llorando se aferró al cuerpo de Hermione.

Al pie de la escalera miraba con confusión y enojo una castaña oscura, era la misma imagen de Hermione, pero sus ojos eran resaltados por un delineado grueso, su ropa era negra en totalidad, en su mano izquierda escondido en su muñeca había un tatuaje, eran cinco letras encerradas en una rama de espinas entrelazadas formando diminutos corazones, aquellas cinco letras eran el nombre de la persona que estaba viendo llorar.

Harry y Hermione acababan de atravesar una dimensión, una muy oscura, donde el caos reinaba tras la muerte del héroe de guerra Harry Potter, en su enfrentamiento contra Voldemort, dejando a una desolada y vengativa Hermione Granger.

El mundo era hostil y siniestro, por lo que esta versión de Hermione, estaba sumida en la depresión de haber perdido al amor de su vida.

Harry estaba destrozado y tan aferrado a Hermione, que aún no se daba cuenta que alguien se acercaba a él. La oscura castaña se había levantado de las escaleras y se acercaba lentamente a él.

— Primero mis hijos y ahora mi esposa — el hombre sollozaba con sus brazos envueltos en el cuerpo de la mujer que yacía en el piso — Pensé que el infierno en mi vida había terminado.

Mientras la mujer seguía acercándose, notó que era una mujer igual a ella por quien Harry estaba llorando desconsolado. Entonces comprendió que se trataban de un Harry y Hermione de otra dimensión, por que su Harry había muerto en la guerra.

Al ver a su amado Harry llorar sobre el cuerpo de una Hermione que aparentemente estaba muerta, pero que ella sabía al cien por ciento que ese cuerpo era un boggart, logró entender que el mayor miedo que estaba enfrentando Harry en ese momento, era perder a Hermione.

Esta Hermione había puesto un hechizo con el cual un boggart aparecería como escudo, cuando cualquier persona apareciera cerca de ella. Después de la guerra, esto era para ella un mecanismo de defensa que le permitiría prepararse contra su atacante.

Pero al ver lo que estaba frente a ella en este momento, instantáneamente esta Hermione empezó a desear lo que tenía el cuerpo de la mujer en el suelo. Anhelaba volver a ver a Harry y tener esa vida con él, por lo que tomó su varita y con un movimiento de su mano, el cuerpo de la Hermione en el piso, se esfumó en cenizas.

— ¡No! ¡No!.. ¡vuelve! — Harry gritó con desesperación.

Al ver la desesperación por la que Harry estaba pasando, con un poco de magia empezó a tomar la apariencia de la Hermione por la cual el hombre de ojos verdes lloraba.

Al tomar este aspecto, esta Hermione era consciente de que empezaría a drenar la energía de la persona la cual estaba tomando su apariencia. Esto era algo realmente malo, ella lo sabía, pero con tal de volver a tener a Harry a su lado, haría cualquier cosa.

Ahora se acercaba a Harry con su renovado aspecto. Vestía la falda negra de Hermione pegada a su cuerpo hasta las rodillas, tacones negros, su camisa manga larga blanca con el broche del ministerio y su gabardina color crema por encima de su vestimenta. Su cabello lo llevaba enrollado en una semi elegante moña, con su flequillo arreglado hacia su lado izquierdo.

Lo único que no llevaba puesto, era el collar de snitch que Harry le había dado a su esposa como regalo antes de casarse.

Harry estaba aún más devastado, después de unos segundos que el cuerpo de su esposa había desaparecido. Tenía su cabeza hacia abajo y sus lágrimas fluyendo, su cuerpo temblaba por los sollozos y llevó sus puños a su cabeza para tomar su cabello y jalar de él con desesperación.

"Primero mis dos hijos mayores, ahora su esposa, el amor de su vida. ¿Qué era lo que la vida tenía en su contra?"

Un momento después, escuchó pasos a su espalda y una voz bastante conocida.

— Ella no es real.. eso era una boggart — dijo la otra Hermione.

Harry lentamente se levantó, dándose la vuelta para encontrar a Hermione frente a él, ahora con el rostro lleno de vida, a diferencia del que había estado en el suelo minutos antes. Sus ojos se agrandaron con esperanza, y con rapidez avanzó hacia la versión oscura de su esposa.

— Harry... — susurró Hermione acercándose un poco más.

Con lágrimas cayendo por su rostro, Harry puso sus manos alrededor de la cara de Hermione.

— No me hagas esto... No te atrevas a dejarme así — Harry juntó su frente con la de ella, acariciando sus mejillas con sus manos — tenemos que volver y traer a James y Lilly de regreso. Rose está sola Hermione. No puedes dejarnos. Nuestros hijos nos necesitan… — Harry suplicaba contra el rostro de Hermione.

Ahora esta Hermione deseaba más la vida de la otra Hermione, al comprender que estaba casada con Harry y tenía al parecer tres hijos con él.

— No lo haré amor — susurró Hermione, y sin poder aguantar más, se inclinó hacia él y besó sus labios, siendo correspondida al instante, con un beso hambriento y desesperado.

No llevaban ni diez segundos enrollados en el beso, y Hermione quería más, pero fue en ese momento en el que Harry separó sus labios y su rostro se veía totalmente confundido. Su entrecejo estaba fruncido y claramente estaba alarmado.

— Harry... amor ¿Qué sucede? — preguntó la falsa Hermione preocupada.

— Tú... tú no eres Hermione... mi Hermione — aclaró Harry al ver el rostro asustado de la mujer frente a él y seguidamente fijarse en su cuello, en donde su collar de snitch no estaba colgado.

Harry no entendía, estaba completamente confundido. Estaba viendo a Hermione frente a él, se veía tan hermosa como siempre, todos sus rasgos perfectos que lo volvían loco, pero besarla no había sido lo mismo y su collar no estaba.

Cada vez que Harry besaba a Hermione, no importaba cuántos años tuvieran de casados y la cantidad de besos que se habían dado, el le había dicho que se sentía como volar. Amaba besarla y justo ahora al sentir sus labios, lo único que quiso hacer fue separarse de ella.

Estaba asustado, confundido y necesitaba recuperar a su esposa ahora mismo. No podía ser cierto, ella no podía estar muerta y estaba seguro que la mujer frente a él no era su Hermione, esa castaña de la que estaba completamente enamorado.

Mientras todo esto sucedía, Hermione se despertaba en lo que parecía ser una habitación sin salida, sobre un piso helado.

Lentamente abrió los ojos, y llevó su mano a la cabeza tratando de minimizar el dolor que sentía.

Cuando estuvo completamente despierta, revisó los bolsillos de su ropa buscando su varita, la cual habia desaparecido.

Segundos después subió su rostro y lo que vio la hizo alarmarse, pues estaba rodeada de un sin número de espejos que primero la reflejaban a ella y a medida que trataba de encontrar algo que le indicara una salida, los espejos comenzaron a girar y a proyectar imágenes con sus miedos más profundos.

Miró hacia ellos asustada y vio a sus hijos siendo tragados por un agujero negro, el cual claramente era el giratiempos. La castaña se acercó a uno de los espejos y lo golpeó con fuerza, pero nada pasó.

— Mis hijos... vuelvan... por favor — suplicó Hermione.

La castaña empezó a sollozar, gritar y golpear los espejos con el fin de encontrar una salida, pero al parecer era imposible.

Luego la imagen en los espejos cambió, mostrando a su pequeña Rose, quien lloraba al encontrarse sola y perdida. Hermione avanzó y se puso de rodillas frente al espejo y con su mano trató de acariciar el rostro de la niña de cabello negro y ojos verdes, pero todo lo que pudo tocar fue el vidrio helado del espejo.

Se sentó completamente en el piso, encontrándose desesperada y empezó a gritar y llorar. Unos segundos después, se puso nuevamente en pie y empezó a golpear los espejos con desesperación.

Llegó un momento en el que después de tanto gritar y golpear se cansó y fue en esta ocasión, en el que los espejos giraron nuevamente y le proyectaron la imagen de Harry besando a una mujer igual a ella.

Al ver esto, Hermione se congeló y su corazón se estrujó y hundió. Su Harry estaba besando a alguien más y creyendo que era ella, y lo peor del caso es que Hermione no tenía manera de advertirle.

Empezó a negar con su cabeza y a repetirse que eso no era real, no podía ser cierto.

Se encontraba tratando de eliminar esa imagen de su cabeza, cuando se vio reflejada en el espejo, pero su reflejo empezó a cambiar convirtiéndose en la Hermione que estaba besando a Harry y empezó a caminar hacia ella.

— Oh, te ves patética. Ahora el es mío y no volverás a verlo — se burló la castaña del espejo, haciendo que Hermione se diera cuenta de que ese beso también era real y esto la hizo arremeter contra el espejo frente a ella, hasta que se agotó.

Después de lo que parecieron ser horas, pues no sabía cuánto tiempo había pasado, empezó a sentir que se debilitaba.

No tuvo otra opción que sentarse en el medio, rodear sus piernas con sus brazos y apoyar su cabeza en sus rodillas, para no ver las imágenes en los espejos.

En esa posición se quedó procesando todo lo que estaba pasando y recordó que había leído algo bastante extraño cuando investigaba lo del giratiempo. Y en ese mismo momento recordó a la profesora McGonagall advirtiéndole sobre esto.

"Sólo tengan cuidado, este objeto puede rasgar las dimensiones y alterarlas... — Advirtió la profesora."

Según lo leído y lo que la profesora le había dicho, dedujo lo que probablemente estaba pasando.

El giratiempo alteró las dimensiones y los llevó a parar a alguna en donde ya existía una Hermione y era por esto que ella no tenía su varita con ella y la razón por la que estaba encerrada en este lugar lleno de espejos.

Comprendió al instante que el Harry de esta dimensión había muerto, por que su Harry estaba ahí afuera besando a otra Hermione, pensando que era ella.

Otra cosa que la alarmó bastante fue el hecho de saber que si existía otra Hermione, está sala o lo que sea que fuera, iba a drenar su energía por medio de su desesperación y sus miedos, hasta dejarla sin vida.

En ese momento pensó que cuando muriera, Harry seguiría creyendo que estaba con ella, pero sería la Hermione de esta dimensión quien regresara con Harry a casa y lograrán traer de vuelta a sus hijos.

Ese pensamiento la hizo sentir náuseas.

Entendió finalmente que estaba atrapada en lo que debía ser el espacio tiempo.