Tercera y ultima parte de mi Fic. Así es caoticos y caoticas (¿SIGUE SONANDO RARO?), aquí estamos, en los últimos 20 o 30 capítulos para terminar. Digo que esta vez comenzaremos con algo tranquilo y que nos dejemos llevar por el comienzo de este fascinante sexto curso y el ultimo. El séptimo no lo haré por que técnicamente terminaremos todo en este... así que empezamos con esto.

Debería comenzar a decir que lo lean, lo disfruten y comenten... pero soy yo y mejor diré... Espero de verdad que mis mussas no me abandonen en esta etapa tan delicada para escribir...jeje.

Y como he dicho...COMENCEMOS.


Todos los derechos de los personajes son de J. K. Rowling.


Capitulo 57.- Ladridos y seseos en la Cripta.

A varios kilómetros del centro de Londres, la neblina fría se esparcía como una manta cubriendo todo e impidiendo que vieran muy lejos, tan solo un metro adelante se veía como una cortina de vapor gruesa que limitaba su vista. Por todo el lugar se observaban gruesos tronco de arboles elevándose por lo menos unos cuatro o cinco metros encima del suelo, un sendero limpio y con tierra negra creaba un camino por el cual un grupo de personas podían caminar juntas sin problema alguno. Y a cada lado del camino, cada cierto tramo se veían lapidas de todas formas: cuadradas, redondas, con pliegues, en punta circular, medio completas, viejas, nuevas y algunas con grabados muy grandes.

Al final del camino se veía una construcción mas grande, la entrada a una cripta antigua e imponente. Lucia cubierta de enredadera, también de moho y con algunos daños en la estructura. Era una construcción pentagonal, en cada vértice y a la altura del techo se veían gárgolas bastantes feas; una especie de híbrido entre alas de búho, patas de águila y rostro de una criatura pequeña que tenia alas de murciélago y nariz porcina. En medio de ellos una estatua mucho mayor, un perro enorme que tenia la lengua de fuera y las orejas paradas, simulando unos cuernos.

No se oía ningún ruido excepto el susurro de las ramas al moverse con el aire, y no se veía otra señal de vida que la de un escuálido cuervo que había bajado sigilosamente hasta el borde de un basurero para buscar algo de comer, tomo un envoltorio medio abierto y plateado para darle repetidas veces con su largo y negro pico.

De pronto, con un débil "¡Pop!", y aparecieron sombras, dos figuras bien encapuchadas, una delgada y otra un poco mas alta.

El cuervo grazno, aleteo con fuerza y soltó el envoltorio ante la inesperada aparición de las oscuras figuras. Miraron a los lados y sobre sus hombros, como si revisara que nadie mas estuviera junto a ellos o los siguieran, y luego echaron a andar con pasos acelerados y totalmente silenciosos, las capas que traían barrían el camino, aunque ninguno de los encapuchados se paro a evitar que se mancharan de barro.

De un momento a otro ambos pararon, ya que el cuervo grazno furioso por perder algo que el quería y amenazando a los recién llegados. Uno de los encapuchados alzo la mano con una madera alargada de casi 20 centímetros y la agito hacia el cuervo intentando que se alejara con una ráfaga de aire que lo golpeo.

-¡Largo!-dijo la voz fría de un hombre.

Un muy alterado cuervo grazno de nuevo, alzo el vuelo y se perdió en la altitud de los arboles colocándose en una rama como una masa negra y con brillos azules observándolos atentamente. El hombre movió la mano y estaba recitando algunas palabras cuando su acompañante le detuvo el brazo.

-Solo es un cuervo-dijo una mujer intentando sonar conciliadora.

-Quieres estar segura o ¿Te arriesgaras?- pregunto el hombre arrastrando palabras y aun mirando al cuervo

-Has lo que quieras. El ya debió de haber llegado, nosotros estamos retrasados y según recuerdo te gusta la puntualidad-dijo la mujer soltándolo y caminando sin el, directo a la cripta.

Una luz roja salio disparada de la punta, golpeo al cuervo y este cayo directo al suelo, en el ultimo instante quedo flotando a centímetros del suelo, para luego descender al suelo con suavidad. El hombre continuo caminando intentando alcanzar a la mujer que ya llevaba un buen tramo avanzado, y parecía no disminuir el paso.

-¿Estas segura que no te siguieron?-pregunto el hombre con determinación.

-Deje a bella en la Mansión y viaje otros viente lugares antes de ir a tu casa- dijo la mujer apretando mas el paso.

No tardaron en llegar a la entrada de la cripta. Una puerta de estilo gótico con un dibujo en puerta; un escudo de armas con una calavera en lo alto, en medio una mano armada con una pequeña espada y al final tres cuervos. Debajo del todo con un listón de color negro y letras blancas estaba escrito el nombre de a quien pertenecía la cripta.

"Noble y Ancestral casa de los Black"

-¿Estas segura de esto?-pregunto el hombre tomando el hombro de la mujer antes de que alzara y tocara la puerta- ¿Narcisa?-

La mujer se sacudió su hombro con violencia.

-¡Márchate, Severus!-medio grito Narcisa sin mirar a su acompañante.

-¡Tienes que escucharme!- respondió el hombre ignorando el tono de lla

-YA TE HE ESCUCHADO. HE TOMADO MI DECISIÓN, ¡DEJAME EN PAZ!-Grito a todo pulmón Narcisa e incluso Severus Snape dio un paso hacia atrás.

-Mi única pregunta es ¿Por que él?-dijo Snape casi escupiendo saliva.- Ahí otro cientos de magos que estarían ...-

-El no se negara a ayudarme-contesto Narcisa alzando la mano y tocando con la varita el cristal mas oscuro en aquella puerta.

-Es un idiota. -mascullo Snape por lo bajo.

-Esperemos que sea cierto, por que que solo un idiota me ayudaría en estos momentos-dijo Narcisa pálida.

La calavera en el escudo de armas abrió la boca, los ojos le brillaron y una voz estridente dijo.

- Muestra tu casta-

Narcisa toco la punta de su varita con el dedo indice, brillo de color amarillo y en la punta de su dedo apareció una gota roja que brotaba de una herida pequeña y circular. Con el dedo toco la calavera pintada, se tiño de rojo inmediatamente, la sangre fue absorbida por la boca de la calavera que cerro los dientes y pareció sonreír con malicia.

-Entra criá y legado de los Black-

La puerta se desvaneció, era como si nunca antes existiera y como si su existencia fuera acto de la imaginación de ambos encapuchados. La oscuridad adentro era hipnótica, con sumo cuidado entraron, con las capas ondeando en el polvoriento piso y las varitas levantadas. La luz se filtro en la cripta, mostrando un espacio circular vacuo y en medio una gran escalera de caracol que bajaba a un nivel mas obscuro.

-No deberíamos hacerlo, Narcisa, no puedes confiar en él -le dijo Snape aun gruñendo.

-No tengo opción. Lucius esta en San Mungo y el El Señor Tenebroso … entiende es mi ultima opción-dijo Narcisa dando dos pasos que hicieron eco.- No confió en nadie de ellos..-

-¿Ultima opción?-pregunto Snape alzando una ceja y siguiéndola de cerca.

-De evitar que Draco siga ese cruel y fatídico camino- contesto Narcisa ya comenzando a bajar.

-Ya te lo he dicho y jurado, yo ayudare a Draco -dijo Snape bajando junto a Narcisa.- ¿Por que hacer todo esto?-

Narcisa se freno en mitad de la escalera, lo miro de reojo

-Por que es mi hijo y no quiero verlo caer- dijo Narcisa chirriando los dientes y continuo bajando, sin decir nada mas.

-Solo espero que no te equivoques-dijo Snape arrastrando las palabras y gruñendo un poco.-Es traición al señor tenebroso, a los mortifagos e incluso a tu… propia Hermana-

-Lo se- contesto aun bajando y a cada paso que daba el eco producido aumentaba.- Pero por mi hijo, traicionaría incluso a dios-

-Que exagerado-comento Snape rodando los ojos.- Supongo que podemos darnos el lujo de por lo menos ver y escuchar que nos dirá ese...-

No termino por que una telaraña se le pego a la cara y casi se la traga, continuaron bajando por lo que parecieron cuatro o cinco pisos y al final comenzaron a ver antorchas, encendidas y que iluminaban mas que sus varitas juntas. Terminaron en un pasillo que de seguro llevaba a otra sala. El polvo, telarañas y otras cosas bastante raras parecían quitarse del camino a la otra habitación. Como si alguien ya hubiera pasado por ahí. La otra sala era circular con un techo cónico, y por alguna razón parecía el cielo nocturno en una noche completamente oscura y con estrellas mas brillantes que nunca. Lo escalofriante del lugar era que en medio de la sala estaba un ataúd de piedra, callado con una tapa de zafiro negro y que contenía los restos del primer Black en Londres… o eso es lo que contaban las leyendas que le contaron a Narcisa. A través de ella se observaba un esqueleto con ropa antigua y elegante y con un cráneo bastante blanco mostrando toda su dentadura, en una sonrisa mortal.

Legaron al pie de la escalera, esperando que algo pasara, solo que era muy difícil con la oscuridad que emanaba de cada tramo y aquel ataúd no ayudaba en nada. Pasaron unos segundos en que nada sucedió e incluso pensaron que llegaron antes. Y de la oscuridad surgieron unos enormes ojos grises, aparecieron en la orilla oscura y sin previo aviso haciéndolos saltar, un gruñido muy parecido al de un perro y cuando aquel animal se levanto sobre sus patas vieron que no era un perro cualquiera, casi parecía un Grim.

El perro se acerco a la luz que emanaban de sus varitas, demostrando su pelaje negro y recortado, unos caninos largos y filosos y la mirada de advertencia que daba cualquier bestia al entrar en su territorio.

Narcisa se quitó la capucha. Tenía el cutis tan pálido que el rostro parecía brillar en la oscuridad; el largo y rubio cabello que le caía por la espalda le daba aspecto de ahogada. Al contrario que todo su semblante sus ojos se mostraban rojos, aunque tan firmes que no cualquiera le sostendría la mirada.

-Sirius- Saludo Narcisa, y intento inclinarse con educación, solo que Sirius gruño mucho mas y el eco resonó mas atemorizarte de lo que aguantaban en un lugar tan tétrico.

-¡Dejate de teatros!- gruño Snape bajándose la capucha también, demostrando su largo cabello y sus ojos negros, los cuales eran fríos.

El perro ladro lastimando los oídos de ambos, pero cambio a una forma mas humanoide, su pelaje se convirtió en ropa y parte se le quedo en la cabeza mostrando que estaba amarrada en una coleta, sus colmillos en dientes y los ojos grises cambiaron de tamaño. Sirius vestía con un traje negro y una camisa blanca, solo que no llevaba corbata y la camisa estaba abierta hasta su pecho.

-Tiempo sin vernos Cissy.-dijo Sirius con las manos en los bolsillos, mientras mostraba una expresión dura.

-Es bueno ver que te va mejor, primo-dijo Narcisa haciendo una pequeña sonrisa- Tu cabello sigue tan largo como recuerdo-

- Si. Me gusta así- Sirius giro su mirada a Snape- ¿Cómo te va Quejicus?-

-En este momento, me siento repugnado-dijo Snape con expresión de desagrado.- ¡Es una des agradable sorpresa verte!-

-Sabias a lo que venias ¿No?-dijo Sirius pasando de largo la tumba y llegando a Narcisa que lo veía con algo de esperanza en los ojos.-¿De que querías hablar con tanta urgencia?-

Narcisa dio un par de pasos en su dirección, Sirius saco su mano de sus bolsillo con la varita lista, no fue necesario, los brazos de ella rodearon su cuerpo y lo abrazaron. Ambos hombres quedaron atónitos.

-Siento mucho lo que paso con tu ahijado-susurro Narcisa en su oído.

-Tendría que decir lo mismo de tu esposo… aunque debo admitir que creo que se lo merecía- dijo Sirius cohibido por sentir el abrazo de su prima.

Y Narcisa lo veía como hacia muchos años. Hacia años que no lo veía, de niños era unidos, después las familias se separaron y se consideraron extraños. Hasta ahora que veía sus ojos grises y recordó su infancia, las visitas familiares, las largas horas jugando quidditch e incluso haciendo travesuras a sus hermanos con la ayuda de Andromeda. Lo cual molestaba mucho a Regulás y Bellatrix.

-Repito mi pregunta. ¿De que quieres hablar conmigo con tanta urgencia?- repitió Sirius aferrando su varita- Y debo advertirle a ambos que no vengo solo-

Snape dejo salir una carcajada.

-Mentira- dijo Snape mientras se quitaba el polvo del hombro- Has venido solo-

-Creo que tendremos que averiguarlo-dijo Sirius mostrando todos sus dientes.

Se vieron; con lentitud levantaron las varitas, retándose con la mirada e intentando parecer lo mas amenazante posible.

-Basta Severus -dijo Narcisa cruzándose entre ambos.- Sirius por favor, necesito tu ayuda. Haré lo que sea, pero… necesito a la familia ahora-

-¿Familia?-pregunto Sirius desplazándose a un lado. Y como si no hubiera un cadáver en aquel ataúd, solo se sentó encima dejando que las piernas colgaran un poco.-Por eso me citaste en la cripta del original Black, para acudir a mi sentido de pertenencia e incitarme a ayudarte.-Giro la vista a la calavera y grito-¡Oíste vejete! Me necesita, como cuando yo necesitaba de mi familia, cuando me fui de casa y acudí a la mis parientes. ¿Que me dijeron en ese entonces?... -

Narcisa bajo la cabeza y apretó su túnica. Esa fue de las peores cosas que hizo y de las cuales aun en día se arrepentía.

-… a si. Ya no pertenezco a la familia. Estoy solo, por ser un traidor- termino Sirius con una leve risa.- Lo mejor que los Black hicieron en mi vida, ya que conseguí una familia de verdad. Los Potter-

-NO ES POR MI. ES POR DRACO -Grito Narcisa con lagrimas en los ojos.

El silencio en una cripta oscura y con un cadáver sonriente, no era lo mas cómodo del mundo.

-Te dije que no ayudaría… que...- comenzó Snape con veneno en sus ojos.

-¿Que le sucede a Draco?-pregunto Sirius serio.- ¿Por que vienes tan desesperada a mi?-

-No lo encuentro-termino Narcisa empezando a hiperventilar- Después de ir a San Mungo y que viera el estado de Lucius… el… simplemente fue directo al señor oscuro y… desde entonces no lo veo. Lo he buscado e incluso le pedí, casi suplique al señor oscuro que me dijera si tenia alguna misión. Solo sonrió y asintió. Le he suplicado que me permita verlo pero…-

-¿Quieres que lo busque?-pregunto Sirius cruzándose de brazos.

-Quiero que si va a Hogwarts al finalizar las vacaciones intentes que pase a su lado-dijo Narcisa con firmeza.- No quiero que sea un Mortifago-

-Imposible- dijo Sirius mirando como a Narcisa le temblaban las piernas-No es que me niegue. Simplemente es todo un dilema, debes saber que Draco ya tiene rencor y odio hacia Dumbledore, Hogwarts y Pendragon, por lo sucedido a Lucius y sobre todo… no tenemos idea si el quiera dimitir de su lado-

-Pero… ahí algo… tiene que haber algo que puedas hacer. Sirius, eres cabeza de la familia Black, tienes el poder y...-

-Lo soy. Pero una cosa es tener el poder de cambiar el estatus de tu sangre y concederte poder en la familia, a hacer que alguien recapacite de sus pensamientos y acciones. Si Draco quiere ayuda… se la daré, si intenta contactar conmigo atenderé su llamado. De otra forma estoy atado de pies y manos. No puedo prometerte cosas que están fuera de mi alcance-corto Sirius.

-Un completo inútil -dijo Snape en un susurro.

-Cuéntame Quejicus ¿Por que tu no lo has intentado?-pregunto Sirius con sorna, mientras su mirada cambiaba a una de enojo- Vienes a mi después de todo lo que ha sucedido en verano. ¿Ya has matado a mas muggles? Quien del ministerio sigue ¿Mafalda, Dalwlis o Rochorn?-

-No me hables de esa forma, Black- gruño Snape mostrando una expresión dura.

-Ustedes dos-dijo Narcisa limpiándose las lagrimas de los ojos- Son unos idiotas. Estamos hablando de un niño que esta en problemas y que puede estar a punto de cometer el acto mas atroz de su vida y se ponen a pelear como un par de niños pequeños-

-De todas formas sigo preguntándome ¿Por que no le intentaste ayudar?-continuo Sirius levantándose del ataud.

-Podría, si estuviera en Hogwarts. Me es imposible atender al señor oscuro y encargarme de Draco- acorto Snape con su voz en enojo- y ¿Tu que has echo de utilidad Sirius?-

-Cazando a un par de tus amigos- contesto Sirius girando la cabeza a un lado como si escuchara algo.-Ademas he intentado enmendar algunos errores que cometí el año pasado-

-A si, la sabelotodo y la arrimada de la familia Potter- dijo Snape con una sonrisa despectiva.

-Hermione y Sofí- dijo Sirius lanzando le miradas aun mas molestas- Vuelve a decir otra cosa y la tumba antigua de la familia terminara con otro cuerpo en este ataúd, solo que ese cuerpo no llevara la sangre Black-

-Intentalo- dijo Snape dando varios pasos a enfrente.

-¡Severus!-dijo Narcisa molesta- Te pedí que me acompañaras, por que se que tienes conexiones con la orden y que técnicamente eres un doble espiá...-

-¿Cómo?-pregunto Sirius sorprendido.

-Tantas cosas por ejemplo, No estabas cuando cayó el Señor Tenebroso, nunca buscaste a otro Mortifago después de su desaparición, Que te hicieras la mano derecha de Dumbledore, que evitaras que la piedra filosofal cayera en manos del señor tenebroso, no regresaste de inmediato cuando renació, no luchaste a lado de todos ellos por la profecía. Y sobre todo por que ha protegido a Harry Potter desde que Lilian falleció -medio grito Narcisa tal vez harta de las peleas de ambos o histérica por perder la ultima opción para salvar a Draco- Lo se por que… he querido dejar de seguir al señor tenebroso desde la primera guerra. Pero Lucius… el...me obligo-

-¿Te obligo?- termino Snape mirándola con sorpresa.-¿Por que nunca me dijiste?-

-O si intente decírtelo. Pero ya no era una Black, soy una Malfoy, cuando le dijera a Lucius mis intenciones me dejaría en la calle, me mataría o peor me alejaría de Draco, lo convertiría a su imagen y semejanza. Un idiota seguidor de el señor tenebroso.-

Sirius permaneció callado mirándola.

-Y ahora… Lucius enfermo, no se nada de Draco y… estoy sola. Es… es… no puedo mas- Narcisa callo al suelo de rodillas cubriéndose la cara y llorando a lagrima viva.

-Dime, Narcisa, ¿Qué es lo que deseas mas, librarte de Voldemort o que ayude a Draco?-pregunto Sirius viendo como Narcisa saltaba del miedo al escuchar el nombre.

Ella lo miró con abatimiento.

-Draco. Ayuda a Draco, por favor- suplico ya arrodillada.

Sirius se rasco detrás de la oreja agobiado y confuso, luego dejo soltar un suspiro largo.

-Maldita sea- dijo mientras golpeaba el cristal de la tumba que hizo un sonido extraño.- Hace tan solo un año atrás, dejaría que Voldemort hiciera de tu hijo lo que quisiera, también te dejaría sola y vería complacido como sufren.-

Narcisa parecía a punto de sufrir un colapso sentimental y mental.

-Pero mi cachorro… el … me pregunto ¿Que hubiera echo?- dijo Sirius mirando el carneo que descansaba en el fondo del cristal- Supongo que vería si tus intenciones son buenas, luego te protegería e intentaría ayudar a Draco. Siempre haciéndose el camino mas difícil y ayudando a todo quien se lo pidiera y aun si no lo pidiera-

Snape gruño cruzándose de bazos y girando la mirada.

-Si ayudo a Draco necesito que hagas un par de cosas- dijo Sirius levantando la mirada y viendo como ella seguía en el suelo.

-Lo que sea- dijo Narcisa aliviada, y aun llorando.

-Vendrás conmigo, te esconderemos y dejaras que busque a Draco, si lo encuentro antes de que comience la escuela lo llevare contigo y tu misma lo convencerás de dejar Voldemort. De otra forma sera imposible. Una vez que comience el curso en Hogwarts no podemos entrar por el aumento de la seguridad y Draco no poda salir.- dijo Sirius acercándose, tendiéndole la mano para levantarla, ella acepto levantándose lentamente.

-Eso es todo lo que pido- dijo Narcisa con alivio.- Solo que lo intentes, que lo busques e intentes hacerlo recapacitar-

-Una ultima petición- dijo Sirius intentando evitar mirar a Snape que chirriaba los dientes.

-Cualquiera- dijo Narcisa asintiendo e intentando contener las lagrimas que estaban llenando sus ojos.

-Te divorciaras de Lucius, haré que recuperes el apellido Black- dijo Sirius mirándola a los ojos enrojecidos-Por mi protección, si pierdes el apellido y obtienes el anterior, todos sabrán que han dejado de estar de lado de Voldemort y por ende no podrás traicionarme-

-Eso es una completa locura, al enterarse la mandaran a cazar como bestia, la encontraran y en cuanto la tenga entre sus manos la matara. Piensa un poco Black, el que deje a Lucius y regrese a la tu familia sera una sentencia de muerte- dijo Snape acercándose con una cara furiosa- Ella no lo hará-

-¡La protegeré, estará escondida y me asegurare de que no la encuentren, pero solo buscare a Draco e intentare hablar con el si y solo si hace eso!- respondió Sirius casi gritándole a Snape- No solo estaré en peligro yo, todos quien la vean o estén cerca de ella estarán en peligro. No estoy dispuesto a que sea una trampa, si hago esto me asegurare que ella no me traicione y que acabe muerto alguien que conosco-

-Callate. Narcisa deja a este loco, buscaremos otra forma...-

-Ya lo he intentado todo.- dijo Narcisa saliendo de su impresión por pensar en dejar el apellido Malfoy y regresar a ser Black.- Bien... acepto-

-Juralo- dijo Sirius estirando su mano- No solo acepto palabras bonitas-

-No- dijo Snape intentando interponerse entre los dos- ¡De verdad todo esto es una locura! Si crees que permitiré...-

-Decide rápido Cissy, tengo cosas mas importantes que esperarte. Yo también estoy buscando a alguien, y por eso estoy aceptando el también buscar a Draco, mientras busco pistas de mi desaparecido intentare encontrar a tu hijo- dijo Sirius mostrándose molesto- No tengo tiempo a que tu lo pienses. Si hacemos esto, lo haremos ahora-

Narcisa veía su mano estirada, giro su vista a Snape que negaba con la cabeza, luego a Sirius con la mirada fija, incluso a la calavera que parecía verla con esas cuencas vaciás y que de alguna forma la aterraba cada vez mas. Se acerco y le estrecho la mano.

-Severus… por favor- pidió Narcisa mirando a Snape.

-No lo hagas. Ahí otras formas- repitió Snape estirando su mano a ella- Yo te jurare que lo protegeré en Hogwarts, haré la misión que le encomendó el señor tenebroso y evitare que cometa...-

-Basta Severus-dijo Narcisa muy bajo -Sabemos bien que sin Potter el señor tenebroso quiere eliminar al ultimo de sus obstáculos para hacerse con el poder. Draco esta cegado por lo sucedido a su padre, y… no lo viste cuando miro como estaba su padre; era un odio profundo y sin fondo… y las palabras que dijo fueron, "Me las pagara todas, ellos pagaran por lo echo a mi padre". Tu menos que nadie lo hará entrar en razón, solo si me escuchara y le explicara...-

-¿Que le explicarías?- pregunto Snape gruñendo.- Que eres tan débil que recurres al las personas que odia, que no puedes protegerlo por tus propios medios y que...-

-YA SE TODO ESO… Y ES VERDAD. SOY MUY DÉBIL, NO TENGO PODER Y AL FINAL… ESTOY ATERRADA- Dijo Narcisa temblando como si estuviera teniendo un mini ataque- Necesito que alguien me ayude-

-Ya te lo he dicho. Intentare traerte a Draco, si y solo si, tu dejas todo tu pasado atrás y regresas a ser la Cissy que yo conocí- dijo Sirius tomándola por los hombros- Ya no tienes que aferrarte a Lucius, me tienes aquí… dispuesto a ser familia nuevamente-

-¡¿Lo intentarás?! ¡Seguro! Las clásicas palabras vacías, la clásica ambigüedad de tu parte...-

Sirius no miraba a Snape. Sus grises ojos estaban clavados en los de Narcisa, azules y anegados en lágrimas. Ella seguía sujetándole la mano con fuerza, pero temblando.

- Bien, haré el juramento- seguro ella con calma- Severus sera nuestro Testigo-

-¿Que?-pregunto Snape pareciendo a punto de perder la fachada fría.

Narcisa bajo hasta quedar con una rodilla en el suelo y, ante la mirada de asombro de Sirius ella agacho la mirada.

-Por favor Severus- pidió Narcisa con una voz baja. Tardo un momento en reaccionar por la estupefacción. Luego se acerco con lentitud.

Se colocó de pie delante de ambos y puso la punta de la varita sobre las entrelazadas manos

-¿Juras dejar de seguir y cuidar toda la información que escuches o veas, del Señor Tenebroso, Narcisa?-preguntó Sirius con voz calmada.

-Sí, lo juro -respondió ella.

Una delgada y brillante lengua de fuego salió de la varita y se enroscó alrededor de las dos manos como un alambre al rojo.

-¿Juras buscar a Draco y en caso de localizarlo llevarlo ante mi, Sirius?-pregunto Narcisa con la mirada aun en suelo.

-Sí, lo juro.-

Una segunda lengua de fuego salió de la varita, se entrelazó con la primera y formó una fina y reluciente cadena.

-Pero en caso de que encontrara a Draco… y el no quisiera verte o escucharte, y estuviera totalmente cegado por su odio… ¿Juras que no me echaras la culpa o alguien mas que no sea tu hijo o Voldemort? -susurró Sirius, la mano de Narcisa temblaba y sudaba a mares, pero apretó aun con fuerza- ¿Juras dejar de una vez por todas, toda esa porquería de sangre limpia y los linajes puros?-

Hubo un momento de silencio. Snape los observaba con los ojos muy abiertos y la varita suspendida sobre las unidas manos.

-Si...Lo juro-

Un resplandor rojizo iluminó el atónito rostro de Snape al prender una tercera lengua de fuego que salió disparada de la varita, se enredó con las otras dos.

-Esta echo, eso es todo de mi parte- dijo Snape retirando la varita y alejándose a grandes zancadas- ¿A donde la llevaras?-

-Eso es un secreto Quejicus -dijo Sirius sin quitar la vista de Narcisa que se abrazaba los costados y temblaba sin control alguno, sus ojos no dejaban de mirar el suelo.

-Bien- dijo Snape gruñendo y comenzando a salir por el pasillo rumbo a las escaleras, antes de perderse de vista giro sobre sus talones y miro a Narcisa-¿Por que no hablaste antes con Draco?-

Se levanto de Golpe y volteo a ver Snape que era oscurecido por la poca luz que ya le llegaba en el pasillo.

-¡Porque tiene dieciséis años y no sabe lo que le espera! ¡Es muy terco, rebelde y odia a Dumbledore! ¿Por qué, Severus? ¡Es demasiado peligroso! ¡Esto es una venganza por el error de Lucius, estoy segura!- Snape no respondió. Apartó la vista de la llorosa Narcisa como si sus lágrimas fueran indecorosas, pero no podía fingir que no la oía- Por eso ha escogido a Draco,¿verdad?- insistió ella -Para castigar a Lucius. Como su madre no quiero ver que su alma se corrompa-

-Adiós Narcisa, espero que logres lo que quieres… no quiero que otra amiga muera- fue lo ultimo que dijo Snape antes de subir por la escalera de caracol.

Narcisa seguía temblando, sosteniéndose a si misma con los brazos sobre sus costados y balanceando su peso con los talones. Sirius se acero, la tomo de un hombro y le susurro.

-Es mejor que nos vallamos antes de que nuestro ancestro decida levantarse- dijo Sirius mientras la llevaba por el mismo camino que Snape desapareció.

Subieron lento, pero al llegar hasta arriba la luz del día comenzaba a levantarse con lentitud. Salieron de la cripta sellándola nuevamente con la misma sangre de Sirius, estaban a punto de andar por el sendero negro con las hileras de lapidas de lado cuando Narcisa freno.

-¿Cómo es que soportas tanto dolor?-pregunto ella a Sirius mirándolo a los ojos- Yo no puedo ni ver como Draco sigue al señor tenebroso y me pregunto ¿Como soportas la muerte de Potter?-

-James era mi mejor amigo, aun me duele, pero tengo que seguir adelante- dijo Sirius mirando como un cuervo negro salia de un arbusto, se sacudía el plumaje y picoteaba algo en la tierra.

-No hablo de James...- dijo Narcisa cubriéndose la boca como si lo que fuera a decir fuer aun puñal para Sirius.- Yo me refiero a la muerte de Harry. ¿Cómo sobre llevas la muerte de tu ahijado?-

El cuervo alzo el vuelo, directo a la lejanía justo a donde el sol comenzaba a lanzar los primero rayos del sol. Entonces Sirius cerro los ojos, recordando lo escrito en el profeta el día anterior.

-No lo se-contesto guardando un gruñido para sus adentros.

Del otro lado del mundo, en lo profundo de una isla, las copas de los arboles brillaban ante la luz del sol, mientras que el aire traía consigo la brizna marina, las olas rompiendo contra rocas y una grupo de bestias corriendo por la tupida vegetación. Moviendo arboles, arbustos, aplastando ramas y rugiendo, perseguían a su presa con una velocidad estruendosa. Los garras continuamente rasguñando la tierra en cada zancada, que eran mayores a las que daba la presa. Jadeante, sudando y corriendo en linea recta, aun así lograba ganarle distancia a las bestias. Aquel sujeto tenia la cara tapada con una mascara de medio rostro, o mas bien parecía un trapo bien amarrado a su rostro, cubriéndole la mitad inferior, en los ojos tenia un par de goggles redondos tipo Steampunk que no dejaba ver sus ojos, ademas de llevar una capucha que cubría muy bien su cabeza. Corría por entre la selva, moviéndose por encima de troncos caídos, girando en una sección rocosa y saltando un rio completo, continuo corriendo mientras giraba a ver las criaturas.

Una especie de toros albinos, el doble de grandes, con cuerpo escamoso, pinchos en las piernas, un lomo lleno de pelo y cola parecida a la de los dragones. Lo mas extrajo era su cabeza, una cabeza muy cercana a la de los jabalís, con dos colmillo sobresaliendo del hocico, dos orejas enormes, seis ojos en logar de dos, el pelo espeso y sucio le caía por cada tramo de la cabeza. Eso sin contar sus tres cuernos; dos como abanicos a cada lado y uno alzándose de su frente como unicornio. En definida aquella criatura era suficiente para espantar a un escuadrón de aurores, y eran cerca de media docena que perseguían a ese chico.

Regreso la vista a tiempo, para poder barrerse y deslizarse por debajo de un tronco que no estaba del todo en el suelo, levantarse con tierra en su ropa y seguir corriendo a todo galope. No giro, aunque el estruendo que siguió le indico que aquel árbol fue movido o destrozado por esas bestias. Inmediatamente se encontró con una pendiente, se dejo llevar por la gravedad que aumento exponencial mente su velocidad, y llego al barranco que esperaba ver. La separación entre una orilla y orilla, era por lo menos de unos 30 metros. Se preparo, y al llegar a la orilla salto, sus brazos se estiraron del todo al sentirse ingrávido. Hacia abajo podía ver el mar, por lo menos unos 60 metros mas abajo. Y en lugar de tocar la orilla que lo salvaría, bajo bruscamente en el ultimo segundo.

Las criaturas se pararon en le borde bufando, coceando el suelo y golpeando los arboles circundantes con los enormes cuernos. De inmediato giraron torpemente, aplastándose entre ellos y bufando con mas fuerza, mientras se retiraban. Una mano sucia, manchada de sangre surgió del pequeño abismo y se aferro a la orilla, tiro levantando al sujeto que se sostenía con la capucha bajada y revelando un cabello algo largo y azabache. Al terminar de subirse dejo caer su espalda contra el suelo, jadeante y mirando directo al cielo.

Llevo una mano a su mascara inferior tiro, dejando ver una cara sucia y que respiraba con mucha dificultad, levanto los goggles a su frente dejando unos ojos muy verdes y la marca en forma de rayo en su frente. Harry se sacudió el pelo antes de sentarse en la orilla del barranco, dejar salir un largo suspiro y mirar a su espalda, escuchando un nuevo rugido.

-Pudiste avisarme que había… eso… ¿Que era eso?-pregunto Harry rascándose la barbilla.

Marlow salio de entre sus ropas mostrándose con una hoja cortada a la mitad, una garra lastimada y esos ojitos enojados.

-O vamos, solo era una broma. Si no hablo contigo, me volveré loco-dijo Harry re colocándose los goggles.- Ella no ayuda mucho, y con el… solo aparece cuando me quiere enseñar algo -

Miro como el alba ya se alzaba a la lejanía, mostrando un color amarillento y naranja en horizonte. Marlow bostezo y con la garra indico a la distancia. El alba era hermosa, se veía mágica y quería quedarse un poco mas. Pero ambos llevaban dos días sin dormir y corriendo por su vida. Y al ver como el sol mostraba el agua con destellos dorados, deseo con todas sus fuerzas, que Hermione estuviera a su lado. Pensaba en ella todos los días, casi todo el tiempo y se preguntaba si lo recordaría en esos momentos. Si lo seguía considerado su novio, si estaba bien o si tan siquiera miraba ese mismo amanecer. Marlow tiro de nuevo de su ropa.

-Esta bien. Vayámonos a la cueva- dijo Harry sonriendo a Marlow que se metió de nuevo a su ropa.

Harry giro sobre sus talones y miro el bosque oscuro, donde criaturas rugían y bufaban. Luego a la orilla del acantilado. Y decidió que era mas rápido caer a su pequeña isla paradisíaca. Se dejo caer hacia atrás. Bajo por la fuerza de gravedad, viendo pasar ambas orillas a toda velocidad y ya acostumbrado a esa sensación de tirón en el estomago. Continuo cayendo cerca de dos segundos, antes de que con ayuda de sus manos y piernas girara hasta quedar viendo el mar y su pequeña isla a poca distancia. Cerca del agua. Convoco a la magia de Utgar que lleno de poder sus piernas y con la magia de aire en su palma. Pateo tan duro en el aire que salio disparado hacia un lado, patino por el agua e incluso remonto una ola que a los pocos segundos se estrello en la playa de la isla que se encontraba a unos metros debajo de la anterior.

La arena blanca, y los cangrejos lo revivieron. Continuo caminando pasando la linea de palmeras que resguardaban el corazón de la isla, subió por una ladera que llevaba el rio que llenaba el pequeño lago del cual tomaba agua y continuo pasando varios arbustos de los cuales conseguía esos frutos parecidos a limones pero con sabor a espagueti. Llego a la base de la isla, donde una caverna descansaba enterrada en medio de la tierra, entro con facilidad a pesar de ser un espacio angosto. Camino por un pasillo corto y entro a una sub cámara, alrededor de ella varios troncos encendidos que iluminaban el pequeño lugar, una fogata y donde un montículo de plantas secas, ropa desgarrada y ramas verdes formaban una cama.

En las pared junto a la fogata se venia una imagen, mal dibuja y completamente con pinturas naturales y tinta que tenia guardada en su cartera. Era el rostro de una chica. Observo los ojos, a pesar de ser un mal dibujante, de apenas y tener recursos, sus ojos se veían increíblemente reales. Era los ojos de Hermione. Paso acariciando la superficie rugosa e intentando sentir calor de alguna forma, como todas las veces que llegaba a dormir y veces solo era frio o desesperación lo que sentía. Marlow se instalo de inmediato en la cama bostezando y cerrando los ojos.

Harry abrió su maletín, saco la sierra que le servia para cortar madera de su estuche para hacer varitas. Tomo su indice, de solo un tirón abrió una herida, de la cual comenzó a salir algunas gotas de sangre. Fue al fondo de la pared donde una antorcha iluminaba todo el lugar. Puso su dedo en la piedra y marco una linea de un solo movimiento. El rojo vibrante cruzo cuatro lineas verticales. Parte del muro estaba marcado de la misma forma.

Regreso a la cama, movió un par de plantas secas, saco un pergamino enrollado, y donde se veía que envolvía algo. Unos trazos bien marcados mostraban un dibujo. Saco un trozo de madera que estaba tallando con lentitud. Tomo una escofina de sus herramientas y continúo lijando, dejando caer una fina capa de aserrín sobre sus piernas, estaba tomando la forma de una varita cuando se escucho un "Crack". La madera estaba rota, Harry se desespero y la arrojo a la fogata, donde la madera comienzo a arder con rapidez.

Ninguna madera de la pequeña isla servia para hacer una varita, demasiado rara y de alguna forma se negaba a ser trabajada. Se recostó con los brazos como almohada mirando el techo. Pensando que al siguiente día subiría a la segunda isla nuevamente, encontraría la forma de seguir adelante sin importar las criaturas, plantas o cosas que lo intentaran matar. Giro en la cama improvisada observando el muro que contabilizaba los días que llevaba. Cada grupo marcado por una semana de siete días, cuatro en cada mes y un total de dieciséis grupos. Llevaba cuatro meses en aquella isla, de seguro Hermione ya comenzaría a pensar que estaba muerto, necesitaba apurarse.

Giro a ver el muro pegado a la pared donde toco la piedra y aprecio un foto pegada. De todos los Pendragon, todos sus amigos y familia. A su lado de esa foto, estaba una donde solo parecía Hermione, sonriendo le muy coqueta y lanzándole un beso. Acerco su frente a la imagen y cerro los ojos intentando estar mas cerca, intentando atravesar el espacio y tiempo. Llegar a su novia, solo pare decirle.

-Te extraño mucho.. Mione-