Buenas! Hoy es feriado, pero trabajé igual. Ah, lo que hay que hacer por dinero...
The Wolftelope: Si, Larry es un buen tipo. Mirá que aguantarse a Alf...
Fue muy dificil equilibrar entre lo que sentían Alf y los Tanner. Es una situación jodida y hay que entender a ambas partes.
El tipo que aparece en la consultorio de Larry es del capítulo original, no le cambié casi ni una coma en los diálogos.
Los dedazos son mi marca registrada. Si un día no encuentras ninguno, el apocalopsis nos tragará a todos.
Capitulo veintidós
Test
Gotta be strong but wait a minute
Now, could I be better? Now, could I be better?
Well, only I know
Well, what about you? Or do you have a clue?
Katrina reunió a toda la familia un par de días después. Les sorprendió ver que llevaba una pequeña maleta además de su bolso.
—Me iré por dos semanas —explicó Katrina—. Estaré incomunicada todo ese tiempo, así que no podré ayudarlos si algo pasa.
—¿Pasa algo malo? —preguntó Willie.
—No, tengo un examen… varios para ser más precisa. De eso depende mi estadía en este planeta.
—Oh, pues… buena suerte —la animó Lynn—.Estoy segura que todo saldrá bien.
Unos minutos más tarde, se reunió a solas con Gordon en el garaje.
—¿Cómo te sientes? —le preguntó.
—Supongo que mejor. Solo espero no terminar encerrado en algún loquero… Oh, espera, si estoy encerrado.
—Gordon, ya hablamos de eso…
—No salir, ya lo sé.
—Está comenzando a hacer calor y no has estado aquí en los meses calurosos. No es como en Melmac
—Chapotearé en la bañera… ¿No puedes conseguirme una de esas camas chaffis?
—Dudo poder encontrar una de tu tamaño.
Alf frunció un poco el ceño, preocupado.
—Oye… ¿Crees que puedas pasar tu examen? Es la primera vez que lo haces.
—Me he estado preparando bastante, no creo que me vaya mal.
—Espero que sea así. Mis hermanos te necesitan mucho. Y yo… también.
Katrina le puso una mano en el hombro.
—Tranquilo, todo estará bien.
Dia uno
Katrina se sentó en una mesa de póker, con tres personas más. Uno de ellos era el evaluador, pero no sabía cual. Podría ser el hombre de pelo castaño de mirada cansada, la elegante mujer de cabello largo y oscuro o el chico alegre que tenía el pelo atado en una cola de caballo.
Katrina no había jugado al póker hasta que su jefe le había sugerido que esa podría ser uno de los exámenes. ¿Cómo no creerle, si él había pasado al menos diez exámenes desde que había llegado? Así que se había puesto a jugar con él un par de veces a la semana junto con un par de chicos más. "No importa tanto la mano que tengas, sino lo que les hagas creer que tienes" le había explicado.
El hombre de mirada cansada resultó ser el crupier y se presentó como Charles. La mujer elegante se llamaba Anne y el chico alegre se llamaba John. Charles repartió dos cartas boca abajo a cada jugador.
Anne, que estaba sentada a la izquierda de Charles, fue la primera en apostar. Decidió arriesgar cinco dólares como ciega pequeña, mientras que Katrina, a su izquierda, apostó diez dólares como ciega grande.
John, decidió igualar la apuesta de diez, mientras que Charles y Anne decidieron retirarse de la mano. Katrina permaneció impasible, aunque se preguntó por qué se habían retirado tan rápido. ¿Tan malas manos tenían? Se estaban jugando su permanencia en el trabajo, aunque luego recordó que tan solo era la primera de muchas pruebas.
En el flop, se colocaron tres cartas comunitarias boca arriba en la mesa: el rey de corazones, el seis de diamantes y el tres de picas. John decidió hacer una apuesta de diez dolares, y Katrina decidió igualar la apuesta.
En el turn, se colocó la cuarta carta comunitaria boca arriba en la mesa: el as de tréboles. John decidió hacer una apuesta de veinte dolares, y Katrina decidió igualar la apuesta.
En el river, se colocó la quinta y última carta comunitaria boca arriba en la mesa: el ocho de corazones. Jonh decidió hacer una apuesta de $50, y Katrina decidió igualar la apuesta.
Katrina y John se miraron, con la tensión palpable en el aire. Finalmente, llegó el momento del showdown. John mostró sus cartas, un par de reyes, mientras que Katrina tenía un par de ases.
Katrina suspiró aliviada al ver que su jugada había sido más fuerte que la de su oponente. Había ganado la mano y el bote de ciento setenta dolares, lo que le daba una ventaja importante en la partida, pero para eso tenía que mantener una buena racha. La partida apenas empezaba.
Katrina salió una hora después. Le había ido bastante bien. No había ganado todas las partidas, pero si unas cuantas. Tenía una hora de descanso antes de empezar la siguiente, así que fue al comedor a buscar algo para comer.
Nunca lo había visto tan lleno. Normalmente siempre había espacio de sobra, pero ahora estaban todos apiñados en las hizo la fila para pedir la comida y cuando llegó su turno, pidió un sándwich de queso a la parrilla, un jugo exprimido de naranjay un yogurt con frutas. Ya estaba planeando sentarse a comer en la sala de descanso cuando escuchó a Russell
—¡Aquí hay un lugar!
Gracias al Universo, estaba en una mesa para dos, así que solo podría comer con su amigo, quien estaba comiendo una hamburguesa con papas fritas y una porción de pastel de lima.
—¿Cómo te fue en el poker? —preguntó Russell.
—Supongo que bien, gané varias partidas. ¿Y a ti?
—Gané solo tres o cuatro, pero no pasa nada. Solo es la primera á una mañana que será más interesante.
—Oí de eso. ¿Simulación de homicidio?
—Exacto. No sé si será igual para todos, pero lo que sé es que nos llevará todo el día, a menos que lo hagamos en equipo, claro está. Serán tres pruebas al día, sin parar. ¿Cómo demonios vamos a poder con la presión?
Katrina le dio un mordisco a su sándwich de queso a la parrilla y extendió la mano para palmear la de Russell
—Todo estará bien, no te preocupes.
Dia dos
Katrina aguardaba.
En cualquier momento, alguno tenía que salir a fumar un cigarrillo, sacar la basura o simplemente salir a tomar aire. Nadie en su sano juicio aguantaría tanto estrés ahí adentro.
Estaba en el patio trasero de un restaurante, esperando tomar la forma del primero que saliera. No podría tardar mucho o tendría que improvisar otro plan.
Un hombre salió un rato después. Tenía uniforme de camarero. No podía matarlo, tan solo desmayarlo, por lo cual lo hacía todo aún más difícil.
Tomó un pañuelo que tenía en su bolsillo y sacó un pequeño frasco con un líquido verde oscuro. No era éter, sino un líquido hecho por chaffis para desmayar a la víctima en segundos. Katrina ya lo había usado varias veces antes y lo había hecho bien. Esta vez no fue la excepción. Se acercó por detrás y apretó con fuerza el pañuelo contra la nariz del hombre. Este se sacudió, pero solo por unos segundos antes de caer inconsciente.
Katrina lo arrastró hasta detrás de los cubos de basura y le revisó los bolsillos hasta encontrar un vial con sangre. Como era todo simulado y los chaffis no podían tomar sangre de otros de su especie, todos los presentes llevaban viales con sangre del personaje que interpretaban. Katrina se lo tomó y cambió la forma al hombre. Con tanta rapidez como pudo, se sacó la ropa y se puso la del hombre.
Entró a la cocina y todo estaba siendo un caos, como en todo restaurante. Era una suerte que Katrina supiera bastante de cocina humana o estaría perdida. Ojalá solo pudiera agarrar una escopeta y matar al bastardo delante de todos.
Su objetivo estaba sentado en la mesa número ocho y estaba solo. Había pedido un filete miñón.
—¡Emett, lleva esto a la mesa siete, por favor! — le dijo alguien de la cocina. Katrina asintió y fue a llevar los pedidos, sin perder mucho de vista a la comanda de la mesa ocho.
Finalmente, la orden salió. Asegurándose de que nadie la viera, destapó una pequeña botella de "veneno" (que en realidad era un somnífero bastante fuerte)y la puso encima del filete. Luego se lo llevó a su objetivo, una mujer de unos veinte años de rizos rubios y profundos ojos azules.
Unos minutos después, el objetivo comenzó a sentirse somnoliento. Sus párpados comenzaron a pesar y su cabeza se inclinó hacia adelante, profundamente dormido. Algunos comensales se alarmaron y llamaron la atención de Katrina.
—Camarero, a esta chica le sucede algo —le dijo un hombre.
Katrina se acercó y la sacudió del hombro.
—Señorita, ¿se encuentra bien? —le preguntó.
Nada. Estaba profundamente dormida
Katrina fue corriendo hacia el mostrador donde se encontraba la caja y corrió hacia el teléfono, solo que en lugar de llamar al 911 como cualquier persona normal, llamó a sus limpiadores.
—Tengo una mujer en mi restaurante que está muy descompuesta, por favor lleguen rápido —dijo.
—Estaremos allí, Katrina —respondieron del otro lado.
Los limpiadores llegaron enseguida con la ambulancia falsa. Mientras trasladaban al hombre, Katrina le dijo a uno de los camilleros en idioma chaffi:
—Atrás de los cubos de basura está el cuerpo original. La dirección de su casa está en su billetera.
—Veremos qué hacer.
Katrina se quedó mirando como se marchaban y se apretó el puente de la nariz.
—Emmet, ¿estás bien? —le dijo un hombre que parecía ser el encargado.
—Si, es que estoy un poco conmocionado —respondió.
—Tomate el resto de la noche libre —le dijo—. De todos modos, no creo que nadie quiera entrar después de ver la ambulancia en la puerta.
—Muchas gracias.
—¿Te tocó un restaurante? —le preguntó Russell a Katrina, en la sala de descanso—. Veo que han personalizado algunas pruebas.
—¿A ti que te tocó?
—Un hotel —respondió Russell—. Escuché que a Violet le tocó un hospital.
—No creo que hayan personalizado todo. Debieron tomar escenarios públicos comunes. A más de uno le debió tocar un restaurante, un hotel o un hospital.
Russell echó la cabeza hacia atrás.
—¿Crees que te fue bien?
Katrina lo imitó.
—Creo que sí. ¿Y tú?
—Igual. Solo llevamos dos días y siento que esto nunca se va a acabar.
—Hay que seguir, Russell. Hay que seguir.
Dia cuatro
Katrina estaba sentada frente a la computadora. Dentro de la sala habría al menos veinte personas más. Tenía varias preguntas referidas a Estados Unidos, las típicas de un examen de ciudadanía.
¿Cuál es la ley suprema de la Nación?
La constitución
Nombre una rama o parte del gobierno.
Presidencia
¿Cuál es un derecho que pueden ejercer sólo los ciudadanos de los Estados Unidos?
Votar
¿Cuál es una razón por la que los colonos vinieron a América?
Katrina sonrió un poco al recordar que habían discutido eso con Willie semanas antes. Se preguntó si todo estaba marchando bien en la casa y como se la estaban arreglando sin ella.
Libertad religiosa, escribió Katrina.
¿Qué territorio compró Estados Unidos a Francia en 1803?
Katrina no lo sabía. Su conocimiento de historia estadounidense era muy básico.
Nueva Orleans, respondió, después de varios minutos de cavilación
Mencione una guerra durante los años 1900 en la que peleó los Estados Unidos.
Katrina había oído bastante de la guerra de Vietnam, así que eso fue exactamente lo que escribió como respuesta en el teclado.
Mencione uno de los dos ríos más largos en los Estados Unidos.
Rio Mississippi, escribió Katrina. Lo había repasado con Russell una hora antes del examen.
¿Por qué hay 13 franjas en la bandera?
Katrina gruñó. Esa tampoco la sabía. Sabía lo de las cincuenta estrellas, pero no las franjas. La dejó en blanco.
¿Cuándo celebramos el Día de la Independencia?
4 de Julio, respondió. Imposible olvidarse con todo el escándalo que hacían en esa fecha.
Katrina siguió respondiendo preguntas (eran unas veinte en total). Dejó un par en blanco y no estaba segura de unas cuantas, pero creía que le había ido más o menos bien. Cuando el tiempo terminó, Katrina salió junto a los otros, intentando hacer oídos sordos al cuchicheo de los demás sobre las preguntas y respuestas del examen, pero era un poco difícil.
—¿Cómo demonios voy a saber quién es el presidente actual de la Cámara de Representantes?
—No lograba recordar por qué los colonos habían venido a América.
—Si, Washington fue el primer presidente.
—Carajo, yo puse que fue Franklin.
Katrina sintió que alguien la tomaba del hombro. Era Russell.
—¿Cómo te fue? —le preguntó.
—No quiero discutir las respuestas del examen. Me duele la cabeza —respondió Katrina.
—No fue tan difícil. Por lo que oí, a todos les tocó las mismas preguntas. ¿Quieres ir a comer?
—No, iré a dormir un rato. Ve a comer con tu novia.
—De acuerdo, pero tienes que alimentarte bien —le advirtió, mientras le daba una palmada en la espalda y se marchaba.
Dia seis
Katrina bajó del micro después de un viaje de aproximadamente tres horas. No tenía idea donde estaba, pero debía ser una especie de bosque. Habían preparado una especie de carrera de obstáculos como las que hacían los militares. Desde donde estaba podía ver algunos muros y alambradas que tendría que sortear
Un hombre que parecía un coordinador se acerca al grupo y les da la bienvenida
—Bienvenidos a la carrera de obstáculos militar —les dice —Esta carrera pondrá a prueba su resistencia, su fuerza y su valentía. Den lo mejor de ustedes si quieren permanecer aquí. Vayan a hacer un calentamiento antes de empezar.
Katrina comenzó a hacer el calentamiento, justo al lado de Russell.
—Será pan comido —le dijo a Katrina—. Un paseo por el parque.
—No estoy preocupada, deja de intentar calmarme.
Katrina a duras penas escuchó las reglas de la carrera. Una parte suya estaba centrada en la casa de los Tanner. ¿Estaría todo bien?
Finalmente, el oficial da la señal de inicio y los participantes comienzan a correr hacia el primer obstáculo, un muro de piedra de dos metros de altura. Katrina lo saltó con mucha facilidad, al igual que el metros más adelante, había un alambrado de púas. Katrina se tira al suelo y se arrastra por debajo de la alambrada, con cuidado de no engancharse en las puntas, especialmente con su cabello. Por suerte, esta vez había elegido llevarlo corto para que no le molestara.
Zanjas con agua helada. Neumáticos. Sogas. Metros y metros de terreno accidentado, lleno de barro, escombros y vaya a saber que más. Algunos se desesperaban e intentaban sabotear a los otros participantes. En un momento Katrina se resbaló con el lodo y se lastimó un poco la rodilla al golpearse con una piedra, pero logró levantarse y seguir adelante, aunque cojeando un poco.
Katrina al fin llegó a la línea de meta con un tiempo de siete minutos con tres segundos, según se enteró más tarde. Bastante bien, teniendo en cuenta que les habían dado doce minutos. Lo hubiera terminado antes de no ser porque se había lesionado una rodilla.
—Muy bien —le dijo Russell, palmeándola en el hombro. Él lo había hecho mejor y había llegado unos quince segundos antes que ella—¿Tu rodilla está bien?
—Duele un poco.
Russell señaló una carpa a la distancia.
—Allí está el campamento médico, por si alguien se lesiona. Ven, te acompaño.
Antes de que Katrina pudiera decir algo, Russell la levantó en brazos al estilo nupcial y comenzó a caminar hacia la carpa.
—¡Russell, bájame! ¡Se lo diré a Mandy!
—Tu cállate y disfruta el paseo gratis.
Dia siete
Katrina estuvo muy preocupada.
Tocaba una de las pruebas más importantes: pelea cuerpo a cuerpo. La lesión del día anterior en la rodilla podría hacer que la descalificaran.
Después de que le atendieron la lesión de la rodilla, tuvo una prueba dedicada a escalar todo tipo de superficies. La rodilla aún le molestaba para ese entonces y casi se cayó varias veces en el proceso. No creyó ser la peor del grupo, pero sí que estuvo lejos de lo que llamaría un buen rendimiento. Para la noche, tuvo una prueba de natación, lo cual le parecía estúpido dado a que eran naturalmente nadadores, aunque una cosa era nadar con su cuerpo chaffi y otra muy distinta era con su cuerpo humano. Russell se dio cuenta y la volvió a llevar a la enfermería para que pasara la noche allí y que le dijeran si estaba apta para poder hacer el desafío del día siguiente.
Finalmente, el equipo médico le dio el visto bueno para continuar con los exámenes que involucraran fuerza física y la dejaron marcharse. Russell mismo la fue a buscar para llevarla a la prueba.
—¿Cuáles son las tres pruebas de hoy? —le preguntó Katrina.
—Pelea normal, pelea con armas y tiro al blanco —respondió Russell—. También dijeron que prohibirán las transformaciones parciales, para que sea más justo.
Katrina resopló.
—Como si los criminales pelearan de forma justa —gruñó.
Se dirigieron a la sala de entrenamiento. Había varios ring de pelea, incluso más de los que Katrina recordaba y habían quitado la mayoría de los aparatos de gimnasia para hacer más lugar.
Uno de los coordinadores se acercó.
—¿Nombres?
—Katrina Waterson
—Russell O 'Brian
—Bien. Katrina, tu irás al ring 5 y Russell irá al 3. Ya los llamaran. Mientras tanto, pónganse el equipo de protección.
Katrina y Russell se fueron cada uno con su lado. En el ring 4, llegó a vislumbrar a Violet, quien le guiñó un ojo.
—Waterson —llamó un coordinador—.Sube al ring. Pelearás contra Morgan.
Katrina obedeció y se subió. Arriba había una mujer que aparentaba unos treinta años, de complexión delgada, pero musculosa, de cabello castaño oscuro atado en una cola de caballo y un hombre que parecía ser el árbitro.
—Escuchen con atención— dijo el árbitro—. Esta pelea consiste en tres rounds de tres minutos cada uno. Durante el combate, pueden utilizar cualquier técnica de artes marciales que deseen, pero no se permiten golpes bajos ni golpes a la nuca ni técnicas de transformación. Si Katrina incumple estas reglas, será descalificada. Si Morgan las incumple, será apartada y otra coordinadora peleará en su lugar y será tenido en cuenta para la calificación.
Las dos luchadoras asintieron con la cabeza para mostrar que entendían las reglas. El árbitro se retiró del ring y dio la señal para que empezara el combate.
Katrina y Morgan se acercaron al centro del ring y adoptaron sus posiciones de combate. El árbitro dio la señal de inicio y ambas luchadoras empezaron a moverse.
Morgan fue la primera en atacar, lanzando una patada alta que Katrina logró esquivar con facilidad. Katrina respondió con una patada baja que Morgan logró bloquear. La pelea continuó, ambas luchadoras intercambiando golpes y bloqueos.
Katrina era ágil y rápida gracias a su entrenamiento en ninjutsu, mientras que Morgan era fuerte y tenía habilidades en karate. Ambas luchadoras estaban igualadas en habilidad y resistencia.
El primer round llegó a su fin y el árbitro intervino para dar instrucciones y para asegurarse de que las luchadoras se tomaran un descanso.
—Muy bien, chicas —dijo el árbitro—. Eso fue un gran round. Recuerden, no hay golpes bajos ni golpes a la nuca. Sigan luchando limpiamente y mantengan una distancia segura entre ustedes.
El segundo round empezó y las luchadoras se movieron rápidamente, intentando encontrar una abertura en la defensa de su oponente. Katrina logró lanzar una serie de golpes que Morgan bloqueó, pero no antes de recibir un par de impactos. Morgan respondió con un barrido de pierna que Katrina evadió, y ambas luchadoras continuaron intercambiando golpes y bloqueos. A medida que avanzaba la pelea, Katrina encontró una apertura en la defensa de Morgan y logró lanzar una serie de golpes que dejaron a su oponente aturdida.
Morgan se recuperó rápidamente y respondió con un gancho de derecha que Katrina logró esquivar. Las luchadoras continuaron peleando, intercambiando golpes y esquivando ataques.
El segundo round llegó a su fin y el árbitro intervino de nuevo.
—Muy bien, chicas. Eso fue un gran round. Sigan luchando limpiamente y sigan respetando las reglas.
En el tercer y último round, ambas luchadoras estaban exhaustas, pero determinadas a ganar. Katrina y Morgan intercambiaron una serie de patadas y puñetazos, cada una tratando de encontrar la ventaja sobre la otra.
A medida que avanzaba el round, Katrina empezó a tomar el control del combate. Utilizó todo lo que había aprendido en sus prácticas con Violet para esquivar los ataques de Morgan y lanzar golpes precisos y contundentes.
Morgan intentó responder con un golpe fuerte, pero Katrina lo esquivó y respondió con un golpe directo en la cara de Morgan que la hizo tambalearse.
El árbitro intervino para asegurarse de que Morgan estaba bien, y ella asintió con la cabeza para mostrar que podía continuar. El combate continuó, con Katrina manteniendo su ventaja y Morgan luchando por recuperarse.
Finalmente, el combate llegó a su fin. El árbitro dio la señal para que las luchadoras se detuvieran.
—¡Katrina es la ganadora! —anunció el árbitro.
Katrina bajó del ring, aliviada de que la rodilla no la hubiera fastidiado. Como ya había terminado, decidió darse una vuelta para esperar a Russell, quien apenas se estaba subiendo al ring para su pelea.
Los días siguientes fueron intensos con las pruebas, pero después de catorce días de estar haciendo tres exámenes diarios, finalmente se terminó y le dieron los resultados de los exámenes. Los resultados fueron mandados a través del correo electrónico. Katrina lo abrió, respirando hondo.
Agente Kalessa Daintro (Katrina Waterson)
Se le adjunta los resultados del examen de aptitud. Se le recuerda que tiene que aprobar con un 75% entre todas las puntuaciones.
Compostura: 85%
Habilidad social: 55%
Arte: 90%
Agilidad: 95%
Habilidad de pelea: 92%
Habilidades atléticas: 75%
Camuflaje: 96%
Cultura General: 67%
Infiltración: 84%
Medicina: 79%
Economía: 79%
Táctica: 78%
Religión: 63%
Manipulación: 77%
Resultado total: 80%
¡Felicidades! Su contrato continuará por cinco años terrestres más. Que tenga un buen día.
Firma: Valanna Bornia, Gobernadora de los Chaffis de la Tierra de California.
Secretaría del Ministerio del Trabajo de los Chaffis de la Tierra
Katrina suspiró, aliviada y apagó su computadora portátil. De inmediato fue a su casillero para recoger sus cosas.
—¿Quieres que te lleve? —le preguntó Russell.
Katrina se quedó pensativa.
—No. Mejor guarda mis cosas y luego me las llevas. ¿Si? Me iré en mi moto.
—De acuerdo. Pero comprate un auto de una maldita vez.
Katrina solo sonrió brevemente antes de recoger unas pocas pertenencias e ir al estacionamiento a buscar su moto.
Katrina estaba un poco ansiosa. Quería saber que había pasado mientras no estaba, si hubo algún problema, como estaba yendo la terapia de Gordon… Seguro había mucho que contar.
Katrina llegó a la casa de los Tanner. Era temprano, pero no demasiado. Los niños ya deberían estar en la escuela. Katrina metió la llave en la cerradura y entró en la casa.
Apenas cerró la puerta, sintió unos pasos descalzos. Augie y Kurtis se tiraron enseguida, abrazando sus piernas.
—¡Katrina, volviste! —dijo Augie
—¿Aprobaste? —preguntó Kurtis.
—Si, lo hice. ¿Dónde está tu hermano?
—Leyendo en el garaje.
—¿Dónde están Willie y Kate?
La mirada de Kurtis cambió y Katrina supo que algo andaba mal.
—Kate está en su habitación. Willie está en el trabajo —respondió Kurtis.
Katrina fue hacia el garaje y, efectivamente, Gordon estaba leyendo sentado en la escalera algo que parecía un libro de biología humana.
—Gordon…
El melmaciano levantó la vista.
—Oh, ya volviste. ¿Qué tal tu examen? —preguntó de manera casual, pero con tono apagado.
—Bien, bien, aprobé. ¿Qué tal todo por aquí?
Gordon cerró el libro con un suspiro.
—No muy bien.
—¿Qué sucede?
Gordon bajó la vista, como si buscara el coraje para hablar.
—Gordon, ¿Qué pasa?
Los ojos negros se cruzaron con los de Katrina.
—Kate se está muriendo.
