Buenas tardes, noches, mañanas… Lo que sea cuando lo lean.
Hoy estoy regresando luego de casi un mes de no publicar nada. Extraño en mí y es algo que casi no suelo hacer, es algo que no me gusta, pero las causas de fuerza mayor me han obligado. También mencionare que no estuve en mi casa y he estado lejos sin poder escribir, de tal forma que es probable que tarde un poco más en subir la siguiente parte.
Esta parte es un tanto especial, así que intente hacerlo lo mejor posible y que es importante para resolver algunas dudas.
Les dejo que lean, disfruten y dejen su comentario.
Los personajes le pertenecen a J. K. Rowling
Capítulo 76.- Últimos recuerdos de otros (Renacimiento: parte 1)
Era muy mala su suerte. De verdad tenía que ser una broma lo que le sucedía en esos momentos.
La primera cosa que pensó en cuanto el sol le dio en el rostro fue "¿Cómo carajos bajo de aquí?". Seguía parado en el túnel debajo de la isla de Diddy, y sin una forma de bajar; no a menos que se arrojara a la nada, lo cual no sería valiente sino una tontería. Ya lo había hecho un par de veces, más de las que quisiera, y estaba seguro que podría hacer un par de cosas para llegar a la otra isla, pero se arriesgaría mucho. Y sin en cambio aquel lugar no era nada seguro. En cuanto se dio cuenta que las paredes parecían echas apropósito y que el suelo vibraba supo que alguien o algo habían hecho esos laberintos subterráneos.
No tenía ni tres días pensando la forma de bajar, y uno en darse cuenta que no estaba solo cuando apareció atravesando el suelo. Esparciendo polvo, tierra y un sonido gutural que resonó como cuchillas en sus oídos. Su extensión era desconocida, su ancho y alto el mismo que la caverna (por lo que veía entre el polvo). Aunque cuando se asentó se percató de las garras y colmillos giratorios, las espinas que se movían de adelante a atrás rasgando la tierra y esos doce ojos de color blanco. Era un bonito armadillo de doce ojos, coraza y con patas palmeadas. Claro que el color negro y la coraza dura era sin lugar a dudas su mejor atractivo. A cualquier amante de las criaturas estaría fascinado en ver la majestuosidad. Pero para Harry, en ese momento, solo quería pegarse a la pared aguantar la respiración y camuflarse con la pared o por lo menos que pasara inadvertido. Lo peor fue que de inmediato le vio, y giro la cabeza, analizando si era animal, vegetal o mineral.
Si tan solo no fuera un simple mago que no podía controlar su magia y que parecía un jugoso gusano con pelo azabache.
-Oye… ¿Te parece si te pago la renta del lugar y sigues tu camino en lo que encuentro como salir de aquí?-pregunto Harry a aquella criatura.
Estaba en la peor de las peores situaciones, enfrente tenia a una Armatopo (No quería decirle solo criatura), detrás una caída directo a una plancha acuática; a los lados, arriba y abajo tierra que no movería ni un centímetro sin magia. Y aquel colosal Armatopo, se percataría que era un buen entremés en su excavación y se lo intentaría comer.
-¿Qué te parece cambiar mis últimas raciones de comida por mi vida?-pregunto Harry retrocediendo con lentitud. -¿No? Que mal, digo, para mí vida- Se preguntó ¿Por qué pensó que funcionaria?
El Armatopo se lanzó contra él, sus enormes garras giratorias casi le dan de lleno si no hubiera saltado y aferrado la única raíz que se asomaba, alzándose hasta el techo y evitando las mortíferas armas. Pero el pequeño espacio fue temporal, sus espinas le rasgaron la pantorrilla y antes de saber siquiera si tenía una sola opción de sobrevivir se lanzó a su espalda, aquella coraza parecía de titanio, aunque solo era una forma de hablar. Aferro las púas entre sus manos y espero a que no lo alcanzara con sus garras. Lo aplasto contra el muro y luego contra el techo, intentando quitárselo de encima, aunque bien podría antojársele Harry a la plancha. Continúo aferrado a sus púas y pegado a su coraza como si fuera Ron a una buena pierna de pollo.
-¡Oye! ¡¿Te he mencionado que es carne de cabra multiojos?!- Le estrello contra el techo con más fuerza que antes-¡Lo sé! ¡SABE HORRIBLE!-
De alguna forma supo lo que venía en cuanto lo vio retroceder y lanzar sus garras al muro y comenzó a moverlas con tal rapidez que parecía mantequilla y no roca sólida. Hubiera sido pudin rojo de Harry tan solo al seguirlo (por algo el Armatopo tenía una coraza dura y la caverna era a la medida), así que se soltó y cayo de lado, viendo desaparecer unas patas palmeadas y con unas garras iguales, aunque admitía que no esperaba ver una cola bífida. Con cortadas en la mano, un cuerpo adolorido y una pantorrilla sangrando se levantó, buscando una salida, encontrando la misma de los días anteriores.
-Vamos entonces Plan U- corrió Harry a la orilla, miro afuera y tomo mucho aire en sus pulmones-¡UMBRAAAAAAAAAAAAAAA!-
Lo repitió un par de veces, esperando que en alguna y recóndita posibilidad le escuchara. No se hacía ilusiones, su voz sonaba muy alterada por el eco y seguramente que la distancia era sin lugar a dudas enorme. En su décimo grito escucho un sonido y vibraciones provenientes del suelo.
-Papá ¿No pudiste heredarme algo que no fuera tu habilidad de meterte en problemas?-pregunto soltando un suspiro.
A no menos de un metro la tierra se abrió, y las garras aparecieron rodando y pareciendo diez veces más peligrosas que antes (las tenía a centímetros de los pies). No le quedo de otra, no cuando lo que tenía delante era más peligroso que lo de abajo, por lo menos podía ocupar magia y parar su caída como último recurso.
Se dio vuelta y se lanzó de la orilla.
Parece que el viaje a las islas es para caer una y otra vez, pensó mientras el aire le golpeaba en el rostro. Admitía que una que otra vez era su culpa. Casi le apetecía cruzar las piernas, y colocarse las manos en la nuca para un viaje cómodo hacia el Atlántico, pero otra criatura tenía una intención diferente. ¿Qué carajos hacia un colibrí volando por ese lugar? No es como que le pareciera raro ver cosas así. Pero ¿Un Colibrí de tres metros? Luego recordó que había estado en una isla donde todo crecía sin parar y sin lugar a dudas el colibrí podría ser el menor de sus problemas. Cerro los ojos, metió la cabeza entre los brazos y espero el golpe; le pego directo en la espalda, era como caer a una cama dura, ni suave ni tan doloroso. Lo que si fue problemático era que empezara a revolotear sin control por la sorpresa.
No supo que paso después (Tanto movimiento lo atonto), solo que volvía a caer, directo a la isla y justo encima de una arboleda. Se golpeó con un par de ramas, dio de lleno con todo en el estómago y la rama crujió, casi partiéndose por completo, se deslizo lentamente para luego terminar en el suelo.
Su suerte era mala, aunque podía ser peor, en ese momento podía estar muerto y, no adolorido y besando la tierra.
Se giró y miro el cielo, levanto las manos -Lo he entendido, no más quejarme y más acción. Y por cierto, quiero más a mamá-
Aquella rama que se sostenía por la corteza, se movió y la gravedad hizo el resto, se rompió y fue directo a su rostro. A tiempo se movió para que aquel trozo se incrustara en la tierra y no lo hiciera brocheta de Harry.
-¡Nunca dije que no te quería!- grito al cielo casi viendo el rostro de su padre riéndose.- Se recostó contra el tronco que no lo empalo y soltó un suspiro.- Veamos el lado bueno, estoy de regreso aquí. Lo malo, empiezo a hablar solo, he pasado demasiado tiempo en este lugar y puede que mis huesos no resistan otro movimiento. Nada mal para empezare el día. ¿Dónde estará Marlow?-
Dejo que su cuerpo descansara, o más bien que le dejara de doler. Se encontraba tarareando "Yesterday", para matar el tiempo, aunque en parte era la única canción de la cual sabia la letra. Bastantes repeticiones en la radio y el que su tía fuera fanática del grupo le hizo aprendérsela.
-Yesterday
All my troubles seemed so far away
Now it looks as though they're here to stay
Oh, I believe in yesterday- Cantaba como tercera vez cuando algunas risitas se escucharon a su lado.
Miro a su lado, Nimue y Merlín le veían recargados desde un tronco. Se dejó caer de lado y se recostó, intentando ignorarlos.
-Enserio, ¿Crees en el ayer? ¿Qué significa eso?-pregunto Merlín acercándose y si no fuera por su sonrisa divertida se cuestionaría el que lo quisiera patear.
-Déjalo, no ves que sus problemas parecían lejos y ahora se han quedado aquí-le recrimino Nimue sin nada de enojo en la voz, parecía también divertida.
-Ustedes son taaaaaan viejos- dijo Harry manteniéndose quieto, su cuerpo aun no parecía querer recuperarse y por cualquier ataque estaba seguro que necesitara esa poca energía que estaba obteniendo-Pueden dejar de reírse de una gran canción-
-¿Qué canción? Eso no era una canción. En nuestros tiempos los versos eran mil veces mejores y los poemas épicos eran sobre batallas y guerreros poderosos- dijo Merlín mirándole desde arriba con una sonrisa despectiva - Había muchas mías-
-No conozco ninguna- declaró Harry aguardando el momento de que le atacaran- En cambio no dudo que exista una persona que no escuchara a los Beatles, por lo menos un par de veces-
-¿Escarabajos?-preguntaron ambos.
-De verdad, ustedes son reliquias de un museo prehistórico -Dijo Harry decidiendo levantarse, le trono sus huesos y sus músculos se quejaron, aun así logro levantarse.- Pero no me pondré a discutir sobre música con ustedes dos, fósiles de la edad del bronce-
-¿Nos está insultando?-pregunto Merlín con cara desconcertada a Nimue, la cual le miro unos momentos.
-Ni idea-contesto de brazos cruzados.
Harry se levantó y miro el lugar, era una arboleda común y corriente, o tan común cuando existían cosas mágicas como plantas o algún que otro bicho extraño. Se trono el cuello, los brazos, la espalda y las rodillas antes de que pareciera capas de caminar o, cualquier actividad común y corriente.
-Y bien, que placer es ver al que casi mata a mi amigo y a mí- dijo Harry avanzando paso a paso, en dirección contraria de ellos dos.-¿Gusta un cafecito? Espero no les moleste que no tenga café, agua, taza o cualquier cosa que se necesite para prepararlo. He pero, una buena porción de agua de charco te la consigo de inmediato-
-Estas más sarcástico que otros días- dijo Nimue caminando a su lado con naturalidad- ¿Estas de buen humor?-
-Acabo de huir de una criatura mitad topo y mitad armadillo, me caí, golpe un colibrí gigante y de paso termine en el suelo comiendo tierra- Dijo Harry con una leve risa- El día va perfecto-
-Creo que eso es un no-
-¿Tú crees?-
Era necesario que encontrara a Marlow y luego a Nikol, aunque si los encontraba juntos lo consideraría un golpe de suerte. Un poco mejor de los que ya había recibido. Continuo esperando el momento en que Merlín le atacara, lo dudaba al verlo burlarse de su condición, reírse y no parar de meterle obstáculos en el camino para que fuera más difícil avanzar.
-¿Quieres dejar de ponerme más cosas en medio?-pregunto Harry al ver un enorme tronco en medio del camino.
-Es que tu cara es genial- dijo Merlín sentándose en el mismo tronco- Te juro que no he encontrado a nadie que me haga reír como tú-
-¿Este habla enserio?-le pregunto a Nimue la cual parecía no quererse meter.
-Yo no lo sé, se ha encontrado muy raro desde la última pelea- contesto Nimue mirándole- Pareciera que le hubieran cambiado de personalidad-
-Este es bipolar-aseguro Harry al verlo subirse y bajarse del tronco.
Tardo toda la tarde en llegar al río central, donde el agua de la última isla le dejaba caer casi congelada y lo llenaba de agua cristalina. Sin dudarlo se incoó y metió la cabeza hasta el cuello y bebió grandes cantidades, de inmediato su cuerpo se recuperó y le entro mucha más hambre que en todo ese tiempo, como si hubiera pasado varios meses sin probar bocado. En el suelo saco las raciones que le ofreció al Armatopo y las ingirió con problemas, como había dicho eran apenas las tragaba recién cocinadas, en ese punto ya no podían ser ni descritas como comida. Pero era eso o morirse de hambre. Y era aún peor al pensar en que su linda novia le regañaría por comer cosas en mal estado.
-Por la magia, estas muy loco chico- menciono Merlín con cara de asco al verlo comerse la carne echada a perder.- ¡Voy a vomitar!-
-"De dentgo de madnedted duerdet o do didide fara derla"- dijo Harry al intentar no dejar de comer o haría lo que Merlín decía. Y eran sus últimas raciones, no podía contemplar el verse cazando en ese momento, no con la fuerza agotada y miles de cosas en la cabeza.
-¿Qué dijo?-pregunto Merlín a Nimue la cual se mantenía de brazos cruzados.
-Me tengo que mantener fuerte o no viviré para verla- tradujo soltando un suspiro.
Esperaron un momento en lo que trago sin parar y al acabar se enjuago la boca con el agua del río, pero el sabor se le había quedado y duraría un par de horas. Ya lo tenía vivido. Luego se sentó y miro a los dos torturadores fantasmagóricos.
-Tenemos que hablar- dijo Harry para empezar.
-Eres un idiota, testarudo y suicida, me caes bien pero no te creo capaz de derrotar a Diddy- dijo Merlín serio- No cuando esa cosa es inmortal-
-Eres muy malo para tocar temas sensibles- dijo Nimue dándole un golpe en la cabeza- Déjamelo a mí ¿Quieres?- le gruño a Merlín el cual levanto las manos y luego su mirada fue a Harry- ¿De qué quieres hablar?-
-De Diddy, saber todo lo que ustedes- dijo Harry con la misma seriedad.- Algo no termina de cuadrarme y… ustedes son los únicos que conocen algo del dragón infernal. Algún dato no me han mencionado-
-Es difícil explicar- dijo Nimue mirando el agua.
-Siempre es difícil de explicar-
-No sabría describirlo-
-Empieza por lo más simple-
-No lo entenderás-
-¿Qué tan tonto me crees?-
-Esta conversación no ira a ningún lado- dijo Nimue soltando un largo suspiro.
-¿No podías hacer que lo vea?- dijo Merlín mirando a su antiguo amor, la cual gruño y le miro feo.- Yo no dije nada- continuo luciendo asustado.
-¿Hacérmelo ver?-pregunto Harry pensando en un pensadero, si podía extraer los recuerdos de ellos dos tendría lo que necesitaba.
-Es peligroso, lo sabes- continuo Nimue sin mirarlo, lanzando sus dagas de hielo a Merlín el cual las esquivaba.
-Sabes que esa puede ser la única forma que entienda todo-dijo Merlín cuando una daga termino clavándosele en el brazo-No seas enojona-
-¿ENOJONA? Si se acoplan tu conocimiento puede pasar directamente a Harry- dijo Nimue sin parecerle la idea.
-No queda de otra, porque al final de cuentas eso quiere- dijo Merlín sacándose la daba y derritiéndola con solo su toque.- Quieres saber lo mismo que yo ¿No?-
-¿Puedo terminar adoptando su personalidad?-pregunto Harry mirando a Nimue la cual negó con la cabeza aunque sus ojos se veían dudas.-Mientras no termine siendo un sádico e idiota tipo que no comprende que no es el único ser del universo, hagámoslo-
-Par de idiotas- dijo Nimue sobándose la sien, continuo algo molesta-¡Si quieren hacerlo, adelante, pero no me culpen si les termino revolviendo los sesos!-
-Él los tiene bastante revueltos ya, no creo que se queje- dijo Harry señalando a el mago supremo, luego sonrió-Por mí no te preocupes. Ya he tenido mi cuota de mala suerte de la semana, si mi cerebro terminara revuelto con los recuerdos de este -Merlín gruño- tendría buena suerte hasta el año siguiente-
Merlín abrió la boca como para gritar, aunque un gran trozo de hielo le termino adentro y casi lo asfixia, aunque no estaba del todo seguro que podía morir. De tal forma que siguiendo las instrucciones de Nimue se introdujo en el agua del río y se acostó dejando su cabeza afuera. Aunque aparecía que para hacer lo que se proponía se necesitaban ambos sujetos adentro del agua, pero Merlín estaba en un contenedor mágico así que solo tenía que permanecer en el mismo lugar.
-En cuanto entres en sus recuerdos, solo déjate guiar y acuérdate, no puedes alterarlo porque es pasado- aclaro Nimue tocándole la frente y algo frio se introdujo, helándolo por completo. Incluso vio vahó salir de su boca. Lo último que vio de ese lugar fue a Merlín con una mirada algo perdida, a Nimue melancólica y el sol en su punto más alto. Cerró los ojos y al abrirlos ya no estaba en la isla o cualquier lugar que conociera.
Un castillo es lo primero que percibió al abrirlos, muro de piedra y antorchas iluminando el lugar, aunque no como Hogwarts; Frio, lúgubre y, por alguna razón ajena, olía a húmedas y moho. Era un pasillo ancho y con una altura de casi cuatro metros, con diversas puertas de madera, algunas en buen estado otras casi cayéndose. Aunque la de enfrente estaba semiabierta, esta se abrió de improviso, derramando luz roja. Mostro dos figuras, que no vio bien hasta que salieron y se mostraron delante de él. Harry vio a la mujer de la derecha, alta con la piel blanca, ojos cafés y unas ojeras puntiagudas y largas. Sonreía a pesar de parecer muy cansada. El hombre era incluso más alto que la mujer, y del doble de ancho, con tez oscura, el cabello azabache amarrado una larga coleta, los ojos los tenía en forma de rendija y de color escarlata destellantes, lo que le intrigaba eran los rastros de batalla en su rostro, algo deformada por cicatrices.
Lo que llevaban era rompa muy antigua, incluso para los magos. El llevaba unos pantalones grandes y abombados hechos con la piel de algún animal, al igual que un enorme abrigo que parecía tener púas o alguna clase de escama. La mujer parecía solo llevar un vestido ligero y largo, aunque en su cintura se veía un cordón rojo y amarrado una corona fina de plata.
-¿Están seguros?-pregunto una tercera voz-Pueden quedarse más tiempo, no debes salir en ese estado, estas delicada-
-No podemos, pero gracias por todo- dijo la mujer sonriendo a la persona adentro de la habitación y mostrando que no solo estaba cansada, si no que parecía que sudaba a mares. Y aun así su voz era suave y melodiosa, como una cantante que se encontraba siempre hablaba con una suave melodía en sus labios - Te lo deberé de por vida-
-Yo… quisiera hacer más-
-Ya ha hecho suficiente- dijo el hombre al contrario que la mujer su voz sonó tosca y tan fría que incluso pareció amenazante, aunque sus ojos mostraban que era solo su forma de hablar ya que parecía sonreírle.- Es nuestro deber cuidarlo, es nuestro pequeño-
La mujer desenvolvió algo que estaba en sus brazos, sacando un rostro, un pequeño con las facciones de la madre, aunque sus ojos eran de color rojo y su piel morena. La combinación perfecta de ambos padres.
-Nuestro pequeño, Mi pedazo de cielo, Merlín-
(N, C: Sé que puse que su nombre en ese entonces era otro, uno extraño, para métodos prácticos pondré los normales. Siento la inconveniencia)
La puerta se cerró, dejando el lugar a oscuras, aunque por lo visto el recuerdo cambio. Porque lo que siguió fueron pasos por un bosque oscuro. Aquel hombre caminaba de la mano con un pequeño, era Merlín más grande y al parecer de tres o cuatro años. Lucia triste y se limpiaba lágrimas de sus mejillas.
-Ya lo hemos hablado- dijo su padre de forma baja, aunque su voz seguía sonando dura.- No puedes ir a los pueblos-
-¿Por qué no? Hay niños, y quiero jugar -dijo Merlín avanzando a trompicones.
-Tu madre es buscada por el pueblo de los elfos y yo por el clan de los gigantes- dijo su padre con tristeza- Nuestras razas nunca debieron de combinarse, tu madre y yo no debimos de enamorarnos-
-¿Pero por qué?-pregunto nuevamente pateando una rama del camino- Ustedes son buenos, Mama es la mejor alfa y tú eres un poderoso gigante-
Su padre freno, le miro con los ojos llenos de preocupación, se cinco y aun así se inclinó para quedar casi una cabeza encima del niño.
-Cometimos crímenes imperdonables para nuestros pueblos- dijo descubriéndose el brazo y mostrando una marca negra y con relieve que cubría su muñeca y se adentraba a su antebrazo, era como una quemadura que mostraba una hacha de guerra- Mi pueblo es el único de gigantes que posee la fuerza de uno y que no es de veinte o más metros.- como prueba de ello tomo una piedra y sin ayuda o algún problema la rompió entre sus dedos- Y por ley mágica se juró que nunca nuestra raza se diluiría con las demás. Y sin en cambio conocía tu madre. La ultima princesa elfo-
-Ya me lo has dicho- dijo el niño Merlín frunció el ceño.-Tú la conociste cuando tu padre el rey y su padre se encontraron en un viaje. En medio de la nada y solo con rumbo a sus territorios. Se enamoraron, y a escondidas se veían y cuando intentaron unir a los dos pueblos, los declararon traidores. Ahora los buscan para apresarlos-
Su padre bajo la mirada, como si no quisiera que viera sus ojos. Harry entendía el por qué, si los buscaban en ese tiempo, seria para matarlos no para apresarlos. Y eso significaba que al pequeño Merlín también. Cosa que parecía que su padre no permitiría.
-Exacto, eres muy listo- dijo su padre levantándose- Si alguien te viera, correrías mucho riesgo, sabes que el mundo no está preparado para alguien como tú-
El pequeño Merlín abrió la mano y una pequeña chispa salió y encendió una insignificante llama.- ¿Por mi gran poder mágico?-
-No- contesto su padre con cariño, algo que se notó e hizo que el pequeño le mirara asombrado- Es porque tú eres un ser capaz de cambiar las leyes y al mundo- La endeble llama creció de la nada hasta ser una pequeña bola de fuego que alumbraba la gran sonrisa de Merlín.
Se perdieron nuevamente en la oscuridad de la noche, aunque no se detuvieron los recuerdos. Las voces agitadas, los gritos y el movimiento en la espesura del bosque le hicieron girar la mirada. A la distancia se veían muchas lucecitas, y voces alteradas. Enseguida apareció Merlín agitado y jadeando, aunque ya no tenía tres años, si no unos cinco y parecía como si le hubieran golpeado por horas. Miro atrás con terror en la cara. Y entendió que pasaba, le seguía una multitud y parecía que lo estaban cazando. Lo sabía por qué esa misma sensación y escena le pasó muchas veces antes.
-¡Merlín!-grito la voz melodiosa de su madre, enseguida se encontraron con la vista y fueron corriendo al otro. La mujer lucia completamente diferente a la última vez que la vio, su vestido fue cambiado a un montón de trapos remendados que en ese momento estaban llenos de tierra. -¿Qué ha pasado?-
-Me los encontré en el bosque, me atraparon y me llevaron al pueblo. Intentaron sacarme su paradero pero…-
-¿¡TE TORTURARON!?-Pregunto su madre furiosa tocándole el rostro- Esos malditos-
-Estoy bien, tenemos que irnos ¿Y papá? -se apresuró a preguntar Merlín volteando nuevamente con terror en su cara y temblando de forma descontrolada.
-Está buscándote, vamos no debe estar lejos-dijo su madre soltando un par de lágrimas.
Comenzaron a correr por el bosque tomado de la mano, algunas veces tropezando, aunque de inmediato su madre lo ayudaba y cuando parecía no poder más lo levanto como si nada y lo cargo. Fue un corto periodo de tiempo para Harry pero seguro para Merlín fue largo y aterrador. Pues salieron del bosque y llegaron a una casa, una choza que estaba destrozada y encendida en fuego. Frenaron viendo como un grupo de hombre enorme tenían a otro arrodillado y sangrando a sus pies, la escena no podía ser más desalentadora, pues su padre estaba sangrando y aquellos hombres parecían ser implacables.
- ¿Dónde está el demonio de tu hijo? -pregunto un hombre viejo.
- ¿No querrás decir mi nieto? -dijo su padre alzando la mirada con una sonrisa temblorosa y mirando al viejo. El cual no dudo, levanto el gran martillo que portaba, lo balanceo y golpeo su rostro con tal fuerza que salió despedido y golpeo con la cabeza la tierra.
-¡SILENCIO TRAIDOR!-Grito el hombre escupiendo saliva-¡ESA ABOMINACION NO ES MI NIETO Y TU INMUNDO ANIMAL NO ERES MI HIJO!-
Aun tirado en la tierra parecía consiente. Levanto la mirada justo a donde ellos estaban mirando, completamente petrificados al ver a su padre en ese estado. Por un segundo, la mirada de Merlín se cruzó con la de su padre, que no pudo más que hacer una leve sonrisa e indicarles que estaría bien.
-Entonces…- dijo su padre levantándose con los brazos temblorosos y escupiendo sangre tanta que parecía no parar-… eso me lo hace más fácil-
Su padre se levantó y planto un gran puñetazo en la mandíbula del hombre. Tomo el mago del martillo y dio una patada al viejo, antes de que los demás reaccionaran le arranco de sus manos el arma y la estampo en dos hombres más. Luego giro el martillo de guerra como si fuera una onda y la lanzo de nuevo contra el viejo que se levantaba furioso. Le golpeo de lleno en la cara haciendo que la sangre salpicara el suelo y el martillo se enterrara en la tierra.
-¡Atrápenlo!-gritaron al ver que su padre corría a ellos.
No lo pensó, tomo a su madre en sus brazos y el en los de su madre. Y salió corriendo a toda velocidad. Cruzaron un gran trecho de camino siendo seguidos hasta que vieron las antorchas a la distancia.
-No- gruño su padre- maldición-
-No tenemos de otra- dijo su madre haciendo que los bajara. - Debemos dejar de correr cariño-
-Pero…-
-Merlín, papa y yo te daremos tiempo- dijo su madre sonriéndole- Ve hacia aquel lado-
- ¿El bosque oscuro? -pregunto Merlín temblando- ¿Por qué no vamos todos? -
-Porque será mejor si ganamos tiempo- dijo besando su frente- Nosotros sabemos pelear, tu no, te alcanzaremos en cuanto podamos-
- ¡puedo pelear también! - decreto Merlín encendiendo sus manitas en fuego.
-¡NO!- dijo su madre con todo autoritario- ¡Tú tienes que continuar corriendo, ve al siguiente pueblo, espéranos ahí! –Aquel sombrero puntiagudo de bruja que mantenía aun en su cabeza se lo quito y lo coloco sobre la cabeza de Merlín, le quedaba demasiado grande y le cubría los ojos, de forma que lo sostuvo con sus manos. Su madre le beso también y le acaricio la mejilla con los ojos llenos de lágrimas. – Ve cielo-
Las voces de los tumultos y los gritos de aquellos guerreros se acercaban más y más, fue el miedo del niño el que hizo que se moviera y comenzara a correr. Dejando a sus padres atrás, aunque ellos sonreían mientras lo veían alejarse. Se dieron la vuelta y se tomaron las manos, siendo seguro que sería la última vez que verían a Merlín. No vio la batalla que seguro sucedió, pero si los gritos y estruendo de magia que surgía a su espalda, y una gran explosión le hizo caer a Merlín, aun así, no se detuvo y continúo corriendo.
La siguiente escena que vio fue a Merlín de casi diez años, con el sombrero de su madre en la cabeza, aunque aún le quedaba grande, caminando por el centro de un pueblo. Las orejas puntiagudas las ocultaba en el sombrero y con ala los ojos. Aunque el sombrero llamaba la atención de algunos que otros ojos, pero incluso evitaban mirarlo por su apariencia, con los pantalones abombados al estilo de su padre y una túnica larga que lucía desgastada y sucia. Pero caminaba con tal seguridad como si el lugar fuera suyo.
- ¡He tú! ¿Qué haces en este pueblo? -pregunto un señor mal encardo y una sonrisa torcida.
Merlín apenas lo volteo a ver, alzo la mano y lanzo una llamarada que le quemo las cejas. Luego le sonrió al verlo estupefacto.
-Solo estoy de paso, no armen alboroto y el pueblo no se incinerará- declaro continuando avanzando con naturalidad.
Paso esa tarde en un callejón, entre dos casas, acurrucándose entre una manta sucia y descansando su cabeza en un tablón. Mas no paso ni unos minutos cuando un griterío comenzó a lo lejos comenzaron a llegar humo. Se levantó y corrió a ver qué pasaba, se encontró al pueblo reunido alrededor de una casa de madera que se incendiaba a las afueras del pueblo.
- ¡EN HECHICERO FUE! ¡ESE DEMONIO! ¡NO SOLO ME APENAZO SI NO QUE TAMBIEN HA ATACADO MI CASA! - Gritaba el sujeto aun con las cejas quemadas.
- ¡Ahí esta! – dijo una señora gordinflona señalándolo. Los ojos se voltearon a verlo. - ¡Atrápenlo! –
Enseguida todos comenzaron a ir hacia Merlín, aunque él no los dejo, incendio su mano y como si aspirara aire de su palma comenzó a atraer el fuego de la casa. Las llamas se giraron y se movieron de lado a lado y un minuto después ríos de fuego salían de la cama cruzaban entre las personas (que gritaban y estaban aterradas). Hasta después de unos minutos extinguió las llamas por completo. Cada persona quedo mudo y sin poder moverse.
-Si quieren inculparme no utilice mi elemento en mi contra, porque le saldrá mal la jugada- dijo Merlín acomodándose el sombrero nuevamente. Sonrió con malicia como solía hacerlo en esos días.
Debió de pasar bastante tiempo porque Merlín pareció tener quince o más años, su atuendo era mejor a como las veces anteriores, su sombrero aun ocultaba sus orejas y ojos, pero parecía más importante lo que pasaba en ese momento. Corría detrás de un enorme cerbero, mucho más grande que Fluffy, con sus cabezas intentando acorralar a una chica, la cual estaba llorando y pidiendo socorro. Llego justo en el momento adecuado, golpeando a cerbero con una enorme columna de tierra que surgió al golpear el suelo, también quemándole los bigotes. El cerbero chillo y salió corriendo en la dirección del bosque. Merlín giro a ver la achica, con el cabello negro y los ojos azules.
- ¿Quién eres y que haces en el bosque oscuro? -pregunto Merlín de malos modos.
-Yo… soy… Morgan- dijo la chica levantándose temblando. La chica era cerca de los veinte años, lucía una cabellera negra y larga hasta la espalda, su rostro hermoso y unos ojos color grises intenso, vestía una larga túnica roja que arrastraba por el suelo. - No lo sé-
- ¿De dónde vienes? ¿Y tus padres? -pregunto Merlín sintiendo algo extraño, todas las personas de los pueblos cercanos tenían un aura muy baja, pero aquella chica tenía algo extraño, como si fuera… igual a él.
-Los mataron-dijo Morgan intentando alejarse.
-Eres una bruja- dijo Merlín sonriendo e incendiando su mano de forma que Morgan abrió la boca y lo miro sin saber que hacer- Yo soy un mago-
Varios recuerdos pasaron como si fueran imágenes estáticas, Merlín y Morgana viajando; en una cabaña, en un pueblo y diversas más. Hasta que una de ellas pareció moverse, caminaban por un lugar muy diferente a un pueblo. Era un reino antiguo, con casas de piedra a ambos lados y con diferentes niveles, y con pieles y demás cosas a su alrededor. Algunas casas parecían basureros y otras mansiones de lujo, aunque lo más impresionante era el castillo a la distancia que parecía imponente.
-Su majestad estará encantado de conocerlo mago-dijo un caballero a su lado, con armadura de bronce y espada.
Merlín cambio físicamente era fuerte, también su magia y ya no escondía sus ojos, aunque sus orejas si, y vestía una túnica completa de color morado. Portaba orgullosamente un báculo de madera que parecía tallado a mano y que tenía algunas runas escritas en la parte alta. A su lado caminaba Morgana vestida muy parecida, aunque de color azul y se aferraba al brazo libre de Merlín y miraba mal a cualquiera que lo mirara.
-Eso sin lugar a dudas- dijo Merlín de forma altanera- Espero sea importante, mi tiempo es muy valioso-
El caballero dudo un instante. Abrió la boca, aunque fueron interrumpidos por un grito, una chiquilla que pasaba corriendo siendo perseguida por otro caballero de bronce el cual le sujeto del cabello y tiro de ella hasta arrastrarla por el suelo.
- ¡Inmunda suciedad! ¡¿Esta vez que has robado?!- dijo el caballero avanzando enfadado y plantando una bofetada en su rostro.
La chica solo gimió de dolor, aunque sus ojos parecían no ceder y mirar con enojo a su agresor. Merlín paro al ver la escena, no era raro que viera a los caballeros maltratando al pueblo, aunque si a un niño. Más se detuvo por que aquella niña también tenía un aura diferente, mucho mayor a la de Morgana y más… especial. La mente de Harry reconoció a la chica, por sus facciones, era Nimue la cual estaba intentando patear al caballero, a pesar de su armadura completa.
-Suéltame- decía mientras incluso intentaba morderlo.
-Ya has colmado la paciencia de este reino- dijo el caballero alzando a Nimue y sosteniéndola en el aire, su mano quedo totalmente estirada.
- ¡SUELTAME CERDO DEL REY! -Grito Nimue a todo pulmón, soltando una patada que sonó hueca en el torso del caballero.
-No volverás a tomar nada que no sea tuyo- dijo el caballero sacando su espada de bronce y apuntando a su brazo.
- ¡NO! -grito Nimue con los ojos llenos de lágrimas.
Movió la espada con fuerza, el sonido rasgo el aire y un grito de sorpresa llamo la atención de todos. Merlín sostenía el filo de la espada, por su mano escurría sangre que salpico el suelo. Miraba al caballero como si lo fuera a matar. El sonido metálico resonó un segundo después, aquel acaballero estaba contra el suelo con la armadura casi destrozada y sangrando por la boca y nariz. Nadie había visto realmente lo que paso, aunque Harry suponía que el aire había mucho que intervenir, y eso significaba que Merlín no tenía nada que ver. Lo comprobó cuando Merlín veía a sombrada a la pequeña Nimue, la cual tenía un aura fría a su alrededor.
La sonrisa de Merlín fue por completo de felicidad, y la mueca de Morgana fue tal una que le dio escalofríos a Harry.
Continuaron las proyecciones de imágenes, tan normales para una vida de esa antigüedad. Aunque las imágenes se enfocaban cada vez más a Nimue. Morgana pareció cambiar su forma de verlo y cada vez eran más apegadas, o por lo menos parecían muy cercanas.
Hasta que frenaron dejando todo en penumbra. Era un lugar oscuro y con poca iluminación, la única que le llegaba era una única vela que se encontraba en el pequeño cuarto. Se intentó acomodarse de los viejos tablones que formaban su catre, en cuanto lo hizo se dio cuenta que no estaba solo, tenía a una chica en su cama y por el calor que emanaba seguro no llevaba nada debajo. Se sorprendió de verla en un estado completamente natural, era Nimue con el cabello castaño ondulado y esponjado, su rostro parecía de una chica de no más de quince y lucia como si hubiera incluso llorado la noche anterior. La parte aun consiente de Harry no podía evitar quererse parar y alejarse, aunque parecía no responderle el cuerpo. Más en ese momento se percató del verdadero parecido entre Hermione y Nimue, solo los ojos y algunos rasgos las diferenciarían en esa habitación.
Su mano (controlada por Merlín), fue a la mejilla de Nimue acaricio suavemente y le planto un beso en sus rosas labios. Nimue se movió, alzo los brazos y se aferró a su pecho, aquella suave sensación debajo de la ligera manta que tenía le indico lo que obviamente había pasado entre ellos. Se limitó a ver el techo un rato. Hasta que su mano libre busco algo dentro de un hueco de las maderas que formaban el cuarto, saco un pergamino mohoso y roto, por el cual veía una letra irregular y nada entendible. Pero parecía que el si la lograba entender por qué en su mente empezó a leerla.
"Amado Merlín:
Ya llevo más de un mes lejos de ti y de tu cuerpo, he estado todo el tiempo pensando en ti, ansiosa por regresar y volverte a estar a tu lado y poderte abrazar. Creo que este amor que tengo por ti no puede ser comparado con nada. Y aun así no me da miedo poder decírtelo, ya que sé que, aunque aún no lo haces, algún día me corresponderás. De tal forma que he apresurado mi encargo de viajar para recolectar secretos de todo el mundo. E aprendido la enseñanza del cuerpo y alma, estoy entusiasmada de poderte contar todos los secretos que me he aprendido. Estoy segura que los encontraras tan fascinantes, igual que como yo.
Nie no podrá creer todo lo que se puede hacer si se utiliza el alma correctamente, espero que mi hermanita ya sepa magia de combate, tengo unas nuevas técnicas que enseñarle. Y le llevo un regalo, pero no le digas, quiero que sea una sorpresa.
Estoy cerca de Gales, lo que me asegura que recibirás esta carta antes de que yo este de regreso. Te extraño mucho y a mi hermanita. Espero verlos pronto.
Te ama, Morgana"
Soltó un largo suspiro y apretó los dientes, miro a su derecha y miro a Nimue que tenía una linda sonrisa. No supo cómo termino en esa situación, lo que si era claro es que él amaba a Nimue y que más de una vez había rechazado a Morgana. No quería herirla, pero… era inevitable. Algo que tendría que pasar, más ahora que acababa de demostrarle su amor a Nimue y ella le correspondía. Tomo la carta con sus mano libre y de la punta contraria salió una ligera llama, una que consumió poco a poco la carta hasta solo dejar un humo saliendo de sus dedos. Miro la vela y soltó un ligero soplido, esta se apagó de inmediato.
La siguiente escena fue como mucho tiempo después, o eso parecía Merlín (o la mente de Harry) se encontraba sentado en un acantilado mirando el largo y ancho mar mientras el atardecer estaba en su apogeo. Su imagen no la veía exactamente, cualquier cosa que viera era los ojos de Merlín y su larga barba. Y cualquier cosa que hiciera aparecería en su mente. Había mandado a Nimue a Londinium por provisiones, y aunque apareció confundida le había hecho caso. Según sus cálculos, los cuales casi nunca fallaban, esa tarde llegaría Morgana. Sostenía con fuerza un simple báculo de madera enroscada.
-¿Meditando?-pregunto una voz de chica, muy diferente a Nimue.
Al verla supo que no le sería fácil decirle ni hacerla entrar en razón. Utilizaba un báculo torcido y que acababa en muchas puntas filosas, además de llevar una bolsa sucia en su hombro derecho. Se notaba la emoción en su rostro, su sonrisa encantadora y la felicidad le broto en el rostro. Se arrojó a sus brazos y le beso. Al principio intento resistirse, pero al final solamente apretó los labios y dejo que se le despegara. Debió sentir su indiferencia o el que no respondiera el beso por que se apartó con dolor en la mirada.
-¿Sucede algo?-pregunto.
-Morgana, yo… no siento lo mismo que tu- dijo Merlín.-Quisiera corresponderte, pero alguien más es la que vive en mi corazón-
-¿Qué?-pregunto apartándose de golpe. Sus ojos se abrieron y una mueca de cólera apareció en su rostro- Nimue…. Esa niña. Seguro le has obligado… mi hermanita no puede… ella no-
-Yo fui el que me le confesé y… nosotros nos queremos-dijo intentando explicarse.
-¡INGRATO!- Grito con lágrimas en los ojos-¡De esa forma me pagas tantos años juntos, Nimue solo tiene con nosotros tres años, nosotros hemos estados juntos desde hace diez!-
-Lo siento, de verdad, yo… me enamore sin saberlo- contesto Merlín sin flaquear en su voz.
Algo pareció cambiar en el rostro de Morgana, ya no lucia tan linda, y su mueca de odio parecía incrementarse más y más, alzo la mano con su propio báculo. Lanzo una onda de fuego directo a Merlín, el cual se protegió a tiempo y paso a los lados quemando el pasto.
-¡ME VENGARE! ¡JURO QUE ENCONTRARE LA FORMA DE QUE PAGUES ESTE DOLOR QUE ME QUEMA!-Grito Morgana con una voz tan aterradora que le pareció que estaba loca. Giro su báculo y lo coloco entre sus piernas, al segundo se arrojó contra Merlín el cual rodo y miro como Morgana parecía no quererlo derribar, si no huir.
Merlín levanto al tierra impidiéndole el paso, empezó una ligera lucha mágica, lanzando hechizos uno contra otro sin ver las consecuencias de lo que sucedería. La cabeza de Harry ya dolió por la información que se vaciaba a raudales, por lo cual la pelea no la percibió bien. Termino su dolor un momento después, dejándole en un campo semi destruido con Merlín atado al suelo con cadenas (aunque parecía intacto y aterrado), su báculo lejos y Morgana sosteniéndose una cara ensangrentada.
-¡MALDITO ME LA PAGARAS ALGUN DIA!- Grito Morgana nuevamente tomando su báculo y lanzándose al cielo.
-¡Morgana!- grito Merlín, pero la chica desaparecía a la distancia, lanzándole una mirada llena de odio, quitando la mano de su rostro demostrando una marca de quemadura que debía ser dolorosa y que volvía sus bellas facciones en una grotesca masa quemada.
Las cadenas soltaron a Merlín, el cual solo tenía la túnica algo quemada, pero su vista fue a algo en el suelo. Dos libros, uno chamuscado por la batalla, dejando el cuero negro y mugriento, el otro de un blanco puro. La nota que se quemaba tenia escrito "Para mi hermanita", Merlín los levanto con manos temblorosas mientras. Al observarlos de cerca Harry se sorprendió, un poco, los grimorios negros y blanco eran aquellos regalos de Morgana a Nimue. Merlín abrió el grimorio negro mostrando anotaciones, las mismas que tenían las primeras páginas del grimorio negro y blanco, luego nada más que pergaminos limpios. Enseguida supo que Merlín los llenaría de los demás datos que leía y releía intentando comprenderlos.
El humo le bloqueo la vista, y un nuevo recuerdo surgió ante su vista, Merlín se veía en un estanque de agua clara. Ciertamente se parecía mucho al que conocía, aunque sin las orejas tan puntiagudas y con más barba tupida.
-Concéntrate, repítelo- murmuro mirando a Nimue la cual parecía años mayor, con la frente sudándole y sosteniendo un báculo azul.
El agua se levantó y comenzó a girar alrededor de Nimue la cual estaba manteniendo una mirada de concentración. Aquella chica paso a ser casi trasparente y un segundo después desapareció entre el agua que estaba a su alrededor.
-Bien echo- dijo Merlín caminando al rededor del agua que giraba- Regresa-
El agua salpico el suelo de golpe y Nimue se encontraba en el suelo jadeando con una enorme sonrisa.
-Cuesta mucha magia- dijo Nimue con el báculo a su lado.-pero estoy mejor que la última vez-
-Cariño, sabes que aun ternemos un largo camino que recorrer aun- dijo Merlín ofreciéndole una mano para levantarla- Esto solo es básico-
-Mientras sea a tu lado, estoy segura que avanzare más y más-
Un par de aplausos surgieron, ambos giraron a ver lo quien lo provocaba. Vivian muy lejos de la aldea y aunque no era imposible que las personas llegaran de repente, casi nunca iban por temor a los dos hechiceros que habitaban en aquel acantilado. Pero los aterro ver entre las sombras de los arboles una silueta y una risa cruel saliendo de ese lugar.
-¡BRAVO! ¡Que romántica escena!- dijo una voz algo ronca- ¡Mi hermanita sí que es sentimental!-
-¡¿Morgana?!-pregunto Nimue sonriendo y avanzando, pero Merlín la detuvo poniendo su propio báculo para frenarle el paso.- ¿Qué pasa?-
-¡¿Aun no le has dicho?!-pregunto Morgana dando otra carcajada, y luego se escuchó un quejido-¡Pobre de mí tonta hermanita, sin conocimiento, sin belleza, sin saber que tiene una sentencia sobre sus hombros!-
-¡LARGATE MORGANA!- Grito Merlín protegiendo a Nimue- ¡No regreses nunca más o te detendré con toda mi fuerza!-
Algo le decía que no era la primera vez que Merlín encontraba a Morgana desde su huida. La risa cruel de Morgana le siguió unos momentos más. Luego avanzo, aquella chica linda había sido sustituida por una mujer; aunque su mirada se veía la locura, con el iris alargado y su antiguo color gris era color anaranjado; El rostro lo tenía quemado y deformado, cosa que le dificultaba saber su expresión; lo que les causó conmoción fue que su brazo izquierdo estaba mutilado.
-¿Qué te ha pasado?-pregunto Nimue soltando un grito ahogado.
-Que te lo diga tu amorcito- se rio Morgana avanzando con pasos largo hasta que se encontró a buena distancia- Y no te preocupes Merlín, esta será la última vez que me veas-
-No puedes derrotarme- dijo Merlín girando el báculo frente y quedando con todo el largo por el brazo y terminando detrás de su nuca.
-¿Han combatido? ¿Tú le hiciste eso?-pregunto Nimue de forma acusatoria- Morgana… yo no sabía… -
-Tranquila- dijo Morgana lamiéndose los labios o lo que parecía los labios- Solo he venido a traerles un regalo-
-¿Regalo?-pregunto Merlín sin un solo gramo de confianza.
Morgana levanto un ovoide negro, un huevo enorme, podía ser del tamaño de su torso y aun así un poco más ancho. Era como ver las escamas de dragón apiladas y formando el cascaron, uno bastante oscuro.
-Lo he hecho, lo que tanto querías y anhelabas- susurro y beso el cascaron- Ahora, nace mi hija-
El cascaron se cuarteo y un sonido indico la apertura del huevo, una cabeza asomo, era la cabeza de Diddy, aunque mucho menor, en cuanto las alas salieron se percató de las seis alas y su formados cuernos. La sonrisa de Morgana fue completamente atemorizante. Luego el dragón rugió y comenzó a crecer a una velocidad alarmante, y antes de que lo supieran media diez metros de largo. La terrorífica imagen que casi lo mata la última vez.
Entonces Morgana le miro y le dijo.- Toma el primer bocado de tu nueva vida, toma a tu madre-
Lo siguiente que supo fue que la sangre salpicaba el suelo, que Merlín se lanzaba a combatirlo y que Nimue le seguía el paso con el rostro furioso. El dragón escupió fuego directo a sus ojos, los cuales lo evadieron, pero un recuerdo remplazo el que estaba en curso.
Nimue en el suelo sujetándose la mejilla y llorando, mientras llovía, a la distancia las columnas de fuego eran tan altas que el cielo se cubría de negro y el olor a quemado era lo único que llegaba a sus sentidos.
Veía el puño de Merlín, apretado y caliente, recién parecía haber golpeado algo. Al levantar la mirada Nimue vio el golpe que le dejo, también como su ojo estaba hinchándose y la sangre se le empezaba a derramar, era sin lugar a dudas algo que le hizo quererle tirar del acantilado. Pero desde su perspectiva veía el terror que lo impulsaba. Ver como una sola acción del pasado desencadeno en cientos de muertes; en una criatura que parecía muy fuerte y tal vez imposible de matar, debía irse y buscar la forma de eliminarlo. Aunque si le seguía Nimue ella también correría peligro, sobre todo porque iría detrás del dragón una y otra vez y eso le haría estar en batallas sangrientas.
-No te necesito más- dijo Merlín con la boca seca y con una punzada muy intensa en su pecho.- Vive tu vida bien y olvídame-
Se dio la vuelta y la imagen de Nimue destrozada le hizo quererse golpear a sí mismo.
Algunas imágenes volaron por su mente, como si le mostrara lo que paso, pero no como los anteriores. Vio a Merlín en el occidente, también en las montañas, con chamanes y nativos, incluso con un montón de caballeros y reyes. Sin lugar a dudas su viaje fue largo porque su barba se alargó medio metro o más y casi la arrastraba por el suelo; También se le decoloro y término siendo blanca, además de que su rostro se volvió anciano. Observo imágenes de las batallas que vivieron, sobre todo con el dragón, algunas de ellas en las cuales Merlín terminaba muy herido y otras en las que lo destruía, pero aquel dragón regresaba una y otra vez.
Las imágenes frenaron cuando Merlín encontró un lugar, una isla alejada de todo, y una cueva. Un lugar el cual parecía ser hecha con magia. Se adentro al lugar, viendo que hacía mucho tiempo atrás no se utilizaba, vio cientos de escritos y muchas imágenes por el suelo y muros, con tachones o rayones, incluso marcas de sangre seca y pegadas a la piedra. Lo que le llamo la atención fue lo que estaba en un tablón. Su retrato, uno de su juventud, aunque fue echo con sangre.
Paso días o semanas viendo cada nota y meses intentando entenderlas. Hasta que enterrado hasta el fondo de la cueva y como un dibujo que explicaba la creación de Diddy y la forma en que lo creo Morgana. En el centro se encontraba una mancha oscura y que se arremolinaba; a su alrededor estaba un dragón de montaña, un hada, un fénix, un Pegaso, Occammy y, la criatura que nunca moría y solo existía uno, el Uroboros. De cada uno salía una línea de sangre que giraba en espiral y terminaban en medio. Toco la pintura, el enfado gano a Merlín y golpeo la mesa con fuerza.
-¿Qué he hecho?-murmuro para sí mismo.
La imagen se disolvió, apareció en un castillo, a su derecha tenia a un hombre y el resto de la mesa circular estaba vacía. Aquel hombre parecía demasiado joven, aunque ya tenía una barba abundante, una armadura completa que tapaba sus facciones y sus ojos eran verdes intensos.
-¿Entonces, es una criatura quimérica?-pregunto con voz preocupada.
-No, mi rey, El Dios Imperial Demonio Dragón no es una quimera- dijo Merlín soltando los grimorio en la mesa, con pergaminos unidos a algunas hojas- Es una criatura… normal… Morgana de alguna forma logro fusionarlas a la perfección. Hacerle nacer de forma natural-
-¿Y cómo lo detenemos?-pregunto Arthuro uniendo sus manos y poniéndolas delante del rostro, tal vez para ocultar la mueca de desagrado que tenía.
-Los dragones de la montaña fue el cuerpo base, tiene muchas debilidades pero no sirven si le protege la magia del hada, es completamente inmune a cualquier hechizo. Es capaz de aumentar y disminuir su tamaño por las habilidades del Occamy, el Pegaso le da fuerza resistencia y plumas.- dijo Merlín mirando los libros como si nada- En cuanto a la maldición mortal… el fénix y uroboboros le protegen le hacen renacen sin importar la circunstancia de su muerte. Si tiene una debilidad no se cual sea.-
-El reino caerá si no lo detenemos aquí- dijo Arthuro mostrándose aun con desagrado en la mirada- Si cae Camelot, lo siguiente será Londimium y entonces ya no tendremos nada que proteger-
-Tengo una… idea. De hecho dos.- dijo Merlín mirando el libro en la mesa- Creo que puedo hacer algo parecido al Dios Imperial Demonio Dragón-
-¿Estás loco? Tenemos mucho con un dragón inmortal para tener dos- dijo Arthuro mirándole con molestia, su voz sonaba amenazante.
-¡No una criatura mi señor!-
-¿Entonces?-pregunto Arthur bajando la voz.
Merlín dejo un pergamino en la mesa, uno que tenía diferentes colores a su alrededor y criaturas; Rojo representando a los magos, azul para los elfos y duendes, amarillo para los gigantes y dragones, verde para los dragones. Y en el centro una espada- Un arma, una la cual solo pueda ser portada para proteger-Lo último que vio fue el desconcierto de Arthuro Pendragon.
El lugar que apareció fue un camino por el reino de Camelot, directo a una casa en medio de una aldea, Merlín caminaba con el paquete de la cueva de Morgana en la mano y llamando la atención de todos. Dudo en cada paso que dio, pues la última vez que la vio fue cuando la golpeo y se largó diciéndole algo que seguro la destrozo. Pero era algo que debía hacer, la creación de Excálibur estaba en su fase final y el calor que emanaba era tanta que sin lugar a dudas estaba saliéndose de control, incluso a esa distancia se sentía dentro de un horno. Y solo eran recuerdos.
Con el poco valor que le quedaba a Merlín toco a la puerta. Salió una pequeña, vestida muy ligero y como no si parecía que el pueblo estaba sobre una fragua. En la mente de Harry, la que seguía consiente y siguiendo los datos que le lanzaba Merlín, no pudo evitar casi gritar por el rostro de la niña, idéntica a Hermione hacia años atrás e incluso en los ojos, unos ojos color miel. Aunque no los mismos.
-¡Mi señor Merlín!- Soltó la niña dando un paso atrás y se inclinó.
-¿Se encuentra tu abuela?-pregunto sin decirle que se levantara o que no lo hiciera, después de todo era el protocolo pensó Merlín.
-¿Cómo si no lo supieras?-pregunto Nimue desde adentro. Ya no era una niña, su cabello era blanco y se lo trenzaba para que no esponjara. –Levanta Helen, él no requiere más honores de los que ya posee. Y aún tiene algunas deudas conmigo-
-¡Abuela!-dijo la niña abriendo la puerta por completo y corriendo a lado de la mujer mayor.- ¡Es el mago supremo, es Merlín!-
-Mi pedazo de cielo, no temas, yo puede en algún tiempo hacerlo temblar con solo tocarlo. Y dejarlo tan cansado que terminaba dormido- dijo Nimue mirando a Merlín en el cual se rasco la nuca.
Era cierto, aunque no precisamente en batalla, termino pensando en la cabeza de Harry. Esperaba que las cosas terminaran pronto, cada vez que un nuevo recuerdo aparecía, su mente y la de Merlín se escuchaban con mayor claridad.
- ¿Qué deseas?-fue la pregunta que le hizo regresar su concentración.
-Estoy aquí para entregarte esto- dijo Merlín avanzando por la casa, lucia prospera y bien arreglada, además de que parecía que vivía feliz en ella. Le tendió el paquete de tela mohosa. Cuando Nimue procedía a tomarlo, dijo su paradero- Es un regalo de Morgana-
Nimue dudo un momento, luego lo tomo y con manos temblorosas lo desenvolvió. Ante sus ojos apareció el grimorio blanco, parecía tan nuevo como cuando lo encontró en la torre flotante. Aunque más lleno que en su primer vistazo en los recuerdos.
-¿Lo has leído?-pregunto Nimue temblando y soltando unas lágrimas.
-¿Qué pasa abuelita?-pregunto la pequeña copia de Hermione mirando feo a Merlín.- ¡¿Qué le ha hecho?!-
-Siendo sincero, si, lo he leído y lo he ocupado como un diario de investigación- contesto Merlín sin ver a la niña.-Después de que se fueran Morgana, no me atreví a entregártelo y luego tú y yo… - la voz se le cortó con la mirada de furia de Nimue, si de joven daba miedo de mayor aterraba.
Las manos de Nimue abrieron el libro encontrando algunas notas muy viejas y borrosas en las primeras páginas, y luego completamente lleno por Merlín. Sonrió y acaricio la portada con manos temblorosas.-No tenías derecho, maldito patán-fue lo que surgió de sus labios.
-He también venido a pedirte otra cosa- dijo Merlín bajando la vista.
-¿Qué puede querer Merlín, el mago supremo, de mí?-pregunto Nimue con voz algo atronadora.
-Te necesito- fue el murmullo que término esa parte.
Otra vez pareció todo desvanecerse y reformarse, los viejos Merlín y Nimue jadeaban mientras que con los báculos delante lanzaban hielo y agua a cantidades increíbles directo a un enorme contenedor que se mantenía tan rojo que no veían forma alguna de apagarlo. Por sus movimientos, vio que estaban agotados y pronto sucumbirían. No le quedaba de otra, alzo el báculo al cielo creando una enorme ola de agua que se alzaba sobre el acantilado que estaba detrás de ellos, y utilizando el resto de su magia el vacío sobre el contenedor.
Una cortina de vapor caliente inundo el lugar, si no fuera por Nimue que creo una barrera de hielo hubiera todos acabado cocidos al vapor. Pasaron unos minutos sin saber que hacer hasta que un "Planck" sonó, y algo volvió arder, solo que con los colores dorados, plateados, rojos, azules, amarillos y verdes. Y con la forma de una espada enterrada. Merlín avanzo con expectación en la mirada, se había encargado de crear el arma definitiva aquella que terminaría con el Dios Imperial Demonio Dragón.
Avanzo a la espada y la intento empuñar, pero era tan pesada que ni la movió. E incluso parecía quemarle las manos.
-¿Qué pasa Merlín?-pregunto la voz de uno de los duendes que le ayudaban.
-No soy yo el que la va a empuñar-dijo Merlín mirando al duende.
-Pero usted es el mago más poderoso de ahora y todas las eras.- dijo una voz pequeña a su lado- ¡¿Quién más puede protegernos?!-
-Priscob ¿Qué haces aquí?-pregunto el duende al ver a un pequeño duende vestido con un atuendo desarreglado, la cara sucia y sin pelo además de unos ojos negros llenos de asombro.
Nuevamente su parte consiente no pudo evitar quererse hincar y sostenerlo, decirle lo mucho que lo ayudo y que era lindo verlo, aunque fuera de niño. Pero no se pudo ni mover. Se enfureció al ver a Merlín ignorar al pequeño Priscob. Aunque se recordó que era pasado y un recuerdo solamente, el verdadero Priscob estaba viéndolo desde su descanso final.
-¿Qué harás si no la puedes utilizar?-pregunto Nimue a su espalda, bajando la cabeza, y la mano acariciando la pequeña cabeza de Priscob.
-Lo importante es terminar con el dragón- dijo Merlín viendo que el destello de la espada no terminaba- Llamen a Arthuro, veamos si el único muggle que ha logrado golpearme puede sacar la espada de la piedra-
-¿Cómo se llama la espada?-pregunto Priscob intentando llamar la atención de Merlín.
-No tiene nombre chico- dijo Merlín comenzando caminar por el intenso vapor que aún quedaba.
-¿Por qué no le pone nombre? Usted la creo- dijo Priscob dando brincos detrás, intentando alcanzarlo.
-Pero no me pertenece- dijo Merlín soltando un suspiro.- Tu ponle nombre, eso no importa-
-¡¿Me dejara ponerle el nombre?!-pregunto Priscob con una sonrisa enorme y saltando de alegría- Gracias, usted es grandioso- Luego freno y pensó, el calor debía ser mucho porque estaba empapado en sudor, la sonrisa que surgió del pequeño duende fue suficiente para que Merlín parara a verlo- Es un gran fulgor, ese es su nombre gran fulgor-
-Que grandioso nombre.- dijo una voz desde la cortina de vapor, la sombra se acercó revelando a Arthuro sonriendo y caminando en dirección de la espada- Un gran fulgor que iluminara el futuro de cualquier reino, aquella arma que iluminara el camino de aquel que quiera proteger a los suyos, una arma que acobije a todos- Sus pasos resonaban en un total silencio de todos lo que le rodeaban, al pasar alado de Priscob le acaricio la cabeza y le sonrió. Luego fue a la espada, o la forma reluciente de la espada y la empuño, del mango saltaron chispas con solo su tacto-¿Nimue como se dice en lengua rúnica gran fulgor?-
-Creo que Eccaledfoulc'h.- respondió Nimue cruzándose de brazos.
-Sí, esta espada es Excálibur- dijo Arthur levantando la espada en el aire, haciendo que el aire se guitara y se llevara todo el viento revelando en enorme hueco en que se encontraban y las cientos o miles de criaturas que estaban a su alrededor. De toda clase y tipo, tantas que Harry no pudo contarlas, sobre todo por ver la primera vez que la gran Excálibur fue bandida.
-Mi rey, No dije Excálibur, dije…-
-Pero suena más increíble- dijo Arthur mirando a Priscob-¿Verdad?-
-¡Genial!-grito Priscob con alegría.
Todo se desvaneció, como si fuera un sueño. Parecía que no acabaría en eso, un último recuerdo apareció y fue como un montón de fuego y algo con garras destrozando todo. Diddy apareció con su forma actual, encima de un castillo intentando quemar todo. Merlín estaba parado a lado de Arthuro quien empuñaba una espada con gemas preciosas he inscripciones en la hoja. Lucia muy normal para ser una espada legendaria y aun así sentía la magia. O tal vez quien lo sentía era Merlín.
-No funciona la espada- menciono Arthuro como si fuera un chiste muy contado.-Ya lo he golpeado, rebanado e incluso le lance la magia que se puede contener en un mes en la espada, pero no logro ni hacerle un rasguño-
-¿Malas noticias?-dijo Nimue luciendo agotada, lastimada y apunto de desmayarse- No me sorprende-
-Un momento…- dijo Merlín con el grimorio oscuro en su mano, pasando hojas y regresándolas con rapidez- Eso es… si… ya entiendo-
-Dime que es una forma de pararlo- dijo Arthuro con enojo en la voz.
-Nimue danos un momento, intenta detenerlo- dijo Merlín tomando a Arthuro del hombro y tirando hacia un muro que aún no se derrumbaba.
-Más vale que funcione- respondió Nimue colocando el báculo en sus piernas y comenzando a volar directo a Diddy.
Pero Merlín se encontraba muy nervioso y parecía no poderle decir ni media palabra.
-Amigo ¿Cuál es la forma de detenerlo?-pregunto Arthuro mirándole con determinación.
-Ella creo a esta criatura de la combinación de las almas y cuerpos de las criaturas más poderosas que conocemos- dijo Merlín con voz baja- Pero su rencor hacia mí ha alimentado a la criatura. ¿Cómo? Muy fácil, el alma de Morgana fue la que le dio vida. ¿Cómo no lo vi antes? Los ojos de Morgana ese día estaban deformados y lucia débil…ella debió darle parte de su alma o incluso casi por completo.-
-Y para derrotarla ¿Debo extraerle el alma de Morgana?-pregunto Arthuro desconcertado.
-No- respondió Merlín mirándole a los ojos- Un alma por un alma, lo que significa que no debes derrotarlo. Yo debo sacrificarme-
-Espera… no, no, mi amigo eso es…-
-Lo que debo hacer, mi rey, déjeme hacer esto-
Las imágenes de la batalla fueron rápidas. Tanto que solo vio a Nimue salir golpeada por la cola de Diddy e irse a estrellarse en un lago; a Merlín intentando meterse en su boca para sacrificarse; incluso a Arthuro golpeándolo y cortando las escamas con la espada que ardía en fuego blanco. Las cosas se tornaban peores y peores, lo dañaban pero muy poco.
No observo cuando o como paso, solo supo que Arthuro estaba parado en la cabeza del dragón, con la Excálibur brillaba con los colores nuevamente y estaba enterrada en el cráneo de Diddy; la armadura desgarrada y rota, mostrando la carne cortada que había atravesado las garras de Diddy; como el casco de hierro mostraba una gran abolladura y como estaba salpicada de sangre.
-¡NO!-grito Merlín derrotado en el suelo, sangrando y con su viejo báculo completamente destrozado.- ¡Si muere solo volverá a nacer, necesita un cambio de alma para que su odio se esfume!-
-¡YA LO SE! Ya lo sé- dijo Arthuro enterrando la espada hasta empuñadura y haciendo que Diddy rugiera de dolor.- Pero no tengo de otra-Desenterró la espada y en un movimiento la miro con una sonrisa- Un gran arma la que me regalaste, pero ahora creo que no la podre utilizar más- El cuerpo de Diddy comenzó a arder en una llama negra y furiosa que envolvía lo que le rodeaba.
-¡BAJA YA!-Grito Merlín intentando levantarse, pero cayo contra la tierra su cuerpo estaba muy dañado.
-No mi amigo-murmuro. Saco de un solo movimiento la espada y la alzo en el aire viéndola- Lamento no ser un portador fuerte- le dijo a Excálibur y luego lanzo la espada al lago que tenía a un lado. Ahí estaba Nimue la cual parecía no comprender nada, aun así alzo la mano y atrapo la espada sin problemas, aunque la empuñadura no lanzo chispas a su tacto -¡Merlín encuentra a un buen portador de Excálibur! ¡Nimue gracias por toda la ayuda!...- escupió sangre que fue incinerada al contacto con las llamas negras.
-¡NO ES EL FIN, ENCONTRAREMOS LA FORMA!-Grito Merlín levantándose tambaleante-¡BAJA YA!-
-Camelot ha perdido, no puedo dejar que Londinium sea destruido, es la última gran cuidad de aquí al occidente. Te lo dije, si perdíamos… todo sería en vano. Y no dejare que eso pase- El fuego negro lo alcanzaría en cualquier momento. Arthuro se quitó el casco y lo dejo caer mostrando su cara, Harry no podía creerlo, se veía a muy parecido a sí mismo. Si fuera veinte o treinta años mayor, rubio y de tés blanca seria idénticos. Anqué varias cicatrices en el rostro sangraban y ocultaban ciertas partes. Aunque no su sonrisa, una radiante sonrisa que parecía no estar a punto de morir. -Adiós mis amigos-
-¡NO!- grito Merlín al momento que las llamas se alzaron como un círculo que tenía la intención de encerrarlo.
Aquellas llamas cubrieron a Arthuro, el fuego lo engullo y comenzó a tornarse en una enorme magia negra giratoria. Pero en el último segundo vio algo que no podía describir. Arthuro o una entidad plateada parecida, tomo algo del fuego negro y lo saco, la forma de la chica era la de Morgana antes de volverse loca. Arthur le susurro algo en el oído y luego le sonrió, ella abrió los ojos y el fuego se volvió de color dorado. Un segundo después la explosión blanca los cegó, en cuanto sus ojos volvieron a la normalidad vio a Merlín mirando a la nada y pareciendo no entender que pasaba y Nimue acercándose tambaleante y sosteniendo la legendaria espada en su mano.
- ¡IDIOTA! -Grito Merlín golpeando el suelo, con los ojos cristalinos y los dientes apretados- ¡ERA MI PECADO!... tu no debías… tu…. Maldito testarudo….lo siento… de verdad lo siento-
Nimue alzo la mirada al cielo y soltó una leve sonrisa - Gracias mi rey, mi rey dragón-
Harry abrió los ojos, dolorido y como si hubiera vivido la vida de Merlín en unos momentos, o puede que más, parecía que estaba amaneciendo. Se sentó en el agua y le trono el cuerpo, se incorporó he intento ver a todos lados. Merlín se encontraba sentado a su lado, mirando el agua atentamente, no parecía el viejo que acababa de ver morir a su amigo, parecía un fantasma recordando cada error que cometió.
-¿Ya lo has entendido?-pregunto Merlín mirándole de reojo.- No puede morir, ni con el alma de Arthur la criatura se sacio. Esta aquí y…-
-No fue tu culpa, nada de lo que paso- dijo Harry levantándose empapado, y mirando que Nimue no estaba lejos, pero parecía también ver su vida pasada.-Morgana decidió hacerlo, lo que había entre ustedes no tuvo nada que ver en la creación de Diddy-
-No- dijo Merlín sin mirarlo- Tal vez no, pero sí de las ciento o miles de muertes después de ello.-
-Intentaste protegerlos y…-
-Ya no importa ¿Lo sabes?-dijo levantándose y sonriéndole un poco- Merlín, el verdadero Merlín murió hace tanto que ya solo es una leyenda. Yo solo soy sus memorias y personalidad guardadas en un objeto mágico, al igual que Nimue, ella y yo solo somos una sombra de lo que fimos. -
-Aunque sean sombras duelen sus ataques- murmuro Harry al recordar las batallas que había tenido con ellos.
-El pasado no importa, pero el futuro… Si mi poder sale de esta isla o cree que esta fuera ira detrás de ti y… el mundo caerá de nuevo en caos-continuo Merlín ignorándolo.
-No si lo impido- dijo Harry sintiéndose mejor, aunque con un hambre peor que la anterior vez.- No sé qué viste tú, pero yo creo que tengo la solución para terminar con lo que significa Diddy-
-¿Y eso es?-pregunto Nimue con la voz interesada.
- Tengo que darle lo que quiere- dijo Harry sonriendo, lo cual no duro mucho, termino de rodillas apretando los dientes, sujetándose la cabeza y aguantando el ácido que le quemaba la mente.
Pero no era lo único que pasaba, de su espalda comenzaron a salir magia sin control y múltiples círculos mágicos se formaron a su alrededor. Miro la cara de Nimue y Merlín los cuales llegaron solo al límite de donde su magia se acumulaba por montones. Esa barrera era una tan poderosa que incluso lo de su alrededor comenzaba a distorsionarse. -¿Qué pasa?-pregunto Harry aguantando el dolor.
-El ritual está terminando- dijo Merlín sorprendido-¿En solo… Nueve meses?-
-Pero… no debería ocurrirle esto, pareciera que el ritual está matándolo- dijo Nimue intentando avanzar y su forma se desvaneció -Algo interfiere con la magia y su mente… algo está intentado controlar el ritual-
-"Cuando despertemos la magia, el tomara mucha magia de nosotros, tenemos que hacer algo para evitar que nos quite más magia"-Murmuro Harry al recordar las palabras de los Harry's que vio en su interior. Acaso Voldemort no podía darle cinco minutos para apreciar saber algo que Merlín y Nimue no. -¿Cuándo tiempo tardara en terminar?-
-No lo sabemos, eso es aun enigma- dijo Merlín mirándole asustado- ¿Qué piensas hacer?- No pudo ni contestar, su frente parecía quemar como lava ardiente, todo se volvió borroso y termino con una rodilla contra el suelo.
Apareció frente un marco y de puerta que daba al recibidor de su tía. Regreso a Privet Drive, el de sus cabeza, nada fuera de lugar e igual que siempre (Ese hogar sí que era aburrido). Sabiendo que algo le llevaba de regreso camino por el pasillo, apenas estaba por ingresar a la sala cuando lo vio. El Harry malvado, o mejor dicho el alma de Voldemort que vivía dentro de él estaba parado en medio de la sala y sujetaba del cuello a ambos Harry's. Aunque ya no eran niños, los dos parecían mucho mayores y casi de su edad. Al verlo estiraron las manos y con los labios formaron un "Ayúdate".
-Suéltanos- dijo Harry avanzando sin temor- Este es nuestro cuerpo, no el tuyo-
-Mira que nos trajo el viento- dijo Voldemort, aunque se parecía mucho a si mismo lo cual dificultaba verlo sonreír de forma macabra-Mira como lloriqueas-
Los chicos parecían no poderse mover, mientras expresaban enfado y temor, respectivamente. Y como si fuera una premonición, o el conocimiento de haber estado en una mente de un psicópata de hacia cientos de años, supo porque dentro de su cuerpo estaban dos Harry's con personalidades diferentes. Eran la luz y oscuridad que vivía dentro de él mismo y la cual aún no conocía, pero era bastante claro que eso estaba cambiando y que se demostraba claramente al que sus otras versiones se vieran mayor.
-Nosotros…- dijeron ambos sacándolo de su idea.
-Nosotros no somos nosotros, somos yo- dijo Harry sonriendo a sus otras partes- Por cierto, no es necesario que me preocupe por él. Pronto saldrá de mí-
Aquel pedazo de Voldemort apretó las manos, pero aquellos chicos se levantaron del suelo y dieron dos patadas directos al pecho de su adversario, entre ambos lanzo a Voldemort al otro lado de la habitación. Estiraron las manos a Harry. -Al fin te has nos dimos cuenta- Él atrapo sus manos, y apretó con fuerza, brillaron un segundo y luego sintió como la magia que tenían en ellos fluía por su cuerpo, pero al terminar solo queda él. Un solo Harry. Aquel que comprendía su parte mala y buena y que sabía que era ellos parte de su él, como él de ellos.
-Creo que se siente bien ser uno mismo- dijo Harry moviéndose a donde estaba Voldemort.- Ahora permíteme preguntar ¿Qué haces en mi cabeza?-
-Ya lo sabes- dijo Voldemort levantándose y mirándole con una sonrisa psicópata- Llevo mucho tiempo jugando contigo, y lo seguiré haciendo-
-Así que tú eras el que me daba pesadillas- dijo Harry sentándose en el sillón- Debo agradecerte mucho, me atormentaste por un buen tiempo-
-Y ya lo he dicho, lo seguiré haciendo-dijo acercándose tanto que podía verle el color rojo de ojos- No puedes evitarlo-
-Tal vez no- dijo Harry alzando su mano a la altura de su cara-Pero puedo evitar que obtengas mi magia-
-¿Cómo lo harás?-dijo Voldemort lamiéndose los labios.
Harry lanzo un hechizo tan poderoso que, por lo menos en su mente, la casa se volatilizo en millones de pedazos. Pero claro cualquier cosa que pasara estaba en su control, la madera, ladrillos, la tapicería de los sofás, los tontos relatos de Dudley se quedaron flotado en la nada, cada pieza de la casa flotaba en un vacío negro e inconmensurable. De pronto el escombro y cosas que flotaban se movieron en forma de torbellino. Las pequeñas piezas se disolvieron como un papel en humo y se convirtió en una masa de niebla grisácea que los golpeaba a ambos.
Voldemort se lanzó a su encuentro. Y en cuanto le tomo el brazo, comenzaron a caer sin control alguno. La posibilidad de que algo malo pasara era tan alta, sin embargo estaba seguro que se dirigían a algo parecido a lo que le sucedió con Merlín. La sensación por lo menos era muy parecida.
Se encontraba sentado en una banca de algún lugar de Londres, no tenía idea porque era muy pequeño o porque estaba tan enfado que quería tomar la primera piedra que encontrara y arrojarla a la cabeza de cualquiera sin importarle que pasara. Tarde se percató que no eran recuerdos y que aquel chico no era él, más bien estaba en el joven Lord Voldemort. El chico sentía un golpe en la cara y el cuerpo le ardía en odio, miraba a los chicos del orfanato donde vivía y deseaba con todas ganas tirar del cabello de aquella chica que jugaba a las muñecas, o meterle el pie al que estaba corriendo detrás de los demás. Si, quería hacerles daño, tanto daño como le hacían a él.
El orfanato no era nada lindo, olía horrible, también lucia descuidado y viejo, incluso la reja que los debía mantener adentro estaba endeble y podía lastimarlo en cualquier momento. Pero nadie veía eso. No ellos solo querían herirlo, querían mantenerlo encerrado y lastimarlo.
-Tom, he Tom…- Dijo un chico mayor como de diez años que le acababa de golpear contra el muro.-Eres muy rarito, estas sentado ahí solo y…-
Se levantó y comenzó a alejarse, era mucho mayor y, en cuanto a fuerza, le ganaría. No, debía retirarse y pensar en alguna forma de hacerlo pagar. Su las pagaría a su propia manera.
-No me des la espalda- dijo el chico empujándolo, arrojándolo contra el suelo. Tom cayó mal de tal forma que le dolía la cara mucho más y sus manos ardían por las ligeras raspaduras que recibió, pero su cuerpo se sentía como si fuera a explotar, jadeo buscando aire y sus manos temblaron contra la gravilla del patio.-No me digas que vas llorar, miren a la niñita llorar, miren a Tommy llorar como mujercita-
-¡Aléjate!- ordeno Tom aspirando aire con dificultad, apretando los puños y levantándose con lentitud.
-¿Si no que me hará la niñita?-pregunto tomándolo de los hombros y volviéndolo a aventar a la tierra- Eres un debilucho-
-¡He dicho que te alejes!-dijo Tom girándose en el suelo, viéndolo desde abajo con el cabello cubriéndole la vista-¡VETE AHORA O LO PAGARAS CARO!-
El chico levanto el puño, apunto a su cara y por la fuerza mágica que surgió salió volando contra el muro. Tom le miraba con los ojos fríos, y la mano al aire como si quisiera asfixiarlo. Acababa de aventarlo sin tocarlo. No supo de donde salió eso, pero una sonrisa cruzo su boca, una sonrisa que hizo que el chico que le veía desde el muro temblara aterrado.
Y le siguió un recuerdo suyo, era de casi cuatro años de edad estaba sentado con Dudley intentando jugar en paz, lo que era prácticamente imposible. El chico quería todos los juguetes y no dejaba ni uno y solo lo quería para golpearlo o que le tratara como una excusa para decir que rompía sus juguetes. A veces quería tomar uno de los juguetes de Dudley y estampárselo en la cara a su primo, pero sabía que sus tíos le gritarían y lo encerrarían, sin siquiera preguntarle. En ese momento recibió un golpe en su frente y su enojo se mostró en sus facciones. Casi las mismas que Voldemort.
-Harry eres un tonto, casi ni hablas, ¿Por qué no hablas tonto?-le decía su primo dándole una y otra vez con el juguete.
-Déjame Dudley, me duele-pidió Harry intentado protegerse- Por favor, duele-
-Eres tan tonto, como te dejare de pegar si eres el monstro- dijo Dudley dándole tan fuerte que las lágrimas se le salieron y el coraje le ardió por las venas.
-¡DEJAME DE PEGAR!- Grito Harry a todo pulmón, las ventanas de la habitación se rompieron y el suelo tembló. Estaba tan enojado que no lo percibió pero enseguida se calmó al ver a Dudley alejarse y correr llorando y gritando llamando a su tía. No era necesario ver lo demás, sabía que en menos de veinticuatro horas se encontraría en la alacena, sin comida y sufriendo por un accidente.
Volvió a ser Tom, veía a un joven Albus Dumbledore con el largo cabello y la barba era de color caoba. Se encontraban en un cuarto que era cuatro veces más grande que la alacena, con un armario y cama incluida, lucia espaciosa a comparación de donde Harry dormía.
-¿Es… magia lo que yo sé hacer?- pregunto completamente sorprendido y excitado por descubrir de que iba su habilidad.
-¿Qué sabes hacer?-pregunto Dumbledore curioso.
-Muchas cosas-musitó. La emoción le ascendía desde la boca del estómago al cuello y terminaba en las hundidas mejillas- Puedo hacer que los objetos se muevan sin tocarlos; puedo hacer que los animales hagan lo que yo les pido, sin adiestrarlos; puedo hacer que les pasen cosas desagradables a los que me molestan; puedo hacerles daño si quiero…-Le temblaban las piernas al pensar en todo lo que le faltaba saber sobre la magia. Después de todo los cuentos que leía y decían cosas sobre la magia eran sorprendentes y no podía esperar a intentar hacerlo. Dio unos pasos, vacilante, se sentó en la cama y se quedó mirándose las manos con la cabeza gacha, preguntándose qué nuevos poderes le esperaban por descubrir- Sabía que soy diferente -susurró apretando sus temblorosos dedos- Sabía que soy especial. Siempre supe que pasaba algo-.
-Pues tenías razón -dijo Dumbledore, que ya no sonreía y lo observaba con atención- Eres un mago.-
Tom levantó la cabeza, el rostro pálido mostraba una expresión de intensa felicidad. Sin embargo, por algún extraño motivo, sus delicadas facciones parecían más duras y su expresión resultaba casi cruel.
Alterno otra vez con los propios recuerdos de Harry, apareciendo en una choza en una isla a punto de ser tragada por el oleaje, y con Hagrid sentado el sillón aunque parecía furioso. -¡Voy a romperles la cabeza!-dijo Hagrid.- Harry debes saber que eres un mago.-
Recordaba que se preguntó internamente si no era un sueño o si estaba alucinando por el frio extremo que tenía, aunque Hagrid recién había encendido la chimenea. El silencio, solo era roto por el mar y el azote del viento en los muros de madera.
-¿Que soy qué? -dijo Harry con voz entrecortada.
-Un mago -respondió Hagrid, sentándose otra vez en el sofá, que crujió y se hundió- Y muy bueno, debo añadir, en cuanto te hayas entrenado un poco. Con unos padres como los tuyos ¿Qué otra cosa podías ser? -
-Disculpe debe haber un error, no puedo ser un mago- dijo Harry pensando en todas las veces que Dudley y sus amigos lo golpearon, aquellas donde tenía que salir corriendo para huir o cuando lo encerraban sin comer. Debía de poder haber demostrado magia entonces, tal vez lanzándole una rana asquerosa a los Dursley o escaparse con solo pronunciar un par de palabras chistosas. Pero no, era un simple niño con mala suerte.
-¿No?- dijo Hagrid con una pequeña risa- ¿Acaso no pasa nada cuando te enojas o te asustas?-pregunto.
Tenía razón él había utilizado su magia en múltiples ocasiones, y todo se lo achacaba a su la mala suerte o algún evento climatológico anormal. En ese entonces eso provoco más dudas en su cabeza.
-Así… es hora de que leas la carta- dijo Hagrid tendiéndole la carta, esa misma carta que había quemado Vernon Dursley y que había evitado que obtuviera.
La leyó de inmediato, pero las preguntas estallaban en su cabeza como fuegos artificiales, y no sabía cuál era la primera. Después de unos minutos, tartamudeó: -¿Qué quiere decir eso de que esperan mi lechuza?-Primero que nada era el asegurarse el ir a aquel colegio y alejarse de sus parientes, luego lo que fuera que pasara sería mejor que estar con Dursley.
Y de esa forma fueron pasando ambas vidas, de tal forma que Harry se percató que no existía mucha diferencia entre sus vidas. Pero ambos tomaban decisiones contrarias y sus caminos eran completamente diferentes.
Como cuando llego a Hogwarts, Tom fue seleccionado al instante para ir a Slytherin; enseguida destacó por ser un estudiante brillante, educado y ansioso de conocimiento, lo que le garantizo la simpatía del profesorado. Exceptuando al profesor Dumbledore. Todo lo contrario que él; que fue enviado a Gryffindor; no le costaba destacar por su pasado, haciéndolo pasar por un pedante y que gustaba de la fama; y como le costaba estudiar, apenas y llamaba la atención de los profesores. Aunque el profesor Dumbledore parecía apreciarlo sin conocerlo siquiera.
Voldemort busco a su familia, en cambio Harry sabía que no la encontraría nunca; Tom era reservado y solitario, solía pensar que no necesitaba amigos; Él por su parte estaba siempre acompañado de Hermione y Ron, y si no estaban se sentía fuera de lugar; durante la estancia en Slytherin tuvo un grupo de fieles seguidores y aliados, muchos de los cuales terminaron siendo los primeros mortifagos; al contrario él tenía amigos que aumentaban cada año, les ayudaba e intentaba mantenerlos cerca, aquellos seria los primeros Pendragón; Tom había abierto la cámara de los secretos; Harry la había cerrado para siempre.
Y de tal forma continuaban ocurriendo cosas que le hacían ver que los caminos se dividían cada vez más, llevando a cada uno por caminos distintos. Hasta que los recuerdos comenzaron a parecer borrosos.
Sus mentes se dividieron nuevamente, y cayeron sin control alguno, sobre todo porque Privet Drive había desaparecido. Algo se acercó tan rápido que no supo en donde aterrizarían, se golpeó de lleno contra el suelo sin sufrir ni dolor, alzo la vista y se encontró con su imagen malvada. Se levantaron ambos mirando que se encontraban en Hogwarts, más precisamente en los terrenos, con el castillo a su espalda y el bosque prohíbo de lado del alama de Voldemort.
Sus miradas se cruzaron. Pero no se movieron.
-Nuestro hogar- dijo Voldemort mirando el castillo- El primer lugar que añorábamos cuando no estábamos cerca, donde conseguimos aliados, compañeros, aumentamos nuestro poder y una cosa por la cual vivir-
-Tal vez- dijo Harry avanzando- Pero al contrario que tu yo tengo a mis amigos y familia, además que la cosa por la cual viviré será para protegerlos de ti o cualquier mal que nos aceche. No importa que volveré y seremos felices.-
-Entiéndelo Harry, no lo lograras- dijo Voldemort avanzando también- No mientras yo esté aquí-
-Eso se arregla fácil- dijo Harry corriendo en su dirección.
Avanzaron en direcciones contrarias y directo al otro con rapidez, chocaron con fuerza abrumadora, una luz verde y roja giraron justo en el epicentro. Las cosas fueron muy confusas, no aparecieron más recuerdos, aunque si le pareció ver una pequeña cosa retorciéndose de dolor dentro de su cuerpo y luego nada. Abrió los ojos con pesadez. Se encontraba en el mismo lugar en que se desmayó.
Las luces alrededores le deslumbraban los ojos, pero veía como el círculo mágico proyectaba luz al cielo. Se levantó viendo un círculo de fuego girar en espirar alrededor de su cuerpo; el agua formando una enorme gota que aumentaba de tamaño; el aire compactado haciendo la barrera impenetrable; y la tierra ondulando como si fuera agua. Todo saliendo de su propio cuerpo. Nimue y Merlín le gritaban cosas, lo único que escuchaba eran los zumbidos en sus oídos, movió la mandíbula intentando que se fuera pero no lo hizo aquel sonido no estaba en su oídos. Varias líneas de magia se proyectaron por sus venas y piel. Un pequeño círculo mágico comenzó a girar y quedarse delante de su vista, pero se le unió otro y otro, antes de saberlo un montón de círculos lo encerraron en una esfera. Miro que alrededor magia de todos los colores, formas y que miraba un infinito de estrellas dentro de su propia magia que era el epicentro de todo.
El círculo se comenzó a cerrar, de un punto a otro los círculos estaban pegados a su cuerpo y la piel ya le brillaba de forma anormal, con destellos dorados y marcas de diversos colores. En cuanto termino algo en su interior se solidifico he hizo más fuerte, lo que quiera se fundió con su cuerpo y creo un aro de luz luces salieron de su cuerpo, aventando a Nimue y Merlín al suelo, y haciendo temblar todo a su alrededor.
Supo que había terminado el ritual y que su magia estaba consolidada por primera vez en meses, solo basto un segundo para que se mirara en el río y se percató que parecía cambiar su aspecto. Como el ritual lo indicaba no había cambiado su aspecto en nada durante esos nueve meses (Aunque le creció el cabello, cosa rara), pero eso cambio en cuanto se terminó el ritual. Esos meses que mantuvo quince años se terminaron. Vio su cabello crecer y crecer, hasta caer hasta el suelo; sus músculos se volvieron muy visibles a pesar de seguir siendo flaco; Estiro por lo menos diez a quince centímetros y le incomodo su ropa; los goggles le quedaron mal; sin contar que si antes tenía ganas de comer, cambio a un hambre tan salvaje que consideraba comerse lo primero que encontrara. Aunque se llamara Diddy.
Aquel chico de quince fue remplazado por uno de más de diecisiete, ya que principalmente esa era su edad (más o menos). El paso del tiempo entre los días de más vividos en la torre flotante y el cambio de tiempo en el archipiélago le hacía difícil situarse en una edad concreta.
-No me dijeron que al terminar el ritual mi cuerpo cambiario tanto- dijo Harry con una voz diferente, más grave y su imagen reflejada le recordaba a los tipos que salían a las telenovelas que veía tía Petunia. Aunque más salvaje, por el cabello largo y la suciedad que tenía, además de la ropa chica.
-No lo sabíamos- dijo Nimue levantándose- Ninguno de nosotros lo acabo ¿Recuerdas?-
Los miro, antes casi los veía a los ojos, en ese momento los veía para abajo. El pelo le tiraba de la cabeza y era incomodo, de forma que lo levanto y miro Nimue. -¿Puedes?-pregunto señalando el largo que deseaba, prefería un poco más corto, pero esperaría hasta regresar.
Nimue asintió y de un solo tajo corto justo donde apunto. Dejándole en la mano casi metro y medio de cabello negro y revuelto que parecía una manta. Sacudió su cabeza, aún estaba algo largo y se disparaba hacia arriba casi en punta, pero era mejor que nada.
-Soy yo o ¿Ustedes encogieron?-pregunto Harry con una sonrisita sardónica.
-Solo recuerda. Entre más alto, más duro caen- dijo Merlín le lanzo una mirada dura - Además la vez anterior te gane y dijiste que no completarías el ritual. Y lo has hecho-
-No- dijo Harry moviendo los brazos y piernas, se sentía raro, era como caminar con el cuerpo de otra persona y eso ya lo había hecho un par de veces-Mis palabras fueron "terminare el ritual", y en este instante lo he terminado, mi promesa está completa ¿No?-
Merlín abrió la boca, levanto el dedo y se le quedo mirando, el único sonido fue hecho por Nimue que soltó una carcajada sonora.
-Ahora sí que te han ganado Merlín-dijo quitándose unas lágrimas de los ojos, aunque siendo mágica eso era creado por ella misma.
-No, dijimos que finalizarías el ritual- dijo Merlín rojo y moviéndose hacia él.
-Y lo he finalizado ¿Niégalo?-dijo Harry enfrentándolo, viéndolo hacia abajo y con ese nuevo cuerpo que tenía le parecía casi inofensivo.
-Que tramposos son hoy en día- dijo Merlín revolviéndose el cabello- Tú no…-
-Si te preocupas por si Diddy vendrá por mí ahora. Creo que se la respuesta- lo sentía, casi le parecía que por sus venas corría magia pura.-… la respuesta es no-
-¿Cómo lo sabes?-pregunto Nimue desconcertada.
-Por qué no me quiere un gran cumulo de magia- declaro.-Ahora lo que debo hacer es cambiar el orden de las cosas- sonrió para sí mismo- pronto, antes de lo que crees mi amor, pronto estaré contigo-
Y cerró los ojos. Sentía la magia de todo, desde el báculo que se encontraba por muy encima de su cabeza y bañaba cada isla, hasta la de las criaturas que vivía bajo el océano. Sin siquiera perder un segundo encontró a Nikol parada al otro lado de la isla, también a los Quinnestesis, donde estaba Umbra y su manada, además de Marlow. Abrió los ojos y sonrió, extrañaba tanto su magia que en ese momento podía lanzar un montón de hechizos solo por probar sus límites. Camino a la derecha donde estaba el río, solo se le ocurrió utilizar el único que podía utilizar sin varita. Su cuerpo se ilumino de amarillo y se sintió cien veces más fuerte, apunto al tronco que le por poco lo empala y de un movimiento lo golpeo. No solo lo destrozo si no que mando una onda de aire muy fuerte que golpeo otro árbol y destrozo toda la corteza, casi derrumbándolo.
Se miró la mano y murmuro- Recordatorio, aprender a controlar mí fuerza-
