Aquí de regreso… dos por uno. Como en el cine. Pongan las palomitas, los refrescos y comencemos.
Como aun no tengo comentarios del primer capítulo pondré esta frase:
¡!¡!¡! Tripa Vacía, CORAZÓN sin alegría ¡!¡!¡!
Me pongo serio… lo más que puedo ponerme serio… aquí va:
"Si no quieres ver la maldad en persona, no provoques al monstruo que vive en corazón de todos "
Los personajes son de J. K. Rowling
Capítulo 74.- Un problema progresivo
Fueron directo por el camino de bloques de hormigón, y se plantaron debajo del umbral de la puerta, durante un segundo se imaginó la escena de cuando Harry llego a esa casa. Los profesores: Dumbledore, McGonagall y Hagrid dejando un pequeño bulto al pie de la puerta. Seguramente ya tenía una mata de pelo azabache y la cicatriz, además de que veinticuatro horas atrás tenía una familia, y luego nada. Y durante los siguientes quince años sobrevivió a lo que la vida le lanzara. Aun hoy en día se preguntaba ¿Cómo hizo Harry, siendo un bebe, para aguantar toda una noche en la intemperie? ¿Cómo aprendió a sobrevivir de los Dursley? ¿Cómo es que podía conservar un lado bueno, al ver que las personas le daban la espalda una y otra vez?
Miro la puerta pintada de blanco, y gruño al siquiera imaginarse que pasando ese lugar, en cada rincón Harry vivió momentos malos y crueles. Toco la puerta varias veces, el golpe sonó muy poco, adentro se escuchaba el televisor a todo volumen. Toco otra vez antes de escuchar una voz que grito, "Diddy, cariño, ¿Puedes ir a abrir la puerta?" Esperaba algún grito con la voz del mimado primo de Harry, al contrario fue el sonido de pasos fuertes recorrió alguna distancia al otro lado de la puerta, y el chirrido al abrirse mostro a la cara ovalada de Dudley Dursley.
-Buenas tardes, ¿Se les ofrece…-
- "¿Ni siquiera en ese monstruoso lugar has hecho amigos?" Le preguntaste a tu primo hace muchos años atrás, aquí tu respuesta- dijo Hermione bastante segura de que entendería- Yo soy su mejor amiga y su familia, así que he venido a ayudarte. ¡Duddy!-
Abrió tanto la boca, que Sirius casi se carcajea. No era para menos, con sus enormes brazos y piernas, anexado a esa cara sí que daba un toque chistoso. Pero ambos aguantaron las ganas de reír.
-¿Hermione?-pregunto Dudley un momento después.
-Deberías déjanos pasar o estaremos en muchos problemas- sugirió Hermione sintiendo que las presencias mágicas se comenzaban a mover, tal vez curiosos por los visitantes, aunque no era seguro que ya supieran quieres eran.
-Si… si… adelante- dijo Dudley retirándose a un lado con torpeza, primero pasó Hermione y Sirius después, al cerrar la puerta ambos soltaron el aire que contuvieron durante el tiempo que se mantuvieron afuera.
-¿Acabamos de hacer, lo que creo que hicimos?-pregunto Sirius intentando estirar su camisa, que casi la tenía a la altura del ombligo, sobre el abultado estómago.
-Si lo hemos hecho, pasamos delante de ellos y no han atacado- dijo Hermione corriendo las cortinas con cuidado, y espiando un poco, esperando ver al grupo reunido, debían estar algo lejos, o en la siguiente calle porque no los veía.
-Un momento- dijo Dudley tomando a Sirius del hombro, al estar trasformados quedaban a la altura.-¿Quiénes son?-
-Sirius Black niño, quítame tu mano de encima- dijo mostrando sus dientes, seguro que con su otro aspecto luciría feroz, mas ahora era un hombre calvo y barrigón con una sonrisa extraña, daba grima.
-¿El padrino de Harry?- pregunto Dudley mirando las fachas de Sirius y luego las de ella, medio sorprendido y un poco incrédulo - ¿Una poción?-
-Exacto, la poción Multijugos para ser exactos- dijo Hermione observando que no cambio mucho, a excepción de que si estaba cada vez más en forma.
-¿Duddy quién es?-pregunto la vos de la señora Dursley desde la cocina.- ¿Tenemos invitados?-
-¿Y quiénes son?-pregunto la gruñona voz de Vernon Dursley.
Estaba Dudley por contestar cuando Hermione se le adelanto. Freno en el pasillo, algo le llamo la atención, la pequeña puerta debajo de la escalera, aquella que tenía un pestillo grande y mostraba signos de humedad. La alacena. Si, ese fue el cuarto de Harry durante años. Sus ojos se humedecieron y apretó los puños mientras veía lo pequeño que era el lugar, sin lugar a dudas ningún niño merecía ser tratado de esa forma. Y menos por sus propios familiares. Miro a Dudley el cual seguro entendía su mirada, porque agacho la cabeza avergonzado.
Quiso hechizarlos, irse y dejarlos solos, mas Hermione no era como los Dursley. No debía dejarse guiar por el enojo, estaba haciendo eso por Harry. Por la última línea sanguínea que le quedaba a su novio. Dejo de mirar aquel lugar, luego continuo caminando hasta la sala de estar, cruzo el marco y se encontró al señor Dursley sentado en el sofá y mirando televisión. Un noticiero, donde describían una serie de secuestros por Londres, aunque podían ser que algunos fueran cometidos por Mortifagos.
-¿¡Eres amiga de Dudley?!-pregunto el señor Dursley levantándose con cortesía, y extendiendo su mano.- De Smeltins ¿Cierto?-
-No- contesto Hermione a amabas preguntas.
-Papá, ella es…-
-Hermione Granger –contesto, estrecho su mano con la fuerza de la chica que estaba representando, enseguida la cara del señor Dursley cambio a uno casi morado- Novia de su sobrino Harry, y una bruja-
-¡¿Pero qué haces aquí?!-rugió el señor Dursley alejándose su mano y viéndola como si esperara tener dedos de más o de menos.-¡¿A que vienen?!-
-A salvarlo estúpido, a que más- contesto Sirius gruñendo y avanzando, con intenciones de golpearlo.
-¿Qué sucede?-pregunto la señora Dursley saliendo de la cocina, con las manos mojadas y un trapo entre ellas, demasiado limpio.- ¿Quiénes son ustedes?-
Estaba por responder, cuando sintió un retortijón en la boca del estómago, un dolor agudo y antes de saberlo su cuerpo estaba de regreso. Agradeció que su ropa dejara de estrangularla, aunque se sentía más grande de lo que recordaba e incluso tal vez un poco incomoda. No pudo apreciar del todo su verdadero cuerpo, gracias al señor Dursley salto del lugar derribo un sofá y casi cae contra la televisión. Y no fue el único, a la señora Dursley se le cayó el trapo y se dio un golpe contra la pared al intentar regresar por la puerta, además de Dudley dar un grito agudo.
-Lamento la sorpresa, la poción, tenía mucho tiempo que la prepare y no estaba segura cuánto duraría- dijo Hermione sobándose el puente de la nariz, no podían exagerar mas ¿Cierto? Si de esa forma reaccionaban en una situación sin peligro, no deseaba imaginar ni como les iría solo con los mortifagos- Ahora, les diré que este lugar no es seguro y los llevaremos a un mejor lugar.-
El cuerpo de Sirius se retorció, y le comenzó a crecer cabello, el estómago se le desinflo y las piernas se le estiraron, luego de una mirada ya estaba como siempre. Solo que parecía que aguantara las ganas de asesinar a los Dursley.
-No estamos aquí para eso- dijo Hermione entendiéndolo por completo, luego de maltratar a la persona que más querían no les agradaba ni verlos. Se repetía que no era como los Dursley, si esa familia podía lastimar a un niño y su familia, ella no podía ni concebirlo.
-Ya sé, pero ¿Después me dejas morderlos?-gruño, con sus manos metidas profundamente en los bolsillos del pantalón, seguramente evitando sacar la varita o preparado para sacarla.
-No-
-Ándale ¿Un poquito?-
No contesto, fue suficiente la mirada de advertencia que le mando para que bufara y se sentara en el sillón más cercano sin permiso. El señor Dursley estaba estupefacto al igual que su esposa, solo Dudley estaba lo bastante consiente para llevar a su madre a sentar.
-Entonces -preguntó Dudley tragando duro.-¿Qué es lo que pasa?-
-Escúchalo bien, porque puede ser la única vez que lo diré en mi vida-dijo Hermione soltando un suspiro, no le agrava pero lo admitía- Tenias razón, los mortifagos los están rondando-
Dudley alzó las cejas, se notaba su sorpresa a kilómetros -¿Ehhh?-añadió de forma tonta.
El señor Dursley hizo una mueca de desagrado cuando, ella respondió con un chasquido de lengua y rodo los ojos. Al ver que esa platica se estaba alargando y no llevaba a ningún lado, se colocó inmediato junto a la señora Dursley y Dudley, por si tenía que desaparecer de un momento a otro.
-¿Cómo que mortifagos están rondándonos? Esos no son… -empezó la señora Dursley con voz chillona, pero el señor Dursley le indicó con un gesto que se calmara.
-¡Eso son un montón de tonterías! -dijo el señor Dursley con la cara casi morada, mirando fijamente a Hermione con sus ojillos porcinos- No creeré ni una palabra de ustedes. Nos quedamos aquí, no vamos a ir a ninguna parte.-
Hermione no logro más que sentir exasperación y enojo, ese hombre no entendía nada de lo que sucedía y aunque lo intentaran seguro se negaría a cualquier tipo de ayuda mágica. De tal forma que solo se encontró cruzada de brazos, esperando que hablara y dejarlo decirlo lo que quisiera, aunque ese no era el plan original.
-Bien, eso es todo, gracias por su nada agradable recibimiento- dijo Sirius levantándose- Nos vamos y arréglenselas ustedes mis…-
-Siéntate- ordeno Hermione al verlo dar dos pasos, el animago le miro y después de un duelo de miradas (que perdió en segundos) se sentó con cara de regaño.- ¿Por qué no nos cree?-
-Según tú, -dijo el señor Dursley caminando adelante y atrás por el salón -Nosotros... Petunia, Dudley y yo…estamos en peligro. Por… por…-
-Mortifagos- dijo Hermione.
-Bien yo no creo eso -declaro el señor Dursley, acercándose adelante de Hermione y mirándole a la cara, o bueno intentándole ya que era un poco más alta.- Creo que es un complot para quedarse con esta casa-
No pudieron evitarlo esta vez, tanto Sirius como Hermione soltaron una carcajada tan fuerte que seguro se escuchó afuera. De la risa le comenzaron a doler las costillas y los ojos se le llenaron de lágrimas, aunque la mirada de los Dursley era desconcertada, no se detuvieron un segundo. "Quedarse con esa casa" Esa era la frase que hacía reír.
-¡¿De qué se ríen?!-Pregunto el señor Dursley con rabia en la voz- ¿De qué tanto se ríen ustedes?-
-Cree que lo hacemos por su casa, Ja- Soltó Sirius, levándose nuevamente, dejándose caer junto al señor Dursley y dio dos potentes palmadas en su espalda que sacaron dos chillidos agudos del hombretón.- Que broma tan buena, eso si no me lo esperaba. Por su casa… que es por la casa… no lo creo… que esta casa vale…- continuaba riéndose mientras intentaba recuperar aire.
-¡Son unos incultos! -chilló el señor Dursley, la vena de su frente empezaba a latir- ¡Nuestra casa vale mucho! ¡Los precios de las casas están por los cielos en esta zona! Quieren quitarnos de en medio y entonces harán eso de hocus pocus y antes de que lo sepamos la escritura estará a nombre de Harry y…-
-¿Está jugando? -exigió Hermione dejando de reír al ver que aquel hombre estaba a punto de insultar a su novio- ¿Un complot para conseguir esta casa? Realmente eres tan estúpido como pareces-
-¡Señorita, no te atrevas…! -chilló la señora Dudley, incluso antes de que terminara Hermione estaba mirándola de forma nada agradable, provocando que se silenciara.
-Creo que no lo saben, pero los pondré al tanto y espero que eso les deje claro una cosa. Harry no los necesita para nada, mas son su familia y estoy segura que los protegería a pesar de todo-dijo Hermione tan seria que la miraban con atención- Harry ya tiene un montón de casas, todas tan o mucho más grandes que esta. Es el dueño mayoritario de uno de los periódicos más leídos en toda Bretaña y dona un tercio del dinero que recibe el hospital mágico San Mungo para que mejoren sus instalaciones y den mejor atención. Y aún le queda suficiente oro para diez vidas continuas. Esta casa le importaría tanto como un solo galeón. ¿Así que para qué querría esta propiedad? ¿Por todos los recuerdos felices que le dieron ustedes?- Se hizo un silencio.
Los tres Dursley tenía su boca abierta y los ojos desorbitados, incluso podía decir que comenzarían a babear como tontos si no regresaban a la realidad pronto.
-Ahhh, se me olvidaba que es el director de Pendragon. El colegio que cambiara el futuro y que será renombrado en todo el mundo- dijo Hermione con una ligera sonrisa- De tal forma que ¿Los protegemos o no?-
-Casas, dueño, donador, rico y director- dijo Dudley contando con los dedos- Mago y…- la miro de arriba abajo, cosa que la molesto mucho - Vaya primo, sí que eres importante-
-Ni te imaginas- dijo Sirius mirando al señor Dursley de una forma intimidatoria, no entendía si lo mordería o hechizaría, pero ya estaban en el tiempo límite. Afueras las cosas comenzaban a ponerse algo extrañas.
-Es hora- dijo Hermione tocando el hombro de la señora Dursley- Si quieren seguirnos le llevaremos a un lugar donde estarán bien, de lo contrario no aseguramos que no les pase nada-
-Afirmas…-dijo el señor Dursley saliendo de su cabeza, y empezando a pasearse de nuevo- Que estos Mortifagos nos están rondando, por órdenes de Lord lo que sea…-
-En efecto, quiere la sangre de Harry. Como él se encuentra perdido, los únicos que quedan son ustedes dos- dijo Sirius mirando a la señora Dursley y su hijo.- Solo ustedes dos-
-Tenemos que ocultarlos y Pendragon quiere ayudar. En Camelot se encontraran a salvo y sin que les falte nada-declaro Hermione, no le agradaba del todo, mas no tenia de otra.- Es protección lo que les ofrezco. Y es su turno de elegir-
No dijeron nada, pero el señor Dursley continuó paseando arriba a abajo. Fuera el sol empezaba a salir un poco, dejando un aire más caliente y la seguridad de que la visibilidad al número doce mejoraría.
-¿No había un Ministerio de Magia? -preguntó el señor Dursley bruscamente.
-Lo hay -dijo Sirius irritado.- Claro que si van con ellos, estarán en la boca del lobo. No tiene ni idea cuantos de ese lugar pueden estar del lado de Voldemort-
-Pero el gobierno debería protegernos. ¡A mí me parece que, como víctimas inocentes, culpables solo de dar cobijo a un hombre marcado, deberíamos reunir los requisitos para la protección gubernamental!-
Hermione avanzo y sin pensarlo ni un segundo plano una cachetada de lleno en la enorme cara del hombre, el cual la tenia de lado y una enorme marca roja con forma de dedos. La cara de Dudley demostraba que incluso a le había dolido por el sonido que surgió al chocar piel contra piel, y la incrédula mirada de la señora Dursley era para Hermione, mas cambio al ver como la furia estaba implantada en los ojos ámbar, dejándolos de un tono oscuro.
-¡¿Hombre marcado?!-pregunto furiosa- Usted no tiene ni idea de lo que esas palabras significan, si cree que la marca de Harry es un designio para ser perseguido de por vida se equivoca. Esa la marca de alguien que ha entregado todo lo que tiene para continuar viviendo, para proteger a los seres que ama y salvaguardar la paz y futuro. Si piensa de esa forma, quédese a morir.-
Hubo un breve silencio en el que el señor Dursley movía la mandíbula y se tomaba la mejilla con los ojos llorosos y ahora llenos de miedo. Su mujer lo estaba mirando con compasión, ya que no se atrevía a volver a mirar a Hermione, Dudley estaba mirando fijamente a la chica seguramente esperando su turno. Finalmente el señor Dursley gruño -¿Pero y mi trabajo? ¿Y la escuela de Dudley? Supongo que esas cosas no les importan a una panda de magos fuera de la ley…-
-¡¿NO LO ENTIENDES?!-gritó Hermione aguantando el plantarle otro golpe, si lo hacía no sería con la palma abierta- Eres un hombre de mente tan cerrada que no te das cuenta, los torturarán de la manera más cruel o simplemente los mataran lentamente para obtener información. Y nadie sabrá más de ustedes, porque ni siquiera quedara lo suficiente para reconocerlos como personas-
-Papá-dijo Dadle en voz alta-Yo me voy con ellos, y me llevara a mamá. Se lo prometí a Harry, solo esperaba que nos acompañaras o ya estaría guardando nuestras cosas.-
-Pero Dudley…-
-Ya basta de pensar en la magia como un enemigo o cosa con la que no debemos mezclarnos- dijo Dudley levantándose, y mirando a su padre con determinación-Creo que la magia es genial. Me iré con mamá, ven, por favor.-
Un minuto trascurrió en lo que la señora Dursley miraba a su esposo y luego a su hijo, al final se aferró a Dudley y comenzó a sollozar.
-Bien- fue su última palabra que salió del señor Dursley.
Hermione subió con Dudley y la señora Dursley para empacar sus cosas, esperando que no se le percataran de su huida. Aun no tenía idea de cómo hacer una desaparición con tantos, y no se veía capas de desaparecer con tres personas, aunque le ayudara Sirius, era un peligro. Una despartición no era nada con lo que pudiera jugar, incluso podría hacerlos quedar en pedazos.
A menos que obtuvieran ayuda, sí, eso necesitaba. La ayuda de un amigo poderoso.
De vuelta en la sala, llevaban todo lo necesario en el monedero y esperando que fuera suficiente para un tiempo. Luego miro a Sirius sonriendo y como el señor Dursley estaba en el mismo lugar, pálido, sudoroso y solo mirando al frente, tan ensimismado que parecía hipnotizado.
-¿Que le has hecho?- pregunto Hermione en cuanto se acercó.
-Solo le dije unas cositas- rio Sirius, al ver su incredulidad alzo las manos- Juro que no hice magia, o ya tendiéramos a los mortifagos encima. No soy tan tonto-
-Es bueno que sepas que no eres "Tan" Tonto- respondió Hermione acercándose a los Dursley.
-¡Ehhh!-
-¿Listo, Diddy, Vernon? –preguntó la señora Dursley poniéndose un sombrero de viaje, también pasándole su chamarra a Dudley y su esposo.
-¿Cómo lo haremos?-pregunto Dudley un poco más entusiasmado de lo que debería.
-Tómense por los hombros, Sirius tu sostén al señor Dursley- ordeno Hermione y todos lo hicieron, sintió el brazo de Sirius sosteniendo su hombro y como Dudley lo hacía en su otro lado- En cuanto lo llame, los alertaremos, solo bastara unos segundos para que comprendan que tienen que atacar. Pero nosotros ya estaremos saliendo. Sobre todo recuerden, no se suelten-
-¿Llamar a quién?-preguntó.
-Dobby, viaje para cinco, llévanos a Camelot por favor- dijo Hermione estirando sus brazos hacia adelante. Esperaba que su amigo los pudiera ayudar.
Ni término de decirlo cuando un "Pop" potente se escuchó enfrente de ellos, Dobby le sonreía vestido con su pulcro y arreglado uniforme de Pendragon. No dudo en saltar a sus brazos y aferrarse a ellos.
-Dulce ama, solo de a Diddy un momento-dijo cerrando los ojos, concentrándose.
No respondió, los mortifagos se dieron cuenta, estaban ya de camino al número doce, algunos incluso ya lanzaban hechizos a la propiedad.
-¡Dobby!- advirtió Hermione abrazándolo-¡Ya vienen!-
Una explosión sonó en el jardín trasero, sacando un chillido de la señora Weasley, Dudley no la soltó pero si aferro tanto su brazo que la lastimo, luego fue el señor Dursley que quería huir pero Sirius lo mantuvo en su lugar. Una segunda y tercer explosión surgió, una explotando la puerta principal y desperdigando astillas por todos lados y la otra sonando en el piso superior. Vio a Dobby abrir los ojos estirar su manita y chasqueo los dedos. Y fue a tiempo, un hechizo reventó la ventana y unos tres mortifagos entraron. Mas ya estaban girando vertiginosamente. Un mili segundo después frenaron de golpe, los Dursley cayeron al suelo jadeando o en el caso de el señor Dursley vomitando.
-Eso es… ya estamos a salvo- dijo Hermione abrazando más a Dobby, se sentía bien después de tanto tiempo- Gracias Dobby-
-Dobby escucho la orden de su dulce ama, Dobby no podía dejar que le hicieran daño- dijo el sonriente elfo mientras también la apretaba- Dobby debe decir, Felicidades por ser mayor ama-
-Eres el mejor Dobby- dijo Hermione sonriendo de verdad y bajándolo, al tiempo que veía Camelot.
Esta vez no estaban afuera, seguramente porque Dobby al ser el jefe y líder de los elfos tenía ciertos privilegios dentro del terreno. El lugar se veía tan asombroso como la primera vez, los cuatro caminos (adornados de jardines y fuentes) permitiendo el acceso por el lago (lleno de criaturas mágicas que salían a espiar de vez en cuando) y directo a la enorme mansión blanca (con sus enormes ventanales y un decorado sin igual) que era coronada por un enorme sauce boxeador (moviéndose al ritmo del viento).
-Eso fue sencillo- dijo Sirius tronándose el cuello- Para la siguiente misión te quiero en mi equipo-
-Lo dudo- respondió Hermione acariciando la cabecita de Dobby- Debo regresar al colegio-
-¿Dónde estamos? Es… ¿Camelot?-pregunto Dudley, tambaleándose al levantarse.
-Dulce ama, ¿Qué quiere que haga con… esos?-dijo Dobby de una forma nada linda, en sus ojos azules se notaba cierto rencor.
-Los protegeremos, son la familia de Harry, de acuerdo- dijo Hermione sonriéndole- Mas ellos estarán bajo tus órdenes. Puedes darles trabajo-
-¿Qué?-pregunto el señor Dursley aun en el suelo.
-Si vive aquí, tienen que ganárselo ¿no?- dijo Hermione avanzando, ya una vez librada de los Mortifagos se sentía calmada.
-¿Aun quieres estar aquí Dudley?-pregunto el señor Dursley ayudando a su mujer, aun le faltaba el aire.
- Es mejor que muertos- murmuro el chico y al ver la mansión trago.- Y mejor que la casa, tienes que admitir- Abrieron la boca al ver a que se refería su hijo, y la señora Dursley casi se desmaya.
Pasaron el camino sin hablar, hasta que llegaron a las puertas, los recibió la personas menos indicadas. Madame Bones y la señora Malfoy, o mejor dicho Narcisa Black. Una lucia sorprendida por verla, la otra puso cara de repugnancia antes los Dursley. Y eso que no los conocía pensó Hermione.
-Señorita Granger ¿Qué hace aquí? Debería estar en el colegio.- intento reprenderla Madame Bones.
-Tengo diecisiete, puedo hacer magia afuera del colegio, hacer desapariciones y salir del colegio en caso de necesidad- declaro Hermione sin prestarle mucha atención- Tenia que rescatarlos a ellos de un grupo de mortifagos, creo que entra como caso de necesidad- La miro con una mueca extraña.- Además creo que usted ya no es la jefa de ley mágica y supongo que puedo traer a personas a la mansión que, si no mal recuerdo, me dejo mi novio como testamento- continuo. Valiéndose de ese pequeño comentario para evitarle decirle "la mansión en que viviere con mi esposo".
-Tiene razón, hasta tú debes admitirlo Amelia- dijo Narcisa con una leve sonrisa.
-Me siento mal- dijo la señora Dursley un poco llorosa.
-¿Muggles?-pregunto Madame Bones al verlo bien.
-Familiares de Harry, les presento a los Dursley-
Luego de que le indicara a Dobby que le llevara a unas habitaciones desocupadas, que le diera sus ropas y cosas, además de que Sirius entrara por "un buen trago", se dejó caer en la sala de estar de la mansión. No la visito ese día que conoció el lugar. Técnicamente solo fue del despacho a la entrada y de regreso, ahora la veía y sin lugar a dudas estaba asombrada. Era bastante grande, con sofás repartidos por varios sitios, también lámparas y antorchas, una chimenea que podía calentar el lugar sin problemas. Los cuadros de pinturas que se movían. La mayoría eran paisajes que cobraban vida e incluso sonaban a lo que representaran, como un lago en el cual llovía, una montaña nevada que era azotada por una ventisca o un bosque en el cual se paseaba un venado. Y muchos más.
En un muro se veía un pequeño librero semi vacío, se notaba que algunos acababan de ser leídos y dejados en ese lugar (para no regarlos por la mansión), la mesa de té flotaba con objetos que pudieran necesitar (como una tetera, café, azúcar y bolsitas té, además de cucharitas y vasos), en un muro daba directo al lago si bien uno quería podía sacar la mano y acariciar al Kelpie que se asomaba con curiosidad a verla. Lo que más le gustaba es a pesar de ser un nuevo lugar, se sentía cómoda y reconfortarle, justo donde pasaría una tarde leyendo a lado de Harry, sin que nadie los molestara.
Se sentó un minuto, el día no esperaba que fuera de esa forma.
Y tampoco esperaba que Narcisa se sentara enfrente y le mirara con ojos suplicantes, incluso indefensa. No tenía ni que abrir la boca para saber que le pasaba por la mente. Que más podía atormentar a Narcisa, una madre desesperada y mortificada, cuando lo único en lo que seguro pensaba era su hijo.
-Está en Hogwarts, parece que no podrá continuar con sus planes y le aseguro que es un dolor de cabeza- dijo Hermione agotada.
-Quiero verlo, por favor-pidió Narcisa en voz baja.
-Hare lo que pueda, pero no le aseguro nada. No es como si ustedes dos fueran de mi agrado, esa marca…- dijo Hermione viendo que ya no escondía el símbolo de Voldemort con blusas de manga larga, en ese momento llevaba un vestido sin mangas que dejaban en claro el tatuaje. Algo que se percató y no negaría, era una mujer con clase y se le notaba a leguas, desde su forma de sentarse, hasta como se arreglaba. -… la hace casi una enemiga-
-Lo sé- dijo muy bajo, luego estiro su mano y toco la suya que descansaba en el reposabrazos del sofá.- Te lo pido como mujer, y como madre… algún día lo serás y sabrás que una hace lo que sea por sus hijos, por favor, necesito hablar con Draco-
-Lo intentare. Mas no soy yo la que decidirá escucharla, si Draco no quiere verla ni hablarle…- no continúo al ver la mirada llorosa de Narcisa, también como parecía a punto de derrumbarse.- Y sabe que no lo dejare entrar en Camelot-
-No tienes que traerlo aquí, podemos quedar en otro lugar y tú…-
-Le enviare una carta para informarte si sucederá, donde y cuando el encuentro entre ustedes… o si no pasa - declaró Hermione levantándose - Solo le advierto, si esto es una treta de ustedes dos… no volveré a cometer el mismo error. Los encerrare de inmediato- y salió de la sala dejando a la mujer en silencio.
Fue a ver si los Dursley estaban ya mejor, las desapariciones no eran fáciles y menos la primera, claro que para un Muggle era peor aún. Después de ver a los señores Dursley un poco mejor, a Dudley perseguido por los elfos (pensando que era un trol) y evitar que lo picaran con tenedores y cuchillos se dispuso a marchar.
-Dobby puede llevar a la ama- se ofreció el elfo dando saltitos- Dobby quiere serle de utilidad a la ama.-
-Ya lo eres al cuidar esta casa y a todos ellos- dijo Hermione besando la frente del elfo, que se sonrojo un poco.- Continua de esa forma-
-Claro dulce ama, Dobby estará al pendiente de todos y vigilara a los malos familiares del amo- dijo con un poco malicia al decir la palabra "familiares".
-Pronto nos vemos- dijo Hermione sacudiendo su mano para despedirse del elfo.
Se dirigió afuera de la mansión para hacer una desaparición directo a Hogsmeade. Más Sirius estaba en la puerta con su bebida, al parecer hidromiel y una mirada un tanto alegre.
-¿Te llevo?-pregunto con una ligera sonrisa.
-Sabes que no es necesario- contesto Hermione continuando caminando- No mates a los Dursley y por favor, vigila a cada uno bien-
-Narcisa quiere cambiar- dijo Sirius siguiéndola.
- Puede ser, mas ahora debemos ir con cuidado-
-Lo dice la chica que corrió a salvar a tres personas sin prever las cosas que pudieron pasar- bufo Sirius al momento de beber un poco.
-Te equivocas- dijo Hermione viéndolo con una sonrisa segura - Cada paso que di, estaba planeado… bueno el llamar a Dobby lo pensé en los últimos minutos-
-Debe ser interesante ser un genio- dijo Sirius palmeándole la espalda- Entonces ¿Ayudaras a Narcisa?-
-Ya se me hacía raro- dijo Hermione sabiendo que la mujer no le hablaría tan directo, con ella, si no lo hubiera discutido antes con Sirius u otras personas (Como madame Bones o Ainnia Abbott)- Veré que puedo hacer-
-Por lo mientras, no corras a salvar a nadie sin mí- dijo Sirius ya en la cercado que servía de entrada y salida del hechizo protector.
-Eso puedo asegurártelo- dijo Hermione dándole un último abrazo.- Sirius…-
-¿Si?-
-Falta para diciembre, y si no regresa cuando espero ¿Qué debo hacer?-pregunto Hermione separándose, esa pregunta la reservaba para sus padres, pero Sirius también era apto para contestarla. Era el padrino de Harry, si no regresaba sufriría tanto como ella.
-Si no regresa en este año, tendremos que esperar un poco más- contesto Sirius revolviéndole el cabello, odiaba eso, pero se dejó en ese momento por la sorpresiva respuesta- Recuerda que hablamos de un Potter, los Potter llevan escrito "Terco" en las venas. Ni un Demonio podría detener a Harry, no cuando lo estás esperando y sabe que estas en peligro. Te ama y eso puede romper cualquier barrera que se le presente-
Lo pensó un minuto y una enorme sonrisa verdadera se plantó en su boca.
-Gracias- dijo Hermione antes de abrir y cruzar la barrera.
-Y por lo de Theo…- murmuro Sirius, Hermione gruño de solo escuchar su nombre-… me comentaron que le diste un buen derechazo. Me agrada mucho la futura señora Potter-
Se rio un poco al ver que no le comentaría nada como los demás, luego cerro la cercado y la mansión se desvaneció, solo quedando un bosque extenso y tupido. Realizo una desaparición, llegando justo al lado del puente, donde estuvo parada con Sirius, se cubrió de inmediato pues la lluvia se tornó en aguanieve y parecía no pararía de caer en un buen rato. Mientras avanzaba con dificultad, se mentalizaba en llegar al castillo y pasar la tarde calentita, guarecidos en su refugio (en su cuarto de la sala de menesteres). Con un mejor humor, agacho la cabeza para protegerse de los remolinos de aguanieve y siguió avanzando trabajosamente.
Subió el camino en calma hasta cruzar el patio, salto varios escalones de la escalera de mármol y se adentró en el castillo, el calor y voces le llegaron de repente. Declarando que estaba de regreso en el castillo. Hasta que sintió algo extraño, el castillo tenía una magia al redor. No lo había notado al habitar tanto tiempo en el lugar. Sin embargo lo extraño era que lucía como si se contrajera y expandiera, como una respiración que aumentaba su ritmo. Paso un minuto hasta que se acostumbró, y sintió la magia de los Pendragon, se encontraba repartida por todos lados y se movían con rapidez, algunos caminando una y otra vez por el mismo lugar.
-¡HERMIONE!-grito Sofí al cruzar un pasillo, la vio y sus ojos se encontraban algo rojos. Corrió en su dirección y se le abrazo con fuerza. -¡Gracias a Merlín!-
-¿Qué pasa aquí?-pregunto Hermione sacando la varita y secando lo poca agua que le mojo.
-¡¿Dónde estabas?!-Pregunto la voz de Ron con enojo.
Cuando lo miro, observo la preocupación en sus ojos, también el miedo. Mas no le contesto, no hasta que supiera bien que estaba pasando. Fue un minuto de silencio hasta que Ron gruño.
-¡¿Qué te paso?!-pregunto otra vez con enojo.
-Cálmate y hablamos, o de lo contrario me harás enfadar- dijo Hermione con voz normal, aunque con ese toque de mando que pudo más que Ron. Enseguida se silenció y se acercó.-¿Por qué los Pendragon están corriendo por todo el colegio? Y un más importante ¿Por qué me buscaban?-
-Ha ocurrido un ataque- gimoteo Sofí separándose con unas pequeñas lagrimas recorriendo sus ojos- Creímos que te paso algo malo o que…- no logro continuar la voz se le quebró.
-… que te secuestraron- termino Ron sobándose el brazo como si le doliera.
-No comprendo- dijo Hermione separándose un poco y recargándose en el muro- Cuéntame que sucedió-
-Fue después de que regresaras. Los gemelos se fueron y nos dejaron, a Daphne y a mí, solos. Pasamos unos momentos en las tres escobas, el clima empeoro y decidimos regresar al castillo. Mientras lo hacíamos Katie y su amiga, Leanne, caminaban delante de nosotros y antes de comprender lo que pasaba Katie se elevó dos metros en el aire gritando y cayó al suelo inconsciente. Intentamos ayudarla más aquella cosa que tenía entre sus manos era un objeto maldecido y no teníamos ni idea de que hacer, si no fuera por Hagrid que paso y trajo a Katie al castillo. Pero esos ópalos…-
-¿Ópalos? ¿Ese era el objeto maldito?-pregunto Hermione atenta, no podía creer que se fue unas horas y ahora Katie s encontrara maldecida.
-Si- continuo Ron que parecía adolorido- Más no es todo, cuando estábamos por envolver los ópalos en mi chamarra uno de los Aurores que cuidaba Hogsmeade nos atacó-
-No me digan… imperios-
-¿Cómo lo sabes?-pregunto Ron aún más molesto.
-Los Aurores son de confianza de Dumbledore, no por nada están en el castillo, la única forma de que atacaran a un alumno es si están del lado de Voldemort, lo que no puede ser por las medidas de seguridad del profesor, o que lo mantuvieran bajo la maldición Imperius -Explico Hermione como llego a su deducción.- ¿Están todos bien?-
-Si… más o menos- contesto Ron sobando su brazo- El Auror era bueno, al tomarme de sorpresa logro lanzarme contra un grupo de árboles y casi me destroza el brazo, el alboroto llamo la atención de Sofí y Colín-
-Fue más el hechizo de chispas de Daphne- hablo Sofí calmándose a cada segundo que pasaba.- Estábamos en la tienda de té cuando la vimos, salimos del local y los encontramos peleando.-
-Si no fuera por Colín que cubrió a Daphne y Sofí que me curo el brazo, nos hubiéramos tardado en deshacernos del auror- dijo Ron bufando.- Cuando noquearon al auror no dirigimos al castillo, Neville y Luna se nos unieron en el camino, fuimos directo a la enfermería. Katie no se ve nada bien.-
-Fuimos a avisarte de lo sucedido, ni en la habitación de la torre, sala común o gran comedor te encontramos. Y la última opción no dejo aún más preocupados- declaro Sofí mordiéndose la punta de una uña.
-Buscamos en la sala de menesteres- dijo Ron al ver que Hermione le miraba con la duda en los ojos.
-No me encontraron y ¿Están buscando por todo el castillo?-pregunto Hermione para que terminaran e ir a ver a Katie, no sabía si le seria de ayuda pero era claro que no la dejaría sola.
-No, esto es una sorpresa para todos los Pendragon y los reuní para que me ayuden a buscarla -dijo Ron recargándose contra el muro y sacando pergamino de su bolsillo.
Hermione volteo a ver a Sofí en busca de las respuestas que no le daba.
-La sala de menesteres, ya no está debajo de la cama de Harry- dijo Sofí en voz baja- Ningún Pendragon logro entrar y creemos que… ha cambiado de lugar-
Eso si la sorprendió, la sala de menesteres desaparecida, estaba segura que hacía solo cuatro noches durmió adentro y que nada se veía extraño. No comprendía como, Draco debió poder ni acercarse a la sala. Solo Harry lograría cambiarla, o con la ayuda de sus maestros, más estos estaban en su muñeca y ninguno de ellos podría divulgar dicha información. Subió la vista al castillo, seguramente era por la misma razón que el castillo estaba diferente (en cuanto a su magia).
-Ya veo… entonces los Pendragon están revisando todo el castillo buscando la nueva entrada- dijo Hermione pensando un poco en que pasaba.
-No está en ninguno de los pisos, en la torre norte o la de astronomía, solo nos queda las salas comunes y eso está retrasándonos. Demasiados alumnos rondan por esos lugares. Cualquiera se daría cuanta si se abre la puerta- dijo Ron escribiendo una nota en el pergamino, acercándoselo al anillo Pendragon y desapareciendo en su interior.- He informado que estas bien y de regreso. Ahora es tu turno ¿Dónde estabas?-
-De camino al castillo me encontré a Sirius, venia de visita, fue cuando Hedwig llego alborotada y con una carta de Dudley que pensaba que lo rondaban Mortifagos. Era una situación precaria y fuimos a rescatarlos y llevarlos a Camelot, los tíos de Harry son un dolor de cabeza. Si no llegábamos seguro ahora estarían siendo rehenes- resumió Hermione moviendo la cabeza para que la acompañaran a la enfermería.- Era una situación de urgencia-
-¡¿Los tíos de Harry?! ¿Estás de broma? ¡Son horrible personas ¿Por qué los dejaste entrar en Camelot?!- dijo Ron con la cara roja.
-Son su familia, y Voldemort los quería para algo ¿no? Solo son Muggles y no creo que un señor oscuro quiera una receta de la señora Dursley- declaro Hermione sin detenerse, caminando por los largos pasillos que llevaban a la enfermería.
-Lo que no entiendo es: ¿Cómo sabias que era de urgencia?-pregunto Sofí algo pensativa.
-Hedwig, es demasiado lista y orgullosa para alborotarse por cualquier cosa. Seguramente vio a los mortifagos y se apresuró en traer la carta a mí, sabiendo que entendería que era necesario salvarlos- dijo Hermione como si nada, cruzo el camino más rapido y al fin llegando a la iluminada enfermería.
-Creo que nadie más que tu pensaría comprendería el comportamiento de un lechuza-gruño Ron y al escuchar una voz dentro de la enfermería cambio a una voz más baja- ¡McGonagall está cerca y no está contenta!-
Hermione entro a la enfermería con sus amigos detrás, adentro vio a Katie en una camilla con madame Pomfrey revisándola, a Daphne y Luna a su lado como si cualquier cosa o persona fuera un enemigo. Listas para salvarla en caso de necesidad, más al verla sonrieron y soltaron un suspiro. La profesora McGonagall no lucia nada contenta, no cuando una de sus alumnas estaba en cama con una maldición encima. Incluso a Madame Pomfrey parecía apunto de estrangularla.
-Hola profesoras- dijo Hermione como saludo, luego vio a Katie blanca, con los ojos cerrados y ojeras oscuras que no estaban antes, incluso el pelo pálido. Parecía muerta.-¿Qué tan malo es?-pregunto apenas se acercó a la camilla.
-Una maldición muy poderosa y no estoy segura cual sea, esta niña tiene que ser enviada a San Mungo de inmediato. Enviare un mensaje a Emma- dijo Madame Pomfrey quitando su varita de la frente de la chica.
-Preparare el traslado para mañana- dijo la profesora McGonagall mirándola y luego a Hermione, sus ojos se notaban cansados y su piel un poco amarillenta, como si no hubiera comido ni dormido bien en semanas.
-Por lo mientras, necesito el collar de ópalos- dijo Hermione llamando la atención de cada uno de los presentes.
-¿Para qué?-pregunte la enfermera, lanzándole una mirada dura.
-Necesito saber la maldición, para entender cómo ayudarla- declaró Hermione quitándose el abrigo, también soltando su pelo y subiéndose las mangas de su camisa hasta el hombro- Ron saca la tinta- continuo pasándole el monedero- Daphne y Luna ustedes dibujaran un círculo mágico a su alrededor, utilizaran las runas que les daré- ordeno a pesar de las miradas incrédulas de las brujas mayores- Sofí y Madame Pomfrey necesito que me ayuden en cuanto termine, seguramente requerirá un pociones o un chequeo y profesora…- McGonagall alzo una ceja-… Requiero su consentimiento, para quitar la maldición de Katie-
-¿Estas segura de lo que harás, funcionara?- preguntaron las dos profesoras.
-Claro que sí, pero no crean que Katie despertara de inmediato, requerirá pasar un tiempo en San Mungo para checarla constantemente y mucho descanso- dijo Hermione acercando su mano al rostro de la chica, expulsando un poquito de magia para medir que tan fuerte era la maldición. Sintió una descarga eléctrica que le entumió la mano y la hizo retirarse con fuerza.
Volteo a Ron esperando encontrar ya la tinta afuera, pero parecía que todos estaban petrificados.
-¿Qué les pasa? ¡Necesito las cosas para ayer!-
Enseguida comenzaron a moverse, lo primero fue darle las dos runas a Luna y Daphne, la primera crearía una fuerte barrera que protegería a Katie del exterior y la segunda una que le ayudaría a que su cuerpo se mantuviera calmado. Mientras las chicas realizaban el círculo alrededor de la camilla (aunque termino siendo más una elipse), Ron y Sofí le ayudaron a pintar runas por sus brazos, para poder utilizarlas en el momento indicado, también que fuera accesible y que la ayudaran. Madame Pomfrey traía cualquier cosa que le fuera útil y la dejaba sobre la otra camilla, y escribía indicaciones para Sofí en un pergamino y se la pasaba, se preparaba para cualquier cosa, incluso que alguno de la habitación cayera bajo la maldición. En cuanto a la profeso McGonagall salió de la enfermería y tardaron en llevarle el collar de Ópalos que estaba en la chamarra envuelta. Aunque no fue lo único que trajeron, detrás de ella venia Snape.
-¡Lo siento Severus, pero si puede ayudar un poco a mi alumna, no dude en que la apoyare!- dijo la profesora McGonagall un poco más enojada que cuando se fue.
-Cuando le di el collar, le dijo a Filch que se lo llevara a Snape. Creo que se lo ha ido a quitar- dijo Ron con una leve mueca de satisfacción, los dedos salpicados de tinta y una mancha negra en la nariz.
-¡¿CREE QUE UNA MOCOSA SABRA MAS QUE YO?!-Grito el profesor Snape estando rabioso.
-No por nada he sido nombra la quinta hablante rúnico ¿o sí?-dijo Hermione tomando la chamarra.-Maldiciones rúnicas y cualquier tipo de acción que conlleve runas es mi especialidad. Solo cuatro personas me equiparan en esta magia-
-¡Solo harás que alguno de esta habitación caiga maldito! ¿Acaso sabes la historia de ese objeto?-pregunto Snape avanzando a zancadas detrás de ella.
Tomo la chamarra y la dejo sobre la mesita de noche, levanto su mano y una runa comenzó a brillar en su muñeca, como si fuera agua se trasporto hasta la punta de sus dedo. Toco el ópalo más grande y la Runa que le protegía comenzó a brillar como luz de neón. Pasaron unos segundos y retiro su mano, sin ningún daño alguno.
-El Collar de Ópalos es un objeto maldito oscuro. Se cree que ha estado perdido desde 1960 en una revuelta en india, aunque en 1992 fue visto en venta en la tienda "Borgin y Burkes". Se cree que ha cobrado la vida de, por lo menos, diecinueve propietarios muggles hasta la fecha. Sin contar con las muertes que le preceden hasta antes de su desaparición. Es un objeto en extremo peligroso, ya que sujetarlo con la mano desnuda casi siempre produce la muerte instantánea de quién lo haya tocado, e incluso cuando apenas roza levemente la piel, la persona que lo haya tocado se verá inmediatamente afectada por la poderosa maldición que lleva, y aunque en este último caso habrá menor riesgo de que muera, la maldición hará que la persona empiece a flotar en el aire y pierda la razón al menos durante un período de tiempo. En un caso sin riesgo de muerte, la recuperación total de la maldición tarda varios meses de cuidado intensivo- dijo Hermione la información extraída del mismo collar.-Y ahora sé que la maldición puede ser rota, aunque el collar debe estar intacto para ello. Una vez que quite l maldición de quite deben destruirlo. E simple se debe separar los ópalos y bañarlos uno por uno en agua del rio Yamuna-
-¿Cómo sabes todo eso? Más bien ¿Por qué sabes todo?-pregunto Ron cruzado de brazos.
-Harry me dijo que lo vio en su segundo curso, simplemente sentí curiosidad he investigue del objeto. Aunque mucho lo acabo de descubrir, sobre todo como destruirlo- dijo Hermione dejando el collar sobre la mesa- Ahora quiero quitarle la maldición de Katie ¿Le parece profesor o esperamos a que realice la investigación?-
El profesor Snape Gruño, giro su mirada he hizo el que la virgen le hablaba. Hermione suspiro, ese día estaba siendo cansando, y aún faltaba por ver lo de la sala de menesteres e incluso informar a Dumbledore de lo que pasaba en el castillo.
-Luna, ¿Puedes buscar a Leanne? Necesita su declaración para cuando termine- pidió Hermione a su amiga la cual asintió con una leve mueca.
-Está bien, creo que Neville aún sigue consolándola- dijo Luna bufando, un poco molesta luego salió, no sin antes susurrarle algo a Daphne quien asintió y se fueron juntas.
-Entonces ¿Cómo piensa ayudarla?-pregunto el profesor Snape casi escupiendo saliva.
-No sabría explicarlo sin requerir al lenguaje rúnico- contesto Hermione introduciéndose en el círculo mágico que dibujaron sus amigas.- De forma que mejor lo muestro-
Enseguida estiro los brazos pintados con runas a Katie y concentro su magia en los brazos, imaginando que las runas absorbían su magia. El brillo que surgió de cada letra fue diferente e incluso parecieron crear vibraciones en el aire, de forma que la enfermería se llenó de diferentes sonidos. Hermione se puso a hablar en rúnico en voz media alta. El lugar comenzó a vibrar mientras las runas saltaban de su piel y flotaban por el círculo mágico, que comenzaba a despedir fuego, creando una barrera entre ellas y los profesores. Comenzó una danza entre las runas y el fuego, divirtiéndose entre ellos cosa que parecía increíble. En unos pocos segundos el cuarto temblaba con cada nota de la voz de Hermione, los sonidos aumentaron y los movimientos de las runas se volvieron más exagerados.
Su cuerpo comenzaba a sudar por el calor que emanaba y sentía que la maldición en Katie estaba reaccionando, más al ver una leve marca en el dedo medio de la chica. El lugar donde toco el ópalo. Una vez localizado el lugar, Hermione tomo la mano de Katie y la coló entre las suyas, la acerco y como si le susurrara a algo adentro, continúo con una leve voz. Las runas parecieron detenerse un momento, luego se acercaron a Katie con gracias y se pegaron a su piel, comenzando con la mano que estaba libre, luego el antebrazo, el hombro, el cuello y rostro. Hasta que alcanzaron las manos de Hermione. Todo paro un segundo antes de que dentro de las manos de Hermione brillara de color celeste. El círculo de fuego se apagó dejando un carbonizado suelo.
Hermione cayó de rodillas al tiempo que soltaba la mano de la chica, al tiempo que una especie de humo salía de la zona afectada y se desvaneció lentamente. Katie gruño como si un dolor intenso le recorriera, luego se giró para quedar en su costado y continúo durmiendo. Se veía mejor, su piel adquirió color, el cabello se volvió castaño oscuro nuevamente, además de que las marcas negras bajo los parpados se borraron. Aquel semblante de muerte ya no lo poseía.
-Ya está- dijo Hermione apoyándose para descansar un poco.- La maldición ha sido eliminada de su cuerpo, pero el daño que obtuvo lo mantiene así que necesita cuidados-
-Y usted también- dijo la enfermera acercándose y ayudándola a levantarse- ¿Se encuentra mareada o adolorida?-
-Cansada- respondió Hemiono sentándose en la otra camilla.- Solo necesito una poción recuperadora-
-Es asombroso- dijo Madame Pomfrey pasándole un franco con liquido blanco-¿Dónde aprendió a hacerlo?-
-Yo solo recite todas las runas contra las maldiciones antiguas, alguna debía funcionar- dijo Hermione bebiendo.
En la habitación solo estaban sus amigos y las profesoras, el profesor Snape se fue apenas termino o en medio del ritual por que no se percató de ello. Madame Pomfrey la dejo y fue a revisar a Katie, aunque lucia mucho más tranquila al ver como la chica estaba moviéndose.
-Bien hecho Hermione, debería proponerte para premio especial aunque creo que ya estás muy lejos de eso. No sabría ni como recompensarte- dijo la profesora McGonagall sentándose a su lado- ¿Cuánto tardara en despertarse?-
-Uno o dos días, fue un solo roce y la maldición se arraigó en su cuerpo-dijo Hermione estirando sus dedos, estaba algo entumida y las puntas se le notaban algo rosas intenso. Más lo oculto con su pierna.
-Utilizar todas las runas contra maldiciones debió de ser cansado- dijo Ron sentándose también a su lado y mirándola con una leve mueca de inquietud.
-Mágicamente estoy en mi límite- dijo Hermione.
-Pero por lo menos Katie estará bien- dijo Sofí ayudando a la enfermera.
Unos minutos después entraron en la enfermería Daphne, Luna, Neville y Leanne. Lucían muy callados a excepción de Leanne que sollozaba. Tras cerrar la puerta y asegurar la enfermería, McGonagall se ubicó en una silla y de cara a Leanne, que no paraba de mirar a su amiga en la camilla. Madame Pomfrey se retiró a su despacho junto con Sofí, seguramente estarían preparando las cosas de la enfermería o arreglándose para su siguiente clase. Ron y Daphne se situaron junto a ella, Neville y Luna del otro, aunque no se veían muy contentos.
-Primero déjenme informarles que gracias a la señorita Granger, se ha estabilizado y eliminado la maldición de la señorita Bell. De todas formas Katie será trasladada a San Mungo- dijo La profesora en un toque tranquilo- Ahora ¿Qué ha sucedido?-
Con voz entrecortada y haciendo pausas para dominar el llanto, Leanne contó que Katie había vuelto del lavabo de Las Tres Escobas con un paquete en las manos, que a ella le había parecido un poco raro y que habían discutido sobre la conveniencia de prestarse a entregar objetos desconocidos, de modo que al final la discusión había culminado en un forcejeo y el paquete se había abierto. Al llegar a ese punto, Leanne estaba tan abrumada que no hubo manera de sonsacarle una palabra más.
-Está bien - dijo la profesora, comprensiva -Leanne, hoy pasaras la noche en la enfermería, y mañana quiero que vengas a hablar con calma a mi despacho. Chicos corran a cenar, esto está controlado por hoy. Hermione hablemos un momento-
La profesora envolvió de nuevo el collar de Ópalos y asegurándose que no fuera a salir de su envoltura, lo guardo en su túnica. Cuando Leanne se recostó en la camilla contigua junto a su amiga, salieron de la enfermería. Los chicos se fueron juntos por el pasillo (aunque mirándolas con curiosidad) y fue con McGonagall a su despacho. Se percató que le dolían la cabeza y le ardía la mano, que el día estaba siendo muy largo.
-Profesora, ¿Dónde está el profesor Dumbledore? El director debería estar atendiendo esta clase de asuntos-
-El director se ha marchado y no volverá en un tiempo - Soltó McGonagall nada contenta.
No dijeron nada más en el trascurso del camino al despacho, adentro vieron las ventanas ser golpeadas por la lluvia y el frio que invadía el pequeño lugar. La enfermería debía estar encantada porque a pesar de ser amplio el calor la inundaba. Se sentaron y la profesora convoco una tetera que silbo enseguida y un par de tazas, luego de servir y tomar unos tragos decidió saber qué era eso de que tenía planes con la profesora.
Aquella profesora no decía cosas sin pensarlas antes y antes que nada estaba la seguridad de la escuela y alumnos, no le veía diciéndole a Ron y Daphne que no estaría en los entrenamientos, no a menos que tuviera una buena razón. Así que inspiró hondo y dijo: -¿Por qué le dijo a Ron y Daphne que tenemos planes juntas?-
-¡Ohhh! Cierto aun no te he dicho- dijo la profesora sobándose el cuello- Pero antes dime ¿Quién crees que pudo hacer tal cosa a Katie?-
-Si lo reduzco por lógica seria: Una persona que quisiera dañar a alguien dentro del castillo y supiera de ese poderoso objeto, además del dinero para comprarlo, se necesita un poco más de mil galeones para adquirirlo. Además que también tendría que ser un alumno, porque un adulto resaltaría, y estar del lado de Voldemort. - dijo Hermione.
-Ésa es una acusación muy grave, ¿Crees que fue Draco Malfoy? -manifestó la profesora McGonagall tras un momento tenso - ¿Tienes alguna prueba?-
-Yo solo dije mi deducción lógica, nunca dije un nombre- declaro Hermione con una leve sonrisa- Usted lo pensó-
-¡Señorita, ambas sabemos que estas orillándome a pensarlo! -se impuso la profesora cuando Hermione, enfadada, se disponía a replicar- Le agradezco lo que has hecho hoy. También su sugerencia, pero no es posible acusar al señor Malfoy únicamente porque visitó la tienda donde tal vez se comprara ese collar y ser rico. Podríamos acusar de lo mismo a una veintena de alumnos iguales por ejemplo: La señorita Greengrass-
-Poco probable, Daphne viene de una línea pura y acaudalada, mas hoy en día su estatus social es lo único que les queda. Después de todo su padre dio todo su capital a los mortifagos-
-Solo era un ejemplo- suspiro la profesora McGonagall -Solo dijo que el señor Malfoy no ha podido ir a Hogsmeade, porque estaba cumpliendo un castigo conmigo. Ya van varias veces seguidas que no entra a Transformaciones. De modo que no pudo ir-
-Y no existe la opciones mágicas para duplicarse ¿Verdad?-dijo Hermione cruzándose de brazos- Algo así como un pequeño objeto que te regrese al pasado, o una "Poción" que trasforme a una persona en otra ¿Cierto?-
-No lo vi ingerir nada…- comenzó la profesora.
-Lo he visto en Hogsmeade, Draco estuvo ahí. Lo puedo jurar de mil formas- declaró Hermione harta- Solo existen dos opciones para que eso pasara. Vi a su gemelo bueno caminando rumbo al cabeza de puerco o era una proyección astral. Y en cuanto a su castigo, no lo vio todo el tiempo y su chivo expiatorio tomo la poción multijugos o su castigo fue de solo una hora y el tomo la poción justo antes de empezar-
McGonagall abrió la boca, más lo pensó unos segundos luego la cerró y se puso a pensar. -Es un buen punto- murmuro.
-Si Draco le dio el collar, eso significa que alguien del exterior se lo dio o lo trajo consigo y tenemos que encontrar el punto de fallo en la seguridad. De lo contrario ocurrirán cosas peores- dijo Hermione mirándole pensar- Así que dígame, ¿Qué planes tenemos usted y yo?-
Abrió la puerta de uno de sus cajones, saco su diario de campó y lo extendió.
-Lo he revisado, cinco veces, no encuentro ni un solo error- declaro en manera de derrota, como si esperara que se equivocara y su plan se acabara- Hable con Tonks, tiene libre el Lunes de las siguiente semana, podemos comenzar los estudios y comenzar el ritual. Aunque nos llevara tiempo preparar todo lo que se necesita, unos tres meses por lo menos-
-No se preocupe, solo necesito hacerle un par de investigación a la habilidad de Tonks y podremos comenzar- dijo Hermione sonriendo al saber la razón, esa era una buena noticia.- Los gemelos han empezado a trabajar en lo que necesitamos, lo tendrán el siguiente mes y entonces el ritual lo terminaremos.-
-Porque siento que usted está tres pasos por delante de mí- gruño McGonagall frotándose los ojos.- Ahora que le he avisado, nos veremos en clase-
-Muy bien, le dejo para que descanse- dijo Hermione ya dirigiéndose a la puerta- Y por Draco no se preocupe ya sé que hacer con él. Duerma bien, le hará falta-
Hermione le dio una última sonrisa y se despidió, la profesora la imito, y salió al frio corredor del castillo. Encorto a sus amigos terminando la cena en el gran comedor, los Pendragon se reunieron a su alrededor, armando un alboroto grande por la pérdida de la sala de menesteres, después de todo fue su hogar y el lugar donde entrenaban muchas veces. Más les dijo que dejaran de buscar, con un castillo tan grande tenían pocas posibilidades de encontrarlo, incluso si se les unían los demás alumnos, solo vagabundearían por ahí sin encontrarla. En todos los años de Hogwarts, con tantos alumnos profesores, fantasmas y, siempre en movimiento, muy pocos la habían encontrado. Solo les quedaba una última opción. Una que solo Hermione conocía, gracias a los recuerdos de Harry. A pesar de sus palabras se vieron preocupados, se retiraron o a continuar cenando o a sus distintas salas comunes.
Debía tal vez ir directo a buscar la sala de menesteres, más el cansancio físico y mágico le gano, se fue directo a la cama. La sala común, estaba muy concurrida y olía a ropa húmeda, pues muchos alumnos habían regresado de Hogsmeade temprano a causa del mal tiempo y dejaron secar su ropa con el calor del lugar. Sin embargo, no se respiraba una atmósfera de miedo ni especulación; al parecer, la noticia del accidente de Katie todavía no se había extendido.
Esa noche durmió inquieta, con la imagen borrosa de un Harry gritando y sosteniendo fuego negro.
Al día siguiente trasladaron a Katie al Hospital San Mungo. A esas alturas la noticia de que le habían echado una maldición se había extendido por todo el colegio, aunque los detalles eran confusos y parecía que nadie, excepto los implicados sabían que también estaba fuera de peligro, los demás se había enterado de que Katie fue maldecida.
Hermione fue temprano a visitarla y decirle a los medimagos, que la trasportaban, que le dieran una nota a la directora y medimaga Emma. Dijeron que se la daría y luego se fueron rápido con Katie que se encontraba mejor, inconsciente, pero tranquila se podría decir.
Luego se saltó el desayuno, saliendo al patio de descanso y encontrando lo único que podía ayudarle a localizar la sala de menesteres. La torre flotante. La imagen era diferente a lo que esperaba, según Harry la torre era completamente sólida, para ella parecía casi hecha de niebla que le dificultaba verla incluso en un día totalmente nublado. Algo era seguro era una torrecilla que apenas se veía, flotando sobre un pedazo de tierra. Era totalmente de piedra caliza, con algunas ventanas con el techo cónico. Esperaba poder entrar unas escaleras de caracol echas de piedra, más el paso parecía no estar abierto, alzo su brazo intentando algo que le llego a la cabeza de repente.
Los anillos destellaron con luz y, con un sonido de rocas chocando, comenzaron a desprenderse una escalinata de caracol.
En el centro se miraba una runa que apenas descifro "Heredero" decía, lo cual podía significar muchas cosas si se interpretaba como lo señalaba la runa, podría referirse al dueño de Hogwarts, al que recibió o obtuvo la voluntad de sus padres o incluso aquel que conseguiría algo importante.
Cuando la escalera de caracol se desplego por completo, comenzó a subirla lentamente, pero no hacía falta esfuerzo alguno pues la escalera se enrollaba lentamente. Aunque algunas piedrecitas caían por el camino.
Cuando se introdujo por el centro vio una habitación redonda echa de la misma piedra que afuera, con los símbolos de las casas marcadas en la piedra, prueba de que Harry supero cada obstáculo que le pusieron. Otras cuatro abiertas, mostrando el lugar de entrenamiento de Harry, la biblioteca infinita, la forja, y el lugar donde podían crearse pociones (que nunca se había ocupado). Más se sintió aliviada al ver el cuadro que le conectaba a la sala de menesteres. Sin pensarlo mucho se introdujo llegando a su cuarto. El alivio fue de inmediato, estaba a salvo y como los dejo. Los recuerdos de ese lugar le trajeron calma.
Espero un rato sentada en la cama, solo disfrutando de la soledad y tranquilidad. Luego bajo y se dispuso a salir para ver donde se encontraba la salida, más al intentarlo se topó de lleno con la puerta. No abría y por más que intentara se sentía como si del otro lado solo existiera un muro de acero.
-No puedes mi niña, esto es lo único que queda de la sala de menesteres-
Volteo a ver a Sly, o como se imaginaba que seria, un señor con barba y muy bien vestido, junto a él estaba una niña pequeña, una señora de clase y un hombre que intimidaba. Les miro un momento y luego alzo los anillos.
-Entonces es cierto. Hogwarts y ustedes están corriendo peligro- dijo Hermione confirmando sus temores.
-Lamentablemente sí, es porque Harry no está aquí- dijo Reve sonando como su madre, con cariño y afecto en cada palabra- Nos manteníamos fuertes por su magia o por la de Hogwarts, pero cuando Harry se fue se llevó el núcleo mágico del lugar. El poder de Merlín que planto Nimue aquí, se lo llevo a donde quiera que este ahora y poco a poco su magia se desvanezca-
-Nada bueno puede salir de eso- dijo Hermione sentándose nuevamente en la cama, para pensar con calma.
-Los efectos ya comenzaron, la sala de menesteres se mantenía cambiante por ese poder, ahora esto es lo que queda- dijo Griffin sentándose a su lado- Mas no temas, Harry es increíble, regresara y restaurara todo-
-Incluso a nosotros- dijo Huffy enfrente de ella, intentando lucir imponente, aunque con su aparente edad solo lucia tierna. -Estamos muy débiles para poder hablar fuera de aquí o para mantener esta forma por mucho tiempo, pero necesitábamos decírtelo en persona-
-¿Qué pasara si no regresa antes?-pregunto Hermione levantando la vista con decisión- ¿Pueden tomar mi magia si hace falta?-
-Si no regresa a tiempo nos volveremos objetos comunes y corrientes, perderemos todo rastro mágico, seremos tan común que no nos venderías ni por un Knut-dijo Sly mostrando una leve sonrisa- Mas nosotros estamos preparados para eso-
-En cuanto a ocupar tu magia, lo hemos estado haciendo, si no desde hace mucho estaríamos acabados- dijo Reve sentada en su otro lado y tomando su mano, se sentía tal cual como si su madre le hablara- Pero alimentar Hogwarts es un asunto diferente-
-Requerirías un poder abrumador, la magia que utiliza Hogwarts a diario para mantener sus defensas y crear los diferentes aspectos mágicos es mucha- dijo Huffy con una mueca - El que las escaleras cambien de lugar, los pasajes mágicos, el techo encantado, las gárgolas mágicas o simplemente la barrera anti muggle no son sostenidos por un mago, es por la magia que despide el lugar. Pronto uno a uno fallaran y se perderá, la primera es la sala de menesteres, el siguiente podría ser el hechizo anti muggles o incluso el techo encantado. En medio año a lo mucho…-
-Hogwarts no podrá sostenerse más- termino Hermione- Y tendremos que buscar un lugar donde meter tantos alumnos. ¿El regreso de Harry lo compondrá?-
-Ni idea- respondieron los cuatro.
-Esto está fuera de nuestro conocimiento-Termino Sly al momento su imagen parpadeo.- Debemos irnos, aunque recuerda, el fin de algo siempre es el comenzó otra cosa.-
-Lo recordare maestro- contesto Hermione con una leve inclinación de cabeza.
-Continúa utilizando tú inteligencia y conocimientos-
-Por el futuro esfuérzate y confía -
-La astucia e ingenio te guíen-
-Y mantén tu valentía y temple ante la adversidad-
-Que fácil decirlo, cuando ustedes no son los que lían con tantos problemas- dijo Hermione recostándose, ya sola, pues en cuanto dijeron sus últimas palabras desaparecieron.
Regreso al castillo un hora después, con una animo medio normal, no encontraba una forma de lidiar con la magia del castillo desapareciendo y no servía preocuparse inmediatamente. Mas no lo comentaría a nadie de sus amigos y compañeros, eso exaltaría incluso a Ron y seguramente no lograría mantener el secreto a Daphne, que se lo contaría a Luna y Sofí, quienes les dirían a sus novios y entonces ( en menos de un par de horas) todo el castillo se enteraría. No, eso solo lo vería con Dumbledore directamente y nada más.
Se presentó a desayunar tarde.
-¿Qué paso?-pregunto Ron en cuanto la vio- ¿Ya sabes dónde está la sala de menesteres?-
Eso atrajo la atención de los que le rodeaban.
-Ya sé dónde se encuentra, pero es inaccesible por ahora- Contesto Hermione dedicándose a comer. La respuesta no termino de convencer a Ron, ni a los demás.
El día lo pasó huyendo de sus amigos para evitar más preguntas, y buscando el momento indicado para ir al despacho de Dumbledore, sobre todo porque si la veían entrando o caminando a la oficina del profesor pensarían que les ocultaba algo. Lo estaba haciendo, pero para no alterar las cosas antes de tiempo. El día anterior Dumbledore no estaba y no era seguro que regresara a tiempo, más se acercó a la gárgola y dijo la contraseña. No se abrió, la clara señal de que no estaba en el castillo. Lo intento los siguientes días, con los mismos resultados.
El lunes, se despidió de sus amigos para que fueran a entrenar y, Hermione, asistió puntualmente con McGonagall, apareciendo en su despacho a las ocho en punto. Llamó a la puerta, abrió y antes de que la saludara, cerró su despacho.
-Estaba segura que llegarías a la hora- dijo la profesora McGonagall con una sonrisa, se veía mejor; descansada y con mejor actitud.
-No puedo perder la oportunidad de crear una nueva magia- declaro Hermione siguiéndola.
Caminaron hasta un aula vacía en el tercer piso, al entrar se percató que las bancas fueron retiradas y que Tonks estaba sentada sobre el escritorio del profesor. Lucia igual de feliz que la vez anterior, aunque miraba por la ventana y observaba como se alzaba la luna. Su uniforme de auror aun lo llevaba, se notaba que acababa de salir de sus rondas, porque estaba algo sucio y desarreglado, además de que llevaba la chaqueta abierta y arremangada. Se percató de sus presencias cuando la profesora cerró la puerta.
-Hola Hermione, veo la profesora no te quito esa idea de la cabeza- dijo Tonks levantándose- Y veo que te apoya. De tal forma que haremos historia ¿No?-
-De una o de otra forma- declaro Hermione agitando la mano en forma de saludo- Ya sea por ser parte de la creación de un nuevo método de trasfiguración o ser un experimento fallido-
-No digas eso. Puede ser un mal augurio- dijo la profesora parándose junto a ella -Yo ya he leído tu diario de campo, y sé qué haremos, así que en lo que yo preparo las cosas explícale a Tonks-
-Yo también lo leí- dijo Tonks con un poco de orgullo.
-¿Entendió algo señorita?-pregunto la profesora McGonagall sin voltear a verla siquiera.
-Lo básico, trasmutaciones continuas a cualquier forma animal sin quedarse en uno fijo-
-Si es lo básico- dijo Hermione abriendo el diario que le entrego anteriores días la profesora -El proceso es extremadamente difícil para convertirse en animago y puede provocar un desastre, como mutaciones permanentes de mitad humano y mitad animal, si se realiza incorrectamente. Una bruja o mago debe mantener una sola hoja de mandrágora en la boca durante todo un mes, de luna llena a luna llena. Si la hoja se remueve o se ingiere, la bruja o el mago tendrán que comenzar el procedimiento de nuevo. -
-Que molestia-
-En la próxima luna llena visible, y si la noche resulta ser turbia o nublada, habrá que repetir el proceso de nuevo. El mago debe escupir la hoja en un frasco bañado de los rayos directos de la luna. Al frasquito se le debe agregar uno de los propios cabellos del mago o bruja, una cucharadita de rocío plateado que no haya sido alcanzada por la luz del sol ni por pies humanos durante siete días, y la crisálida de una polilla esfinge de la calavera. La mezcla debe colocarse en un lugar tranquilo y oscuro y no puede ser perturbada de ninguna manera.-
-¿Puede ser más complicado?-pregunto Tonks cruzándose de brazos.
-Lo siguiente que debe suceder, si todo lo demás resulta por suerte, es que el mago o bruja espere una tormenta eléctrica. Durante este período de espera, el mago debe, estar al amanecer y al atardecer sin falta, recitar el conjuro Amato Animo Animato Animagus con la punta de su varita colocada apuntando al corazón. Cuando, por fin, haya una tormenta eléctrica, el mago debe moverse inmediatamente a un lugar grande y seguro, recitar el conjuro por última vez y luego beber la poción.-
-Muy complicado, y muchas cosas deben salir bien- dijo Tonks con una mueca.
-Es por eso que solo tenemos unos cuantos animago legales, y un par de ellos ilegales- dijo la profesora McGonagall desde atrás extendiendo una enorme tela con diferentes artilugios de metal, piedras de luz, algunas joyas y hojas con círculos mágicos. Se notaba que si había leído el diario un par de veces.- La mayoría piensa que es muy complicado y muchos factores deben salir bien para lograr serlo. La idea de Hermione combina eso… pero sin la necesidad de depender de la suerte y acortando el tiempo. Aunque es igual de peligroso y diez veces más complicado-
-¿Cómo?-
-Primero la hoja de mandrágora sirve para extraer algo en específico, ya sea venenos, propiedades o escancias. Por eso es ingrediente en casi todas las opciones de antídotos y como purificador de pociones- dijo Hermione abriendo el libro y señalándolo- Lo probé en la madriguera con una poción que tenía mucho tiempo, quito las impurezas y dejo una poción mejor, aunque no como una recién echa. Eso es porque se necesita la mandrágora. Para extraer la esencia mágica de cada persona, más no se necesita si no quieres convertirte en un solo animal.-
-Entiendo mejor que en mis antiguas clases de Herbología, así que continua-
Aquel comentario saco un gruñido de McGonagall, se sabía por todo el castillo que la profesora Sprout era su amiga. Más lo dejo pasar, seguramente por saber que la chica no lo decía con mala intención.
-Como te darás cuenta: lo rayos de luna, el sol al amanecer y atardecer, la tormenta eléctrica son cosas que no podemos controlar y en el proceso se hacer algo erróneo- Continuo aspirando un poco de aire- Sin embargo ese proceso puede ser controlado. Y eso es lo que investigue y cambie. El primer paso es injertar mi magia en tu esencia, una magia que pueda trasfigurar en múltiples animales pero sin ser capaz de realizar una trasmutación animal completa. ¿Cómo? Primero necesita tu sangre con tu verdadera apariencia- Eso pareció no gustarle nada a Tonks- y una con tu apariencia cambiada. Revisare si existe algún cambio entre las magias. Y luego aislare el componente mágico y lo purificare con la mandrágora y lo potenciaré con mi propia magia pura. De esa forma lograre que me acepte a la hora de formular la poción-
-¿Pero no decías quera necesario mantener la hoja en la boca durante un mes?-pregunto Tonks mirando como McGonagall estaba lista para comenzar.
-Eso es por que muy pocos pueden expulsar su magia pura- dijo Hermione estirando su mano abriendo los dedos y expulsando su magia pura tan densa que formo un fuego color ámbar y comenzaron a salir chispas de colores por todos lados.- Es extremadamente difícil mantener esto durante mucho tiempo, mas solo necesito hacerlo durante una hora-
Tonks volteo la mirada a la profesora y dijo-¿Eso enseñan ahora?-
-No, es algo que aprendió de las clases con Harry… supongo- respondió también asombrada.
-Lo dio el primer día en Pendragon, y desde entonces me enseño a hacerlo, solo que su magia es más como un viento… algo así- dijo Hermione sonriendo al recordar ese día como se sintió agradable y cómoda, tanto que casi se duerme.- La mía es más como una llama. Una vez aislado tu magia para trasmutar y combinado con mi magia pura, pasamos a la fase dos-
-Donde todo se pone más loco, si mucho más de lo que ya parece- dijo McGonagall.
-El frasco bañado en los rayos de luna es necesario, eso es difícil de conseguir, mas ya lo he encargado y me los traerán a tiempo-
-¿Encargado a quien, los traerán?-preguntaron.
-Los gemelos Weasley no son solo unos bromistas, pueden hacer muchas cosas que una inteligencia lineal no conseguiría, y por eso se los encargue. Al decir "los" es porque pedí un mínimo de una decena, no solo uno, no pudo asegurar que logren los diez, pero con un par me bastan- dijo caminando a ver las cosas que examino McGonagall y alineándolas en el orden que las utilizaría- El segundo punto es el frasco, el rocío plateado y la crisálida de una polilla de esfinge de la calavera, muy raro hoy en día… aunque estoy seguro que los gemelos tienen contactos para conseguirlas. Incluso Mundungus les debe algunos favores y puede que lo extorsionen para que se contacte con los del bajo mundo-
-Es bueno saber que mis alumnos tienen contactos con el mercado oscuro- gruño McGonagall.
-El hechizo Amanto Animo Animato Animagus es muy viejo, lo renové ahora es más fácil de recordar Animalien Amitny Lingun Provenit (N.C: combinación de idiomas, ni lo busquen porque no existe)-
-¿Fácil de recordar?-pregunto Tonks subiendo una ceja.- No sé ni cómo pronunciarlo-
-Tal vez para mí si lo es, investigue mucho para crear el hechizo- dijo Hermione un poco apenado por ver el hechizo tan fácil cuando no lo era, de todas formas continuo- El hechizo solo se pronuncia al alba y al atardecer, del día del ritual, ya que en la noche me encerrare en una gran caverna bajo tierra junto con los elementos base agua, aire y fuego. Tallare runas y un gigantesco círculo mágico, para protección y que ayuden a convocar un clima controlado. Recitare una última vez el hechizo diciendo cada letra en rúnico, y bebiendo la poción al final-
-Eso suena a mucho trabajo. ¿Para que la caverna, el agua, el aire, fuego y el clima?-
-Es por la tormenta eléctrica. Para que se formen esos tipos de tormentas es necesaria la humedad del aire caliente que se eleva en una atmósfera inestable. La atmósfera se vuelve inestable cuando las condiciones son tales que una burbuja de aire caliente sube, puede seguir aumentando aún más que el aire del ambiente.- Tanto Tonks como McGonagall le veían con una mirada de no entender nada- Es simple, Humedad igual a agua, aire caliente igual a aire y fuego, y la atmosfera inestable es una combinación de varias corrientes de aire convergiendo en un lugar. Por eso utilizare los cuatro elementos y produciré la electricidad de la tormenta con runas. Eso va a completar los requisitos-
-Aunque todo salga bien, y estés en lo correcto. Como aislaras mi esencia mágica para cambiar mi imagen- dijo Tonks cruzada de brazos- No es como si solo con sangre lo fueras a conseguir-
-Bueno… eso lo veremos pronto- dijo Hermione tomando uno de los papeles con el círculo mágico, y un pequeño cuchillo plateado.-Tonks por favor toma tu imagen natural- pidió.
Miro a otro lado, luego gruño- ¿Es necesario?-pregunto con una cara de desagrado.
-No le diremos a nadie, te hare un juramento inquebrantable si lo quieres- dijo Hermione avanzando con cuidado, sosteniéndole la mano y apuntando con el cuchillo a uno de su dedos.
Asintió y su aspecto cambio, el cabello color rosa chicle le cambio a negro y ondulado, los ojos se tornaron marrones y la piel un poco más pálida. En cuanto a fisonomía no cambio mucho, solo que el rostro le cambio un poco. La profesora se acercó interesada, más cuando delante de ellas estaba una chica muy parecida a Bellatrix Lestrange.
-Desde pequeña no me gusta verme de esta forma- dijo Tonks sosteniéndose un mechón de pelo y mirándoselo- Es como el de mi tía y a mi madre, solía verme con nostalgia… no me gusta nada-
-Solo será un momento- dijo Hermione rasgando la punta de su dedo.
-¡Ehhh! ¡Duele!- dijo encogiendo su mano.
Tomo el pergamino con el círculo mágico, y echo la sangre de Tonks adentro. El brillo que surgió le cegó por un momento, luego vio una llamita trasparente surgir y al final una circulo completo.
-Ya veo- dijo Hermione enseñándolo a sus acompañantes.
-¿Qué significa?-pregunto Tonks.
-Sin ninguna afinidad, tu magia no está ligada a ninguna otra, por eso puede mutar si quieres. Tu contenedor mágico ha llegado a su madures y eso indica que tu habilidad está en su tope- dijo Hermione tomando el otro pergamino con rapidez- Regresa a ser la Tonks que apreciamos-
Un segundo después Tonks regresaba a su cabello rosa. Corto nuevamente, solo que otro dedo y realizo el mismo procedimiento, obteniendo resultados iguales.
-Bien, eso me le aclara todo- dijo Hermione más contenta.
-¿Es bueno o malo?-pregunto la profesora que se veía muy interesada.
-Es bueno, su afinidad y contenedor no magia cambia cuando se trasforma- Dijo Hermione con una sonrisa que hizo parpadear a Tonks- Lo que nos dice que puedo investigarla aun si esta trasformada-
-¿Mas exámenes?-pregunto retrocediendo.
-Unos pocos- dijo Hermione alargando la mano, tomando una esfera con una especie de mano impresa- Tranquila, el resto de exámenes no duelen, solo te pido que seas paciente. Esto tomara tiempo-
-En que me metí- murmuro.
Las pruebas continuaron, hasta pasadas las doce de la noche, cuando las tres salieron del aula. Tonks lucia dos o tres años más vieja, con algunos cabellos cambiando a diferentes tonalidades y con la vista cansada. En cambio, Hermione, parecía niña en dulcería con un montón de pergaminos flotando al alcance de su vista, murmurando y moviendo los ojos de un lado a otro. Aunque la neutralidad de la profesora McGonagall era una buena señal, no dejaba de verse cierto toque de expectación, que significaba que por lo menos no corrían peligro… por ese momento.
Hermione regreso a su habitación, reviso los resultados a detalle hasta la madrugada. Mas en su mente no paraba de pensar en lo que acontecía y aunque no encontraba soluciones inmediatas, casi aseguraba que saldría bien.
Al siguiente día, durante el desayuno no pudo contarles a Ron o a Daphne lo que había realizado con Tonks y la profesora McGonagall. Más que nada porque ambos estaban llenos de moretones, rasguños y gruñían cada cinco minutos. Los demás Pendragon estaban igual.
-¿Y cómo fue la práctica de anoche?-pregunto Hermione una vez que llevaban casi cinco minutos sin gruñir.
-Mal- dijeron ambos, se vieron de reojo y giraron la mirada.
-Siendo sinceros, no parecía mala idea- dijo Neville sentado a su lado y con la mano de Luna entrelazada, ella las palmas rasguñadas y él con un chichón en la cabeza.- Hasta que empezaron a perseguirnos-
-¿Perseguir?-pregunto Hermione alzando una ceja.
-Esos dos, prepararon una "cacería"-dijo Luna con un poco de reproche en la voz.-Sigo en contra de esa clase de entrenamientos-
-No les paso nada, es más están sanos y bien- se excusó Ron girando los ojos.
-Los únicos golpeados fuimos nosotros- dijo Daphne dejando caer su cabeza contra el hombro de su novio, el cual estaba aún molesto sin embargo la abrazo.
-¿De qué hablan?- pregunto cruzándose de brazos.
-Esos dos convencieron a Hagrid para que le diera tres Murtlap para la práctica- acuso Luna de malos modos. -Ayer en cuanto te fuiste con McGonagall los dejaron salir al bosque prohibido y nos dijeron que como entrenamiento los atrapáramos-
-¿De dónde sacaron el permiso para eso?-pregunto Hermione conociendo a los profesores ninguno aceptaría tal cosa, no cuando implicaba alumnos correteando en el bosque prohibido, mucho menos de noche.
La mirada de Ron volteo al otro lado, la de Daphne se giró y se escondió dentro de la túnica de su novio. Ambos rojos, he intentado lucir indiferentes, aunque incluso un ciego podría ver la culpa.
-Si como veras... no salió bien- dijo Neville soltando un gran suspiro- Lo hicimos bien para salir todos sin ser vistos, también para adéntranos en el bosque y comenzar el entrenamiento-
-Hasta que aparecieron los gigantes- la voz de Theo sonó enojada, más se sentó a lado de Daphne y se cruzó de brazos mirando en dirección de Ron, el cual seguía haciéndose el desentendido.
-¿¡SON ESTÚPIDOS O QUE!?-grito Hermione, provocando que varios saltaran y se fueran del gran comedor, otros (la mayoría de Pendragon) se encogieron e intentaron esconder la cabeza en algún lugar. Sobretodo Ron-¡¿Cuánto tiempo caminaron para llegar hasta el campamento gigante?!-
-¿Sabías de ellos?-pregunto Ron regresando la mirada.
-Claro que lo sé- dijo Hermione rodando los ojos. Entendía el punto de Ron, técnicamente ella no debió de enterarse de que los gigantes estaban en Hogwarts, o no de la forma en que lo hizo. Al recordar como los gigantes se unieron a ellos se asustaba y un frio le recorría la espalda al pensar en Harry combatiendo contra algo cien veces más grande.- Hagrid los trajo, esperábamos que ningún par de tontos se adentraran a lo profundo del bosque-
-Nos pudiste avisar- murmuro Daphne moviendo los dedos sobre la mesa.
-¡Si, mi culpa, como me dijeron que entrenarían en el bosque prohibido!- Ironizo mientras se sobaba el cuello. -¿Cómo termino su desventura?-
-Huimos, pero con tanta prisa que varios salieron lastimados. A algunos de nosotros nos atropellaron- Dijo Neville mirando a Luna y dándole un beso en la mejilla, provocando que se sonrojara mucho.- Pero fue un atropellamiento suavecito-
-Con ese chichón nadie te lo cree- dijo Theo con una leve risa.
-Un menso se quedó a pelear, solo logrando que un gigante le lanzara un árbol- dijo Luna intentando desviar su atención.
-Yo no fui el único menso, ellos dos se pusieron a pelar con ese gigante que hablaba- dijo Theo señalando a la parejita que se escondía y se ponían de un rojo Weasley.
-¿Kathor los ataco?-
-¿Se llama Kathor?-pregunto Ron alzando una ceja.
-Técnicamente no peleo con nosotros. Intentamos darles tiempo a los demás de huir atacándolo, no levanto la mano ni contra nosotros, pero nuestros hechizos tampoco le hacían efecto.- dijo Daphne soltando un suspiro- Y cuando estábamos por retirarnos, un pequeño gigante se levantó del suelo y al vernos atacar a su compañero se lanzó contra nosotros, por poco nos mata-
-Justo en ese momento tomo el primer árbol que vio, lo arranco de raíz y me lo aventó- dijo Theo con casi odio en la mirada, pero perdida en la lejanía.- Si veo a esa bola boba le daré su merecido-
-Esa bola boba se llama Grawp y es mi amigo, y te lo mereces- dijo Hermione dejando caer su mano en la mesa, con suficiente fuerza para que Theo saltara y casi callera de la silla- Además ustedes trasgredieron sus límites y también atacaron a su líder, a mi parecer los gigantes fueron benévolos con ustedes. No debieron de hacerlo. Ahora tendré que ir a pedir disculpas-
-¿Disculpas? Si nosotros no le tocamos ni un pelo a ninguno- dijo Ron abriendo la boca- Nosotros salimos golpeados-
-Déjame preguntarte ¿Y por qué no han ido con madame Pomfrey para que los cure?-
-Ahhh, pues... es que…
-Es por que salieron del castillo cuando no debían y si llegaban heridos las preguntas surgirían- dijo Hermione chasqueando la lengua -A todo esto ¿Sofí no pudo curarlos?-
-Bastante ocupada con Madame Pomfrey, ayer no pudo acompañarnos, estaba muy agotada- dijo Daphne cerrándole la boca a su novio.- Por eso estamos de esta forma-
-Hoy continuaremos igual que los días anteriores, así que prepárense- declaro Hermione levantándose.- Se me hace tarde para Aritmancia-
-Pero…- comenzaron mas ya no los escuchaba.
Tendría que esperar para ir al campamento gigante, en ese momento estaban dormidos y no esperaba que la recibieran con los brazos abiertos luego de la intromisión de los Pendragon. Esperaba poder descansar antes de que los gemelos terminaran su pedido, pero por lo visto tendría que conformarse con ir a clases y descansar en los pequeños ratos de libertad que tenía, aunque con los problemas que le rondaban en la mente se le haría difícil. Y de paso volvería intentar hablar con Dumbledore.
Paso el resto de las clases con rapidez, sin nada nuevo o interesante, y esperando a que llegara el momento de poderse pasar por la gárgola del despacho de Dumbledore y que le permitiera el paso. En la comida paso hablando y comiendo junto a Sofí, la cual ya se había enterado de la aventura nocturna de Pendragon y, siguiendo su buen corazón, curo a todos. Incluyendo a Theo. Aun lo veía como si fuera a destriparlo. Lucia cansada, mucho más que cualquier otro, entrenaba en las mañanas, se levantaba temprano para ayudar en la enfermería, en parte de la tarde se entrenaba con Pendragon y en las noches los curaba. No tenía tiempo, ni para Colín que se portaba como un buen novio y la ayudaba lo más que podía (Que era ayudándole en sus deberes escolares y dándoles ratos de ocio). Conociéndola, si le decía que estaba haciendo demasiado seguro que causaría que hiciera mucho más o le reprochara de igual forma.
Después de su última clase se dirigió a la oficina de Dumbledore con más tranquilidad, pronuncio delante de la estatua la contraseña. Se movió y comenzó a mostrar la escalinata. Después de casi una semana el profesor estaba de regreso, subió con calma sin saber si estaba disponible para hablar. En cuanto toco su puerta escucho un movimiento brusco, como si cerraran un cajón y respondió con un "Pase".
Entro a la oficina, la misma imagen de siempre le recibió, más en el muro se veía un pedestal y el sombre seleccionador encima. El logo Pendragon relucía recién echo, sobre lo girones y rasgaduras de la tela. Algo sobre aquello le parecía tranquilizador, mucho más de lo que espero.
-Profesora Granger, es un placer tenerla en mi oficina- Dijo Dumbledore sentado en su escritorio y con una sonrisa, su ropa era de viaje y se le notaba que acababa de regresar, algo de cansancio se notaba en su voz. Y sin en cambio estaba dispuesto a recibirla.
-Vamos profesor, sabe que puede decirme Hermione. Mi nuevo estatus como hablante rúnico no debe afectarle- dijo Hermione, un poco ufana por que un mago tan respetable y poderoso le llamara "profesora".
-Claro, estoy de acuerdo señorita Granger- dijo Dumbledore mirando sobre sus anteojos- Tome asiendo, por favor ¿Gustas un té o algo más llenador? Pero no creo que venga a una visita social-
-No gracias, son malas noticias las que traigo-haciendo le caso en tomar asiento.
-¿Es por la pérdida mágica de Hogwarts?-pregunto Dumbledore sin un toque de sorpresa.- Supuse que sería la siguiente en darse cuenta-
-La sala de menesteres ha desaparecido y muy pronto estaremos en problemas ¿Tiene alguna sugerencia para repáralo?-pregunto Hermione cruzando su pierna.
-No se la causa, y tampoco creo enterarme de la solución- respondió Dumbledore con una leve sonrisa- Pero espero que usted y Harry logren encontrarla-
-¿Y si no hay solución?-pregunto Hermione, le dio cien vueltas al problema e ideo varias soluciones, más ninguna con alta probabilidad de raparlo y o parecía ser la correcta.
Durante un momento el profesor la miro directo a los ojos, su azul oscuro se volvían como reflectores que buscaban alguna duda en su ser. No era magia, eran los años de experiencia y sabiduría que se acumularon en el profesor.
-Entonces permítame decirle unas pequeñas palabras de un viejo, Pendragon es la solución-
-¿Esta seguro?-pregunto Hermione.
-Por supuesto- contesto Dumbledore levantando las manos y cambiar entrelazando los dedos.- Para bien o mal confió en ustedes, les dejare a Harry y usted decidir-
-Cambiando de tema y si no es una indiscreción ¿Dónde ha estado?-pregunto Hermione un tanto interesada.
-Quisiera decir que si es una indiscreción, más debe saber que estoy buscando el último de los Horrocrux. Tengo una ligera sospecha de donde podría estar- declaro Dumbledore con una sonrisa- Como el joven Weasley y usted me ha informado he dado con la localización de una cueva que podría albergar uno de ellos.-
-¿Y lo ha encontrado?-pregunto Hermione acercándose tanto que casi podría recargarse en el escritorio.
-Aun no, las protecciones me impiden que llegue solo y vea libremente a revisar si lo es- dijo al momento que sus ojos se desviaban a su derecha -Solo espero no estar equivocado-
-Los duendes también están revisando Gringotts- revelo Hermione, aunque claro que no veía ni un atisbo de sorpresa en su rostro- No sé cuándo me envíen una carta, pero si no está en el banco, me ofrezco a ir con usted-
-Nunca dije que necesitara compañía-
-No, pero sus palabras dicen lo contrario. Dijo "solo", acompañado puede que sea diferente ¿cierto?-
-Algunas veces olvido su capacidad intelectual, creo que en usted existe una buena Ravenclaw- declaro Dumbledore en un tono seguro.- Bien, esperare a la respuesta de Gringotts, por lo mientras volveré al lugar a investigar un poco más.-
Después de quedar con Dumbledore se fue a esperar que la noche se alzara, los gigantes seguramente estarían furiosos.
