Hinata despertó con una ligera sonrisa. Había tenido un sueño agradable en el que su enamorado la notaba e incluso estuvieron a punto de darse un beso.

-Ey Hinata, ¿ya estás despierta? - al reconocer la voz se giró rápidamente - Gua, tómatelo con calma. No queremos que te vuelvas a desmayar, ¿verdad?

La Hyuga tenía un gran sonrojo en su cara. Parecía que parte de su sueño había sido real. Volvió su vista para ver a las numerosas copias del chico que le gustaba entrenando, algunos sin camiseta. Esa vista no ayudó con su sonrojo.

El rubio estaba confundido con su forma de actuar. Aún no se había disipado el clon que mandó a la biblioteca para saber qué significaba su comportamiento y lo que tenía que hacer.

Justo cuando le iba a decir lo primero que se le vino a la cabeza, los recuerdos de su kage bunshin le llegaron. Parpadeó varias veces mientras asimilaba toda la información. Un ligero color rosado se mostró en sus mejillas poco después mientras recordaba lo que había leído su réplica.

~Los indicadores más comunes de que a una chica le gustas son: sonrojos, comportamiento nervioso, tartamudeo (puede ser desde casi imperceptible hasta que es incapaz de decir una solo oración sin tartamudear varias veces), comportamiento coqueto o descarado, comportamiento más amable con dicho individuo que con el resto, molestia o entristecimiento cuanto el objetivo deseado está cerca de otra chica, comportamiento pasivo-agresivo.

Hay otros. Varía dependiendo de la chica en cuestión. Hay chicas que son de naturaleza agresiva y su forma de mostrar afecto es insultando y golpeando al chico, mientras que otras son de naturaleza tan tímida e insegura que se desmayan si el chico la toca o simplemente está demasiado cerca de ella.

No hay garantías. Dependiendo de la forma de ser de la chica ni siquiera preguntarle directamente serviría ya que podría decirte que no está enamorada de ti por el simple hecho de que tiene miedo al rechazo~

Ahora, si el Uzumaki repasaba la información y la comparaba con la compañera a su lado, tendría al menos 3 de la lista de indicadores y encajaría perfectamente con el caso de una chica tímida e insegura, lo cual podía notar que era.

Cualquier palabra que intentaba salir de su boca solo resultaba en un balbuceo sin sentido. Su cerebro aún estaba intentando procesar la idea de que, A LO MEJOR, Hinata estaba enamorada de él de todas las personas.

Nunca había prestado mucha atención a la pelinegra, algo de lo que estaba empezando a arrepentirse, pero hasta él sabía que ella era la heredera del clan más prestigioso de la aldea desde los Uchiha.

Ella era básicamente una princesa, mientras él era un huérfano sin nombre. Era cierto que había soñado que al convertirse en genin podría salvar princesas y acabar con tiranos y malvados, pero NUNCA pensó que terminaría con la princesa. Puede que soñase a lo grande, pero hasta él sabía que eso solo ocurría en las películas y los libros de fantasía.

Ella era realeza. Él un plebeyo. No se suponía que alguno de los dos se enamorara del otro, menos la princesa al plebeyo. Quiso quejarse. Quiso gritar. No era justo, pero esa era la realidad. Fue por eso que cuando se enamoró, lo hizo de una chica civil con la que tendría alguna posibilidad de salir.

Cuando fue a decirle que dejara de actuar como si estuviera enamorada de él se detuvo. No se atrevía a pronunciarlo en voz alta. ¿Realmente le gritaría a alguien solo por enamorarse de él cuando no debería estar interesada en un paria como él?, ¿realmente podría negarse a estar con una persona que le daría atención y comprensión, lo que más había anhelado toda su vida incluso más que el amor, por algo tan estúpido como que no eran del mismo estatus social?

A él mismo no podría importarle menos lo que la gente pensara de él, pero…no quería que ella fuera arrastrada a lo que él vivía a diario. Eso sería egoísta e injusto por su parte. Una princesa no tendría por qué pasar por eso.

-No puedo estar contigo - le dijo, sacando a la ojiperla de sus pensamientos y rompiéndole el corazón - Todavía no de todos modos. Una princesa merece algo más que un huérfano sin nombre. Tal vez cuando sea hokage y la gente me reconozca podemos tener algo si algún conservas tus sentimientos por mí - dijo y volvió al claro para continuar con su entrenamiento.

Hinata se quedó congelada en su lugar. Su enamorado se había dado cuenta de sus sentimientos, la había llamado princesa y afirmó que podrían estar juntos en un futuro. Le dolía que se hubiera llamado a sí mismo un huérfano sin nombre. No lo era a sus ojos.

Con la esperanza de poder estar con él en el futuro, se fue del lugar dirección a su casa. Entrenaría y se volvería más fuerte para el día en que él pudiera aceptar sus sentimientos, ella pudiera estar a su lado y no detrás.

Sin que ella lo supiera, el rubio la observó marchar con una sonrisa triste. Sakura había sido su enamorada por años. Le parecía bonita e inteligente. La había elegido por eso y porque no era de clan ni hija de nadie influyente como las demás chicas en su clase.

Sus sentimientos se habían desarrollado y hecho más fuertes con los años, pero en esos pocos instantes con la heredera Hyuga, se había dado cuenta que todo era falso. Había forzado esos sentimientos por miedo a estar solo y su deseo de llamar la atención y tener a alguien. Ahora que sabía que había alguien, ya no necesitaba sus falsas fantasías, aunque a veces la realidad podía ser muy dura.

Con un nuevo objetivo en su mente, volvió al entrenamiento con más fuerza que antes. Necesitaba ser más fuerte, tenía que ser más fuerte, y todo empezaba por pasar el examen genin y ser un shinobi de la hoja.


En los próximos reinicios se esforzó más que nunca en toda su vida. Algunas veces tenía que volver a pasar por su pequeño encuentro con la pelinegra. Necesitó de toda su fuerza de voluntad para rechazar cada vez a la ojiperla, cada vez su corazón se rompió un poco más.

Había logrado dominar la mayoría de jutsus del pergamino. Había tenido problemas con varios de ellos. Un estudio en la biblioteca para averiguar cuál era el problema le enseñó acerca de las afinidades elementales. Un papel de chacra comprado mientras se hacía pasar por un jonin le hizo saber que su afinidad primaria era el viento.

Eso le dió sentido a por qué las técnicas de futon se le hacían más fáciles que el resto. Aunque, como decía el libro, era posible crear afinidad con las otras naturalezas, lo cual estaba intentando.

Después de varios reinicios de hablar con su jiji y cambiar ciertas partes de su conversación para llegar donde él quería, había logrado obtener información muy útil. El elemento viento es la afinidad más rara en los Países Elementales. Konoha solo portaba dos usuarios: un tipo siniestro llamado Danzo y el propio hijo del sandaime, Asuma.

También descubrió que él podía usar las cinco naturales, una de las razones por la cual le llamaron Dios de Shinobi y el Profesor. Con los empujes adecuados, logró que él le contara un poco sobre cómo lo logró en su entrenamiento.

Por otro lado, en uno de los reinicios, le comentó de sus enormes cantidades de chacra y su nulo control. Aunque reticente, le mostró el ejercicio de caminar sobre los árboles y sobre el agua. No creía que le sirvieran de mucho cuando la graduación ya había empezado, pero esperaba que lo ayudara para el próximo curso si no aprobaba.

Con kage bunshin, logró caminar sobre los árboles antes del reinicio. El caminar sobre el agua aún tenía algunos problemas, pero tenía todo el tiempo del mundo para solucionarlos, aunque preferiría hacerlo pronto para estar cuanto antes con su belleza lavanda.