Capítulo VI:


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MIENTRAS LLORAS

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Mantente alerta, Sakura.

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Sasuke se había ido hacia unos quince minutos, recién empezaba a amanecer y no quería que su madre o sus hermanas lo vieran.

Sakura camino despacito hasta el baño sin hacer ruido. Mañana era su cumpleaños número dieciséis. Hoy era el funeral de Konan y la casa tenía una atmósfera pesada esa mañana.

Sakura era la única de las cuatro hermanas Haruno que tenía el cabello largo hasta la cintura.

A Sasuke le gustan las niñas de cabello largo o eso comentaban las chicas desde los cinco años que había conocido a Sasuke Uchiha. Ino tenía el cabello largo. Karin tenía el cabello largo. Naruko tenía el cabello largo. Sakura tenía el cabello largo.

Hasta esa mañana que se lo mal corto por los hombros con la tijera de la cocina.

―Sakura― Murmuró su madre al verla sentarse a la mesa a desayunar ―¿Qué te hiciste? ― Susurro dejando la taza de café frente a su hija.

―Me lo corte― Sonrió.

Su madre le devolvió el gesto con falsedad, su hija se había echo un desastre en esa cabeza.

Hikari Haruno tenía cuatro hijas. Todas de diferentes padres.

Rin Haruno era la mayor, la mas responsable, la que menos problemas le causaba. Quizás porque su madre la había obligado a crecer de golpe y a cuidar de tres pequeñas niñas que no le correspondían. Rin estudiaba en la academia de policías y era novia de Óbito Uchiha. Hikari estaban tan orgullosa de ella por la pareja que había elegido por eso Rin le ocultaba que en secreto mantenía un romance con su superior Hatake Kakashi. Hikari mataría a ese sujeto si Óbito Uchiha llegaba a dejar a su hija mayor.

Cuando Rin tenía cinco años nació Konan. Ella sí era un dolor de cabeza, empezando por el echo de que odiaba ir al Colegio, se había perforado la nariz sin permiso y había comenzado a salir con Pain Uzumaki.

―¿Por qué no puedes ser como Rin?― Susurro su madre decepcionada cuando Konan le contó quien era su primer novio.

Esa frase le había roto el alma a Konan pero más a Rin ya que había sellado su destino junto a Óbito Uchiha.

Cuando Rin tenía siete años nació Sakura. La única que había heredado los ojos verdes de su madre y el cabello tan claro como rosado. Hikari se había sentido muy feliz de que al fin una de sus hijas fuera igual a ella y no a su padre.

―¿Estás enojada?― Le preguntó Sakura luego de confesarle que había decidido aceptar el amor de Naruto Uzumaki.

Dejo la taza de café en la mesa y clavos sus ojos en los de su madre. Hikari suspiro frente a ella encendiendo un cigarrillo, ya había perdido una hija no podía perder a otra.

―No, Sakura―

Pero la pelirrosa sabia que su madre si estaba decepcionada de que haya elegido a Naruto y no a Sasuke. Por ese motivo prefirió obviar lo que había pasado en la fiesta de Itachi, ya demasiados problemas había causado Konan.

Rin creyó que con el padre de Sakura su madre había aprendido la lección pero no, dos años más tarde nació Matsuri y con ella la última oportunidad de formar una familia de Hikari Haruno. A las cuatro les puso su apellido y de ninguna su correspondiente padre se hizo responsable.

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Fue a Rin a quien le toco reconocer el cuerpo de Konan. Sakura y Matsuri eran menores de edad y su madre estaba en un ataque de ira contenida por los enfermeros.

―Por aquí― La guío el médico forense.

Hacía tanto frío en ese lugar, el silencio absoluto fue roto por el chirrido de la puerta metálica cuando ingresaron a la morgue del hospital. Rin camino caris baja detrás del médico forense hasta llegar a aquella camilla de metal. La castaña solo quería largarse de allí y vomitar lo poco que había podido comer ese día.

―Es Konan― Afirmó cuando el médico descubrió el rostro de su hermana menor.

Se veía pálida, morada, el cabello había perdido todo color quedando de un azulado pálido y sus ojos estaban cerrados. Rin sintió lo que era el terror el día que vio a su hermana menor en esa camilla de metal.

Ya no eran cuatro, ahora solo quedaban tres.

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―Feliz cumpleaños, mi vida― Susurró Sakura pasando sus brazos por los hombros del chico.

Hoy era 10 de octubre. Naruto cumplía dieciséis años. Estaban en clase, Naruto estaba sentado en su pupitre y ella en el de atrás. Se había inclinado sobre este para abrazarlo por la espalda y susurrarle al oído. Los cabellos rubios de su nuca se erizaron al sentir ese aroma a cereza.

―Gracias― Murmuró con una sonrisa.

Sakura ya lo había saludado la noche anterior. Lo llamo exactamente a las 00:01 hs y medio minuto después le llego el mensaje de Sasuke.

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Hinata clavo sus ojos perlas en la pareja frente a ella, quería levantarse y saludarlo pero estaba con su novia y la pelinegra no quería interrumpirlos.

―¿Se la vas a dar? ― Le preguntó Tenten desde su asiento a su lado y clavo sus ojos marrones en la bufanda roja que había dentro de aquella bolsita de papel.

―No creo― Susurró en voz baja y doblo la bolsa evitando que se viera su contenido.

Tenten sabía el tiempo que le había llevado a su amiga tejer esa bufanda especialmente para el rubio y dudaba que Sakura le hubiera regalado algo que valiera la pena. Clavo sus ojos chocolates en la pareja y sintió arcadas de solo ver ese cabello rosa mal cortado. Tenten realmente odiaba a Sakura Haruno.

¿Por qué alguien tan bueno como Naruto Uzumaki estaba enamorado de alguien como ella?

―¿Todo bien? ―

Tenten sonrió asintiendo y se levanto a besar a su novio. Ella tenía suerte de tener a Neji Hyuga en su vida.

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Naruto solo quería pasar su cumpleaños comiendo pizza y jugando videojuegos con Sakura y Sasuke pero había olvidado que también era el cumpleaños de Naruko y la rubia había organizado una fiesta esa noche junto con Pain.

Era viernes. Jiraiya, el tío de su padre quien los criaba desde que habían muerto los padres de los tres de Naruto, de Naruko y de Pain les había dicho que tenía planes para esa noche y les permitió organizar esa fiesta mientras no rompieran nada ni viniera la policía.

Sakura trago grueso cuando llegaron los Akatsukis a la casa de Naruto. Hacía mucho tiempo no los veía a todos juntos.

Ella había venido muy temprano a ayudarle al rubio a preparar todo y Naruto casi se desmaya al verla con ese hermoso y corto vestido verde. Sasuke también había llegado temprano y Naruko se había apropiado del Uchiha, Sakura apenas si había podido cruzar palabra con él.

―Vamos es mi cumpleaños― Susurro Naruto obligándola a beber aquella lata de cerveza.

Sakura suspiro al tomarla con su mano derecha y los ojos azules de Naruto se clavaron en ella mientras la abrazaba por la cintura. No quería, más bien no podía emborracharse esa noche, el gramo de cocaína que le había dado Sasori hacia unos días atrás ya casi se había agotado y era lo único que la mantenía alerta, aun así le sonrió y bebió aquella lata de cerveza.

―Tenemos dieciséis― Chillo Naruko abrazando a su hermano mellizo por los hombros.

Sakura se alejo de ellos ubicando a Sasori en uno de los sillones de la sala. Se sentó a su lado bajo la atenta mirada de Sasuke que se encontraba apoyado en una de las paredes bebiendo una cerveza y quien por una extraña razón se encontraba muy sobrio y muy pendiente de los pasos de la pelirrosa.

―Aún no me has pagado la última― Le dijo el pelirrojo cuando ella se sentó a su lado, no hizo falta ni decirle a que venía.

―Ya se― Dijo cansada pero realmente precisaba esa droga si quería seguir cuerda en esa casa.

Sasori vio pasar a Itachi a unos metros de ellos observándolos. La casa comenzaba a llenarse de personas, había tanto ruido y humo ahí dentro que en cualquier momento los vecinos llamarían a los bomberos. La mayoría eran compañeros de clase de los mellizos Uzumaki. Los únicos adultos presentes eran ellos, los Akatsukis. Saco la bolsita del bolsillo de su chaqueta y apretó la mano de Sakura con fuerza dejándosela en la palma y evitando así que alguien los viera. Ella respiro tranquila al conseguirla.

―La necesitas esta noche― Murmuro el pelirrojo observando a Itachi de reojo.

Y entendió que si Sakura no se mantenía sobria y alerta esa noche, se podría repetir lo que le hicieron en la fiesta de Itachi Uchiha.

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Sakura sintió el ácido gástrico quemar su garganta y se bronco aspiro con su propio vomito sobre aquella cama. Todos la miraron colapsar semi desnuda en el cama de Itachi Uchiha, ninguno fue capaz de voltearla y ponerla de costado para que pudiera vomitar y no se ahogara con su propio vomito.

―Mierda― Escuchó a Deidara a su lado ¿Qué le pasa?

Sasori trago grueso. Todo se estaba complicando cada vez más, no se suponía que pasara eso.

Sakura sintió cuando pasaron la frazada por su cuerpo envolviéndola, sintió los brazos de Itachi cuando la cargo hasta su coche y arranco, manejaron unos veinte minutos aún era de noche pero Sakura no había podido abrir los ojos respiraba tan bajito que parecía muerta.

Itachi bufo por lo bajo al bajarla con Kisame.

¿Le vas a dejar la frazada?

Itachi pareció pensarlo. Era la frazada de su cama, cuando la policía la encontrará los llevaría directo a su casa.

No

Y sintió como el azabache le quitaba la frazada de su cuerpo dejándola solo en ropa interior sobre la arena y las rocas. Las pisadas le anunciaron que se habían ido.

―Ah― Exhalo.

Le dolía hasta respirar. Sentía la arena y las piedras clavarse en su espalda desnuda, solo podía escuchar las hojas de los árboles cuando una ráfaga de viento las movió, el sonido de las olas que cada vez se acercaban más a ella y finalmente sus pisadas.

Sasori debatió veinte minutos en su coche en si Sakura realmente estaba muerta o debía volver a asegurarse. Se decidió por esta última opción, la realidad era que sólo quería que ella aún respirará. Apenas estaba amaneciendo, serían cerca de las siete de la mañana. Se detuvo a unos metros del cuerpo inerte de la chica, respiro profundo y avanzo los pocos pasos que quedaban.

―¿Sakura? ― La llamo.

Ella abrió los ojos despacito y Sasori supo que no la podía abandonar allí.

―Ah― Se quejo cuando él paso su chaqueta por su cuerpo semi desnudo, la levanto entre sus brazos y la cargo hasta su coche.

Tenía el cuerpo entumecido del frío. Fue Sasori y su abuela quienes le dieron tanta cantidad de hierbas y yuyos y la hicieron vomitar toda la droga que le habían dado esa noche. Sasori le agradeció en silencio a su abuela, la anciana solo tenía su nieto en esta vida, no podía dejar que fuera preso.

―Ya debería irme―

Sasori negó con la cabeza. Serian cerca de las tres de la tarde.

―Come algo, por favor― Le rogó entregándole el tazón con caldo.

Sakura lo tomo muy despacio pero acabo vomitándolo a los diez minutos.

―Me siento horrible, Sasori― Susurro llorosa aun arrodilla en el escusado.

El pelirrojo la miro con lástima y la ayudo a volver a su cama. La abuela Chiyo le hizo otro té con hierbabuena, la ayudo a bañarse enjuagando su largo cabello enmarañado de arena, vomito y hojas secas y Sasori le entregó el vestido, los zapatos y su bolso que había logrado recuperar del dormitorio de Itachi. Un par de horas después la acompaño hasta su casa.

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Sasori estaba tan arrepentido de lo que le hicieron aquella noche, ni siquiera sabe porque se había sumado a ese plan. Al principio le pareció divertido a parte de que Sakura le gustaba mucho pero ella solo tenía quince años en ese entonces y él había bebido y consumido tanto esa noche que apenas si recuerda como hizo para sacarla con vida de allí.

―Gracias, Sasori― Murmuro levantándose del sillón, él tomo su mano para que volviera sentarse junto a él.

―Mantente alerta, Sakura― Le dijo serio.

Ella sabía a que se refería pero solo asintió y salió disparada al baño. Cerro la puerta detrás de si y metió la punta de la llave de su casa en la bolsita, inhalo con fuerza sintiendo ese polvo quemar sus fosas nasales y observo el pequeño llavero que colgaba entre sus manos.

Una pequeña foto de las cuatro hermanas Haruno. Konan se lo había dado. Le regalo una a cada una.

Los golpes en la puerta la despertaron.

―Ocupado ― Chillo.

―Soy yo― Reconoció la voz de Sasuke enseguida.

Le abrió la puerta despacio y lo dejó pasar. El Uchiha observo a ambos lados antes de entrar al baño evitando que alguien lo viera.

―¿Me das?― Le pidió observando aquella bolsita blanca entre las manos de la chica.

Sakura quiso decirle que no, que era una mierda y solo iba a consumir su vida pero ¿Que autoridad moral tenía ella para decirle a Sasuke que no se drogara? Apretó la bolsita y con la punta de la llave saco un poco. El Uchiha la inhalo con fuerza.

―Ah― Se quejo y apretó su nariz con su dedo índice y pulgar, una pequeña lagrima escurrió por su ojo derecho.

―Quema― Dijo ella pasando la yema de sus dedos por su mejilla y secando la pequeña lagrima.

Él sonrió y la apretó contra la pared de azulejos. Ya no podía seguir separado de ella. Poco le importaba compartirla con su mejor amigo. Él solo quería tenerla aunque sea un par de horas a la semana.

―Nos pueden ver― Dijo ella cerrando los ojos cuando él apretó uno de sus senos por sobre la ropa.

Sasuke rechisto por lo bajo alejándose y se sentó sobre la tapa del inodoro. Sakura se sentó enfrente, al borde de la bañera.

―¿Con cuantas chicas has estado?― Le preguntó luego de unos minutos en silencio.

―¿Contándote a ti?― Ella asintió ―Cuatro. Naruko. Ino. Karin y tú. En ese orden― Dijo clavando sus ojos negros en ella ―Te toca―

Sakura sonrió sin muchas ganas. No sabía ni porqué le había preguntado eso. Sólo sentía curiosidad, ya sabía qué había estado con sus dos mejores amigas y su cuñada pero pensaba que quizás habría otra.

―Tres― Susurro y quiso realmente que eso fuera cierto ―Naruto, Sasori y tú― Casi, casi en ese orden quiso decirle ―¿Crees que haya alguien sobrio a esta hora? ― Peguntó divertida.

Sasuke sonrió de lado cuando ella se levanto de la tina, camino hacia él y se sentó sobre su regazo dejando una pierna a cada lado de su cuerpo, el vestido se subió tanto que pudo ver la ropa interior color rosa Él paso sus manos por su cintura haciendo que ella se restregara contra él y Sakura lo apretó muy fuerte por sus hombros.

―¿Te molesta no ser el primero?― Le preguntó apoyando su frente contra la de él.

Sasuke negó con la cabeza observando esos ojos verdes, lo único que quería era besarla y hacerle el amor en ese baño.

―Soy el más impórtate― Aseguro orgulloso aunque sabía que compartía ese lugar con Naruto.

Ella rió por lo bajo antes de besarlo.

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Naruko apretó los puños del otro lado de la puerta. Quería ir y decirle a Naruto lo que estaba haciendo su novia con su mejor amigo pero eso solo lograría una cosa que Sakura y Naruto se separaran y que finalmente el Uchiha y la Haruno estuvieran juntos.

Y eso ella no pensaba permitirlo. Mucho menos después de todo lo que hizo para mantenerlos alejados.

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