Buenas!

Bueno, me agarró COVID y no puedo oler ni saborear nada desde hace cuatro días. Estoy un poco decaída, no lo voy a negar, pero estoy rogando porque esta etapa pase rápido.

Patito Feliz: Gracias por tu apoyo, cariño. Me he esforzado mucho para que quede bonito. Si querés ver los capitulos de Alf, podés verlo en una página llamada Series Antiguas. O si tenés HBO +, podés verla ahí. También está en Amazon Prime, pero tenés que usar un VPN, ya que solo está en el catálogo de EEUU.

Doctor Venom: ¿Por qué Katrina duerme en la bañera? Ahhh, eso lo explicaré después.

Capítulo cinco

Tongue tied

Well, I might not be able to say it out loud

Willy se despertó al día siguiente. Kate aún estaba dormida. Entró en el baño y se dio una ducha. Se quedó un rato bajo el agua caliente, pensando en todo lo que había pasado la noche anterior. Toda su vida había sentido curiosidad sobre el espacio exterior y la aparición de Katrina y de los hermanos de Alf solo había aumentado su curiosidad de manera exponencial. Había otras razas, existía una Unión Intergaláctica… ¿Kurtis podría responderle con sinceridad? Se lo veía mucho más serio que Alf, a pesar de ser un niño.

Salió del baño y se dio cuenta que Kate ya se había ido. Se cambió y fue hacia la sala. Vio a Kate de pie, observando el sillón de manera pensativa.

Los tres melmacianos se habían quedado dormidos, sentados frente al televisor apagado. Alf estaba en el medio, mientras que sus dos hermanos estaban abrazandolo lado a lado. Estaban cubiertos por una manta que Willy les había puesto. Se veían demasiado adorables, especialmente por Augie. ¡Que pequeña era! Tenía el tamaño de un bebé recién nacido.

Willy rodeó la cintura de su esposa con los brazos de manera cariñosa.

—¿Qué haces? —le preguntó en voz baja, mientras la besaba en la mejilla.

—Oh, nada, solo que… ellos se ven tan…

—Adorables —terminó la frase Willy.

—Gracias —respondió Alf, sin abrir los ojos—. Pero primero invítame al cine.

—Hablaba de tus hermanos, no de ti —le respondió Kate.

Alf abrió los ojos y giró un poco la cabeza para verla.

—Dijo "se ven adorables", en plural. Admitelo, tienes miedo a la competencia.

Se escuchó un pequeño quejido, proveniente de Augie.

Gordon, yut aret.

—Perdón, princesa, es que Willy me estaba coqueteando.

Kate lanzó un bufido y se fue a la cocina.

—¿Qué pasa? —preguntó Kurtis malhumorado, frotándose los ojos.

—Creo que estoy haciendo tambalear un matrimonio. Curioso, yo creí que sería Katrina.

—Nadie te estaba coqueteando —Willy ya estaba cansado de escucharlo.

—Buenos días, señor Tanner —lo saludó Kurtis, cambiando el tono instantáneamente a uno más cordial.

Augie escondió su cara con las manos.

—Augie, saluda —la animó Kurtis.

La pequeña melmaciana descubrió parcialmente su rostro, solo dejando ver sus ojos azules

Kameri, siam Tanner —dijo Augie, antes de volver a esconderse.

—Le está diciendo buenos días —tradujo Kurtis.

—Oh, buenos días a todos —saludó Willy—. ¿Cómo durmieron? Lamento que hayan dormido en el sofá.

—No, hemos dormido bien —dijo Kurtis.

—Ah, una cosa. Katrina nos dejó un dispositivo. Dijo que tú nos enseñarías.

—¡Oh, cierto!

—¿Qué dispositivo? —preguntó Alf.

—Un teléfono portátil —explicó Kurtis.

—¿Es uno bueno?

—Es uno para niños pequeños y es local, así que si crees que vas a llamar a Rhonda con eso, estás equivocado.

—No pensaba llamarla. Me amará más después de un par de siglos —se rio.

Kurtis lo miró, extrañado, pero fue interrumpido por Augie.

Kurtis, iksa kiek nap lazienka.

—Señor Tanner, ¿dónde está el baño?

—Es la primera puerta a la derecha.

Kurtis tomó de la mano a su hermana y se bajaron del sillón. Mientras los veía alejarse, se dio cuenta que la pequeña nunca había hablado en inglés en ningún momento, lo cual hizo que se preguntara aún más sobre los idiomas alienígenas.

—Espero que Kate prepare mucha comida —dijo Alf—. Comen como aspiradoras.

—Nada que no haya visto antes… Oye, ¿tu hermana no sabe hablar inglés?

—¿A que te refieres?

—Solo habla melmaciano.

—Ahora que lo mencionas… es un poco raro, no lo había notado.

—¡Gordon! —Kurtis gritó desde el baño—. ¡Necesito ayuda!

—Pensé que ya sabías ir al baño solo.

—¡El inodoro es muy grande para Augie!

—Ya voy —Alf se levantó del sillón—. No se coman toda la comida —agregó, dirigiendo a Willy, mientras se iba al baño.

En el desayuno, Augie tuvo que sentarse en el regazo de Alf para comer. Cuando sirvieron los hotcakes, en lugar de tirarse encima de la comida, Alf cortó un pedazo con el tenedor y le dio a Augie primero.

—¿Te gustan los hotcakes? —le preguntó

Yak.

—¿Este también te gustó?

Yak

—¿Por qué no le dices a Kate que te gustaron?

Augie levantó la vista y se tapó la cara a medias.

Akso na li nati, siami Tanner —respondió Augie.

—Augie, ella no sabe melmaciano. Dicelo en el idioma de los humanos.

Augie bajó las orejas.

Nyur iksa bora

—¿Cómo que no puedes?

Kurtis carraspeó.

—Gordon, me olvidé de decirte eso anoche, pero Augie no puede hablar inglés… ni ningún otro idioma.

Alf soltó una risa.

—Claro que puede hacerlo.

—Augie entiende todo, pero no puede hablar inglés. Dice que no le sale. Katrina me dijo que podría ser psicológico.

—¿Psicológico? ¡Ja! Eso es una idiotez. Seguro es porque no quiere, eso es todo —se dirigió a su hermana—. Vamos Augie, di algo.

Nyur iksa bora —repitió.

—Solo un par de palabras.

Augie negó frenéticamente con la cabeza.

—Gordon, déjala —le advirtió Kurtis—. Solo quiere comer tranquila.

—Cállate, Kurtis—volvió a dirigirse a su hermana—. Vamos, linda. Solo una pequeña frase y no te molestaré

Nyur —en ese momento se la notaba muy incómoda y tensa.

—Creo que no deberías presionarla —le aconsejó Willy, pero Alf lo ignoró.

—Vamos…

¡Nyur!

Para ese entonces, la pequeña tenía los ojos bañados en lágrimas y comenzó a llorar bajito, cubriéndose la cara con las manos.

—¡Te lo dije! —Kurtis se levantó y le quitó a Augie de su regazo para abrazarla—. Lo harás cuando puedas, Augie. ¿Quieres seguir comiendo?

Augie negó con la cabeza, aún llorando.

—¿Quieres irte?

Asintió con la cabeza.

—Bien, nos quedaremos en la sala viendo la televisión.

Kurtis tomó de la mano a su hermana, murmurando una serie de disculpas ante la familia antes de irse.

Un silencio incómodo se cernió sobre la cocina. Alf miró a la familia de la manera más inocente que pudo.

—¿Qué? No hice nada malo.

—Alf, si ella no puede hablar… —empezó Kate, pero Alf la interrumpió.

—Ella puede, solo es un capricho suyo —insistió Alf tercamente.

—Aún así, no debiste hacerla llorar —se metió Lynn.

Alf miró sus manos y comenzó a juguetear con sus dedos, como hacía siempre que se sentía culpable.

—No me había dado cuenta —murmuró.

—Deberías ir con ellos.

Alf asintió.

—Tienes razón —murmuró—. Debería hablar con ellos.

Alf se levantó de la mesa y fue hasta la sala. Willy suspiró y Kate le apretó la mano sobre la mesa.

—Sabíamos que no sería fácil —le dijo.

—Si, lo sé —respondió Willy—. Pero será mejor que ellos arreglen sus problemas. Ellos son familia.

—Nosotros también somos la suya —se metió Brian, quien no había pronunciado palabra durante el desayuno.

—Lo somos, pero… esto es diferente. Ellos son hermanos de sangre, en cambio nosotros… no lo somos.

Brian miró a su padre, intentando comprenderlo.

—Oh, supongo que tienes razón —dijo—. Pero… ¿por qué Augie no habla como nosotros?

—No tengo idea —respondió Willy, preguntándose a si mismo sobre el idioma melmaciano y como sabían inglés de manera que parecían nativos—. Ya le preguntaremos cuando haya oportunidad y las cosas estén un poco más calmadas. Mientras tanto, es mejor que terminemos el desayuno


Cuando Alf fue a la sala, encontró a sus dos hermanos viendo Los Pitufos sentados en el sillón completamente en silencio. Parecían un poco tensos.

—¡Ah, Los Pitufos! —exclamó—. La aldea de duendes comunistas.

Ninguno se rio. Kurtis lo miró con mala cara y Augie se abrazó a su hermano, escondiendo su cara en el pecho de Kurtis.

—Hey —Alf se acercó a Augie—. Lo siento, princesa. No quería hacerte llorar.

Crees que yo estoy mal —musitó Augie, sin mirarlo.

—No, yo nunca…

¿Estoy fallada? —musitó, con la voz ahogada.

Eso le rompió el corazón a Alf. Se acercó aún más y la obligó a que la mirara. Sus ojitos azules estaban hinchados y brillantes.

—Eres el ser más perfecto que haya conocido —le dijo—. Me da igual en el idioma que hables, siempre vas a ser mi pequeña princesa.

Augie parpadeó.

¿Soy más perfecta que Rhonda? —preguntó, entre hipidos.

Alf no tuvo otra opción que reírse un poco.

—Más que Rhonda., pero no se lo digas.

Augie estiró sus brazos y Alf la abrazó, acariciando su cabello. Miró a Kurtis, quien estaba devolviéndole la mirada un poco molesto.

—Tu también quieres un abrazo, admítelo —le dijo a Kurtis.

Su hermano menor puso mala cara, pero no duró más que un par de segundos. Enseguida se acercó para abrazarlo.

—Eres un grandísimo idiota, Gordon —le susurró en el oído.

—No tanto como tú —le respondió.

Kurtis se separó.

—Tengo que hablar con el señor Tanner sobre lo que me dejó Katrina.

—Ve, mocoso, pero no la uses para hablar con tus novias.

—Cállate —rio Kurtis, mientras se iba a la cocina. Alf se acomodó en el sillón, abrazó a su hermana menor y siguieron viendo la televisión como si nada más importara.


—Aquí está.

Willy puso sobre la mesa del desayuno el dispositivo de comunicación con mucho cuidado, como si fuera una bomba. Kurtis, subido a una silla, lo tomó en sus manos e hizo un gesto para que Willy y Kate se acercaran. Brian y Lynn se habían ido a la sala a ver televisión junto con Alf y Augie

—Esto es un teléfono de bolsillo ya un poco anticuado —explicó Kurtis, como si fuera un profesor enseñando una materia a sus alumnos—. Es básicamente un teléfono para niños pequeños… sin ofender, claro.

—No, no nos ofendemos —dijo Willy, fascinado.

—Bien, se abre de manera muy sencilla. ¿Ven estos triángulos? Son botones, ocho en total. Hay que tocarlos en una secuencia determinada en total para que se abra. Como viene por defecto, solo hay que tocar este.

Kurtis tocó una sola vez uno de los triángulos. Tenía como símbolo un pequeño círculo con tres puntos dentro. Este se iluminó de azul, hizo un breve pitido y la tapa se levantó.

Lo más cerca a lo que Willy podía comparar eso, era un estuche de maquillaje para el rubor, solo que en lugar de maquillaje había botones y en lugar de un espejo, había una pantalla que tenía símbolos extraños.

—Esto es escritura chaffi, no la entenderán y no sé como enseñarles —dijo Kurtis—. Para hablar con Katrina, solo deben apretar el botón que está en el centro durante unos tres segundos y los comunicara con Katrina. Cuando terminen de hablar con ella, solo lo cierran y listo. ¿Alguna pregunta?

—Si, ¿Cómo ustedes pueden aprender idiomas que…? —comenzó a preguntar Willy, pero Kurtis lo frenó en seco.

—Sobre el teléfono.

—Oh, lo siento. ¿Esto se carga de alguna manera?

—Las baterías duran aproximadamente unos cinco años, así que no se preocupen por ello —Kurtis regresó el teléfono a Willy—. Será mejor que lo guarden en un lugar seguro, como en su habitación.

—Gracias por explicarnos, Kurtis. Eres un chico muy maduro —le dijo Kate.

Kurtis sonrió de manera un poco avergonzada.

—Gracias, señora Tanner.

—Puedes llamarme Kate, no tienes que ser tan formal.

—Si, puedes llamarnos por nuestros nombres —agregó Willy.

—Está bien Kate, Willy. Creo que nunca les agradecí por dejar que mi hermana y yo nos quedáramos. No queremos separarnos de Gordon.

—No es ningún problema para nosotros, siempre y cuando recuerden que no deben salir y ser vistos por nadie más.

—Lo sé —dijo Kurtis, lacónicamente—. Los humanos son un poco… hostiles con los extraterrestres o al menos eso fue lo que me dijo Katrina.

—Por desgracia. Pero no se preocupen, nosotros los protegeremos.

—Y nosotros prometemos portarnos muy bien.

—¿Mejor que tu hermano? —bromeó Kate.

Kurtis los miró, confuso.

—¿A que se refieren? —preguntó.

Kate y Willy se miraron.

—Bueno… es que Alf suele portarse un poco… destructivo.

Kurtis parpadeó.

—Eso es extraño.

—¿Cómo se portaba tu hermano en Melmac?

Kurtis abrió la boca para responder, pero fue interrumpido por Alf.

—¡Kurtis, ven! —se lo escuchó gritar desde la sala—. ¡Quiero mostrarte a Alvin y las Ardillas!

—Voy —le respondió Kurtis. Se dirigió a los Tanner—. Lo siento, pero quiero estar con mis hermanos. Hablaremos después.

Kurtis inclinó ligeramente la cabeza en un gesto de saludo y se fue a la sala. En ese momento, Willy tuvo la extraña sensación de había algo que le estaban ocultando, pero desechó la idea. Estaba siendo paranoico.


Kurtis miraba la televisión, ahora solo. Gordon se había llevado a Augie al garaje para jugar y compensarle el mal rato que le había hecho pasar. Kurtis no quiso ir, preferia estar solo mirando dibujos animados. Después de estar tanto tiempo cuidando a Augie, tener un rato para él solo le parecía un lujo. Pero en una casa con tantas personas y estando en la sala, era evidente que mucho no iba a durar.

El menor de los humanos se sentó a su lado. Podía notar sus ojos llenos de curiosidad sobre él. No lo iba a negar, Kurtis estaba muy curioso también, ya que no había interactuado con un niño humano.

—Kurtis, ¿en tu planeta veias tele? —le preguntó.

—Si, pero no mucho —respondió.

—¿Y que programas te gustaban allá en Melmac?

—Solo miraba dos que me gustaban muchísimo. Uno se llamaba "Guerreros del desierto" y se trataba de las aventuras un grupo de militares que vivian con sus familias en una base. El otro era un programa llamado En el Medio, donde había un presentador que invitaba gente famosa y hacia debates.

—Oh —solo dijo Brian—. ¿Te gustan los programas de aquí?

—Un poco. Solo veo la televisión porque no tengo mucho más que hacer.

—Bueno… podrías jugar conmigo si quieres.

Kurtis lo miró.

—¿Conmigo?

—Mamá y papá no me dejan traer amigos aquí por… bueno, tu sabes…

Kurtis lo entendió.

—Por nosotros, ¿verdad?

Brian asintió, pero luego pareció darse cuenta que había dicho algo malo, porque rápidamente agregó:

—¿Quieres venir a mi habitación? Tengo muchos juguetes.

Kurtis sonrió como no lo había hecho hacía meses.

—¡Claro!

Se quedaron casi toda la mañana en la habitación sentados en el suelo, jugando con cada juguete que encontraba y examinándolo. No eran muy distintos de los que había en Melmac, pero tenían algunas diferencias, como que las armas realmente no disparaban balas pegajosas. Brian parecía feliz de explicarle cada juguete como si Kurtis no supiera como funcionaba y decidió dejarlo pasar. Se estaban divirtiendo y Kurtis podía olvidar por un rato todo lo que había pasado hacía más de un año y ser un chico normal.

Brian también le preguntó por los juguetes de Melmac. Kurtis se explayó bastante sobre todos los que había. Le estaba contando sobre los tanques de juguete, que eran replicas exactas de tanques reales, cuando notó que la señora Tanner estaba en la puerta, mirándolos. A Kurtis le dio la impresión de que había estado ahí como unos quince segundos.

—Veo que se están haciendo amigos —comentó, sonriéndoles.

Brian se levantó de un salto.

—¡Mamá, Melmac es genial! ¡Tenian juguetes que disparaban de verdad!

Al ver la mirada de espanto en la señora Tanner, Kurtis intervinió:

—Eran balas de pintura, no de esas que matan.

La señora Tanner se rio, aliviada.

—¿Jugabas con eso dentro de la casa?

Kurtis soltó una risa avergonzada.

—A veces, pero mi mamá me retaba. La pintura era fácil de quitar igual… lo sé porque me obligaba a hacerlo.

Kate asintió en señal de aprobación.

—Bueno, los dejo jugando… ¿Hiciste tus deberes, Brian?

—Si, mamá.

—Bueno, en ese caso, los dejo.

La señora Tanner se marchó y Kurtis no pudo evitar pensar que tenia un cierto parecido a su madre. No sabía por qué, pero se la recordaba.

Un leve tirón en su brazo lo sacó de sus pensamientos.

—Kurtis, sígueme hablando de los tanques —le suplicó Brian, ya sentándose otra vez a su lado.

Kurtis asintió.

—Bueno, como te decía…