En memoria de mi Abuelo, Antonio.

"El ultimo enemigo a vencer, es la muerte" J. K. Rowling

Disfruten.


Todos los derechos de los personajes son de J. K. Rowling.


Capítulo 43.- Rey de los Gigantes.

Aquella mujer trasparente como el agua, flotaba en medio del lago, se podía ver un poco a través de ella, pero no salía más allá de su cabeza. Miraba a Harry mientras él estaba sentado en el mismo lugar de antes.

-y bien ¿Para que buscas el poder?-pregunto la dama, con esa voz que parecía un rio llevando agua.

-Ya no lo sé-respondió Harry mirando a la traslucida mujer.- Pensé que era para eliminar a Voldemort, ahora no se si el me incita a buscar más poder-

-¿Qué es lo que vas a hacer?-volvió a preguntar y pareció que se levantaba sobre la superficie del agua.- ¿Dejar tu entrenamiento?-

-No puedo dejarlo. Él tiene muchos años de entrenamiento más que yo y… no sé si con el que tengo es suficiente-dijo Harry parándose e intentando acercarse.- No dejare que me supere-

-¿No dejaras?-repitió la voz.

-No puedo dejar que me supere-corrigió Harry parándose a la orilla del lago.- Todos dependen de mí. El mundo mágico, los hijos de muggles, los…-

-¿Deseas la gloria del mundo mágico?-pregunto la mujer alisándose el pelo negro y acomodándose el collar de algas.

-No-grito mientras la miraba fijamente- Solo quiero un mundo donde vivir con mione-

-Y para eso ¿Necesitas matar a Voldemort?-pregunto mirándolo a los ojos eran blancos como perlas, brillantes y redondos.

-¡Ya te dije que debo matarlo!-grito Harry revolviéndose el pelo y paro por un segundo, no hacia un par de horas atrás quería matar a Draco, había pensado que debía para no escucharlo más, para no volverlo a ver… y ¿si aun sin el alma de Voldemort era un asesino?

-¿Debes matarlo?-volvió a preguntar.

-¡NO LO SÉ!-Grito Harry dando un paso dentro del lago y su pie quedo firme sobre la superficie en lugar de hundirse.- ¡No tengo ni idea de si lo que hago es correcto!-

-¿Y qué es lo correcto?-pregunto subiendo lentamente y de igual forma podía mantenerse sin hundirse-¿Quién te dijo que es correcto o incorrecto?-

-Nadie. Aunque Dumbledore, Lupin, Sirius, La señora Weasley y… McGonagall… ellos no creen que lo que hago sea… correcto-dijo Harry dando otro paso y quedando firme sobre la superficie del algo.- Si me ayudaran, si me apoyaran yo…-

-¿Tendrías menos carga?-la mujer no se movió, ondulaciones surgieron de su cuerpo y se extendieron por el agua hasta donde estaba Harry.- ¿Quieres menos carga?-

-Quiero una vida-dijo Harry sin esperar- Quiero una familia, quiero ser normal-

-Vas por el camino correcto Joven rey-dijo la mujer y todo se volvió negro.

Estaba ahora enfrente del velo de la muerte. El frio invadió su cuerpo como la vez anterior y el impulso de cruzarlo.

-Aun me necesitas, rey-dijo la misma voz fría- Podrás negarlo, pero no lo lograras sin mí. Ven y tómame mi amado Dragón-

-Lo puedo hacer. Yo puedo hacerlo-dijo Harry intentando apartarse, parecía imposible.- y no soy tu amado Dragón-

-Deja la negación-dijo La voz y por primera vez le pareció algo diferente, como si las palabras de Harry le hubieran dolido.-Eres el Rey de los magos que porta un corazón de Dragón y como prueba pronto, muy pronto, tu reinado se extenderá-

-¿Reinado?-dijo Harry y sintió una punzada en la frente.

Despertó sudado y con el corazón latiéndole rápidamente. Estaba en una cama muy parecida a la suya, las cortinas corridas y todo oscuro ¿Cuántas horas habían pasado? ¿Por qué algo dentro le decía que aquellas palabras eran ciertas?

Algo se movió a su lado y una mano callo sobre su pecho. Hermione estaba a su lado, con la cara marcada por el llanto, un poco de saliva bajaba por su mejilla y su respiración demostraba que dormía. Hermione seguramente lo llevo a la habitación de las chicas, lo suponía porque no se escuchaban los ronquidos de Ron o Neville, tampoco olía a su habitación, era el aroma de Hermione, vainilla, pergamino, dentífrico y ese pequeño rastro de rosas. Le agradeció no abandonarlo dándole un beso en la frente. Se movió otra vez estirando las manos y supo que se despertaría. La acerco más mientras sentía el calor de su novia, ella apretó fuertemente las manos en su pecho y sonrió.

¿Qué significaban esos sueños?, no mintió a ninguno de las dos voces y algo dentro de sí le decía que era importante. Gruño un poco algo se le escapaba de las manos, algo importante, saber que pasaba era como tomar agua con las manos, tomabas un poco mientras la mayoría caía de ellas.

No pudo dormirse a pesar de tener a Hermione a su lado, sentir su calor y su corazón palpitando. ¿Cuándo durmió? Aun se sentía cansado, mental y físicamente. Su mente daba vueltas una y otra vez buscando respuestas. No se le ocurría alguna y aunque preguntara a sus maestros no estaba seguro que lo supieran, si no alguno ya hubiera aparecido en la torre flotante. Se comenzó a desesperar, la oscuridad y el silencio no ayudaban. Con cuidado se levantó, procurando no despertar a Hermione. Se sentó en la cama bajando la cabeza al piso y con los codos sobre las rodillas mientras entrelazaba sus dedos. Comenzó a sentir frio y sudar, mientras apretaba los dientes. Era como si un Dementor estuviera dentro de la habitación y fuera invivible, el miedo recorría sus venas y comenzaba a aterrarlo.

Sintió el tacto de unas pequeñas manos en su espalda y su respiración se tranquilizó. Hermione lentamente las subió hasta sus hombros y después las pasó hasta su pecho con caricias suaves, abrazándolo desde atrás. Notaba que estaba de rodillas detrás, el peso de la cama cambio y el cuerpo de su novia se pegaba a su espalda dándole mucha más tranquilidad. La cabellera castaña callo de un lado mientras la cabeza de Hermione bajaba a besar su hombro.

-Vas a seguir entrenando ¿Verdad?- pregunto la voz de Hermione.

-No puedo dormir y no creo poder seguir acostado-contesto tomando las manos de Hermione y girándose un poco para verla, sus ojos brillaban como siempre y su boca estaba tan cerca que no dudo en darle un beso suave.

-Ayer me dijiste que veías decepción en mis ojos-dijo Hermione apretándolo más fuerte- Me decepciona que intentes hacerte el fuerte frente a mí, cuando sabes que jamás te juzgare. Siempre he creído que has hecho todo lo que está en tu poder, me sorprende que siempre logres más de lo que todos piensan. Sé que no es fácil para ti y que aunque intentes explicarme no lo comprendería por que no estoy en tu lugar. Nunca he tenido que pasar por lo que tú y mi vida ha sido muy diferente, somos tan distintos y eso a veces me da miedo. Me da miedo que no reconozcas tus límites y… te pierda-

-la brecha entre nosotros se ha hecho grande. Después de medio año viviendo juntos y casi cada momento viéndonos a ahora que… apenas y nos vemos, hablar cuando podemos, con secretos y con todo lo que me pasa. Me aterra también perderte-dijo Harry acariciándole la mejilla, ella sostuvo su mano contra su mejilla mientras parecía triste.

Se vieron unos momentos y nuevamente cerraron el espacio que separaban sus labios.

-Quisiera que fuera diferente-dijo Hermione después aun pegaba a su cara- Quisiera quitarte toda esa carga y sacar de una vez por todas a Voldemort de tu vida. Odio sentirme tan inútil, tan impotente, sobretodo sabiendo que si pudiéramos hoy mismo sacaríamos a Voldemort de tu mente.-

-Sabes lo que significaría, Apahtio nos lo explico ¿recuerdas?-dijo Harry suavemente- Sería necesario hacernos marido y mujer. Deseo que llegue ese momento más que nada en este mundo, pero no quiero obligarte a nada y…-

-No me obligarías a nada Harry, yo también lo deseo.-dijo Hermione sonriendo totalmente alegre- Podemos hacer el ritual y…-

-¿Estas segura?-pregunto Harry dándose un poco la vuelta y encarándola de frente.- No es algo que sea fácil. Y una vez acabado el ritual, estaremos casados, nadie se tendría que enterar hasta que cumpla yo 17, ni siquiera tus padres. Nuevamente soportarías esconder un secreto sobre nuestra relación a todos. Todos los días, todo el tiempo.-

-Lo aria. Si eso te ayuda, lo soportaría por ti.- Dijo Hermione sonriente y pasando sus manos detrás de la nuca de Harry, el cual sonreía.

-Yo no- dijo Harry y Hermione se sorprendió, antes de que mal entendiera algo continuo- quiero que el día que tú seas mi esposa pueda gritarlo a los cuatro vientos. No esconderé que te amo nunca más, así sea frente a mis enemigos o a mis amigos. Ni siquiera resistiría mi felicidad al cazarme contigo. No quiero que nos precipitemos por esto.- Señalo su cicatriz-Mi relación contigo es lo más normal en mi vida y deseo que sea igual de normal -

-Entiendo y si Voldemort…-

-Cuando llegue el momento, sabremos cruzar ese puente. Lo hemos hecho y... Debo admitir que siempre estás ahí para detenerme. No importa si estas lejos o cerca, tú me detendrás si Voldemort me posee ¿Verdad?-dijo Harry acariciándole una mejilla y sonriendo de verdad.

Hermione asintió.-pero no dejes que te posea, eres mío-

-Por supuesto. Sueña con los angelitos- dijo Harry levantándose y colocándose sus cosas que descansaban sobre la cómoda de Hermione.- Aprovechare el mayor tiempo que tenga-

Se levantó y parada de puntitas le dio un tierno beso. Y sin decir nada más entendieron los sentimientos del otro. Harry salió de la habitación de las chicas sin hacer un ruido. Luego se dirigió a la sala de menesteres. Cruzo los pasillos tranquilamente, con su control podía ir y venir sin luz, evitando a Filch, la señora Norris y peeves. Llego a la entrada sin contratiempos.

Adentro todo se mantenía en sombras a excepción de las escaleras que conducían hacia las cocinas y dos voces salían de ellas. Se acercó sigilosamente, teniendo cuidado de no tropezar o pisar algo que hiciera ruido.

-No entiendo, ¿Por qué no puedes vigilar a Harry?, si ya estás aquí-dijo La voz de Lupin.

-Conoce bien el castillo y como ha dicho Mundungus y has experimentado en carne propia. No es fácil seguirlo, mucho menos que no te atrape. Conmigo sería mucho más fácil, me conoce demasiado bien y si realmente siente las presencias mágicas, no creo que me sea fácil a nadie-

-Es difícil seguirlo cuando Umbridge también lo sigue. Si no hubiera por Harry, ella me hubiera mandado a Azkaban por irrumpir en el colegio. – Comento Lupin con voz baja.

-y por qué no utilizas el mapa. Ya que se lo quitaste…-

-Quitamos, no dejare que te desligues de lo que acordamos.- Interrumpió Lupin algo molesto a Sirius.

-Lo que sea, la pregunta sigue. ¿Por qué no utilizas el mapa?-pregunto Sirius con la voz un poco ronca. Durante unos segundos hubo silencio.

-Esta inutilizable-dijo Lupin de repente- Dumbledore me dijo que no se lo dijera a nadie… aun, pero desde que se lo quitamos en Grimmauld Place el pergamino no abre.-

-¿No abre?-dijo Sirius con sorpresa- Estas loco, lo fabricamos nosotros y James. Como podría no abrirse a sus creadores-

-Como te lo he dicho, está en blanco sin importar lo que haga-dijo Lupin con la voz algo irritada.- Honestamente, es como si James estuviera furioso con lo que hicimos y no nos permitiera utilizarlo para espiar a su hijo-

Ninguno de los dos dijo nada.

-Entonces… Por eso Dumbledore recluto a los prefectos y alumnos para espiarlo en todo momento. La verdad no me agrada este plan-dijo Sirius y el enojo de Harry regreso de golpe. Los oídos le comenzaban a zumbar.

-Es necesario. Ya vez lo de hoy, es prueba de que Voldemort si puede poseer a Harry. La conexión de sus almas y la de su sangre lo hacen muy susceptible. Créeme quisiera no hacer todo esto, pero debemos mantenerlo a salvo. De su mismo y de Voldemort.-

-aja…-dijo Sirius y escucho una silla arrastrarse.- No quiero saber lo que pensaría James de todo esto y mucho menos lo que piensa Harry. De todas formas estará furioso cuando sepa que te deje entrar aquí, por hoy vamos a dormir. Mañana le echamos un vistazo al mapa y si no sirve creamos otro-

-Cómo si fuera posible-dijo Lupin y otra silla se arrastró-Nos tardamos años con este, crees que un segundo sería más fácil, sin la investigación de James o su ingenio es casi seguro que tardaríamos lo mismo, años-

-Hay otras formas de cuidarlo-dijo Sirius y pasos subiendo se escucharon.

Harry no espero, la cabeza le comenzó a arder nuevamente. Se lanzó hacia la habitación que compartió con Hermione, cruzo tan silenciosamente como puso, subió la escalera y cuando estuvo adentro cerro con magia. Coloco la espalda contra la puerta y lentamente se dejó caer. Lupin no podía vigilarlo con el mapa y eso le daba una ventaja, lo que lo traía muy enojado era que los mejores amigos de su padre, su padrino y casi tío lo vigilaran dio y noche.

Rechino los dientes y algo removió en su bolsillo. Salto por el repentino movimiento y antes de que algo más pasara Marlow se deslizo fuera, mirándolo medio enojado, tal vez porque lo despertó. Recordaba claramente que se lo quedo Hermione y… bueno era Marlow, seguramente se metió en su túnica cuando no se dio cuenta. La mirada enojada que tenía tal vez era por todo el tiempo separado o el que lo aplastara sin darse cuenta.

-Lo siento amiguito- dijo Harry acariciándole las hojas.- Sigue durmiendo-

Marlow se metió nuevamente en su bolsillo.

Se levantó con la cabeza un poco despejada. Miro la habitación, llena de polvo, sin ningún desorden, aunque algo fría. Ya no quedaba rastro de que una vez la compartiera con Hermione. Los libros que leían antes de dormir ya no estaban, el olor a Hermione se desvaneció, su usual saeta que colgaba en la pared tampoco estaba, los pergaminos, tinta, y cosas para su vida diaria dentro de esa habitación solo quedaban en la memoria de Harry. Lo único que podría indicar que fue su santuario en tiempos difíciles era el uniforme de Pendragon encima de la cama, lleno de polvo y solitario.

Lo único nuevo y sin polvo era el retrato colgado junto la cama. Un cuadro de 30 por 20 centímetros. Era una imagen de la torre flotante, claro que a cualquiera que la viera era solo una torre más. Se acercó y el la toco con la varita, se expandió y ensancho, en menos de un segundo tenía una puerta enfrente, la abrió y cruzo. La entrada era una forma de ir a la torre sin ningún problema del salir del castillo.

Adentro pensó en ir a entrenar, sacar todo el coraje que tenía adentro. Sin en cambio no tenía ganas de que le dispararan líquidos que se volvían pesados, mientras parecías un loco evadiéndolos. Tampoco quería estar en la biblioteca infinita, ya la cabeza no le daba para seguir leyendo. Decidió ir a la siguiente, la fragua volcánica y el nombre no se lo había puesto el, el letrero de metal y oro lo especificaban con letras rojas que parecían llamas.

El lugar no era lo que vio la primera vez. El primer vistazo le pareció que ahí no había nada más que mesas de trabajo, ahora las fraguas estaban encendidas calentando el lugar y no era exactamente fuego, era lava que recorría de una a otra desprendiendo llamas que a la vista de Harry parecían peligrosas. La mesa de trabajo e incluso las herramientas eran de titanio, algunas de diamante y otros materiales que no reconocía. Una serie de compartimientos vacíos y otros donde había todo tipo de tornillos, tuercas, pizas electrónicas, piezas metálicas, piezas para otras piezas más grandes, cristales mágicos y frascos con líquidos bastantes sospechosos. En la pared se veían cadenas donde seguramente podrías colgar cualquier artículo que se creara. Del lado contrario a las fraguas, una tina que podía utilizar Hagrid sin problemas, en un panel se podía colocar la temperatura deseada desde que estuviera casi evaporándose hasta que se congelara y un temporizador que bajaba o subía la temperatura según se deseaba.

-¿Te gusta, chico?- pregunto un voz estridente y gruesa-Una de las mejores obras de Godric. Aunque me hizo caso en ponerle una zona para encender los prototipos después de que uno nos explotó un cristal que quería incrustar en su espada. Que buen día fue ese, uno de los mejores espectáculos-

Enfrente de él estaba un hombre de 30 años, con una barba corta con forma de candando, cabello rojo y sus ojos azules cabello largo y algo musculoso se le parecía en ese aspecto, su mirada era como la de un guerrero aunque con su sonrisa le hacía lucir más natural. La túnica llevaba leones dorados con fondo rojo, lo más intrigante era que cruzaba los brazos con una mirada de superioridad.

-Maestro-dijo Harry inclinándose igual que con las anteriores dos veces.- Es un gusto conocerlo-

-Seguro que lo es-dijo Griffin sonriendo y bajando una mano para ayudarlo a pararse. No la tomo.

-Lamento mis acciones de hoy… yo…-comenzó

-Deja las tonterías-dijo Griffin y de un tiro lo levanto, una media sonrisa cruzaba sus labios.- Ninguno de nosotros está enojado y no deberías disculparte. Nosotros somos lo que te pedimos disculpas-

Bajo un rodilla al suelo e inclino la cabeza.

-No pudimos detenerlo, a pesar de que somos tus maestros y de que te prometimos ayudarte… Lamentamos no estar ahí para ti- dijo Griffin levantándose con una mirada triste.- Quisiéramos cambiarlo, lamentablemente solo somos artículos mágicos-

Harry lo vio durante unos segundos y dejo salir un suspiro.

-No importa-dijo Harry mirando fijamente el lugar-¿Dijiste área e pruebas?-

-heee…-dijo Griffin rascándose la nuca- Si, está ahí-

Miraron el lugar donde señalo, camino hasta donde lo que parecía ser un cuarto de escobas aunque limpio. No era nada parecido a un armario de escobas, su extensión era cercana a una cancha de béisbol. Sonrió, justo lo que necesitaba. Avanzo ante la vista de su maestro que se rascaba la nuca desconcertada.

-Ya sé que le tengo que preguntar-dijo Griffin de repente- Deja de gritar Huffy, Sly ya se, Revé, Claro que sé. ¿Estás bien? Preguntan los tres-

-Claro, solo que…-Harry miro la altura del lugar era bastante incluso para volar con escoba.-Estoy cansado-

-Deberías intentar dormir-dijo Griffin y su cara cambio a la de que alguien le gritaba, supuso Harry que era Huffy.- Quieren que te explique las funciones de la habitación-

-Es un lugar para forjar y crear instrumentos, contiene una forja y la tina sirve para bajar gradualmente la temperatura de espadas o cosas incandescentes, esta automatizado para incluso crear vidrio templado y… en resumen tiene todo lo necesario para experimentar y crear cosas-dijo Harry revisando el área y quitando todo escombro o basura con la varita.

-Genial, entonces que hago yo aquí-dijo Griffin un poco molesto- Huffy y Revé tuvieron su momento. No es justo-

-Ya lo tendrás, o eso espero-dijo Harry moviendo la varita y fuego comenzó a salir del piso, comenzando a danzar en movimientos específicos y en un segundo ya tenía el círculo mágico de Ollivander en el piso.

-O ya veo… vas a hacer una varita-

-Intentar-corrigió Harry recordando que no lo había conseguido en ningún momento.

Griffin dio un par de vueltas a la inscripción y luego miro a Harry.

-Me iré para ahorrar magia y que el soquete de Sly pueda estar más tiempo ya que tal vez lo necesites… si eres un soquete Sly. Solo un consejo por parte de Revé, Sly y Mío. Este es el círculo para crear varitas que han utilizado los Ollivander por generaciones, la sangre Ollivander corre por ella-Dijo Griffin con una sonrisa- y tú eres Harry-

-¿Eso es un consejo?-pregunto Harry, antes de que supiera Griffin ya había desaparecido.- Gracias, es un consejo excelente…. Jamás lo lograría sin ese excelente consejo-

El sarcasmo en su voz pareció despertar a Marlow que se removió. Se quitó la túnica y la llevo a la mesa de trabajo, acomodo a su amigo y regreso. De la bolsa saco todas las varitas, un total de casi 50. Suficientes para una noche de trabajo y aprender sobre sus errores.

Pronto se dio cuenta que era como caminar con los ojos cerrados. El camino para lograrlo era desconocido y siempre terminaba topándose con algún problema y las varitas destruidas. Aunque al recorrerlo una y otra vez comenzaba a trazar una imagen mental de sus errores. Después de destruir la varita número 45, estaba sudoroso, agotado mágicamente y con un ligero enojo ya que no lograba que una, solo una, saliera bien. Tanto tiempo había pasado que Marlow lo miraba a la distancia subido en una mesa y con un par de pijos de madera que comía plácidamente.

A lado del círculo tenía una colección considerable de varitas destrozadas, astillas, ceniza, virutas, pedazos, fragmentos de madera y algunos pelos de unicornio chamuscados cubrían la mayoría del suelo. No tenía idea de que hacia mal, ya que todo lo que sabía sobre varitas lo utilizaba.

-Vamos bonita, sé que tú si quieres quedar, no como tus demás hermanas-dijo Harry a la varita número 49 casi desesperado porque solo faltaba una para que se le terminaran.

Comenzó el cantico y la varita se alzó, el núcleo se introdujo comenzó a brillar y…vibro como si se fuera a romper. En un acto desesperado envió toda la magia que tenía en ese momento. Las vibraciones pararon y Harry sonrió, estaba a punto de lograrlo, solo un poco más. El brillo cambio a rojo y por un segundo una sonrisa triunfal recorrió la cara de Harry.

Booooooooooom.

Lo siguiente que supo era que flotaba, no con magia, con la fuerza explosiva que salió desde el núcleo de la varita. El calor invadió su cuerpo mientras miraba el círculo mágico de cabeza, con los brazos cubriéndose el rostro de las llamas que viajaban por el aire sin control alguno. Se golpeó la espalda contra la piedra, mientras los pedazos de la varita y escombro le golpeaban en todo el cuerpo. Sintió un dolor punzante en el hombro derecho y se deslizo hasta el suelo, las piernas le eran de gelatina y sus ojos solo veían gris.

-Auch-dijo antes de caer y ver todo negro.

La opción para dormir aun debía estar en funcionamiento y aun así, ahí estaba en la casa de los Dursley. Todo a oscuras con un pequeño gorgoteo como si algo callera agua, algo estaba en verdad mal, el número 4 jamás estaba en silencio si los Dursley estaban y no creía que pudieran desaparecer. Camino al sonido, cruzando el recibidor y abriendo la puerta de entrada. No había nada, excepto Dudley que… sangraba por la boca y escurría manchando su ropa. Cayó al suelo mientras Harry intentaba detenerlo, antes de saberlo era alzado del suelo y viajaba hasta Hogwarts, con un estrepito y fuerza se estrelló contra la cabaña de Hagrid destruyéndola en mil pedazos, astillas y cosas esparcidas por todo lado. No salió lastimado. Levanto la vista horrorizado.

Hogwarts destruido, con columnas de fuego creciendo y gritos por todos lados. La mayoría pidiendo auxilio mientras el apenas y podía salir de los escombros, necesitaba ayudarlos, quería llegar a Hogwarts, si solo tuviera el poder suficiente, si saliera de ahí. Una fuerza invisible lo impulso hacia adelante mandándolo a la mitad de terrenos, la puerta de entrada estaba solo un par de metros. Unos pasos resonaron, bastante fuerte a comparación de todo el griterío que sucedía. Todos los Pendragon salían con heridas, algunos muy heridos, algunos caían mientras avanzaban, Ron los encabezaba. ¿Dónde estaba Hermione? No la veía en ningún lado.

Ron al llegar a donde estaba, aun tirado espantado, lo pateo en el estómago obligándolo a gemir y sostenerse el lugar. Un puñetazo, luego otro, no savia de quien, solo que dolían de verdad. Unas manos lo levantaron comenzando a apretar su cuello con fuerza y vio a su amigo, sangraba de la frente con una mirada furiosa.

-NOS ABANDONASTE, LA ABANDONASTE-dijo Ron con la voz más fría que alguna vez escucho.- NOS DEJASTE MORIR, ESTO ES TU CULPA POTTER. ASESINO-

-Ron yo… no… jamás- intento decir Harry el aire le faltaba mientras el cuello le dolía, su amigo intentaba matarlo.

-NO MIENTAS POTTER, LOS MATASTE. MATASTE A TODOS ELLOS. YO TE VI-Grito a su lado Dennis que también sangraba y tenía una mirada de odio.

-CONFIÉ EN TI, ME DIJISTE QUE ESTARÍAS AHÍ, QUE SERÁS MI HERMANO. MALDITO MENTIROSO, NO MERECES A TUS MAESTROS. TE ODIO POR MATARLA -grito Sofí, una venda cubría su brazo y sus ojos mostraban mucho más que odio desprecio profundo ira.

-¿Matarla?-logro pronunciar mientras Ron seguía apretando su cuello.

-NO TE HAGAS POTTER, LA MATASTE. ENFRENTE DE TODOS, SU SANGRE TE CUBRE, MIRATE-Grito nuevamente Ron apretándolo mucho más.

Bajo la vista, estaba cubierto de sangre desde su ropa hasta sus manos, intento moverse pero era casi imposible con Ron sosteniéndolo y todos a su alrededor. Se empezó a enojar, no había hecho nada, no lo recordaba y debía ser un sueño… era una pesadilla nuevamente y despertaría eso era lo que pasaba. Se sentía tan real el dolor, le picaba la cara, tal vez por la falta de oxígeno. Todo parecía rojo y miro a Ron, ya no era Ron. ¿Era un espejo?

Se veía a sí mismo. Cubierto de sangre, con una sonrisa malvada y una mirada psicópata. Detrás un cuerpo, aunque no lo reconocía, realmente no podía observar bien.

-Ambos sabemos que si la vez-dijo su voz, saliendo de su imagen, con una voz tétrica.- Sabemos que esto es lo que deseas-

-No… te equivocas-intento gritar aunque el oxígeno le faltaba más y el dolor en su mejilla aumentaba.

-Quieres dejarlos, quieres no ser lo que esperan. Quitarles las esperanzas que ponen en ti, quieres un mundo sin el niño que vivió, un mundo sin Harry Potter, un mundo que te deje en paz-dijo su doble mientras que soltaba su agarre.- SI lo quieres, solo tienes que hacer esto, tienes que hacerlo enfrente de todos y todo terminara…-

Harry miro que señalaba el cuerpo y quitándose de en medio para que observara mejor, aun así no lo reconocía.

-Míralo bien, sabes que ella es lo único que te detiene, lo único que impedirá esto-dijo esta vez señalando el castillo destruido y ardiendo.- Solo un hechizo y estará echo, solo un empujón y…-

Un aroma le llegó a su nariz, algo que indudable te conocía, mientras sentía un dolor punzante en la mejilla. Aquel olor lo llevo a acercarse al cuerpo, comenzando a sentirse aterrado y sentía los ojos escociéndole. La imagen se aclaró un poco, obligándolo a intentar cerrar los ojos, mientras caía de rodillas y se acercaba, sostenía el cuerpo y observaba aquellos ojos color miel, sin vida. El cuerpo de Hermione, sin ninguna herida clara, aunque sin vida.

Grito con todas sus fuerzas, mientras se doble se acercaba y le susurraba.

-Es el deseo de tu corazón. Síguelo- un viento frio surgió en su espalda y de repente, Hermione estaba desenfocada. No era real, todo eso solo era una pesadilla, como todas las otras, como cada una, la realidad estaba afuera y él debía despertar… tenía que… auch… despertaría… auch… y no permitiría… auch.

-Basta-grito Harry abriendo los ojos.

Se encontraba en el suelo, su cuerpo completamente sudoroso, su cara picaba y se sentía como si algo le hubiera explotado en la cara. De que hablaba, le había explotado una varita en la cara. Intento no acordarse de su pesadillo, parecía tan real y las palabras aun resonaban dentro de su mente, que no enfoco su vista bien hasta que algo nuevamente pico su mejilla.

Marlow estaba sobre su cuerpo, picándole la mejilla, con sus diminutos ojos preocupados y cuando miro sus ojos sonrió. Harry lo sostuvo para no tirarlo y se sentó sobre el suelo, mientras miraba alrededor, ceniza y las marcas de quemadura llegaban a todo el lugar. Se agito el cabello quitándose la ceniza que le pico la nariz. Luego dejo salir un pequeño gemido de dolor. Las yemas de los dedos las tenía quemadas y suponía que parte de las cejas.

Se levantó con dificultad, su varita yacía en la mesa de trabajo, totalmente intacta al igual que la última que no pudo utilizar. Se sentó sobre la silla, sintiéndose idiota. No solo estaba con sus recursos bajos, por no decir nulos, su fallo era monumental y no tenía ni un poco de magia para intentarlo otra vez y por su fuera poco las imágenes de su pesadilla regresaban una y otra vez.

La punzada en el hombro le obligó a cerrar los ojos. Al mirar que era, se dio cuenta que tenía un buen trozo de varita astillada clavado en su hombro, la verdad nos savia cuanto estaba enterrado ya que se veía la sangre ya coagulada a los lados. Tomo la parte saliente y la retiro de un tirón. El dejo en la mesa la astilla que media más de 15 cm, tomaba su varita y se comenzaba a curar.

Al terminar, estaba dispuesto a irse, llegaría a desayunar o a comer dependiendo de cuanto estuvo inconsciente, sin embargo se quedó mirando el pedazo de madera que fue una varita, bañado en su sangre que escurría manchando la mesa. Como un clic en su mente, supo a qué se refería Griffin. La sangre Ollivander era el problema, generación tras generación el circulo fue diseñado y rediseñado para que lo ocupara un Ollivander, nunca le funcionaria el circulo porque su sangre no era Ollivander, él era un Potter.

Sin esperar más, saco pergamino y tinta. Limpio la mesa, comenzó a dibujar el círculo mágico de Ollivander, al terminar lo observo por un buen rato. Lo analizo y en otro pergamino comenzó a trazar líneas, cada que se equivocaba lanzaba el papel para atrás y comenzaba de nuevo. Su mente fue absorbida por tantos datos que conocía y tantos cambios que hacía en el círculo que se despejo y su pesadilla se olvidó. Marlow jugueteaba con una pelota de pergamino, se aburría mientras el escribía y escribía sin descanso algunos. El suelo se cubrió de pergaminos rápido y constante, al acabar sus manos tenían tinta y tenía un círculo de magia perfecto para un Potter, un círculo que lograría crear una varita.

Tomo la varita restante y salió al cuarto de pruebas. Limpio todo con un movimiento de varita. El piso parecía nuevo, concentro el resto de su magia y un círculo se dibujó entre llamas de todos los colores. Debía de admitir que de círculo tenía poco, ya que era un enorme círculo conformado por las runas de Ollivander, adentro un octágono que señalaba a otros ocho círculos pequeños afuera del círculo enorme. Cada circulo pequeño con un diseño para estabilizar y aumentar el poder de lo que estuviera adentro, el núcleo mágico, uno tenía forma de espiral, uno una estrella de seis picos, uno con forma de fuego y conformando un extraño circulo exterior. En el interior del octágono una serie de runas que de alguna forma parecían dibujos, de tierra, agua, aire, fuego, luz y oscuridad. Por ultimo un pequeño círculo sin nada adentro, solo una pequeña runa que decidió que ahí estaría. Coloco varias 4 plumas de pavo real y 4 pelos de unicornio, Se acercó al centro con la última varita en mano era la más liza aunque un poco torcida y tenía un diseño de bolitas al final. Le pareció dramático aun así beso la varita y la coloco con cuidado.

No coloco un lugar donde pararse solo, bajo ambas manos al círculo y tomo aire en sus pulmones. Y recordó que no modifico las palabras, ¿Servirían las anteriores?

- Elementa de bello abesse consuerunt Archangele est lux, tenebras Daemones, natura spiritus, vita mors est. Rogo patrio tortor. Bríndenme Coelius audendo potentior fuerunt. Miscere magica huius calculonis servi.-Dijo Harry sin saber de dónde venía el latín o las palabras mágicas.

Las runas brillaron, una corriente de magia recorrió la habitación. La varita no se elevó completa, la punta se quedó justo encima de la runa que conformaba el centro del círculo mágico, las plumas de pavo real y los pelos de unicornio se trenzaron. Se introdujeron en la varita y antes de que se cerrara Harry observo algo increíble, se parecía a un pequeño dragón, del tamaño de una mariposa, con alas de un ángel y con un brillo mágico, se miraron directamente a los ojos y después se introdujo en la varita. Todo regreso a la normalidad, el brillo de la varita desapareció y Harry la elevo con su magia que fue hacia él y callo suavemente en sus manos. Trago pesadamente.

-Orchideous-dijo agitando la varita y un ramo de rosas de todos los colores apareció en su mago.

Guardo la varita y limpio todo lo más aprisa que puso, tomo a Marlow que destrozaba la pelotita de pergamino y salió corriendo a toda velocidad. Ni siquiera paro cuando paso por la sala de menesteres donde Sirius estaba sobre un sofá, lo llamo, no le prestó atención salió corriendo a mayor velocidad salto todas las escaleras y observo que el sol comenzaba a ponerse. Debía estar en la sala común de Gryffindor.

Al llegar abrió el retrato sin palabra alguna, la señora gorda grito del susto, entro y todos lo miraron como si estuviera loco y lo estaba algo enloquecido de felicidad. La miro caminando con un par de pergaminos en la mano y mordiéndose un labio.

-¡Mione!-dijo acercándose y varios giraron la cabeza. Excepto la nombrada-¡Amor!-

Levanto la vista y el llego casi corriendo, la tomo de la cintura y la alzo en el aire mientras la giraba ante la vista asombrada de todos, incluso la propia Hermione.

-Lo logre, al fin lo hice, lo logre-dijo Harry aun girando a Hermione que se sostenía algo sonrojada- Al fin, lo hice, si lo hice, lo a complete, me costó tanto-

-Harry, bájame, por favor, bájame, Harry, Harry, POTTER-grito Hermione frunciendo los labios y totalmente roja.

Harry no le quedo de otra que obedecer sin que la sonrisa de su boca fuera menos grande.

-Lo hice-dijo Harry besándola y ella lo aparto despacio.

-Explícate-dijo Hermione levantando una ceja-¿Qué lograste hacer?-

Busco casi desesperado en su bolsillo y saco la varita. Hermione cambio su semblante de desconcierto a asombro y luego a felicidad, ahora fue su turno de saltar mientras lo abrazaba y sus piernas quedaban alrededor de la cintura. El sujeto fuertemente su cintura para no que callera.

-Sabía que lo lograrías. Te lo dije. Lo sabía-dijo Hermione con una sonrisa igual de grande.

Unieron nuevamente sus besos, y en silencio comenzaron una lucha con sus labios por tener el control y tal vez fue algo mucho más intensa de lo que pensó porque Hermione le mordió un poco el labio, le agrado que su novia tomara iniciativa. Hasta que alguien se aclaró la garganta. Varias veces. Acalorados y con ganas de más voltearon a ver a toda la sala común de Gryffindor con la boca abierta y mirándolos. Ginny fue la que se aclaró la garganta, después les lanzo una risita y continúo sus cosas como si nada.

Hermione roja como jitomate soltó sus piernas y bajo con cuidado de Harry. Tomo su mano y sin decir nada más salieron de la sala común de Gryffindor, lo hizo recorrer varios pasillos como si buscara algo. En un aula desolada lo miro y volvió a besarlo de la misma forma, intensamente y con algo de desesperación.

De golpe las imágenes de su pesadilla regresaron. Jamás la lastimaría, aunque tuviera que dar su vida no le haría daño a Hermione, la protegería incluso de él si era necesario.

La pego a su cuerpo y ahora fue su turno de morderle el labio, sacándole un gemido demasiado sensual, comenzó a abajar sus manos de la cintura de Hermione poco a poco, mientras ella le acariciaba la nuca y le pasaba las uñas por el cuello. Estaba en la gloria y como siempre algo tenía que terminarlo, en este caso su propia novia. Gruñendo, jadeando y con un ligero dolor en su labio la miro a Hermione con sus labios humedecidos, una marca roja sobre el lindo rosa y jadeando también para tomar aire.

-Eso fue…-comenzó Hermione.

-Genial-acabo Harry sentándose en la saliente de una ventana y Hermione aprovecho para sentarse sobre sus piernas.

Después de un minuto, ambos solo se veían sonrientes.

-¿Cómo lo lograste?-pregunto Hermione.

-Fue como que un Bom, y un poco de puff, para terminar con un Click-dijo Harry que sonrió un poco al ver la cara de incredulidad de Hermione.

-Supongo que tiene que ver con esto-dijo Hermione buscando en su cabello y sacando un pedazo de madera, Lo miro con una mirada dura-Estallo ¿Verdad?-

-Algo así-dijo Harry sonriendo y ella lo miro con una ceja levantada.

No le quedo de otra que contarle. Lo regaño un poco, que termino cuando Ron apareció buscando a la prefecta súper lista que se besuqueaba salvajemente con el mayor mentiroso de todo el castillo. Los rumores parecían pólvora.

La siguiente semana Harry salía en cuanto terminaron sus clases, corriendo a la torre flotante, pasando enfrente de Sirius que ni le prestaba atención. Perfeccionaba su creación de varitas, con el nuevo circulo y el cantico era tan fácil que casi sentía que pertenecía a Ollivander era un poco impráctico. Y por recomendación de Hermione, escribió en el grimorio que al pasar el legado a otra persona sin línea sanguínea directa, se tenía que reformar el circulo, escribió las especificaciones del suyo y como había llegado a ello. Al terminar de escribir su escritura cambio a una fina y entendible, brillo mientras él su nombre se escribía al principio del libro.

Su entrenamiento era tan o más duro que siempre, llego al nivel 76 con la magia de Utgar, mientras que sin ella solo podía llegar al nivel 21. Era extraño que se sumergiera, su equipamiento para entrenar su cuerpo aumento del 2 al 4 sin problema. En al forja estudiaba como utilizar cada aparato y su función exacta. No era exactamente su idea, pero se quedaba durante las noches en la torre flotante, ahora que sabía que Lupin no podía ver el mapa, dormía, comía y entrenaba sin descanso durante las 24 horas que le proporcionaba la torre durante las 8 horas fuera de ella, le sirvieran. Eso significaba el triple de desgaste y de alguna forma el triple de sueños. Y que una semana se convirtiera un mes fácilmente para su persona, mientras que los demás tenían el tiempo normal.

La torre impedía que Voldemort le trasmitiera sus sentimientos o cualquier cosa del exterior, lo que no podía impedir eran sus propias pesadillas que arremetían sin piedad obligándolo a trabajar mucho más. Al salir Hermione lo enviaba a bañarse inmediatamente, no era que no lo fuera hacer, era que estaba tan cansado que apenas tenía fuerza de meterse en la ducha. Ron no le preguntaba nada solo le decía que ya tenía apartado una cama en la enfermería si quería descansar. Como Ron, Hermione y casi todos los demás estaban ocupados en sus deberes o sus vidas, él comía con Sofí que pasaba todas el tiempo libre en la mesa de Gryffindor, incluso parecía más un león que un tejón, Harry decía que era un dragón. Theo de vez en cuando también comía con él, aunque las miradas de varios Gryffindor le obligaban a retirarse cuando Harry se alejaba.

Los entrenamientos de quidditch iban bien, aunque no era capitán asistía al principio para verlos volar un rato y luego irse. Dennis volaba lo mejor que podía, aunque el costaba encontrar la Snitch. Angelina le pedía consejo cuando cada vez que no savia que hacer. Cuando llegaban de un entrenamiento estaban verdaderamente sudados y agotados, que ninguno decía nada y subía a sus habitaciones.

Una semana antes de iniciar diciembre, Harry tallaba dos trozos de varita por separado y Marlow le ayudaba con sus garrar a tallar el diente de dragón que le regalo Bill. Al acabar encaro los pedazos y encajaron a la perfección, era extraño que el café de la varita acara y comenzara el blanco, para luego terminar en café otra vez. En la parte inferior se podía ver con claridad lo que parecía ser un ojo de dragón y finalizaba como en una garra. Y como siempre se la mostro a Hermione que leía tranquilamente a su lado.

-¿Crees que funcione?-pregunto Hermione preocupada- No quiero que explote-

- No, ya revise toda mi investigación y con el nuevo circulo estoy seguro que lo lograre. Solo me falta buscar algo que convine con el núcleo original y obviamente la magia del portador-dijo Harry guardando las piezas.

Ron llego sentándose enfrente y suspirando pesadamente.

-Si me hubieran dicho que ser prefecto era tan pesado, te dejaba el puesto Harry-dijo Ron mirándose algo ojeroso y cansado.

-Ni te quejes, todo ese trabajo te lo dejo McGonagall, además de que si no fuera por eso, tendrías aun las redacciones de Snape-Dijo Hermione algo molesta.- Y puedes estar con Daphne, no creas que no te he visto rondando por donde le toca vigilar-

-Hablando de redacciones, me prestas la de Binns, Harry-dijo Ron sonriendo un poco y seguramente evitando el tema de las Rondas.

-No la copies, se dará cuenta y me dejara el triple-dijo Harry sacando un pergamino y Hermione lo miro casi furiosa, solo se le comparaba a la vez que descubrió que contrato a Dobby- Le he dicho que no la copie, solo tomara las ideas ¿Verdad?-

-Claro, ¿quién crees que soy?-

Harry y Hermione se vieron y decidieron no contestar. Ron se la pasaba buscando palabras parecidas para no copiar la tarea de Harry, Hermione mandaba miradas de enojo a ambos mientras el descansaba recostado sobre sus piernas.

Fue cuando entonces ardió su cicatriz, Voldemort estaba enojado, sus planes estaban fallando y sobre todo necesitaba algo, quería algo, deseaba con todas sus fuerzas, necesitaba saberlo. Estaba más cerca de conseguirlo cada vez más cerca. Solo faltaba más seguidores.

-Harry-dijo Hermione mirándolo directamente.

-¿Qué?-dijo Harry confundido, no se había llevado la mano a la frente, no se movió, esperaba que desapareciera el dolor poco a poco.

-¿Estas bien?-dijo Ron mostrándose preocupado.

-¿Por?-dijo Harry intentando sonreír un poco.

-Es que pareces como si estuvieras de verdad furioso-dijo Hermione acariciándole el rostro.

-Vengan-dijo Harry tomando a Hermione de la mano y a Ron del Hombro, subiendo rápidamente al cuarto de los chicos.-Mufliato- punto la puerta y haciendo un círculo alrededor de toda la habitación.

-¿Qué sucede Harry?-dijo Hermione nerviosa.

-Es Voldemort está cerca de conseguir lo que quiere-dijo Harry rápidamente viendo alrededor tratando de sentir la magia de alguien más, solo sintió la suya, ni Lupin, ni Sirius, ni nade más de la Orden-díganle a Dumbledore, necesita saberlo ya, todavía no a completo mi plan y estoy lejos de donde quisiera estar. Necesito que se mueva Dumbledore, tal vez pueda hacer algo-

-¿Cómo puede ser posible?-pregunto Ron.

-Ron no tengo idea realmente de cómo funciona esto, solo lo sé-dijo Harry enojado- Y te repito ¡Voldemort está cerca de lo que quiere!-

-Harry no deberías dejar que entre a tu mente, las anteriores veces te ha dejado muy… mal-dijo Hermione aterrada, como si presintiera que caería de rodillas nuevamente- Por favor no lo dejes entrar-

-Yo no lo dejo entrar, mis maestros evita que el Voldemort de afuera se apodere de mi mente. Sin en cambio aquí hay un pedazo de su alma que está siempre conmigo- señalo su cicatriz que seguía ardiendo- Puedo protegerme de lo exterior, sin en cambio en mi interior no puedo evitarlo-dijo Harry sentándose en su cama, con las manos en las rodillas.-No puedo evitarlo aun con la oclumancia es casi imposible-

-¿Es el Horrocrux en ti?-pregunto Ron sentándose en su cama.

-Supongo, todo lo referente a mi condición solo son suposiciones -dijo Harry mientras intentaba ajustar su plan. Si Dobby ya había logrado encontrar a Hagrid tal vez jugaría su siguiente pieza y tendría una oportunidad.

-¿Estás seguro que Voldemort está cerca de obtener lo que quiere?-pregunto Hermione inclinándose hasta estar a la altura de sus ojos.

-Si-dijo Harry firme, ese sentimiento de que aquel objeto estaba cerca no se lo quitaba ni el tiempo-Deben informar a Dumbledore-

-Lo sabemos-dijo Hermione sentándose a un lado-Recuerda Pendragon estará preparado cuando lo pidas, de echo todos van bien y quisiéramos que fueras a algunas prácticas -

Harry asintió, si Voldemort se alzaba pronto debía verificar que todos estuvieran más que preparados-Tienes razón, aguarden, ¿Ya han hecho practicas? -

-No es bonito decirlo, pero estamos practicando en el baño de Mytle-dijo Ron con cara de asco.- Todos extrañan la sala de menesteres.-

-Les daré na nueva ubicación de la sala para que practiquen -dijo Harry sonando tranquilo, aunque dentro de sí estaba algo celoso de que entraran al lugar que era lo más parecido a su santuario-Además Umbridge los tendrá vigilados, deben ser cautelosos y entrenar cada uno por su cuenta, claro que yo intentare hacérselo más fácil-

-Genial, tendremos que esforzarnos mucho más-dijo Hermione animada-Es mejor que avisemos a todos-

Hermione se levantó y le regalo una se esas sonrisas que lo animaban.

-Vamos Ron, no podemos perder tiempo-dijo Hermione a Ron, que se cruzaba de brazos.

-Aun con los Pendragon, nuestra fuerza es casi nula, necesitamos a la Orden y a muchos más si queremos hacerle frente-dijo Ron serio- Técnicamente hablando en números y por lo que sabemos. Voldemort tiene mucho más poder en este momento, si consigue mas no será bueno. Necesitamos convencer a los duendes y si Hagrid consigue que los Gigantes es nos unan… No veo mucho futuro a esto sin ellos-

-Ron-dijo Harry levantándose y más decidido a continuar- No es hora de lamentarse y mucho menos pensar en lo que puede o lo que será, es momento de encarar el problema. Por qué crees que quiero que le digan a Dumbledore, no pudo hacer todo solo, cuando llegue el momento de enfrentarlo los necesitare a mi lado, lo sé, aun así daré mi cien por ciento siempre. -

Ron pareció más calmado, asintió con la cabeza.

-Duerme, nosotros nos encargamos a partir de aquí-dijo Ron dirigiéndose a la puerta- Necesitamos que descanses bien-

-Sueña lindo-dijo Hermione dándole un beso radio y siguiendo a Ron.

Salieron por la puerta de la habitación, mientras él pensaba en todo lo que podría querer Voldemort y donde podría estar oculto. Quito los hechizos de silencio, saco los frascos de poción que había preparado en la clase de Snape y la guardo en su túnica. Se quitó sus accesorios y los guardo en su baúl. Coloco a Marlow con cuidado en la cabecera de su cama viéndolo dormir plácidamente, cerro las cortinas de su cama y puso un hechizo para que simulara que alguien dormía adentro y para proteger a Marlow. Reviso que todo quedara perfecto y bajo rápidamente viendo a muchos que lo miraban con resentimiento o curiosidad. Como si no pasara nada salió del retrato, tomando dirección a la enfermería, los pasillos no estaban del todo desiertos aun los estudiantes venían de la biblioteca otros que regresaban o iban a cenar.

Cuando al fin cruzaba el pasillo para la enfermería vio que esta tenía las luces encendidas y la voz de alguien. Simplemente giro en el pasillo que conducía a las escaleras del reloj, las subió rápidamente y un segundo después se encontraba en la sala de menesteres.

Sirius se encontraba sentado en un sofá, tenía el diario el profeta extendido y un par de aperitivos en una mesita.

-Hola Harry, no creí verte tan pronto-dijo su padrino sonriendo.

-Debo hablar contigo-dijo Harry sentándose enfrente y mirándolo seriamente.

-¿Paso algo?-dijo Sirius asustado.

-Me ha ardido la cicatriz-contesto Harry rápidamente- Ya le avise a Hermione y Ron y los envié a avisarle a Dumbledore.-

Sirius abrió la boca sorprendida y bajo el periódico.

-¿Estas bien?-pregunto Sirius mirando su cicatriz.

-Por supuesto-dijo Harry tranquilamente, entrelazo sus dedos y puso sus codos en las piernas.

-¿Dumbledore o tus amigos saben que estas aquí?-dijo Sirius aun sorprendido.

-No, piensan que duermo-dijo Harry -La razón por la que estoy aquí es de importancia -

-¿Cuál?-dijo Sirius muy serio y cruzándose de brazos.

-Puedo contar con que todo lo dicho aquí se quedara solo entre tú y yo-dijo Harry mirándolo tan serio como lo había estado con la profesora McGonagall-No le dirás a Dumbledore y que no te interpondrás en mis planes-

Un largo silencio se hizo mientras Sirius pensaba y se mostraba sorprendido por la actitud de Harry.

-Si aceptas, te diré todo lo que quieras saber, cada cosa que me pasa, cada movimiento que quiera hacer, cada pensamiento que me cruce la mente-dijo Harry intentando que su padrino tomara una decisión-Si lo rechazas, te pediré que no me estorbes más tiempo y que le digas a Lupin que se marche de la escuela.-

-Harry ¿sabes que me estas pidiendo?-dijo Sirius algo más nervioso de lo normal.

-Sí, que me apoyes, confíes y creas en mí, tu ahijado o que me dejes el camino libre para hacer lo que se debe hacer-dijo Harry con su voz calmada, muy extraño pues sus parpados pesaban sus manos dolían y su cansancio apenas y era sostenible.

Sirius se paró y dio un par de vueltas por toda la sala. Lo miraba por segundos con una expresión de desconcierto y pánico, luego se limpiaba la frente que brillaba por el sudor. Harry sentía que el tiempo se agotaba. No tenía toda la noche.

-Seria mentirle a Dumbledore-dijo Sirius mirando el techo de la sala.-No podría hacer eso-

-Supongo que eso es un no-dijo Harry suspirando pesadamente.

Sirius se sentó nerviosamente en el sillón y miro a Harry.

-Entiende Harry, antes te podía ayudar porque no tenía nada que perder y ahora...-

-Ahora que eres libres, tienen todo que perder... entiendo. De verdad te entiendo-dijo Harry sintiéndose nuevamente algo enojado e irritación, controlándola ya que se sentía fatal en ese momento.-Solo creí que confiabas en mí, después de todo lo que pasamos-

-¡No es eso! Quiero protegerte-dijo Sirius haciendo énfasis en cada palabra.

Se levantó bruscamente, se cansó de escuchar siempre la misma estúpida respuesta.

-Largo de la sala de menesteres, ya no eres bienvenido aquí-dijo Harry con un tono más fuerte de lo normal.

-¿Qué?-pregunto Sirius casi asustado.

-¡LARGO DE PENDRAGON!-Grito Harry mientras señalaba la salida, Sirius no se movió se quedó con la boca abierta y los ojos desorbitados- No eres Bienvenido en mi Colegio, ve a pedirle asilo a tu líder-

-Harry, piensa en lo que estás haciendo-dijo Sirius lentamente y con voz baja.

-Te vas por tu propio pie o yo te echare con lujo de violencia-dijo Harry empuñando la varita y apuntándole.

Sus miradas se cruzaban, el gris se moteaba con tonos rojizos y un toque de vergüenza. No le importaba que sintiera, lo que quería era que fuera su padrino y que lo apoyara. El silencio era incómodo y extrañamente no se movía ninguno de los dos. De verdad no tenía tanto tiempo. Movió la varita y un haz de luz roja roso la mejilla de Sirius. Sus ojos nunca habían estado tan abiertos y su cara pálida era casi de un blanco perfecto. Un corte apareció en su mejilla y gotas de sangre salieron de ella, Sirius se llevó una mano a la mejilla y sus dedos se tiñeron de rojo, por su propia sangre.

-Largo-dijo Harry en su susurro que helo toda la habitación.

Sirius asintió y lentamente se levantó con las manos al aire, caminando lentamente y sin darle la espalda, mientras la mirada de Harry lo seguía aún apuntándole. Luego al llegar a la entrada se dispuso atravesarla.

-Cuando estés listo para ser Sirius Black, mi padrino y no un perro más de Dumbledore, ven a verme-dijo Harry con la misma voz, y Sirius se estremeció de pies a cabeza.

-Te quiero cachorro…-comenzó Sirius, luego trago y atravesó la puerta.

-Prohíbo la entrada a Sirius Black y Remus Lupin o cualquiera de la Orden del Fénix a la Sala de menesteres-dijo Harry casi en un susurro no creyendo que esas palabras salieron de su boca.

Si quería que su padrino reflexionara y entendiera, era momento de demostrarle que el podía contratacar de la misma forma que Dumbledore. No se sentía bien porque realizo, se sentía dolido y enojado consigo mismo, era su familia, la única que tenía conexión directa con sus padres y lo trato como a un enemigo. Sus ojos se humedecieron y se dejó caer en un sillón. Comenzó a arrepentirse, si salía en ese momento lo alcanzaría y… no, a pesar de querer retractarse ya estaba hecho y no solo por su mano, Sirius escogió dar su confianza a Dumbledore.

Harry subió rápidamente a su cuarto, con cuidado abrió la puerta y entro. Enseguida encontró lo que buscaba. El uniforme Pendragon aun descansaba sobre su cama, tenía una capa de polvo, lo tomo y sonrió, se quitó la ropa y cambio el uniforme de Hogwarts por el de Pendragon. El solo cambio de ropa lo dejo estar totalmente como y se sintió mucho mejor, aquel símbolo no solo significaba solo Pendragon, significaba la amistad con Dobby y los elfos, su promesa con los dragones, el comienzo de enfrentar directamente a Voldemort, el cariño por sus maestros, la elección de siempre estar al lado de sus amigos, su decisión de pasar toda su vida con Hermione, de cambiar su desgraciado destino.

Metió las botellas con la poción en su ropa así como también un puñado de galones, los trozos de varita que modifico y un frasco vacío. Podía funcionar, no, debía funcionar. Sujeto fuerte su varita. Salió y bajo a la cocina.

-Te permito la entrada, Ven, Dobby-dijo Harry casi en un susurro.

El pop sonó justo a un lado.

-Amo-grito Dobby demasiado alto para Harry, y sus grandes ojos llorosos- Me alegra verlo-

-Lo se Dobby, yo también te extraño amigo. Pero necesito que me digas si ya localizaste a Hagrid-dijo Harry acechándose para abrazarlo y acariciarle la cabeza.

-Dobby encontró a su amigo Hagrid, está en las montañas, está a salvo y seguro-dijo Dobby Dando saltitos y limpiándose el traje del polvo.

-¿Puedes llevarme con Hagrid?-pregunto Harry mirando que el elfo tenía una sonrisa en su rostro la cual desaprecio al hacer la pregunta.

-Dobby puede llevarlo, pero el señor Hagrid me dijo que pronto regresaría-dijo Dobby pareciendo algo asustado-Los gigantes están muy agresivos, El señor Hagrid estaba muy herido la última vez-

-Llévame-dijo Harry con voz firme y tendiéndole la mano.

-Dobby no quiere que el amo termine lastimado-dijo el elfo volteándose y cruzando las manos sobre de su pecho-Dobby no lo llevara-

Harry se sorprendió un poco, Dobby nunca o rara la vez le negaba algo, pero claro que lo hacía era libre, un elfo sin ataduras.

-Necesito ver a Hagrid e ir con los gigantes-dijo Harry en voz queda, si Dobby no lo ayudaba no sabría que hacer-Por favor Dobby-

El elfo se giró y vio a Harry tenía un la mano aun extendida.

-No-dijo Dobby tajante.

-Es necesario Dobby, por favor, tú no desconfíes de mí, tu no amigo.-Dijo Harry acariciándole la cabeza.

Dobby se restregó los hombros y después asintió.

-Pero prometerá a Dobby que nada le pasara y que me dejara ayudarlo si está en peligro- dijo Señalándolo con un dedo y entrecerrando sus ojos.

-Lo prometo-dijo Harry sonriendo -Antes de irnos. Ordeno al castillo ocultar que he salido y que cuando regrese con Dobby podamos entrar sin problemas-

La orden fue aceptada por el castillo y en cuanto termino le dio la mano a Dobby, sintió como era aplastado, exprimido, e inmediatamente sus pies dejaron el suelo, se sintió como un pedazo de pergamino enrollado y un micro segundo después se encontraba en un lugar muy diferente. Se escuchaba la lluvia, ninguna cocina estaba frente a él solo obscuridad y parecía estar rodeado de piedra caliza. Después de que sus ojos se acostumbraran se percató de una pequeña luz que se afrentaba por la roca.

-¿Seguro que es aquí?-pregunto Harry viendo como Dobby corría a la fogata.

-Si-dijo Dobby después de un recodo y grito -!Hola¡-

Dobby saludaba dos sombras al otro lado de la fogata y Harry tuvo la sensación que las sombras eran de gigantes.

-¡Por la barba de Merlín!, ¿Qué haces aquí?-dijo la voz de Hagrid más enojada de lo que escucho nunca.

-¿Así recibes a un amigo que vino a ayudarte?-pregunto Harry con alegría de escuchar la voz de su profesor.

Cuando al fin Hagrid estuvo cerca vio que tenía el cabello enredado con sangre coagulada y su ojo izquierdo tenía un gran golpe que se le empezaba a poner purpura y algunos más con todo negruzco. Tenía cortes en su cara y manos, algunos todavía estaban abiertos, sangrando y muy mal curados. Se movía sosteniéndose un costado, como si tuviera algunas costillas rotas, al verlo dar un paso y su cara de dolor, supo que tenía más de una costilla rota. Tenía una gruesa capa de viaje negra echa de algún pelaje extraño, una mochila lo suficientemente grande para meter varios niños pequeños y unos venajes muy sucios sobre un costado.

-¿Que te paso?-pregunto Harry, mientras Dobby se dirigía a Hagrid.

-Nada-dijo Hagrid gimiendo de dolor al intentar acercarse-Harry ¿Qué haces aquí?-

-Le pedí a Dobby que me trajera-dijo Harry - te ayudare con los gigantes-

Miro a la segunda persona en la cueva, al principio se sorprendió, luego lo pensó un poco y no le pareció que fuera tan sorprendente. Madame Máxime lo miraba sorprendida, no estaba con sus elegantes túnicas, ni luciendo pulcra, las manchas de sangre en su túnica verde oscuro y su cabello desaliñado y sucio, los ojos cansados y ojerosos delataban que cuidaba de Hagrid, no tenía un daño físico tan significante como Hagrid, aun así se le veía rasguños y algún morado en la piel.

-¿Señog Potteg?-Pregunto Madame Máxime un poco ronca.

-Por dios Harry deberías estar en Hogwarts-dijo Hagrid intentando caminar, Harry se apresuró y lo sostuvo

-debes volver ahora-

-No-digo Harry sentando a Hagrid en lo que era una cama improvisada, un montón de ramas apiladas con hojas y vegetación encima-Tú pediste ayuda y he venido a ayudar-

Hagrid pareció confundido, y miro a madame máxime que también se había parado iluminándola, y se dio cuenta de algo, la sangre de su tenía era mucha para ser de ella.

-Hedwing-explico Harry-Ella llego con una carta con tu letra y escrita con carbón, pidiendo ayuda-

-Bueno si, pero pensé que se la mande a Dumbledore-dijo Hagrid tomándolo del hombro-Tienes que irte-

-Me llego a mí, además de que no sé cómo Hedwing llego a ti-dijo Harry y reviso entre las cosas de Hagrid, nada que pudiera utilizar.- ¿Tienen tiza?-

-Harry, debes…-

-Necesitare su ayuda para curar a Hagrid, no puedo hacer magia con la fuera de Hogwarts, pero no es la única forma de magia-dijo Harry a Madame Máxime, metiéndole a Hagrid un pan que encontró en su mochila de Madame Máxime. Encontró vendas y varias opciones, así como un diminuto trozo de tiza.- Quite las vendas de Hagrid, Límpielas y ayúdeme a mantenerlo tranquilo-

-¿Ayugadas a 'hagi'?-dijo Madame máxime acercándose y recostándolo ya que intentaba pararse, luego comenzando a quitarle las vendas y la túnica a Hagrid-Estos 'gias' no ha 'estago' muy bien-

-Es mi amigo y mi familia, si no lo ayudara sería peor que la escoria-dijo Harry acercándose Hagrid, escribiendo en un trozo de pergamino y miro como Dobby se mantenía quieto- Puedes traerme esto Dobby por favor-

Un segundo después el elfo desapareció. Al ver como estaba Hagrid, su cuerpo no estaba mejor que su rostro, si bien podía saber de la violencia de los Gigantes no esperaba que Hagrid siendo mitad Gigante tuviera un estado tan lamentable.

-Harry, no debes de estar aquí-dijo Hagrid jadeando sin las vendas.

-Pero ya estoy aquí, una curación básica no estaría nada mal-dijo Harry indicándole a Madame Máxime para limpiar su torso, la cual obedeció sin rechistar. Se colocó detrás de Hagrid mirando su amplia espalda casi un lienzo para dibujar y con la tiza, coló runas alrededor de su espalda y hombros.

-Nosotros pedimos una lechuza, jamás pensamos que Hedwing viniera-dijo Hagrid con cansancio -Olympe, convoco una lechuza del castillo, cuando llego Hedwing no podía creerlo, escribí la carta para Dumbledore, le dije a Hedwing que se la entregara y después salió volando-

-Fue atacada, alguien intento interceptar la carta. Hedwing es testaruda peleo con todo lo que tenía, supongo que como no tenía la fuerza suficiente para entregarla a Dumbledore me la entrego a mí-dijo Harry sintiendo que le debía más a Hedwing que nunca. Un Pop se escuchó haciendo eco en la caverna y Dobby llego con todo lo solicitado.

-Y decidiste venir-dijo Hagrid enojado-Eso es un rotundo error Harry, si el ministerio o Dumbledore se entera te expulsaran-

-Ya lo han intentado-dijo Harry tomando la nueva tiza que le traía Dobby y continuando con los brazos y parte delantera de Hagrid- No les funciono-

-¿Cómo?-dijo Hagrid gimiendo de dolor, pues Harry escribía encima de sus costillas -¿De qué hablas Harry?-

Harry conto toda la historia del verano, como había llegado a Privet Drive y como salió de su encarcelamiento gracias al ataque de los dementores incluso su audiencia. Todo mientras colocaba plantas en un mortero y las comenzaba a machar, luego sacaba una de las opciones y dejaba caer un chorro sobre de ellas. Al acabar coloco las plantas encima de una horrible herida del brazo derecho de Hagrid y vendo, repitiendo el proceso con varias heridas más. Luego Indicando que pociones tenía que beber y enseñándole a Madame Máxime como crear el sustractor de plantas y poción para curarse.

-Y aun así has venido-dijo Hagrid mas enojado-De verdad Harry es una completa locura-

-Lo sé, tengo un plan, pero primero cuéntame ¿qué ha pasado?-dijo Harry sentándose a su lado y sonriéndole a pesar de que Hagrid estaba con el entrecejo fruncido. Se alegraba de estar al lado de su amigo. – Dobby podrías limpiar este lugar y traerle algunas camas y cosas para que estén mejor, comida y… todo lo demás, tómalo de mis casas. Madame Máxime toque las runas y diga, "Sanare santerun max"-

Dobby asintió y Madame Máxime toco la espalda de Hagrid con la varita. Gruño y se removió un poco en cuando las runas se iluminaron de verde, luego pasaron a un rojo y luego las letras fueron absorbidas por su piel. Hagrid suspiro después y se vio mucho mejor, incluso movió su brazo de su costado mostrando que ya no tenía las costillas rotas. Sonrió un poco, mientras sus ojos se llenaban en lágrimas.

-Gracias Harry-dijo Hagrid dándole un abrazo.

-"De vegdad Gaacias"- Dijo Madame Máxime con una sonrisa y lanzándose también a abrazarlo, lo cual fue como tener dos aplanadoras de cada lado intentándole sacar el jugo posible a su pequeño cuerpo. Cuando lo dejaron de exprimir, Hagrid se sentó con un mejor semblante.

-Bueno, por donde empiezo-

-Que tal desde el comienzo-dijo Harry tomando la comida que trajo Dobby y pasándosela a Hagrid, que estaba más hambriento que nunca.

-Bien. Ese día que me marche, tome la dirección hacia Francia, ya que Dumbledore me dio la indicación de que podía haber alguien siguiéndome y bueno… tenía razón. Olympe, apareció un día-dijo Hagrid sonriendo y tomando al mano de Madame Máxime. Ella sonrió también y le dio un beso en la mejilla -Me dijo que me acompañaría, y así empezamos el viaje fingiendo que iríamos a su escuela, el ministerio aun nos seguía. Teníamos que ir despacio. Sabes que no estoy autorizado para el uso de magia, así que tardamos un mes en llegar, al poco tiempo nos la arreglamos para perder a tipo del ministerio. Nos arriesgamos un poco usando magia, terminamos llegando rápidamente. Nos encontramos con un troll y tuve una discusión con un vampiro en una taberna de Minsk. Al acércanos a los gigantes tuvimos que dejar de usar magia. En parte porque no le gustan los magos y queríamos que nos consideraran un poco como ellos. Dumbledore nos dijo que lo más probable era que Voldemort ya había enviado a un mensajero para los gigantes. Nos advirtió que tuviéramos cuidado con los mortifagos de la zona.-

Dobby había servido un líquido caliente y dulce, lo cual todos tomaron y agradecieron. Madame Máxime pareció estar en el cielo, su mirada solo veía el líquido y casi juraba que se estaba enamorando.

-Los encontramos rápidamente- Continuo Hagrid también embelesado por el sabor- Los encontramos de noche así que decidimos esperar a la mañana si los sorprendíamos en la oscuridad sería malo… para la salud. No pudimos dormir en primer lugar porque queríamos asegurarnos de que ninguno se despertara y se fueran a otro lugar y por sus ronquidos que no dejaban pegar el ojo. En la mañana bajamos a verlos, le dimos regalos al Gurg, mostrar respeto, ya sabes-Hagrid y Harry tomaron un trago, Madame Máxime ya iba por su segunda taza-Él Gurg suele ser el más grande y el más feo de todos. Su nombre es Karkus. Le calculo unos treinta y dos, o treinta y tres pies de alto (entre 9 y 10 metros) y de peso casi 10 toneladas, supongo. Algunos de los demás gigantes seguramente querían que nos fuéramos. Nos acercamos sosteniendo nuestros regalos en alto y fijar nuestros ojos en el Gurg ignorando a los demás. Cuando llegamos a los pies de Karkus nos inclinamos y depositamos nuestros regalos delante -

-¿Qué tipo de regalos?-pregunto Harry curioso.

-Magia, a los gigantes les gusta la magia, pero les molesta que la utilicen contra de ellos. El primer día le dimos una rama de fuego Gubraitano-

-Fuego eterno-dijo Harry sorprendido-¿Dónde consiguieron esa rama?-

-Dumbledore-dijo Madame Máxime tranquila aunque ahora revisaba los panecillos que traía Dobby.

-Bueno, de cualquier manera al entregarlas les dije "Un regalo de Albus Dumbledore, quien envía sus respetuosos saludos"-dijo Hagrid revolviéndose la barba-Él no hablaba inglés así que trajo a un par de gigantes para traducirlo, les impacto al comprender lo que era realmente. Al día siguiente regresamos con otro obsequio y al día siguiente y al siguiente...bueno entiendes tus galeones sirvieron comprando varios regalos imponentes. De modo que también Karkus pareció estar feliz y contento de recibir regalos. Esos días buscamos esta cueva no tan lejos, tampoco tan cerca y nos mantiene calientes.-

Un trueno retumbo en la cueva y la lluvia comenzó a caer, creando eco en la cueva.

-¿Hablaste con Karkus?-pregunto Harry un poco más alto para suponerse a la lluvia.

-Sí, Nos presentamos ante el con un hermoso casco de batalla, hecho por duendes indestructible, y entonces nos sentamos y comenzamos a hablar-contesto Hagrid-Escuchaba la mayor parte del tiempo, era una buena señal. El había oído de Dumbledore, escuchado que estuvo contra la matanza de los últimos gigantes en Gran Bretaña. Karkus parecía interesado en unirse. Ese día estebábamos esperanzados, casi con los tratos cerrados. Esa noche una guerra entre ellos comenzó, lo vimos desde la entrada de esta cueva. Continuaron por horas, no creerías el ruido que hicieron, era como un campo minado golpes, gritos y sonidos tan desgarradores como truenos. Cuando el sol salió, la nieve era escarlata, y la cabeza de Karkus en el centro del lago.-

-Eso es Malo -dijo Harry entendiendo, seguro que Dumbledore entendía los que se conocía de los Gigantes, pero no las antiguas costumbres de los Gigantes.

-Si-contesto Hagrid con pesar- Hay un nuevo Gurg, Golgomath- dejo salir en nombre con pesar- Intentamos lo mismo, pero los regalos eran escasos. Cuando lo vimos sentado con el casco de Karkus, supe que sería inútil hablar con un tipo como él. Aun así debíamos intentarlos, no supe cuándo ni cómo, termine colgando y sujetado por dos de sus amigos, si no fuera por Olympe que utilizo magia liberándome me hubieran matado-

-¿Cuándo fue eso?-dijo Harry enojado de que alguien se atreviera a ponerle una mano a su amigo.

-Ayer en la mañana-dijo Hagrid cruzándose de brazos.

-Bien-dijo Harry parándose-¿Crees que estén despiertos?-

No hubo necesidad de que contestara, la tierra tembló y casi con un grito gutural entro por la cueva, opacando la lluvia y los truenos.

-Ese es Golgomath-dijo Hagrid mirando el exterior de la cueva.

-quédense aquí, regresare-dijo Harry parándose, una gran mano lo detuvo, debía admitir que Hagrid era muy fuerte.

-No Harry, es un suicidio-dijo Hagrid casi completamente en un grito.

-Tranquilo tengo un plan-dijo Harry intentando liberarse, nada fácil en las manos de un semigigante.

-No. Harry debes irte y déjanos aquí-dijo Hagrid parándose y haciendo una mueca de dolor.

-Madame Máxime cuide de Hagrid y que no se mueva de aquí, Dobby tú me acompañaras-dijo Harry seguro pero Hagrid seguía sin soltarlo.

-"Haggid tiene gazón debes estag loco si bajas ahoga mogigás"-dijo Madame máxime tomándolo con la otra mano-"Avisagemos a Dumbledoge y vendgá por ti"-

-Tengo un plan. En menos de dos horas tendremos a los Gigantes de nuestro lado-dijo Harry nuevamente e intentando zafarse del agarre de Hagrid y Madame Máxime.

-"Gogomath no es cualquieg gigante, no dudaga en acabag contigo"-dijo Madame Máxime casi aterrada.- "Es fegoz y muy fuegte"-

-Lo sé-dijo Harry firmemente-Yo sé lo que debo hacer-

Hagrid no soltaba a Harry y mientras más fuerza hacia más parecía apretarlo.

-Tienes que irte-dijo Hagrid un poco fuerte.

Harry dejo de intentar zafarse, asintió y suspiro. Su amigo soltó su agarre y le regalo una sonrisa, que le regreso un poco triste.

-Lo siento Hagrid, no me dejaron de otra-dijo Harry finalmente con dolor por lo que le haría a su amigo-Dobby petrifícalos-

-¿Que..?-comenzó Hagrid, en cuanto Dobby chasqueo sus dedos ambos se congelaron en sus posiciones.

-Gracias-dijo Harry liberándose de la mano de Hagrid.-Ahora ven con migo-

-¿Seguro amo?, Dobby cree que deberíamos escuchar al señor Hagrid-dijo Dobby estrujándose las orejas y con los ojos temerosos.

-Escucha bien Dobby, si se pone fea la cosa vienes por Hagrid, me llevaras a Hogwarts y vendrás por ellos de regreso-dijo Harry serio-De acuerdo-

-hee-dijo Dobby, con nervios y temblando, se llevó las manos a la boca y mordió la punta de sus dedos, pensó un rato las cosas, al final acepto igual de preocupado.

Harry y Dobby caminaron rápidamente por todo el túnel, con el corazón latiéndole fuertemente e inseguros de lo que encontrarían al salir. En la entrada vio solo montañas, bosque y un rio que se deslizaba por la colina, desbordado por la lluvia. La luna se alzaba sobre sus cabezas y el brillo plateado era fragmentado por las gotas de lluvia que aun caían. Una noche fantástica, fresca, clara, con el aroma a pinos y con el pasto blando bajo los pies.

El ruido aumentaba en cuanto más caminaban podían escuchar más el ruido de los Gigantes, al fin pudo ver las fogatas casi como el tamaño de casas incendiadas con lechos del tamaño de árboles o mejor dicho arboles ardiendo.

Harry saco las opción fortificante de su chaqueta, el frasco se expandió hasta adquirí el tamaño de una botella de medio litro y las bebió, sin detenerse a probar el amargo sabor y que aunque no estaba caliente tampoco estaba fría. Se sintió como si estuviera flotando, no tenía ningún peso, y se sentía tan poderoso y con valentía inesperada camino rápidamente entre los árboles. Al acercarse vio las grandes sobras en un desfiladero, un montón de columnas tan gruesas y tan altas que pocos pensarían que se podrían mover. Rodeando lo más rápido que pudo llego a las orillas del campamento, en donde se encontraban los colosales seres, algo debía admitir, era un lugar muy bueno para acampar, había un lago quieto y casi congelado, arboles tan altos que los ocultaban por completo y era una planicie sin pasto alguno. La imagen deslucía por lo que yacía flotando en el lago.

Una cabeza enorme, azulada y con la lengua de fuera, y traspasando el cráneo un hacha enorme que mantenía sangre y oxido como muestra de la feroz batalla. El antiguo Gurg, Karkus.

-Utgar concédeme la fuerza-susurro Harry y continúo caminando con Dobby a su lado, temblando y dando pequeños chillidos de miedo.

-Tranquilo Dobby, te protegeré-dijo Harry con fuerza, sintiéndose más fuerte que nunca, más despisto que en toda su vida y con una sensación de cosquilleo todo el cuerpo, como si le rogara utilizar todo el poder que se acumulaba en esos momentos.

Era extraño, casi lo podía sentir, oír, oler y ver todo. La sensación de que la naturaleza lo llamaba y de que algo dormido dentro de su cuerpo despertaba, un instinto que permaneció dormido, lo embriagaba de confianza.

Llegaron a los pies un par de Gigantes que se dieron cuenta de su presencia, sin siquiera una pregunta, gruñeron y abalanzaron sus enormes porras, con tal fuerza que el sonido del aire era parecido a un látigo surcando el aire, pero cien veces peor.

-Dobby quieto-grito Harry y avanzo enfrente del elfo.

La primera masa iba directo a él, se agacho un poco y la porra paso sobre su cabeza partiendo el aire y la segunda bajaba desde las alturas para aplastarlos seguramente. Algo lo obligo a mover se y bajo el brazo, cerro el puño y convoco a la fuerza cosquilleaste que se filtraba por su piel, subió el brazo y con un puñetazo golpeo la primera maza. Estaba seguro que si lo intentaba sin la poción y la fuerza Utgar eso rompería su brazo y la mitad de sus huesos. Sin en cambio la porra se elevó y golpeo la que baja, ambas destrozándose por la mitad. Ambos trozos cayeron muy cerca, levantando la tierra y salpicando agua por todos lados.

-¿Amo?-pregunto Dobby temblando y aferrándose a tus jeans.

-Ve tras de los árboles y quédate ahí. Es una Orden-Dijo Harry confiado y acariciándole la cabeza- Todo terminara bien-

Los Gigantes miraban sus porras destrozadas como si no creyeran lo que veían. Dobby corrió agitando los brazos colocándose detrás de un árbol, aun temblando.

-¿Qué hacer aquí?-dijo uno de los gigantes su voz era torpe y parecía distorsionada por un megáfono.

-He venido a ver a Golgomath-dijo Harry firmemente.

-¿Golgomath?-dijo como si lo susurrara, aunque con su tamaño sonó a un medio grito.

-Vengo del Clan Pendragon, Le traigo una oferta o un desafío. Según lo que escoja Golgomath-dijo Harry sacando la otra el frasco vacío y sin tapa, puso la mano encima y un fuego dorado se encendió adentro, cerro el frasco. -Una llama de magia pura, algo que si toma se volverá invencible-

Un gran murmullo como el de miles de trenes silbando y corriendo le siguió. Enseguida se abrió un camino de varios gigantes mostrando a alguien recostado a un lado del lago. Harry se encamino lentamente no savia si lo atacarían, pero guardo la llama en su chaqueta y con mucha cautela vigilaba a los gigantes, eran casi 10 o 15 veces más grandes que él y seguramente muchas veces más ancho. Algo feos si eran, debía de admitirlo, tenían la cara llenas de golpes, moretones, rasguños, el cabello largo y algunos tan enmarañado que daba la impresión de que eran enmaderas, sus ojos eran del tamaño de pelotas de basquetbol, tenían los dientes amarillentos y algunos faltantes, mientras que otros tenían largas barbas y tan mal cuidadas que se veían irregulares. Algunos caras porcinas, otros con caras más alargadas y dándole el tono de ser un poco tontos y solo algunos, como uno que parecía ser más grande que los demás, parecía ser listo.

Estaba a no menos de 10 metros de Golgomath. No supo si estaba sorprendido, impresionado o realmente aterrado ante la presencia de ese gigante. Uno de los más Grandes que los demás y con brazos muy fuertes, en cierta forma le recordaba a Dudley después de la dieta y el boxeo. Ojos porcinos, una nariz chata, barba con restos de comida y sangre, sus dientes casi de un tono negro. Vestido con pieles mal cosidas y un collar de huesos de diferentes creaturas rodeándole el apenas existente cuello, sus ojos eran completamente duros y fríos, una sonrisa diabólica apareció mientras lo veía. Tenía algunos golpes pero nada más, nada comparado con los demás gigantes.

Tenía la mano a una gigante tomada de la garganta, cuando se paró Golgomath le astro por la tierra, mientras la gigante intentaba gritar y golpear, con poco tino, claramente estaba muy mal Herida. Enfureciendo a Harry, un líder no hería a los suyos. Golgomath mostro una mueca de enfado cuando la giganta la dio con una mano en la pierna y la alzo ante la vista de Harry que comenzó a temblar. La tomo con ambas manos de la garganta y haciendo un gesto de fuerza, las movió a lados diferentes. Un Crack sonó tan potente que fue como si se quebrara una rama de un árbol. La giganta callo con la boca abierta, los ojos desorbitados y claramente sin vida.

Rechino los dientes y apretó los puños, Golgomath de verdad lo enojo, si estaba dispuesto a hacer un trato eso se terminó en cuando lo conoció.

Echo una mirada a su lado. Dos gigantes menores, niños de hecho, mirando con los ojos llorosos la cara sucia y con moretones tan grandes como Harry, mientras el Gigante que era del mimo tamaño que Golgomath los protegía de ver esa horrible escena. Quería acabar con Golgomath, aun así debía hacer lo de la forma tradicional.

-Soy Harry Potter, del Clan Pendragon y te traigo un reto para el Gurg de los gigantes-dijo Harry en voz tan alta como pudo sin gritar.

Golgomath dio un paso y la tierra tembló, luego el gigante se paró delante y Harry alzo la cabeza casi viendo al cielo. Hablo en una lengua extraña, Harry entendía las palabras a la perfección, el estudio diligente. Podía escribirlas, entenderlas e igualmente hablarlas. Agradeció a Huffy por ser tan exigente y meterle tantas lenguas en su cabeza de chorlito, como decía Hermione.

-Yo Golgomath, Rey Clan de Gigantes Montañas Norte-dijo con voz sonora y fría.-¿Regalo traes?-

-No he traído ningún regalo-dijo Harry firmemente en la lengua de los Gigantes, esperaba que más fluido de como Hablaba Golgomath-He traído un reto-

-Hablas nuestra lengua-dijo Golgomath mirando con más malicia-Y además no traes regalo... mátenlo-

Un grupo de gigantes le cerró el paso a Harry y este tomo el frasco con la llama dorada.

-Si me matas nunca tendrás la llama para ser invencible-grito Harry al tiempo que un gigante balanceaba un hacha que seguramente partía arboles sin problema.

-Alto-grito Golgomath detrás de todos ellos. Cuando se retiraron, Golgomath se relamía los horribles labios.- ¿Invencible?-

-Oh si, serás invencible-dijo Harry mirándolo sin titubeos, enseguida vio que muchos gigantes funcias el ceño a Harry y otros comenzando a temblar aterrados.-Pero no es un regalo, es un reto-

-No hago retos, tomo cosas cuando quiero-dijo Golgomath acercándose hasta que Harry pudo ver sus pies a centímetros de su cara-Dámela, podrás marcharte entonces-

-Ni loco-dijo Harry dando un salto para atrás a tiempo que un enorme puño salía disparado a su cara. La mano de Golgomath se estrelló en la tierra enterrándola un metro. Se alejó un poco para verle el rostro.

-¿NO?-grito Golgomath furioso-Soy Rey, dame magia, AHORA-

-¿la quieres?, tendrás que tener una pelea con migo-dijo Harry metiendo el frasco en la chaqueta.

-No peleo magia, Peleo puños-dijo Golgomath golpeando el suelo nuevamente y arrimando toda la tierra cubriendo los pies de Harry.

-Lo sé, por eso será una pelea mano a mano. Un reto de Clanes-dijo Harry sacudiéndose la tierra y casi sintiendo que su plan era un Suicidio, no se retractaría a estas alturas-Si yo te derivo, me dejaras escoger al Rey de los Gigantes y tú te iras de este clan para siempre-

-NUNCA-grito Golgomath y enseguida dio un manotazo, rascando el suelo, Harry solo pudo saltar y pasar encima de la mano que barría toda la tierra. Los Gigantes a su alrededor parecían no comprender que pasaba y por la expresión de Golgomath supo que él tampoco lo savia. Y enfurecido, Golpeo al primero que vio que era un gigante de baja estatura, el menor de todos que voló un par de metros gimiendo de dolor.

-Enfréntate a mi o nunca serás invencible-dijo Harry cayendo varios metros en donde el gigante se revolcaba del dolor.

-no-grito Golgomath-NO RETOS-

-ENTONCES SI QUIERES SER INVENCIBLE ACEPTARAS MI TRATO, JURARAS QUE YO ELIJA AL REY DE LOS GIGANTE Y QUE TU SALDRÁS DE ESTE CLAN PARA SIEMPRE-grito Harry furioso, intentando intimidarlo aunque temblaba de pies a cabeza, no savia si de furia o de miedo, aunque de cualquier forma golpearía al desgraciado Gigante.

Golgomath dio unos pasos Harry sintió la tierra vibrar bajo sus pies y sin pensarlo golpeo esta vez al gigante que protegía a los niños, se tambaleo y callo, no gimió pero veía al que era su Rey con tanto odio como todos los demás.

-YO SOY GIGANTE, TU PULGA-GRITO GOLGOMATH-YO FUERTE, TU DÉBIL. NUNCA GANARME- grito Golgomath escupiendo saliva, lo que era decir que un chorro de saliva cayó al suelo provocando un charco.

-Entonces no tienes nada que perder-dijo Harry mostrando una sonrisa tétrica, aun no elegía si estaba aterrado o furioso.

El gigante nuevamente gruño y comenzó a hacer una rabieta, golpeando cosas y pateando algunos gigantes, incluso intentándolo con los niños, que el gigante protegía con su cuerpo. Al ver que no lograría nada con eso, pues Harry no se movía ni un centímetro, camino al lago, enseguida se metió al agua que le llagaba a las rodillas, cuando Harry supuso que a era de verdad profundo.

-Yo mate Karkus, el gigante y débil-dijo Golgomath mostrando la cabeza y alzándola, verla alzada era peor que verla en el algo, el hueso blanco y la carne negra, con tiras de carne cayendo y desprendiendo agua negra, era de verdad un espectáculo del error. –Golgomath Matare en un golpe-

-¿Entonces aceptas el Reto?-Pregunto Harry horrorizado por la cabeza, pero su voz la mantenía neutral-¿Sí o no?-

Golgomath dejo la cabeza en el lado, que se balanceo y quedo de lado ofreciendo medio cuello cercenado. Regreso a la tierra con los pies llenos de algas y otras cosas, mientras el agua escurría dejando un camino bastante mojado.

-ACEPTO, HARRY PORRER (no me equivoque, Golgomath es tonto) MORIRÁ -rugió por todo lados, solo unos cuantos gigantes se veían ansiosos, los demás parecía mas asustados que nunca.

-Primero invencible-dijo Golgomath mostrando una mano que seguramente lo mataría si lo aplastaba.

-No-dijo Harry sacando el frasco y aun sosteniéndola con fuerza y miro a Dobby lanzo el frasco al iré y con un pequeño chasquido de dedos de Dobby desapareció- Si ganas de la daré, promesa del Clan Pendragon -

-Pulga tiene agallas-dijo Golgomath mostrando una sonrisa muy grande.-Bien, mondadientes Porrer para la cena –

-Antes debes Jurar conmigo antes-dijo Harry extendiendo su mano y mirando a Golgomath con fuerza-Si no lo haces jamás apareceré el fuego que te ara invencible -dijo Harry claramente.

Golgomath bajo la mano y regreso a tierra y se sentó, con el entrecejo fruncido los labios apretados y tronándose los nudillos.

-Bien-dijo el gigante después de un minuto de mirarlo fijamente, como si decidiera como lo comería-¿Qué hago?-

-Extiende tu mano y toca mi brazo-dijo Harry sintiendo que era peligroso, podría golpear lo por completo. Golgomath lo hizo y Harry tomo el anular de su mano derecha. Su piel era gris y era más dura que el acero por un segundo Harry se preguntó como derrotaria a Golgomath, luego recordó las horribles escenas que presencio. No podía perder.

-Ahora di esto "yo Golgomath juro que cederé el reinado a quien escoja Harry Potter y que me marchare del clan para siempre"-dijo Harry claramente y en voz alta. Muchos juntaron las manos en un extraño rezo, que bien podría ser para que Golgomath se lo comiera como golosina.

Las palabras de Golgomath fueron algo confusas y no del todo bien dichas, enseguida Harry vio a Dobby, el chasqueo los dedos y en un segundo una magia surgió del se replegó por todo el dedo del gigante y se cerró en un círculo alrededor del dedo de Golgomath. Un nuevo juramento se unió al que Harry tenía con Theo y los chicos.

-Bien ahora-dijo Golgomath moviéndose rápidamente para su estatura y peso-MUERE-

La mano izquierda fue directo a Harry, arrastrado la tierra pero este salto hacia atrás, como si no pasara nada salido volando y cayendo junto al gigante de baja estatura, que seguía gimoteando. La poción de reforzamiento estaba funcionando, no savia cuanto tiempo llevaba desde que se la tomo, pero supuso que tendría algunos minutos más por no decir que tomo medio litro y eso aumentaba el tiempo aun poco más de una hora. Aun así no esperaba que durara mucho la pelea, siendo un gigante su adversario tenía que terminar rápido.

Golgomath se paró miro con una sonrisa a Harry y alzo un pie dirigiéndolo hacia donde estaba, Harry no debía ser golpeado la poción solo lo ayudaría a resistir y ser más fuerte, eso unido a la magia Utgar aumentaba sus posibilidades, si recibía muchos golpes seria su fin. Nuevamente salto a un lado y sin esperar salto tan alto como el gigante gracias a la poción y magia combinadas. Y sin dar tiempo giro su pie su cadera y lanzo su puño a delante, justo a la mandíbula de Golgomath.

La mano de Harry dolía, su golpe más que dañar a su adversario lo daño, se equivocó su piel no parecía de acero, era de titanio. Los ojos de Golgomath no estaban del todo enfocados, lo cual significaba que funciono, no mucho pero sirvió.

-MALDITA PULGA-grito mientras intentaba aplastarlo con la otra mano.

Harry salto a su brazo corriendo rápidamente por toda su largura, Golgomath en un ataque de ira intento comérselo o eso le pareció al ver su boca abrirse y atacarlo. No era agradable oler el aliento de Golgomath y mucho menos ver en interior de su boca. Evadió corriendo más rápido y Golgomath mordió su brazo ya que Harry logro escabullirse en el último segundo.

-AHGGGG-grito Golgomath alzándose y apretando los dientes, enseñándolos pues abría los labios, mientras gruñía.

Harry no espero más y al llegar al otro lado de su cara le digo un golpe en la mandíbula con todas sus fuerzas, le dolió la mano nuevamente, Golgomath gimió.

-Imposible-dijo Golgomath sacudiéndose el brazo, aventando a Harry con el impulso.

Mientras salía despedido Harry vio a Dobby corriendo colina arriba y viendo en su dirección con los ojos lloros. No tenía tiempo en pesar nada, una cosa era estar en un lugar con apoyo para utilizar su fuerza, en el aire era presa fácil. Golgomath lanzo un puñetazo y lo vio a metros de él, no tenía como saltar o evadir. Cruzo sus brazos sobre su pecho y bajo la barbilla mientras apretaba los dientes. Enseguida sintió el golpe, le recordaba cuando Dobby cerró la entrada al andén nueve y tres cuartos, solo que cientos de veces más como si una locomotora le golpeara de lleno. Su mente quedo en blanco por la fuerza puesta por el adversario. Sus pies tocaron tierra y los arrastro metros, hasta que paro con los pies ardiendo y las piernas con un dolor punzante, si no fuera por la poción seguramente hubiera quedado inconsciente o muerto. Levanto la vista Golgomath y los demás no podían creerlo, mantenían la boca abierta y algunos se rascaban el pelo enmarañado. Harry tampoco lo creía, estaba en una zanja de tierra recién escarbada por sus pies y piernas.

-No te contengas ven con todo-dijo Harry poniéndose en posición de combate y sonriendo un poco. Su entrenamiento no era algo que pudiera ser subestimado.

Golgomath comenzó a correr hacia en su dirección, cada paso parecía una explosión bajo tierra. Harry corrió rápidamente y vio el nuevo puño dirigiéndose a una velocidad de vértigo, salto y se preparó para el impacto, no con los brazos cruzados en el pecho, los extendió y en el último segundo tomo el nudillo de Golgomath, al fuerza centrífuga lo obligo a aferrarse con unas y dientes, cuando frenaron vio la sonrisa triunfal de Golgomath.

Pero no estaba derrotado, giro sus manos y todo su cuerpo giro unos 180 grados, para caer sobre la mano de Golgomath, que gruño nuevamente. Abrió las piernas y apunto directo al centro de la mano. Con un movimiento enseñado por Griffin, giro su puño mientras lo bajaba y callo con fuerza. Golgomath soltó un gemido y agito su mano, aunque Harry ya no estaba ahí, salto y ahora iba por los pies. Moviéndose tan rápido como podía, golpeaba los dedos y se retiraba, para regresar y seguir golpeando.

En un descuido de Harry, se movió lento y el brazo de Golgomath nuevamente bajaba en su dirección. Harry tomo toda la fuerza que tenía en sus piernas y se cubrió la cabeza, justo cuando bajaban en dirección de su pequeño cuerpo. Sus puños hicieron que le doliera de los brazos y sintiera como los dientes le chirriaban, se pastaba su mandíbula y sus piernas temblaban, apenas resistiendo el golpe.

Golgomath intento nuevamente golpearlo. Harry se logró agarrar de su brazo moviéndose bruscamente y sintiéndose mareado por el movimiento de subida. Golgomath dirigió una nueva ronda de golpes que Harry apenas soportaba tomado de su brazo hasta que el gigante nuevamente se desesperó y lanzo una segunda mordida a su brazo, el cual soltó el brazo y se movió justo cuando la mandíbula caía en la piel de Golgomath. Debía ser bastante tonto para no darse cuenta que Harry no caería en esa artimaña.

-Maldito-chillo Golgomath con voz aguda algo rara.

Enseguida Harry golpeo nuevamente la mandíbula con fuerza y con todo lo que tenía, el gigante se ladeo casi con aturdimiento, se recompuso. Harry salto a su hombro intentando un nuevo golpe fallando cuando el gigante movió el hombro y lo desequilibro, aventándolo a tierra nuevamente, y como la vez anterior, un puñetazo lo mando por los aires, cruzo un par de árboles antes de estrellarse en uno.

-AAAAAAAAAAAAAHG-Gimió Harry escupiendo sangre y saliva, mientras sentía sus entrañas a punto de explotar, sus oídos zumbaban y su vista apenas enfocaba, sus piernas temblaron de lado a lado y casi caía, abrió la boca y se mordió un labio, enseguida el sabor a sangre y dolor lo despertaron un poco.

Harry quedo incrustado en el árbol aun de pie, su cuerpo no soportaría nuevos golpes y sobre todo la poción terminaría pronto, la magia de Utgar tampoco duraría más. Sudoroso, jadeante, lastimado y aturdido removió la madera para volverse a poner en guardia.

-Eso es todo lo que tienes-rugió Golgomath ensordeciendo a Harry.

Incluso para el mismo se sorprendió al comenzar a sonreír y reír algo frenético. ¿Era todo lo que tenía? No, el poder de Utgar apenas lo dejaba ocupar el 50% de toda su magia, si ocupaba el 100%, sería un asunto muy diferente. Recordó las palabras de Huffy "Por cierto, no utilices el 100% en lo que quieres hacer, podrías romperte", que más daba si se rompía por la magia, Golgomath terminaría matándolo si no lo hacía.

Harry se paró con la piernas un poco abiertas con dificultad veía a Golgomath en medio del camino al lago, el respiro hondo tomo toda la fuerza que podía en cada musculo de su cuerpo, incrementando la potencia por su propia magia. Su cuerpo ardió, cada fibra muscular se tensó y comenzó a doler. El anillo en su cuello quemo, Huffy estaba aterrada, pero no tenía tiempo para hacerle caso. Se impulso con sus piernas cruzando el aire rápidamente como una saeta, mientras gritaba con todas sus fuerzas.

El gigante se dio vuelta y vio a Harry cruzando el aire dio un puñetazo, y Harry con un pequeño impulso de su magia de viento cambio su trayectoria esquivando el puño del Golgomath, siguiendo a un lado en dirección a su cara, junto toda su magia en su puño, era todo o nada en un solo golpe. El impacto fue tan estruendoso que podía compararse con el peor trueno que haya escuchado amplificado mil veces, el aire alrededor de su puño salió expulsado con una velocidad y fuerza que agito los árboles y las cabelleras de los gigantes, algunos tuvieron que protegerse con las manos.

Su brazo hizo "crac" y el ardor de su cuerpo se amplifico, no más magia de Utgar, no más poción de fortalecimiento, todo lo que podía dar estaba en ese último golpe. No enfocaba bien, solo veía la mole que era Golgomath cayendo de espaldas con los ojos en blanco. Buena noticia, un chapuzón en el lago le indico que Golgomath estaba derribado y que de alguna forma lo había logrado. Mala noticia, caía también sin poder detenerse, golpeando el suelo y sintiendo todos sus músculos quemarle, su mente no podía controlar el dolor y gemía apretándose el brazo.

Los gigantes se arremolinaron a su alrededor y pensó que sería su fin, muerto por aplastamiento gigante, sería un bonito epitafio. Claro que muchos lo observaban con sonrisas, y otros con curiosidad. Sintió un dolor en su pierna, un gigante con expresión sombría y los labios apretados, furioso, tenía su pierna apretada entre dos dedos.

-No lo hagas, Trax-dijo el gigante que protegía a los niños.

Trax no le hizo caso, alzo a Harry en el aire y lo soltó, justo a donde Golgomath estaba con la boca abierta y atónito de que hubiera sido derribado. Paso de lado y como una piedra reboto en el agua, agudizando su dolor y obligándolo a intentar aferrarse a algo. Su cuerpo sintió el frio del agua, cada musculo se negaba obedecerlo. Entro al lago como peso muerto, sentía el agua entraba a sus pulmones. Debía intentar algo para salvarse, pero eso lo pondría peor, mejor esperaría, no tardaría de eso estaba seguro. Confiaría su vida a sus amigos. Sintió el fondo del lago y abrió un poco los ojos, la luna no parecía tan hermosa desde esa posición. Cerró los ojos, esperando llegar nuevamente a Hogwarts, tomar una ducha caliente y poder abrazar a Hermione nuevamente.

Unos brazos enormes recorrieron sus cuerpo, el agua recorriendo su cuerpo, su espalda contra la tierra y alguien apretando su torso.

-Por favor…-susurraba alguien con voz gruesa- Por favor… por favor… por favor… no…no… Harry tu no-

Un chillido familiar y pasos enormes a su alrededor. Enseguida sintió aire en sus pulmones mientras tocia y se giraba para sacar un montón de agua por la boca, jadeaba en busca de aire fresco, y de vez en cuando gemía por sus músculos dolorosos. Una mano grande estaba dándole suaves golpecitos en la espalda. Arrodillado a un lado de él estaba Hagrid mojado, su barba estaba pegada a su ropa y el cabello a su frente y con los ojos desorbitados, parecía tenía los ojos llorosos, su boca medio abierta y al verlo sonrió.

-¿Estas bien, Harry?-pregunto con voz apagada.

-Gracias-dijo Harry gimiendo-¿Gane?-

La respuesta fue inmediata Golgomath, rugía de furia y golpeando cosas, mientras los demás gigantes se arremolinaban alrededor de Harry. El estruendo que hacían era casi como un terremoto, sacudiendo el piso y haciendo a Harry sentirse peor. Con la ayuda de Hagrid se paró, literalmente su amigo lo sostenía por completo, no tenía fuerza alguna. A lado tenía a Madame Máxime y Dobby se pegaba al pantalón de Harry casi con impaciencia, quería que soltara un poco le dolía bastante aun así le sonrió para tranquilizarlo.

-No justo-gruño Golgomath que caminaba en su dirección-No ganado, sigue peleando-

El gigante lanzo un puñetazo y Harry intento moverse, era imposible. No fue necesario el gigante que cuidaba a los niños estaba enfrente de Golgomath y paro el golpe con una mano y golpeo con un cabezazo haciéndolo retroceder y un nuevo gigante lo golpeo con el pie tirándolo, enseguida otro con una cadena tan ancha como Hagrid y tan talgo como el mismo monte, lo empezó a atar con fuerza. Golgomath que rugía y gritaba como loco.

-¿Que ha pasado?-dijo Hagrid con verdadera sorpresa.

-Ahora el ya no es el Gurg-dijo Harry mientras jadeaba y un parpado comenzaba a saltarle, veía como dejaban a Golgomath atado y amordazado a un lado del lago-Ha jurado dejar el clan y que el siguiente Gurg yo lo escogeré-

-¿Qué?-dijo Madame máxime casi callándose de la sorpresa si no fuera por otro gigante que la ayudo, el pequeño que tenía un gran moretón y un ojo cerrado e hinchado.

-Veran, hay algunas creaturas con las cuales puedes razonar incluso hacer tratos en beneficio de ambos, pero otras como los gigantes solo seguirán a quien sea fuerte-dijo Harry mirando como un montón de gigantes celebraban y chapoteaban inclinándose a la cabeza de Karkus.

-Harry Potter, Nuevo Gurg-dijo un gigante en ingles torpemente, se veía imponente al igual que joven. Todos los gigantes se arremolinaron, creando un estruendo y se pusieron en fila enfrente de Harry y al siguiente movimiento se encontraban arrodillados y con la mano en el suelo y la mirada abajo.

-¿Nuevo Gurg?-dijo Madame Máxime viendo a Harry.-Ahora eres su jefe-

-¿Qué?-dijo Harry también sorprendido nunca había esperado esa reacción de los gigantes-Yo iba a dar a Hagrid el control sobre el Clan-

-¿Qué?-repitió Hagrid abriendo la boca mucho.

-Bueno es que yo no puedo estar aquí-dijo Harry parándose solo, sentía su dolor en cada musculo, lo podía soportar mientras no fuera algo exigente.-Solo tú y Madame Máxime pueden mantener a los gigantes de nuestro lado-

Los gigantes veían a Harry, algunos con alivio otros con alegría y solo unos pocos sin ninguna expresión, luciendo tontos.

-Mi señor cual será su primera orden-dijo un gigante en su lengua Hagrid y Madame Máxime vieron a Harry el cual también respondió en la lengua de gigantes.

-Ellos son mis amigos y a partir de ahora obedecerán a Hagrid-dijo Harry firmemente y todos los gigantes asintiendo.

-¿Hablas su lengua?-pregunto Hagrid algo confundido.

-Hagrid enviado del Gurg-dijo uno de los gigantes que sabían inglés.

-¿Yo?-dijo Hagrid mirando hacia arriba, extraño en el semigigante.

-Si-dijo Harry sentándose y buscando la otra poción que había en su bolsillo, era de color blanco, la bebió y la mayoría su dolor desapareció.

-No puedo ser yo Harry-dijo Hagrid casi rompiendo en llanto-Fuiste tú el que logro… esto-

-Tal vez, pero es tu pueblo-dijo Harry parándose nuevamente y sonriéndole-Debes dirigirlos. Es tu pueblo evita que pelen y enséñales a no ser agresivos-

Hagrid y los gigantes parecían confundidos, Harry paso las siguiente hora explicándole a los gigantes que debían seguir a Hagrid y que algo pasaba este podría hacer magia para tranquilizarlos mientras que convencía a Hagrid de tener el control de ellos, hasta que al final el acepto.

-Pero solo lo hare porque te has puesto en peligro para conseguirlo-dijo Hagrid bruscamente aunque se veía una sonrisa en sus ojos.

-Bien-dijo Harry sonriendo mientras Hagrid le daba un abrazo algo doloroso por su estado-Se me olvidaba-

Harry llamo a Hagrid y Dobby aparte y donde nadie los viera. Indico a Dobby como hacer el círculo mágico y en un segundo estaban frente a su espléndido dibujo.

-¿Para qué es esto Harry?-pregunto Hagrid mirándolo intrigado.

-Es para esto- Harry desplego la una carta mojada que Dobby seco. Se aclaró la garganta.

"Estimado Señor Rubeus Hagrid, guardián de secretos y llaves de Hogwarts, profesor de Cuidado de creaturas mágicas:

Hemos recibido la petición del banco Gringotts y de un asociado mayoritario del profeta, que usted reciba la autorización correspondiente al uso de varita y utilización de magia. Entenderá que la petición ha sido procesada y analizada por los Aurores y autoridades del Ministerio.

La gravedad de esta infracción de su acusación, le prohíbe tener e utilizar magia en cualquier momento. La muerte de la cual se le acusa es un delito grave, la cual dio su explosión de la escuela de magia y hechicería Hogwarts. Los representantes del ministerio han hecho una exhaustiva investigación y las pruebas presentadas por la señorita Tamara HallWhite no dejan duda alguna.

Su petición de uso de varita ha sido aceptada.

Los cargos que le fueron impuestos han sido revocados y a partir de ahora el uso de magia queda completamente a su disposición. Se le suplica que pase al departamento de reclamaciones a recibir su indemnización por faltas a la ley y se le informa que quedara reinstaurado en el mundo mágico como Mago, a pesar de ser mitad gigante. Se le pide una disculpa por lo que se pudo provocar a su reputación. Pase a comprar una nueva varita en cuanto pueda.

Espero que este bien

Sinceramente

Madame Amelia Bones

Departamento de aplicación de ley mágica.

Ministerio de magia"

Levanto la vista de la carta y Hagrid tenía la boca muy abierta, los ojos llorosos y después de unos segundos se abalanzó contra Harry abrazándolo.

-Gracias, gracias, muchas gracias Harry-dijo Hagrid con llanto en los ojos y la voz cortada.

-Yo no tuve nada que ver-dijo Harry algo avergonzado y adolorido.

-No mientas, siempre ayudas a los demás y siempre eres tan bueno. Todos debemos agradecerte muchas cosas-dijo Hagrid soltándolo y acariciándole el cabello.

Si no fuera porque estaba oscuro, se vería sus lágrimas saliendo y que dentro de él, esperaba que esas palabras salieran de Sirius y no de Hagrid, quería a su amigo, pero Sirius era su padrino, casi un padre para él, porque no podría entender lo que hacía.

-De todas formas, esto es para que tengas una varita-dijo Harry apartándose y discretamente limpiándose los ojos. Saco las piezas de la varita y las coloco en el centro.

-¿Sabes hacer una varita?-pregunto Hagrid nuevamente abriendo la boca.

-Hay mucho que contar Hagrid, ha pasado tanto desde la última vez que te vi-dijo Harry colocando esta vez escamas de dragón en 4 círculos y en la otras pelo de gigante.

-Espera, esos pedazos… ¿son mi vieja varita?-Pregunto Hagrid al verlos bien.

-Sí, no mereces una nueva varita, mereces tu vieja varita pero con el toque Pendragon-dijo Harry sonriendo y acercándose con un cuchillo que le paso Dobby- Solo falta tu sangre-

Hagrid lo miro intrigado y después se acercó. Harry le pincho un dedo sacando una gota de sangre y con cuidado la dejo justo en la inscripción en el centro. Se alejó y espero que funcionara, sería la primera varita que funcionaria a solo una persona, la primera que se repararía en ese estado y también la primera que tendría dos núcleos. Coloco las manos en la incepciones y dijo el conjuro. Una ola de calor invadió todo el lugar, tierra y fuego surgieron de la nada, la varita comenzó a juntarse como si un rompecabezas se tratara, la madera se fusionó con el hueso y las escamas se entrelazaron al pelo dejando un núcleo nuevo y brillante. La poca magia de Harry se agotaba y esperaba no fallar. El fuego y tierra se arremolinaban alrededor de la varita y nuevamente lo vio Harry esa creatura parecida a un dragón con las de pájaro que flotaba se acercó a la sangre oliéndola y con una lamida la introdujo en su ser, se acercó a la varita y se fusionó junto con el núcleo. La varita brillo de color rojo y dorado, mientras flotaba.

-Tómala Hagrid-dijo Harry jadeante y sudoroso.

No tuvo que decirlo dos veces se acercó y la tomo, de la punta salieron chispas rojas y un viento caliente. Harry callo de sentón tomando el aire frio de la noche en sus pulmones.

-Roble, 51 Centímetro. Bastante Flexible, Pelo de gigante y escamas de dragón. Con un diseño de garra y ojo de dragón. Primera varita de doble núcleo, reparada a la perfección y leal a un único portador-dijo Harry mirando como Hagrid se deleitaba mirando su varita.- Siento si no es lo mismo, pero es lo único que podía hacer-

-Es perfecta-dejo salir Hagrid mientras sonreía y casi parecía dispuesto a saltar- Y aun así dices que no te debemos nada-

-No me debes nada-dijo Harry parándose y acercándose- Me salvaste, de las ruinas de mi casa, de los Dursley en aquella isla, creíste en mí incluso cuando todo estaba en mi contra y viniste con los gigantes solo porque te lo pedí ¿verdad?. Te debo más de lo que crees Hagrid, esta es mi forma de decirte. Gracias –

Hagrid lo apretó nuevamente y susurro.

-Eres muy especial Harry, te quiero tanto-dijo Hagrid y sintió como una gruesa gota caía en su cabeza, Hagrid lloraba y él se dejó llevar también dejando salir sus lágrimas.

Dobby que observaba desde hacía rato, salto y se aferró a los brazos de ambos uniéndose en el abrazo. Ninguno dijo nada hasta que se separaron.

-Ahora tengo que regresar a Hogwarts muchos se darán cuenta si no regreso ya-dijo Harry limpiándose el rostro.- Recuerda puedes hacer magia, solo necesitas la carta y… bueno yo que tú le diría a Madame Máxime que me enseñe lo básico nuevamente… lo aria yo con gusto pero…-

-Ya tienes que irte-

El sol empezaba a salir y si Harry se apuraba apenas llegaría a su cuarto antes de que alguien se despertara. Dobby le tomo la mano.

-Por cierto, quisiera que mantuvieras en secreto que he venido a ayudarte con los gigantes-dijo Harry mientras veía que los gigantes se veían cansados y algunos se acostaban.-Dumbledore no sabe y no quiero que se entere, muy pronto sabrás el porqué, aunque si le dices… no te guardare ningún rencor-

Hagrid lo pensó un buen rato hasta que asintieron.

-Y tranquilo convenceré a Olympe de que también lo guarde. Espero verte pronto-dijo Hagrid y enseguida sonrió.

-Por cierto ese gigante se ve que es bueno, dale parte de la autoridad-dijo Harry mirando que el gigante bostezaba y se acostaba tenía unos cuantos golpes pero parecía completamente bien.

-Sí, Harry-dijo Hagrid mirándolo algo en su rostro parecía estar en paz.

-Bueno adiós-dijo Harry y Dobby desapareció. El lago, Hagrid y Madame Máxime desapareció y se encontró en su habitación en la sala de menesteres.

-Gracias Dobby-dijo Harry sintiendo algo de ansias por irse a la torre de Gryffindor y ver a sus amigos, ver a Hermione.

-Dobby cree que el amo ha sido temerario y muy cabeza hueca-dijo Dobby saltando a su pecho y apretándolo con fuerza-pero me alegra que esté vivo-

-Yo también Dobby-dijo Harry sonriendo y acordándose de su otra cosa-Por cierto ¿Cómo va Barty?-

Dobby soltó a Harry se puso serio.

-Se las arregla solo -dijo Dobby con voz queda.- Anqué Dobby ha tenido que pasarle comida para que no muera-

-No importa-dijo Harry sonriéndole y acariciando su cabeza-Solo ve con cuidado con el-

-Si-dijo el elfo saltando y sonriendo.

-Ahora regresa, has estado mucho tiempo afuera-dijo Harry seguro y el elfo desapareció con un pop. Harry cerró el paso a Dobby y se cambió, dejando el uniforme Pendragon sucio y desgarrado en algunos lugares, se colocó sus cosas y se encamino rápidamente a la torre de Gryffindor. Cuando regreso al cuadro de la señora gorda esta estaba dormido, aprovecho ordenando al castillo abrir la puerta y entro sin que ella se diera cuanta. La sala común estaba vacía, subió a su cuarto quito los hechizos a su cama se cambió con cuidado ocultando su uniforme de Pendragon en su baúl, tomo a Marlow que aun seguía dormido y volvió a bajar, Se recostó en el sillón y cerró los ojos.

-Harry-dijo la voz de Hermione.- ¿Otra vez dormido en la sala común?-

Harry abrió los ojos con pesadez. Y vio a Hermione sentada a un lado vestida con su uniforme y claramente preocupada.

-No pude dormir toda la noche-dijo Harry sintiéndose peor que nunca por mentirle, después de una noche aterradora, agotadora y donde obtuvo un avance en pararle los pies a Voldemort-Creí que dormí aquí me ayudaría-

-y ¿Lo lograste?-dijo Hermione más tranquila.

-No-Dijo Harry parándose arriba se empezaba a escuchar como todos comenzaban a despertar incluso Marlow se removió en su pecho-¿Qué te dijo Dumbledore?-

Hermione respiro con pesadez.

-Pues reunirá a la orden y vera si ya Bill consigue algo con los duendes y también si Hagrid ya ha conseguido a los gigantes, pero fuera de eso no nos dijo nada mas-dijo Hermione casi con tono lúgubre.

-No te preocupes-dijo Harry sonriendo-Estoy seguro que todo saldrá bien-

Si supiera que eso estaba ya echo y por su mano, seguramente le regañaría, lo besaría y le dejaría de hablar un rato por ponerse en peligro. Aun así se dirigieron a desayunar. Harry sintió un temblor en la mano y la miro, no era un movimiento voluntario y era extraño. Luego se llevó una mano a la boca y tocio, la miro y comenzó a sudar frio.

-¿Estas enfermo?-pregunto Hermione rápidamente.

-No-contesto Harry cerrando la mano y sonriéndole- Creo que es por dormir aquí, el polvo o el frio-

Hermione se dio la vuelta abriendo el retrato de la señora gorda. Harry abrió la mano descubriendo un mancha de sangre, pero su sangre se veía diferente, no roja si no un poco amoratada.