Hola, hola, hola... bien solo tengo que decir dos cosas... añadí un par de cosas que me parecieron... geniales, no se si les guste pero en mi historia serán importantes. Así que comenten si les agrada, de todas formas explicare en un futuro el funcionamiento y el por que no se lee en el libro.
Capítulo 35.- El bien que se hace con el mal se paga.
El hecho de vivir en el cuartel general del movimiento Anti-Voldemort no habida sido tan interesante, no lo dejaban escuchar ninguna conversación aunque tampoco le interesaba mucho ya que él estaba formando sus propios planes, los miembros de la orden iban y venían regularmente, a veces para quedarse a cenar, a veces para ayudar a algo o simplemente relajarse como era el caso de Tonks. Harry noto que Lupin siempre aparecía minutos después y que de alguna forma ambos siempre se encontraban en la misma habitación todo el día.
El último día de vacaciones justo después del desayuno Harry estaba leyendo un libro con Hermione, ella recostando su cabeza en sus piernas mientras el leía tranquilamente aun así una de sus manos estaban entrelazada sintiendo el calor del otro, Estaban en la mejor parte cuando apareció la señora Weasley trayendo dos sobres.
-Es la lista de libros-dijo dándosela a cada uno.
-Ya era hora, pensaba que nunca me aceptarían de nuevo en Hogwarts-dijo Harry tomando la suya.
Hermione estaba muy emocionada y comenzó a abrir su carta. La carta de Harry tenía tres pedazos de pergamino: el primero que decía que a pesar de que el año anterior había estado en otra escuela era re-aceptado en Hogwarts con todo el protocolo que llevaba. El segundo era el usual recordatorio de que el curso comenzaba el primero de septiembre; el último era dedicado a la lista de libros que iba a necesitar para el año que empezaba.
-Solo dos nuevos-comento Harry leyendo la lista-"El libro de reglamento de hechizos, nivel 5" de miranda Goshawk, "Teoría de la magia defensiva", de Wilbert Slinkhard. ¿Por qué teoría de la magia defensiva? -
Un crack alerto a Harry que alguien había aparecido pero savia que eran Fred y George ya que todo el verano llevaban haciéndolo.
-¿Quién habrá escogido el libro de Slinkhard?-pregunto Hermione con preocupación-Ese libro no sirve para nada-
-Ya lo sé -dijo Harry con una sonrisa- aunque hace buena leña o como soporte para la pata de una mesa, eso fue lo que hice en Privet Drive -
-No lo sé pero eso quiere decir que Dumbledore encontró un nuevo profesor de defensa contra las artes oscuras-agrego George.
-Justo a tiempo-dijo Fred -Antes de que llegaras escuche a mamá decirle a papá que había un montón de problemas para conseguir un profesor de defensa contra las artes obscuras-
-Nada sorprenderte, considerando lo que le paso a los otros cuatro-dijo Hermione mirando atentamente un pergamino y mordiéndose un labio algo que desconcertó a Harry intento preguntarle mentalmente pero enseguida recordó que había cerrado la conexión.
-si es verdad ¿por qué cambiamos cada año de profesor?-pregunto George intentando sonar molesto.
-por qué el primero estaba poseído, el segundo era un inútil y se borró la memoria, el tercero renuncio por su estatus de hombre lobo y el ultimo era un asesino maniaco que me secuestro para llevarme a su malvado amo-dijo Harry mirando los libros otra vez.
-Eso tiene sentido-dijo Fred rascándose la nuca- de alguna extraña y bizarra forma-
-¡Prefecto!-grito Ron entrando a la habitación mantenía su carta en alto. -¡Prefecto!-
-¿Qué es Perfecto?-pregunto Harry sintiéndose tonto.
George le arrebató la carta y la miro abriendo muchos los ojos, el pergamino era de color escarlata y con letras de oro.
-No puede ser-dijo George con la boca totalmente abierta.
-ha habido un error-añadió Fred igual que su Hermano-Nadie te pondría como prefecto-
Las miradas fueron ahora hacia Harry -Estábamos seguros que serias tu-comento Fred, en un tono que sugería que Harry los había engañado.
-¿por?-pegunto Harry alzando una ceja.
-Impediste que la piedra llegara a Voldemort, Encontraste la cámara de los secretos y mataste al basilisco, Ganaste el torneo de los tres magos, has entrenado a un montón de estudiantes dirigiéndolos espléndidamente, liberaste a Sirius y has peleado con el mal cara a cara-grito Ron casi tan enojado como los gemelos.-Esto es tuyo-
Ron le quito el pergamino a su hermano y se lo entrego a Harry, el cual no lo tomo se paró y abrazo a su amigo.
-Prefecto... será interesante verte en ese papel, además me dejaras hacer de las mías ¿verdad?-dijo Harry guiñándole un ojo.
-¿No quieres ser prefecto?-pregunto Ron incrédulo.
-Me importa una verruga de sapo, solo quiero ser Harry Potter amigo del prefecto Ronald Weasley-dijo Harry haciendo énfasis en prefecto. Ron sonrió grandemente. Sostenía en su mano una insignia que tenía una P sobre el escudo de Gryffindor. Harry se la tomo y se la coloco en su pecho.
-Esto es tuyo amigo -dijo Harry dándole unas palmaditas.
Enseguida George abrió los ojos tan grande.
-Hermione ¿tú también?-dijo Ron mirando a Hermione.
Harry giro a ver que se refería, ella tenía las mejillas sonrojadas y su pelo parecía flotar. Su carta descansaba sobre la mesa, pero en su mano sostenía una carta de color escarlata y en la otra una insignia igual a la de Ron.
-lo sabía-dijo Hermione como si fuera un sueño-yo también, Harry, yo también-
Las últimas palabras le parecieron dolerle a Harry como su Hermione le hubiera dado una bofetada. Estaba feliz por su novia pero sentía que algo pasaría en el futuro, pero se acercó rápidamente y se puso en cuclillas para estar a la altura de sus ojos.
-Felicidades mione-dijo Harry poniendo la mejor de sus sonrisas-Es impresionante, te lo mereces-
-Esto es inesperado-dijo George, mirando a Ron y luego a Hermione para terminar en Harry.
-No sé si aceptarlo-dijo Hermione después de un segundo.
-¿por qué?-pregunto Harry con sorpresa aunque no le agradare del todo no significaba que quisiera lo mejor para su novia.
-Esto me quitara mucho tiempo y pensaba pasar el mayor tiempo junto a ti-dijo Hermione mirando a los ojos a Harry este vio enseguida que en el fondo deseaba aceptarlo ella lo quería y se lo merecía. Por lo que Harry le acaricio las mejillas y la beso.
-Estaremos juntos además tengo que presumir que tengo una novia perfecta... perdón prefecta-dijo Harry regañándose a sí mismo por sentirse de esa forma tonta.
-¿Estás seguro?-pregunto Hermione con más alegría que antes y llenándose los ojos con lágrimas.
-Claro, Hermione Granger prefecta de Hogwarts y seguro premio anual- dijo Harry dándole otro beso.
La puerta se abrió detrás de ellos y la señora Weasley entro caminando con una pila de túnicas recién lavadas.
-Aquí están las túnicas-dijo la señora Weasley repartiéndolas en dos tantos-Hagan una lista de lo que tengo que compra, iré al callejón Diagon y comprare los libros mientras ustedes empacan. Ron tengo que comprarte más pijamas, estas son muy chicas ya, no puedo creer que creciste tan rápido-
-Cómpreselas en rojo y oro para que convienen con su insignia-sugirió George con tono burlón.
-¿Para qué convienen con su qué?-pregunto ausente, enseguida la señora Weasley volteo a verlo con la insignia en su pecho. -Su...pero...Ron ¿tu?- dejando un segundo entre cada palabra, sonrió tanto que parecía haber ganado ella la insignia.-No lo puedo creer, es maravilloso ¡Un prefecto como todos en la familia!-
-¿Qué somos nosotros? vecinos de aun lado-pregunto George indignado, su madre salió disparada a abrazar a Ron.
-Espera a que tu padre se entre, estoy orgullosa de ti, podrías terminar como premio anual igual a Bill y Percy, en el primer puesto, es sencillamente magnífico-dijo sin prestar atención a George. Besaba toda la cara de Ron.
-Mamá... No... Mamá. Suéltame-murmuro Ron, tratando de apartarla.
-Bueno ¿qué será?, le regalamos a Percy una lechuza, a Bill una chaqueta nueva, pero tú tienes una lechuza ya y ropa no creo que quieras-dijo mirando la insignia de Ron.
-¿Que...? puedo pedir algo-dijo Ron sin creerlo.
-Podría ser una escoba nueva o incluso algo que te guste, tu solo pide-dijo la señora Weasley fascinada.
-Ya tiene un saeta de fuego-dijo Fred casi molesto por la escena.-no lo tomes en cuenta solo es algo que vio el vecino-
-¿Podría ser un nuevo baúl?, el que tengo es de Charlie y lleva años en la familia se cae a pedazos cada año-dijo Ron mirando con alegría a su madre.
-Claro que si cariño, uno con alguna expansión para que puedes meter más cosas-dijo la señora Weasley tomando su lista de cosas a comprar.-bueno mejor me voy a comprar todo así que sus listas por favor-
Todos le pasaron la lista pero Harry se quedó con la suya, cada vez la idea de ir a Hogwarts le parecía menos atractiva con Hermione y Ron ocupados como prefectos, Sirius en esa casa y Hagrid en las montañas ¿qué aria todo el rato libre?, aunque tal vez Dobby estaría libre.
-Yo necesito ir a Gringotts-dijo Harry mirando a la señora Weasley cuando intento tomar su carta.-asuntos sobre mi bóveda- mintió a medias.
-Aun tienes que hacer el equipaje-dijo la señora Weasley cambiando su rostro de felicidad a preocupación.
-Es urgente-dijo Harry mirando a la señora Weasley suplicante.
Fred y George intercambiaron miradas, Hermione lo miro preocupada y Ron parecía algo menos feliz.
-Tal vez en navidad, Dumbledore nos prohibió que...-
-¿Qué no me dejaran salir?-interrumpió rápidamente- ni siquiera puedo ir al callejón Diagon-dijo Harry molesto.- ¿Dónde estoy? En Privet drive pero con más ojos vigilándome-
-Es peligroso, ya sabes-dijo la señora Weasley arrebatándole la carta. Y apresurándose para salir rápidamente por la puerta.
-No se preocupe por mis libros tengo los dos- dijo Harry irritado hasta la medula sintió como la cicatriz le volvía a doler algo que le molesto aún más.
-Bueno entonces solo comprare los de Hermione-dijo siguiendo su camino.
-Tenemos ambos las copias -dijo Harry intentando sonar lo menos molesto posible y evitando llevarse la mano a la cicatriz.
-Sí, insisto George, se han equivocado de prefecto…. Aunque con Harry seguro no podríamos quebrantar la ley y con Ron ni se dará cuenta-dijo Fred mientras se le dibujaba una sonrisa enorme.
-Cállense-dijo Ron sentándose a lado de Harry que seguía de un humor fatal.
-o ¿qué?, nos pondrás en detención-dijo George y con un crack desaparecieron.
-Esos dos-gruño Hermione furiosa, mirando al techo en el cual se oían los pasos de ellos-No les prestes atención Ron-
-No lo hago-dijo Ron mirando nuevamente su carta de prefecto.
-Harry, ¿Puedo tomar a Hedwing para contarle a mamá y papá? van a estar realmente satisfechos, quiero decir, prefecta, es algo que pueden entender.-dijo Hermione con voz alegre.
-Sí, no hay problema. También es tuya, recuerda eso siempre-dijo Harry sintiendo su voz calmada pero la cicatriz le ardía. Hermione le dio un mirada alegre se paró y salió de la habitación.
-Voy a la habitación tengo que hacer el baúl-dijo Harry parándose, una idea le había venido a la mente.
Sin prestar atención a Ron que seguía mirando la carta, salió de la sala subió las escaleras de tres en tres, pero en lugar de entrar a su habitación siguió de frente, subió al tercer piso donde se encontraba la habitación de Hermione. Escucho como alguien caminaba, dio un vistazo rápido, Hermione pasaba hacia una ventana llevando un pergamino y a Hedwing en su hombro.
Sin hacer ruido cruzo hasta la habitación, abrió la puerta y entro sin cerrarla. Busco rápidamente alguna señal de que Ginny estuviera ahí, pero nadie más se encontraba en la habitación. Enseguida encontró lo que buscaba, la capa de invisibilidad, estaba sobre la cabecera de la cama de Hermione. Harry la tomo y rápidamente se la coloco, justo en el momento en que Ginny entraba a la habitación.
-¿Hermione tu dejaste abierto?-dijo Ginny saliendo de nuevo sin cerrar la puerta algo que aprovecho para salir de la habitación.
-Supongo que si-dijo Hermione en la ventana dejando que Hedwing volara.-Mira Ginny, soy Prefecta-
Enseguida Ginny salto de alegría y comenzó a felicitar a Hermione, pero Harry no se quedó a la charla inmediatamente bajo con cuidado, en la escalera se topó con Fred que parecía estarle tramando una broma a Ron. Lo paso de lado, sin querer golpeando la pared a lo que Fred volteo a todos lados sin ver nada. Cuando al fin Fred pareció olvidarse del ruido, Harry continuo su camino, no se encontró con nadie más incluso parecía estar más calmado de lo normal. Salió hasta el pasillo donde se encontraba la puerta que conectaba a la calle, pero enseguida escucho la voz de la señora Weasley, tenía una bolsa de mano además de un saquito con dinero, lucía una sonrisa grande en la boca. Harry se tuvo que pegar tanto a la pared que casi sintió que lo descubrían.
-Prefecto, es un prefecto-dijo la señora Weasley muy contenta pasando a un lado, abrió la puerta y parándose en el primer escalón de la salida, desapareció.
Harry respiro al fin con confianza, caminando rápidamente el resto del pasillo mientras la puerta chirriaba y movía sus pesados engranajes, corrió el último tramo esperando que nadie escuchara salió por una pequeña rendija antes de que la puerta terminara de cerrarse completamente. Con mucha dificultad paso y cerró la puerta escuchando las cerraduras colocarse en su posición, sin pensarlo dos veces salió corriendo a toda prisa, fijándose a su alrededor que nadie lo estuviera viendo.
Después de un rato se adentró en un callejón, se quitó la capa de invisibilidad y la guardo en su sudadera, tenía la varita además de los papeles que le había pedido a Hermione al día siguiente del fallo del ministerio, ya que solo esperaba la oportunidad de ir al callejón Diagon. Camino lo más rápido, cerrando los ojos cada tramo para checar que no hubiera presencias magias. En cuanto pudo tomo el tren al centro de Londres como lo había hecho el día de su audiencia, se bajó en la parada del centro y se encamino más aprisa hacia el caldero chorreante, muchos lo veían intrigados por su cicatriz, aunque Harry sabía que no lo conocían. Aquellos muggles no tenían de idea que junto a ellos pasaba el mago que se había enfrentado al lord tenebroso más peligroso del última era.
Después de quince minutos llego cerca del caldero chorreante, donde se fue a un callejón donde no había nadie, se ocultó detrás de un contenedor y se colocó la capa nuevamente. Minutos después tuvo que esperar a que alguien entrara para que él se colara dentro del bar y con mucho cuidado paso entre los magos que había en el establecimiento. Cuando un mago de aspecto siniestro y rechoncho que le recordó mucho a Vernon, abrió la puerta que daba al patio trasero y la entrada al callejón Diagon, Harry lo siguió por detrás, pegándose al pequeño recinto donde era la entrada. El mago no abrió el pasaje que conducía al callejón simplemente espero hasta que alguien más apareció, un Hombre que tenía un montón de cicatrices por todos lados, era alto, tenía músculos bien formados, su cabello negro con mechones blancos, dientes amarillos y filosos, sus ojos algo respingones con el iris un poco alargado. Harry comprendió porque su magia lucia extrañamente familiar, era un hombre lobo.
-¡Greyback!-dijo el mago que había ingresado con Harry.-Llegas tarde-
-¿Tú crees?-dijo Greyback riéndose estrepitosamente- la verdad es que, no me importa-
-Si lo sé-dijo el otro mago - ¿Cómo vas con los otros hombres lobo?-
-Eso a ti no te importa-dijo Greyback mostrando todos sus amarillentos dientes.
-No, claro que no, pero al señor tenebroso si y desea saber que estás haciendo-dijo el mago sin dejarse intimidar - Lleva demasiado tiempo sin saber de ti-
-Muchos no quieren tomar partido, otros ya están a mi favor-dijo Greyback, sonriendo tétricamente y dándole escalofríos a Harry.
-Sí, eso no es de mucha utilidad-dijo el otro mago mirando a su alrededor como si presintiera que alguien los miraba.
-lo sé pero será mejor que lleves eso a mí lord o si no te matare Goyle-dijo Greyback arrastrando las palabras y levantando la varita. El señor Goyle se estremeció un poco aunque desde el punto de vista de Harry ya que desde el de Greyback ha de ver sido imperceptible.-Además ¿Tu que tanto haces?-
-Bien, yo aún intento meter mano en los duendes, pero son duros de tratar-dijo el señor Goyle-Sera mejor que nos vallamos, no es el mejor lugar para esta reunión-
Abrieron la entrada al callejón y desaparecieron por ella, Harry decidió no seguirlos ya que eso no era parte de sus planes, además de ser algo peligroso. Mientras esperaba a que un nuevo mago apareciera el reflexiono todo lo que había escuchado. Los hombres lobo estaban tomando partido, Voldemort tenía ya algunos, eso sería un problema para el futuro. Además de que intentaban tener la Nación Duende de su lado por lo cual su ida al callejón Diagon era más esencial que nunca.
Enseguida entraron unas chicas, que tenían cartas del colegio y parecían estar divirtiéndose, abrieron el pasaje y Harry no tardo ni un segundo en pasar rápidamente, vio que el callejón estaba repleto y más abarrotado que nunca, por lo cual se puso en una esquina contra un pilar. Tenía que pasar desapercibido pero la pregunta era ¿Cómo? Si tuviera una poción multijugos cambiaría su imagen pero es ese momento solo tenía la capa, los papeles del banco y un pergamino bien enrollado. Estuvo mucho rato pensando hasta que decidió ir al callejón knockturn ya que casi siempre estaba vacío, se dirigió con cuidado hasta que en un pasaje obscuro se quitó la capa la doblo y guardo bien. Se colocó la capucha de su sudadera era bastante larga para taparle media cara, sin pensarlo dos veces comenzó a regresar al callejón Diagon.
Caminaba entre las personas con las manos en el bolsillo de la sudadera, cuidando la capa, sus pergaminos y la varita mientras vigilaba que nadie se percatara de su presencia. No savia si podía ser perjudicial que lo vieran, pero tenía que tener cuidado. Paso por muchas tiendas viendo su objetivo final, el banco de blanco mármol que relucía brillantemente al final del callejón, continuo pasando lentamente por el callejón teniendo cuidado de que nadie le viera la cara, aunque un niño pequeño levanto la vista al verlo pasar y dijo "Harry Potter" su mamá pensó que se refería al diario el profeta. En el que Harry se dio cuenta que lo tenía de portada con una foto de su audiencia con el título.
"Exoneran de todos los cargos a Sirius Black, padrino de Harry Potter el niño que mintió"
Por un segundo quiso comprar un ejemplar y leerlo pero continúo hasta llegar al banco. Apresuradamente entro en el vestíbulo muchos duendes iban y venían al igual que los magos, camino hasta el pedestal donde se hallaba el gerente del banco. En el camino escucho un par de voces conocidas.
-Billy, 'devegias' dar clases de lenguaje-dijo la vos de Fleur Delacour.
-¿Crees? solo te he tenido de alumna a ti-dijo la vos de Bill- Espero que poder seguir enseñándote por un largo tiempo-
Harry siguió caminando si Bill lo veía o Fleur su plan seria arruinado y regresaría a Grimmauld Place, más regañado que nunca y con un castigo de varios meses. Antes tenía que lograr su objetivo, debía lograr todo lo que tenía en mente.
-Buena tarde, vengo a tratar un asunto con respecto a mi bóveda-dijo Harry inclinándose un poco hacia el duende.
-Buena tarde-dijo el duende con una voz algo dura.- ¿Podría quitarse la capucha?-
Harry dudo unos segundos, supuso que si no lo hacia el duende no lo ayudaría, además de que sería osco con él y eso podría alertar a Bill. A lo que saco las manos del bolsillo y se quitó la capucha esperando que Bill o Fleur no volteara directamente a él.
-Oh, señor Potter-dijo el duende más amable.- ¿qué asunto lo trae al banco, hoy?-
Harry metió la mano en su cuello y alzo la cadena mostrando los cuatro relucientes anillos cada uno de diferente color, el duende abrió mucho los ojos.
-Ya veo, desea primero ir a visitarlo o hablar con su gerente de cuentas-dijo el duende amablemente.
-Primero, deseo verlo-dijo Harry rápidamente con el corazón palpitándole rápidamente-Y preferiría que fuera rápidamente, por favor-
-Claro señor Potter-dijo el duende dando un salto para baja del pedestal.-Usted siempre tan amable eso es raro en un mago-
Enseguida el duende lo encamino siguiendo la misma ruta que el año pasado aunque Harry estaba empezando a preocuparse, el año pasado salió gracias a Hermione pero ahora no savia bien si podría salir. Al fin llego a las puertas de color blanco y dorado que era la entrada al cuarto de Priscob. De verdad estaba ansioso por ver a su abuelito.
-bien aquí estamos señor Potter, si se le ofrece podría darle alguna indicación a su gerente-dijo el duende amablemente-Solo para no quitarle mucho de su tiempo y para que Apahtio comience los tramites, eso acelera todo el papeleo -
-Muchas Gracias, dígale que prepare los papeles de las bóvedas restantes, él sabrá cuales y que are una fusión de todas, también un trasferencia mensual y además de que si pudiera quisiera hablar con el jefe de la nación duende-dijo Harry esperando que realmente fuera lo más rápido posible.
-Yo le diré a su gerente de cuenta, aunque al jefe de la nación duende tal vez no pueda verlo está ocupado en este momento-dijo el duende amablemente.
-Disculpa la pregunta pero ¿cómo te llamas?-dijo Harry apenado-he venido varias veces pero jamás me has dicho tu nombre-
-Mi nombre es Belgor-dijo el duende haciendo una reverencia, a la cual Harry respondió con una igual.
-Mucho gusto Belgor, de verdad necesito esa audiencia hoy-dijo Harry sonando lo más amable que podía.-Dígale a su jefe...-
-Ragnok-dijo Belgor mostrando una sonrisa.
-Ragnok-repito Harry para recordarlo-que le propondré algo a lo que no podrá negarse, una propuesta muy interesante-
Al duende le brillaron los ojos y enseguida sonrió.
-Estaré gustoso de dar el mensaje-dijo Belgor mostrando sus dientes, Harry saco un par de Sicklet.
-Es para ti y gracias por todo Belgor-dijo Harry abriendo la puerta
-Muchas gracias mi señor-dijo Belgor haciendo nuevamente una reverencia
-por cierto tal vez me pierda aquí adentro, algún consejo para regresar- dijo Harry pensando que se debía de ver muy tonto.
-Solo siga la línea plateada-dijo Belgor agitando una mano y en la pared apareció una línea plateada que giraba a la izquierda por donde habían venido.
-Muchas gracias-dijo Harry sonriendo y entro por la puerta viendo el pasillo, era tan blanco como lo recordaba y tan largo que tuvo que moverse rápidamente para cruzarlo. Al llegar a la siguiente puerta la abrió encontrándose con una sala vacía.
-¿Quién eres?, ¿Para qué vienes?-dijo la duende del año pasado mostrando esta vez un vestido de color rosa canario.
-Harry Potter, vengo a ver a mi abuelito-dijo sin titubeos.
Apareció la cama del duende en esta se veían muchos más tubos saliendo del pequeño cuerpo del duende, los destellos del año pasado se habían perdido solamente quedaba un aura triste y lúgubre, cuando se acercó se dio cuenta que el duende parecía mucho más viejo que nunca, tenía todo el cabello tan blanco como el mármol y respiraba con dificultad, se acercó y le acaricio la mano suavemente.
-hola, abuelito –dijo suavemente.
El duende abrió un poco los ojos y cuando vio a Harry este sonrió grandemente, incluso con la poca fuerza que tenía.
-Mi niño…has regresado una vez más… que alegría-dijo Priscob su voz sonaba tan cansada que Harry casi quería irse para dejarlo dormir. Aun así apretó com fuerza su mano mientras le sonreía tiernamente
-¿Cómo está?-
-muriendo mi... niño, ya no... Falta... mucho tal vez... solo... unos días, me alegra... que me vinieras... a ver, era... lo único que... pedía antes... de irme...-dijo el duende con más dificultad que nunca.
A Harry se le llenaron los ojos con lágrimas a pesar de que solo lo había visto dos veces el duende se había ganado un gran lugar en su corazón.
-Lo siento no pude venir antes, estoy aquí por...-
-... vienes a... reclutar a... la nación...duende... ¿verdad?-dijo Priscob sonriendo.
-Si-dijo Harry sintiéndose fatal por no pensar en la salud del duende.
-lo se mi niño...te aconsejo... que les... des algo... que valoramos... mucho, también...quisiera...ayudarte esta... ves... pero no... Puedo, ya... no tengo... magia. Vienen... días tormentosos... y malos... en tu... vida, toma...día a... día, cuando... acabe...todo esto...será mejor...que nunca- dijo Priscob con una sonrisa algo torcida.
-Gracias abuelito por esas palabras, lamento tener que hacerlo pero tengo una última pregunta-dijo Harry tenía que hacerla y debía de tener una respuesta concreta.
-¿Cuál?-dijo el elfo cerrando un poco sus ojos, se veía la enfermedad y cansancio en el tanto que Harry se culpó por molestarlo.
-Voldemort intenta meterse en mi mente, ya lo he sacado al igual que ha mione, pero aún me pregunto si ¿Puede controlarme o hacerme cambiar de alguna forma?-dijo Harry al decirlo sintió que era una tontería.
-veo...que te...has vuelto... muy fuerte,...decidido... y... sigues...tus instintos. Eso... me enorgullece,...y la...respuesta es sí,... mi niño,... él podría... controlar tu... mente... eso es... peligroso pero... yo creo que... puedes mantenerlo a raya... tal vez...te cueste...algo, Pero recuerda... que la mente...tan perturbada... de Voldemort…puede...dañarte…pero no... Cambiar tu corazón-dijo Priscob abriendo los ojos completamente, y sonrió levemente.
-Gracias-dijo Harry ya no deseaba molestarlo ni un minuto más, acaricio la cabeza del elfo y le dio un beso en la frente.-Descansa abuelito-
Priscob cerró los ojos y pareció dormirse, Harry se quedó un largo rato solo sosteniendo su mano que estaba un poco fría. Harry sentía que no podía estar más tiempo ahí, aun así se quedó 15 minutos más, le dio nuevamente un beso en la frente. Priscob abrió sus ojos lentamente y levanto su mano temblorosa y lentamente, Harry la tomo firme.
-No se esfuerce-Dijo Harry sonriendo.
-déjame... darte mi... última bendición, estoy seguro... que hoy será... mi último día... en esta tierra-dijo Priscob con una sonrisa de oreja a oreja.
-no diga eso, aún puede vivir un poco más-dijo Harry con los ojos llenos de lágrimas y dejando salir unas gotas.
-es mí tiempo..., lo entiendes... bien ¿verdad?-Dijo el duende mirándolo con esos ojos tranquilos y calmados.
-Si-dijo Harry sintiendo un gran dolor en su pecho- Para una mente bien organizada la muerte es la siguiente aventura-
-Sabias…palabras-dijo el duende tosiendo un poco-Dumbledore… está orgulloso… de ti-
Harry no podía enojarse con su abuelito, solamente llevo la mano del duende tan cerca de su frente que el duende pudo tocarlo suavemente, enseguida sintió como el calor de la punta le quemaba la frente en un instante el duende sudo estaba respirando agitadamente y se veía realmente cansado.
-Es mi... marca, la marca... de que los duendes... pueden confiar... en ti-dijo Priscob cerrando sus ojos quedándose dormido.
-Nuevamente Gracias, por todo abuelito-dijo Harry besando su mano, no podía seguir ahí deseaba quedarse pero tenía que encarar otros asuntos-adiós, te veré en la otra vida-
Harry salió rápidamente de la habitación ya que si seguía ahí se quedaría hasta que el duende cruzara el umbral de la muerte. Al salir se limpió las lágrimas respiro profundamente y salió por el pasillo caminando rápidamente, cruzo la segunda puerta, empezó a seguir la línea de plata que le había puesto Belgor, hasta llegar de nuevo a la recepción del banco donde lo esperaba.
-Su visita fue rápida-dijo el duende acercándose rápidamente -su gerente lo espera y el jefe Ragnok llegara en unos minutos-
Harry se metió en el despacho que Belgor señalaba, encontrándose con su gerente de cuentas.
-Buenos días Apahtio, ¿Cómo le ha ido?-dijo Harry inclinándose gentilmente.
-Muy buenos días Harry-dijo Apahtio mirando al azabache el cual recordaba el trato de que lo llamara por su nombre.-Me ha ido realmente bien, pero toma asiento, me informaron que preparara las otras dos bóvedas -
-Sí, vengo por las otras dos herencias-dijo Harry sentándose y alzando los anillos.
-Veo que los encontró-dijo Apahtio buscando entre sus papeles.- ¿Trae los documentos de propiedad?-
Harry saco los documentos poniéndolos en la mesa.
-Todo correcto, nada más faltaría que los toque con el anillo, que ponga su firma mágica y estarán listas ¿Quiere que se unan a su bóveda anterior?-dijo el elfo mostrando una sonrisa amable algo muy raro en los duendes.
-Por supuesto que me gustaría que se uniera a mi bóveda, también que se hiciera una donación directa al hospital San Mungo-dijo Harry colocando su anillo que enseguida brilló ante el toque de los pergaminos y después con su varita.
-Me informo Belgor ¿Cuánto desea donar?-dijo el elfo haciendo un papel de trasferencia.
-Mensualmente mil galeones-dijo Harry observando la expresión Apahtio.-Es una noble causa además quisiera que fuera totalmente anónimo y con una sola condición-
- Bueno puedo pedir que el hospital no publique su nombre pero las trasferencias tendrán el número de bóveda y esta estará ligada a usted por lo tanto no será totalmente anónima-dijo Apahtio apuntando rápidamente las cantidades y haciendo unas anotaciones.
-Bueno con tal de que mi nombre no aparezca en los diarios-Dijo Harry con una sonrisa.
-¿Cuál será la condición para su donación mensual?-pregunto Apahtio listo para apuntar.
-La pareja Longbottom está adentro de San Mungo, quiero que se los traten muy bien, que investiguen a fondo como ayudarlos y que permitan las visitas de su hijo más a menudo. El profesor Lockhart también se encuentra ahí, quiero que también este mejor, aunque no sé si lo visiten muchas personas- pensó en que más debía hacer- demás quisiera hacer una pregunta personal-dijo Harry gentil mente.
-¿Cuál?-dijo Apahtio sonriendo.
-¿Teniendo las cuatro herencias de los fundadores de Hogwarts el castillo es mío o pertenece al ministerio?, ¿Qué beneficios tengo si es mío?-dijo Harry leyendo cuidadosamente la trasferencia.
Apahtio abrió un gran armario saco una carpeta que era muy gruesa al parecer la cuenta más grande que tenía y Harry supuso que era la suya, consulto un rato hasta que dijo.
-Efectivamente, los terrenos de Hogwarts y Hogsmeade son suyos igualmente que el bosque prohibido y toda la región que los rodea, incluso la montaña. Los beneficios son control total de quien entra y quién sale además de se enterara de todos los secretos de este, los cuales ni el ministerio o director del colegio conoce, que por cierto no tienen ningún derecho sobre este-dijo Apahtio viendo los papeles que Harry había firmado con su huella mágica y con los anillos, saco unos papeles y los junto todos brillando enseguida la carpeta que había sacado Apahtio se triplico en anchura.
-Todo listo-dijo Apahtio mirando la carpeta y poniéndola con mucha dificultad en su armario.- Vera la suma total de las bóvedas son casi del doble de la anterior suma, y lo felicito actualmente es el mago más rico de toda Europa y tal vez del mundo- movió la mano y del aire aparecieron cinco piezas grandes, cada una labrada en una gema enorme. La primera era de un león parado sobre una parte cuadrada de rubí, la segunda era un águila de igual forma sobre una parte cuadrada de zafiro, un tejón hecho de ágata amarilla, una serpiente de esmeralda y la última tenía el símbolo de Hogwarts completamente de Serendibita. Harry sabía que era una piedra preciosa y muy rara tan rara y solo se daba en pequeñas cantidades, esta era enorme y podía jurar que pesaba mucho - Estos son los sellos de la casas y el del colegio completo. Los deberá utilizar para documentos explícitos de la escuela, si usted declara una ley en el colegio y la sella con cualquiera de estos serán seguidos al pie de la letra-
-si digo que todos los alumnos tengan que ser respetuosos y lo sello con el de Gryffindor-comenzó Harry pensando en voz alta.
-Según los pergaminos antiguos dicen que los alumnos de Gryffindor tendrán que ser respetuosos-dijo Apahtio leyendo un pergamino largo. – y si es con el de Ravenclaw los alumnos de esta casa deberán ser respetuosos, sin en cambio el sello de Hogwarts incluso sirve para los profesores-
-Una cosa más, la verdad debí pedirle esto hace mucho pero lamentablemente me acorde hace poco, podía meter esta petición al ministerio y si hay algún problema o que no pidan un pago simplemente tómelo de mi bóveda sin importar el costo- Harry señalo la pluma de Apahtio el acepto y escribió encima de un pedazo de pergamino. Se lo entrego al duende el cual lo vio unos minutos.
-Sí, se puede hacer-dijo Apahtio mostrando su dentadura- Aunque tal vez pongan trabas y….falten pruebas-
-No se preocupe por pruebas, hay más que suficientes para lograrlo. Créeme Apahtio si el ministerio se opone entonces los demandaremos y no creo que les guste en este momento una demanda del banco o ¿sí?-dijo Harry sonriendo.
-Claro Harry, tienes razón-dijo Apahtio guardando el pergamino dentro de su chaleco.- ¿Alguna otra cosa que pueda hacer por ti?-
-La verdad si, valla Apahtio siempre que vengo te pongo muchas tareas. Lo siento de verdad-dijo Harry sonriéndole.
-No hay problema mi estimado, el llevar su cuenta es una de las mejores cosas que hago aquí, siendo sincero sus trabajos me encantan-dijo Apahtio sonriendo.
-Bueno quisiera que comprara todo tipo de ingredientes, núcleos mágicos, madera de todos los tipos, semillas, incluso si puede conseguir esto de los muggles se lo agradecería.-dijo Harry rápidamente.
-oh, de qué tipo de ingredientes hablamos-dijo Apahtio sonriendo, seguramente la posibilidad de conseguir un poco más de oro no le molestaba.
-Ya sabe comunes y no tan comunes, algunos incluso difíciles de conseguir. Claramente con nuestro antiguo acuerdo paga, sería demasiado así que usted diga cuanto será por todo-dijo Harry esperanzado que el duende no fuera tan avaro.
-1 galeón por los más sencillos, 3 por la de rareza baja y 4 por los de mucha rareza-dijo Apahtio como si ya lo hubiera contemplado hacia años.
- Bien, recuerde meter todo en mi bóveda y obviamente ponerlo materiales de investigación para que pueda saber de qué se trata-dijo Harry el solamente había ido por el castillo, pero no savia por qué pero en cuanto llegaba a Gringotts siempre se le ocurrían cosas que debía hacer.- Bien creo que eso es todo Apahtio, muchas gracias-
Se paró dispuesto a irse pero en ese momento alguien toco la puerta y entro era un duende más alto del promedio tenía una mandíbula cuadrada, los ojos negro como carbón y el cabello ralo. También tenía un traje a la medida y no se le veía ni una arruga.
-Hola señor Potter mi nombre es Ragnok como bien sabrá -dijo tenía la voz grabe y pareció algo molesto.-Me han dicho que tiene una oferta que no rechazare-
-Señor Ragnok por favor tome asiento-dijo Apahtio ofreciéndole el suyo el cual sin pensarlo se dirigió al escritorio y se sentó enfrente de Harry, con un tronido de los dedos de Apahtio todo el escritorio quedo limpio.
-Gracias Apahtio, muy amable-dijo Ragnok sin quitar la vista de Harry-y bien ¿porque estoy aquí?-
Harry trago saliva, sabía que no sería fácil tratar con el duende, pero ante su presencia sentía el enorme cumulo de magia que desprendía algo que ni siquiera había pensado.
-he... vera sé de buena fuente que últimamente ha tenido problemas con el ministerio-dijo Harry recordando su plan.
-Si ¿y?-dijo sacando una vieja pipa de su bolsillo-Nada nuevo-
-Entiendo, es sobre la deuda de ludo Bagman o ¿no?-dijo Harry sonriendo e intentando calmar sus nervios.
-Está muy bien informado-dijo Ragnok encendiendo su pipa sin prestarle atención.- ¿y?-
-¿Quiere la paga más que al mago?-pregunto Harry sintiendo el sudor de su frente-hay una forma de recupere el dinero-
Ragnok sonrió fríamente y lo miro como si supiera sus intenciones.
-Pagara su deuda a cambio que la nación duende este con Dumbledore ¿no?-dijo Ragnok casi dando un golpe a la mesa con su mano.
-No del todo, pagare su deuda, le daré algo que los duendes atesoran mucho y la nación duende se unirá a mí -dijo Harry lentamente y con voz clara.
Ragnok expulso una fumarola de humo que hiso una galeón perfecto, a este se le unió un sicklet y knut luego se esfumaron.
-y ¿que sería lo que le daría a la nación?-dijo Ragnok sonriendo aún más.
-Acero duende, espadas echa por su nación, copas, vasijas, brazaletes, etc...Etc.-dijo Harry sonriéndole también.
El elfo abrió mucho los ojos tanto que casi se le salían de las orbitas se relamió los labios y se sacó la pipa de la boca.
-Y ¿de dónde los sacara?-dijo Ragnok casi con malicia.
-Oh, No, yo no lo sacare de ningún lado, ustedes lo sacaran de la bóveda que tengo, la cual está repleta de estos objetos algunos son tan valiosos que valen más de 10 millones de Galeones-dijo Harry mostrándose aburrido aunque realmente quería acabar todo lo que tenía que hacer.
-¿Cuánto nos dará?, dos vasijas o alguna espada sería buena opción-dijo Ragnok sonriendo, pareció agradarle la idea y claramente atraído por el acero duende.
-Les daré lo equivalente a 1 millo de galeones por cada año que dure el señor tenebroso-dijo Harry mirando como la expresión del elfo cambiaba a sorpresa total y como pasaba saliva.
-Es un mago sorpréndete señor Potter-dijo Ragnok miraba a Harry de arriaba abajo seguramente evaluando cuanto valía su peso en Acero duende.-Aun a su edad-
-Sé que han venido magos a convencerlo de unirse al señor tenebroso y sé que también que otros para unirse a Dumbledore-dijo Harry firmemente vio como Apahtio abría la boca demasiado y como Ragnok se mostraba más serio.- Ellos dos mandaron emisarios y nunca le dieron la cara, pero yo no. Yo vengo a usted dándole la cara, quiero que se una a mi causa-
Ragnok apago la pipa, la guardo en su traje, trono los dedos y apareció un pergamino color negro con líneas plateadas.
-Vera señor Potter, el señor oscuro nos promete libertades en el nuevo mundo que alzara, mientras Dumbledore nos promete oro-dijo Ragnok empezando a escribir sobre el pergamino- ¿Porque me negaría a esto? A cambio de unirme a su causa-
Harry sonrió ya había pensado en esas posibilidades por parte del profesor y de Voldemort.
-Primera porque sabe bien que con Voldemort jamás tendrán libertades, mato a muchos de los duendes en la primera guerra, familias completas incluso los torturo y robo preciados objetos. Segunda porque el oro lo pueden conseguir fácilmente, por algo son los guardianes de los tesoros, usted fácilmente podrían tener lo que quisieran en oro y tercera porque yo tengo la bendición de Priscob-dijo Harry firme y con voz clara.
Enseguida brillo algo en su antebrazo no savia que o por qué, se descubrió la manga, ahí estaba el símbolo de Gringotts pero algo diferente, la cara de un duende cubierta por una enorme "G" y a lado de esta gemas y brillantes y una runa muy antigua. Ragnok abrió la boca sorprendido en su totalidad, Apahtio puso una rodilla en el suelo la mano derecha en el suelo y se inclinó hasta tocar el suelo. Harry se sintió incomodo pero tan pronto apareció el brillo se fue.
-Tiene razón mi señor Potter-dijo Ragnok siendo mucho más amable y sonriéndole como Priscob lo hacía-La nación duende esta complacida y le servirá en todo lo posible-
-Así que, ¿Es un trato?-dijo Harry sonriendo sintiendo que sus objetivo estaba más que cumplido.
-Claro-dijo Ragnok terminando de escribir sobre el pergamino, y pasándoselo a Harry. El cual leyó la parte que le importaba.
"Harry Potter se compromete a pagar la deuda de Ludo Bagman que asciende a un total de 2 mil galeones, 330 sicklet y 500 knut, además de pagar una deuda por acero duende por cada año que le sirvamos contra lord Voldemort. En caso de que el señor Potter incumpla este contrato tendrá que pagar el triple de lo prometido.
Ragnok Primero se compromete a servirle a Harry Potter, así como toda la nación duende, contra lord Voldemort. En caso de que la nación duende lo traicione, el señor Potter podrá duplicar el valor de su cuenta."
-¿Todo en orden, Señor? -dijo Ragnok mirando a Harry amablemente.
-Todo correcto-dijo Harry aunque no le agradaba que hubiera puesto clausulas en contra del incumplimiento, Harry las firmo y puso su varita mágica sobre su nombre, el pergamino brillo y se volvió de un color dorado intenso, Ragnok la tomo y se dividió en dos dando una copia a Harry que tomo con gusto, enseguida chasqueo los dedos.
Harry vio como el anillo de su bóveda se volvía de plata a color oro y la obsidiana pasaba a ser de color platino, y se llenaba de runas con colores rojos y negros. Frente a Ragnok también apareció uno igual, se lo puso en la mano estos brillaron de negro y vibraron es la mano de cada uno.
-El pacto esta sellado, la deuda de Ludo Bagman ha sido retirada de su bóveda y el primer año de servicios en acero duende-dijo Ragnok sonriendo más que nunca-Tenía razón, Señor Potter-
-¿En que tenía razón, señor Ragnok?-dijo Harry amablemente.
-Era una oferta que no podía rechazar-dijo parándose y extendiéndole la mano a lo que Harry la estrecho gustoso.
-Ahora me tengo que retirar-dijo Harry acordándose del otro lugar al que tenía que ir, seguramente Hermione lo mataría y al señora Weasley le daría una regañina marca olímpica-Me espera mi novia, lamentablemente no estará nada feliz-
-Tiene razón ya es tarde-dijo Ragnok mirando un reloj en la pared y Harry lo imito eran cerca de las 12 si se iba a ahora apenas llegaría después de la comida.-que tenga un buena tarde y si le surge algo no olvide comunicarse conmigo o con Apahtio-
-Él ha sido el mejor gerente-dijo Harry esperando ayudarlo ya que era un muy buen duende-Espero tenga eso en consideración-
-Sí, sí, Él tiene la mejor cuenta de la casa-dijo Ragnok guiñándole un ojo.
-Bueno con su compromiso me retiro-dijo Harry haciendo una reverencia.
Salió del despacho y poniéndose la capucha para salir rápidamente, reviso que tuviera el pergamino de propiedad así como la de la alianza con la nación duende, los cinco sellos de Hogwarts, su varita y la capa. Salió caminando rápidamente, Bill por un segundo echo una ojeada viéndolo pero Harry siguió caminando, entre más caminaba Bill y Fleur le seguían la pista, fue cuando se dio cuenta que se había percatado de su presencia, se preguntó si sabían quién era, pero se calmó a notar que solo lo seguían.
Se dirigió un local antiguo, jamás pensó en visitarlo nuevamente estaba al lado sur del callejón, leyó el letrero de la tienda "Ollivander fabricantes de excelentes varitas desde 382.A.C". Entro, una campanilla resonó en el fondo de la tienda. Recordaba el lugar pequeño y vacío, salvo los centenares de cajas y cajas apaliadas una sobre otra, hasta tocar el techo. La energía mágica de ese lugar era muy cercana a la de cientos de personas, cada una de un color diferente y ninguna se parecía a otra. Bill Y Fleur se quedaron afuera platicando mientras se inclinaban en la pared posterior al local de varitas.
-Buenas tardes-dijo Harry sintiendo una magia mucho más grande que todas las reunidas ahí.- Señor Ollivander-
Delante de él, el señor Ollivander salió detrás de un estante, sus ojos grandes y pálidos, brillaban como lunas.
-Hola, señor Potter-dijo el Hombre extrañado.-Nunca pensé verlo tan pronto de nuevo. Me parece que fue el día de ayer que vino aquí a comprar su primera…-
-Varita-Interrumpió Harry con una sonrisa- Si lo recuerdo bien, una combinación poco usual, acebo y pluma de fénix, veintiocho centímetros, bonita y flexible-
-Supongo que no viene a comprar otra varita-dijo Ollivander con un tono preocupado.
-No, vengo por otros asuntos-dijo Harry sonriéndole.- Venia a hablar con usted-
-Que bien-dijo Ollivander mientras movía su varita apareciendo unos sillones mullidos.- Muchos solo vienen compran su varita y se van, casi nunca regresan-
Harry recordó su primera visita, no culpaba a cualquiera que entrara en la tienda, pero se sintió mal de que Ollivander pasara sus días solo en aquel lugar. Se sentó tranquilamente mientras intentaba sonreír amablemente.
-Quisiera decir que he venido de visita nada más-dijo Harry rápidamente, no le mentiría al hombre-Vengo a preguntarle un par de cosas-
-Ho-dijo el hombre sentándose también y suspirando-Correcto, correcto. Creo que un viejo vendedor de varitas no es un buen conversador-
-No es eso-dijo Harry- todo lo contrario, usted es el único que puede resolver todas mis dudas. Puede que no sea una visita normal y puede que usted también este interesando en mis conocimientos. Según recuerdo le debía esta charla desde la revisión de varitas del torneo-
Ollivander abrió mucho los ojos y por un segundo el interés recorrió toda su cara.
-A sí que si yo respondo a sus preguntas….-
-Yo responderé a las preguntas que tenga-completo Harry sonriendo.
-Mi querido muchacho- la voz de Ollivander sonó mucho más alegre- Pensé que no podría decir los secretos de sus maestros-
-Créame a ellos les gustara compartirlo con usted, si usted comparte también-
-Sea lo que sea, intentare ayudarlo, mi muchacho-dijo Ollivander convocando una mesita té y galletas.
Algo en la mente de Harry palpito. Sabía, estaba seguro, su salida ya había sido notada por alguien en Grimmauld Place y tal vez no tendría mucho tiempo. Aun así había tomado una decisión al ir al callejón Diagon y pasara lo que pasara no se arrepentiría si lograba ayudar a su amigo.
-Bien ¿Puede rapar una varita?, ¿Es posible?-pregunto Harry rápidamente.
-¿Su varita se rompió?-pregunto Ollivander preocupado y sirviendo él te.
-No se preocupe, mi varita está en perfectas condiciones-dijo Harry tomando la taza te que le ofrecía el fabricante de varitas, el cual pareció tranquilo. –Entonces ¿Puede reparar una varita?-
-¿Qué tanto daño ha recibido?-pregunto Ollivander comiendo una galleta.
-Partida en dos-dijo Harry sintiendo tristeza, si su varita la rompieran en dos el aria lo imposible por componerla.
-No- susurro Ollivander- lo siento, de verdad lo siento, pero una varita que ha sufrido ese grado de daño no puede ser reparada de ninguna manera que conozca-
Harry había estado esperando esa respuesta, pero sus labios formaron una sonrisa.
-Entonces, ¿puede haber alguna que usted no conozca?-pregunto Harry.
Ollivander vio a sus ojos directamente mientras alzaba una ceja.
-Puede ser-dijo después de unos minutos- pero si me pregunta a mi realmente, no se ninguna e incluso no creo que mi colega, Gregorovitch, sepa alguna-
-Ya veo…-dijo Harry pensando y llevándose una mano a barbilla pensando profundamente.- ¿Podría utilizar los mismos materiales y re-hacerla?-
-Sí, pero aunque tuviera los mismos materiales, jamás será la misma. Como recordara toda varita que vendo es diferente, única- Ollivander tomo una caja y saco una varita- Acebo y pelo de unicornio, once pulgadas, moderadamente flexible, Aun sin dueño. La varita escoge al mago y aunque cree una igual a esta no podría ser utilizada por el mimo mago u bruja-
-No me entendió señor Ollivander-dijo Harry amablemente- Yo me refiero a utilizar los dos trozos de la varita, el núcleo y volver a fabricarla-
Ollivander entre cerro sus ojos como si evaluara la idea tan detenidamente que paso un minuto en silencio, Harry se había terminado su té para cuando el fabricante hablo.
-No estoy seguro que funcione, podría… pero no estoy seguro-dijo Ollivander claramente intrigado- Estoy seguro que podríamos reformar la varita, pero no que le sea leal al mismo mago-
-¿Leal?-pregunto Harry intrigado había leído de la lealtad de las varitas pero la información era casi nula.
-La varita elige al mago-repitió Ollivander- Es lo primero que me enseñaron, eso siempre me ha guiado en este arte y noble estudio de la sabiduría de las varitas-
-¿Pero una persona puede usar una varita que no lo ha elegido?-pregunto Harry.
-OH sí, si eres un mago puedes movilizar tu magia a través de casi cualquier núcleo mágico. Pero los mejores resultados siempre aparecen con la mayor afinidad entre varita y mago. Estas conexiones son complejas. Una atracción inicial, y luego un mutuo deseo debido a la experiencia, la varita aprendiendo del mago, el mago aprendiendo de la varita- Ollivander guardo la varita en la caja, Harry escuchaba atentamente mientras sentía comezón en sus dedos como si quisiera tomar su varita.- Las leyes que gobiernan al propietario y la varita son sutiles, pero la varita conquistada tiende a ir hacia su nuevo maestro-
-Si alguien tuviera una varita de alguien más ¿esta le seria leal?-pregunto Harry recordando a Neville y la varita de su padre.
-Solo si fue tomada ya sea a la fuerza o por métodos mágicos. Según recuerdo ahí familias que se trasmiten las varitas, pero si la varita no es tomada y obtenida la lealtad esta jamás funcionara tan bien como la propia-dijo Ollivander calmadamente.
-Así que la lealtad de un mago y su varita es el vínculo que se crea entre ambos-dijo Harry seriamente mientras tocaba su varita.- ¿Se podría hacer que la lealtad de la varita sea directamente para una huella mágica en conciso?-
-Hace profundas preguntas, Señor Potter. La sabiduría de las varitas es una parte de la magia, completamente misteriosa.-replico Ollivander, sus ojos no se apartaban de Harry- Usted está mencionando la posibilidad de hacer una varita única para el mago-
-Si- dijo Harry con una sonrisa.- Se puede hacer muchas cosas a conveniencia y necesidad de los magos, pero las varitas son algo con lo que no hemos mejorado en muchos años-
-¿Cree que no se ha experimentado?-preguntó Ollivander con un tono de triste- Durante generaciones mi familia experimento con las varitas, después de cientos de años logramos perfeccionar la creación de las varitas, pero aunque se siguió intentando mejorar de diversas formas, los resultados eran lo mismo. Cuando era joven intente hacer que tuvieran mucho más poder con piedras mágicas y runas, falle.-
Se alzó la manga y mostro una herida, parecía una acuchillada con rastros de quemaduras, mostraba un color morado que se degradaba con forme llegaba más arriba.
-La varita estallo, no contuvo la magia lo suficiente y al final…. Bueno digamos que ese día aprendí varias lecciones-dijo Ollivander con un tono triste.
-La varita no pudo expulsar la magia, la concentro en la piedra y supongo que la runa solo sirvió como un catalizador, aumentando exponencialmente hasta que el cristal se rompió, la magia estallo convirtiéndose en el material que tocaba, un cristal. Le atravesó el brazo y le quemo la piel-dijo Harry pensando rápidamente.
-¿Cómo…?-
- Ya se lo he dicho, mis maestros me enseñaron de varitas. No tanto como para hacer una, pero si su funcionamiento base y cómo se comportan ante la magia, unido a cómo reaccionan los otros dos elementos que anexo me dio la clave para saber que pudo pasar-dijo Harry tranquilamente.
-Claro, lógico para mí en este momento, pero en aquel entonces solo era un aprendiz intentando manejar fuerzas que no entendía-dijo Ollivander un con una sonrisa.
-Aun con todo eso ¿Cree que se pueda crear una varita utilizando la huella mágica?-pregunto Harry tranquilamente.
-Supongo que si lograra hacer reaccionar el núcleo a la huella mágica-dijo Ollivander arrastrando las palabras considerando nuevamente la posibilidad- Puede ser que se crearía la primera varita donde la lealtad de esta no cambie-Harry sonrió pensando en las posibilidades-Y hablando de sus maestros, quisiera hacerles unas preguntas yo también-
Harry se llevó una mano instintivamente a los anillos excalibur, los acaricio suavemente y sonrió, sentía un leve cosquilleo.
-Pregunte-dijo Harry- Yo responderé todas sus dudas-
Ollivander no parecía del todo seguro pero sonrió.
-Vi que tu varita estaba… mejor. Más poderosa y sus propiedades se hicieron mucho mejores. ¿Cómo paso?-pregunto el fabricante intrigado y con los ojos brillantes.
-En mi primer curso, un troll de las montañas entro al castillo- dijo Harry recordándolo- Mi amiga en ese entonces y mi actual novia, estaba en el lugar a donde se dirigía el troll, intente avisarle y ponerla a salvo, sin en cambio el troll… la encontró, yo hice algo muy estúpido me encime en el troll y sin querer metí mi varita en su nariz, lo derroto mi amigo Ron-
-Muy bonita historia, pero ¿Qué tiene que ver con que su varita sea más poderosa?-dijo Ollivander algo molesto, como si Harry intentara tomarle el pelo.
-Moco de troll o saliva, potencia las propiedades de la madera, si se utiliza adecuadamente pueden dar un brillo muy bonito. También hay otras cosas que pueden aumentar su poder como la saliva de dragón, aunque esta puede quemar la madera, el veneno de Murtlap puede utilizarse para dar un mejor acabado a las varitas.- dijo Harry viendo como el fabricante alzaba una ceja- Oh y créame el pelo de la cola de esfinge y plumas de ave de trueno puede utilizarse como núcleo, aunque son altamente temperamentales y se tienen que tratar con madera de glicinias o roble. Un árbol muy bello, y son un buen recurso en madera para varitas, además también sus hojas se pueden utilizar en el decorado de las varitas-
Ollivander abrió los ojos y comenzó a escribir en un pergamino, todo lo que Harry había dicho, cuando acabo sonrió.
-Me encantara probar cada uno de estos consejos-dijo Ollivander como un niño en navidad.
-Aún tengo una última petición y creo que no le agradara-dijo Harry llegando al último punto y el más crucial.
-Lo que sea, créame con estos fabulosos secretos, le diré cualquier cosa-dijo Ollivander sonriente.
-¿Puede enseñarme a hacer una varita?-Pregunto Harry poniéndose serio ya que sabía que sería un tema sensible.
El tiempo paso lentamente para los dos presentes mirándose, Ollivander parecía cuestionarse si Harry bromeaba. Harry simplemente se quedó mirándolo y sonriéndole.
-¿Me está pidiendo que revele todos los secretos de mi familia, señor Potter?-dijo Ollivander con una mirada seria.
-Exactamente-dijo Harry suspirando- Yo no quisiera pedirlo. Las circunstancias y lo que planeo, lo requiere. Créame jamás revelare nada a nadie y jamás utilizare los conocimientos que adquiera para vender varitas. Si logro hacer un avance en lo que planeo, le enviare los resultados a usted y dejare que los utilice-
Harry lo miro atentamente, las tazas de té habían sido abandonadas y ninguno de los dos se movían, evaluándose mutuamente, intentando descifrar las intenciones del otro, la respiración de los dos se escuchaban. Las presencias mágicas de las varitas se agitaban como si supieran que de ese momento dependía una nueva generación de varitas. La picazón de su cicatriz se incrementó, ¿Voldemort sabía que estaba sin protección? Al mismo tiempo su corazón se agitaba con fuerza, seguramente en Grimmauld Place estarían más que alterados.
No podía perder más tiempo se levantó, se puso frente Ollivander, se agacho hasta arrodillarse y, ante la mirada de asombro del fabricante, unió su mano derecha con la de Ollivander.
-Juro que lo que aprenda en esta tienda sobre la fabricación de varitas, jamás saldrá de mi boca. Juro que nunca fabricare una varita para conseguir dinero. Juro que lo que aprenda y mejore en las varitas, será propiedad de Garrick Ollivander-dijo Harry claramente mientras su voz sonaba tranquila y limpia. Miro a los ojos del viejo fabricante-Solo falta que utilice su varita, señor-
-No será necesario mi muchacho-dijo Ollivander soltando su mano derecha y levantando a Harry con una sonrisa-No sé si tenga descendencia, ya estoy muy viejo y deseo que todos mis conocimientos no mueran con migo. Harry Potter… si…si… No podría pedir un mejor aprendiz, serás el heredero de los secretos Ollivander-
Ollivander desapareció la mesa y los sillones, cerró la tienda y le dio varias vueltas a Harry observándolo de arriba abajo.
-Magia más que suficiente, buena estructura corporal, conocimientos básicos de la varita y seguro una enseñanza superior a cualquier otra-dijo Ollivander feliz mientras abría una puerta en el mostrador y señalo a Harry- Sígueme-
Harry suspiro, solo un poco más de tiempo y estaría listo para ir a Hogwarts. Pasaron a las trastienda, por un corredor interminable de varitas, al poco tiempo observo que las cajas se hacían más grandes, algunas del tamaño de zapatos, mucho más al fondo se veían cajas de su altura pero tan delgadas que parecerían palos de escoba.
-Viejas y olvidadas-dijo Ollivander con tristeza, al percatarse de la mirada curiosa de Harry- Ollivander's, por generaciones creamos varitas, aunque las primeras eran más como báculos. Lo malo señor Potter es que uno nunca sabe cuál varita llegara a que mago, así que se crean todas las posibilidades y combinaciones, lamentablemente algunas no encuentran dueño nunca-
-Así que terminan amontonadas y polvosas-dijo Harry con la misma tristeza que el hombre.
-Son nuestras creaciones-dijo Ollivander abriendo otra puerta- Jamás tendríamos el corazón de destruirlas-
Harry entro, ahí había una habitación circular bastante iluminada, con cientos de anaqueles con diferentes artículos mágicos, con todo tipo de madera amontonada, algunos instrumentos para cortarla y modelar la madera estaban sobre un escritorio bien ordenado pero con aserrín arriba, la infinidad de frascos con líquidos de todos tipos. Noto un aroma dulzón que le agrado.
En medio de la habitación un círculo mágico, había oído hablar de ellos, también sabía que había muy pocos que se utilizaran en la actualidad. Aquel circulo constaba de 8 puntas triangulares todas echas de runas, en medio de los triángulos círculos con lo que parecían estrellas, los triángulos se unían en forma de circulo único por una línea de runas que no lograba descifrar, cuatro inscripciones adentro del cirulo la misma con una imagen de una luna, seguido de varios círculos, lunas y una estrella de cuatro puntas, toda llena de runas y símbolos parecidos, todo echo en piedra blanca incrustada en la piedra caliza del suelo. No podía describirlo, pero el simple círculo desprendía una poderosa y antigua magia.
-Sorprendido, muchacho-dijo Ollivander con una sonrisa.
-Es maravilloso-dijo Harry acercándose con los ojos abiertos- Creí que nunca vería un círculo mágico, es increíble-
-Sí, lo sé- dijo Ollivander pasando y comenzando abrir cajones y sacaba cosa, tras cosa- Este es el que utiliza mi familia, Gregorovitch tiene otro pero no difiere mucho del mío, tal vez solo un par de runas diferentes. No puedo explicarte todo hoy, pero te daré esto-Le extendió un juego de herramientas para trabajar la madera, todo metido en maletín de cuero reluciente, con broches de oro, lucia fascinante con sus formas de engrane echo en cuero y con hilos de plata - y en Hogwarts envíame cartas por si tienes dudas-
- No puedo aceptar sus herramientas, yo comprare las mías, señor-dijo Harry rápidamente.
-Tonterías muchacho, hace años las compre para cuando tuviera un hijo-dijo Ollivander con la mirada triste, cuando vio a Harry sonrió- Y es mi deseo dártelas-
Harry tembló de emoción y tomo el maletín, era grande y algo pesado, en cuanto sus manos tocaron el maletín se gravo con letras doradas "Harry Potter, Aprendiz Ollivander".
-Gracias, muchas gracias señor-dijo Harry sonriendo.
-No hay de que muchacho, ahora te enseñare el proceso básico-dijo Ollivander tranquilamente, tomo una varita de la mesa de trabajo- Lo primordial es tallar la madera- señalo la varita- dejando un hueco de 10 milímetros para el núcleo- señalo un huequecito en la varita- la varita va en el centro del círculo mágico, colocas el núcleo en las 8 puntas- El señor Ollivander realizo lo dicho colocando un pelo de unicornio en cada punta- Y por último – señalo un espacio que Harry no había notado eran dos runas grandes en la misma piedra blanca, se paró sobre de ellas-hay que decir esto claro mientras envías toda tu magia al círculo:
Benedictione archangelus corruptione diabolo aqua, terra et igne. Et si parva luce obumbratio hoc mundo. Magicae do, dare me a tool: da mihi unionem. Canticum audi me, et agens Abramelin. -
La habitación se comenzó a iluminar la varita floto apuntando al techo y elevándose, los pelos de unicornio comenzaron a ir hacia la varita y de un momento a otro se comenzaron a entrelazar en una secuencia octagonal perfecta, se adentraron a la varita hasta que no se vio nada fuera, la madera se cerró fuertemente por el pequeño espacio del final. Ollivander suspiro fuerte y con voz tranquila dijo -Socium suum ducit Druidae –
La varita brillo de un color verde intenso, floto durante unos segundo, antes de que Ollivander moviera su varita y esta entrara en su caja.
-Eso es lo básico-dijo Ollivander sonriente- Así se crea una varita-
-Con esto puedo trabajar-dijo Harry sonriente- ¿podría escribirme las palabras? , por favor-
-Ha se me olvidaba- dijo Ollivander, caminando a donde había un pequeño pedestal.
Harry observo algo que parecía un cinturón con una maletita unida a otra correa que se abrochaba directo a la pierna y en medio de ella una bolsa. El fabricante lo tomo con cuidado, abrió el estuche tocando algo parecido a una broche con forma de varita y sonrió. Pasaron segundos que solo veía lo de adentro, entonces la cerro y se la extendió a Harry.- Ahí encontraras todo lo que sabemos desde 382 a.C., estúdialo, ya te enviare cartas para ver tu progreso-
Harry tomo la bolsa, se dio cuenta de que era muy ligera, intento abrirla pero esta permanecía cerrada por magia. Ollivander toco con su varita el broche- Yo Garric Ollivander entrego la Herencia Ollivander a Harry James Potter- El broche giro y desapareció por completo.
Intento nuevamente abrirla y esta vez apareció un broche con forma de dragón, se abrió tan fácil que parecía que no había estado nunca cerrado. Al alzarla vio un libro grueso y viejo lleno de runas brillantes, hecho de pergamino sucio y algo viejo, vio manchas de sangre, también una cerradura antigua, en medio de la portada una gema brillante de color azul.
-¡¿UN GRIMORIO?!-dijo Harry a punto de desmayarse.- Esto… no puedo… simplemente no puedo… es un grimorio-
-Ya es tuyo por derecho-dijo Ollivander con una sonrisa.
-Pero es un libro antiguo de magia, de magia que no puede utilizar cualquier mago, aquí hay secretos profundos he incalculables conocimientos, incluso recuerdos de su familia.- Dijo Harry cerrando la maletita- es simplemente…. No puedo-
-Claro que puedes, como mi Aprendiz tienes derecho a el- dijo Ollivander poniéndole una mano en el hombro.
Harry sonrió al hombre, de verdad le estaba ayudando y de alguna forma en el futuro lo recompensaría.
-Yo tenía razón-dijo Ollivander con una sonrisa enorme.
-¿En qué, señor?-pregunto Harry desconcertado.
-En que lograrías grandes cosas…. Espero ver el día en que logres y que nos demuestres lo grandioso que serás-
Harry inflo el pecho miro a Ollivander y se inclinó un poco.
-Gracias, Maestro-dijo Harry se levantó con los ojos llenos de convicción.
Después de que se despidieran, Ollivander encogió todo lo que traía, incluso el maletín de herramientas aunque la capa de invisibilidad se quedó en su bolsillo de la sudadera. Se colocó la bolsa para pierna (Como Ollivander le dijo que se llamaba), ajustándoselo bien, metiendo todo adentro con cuidado y sin que se dañaran unos a otros, se volvió a colocar la capucha antes de salir de la tienda ya que Fleur y Bill seguían observando para adentro discretamente.
Miro la Hora eran cerca de las 2 de la tarde, Bill comenzó a seguirlo discretamente, así que camino más aprisa pasando todo el callejón Diagon que empezaba a despejarse. Harry no paro en la entrada al caldero chorreante más bien continuo hasta llegar a estar solo en el callejón knockturn y se puso la capa en un movimiento. En ese segundo llego Bill corriendo por el callejón con cuidado volteo a ver a todos lados y como no vio a nadie pareció molesto.
-Demonios, esto no le agradara a Dumbledore-dijo y regreso al callejón Diagon, Harry lo siguió muy de cerca, Bill se dirigió al caldero chorreante, así que esto le ayudaría, Ambos se dirigieron a las calles de Londres. Harry se preguntó por qué saldría. Lo miro un momento y vio que sacaba un paquete de cigarrillos.
{Bien, gracias Bill por tu ayuda}Pensó Harry riéndose un poco del Hermano de su mejor amigo.
Fleur salió con la cara pálida y jadeando del local. Le dijo algo a Bill susurrando y también se puso pálido ambos se metieron nuevamente al caldero chorreante, ¿Qué le había dicho Fleur?, no tenía mucha idea pero seguramente era algo relacionado a su escape.
Fue a debajo de la capa hasta el callejón donde se la podía quitar. Y sin perder un minuto echo a correr hasta el subterráneo donde tomo el tren para regresar al Grimmauld place, No se preocupaba de que se le perdieran sus cosas pues estaban a salvo en la bolsa. Solo una cosa le afectaba, aun no savia como entraría sin ser detectado en el número 12.
Tal vez no lo necesitaría había estado mucho tiempo afuera y ya se habían percatado de que no estaba en el cuartel, solo tocaría y se enfrentaría al regaño. Cuando al fin bajo del tren camino rápidamente por todas las calle hasta encontrar un callejón, se puso nuevamente la capa de invisibilidad caminando lento para asegurarse que nadie ni nada lo siguiera, pasando un buen rato girando en un montón de calles para perder si lo seguían, aunque checaba constantemente las presencias mágicas. Al estar seguro simplemente se dirigió al número 12 e iba a tocar la puerta con la varita entrar y quitarse la capa como si nada pero en ese segundo se escuchó un crack y apareció Bill junto a él casi derribándolo, tuvo que mantenerse en una posición incómoda y dolorosa para que no lo detectara. Bill estaba más pálido y parecía agitado, toco el timbre de la puerta a los que unos cuantos segundos abrió la señora Weasley.
-¿Lo encontraste?-dijo la señora Weasley con tono chillón y casi desesperado.
-No, en cuanto llego la lechuza Fleur me dijo, lo buscamos por el callejón pero no lo encontré en ningún lugar-dijo Bill entrando- Fleur se quedó en el caldero por si se aparece-
Harry aprovecho para colarse junto con él a centímetros de que la puerta lo golpeara, se quedó en pegado a la pared mientras escuchaba como la cerraduras se cerraban.
-¿Dónde demonios se metió ese niño?-dijo la señora Weasley con tono de enfado-Todos acaban de llagar ven rápido-
Ambos salieron rápidamente caminando y cruzando la sala de estar, a lo que Harry se quitó la capa invisible, prosiguió quitándose la bolsa del grimorio, Se quitó la sudadera y con ella envolvió la bolsa, no tenía idea que pasaría y estaría seguro que harían miles de preguntas si veían que tenía cosas nuevas. Ademes de que Bill reconocería la sudadera y sabría que fue a Gringotts y Ollivander. Oculto todo justo detrás de una maseta en la entrada y la capa la guardo en su bolsillo aunque esta sobresalía demasiado. Estaba listo para el regaño. Camino por el pasillo hasta que escucho un montón de voces algunas tenían tonos realmente exaltado.
-No, Molly él no puede estar en problemas, seguramente está despejando su mente-dijo la vos de Sirius- aunque admito que con su suerte es posible.-
-Yo creo que lo mejor será repartirnos por Londres y buscarlo en lugares concurridos, Harry no es tonto seguramente estará en esos lugares en los que los magos pocas veces frecuentamos, él ha estado con muggles y sabe camuflarse bien-dijo la voz te Tonks que parecía casi tan chillona como la de la señora Weasley-Esto puede ser tardado pero es lo más seguro-
Harry trago duro mientras acariciaba su capa.
-No señores-dijo al voz de ojoloco con voz realmente enfadada-les informó que todo plan que hagamos ya es inútil. Harry ya está en el cuartel-
A Harry le dio un vuelco el corazón se había olvidado completamente que ojoloco podía ver y oír detrás de las paredes, aunque se preguntó si también lo había visto debajo de la capa y la bolsa del grimorio en la entrada.
-Sal de ahí muchacho-dijo Moody con voz clara.
Harry dio un suspiro para tranquilizar su corazón enseguida entro a la sala de estar, estaban Ojoloco que lucía molesto, Tonks con el cabello de rosa tenue, Lupin con la mirada enojada, Sirius tan furioso como el auror, Fred y George se mantenían a lado de Bill solo mirándose seriamente, los señores Weasley alrededor de una mesa, Hermione y Ron ambos tan pegados a la mesa que parecían querer subirse en ella, además de Mundungus casi dormitando. Harry miro la mesa mejor, en ella se encontraba un mapa completo de Londres, uno del callejón Diagon y uno más de rutas de trasporte. Entro Harry les sonrió a todos, los únicos en devolvérsela fueron los gemelos, el señor Weasley, Tonks y Hermione. Los demás se mostraron fastidiados ante la sonrisa de Harry.
-Gracias a Merlín-dijo Hermione soltando un suspiro, como si lo hubiera contenido por mucho tiempo.
-Ya regrese, ¿qué pasa?-dijo Harry sonriendo y alzando la mano.- ¿porque todos están tan tensos?-
{Solo actúa normal} se dijo Harry mentalmente.
Enseguida todos avanzaron atropellándose unos a otros pero antes que cualquiera llego la señora Weasley tenía la cara más roja que nunca y apretaba el entrecejo muy amenazadoramente. Recordó su primera visita a la madriguera en aquel entonces pensó que era increíblemente amenazadora pero ahí pensó en que era aterradora.
-¿DÓNDE ESTABAS?-grito callando todo el murmullo que se estaba generando preguntas.
-Fui a dar una vuelta, tenía que salir a tomar un poco de aire-dijo Harry caminando a la escalera sin prestarle atención nadie no porque no quisiera, más bien quería que nadie se percatara de la capa o que Moody dijera algo de la bolsa del grimorio.
-No subas Harry-dijo Sirius con tono enojado tanto que Harry se paró en seco, nunca le había hablado de esa forma.-¿Dónde estabas?-
-Fui a despejar mi mente, he estado todas las vacaciones encerrado, quería un poco de sol-dijo Harry tratando de apelar a lado de Sirius que entendía bien lo que era estar encerrado.
-¿Sol?, ya es tarde jovencito-dijo la señora Weasley nuevamente con tono de enfado.
-Bueno me aleje un poco pero ya estoy de regreso-dijo Harry intentando sonar algo apenado.
-¿Y esa capa?-dijo ojoloco haciendo girar su ojo color eléctrico, instintiva mente Harry la oculto con su mano.
-¿Ocupaste la capa Harry?-dijo Hermione acercándose rápidamente a él-Eso fue lo mejor, pensé que pudo pasarte algo-
-Fui por ella como precaución por si alguien me veía o seguía –mintió a medias.
-¿A dónde fuiste Harry?-pregunto esta ves Tonks acercándose al grupo, aunque estaba mucho más tranquila que la señora Weasley.
-Solo di una vuelta, nada del otro mundo. En Privet Drive siempre lo hacía, la falta de Ejercicio me traía un poco loco-dijo Harry rodando los ojos estaba empezando a cansarse de la pregunta.
-¿Sabes que te jugaste saliendo?-dijo Lupin tenía un tono amenazador.
-No lo sé, tal ves que no pudiera jugar unas partidas de naipes explosivos-dijo Harry alzando los hombros el tono que ocupaban todos no le agrava para nada. Su alegría de que todo le saliera bien ese día se esfumo rápidamente, la cicatriz le picaba con fuerza.
-¡¿SOLO UN JUEGO DE CARTAS?! , te has jugado la vida y desobedeciste a...-grito la señora Weasley muy alterada.
-Y ¿QUÉ?, ¿DESOBEDECÍ UNA ORDEN DE DUMBLEDORE?, ¿ARRIESGUE EL MUNDO MÁGICO?, ¿EL ARMA QUE DUMBLEDORE OCUPARAN CONTRA VOLDEMORT?-grito Harry ya estaba verdaderamente enfadado.
-¿No entiendes lo que pusiste en juego?-grito Sirius También.
-Lo entiendo mejor que nadie-grito Harry a la par.-Lo entendí desde que decidí que Voldemort no conseguiría la piedra philosofal. Yo lo vi, lo oí, lo sentí. ¿Alguno de ustedes ha peleado con él?, ¿Alguno de ustedes siquiera lo ha visto en persona? -
Todos se tensaron y por un instante pareció que Lupin hablaría.
-Lo ven- dijo Harry un poco más tranquilo- No tienen el derecho a preguntarme que entiendo y que no-
-Solo dinos ¿a dónde fuiste, muchacho?-dijo ojoloco girando su ojo a todos lados parecía el más calmados de todos pero su tono denotaba enfado.
-Salí de esta abrumadora casa, busque un lugar tranquilo donde pensar-dijo Harry intentando sonar lo más sincero posible.
-MENTIRAS-grito la señora Weasley-Esta mañana querías ir a Gringotts-
-Si hubiera ido, Bill me hubiera visto-dijo Harry sonando serio, Bill no podía decir nada realmente, no sabía quién era el sujeto bajo la capucha.
-No si tenías la capa-dijo Lupin seriamente con el tono de acusación que había utilizado Fudge.
-Los duendes no me hubiera atendido con la capa puesta-explico Harry ya que si con la capucha no lo querían atender menos con la capa.
-Aun así Harry-dijo Lupin mirándolo seriamente-No debiste salir de esta casa-
-¿por qué?-grito Harry más molesto, la cicatriz ardía nuevamente.
-Porque estas en peligro-dijo el señor Weasley que parecía preocupado ni siquiera mostraba una señal de enojo.
-Él no me está buscando, está más ocupado en otras cosas-dijo Harry casi inconscientemente, aun con el tono de enfado.
-Eso crees tú-dijo la señora Weasley su voz no cambia ni un poco.-El intento matarte-
-ha intentado matarme desde que nací-dijo Harry casi escupiendo - Si no lo logro a finales del curso pasado, no lo logra hoy-
-Y si él se hubiera enterado que estabas solo y vulnerable-dijo Sirius el tono de preocupación se cruzó con la de enfado haciendo que su voz se escuchara rara.
-Si ni ustedes sabía dónde estaba, menos el-dijo Harry alzando los hombros y una ceja.- ¿Vulnerable? ¿Acaso me conoces Sirius?, Por dios está armando su ejército, no tiene un ojo en el cielo de Londres para darme caza-
-¿y si lo tuviera?-grito la señora Weasley -¿Qué hubiera pasado?-
-Nada ha pasado-dijo Harry tratando de sonar tranquilo, no quería decir algo de más, hiriendo a todos en la habitación-Ya llegue, estoy bien, nadie me siguió, Voldemort no se enteró y no hay ningún problema-
Harry miro a Hermione ella lo veía con los ojos calmados, le hiso un movimiento con la cabeza y ambos se encaminaron a la escalera pero esta vez Sirius se paró enfrente de él y extendió su mano.
-La mentó esto Harry-dijo Sirius mirándolo con ojos llenos de dolor-Pero, dame la capa-
-¿Qué?-dijo Harry y nuevamente coloco su mano en su bolsillo intentando protegerla y su instinto le dijo que retrocediera -NUNCA-
Enseguida Lupin se colocó detrás de Harry y también lo miro fijamente.
-Harry, la capa-dijo Lupin su tono de voz era de mando.
-YA DIJE QUE NO- grito Harry mirándolos con ira.-ES MÍA-
Como si la señora Weasley hubiera sabido que intentaría alejarse le cerró el paso dejándolo contra la pared y cada uno de ellos acortándole el paso. Todos abrían la boca y por un segundo vio como el señor Weasley hacia una mueca de desagrado al igual que Hermione.
-No dejaremos que te pongas en peligro-dijo Sirius intentando sonar firme, pero Harry detecto que estaba enojado.
-¿No dejaran?-Dijo Harry sin creerse las palabras, se le salió una risa burlona.- Puras farsas-
-No son…-comenzó Lupin mirándolo con firmeza.
-Nunca me han protegido de nada- dijo Harry sintiendo las palabras fuera de él, como si alguien controlara su boca.
-Te protegeremos, cuente lo que nos cueste-dijo Sirius apretando los puños.
-¿Dónde estaban esas palabras cuando tenía 4 años? Cuando regrese del jardín de niños golpeado por Dudley-Dijo Harry con furia pero con una voz fría y calmada.- ¿Dónde estaban a los 7?, Cuando me castigaron una semana en la alacena por cambiar el pelo de mi maestro, ¿Cuando tenía 9?, cuando Marjorie Dursley soltó a su perro Ripper para que me persiguiera hasta un árbol y pase hasta media noche aferrado a una rama, ¿Dónde estaban cuando me encerraron un mes completo en esa sucia alacena?, ¿Dónde estabas, Sirius?, ¿Dónde?-
Sirius trago saliva con la cara pálida y temblando mientras sus ojos se llenaban de una infinita tristeza.
-¿Dónde estabas, Lupin?-Giro la cabeza Harry con furia en sus ojos- "Cualquier amigo que quiera cuidarlo" fueron las palabras de mis padres, supongo que no querías cuidar de un pequeño mocoso-
Lupin miro el piso, su mano tembló mientras la habitación se helaba y todos guardaban silencio.
-Sabemos eso Harry-dijo Lupin alzando la vista y con la palma temblándole- Pero fue lo mejor-
-¿Lo mejor para quién?-alzo la voz Harry- ¿Para el arma que destruirá a Voldemort?-
-No pudimos Harry, simplemente… no… yo… nunca… no debí...-dijo Sirius alzando los ojos llorosos y la voz quebrada- pero ahora lo aremos, aunque tú no quieras. La capa por favor-
-Es de mi padre él me la dejo-dijo Harry aun con la mano protegiendo la capa.- Tendrán que noquearme antes que entregarla-
Lupin saco la varita-accio capa- Harry pensó que la capa no se movería, sin en cambio sintió como la capa dio un tirón saliendo de su bolsillo Harry la tomo con todas sus fuerzas y la protegió con sus brazos.
-NUNCA-grito Harry totalmente enojado, dando unos pasos en dirección a la salía, flanqueado por Lupin inmediatamente.
-Lo siento mucho Harry, pero debemos asegurarnos que estés a salvo en Hogwarts-dijo Lupin teniendo un tono más afligido.
-¿SEGURO?-grito Harry esta vez escupiendo saliva.-EL AÑO PASADO PENSARON QUE ESTARÍA A SALVO CON TODO LO DEL TORNEO Y TERMINE EN EL- intentando desviar la conversación y que se olvidaran de la capa-HOGWARTS NO ES SEGURO, NI NINGÚN LUGAR DONDE YO ESTE-
-LA CAPA-grito Sirius intentando tomarla de los brazos de Harry, el cual forcejeo.
- ACCIO CAPA-Grito Lupin mientras la varita le temblaba.
La vista de Harry se nublo comenzando un forcejo feroz con la capa mientras Sirius le intentaba quitar los brazos, Harry se lanzó hacia atrás golpeando a Sirius contra la pared dejando escapar un gemido de dolor. El tomo con fuerza la capa envolviéndola en su mano, le incoó la rodilla en la perna de Sirius el cual callo de rodillas, tomo el brazo de su padrino retorciéndolo hacia atrás. Grito de dolor, Lupin avanzo, seguido de Ojoloco y Mundungus. Pateo a Lupin en el pecho arrojándolo al piso y estaba a punto de romperle el brazo a Sirius que gritaba fuertemente.
-No, Harry-dijo Hermione con la voz quebrada y llorando - No, por favor no-
Su cordura regreso solo unos instantes para soltar a Sirius, la frente se le lleno de un sudor frio y noto que la cicatriz ardía como un hierro ardiente, se llevó instintivamente la mano a ella. La capa se escapó de su mano, intento tomarla de nuevo pero esta vez Lupin logro convocarla y la tomo rápidamente, se la arrojo a ojoloco que el hiso desaparecer en el aire. La vista se le nublo nuevamente y la cicatriz pareció no doler.
-DEVUÉLVANMELA-dijo Harry con su mejor tono de orden apuntando a Moody y por un instante varios temblaron de miedo.
-No-gritaron Lupin y Sirius al mismo tiempo, mientras se paraban juntos.
-Ahora el mapa-dijo Lupin mirando a Sirius el cual por un segundo pareció no entender.
-Devuélveme mi capa ojoloco, o aprenderás quien soy-dijo Harry con veneno en su voz, miro al auror con furia que seguía inexpresivo por un segundo vio como movía su mano a la varita.
-Mamá será mejor que...-intento Ron intervenir pero la señora Weasley lo fulmino con la mirada.
-El mapa Harry-dijo Sirius su voz sonaba dos octavas más abajo de lo normal.
-¿Por qué haces esto? -dijo Harry volteando a ver a Sirius furioso.-Ustedes y mis padres siempre ocuparon la capa y el mapa, ¿por qué me los quieren quitar ahora? , Dijiste que no me llevarías la contraria ¿por qué...?-
-Por lo mismo Harry tu padre se metió en más de un problema por la capa y el mapa-grito Lupin su lado lobo salió un momento a flote.-No queremos que te pase a ti, no queremos que estés en peligro-
Harry comenzó a reír tétricamente mientras toda la sala temblaba, Hermione estiro sus brazos como si quisiera llegar a él, Pero Ojoloco se interpuso, tomándola del hombro.
-Siempre estaré en peligro - dijo Harry aun riéndose- Mientras Voldemort quiera matarme-
-No Harry-dijo Hermione rápidamente- No digas eso-
La risa se fue, aquel dolor de la cicatriz creció y nuevamente se la tomo. No sabía por qué pero sentía como si el veneno de Basilisco aun corriera por sus venas, pero en lugar de matarlo poco a poco, hacía que odiara a todos.
-Tonks revisa su baúl-dijo Lupin pasando saliva duramente y comenzando a temblar, Tonks que estaba pálida y casi no podía comprender que pasaba se mantenía con los ojos en llanto y las manos sobre la boca
-¡ahora!-Grito la señora Weasley con la voz chillona.
Enseguida Tonks salió rumbo al piso superior, tropezándose en las escaleras. Harry sabía que le sería inútil buscarlo en el baúl pero quiso también subir para ver que tomaba. Sirius ni Lupin se movieron.
-Sirius después de todo lo que hemos pasado, ¿Por qué?-dijo Harry mirándolo intentando encontrar esa parte que siempre había visto en él, la un muchacho que solo quería divertirse un poco.
-lo siento...yo...Es por tu bien mi cachorro-dijo Sirius sonando su voz entrecortada y casi parecía debatirse con el mismo.
-Lupin por favor, son las cosas de mi padre, tu mejor amigo el hombre que te ayudo por años aquel que te acepto sin importarle el que-dijo Harry furiosos, no encontraba solución de cómo recuperar la capa.
-por eso mismo Harry-dijo Lupin tristemente-Por mi amistad con james es que te protegeré-
-¿PROTEGERME?, ME ESTÁN ENCARCELANDO, ME QUITAN MIS COSAS -grito Harry Furioso por un segundo la casa tembló y una lámpara cayó al suelo-ME DEJAN SIN ARMAS-
Enseguida se escucharon pasos bajando por la escalera. Tonks apareció con las manos vacías.
-No vi ningún mapa-dijo Tonks sonando casi aliviada.
-accio merodeador-dijo Lupin levantando la varita.
Hermione se llevó las manos al cuello y pareció forcejear con algo. Nadie se dio cuenta más que Harry y Sirius, los cuales se miraron durante un segundo, Harry negó con la cabeza.
-Lo tiene Hermione-dio Sirius bajando la vista, con las manos temblando y la voz cortada.
-Dámelo- dijo la señora Weasley caminando hacia ella.
-no mione-dijo Harry mirándola con alguna esperanza de que dijera que no.
Ella simplemente se quedó mirando a la señora Weasley sin ninguna mirada en particular solo sostenía el monedero y parecía estar pensando rápidamente.
-Hermione-dijo Lupin caminado hacia Hermione al fin liberando a Harry.-ahora eres una prefecta debes de proteger a los alumnos ayudarlos y evitar que se lastimen. Eso es lo que queremos para Harry y su pongo que también quieres eso para tu novio-
-No lo estuches mione-dijo Harry intentando seguir a Lupin, pero lo flanqueo ojoloco y Mundungus.- Sabes que es importante todo lo que tengo ahí-
-Es tu deber de prefecta-dijo la señora Weasley señalando la insignia.
-Mione no, por favor no-dijo Harry suplicante apenas y la podía ver sobre el hombro de ojoloco ella tenía los ojos llenos de lágrimas.-No los escuches mione. Recuerda todo eso que tengo es útil para mí, es todo lo que tengo-
-No-dijo al fin Hermione negando bruscamente con la cabeza-Ahí esta todas las cosas de Harry incluso la saeta, están los testamentos de sus padres, las cartas y… muchas cosas importantes para el-
-Hermione, es lo mejor para Harry-dijo Sirius que no se movía, parecía conmocionado pero su voz sonó firme.
-¿Quién te dio el derecho de decidir qué es lo mejor para mí?-grito Harry nuevamente la casa tembló. Sirius dejo que su hombro tocara la pared parecía que se derrumbaría en cualquier segundo.
-Vámonos mione-Grito Harry intentando zafarse siendo agarrado por ojoloco y Mundungus que apenas lo alcanzaba a tomar por la cintura. Planto una patada de lleno en la cara de Mundungus que cayó al suelo gimiendo de dolor, Luego a ojoloco le dio en las costillas, el auror gimió pero resistió, enseguida sintió su sangre hervir y su visión se tornó algo roja-SUÉLTAME –
-Dámelo Hermione-dijo La señora Weasley con voz fuerte.
Hermione no se movía solo veía al suelo y tenía ambas manos tomando el monedero, Harry se movía bruscamente intentando zafarse del agarre de ojoloco, intento con todas sus fuerzas, golpeo a ojoloco en la mejilla, gimió de dolor al igual que Mundungus en el suelo pero no cedió. Lupin lo tomo con fuerza mientras el aun forcejeaba, intento llegar nuevamente a Hermione pero Bill, Fred, George y Ron lo sujetaron con fuerza mientras miraba con Odio a la señora Weasley. Entre todos lo tenían bien sujeto pero el aun así propino un fuerte golpe a Lupin al cual se le partido el labio.
- Es mejor que lo entregues Hermione, Dumbledore podría quitarte el puesto de prefecta -dijo La señora Weasley mirando a Hermione Harry sintió un odio profundo.
-COMO SE ATREVE-grito Harry nuevamente estaba furioso sentía como Hermione tenía miedo y temblaba.-MIONE SE LO GANO, ELLA SE ESFORZO MUCHO, NO PUEDE CHANTAJÉALA CON ESO.-
Hermione dejo caer un montón de lágrimas, el corazón de Harry se destrozaba al ver el dolor en su rostro mientras ella retrocedía y negaba con la cabeza. Lo sabía estaba dispuesta a perder la prefectura por proteger sus cosas. No podía hacerle eso, no podía pedirle que dejara algo tan valioso para ella por unos objetos. Su vista regreso a ser normal, la cicatriz ardió cien veces más. Dejo de forcejear y todos parecieron no entender que quería hacer, así que lo tomaron con más fuerza. Harry suspiro y miro a Hermione sonriendo.
-Dale el monedero mione-dijo Harry totalmente tranquilo. Hermione lo miro con los ojos rojos y la cara inexpresiva.
-¿Pero…?-comenzó su novia.
-Solo dáselo, no pienso ponerte en más problemas, Si tengo que elegir entre mis cosas y a ti. Siempre te elegiré a ti, incluso por encima de mí-dijo Harry sonriéndole aunque le ardía la cabeza y sentía un gran odio por todo- Mione, tú no tienes la culpa. Lamentablemente el único culpable de todo, soy yo. Dáselo por favor-
-¿Seguro?-pregunto Hermione derramando más lágrimas. Harry asintió.
Nadie en la habitación creía las palabras de Harry, mientras el solo cerraba los ojos, escucho como Hermione desprendió el monedero, escucho como se lo entregaba a la señora Weasley, como desapareció en el aire. Todos lo soltaron mientras Harry sintió sus piernas flaquear, cayó al suelo de rodillas mientras los ojos se le llenaban de lágrimas. Harry no podía creerlo había perdido todas sus cosas en un abrir y cerrar de ojos, todo por conseguir algo que ni Voldemort ni Dumbledore lograron y por intentar ayudar a su amigo.
-lo siento Harry…yo-dijo Hermione hipando entre en llanto.-De verdad lo siento.-
Harry sabía bien que no era su culpa pero entonces ¿por qué le dolía tanto el pecho?, ¿por qué no podía dejar de sentir coraje contra todos? No supo cuento tiempo paso en el suelo solo que todos cambiaron de lugar, Hermione estaba junto a él acariciándole el cabello, Lupin estaba de lado de Tonks y Ojoloco ayudando a Mundungus que seguía gimiendo en el suelo y que Sirius se acercó lentamente.
-Era necesario Harry es por tu...-
-¿por mi bien?-dijo Harry con un susurro, enseguida se levantó tranquilamente, apretó los puños más que nunca, su cara ardía y la cicatriz parecía estar al rojo vivo. La habitación tembló fuertemente, todos se estremecieron su magia salía sin control, haciendo levitar varias cosas.
-Si hubiera sido por mi bien, yo hubiera vivido con mis padres, hubiera tenido años conociendo la magia, hubiera tenido un hogar. Si fuera por mi bien, me ayudarían en lugar de solo dañar a lo que más amo. Si fuera por mi bien todos me apoyarían y no solo me encerrarían en esta casa-dijo Harry tan tranquilamente que parecía irreal, un par de lágrimas cayeron de sus ojos, varios espejos se estrellaron dejando restos por el suelo Tonks pego un grito, los objetos flotando se rompieron.-Si fuera por mi bien todos y cada uno en esta sala confiarían en mí -
-Harry no lo entiendes-dijo Lupin pareciendo conmocionado por todo lo que sucedía.
-Tiene razón profesor, no lo entiendo, ya no entiendo si me ven como alguien que puede ayudar a terminar con Voldemort o como una arma que tiene que ser bien guardada- dijo Harry bajando su voz más el dolor de su pecho y de la frente habían llegado a su máximo punto. Se llevó una mano a la cicatriz el dolor parecía quemarle el cerebro obligándolo a gemir. Todos se preocuparon incluso ojoloco que le sangraba de la nariz. El suspiro y alejo todos sus sentimientos, La casa se estremeció con brusquedad antes de parar y dejar caer todo los objetos destrozados.
-No es así Harry-dijo Ron dando unos pasos en su dirección pero Harry retrocedió, si su amigo se acercaba un poco más, no podría a aguantar las ganas de meterle un puñetazo en la cara.
-Así es como se siente-dijo Harry sacudiendo sus sentimientos intentando controlarse-le pedí a tu madre ir a Gringotts esta mañana, pero no quiso. Solo les diré que era necesario lo que hice y que no me arrepiento de nada-
-Pero es que era una orden de...-
-Me importa un carajo si era una orden de Dumbledore, él no es dios, él no es el que está siendo encarcelado-dijo Harry tomando a Hermione de la mano y limpiando las lágrimas que caían nuevamente.
-No hables así de el-dijo Ron molesto.
La mesa en que estaba en mapa se rompió en miles de astillas, mientras Harry fulminaba con la mirada a Ron, no podía creer que su amigo no hiciera nada por ayudarlo
-Harry, es mejor que te calmes, todos te queremos mucho-dijo Hermione abrazándolo, a quien menos le quería hacer daño era a ella, se lo había prometido.
Respiro lo más que pudo, cerro sus ojos y con todas sus fuerzas mágicas intento retroceder el odio en él. Recordó los momentos más felices que había pasado en su vida, cuando al fin logro que el volviera de donde quiera que estaba, abrió los ojos todos lo miraban fijamente se sintió calmado pero aún se sentía dolido. Tenía a la nación duende, ahora era un aprendiz de Ollivander y todo seguía en marcha
-Si querían que no hiciera nada, me hubieran encarcelado realmente. Azkaban podría ser un buen lugar.-dijo Harry su voz sonaba fría y muy distante-Si hubiera sabido que no confiaban en mí, en la audiencia yo mismo me declaraba culpable-
Harry beso la frente de Hermione y le sonrió, subió la escalera sin escuchar a nadie más y sin que nadie lo evitara, no podía entender que había pasado. Recordó un viejo cuento muggle, ahora entendía bien las palabras que de niño no logro captar. "El bien que se hace con el mal se paga" No importara que tan bueno fuera o que tanto se sacrificase, siempre alguien vería mal sus acciones, siempre alguien lo quería controlar.
