Buenas!

Acá sigo, recuperandome de las secuelas del Covid.

DrVenom: El Yugioh es malo, te chupa el alma XD. Gracias por decirme los diálogos se parecen a los de la serie, me esfuerzo mucho para que sea así.

Capítulo seis

Meat is Murder

Closer comes the screaming knife

This beautiful creature must die

No hubo mayores problemas en los próximos tres días. Augie perdió la timidez muy rápido y ya corría por toda la casa, intentando treparse a todo lo que pudiera y a curiosear por todos lados. En un momento se metió dentro de la lavadora y si Kate no la hubiera visto se habría ahogado, pero no pasó más allá de un susto. Aún así, parecía un poco reacia a interactuar con nadie que no fueran sus hermanos mayores.

Kurtis y Brian se hicieron amigos enseguida. Como Brian no tenía hermanos varones y Alf era mucho más grande que Kurtis, no fue raro que sucediera algo así. Pasaban el rato juntos, ya sea jugando, viendo la televisión o simplemente conversando.

No sabían donde acomodar a los niños, así que Willy fue a comprar un par de canastos para que tuvieran donde dormir y una silla alta para que Augie pudiera comer. No le hacía mucha gracia, pero no tenían opciones. Kurtis entendió y a Augie no pareció importarle, siempre y cuando estuviera con sus hermanos. A diferencia de Alf, los chicos eran bastante… normales en su comportamiento. Kurtis incluso comía la misma cantidad de comida que Brian, aunque Augie apenas probaba bocado y prácticamente tenían que forzarla a comer.

Algo que hubo que poner en claro, era el tema de Suertudo. Apenas Augie notó la presencia de un gato en la casa, corrió hacia él para cazarlo. Por suerte, el gato era bastante ágil.

—Aquí no se come al gato —le dijo, una vez que el gato estuvo fuera del alcance de la pequeña, subiéndose al piano.

It nyur gia si —Augie lo dijo en tono de pregunta. Para su suerte, Kurtis estaba allí para hacer de traductor.

—Pregunta por qué no puede hacerlo —tradujo Kurtis.

—El gato es una mascota. No nos comemos a las mascotas —le dijo con toda la paciencia que pudo.

Augie parpadeó, confusa. Kurtis la tomó del hombro.

—Augie, en este planeta los gatos son mascotas, ¿entiendes? Tienes que prometerle al señor Tanner que no vas a comerte a… ¿Cómo se llama el gato?

—Suertudo.

—Suertudo. ¿Lo prometes?

Augie miró a Willy e hizo un gesto de una cruz debajo de su oreja.

—Eso es un símbolo de promesa —le explicó Kurtis—. Le está prometiendo no comerse al gato.

—¿Lo prometes? —le preguntó Willy a Augie.

Ella asintió y le dedicó una sonrisa.

—Pues… muy bien —Willy estaba sorprendido de que no hiciera un berrinche por ello.

Kurtis era un chico agradable, pero algo frío, como un niño que había pasado por demasiadas situaciones estresantes que nadie debería padecer. No era la primera vez que veía algo así. Como trabajador social, había visto demasiados niños traumatizados como para no reconocer a uno cuando lo veía, aunque fuera un alienígena.

Durante esos días no habían casi hablado, ya que el chico se la pasaba casi todo el tiempo en compañía de sus hermanos o Brian, pero una tarde lo encontró solo en la sala, leyendo un libro. Willy intentó leer la tapa, pero tenía unos símbolos extraños que bien podrían ser escritura melmaciana.

—¿Qué estás leyendo? —le preguntó.

Kurtis apartó la vista del libro.

—Oh, es un pequeño libro de remedios caseros que Gordon tenía en la nave. Se lo pedí prestado.

—Vaya —dijo Willy, asombrado—. Me gustaría poder leerlo.

—Podría traducírtelo si quieres, pero no creo que valga la pena. Muchos de los remedios se hacen con plantas que ya no existen.

—Kurtis, hablando de traducir… hay algo que quería preguntarte desde hace varios días.

—¿Si?

Willy se sentó a su lado, a duras penas conteniendo la emoción.

—Es sobre el lenguaje. Quiero decir, ustedes hablan nuestro idioma de manera que parecen nativos. Tu hermana no habla inglés, pero puede entender todo lo que se le dice por lo que sé. ¿Cómo funciona eso?

Kurtis sonrió un poco. Parecía gustarle el papel de profesor.

—De acuerdo, pero es una explicación algo larga y tal vez no todo lo que diga sea correcto.

—Oh, no te preocupes.

Kurtis carraspeó.

—Hace miles de años, los melmacianos surcaron la galaxia y tuvieron contacto con otras razas alienígenas. Con el tiempo, pudimos aprender a comunicarnos con ellos.

"Cuando un melmaciano aprende un idioma y luego tiene un hijo, ese hijo va a tener el conocimiento del idioma que el padre y la madre aprendieron de manera automática, sin que nadie se los enseñe. Tiene que ver con la transmisión genética de los recuerdos, pero no sé mucho de esas cosas."

Kurtis se detuvo en ese momento, pensativo. Era como si dudara de seguir hablando.

—¿Pasa algo?

—No, solo que… ¿Katrina te dijo algo sobre su trabajo?

—Si, me dijo que era una agente que capturaba alienígenas que se esconden en la Tierra evadiendo la justicia.

Kurtis parpadeó, algo confundido, pero se recobró enseguida.

—Oh, pues… perfecto, porque su trabajo tiene mucho que ver con esto. Cuando los chaffis (que es la raza a la que pertenece Katrina) crearon una… fuerza policial para capturar delincuentes alienígenas en la Tierra, tuvieron muchas dificultades, ya que la Tierra tiene muchos idiomas y era muy complicado aprenderlos todos.

"Los chaffis hicieron un acuerdo con los melmacianos. Los chaffis ofrecieron dinero y beneficios varios a los que aprendieran idiomas humanos. Una vez aprendidos, tenían que entregarles muestras de sangre de manera regular, ya que los chaffis pueden cambiar de forma absorbiendo ADN de otras especies. Cuando un chaffi logra tomar el ADN de un melmaciano, también aprende el idioma de manera automática. No sé si nuestros padres hicieron eso, pero probablemente nuestros ancestros lo habrán hecho y habrán aprendido inglés y otros idiomas terrestres. Eso es todo lo que sé."

—Vaya, es… increíble —Willy casi no podía creer lo que escuchaba. La raza melmaciana sonaba mucho más interesante cuando Kurtis lo contaba a diferencia de Alf, el cual era muy difícil saber si estaba bromeando o no—. ¿Cuántos idiomas pueden hablar?

—No sabría decirte. No puedo saber si tengo conocimiento de un idioma hasta que lo escuche o lo lea, no sé si me explico bien. Por ejemplo: podría saber francés, pero la única manera de averiguarlo es escuchando o leyendo algo en francés. Es como una manera de "activación". Podría morirme de viejo y aún así no sabría exactamente cuantos idiomas puedo entender.

—¿Has probado cuantos idiomas humanos puedes hablar?

—Si, en un par de ocasiones. Hasta ahora descubrí que además del inglés puedo hablar español, francés, hawaiano y japonés. De los extraterrestres, creo que todos lo que se conocen: chaffi, mukla, bungara…

—Y lenguaje de eructos.

Alf apareció en la sala, con una camiseta de fútbol americano. A juzgar por lo suave que se veía el pelaje, acababa de salir de la ducha.

—Alf, por favor…

—No hay lenguaje de eructos, bobo —se rio Kurtis.

—Bah, no es divertido cuando estás contradiciéndome todo. ¿Desde cuando te volviste tan cerebrito?

—Yo no soy un cerebrito, tal vez es que tú seas demasiado idiota.

—Ni que fueras la moneda más reluciente de la fuente, mocoso malcriado.

—Hey, hey, basta. No se peleen —se metió Willy

—No nos estamos peleando —dijo Kurtis.

—Así es como siempre nos llevamos —lo siguió Alf.

Kurtis miró a su alrededor.

—Gordon, ¿dónde está Augie?

—En el garaje. Se quedó haciendo unos dibujos con los marcadores que encontramos en la nave.

Kurtis chasqueó la lengua.

—No me gusta dejarla sola. Será mejor que la vaya a ver.

—Déjala sola cinco minutos, Kurtis, va a estar bien.

—Augie puede ser un poco traviesa, lo sabes. En cualquier momento va a rayar los muebles o las paredes cuando se le acaben las hojas.

Alf se rio.

—Si, mamá escondía cualquier cosa que pudiera usarse para dibujar…

El grito de Kate se escuchó desde el jardín. Willy se levantó de un salto del sillón y salió corriendo hacia el patio trasero. Kate estaba parada en la puerta del garaje, mirando horrorizada hacia adentro.

—¿Kate? ¿Qué pasa? —preguntó, alarmado—. ¿Estás bien?

Kate asintió, tragando saliva. Señaló hacia adentro y entendió enseguida por qué había gritado.

Augie estaba en un rincón del garaje, arrodillada en el suelo frente a un gato acuchillado y ensangrentado de color gris oscuro que estaba tendido sobre un trapo. En sus manos tenía una navaja suiza y estaba intentando cortar la cabeza del gato, cuyo cuello ya estaba teñido de un fuerte color rojo y brotaba a borbotones todavía, como si lo hubiese cazado hacía apenas un par de minutos. Willy recordó que tan solo el día anterior le estaba enseñando a Brian sobre las reglas de seguridad al usarla para los Boy Scouts. La había dejado al lado de la máquina de escribir, donde había un taburete en el que Augie fácilmente pudo haberse trepado para alcanzarlo.

—¿Por qué tanto grito…? —comenzó a decir Alf, pero cortó la frase en seco al ver a su hermana. Augie se dio vuelta y Willy notó que tenía parte del pelaje manchado de sangre.

—¡Gordon, koita tam! —dijo ella, casi dando saltitos de alegría— ¡Pa iksa karia ena koto! ¡Iksa mon!

—Si, ya me di cuenta —le respondió Alf, sorprendido, más no parecía enojado—. ¿Qué tienes en la mano?

—M-mi navaja suiza —respondió Willy por ella. No quería tartamudear, pero era simplemente aterrador verla cubierta de sangre y con un objeto punzocortante en la mano.

Kurtis apareció detrás de su hermano y abrió grandes los ojos cuando vio la escena.

—¡Augira Shumway! —le dijo, acercándose a pasos largos y tomándola del brazo—. ¿Cómo pudiste hacer eso! ¡Te dijimos que no podías cazar gatos!

Los ojos de Augie se humedecieron.

Pa ako na ena epliksa.

—¡No me interesa! ¡Te lo dijimos!

Alf avanzó unos pasos y apartó a Kurtis de su hermana.

—Déjala.

—¿Acaso no viste…?

Siam Tanner lega iksa ota nyur iksa shakta nit koto-mas —Augie señaló el gato descuartizado—. Nyur tam nit koto-mas.

Kurtis chasqueó la lengua y Alf tan solo se rio un poco.

—¿Eso es verdad, Kurtis?

El chico lanzó un gruñido.

—Ella sabía que también incluía eso.

—¿Qué dijo? —preguntó Willy. Tal vez no había entendido una sílaba de lo que decía Augie, pero si entendió que lo estaba mencionando a él.

—Basicamente dice que le dijiste que no se comiera el gato de la casa, no que no podía hacerlo con otros gatos —respondió Kurtis, con un resoplido.

—Augie no tiene la culpa de que Willy no haya sido claro con ella. En fin, voy a llevar a Augie a bañarse y luego prepararemos un estofado de gato para chuparse los dedos, ¿verdad, princesa!

—¡Yak!

—¡No! —dijo Kate de manera tajante—. Si piensan que van a usar mi cocina para cocinar eso, están equivocados.

—¿Y que piensan hacer con el gato? —preguntó Alf.

—Lo vamos a enterrar en el jardín —resolvió Willy.

Alf levantó las cejas.

—¿Enterrarlo en el jardín? —preguntó, indignado—. ¿Para qué? El gato ya está muerto, da igual lo que pase con él.

—La opción de Willy no implica que tengan que usar mis ollas.

Alf miró de reojo a Kurtis.

—Lleva a Augie a bañarse —le dijo.

—Pero dijiste que tú…

—Ahora.

Kurtis tomó de la mano a su hermana y salieron del garaje. Alf miró a los Tanner con reproche.

—Que yo no pueda comer gatos es una cosa —les dijo, apenas se fueron—, pero negárselos a mis hermanos ya es algo muy distinto. Solo esta vez y no volveremos a hablar del tema.

—Alf… —comenzó a decir Kate, pero este siguió hablando como si no la hubiera oído.

—Son niños en crecimiento, necesitan comer carne y esta es gratis —intentó razonar Alf.

—No uses a tus hermanos como excusa para poder comer gato —dijo Willy, tajante.

Alf clavó la vista en Willy, primero con sorpresa, pasando enseguida por el dolor y luego a furia contenida, todo eso en un segundo.

—Yo… no estoy usando a mis hermanos —su voz salió casi como un gruñido. Willy nunca lo había visto tan enojado y tuvo que considerar que tal vez su comentario había ido demasiado lejos.

—Alf, no quise…

—Creo que el problema no es que yo me coma a Suertudo u otro gato mascota—lo interrumpió Alf, chasqueando la lengua—. El problema es que simplemente no me quieren dar el gusto, eso todo. Aquí ya hay un gato muerto y no me lo dejan comer.

Willy y Kate se miraron.

—Alf, si te dejo cocinar el gato, Augie lo va a tomar como un premio —le dijo Kate.

—Ella no hizo nada malo, ella solo…

—Interpretó las reglas a su manera, al igual que cierto extraterrestre que conozco —terminó la frase Willy, acentuando las cuatro últimas palabras—. Se nota quien le enseñó.

Alf entrecerró los ojos.

—No te atrevas a decirme como criar a mi hermana —la voz de Alf se volvió más profunda—. Yo no me meto con la crianza de tus hijos.

—Alf…

—¿Saben qué? Olvidenlo, hagan lo que quieran con ese gato, pero no quiero volver a escuchar sobre como educo a mi hermana.

Alf salió de la cochera a pasos largos, dando un portazo que hizo sacudir los vidrios. Kate carraspeó.

—Querido, creo que has ido demasiado lejos.

Willy resopló.

—Si, tal vez, pero de todos modos no podíamos permitirlo. ¿Y si luego no pueden parar y comienzan a cazar a los gatos de la zona? No podemos arriesgarnos.

—Si, supongo que tienes razón. ¿Qué haremos con el gato?

Willy miró el cadáver degollado del gato. No podía creer que alguien tan pequeña como Augie hubiese matado a un gato a sangre fría.

—Iré a buscar una pala.


Alf se mantuvo callado el resto del día. No les dirigía la palabra a Willy ni a Kate; solo hablaba con los niños. Se mantuvo bastante cerca de sus hermanos, especialmente a Augie, abrazándola mientras veían algo en la televisión.

Durante la cena, las cosas no mejoraron. Alf solo hablaba con sus hermanos y en melmaciano. La tensión se estaba volviendo cada vez peor, incluso para los que no habían tenido nada que ver con la pelea. Como Kurtis respondía en inglés, tal vez por no quedar como maleducado, Willy pudo sacar que estaban hablando de programas de televisión.

—No he visto mucha televisión terrestre —dijo Kurtis—, pero si he visto algunas programas entretenidos, como Brigada A.

It nit seira ope twak pro oko pro zarky e akta kanai karia si. Na gelo.

—Es ficción, Gordon. Admito que no es muy realista que digamos, pero es… entretenido. A ti te gusta Bonanza y no te digo nada.

Nyur yut leko nit naar lem kita Bonanza.

Kurtis sacudió la cabeza y siguió comiendo su puré de papas. Augie, sentada en su nueva silla alta, preguntó:

It nyur nati na shaksa koto si

Yut eroka Willy —gruñó Alf.

—Gordon, deja de ser infantil —lo retó Kurtis.

Nyur iksa na param, arka yakim. Nyur arka eko

—¡Son sus costumbres, Gordon! ¡Si no se come gato en este planeta, no se come!

Nyur Augie eko fakma yek nyur exim tik kan kamareka.

—Y vuelve a hablar en el idioma de los humanos, por favor. Estás siendo irrespetuoso con los Tanner.

Willy miró a su familia. Kate miraba el plato como si fuera la cosa más interesante del mundo; Lynn parecía pensar profundamente en un plan para irse y Brian parecía un poco asustado. En cuanto a Augie, miraba a sus hermanos discutir como si fuera un partido de tenis.

—No tiene nada de malo hablar en mi idioma nativo. Claro, a menos de que Willy también tenga un punto en contra de eso.

—¿Podrías parar con eso? —Willy ya estaba perdiendo la paciencia, cosa que cada vez lo hacía más rápido—. En esta casa no se come gato.

—Pero ya que estaba ahí…

—Fui claro con las reglas.

—¡Pero nosotros…!

—Basta —dijo Kurtis—. Están alterando a Augie.

Willy miró a Augie. La pequeña había dejado de comer y ahora estaba con la cabeza baja, tapándose las orejas con ambas manos.

Alf dejó de comer y se bajó de la silla, junto con su hermana.

—Me voy a ver la tele. Es lo único en esta casa que no me juzga.

Alf sacó a su hermanita de la silla y se la llevó a la sala. Kurtis se apretó las manos con nerviosismo; era el mismo gesto que hacía Alf cuando estaba así.

—Lo siento —murmuró—. No sé que le pasa a Gordon. El no actúa así.

—No es tu culpa —dijo Kate, con dulzura—. Está un poco alterado, es todo.

—Está actuando como un tonto. El… él no era así en mi casa, lo juro —se apresuró a decir Kurtis.

—¿Ah, no? —preguntó Lynn—. ¿Y como era?

—Obviamente mucho menos idiota que ahora…

—Alf no es un idiota —se metió Brian.

—A todo eso… ¿Por qué lo llaman Alf?

—Fue por causa mía —dijo Willy—. Cuando cayó aquí, estaba inconsciente. Lo llamé momentáneamente Alf por las siglas Alien Life Form. Brian comenzó a llamarlo así y luego todos nosotros. El nunca nos corrigió ni nos dijo como se llamaba, así que así se quedó.

Kurtis se pasó una mano por la nuca, visiblemente confundido y avergonzado a la vez.

—¿Les molesta si no me termino la cena? —preguntó, como si tuviera miedo a ofenderlos—. No es que no me haya gustado, solo…

—No te preocupes, te entiendo —dijo Kate.

—Me voy al garaje. Buen provecho.

Kurtis se levantó y se fue por la puerta de atrás. Willy soltó un suspiro.

—Creo que ya no tengo paciencia para esto.

—¿Vas a hablar con Alf? —preguntó Lynn.

—No va a escuchar nada, está muy enojado.

—¿Qué vas a hacer, papá? —preguntó Brian.

Willy se remojó los labios.

—Creo que me comunicaré con Katrina mañana a primera hora.

Sigo pensando si traducir los diálogos o no. Depende lo que me digan ustedes.