Espere un poco para publicar por una amiga, no iba a estar conectada y el capítulo lo podría leer hasta hoy, de tal forma que lo siento por la pequeña espera. Si alguien tiene la culpa soy yo. Nadie más.
Pero vean el lado amable, adelante el siguiente capítulo y lo tengo medio acabado, aun me falta terminarlo; limpiarlo; re limpiarlo; sacarle brillo, y ver que todo caiga en caos. Claro que puede que no sea tan fácil hacerlo, me complique un poco con lo que deseo que pase y bueno... creo que valdrá la pena al final. Tendremos que esperar para ver qué pasa.
Espero que sea de su agrado... más que nada el final.
Siendo sincero tengo que admitir que no poseía mucha idea de cómo hacerlo, sí que pasaría, pero no como empezaría y terminaría... creo que fui capaz de darle un toque exacto, sin pasarme y sin ser muy ligero. Si no es de esa forma... díganmelo y puede que incluso lo re suba.
Pregunta para dedicatoria: ¿Con que golpean los gemelos a Voldemort?
Veamos quien sabe esta respuesta... supongo que todos, no es como si fuera tan difícil... no tenía imaginación hoy. ¿Un escritor sin imaginación? Suele pasar, más cuando una historia te cuesta continuarla.
Caoz presenta el siguiente capítulo patrocinado por la MACUSA y les pide que: Lean, disfruten y dejen su comentario.
Los personajes le pertenecen a J. K. Rowling
Capítulo 72.- Conociendo criaturas y la dolorosa despedida.
La tupida vegetación se movía al paso de la enorme bestia con cuernos, no importaba que obstáculo estuviera en su camino, fuera un árbol, una piedra o incluso otra criatura, el solo avanzaba. La criatura era del tamaño de un edificio de cuatro pisos, con la piel cubierta de pelo café, luciendo como un elefante. Pero no lo era; tenía tres enormes colmillos de casi cuatro metros de largo, apuntando dos al cielo y dos al suelo. Su cabeza no mostraba ni una sola señal de ojos, en cambio tenía una marca circular en medio de la cabeza. Eso ya le daba un aspecto raro. Y lo más extraño estaba en que poseía la longitud de un tren de carga y un centenar de piernas moviéndose con la lentitud de un oso perezoso. Aunque su rostro no fuera capaz de expresar emociones, lucia molesto. La razón era la criatura que se posó sobre su espalda algunos días atrás y no lograba quitarlo.
Un chico de cabellera azabache y una cicatriz en forma de rayo estaba sentado sobre su lomo. Con una vieja, sucia y maltratada capa sobre los hombros que poco lo protegía de la copiosa y dura lluvia. Sentado sobre el amplio espacio en su lomo, se mantenía los puños pegados y contra su pecho, con los ojos cerrados. Era seguro que no estaba dormido. Cada gota de lluvia que entraba en contacto con su piel se evaporaba. Dejaba un camino de vapor según la criatura avanzara.
Harry no supo si era un elefante ciempiés o un ciempiés muy parecido al elefante, sin embargo le puso Mammulopendra, sonaba bien en su mente cuando lo escogió. Y cuando se lo comento a Marlow el solo se dedicó a seguir comiendo su carne cabra multi ojos. Claro que aunque no pareciera no fue lo único que hizo en esa semana, paso descansando en la habitación de la cabaña, curándose, depurando e incrementado su velocidad de absorción de magia.
Cuando intento que Nikol le llevara con Diddy la chica desapareció nuevamente y dejo una nota que indicaba que no regresaría en mucho tiempo. Y que no ensuciara su cabaña con su sangre.
De esa forma continua su entrenamiento hasta que lograra aguantar la presión mágica de las siguientes islas, y para ello se valió del Mammulopendra, su avance lento y que la magia fuera hacia él era de ayuda. Pero algunos días después tomo la decisión de irse de la cabaña y buscar a Nikol y obligarla a llevarlo con Diddy.
No es que no le agradara la bruja con casi medio milenio, pero su actitud y las pocas veces que se hablaban no le ayudaron a descifrarla. Una parte de Harry le decía que ocultaba algo.
Cuando el Mammulopendra llego al otro lado de la isla, encarando la siguiente, palmeo la espalda de la criatura.
-Gracias Big, te veo después- dijo Harry saltando de la espalda de la criatura y aterrizando la orilla.
Pareció alegre el Mammulopendra (por deshacerse de Harry) y continúo su camino, moviendo su centenar de enormes piernas a la marcha de un tren en arranque. Y barritando de felicidad o como quiera que fuera su sonido.
-Dime ¿Cómo llegamos arriba?-pregunto a Marlow en su hombro y mirando la siguiente isla, estaba lejos y se veía un tamaño colosal.
El bosque por lo menos era más tupido, se notaba más movimiento (como algunas bestias aladas) y alguna que otra vez, rugidos. Como todas las veces anteriores su pequeño amigo solo le miro como si no comprendiera nada, aunque Harry no lo creía, varias veces le demostró entender la situación mejor que el mismo.
-Okey, eso puede ser la única solución para salir de este lugar.- dijo Harry para Marlow, aunque no respondiera, por lo menos le mantenía cuerdo.-Utilizare mi reserva de magia…-
-No es necesario- contesto la voz de Nimue. De un giro y saltando hacia atrás, tan rápido que se alejó tanto como pudo. La miro con los ojos fijos en cada movimiento que pudiera realizar. -Tranquilo, no vengo a atacarte. Todo lo contrario-
-¿Crees que me fiare de ustedes después de lo que me han hecho?-pregunto Harry preparándose para correr si era necesario.
-No- contesto soltando un suspiro, luego camino y se sentó en un tronco caído, aunque no era necesario-Después de todo Merlín estuvo a punto de matarte-
-¿Solo Merlín?-pregunto Harry sin bajar la guardia.
-Sabes que si deseara que murieras… lo estarías- dijo Nimue con una sonrisita, y poquito de diversión en la voz-¿Por qué crees que aún sigo despierta y Merlín dormido?-
-Es de sueño pesado, supongo- gruño Harry mirando los azules ojos de Nimue, entendió que ninguna contestación que intentara seria la correcta
-En parte tienes razón, pero el tardara tres o más meses en recuperarse por completo. Yo sigo aquí- contesto palmeando el tronco para que se sentara.- ¿Cuál será la razón?-
-Me dejaste salir del agua. No me atacaste con toda la potencia de fuego que tienes-dijo Harry cediendo, camino hasta donde estaba y tomo asiento a su lado. No supo cómo sentirse al lado de la persona que intento ahogarlo, aunque no era tan incómodo como pensaba, tal vez estaba acostumbrado-¿Por qué no continuaste atacando? Sabes que Merlín estará molesto de verdad-
-Por mi puede estar molesto hasta sus siguientes vidas- contesto Nimue volteando a ver el cielo-Además reserve parte de mi magia, de tal forma puedo estar contigo en las situaciones difíciles ¿Quieres escuchar la historia completa?-
-Mientras no contenga fantasmas o pariciones- respondió el chico sentado y cruzado de brazos, tiempo es lo que le sobraba en esas islas.- Y no quieras matarme-
-No me agrada para nada lo que pasaste. Admito que debí oponerme. Pero los motivos de Merlín me parecían lo bastante comprensibles… no sabes cómo era en mis tiempos, las personas eran por completo bárbaras y sádicas. Una mujer no podía destacar porque era inmediatamente subyugada, algunas de mis más cercanas conocidas sufrieron al ser utilizadas como moneda de intercambio, ser tomadas por la fuerza o simplemente asesinadas sin poder decir ni una palabra.-
-Sueña a un lugar de porquería- dijo Harry asqueado.
-Y eso era lo más común.- soltó un suspiro y le miro a los ojos, se notaba que contenía muchos más relatos, algunos que incluso podrían corromper su alma- Yo solo logre volverme fuerte porque siempre permanecí a la sombra de Merlín… es una historia larga… para resumirla tendría que decir que Merlín me encontró en la inmundicia. Yo tenía unos once cuando Merlín me salvo de que me cortaran la mano, por intentar obtener comida, e incluso tal vez de ser violada. Tenía unos veinte años y era un mago ya de renombre. No supe que vio en mí, pero pago mis deudas y por mi vida. Pensé que terminaría siendo su sirvienta, al contrario, recuerdo que me vistió, me dio un techo, me alimento y me tomo de aprendiz junto con mi amiga… Morgana. Antes de que lo supiera nos enseñaba magia. Incluso enfrento al rey de donde vivíamos. Fue expulsado del reino por mi culpa, cometí tantos robos, para mantenerme viva, que querían para ser ejecutada. Al escuchar eso, Merlín solo se rio enfrente de cada aldeano, me acaricio y beso la mejilla, para después tomar mi mano y nos marchamos.-
-Suena a un buen tipo. ¿Segura que hablamos del mismo Merlín?-pregunto Harry no queriendo ser grosero, pero aquella imagen de Merlín no encajaba con lo que conocía.
-Eso creo- contesto sin estar del todo convencida- Pasamos años viajando por cada rincón que encontrábamos, el en cada lugar se hacía conocido y la mayoría se maravillaba de lo que podía hacer. Yo en ese momento estaba enamorada de él y Morgana también. Pero Merlín me favorecía en sus afectos, también me cuidaba más y… cuando nos encontrábamos solos nos profesábamos nuestro amor.-
-Si con "profesar su amor" te refieres a lo que creo… Que asaltacunas era- dijo Harry sorprendido un poco, aunque le sorprendía mas la voz con que Nimue lo relataba, podía sentir los sentimientos fluyendo en cada frase de su relato.
-No sé cómo sea en este tiempo, pero en aquel entonces una chica de quince podía ser la esposa de un anciano, mi propia madre murió a los dieciocho, dos años después de tenerme y mi padre murió de anciano.- Contesto Nimue sin un sola nota de regaño, y bajo la vista al suelo, sus ojos se ensombrecieron y la sonrisa se desvaneció- Y mi vida cambio cuando Morgana nos descubrió, juro vengarse de aquellos que le rompieron el corazón y se marchó. El dragón Imperial apareció unos años después, recién teníamos un año establecidos en Gales y estábamos pasando un tiempo duro como pareja, cuando nos atacó ferozmente, destrozo cada cosa que veía, no dejo nada más que ceniza y llamas a su paso. Vecinos, amigos, conocidos y cada parte del pueblo desapareció entre las llamas. Quede gravemente herida y Merlín aterrado, fue cuando tomó la decisión de que necesitaba ser más fuerte.-
El espacio que dejo en silencio fue llenado con un poco de tención, también de suspiros y una mirada melancólica.
-Recuerdo ese día como si fuera hoy… una semana después de que el dragón imperial nos atacara, llovía y ni de esa forma el fuego se apagaba, Merlín veía la ceniza mojada en el patio y como el cielo aún se mantenía negro y mantenía una cara que nunca vi antes. Cuando al fin aparto la mirada me dijo "Estas por tu cuenta", pensé que jugaba e intente seguirlo, me destrozo el corazón cuando por intentar detenerlo me golpeo. Me quede en el suelo llorando y destrozada mientras él se marchaba sin mirar atrás…- tomo otra gran bocanada y apretó sus manos-… Hice mi vida, dedicando mi magia al agua, ya que si aparecía el dragón imperial sería una buena defensa, conocí al padre de mis hijas y las vi crecer en relativas paz. Claro que el sufrimiento de Dragón imperial regresaba cada tantos años para aterrarnos, y las historias de Merlín eran noticia incluso si estaba del otro lado del mundo. La siguiente vez que vi, a Merlín, fue en Camelot, un reino hecho por Arthur Pendragon, donde todas las criaturas y seres mágicos o no podían coexistir. Ambos éramos un par de ancianos. Había pasado tanto tiempo que incluso yo tenía una nieta, supongo que de ella es la rama de tu amada Hermione. Me reconoció y ni se dignó a hablarme. El Dragón Imperial o Diddy, como lo llamas, había atacado tantos lugares y dejando medio mundo destrozado que Arthur y Merlín decidieron confeccionar un arma tan poderosa que pudiera acabar con él.-
-Excálibur- dijo Harry soltando un gruñido. -Mi abuelo Priscob me contó la historia Merlín forjo la espada para Arthur. Y lo hizo por poder-
-¿Vivió tanto?-pregunto Nimue sin mirarlo- El pequeño duende tenía apenas cuatro o cinco años cuando se forjo-
-Y llego a tener más de tres mil… vaya vida- dijo Harry mirando también el cielo, recordando a su abuelito.
-Creímos que era para Arthur -continuo después de una ligera pausa y haciendo una ligera sonrisa- El arma forjada por gigantes, duendes, elfos, los licántropos, hadas y los normales ayudando para confeccionaron el arma; utilizando el acero más duradero y hermoso que encontraron los duendes, calentadas con el fuego etéreo de Merlín, purificado a través de los golpes del enorme martillo del rey de los gigantes e imbuido de la magia de los elfos y hadas, todo mientras la sangre de los licántropos era derramada sobre el acero en la luna llena. Los sin magia ayudaban a todos y mantenía a cada grupo en comunicación, aunque ellos tenían más trabajo que cualquiera. Murieron muchos en su confección…-dejo un espacio, Harry suponía que en la memoria de las vidas que se sacrificaron para crear esa arma poderosa-… Al final, en su fase final, el arma ardía tanto y con su propia magia calentando más y más. Dejándola al rojo vivo durante varias semanas. Solo le quedo una solución.-
-La dama del lago- dijo Harry mirando a la distancia, casi imaginando el grupo de enanos vaciando metal en un enorme contenedor que era golpeado por un gigantesco martillo, al tiempo que licántropos se desangraban en el contenedor, elfos y hadas derrochando su magia adentro hasta desfallecer y los pobres muggle ayudando hasta el borde de la muerte. Un escenario que le revolvió el estómago.-Te pidió que enfriaras la espada-
-Y lo hice. No por Merlín, Camelot estaba empezando a calentarse hasta parecer el infierno- dijo Nimue mirando el mismo punto que Harry- Vacié mi magia durante una semana para lograr enfriarla y cuando parecía estar a punto de lograrlo, Merlín levanto el mar y lo arrojo sobre la espada para calmar la poderosa sed de aquella arma que no dejaba que el agua la tocara. Al acabar la sal y vapor candente nos cubrían, y la lluvia amenazaba con no parar en un año completo. Pero estaba la espada terminada-
-Supongo que se sorprendió de no lograrla levantar- dijo Harry alzando la mano y mirando el anillo oscuro en su dedo.
-Cierto, aunque no se quejó.- dijo Nimue limpiándose los ojos de las lágrimas que se asomaban- La sorpresa que obtuvo fue aún mayor al ver como Arthur caminaba directo a la espada medio enterrada en su molde, y de un tirón la levanto. No dijo nada Merlín, pero estoy segura que se sintió aliviado de no tener esa pesada carga. Y con pocos metales un caliente por los rescoldos del contendor fabrico su báculo. Juntos Merlín y Arthur combatieron a Diddy, creímos que al matarlo terminaría. Pero volvía cada cierto tiempo, aparecía y la muerte lo seguía. Sin importar cuantas veces terminaran con su vida el dragón siempre regresaba. La última vez Arthur, Merlín y yo peleábamos con todas nuestras fuerzas retrasando su avance a Londimium, el lugar donde los muggles residían… Arthur se sacrificó y la criatura desapareció.-
-Llego a este lugar o renació en este lugar- dijo Harry mirando las última gran isla.- Tiempo después acabaste con Merlín y trajiste su báculo a este lugar-
-Sin su carga de eliminar a Diddy, Merlín pareció regresar a ser el mismo joven del cual me enamore, me cortejo un tiempo e intento disculparse por el incidente en nuestra juventud. No fue lo mismo, más cuando él tenía un hijo con una hada y yo familia con un muggle, aunque ambos fallecieron antes de que Diddy desapareciera. Aun teniendo más de doscientos años seguía pareciendo un chiquillo, y yo ya había tenido toda una vida por mi espalda. Si me hubiera pedido matrimonio, creo que no hubiera dudado en aceptarlo. Solo que sin algo contra que pelear, su mentalidad cambio, se volvió más paranoico y casi desquiciado. Mordred, era arrogante, Merlín me dijo que si obtenía Excálibur se desataría una guerra entre sin magia y los magos. Reunió a las criaturas y la espada fue destruida, o mejor dicho trasformada en cuatro fragmentos que se darían a magos a cuidar.-
-Los anillos- dijo Harry mirando el quinto anillo Excálibur-¿Y este?-
-Ni yo supe que lo creo hasta que lo vi en su mano, dividiendo el poder de Excálibur, cualquiera con magia podía portar un fragmento. Lo rete e intente saber sus razones, mas nunca contesto nada y solo miraba con un lunático. Ahora se la razón, encerró su mente en el anillo y dejo lo peor de él fuera…-
-¿Esto es lo mejor de Merlín?-pregunto Harry incrédulo.
-No creo que le saliera tan bien como el esperaba, puede que tomara su esencia, la verdad no tengo mucha noción de ese hechizo o ritual. La cuestión es que se obsesiono con la muerte y creo ese portal, que ustedes llamaron velo de la muerte, lo utilizaría para poner una entrada directamente al otro lado de la muerte. Por lo de la batalla del ministerio, creo que fue también para enviar el quinto anillo por el portal y que nadie obtuviera el poder de Excálibur, mas no lo sabía y lo detuve cuando termino de crear el portal. Enterré el anillo en el velo, le quite su magia a Merlín y la divide en tres partes, el báculo, la piedra y la perla. Traje el báculo aquí, encerré la piedra en Hogwarts y mi conciencia en el resto. Espere por siglos a alguien que despertara mi conciencia, apareciste tú, un chico ingenuo pero con el corazón de un dragón. - dijo Nimue con la cabeza hacia su dirección y con total neutralidad.
-¿Tengo que decírtelo nuevamente? No soy ingenuo, solo veo el vaso medio lleno- dijo Harry rodando los ojos.
-De esa forma ver la batalla contra Diddy, ¿Medio ganada?- dijo Nimue lanzando una débil sonrisa- No quiero decir que derrotar a Diddy es imposible, pero nosotros pasamos nuestras vidas intentándolo y fracasamos. Perdí a muchos por ese dragón e incluso al que pensé que amaba ¿Por qué crees que puedes ganarle?-
-Ya me lo has preguntado- dijo Harry levantándose- ¿Recuerdas? ¿Por qué quieres poder? Me preguntaste y mi respuesta no ha cambiado desde entonces. Yo viviré junto a Hermione y tendremos una familia, iré a partidos de Quidditch con Ron, seré el hermano de Sofí incluso si eso significa pelearme con el mundo mágico, entrenare junto a Neville y lograre que deje de temerle a Hermione, Daphne descubrirá cosas y luego me dirá indirectamente que las sabe, y partiré la cara de cualquiera que intente cambiar esa respuesta.-
-Merlín y tú se parecen tanto, y al mismo tiempo son tan diferentes. Te ayudare.- declaro Nimue levantándose también, alzo la mano, pero pareció tener una duda y lo volvió a mirar- Dime, Harry Potter, ¿Cuál es tu historia con Hermione?-
-Es muy sencilla, un chico necesitado y con una suerte pésima conoce a una chica hermosa que le saca de aprietos. La chica le regaña, le grita y lo vuelve loco. El chico es un idiota total. De alguna forma logra enamorar a la chica y a pesar de que es un cabeza hueca que la puede poner en un peligro mortal, ella decide entregarle su corazón. Y el entrega el suyo a ella aunque el mundo esté en su contra- dijo Harry con una sonrisa- El chico se vuelve el esposo de la chica y forman una familia.-
-No estas casado con Hermione ¿Cierto?- menciono Nimue alzando una ceja.
-Aun no- declaro Harry señalando la siguiente isla- Pero con cada tramo que avance estaré más cerca. Si me llevas a la siguiente isla te demostrare que puedo con Diddy-
Nimue sonrió con nostalgia, luego alzo sus manos y con el agua de la isla lago construyo una escalera que lo llevaba a la siguiente.
-Con el sol de mediodía no durara mucho- dijo Nimue sonriendo y luego le miro- Digno Rey de los magos y los dragones, poseedor de la incorruptibilidad y el corazón de un Dragón, entregare el poder de Merlín y a Excálibur en buenas manos. No me defraudes obsesionándote con el poder-
-Ya también te lo he dicho. No me importa el poder, pero lo necesito para eliminar a Diddy y Voldemort- dijo Harry con la mirada en la siguiente isla. Nimue desapareció. No dudo ni en siquiera correr por la escaleta, saltando un montón de escalones en cada tramo, no era fácil, era hielo sobre lo que saltaba y no exactamente un hielo muy sólido. Pronto estaba deslizándose agua por los escalones y el pasamano era más delgado, a plena luz de la tarde era un cubo de hielo en una bebida caliente. Aun cuando casi resbala en el último, logro llegar con algunos segundos de sobra, antes de que se desmoronara y los pocos trozos de hielo restantes cayeran por la borda.
El lugar era una selva, con árboles tan altos como edificios pequeños y tan tupidos que a pocos metros se comenzaba a oscurecer a pleno sol. Y la humedad impregnaba el ambiente. Los sonidos procedentes de la maleza dejaban claro que cualquier cosa con la que se topara seria en extremo peligrosa. La magia era más que en la isla anterior y enseguida comenzó absorberla.
Con una imagen clara de lo que quería fue directo en línea recta. Se encontró con toda clase de criaturas, unas muy pequeñas y otras medianas, algunas de las que leyó y otras que ni en sueños imagino. Avanzaba con cierta rapidez esperando encontrar algo interesante o la siguiente forma de subir, aunque era claro que la penúltima isla, donde se encontraba Diddy era mucho más peligrosa y no sería fácil llegar.
Freno en seco al ver la luz filtrarse por los árboles y dejar un monte semi descubierto y con un grupo de criaturas encima. Era extraña de verdad, con el cuerpo de un tigre (solo que con una cola de 4 metros y de lagarto), el pelaje de una cebra, la cabellera roja de un león y la cara de una tortuga. En cada pata tenia garras tan fuertes que seguro perforarían rocas. Pastaban tranquilamente, y algunos jugaban a las mordidas entre ellos. Más que nada freno por la chica de pelo rojizo estaba entre ellos y le daba directamente de comer a una criatura entre sus brazos.
Se acercó con cautela. No podía confiarse de que la manada de aquellas criaturas dejara pasar a un intruso tan fácil. Nikol podría tener años viéndolos y estudiándolos para poder acercarse de esa forma.
-¿Con que aquí te escondes? ¿Qué son?-pregunto Harry a la orilla de la meseta, esperando que las criaturas no se abalanzaran sobre su cuerpo. La pelirroja salto con los ojos abiertos. Y las criaturas se acercaron, más solo lo miraron con curiosidad.
-¿Qué haces aquí?-pregunto Nikol sin soltar a la criatura que parecía un recién nacido de 20 kilos.- Creí que seguirías en la isla lago-
-Y yo creí que me llevarías con Diddy- dijo Harry señalándola- Y aun no contestas ¿Qué clase de criatura son?-
-Son Quienetescis, son criaturas que entran en el ramo quimérico y que pueden habitar en bosques o en zonas acuáticas. Suelen vivir en manadas de veinte a cien miembros, son herbívoros sobre todo, aunque cazan criaturas pequeñas y les gusta lamer la savia que brota de los arboles- Comenzó a decir, casi como si fuera una clase- Se guían por un matriarcado, la mayor tiene unos cincuenta años pero la líder tiene unos veinte años. Son territorial…-
No termino al ver que un Quienetescis, que estaba a la cabeza, estaba olfateándolo. Saco su lengua y le lamio todo un costado, luego alzo una pata y rasgo la tierra. Con un quejido inentendible, abrió la boca atrapando la vieja capa y rasgo más la tela, se hubiera sentido atacado si no fuera porque la criatura lucia como un perro queriendo llamar su atención. Lo arrastro por la meseta y antes de que supiera que quería estaba en medio de la manada. Y en un hueco lleno de huevos más grandes que balones de baloncesto. Todos rayados como cebras, aunque de colores diferentes.
-¿Qué quiere?-pregunto Harry intentando no tocar el nido, era difícil cuando la Quienetescis le empujaba con la cabeza.
-No lo sé, nunca vi que hiciera eso antes, son protectoras con los huevos- dijo Nikol sorprendida, se levantó con la cría en brazos y camino en su dirección - Se supone que eclosionaran en esta semana, pero solo ha salido esta chica, además de que no creo que quiera ponerlos en riesgo-
Harry ya estaba en medio del nido y ni así la criatura lo dejo, comenzando a lamerlo con más insistencia. En una lamida muy fuerte, se tropezó con el huevo de enfrente y por no caerle encima se sostuvo de otro lugar, aunque uno malo ya que también era un huevo. Su mano quedo encima y las líneas comenzaron a ponerse de color más intenso, hasta que sonó un "crack" y el huevo se partió.
-Juro que no fue mi intención romper el cascaron del huevo…- dijo Harry tragando duro.
Antes trato con criaturas y sus huevos, la experiencia le fue tanto aterradora como tentativamente buena, pero rodeado de la manada de Quienetescis no creía correcto romper el huevo o lastimar a sus crías. Pero se calmó cuando una cola larga y llena de viscosidad se asomó. Un "Gahahuua" sonó por la meseta. Los Quienetescis alzaron la cara y sobre sus dos patas traseras dejaron caer las delanteras provocando un sonido raro. La cría partió el resto del cascaron, revelando a la misma criatura solo que más pequeña y sin mechón alguno, incluso sus rayas eran tan tenues que apenas se notaban. Eran de verdad feos. Enseguida la Quienetescis líder comenzó a lamer la cría, suponía que para quitarle la viscosidad que lo cubría y tranquilizar el llanto que surgía.
Decidió sentarse para no armar mas alboroto, aunque ninguna de las demás criaturas le prestaba atención. A excepción de Nikol.
-¿Cómo lo eclosionaste?-pregunto acercándose.
-Yo no hice nada, solo lo toque- dijo Harry intentando no lucir avergonzado por romper un huevo. Aunque al final no fue un problema.
-Toca otro- dijo Nikol dejando a la criatura que llevaba en brazos a lado de la recién nacida.- ¡Rápido!-
-¿Para qué? - pregunto Harry extrañado.- no quiero morir por Quinestesis-
-Solo hazlo- ordeno. Al ver que Harry no le hacía caso tomo el huevo más cercano, uno con color magenta. Y se lo puso delante.
No entendía nada, aunque por la insistencia de Nikol y la mirada de la Quienetescis supo que algo pasaría al hacerlo. Su palma toco la tibia superficie. Y nuevamente se abrió, a los pocos segundos tenían a otra criatura pequeña y sin pelo, saliendo por la parte baja del cascaron. Apenas reacciono para tomarlo entre sus manos y que no golpeara al suelo.
-¡Eclosión táctil!-dijo Nikol soltando el cascaron vacío. Saco una pergamino mohoso y un tintero pequeño, y con velocidad escribió, mientras decía en voz alta-¡Al tocar a eclosionado! Pero con mi tacto no funciona… magia… no, él no hace magia… puede que una barrera mágica proteja los huevos y… la destruyera con su tacto o algo parecido… pero la criatura luce bien y completa… seguro que en su etapa eclosión se espera que rompan la barrera mágica por si solos. Aunque una ayudadita no está mal. Margarita le ha traído directo a que los toque… como si supiera que lo lograría… es curioso que un sujeto loco y tan raro pueda hacerlo… anqué por fin fue de ayuda y…-
- Aun estoy aquí y escucho a pesar de ser un loco y raro -gruño Harry mirando a la chica. -Y ¿Quién es margarita?- La Quienetescis que le llevo al nido estaba a su lado y le golpeo en el hombro con el hocico.
-Esa lindura. La líder de la manada- dijo Nikol sin prestarle atención- Creo que quiere que le ayudes a traer al mundo a la nueva generación de Quienetescis-
-¿Yo?-pregunto Harry anonadado, mientras Margarita le llevo con la cabeza otro huevo.-Pero…-
-¿Qué perderás con tocarlos?-pregunto Nikol como si supiera que se quejaría.
Harry soltó un suspiro. Nunca pensó que en su vida sería partera de Quienetescis, y menos de más de unos veinte, era el aproximado de huevos en el nido. Tardo un rato pasando de huevo en huevo eclosionándolos, hasta que a su alrededor tenia a un montón de crías gruñendo por atención. Y aunque no lo creyera apelaban por la suya. El ruido debió despertar a Marlow que salió y al mirar a tantos cachorros a su alrededor no dudo en sacar las garras, aunque después de una explicación de Harry y que un Quienetescis bebe le lamiera, se subió en su lomo y comenzó a cabalgarlos.
-¡Es la primera vez que eclosionan todos los huevos!- dijo Nikol atascada en sus notas- Siempre se pierden varios, con ayuda, esta vez han nacido cada cría-
-Aunque no es como si fuera muy natural que yo les ayude- dijo Harry cruzado de brazos, con un Quienetescis mordiéndole la capa, otro el lamiéndole el codo, un par más acurrucado en sus piernas y otro trepando por su espalda.-Ahora que seré ¿Nana de lagartijas peludas?-
-¡No les digas de esa forma! ¡Son muy sensibles!- dijo Nikol acariciando a un cachorro sobre su regazo.
-O claro, súper sensibles- dijo Harry al tiempo que miraba al cachorro que mordía su pierna, aunque no dolía y parecía no tener dientes, era molesto.
Las mamás giraban en torno al nido, como esperando ver a los cachorros correr en todas direcciones, claro que se mantenían ocupados molestándolo.
-Y a todo esto nunca respondiste ¿Qué haces aquí?-pregunto Nikol.
-Vengo de vacaciones y a ver si me encontraba una veintena de mascotas nuevas. ¿Quieres una de mascota? - dijo Harry sonriéndole de forma sarcástica- Subí porque quiero ir a ver a Diddy, tienes que decirme como subir-
-Ese nombre… No es propio de un dragón de esa clase- dijo Nikol bufando, pero movió su mano sobre el bolsillo de su pantalón- ¿Para qué lo quieres ver?-
-Nada importante, quiero que me cuide a los Quienetescis bebe un rato- dijo Harry con el mismo tono de antes- Claro que no sabía que eras su secretaria particular. -Cambio su semblante a uno más molesto- ¿Para qué crees?… Necesito verlo-
-No- respondió.
-Si no es con tu ayuda, lo hare a mi modo. Y no me conoces aun, pueden ser planes desastrosos- dijo Harry palmeándole la cabeza a un cachorro, aunque al menor descuido terminaba metiendo los dedos dentro de su boca.
-No creo que te guste como se sube -dijo Nikol mirando a los recién nacidos que lo rodeaban como el mejor juguete del mundo- Además está dormido, si subes puede despertar, créeme dormido es mucho mejor-
-Igual a mi amigo Ron, pero no importa, necesito llegar a ese lugar, antes de que ese sádico que crees que solo vive en mi mente despierte- dijo Harry no queriendo alterarse, la chica estaba lográndolo muy rápido- Con tu ayuda lograre subir en poco tiempo, sin ti… tardare más y créeme no me agrada nada tardarme meses buscando una solución-
La chica miro a las criaturas a su alrededor e incluso se entretuvo viendo a Marlow encima del lomo del más grande y simulando ser un vaquero. Al regresar su mirada lucia como si intentara no demostrar vergüenza, algo extraño pensó Harry.
-Que es lo que pasa. Si subo y lo despierto, solo me comerá y ya, a ti no te afecta en nada.-pregunto Harry intentando evitar terminar babeado por los recién nacidos.-¿Qué quieres que no sepa?-
-Nada- dijo levantándose, lo miro y con una mueca de desagrado asintió- Quieres ir a ver al Dragón Imperial, te llevare con él. Pero no me culpes si terminas muerto-
-Ja, no me creerías las veces que he estado a un pelo de morir- dijo Harry siguiendo sus pasos, a pesar de tener a un Quienetescis aferrado a su pierna.- Mas no puedo morir- recordó a Hermione y su sonrisa, sonrió aún más cuando pensó en que se enfurecería si no regresaba- estaría en grabes problemas si muriera-
-¿Mas que enfrentar a un dragón imposible de matar?-pregunto Nikol sin voltear.
-Mucho más aterrador- dijo Harry.
¿Qué pensaba al seguir a Nikol? No tenía ni idea a donde se dirigía, lo seguro es que el lugar era completamente contrario a donde deseaba ir. Y aunque se lo comento, Nikol seguía insistente en ir en la dirección indicada. Parecía impresionada por la rapidez con que la seguía, saltando, escalando arboles e incluso imitando sus movimientos a la perfección. No era nada del otro mundo, no después de tener tanto tiempo entrenando, seguirla era como un juego de niños, aunque a la chica con medio milenio no le veía con buenos ojos. Y de vez en cuando aún sentía que la chica quería ocultarle algo, algo con respecto a Diddy.
Se movieron entre la maleza, los árboles y cruzaron el rio además de un campo lleno de pasto alto, a pesar de llevar una velocidad decente tardaron medio día en cruzar la isla. Durante el trayecto pasaron sin decir ni una palabra. Al parecer Nikol no tenía su constitución física, apenas estaba empezando a sudar cuando dicto que comería y descansaría, por parte de Harry solo saco un poco de la carne de cabra y la ingirió sin ningún titubeo. También intento que Marlow dejara de estar enojado, desde la salida de la meseta lucia molesto, por no poder continuar jugando con los Quienetescis recién nacidos. Aunque también por perder una montura tan buena. Y Harry no se atrevía a prometerle regresar a verlos, porque no estaba seguro si lo lograría cumplir.
La noche cayó y las estrellas iluminaron el cielo, los sonidos de los animales nocturnos sonaba con fuerza y el viento corriendo por entre los arboles le calmaba. La magia de Nikol parecía ser inestable entre más islas subiera, por lo cual no logro crear una fogata decente hasta el quinto intento.
-¿Qué es eso?-pregunto la chica recostada en la tierra.
Harry mantenía el mapa del merodeador abierto y miraba la mota de Hermione, le extrañaba mucho. Pero le sorprendía e intrigaba que desde hacía semanas de vez en cuando todos los Pendragon se juntaran en la enfermería y que Sofí fuera de aquí para allá, casi podía vislumbrar una escena de la chica corriendo en círculos, lo que más le estaba molestando es que una sema antes los vio saliendo del baño de Myrtle y eso le hizo pensar que estaban entrenando en la sala de menesteres. Aunque algo le decía que olvidaba algo y no era correcto lo que suponía.
-Un mapa de Hogwarts, contiene los lugares que conocía mi padre y señala a cada persona que esté dentro del lugar-dijo Harry monótonamente siguiendo la mota de Hermione por los pasillos del colegio.
-Debe ser muy útil si estas en el lugar. Sabes dónde están todos todo el tiempo- dijo Nikol recostándose con las manos como almohada.-Esa chica, Hermione, ¿Es tu novia cierto?-
-Se diría que sí, pero para mí es mucho más que eso- dijo Harry tan atento de las motas que penas y parpadeaba. Miraba a Sofí dirigiéndose a su sala común. A Ron con Neville, Luna y Daphne en la mesa de Gryffindor, e incluso como Theo se paseaba de un lado a otro en pasillos del séptimo piso.
-Conociendo que posees la sangre Potter, diría que estás más que loco por ella y no puedes siquiera pensar en otra persona- dijo Nikol con un poco de frustración en su voz.- Me pasó lo mismo con tu bisabuelo. ¿Es una maldición o algo parecido? Lo peor es que siempre son pelirrojas-
-Aunque fuera una maldición, yo la romperé- dijo Harry mirando la mota de Hermione muy cerca de la de Draco y como lo seguía. Por un minuto quiso levantarse y hacer algo, pero se recordó que aunque lograra salir de la isla, estaba a días de distancia del lugar.- Llevo más de un año viviendo en esta isla y, si mis cálculos no me fallan, Hermione ahora ha cumplido su mayoría de edad. No puedo creer que no esté presente. He tardado mucho. Tengo que regresar con Mione sin importar el precio-
-No puedo más con ese tono- gruño Nikol se giró y le dio la espalda- Hasta mañana-
-Hasta mañana -dijo Harry - Descansa amor-menciono acariciando las motas con el nombre de Hermione (que se retiraba de seguir a Draco) calmando la ansia que lo embargaba -Espero verte en sueños-
Guardo el ya sucio, viejo y casi roto mapa del merodeador. Se recostó viendo las estrellas, sintiendo la respiración de Marlow a su lado y esperando a que sus ojos se cerraran. Más tardo un buen rato. Los sonidos, olores y la misma luz de la luna le estaban dando un rato solitario, en el cual dejo de pensar en todo. Algo cambio. Fue un destello de luz dorado, salto y se levantó, al mirar a su alrededor una sonrisa se perfilo en sus labios. Estaba dormido, o eso pensó al principio, pero aquel lugar lo conocía en sus sueños, era el lugar donde hablo con Hermione la anterior vez. La busco con la vista, girando por todos lados, viendo detrás del árbol, incluso dentro del lago. Pero la chica que tanto anhelaba ver y sentir, no estaba.
-¡Mione!- Grito intentando llamarla.- ¡Por favor! ¡Por favor! ¡Mione!- repetía esperando que algo cambiara. No estaba seguro que algo pasara. Aun así se esmeraba en llamarla -¡Mione!-
Paseaba la vista de un lado a otro, intentando encontrarla. Y fue cuando lo sintió. Volteo tan rápido que casi tropieza y cae, sonrió como idiota al verla. Los ojos miel de Hermione destellaron, aunque pareciera un vagabundo idiota, su sonrisa le hizo de inmediato correr a ella. No le importaba nada, ni siquiera si apareciera Diddy o Voldemort, los pasaría con tal de abrazar a Hermione. La veía corriendo a donde él estaba, estirando los brazos y los ojos lagrimeando. Al llegar sintió como Hermione intento parar, pero él no podía hacia tanto que no la veía, no la sentía incluso que no escuchaba su voz que casi lo olvidaba. No resistió, sentir su calor, su tersa piel, el cabello desordenado en su frente y su aroma, que de inmediato planto un beso en sus labios. Se sentía tan bien. Aferro sus manos a su cadera casi con desesperación y rio como idiota cuando ambos necesitaron aire. O lo que parecía aire.
Estaba por decirle lo que sentía, cuando Hermione le tomo la nuca (clavándole las uñas) y le atrajo tan fuerte que golpeo su nariz con su rostro. Ahora fue el control total de Hermione. Ni siquiera necesitaba aire, no cuando ella sabía cómo controlarlo tan bien que ambos tomaban aire y continuaban besándose. Pero al separarse ambos se miraban a los ojos, tan cerca que incluso la poca tela que los separaba estaba siendo molesta. Mantenían las enormes sonrisas en su boca, los ojos llenos de lágrimas y una expresión tan embelesada que incluso parecían no percatarse nada más a su alrededor.
-Dime que no solo es un sueño- pidió Hermione acariciando sus mejillas con cariño.
-No lo sé- dijo Harry apretándola contra su cuerpo. Queriendo acortar la distancia real a cero -Pero te siento aquí conmigo- confeso al momento que tomaba una de sus manos, y la condujo hasta su corazón- Estas aquí, siempre, tu latido vive conmigo- y era cierto, su corazón latía dos veces, o mejor dicho, se sincronizaba con el de Hermione.
Su novia abrió la boca un poco, soltó un sonido algo extraño, pero asintió con tanta fuerza que parecía quererse lastimar. Acerco más su cuerpo y pego su torso al de Harry, al instante sus corazones latieron al mismo tiempo y con tanta fuerza que parecieron desbocados.- Tu también vives en mi corazón- Harry tomo su mano y la beso. Sintió como cerraba su mano atrapando su camisa y al mismo tiempo aferraba con una fuerza desmedida- Te quiero conmigo, te necesito, no soporto esto-dijo Hermione con la voz triste.
No supo cómo sentirse, a él le pasaba lo mismo, sin embargo no podía siquiera llevar a Diddy detrás de ella y sus amigos. No importaba cuando le costara, tendría que pararlo y regresar con Hermione. Le tomo la mano y aferro sus dedos a los de ella, eso le calmo un poco. Pero su vista solo se concentraba en el suelo, no soportaría ver como la decepcionaba, ni siquiera se atrevía a decir que nada de su entrenamiento estaba saliendo bien, que ir al archipiélago fue una tontería. Tenía la oportunidad de contarle todo, escuchar su opinión y esperar que entendiera, sin embargo no podía decirlo. Era un cobarde.
-Aun no puedo regresar- dijo Harry con voz baja.- Tengo un gran problema, uno del cual tengo que librarme antes de ir a ti. Si lo arrastrara conmigo, sería muy malo- alzo los ojos queriendo saber que pasaba por la mente de Hermione, encontrando dolor en sus ojos- Perdóname por favor -
-Pero tienes que…-Comenzó Hermione, bajo la mirada y suspiro-…entiendo-
Aquella mira de lado, su nariz fruncida y un gesto de enfado minúsculo en sus labios indico como se sentía. Quería decir otra cosa, estaba deteniéndose a sí misma. Pero cuando Hermione lo miro a los ojos supo que comprendía del gran peligro que implicaba sus palabras.
- Bueno, tenemos este momento para nosotros. Sea un sueño o no- comento Hermione acariciando su rostro nuevamente y dando una sonrisa, esas sonrisas que le hacían creer que todo valía la pena con tal de verla.
-Siempre viendo el lado amable- dijo Harry juntando su frente con la de ella-Por eso te amo tanto-
-Harry, yo estoy esforzándome. Pero no sé si…-comenzó Hermione con un tono de voz preocupado.
-Estás haciéndolo bien, estoy seguro que es lo mejor que se podría hacer… y definitivamente mejor de como yo lo manejaría- rio Harry por ver como su novia parecía querer ver si tomaba las decisiones correctas, cuando el no entendía ni si su decisión fue la correcta- No te sobre esfuerces…-
-¿Te has visto en un espejo? Y me pides no sobre esforzarme- regaño Hermione torciendo los labios y una mirada amenazante, además de viendo su estado físico.- ¿Qué te ha pasado?-
-Nada- dijo Harry avergonzado de que lo viera en su peor estado, aunque alegre de verla -Nada de lo que tengas que preocuparte-
-Sabes que eso me preocupas mas ¿Verdad?- dijo Hermione con una gesto de enojo, contrario a lo que decía.
-No tienes por qué, estoy bien ahora que estoy contigo- dijo Harry pegándola a su cuerpo- Te amo tanto y te extraño cada día-
-Yo también, cada día despierto esperando encontrarte a mi lado, abrazándome y dándome los buenos días- admitió Hermione algo roja. Acaricio una vez más su rostro, era una simple caricia pero le trasmitía el amor que sentía por él, y para responder el beso su mano con los mismos sentimientos.- Regresa a mi amor, por favor, no sé si logre vivir sin ti-
-Sé que sí, sé que tú eres la bruja más lista y fuerte que el mundo vera nacer. Sé que formaras una familia y tendrás una vida feliz- dijo Harry con la imagen de Hermione y un montón de niños alrededor. Aunque por lo visto no se dio a explicar por qué, Hermione, abrió la boca completamente sorprendida y enseguida gruño. No pudo reaccionar de otra forma más que sonriendo.- Conmigo como tu esposo-aclaro.
-Idiota- dijo Hermione trasformando esa mueca en sonrisa y atrayéndolo para besarlo con pasión. Unos instantes después paro y se alejó mirándolo a los ojos asustada- ¿Qué fue eso?-
-¿De qué hablas?-pregunto Harry aferrándose a sus caderas. Hermione giro a mirar a todos lados, una y otra vez como si algo pasara a su alrededor, algo que él no veía.- ¿Qué pasa?-
No estaba seguro, creía que algo realmente malo estaba sucediendo, Hermione no dejaba de apretarse contra su cuerpo, aferrar sus manos a su nuca y lo volvió a besar con tanta fuerza que dolía. Mas cuando entro desesperación a su pecho y reacciono besándola también. Si algo pasaba, necesitaba grabar esa sensación en su piel, para obtener fuerzas y poder continuar.
-¡Harry, prométeme, promete que vas a regresar sin importar que!- pidió Hermione clavando las uñas en su nuca y apretando su rostro contra el suyo, la voz tan desesperada.- ¡Por favor, por favor, júrame que volveré a verte y sentirte en persona!-
La abrazo con la misma necesidad de estar juntos, intentando poder calmar la desesperación de Hermione y al mismo tiempo esperando que fuera lo que fuera, terminara bien. A cada segundo parecía más difícil aferrarse a Hermione. Algo le decía que sería la última vez que la vería en esos sueños.
-Regresare a tu lado, solo tengo algo que hacer y en cuanto termine regresare volando.- dijo Harry apartándose lo suficiente para besarla. Sus labios casi la rosaban, cuando aquella imagen de Hermione se desvaneció en sus brazos, dejando un hueco que no podía ser llenado por nadie más. Quedo solo en aquel lugar, que sin lugar a dudas era lúgubre sin Hermione.
Mas el sueño termino de golpe.
-¡LEVANTATE!- Grito la voz de Nikol haciendo que abriera los ojos.- ¡¿Cómo puedes seguir dormido en esta situación?!-
Giro su cuerpo, sintiéndose pesado, aturdido y empapado. Literalmente empapado. La torrencial lluvia caía con fuerza sobre su cuerpo, mientras se levantaba con torpeza e intentaba encontrar algo a su alrededor. Algo que no fuera agua o vegetación. Metros a su derecha, se encontró a Nikol refugiada bajo una invisible sombrilla mágica y Marlow en su hombro. Camino entre el barro y los charcos, hasta situarse a pocos metros de ambos.
-Ya estoy despierto, continuemos- dijo Harry estirando la mano para tomar a Marlow. El pequeño negó con la cabeza, Nikol estaba seca y se notaba que lo prefería empaparse.- Marlow- advirtió, pero el pequeño aún seguía decidido y le estiro una garra amenazante- Como tú quieras, convenenciero. Nos vamos ¡Ahora!-
-¿En medio de este diluvio?-pregunto Nikol mirando al cielo, las negras nubes parecían que no desaparecerían pronto.
-Tú tienes magia, puedes protegerte o secarte. No hagas un berrinche a los quinientos años de edad- dijo Harry pasándole de largo, aunque mirando a Marlow y sacándole la lengua.
-¡Yo no ahogo berrinches!- dijo Nikol pateando una raíz, cruzándose de brazos y torciendo los labios.
-¡No, claro que no!- dijo Harry señalando el sendero-¡Primero las ancianas!-
-¡Que grosero!- dijo Nikol siguiéndolo.- No sé ni por qué te hago caso-
-Bueno… tienes quinientos años y según lo que conozco, eso no es exactamente ser joven- dijo Harry mirando como la bruja le costaba avanzar con el lodo.-Y bien ¿Cómo subiremos?-
-¿Has cabalgado antes?-pregunto Nikol mirando sobre su hombro.
-Genial, las cosas se ponen raras- dijo Harry justo cuando un gran relámpago caía y luego el trueno retumbo por la selva.- ¿Qué quieres decir con montar?-
-No son nada amigables, tendrás que ocupar tus mejores dotes de domador- dijo Nikol regresando la vista.- Me tomo unos diez años-
No pregunto más, una parte dentro de su revuelta cabeza le decía que no le diría nada y aunque le engañara, no era como si de verdad le importara. Deseaba bastante continuar y si eso implicaba seguir a Nikol lo haría.
Avanzaron durante un par de horas más, saltando varios riachuelos, manchándose la ropa de barro y dejando que la lluvia y chapoteos fuera la única plática que mantenían. Cuando llegaron al barranco que daba fin a la isla y que era tan alta que la isla del inicio se veía muy pequeña. El agua caía como cascadas por los bordes, dejando que un torrente de agua y tierra se precipitara hacia el océano. No comprendió que hacían, hasta que se inclinó sobre la orilla y observo a unas criaturas aladas que volaban o se posaban en las salientes. Nikol lo miro, como si decidiera entre arrojarlo o simplemente lanzarle un hechizo. Pero al final dijo.
-Si puedes domar a uno de eso, puedes ir con Diddy- dijo Nikol señalando a las emplumadas criaturas volando debajo del acantilado.- Por lo general, en días cálidos, vuelan sobre la isla y pueden ser montados con cierta facilidad. Pero en días tan lluviosos les gusta volar entre el agua que cae-
-Me sorprende que vuelen con esta lluvia-pregunto Harry en el borde del acantilado, el agua caía con tal fuerza que necesitaba anclarse bien para no resbalar.
-Créeme ellos poden volar con cualquier temporal- Respondió Nikol, al ver que no hacía nada, sonrió con malicia-¡¿Tienes miedo?!-
Retrocedió varios pasos, alejándose del lugar. El rostro de Nikol era un poema, satisfecha de verlo retroceder.
-No me da ni un poco de miedo. Solo que algunas veces es necesario dar varios pasos atrás, para poder avanzar más rápido -dijo Harry inclinándose un poco y viendo el filo del acantilado-Con respecto a tu pregunta. Volar es mi segunda naturaleza-
-¿Qué?-pregunto Nikol confundida.
-La primera son los planes sin sentido- dijo Harry corriendo a la orilla.-Eso me sale muy bien-
Salto.
La otra isla se encontraba tan abajo y de lado que era imposible llegar saltando, si ese fuera el plan algo hubiera salido terriblemente mal. El plan de Harry era que algo saliera terriblemente mal. Se fue directo al vacío.
Bajo al mismo ritmo que la lluvia, con el agua a su alrededor pareciendo que no caía y el aire corriendo por sus extremidades. Gracias a los modificados omniculares sus ojos no lloraban por el aire, el cristal no se empañan y el agua no lo afectaba, así que su vista era semi perfecta (claro que con su pésima vista no podía ser perfecta). Espero el momento indicado, casi cuando ya caía por la mitad de la isla, y justo a tiempo una de esas enormes aves se cruzó en su camino. Estiro su brazo en la dirección que cambiaría el vuelo, calculando casi al milímetro, aunque la criatura se percató de su presencia y batió sus alas en retirada, mas no sirvió del todo, aferro su mano a un montón de plumas. Enseguida su otro brazo tomo la extremidad con fuerza.
La criatura relincho con enfado, y aunque le pareciera loco pensar en una enorme ave relinchando supo que escucho bien. Al verlo bien, se dio cuenta que tenía seis patas de pelo negro azabache, una cabella con una crin larga y hermosa (sin contar las plumas rojas que se desperdigaban por entre el pelo del cuerpo), además de que sus alas eran tan grandes o más grandes que una camioneta. Era un ejemplar de Pegaso bastante imponente, solo que no era como los libros de criaturas decían, mostraba unos pequeños pinchos por las patas, en la cola le salían tres plumas largas y de color rojo puro, además de que en su cabeza mostraba unos bultitos, como si estuvieran saliéndole cuernos (como un bicornio, aunque en el caso de ese caso serían tricornio).
Lo chistoso fue su a pesar de su tamaño, que pareciera feroz y enojado, comenzó a caer. Relinchando a todo volumen mientras ambos descendían al océano. Las alas se agitaban con tanta fuerza que Harry apenas sabia donde era arriba y abajo, y sus fuerzas se agotaban con rapidez. Al parecer estaba aferrado a las plumas que permitían al caballo alado levantar el vuelo o algo parecido, y en un desesperado intento de frenar su caída el Pegaso estiro sus alas por completo, haciendo que planeara por unos momentos. Los suficientes para que Harry lograra soltarse, y sin saber cómo corriera por la larga ala, hasta que salto a la espalda de la criatura. Libre de poder levantar el vuelo y molesto con Harry, sacudió con tanta ferocidad sus alas que Harry sintió que dejo el estómago varias yardas más abajo y atrás.
El Pegaso era un potro increíblemente salvaje, o lo parecía. Daba aletazos que podrían derribar a cualquiera que no se aferrara a su vida, también giraba sobre sí mismo e iba a contra viento, haciendo que Harry casi saliera expulsado algunas veces. La ventaja de Harry era que el enorme Pegaso poseía espacio para cinco o seis jinetes, si resbalaba el espacio para caer por sus cuartos traseros era aún mucho. La desventaja el caballo se enfurecía más a cada minuto. Subía, bajaba, viraba, daba giros tan vertiginosos que cualquier alimento era tentado a salir. El estómago de Harry no contenía mucho y además perdió la sensación de mareo mucho antes de llegar a ese punto.
Un relinchido feroz le indico que se soltaba o el Pegaso haría algo mucho peor. Le dio nuevamente tiempo, mala elección para el Pegaso, Harry no desperdicio ni un segundo en que se mantuvo quieto en el aire, subió hasta la unión de sus alas, se sentó, apretó sus rodillas lo más que pudo y se aferró con el resto de sus fuerzas a su crin. Cualquiera pudiera estar temiendo por lo que venía, pero al levantar la vista, Harry poseía una sonrisa enorme y lucia excitado.
-¡VAMOS!-Grito Harry eufórico-¡Muéstrame lo que tienes!-
Un nuevo relinchido y supo que venía un espectáculo único.
El Pegaso aleteo para subir, antes de siquiera saberlo estaba a una altura que la cara casi se le congelaba con el frio y podía sentir que el aire era más ligero. La criatura parecía inmune a cualquier cosa, sus plumas eran impermeables y el entre más frio parecía que más caliente era su pelo y plumas. Aún faltaba un buen tramo para llegar a la punta de la enorme torre de cristal que poseía el báculo de Merlín. Pero la altura asustaría a cualquiera. Pero no a un ser alado o a un chico que disfrutaba del volar. El caballo miro a Harry que aún mantenía su sonrisa y estaba expectante de lo que sucedería. Relincho como satisfecho por su jinete, volteo su cuerpo y comenzó a girar en su propio eje, mientras aleteaba para bajar a velocidad. Cuando alcanzo una velocidad plegó las alas y las patas. Bajando a tal velocidad que un hipogrifo no lograría alcanzar nunca. Harry no comprendía que pasaba a su alrededor. Pero al euforia y la adrenalina era tal que grito de emoción, durante cada parte del trayecto.
En picada directo al océano, esa era la única cosa que entendía.
Aun recordaba la primera vez que voló con Buckbeak y como soltó al animal para volar sin sujetarse mientras rosaba la superficie del lago negro. A tal velocidad y altura era una locura, y aun así lo hizo. Solo la crin del Pegaso. El aire lo golpeaba a mayor rapidez y con tal fuerza que sentía como si fuera un muro golpeándolo. Sus emociones ganaron a cualquier lógica, soltando también sus rodillas. El Pegaso salió disparado por el aire, mientras Harry se quedaba atrás, tan atrás que vio la lluvia nuevamente caer, el aire girar a su alrededor y se sintió ingrávido. Fue un momento en que observo el Pegaso frenar y verlo, él estaba en el aire sin ninguna atadura dirigiendo su cuerpo como el quería y volando a una velocidad que nunca creyó posible.
Un momento después comprendió la tontería que hizo. Caía sin ninguna cosa que lo frenara, directo al océano. Mas no se alertó, como la anterior vez, bien podría frenarse con el aresto momentum el real problema es que terminaría en la mitad del océano sin poder saber a dónde dirigirse.
Cuando ya pensaba en algo para reponer su actuar impulsivo. Algo paso a su lado, un sonido de dientes detrás de su cuello y fue detenido en seco. Bajaba y subía mientras dos enormes alas se agitaban a su espalda. Subió la vista observando al Pegaso, el animal mordía su ropa mientras volaba directo a donde lo cabalgo o mejor dicho donde le cayó de sorpresa. Claro que en ese momento parecía más que el caballo volador atrapo a Harry.
Debió volar durante mucho tiempo y luchar por no caer durante la tarde, porque el sol se ocultaba y tardaron mucho en llegar al acantilado. La lluvia no paraba de llegar con la misma intensidad. Ver el agua caer como cascada desde la orilla de la isla era sin lugar a dudas sorprendente, desde la distancia aún más, y fue hermoso cuando la luz atravesó la cortina de agua y proyecto un arcoíris en el cielo.
Los Pegaso´s relincharon en la parvada (con tantas alas seguro eran como las aves) cuando llevaba con Harry, el azabache Pegaso se posó en una saliente y lo dejo caer. Hasta ese momento se percató que aquel Pegaso era el único negro y plumas rojas, otra cosa era que parecía el más grande de todos y por último que ningún poseía plumas en vez de cola peluda. A Harry el dolían tanto las extremidades que se dejó caer en suelo y se sentó contra la pared, si aquellas criaturas querían venganza por atacar al líder (Se notaba a leguas por la diferencia de tamaño), bien podrían tomarla sin problemas.
-Fue un buen vuelo ¿No?-dijo Harry cuando el Pegaso negro se acercó -¿Cómo le habrá echo Nikol?-
El relincho general le sacaba una que otra sonrisa, parecían que estaban discutiendo entre ellos, hasta que el líder dio un relincho enorme parado sus patas traseras, alzando las cuatro delanteras y agitando las alas, silenciando a los demás. Harry supo que llegaba la hora de pagar por el vuelo. El Pegaso le dio con el hocico y como si supiera que quería, acaricio el pelo suave y seco (impresionante para la tormenta que estaba sobre de ellos).
-Parece que nos llevaremos bien, Eres un buen chico…- el Pegaso dio una mordida que por poco le arranca los dedos de la mano - ¿Eres chica?-pregunto Harry alzando una ceja- Ahora entiendo porque cambiabas la velocidad tan rápido. Eres una yegua bonita-
Relincho con alegría, mientras Harry le peinaba el pelo que le alboroto.
-Me sigues sorprendiendo-dijo la voz de Nikol, llegando por un costado. Con la lluvia y el torrente no se notaba, pero unas escaleras descendían desde la orilla y terminaban en las salientes -¿Qué tan suicida puedes ser?-
-Con que así se bajaba- dijo Harry cansando-¿Por qué no me dijiste?-
-No preguntaste- dijo Nikol rodando los ojos- Solo saltaste de la orilla, como un idiota-
-Es que no suele ser tan fácil, por lo general me toca hacer todo por la mala- dijo Harry acariciando las plumas- Créeme si hago un plan… suele no funcionar, eso se lo dejo a mi novia o a mi mejor amigo-
-Por lo menos te sirve ser un cabeza hueca- dijo Nikol asombrada, mirando como la enorme Yegua se mantenía quieta por la caricia de Harry.- Umbra jamás me ha dejado tocarla, me deja montar a Popkir o a Tembastar, pero a ella no me deja acercarme-
-No le gustan los miedosos- dijo Harry sintiendo como algo subía su pierna, sabiendo quien era ni giro la vista.- ¿Cuánto tiempo tardaste para que pudieras acercarte?-
-Diez años- gruño Nikol- No era miedo, ningún investigador afectaría el lugar de las criaturas sin antes saber su comportamiento y hábitos, incluso no interferirían a menos que fuera necesario-
-Claro, claro- dijo Harry suspirando y sintiendo cada musculo cansado. Por su hombro sintió a Marlow que le clavo una garra por, seguramente celos, acariciar a Umbra - Ahora podremos ir de isla en isla sin problemas. Me agotaste mucho, eres una chica ruda Umbra, tendré que descansar para luego ir con Diddy-
-Los Pegaso´s son criaturas muy feroces, si logras simpatizar con ellos pueden ser aliados valiosos. Has visto lo fuertes que llegan a ser. Pero ni ellos se atreven a tocar la isla de Diddy-dijo Nikol bufando-Umbra jamás se atrevería-
-¿Es cierto?, eres muy ruda Umbra, ¿Un dragoncito con mal temperamento te asusta?-pregunto Harry tomando a Marlow y acariciándolo, pues su garra le daño un poco y lucia muy molesto- Me llevaras a la isla, ¿Verdad?-
Umbra dio una coz al suelo enojada y luego desplego las alas, un segundo después se alejó volando.
-Eso parece un no- dijo Nikol como si aguantara la risa.
-Dale tiempo- dijo Harry acomodándose en la dura roca y dejándose llevar por el sueño que lo embargaba- Solo esta temerosa, y preocupada por su parvada, pero no es una cobarde-
-¿Cómo lo sabes?-pregunto Nikol sentándose a su lado.
-Porque a pesar de estar aquí buscando lo que necesito, temo por mi familia y estoy temeroso de lo que me pueda pasar, no por mi vida, si no por lo que les pasaría sin mí- dijo Harry dejando caer su cabeza contra la roca. -Ella es parecida a mí-
Si Nikol dijo algo no fue escuchado, Harry se dejó llevar por Morfeo y aunque llovía, no despertó para nada.
Paso dos días en los que Harry descanso. Tener a una parvada de caballos alados era una ventaja, sobre todo cuando le caías bien a la líder, le mostraron los mejores lugares para conseguir frutas y hierba verde (Aunque Harry le intento explicar que no comía eso). A Marlow no le gustaba para nada Umbra, pero la yegua le trajo un jabalí extraño, como si supiera que el Bowtrucle le gustara el tocino, Harry intento cocinarlo lo mejor posible y eso pareció satisfacerlo. Ya más recuperado y con nuevos amigos, se dispuso a ir con Diddy, mas Umbra no parecía dispuesta a volar hasta la isla. Le explico que solo lo dejaría y el haría el resto, pero la yegua se negaba a dejarlo solo. Sobrevolaba el lugar, mas no se posaba en la isla y cuando Harry intento aventarse para llegar a tierra, Umbra lo atrapo en el aire.
Y de esa forma llego un momento que Harry jamás olvidaría. Un momento que le hizo hacer la mayor locura de su vida.
Esa noche estaba sentado con Marlow en su regazo, Umbra parecía dispuesta a que Harry durmiera con la espalda contra sus cálidas plumas, mientras Nikol parecía enfurruñada porque Harry siguiera con sus planes y que Umbra no la dejara ni acercarse. La lluvia paro lo suficiente para que las estrellas brillaran, dándoles la posibilidad de encender una fogata y que se calentaran un poco. La madera que consiguieron alrededor del lugar, dejaba salir humo morado que subía hasta el firmamento y dejaba un olor a lavanda por el lugar, les pareció interesante a los Pegaso´s, aunque ninguno se dispuso a acercarse mucho.
Cuando cada criatura y Nikol se durmió era muy noche, sentía la respiración de Umbra a su espalda y Marlow en su regazo, incluso veía como Nikol roncaba. Harry aún se mantenía despierto, y miraba las cenizas rojas en la fogata (apagada para no provocar un desastre), lanzo otro trozo que dejo salir más humo de color morado. Tal vez fue por estar en completa calma, el calor de Umbra, el olor a lavanda o que se sintiera más cerca de cumplir su meta, pero algo comenzó a surgir de su vista en el cielo y el humo disperso.
Se formaron figuras. Personas. Tal vez eran ilusiones por aquel olor, pero juraba que eran sus amigos: Ron y Daphne abrazados, Neville y Luna tomados de las manos mientras platicaban con Sofí y… Hermione, su novia estaba sonríete mientras avanzaba detrás de ellos y parecía feliz.
Cambio la imagen mostrando un brazo echo de humo deteniéndola de entrar en el gran comedor. El rostro de Theo se dibujó y movió los labios. No escucho las palabras que dijo, pero si supo que el humo dibujo la cara de desagrado de Hermione. Una ráfaga de aire surgió dispersando el humo.
¿Qué eran esas imágenes? Se preguntó Harry bastante interesado.
Echo otra buena tanda de madera a la fogata que creo una columna más densa de humo. Al principio no se formó nada, pero entre más veía Harry, poco a poco se formaban las siluetas. Pareció una hora en lo que una nítida imagen se formó. Hermione frente a Theo, ella de brazos cruzados y el chico nervioso. Se movían lentos y parecían hablar, mas ningún sonido llegaba a Harry.
Theo estaba extraño, según le pareció a Harry, restregándose la cara y caminando de un lado a otro muy rápido. Aunque para la vista de Harry era lento, de verdad lento, lo que parecían minutos se volvían horas se recordó. Mirando como las imágenes cambiaban, algunas veces bruscas y otras lentas. Hermione negando con la cabeza se mostró, para luego esfumarse, Harry intentando entender algo de lo que sucedía, arrojaba madera a cada rato esperando que el humo no se disipara o se le acabara la leña. Su corazón palpitaba con fuerza, al igual que el de Hermione, sentía que algo malo estaba por pasar. Dejo a Marlow en el ala de Umbra, luego fue al fuego y sin saber por qué metió la cabeza.
Aquello que parecía crepitar se volvió una voz. Clara y dolorosa. - Harry no me dejo…- grito la figura de Hermione, seguido de crepitar intenso, como si fuera ruido blanco de una radio mal sintonizada. El humo le provocaba que le lloraran los ojos y casi no respiraba por el poco oxígeno, espero para saber si se escuchaba otra voz.
-¡O está muerto!- grito la voz de Theo provocando que Harry sacara la cabeza confundido.
Era su amigo, no tanto como Ron o Neville, pero estaba seguro que si le pasaba algo a Theo el saldría en su ayuda o lo apoyaría en lo que fuera. No comprendía porque decía eso.
Tomo un gran respiro y volvió a introducir la cabeza. Una vez más ruido de crepitar y saco la cabeza de golpe cuando escucho el grito de Theo -Estás… mucho… guerra…SE FUE…PELEARAMOS…- Dolido y sorprendido por cada palabra incomprensible, miro el humo esperando encontrar otra cosa que no fuera a una Hermione enfadada y con los puños apretados.
Ya sin saber que pasaba o que hacía, se introdujo de lleno en el humo, y aunque la brasa calentó su pantalón no lo quemo. Estaba parado en medio de aquella escena. Con Hermione apuntando el pecho de Theo y enfurecida. No escuchaba bien, pero si algunas palabras, como: "Cobarde, malagradecido, Harry, apoyo, espalda, familia, incluso tu amigo, es una cobardía de tu parte, Harry tiene muchos defectos"
No pudo evitar sentirse mal, si Hermione hablaba de él, no lo hacía de forma linda y casi aprecia que estaba apoyando a Theo. Más no lo creía, algo estaba interrumpiendo la conexión que creo aquel extraño humo y la noche despejada, y el contexto lo estaba descomponiendo, aquellos huecos sin llenar seguro eran importantes para completar el contexto. Siguió pendiente de lo que pasaba. Las voces decían cosas incoherentes, a gritos pero incoherentes a sus oídos. Salió para recuperarse de la falta de aire y al regresar adentro, vio a Hermione de humo caminando en dirección contraria que Theo, el chico la siguió mientras decían algo de hablar en un futuro o algo así.
Lo que no esperaba era ver a Hermione girando la mirada y a Theo besándola.
La imagen de Theo besando a Hermione duro segundos en tiempo real, para Harry fue cuatro veces más. Sintió como una espada atravesaba su pecho, y partía su corazón, aquella afilada hoja que dividía su corazón era tan dolorosa que resulto en una explosión mágica. El humo se disipo con la enorme energía que surgió del cuerpo de Harry, se desplomo en el suelo intentando respirar mientras algo oprimía su corazón. Cada criatura cerca fue despertada, aun más Nikol que intentaba acercarse mas no podía por la barrera que creaba la magia que expulso.
Era tan caliente y desgarrador lo que sentía que jadeaba en el suelo, sujetándose el pecho y sintiendo como si le rasgaran el corazón una y otra vez, metiendo una espada y moviéndola de lado a lado. El latido de Hermione perdía fuerza, y no era rápido o instantáneo, se apagaba como una llama que consumía los últimos restos de combustible que mantenía la llama viva. Se mordió el labio al intentar no gritar del puro dolor que consumía su alma, y la boca se le impregno de sangre. Cuando al fin se fue el latido, resulto más doloroso que aguantar aquella espada candente cortando y quemando la conexión con Hermione.
-¡NOOO!-Grito Harry sintiendo como si diez mil voltios cruzaran por su cuerpo.
Cada cosa giraba a su alrededor, sentía la sangre surgir de su nariz y boca, como su mente se nublaba cada vez más y como se retorcía en la tierra soltando explosiones mágicas que no controlaba. Lloraba a rienda suelta, gimiendo y llamando a Hermione a todo volumen, desgarrando su garganta y creando que la tierra temblara. No escuchaba nada, ni sus propios gritos de agonía mientras apretaba con toda su fuerza su pecho y dejaba de sentir su propio latir. Vio a Nikol de un vistazo, con Umbra parada detrás y protegiéndola con las alas mientras Marlow intentaba soltarse de su agarre.
Miro las pocas brazas que quedaban de la fogata, estiro su mano, logrando sostener un carbón al rojo vivo. Aquel ardor no fue nada comparado con lo que sentía dentro.
-¡MIONE!-Grito con su fuerza restante esperando verla y saber que estaba bien, que no la perdió. -¡MIONE!-
Su interior estaba vacío, no importaba su latido y su alma se desgarraba sin la presencia de Hermione. Comprendió que aquello que lo unía a Hermione no estaba más, aquella delgada conexión mágica era la causante de hablar en la mente del otro, comprenderse sin hablar y verse y hablarse en sus sueños se perdió. Lo que Priscob vio esa primera vez que lo vio, estaba roto. A partir de ese momento estaban separados por el mundo, sin nada que los uniera, sin una sola esperanza de volverse a ver hasta que se encargara de Diddy y recuperara el poder de Merlín. Y era su culpa por llevar tanto tiempo lejos de Hermione.
La desesperación lo embargo.
Se levantó del lugar en el que gimoteaba, miro a Nikol pálida y aterrada. También como sus manos sangraban por los cortes que le provoco Marlow.
-Ya no puedo esperar- dijo Harry con la voz rara, sus cuerdas vocales estaban adoloridas.-Tienes que llevarme con Diddy.- pidió a Umbra que le dio con el hocico, preguntándole si estaba bien.
-¿Qué fue lo que paso? ¿Qué te sucedió?-preguntó Nikol avanzando.
-La perdí- dijo Harry apoyando su pie en un costado de Umbra y montándola.- La he perdido-
-¿A quién?-pregunto Nikol parpadeando mucho.
-¡A MIONE!-Grito Harry sin saber por qué-¡LA HE PERDIDO! - al final termino susurrando- La he perdido… -levanto al vista con la mirada observando a Nikol asustada- Cuida de Marlow hasta que regrese ¡VAMONOS UMBRA!-
El Pegaso relincho como si se negara, pero Harry la miro a los ojos y le bufo, despego sus alas y se elevó en el aire.
-¡Harry no! ¡No te dejes llevar por la desesperación!- Grito Nikol a la distancia.- ¡Encontraremos otra forma!-
Pero el desesperado e inconsciente de Harry no le prestó atención. Minutos después sobre volaban las islas, a toda velocidad. No veía nada y no entendía nada, solo comprendía que si no regresaba lo antes posible, podría perderla para siempre y eso no lo permitiría. Su vida sin Hermione sería peor que una pesadilla.
Umbra era veloz, aunque en ese momento tardo un buen tiempo en llegar a la isla de Diddy, pareciendo no quererlo hacer al final y solo impulsada por lo alterado que estaba Harry. Y cuando al fin el sol salía, llegaron a la orilla de la última isla, aquella donde se alzaba una montaña enorme y en medio se encontraba un pilar trasparente que subía miles de kilómetros más. Umbra por primera vez se acercó lo suficiente, tanto que Harry se sentía capas de saltar sin problemas.
¡-Vete, yo regresare solo!- dijo Harry acariciando su crin- Bien echo chica, te conseguiré terrones de azúcar en cuanto pueda-
Salto del lomo de la yegua escuchando sus relinchidos alterados. Aterrizo en la rama de un árbol, antes de que Umbra lograra acercársele y llevárselo salto a otra rama y luego a otra, avanzando tan rápido que incluso a si mismo le sorprendía. Al llegar al suelo supo que era un lugar completamente diferente a otros. Lo que le esperaba en ese lugar era mucho más peligroso que cualquier otra isla. La presión mágica podría derribarlo y hacerlo enloquecer, si no fuera porque ya estaba loco por llegar y el dolor que lo embargaba era cien veces mayor que cualquier magia que le presentaran en ese momento.
Claro que se engañaba a sí mismo, estaba en mala condición para continuar, pero se auto convencía que podría lograrlo.
Veía los aviones estrellados, los destrozos de la isla y el camino de huesos y cráneos a su alrededor que conducían a la montaña. Algo seguro era que ese era hogar de Diddy, pues era el único lugar donde cada espacio estaba ennegrecido por el fuego y su instinto le gritaba que corriera al lado contrario. Mas estaba desesperado y su corazón no dejaba de punzar dolorosamente. Armándose del poco valor que le quedaba corrió directo a la montaña. Paso muchas horas las que paso para cruzar solo la mitad de la isla corriendo, aun así continuo avanzando mientras su cuerpo se sentía más pesado y tembloroso. Era como si la gravedad fuera cien o miles de veces más fuerte, en cambio a cada paso que daba absorbía magia con cada poro de su ser.
Y no fue fácil, no cuando su cuerpo se trasmutaba de vez en cuando y le costaba avanzar, pero su meta estaba cerca o eso creía. El cumulo de magia que golpeaba desde adentro y fuera desgarraban sus músculos, y le hacían doler cada parte de su ser.
La entrada de la cueva de Diddy fue difícil de encontrar, uno esperaba que para un dragón tan grande fuera fácil, sin embargo resulto ser del tamaño de un dragón normal. El hueco fue esculpido como si unas enormes garras lo cavaran y parecía echa de roca brillosa, aunque a Harry le parecía más acero o algún tipo de material parecido. Olía como la peor cloaca del mundo, en la cual arrojaron cuerpos putrefactos y luego la sellaron herméticamente por mil años. Sin no se desmayaba por el tufo era gracias a que cubría su boca con la poca tela que tenía a mano.
-¡¿DÓNDE ESTÁS LAGARTIJA SOBRE DESARROLLADA?!-Grito Harry desde la cueva, aunque era su voz, y notaba que no era aquella que ocupo con Kagura y las demás dragonas.-TENGO NEGOCIOS QUE ATENDER CONTIGO, APARECE DE UNA BUENA VEZ-
El eco de la cueva pudo amplificar lo que fuera que existía adentro. Una respiración tan fuerte que podía ser de algo mayor que un gigante o cualquier criatura de tamaño colosal.
-Bien, si no sales, yo tendré que ir por ti- dijo Harry avanzando con pasos muy lentos y asegurándose de que su cuerpo no reaccionara con violencia por la magia que lo golpeaba.
Tan solo bastaron diez pasos para que la luz que se filtraba desapareciera y quedara en una oscuridad que incluso podía ser un vacío interminable. En su interior, la parte cuerda y que siempre apelaba por su supervivencia, le susurraba que se largara o no moviera. Otra pequeña y que le gritaba a voces, le decía que si no lo hacía podría pasar una eternidad en el archipiélago sin volverla a ver a Hermione, esa parte era la suicida y temeraria, aquella que le impulsaba a hacer tonterías. Claro que su mente y corazón escogieron la peor parte.
Avanzo con el miedo en su mente y aterrado en cada movimiento que realizo.
Uno… diez… cien… mil pasos dio, cada uno resonando en sus oídos como si fueran capases de provocar la mayor explosión de su vida y dudando en dar el siguiente. El frio se apoderaba de su cuerpo, e incluso sentía el hielo crearse en su piel, escarcha recorriendo su cabello, si separaba los labios seguro se arrancaba la carne que los cubría y la nariz no la sentía más. La cara le ardía aunque estaba helada, y los omniculares estaban soldados alrededor de sus ojos, no eran de mucha ayuda en ese momento, no cuando parecían haber dejado de funcionar y solo dándole imágenes de sombras caminando a su lado o de cosas que parecían ir directo a él, pero en cuanto se cubría desaparecían. No supo si el tiempo corría, pero sí que freno y espero, estaba tan quieto que los músculos dejaron de responderle y en lo que pareció un segundo se cansaron. Las rodillas se le doblaban en contra de su voluntad, las manos se engarrotaron y comenzaron a temblar y sin contar que le costaba respirar.
No supo si mantenía los ojos cerrados o abiertos, ni si estaba; parado, sentado, arrodillado, acostado o en posición fetal. Solo que un jadeo llegaba a sus oídos. Un jadeo que no provenía de su boca.
-Basta- se dijo mentalmente -Deja de temer, no tengas más miedo, ¡DEJA DE TEMER!-
-Al contrario mi amor- susurro una gentil voz en su oído, la conocía, aunque no entendía de donde -Acepta tu temor, acepta que es parte de ti y te aseguro que ese llameante valor surgirá en forma de una llama eterna-
Algo acaricio su cabello y una caricia en su mejilla con tanto cariño que aquellas sensaciones que lo absorbían se fueron por completo.
Comprendió que nada había sido real. Abrió los ojos encontrándose en la oscuridad, la voz le dio valor para que diera un solo paso más y lo hizo. Saliendo a la luz de enormes piedras de cristal y que brillaban de todos los colores y formas. El abovedado techo parecía un firmamento de pequeñas luces que (aunque no era el cielo nocturno) daba la impresión de ser las estrellas. Un lugar impresionante debía admitir Harry, aunque lo más sorprendente era la criatura que lo veía desde el centro del lugar.
Era como si fuera un dragón, aunque a Harry le parecía que aquellas alas no encajaban en la imagen por completo. Era completamente gris, con un toque negruzco y café rojizo (como el color de la sangre coagulada). Poseía seis alas pegadas a su espalda, cada una parecida a la de los murciélagos y donde terminaban se notaban fuertes y filosas garras. Las patas grandes y con espinas además de garras tan anchas y largas como un hombre adulto. La enorme cola podía abarcar un crucero completo y, los pinchos la recorrían como lanzas filosas y semi blancas. El rostro de forma extraña, semi plana y sin un atisbo de fosas nasales o de ojos, solo seis espacios completamente de color sanguinolento. Y los extraños cuernos que se levantaban sobre y debajo de su cabeza, dándole un toque siniestro.
Descansaba en el piso, enroscado, con las alas plegadas y la cola enrollada. Y a pesar de parecer verlo, la percatarse de presencia de Harry era algo que parecía no importarle, noto que era DIDDY el culpable del sonido de jadeo que resonaba en la caverna. No era un ronquido, más bien una inhalación y exhalación profunda. Una que podría alterar a cualquiera.
Solo quedaba intentar lo que deseaba realizar enfrente del dragón, Harry estaba aterrado, junto todas sus fuerzas, un calor surgió de su pecho y le quemo la garganta. Hacía años que no sentía esa sensación, pero le indico que lo siguiente que saliera de su garganta seria en el leguaje de los draconiana.
-¡He venido a hablar contigo!-dijo con la voz segura, aunque extraña y sin ser la suya.
Una inhalación profunda y otra vez jadeo con fuerza.
-¡¿QUE NO ME ESCUCHAS?!-rugió Harry haciendo que resonara por toda la cueva.
Ese fue el momento donde todo se fue por la caño.
Fue tan rápido que un parpadeo le impidió ver que Diddy se movió, lanzando una garra directo a su pecho, aquellas armas podrían empalarlo y ni por el tamaño fueron lentas, al contrario fueron tan veloces que apenas se escuchó un rasguño en el aire. Mas Harry reacciono por reflejo, salto hacia atrás al tiempo que las garras se acercaban, cada cosa fue a cámara lenta, primero creyendo que no lo alcanzaría y después viendo como la punta de la filosa garra entraba en contacto con su pectoral. Un aproximado de cinco centímetros perforando su carne. Un momento después una línea recta cruzaba su pecho, la sangre brotaba de ella y las fuerzas lo abandonaban. Golpeo una piedra que iluminaba, grito de dolor y cayó al suelo intentando ver que ataque haría Diddy, parecía que estaba adormilado o algo parecido, porque se enrosco nuevamente en sí mismo. Aunque agito la cola llena pinchos, estrellándola justo a un lado donde estaba. Partiendo el cristal y dejando una ranura gruesa y profunda en la tierra, debajo de ese suelo parecían caer al vacío y el aire subía por el hueco, húmedo y frio.
No se movió al principio, pero la sangre brotaba sin control alguno y se mordía el labio intentando que ningún sonido saliera. Un dolor punzante surgió, cerró los ojos y por la sorpresa salto del susto. Había visto la magia a su alrededor del color que por lo general mostraba, casi como destellos en el aire, pero la magia de Diddy era una circulo negro y sin luz, un vacío gigante.
Lo supo entonces, el por qué no le contestaba, la causa del jadeo y el que solo siguiera sus instintos. Diddy no poseía un alma.
-¿Cómo puede ser?-gimió Harry apretando su brazo contra su pecho intentando parar parte del sangrado.
Las seis cavidades rojas que parecían ser los ojos fueron a Harry, que sin salir de su sorpresa se echó al suelo gusto a tiempo para impedir que la pata llena de garras lo costara en lonchas gruesas. Otra más venia directo al suelo y lo haría picadillo, más rodo y se coló por el hueco que la cola creo anteriormente.
Se sostuvo con ambas manos, sintiendo la sangre (caliente, viscosa y lenta) bajar por su cuerpo, los brazos perdían fuerza con cada gota de sangre que salía de su pecho, y cuando creía que no podía estar peor, miro a Diddy. Parado en sus cuatro extremidades y mirándolo.
Rugió tan fuerte que estremeció la caverna, las piedras luminosas titilaron y el olor a pútrido aumento más. Antes de que reaccionara vio como la garra estaba delante de su cara, lo único que encontró para salvarse era caer y se soltó, La fuerza fue tal que partió el suelo y la orilla se desmorono. Cayó sin control alguno y con montones de tierra encima.
El trascurso de su descenso fue rápido, la roca que caía amenazaba con golpearlo sin piedad, entre más bajaba más se estrechaba la grieta, hasta que el mismo reboto en la pared y luego en otra, aterrizo en algún lugar duro y que seguramente le rompió algunos huesos. Y para rematarlo le caía tierra a montones, hasta sepultarlo vivo.
Estaba pensando en que al fin moriría en ese lugar, en que fallo y que Merlín tenía razón. Aunque una parte de él no se daba por vencido, removía la tierra sobre de su cuerpo y estiraba la mano intentando encontrar aire y salir vivo de esa situación. Mas ya ni podía respirar y sin fuerza perdería la conciencia en unos minutos. Pronto ya nada importaría. Los ojos de Hermione, era lo único que pedía como ultima vista, aquella sonrisa y que volviera a sentir su latir antes de partir a lado de sus padres. Su mano rompió la superficie, mas no tenía fuerza para sacar el resto de su cuerpo e intento aferrarse a algo, algo que le tranquilizara del desespero que le recorría en cada tramo de su ser.
Alguien le tomó del brazo.
Una mano grande y dura sostuvo la suya, luego otra más pequeña y suave. Ambas personas tiraron con fuerza y con un solo impulso salió por completo de la tierra, libre de la opresión (y logrando llenar sus pulmones de aire) y cualquier sentimiento que lo golpeara, su mente se encontró completamente en paz. Respiraba incluso con la boca abierta yo tan fuerte que sintió tragar tierra. El dolor punzante de su pecho le hacía mantener los ojos cerrados y concentrado en evitar gritar como desquiciado.
Las dos personas estaban a su lado sacudiéndole y parando su sangrado(o eso creía), se sentía cálido cuando una mano pequeña toco su pecho y a pesar del dolor que cruzaba por primera vez desde que llego a la isla supo que ese era el lugar correcto y que estaba a salvo.
-Nos vamos de aquí, ve adelante cariño- dijo una voz masculina, también la conocía aunque no del todo.
-Ten cuidado, está muy lastimado- dijo la voz de mujer que escucho anteriormente y su boca formo una tambaleante sonrisa- Resiste mi amor-
Intento abrir los ojos, mas su debilidad solo le hizo ver puntos amarillos y borrosos. Unos brazos lo sostuvieron y antes de darse cuenta era trasportado, aquel hombre que lo cargaba era cuidadoso, parecía que casi flotaban mientras caminaban por algún lugar. Fue muy corto el tiempo, pero lo depositaron en el suelo duro y plano. Y la mano volvió a posarse sobre su herida.
-Esto limitara nuestro tiempo- dijo la mujer, de verdad sonaba preocupada y él quiso decirle que no lo hiciera que salió de peores. Una clara mentira.
-Eso es lo de menos cariño- dijo el hombre, pasando la mano por su cabello con delicadeza y quitándole el sudor frio que la recorría- Vamos mi niño, tu puedes, has sido tan fuerte para llegar aquí. Solo un poco más-
-Pronto estarás mejor mi amor, si, solo tienes que concentrarte en nuestras voces- dijo al voz de la mujer acariciando la herida y mientras más lo hacía mejor se sentía.-Eso recupera tu fuerza… eso amor, despierta cielo -le acaricio la mejilla con sumo cuidado y sintió su poder regresar.
Abrió un poco los ojos viendo un lugar completamente blanco, como una caverna echa de piedra completamente blanca y al girar sus ojos dejo salir un gemido. Pues veía a un hombre alto, delgado, con ojos cafés, cabello rebelde y que se le ponía tieso en la nuca, igual que a Harry. No pudo creer lo que veía, así que miro a su acompañante. Una mujer, muy guapa, le sonreía con amor, su cabello era largo y rojo como el fuego, sus ojos verdes esmeraldas, los mismos que el poseía. Lloraban y sonreían al mismo tiempo.
-¿Cómo estas amor?-pregunto la mujer acariciándolo nuevamente, provocando que los ojos se le llenaran de lágrimas, y el dolor desapareciera, dejando solo un sentimiento confuso dentro de su ser. Por un lado se cálido y otro muy frio.
-No tienes ni idea de lo que hemos pasado viéndote, casi nos haces renacer para poder regañarte- dijo el hombre con una leve risa – Diría que me alegra de que estés aquí mi niño, la verdad es que no creí que heredaras mi imprudencia-
Tuvo que taparse la boca mientras las lágrimas salían de sus ojos, no podía hablar, las palabras se atragantaban en su garganta y una sonrisa temblaba en sus labios. El corazón le latía con tanta fuerza que tal vez le daría un paro cardiaco. Estaba temblando otra vez, pero era muy diferente al terror que con anterioridad sintió, o mejor dicho era completamente opuesto.
-¿Mamá?-Gimió- ¿Papa?-
Ambos le sonrieron, y acariciaron su cabello y mejilla. Permanecieron en silencio unos segundos, Harry anhelante de no perderlos otra vez, alzo su mano y tomo la de su madre con mucha fuerza. Como si esperara poder estar con ella para siempre. Ya que en su interior recordaba el sentimiento de su primer curso, un dolor inmenso, de mucha alegría y terriblemente triste al mismo tiempo, su desesperación por no conocerlos en tercero, y un año antes su corazón desgarrándose en la torre flotante viéndolos morir una y otra vez.
-Aquí estamos mi amor- dijo Lily acariciando al mano de su hijo.- Estamos juntos-
-¿Morí?-pregunto Harry mirando el rostro de su padre, era igual a él, por completo, solo que más adulto y con ojos marrones.
-No, sigues con vida- dijo James mientras le veía hincado a su lado- Pero esta vez sí que has llegado a estar a un paso de cruzar a nuestro lado-
-Entonces ¿No están aquí?-pregunto Harry queriéndose incorporar, un dolor en las costillas y pecho le hicieron toser y Lily le hizo recargarse nuevamente.
-¡Primero déjanos curarte!-Dijo Lily desesperada.
-Pero… si lo hacen… ¿Se irán de aquí?-pregunto Harry en llanto mientras intentaba aferrarse a sus padres.
-Mi amor, siempre hemos estado contigo- dijo Lily soltando su mano, pasando la mano por su herida con lentitud. Incluso Harry se sorprendí, ya que por donde acariciara su herida sanaba. Se cerraba lentamente y dejaba una fina cicatriz, una que no sería nada a comparación de la que pudo haberle quedado sin cuidado alguno.- Con cada paso que diste, cada vez que respiraste, hablaste y segundo que has vivido, nosotros siempre estábamos viéndote-
-¿Cómo es posible?-pregunto Harry sin saber dónde dejar sus ojos, en su padre o su madre, quería verlos por mucho más tiempo, hablarles y contarle toda su vida y que ellos le contara la suya.
-Ya sabes que ningún hechizo puede levantar a los muertos- dijo James algo serio- Sin embargo este lugar ha visto tanta muerte y existe un hueco de alma tan grande que algunas reglas de la existencia se rompen-
-Te refieres a que Diddy, de que no posee un alma ¿verdad?-pregunto Harry estirando la mano al cabello de su madre, lo acaricio sin importarle si era solo una ilusión o un efecto de su mente muriendo. -El vacío de un alma que pide ser llenado-afirmo.
-Correcto. ¿Lo has llamado Diddy? -dijo Lily soltando una risa que lo hizo sonreír- Diddy es un ser parecido a muchas criaturas inmortales, nunca muere y si lo hace renace, una criatura echa para vivir por siempre. A menos que ella misma quiera desaparecer. Pero su alma es igual a cualquier otra. Puede ser corrompida, envenena o rota… en este caso…-
-Se la arrancaron- Tosió Harry, la curación ya estaba por la mitad de su pecho y sentía como uno sus pulmones eran presionados por sus costillas o parecido, le costaba respirar.
-Lamentablemente- dijo James tocando con cuidado las costillas de su hijo, aunque no le dolía el tacto de su padre se sintió querido al ver su preocupación.- Por eso es tan poderoso, su alma dejo un vacío colosal y absorbe la magia sin detenerse y sin una conciencia no puede desear o diferenciar nada, el solo sigue sus instintos. Saciar su hambre, cuidar su lugar y…-
-Sobrevivir- dijo Harry quejándose cuando Lily termino con su herida en el pecho, dejando una cicatriz en línea recta.- No es un demonio, lo hicieron un demonio-
-Los magos, solemos no entender la magia- dijo Lily con tristeza en su voz y ojos, mirado el suelo como si hubiera hecho algo malo.- Si hubiera entendido que al salvarte, te di un destino tan difícil y doloroso, hubiera buscado otra forma…-
-No, no es cierto- dijo Harry tomando sus manos.- Mamá, no dictaste mi destino me salvaste-
Lily le sonrió con tristeza y ternura mientras le besa una mejilla, haciéndolo feliz.
-En parte es mi culpa. Fui ciego en muchas cosas- dijo James acariciando su cabello- Desde que encontré el anillo Excálibur. Me obsesione con Arthur, Merlín y encontrar los demás anillos que perdí un poco de vista lo importante. Creí que sería la solución para terminar con Voldemort, no me percate que abría un sendero en el cual yo no podría caminar, una carga que yo no sostendría y que quedaría sobre tus hombros. Por lo menos veo que eres todo un hombre ahora.-
-No es su culpa- dijo Harry nuevamente, apretando los puños y los dientes- Si yo no hubiera nacido…-
-¡HARRY JAMES POTTER!- regaño Lily mientras le miraba con una mirada que lo aterro- ¡Ni te atrevas jovencito o me harás enfadar!-
-Yo que tú le hacía caso- dijo James alejándose un poco de su esposa.-No quieres morir antes de tiempo-
-¡JAMES!- dijo Lily con una mueca y luego se apretó la mano a Harry, soltó un suspiro dejando salir una ligera sonrisa- Te diré que pasa si tu no naces. Voldemort tendría al mundo mágico y muggle a su merced- continúo y colocando su mano libre debajo de sus costillas, con los dedos adentro apuntando a su cabeza y de un movimiento los subió un poco. Sonó un "crack", alguno punzo en Harry (aguantando el gruñir o gritar solo por no hacer enojar a su mamá mas), pero logro respirar mejor.- Eres la barrera que impide a la oscuridad ingerir la luz del mundo y dejar todo a obscuras-
-Pero estoy muy lejos y…- dijo Harry empezando a desesperarse-… no sé qué hacer. Si ustedes estuvieran aquí…-
-Apenas y podríamos seguirte el paso- dijo James con una leve risa- ¿Crees que podríamos hacer lo que tú? Yo era un niño mimado hasta que tu madre me planto en la tierra y me enseño lo que era amar. Tú eres muy diferente a mí, eres mejor y estoy seguro de que lograras terminar la guerra, y crear la mejor era de paz que ha existido en muchos siglos-
Las lágrimas nuevamente salían, mientras se sentaba para estar más cerca de ambos. Asintió, entendiendo que no podía defraudar a sus padres.
-No nos queda mucho tiempo- dijo Lily con tristeza, acaricio una vez más su mejilla y le beso la frente. Un sentimiento cálido surgió de Harry y sonrió como un niño pequeño, era el tercer beso que le daba y quería más. Pero no sería posible- Solo una cosa más; pronto tendrás que escoger y cuando lo hagas sé que harás lo correcto, nosotros estamos bien y pronto reencarnaremos, sin embargo ella aún espera continuar a tu lado y creo que tú también la extrañas-
-No entendí mamá- dijo Harry aferrándose a la mano de Lily, casi sentía como el tiempo junto a ellos se terminaba.- ¡No lo lograre entender sin ustedes!-
-Lo harás- dijo James colocándose de pie y revolviéndole el pelo- Siempre lo haces mi niño. Es hora de irnos-
-Pero… ¡Y si los necesito! ¡Aun los necesito!- dijo Harry parándose e intentando que no se fueran, que no lo dejaran otra vez -¡Tengo tanto que contarles y quiero que me cuenten su vida! ¡No se vayan, no me dejen! ¡Por favor!-
-Si nos necesitas solo tienes que recordar que estamos aquí- dijo Lily levantándose, alzando la mano y colocándola en su pecho encima de su corazón- ¡Siempre! -
-¡Pero tentó tantas preguntas… Tengo una novia, ella es muy lista, es hermosa y…-Comenzó en un desesperado intento por ganar tiempo.
-Lo sabemos- dijo James riéndose y Lily sonriendo, luego su madre le abrazo. No lo había notado pero era igual de alto que su madre y su padre era un poco más alto, aunque le faltaba un poco para alcanzar su altura.-Tienes suerte de que te amé, si quieres mi opinión-
-Hermione te espera. Y no te preocupes por nuestra bendición- dijo Lily a lado de su rostro- Te la hemos dado hace mucho tiempo, desde que comenzaste a amarla y ella a ti-
-Además, mi niño, si la amas de corazón es suficiente para nosotros- dijo James abrazándolo también, sintió un beso de su padre en la cabellera y uno de su madre en la mejilla. Algo que lo hizo sentirse amado, luego como su corazón punzaba por saber que faltaba poco para que se fuera, apretó los dientes intentando no soltarse a llorar como un niño pequeño- Haznos unos favores-
-¡El que sea!-gimió Harry apretando a sus padres tanto como podía. Se sentía seguro y a salvo y nada en ese momento podría hacerlo infeliz. Estaba con su familia por primera vez. Aunque fuera solo un momento más.
-Dile a Sirius que deje de culparse y a Lupin que no puede controlarlo todo… si Peter te llega a escuchar, dile que aún lo considero mi amigo- Susurro en voz tan baja que sonó a un suspiro.
-A tu tía, recuérdale que siempre la quise mucho y me perdone por no comprenderla a tiempo. Y te doy permiso de hacer con Vernon Dursley lo que tú quieras- rio Lily sacando una sonrisa de Harry que estaba disfrutándolo de verdad el calor de sus padres, sus voces y aquel momento, el cual pasaba junto a sus padres.
-Una última cosa-dijeron ambos.- Se feliz, ama y vive-
-Solo falta Mione en esta familia- dijo Harry riendo, pues era verdad, solo faltaba Hermione entre sus brazos para que la felicidad lo embargara por completo. Y entonces podría dejar ese dolor que cargaba por nunca haber parte de una familia - Por cierto: Los extraño tanto y… yo… ¡LOS AMO! -
-En vida y después de la muerte, siempre, te hemos amado- susurraron ambos.
Como si sus padres fueran hechos de miles de luces, se desprendieron de sus cuerpos y flotaron por el lugar, dejando estelas luminosas de diversos colores. Harry apretó con más fuerzas sintiendo que a cada segundo sus brazos se cerraban más y más, la parte corpórea de sus padres desparecía. Llorando por que el tiempo hubiera terminado, sin embargo la sonrisa en su rostro continuaba. La sensación de los cuerpos se desvaneció, dejando a Harry abrazándose al aire, con una sensación de frio en el cuerpo y llorando junto a millones de lucecitas a su alrededor.
-Adiós mamá - susurro Harry al entender que sería la última vez que los vería. Que aquello sería un hermoso recuerdo.-Adiós papá- Su cuerpo se desplomo al suelo.
Parpadeo unas veces, hasta que se sintió pesado y los ojos le dolían.
Se encontraba acostado en un suelo sucio, con tierra encima de su espalda y tan adolorido como si un Mammulopendra hubiera pasado sobre su cuerpo. Se levantó tembloroso. Aunque por alguna extraña y ajena razón se encontraba completamente tranquilo, ni un sola duda cruzaba su mente y el terror que lo embargo hacia horas se había esfumado. De inmediato le regreso todo de golpe, se revisó la herida en el pecho, no estaba, solo veía una cicatriz lineal que cruzaba su pectoral. Sonrió al saber que no fue solo un sueño.
Tambaleándose se levantó, y con una sonrisa en su boca se encamino por la oscuridad, sus ojos se adaptaban y a pesar de no ver más de un metro más lejos lograba mantenerse sereno y encontrar el camino. Minutos después salía por un túnel al fondo de la isla de Diddy, viendo la espléndida mañana que surgía en el horizonte, cambio su semblante, estaba listo para lo que surgiera.
Pero antes tenía una plática con una chica de medio milenio que le oculto algo, y una entidad de agua que le falto contarle un dato.
