¿Cómo están criaturas de la creación? Ya llego su caótico con historias nuevas.

No me voy a entretener con palabras. Más que nada porque casi son 16 mil de este capítulo y sé que muchos no leen el encabezado. Yo a veces tampoco lo hago. De tal modo que, a lo que nos trunge chencha (no pregunten, mi abuelo me lo dijo así, mi madre me lo dijo así, yo lo digo así)

He exagerado, tal vez comprendan en el capítulo. No me peguen.

Pero eso sí, espero que los comentarios no falten y también las risas, sonrisas, enojos, gritos, gemidos, pujidos y lagrimeos.

La dedico este capítulo a… déjenme revisar…

~°¡~°¡~°¡NatRose17!~°¡~°¡~°¡

Como ha dicho Hagrid lo dijo, la verdad esa frase suena más a Snape y esperaba mucho errores, pero parece que es una PotterHead de hueso colorado. No como yo que ni me acordaba. Jejeje.

Sin más que decir, los deja su amigo Caoz con este mensaje: Lean, disfruten y dejen su comentario.


Los personajes le pertenecen a J. K. Rowling


Capítulo 71.-Regalos de Cumpleaños.

Regresaban completamente adoloridos, con las caras tan sucias que apenas se les veía los rostros. Cortadas eran lo que tenían por todo el cuerpo, golpes y moretones se empezaban a hinchar en cada tramo de su piel, y sus gemidos (cada que avanzaban) hacían pensar a cualquiera que regresaban de una batalla sangrienta. Y los alumnos que pensaban que algo malo les pasó, no estaban del todo equivocados. Hacia una hora atrás, peleaban con el máximo de sus fuerzas contra el esqueleto de una gigantesca serpiente, manipulada por la más terrible y exigente entrenadora que antes vieron. Atacaba para matarlo. No se tentaba al hacer maniobras que podría herirlos gravemente y les demostraba, con cada encuentro, que aún no estaban listos para pelear como equipo.

Por más que lo intentaran y que Ron les diera instrucciones, siempre, terminaban perdiendo ante la colosal y muerta bestia. Y la mayoría comenzaba a pensar que Harry no fue el que derroto al basilisco, o que si lo hizo fue por pura suerte. Claro que sus amigos y sobre todo Ginny, decían que si fue Harry el que lo derroto, solo que con la ayuda de la espada de Godricc Gyffindor.

Muchos estaban tan cansados, que el día de descanso que les daba Hermione no era suficiente, caían en clases dormidos o apenas y tenían fuerzas para hacer cualquier cosa. Ya decían por los pasillos que debía haber alguna enfermedad. Por qué los Pendragon eran los mejores en el colegio, pero sin lugar a dudas, también eran capases de dormirse comiendo o incluso caminando. No tardo en mencionarse que la escena, que veían en cada uno, era muy parecida a cuando Harry entrenaba noche y día. Que la enfermería se encontraba llena una hora antes de la cena y se vaciaba durante el trascurso de esa hora. Y, de Hermione, que estaba enloqueciendo.

Se paseaba por el castillo con libros girando a su alrededor, murmurando datos y cientos de hechizos, así como también anotaba cualquier cosa que pudiera ayudarle (con plumas, tinteros y pergaminos flotantes). Apenas se percataba por donde caminaba, y debes en cuanto tenía que frenar para ver si no paso su destino o tenía que regresar un piso. El acondicionamiento físico le era otro cuento, uno que incluso asustaba a Ron, al saber que ya llevaba la hombrera todo el tiempo (Como Harry) y lo tenía en un nivel más arriba, era bastante cansado. En sus "entrenamientos", se llevaba al límite intentando aguantar más de lo que debía.

Pero al llegar la noche, caía en la cama, sin quitarse el uniforme y con un cansancio que se acumulaba cada día y no desaparecía con las pocas horas de sueño que tenía.

Sofí, Luna o Daphne le instigaban cada día en tomar una poción para dormir sin sueños o que no entrenara, pero se negaba. Solo por la simple y sencilla razón de que, tal vez, podría perder un sueño con Harry. O que le llamara. Cada hora, de cada día (desde que recibió el desiluminador) no lo perdía de vista. Lo traía consigo misma sin importar la circunstancia, algunas veces escuchaba un murmullo y lo sacaba, pero era tan veloz y chillón que pensaba que se estaba volviendo nerviosa. Neurótica era la expresión que utilizaba Ron.

Para esos momentos, Pendragon, regresaba a la enfermería por cuarta vez, tan golpeados como la primera y sin siquiera hablarse. Se notaba el aire de derrota en el semblante de cada uno. En cambio Sofí lucia entre animada y cansada, corría de un lado de la enfermería a otra, atendiendo a cuatro o cinco al mismo tiempo, llevando cosas a la enfermera y concentrándose en su labor. Esa labor que tenía como ayudante de Medimaga. Era un alivio para cada uno tenerla atendiéndole. Sonreía mientras les daba las pociones, les daba ánimos cuando los mandaba a descansar y estaba al pendiente del estado emocional y físico de cada uno. Aunque su vista siempre estaba sobre Hermione.

Que en ese momento se encontraba sentada en una camilla, con el diario de campo entre sus manos y repasando como por séptima vez lo que contenía y si tenía un solo error. Aquel diario había aumentado de tamaño en la última semana, era el doble de grande y más desgastado que antes. Parecía no importarle que los dedos de su mano derecha lucieran como iluminados por una linterna, el corte en su mejilla, que tuviera destrozada un lado del pantalón o que pareciera que pasaron su túnica por un rayador de queso. Incluso parecía habérsele olvidado que su brazo izquierdo tenía un corte bastante grande. Cada uno causado por hechizos perdidos o accidentes a la hora de manejar al basilisco.

Aunque su mente estaba en otra cosa. Los nervios por su EXTASIS al día siguiente estaban acabando con su poca cordura. Y quería despejarse.

-¿Me dejas revisarte Hermione?-pregunto Sofí con una mirada muy preocupada. Paso desapercibida por la castaña.- ¡HERMIONE!- llamo, solo que ella dio vuelta a la página murmurando cosas.

Una pequeña vena se hincho en la sien de Sofí, tomo el diario y se lo arrebato, sacando una mirada sorprendida de Hermione y que estirara las manos al intentar recuperarlo.

-Espera, espera, creo que vi un error en la formulación de la poción…-

-Tu no cometes esa clase de errores- dijo Sofí cerrando el libro con un sonido seco, y lo alejo de Hermione que se disponía a recuperarlo- Te lo regresare, solo si me permites curarte como se debe-

Hermione soltó un suspiro, se cruzó de brazos y asintió con la cabeza.

-Te lo repito por docentaba vez-dijo Sofí con una expresión dura mientras le hacía tragar dos pociones y le untaba en el brazo un ungüento- Debes descansar ese cerebrito tuyo-

-No es docentaba, se dice "ducentésima vez"- corrigió Hermione sin prestarle atención.

La chica se apartó, y con las manos en la cadera le vio con reproche. Luego soltó un suspiro, le lanzo un par de conjuros para curarla.

-Entonces, por ducentésima primera vez, te pido que apagues ese cerebro. Ve a tu cama y descansa para tu EXTASIS- dijo Sofí mirándole los dedos con una expresión que seguro aprendió de Madame Pomfrey. Esa noche era la segunda donde sus dedos lucían de tal forma y no parecía agradarle nada.

-Parece fácil, pero me cuesta mucho quedarme quieta- replico Hermione otra vez en la semana. -Siento que si no hago nada…-

-Harry no se sentirá defraudado. Has hecho mucho y tenemos poco tiempo entrenando, los resultados no se mostraran si no descansamos adecuadamente. Incluso eso Harry lo entendía- dijo Sofí y gruño cuando sus dedos solo se tornaron más claros, dejándolos más normal, pero sin regresar del todo a su tono natural.

-¿Hablamos del mismo Harry? Yo hablo de tu hermano, ese idiota y testarudo chico que paso un mes encerrado en una habitación entrenando como loco, aquel que rescato a tres rehenes, dos de los cuales no eran necesarios y ese que se quedó atrás para salvar a los demás campeones. Ese que fue al ministerio por…-

-Está bien, está bien, tienes razón. Puede que no lo entendiera, esperaba que alguien tan lista como un hablante rúnico si lo entendiera- dijo Sofí soltando un suspiro frustrado.

-Ni hables. Estamos en las mismas condiciones- replico Hermione viendo su cara. Tenía unas ligeras ojeras, se notaba el cansancio y sueño, además de que su pelo lucia como si hubiera caído en agua pestilente, no hacia menos de tres horas, lo cual pasó.

-La diferencia es que yo no sobrecargo mi mente, con información, todos los días- gruño Sofí, lanzo una mirada dura y luego golpeando la varita en su pierna continuo con un- Si quieres pasar tu EXTASIS, te receto: Ir directo a tu habitación, dejar los libros y cualquier cosa, tomarte la poción para dormir sin sueños y descansar bien-

-Pero…- intento decir que no quería. La mirada que recibió fue suficiente para que ella no discutiera.

Con la alta de Madame Pomfrey y viendo como Sofí atendía a su novio, se fue directo a la cama, sin siquiera pensar en cenar.

Esa noche no soportaría ir al gran comedor. No es que le desagradara la idea de una cena, de echo su estómago rugía de hambre y deseaba más que nada llevar un poco de pay de manzana a su cuarto, para comerlo sin nadie a su alrededor. El problema era que encontraría a Theo y no soportaría sus indirectas, tampoco el que se le quedara viendo y más aún el que intentara iniciar algún contacto con ella.

Por el bienestar físico de Theo y la unión de Pendragon, podría pasar una noche sin cenar. La verdad es que cada que Theo aparecía y le hablaba, Daphne saltaba de furia, Ron le miraba como si pensara en miles de formas de torturarlo y Neville sostenía su varita listo para atacarlo. La pequeña Sofí no aparecía en la cena, se llevaba la comida a su sala común y luego a dormir inmediatamente. La única cuerda (por muy raro que sonara) era Luna, se interponía entre ellos de una forma más tranquila, hablándole a Hermione e interrumpiendo a Theo, metiéndose entre ella y el chico y haciendo que las pláticas fueran otros temas. Pero más que nada, esa noche por su propia cordura, prefería evitarlos a todos.

Cruzo varios pasillos desérticos, incluso vio como un par de lechuzas cruzaban las ventanas y se perdían en la oscuridad. Y cuando ya estaba en el séptimo piso, cerca de la torre de Gryfindor, escucho pasos. Y por el rabillo del ojo vio una cabellera rubia. Suspiro y agacho la cabeza al suelo. Luego siguió los pasos de Draco Malfoy con cautela.

De verdad, no quería, pero tenía que intentar averiguar que hacía en ese lugar. Su sala común estaba en la mazmorra, muy lejos y en dirección contraria a donde se dirigía. Escucho pasearse entre los pasillos por un rato, murmurando cosas con voz enojada: "Donde esta", "él dijo que era aquí", "¿tres veces? Ya han sido como quince". Se atrevió a asomarse un poco y lo vio, tocando la pared, justo donde antes se encontraba la sala de menesteres. Golpeo como si llamara a alguien y se pegó el oído a la pared.

{La sala de menesteres ya no estaba ubicada en ese lugar} dijo Reve en un susurro, como si alguien además de ella pudiera escucharla.

{No lo sabe} dijo Hermione aun vigilándolo, por si intentara hacer otra cosa, una estúpida cosa.

{Podemos dejar de seguir a tontos, ese no tiene ni idea de que desea hacer} gruño Huffy de forma nada linda.

{Tienes que ir a dormir} dijo Griffin, de tal forma que sintió un pequeño enojo. {Además… mañana despertaras temprano. Claro, si quieres pasar tu EXTASIS y hablar con McGonagall}

{En eso le doy la razón} dijo Sly con voz asustada {¡Merlín santo! Este sujeto tiene razón}

{¡EL ZOQUETE PIENSA!} Grito Huffy impresionada.

{¿Zoquete?}Pregunto Griffin enfurruñado.

{No sean rudos con una presencia poco pensante. Puede que no logre captar la directa} dijo Reve con un tono divertido.

{Gracias por defenderme, Reve, eres la mejor} dijo Griffin, mientras el resto se carcajeaba.

{¿Esto soportaba Harry?} Dijo Hermione antes de regresar por sus pasos.

El camino a la sala común de Gryffindor fue corta, incluso en cinco minutos estaba ya adentro. Como estaban cenando tranquilamente, la sala común estaba vacía. Lo agradeció, ya que no quería que nadie le hablara en esos momentos. Subió las escaleras sin detenerse, al llegar a su cuarto, se quitó la hombrera, se cambió e intento amarrar su desastroso cabello en dos coletas. Logrando solo quedar ridícula, pero nadie la vería, así que importaba poco.

Miro la poción para no tener sueños. Se negaba a tomarla, a pesar de que algunas noches tenia pesadillas con Harry herido y llamándola desesperado. Pero esa noche, por alguna razón externa a sus pensamientos (tal vez su hambre), tomo la botella y bebió todo el contenido. Se recostó y sus ojos se cerraron, dejándola en oscuridad.

-¡Mione!- dijo un rápido murmullo, un murmullo que se repitió y haciendo que el desiluminador, en la mesita de noche, brillara en la oscuridad del cuarto -¡Mione!-

No pareció percibir los llamados. Pero inconscientemente su mano fue al desiluminador y lo encerró en su mano.

Harry, era lo único que vio al principio. Se encontraban en el mismo parado que la anterior vez que soñó con él. Giraba la vista de un lado a otro. Y como si sintiera su presencia volteo la vista, y sonrió por completo al verla, luego corrió hacia ella. Hermione también se adelantó a donde estaba, estirando los brazos y queriendo sentir el calor que emanaba de su cuerpo. El recuerdo de ser intangible al verlo en la isla le llego a su mente, y freno, al siguiente segundo Harry estaba ahí con ella. La abrazaba y sus labios la tocan. Era tangible. Sentía como sus manos se aferraban a su cuerpo, como se reía mientras mantenía su cara tan cerca de la suya y como parecía estar de verdad con ella. Los brazos de Hermione se envolvieron en su nuca, la atrajo y planto un beso profundo.

Al separarse, solo miraban sus ojos, el verde contra el ámbar y ambas miradas a punto de soltar lágrimas, con sonrisas enormes, señalando la felicidad que no lograban contener.

-Dime que no solo es un sueño- pidió Hermione acariciando sus mejillas mientras sus frentes se conectaban.

-No lo sé- dijo Harry apretándola contra su cuerpo.-Pero te siento aquí conmigo- tomo una de sus manos, con tanta suavidad que le erizo la piel, luego la condujo hasta su corazón- estas aquí, siempre, tu latido vive conmigo-

Hermione supo a que se refería, ella asintió y acercándose más y más le dijo -Tu también vives en mi corazón- lo beso y su mano se cerró en su camisa, esperando atraparlo y no dejarlo ir.- Te quiero conmigo, te necesito, no soporto esto-

Harry le miro con una mirada triste, tomo su otra mano y entrelazo los dedos con los de ella. Luego miro el piso. Le pareció que estaba avergonzado, las manos le temblaron y sus ojos se ensombrecieron.

-Aun no puedo regresar- dijo Harry con voz baja y melancólica, casi partiendo su corazón.- Tengo un gran problema, uno del cual tengo que librarme antes de ir a ti. Si lo arrastrara conmigo, sería muy malo- alzo un poco la vista- Perdóname por favor -

-Pero tienes que…entiendo- dijo Hermione bajando también la mirada. Le hubiera gustado decir que regresar inmediatamente sin importar nada. Aunque si Harry tenía un problema, eso significaba que era muy peligroso. Tanto para que pusiera esa cara llena de tristeza.- Bueno, tenemos este momento para nosotros. Sea un sueño o no-

-Siempre viendo el lado amable- dijo Harry con una de esas sonrisas que la enloquecían de amor. -Por eso te amo tanto-

-Harry, yo estoy esforzándome. Pero no sé si…-

-Estás haciéndolo bien, estoy seguro que es lo mejor que se podría hacer… y definitivamente mejor de como yo lo manejaría- rio Harry dando otro beso rápido- No te sobre esfuerces…-

-¿Te has visto en un espejo? Y me pides no sobre esforzarme- regaño Hermione sin poderlo evitar, separándose y viendo su estado físico. Su ropa hecha jirones y más sucia que un vagabundo, su cara llena de golpes y rasguñada, y desnutrido.- ¿Qué te ha pasado?-

-Nada- dijo Harry rojo, como si eso lo pusiera más avergonzado- Nada de lo que tengas que preocuparte-

-Sabes que eso me preocupas mas ¿Verdad?- dijo Hermione tomándole las manos. E intentando ni parpadear, temiendo perderlo nuevamente.

-No tienes por qué, estoy bien ahora que estoy contigo- dijo Harry pegándola a su cuerpo- Te amo tanto y te extraño cada día-

-Yo también, cada día despierto esperando encontrarte a mi lado, abrazándome y dándome los buenos días- admitió Hermione algo roja. Luego acaricio una vez más su rostro, esperando transmitir las mismas sensaciones que le daba Harry, y el sostuvo su mano con la suya y deposito un beso en ella.- Regresa a mi amor, por favor, no sé si logre vivir sin ti-

-Sé que sí, sé que tú eres la bruja más lista y fuerte que el mundo vera nacer. Sé que formaras una familia y tendrás una vida feliz- dijo Harry acariciando su mano una y otra vez. Estaba a punto de decirle de groserías, por siquiera mencionar una vida sin que él estuviera presente. Pero sonrió, como si supiera su pensamiento, y sus ojos brillaron- Conmigo como tu esposo-

-Idiota- fue lo único que dijo Hermione antes de volverlo a besar.

-¡Hermione!- susurro una voz a la lejanía.

-¿Qué fue eso?-pregunto Hermione mirando a su prometido.

-¿De qué hablas?-pregunto Harry aferrándose a sus caderas.

El susurró aumento de volumen y pronto era una voz, una voz conocida la llamaba- ¡Hermione!-

-¿Qué pasa?-pregunto Harry.

Cuando se percató de lo que pasaba, se abrazó con mucha fuerza y con ambos brazos y lo beso con desespero intentando grabar a fuego la sensación en ella.

-¡Harry, prométeme, promete que vas a regresar sin importar que!- pidió Hermione aferrándose con todas sus fuerzas, pero aquella voz aumentaba a punto de sonar como gritos en su oído.- ¡Por favor, por favor, júrame que volveré a verte y sentirte en persona!-

Harry el abrazo de igual forma, desesperado, y apretó tanto que incluso sentía que le faltaba el aire, o podía ser por no querer alejarse. Sin embargo escucho un grito en su oído y como la imagen se difuminaba -¡Hermione!-

-Regresare a tu lado, solo tengo algo que hacer y en cuanto termine regresare volando.- dijo Harry apartándose un poco, viéndola a los ojos e intentando besarla. Una última vez pidió Hermione acercándose también a Harry, pero una luz cegadora le hizo cerrar los ojos.

-¡Hermione, ¿Qué haces dormida? Tienes que prepararte para tu EXTASIS!- Dijo la voz de McGonagall agitando su hombro, de tal forma que entre abrió los ojos.

Se enderezo tan precipitadamente, que McGonagall salto del susto, luego la miro y se alejó dos pasos. Estaba muy enojada, sus dos trenzas se desamarraban y el cabello le comenzaba a flotar. Había estado con Harry, aun sentía la sensación en sus labios, también el calor en sus manos y la presión que ejerció en su cuerpo. Sin lugar a dudas algo había pasado. Lo malo fue que aquella conexión había terminado y no naturalmente. Miro a McGonagall que lucia pálida. Cerró los ojos, conto hasta treinta, soltó un largo suspiro y se concentró en no olvidar su sueño. Pero era como cualquier otro sueño, las partes comenzaban a resquebrajarse, romperse y desvanecerse como humo. Casi al punto de olvidarlo. Al final solo logro rescatar, algunas palabras, las sensaciones e incluso el tema general. Y nada más.

-¿Estas bien Hermione?-pregunto McGonagall con voz baja.

-No lo creo- contesto Hermione viendo su mano, estaba segura que el calor en ella no era el suyo, luego toco sus labios y pudo recordar cómo se sentía al besar a Harry: Feliz, llena y completamente fuerte era lo que sentía. Y sin embargo estaba completamente triste, casi deprimida- ¿Qué sucede?- pregunto al percatarse que el sol ya salía, sus compañeras ya no estaban y la profesora la despertó en persona.

-No apareció temprano, y estaba preocupada. Pronto llegara el examinador de su EXTASIS. Tenemos que apurarnos- dijo McGonagall con los labios apretados, no como cuando se enojaba, más bien como cuando estaba indecisa, que era raro.-¿De verdad estas bien?-

-Soñé con Harry- dijo Hermione sentándose en su cama y pasando el cabello sobre sus hombros, para intentar desenmarañarlo.

Pareció que esa fue contestación suficiente para que entendiera que le pasaba. Se acercó y sentó junto a ella. Le acaricio la espalda. Al principio fue terrorífico, casi pensó que olvidaría la sensaciones que le dejo Harry, luego se tranquilizó al punto que abrazo por completo a la profesora. Lo necesitaba, porque eso le concreto todo, de verdad había tocado y abrazado a Harry.

-Pronto- Fue lo único que dijo McGonagall, suficiente para que sonriera.- Pero tienes que vestirte, es hora de que dejes con la boca abierta a los pedantes parlantes rúnicos-

-Profesora, pronto seré uno de ellos- dijo Hermione haciendo que la profesora se sonrojara.

-No, lo que quiero decir es…-

-No le caen bien ¿Verdad?-pregunto Hermione levantándose para cambiarse, e intentar controlar su alborotada cabellera.

-Solo conozco a dos, pero una de ellas… digamos que es… un tormento para mí- dijo McGonagall levantándose y dirigiéndose a la salida, la miro al abrir la puerta- La veo abajo, tenemos un largo día por delante-

Ojala alguien le dicho a Hermione que ese día no saliera de la cama.

Se vistió con la ropa más cómoda que tenía, era sábado y no andaría por el castillo vistiendo el uniforme, no cuando los demás irían informales. En cuando su alborotado y desastroso cabello, solo le hizo un medio chongo y dejo que cada tramo de cabello tomara el rumbo que quisiera (parecían tener vida propia). Estaba por colocarse la hombrera, sin embargo ese día prefería concentrarse en su EXTASIS a su entrenamiento, de tal forma que lo dejo bien resguardado en el monedero. Salió con el monedero en uno de sus bolsillos, el reloj biblioteca en su muñeca y con el desiluminador en el bolsillo delantero, sin contar que por el cuello en "v" de su blusa se mostraba mucho el guardapelo en forma de corazón.

En la sala común ya se aglomeraban los alumnos que se disponían a pasar la mañana jugando en los campos, solo paseándose por el castillo y algunos otros preparándose para terminar sus trabajos o continuar estudiando los temas de las clases. Vio varios que la miraban sorprendidos, no sabía si por la muñequera tan llamativa, por su cabello desordenado o el que no llevara un montón de libros y pergaminos a su alrededor. Eran bastantes para que no hicieran escándalo, sin embargo el ruido era menor de lo esperado, y era gracias a la presencia de la profesora McGonagall que miraba a su alrededor, con esa mirada dura que poseía.

No fueron necesarias palabras. Salieron por el retrato con la mirada de cada alumno sobre de ellas dos. Bajaron al gran comedor.

-¿Segura que tengo tiempo de desayunar? Puedo hacer el EXTASIS…-

-Tienes que comer bien o terminaras enfermándote- dijo McGonagall sonriendo un poco- Además según Ministro Scremengour, el representante para la prueba llegara dentro de hora y media, tenemos tiempo-

-¿Quién será?- pregunto Hermione un poco nerviosa, había leído mucho de ellos cuatro y parecía que ninguno de ellos fuera una persona que tomara las runas como una materia. Más bien parecía su vida. Cada libro escrito por ellos desbordaba esa energía que solo podía ser escrita cuando un tema fascinaba.

-No lo sé- dijo la profesora McGonagall con un toque de desagrado.- Solo espero que sea una visita rápida-

Al llegar al gran comedor, busco primero a Theo, deseaba alejarse lo más posible en ese día. Al no verlo soltó un sonrisa, luego fue a la mesa y se sentó junto a Ron y Daphne, ambos parecían muy callados y no se veían.

-¿Buenos días?-dijo Hermione tomando un plato lleno de avena. -¿Qué les pasa?-

-Pregúntale a ella- dijo Ron señalando con la mirada a su novia, que sin lugar a dudas estaba enojada, le regreso la mirada llena de veneno.

-Claro, yo soy la del problema y ¿Tu amiguita qué?- dijo Daphne con un tono de dolor en su voz- Ella no tiene nada que ver en esto-

-Pero si solo estábamos hablando- dijo Ron girando su cuerpo para verla- Me estaba pidiendo unos concejos sobre el entrenamiento, Lavender no es buena con hechizos explosivos.-

-¡Te estaba tomando la mano y…-

-Yo ni me di cuenta, te juro que ella fue la que…- dijo Ron acercándose, pero Daphne se levantó de golpe y se fue caminando con paso apresurado. No quiso intervenir en una pelea de novios, y más al ver como una lagrimas traicioneras salían de los ojos de Daphne.

Ron gruño, luego apretó los puños y la vio irse.

-Corre- dijo Hermione suspirando.

-¿Correr?- pregunto Ron entre enojado y confundido.

-Si no vas detrás de ella, te arrepentirás más tarde- dijo Hermione mirando directo a su amigo, por mucho que se pelearan a veces, no le agradaba la idea de que por una idiotez suya sufrieran ambos.

-Pero si no quiere hablarme…-

-Por Merlín, lo que no quiere es hablarlo frente de mi- dijo Hermione intentando que su humor no empeorara, pero con esa cara de Ron no lograba mantenerse serena- Ve o te juro que será peor después-

Su amigo tardo un segundo, luego se levantó y salió corriendo del comedor, giro la vista a ambos lados del pasillo y desapareciendo gritándole a un grupo de estudiantes que estaban en su camino. Unos minutos después (mientras comía en paz) apareció Sofí y Luna, ambas sentándose a su lado.

-¿Lista?-pregunto Sofí sirviéndose.

-Si- contesto mientras veía con disgusto como Theo la miraba desde la puerta del gran comedor - Me creo capaz de pasar la prueba-

-Por cierto- dijo Luna sacando un paquete cuadrado y dándose con una sonrisa- Es de parte de Daphne y nosotras. Solo que Daphne está ocupada gritándole a Ron-

-Eso es normal ¿Qué es esto?-pregunto Hermione tomándolo.

-Un regalo- dijo Sofí igual de sonriente- Es por tu cumpleaños-

Por un segundo casi abre la boca, dejando caer la avena por su mentón y dando una imagen patética.

-¿Mi… mí... mi cumpleaños?-pregunto Hermione temblando, si siquiera se acordó, estaba tan sumida en lo que tenía que hacer que aquel día que pasó desapercibido.

-Suponía que no te acordarías- dijo Luna riendo un poco, luego ambas le abrazaron- Pero nosotras si-

Hermione se quedó mirando el regalo, las manos le temblaban y los ojos se le llenaron tanto que dejo escapar unas cuantas gotas saladas.

-¿Qué pasa?-pregunto Sofí preocupada.

-Es que… vino a verme en sueños- dijo Hermione apretando el paquete, se sentía tan feliz, casi podía decir que Harry nuevamente le estaba dando un regalo de cumpleaños. Uno que de verdad necesitaba.

Una parte de su mente se fue de la realidad, viajando al primer cumpleaños en que Harry fue su novio, llevándola a Londres y paseando con sus amigos, el siguiente con el haciéndole una picnic que nunca probo por estar ocupada y aun así, dándole un estupendo regalo. Y ahora, Harry había estado presente incluso si estaba a miles o millones de kilómetros de distancia. Las chicas no hablaron, solo le sonrieron mientras decidían que desayunar. Se limpió las lágrimas y abrió el pequeño objeto.

Era un cuadro, uno con la imagen de las cuatro. De Daphne picándole la mejilla a Luna, mientras esta se encimaba a Sofí y con ella se quejaba intentando zafarse. Lo gracioso era que incluso en la foto movible Hermione las reñía e intentaba ayudar a Sofí.

-Muchas gracias- dijo Hermione sonriendo.- Esta ira en mi mesita de noche-

-Te dije que le gustaría- dijo Sofí a Luna, la cual miraba al pasillo.- Quedo hermosa si me preguntas-

-Claro, tu novio la tomo- dijo Luna remarcando la palabra novio, provocando un sonrojo en Sofí que miro a Colin platicando con su hermano.

En ese momento llegaron las lechuzas del correo, y al entrar por las ventanas salpicaron gotas de lluvia por todas partes. La mayoría de los alumnos recibía más correo de lo habitual porque los padres, preocupados, querían saber cómo les iba a sus hijos y tranquilizarlos respecto a que en casa todos seguían bien. Hermione había recibido muchas cartas de sus padres, lo cual mantenía a Hedwing bastante ocupada, en cuanto llegaba al castillo descansaba unos minutos y salía a entregar una nueva carta. En parte entendía a la lechuza, que a pesar de darle descanso, ella solo continuaba su labor, no quería enfocarse en que su amo no estaba. Y aunque Hedwig se estaba llevando al límite, Hermione no tenía el corazón para encerrarla en una jaula o impedirle continuar con su trabajo, no cuando estaba haciendo lo mismo. La lechuza recibió como recompensa la comida que quiso y un poco del jugo de calabaza de Hermione. Además de carias por parte de las tres. Servían poco ante la mirada decaída de la criatura. Se preguntó cuánto tiempo soportaría sin Harry y si lograría sobrevivir hasta que llegara.

-Está trabajando duro en volver- dijo Hermione a la lechuza cuando le picoteo con cariño.- Lo he visto y está dando todo de sí, nosotras no podemos hacer menos-

Hedwig dio un ligero sonido que pareció un asentimiento, mientras esperaba una contestación para sus padres. La carta ya la tenía preparada, se la ato a la pata, después de unas caricias más y un poco más de jugo de calabaza, salió volando.

Leyó la nota con rapidez, nada fuera de lo común, diciéndole que estaba todo bien y que se encontraban cómodos en la madriguera, también que esperaban verla pronto y que pasara muy feliz el día de su cumpleaños. Anexado venia un paquete con un hermoso parar de aretes con forma de libro y un sujetador de pelo. Con la clásica frase de su padre "Para mi niña hermosa" y repitiéndole que se cuidara se despidieron.

Una segunda y tercera lechuzas pidieron su atención, y tomo el periódico El Profeta y en la otra tomo El Quisquilloso. Pago ambas y las dos se fueron felices de completar su entrega. Lo extendió rápidamente y leyó la primera plana.

-¿Algo malo? -preguntó una voz soñolienta, era Neville que lucía como si no hubiera dormido mucho.

-No, pero ha habido más ataques de dementores. Y una detención.-

-Dime que fue Bellatrix- pidió Neville con voz dura, al ver a Luna cambio su semblante y le beso- ¿A quién han detenido? -

-Nadie que sea relevante- contestó Hermione revisando el resto.- Y de desapariciones… solo un auror que cuidaba las cercanías de Hanglenton-

-¿Qué? -se extrañó el muchacho.- No fue en ese lugar donde Harry peleo con… quien tu sabes…- lo dijo tan bajo que casi no se escuchó, no era que temiera, pero últimamente cada que alguien escuchaba el nombre huía despavorido.

-Puede ser una coincidencia- dijo Luna girando la mirada a la mesa de Slytherin, donde Theo aun parecía indeciso si ir o no.

-Quizá esté planeando regresar a su viejo escondite- sugirió Luna mirando El Quisquilloso- Mira, mi padre añadió tus tréboles de cuatro hojas para la buena suerte- dijo sacando un pequeño trébol que flotaba.

-¿Tú se lo propusiste Neville?-pregunto Sofí viendo el trébol de un color verde intenso y casi luciendo mágico.

-Yo solo le comente que existían métodos para que se produjeran en masa- dijo Neville encogiéndose de hombros.

-¿Para qué quieres miles de tréboles de cuatro hojas?-pregunto Sofí rascándose la nuca.

-No quieres saber- respondió Neville totalmente rojo y mirando a Luna furtivamente.

Hermione sabía que cambiaron el tema, bastante tenían con entrenar sabiendo que pronto lucharían con Voldemort, para nombrarlo a cada rato. Pero en su mente ya pasaban no solo las posibilidades, si no las probabilidades de que Voldemort tramara algo más terrible de lo que se planteaba sus compañeros.

-Hola Theo-dijeron un poco seco.

No fue ni necesario levantar la vista para saber que la miraba, continuo con su comida, evitando la mirada de los cuatro. Sobre todo por la estúpida sonrisa que se negaba a salir de su boca, al ponerse los aretes y pasador que le regalaron sus padres y sobre todo eso estaba Harry. Aquel que le dio el mejor regalo de cumpleaños, su presencia.

-Hola chicas ¿Cómo están?-pregunto Theo sentándose enfrente.

-Cansadas- respondieron.

-¿Y tú Hermione?-pregunto Theo moviendo la mano, para que levantara la vista. No quería ser descortés, y parecer grosera, así que se limitó a dar una leve mirada.

-Estoy bien-

-Claro… yo… si… si pudiera hablar contigo unos minutos. Necesito que… hablemos- dijo Theo en un tono bajo y casi tartamudeando, seguramente por las miradas de fuego que surgieron de Luna y Sofí.

-Después- dijo Hermione levantándose, para después mirar en dirección de la profesora McGonagall, indicando que estaba lista. Y para que la salvara.

-Hoy podemos descansar ¿Cierto?-pregunto Sofí tocándole la mano en señal de apoyo.

-Claro que pueden descansar- dijo Hermione sonriéndole, luego vio como Theo apretaba los puños en la mesa.- Y también mañana, el Lunes continuaremos… deben prepararse bien-

-Eso significa, que no vas a ir fácil.- dijo Luna suspirando.

-Estas en lo cierto. Los veo luego- se despidió Hermione con un gesto de su mano cuando McGonagall estaba cerca.

Se puso en marcha al lado de la profesora McGonagall, lanzo una mirada inquisitiva cuando guardando el retrato. Caminaron por el camino directo a la salida de Hogwarts.

-Un consejo: sea cual sea el examinador, el examen comenzara en cuanto aparezca. Ellos son muy… inteligentes, como es un grupo reducido, buscan a personas que realcen el nombre de los hablantes Rúnicos- dijo McGonagall checando su reloj de bolsillo.- Son personas muy extrañas-

-¿Gracias?-dijo Hermione sin saber si tomárselo bien o mal, ya que ella lograría pasar el EXTASIS de una forma u otra.- No tiene que preocuparse, estoy preparada para cualquier contingencia-

-A eso me refiero- suspiro McGonagall con una pequeña sonrisa- Eso es lo que diría cualquier hablante-

Un par de figuras se vio a lo lejos, caminaba por el sendero directo a ellas, por lo que se veía eran dos hombres y una mujer. Antes de que incluso Hermione pudiera preguntar quién era su examinador, la profesora soltó un quejido y apretó los puños.

-¿Por qué ella?-pregunto en un susurro.-No dejes que te intimide-

Miro adelante, esperando encontrar la causa de tal fastidio de la profesora McGonagall. Uno de los hombres era alto, fornido, con cabello color arena y bastante largo, vistiendo un sombrero con forma de bellota, una gabardina negra y pesada que le llegaba al talón. El otro hombre vestía igual a diferencia que era castaño y su mirada no era nada amigable.

La mujer, era otra cuestión, más que nada porque no parecía tener más de una veintena de años. Su cabello era de un tono negro azulado, su rostro era algo abalado y sus facciones hermosas, y lo más sorprendente era sus ojos, aquellos ojos de gris tormenta que casi asustaban. Vestía de forma complicada de explicar: Tenia guantes de cuero que dejaban sus dedos al descubierto, una camisa blanca a rayas que destacaba sus atributos, un collar muy extraño, unos pantalones negros y botas rojas altas. Pero lo llamativo era la bolsa que cargaba de su pierna, un extraño cinturón que tenía múltiples bolsas de las cuales se veían diferentes piedras de color.

-¡MINNIE!-Dijo la chica avanzando de tal forma que lucio demasiado alegre, corriendo a la reja y saludando.-¡ES UN GUSTO VERLA DE NUEVO!-

-Es un gusto encontrar la de nuevo Mavra- dijo la profesora McGonagall sin ninguna emoción en su rostro.

-Pero que seca eres conmigo Minnie- dijo La profesora Mavra sonriendo, como si no le importara nada- Y yo que he pedido venir personalmente a esta autorización de hablante rúnico-

Era extraño el acento, o mejor dicho, era raro que no lo tuviera. La gente tedia a pronunciar mal las palabras. La cuestión era que aquella chica no lo hacía y tampoco podía ser La profesora Mavra Volstrahg, directora de Koldovstoretz. Según entendía, la mujer poseía casi la misma edad de McGonagall, al contrario pareciera que fuera su alumna.

-Y esta preciosa muchacha ha de ser tu mejor alumna- dijo La profesora Mavra girando su mirada a Hermione, por un instante sus ojos parecieron como si pensara en la forma de dejarla en vergüenza, luego sonrió como si fuera una vieja amiga-Dime ¿Te ha hecho estudiar intensamente? ¡Estoy segura que ha mejorado como profesora en los últimos años-

-Mavra, por favor- dijo la profesora McGonagall moviendo la varita, la cerradura cedió y la reja chirrió al abrirse.

-Mucho gusto conocerla, soy Hermione Granger y contestando a su pregunta, yo sola he aprendido el lenguaje rúnico- Extendió la mano para estrecharla.- Mi querida profesora solo me ha otorgado esta oportunidad-

Una vez que estuvieron frente a frente, Hermione, se dio cuenta de dos cosas. La primera eras que la profesora Mavra era de su misma altura y la segunda fue que sus ojos ya la estaban analizando. La directora le estrecho la mano, con tal fuerza que pareciera quererle romper los dedos, mas Hermione ya estaba consciente de que poseía trucos en su mano, es decir de que en sus guantes llevaba dos runas escritas, y aquellas runas significaban "fuerza". Más no se amilano por tal acción, se concentró en utilizar su magia para contrarrestar la runa. El saludo se alargó, más que solo un simple saludo, duro un minuto por lo menos. Cuando la profesora Mavra abrió la mano la sonrisa era de una niña asombrada, pero sus ojos demostraban molestia.

-Que bien, estas entrenada y preparada- dijo la profesora Mavra dando un ligero salto.- Y bien ¿Qué esperamos para la prueba?

-¿Y tus acompañantes son?-pregunto McGonagall que sostenía la varita a su costado.

-Él es Alex- señalo al de su derecha- y él es Iván- continuo con el de su izquierda- Son los mejores Aurores de la Unión de Mágica y Hechicería en Euro Asia.-Luego les sonrió a ambos y se movió de un lado a otro como una niña pequeña bastante emocionada- Son mis viejos alumnos, se ofrecieron para trasportarme ahora que en su país corre el peligro-

-Por supuesto, no esperábamos una escolta, pero seguro que podremos atenderlos como es debido- dijo Hermione silenciando a McGonagall que parecía quererse quejar. Lo cual sería desastroso en esas circunstancias, mas sabiendo que la UMHEA no era como el Ministerio de Magia de Londres, aquellos dos magos debían de ser jefes Aurores de sus sectores.- Ahora, si les parece pasemos al castillo. Adentro podremos continuar con la examinación y después se pondrá al día con mi querida Profesora y encontrar algún aperitivo-

-Por supuesto- dijo La profesora Mavra avanzando con los dos Aurores a cada lado, ninguno sonreía y no era de extrañar, pero parecía que se movieran en perfecta sincronía y al mismo ritmo de la profesora Mavra, demostrando sus años de entrenamiento.

Mientras regresaban al castillo, Hermione se adelantó al igual que la profesora McGonagall, como si les enseñaran el camino por el cual ir, sin embargo era otra razón las que las obligaba a caminar adelante.

-¿De verdad tiene su edad?-pregunto Hermione a la profesora en un susurro.

-Lamentablemente… no lo sé- suspiro la profesora- Dicen que se ve tan joven gracias al lenguaje rúnico y viejas runas que descubrió, es su mejor habilidad, se sospecha que no muestra su apariencia real y solo dejar ver aquella que le parece mejor. Nadie sabe a ciencia cierta cuantos años tiene y no le preguntes, puede que llegue a asesinar si es el caso. Siempre me he preguntado que carajos tiene con su edad. Pero no creo que esos dos Aurores sean para su protección. Ella es una de las mejores brujas, no necesita tal protección-

-Son para intimidar- dijo Hermione casi antes de llegar a la escalinata de mármol.- Ahora entiendo su desagrado-

-Y es solo la presentación. Me toco ir a Koldovstoretz hace unos años, como un programa de intercambio, nos hicimos amigas, solo que siempre tenía segundas intenciones-

-¿Cómo?-pregunto Hermione alzando una ceja.

- En ese entonces le enseñe algunos secretos sobre trasfiguraciones, más que nada a la hora de convertirse en un animago y… público un artículo con ellos. Sin darme una gota de crédito-Gruño McGonagall esperado a que llegaran a donde estaban- Espero que no sea este el caso. No le digas nada que pueda ser valioso-

-No se preocupe- dijo Hermione mirando a la mujer con apariencia joven.

Cuando se juntaron, entraron muy pegados al castillo.

-Es precioso, aunque prefiero los cristales de luz a las antorchas- dijo La profesora Mavra girando para ver cada rincón, al contrario de sus acompañantes que solo veían al frente.- ¿Y dónde la examinare?-

-En mi oficina- declaro la profesora McGonagall, creando que la profesora Mavra sonriera con un poquito de malicia.

-Minnie, no me digas que esperas impresionarme- dijo La profesora Mavra acercándose a su costado, sacando una mirada más dura de sus guardaespaldas.

Los puños de McGonagall se volvieron blancos, mas no le prestó atención. Sacando una leve risa de la profesora Mavra. Unos minutos después estaban frente a la puerta de la oficina. Al abrirla esperaba ver algún cambio o que pareciera más ordenado, al contrario era igual y un poco más desordenado, con pergaminos en el escritorio, un tintero destapado y una clara sección de objetos prohibidos arrinconados en el fondo. Pasaron Hermione y la profesora Mavra, McGonagall se quedó afuera al igual que los dos Aurores.

-Los dejos para que puedan trabajar a gusto- dijo McGonagall y lanzo una mirada furtiva, indicándole que no se contuviera con la directora enfrente de ella.- Cualquier cosa, solo mándeme un mensaje. Estoy para lo que quieras Mavra-

-Gracias Minnie, siempre tan amable- dijo La profesora Mavra con una leve sonrisa. La profesora McGonagall se perdió por el marco de la puerta y los pasos alejándose indicaban que se marchaba- Alex, Ivan aseguren la habitación-

-Como desee mi señora- dijeron ambos y cerraron la puerta. La energía de la habitación cambio, dejando un aire más pesado y las esquinas se iluminaron un poco. El hechizo que pusieron las encerró.

-Lo siento cielo, debo asegurarme que nadie y nada interrumpa la examinación- dijo La profesora Mavra sentándose en el pupitre de la profesora McGonagall, levanto algunos pergaminos- Minnie aún es suave con sus alumnos, trasfiguración de escarabajos en botones no es propio para chicos de segundo curso-

Hermione no fue al asiento que estaba enfrente del escritorio, más bien fue a donde se encontraba la mesita de té y tomo asiento enfrente. La mirada de La profesora Mavra ni siquiera la siguió, pero sentía que sabía que estaba realizando. Cruzo la pierna y se la quedó mirando, esperando ver qué movimiento realizaba. Pasaron diez silenciosos minutos, en los cuales La profesora Mavra veía y leía los trabajos sobre el escritorio, en algunos de ellos sonreía poco y en otros parecía que le repugnaran. Agito su varita y atrajo tinta del escritorio. Solo esperaba, pero no significara que no hiciera nada, la analizaba, cada movimiento de su rostro, como se inclinaba cuando la respuesta le desagradaba o cuando le agradaba mucho se lamia el labio superior. Además de trazar una runa en su pulgar con un poco de tinta. Pronto pasaron quince minutos y ninguna de las dos daba señales de comenzar.

-¿Ya has comprendido mi lenguaje corporal?-pregunto La profesora Mavra sin verla- O necesitas más tiempo-

-Tengo lo necesario en mi mente- dijo Hermione sonriéndole, luego saco la varita y la giro entre sus dedos- Usted puede lucir como una chica de mi edad, pero ha vivido mucho más que yo-

-También sé mas- declaro girando sus ojos por primera vez, ya no sostenía su sonrisa y parecía advertirle que no se metiera con su edad- Mucho más de lo cree señorita Granger, la mejor estudiante de Hogwarts, aquella que se mantuvo todo un curso con un giratiempo, fundadora, maestra y protectora de Pendragon y que enfrento Tom Riddle el verano pasado.-

-Entonces, ya conoce Pendragon. Nuestra reputación nos precede- dijo Hermione frenando su varita.

-Su diminuta e ilógica escuelita no es reconocida por nadie- dijo La profesora Mavra bajando los pergaminos y mirándola con ojos fijos y fríos- No, no escuche nada de ella. No hasta el principio del verano pasado, cuando salió la noticia de que Potter murió. Y solo la conozco por la poca información que obtuve de mi investigación, la verdad esperaba más de una diva guerrera, no a una niña que se ha valido del nombre de su novio-

-¿Enserio? Parece que alguien no ha hecho bien su tarea. Debería intentar ser más diligente, le falta mucho para conocerme- dijo Hermione controlando sus emociones, la deseaba sacar de sus casillas y no lo lograría. Pero ese juego podía ser de dos- Pero claro, alguien tan grande como usted debe de esperar que los jóvenes la superemos.-

Un ligero movimiento del labio de la profesora Mavra surgió. Ocultando una sonrisa.

-Entonces cuéntame Hermione ¿Quién eres?-pregunto la profesora Mavra apoyándose en la mesa y dándole una mirada tan fija que no parpadeaba.

Un pensamiento fugas paso por su mente, solo fue un recuerdo, un comentario que le dijo Harry cuando lo conoció.

-Solo soy Hermione- Contesto con una ligera sonrisa- Nada más y nada menos.-

-Entiendo que eres hija de muggles, y que has obtenido una cuenta en Gringgots, al igual que el banco mágico te apoya por completo en estos tiempos que está cerrada la nación duende- dijo la profesora Mavra- ¿Te ayudo Potter en eso? Creo que deberías estar muy orgullosa por tener ese novio ¿no?-

-Si cree que soy novia de Harry por su dinero o fama, está mal. Y no me avergüenzo de serlo, estoy orgullosa por lo que he logrado por mí misma- dijo Hermione de inmediato, y enseguida se dio cuenta de la imprudencia de sus palabras. La directora se relamió el labio y luego se levantó, con paso lento se acercó y sentó en el asiento contiguo.

-¿Soy? Que significa eso… Aún está vivo ¿Cierto?-pregunto con una mirada más excitada que en el tiempo que la conocía. Poso su mano sobre su hombro y le miro con una ligera sonrisa y mirada penetrante- No lo niegues porque lo sabre…-

-Esa runa de legeremancia no está permitida en la evaluación-dijo Hermione tomando el brazo izquierdo de la directora, alzándola y mostrando la palma, el guante tenía una ligera runa que brillaba casi imperceptible.

-De tal forma que la notaste- dijo La profesora Mavra sorprendida, se estremeció- No muchos conocen la runa que permite leer mentes, incluso solo dos de los cuatro que poseemos el lenguaje rúnico. Y soy la única que sabe utilizarla adecuadamente-

-Se necesita contacto con la persona, y mirar sus ojos, pero cualquier cosa que pase por la mente del atacado será leído por la mente del otro- dijo Hermione regresándole la sonrisa -Parece que ya no es la única- aprovechando la sorpresa de la profesroa Mavra movió la varita.

Un pequeño grito de La profesora Mavra surgió cuando la manga de su camisa se rompió, revelando su antebrazo. -Pero ¿Qué demonios haces niña?-Le apunto.

Hermione ya apuntaba su varita a la yugular de la directora antes de que lograra sacar la suya.

-Quieta- ordeno Hermione, luego llevo su mano libre a la piel de la bruja, trazando líneas delgadas, runas de tinta que se tornaban invisibles pero que cuando apretó su palma contra el antebrazo, una serie de líneas gruesas y negras surgieron.

La profesora Mavra gruño tanto que pareció apunto de atacarla, pero Hermione clavo la punta de su varita en su yugular. Era lo que esperaba encontrar. Tenía runas tatuadas por todo el cuerpo, desde la muñeca hasta el cuello e incluso una hilera subia por su mentón, cruzaba el ojo y se perdía en su cabello. Vio a la directora con una sonrisa, luego la soltó y Mavra reacciono cubriéndose el antebrazo.

-¿Cómo lo supiste? Nadie ha logrado entender como lo hago-

-Es muy simple si lo piensa- dijo Hermione -Oculta su verdadera apariencia, sabe lo que pasa a su alrededor sin siquiera ver y suele saber cosas que los demás no. Muy sospechoso. Lo que me dio la verdad es su máximo secreto es que habla sin acento, aunque supiera bien el idioma y tuviera años hablándolo, aun quedarían vestigios de su lengua natal. Pero no lo tiene. Eso significa una Runa de lenguaje y no son muy fáciles de hacer y requieren ser echas directamente en la boca de la persona, usted no la tenía.-

-Vaya con esta niña. Que lista eres- dijo La profesora Mavra sonriendo -Así que dedujiste que la cambie mi acento con una runa y eso te llevo a descubrir que mi apariencia estaba relacionada ¿No? -

-Exacto. Pero la pregunta era ¿Cómo?- dijo Hermione pintando una runa en su propio brazo- Y por lo consiguiente, era una runa invisible. Algo simple y menos molesto de realizar. Se me ocurrió que siendo una experta en runas, puede e hizo que cada runa que necesitaba se plasmara en su piel. Más rápido que escribirlas y tan rápido como proyectar su magia a su piel. No me sorprende que nadie lo viera en tantos años, con tan pocos hablantes rúnicos, solo tenía que ocultarlos y nadie se percataría ¿No? Y todo coronado por una simple runa de ocultamiento-

-Demasiado lista para tu propio bien- dijo La profesora Mavra con la varita ya en mano- Pero aún tengo mucho conocimiento que puedo ocupar, tengo toda una vida por… esa runa…- abrió la boca al ver que Hermione termino una intricada runa que lucía como si fuera el dibujo de un sol-… no… no la conozco-

-¿Quiere saber qué hace?-pregunto Hermione con un tono divertido- Es muy simple, esta runa elimina cualquier otra que este a su alrededor, no importa que magia las proteja. Solo tengo que hablar rúnico y mostrara su verdadera forma.-

-Estas mintiendo- dijo La profesora Mavra un poco más calmada- Eso no puede ser, no existe algo de esa forma-

-¿Segura?-pregunto Hermione acercándose más- ¿Por qué me encerraría con una bruja tan grande y poderosa e intentaría revelar su secreto si sé que ella puede utilizar cualquier runa de ataque que este impresa en su cuerpo? No tiene sentido ¿Cierto?- Su mirada cambio a una de fastidio, luego suspiro y bajo la varita. Pero Hermione dejo la tinta secar para tener la runa lista, por cualquier motivo que le diera.

-De acuerdo ¿Qué quieres? Pasar sin hacer…-

-Quiero que hagamos el examen y ya, sin trampas, sin motivos ocultos, sin que se interrumpa y sobre todo eso, quiero que sea tan estricta como si deseara interponerse a que apruebe - dijo Hermione haciendo que abriera la boca y casi se le cayera la varita.

La profesora Mavra soltó una carcajada después de unos minutos. -Que hagas esas peticiones después de todo esto. O estas muy confiada o eres tan lista que pareces tonta-Al terminar le sonreía como si fuera una vieja rival a la cual estaba ansiosa de vencer.

-Al final lo sabremos- dijo Hermione regresando la sonrisa- ¿Entonces con que comenzaremos, profesora?-

La directora saco su bolsa de la pierna y al abrirla se desplego una serie de artilugios muy comunes. Uno era un libro que parecía echo solo en runas, una pergamino limpio pero con una runa en cada esquina que impedía trampas y por ultimo una dulce de dudosa precedencia.

Resulto ser que el examen fue muy simple o simple a la vista de Hermione, leyó el libro rúnico con soltura mientras la profesora Mavra escuchaba sin corregirla o pedirle que se detuviera. Basto dos horas para que terminara el libro, pero la cara de la directora era totalmente neutra. El pergamino era para un dictado, que se realizó sin parar y solo en lenguaje rúnico, Hermione escribía cada runa a una velocidad que incluso le hizo hacer un poco extraña su letra. Y por último el dulce era para cortar cualquier poción o hechizo que utilizara para realizar trampa, hablaron por una hora más en lenguaje rúnico. La cuestión de hacerlo en una habitación cerrada era que la magia se comenzaba a sentir en el ambiente y creaba extraños sucesos, como que le cambiara el color de cabello a la profesora Mavra de negro paso a rojo, o que a Hermione le sacara el desiluminador del bolsillo y tuviera que atraparlo al vuelo. Entre más palabras utilizaran y más poder surgiera de sus cuerpos, mas estaban en peligro, pero parecía no importarle a ninguna de las dos.

Si Hermione no estaba equivocada, suponía que la profesora Mavra esperaba que utilizara la runa en su brazo, aquella que despejaría la magia en un segundo. Más resistió incluso cuando una llamarada surgió y por poco les quema los vellos el brazo. Un tiempo después las cosas empezaban a ponerse peligrosas y decidieron dejarlo y terminar la evaluación.

-Si tuviera que decir si eres un hablante rúnico, diría que sí, pero aún tengo que checar esto- dijo La profesora Mavra levantando el libro y el pergamino- Mañana informare al Ministro de magia si, por primera vez, tienen un hablante Rúnico entre sus magos. Alex, Iván pueden abrir-La puerta se abrió, dando vista a un montón de alumnos curiosos por los dos Aurores que resguardaban el lugar.- Y por cierto, si Hogwarts se vuelve muy insegura o te aburres del juego de Pendragon, Koldovstoretz te aceptara y protegerá a tus padres. -La profesora le miro y una tarjeta de color negro con letras rojas y un estampado extraño le llego a sus manos- Solo tienes que decirlo-

-Gracias profesora. Entonces me retiro, solo una cosa pequeña cosa más-dijo Hermione con una leve inclinación, fue directo a la puerta y antes de pasarla se giró a verla y susurro- ¿1937?-

-¿Cómo?-pregunto horrorizada.

-Un pequeño secreto- comento Hermione alzando la mano con que toco su antebrazo, mostrando el número que surgía de su pulgar y marcaba el numero en toda su palma- Espero que entienda que guardare su secreto como si fuera mío-

No dejo que le lanzara otra mirada o pregunta, salió a paso rápido. Un poco más feliz cada vez. Ahora que vio a la profesora la profesora Mavra y sus runas se sentía qua avanzo a un nivel mucho mayor del que quería y le alegraba.

{Te lo dije, ya has superado incluso mi nivel de Rúnico} dijo Huffy en su mente bufando {Eso es molesto}

{Gracias maestra}dijo Hermione.

Estaba tan alegre, animada y segura de sí misma que supo que era hora de hablar con McGonagall de la Metamorfoanimagia.

Por la hora todos debían estar en el gran comedor, tomando algo y estaba segura que debía tener mucha hambre por la enorme magia que utilizo, sin embargo la alegría le embargaba. Entro al comedor, viendo a Ron y Daphne tranquilos en la mesa de Gryffindor, a Luna y Neville alejados de la otra pareja, y la profesora McGonagall en la mesa de profesores. También vio a Theo dirigirse a ella, pero lo ignoro nuevamente, corriendo a la profesora. Le veía como si esperara que le dijera que la profesora Mavra la maltrato y golpeo, claro que aunque así fuera no lo diría, su propio orgullo se lo impediría.

-¿Cómo te fue Hermione?-pregunto la profesora.

-Bien, lo pase… por lo menos la parte hablada- dijo Hermione casi saltando al decirlo- Pero tengo un asunto importante con usted, lo he aplazado por temer que no funcione, pero puede que ahora si lo haga y deseo saber si usted me da su ayuda-

-Desea que sea aquí o…-

-En solitario, por favor- dijo Hermione deprisa al ver cómo le miraban, desde los Pendragon hasta el alumnado en general.

Fueron a la habitación detrás del gran comedor, en la cual estaban los trofeos y un pequeño lugar el cual charlar. Hermione fue directo al asunto, sin dar tanto rodeo como con Tonks, sabía que si titubeaba la profesora McGonagall se lo tomaría como algo muy peligroso, aunque lo era. Durante la siguiente media hora paso las páginas de su diario de campo, mientras que escuchaba todo lo que le tenía decir y le comentaba los mismo que a la metamorfaga. No dijo nada durante un buen rato. No más que preguntas simples como: ¿Puede explicarme más de este procedimiento? Y ¿Qué significa esta línea?

Una de las consecuencias de ir al punto principal fue que la profesora McGonagall se lo tomara con calma, revisando todo el diario de campo. Paso con calma estudiando sus datos. Hasta que cerro el diario de campo y la miro con ojos entusiasmados, pero también preocupados. Lo cual era mala señal. Curiosamente parecía estar apretando el diario como si estuviera tentada a arrojarlo a la chimenea.

-¿Qué opina? La metamorfoanimagia podría ser el siguiente gran paso en trasfiguraciones.- Dijo Hermione entusiasmada.-Si se logra, no solo lograremos un avance en la combinación de runas mágicas, pociones y rituales, se creara un nuevo arte a la hora de trasfiguraciones humanas-

-Eso veo- respondió McGonagall cada vez más preocupada.

-Cree que he enloquecido ¿Verdad?-pregunto Hermione cruzándose de brazos. - He revisado y consultado cada dato y proceso…-

-Entiendo que esto no es juego para usted y que no haría nada sin datos claros y con la seguridad de un resultado exitoso- dijo McGonagall sin levantar la vista- Pero creo que esto se lograría en un año… no en tres meses-

-Pero…-

-Señorita, ¿Cuál es su motivo real?-pregunto McGonagall levantando la vista y con los ojos tan fijos que casi se sentía atacada. Mucho más que con la profesora Mavra.

-Yo quiero…- soltó aquello que tenía en la mente, que era la verdad- … quiero que cuando Harry regrese encuentre que soy igual de fuerte que él. Se fue por que éramos muy débiles y… -sus ojos lagrimearon- … quisiera tener algo con que sorprenderlo-

El silencio muy corto.

- Pues ahora eres una eminencia en Runas. Si eso no es suficiente -dijo alzando el diario de campo.- ¿Estas segura de cada palabra que contiene?-

-En un noventa y cinco por ciento- contesto Hermione conteniendo la emoción por ver un rayo de esperanza.

-Cinco por ciento de fracaso es lo que escucho- dijo la profesora McGonagall muy seria y mirando al fuego de la chimenea- Ese cinco por ciento está en nuestra contra. Y no creo prudente arriesgarse de esa forma, o no hasta estar cien por ciento segura. Requiere pruebas y…-

-Profesora, yo lo único que le pido es que me ayude- dijo Hermione decidida- O de lo contrario ese noventa y cinco bajara a cincuenta al hacerlo sola-

-Hermione, eso es chantaje- dijo McGonagall abriendo la boca un poco, al segundo entrecerró los ojos.- No creo que sea la mejor manera de conseguir mi ayuda-

-Lo sé bien, pero lo tengo que hacer- declaro Hermione con tanta firmeza que incluso vio el cambio de mirada de la profesora, a una más esperanzadora.

-Bien, está bien, pero déjame revisarlo este mes y si veo que ese noventa y cinco es cierto… lo intentaremos. Pero espero que sepa lo que hace- dijo McGonagall resoplando- De lo contrario, desistirá-

-Eso es lo único que necesito- dijo Hermione saltando, el día estaba avanzando de lo mejor. Estaba controlándolo como nunca antes.- Le prestare el diario, yo tengo todo en mi mente, pero lo necesito para cuando hagamos el ritual-

-Si es que llegamos a hacerlo- declaro McGonagall con una casi imperceptible sonrisa.

Se dieron una última mirada cómplice y se despidieron. Estaba de tan buen humor que ni siquiera se molestó en cuanto le cayó la mitad de Pendragon a preguntarle cómo le fue y que hablo con McGonagall. Incluso soporto las miradas de Theo.

-Ustedes están bien, o no se pueden ni ver-dijo Hermione a Ron y Daphne, lo cuales estaban tomados de las manos, pero aun parecían no estar del todo bien.

-Eso parece- dijo Daphne, para luego darle un abrazo- Perdón por no felicitarte en la mañana, espero que en la noche podremos celebrar como es debido-

-Claro- contesto Hermione y luego recibió un beso en la mejilla de la rubia.- pero nada muy cursi-

-Pero si hasta ya tenemos el pastel- dijo Ron al momento de darle el abrazo- He conseguido que Fred y Gorgue hicieran un pastel especial para ti, me lo mandaron y le pedí a los elfos que lo guardaran. Ya verás que sorpresas nos darán esos dos-

-Yo no comería nada de ellos- declaro Neville con una mirada de espanto- La última vez me cubrí de plumas-

-Se te cayeron todas- respondió Luna riendo- Además estabas adorable-

-Solo te faltaba el decir, lorito quiere galleta, lorito quiere… - comenzó Ron con voz chillona, mas no termino al recibir un golpe en el hombro de Luna, sacando una carcajada de Neville y de Daphne.

-Deja a Neville- dijo Luna mirándolo con los ojos semi cerrados- O ya veremos quien come galletas de canario cada semana-

-Neville, tu linda y rara novia esta de agresiva. La calmas o…-

-¿O?-pregunto Neville de forma que parecía apunto de sacar la varita.

-Me echare a llorar- contesto Ron ocultando la cara en el hombro de su novia.-Me dolió y me dolió mucho, me han pegado todas, excepto ella, hasta ahora-

-Aún falta que te pegue Lagvenderrrrrr- dijo Daphne alargando tanto la "r" que pareció grotesco el nombre.

Hermione no aguanto y saco una risotada, que enseguida se contagió a pesar de que no fue un comentario que no pasó desapercibido, Ron le miro algo avergonzado. Le miro como un perro apaleado y como disculpa le dio un beso.

Era algo incómodo por lo que solo dijo -¿Qué les parece si vamos con Hagrid?-

Cinco minutos más tarde, se encaminaban a los campos, caminando bajo la fría y neblinosa llovizna que surgió de la nada. Aunque más que caminar trotaban, y más que ir tranquilos se quejaban de ligera pero recia lluvia. En ese momento supo que su visita seria perfecta, por no tener a Theo encima, el chico dijo que tenía algunos trabajos atrasados y se fue directo a las mazmorras.

Pasaron corriendo por el campo de calabazas que para ser mediados de Septiembre ya tenían un tamaño increíble, a su lado se encontraba Buckbeak amarrado y pareciendo que no le molestaba la lluvia. Al verla o más bien sentir movimiento se agito, levantándose en sus cuatro patas y agito las alas con tanta fuerza que un aguacero les llego desde abajo, levantando más quejas.

El enorme hipogrifo al escuchar tanto ruido, hizo un sonido seco con su pico afilado y giró la descomunal cabeza hacia ellos. A Hermione aun le daba algo miedo, con sus enormes alas que podían golpearla con fuerza bruta y ese pico que seguro desgarraría su piel como si nada, añadiendo las garras de tamaño de dagas daba a un animal peligroso y muy noble.

-¡Oh, cielos!- dijo Daphne con nerviosismo. -Da un poco de miedo-

-¡Pero si es hermoso!- dijo Sofí asombrada y una mirada embelesada. Dio dos pasos adelantándose al grupo, al segundo el Hipogrifo casi lanza su afilado pico a su cara.

Hermione reacciono y le hizo una reverencia mirándolo a los ojos y sin parpadear. Unos segundos después, Buckbeak le devolvió la reverencia. Permitiéndole tocar, lo cual hizo Sofí de inmediato, tocando su cabeza y las largas plumas que cubrían su cuerpo.

-Estas hermoso, eres grande y fuerte. De verdad que un espécimen majestuoso. ¡Ahhhh! ¡Qué lindo eres!- decía Sofí mientras Buckbeak parecía más altanero con cada declaración.

-Ahora sabemos, porque su patronus es un hipogrifo- susurro Neville a Ron, el cual estaba boquiabierto por la familiaridad que poseía con la emplumada criatura.

-Pero si no es nada agresivo, solo quiere respeto y que le den huroncitos- dijo Sofí acariciándole debajo del pico, Buckbeak aleteo nuevamente de forma que parecía que le agradaba lo que decía y hacia la chica.

-Tan buena como su Hermano-

Hagrid salió dando zancadas por detrás de la cabaña; llevaba puesto un gran delantal con estampado de flores y cargaba un saco de patatas. Fang, su enorme perro jabalinero que le seguía los pasos, soltó un ladrido atronador y se abalanzó hacia los jóvenes. -¡No tiene la sangre Potter, pero el talento y la actitud sí! ¡Harry estaría orgulloso! Pero será mejor que entren o se enfermaran.- Fang saltaba sobre Hermione y Ron intentando lamerles las orejas, Hagrid los observó con una sonrisa, antes de abrir la puerta y señalar adentro

-¡¿Cómo has estado Hagrid?!- le dijo Hermione, y lo abrazo a pesar de estar empapado.

-Extrañando su compañía en mi clase, pero me las arreglo para no aburrirme- dijo el semi gigante casi riendo. Le dio dos palmadas que casi la derriban en el barro y le abrió paso dentro de la cabaña.

Adentro el ambiente estaba caldeado por la chimenea encendida, y algo delicioso cocinándose a fuego lento. Daphne, Ron, Neville, Luna y Sofi estaban parados casi apiñados entre ellos, temblando y empapados de pies a cabeza.

-El bendito resfrió que nos dará- se quejó Ron abrazando a su novia, pero al parecer, Daphne, le entraba más frio porque temblaba con fuerza.

-Necesitare raíz de Sulgadot, eso lo curara-menciono Sofí saltando para seguir viendo por la ventana al hipogrifo.

-Yo lo arreglo- dijo Hagrid sacando la varita con forma de ojo de dragón.

-NO- Gritaron, pero a destiempo, el gigante movió la varita desde los pies a la cabeza. Cerraron los ojos y esperaron algo malo. Hermione solo se limitó a esperar y ver qué pasaba, no creía que fuera a crear un desastre. Claro que tampoco esperaba lo que paso.

Se secaron de inmediato.

Tocaron su ropa y vieron a los de a lado, abrieron los ojos de forma cómica.

-No soy tan malo en la magia- gruño Hagrid con fiereza, pese al cómico aspecto que ofrecía con su delantal de flores. Se sentó de golpe en la mesa y dejo las papas encima-Pero veo que no confían en mí-

-Claro que confiamos- dijo Ron siguiendo sus pasos. Se sentaron en la enorme mesa de madera.- Pero me parece que no terminaste tus estudios-

-¡Ese tacto Weasley!- amonesto Hermione lanzándole una mirada dura.

-Lo siento Granger- dijo Ron rodando los ojos- Perdón Hagrid-

-En parte tienes razón, pero he tomado cursos avanzados de Embrujo Rapid- dijo Hagrid pelando las papas, con la cara roja, y era algo muy difícil de ver, la mayoría de su barba impedía que se percataran.

-¿Es una broma?-dijo Daphne apoyada en la mesa- He escuchado que son pésimos-

-Algo, pero es la única forma que conozco para ponerme al día- dijo Hagrid levantándose para mover el contenido de la olla en el fuego.- Filch me lo aconsejo-

-Por qué no me dijiste, te hubiera hecho una guía…-comenzó Hermione con comprensión hacia su amigo.

-¿Acaso quieres matarlo de aburrimiento?-pregunto Ron con cara de espanto. Y un pisotón se escuchó a tiempo que Ron abría la boca y bajaba las manos para sobarse debajo de la mesa.

-No quería ponerte más peso sobre tus hombros. Según entiendo acabas de tener tu EXTASIS- dijo Hagrid -¿Qué tal te fue?-

-Bastante bueno el examen, pero exageraron el nivel- dijo Hermione moviendo la mano- Es muy parecido a cualquier examen de lenguas-

-Eso no es noticia. La come libros, que se ha atragantado con un millón de tomos, no le parece difícil un EXTA…- comenzó Ron, y no logro terminar por un pastelillo floto de la cesta del centro de la mesa y se introdujo de lleno de lleno en su boca.

-Pensé que descansarías hoy- comento Hagrid como si fuera natural ver esas escenas, aunque lo era entre ellos.

-Es lo que hago- contesto Hermione sin vacilar- Estoy descansando con las personas que aprecio ¡Te hemos echado de menos!-

-Yo también- dijo Hagrid risueño.

La tetera silbo. A los minutos llevo tazas del tamaño de cubos, llenos de té color caoba, y una cesta más llena de pastelillos que seguían tan duros como cuando lo conoció. Estaba tan hambrienta por saltarse la comida, que hasta se sentía capaz de comer algo cocinado por Hagrid, así que cogió uno.

Hagrid pelaba papas, como si ellas fueran algo muy lindo, con tal amabilidad que no podía ser creída en un sujeto tan grande y con un delantal floreado. Se oyó un extraño sonido similar a un eructo y miraron alrededor; Sofí soltó un gritito y Ron se levantó de un brinco y se trasladó a la otra punta de la mesa para apartarse del barril que acababan de descubrir en un rincón, Daphne puso una cara de no creer lo que acababa de hacer su novio. Estaba lleno de unas cosas que parecían gusanos de un palmo de largo; eran viscosas, blancas y se retorcían.

-¿Qué es eso, Hagrid?-preguntó Neville intentando parecer interesado en lugar de asqueado, pero dejó su pastelito en el plato.

-Larvas gigantes.-

-¿Y en qué se convierten? -preguntó Ron con aprensión. Y ocultándose de la vista de Daphne.

-No se convierten en nada. Son para alimentar a Aragog- Y sin previo aviso, rompió a llorar.

-¡Oh, Hagrid! -exclamó Hermione, y sin poderlo evitar, bordeando la mesa por el lado más largo para evitar el barril de gusanos, le rodeó los temblorosos hombros.-¿Qué te pasa?-

-Es… él… -dijo entre sollozos; sus ojos, negros como el azabache, derramaban gruesas lágrimas mientras se enjugaba con el delantal.- Es… Aragog… Creo que se está muriendo. El verano pasado enfermó y no mejora. No sé qué voy a hacer si… si… Llevamos tanto tiempo junto…-

Hermione le dio unas palmaditas en la espalda, pero no encontraba palabras para consolarlo. No supuso que sentimientos eran correctos; Hagrid le había regalado un osito de peluche a una cría de dragón, y también lo vio canturrearle a escorpiones gigantes provistos de ventosas y aguijones, y le gustaban todo tipo de criaturas peligrosas. Pero la gigantesca araña parlante, Aragog, que vivía en la espesura del Bosque Prohibido y de la que Harry casi mata años atrás, era quizá el más incomprensible de los monstruosos caprichos del que guardabosques se encariño. Aun no entendía como no mato a Harry al entender que peleo contra la criatura y lo dejo mal herido. Podría ser la causa de tal enfermedad de Aragog y ciertamente, aun prefería que Harry saliera vivo.

-¿Podemos hacer algo para ayudarte? -ofreció Hermione como único consuelo.

-Me temo que no, Hermione -gimoteó Hagrid, intentando detener el caudal de lágrimas- Verás, el resto de la tribu… la familia de Aragog… se han marchado… he intentado seguir el rastro… pero pareciera que se largaron para dejarlo morir… los gigantes me han dicho que… pasaron cerca del campamento… Como enían prohibido atacar, las dejaron ir-

-Lo lamento- dijo Sofí y Luna mirando con una sonrisa pequeña.

-¿Campamento, gigantes?-pregunto Daphne mirando a Hermione, ella le hizo un gesto de "después se los cuento".

-Tal como están las cosas, tuve que dejárselo a cuidar a los gigantes, no les agrada del todo y eso me preocupa-concluyó Hagrid. Se sonó con el delantal, levantó la cabeza y agregó- Pero está bien, es natural ¿No? la vida y la muerte, él tenía que… - una vez más rompió en llanto.

Al final el ambiente se suavizó bastante. Aunque a nadie le pareció entusiasmado por llevarle gusanos gigantes a una araña asesina y glotona, Hagrid parecía dar por descontado que les habría encantado hacerlo y volvió a ser el de siempre. Aunque Hermione vio en su mirada que ella seguramente debía que ir al campamento gigante.

-Supongo que con las clases y el entrenamiento que tienen no podrán venir mucho- dijo mientras les servía más té.- No puedo creer que hayan estado entrenando de esa forma…- le miro como si no creyera como los presionaba. Mas parecía no discutir- Estoy preocupado por Aragog…- Repitió nuevamente.

Durante el trascurso de la tarde, la cabaña se llenó de pláticas sobre lo que paso en la semana. Y aunque Hagrid seguía insistiendo en que se sentía deprimido por Aragog. El resultado fue que al anochecer, cuando se despidieron de Hagrid, se lo veía bastante animado.

-Me muero de hambre -dijo Hermione cuando enfilaron a buen paso el oscuro y desierto camino de regreso. Definitivamente los pastelillos de Hagrid no eran suficientemente llenadores, mas al ser casi tan duros como piedras- Y esta noche debo cumplir el castigo con Snape, así que no tendré mucho tiempo para cenar.-

-En nuestro castigo nos dejó preparando un montón de sapoforo cortándolos en pequeñas piezas. No fue lindo. Y nos mencionó que tendrás que separar los gusarajos podridos de los buenos para utilizarlos en la clase de Pociones, y que no hacían falta los guantes protectores.- dijo Ron con una sonrisita maligna.

-Como si eso fuera malo, son babosos pero dejara humectada la piel- dijo Hermione aunque sin nada de alegría en la voz.

Al llegar al castillo vieron que la mayoría entraba y veían a la mesa de los profesores, y no era para menos, la profesora Mavra estaba sentada platicando con el profesor Dumbledore, ambos bastante entretenidos. A su derecha McGongall acuchillaba su plato una y otra vez con una cara que asustaría incluso a Voldemort. Pero lo que llamaba la atención era los dos aurores, que estaban detrás de su silla mirando a cada alumno como un posible peligro para la seguridad e la profesora Mavra.

Entraban ya cuando de la nada surgió un brazo que le tomo el hombro. Theo se situó entre la sombra del corredor y postrado junto a una estatua de lechuza, parecía que espero el momento justo para retenerla.

-¡Necesitamos hablar!- fue lo único que dijo.

El olor a rosbif hizo que a Hermione le rugiera el estómago, pero entendía que esa plática fue retrasada lo suficiente. Era momento de aclarar las cosas con Theo. Sin que se diera cuenta nadie, se encaminaron para salir del castillo, donde nadie interrumpiría la plática. En parte esperaba que eso quedara solo entre ellos dos, por que Pendragon podría mirar mal las acciones del chico, y aunque sus sentimientos no eran correspondidos, tampoco era que alguien pudiera controlar esas emociones.

En los campos, la humedad reinaba en el ambiente, también el aire refrescaba y congelando la piel. No hablaron ni una sola palabra hasta que se encontraron un poco lejos. En ese momento la luna brillaba con intensidad y podían verse claramente uno a otro. Le pareció ver como Theo se debatía entre comenzar a hablar.

-Sé que es lo que me deseas decir. Esperaba evitar esto- dijo Hermione cruzándose de brazos- De verdad no tienes que…-

-De tal forma que por eso me evades- dijo Theo restregándose la cara- Pensé que Ron y Neville se mantendrían callados-

-No me digas que les…-

-Me encerraron ese día que te salude de beso- gruño Theo moviéndose de un lado a otro muy rojo- Me cuestionaron tanto y se me salió. Luego dijeron que no era correcto al estar Harry desaparecido…- se dejó de mover y le miro de reojo-… me advirtieron que me mantuviera lejos-

No existía un manual para decir que no sentía nada por él. Y más aún cuando le revelaba que los mejores amigos de su prometido le dieron un ultimátum, no sabía si enojarse con Theo o con esos dos que no confiaba que le guardara fidelidad a Harry. Sin embargo espero un momento aclarando su mente.

-¿Entonces para que estamos aquí?-pregunto Hermione dando dos pasos para atrás de forma inconsciente.

-Tengo que sacar esto de mi sistema o hará que estos sentimientos me molesten más y…-

-Ya lo sé. Te puedo responder sin necesidad de decirlo- dijo Hermione soltando un suspiro- Amo a Harry, nada cambiara mis sentimientos por él y créeme que…-

-¡Solo guarda silencio un momento!- alzo la voz Theo, la cara se le pinto de rojo, como si le molestaran las palabras de Hermione- ¡Me gustas mucho! Y ¡Esperaba que pudiera intentar saber si esto es solo un estúpido enamoramiento o algo más fuerte!-

Las palabras retumbaron en la mente de Hermione, mas no fueron como la primera vez que Harry se le declaro. En ese entonces estaba segura que la hicieron feliz, en ese momento estaba odiando lo que decía Theo.

-No. Simplemente no es posible- dijo Hermione negando con la cabeza- Estoy segura que mi amor por Harry jamás va a cambiar, lo lamento mucho y espero que puedas entender…-

-¡EL TE DEJO!-grito Theo, no solo silenciándola, también creando que enfureciera un poco.- Espera, no, no es lo que quise decir. Yo quería…-

-¡Harry no me dejo, fue a un lugar donde está entrenando y haciéndose más fuerte!- dijo Hermione al tiempo que giraba y sin quererlo escuchar más dio pasos largos, directo al castillo.

-¡O está muerto!- grito Theo haciendo que girara y lo viera como si tuviera tres cabezas, y cuernos en cada una de ellas.

-¡NO ESTA MUERTO! ¡Y no tienes ni día de los pruebas que afronta para poder regresar!-grito Hermione colérica.

-¡¿Y tú sí?!- pregunto con furia.

-No, pero…-

- ¡Estás haciendo mucho por esta guerra y ¿El qué?! ¡SE FUE Y DEJO QUE PELEARAMOS SU GUERRA!- Grito Theo con enojo y avanzando.

Más Hermione no retrocedió.

-¡¿SU GUERRA?!- pregunto Hermione fuera de sus cabales-¡Ha intentado siempre protegernos, el regreso de Voldemort era inminente con o sin Harry, hubiéramos tenido que pelear de cualquier manera!-

-¡Se quedó en el cementerio y regreso a los demás campeones, fue su culpa el que regresara Voldemort!- dijo Theo apretando los puños- ¡Y NOS DEJO TODO A NOSOTROS! ¡ES UN COBARDE!-

El enojo de Hermione fue tal que se quedó muda y apretaba los puños con tanta fuerza que sentía como temblaba, intentando no lanzarse a golpearlo. El silencio fue como una gota de cordura en Theo, miro a Hermione asustado, retrocedió dando pasos cortos y alzando las manos.

-Me he dejado llevar, no es lo que pienso de…-

-¡El cobarde eres tu Nott!- dijo Hermione aguantando las ganas de hechizarlo. Su corazón le pedía darle una paliza enorme, y su razón el no hacer que Pendragon se resquebrajara, ya que era la última defensa contra Voldemort. Avanzo hasta tocarlo con la punta de su dedo el pecho de Theo y su boca continuo sin poderse detener- Y escúchame bien, malagradecido. ¡Harry fue el hombre que te escucho, tendió la mano, te apoyo cuando tu propia casa te dio la espalda, te dio una familia cuanto perdiste la tuya, un techo y ha sido incluso tu amigo! ¡Es una cobardía de tu parte decir eso de Harry, más cuando no está presente y no puede defenderse! ¡Harry tiene muchos defectos, pero un cobarde nunca ha sido!-

-Escúchame Hermione, yo no quería que esto terminara de esta forma- dijo Theo mirando el lugar donde Hermione enterraba su dedo con fuerza.

-¿No? ¿Qué pensabas que pasaría? Que te diría que con mi novio desaparecido intentaría algo contigo, que dejaría al amor de Harry por un chico por el cual solo siento una camaradería y, que además es, una persona que está ofendiendo a persona que más le dio apoyo, ¿Qué estupideces pensabas?-

-¡¿ACASO NO CREES QUE NO ME ESCUCHO?! ¡Esto no se ni como surgió, solo apareció cuando te vi en Camelot, y luego se descontrolo! ¡Harry es mi amigo y odio esta situación, pero es lo que siento y…- se silenció, agacho la mirada y lucio como si algo le hubiera debilitado al instante.-… siento que estoy perdido. A lo único que pude aferrarme fue a esos sentimientos que surgieron. Mi madre muerta, mi padre un asesino y mortifagos, sin hogar, perseguido ¿Quién era? No sentía ni ganas de vivir. No hasta que me diste un lugar en cual quedarme y vi como cargabas todo es peso sobre tus hombros... solo surgió-

-¿Te dices perdido?-pregunto Hermione sin creerlo- Harry perdió su casa y familia al año, no conoció el amor de un familiar hasta los trece, no supo ni cómo responderme un abrazo a los once años, le dieron la espalda más de una vez y aun así lucho por sus amigos. El asesino de sus padres lo persiguen y ahora está en una maldita isla desierta, sin amigos, sin saber si al siguiente día comerá o sobrevivirá. ¿Te crees desgraciado? No tienen ni idea de lo que significa- dijo Hermione dejándolo, gruño por no poder golpear a Theo, sin embargo estaba lista para irse.

-Hermione, yo, solo quiero… Hermione- dijo Theo al ver como ya se encaminaba al castillo.- Hermione… solo escúchame-

-Ya lo he hecho. Se terminó. Tú y yo no tenemos que hablar de esto, ni ahora, ni en un futuro y espero que lo entiendas- Dijo Hermione freno para verlo una última vez, con tanta furia que podría evaporar la humedad del clima.- Tengo a Harry como nov…- Mas fue un grave error.

El rostro de Theo fue al suyo, apenas comprendió para lograr girar el rostro, sin embargo los labios de Theo tocaron los suyos.

Lo siguiente que paso, duro un segundo o menos y para Hermione fue como una espada atravesando su pecho. Aquel latido de Harry, el cual palpitaba desde que cruzo el velo de la muerte, se esfumo. Ya no estaba más.

Sucedió como un suspiro, imperceptible, algo que no cambiaría el tiempo o los hechos que giraban a su al redor. Pero que le hizo sentirse destrozada por dentro y por fuera. Ya nada le importo. No supo cuando Theo se separó, ni si le llama o no. Solo se llevó la mano al pecho, mientras lagrimas gruesas caían por sus mejillas, su cuerpo temblaba sin control alguno, gimió tan lastimeramente que seguro lo escucharon dentro del castillo. Su vista se nublo evitando que viera a Theo aterrado, sus oídos se taponaron silenciado sus propios gritos de desesperación. Sus rodillas tocaron el campo lleno de barro, al mismo tiempo que ella cerraba los ojos y buscaba el palpitar. De aquel latido que le importaba más que el suyo propio, aquel sentimiento de tener esperanza de verlo y creer que estaría a su lado también se desvanecio. Estaba tan vacío su interior, que ni su propio latido parecía importante.

Comprendió que no regresaría más, que la delgada conexión mágica que compartía con Harry era inexistente, que los sueños con su novio no volverían y que el desiluminador incluso podría fallar. Se sintió como una mentirosa, a cada persona que le dijo que sentía la vida de Harry latir dentro de ella, parecía que le mintió, incluso parecía que se mintió a sí misma. La culpa era por ese simple contacto con Theo.

Enfureció.

Alzo la vista directo a Theo, arrodillado a su lado e intentando calmarla y sonrió un poco al ver cómo, Hermione, silencio su grito y dejo de llorar. Se levantó, llevo su mano a la varita.

-¿Qué paso? ¿Estas…-comenzó Theo tan pálido como la luna, sus ojos asustados y dejo de emitir sonido cuando vio que Hermione le apuntaba directamente.-¿Hermione…-

-Immolabitque- susurro Hermione viendo puntos negros en su vista.

De la varita de Hermione, salió una ráfaga de luz color naranja. Si Theo no hubiera escuchado el comienzo del hechizo y girado su torso antes de que lo terminara, la magia hubiera logrado su cometido. El rayo cruzo medio campo y cuando toco el suelo, surgió una explosión tan potente que levanto la tierra y sacudió el castillo, y una columna de fuego del tamaño de dos camionetas se elevó al cielo e ilumino cada parte de Hogwarts. Al terminar dejo un hueco tan grande y circular que impresionaba.

-¡Hermione, no, no, esperaQ- dijo Theo alejándose al momento que sacaba la varita.

{Detente, te puedes dañar o matarte, debes tranqui…} comenzaron unas voces en su cabeza, pero tal cual aparecieron fueron empujadas fuera de la mente de Hermione, solo dejando un zumbido molesto.

-Immolabitque- repitió Hermione.

Esta vez el rayo fue directo a Theo, que creo un escudo con cada gramo de su magia, pero aquel hechizo golpeo de lleno la invisible protección. Las marcas de araña comenzaron a aparecer en el aire mientras el escudo se rompía y el hechizo avanzaba con potencia. En el último segundo Theo salto a un lado, evitando el mortal ataque, y el rayo naranja solo roso su ropa. El hechizo era tan potente giro hacia el suelo dos metros después y exploto con la misma potencia anterior. A Theo lo arrojándolo a más de diez metros, donde rodo como pelota y quedo tirado con una marca de quemadura en la pierna, mientras que el hechizo levantaba una segunda columna de fuego que cambio el clima nocturno a un tono más naranja.

Hermione temblaba mientras avanzaba a Theo, estaba tan destrozada y vacía que no pensaba en nada en terminar.

-¡¿Hermione?! ¡DETENTE!- grito la voz de Dumbledore.

El director salía por las puertas del castillo, saltando escalones y avanzando con prisa, con los profesores siguiéndolo y el alumnado viendo por cada rincón que podían. La profesora Mavra estaba entre los dos Aurores los cuales sacaban o dos varitas muy largas o dos báculos muy pequeños y apuntaban directamente a la castaña. De los alrededores llegaron volando en escoba mas Aurores, vestidos con su uniforme, aunque la primera en llegar fue Tonks, seguida de Sirius el cual parecía no haber dormido en días y haber tenido una batalla poco tiempo atras. Y por último los Pendragon, ellos corrían ya a donde estaba y miraban como si fuera una persona que no conocían. Cada uno de ellos con la varita en mano.

-Immolabit…- comenzó a murmurar Hermione.

-¡NO!-Grito Dumbledore y La profesora Mavra, ambos moviendo la varita tan rápido que lanzaron dos hechizos directo a la chica.

Apenas giro la varita y pensó en un hechizo protector. El Hechizo de La profesora Mavra fue repelido y se estrelló diez metros más lejos, creando cadenas de luz que envolvieron el árbol que tocaron. Sin embargo el de Dumbledore estaba a medio camino y no lograría frenarlo. No fue necesario moverse, el hechizo exploto en el aire. Los Pendragon la rodearon y apuntaron a todo aquel que estaba alzando la varita para lanzarle un hechizo.

-¡DETENGANSE!-gritaron Pendragon con furia.

Al momento Hermione estaba nuevamente viendo a Theo, sentado en el suelo, manchado de tierra y sangre, con la ropa quemada y una mirada de verdadero terror. Alzo la varita y antes que pudiera alguno más decir algo, una mirada apareció frente de ella. -¡Hermi, hermi, tienes que reaccionar! ¡¿Qué pasa?!- decía intentando llegar a su conciencia. Pero la poca conciencia que le quedaba estaba gritando de dolor. Los ojos casi morados de Sofí le veían con preocupación desmedida y sus pequeñas manos le tomaron el rostro, se veía tan pálida que parecía un fantasma.

-¡Señorita Granger! ¿Qué es lo que ha pasado aquí?-pregunto Dumbledore avanzando sin la varita.

Le flanquearon Ron y Neville apuntándole con tanta fiereza en los ojos, como si no supieran quien era el profesor y advirtiéndole que no tocaría a Hermione.

-¡Chicos!-dijo McGonagall alterada.

-¡No se acerquen! No dudaremos en atacar si pensamos que están realizando hechizo, así que no lo hagan- dijo Daphne que estaba de espaldas a Hermione, con Luna a su derecha y casi apelotonándose los demás Pendragon.

-¡¿Pero qué tontería es esta?!-grito Snape mostrando todos sus dientes. Se vieron por un momento preguntándoselo también. -¡Dejen que Granger responda por sus actos!-

Una sombra emplumada paso por encima de ellos, sacando alaridos. -¿Qué ha sucedido? - grito Hagrid llegando corriendo con Fang y justo a tiempo que Buckbeak aterrizaba con la soga aun en su cuello (lucia como si la rompieran a la fuerza) y daba un picotazo en dirección del profesor de pociones.- ¿Qué le ha pasado a Hermione?-

Se retiraron lo suficiente. Pero la tención era tanta que cualquier movimiento brusco podría desatar una contienda mágica.

Y antes de saberlo estaban en formación. Hagrid cubrió con su cuerpo, a la mayoría de Pendragon y la delantera. Sirius protegió la retaguardia y Tonks giro, en el aire, mirando a sus compañeros Aurores como si fueran enemigos. Adema de Buckbeak que estaba intimidando con su sola presencia. Cada uno rodeando a Hermione que aún mantenía la varita levantada en todo lo alto y mirando a la nada.

-¡Hermi! Reacciona por favor, por favor, ¿Qué te paso?-gimoteaba Sofí, viendo como los ojos de Hermione parecían desolados y tan oscuros que le dieron escalofríos. Parecía nuevamente petrificada.

-¡Todos, por favor, bajen la varita!- pidió Dumbledore guardando la propia y con una voz de mando que muchos no dudaron en guardarla. Más hubo sus excepciones como el profesor Snape que apuntaba a Sirius o Ron y Daphne que parecían no confiar ni en sus sombras en ese instante.-Profesores asegúrense que los alumnos regresen a sus salas comunes, y Aurores regresen a su trabajo-

-Pero… profesor- comenzó Snape casi escupiendo saliva del enojo.

-¡Ya ha sido demasiado alboroto¡- alzo la voz Dumbledore y con una mirada dura, Snape solo asintió.

-Ya lo escucharon- dijeron los profesores y empezaron a despejar el lugar.- a sus dormitorios-

Los Aurores recibiendo y aceptando sus órdenes giraron con las escobas y se fueron rodeando el castillo, Tonks miro un momento la escena y desapareció por la espesura del bosque. La profesora Mavra avanzo con una mirada llena de ambición, como si Hermione fuera una joya que no podía dejar de observar.

-¡Cuanto poder tiene esa niña!- susurro bastante excitada, aunque no pasó desapercibido.

-Profesora McGonagall, puede mostrarle su dormitorio a nuestros huéspedes- dijo Dumbledore caminando despacio hacia donde estaba Pendragon apelotonado -Mi estimada Mavra, le pido una disculpa por el alboroto espero entienda que los jóvenes de hoy en día son muy entusiastas-

-No tiene por qué agradecerlo Albus, esta visita ha sido especial... increíblemente especial-dijo La profesora Mavra palmeando los brazos de sus guardaespaldas (para que bajaran esa varita larga y gruesa) y mirando a McGonagall con una sonrisita.- La sigo Minnie-

La profesora McGonagall gruño. Miro a Hermione que tenía la varita abajo por las manos de Sofí que la sostenían, pero su postura parecía la de una persona al punto del desmayo, las rodillas casi dobladas, la espalda curva, el cabello cayéndole por el rostro y con una mirada que podría quedarle a un muerto. Se notó la preocupación en sus facciones, que por un instante se volvieron gatunas, y se retiraron.

- ¿Qué ha pasado señorita Granger?-pregunto Dumbledore con voz amable. Caminaba ya cerca del circulo de Pendragon que le abrieron un camino para que se acercara a donde estaba, Sofí protegió a Hermione con su cuerpo.- No le hare nada. Solo quiero ver si se encuentra bien-

-No lo está- dijo Sofí apartándose un poco- Algo le paso, no reacciona, no dice nada y parece que…-

-Es mi culpa- dijo Theo llegando cojeando y parándose lo bastante lejos.-Estaba bien hasta que la bese-

Los Pendragon abrieron la boca y enfurecieron, Ron dio dos pasos bastante sonoros al igual que muchos, pero cambiaron de actitud cuando Hermione reacciono. Fue como si presionaran un botón dentro de su mente, regreso de golpe, lo que hablo con el chico, lo que hizo y lo paso a su alrededor. Mas esta vez soltó la varita que le pesaba toneladas y su mano ardía como si fueran bañadas en fuego (Cada parte de su mano se mostraba de un color naranja nada lindo). Miro a Theo con odio puro, avanzo dos grandes zancadas que nadie pudo detener. Y a unos metros Ron le cortó el paso.

-Quítate- susurro con una voz fría y cruel que nadie jamás le escucho. El tono rojo de Ron cambio a pálido de solo escucharla, parecía igual de aterrado que Theo.

-Yo también quiero matarlo, pero no es la forma…-dijo Ron titubeando.

-Se ha ido- dijo Hermione alzando sus ojos llenos de lágrimas a su amigo. Paso unos segundos en los que se vio desconcertado, pero cuando lo logro comprender, las lágrimas empezaron a surgir- Ya no lo siento-

-¿Esta… esta… Harry ha mu…mu…-

-¡NO LO SÉ!- grito Hermione tan aterrada como Ron, término chirriando los dientes y en un susurro -No lo sé -

Las manos de Ron fueron a su cabello, se lo tomo con fuerza mientras gotas salpicaban el suelo. Enseguida Daphne lo abrazo e intento consolarlo. Estaba por hacerlo con Hermione, pero ella continuo avanzando. Permanecieron quietos y en silencio, mientras los pasos de ella sonaban en pasto húmedo. Hermione miro a Theo de frente. El chico temblaba y parecía querer alejarse.

Fue tan rápido que apenas lo procesaron. Algunos solo vieron un solo borrón, otros como caía hacia atrás y solo Dumbledore vio como Hermione estampaba su puño en la cara de Theo. El chico ni se quejó cuando quedo sentado en el suelo, con la parte inferior de la cara cubierta de sangre y salpicándole el pecho. Solo lucia avergonzado. Hermione no deseaba verlo más y regreso por sus pasos. Cada par de ojos parecía quererle hacer lo mismo. Sobretodo Ron que era retenido por Daphne y Neville (que no lucia mejor, parecía a punto de estallar). Luna parecía querer llorar, pero al tener a Sofí temblando y llorando en sus brazos, parecía no poderlo hacer.

-Aceptare cualquier castigo- gimió Theo desde el suelo.- Incluso ser desterrado-

Freno en seco. Jamás aprendía, pensó Hermione y le siguió un montón de groserías mentales directas a la persona de Theo.

-Bastante hemos perdido hoy- gimió Hermione al aguantar sus sentimientos y concentrarse en solo lo que era mejor, pero costaba tanto que la voz le salía muy rara- Pendragon decidirás si te quedas. Pero te juro que si jamás vuelvo a ver a Harry…- solo giro el cuello y miro como el rostro, de Theo, se empezaba a hinchar-… Te aborreceré durante toda mi vida-

Dejaron los campos e ingresaron al castillo. Al pasar por el gran comedor, vio un pastel solitario en la mesa de Gryffindor, la vista de una celebración en esos momentos estaba fuera de su mente. También el castigo de Snape le daba igual, si la castigaban peor era cosa que le traía sin cuidado.

Sin siquiera importarle las preguntas silenciosas que le hacían o que le siguieran, ni siquiera Dumbledore a su costado, fue directo a la torre de Gryffindor. En el retrato de la señora Gorda ella abrió la boca para pedir la contraseña, al ver su cara abrió la puerta de golpe dándole paso y antes de que cualquiera entrara, la cerro de un portazo, dejando al director y varios de los que debían entrar afuera. Subió las escaleras saltando de cuatro a cuatro, en dirección a la habitación de los chicos. Entro de golpe. Haciendo saltar al nuevo ocupante de la habitación, hasta ese momento no se lo había cuestionado, pero parecía que como no estaba Harry alguien más pasó a tomar su cama. Eso empeoro su estado. Su pecho estaba a punto de reventar de dolor, punzaba y ardía como si un hierro ardiente viviera adentro.

-¡LARGO!-ordeno Hermione y el chico salió despavorido.

La cama se volcó golpeándose estrepitosamente, dañándola y también la de Ron o tal vez la de Deán, no tenía idea y no le importaba. Y antes de que el chico siquiera pudiera abrir la boca se adentró a la sala de menesteres. El silencio era calmante, pero también le hizo recordar que ahora no sabría si Harry estaba vivo y corrió desesperada por la sala de estar, subió las escaleras y llego la habitación que compartió con su novio. Estaba semi vacía, en la cama se veía el uniforme Pendragon de Harry, sucio y manchado de sangre, mal doblado y dejado para que su dueño regresara a ponérselo. Se sentó en la cama, llorando a rienda suelta, gimiendo como si le apuñalaran un y otra vez con aquel ardiente instrumento que aumentaba el dolor a cada segundo.

Se aferró a la ropa de Harry, intentando sentir una nueva conexión, deseando siquiera sentir un pequeño latir. Más no aparecía. Deseo con cada gramo de su fuerza que ese día solo fuera un mal sueño.

Durante las siguientes horas lloro desconsolada, al cansarse durmió (las pesadillas la invadieron) y al despertar por las imágenes de Harry muerto volvía a llorar. Escucho varias veces pasos afuera de la habitación o susurros con la voz de Ron o de Sofí, pero ninguno se atrevió a entrar. Paso el día en cama, con el uniforme de Harry apretado contra su cuerpo y llorando. El lunes despertó, con la mano vendada y casi normal, además de un plato desbordante comida en la mesita de noche. Solo cerro los ojos y regreso a las pesadillas, donde por lo menos veía a Harry.

Despertó al siguiente día, y se sentó al borde de la cama. Esperando una señal que indicara, que su vida no concluyo.

{¿Por qué tengo que seguir?}Se preguntó deprimida

{Sé que tú eres la bruja más lista y fuerte que el mundo vera nacer.} Le contesto la voz de Harry {Sé que formaras una familia y tendrás una vida feliz. Conmigo como tu esposo}

-¡IDIOTA!-Grito Hermione con cada gramo de fuerza- ¡MAS TE VALE!-

Se levantó y con la ropa de Harry sujeta en su mano, salió para ver que desastre se cocinaba afuera.