Hola estoy aquí de nuevo. En vivo y a todo color para Latinoamérica y el mundo… bueno quien sabe… puede que no me conozcan ni en mi casa. Pero está bien.

El capítulo esta… pues tarde, pero… algunas cosas pasaron y me impidieron publicar... aunque ya estamos aquí. Espero que pueda seguir con ustedes. De lo contrario… les diré.

Seré sincero. Iba a terminar de otra forma, luego de escribirlo y reescribirlo como 5 veces, termine borrando el final y cambiándolo. ¿Por qué? No me gusto, estaba muy forzado y no me parecía. En fin le di otro termino, uno que me encanto y que supongo que a ustedes también.

Para quien lo sepa subí una nueva historia… okey, ya los escuche diciéndome" no es una historia es solo un prologo" o parecido. Así que déjenme comentarles que estoy trabajando en esa historia (en mi mente y un poco en digital), para que sea tan buena o más que esta historia. Tal vez no lo sea… pero bueno, del intento no muere nadie… a menos que intentes detener un tren con el pecho.

Como sea… échenle un vistazo déjenme sus críticas para saber si les gusta o mejor hago de otra cosa. En fin continuemos.

Sin más preámbulos aquí está el siguiente capítulo: Lean, comenten y disfruten, es lo único que les pido.


Los personajes le pertenecen a J. K. Rowling


Capítulo 82.- Regalo de fuego y oro.

El estar en Camelot no era malo, buena comida, compañía de lo mejor y un lugar donde no corría por su vida, no a menos que importunara a Hermione. De tal forma que, aun si Dumbledore y los demás le vieran como un extraño a la hora de comportarse, él podía mantener la mente serena. Más cuando por primera vez podía estar en relativa paz. Aunque aún ni habían pasado más de dos días de regreso y quedaban mucho por delante, antes de que terminara esa temporada de su vida y comenzara otra. Solo esperaba que fuera más calmada.

Mientras esperaba en el cuarto de sus padres con todas las comodidades, la chimenea calentándole, el sonido de Marlow al dormir y de la tormenta de nueve afuera, no podía ni siquiera pensar en dormir. Aun se sentía algo extraño con todo el lugar, mucha nostalgia aparecía sin razón alguna y alguna que otro sentimiento de no saber ni donde estaba.

Caminaba alrededor de la habitación viendo lo que estaba en los estantes y las decoraciones que algunas veces pusieron sus padres. Pudo observar las imágenes de una pareja mayor que bien podría ser sus abuelos maternos, ya que la mujer se parecía mucho a su madre y su padre tenía el color de ojos tan verdes como él. Aparte que era la única en la habitación que no se movía y que tenía un lugar junto a los retratos que estaban colocados a la altura de sus ojos. Una de los abuelos Potter que se reían y saludaban como si lo conocieran de siempre, la otra de sus padres una que los mostraba paseando en los jardines de Camelot, y la de un pequeño bebe con cabello azabache y ojos verdes en medio.

Con la foto de sus padres entre sus manos se sentó en la cama y la vio a la luz de la chimenea, caminando y felices, como los recordaba. Sin envejecer, sin dolor, sin preocupaciones, dejándolos pasear en la eternidad para siempre

-¿Debería ir? Yo… quiero, pero no estoy seguro-pregunto Harry acariciando la imagen.

La fotografía que se repetía sin parar cambio, sus padres se detuvieron y como si lo vieran miraron en su dirección, su padre se rio y su madre le sonrió. Tan pronto como paso regreso a la misma escena que vio durante ese tiempo.

-Espero que eso signifique un "eso depende de ti"- dijo Harry soltando un suspiro y dejando el cuadro en su lugar.

Fue a done descansaba Marlow en la cómoda, lo tapo bien, luego avivo las llamas que calentaban al huevo de Daira en la chimenea y reviso que se mantuvieran protegidos.

-Dobby, Winky- llamo Harry y aparecieron al instante, su amigo bien cubierto y como siempre listo para ayudarlo, en cuanto a Winky parecía nada contenta aunque sus mejillas estaban rojas.

-¿Que desea amo?-dijo Dobby saltando.

-¿Qué quiere?-pregunto Winky de forma grosera.

-¿Puedes llevarme a un lugar Dobby?- pregunto Harry ignorando el tono de la elfina, aunque se preguntaba si eso continuaría por mucho más tiempo.- ¿Puedes cuidar de Daira Winky?-

-¿Daira?-pregunto Winky como si estuviera viendo a un loco muy peligroso.

-El huevo en la chimenea. Quiero que lo cuides y vigiles que no le falte calor. Es muy importante para mí- dijo Harry inclinándose a verla a los grandes ojos- Por favor. No es por mí, es por ella. Entenderé si no quieres y se lo pediré a otro elfo…-

-Lo hare, aunque el amo fue malo ex amo y con Winky, no es malo con sus compañeros- dijo la elfina girando su cara molesta y cruzando los brazos- Pero solo por la criatura que reside en el huevo-

-Gracias- contesto Harry intentando regalarle una sonrisa enorme. Lo cual fue contra producente, se vio más molesta y desapareció. -¿Crees que algún día entienda que no quiero ni quise hacerle daño?-

-Dobby ha intentado cambiar el pensamiento de Winky, sobre el amo, pero Dobby solo ha logrado que deje de beber todo el tiempo- dijo el elfo mirándolo y luego agacho la mirada, abrió la boca y por un segundo dejo salir un sonido raro.

Harry comprendía que aun si había pasado tiempo desde que lo contrato y le dio total libertad, un le costaba expresarse como cualquiera y que en parte de su mente seguía siendo un sirviente. Comparándolo consigo mismo, estaban en el mismo lugar, ambos buscando libertad de sus problemas, ambos aun sintiéndose encerrados y sin escapatoria. Dobby como esclavo y el encerrado en la alacena.

Y por eso mismo pensaba que si tenía que decirle algo, no sería por una orden o petición, debía ser por el mismo.

Espero un momento hasta que con una voz muy baja Dobby dijo - Para que no beba… Dobby ha permitido visitar y cuidar a mago malo. El mago Crouch jr. Aunque Dobby siempre manda a algún elfo para que no pueda sacarlo o ayudarlo a escapar.- Armándose de valor y con los ojos seguros continuo- ¡Dobby se responsabilizara de Winky, si mago malo escapa, Dobby tomara toda la responsabilidad por sus acciones!-

Le miro como esperando alguna reacción violenta, aunque sus ojos conservaban ese fuego de la primera vez que le quiso proteger, incluso contra su familia y los peligros que los rodeaban. Aun así le dolió el que pareciera no saber cómo se comportaría. Se inclinó a su altura y alzo la mano, Dobby retrocedió pero antes de que saliera de su alcance, poso su mano y le acaricio la cabeza.

-No tienes que pensar eso amigo - dijo Harry aun un poco lastimado- Confió en ti. Y en caso de que algo pase sé que estarás dispuesto a aceptar lo que venga, mas no es necesario Dobby. Pase lo que pase lo tendremos que resolver juntos, porque somos familia-

Dobby asintió fuertemente con ojos llenos de lágrimas, le salto al torso y le abrazo con fuerza.

-Dobby está feliz de ser un trabajador del grandioso y magnifico mago Harry Potter- dijo el elfo con un sonido lastimero.

-Yo estoy feliz de que serás de mi familia. Y ahora amigo- dijo Harry levantándose y sonriéndole. Miro el báculo, recargado en la pared de la chimenea, y su bolsa para la pierna con el archipiélago, colgado de la cabecera de su cama. Por un momento pensó llevárselo, luego se dijo que regresaría y no eran necesarios- Vámonos-

Salió de su habitación con Dobby caminando a su lado. Suponía que podía desaparecer desde su habitación y llegar al Valle de Godric en un solo momento, pero creía que eso sería un problema si se enteraban que podía hacerlo y quería que pareciera que en Camelot no se pudiera desaparecer. Paso por los pasillos oscuros guiándose por Dobby, ya que aún no conocía el lugar tan bien como quisiera.

Al llegar al recibidor, vio a los cuadros dormidos, incluso a sus padres. Se despertaron ante su presencia, con diferentes movimientos de sorpresa y algunos sorprendidos, sus padres le vieron desconcertado. Su padre señalo su cuerpo y alzo los pulgares, y su madre sonrió, luciendo algo sonrojada.

-Sé que ustedes siempre están conmigo- dijo Harry mirando como su semblante cambiaba -Pero necesito ir a verlos, nunca he podido… ver dónde está su tumba y lo deseo.- Lily se cubrió los ojos y estos comenzaron a lagrimear - No llores mamá, solo quiero saber a dónde ir a dejarles flores la próxima vez-

Asintieron y con la boca ella le formulo un "Tapate".

-Claro- dijo Harry dándose la vuelta, subiendo el cuello de su gabardina.

Afuera el viento, nieve y el borrascoso clima parecía un enemigo imponente. Más cuando Harry tenía su alma ardiendo de deseo y su seguridad estaba por las nubes, le parecía que entrar en aquella tempestad blanca era poca cosa. Le toco la cabeza a Dobby y la ropa de este resplandeció de color rojo.

-¿Amo?-dijo mirándose las manos.

-Quédate cerca Dobby, y temas de continuar-

Un solo paso afuera y sintió el golpe del viento en el rostro, sus ropas agitándose y como el frio le llegaba con el clima y de inmediato era disuelto por su magia. Dobby se aferró a su gabardina y con seguridad caminaron directo a la salida de Camelot.

Estaba seguro que todos estaban durmiendo, también que Winky cuidaría de Daira y que Marlow se encontraría durmiendo hasta el siguiente día. Harry se concentró en acumular magia delante de su cuerpo para poder avanzar moviendo el viento por sus lados, dejando huellas en la profunda nieve y de paso creando un sendero por donde pasaba. Dobby daba algunos saltitos, ya que casi lo cubría por completo.

Fue como un murmullo primero, en cuanto cruzo la verja pareció que algo de cristal era roto. Luego, sin previo aviso una voz comenzó a llegarle. Aun así se adentró un poco al bosque buscando un lugar seguro para hacer la desaparición. El viento creaba tal estruendo en las ramas de los árboles que apenas escuchaba la voz de Dobby a su costado. Su instinto o alguna clase de corazonada le freno, miro atrás y casi escucho un grito. Inentendible y que bien podía ser el viento cruzando entre las ramas creando un sonido parecido.

-Espera aquí- dijo Harry a Dobby, el cual asintió.

Regreso sobre sus pasos, apenas dio un par cuando la voz le llego con claridad.

-No te vayas, no me dejes-

Sus reflejos fueron instantáneos, regreso de inmediato a la velocidad que le proporcionaba su magia. Vio a Hermione en su pijama, congelada y abrazándose a sí misma, mientras seguía sus huellas y caía a la nieve. Tan deprisa como pudo llego a ella, tomándola a tiempo y abrazándola para evitar que entrara en el montón de nieve acumulada.

Su rostro se encontraba algo pálido y sus labios estaban adquiriendo un tono azulado con algunas gotas de llanto helado en sus mejillas.

-Jamás-dijo Harry acariciando sus mejillas quitando las lágrimas, fundiendo su magia con la de ella, intentando calentarla -No sin ti-

-¿Por qué?-pregunto Hermione ocultando su rostro en su pecho- ¿Por qué te marchabas entonces?-

Sus palabras le dieron de lleno. Se sintió un completo descerebrado por hacerle tal cosa a Hermione, luego de que apenas unas horas hubiera jurado que no la lastimaría y haría feliz. Observo a la tormenta, sintiendo que era un reflejo de su corazón y pensamiento, como aun en su hogar y con todo lo que deseo existía un frio tan potente que no podía curar solo. Aislado de todos de alguna forma, mirando sus ojos llenos; con pena por su travesía; extrañados por como actuaba; y con un montón de ideas en la mente que no quería saber. Ellos mantuvieron una vida unidos y comunicados durante esos meses, y aunque estaban felices de su regreso, algunas cosas que pasaron y vivieron solos, provocaba que se sintiera excluido de diversos temas. Era frustrante.

Agito la mano, enviando su magia por todos lados, dejando que se expandiera hasta que alcanzara su límite. La tormenta que estaba a su alrededor paro, provocando que los pocos copos de nieve que antes eran arrastrados por el viento bajaran planeando en sus caídas. El bosque quedo en silencio, aunque blanco por la nieve y la luna plateada en su cenit. Más no consiguió calma por eso, su paz mental llego al ver a Hermione, acurrucada en su pecho con mechones cubiertos de copos plateados de nieve, su hermoso rostro con la pregunta aun en los ojos, como sus manos se ferraban en su camisa indicando que no lo dejaría y sin un indicio de que sus ojos le miraran diferente a cuando se marchó.

Harry pensó que aun en una tormenta siempre existía un lugar un pacífico en el cual todo era mejor. Y ese lugar era a lado de Hermione.

-Iba a regresar pronto, antes que amaneciera- dijo Harry quitándose la gabardina preocupado porque solo llevara pijama. Se levantó con ella en brazos enviando más de su magia para protegerla incluso de la más mínimo copo de nieve que pudiera congelarla.- Creo que debí comentártelo… soy un idiota por completo. -

-No- dijo Hermione soltando un poco sus manos y mirándolo a los ojos con un sonrojo claro- Yo… debí de suponerlo, entender que regresarías y que… no… siempre estaremos pegados al otro. Me dio miedo el verte marchar, que lo pensaras al darte cuenta que las cosas no cambiaron desde tu partida y de nuevo intentan mantenerte encerrado-

A Harry ni le había cruzado la mente, no desde aquella vez que le propuso a Hermione huir de los problemas y lo rechazo. Irse ya no era algo que deseara, no sin ella.- No quiero irme, vamos a visitarlos como me lo prometí.-

-Ehhh- dijo Hermione- ¿Vamos?-

-Bueno… aún no se desaparecer- dijo Harry avergonzado porque algo que parecía tan básico fuera algo que no aprendió. Incluso si podía parar una tormenta, no desaparecería sin ayuda- Así que… estábamos alejándonos para no alertar a nadie. Dobby-

El elfo salió detrás del árbol en que se encontraba. Aun si le dijo que lo esperara, lo siguió y estaba viendo todo desde la distancia. Aunque temeroso, no comprendía si por el enojo de Hermione o porque lo hubiera desobedecido, salió.

Luego de una pequeña charla, Hermione le pregunto. - Esta bien… ¿Entonces regresas antes del amanecer?-lucia más tranquila. Lo cual era perfecto.

Lo pensó mirándola fijamente y luego recordó que tal vez… por alguna razón ella fue la única persona que se percató de su salida. No era una coincidencia ¿Cierto?

-No- dijo Harry mirándole fijamente- Me vas a acompañar ahora-

Luego de que Hermione se cambiara de ropa, o mejor dicho de que Harry trasportara ropa abrigadora y se la colocara (observando el crecimiento y como la belleza de su novia aumento). Se fueron al valle de Godric.

Con la mano de Hermione entrelazada con la suya aparecieron debajo de un arco de piedra. De inmediato sintió las presencias mágicas del lugar, eran bastantes, siendo un pueblo mágico y muggle no le parecía raro sentirlos esparcidos por todos lados. Agradecía que no sintiera ninguna magia corrompida o mínimamente oscura.

-Deberíamos tomar precauciones- sugirió Hermione.

-No siento ninguna presencia mágica hostil- dijo Harry revisando nuevamente. Le vio y sonrió -Además no seré otro frente a mis padres-

-¿Seguro de lo que haces?-

-Más o menos, aun reviso el lugar y estaré atento a todo -

Le sorprendió que eso fuera suficiente para convencerla, pero no se quejaría de que comenzaran a retomar su relación de forma más normal. Luego de que Hermione dijera a Dobby de que se encargaría del viaje de regreso continuaron.

Las decoraciones de Navidad estaban por todos lados y la nieve sobre los techos y a los lados de la calle le daba un toque más invernal. Miraba a cada lugar que podía intentando conectar con algún sentimiento de nostalgia o de que hubiera algo que reconociera, mas no lo hacía. Parecía que su subconsciente reconocía más Camelot que aquel lugar.

Unos minutos después, llegaron a la plaza, donde un árbol de navidad enorme, decorado con mucho esmero era la atracción principal.

-¿Crees que podamos decorar el sauce boxeador?-pregunto Harry imaginándoselo con múltiples esferas de colores y con brillos a su al redor.

-No creo que le guste ser utilizado de esa forma- dijo Hermione riéndose- ¿Te imaginas? Seguro que terminaría sacudiéndose cada decoración y haciendo un alboroto enorme.-

-Que mal. Pensé que era diferente al de Hogwarts- dijo Harry rascándose la nariz.

-Lo es- dijo Hermione pegándose a su costado- Pero a mí no me gustaría que me adornaran con tanta cosa-

-Serias preciosa- dijo Harry provocando un sonrojo en su novia.

Cruzaban la plaza, cuando de momento Hermione se detuvo y miro hacia el monumento. La forma cambio y ante el aparecieron sus padres cargándolo, o mejor dicho un escultura de bronce con doble del tamaño de los tres.

-¡Sí que capturaron la sonrisa de mamá!-dijo Harry sorprendido y animado, por ver como a sus padres los podían observar magos de todo el mundo, si visitaban ese pueblo -¡Creo que papá se ve tonto!-

Siendo sincero, la estatua parecía suya, con el cabello alborotado y los lentes, mas no tenía cicatriz y estaba con una sonrisa burlona. Un mal toque si querías ponerlo en bronce.

-Eras tierno- dijo Hermione con un toque de tristeza en sus ojos. Notaba que aunque no lo viera, seguro estaba comparándolo con ese pequeño bebe otra vez, como en la habitación, antes de que los interrumpieran.

-¿Era?-pregunto Harry señalándose, dramatizando para que su ambiente alegre no cambiara y sobre todo para que su novia dejara de pensar de mas-¿Creí que me amabas?-

Hermione rodo los ojos y se rio por lo bajo, cosa que le alegro y luego le hizo recordar sus palabras -No seas teatral. Además tú me dijiste que lindo no era un adjetivo adecuado para ti. Y no seas dramático-

No dijo nada, pero se preguntó si ¿Teatral y dramático no eran los mismo? No quería lucir idiota.

(N. C: Lo siento, no me di cuenta… jejeje)

De alguna forma el camino fue tranquilo y sin ninguna sorpresa, cosa que le hacía pensar a Harry en que tenía suerte (cosa que no desaprovecharía) o algo muy malo estaba a punto de suceder. Claro que aún mantenía toda su atención puesta en su alrededor para asegurarse que no lo sorprendiera. Y aunque tenía un par de presencias mágicas a sus lados, no parecieron ser de Mortifagos o alguien que los siguiera.

Al llegar a la vieja iglesia ingresaron siendo sigilosos y sin que llamaran la atención de los de su alrededor. Hasta encontrar la hilera de lapidas que marcaba el comienzo del cementerio y que se adentraba por un buen tramo, bastante largo y ancho.

-No pensé en esto… será cansado buscar- dijo Harry rascándose la nuca, eso no lo considero cuando surgió la idea en su mente- Me dio flojera de repente.-

-¡Harry, son tus padres, has un poco de esfuerzo!- reprendió Hermione con el cara bastante enfadada.

Harry no pudo evitar soltar una carcajada porque Hermione lo reprendiera igual que antes, incluso sobre ese tema- Bien, bien, busquémoslos -

Caminaron más adentro del cementerio, revisando los nombres escritos en cada lapida.

-¡Aquí es, Harry!- Grito Hermione emocionada.

Harry se apresuró a leer y en cuanto lo hizo soltó una carcajada que exalto a Hermione- Necesitas lentes ahí dice "Lilia Ploter"-

La cara de Hermione se sonrojo e inflo un poco las mejillas - Perdón, no lo vi, esta oscuro-

Continuaron buscando con unas cuantas risas por lo que paso. Hasta que Hermione se adelantó, con sus ojos moviéndose entre tumbas y su expresión seria lo que hacía cuando estaba pensando. Y lo que seguro estaba buscando, en su mente, era la posible ubicación de la tumba de sus padres. Verla avanzar sin temor alguno y segura de lo que hacía, y al estar en ese cementerio con la oscuridad y el murmullo de los arboles le saco un suspiro. Harry apretó su mano y sonrió seguro de lo que tenía que hacer, lo pensó durante esas horas juntos, en cada oportunidad que estuvieron solos tuvo el instinto de preguntarlo, sin embargo espero para el momento indicado.

De repente freno Hermione, tan en seco que casi le hace caer por ir metido en sus pensamientos.

-¡Aquí están!- señalo la tumba de un blanco mármol.

Y aunque el vio la tumba, sus ojos se fijaron a su mano por un segundo. Su anillo de compromiso estaba tan visible que cualquiera podía verlo, aunque claro que seguía en la mano incorrecta.

No le sorprendía que su madre fuera más grande que su padre, tampoco que la misma fecha fuera escrita en su día de fallecimiento. Lo que de verdad le impresiono fue el año de nacimiento de ambos. Aun si tenía una noción de su edad, el saber que tenían veintiún años le llevo a pensar en su edad, o la edad mágica que tenía, ya que solo eran tres años de diferencia con la de sus padres. Su sonrisa fue ancha, al pensar en que él hubiera hecho lo mismo.

-Vaya pensamiento pusieron aquí- dijo Harry -Yo le daría la interpretación de: "A lo último que debes temer es a la muerte"-

-Más o menos, es vivir más allá de la muerte.- dijo Hermione en un tono amoroso.- Dejar algo para las futuras generaciones, un legado, una huella, una enseñanza que sobreviva siempre. Quedar en el corazón de los que amas-

-Es bueno saberlo- dijo Harry pasando la punta de los dedos por los nombres de sus padres-¡Hola mamá, hola papá estaba por el barrio y decidí venir a verlos! Gracias por lo que han hecho por mí, por salvarme cuando era un niño, continuar a mi lado incluso cuando no los veía o escuchaba, susurrándome lo que debía hacer y apoyándome en cada paso que di. Salvarme la vida en el Archipiélago y permitir que pudiera regresar a mi hogar- Miro a Hermione, le tomo con suavidad la mano y continúo- Y también les vengo a presentar Hermione, mi novia-

Los nervios se notaron en el rostro de Hermione, también como se sonrojo mucho.

- ¡Ho…ho… hola…señores Potter!- tartamudeo como nunca antes Hermione.

Harry no podía creer que aunque, sus padres, no le pudieran contestar ella luciera como si estuviera a punto de ser rechazada por su madre. No era lo mismo que delante de los padres de ella, el si se sentía atrapado entre la espada y la pared, sintiendo que a cada paso o palabra que dijera podría perder a Hermione. Cosa que le hacía decir cosas sin procesarlas primero.

No quería burlarse, pero aquello era muy diferente a la vez que conoció a sus padres. Y el que ahora ella actuara de la misma forma que él, le causo gracia. Le tomo las manos y le miro a los ojos.

-También voy a cumplir con lo último que te prometí hace seis meses.-

-¿Harry?-Pregunto Hermione un poco desconcertada.

-Hermione ahí algo que te preguntarte desde hace seis meses en tu tiempo y dos años en el mío y no fue el mejor momento… Ahora lo quiero hacer en un lugar un tanto inadecuado, pero con mis padres como testigos. -dijo Harry tranquilo y confiado.-Desde que nos conocemos hemos danzado en la oscuridad, estando enfrentándola sin miedo, seguros y protegidos por nuestros sentimientos-

Con sumo cuidado le quito el anillo de su mano derecha y le observo, tan destellante como la vez que lo escogió entre sus miles de objetos en la cámara acorazada de Gringotts. Sostuvo el anillo a la vista de ambos para que supiera que lo volvería a preguntar. Aunque por las lágrimas que ya salían, suponía que lo entendía bien y que estaba feliz de que pasara. Si él quería solo tendría que cambiarlo de mano y estaría echo, pero no era así, no podía tomar su mano en matrimonio sin preguntárselo correctamente.

-Hermione Granger, ahora que he pasado por varias cosas… no puedo dejar de pensar en que sin ti… mi vida no tendría sentido y que te amo sin control alguno. Y como aquellas ves te lo repetiré: Eres mi mejor amiga, mi amante, mi novia y ahora quiero pedirte por segunda vez. ¿Quieres ser mi esposa?-

-Siempre me preguntas dos veces- le dijo Hermione sonriéndole y acercándose a su rostro- Claro que quiero ser tu esposa, idiota suicida cabeza hueca, desde aquel beso en el bosque tenebroso-

La alegría inundo su pecho, y sin darse cuenta, con cuidado coloco el anillo en su dedo anular de la mano izquierda. La alegría le fue tanta que su magia se desbordo de su cuerpo, provocando que empezarán a volar. La abrazo con fuerza y le beso con tanta pasión que se aferró a su cuerpo. Hermione separo un poco, abrió los ojos de forma un poco rara, y miro que estaban a dos metros del suelo.

-Dijiste que nada de fuegos artificiales… esto es llamativo-le regaño, aunque sin ese tono enojado, más bien alegre.

-Amor, no puedo explotar tan fácil, aunque sea muy candente- dijo Harry alzándole ambas cejas.

Su prometida rodo los ojos y chasqueo la lengua- No hagas que cambie mi respuesta a "me lo pensare"-

-Este producto no es retornable- dijo Harry entrelazando sus dedos- Nada de cambios ni devoluciones una vez adquirido-

-Creo que hice una mala adquisición- dijo Hermione riéndose un poco, parándose en sus pies y cruzando su mano libre por la nuca con sus ojos color ámbar sobre los suyos, su alegría reflejada en los ojos del otro y una sensación de confort y amor les inundo. - Aunque pudo ser peor-

-Supongo que Crabbe y Goyle siguen solteros- dijo Harry riéndose y alzando ambas cejas, nuevamente- Y serán fáciles de conquistar, de alimentar es otra cosa-

-Pero que tonterías dices, no, no y no- negó Hermione con fuerza aunque sin cambiar su semblante feliz- Y acaso no te viste esta tarde… comiste como por ocho-

-Y me quede con hambre…-recordó Harry esperando su siguiente comida tan abundante.

-¿Qué?- pregunto Hermione frunciendo el entrecejo.

-Es broma- aseguro Harry, aunque no lo era.

-En definitiva quiero una devolución-suspiro Hermione rosando sus labios.

Sintió un cosquilleo su nuca, y como la alegría se duplicaba, su corazón palpitaba con fuerza pero sin estar alterado y como sentía la piel de Hermione arder contra la suya.

{Te amo Hermione} dijo Harry en su mente sin intentar romper la barrera que los separaba, ya que nada le impedía hacerlo en esos momentos.

Juntando su frente con la de ella y girando con lentitud en el aire, como en un baile lento, intentando que fuera igual a aquella vez en el baile de navidad. Los ojos de Hermione titilaron con emoción y amor, al tiempo que sonreía y una par de lágrimas eran derramas.

Mientras sus labios se unían ella le contesto con un {También te amo Harry} Y sin separase disfrutando de las sensaciones y el amor que estaban profesándose le comento {Creí que no me lo preguntarías} y en una acción un tanto sorprendente le mordió con suavidad su labio. Se separaron y Hermione coloco su cabeza en su pecho {No pensé que…fuera aquí… siempre escoges los escenarios peores amor}

{Siento tardar tanto… es el cambio de horario} dijo Harry pensando que para él había sido como ocho días lo vivido. Acaricio su cabello y continuando girando y volando subiendo más y más. {Pero nunca lo olvide. Esperaba otro momento, aunque mi ansia me gano}

{No importa. Me faltaste tanto este tiempo} suspiro Hermione.

Harry quería decirle que también le hizo falta y que cada segundo con ella le parecía el paraíso, pero sabía que más valía demostrárselo que decírselo. La abrazo y continuaron volando, flotando sobre las nubes con el resplandor plateado de la luna a su alrededor. Sin importarles el tiempo, el lugar o si los problemas estaban a punto de explotarles.

Ese momento les pertenecía únicamente a ellos dos.

Cuando Hermione le dijo que regresaran por la hora lo hicieron. Aparecieron en Queens Wood, ingresaron a Camelot cansados y felices.

-No quiero que te vayas- dijo Harry caminando abrazado, por la espalda, a Hermione que sostenía sus brazos.- Me siento solo en esa enorme habitación-

-Yo tampoco quiero dejarte solo ahí- dijo Hermione entrando por las puertas de cristal. - Pero si nos descubren durmiendo en la misma cama…-

-¿Y si no es una cama?-pregunto Harry formulando un plan para eludir la prohibición, que seguro romperían una y otra vez.

-Siempre encontrando un camino alterno ¿no?- pregunto Hermione acariciándole la barbilla y plantando un beso.- ¿En qué lugar piensas?-

Esa noche durmieron ambos en el sofá, con la espalda de Hermione contra el respaldo, abrazándole y acurrucada contra su cuerpo. El de frente a ella, acariciando su cabello y sintiendo su respiración en su cuello, cosa que le hizo dormir de inmediato.

Despertó por un gruñido constante, al principio pensó que aún estaba en el archipiélago, que Marlow quería comer y le estaba molestando. Pero al sentir el calor de Hermione, su respiración y sus manos aferradas a su pecho le pareció algo raro que le gruñeran en Camelot.

Se desperezo poco a poco viendo a su prometida dormir plácidamente en su pecho. El sonido se incrementó llamando la atención, busco la fuente con los ojos intentando no moverse. Y ahí lo vio.

El señor Granger con los brazos cruzados sobre el pecho, sentando en el sofá de enfrente, moviendo el pie con lentitud y gruñendo cual bestia a punto de atacar a su presa.

Harry levanto la mano libre y el dedo índice se lo llevo a los labios. Lo cual hizo saltar al señor Granger y acercarse.

-La va a despertar- dijo Harry en voz muy baja.- Fue una noche cansada-

-¡Tu!-gruño el señor Granger con furia.

-No… espere, no me refiero a que paso "eso"- dijo Harry rápidamente estirando la mano, deslizándose por debajo de la manta y medio sentándose- Lo ve… vestidos y demás. Me refiero a que estábamos cansados-

Estiro las manos y las llevo directo a su cuello, Harry no esperaba terminar ahorcado por su suegro antes de la boda. Tampoco que frenara, soltara aire con fuerza y dejara caer las manos a sus costados, se peinó el cabello descubriendo sus ojos castaños, cansados y un con un rastro de tristeza.

-Lamento lo de ayer y… lo de ahora, Harry- dijo su padre sentándose-No quiero admitirlo; quiero pensar que aún es mi niña… aquella que al entrar a una biblioteca corría a leerlos con emoción, que al salir llevaba libros entre sus brazos y me pedía comprárselos, Que con esos ojos brillantes y esa sonrisa que me ganaba siempre. Para mi aun es mi bebe-

Harry lo miro asintiendo, entendiendo que ser padre no era fácil, que el señor Granger aun veía a la pequeña Hermione que era mandona y le fascinaba la lectura. Incluso puede que a la pequeña y recién nacida que cargo en sus brazos. Al contrario que Harry; el veía a la chica mandona que entro al vagón buscando a la rana de Neville y los regaño; a la única chica que no le admiraba por ser "el niño que vivió" y le plantaba cara, a su mejor amiga que lo siguió por una trampilla y le ayudo a cruzar fuego negro; a la chica que se preocupaba por su personas, a pesar de estar siendo perseguidos por un hombre lobo; y sobre todo eso la mujer que amaba con locura y le impulsaba cada día.

-Eres un buen chico Harry-continuo el señor Granger con una sonrisa-Aunque no hemos interactuado mucho, siento que te conozco por lo que nos ha contado nuestra hija. Por lo mismo sé que cuando pasaba algo realmente malo en Hogwarts tú corrías tras ello, arriesgándote con tal de proteger a la gente. Y tú "magia" atrapaba a los de tu alrededor, lo que provocaba que te siguieran, de diversas formas - Su semblante cambio a uno preocupado- Ya te lo he dicho. Tengo miedo de que salga lastimada o…de...-

-No lo hará- dijo Harry sin darle tiempo.

-Ella ira junto a ti, sin importar si ese camino los lleve al mismo infierno- dijo el Señor Granger asintiendo con una mirada algo rara, su pudiera describirla era una combinación entre orgullo y terror profundo- Y no podremos detenerla.- Sus ojos se clavaron en los suyos con fuerza- Protégela, es lo único que puedo pedirte como su padre-

-Señor, Mione… es mucho más fuerte de lo que cree- dijo Harry sonriéndole y acariciando la mejilla de Hermione-Entrenaba como loco y avance mucho en mi poder, pero antes de irme ella me podría dar una paliza si quería. No dude que la cuidare con cada parte de mí ser. Pero ella podría enfrentar a Nimue o Merlín, y salir victoriosa. -le regreso la mira aunque algo alegre- Y sin dudar, se volverá aterradoramente fuerte en un futuro próximo-

-Soy un dentista solamente, no conozco nada de lo que me dices- comento su padre cruzándose de brazos mirando a su hija- Pero me alegro que mi hija este a lado de un hombre como tu.-

Harry se rio y se sintió caliente y rojo.- No soy tan bueno ¿Sabe? Tengo un lado muy malo- Se tocó la cicatriz- Un lado que me asusta-

-Todos lo tenemos- dijo el señor Granger asintiendo.- Lo que me sorprende es que tú lo conoces bien -

-No puedes conocerte a ti mismo sin conocer la maldad que reside en tu cuerpo - dijo Harry recordando al pedazo de alma que estaba en su interior, con su mismo semblante pero… malvado.-Pero está bien, porque sin esa oscuridad, mi luz no brillaría y sin ese brillo la oscuridad no existiría-

-¿Ahora comprendes el taoísmo?-pregunto la voz de Hermione algo somnolienta. Giraron la vista, viendo cómo se levantaba poco a poco, tallándose los ojos con la manga del abrigó y bostezando.-Creo que no… solo debió ser un corto lapsus de inteligencia-

-Qué mala- dijo el señor Granger riéndose- Si así tratas a tu novio no quiero saber cómo lo harás cuando sea tu esposo-

-¿¡Papá!?-pregunto Hermione con la boca abierta y anonadada - ¿Qué haces aquí?-

-O disculpa por venir a descansar a la sala y encontrarme con mi hija en brazos de un chico- murmuro el señor Granger un poco molesto y sarcástico- Estamos en la sala. Solo lo digo, por si se te olvido donde te dormiste anoche, señorita-

-Si lo dices así suena muy mal- comento Hermione avergonzada.

-Señorita, ¿Que esperaba que pensara al ver que rompen las reglas que les pusimos?- dijo el señor Granger riéndose.

-No tengo idea pero…- dijo Harry interrumpiendo y mirando a su prometida, mas algo en su estómago le gano-¿Estará listo el desayuno?-

Ambos Granger soltaron un suspiro y se rieron con estrepito.

-Vamos glotón, tenemos que llenar ese profundo poso que tienes por estomago- dijo Hermione levantándose.

Esa mañana desayuno despacio, disfrutando del sabor de la comida que tanto le falto, también tardo más que cualquier otro, una vez más. La comida era tan deliciosa que no podía evitar comer lo de tres a cuatro personas. Durante ese tiempo le contaron algunas cosas que pasaron en su ausencia, como lo que hacían en sus entrenamientos, como se estaban manejando las cosas en Hogwarts y que tan malo era lo que estaba realizando Voldemort. No le sorprendió saber que había secuestrado personas, pero saber que una de ellas era Ollivander le dio un mal sabor de boca que le impidió seguir comiendo.

El anciano constructor de varitas era, aunque poco, uno de sus profesores, una persona que creyó en él y le dejo un valioso grimorio para el aprendizaje sobre varitas. Todo el conocimiento, de las generaciones Ollivander, estaba en ese libro que le dio sin una sola garantía. Harry se prometió salvarlo en cuanto pudiera, aunque antes tendría que ver todo el caos que desato Voldemort con sus propios ojos. (N.C: Como me gusta meterme)

-¿Snape es el profesor de Defensa y Surgon es de pociones?-pregunto Harry sorprendido esa tarde mientras seguían platicando al fuego de la chimenea, con sus amigos alrededor-¿Díganme que no lo han matado?-

-Sigue vivo, quisiéramos, pero aun no nos ha dado motivos reales-dijo Ron recibiendo un pellizco de su rubia novia que estaba acostada en sus piernas.

-En mi clase se pone muy pesado- dijo Sofi cruzada de brazos cansada, paso la maña en cuarto de Theo, el cual seguía inconsciente, y se llevó la sorpresa de que sus heridas internas eran mucho más severas de lo que creía.-Aunque no se queja de los métodos que me enseñaron-

-Que se atreva y seguro terminarías rapándole el pelo- dijo Harry divertido por pensar en el mal humor que tenía su hermanita.

-No es mala idea-

-¡Sophia!- Dijo Hermione sorprendida-Ni lo pienses, no lo harás, me escuchaste bien. Con palabras lo que quieras, pero no quiero enterarme de que te has metido en problemas por tonterías-

-¡Sólo decía!-se defendió.

-Dejando eso de lado. Creo que Snape trama algo o sabe más de lo que le ha dicho a Dumbledore- dijo Hermione pensativa, sentada a su lado y sujetando su mano- Estoy segura que sabía del ataque de los Mortifagos y me apuesto "historia de la magia" a que fue quien le dio la información de la debilidad del castillo-

Se miraron unos minutos en silencio. Neville a pesar de estar presente se encontraba nervioso y Luna lo intentaba calmar sin ningún resultado. Por otro lado Marlow era el único que hacia ruido comiendo un plato de tocino con calma (se había levantado muy tarde), viéndolos con esos ojos pareciendo no entender nada y al mismo tiempo comprender que era un tema delicado.

Harry miro la nevada que se observaba tras el cristal, parecía que cambiar el clima solo hacía que después fuera peor y en ese momento era una tormenta parecida a la noche anterior.

-Mi pregunta es…- dijo Ron colocando la mano en la barbilla y con la mirada fija en ellos dos-¿Quién tomaría la apuesta en serio si solo darás un libro que nadie lee?-

Cada uno de los presente se descontrolaron y en el caso de Daphne cayo de las piernas de su novio. Y al levantarse le vio enojada. -¡ESO ES EN LO UNICO QUE PENSASTE!-

-No realmente- dijo Ron levantando las manos- Solo que ella tiene razón, para que negarlo. Snape es astuto, si quiere a Voldemort contento, tiene que darle información fidedigna, de lo contrario podrían desconfiar y matarlo ¿No?-

-¿Lo estas defendiendo?-pregunto Luna sorprendida.

-No- dijo Ron haciendo que su novia se acostara de nuevo- Pero tenemos que pensar las cosas bien. Snape se ofreció de espía, puede que al ser un Mortifago se hace algo parecido a un Juramento Inquebrantable o algo…-

-Si eso es. Significa que no tiene escapatoria- dijo Daphne mirando a Harry con sus ojos penetrantes.- A menos que alguien le ayude a romper el juramento-

-¿Yo?-pregunto Harry rascándose la nuca- No sé hacer eso-

-Entonces, ¿Porque sigo vivo?-

Miraron entrar a Theo con un movimiento algo raro, sosteniéndose el costado y una cara pálida.

-La bella durmiente despertó- dijo Harry riéndose un poco.- Si quieres cambio tu atuendo de rojo al azul y de regreso, una y otra vez-

-¿La bella durmiente?-preguntaron todos menos Hermione y Sofi.

- Es un cuento infantil muggle, también está en película y creo que incluso en representaciones- dijo Hermione de forma rápida, luego vio a Theo con odio- Y tú, ¿Qué haces aquí?-

-Soy uno de los siete generales dragón, también un Pendragón y… suponía que su amigo- termino Theo sentándose con un quejido lastimero.

-En eso tiene razón- murmuro Harry mirando a cada uno para que entendieran que los únicos que debían tener un problema con el chico eran ellos dos- Y ¿Cómo te sientes?-

-Como si un Erumpent hubiera bailado en mis costillas- dijo Theo quejándose al moverse-¿No pudiste ir poco más suave?-

-Si pude. No quise- dijo Harry comento con una sonrisa burlona, provocando que varios tragaran duros. - ¿Qué quisiste decir "porque sigo vivo"? Sé que besaste a Hermione y lo amerita, pero si ella no lo ha hecho yo no puedo tomar ese honor así como así-La mirada de todos cambio a una más divertida.

-Tal vez luego lo haga- murmuro Hermione de forma que solo él lo escuchara.

Theo se descubrió el brazo derecho y lo alzo en alto las marcas de su juramente lucían apenas visibles.-Prometí no traicionarte y lo hice… pero… no he muerto. Estas marcas debieron ejecutarme en cuanto hable mal de ti y…-

-Qué bueno que no hice el juramento con Fred y George- dijo Ron pensativo, al ver que le miraban sin entender continuo- los gemelos intentaron que yo realizara uno cuando era pequeño. Pensándolo ahora… creo que fue para que me prestan sus cosas y yo obedeciera o algo así, una tontería de críos. Estuve a punto de comprometerme; ya le había dado la mano a Fred cuando papá nos descubrió. Se puso como loco -explicó con un brillo nostálgico en la mirada.- Es la única vez que lo he visto ponerse tan furioso como mamá. Fred asegura que su nalga izquierda no ha vuelto a ser la misma desde aquel día.-

-Bien- murmuro Daphne alargando las vocales por un largo tiempo- y dejando aparte la nalga izquierda de Fred… ¿Por qué el juramente no ha hecho efecto?-

-Pues… - dijo Harry siguiendo lo que hizo Theo descubriendo su brazo. Y mostrando que no tenía ninguna marca, aparte de las múltiples cicatrices que se notaban claramente.- Todos mis lazos y conexiones se rompieron cuando me fui-

-¿Cómo?-preguntaron.

-Bueno, para llegar al archipiélago Arcano tuve que pasar una prueba… algo así como avanzar por un lugar infinito y haciendo que gastara mucha magia… No estoy seguro como funciono. Pero creo que eso debilito mis lazos con las personas y cosas de mi alrededor. Las conexiones más débiles fueron borradas por completos - dijo Harry cubriéndose el brazo-Como yo no aprobaba ese juramento y me importaba poco, pues tenía apenas efecto en mí. Aunque también debilito los lazos fuertes y casi irrompibles, como con Mione o mis maestros, a pesar de que estaba conectado a ellos se quedaron débiles.-

-¿Por eso te veía en sueños y te sentía vivo?-pregunto Hermione tocándose el pecho.

-Exacto, nuestra conexión predestinada era irrompible y por eso sobrevivo- dijo Harry besándole- Pero solo en momentos en que nuestra conexión se volvía estable nos podíamos ver.-

-Luego un descerebrado e inútil termino de romperla por completo- gruño Hermione evitando a ver al chico que se quejó al intentar recargarse en el sofá.- Aunque ayer…-

La señora Weasley entró en la sala de estar, con una media sonrisa en su rostro, cargaba un reloj de pared en las que las manecillas estaban moviéndose de "casa" a "peligro de muerte" una y otra vez. Por un segundo vio su imagen en una de ellas, atascada en "peligro de muerte" como desde hacía años atrás. Detrás de ella llego una cara conocida, risueña y con una expresión cansada.

-¡Chicos, acaban de llegar!-

Harry sonrió y se alzó para abrazar al señor Waesley. Sus ojos presentaban unas ojeras algo grandes, un rostro cansado y movía taciturno, aun así le dio palmaditas en la espalda y dijo- Es bueno verte Harry. Pero mira lo que has crecido, y que fuerte… no quiero ni pensar hasta donde ha llego tu magia-

-A mí me da más alegría verlo- dijo Harry prestando atención a los tres invitados que estaban detrás.

-¡Papá, Mamá!- salto el nervioso Neville que pareció aliviado y los alcanzo en seguida.

Se dieron una brazo entre los tres con sonrisa. -Hola hijo- dijo el señor Longbottom acariciando la melena de Neville. Al momento que su madre le daba un beso muy sonoro en ambas mejillas.- Me sorprendió la carta diciendo que pasaríamos las navidades aquí-

-¡Muchacho mal educado!- soltó la abuela de Neville con un tono osco al momento que se quitaba un sombrero de buitre lleno de nieve de su cabeza-¿¡Y a tu adorada abuela no le saludas!?-

-Lo siento abuela- dijo Neville acercándose y abrazándola.

Luego ambos señores Longbottom fueron a Harry, él pensó inclinarse y saludar formalmente. No espero que le abrazaran ambos como si fuera Neville, la señora Longbottom incluso le beso ambas mejillas de la misma forma, creando un nerviosismo extremo en su cuerpo. Se sentía raro que fuera saludado de la misma forma que su hijo.

-Harry, Neville nos ha dicho todo lo que has hecho por él y nuestra familia- dijo el señor Longbottom apartándose con una carcajada- Y no sé cómo pagarte esta deuda enorme, ni mi vida la pagaría-

-Si- dijo la señora Longbottom con una poco de emoción, aunque estaba aferrada al brazo de su esposo, mirando a su abuela con algo de miedo - Estoy muy agradecida que me permitieras ver a mi bebe, que me dejaras estar una vez más junto a mi niño hermoso-

Ron codeo a Neville y con una risita murmuro-Bebe Neville es hermoso- Hermione y Daphne le tomaron la oreja de cada lado, Ron camino gimiendo de dolor y se lo llevaron lejos del avergonzado chico que aparte de rojo parecía a punto de desmayarse.

-Cualquier cosa en la que te podamos ayudar, solo tienes que pedirlo- dijo el señor Longbottom inclinándose.

-Estaremos aquí para nuestro salvador- dijo la señora Longbottom acariciándole una mejilla.

-No tiene que, enserio, lo hice por mi amistad con Neville y…- comenzó Harry agitando las manos para quitarle importancia.

-¡Calla y acéptalo!- dijo la abuela Longbottom dándole un coscorrón.- Ahora... Este lugar parece interesante. Supongo que tendrán aun habitaciones para cada uno. No quiero compartir habitación con otra persona-

-Ahhhh sí, claro que si- murmuro Harry sorprendido por la actitud de la anciana, no le dolió, pero era sorprendente que golpeara a su anfitrión.

-Me disculpo por mi madre… es… es…- dijo el señor Longbottom y comenzó a tartamudeo cuando, su madre, le vio con unos ojos llenos de fiereza- Ya… sabes… es… un poco… su humor es…- sonó un sonido raro y luego se vio como el señor Longbottom se llevó las manos a la boca con una cara de dolor.

-¡Cuidado!- dijo la señora Longbottom dándole una caricia en el hombro.- Las lenguas son difíciles de hacer crecer- Miro a la abuela de Neville y abrió la boca, la mirada que recibió por parte de ella le hizo tropezar para atrás y caer sobre Theo el cual grito de dolor.

Las risas se soltaron, aunque los tres Longbottom estaban rojos y nerviosos.

-Igualito a ti Neville- dijo Ron de alguna forma a lado del chico que no sabía si meterse bajo e sofá o simplemente caerse ahí mismo- Ambos mete patas Longbottom-

-¡EHHH!- Se quejaron los tres susodichos.

Sin esperar las chicas tomaron a Ron para pellizcar sus brazos, y Luna le piso tan fuete que termino saltando y sobándose el pie.

-Bueno, como sea están en su casa. Siéntanse libres dentro de ella- dijo Harry riéndose, no solo de los Longbottom, también de Ron que estaba algo golpeado en un corto periodo de tiempo.

-Me encanta este chico- dijo la abuela Longbottom con una mirada de fuego- Tiene agallas-

-Una vez literalmente las poseí… pero se acaba el efecto en una ahora- dijo Harry haciendo que lucieran confundidos.

-Segunda prueba, utilizo branquialgas- dijo Hermione soltando un suspiro- Amor, tus chiste apesto-

-¡Por lo menos lo intente!- dijo Harry abrazándola por detrás y ocultando su cara en su cabello.-¡Que malos son!-

Luego de llamar a un par de elfos y que los llevaran a sus cuartos, fue la comida, el señor Weasley no pareció ya que dormía por sus tres días sin dormir. Según la señora Weasley se la paso arreglando el papeleo sobre lo ocurrido en Hogwarts y dando explicaciones y asegurando que todo estaba bien a múltiples padres muggles y magos.

La presencia de Hermione le fue pedida por su madre, quería atender un par de cosas con ella. Lo que parecía una charla de madre e hija, una que le dio escalofríos cuando, su futura suegra, le lanzo una mirada y una sonrisa algo demasiado dulce. No entendía como provocaba el mismo escalofrió que Diddy sin siquiera ser un dragón demoniaco. Claro que no pregunto si podía estar presente, prefería a aburrirse que enfrentarse a la madre de su prometida.

Caminaba por la mansión para hacer digestión de su copiosa comida, cuando vio algo que le hizo abrir los ojos, la boca y luego casi carcajearse.

Con un delantal floreado, guantes de goma y una mirada de asco y con su poblado bigote fruncido, estaba Vernon Dursley limpiando lo un viejo mueble del polvo. Agitaba un sacudidor sin ánimo mientras gruñía y murmuraba cosas nada agradables. Harry se recargo en un muro y lo observo por un buen rato, aguantando las ganas de reírse.

-¡Primo!- dijo Dudley saliendo de una de las habitaciones, con un grupo de cobijas sucias en una cesta y sonriéndole-Pensé que pasearías con Hermione-

-Esta con su madre- dijo Harry mirándolo- Haciendo el aseo-

-Dobby nos dio estos trabajos- dijo Dudley dejando la cesta en el suelo y luego le abrazo- Es grato verte saber que estas aquí con nosotros. No tuvimos ocasión, pero… estoy realmente feliz de que no estés muerto-

-Y a mí que ustedes estén a salvo-

-¡A SALVO!-grito Vernon mirándolos a ambos y bufando. No supo cuando se percató de su presencia- ¡COMO ESTARIAMOS A SALVO EN UNA MANSION LLENA DE FENOMENOS Y BICHEJOS HORRIBLES!-

Sintió enojo por sus palabras, no era la primera vez que le llamaba de esa forma y suponía que no sería la última. Pero el que lo hiciera con las personas que amaba y, sobre todo, a sus elfos le hizo cambiar de humor de inmediato. Se encamino a él rechoncho hombre y se le planto enfrente.

-No le dejare hablar mal de mi familia- dijo Harry con voz fría. Vernon que parpadeo furioso - Y mis elfos son parte de ella, si les dice de esa forma nuevamente, tendrá que vérselas conmigo.-

-¿Es una amenaza?-dijo Vernon levantando la cara para verlo bien.

Ahora que lo analizaba, le ganaba ya en estatura por una cabeza, mientras que Vernon le ganaba en el tripe en anchura. De niño le parecía un hombre al que no podía imponerse, y que le podría provocar un gran daño. En ese momento le pareció una pobre persona, que limitaba su mundo a lo que creía correcto, y si algo salía de sus normas le daba el título de aberración o escoria de la sociedad. Un ser que le daba mucha tristeza.

-Antes hubiera dicho que si- dijo Harry soltando un suspiro y dándose la vuelta a Dudley- Solo te advierto que si continuas con esa actitud puedes marcharte de este lugar inmediatamente, no quiero nada que ver con sujetos como tú-

-¿¡Tu!?- dijo furioso alzando la mano y tomando el hombro de Harry.

Lo volteo a ver si ganas, pero Vernon estaba rabioso y parecía a solo un paso de agredirlo. Cosa que no le afectaría pero si sería molesto.

-¡Ya basta papá!-dijo Dudley cansado- Deja ya a Harry de una vez por todas, nos ha protegido y dado techo, algo que nosotros nunca hicimos. Ha demostrado ser mejor que nosotros-

-¡Dudley!- gruño Vernon.

La mano de Dudley quito la mano de su padre de su hombro, le miro con fuerza y luego dijo - A mí me gusta este mundo lleno de magia y con seres tan buenos como los elfos –

El sonido que lleno el aire fue como el de un cerdo herido y salía de la boca de Vernon.

-¿QUE CLASE DE CONTOL MENTAL HAS HECHO CON MI HIJO?-Grito intentando tomarlo del cuello, pero antes Dudley se puso en medio- ¡TE EXIGO QUE LE DEJES DE HECHIZAR A MI FAMILIA!-

-No estoy hechizado- dijo Dudley y por un momento se puso rojo, y miro hacia un lado, como recordando algo.-Solo que… ha sido bueno venir a este lugar-

Una idea paso por la mente de Harry al verlo, más no era momento de preguntarle. Los pasos en el pasillo resonaron, el grito debió alertar a alguien de la discusión, o puede que fuera el chillido porcino.

-¿Harry?- pregunto la voz de tía Petunia.- ¿Qué pasa aquí?-

Voltearon a verla, caminando con el mismo delantal que su esposo, solo que se veía mejor en ella. Harry levanto la mano y la saludo.

-¿Cómo se encuentra tía? Solo estaba de paso y Vernon me ha estado gritando- dijo Harry sonriéndole y acusándose como un pequeño niño, dándole gracia el que el rostro de Vernon cambiara a uno un poco preocupado- Como le he dicho si quiere irse que se largue. Pero a ustedes dos no puedo dejarlos solos-

-¿Gritándote?- dijo tía Petunia sorprendida- Pero después de que Hermione nos salvara y… vivamos aquí tan bien-

-¿BIEN?-grito Vernon molesto-¡Vivir como empleados no es vivir bien!-

-Mejor vivo que torturado por un grupo de magos malvados ¿No?-dijo Dudley ya enojado -Ya te he dicho, mi madre y yo nos quedaremos.-

-¡Eso Duders, díselo!- dijo Harry pasándole un brazo por el cuello, alzando y bajando el puño- ¡No te dejes!-

-Tiene razón- dijo tía Petunia conciliadoramente, con la expresión enternecida por la palabras de su hijo.- No hacemos más que limpiar y tenemos un lugar seguro, comida, una cama reconfortarle y buena compañía. Es mejor quedarnos con Harry, como dice Duddy-

Por un segundo Vernon pareció pensarlo y asintió soltando un gruñido. La paz surgió, mas no duro, Harry soltó un bufido y comenzó a reírse tanto que incluso espanto a Dudley.

-¿Estas bien?-pregunto Dudley intentando ayudarlo.

-Lo siento, de verdad lo siento- dijo Harry tomando aire para calmarse, cosa que estaba funcionando poco. Rl comparar los nombres de Diddy y Duddy le hacía mucha gracia. Uno un dragón enorme y el otro su primo, no tenían comparación alguna, pero le hacía gracia- Es que yo conocí un dragón llamado Diddy-

-¿Y era gracioso o qué?- pregunto Vernon con furia contenida.

-Pues no, la verdad era una molestia en mi camino y tuvimos una pelea. Gane -dijo Harry con un tono más normal. Las costillas le dolían por su risa.

-¿Y?-grito Vernon con furia.

-¿Qué?-

-Lo ven, esta tan mal de la cabeza, se ríe solo y no entiende nada- dijo Vernon señalándolo y mirando a su esposa e hijo.

-Por lo que yo sé, entiendo más que ustedes. Tengo una idea clara de lo que encontraran y pasara si se van- dijo Harry aun intentando no carcajearse por su tonta comparación. -De tal forma que pueden quedarse o no… la verdad no me importa mucho si están aquí, pero si se van sé que su vida correrá peligro y no poder vivir con la culpa. Les pido que se queden y en cuanto termine con esta guerra se pueden marchar de nuevo a Privet Drive para siempre-

Tía petunia parecía que lloraría, se sostenía firmemente del brazo de Dudley que parecía avergonzado y triste.

-Como si eso fuera a convencernos-dijo Vernon con la voz áspera.

-¡Gracias Harry!-dijo Tía Petunia con voz firme.- Luego de todo lo que te hemos hecho…-

-Eso no importa ya. Son familia, de una u otra forma.- dijo Harry alzando los hombros- No les guardo rencor, pero tampoco puedo olvidar, y si se los pido es por mi… que ustedes. Seré egoísta y les diré que si ustedes sufrieran por no protegerlos, mis pesadillas se volverían peores. Así que quédense.-

-¡Nos quedamos Harry!- Dijo Dudley seguro- Y cualquier cosa en la que podamos ayudar la haremos-

-¡No Dudley!- rugió su padre.- ¡De eso nada!-

-¡Eso es todo Vernon Dursley!-dijo Tía Petunia molesta con su esposo, sorprendiendo a Harry por segunda vez al verla tan enojada con su esposo-¡Ahora a terminar de limpiar!-

Vernon intento quejarse nuevamente, no funcionó bien, tía petunia se lo llevo a rastras mientras Dudley los veía discutir y moviéndose por el corredor. Por una puerta vio una cabellera castaño claro mirando en su dirección con una expresión confundida, al principio le desconcertó ver a Mandy mirándolo, luego de unos segundos se percató que no era en su dirección, sino a Dudley.

-¿Supongo ya conoces a Mandy?-pregunto Harry con la mirada en la Pendragón.

-¡Ehhh!... o si... a Mandy- dijo Dudley algo rojo.- Ella y yo… bueno hemos hablado. Su familia fue atacada en las vacaciones, Sirius la trajo y ha estado ocultándose aquí desde ese momento-

-Entiendo- Dijo Harry codeándolo con suavidad- Cuida que tu padre no se entere de ello hasta que ustedes dos estén bien seguros de lo que sienten. Y… ¿Cómo le hiciste para que alguien se fijara en ti?-

-¡Primo!- Se quejó Dudley luciendo como una damisela que destapaban su secreto mejor escondido.- Nosotros no… ella no…-

-Creo que lo torpe, en relaciones sentimentales, nos viene del lado Evans- murmuro Harry palmeándole la espalda- Recuerda otra cosa. -Lo miro a la cara- Ella es una de mis Pendragón, si le haces daño no será linda y… tendré que reprenderte. Ahora te dejo en paz-

Sonrió con malicia al ver que provoco lo que quería ver, que la cara se le tiñera de rosa por sus emociones encontradas, que abriera y cerrara la boca intentando encontrar palabras sin encontrarlas. Le dio un golpecito en el hombro y se marchó agitándole la mano. De paso vio a Mandy recargada y sonriéndole un poco raro.

-Hola Mandy, es bueno verte. Espero aun estés entrenando bien- dijo Harry pasándole la mano por su cabeza como si fuera una niña.

Era una de las Pendragón de primera generación, era amiga de Cho y fue gracias a la Ravenclaw que creyó sus palabras. Pero la había visto crecer de ser una chica que hacia magia de forma muy rígida, a una que se controlaba con fluidez. Además de que era algo corta de estatura y su voz muy débil, lo que le daba una apariencia más infantil, aunque era de su edad.

-Estoy feliz de que estés vivo, te extrañamos mucho maestro- dijo Mandy dejándose acariciar la cabeza.

-Yo también extrañaba enseñarles- dijo Harry mirando a Dudley que seguía petrificado- Ten cuidado con mi primo, ha cambiado en estos años, pero… suele ser un idiota brabucón sin remedio. Si te hace algo dímelo y le daré su merecido-

-¡Maestro!- se quejó Mandy con una mueca infantil.

-Y otra cosa- dijo Harry suspirando- Sus padres son muggles puristas, ten cuidado con ellos, pero cuentas con mi apoyo para hacerte parte de la familia cercana-

-¿Qu… que… di… di… dice?-pregunto Mandy tartamudeando y moviendo sus manos de adelante a atrás como alejando sus pensamientos- Dud…duley y yo… no… no...-

-Como sea- dijo Harry sonriéndole- Se buena chica. Estudia bien y entrena a conciencia, regresando a Hogwarts pienso ponerles una prueba. A ver cuánto oxido tienen-

-Con Hermione atrás de nosotros no nos oxidamos, más bien nos afilo muy bien- dijo Mandy un poco más concentrada.

-Ya veremos-

Se alejó despidiéndose con la mano, en cuanto doblo la esquina sintió la magia de Mandy avanzar a donde esta Dudley, el cual no lo sentía al ser mágico, pero sabía su ubicación. Regreso la mirada y se asomó, los vio parado de frente y sonrojados.

-El apellido Dursley será mágico, genial tendré que aguantar a Vernon más tiempo del necesario- se rio Harry pensando en la cara de sus tíos al enterarse que su primo tenia intereses románticos con una bruja. Aunque Mandy debía conocer el mundo muggle bien al ser mestiza, seguro no les agradaría que sus hijos fueran magos y brujas.

Sin lugar a dudas el amor era raro, pensar que una Ravenclaw le gustaba a su primo era una locura, esperaba que no tuviera que lidiar con un drama romántico entre ellos.

Paseo por todo el lugar, hablando con todos un poco, también descubriendo que la mayoría, por no decir cada Pendragón, le decían "Maestro" lo que no le desagradaba pero se sentía extraño que un gran número de chicos de su edad se lo dijera. Incluso encontró a Sirius en la lechuceria. Había ido para ver a Hedwig que seguro se molestaría por no haberla visitado el día anterior.

El lugar era una pequeña torre conectada a la casa por un pasillo, donde estaba un escritorio con plumas, tinta y pergaminos, además de que en cada tramo del muro existían unos cincuenta o sesenta nidos con diferentes lechuzas y algunos búhos (con su nombre grabado en placas metálicas debajo de cada nido), además de un murciélago de cabeza que le vio feo. Las ventanas eran grandes y el frio y nevada entraban azotando su cabello con fuerza, y a pesar de eso cada ave parecía estar cómoda en su sitio.

Sirius se encontraba escribiendo entretenidamente sin notar su presencia. Sin querer, al llegar por su espalda, observo lo que escribía y la primera línea le provoco una sonrisa y un ansia de molestarlo.

"Mi preciosa, hermosa, linda, atractiva y sexy Tamy."

-¿No crees que son muchos sinónimos?-pregunto Harry de forma burlona. Su padrino salto del susto y ladro (de forma literal), para luego convertirse en un perro negro y gruñirle.- No me hagas rugirte y sacar los colmillos porque esto se pondrá muy perruno-

-¿Qué haces aquí?-pregunto Sirius regresando a su forma humana.

-Vine a ver a Hedwig- dijo Harry sintiendo un pequeño dolor en la oreja derecha, justo después de la mención. Su lechuza blanca estaba en su hombro picándole con cariño y un poco de enojo. - No sabía que teníamos tantas aves-

Mientras acariciaba el plumaje de su mascota y esta ululaba con alegría, Sirius le explico que cada lechuza era mágica y que los elfos las ocupaban para hacer los pedidos de comida y demás asuntos con la mansión. Se preguntó si los veinte nidos vacíos eran por estar viajando a hacer más pedidos de comida, gracias a que hubiera comido media alacena en menos de cinco días. Espero a que Sirius terminara la carta para Tamara, luego la envió en una lechuza color gris y ambos regresaron a la casa. Encontrándose a Hermione pensativa en la sala sujetando su mano izquierda.

-¿Qué paso?-pregunto Harry apenas se colocó a su lado- No me digas que es por haber dormido en la sala-

Negó con la cabeza y le sonrió, se acercó a su oído y con emoción dijo - Mamá nos dio su bendición-

Fue una sorpresa. Le miro un segundo atónito intentando reconstruir lo que dijo en su mente, aun así tardo mucho para hacerlo y más para darle un significado lógico.

-¡Ah!-salió de sus labios con un sonido mediocre.

Si lo que Hermione decía era cierto, significa que su madre sabía que formalmente estaban comprometidos y que lo aceptaba. La cara del señor Granger le llego a la mente, furioso y apunto de ahorcarlo. Le temblaron las piernas. Si se también sabia, seguro que terminaría lo que empezó esa mañana.

-¿¡No te da gusto!?-pregunto Hermione asombrando, haciendo que Sirius les viera sin comprender.

-No…- la cara de Hermione fue de enojo- digo no…- su prometida frunció los labios- espera no al no, es si a tu pregunta… - se tapó la boca, intento tranquilizarse y la miro.

Hermione se reía un poco con sus ojos color miel de forma que supo que le divertía verlo hacer eso de nuevo y estaba jugando con su reacción. Aunque por la sonrisa supo que era cierto la madre de su futura esposa, su futura suegra, conocía su viaje al panteón en el valle de Godric.

{Estoy muy feliz} dijo Harry quitándose las manos de la boca y abrazándola dejando que sus rostros se juntaran {Pero si tu padre se entera me mata}

{El poderoso Harry Potter, rey de los dragones, Grung de los gigantes y portador del báculo de Merlín} dijo Hermione de forma ominosa en su mente {Su aterroriza por un dentista de Liverpool que es un muggle}

{Me suena muy lógico a mi} dijo Harry girando los ojos {Sobre todo al ser dentista ¿Sabes cuan dolor me puede causar?}

-Creo que me siento un poco idiota aquí con ustedes dándose esas miraditas- murmuro Sirius recargado y viéndolos con una ceja levantada.

-Ya te acostumbraras- dijo Harry y beso a Hermione {Me encanta que no nos entiendan, puedo decirte de todo sin que lo sepan preciosa, hermosa, mi comilona de libros}

{¡Cállate ya, Shhh!}Dijo Hermione sonrojándose.

-En serio ¡Es molesto!-

No había mucho que hacer en Camelot, con los elfos ocupados atendiendo a todos, los Dursely y Narcisa ayudando en el aseo y con los Pendragón entrenando era un poco aburrido. Su pequeño amigo verde se paseaba por la mansión como si fuera suya, y cada persona que veía le quería levantar o ayudar en algo, pero el pequeño no se dejaba, era un fiero guerrero que se mantuvo vivo dos años en una isla llena de cosas que lo pudieron comer de un bocado, tenía su orgullo. Claro que también lo respetaban mucho, no solo al enterarse de que le salvo la vida un par de veces y que incluso estuvo dispuesto a tomar el ataque de Merlín para salvarlo. Si no por que la única vez que Ron le tomo de los pies y lo colgó en el aire, Harry le colgó a su amigo de la misma forma.

-Era broma, era una broma- dijo Ron agitando los brazos y estirándose para alcanzar su varita que yacía en el suelo.

-Conmigo no tienes que disculparte, solo tienes que esperar que Marlow me diga que te baje- se rio Harry sentado con Malow ambos comiendo un par de pay´s de manzana divertidos por el espectáculo.

Las chicas pasaron riéndose, su entrenamiento acabo y estaban dirigiéndose a las cuchas, cuando escucharon los quejidos de Ron y entraron a ver.

-¡¿Quién dejo a mi novio colgado?!-pregunto Daphne furiosa con tierra en el cabello y un ligero moretón en el pómulo.

-Marlow- dijo Harry señalando al pequeño que hacia exactamente lo mismo, señalando a Harry.

Se vieron por un segundo. Luego Harry tomo a Marlow y abriendo la puerta de cristal salió a toda velocidad de la casa. Mientras gritaban su nombre a todo pulmón a su espalda. Esa noche en la cena, Ron admitió que fue divertido y algo entretenido que le hubiera gustado ver, si no fuera el colgado.

Varias veces quiso supervisar el entrenamiento, aunque no lo dejo Hermione, diciéndole que los demás se intimidarían ante sus ojos analíticos y que prefería que le diera tiempo antes de que les entrara dar una golpiza. Cosa que era cierta, quería ver que tanta diferencia tenían en esos momentos.

También el veinte de Diciembre, Hermione, fue al caldero chorreante junto con Daphne. Por lo que entendía Viktor estaba detrás de ello, pero no se preocupó sobre eso. Iba acompañada, para recoger algunas cosas de la tienda de los gemelos y, suponía, que para hacer compras o simplemente tener compañía. Al regresar le pregunto cómo le fue con Viktor.

-Está molesto-dijo Hermione soltando un suspiro, para terminar sonriéndole y acariciando su mejilla. -Sera mejor que esperemos a que pase algo de tiempo antes de contactarlo-

-Le hiciste enfadar- dijo Harry besándole - Esa es mi chica…ahora la pregunta es ¿Qué te hizo para que tuvieras que defenderte?-

- No hablemos de eso- contesto Hermione colocando su cabeza en su cuello y dando una leve sonrisa-Ahora solo quiero estar junto a ti-

No continúo insistiendo en el tema, no le sacaría nada, tampoco sería bueno. Pero se apuntó en que tendría una charla con Viktor en cuanto lo viera cara a cara, tal vez, tendría que hacerle notar sus errores. Esperaba no tener que continuar rompiendo costillas o narices. Cambio el tema sobre como había visto a Narcisa intentar escapar de sus obligaciones en el aseo de la mansión, pero Dobby no le daba tregua. Riéndose un poco, mientras le acariciaba el cabello y le confortaba.

El resto de la semana paso las mañanas platicando con su tía, primo, los Longbottom y a veces con la señora Weasley, que le hacía un millar de preguntas (sobre su viaje) que no quería, ni tenía ganas de contestar.

Aunque siempre de alguna forma terminaba platicando de su viaje con la madre y padre de Hermione, era más fácil hablar si no te juzgaban. La primera vez que la vio, luego de enterarse que sabía todo, se congelo y le dio dolor de cabeza. Fue difícil al principio luego de que no mostraran nuevamente hostilidad se soltó un poco. Le sorprendía lo bien que entendían sus situación en la isla incluso antes de que él le contara las cosas mágicas que podrían aniquilarlo en un minuto. La señora Granger no dijo nada de "la bendición" que les dio, en cambio sus ojos le advirtieron que hablarían del tema en algún momento, ese segundo trago tan duro que resonó en la habitación.

Hasta el día de Nochebuena tuvo ocasión de hablar con el señor Weasley, porque éste siempre regresaba muy tarde del ministerio y se marchaba temprano. Esa noche todos estaban en el comedor, la cocina era muy pequeña para albergar a todos los que residían en la mansión y los invitados esa noche. Paso la semana pensando a quien invitar y enviando a todas las lechuzas, que casi de inmediato regresaban con la respuesta. Pensó en invitar a Viktor, pero sería incómodo para Hermione, e incluso a Cedric, pero estaba muy ocupado como Auror.

La decoración de esa noche era espectacular, con adornos bastante navideños, cuatro arboles bien adornados en cada esquina del salón y con la mesa llena de comidas y velas, además de que el candelabro en forma de araña iluminaba de tonos verdes y rojos, simulando una enorme flor noche buena.

Fred, George, Harry y Ron eran los únicos que sabían que el ángel que había en lo alto de uno de los árboles navideños era en realidad un gnomo de jardín que había mordido a Fred en el tobillo mientras paseaban por los jardines. Los gemelos le dijeron que lo habían colgado allí tras hacerle un encantamiento aturdidor, pintarlo de dorado, embutirlo en un diminuto tutú y pegarle unas pequeñas alas en la espalda; el pobre miraba a todos desde lo alto. Era el ángel más feo que Harry había visto jamás: pero por lo menos comía a gusto y movía las pernas feliz de que cada tanto más comida le llegara a sus manos. En secreto Harry se lo proporcionaba para que no viera a todos como si los fuera a matar. Luego, cuando nadie lo viera, lo bajaría y lo dejaría nuevamente en el jardín.

Hubiera deseado una música navideña. Pero estaban escuchando un programa navideño, interpretado por la cantante favorita de la señora Weasley, McGonagall y (sorprendentemente) Lupin. Celestina Warbeck, cantaba bien, no tan bien como pensó, pero se defendía con sus gorgoritos. Fleur, que al parecer encontraba muy aburrida a Celestina, se hallaba en un rincón hablando con Daphne (su concuña) y Tonx, que a pesar de estar algo cansada por terminar un turno en el ministerio, la escuchaba. Su prometido Bill, cosa que no le sorprendía, estaba charlando con los gemelos y Charlie animadamente tal vez tramando bromas o forma de introducirle Wisky de fuego al ponche sin que su madre se enterara.

Del otro lado estaban la profesora McGonagall, Hagrid, Sirius y los padres de Hermione platicando con ánimo.

-Es conflictivo, algo descuidado, también terco y tiene una tendencia a romper las reglas-Escucho que dijo la profesora McGonagall mientras pasaba de rápido para ir a recibir a Colín que había llegado con la ayuda de Percy. Agacho la cabeza sintiendo que era cierto, pero algo extraño de escuchar de su boca.- Pero no creo que encuentre a alguien que dedique su vida a ayudar a los demás y que sin importar el costo siempre vea por los que ama-

Los más cercanos al viejo fonógrafo de donde salía el tema jazzístico particularmente animado, eran los Longbottom y los Lovegood que discutían algo, Frank parecía algo pensativo con los brazos cruzados y viendo a Neville, aunque Xenophilus parecía imperturbable se notaba que también miraba a su hija.

Al llegar a la puerta se encontró con Colin y Dennis, vestidos muy elegante con traje de jala. Aunque él había dicho que era una reunión normal. En cuanto vio a Dennis se sorprendió, creció un par de palmos, el trabajo de Pendragón le tenía con un cuerpo atlético y su magia estaba sobre la suya en su tercer año escolar.

-¡Hola chicos ¿Cómo esta…-

No término Dennis se le abalanzo llorando y abrazándolo, mientras que gimoteaba incomprensibles cosas. Colín parecía querer hacer lo mismo, pero camino detrás de su hermano y le dio varias palmadas en la espalda mientras sonreía con los ojos cristalinos.

-¡¿Eres indestructible?!-pregunto Colín riéndose algo raro, le miro como aquellos días en los que le seguía a todas partes y le tomaba fotos- Aun no puedo creer que estés de regreso y… mírate… ahora debes ser más poderoso-

-Solo un poco más- dijo Harry, abrazo a ambos mientras escuchaba los medios gritos del Dennis.

-¡Maestro… me alegra verlo bien… de verdad es increíble… no sabe lo feliz que estoy!- Gimoteaba Dennis restregándose contra su camisa roja- ¡El verlo es el mejor regalo de navidad!-

-Tranquilo, solo fueron unos meses- dijo Harry también feliz de verlo, a pesar de que tenía otros alumnos Dennis siempre demostró que se esforzaba y tomaba todas sus recomendaciones en serio. Le tenía aprecio- Además esto es una fiesta, no es para llorar amigo-

-¡Colín!- dijo la voz de Sofi, y antes de que sus ojos procesaran lo que veía, ocurrió algo que le hizo tener un movimiento raro en uno de sus ojos. Un tic involuntario.

Su hermanita estaba colgada del cuello de Colín y le plantaba un beso en los labios. Su corazón pareció querer golpear a su cerebro por pensar en cosas malas contra Colín, aunque su mismo corazón estaba preparándose para patearlo una y otra vez. Todo le parecía ir en cámara lenta, incluso la presión de Dennis al abrazarlo parecía no era suficiente para tomar el cuello del fotógrafo y plantarle el puño en toda su cara. Sacudió su cabeza intentando aclararse, momento después se encontró con los ojos de Colín con la boca abierta y pálido, además de las piernas temblando. Lucia tan indefenso como un cachorrito. Soltó el aire poco a poco, recordándose que Sofi era libre de tener al novio que quisiera, también que ese novio era uno de sus amigos, un alumno bueno y que le apreciaba sobre todo eso. Hasta ese momento entendió bien el comportamiento del señor Granger cuando lo veía con Hermione.

-Yo te lo iba a decir- dijo Colín moviéndose hacia atrás- Te juro que pensaba decírtelo en cuanto pudiera, pero apenas nos acabamos de ver y…-

Dennis se apartó de Harry parpadeando mucho sin entender por completo.

-Bueno decirle que somos novios de esta forma es válida ¿No?-dijo Sofi mirándole con una sonrisa, que se borró al ver la expresión de Harry, lucia entre enfadado y confundido.

Avanzo hacia Colín, que temblaba mucho y estaba comenzando a sudar. Sofi se quedó pensativa y mirándolos, investigando si meterse o no. Cuando estuvo frente al castaño, le puso una mano sobre el hombro, lo que provoco un quejido y que Colín contuviera el aire.

-Si la haces sufrir…-dijo Harry con un tono aterrador que Sofi no pudo evitar mostrarse preocupada- O si llego a enterarme de algo que no me guste, no solo estarás desterrado, comenzare un cementerio de dragones con tu cadáver coronando el centro-

La cabeza de Colín se agito en aceptación tan rápido que incluso debió marearse-No puedo prometer nada porque nuestra relación apenas comienza, pero te juro que la amo he intentare hacerla feliz-

Sofi soltó un gritito, cuando Harry le quito la mano del hombro y apretó el puño, sonrío al ver que solo le alzo el pulgar.-Bien dicho, ahora solo pienso despellejarte vivo-

-¡Harry!- grito Sofi con una sonrisa, luego se quedó en shock-¡Espera!- se giró a Colín-¿Di… di… dijiste que… me... me amas?-

El muchacho solo logro ponerse igual de rojo que su novia. Harry sonrió por ambos y se rasco la nuca por sentirse como padre sobreprotector (igual al señor Granger). -Aclaremos algo me alegra que mi hermana se fijara en ti para novio y no a un estúpido o débil chico.- saco aire- Pero…manténganse atentos, yo puedo aparecer donde sea y cuando sea, no quiero verlos besuqueándose en mi presencia-

-¡Que mentira!-dijo Hermione de algún lado-¡Si ni siquiera puedes desaparecer amor!-

-¡Cielo!- se quejó Harry.- Yo no quiero ver a mi hermanita en esas situaciones, no dije que no lo haaaa…gaaaan-

Sonrió como bobo cuando la vio, enfundada en un vestido color rojo liso y simple, de cuello, y que le llegaba a las rodillas con un volante negro, además de un moño amarando su cabellera castaña que marcaba su rostro. Era más del estilo de Hermione del que vio en el puente, y eso le hizo sentirse mucho más calmado. Desde ese día se preguntó si sus gustos cambiaron en su estadía el archipiélago. Cosa que tendría que saber, para adaptarse y conseguir cosas que le gustaran a su novia, pero parecía que todo era más normal de lo que pensaba.

-Antes eras preciosa, ahora… eres divina- dijo Harry acercándose y mirándose.-Como quiero tener suerte, si soy muy suertudo al tenerte a mi lado -

El rostro de Hermione adquirió un color algo rosa y sonrío, le abrazo y le dio un beso en la mejilla. El hizo una mueca de haber esperado otra cosa, y ella lo entendió dándole el beso en los labios.

A partir de que Sirius le dio la gabardina negra, la ocupaba casi de a diario, no se ensuciaba y se acomodaba a sus necesidades, los bolsillos interiores tenían espacio casi ilimitado y podías solo meter la mano y enseguida tenías lo que querías. Además de llevar una camisa roja y un pantalón negro, también portaba las muñequeras (Hermione se la había entregado al percatarse que siempre portaba solo una). En cuanto a la hombrera esta la tenía guardada, la vez que la ocupo pudo ponerla a todo su poder y aun así moverse, pero no quería estar incomodo en la reunión. Pero en ese momento no tenía nada más elegante y eso era como vestía de diario. Luego de lucir como alguien sin hogar y que vivió en una selva por años, le era cómodo. De cualquier forma, parecía que ambos combinaban y estaba seguro que Hermione lo había planeado.

-No entiendo por qué no puedes ser tan lindo como Harry-Gruño Sofi a Colín, el cual ni había notado su vestido azul y su intento de maquillarse un poco más.

-¡Te ves muy bien, es más estas bella!-dijo Colín con rapidez, aunque no la suficiente.

-Tarde- murmuro Sofi le giro la mirada, aunque Harry si vio el leve sonrojo que le provoco.

-Déjense de cosas tortolos y vallamos al comedor. Tengo hambre - dijo Ron con las manos en los bolsillos.

Su camisa naranja, del color exacto de los Chuley Cannon y a su lado Daphne se reía tomada del brazo. Ella vistiendo un conjunto parecido al de Hermione solo que de un color lila, e igual que Ron a un tono del Puddlemere United. Vio como Hermione coloco los ojos en blanco, y se rieron por esa pequeña pelea entre ellos. Aunque parecían que ninguno se dio cuenta o lo estaban ignorando por estar en paz.

Regresaron al salón donde los elfos ya estaban presentes. Vestidos (la mayoría) de forma elegante. Dobby destacaban entre todos ellos, con un elegante frac, aunque llevara los pies cubiertos con zapatos diferentes y que llevara gorro para la nieve, del cual le salían las orejas de murciélago. Se inclinó en cuanto entraron.

-La cena esta lista amo- dijo Dobby.

Cada uno tomo un lugar y comenzaron a cenar, la reunión era ruidosa por las diferentes pláticas, también por las risas y los gritos que daban algunos. En cuanto a los gemelos eran los que recibían los gritos de su madre por haber hecho ponche de huevo con sabor a margarita (más probable margaritas disfrazadas de ponche). Fleur se reía por ver a Tonks algo sonrojada al estar sentada junto a Lupin que intentaba no demostrar que también estaba emocionado. En cuanto a Harry él estaba sentado con Hermione de un lado y el señor Weasley del otro. Ya que Ron estaba junto a Daphne y Hagrid, el cual lo tapaba por completo. Agradecía que los elfos le hubieran creado un asiento reforzado a su amigo gigante, las pequeñas sillas no hubieran soportado mucho tiempo.

-¿Hay mucho trabajo en el ministerio?-pregunto Hermione al señor Weasley que comía con lentitud, lucia dos veces más cansado que la vez anterior.

-Muchísimo. No me importaría si sirviera para algo, pero el ministro ha estado sobe de mi intentando que capture a mas Mortifagos. Antes de lo de Hagwarts solo detuvimos a tres personas, aunque dudamos que alguno de los tres sea un Mortifago de verdad. Pero no se lo digas a nadie -añadió, y dio la impresión de que se le pasaba el sueño de golpe.- Luego de que en solo una noche se capturaran a treinta Mortifagos, ha estado sobre de mí, diciéndome que no puede ser posible que un par de chiquillos capturen a tantos en una sola noche y todos los aurores y el departamento especial ni uno solo-

-¿Y la guías de Hermione?-pregunto Sofi sentada a solo un par de sillas. Provoco una pequeña reacción de sorpresa en el señor Weasley, tal vez pensando que la información confidencial que dijo le podría costar su empleo.

-Las creé pensando en cómo rastrear y evitar ataques Mortifagos, no para capturarlos- gruño Hermione cortando con mucha fuerza un pedazo de filete que tenía.- No pensé en eso, lo siento-

-No tienes que hacerlo- le sonrió el señor Weasley y suspiro- El ministro Scremengour tampoco tiene idea de cómo capturarlos, incluso utilizamos tu guía para ponerles una trampa y no lo logramos. -se metió dos cucharas de sopa a la boca y después de tragar continuo- Creo que alguien del ministerio les alerto. No sería una sorpresa, la verdad. Realmente comienzo a sentirme viejo.-

-Escuche que detuviste a Stan Shunpike, papá ¿Es cierto que es Mortifago?-pregunto Percy intentando no mirar hacia donde la señora Weasley seguía reprendiendo a los gemelos.

-Me temo que sí lo detuvimos, pero no aclaramos nada. Verás, todos los que lo han interrogado están de acuerdo en que ese muchacho tiene de Mortifago lo mismo que un Knut. Pero nos han ordenado aparentar que hacemos algún progreso, y "tres detenciones" suena mejor que "tres detenciones, y puestos libertad" Pero, sobre todo, recuerda que esto es confidencial…- dijo el señor Weasley algo preocupado.

-Tranquilo, estoy muerto ¿Recuerda?-dijo Harry nuevamente mostrando su enojo y frustración por ese hecho

-Te vez bastante vivo estos días.- dijo Sofi en una risita.-Sobre todo junto a Hermione- Provocando que ambos le vieran a la Hufflepuff con un leve sonrojo.

Celestina Warbeck cambio a una balada titulada Corazón hechizado.

-Aunque admitiré que el estatus de "muerto" me puede servir-Mientras hablaba, Harry vio que Lupin volvía un poco la cabeza para intentar escuchar. Cuando terminó, hubo un silencio y se oyó a Celestina canturreando: ¿Qué has hecho con mi pobre corazón? Se fue detrás de tu hechizo…

-¿A qué te refieres con "servir", Harry? -Preguntó el señor Weasley -No creo que lo ocupes para algo malo, pero ¿Que tienes en mente?-

-Muchas cosas-contesto Harry con una sonrisa maliciosa sin darse cuenta.

-No es prudente que te expongas- intervino Lupin mordiendo un trozo de carne casi cruda de su tenedor. Se había colocado de espaldas al fuego de una chimenea y miraba a Harry por un lado de Colín que observaba todo muy callado.- Ya te dijo Dumbledore que es peligroso que te vean, eres importante para esta guerra-

Esas palabras fueron suficiente para atraer la atención de todos incluso de Sirius, que recién entraba con Tamara, aferrada a su brazo. Pero guardaron silencio.

-Y yo le dicho que no soy un niño- dijo Harry continuando comiendo con normalidad, aunque iba por su cuarto plato- No pondré en peligro a nadie, tampoco pienso destapar mis cartas más poderosas, que aún existen cosas que debo hacer de cualquier forma y… pienso que se equivocan en su punto de vista-

-¿Equivocarnos? Estas diciendo que nuestra forma de llevar todo este conflicto es erróneo - añadió al ver que Harry adoptaba una expresión escéptica -Quizá algunos momentos hemos tomado alguna ruta equivocada o… subestimado sus capacidades. He incluso no escuchado lo que nos decían y advertían, pero aun así las cosas que están pasando lo majamos lo mejor que podemos.-

-Ese es el problema- dijo Harry tomando un trago sin mirarlo, taciturno y figando su vista en la vela que se encontraba enfrente, la llamaba danzaba y creaba una fina línea que acedia al techo –Ven esta guerra y se enfocan en ella, y no ven ni piensan en lo que pasara después de que todo esto termine-

-¿A qué te refieres?-pregunto Hermione igual de interesada.

-¿Qué pasara una vez que se derrote a Voldemort?-Pregunto Harry dejando la copa en la mesa y solo fijando su vista en las velas encendidas en la mesa que dejaron de moverse.

-¡Harry, no es tiempo ni lugar para hablar de esos temas!- dijo la señora Weasley algo aterrada por la mención del mago tenebroso.

-Tal vez, pero yo no abrí el tema- contesto y soltó un suspiro, las llamas cambiaron a un tono rojo intenso- Seré por completo sincero con todos. Con mi actual fuerza… puedo derrotar a Voldemort… pero… dudo que sea la solución a muchos de los conflictos que se han creado hasta ahora-

-¿Te refieres a los Mortifagos y el ministerio?-pregunto el señor Weasley con voz baja.

Negó lentamente -Me refiero a todo el daño causado por ambos lados, tanto por el ministerio como los magos tenebrosos e incluso... Hogwarts. La división que se ha creado por todo…- dijo Harry subiendo la vista y mirando a todos con expresiones confundidas. Las llamas regresaron al mismo aspecto antes que se concentrara en ellas. Se rasco la nuca y sonrió, provocando que algunos se la regresaron-…olvídenlo, ideas mías. Como dijo la señora Weasley, no es momento.-

Continúo comiendo, evitando la mirada inquisitiva de todas partes. Hermione le sostuvo la mano y le apretó con fuerza, diciéndole mentalmente que entendía a que se refería y que lo apoyaba en lo que pensaba. Aunque no tenía idea de algunos de sus planes.

Celestina terminó su canción con "¡Devuélveme mi corazón!" en una nota larguísima y aguda, y por la radio se oyeron fuertes aplausos a los que la señora Weasley, se sumó con entusiasmo. Y justo después llegaron los postres, que desaparecieron tan rápido como lo hicieron.

Luego de la cena, comenzaron diferentes pláticas. Los elfos quitaron todo de la mesa, y en su lugar colocaron cómodos asientos para todos.

-¿Qué les parece una última copita antes de retirarse? -preguntó Sirius ya algo tomado -¿Quién quiere ponche?-

Varios aceptaron, entre ellos Hagrid, el señor Weasley junto con sus hijos y el señor Granger se pusieron a cantar algunas canciones mágicas que Harry no entendía para nada. Las respectivas novias les veían mal, sobre todo Fleur y Daphne que veían a Ron y Bill casi obligados a tomar por los gemelos. En caso de los Pendragón se divertían con juegos o mostrando diversa magia. Hermione estaba con Sofi, Colín y sus padres platicando a gusto con los profesores. Lo cual aprovecho para tomar a Lupin y llevarlo al otro lado de la sala. Se veía intrigado y algo sorprendido de que quisiera hablar en privado.

-¿Qué sucede?- pregunto Lupin mirando hacia donde Tonks se paseaba, por delante de la chimenea.- ¿Algo sobre lo que dijiste?-

-No. Al contrario, quiero saber ¿Qué relación tienes con los hombres lobo?-le preguntó Harry a Lupin mientras los canticos comenzaban a aumentar.

-¿Para qué?-

-Primero dime y contestare a tus preguntas-

-Algo buena, supongo, he estado trabajando en la clandestinidad-respondió Lupin mirando a todos lados- He estado viviendo entre ellos.-

-¿De qué lado están?-pregunto Harry cruzado de brazos, formulando sus siguientes pasos.

- Casi todos están en el bando de Voldemort. Dumbledore quería infiltrar un espía y yo le venía como anillo al dedo. -Lo dijo con cierta amargura y quizá se dio cuenta, porque suavizó el tono cuando prosiguió- No me quejo. Es un trabajo importante, ¿Y quién iba a hacerlo mejor que yo? Sin embargo, me ha costado ganarme su confianza. No puedo disimular que he vivido entre los magos, ¿Comprendes? En cambio, los hombres lobo han rechazado la sociedad normal y viven marginados, roban y a veces incluso matan para comer.-

-Ya veo- dijo Harry llevando la mano a su mentón y mirando rumbo a Neville, luego a Daphne, Hermione y finalizo en Theo. El cual aún le costaba caminar, pero se reía junto con Rachel y Magnus. -¿Por qué apoyan a Voldemort?-

-Creen que vivirán mejor bajo su gobierno. Y no es fácil discutir con Greyback sobre estos temas…-

-¿Tienen contacto con Greyback?- pregunto Harry con cara de asco al recordar al repugnante hombre.

Lupin cerró sus temblorosas manos sobre el regazo-. Creo que no me equivoco si afirmo que Fenrir Greyback es el hombre lobo más salvaje que existe actualmente. Le tenemos mucho miedo. Considera que su misión en esta vida es morder y contaminar a tanta gente como sea posible; quiere crear suficientes hombres lobo para derrotar a los magos. Voldemort le ha prometido presas a cambio de sus servicios. Greyback es especialista en niños… Dice que hay que morderlos cuando son pequeños y criarlos lejos de sus padres para enseñarles a odiar a los magos normales. Voldemort ha amenazado con darle carta blanca para que desate su violencia sobre los niños; es una amenaza que suele dar buen resultado. -Hizo una pausa, y agregó- A mí me mordió el propio Greyback.-

-Ese cabrón…-gruño, sorprendió al Lupin al ver como las luces de la mansión titilaban y el candelabro proyectaba menos luz- Si hubiera sabido… ese día le hubiera roto el cuello en dos-

-Tranquilo Harry, ya no puedes cambiar el pasado- suspiro y le miro serio- Ha estado rondando, Voldemort lo ha mandado para reclutar a los hombres lobo. Greyback insiste en que los hombres lobo tenemos derecho a proveernos de la sangre que necesitamos para vivir y en que debemos vengarnos de nuestra condición en la gente normal. He de admitir que, hasta ahora, mis razonamientos no han logrado convencer de lo contrario. Es muy tozudo-

-¡Admito que en algo concuerdo!- dijo Harry aun molesto- Ustedes tienen derechos y deberían ser capases de proveerse lo que necesitan! Sin matar gente, por supuesto y ser aceptados como son-

Lupin soltó una carcajada.-A veces me recuerdas a James en lo imprudente y en que le gusta llevar la contraria en todo, incluso ese talento para demostrar que planeas algo. Otras veces pareciera que Lily vive en tu alma, con esa pasión, esa calidez y alma indomable. Tus palabras… eso mismo me dijo ella alguna vez-

Lupin aceptó el vaso de ponche de huevo que le ofreció Sirius que pasaba de lado con una cara rara y siguiendo a Tamara que se reía un poco alegre.

-Ahora contesta ¿Qué tramas?-pregunto Lupin tomando un poco.

-Hacer que los hombres lobo estén de este lado- dijo Harry seguro y sonriéndole- Para eso te necesito… ¿Qué terminaría de hacer que pongan toda su fuerza en nuestro lado?-

Abrió los ojos y por un segundo abrió la boca- Que… cambie nuestra situación social y que seamos provisto de matalobos para evitar el dolor de nuestro cambio-

Harry se mantuvo pensando un momento y luego sonrió, tanto que desconcertó a Lupin.

-Regresa con ellos, diles esto. Pendragón tiene algo mejor que el matalobos y si se comprometen a ayudarnos y cambiar para bien; El rey de los dragones se comprometerá también a que la sociedad los acepte-

-Espera Harry ¿A qué te refieres con eso?-pregunto Lupin mirándolo.

-Espera mi carta- dijo Harry moviendo la mano, llamando a Tonks la cual los veía- Pronto, tal vez antes de que lo crees. Iré a la manada a hablar con el alfa-

-Dijiste que contestarías a mis preguntas. Contesta ¿Qué planeas hacer al hablar con Erik?-

-¿Con que el alfa se llama Erik? Ya te respondí hace rato- contesto Harry seguro y dando una mirada confiada- Hacerlos estar de nuestro lado, -

Lupin abrió la boca, pero justo en ese momento llego Tonks bastante alegre, Harry le tomo del brazo y la empujo contra el castaño que reacciono atrapándola y quedando pegados. Se vieron sonrojados y se escuchó tragar a Lupin.

-Disfruten la noche- dijo Harry alejándose con una sonrisa algo maliciosa.

Poco después, la mayoría imitaba a Celestina en su cantico "Un caldero de amor caliente e intenso", lo cual interpretaron a voces estridentes y ruidosas. Hasta muy tarde. Harry disfrutaba ver a tantas personas gozando ese momento, de ver a tantas personas a su alrededor, de la algarabía y que todos le sonrieran. Era tan diferente a Privet Drive, a Grimmaul Place o el archipiélago. Todo lo que quería estaba reunido en ese lugar, y necesitaba protegerlo.

Luego cada uno se fue despidiendo y despareciendo por la puerta, hasta que los invitados se fueron. En caso de Colin y Dennis, fueron llevados por Lupin que le quedaba de paso para donde quiera que fuera. Con un Ron algo tomado y la señora Weasley reprendiendo a sus hermanos, por ser los causantes de tal estado, se lo llevaron a acostar. Aprovechando Harry para soltar al gnomo el cual se fue corriendo de inmediato al jardín, ondeando las alitas y tutu de forma rara.

Esos días intento continuar durmiendo al lado de Hermione, cosa que no lograron porque a ambos los vigilaban a esas horas luego de amanecer en el sillón abrazados. Así que se despidió de ella y subió decepcionado por que el señor Granger y la señora Weasley miraran su nuca sin confiar en él. Aunque si fuera ellos, tampoco confiaría por completo.

Entro a su cuarto, arrojo la gabardina junto a la cama, se suspendió en el aire y se colgó. Se dejó caer sobre la superficie suave, a pesar de sus intenciones de acostumbrarse a no dormir en el suelo, poco avance estaba realizando, le costaba mucho conciliar el sueño, también no moverse cada minuto encontrando la forma de acomodarse. Ese día no fue la excepción. Se encontró mirando el techo negro y con un leve tono naranja por la chimenea.

Crepitaba el fuego a su derecha, escuchaba el viento corriendo por el cristal de su ventanal. Se movió a la izquierda y vio el bosque, el fuego se alzaba más allá de la copa de los árboles, la tierra bajo su rostro olía a metal y su cuerpo temblaba. Se levantó buscando el lugar donde se encontraba. No pudo evitar jadear al ver ante sus ojos el castillo, Hogwarts, pero no como lo recordaba. Estaba también en llamas, destruido, solo ruinas que se mantenían el pie por algunas piedras. Salvo la entrada, que estaba por completo y que mostraba un par de banderas cruzadas; el de Hogwarts rasgado y con partes faltantes, el de Pendragón ardiendo.

-¡No!- dijo Harry avanzando, su fuerza fallo, termino de rodillas y mirándose.

Estaba ensangrentado y golpeado, incluso partes de su piel estaban cortadas. Las llamas del fuego se extendía por cada rincón y el suelo parecía cubierto de algo visco, y helado. No sabía si era su sangre o la de alguien más.

-¿Así que estas de regreso?-pregunto una voz que le helo la columna vertebral.

Giro a ver sus ojos color rojo amoratados en forma de rendija, su sonrisa cruel y esa piel lechosa. Lo que de verdad de aterro fue ver que en uno de sus brazos sostenía un cuerpo que nunca confundiría. Su cabello castaño estaba lleno de sangre, su cara petrificada en terror y sus manos se balanceaban si vida.

-¡Maldito!- grito Harry lanzándose hacia adelante.

Voldemort lanzo el cuerpo de Hermione con tanta facilidad que parecía que ni pesara. Apenas y reacciono para sostenerla y apretarla contra su cuerpo mientras que la risa cruel se escuchaba por todos lados.

-¡TE ELIMINARE! - Grito Harry alzando la mano. -¡TENGO QUE ACABAR CON ESTO!-

Espero a que el báculo llegara a su mano, pero en su lugar recibió un golpe proveniente de Voldemort. Desde el suelo, miro como el báculo estaba en sus manos pálidas, su sonrisa se ensanchaba y detrás de él aparecían sus maestros atados con cadenas y pesas que se unían a la ropa de Voldemort.

-No debiste de regresar- escucho mientras alzaba las manos y del cielo comenzaban a caer cosas- Tu lo provocaste, tú los llevaste a mí y me hiciste hacerlo. Cada vida que arrebate, ha sido tu culpa-

Algo se estrelló enfrente de su vista, en el suelo, se veía la melena roja de Ron, igual de ensangrentada y su rostro apenas reconocible, pareciera que le hubieran hecho miles de cortadas hasta dejarlo en carne viva. El siguiente cuerpo fue el de Neville, que estaba igual o peor; Sofi, Daphne, Luna, Sirius, McGonagall, e incluso Dumbledore. Todos y cada una de las personas que apreciaban caían del suelo estrellándose en el suelo con sonidos atronadores y el crepitar de las llamas en el bosque. Estaban en un estado que le dieron ganas de vomitar, pero no podía, su cuerpo no podía ni moverse.

-¡Es un sueño!- se dijo Harry sabiendo que no era posible tal cosa, que el moriría antes de que hiriera a sus amigos, a sus seres queridos, a su familia-¡ESTO ES UN SUEÑO!-

-¡¿Estás seguro?!-pregunto una voz cruel a su espalda. No volteo, sabiendo que detrás de si estaba su misma imagen, solo que con los ojos rojos y con una mueca de felicidad. -Espero que si sea un sueño, pero ¿Y si es una visión, una premonición de lo que pasara?-

-¡No, esto me lo muestras tú!- grito Harry aferrándose más al cuerpo de su prometida, aunque no era real, aunque solo era una imagen en su sueño, él no la soltaría.-¡No pasara, no dejare que pase!-

Unas pequeñas manos le tomaron el rostro, frías y viscosas, su terror se incrementó, los brazos antes inertes de Hermione le tomaron el rostro. Estaban manchadas de sangre viscosa y fría, pero no le importo, se acercó más a ella.

-¿Cómo puedes asegurarlo?-pregunto la voz vacía y fría de Hermione.

Antes de que incluso ella pudiera terminar la frase, los cadáveres de su alrededor cobraron vida y se empezaron a arrastrar hacia su cuerpo. Podía intentar defenderse o decir algo, solo bajo la cabeza y apretó la de Hermione contra la suya. No tenía caso defenderse de ellos, ni siquiera preocuparse de sí, solo dejaría que la pesadilla terminara.

-¡Por que estaremos juntos!- murmuro sintiendo las manos de todos sobre su cuerpo con violencia y, la piel congelada parecía témpanos de hielo sobre su piel. Un grito desgarrador sonó, al tiempo que una risa cruel sonaba en sus oídos, el centenar de cuerpos se lanzaron sobre de él y lo cubrieron en un instante.

Despertó enredado en las cobijas, en el suelo y con la almohada sobre su cara. Respiraba agitadamente, un leve sudor frio estaba en su frente y la boca la tenía reseca. Se alzó un poco para ver su habitación, el fuego encendido y crepitando, además de que el frio le llegaba de una corriente de aire que entraba a su habitación. Una vez más se había bajado sin darse cuenta, y por lo que veía fue más por caerse de la cama. Estaba aún oscuro afuera y la nevada se aplaco, pero la cobertura blanca estaba por doquier.

Se levantó y justo cuando estaba por subirse a la cama e intentar dormí de nuevo escucho algo singular. Primero pensó que era el fuego, luego que era alguien golpeando afuera y por último que estaba empezando a enloquecer, en esas alturas no lo dudaría. Pero al final se dio cuenta de que si era en la chimenea que algo estaba golpeando metal o parecido y que un leve susurro llegaba a sus odios. Se acercó con cuidado y convoco sus gafas para ver mejor. En el fuego vio la cascara de Daira, esta tenía una ligera grieta y se movía entre el carbón, agitándose con el curioso ruido.

Se sentó frente a la chimenea, con el corazón diez veces más acelerado que con anterioridad, expectante y olvidándose de su pesadilla.

-Esta duro, y no se mueve mucho- escucho susurrar la voz infantil, era más bien un leve quejido. Pero Harry lo pudo escuchar a la perfección.

Estaba por meter las manos a la chimenea y sacar el huevo para romperlo el mismo y liberar a Daira, la emoción de verla a una rencarnada Amiji pudo más que su lógica. Mas no fue necesario, el ruido fue como de metal rompiéndose y chispas saltaron fuera de la chimenea. Un cuerno dorado surgió de en medio, como si fuera apuñalado por una daga desde adentro.

-Mi cabecita, me dolió- se volvió a quejar.- ¿Ahora como lo saco?-

Harry quería hablar decirle que estaba esperando a que naciera, que la cuidaría y protegería como no lo hizo antes. Pero las emociones le embargaban tanto que la garganta estaba cerrada y apenas logro hacer un ruido gutural.

-Bien, una vez más- dijo la voz infantil desde adentro.- Espero no duela.-

De pronto el cuerno se adentró y desapareció por un momento, luego el huevo se partió. Arrojo partes del cascaron en el piso, en la chimenea y parte de las llamas se consumieron de repente. La cría de dragón estaba en medio, echa un ovillo para entrar y con la cabeza moviéndose de un lado a otro.

Se miraron un momento, los ojos de Daira eran dorados y su pupila alargada dándole un toque de verdad de Dragonil y celestial. Sus recuerdos de Merlín le decían que crecía en cuanto salía del huevo, volviéndose cien o mil veces más grandes que la original. Esperaba ver que creciera para tomarla y sacarla de la casa antes de que la destruyera. Pero no paso, estaba temblando y asustada, con la cola enroscada y una mirada posiblemente llorosa -¿Eres mi mamá?-

No supo que contestar, estaba entre petrificado y por completo aturdido ante lo que sucedía frente a sus ojos. Daira se movió y callo al carbón, y comenzó a intentar caminar a donde él estaba. A pesar de que estaba haciéndolo sobre el fuego encendido no parecía afectarle, tampoco mancharse con el hollín y el propio carbón. Su plumaje seguía blanco sin importar lo que hiciera. Al llegar al límite de la chimenea Daira se detuvo, y lucio aterrada, empezando a retroceder.

-Tranquila, estoy aquí, no deje que te suceda nada- dijo Harry metiendo ambas manos a la chimenea. Sintió el calor y ardor, mas no le dio importancia tomo a la pequeña Daira entre sus manos y la saco con cuidado.

Fue entonces cuando la sostuvo ante su rostro que la observo a detalle. Harry recordaba el nacimiento del Norberto, era feo y arrugado. Pero Daria no, su cuerpo estaba cubierto de plumas blancas, rojas y doradas, le salía de la cabeza y que parecía como una daga muy afilada. Otros dos cuernos blancos y resplandecientes salían detrás se sus orejas hacia atrás y por debajo se notaban otras plumas que parecían un abanico, blancas y con algo dorado incrustado en ellas. Una larga melena le bajaba entre los cuernos por el cuello y la espalda, parecida a la crin de un caballo. Sobre sus patas delanteras tenía un par de alas pequeñas rojas (como hombreras), otras seis alas a sus costados (tres de cada lado) y con una cola que se movía sin parar ondeando, demostrando algunas púas cortas, plumas blancas con el final rojo. Le sorprendía que en varias partes de su cuerpo pareciera tener oro incrustado, como en su patas o en sus costados, eso la hacía ver más espectacular.

-¿Eres mamá o papá?-pregunto de nuevo Daira intentando retirarse un poco, era tan pequeña que entraba en una de sus manos. La sostenía con amabas por si acaso.

-Algo parecido, pero soy un chico- dijo Harry escuchando su voz dragona salir de la garganta.

-¿Eres diferente a mí?-pregunto alzando una de sus patas, mostrando cuatro afiladas garras delanteras y una trasera. Parecían cubiertas por plumas, pero algunas escamas de dragones estaban visibles, sobre todo en la punta de sus dedos.

-Es un cuento largo Daira- dijo Harry sonriéndole y viendo que ella movía sus alas sin mucho control-Pero de cualquier forma quiero que sepas que yo te cuidare-

-¿Daira?-pregunto bajando la garra y pareciendo que ronroneara.-¿Así me llamo?-

-Si. Eres una Dragona Angelical Imperial, Renacida de Amiji- dijo Harry acercándola y dándole un beso en un lateral de su cabeza.-

Estornudó. Volaron una llamarada por al habitación que termino golpeando el ventanal, dejando una marca negra. Hubiera esparcido fuego y encendido el lugar, si Harry no hubiera reaccionado rápido acomodando a Daira en su regazo y moviendo la mano apagándolo de inmediato.

-¿Yo hice eso?-pregunto sorprendida.

-Eso es correcto-dijo Harry riéndose mientras le acariciaba- Debemos aprender a controlar tu poder-

No contesto solo se acurruco su regazo, plegó las alas como una sábana sobre su cuerpo y metió la cabeza dentro de su playera, dejándole con el cuerno en la piel. Esperaba un corte limpio, mas este solo se sintió como si fuera otra pluma en su cabeza. Acababa de ver como atravesó un cascaron que parecía de algún mineral duro, de tal forma que no era inofensivo. Tal vez porque Daira no lo veía como un enemigo y su magia le permitía no herirlo, en cambio si hubiera querido atacarlo seguro terminaba acuchillado.

Harry con su magia reunió los pedazos del cascaron ahora vacío, los acomodo y los junto de nuevo en forma de Huevo. Parecido a un rompecabezas en tres dimensiones. Lo dejo sobre la chimenea a lado de los retratos familiares y llevo a Daira a la cama.

La miro todo el tiempo, esperando que algo saliera mal, que jadeara como Diddy o que empezara a crecer como lo vio en los recuerdos de Merlín. Más solo estaba enroscada y la cola se movía de ves en cuanto se movía contra la mano de Harry. Llevándola a su costado y haciendo que se acunara en ella. No se percató de que la luz del día surgió, solo que Marlow despertó, paso sobre su cuerpo y vio a la dragona junto a su mano y le vio como esperando respuesta.

-Es tu hermana, nació en la noche- dijo Harry acariciándolo con el otra mano a Marlow.

El pequeño lucio emocionado se movió contra la pequeña e indefensa dragona que era casi de su tamaño y le abrazo. Harry se rio y vio como Marlow también se quedó quieto dándole calor a su pequeña hermana de otra especie.

-Harry te esperábamos abajo, es hora de levantarse flojo- dijo Hermione entrando por la puerta fue a sentarse al filo de la cama. - Te esperamos para abrir los regalos- Luego vio el vidrio completamente negro-¿Qué paso aquí?-

Harry levanto la mano un poco, mostrando a la dragona echa un ovillo y moviendo la cola, con Marlow abrazándole.

-Daira dile hola a tu madre, Mione ella es Daira-