Hola a todos los caóticos y caóticas del mundo mundial(es redundante)… bueno, mejor dicho a todos aquellos que leen esta historia y me han cedió poco a poco. Les mando un saludo desde aquí, en mi sillita y mi escritorio, hasta donde lo lean, ya sea en su casa, en el trabajo, escuela, calle, en cielo, mar o tierra (¿Por qué no?) les agradezco que hayan llegado al este capítulo.

Nunca imagine que luego de dos años llegaría al capítulo 85. Imagine la historia para ser de 30 o 40 capítulos a lo mucho, pero ya estamos aquí.

Así que les pido algo a cada uno de ustedes solo un par de minutos. Dele a autores e historias favoritos, y continúen conmigo y se los agradeceré de corazón.

Y para quien ya lo ha hecho, muchas gracias, desde el fondo de mi corazón.

Sin más que agregar. Les dejo continuar en paz… la misa a term… cof... coff… okey vamos a lo realmente importante.


Los personajes le pertenecen a J. K. Rowling


Capítulo 85.- Mudanza a la leonera.

Despertó del sueño algo adolorido, no del cuerpo, más bien del brazo, sentía punzadas en puntos específicos y algo viscoso lo recorría. Tomo sus lentes de la cómoda con la derecha, al sentarse, sintió algo más raro aun, le pesaba mucho y además se sentía algo suave y esponjoso alrededor. Al alzarlo no pudo evitar una sonrisa.

Daira estaba mordiendo su ante brazo, moviendo el hocico como si masticara y lo sostenía su brazo con las garras. Movía tanto, o más, la cola como cuando comía salchichas cocidas. Tenía los ojos cerrados y sus alas estaban plegadas, indicando que aún estaba dormida.

-Otra más- gruñía entre sueños, mordiendo y lamiendo por adentro sin parar -Quiero más… una más papá… mamá no pegues a papá… déjame comer otro poquito… otra rica y deliciosa…-

-Daira despierta- dijo Harry tocándole el estómago recubierto de plumas y algunas escamas.- Me duele, despierta pequeña… estas soñando y mi brazo no es delicioso-

Su pequeñas patas apretaron más, y se clavaron en su piel las puntiagudas garras, si no tuviera el suficiente poder mágico, seguro hubiera abierto surcos enormes en la carne y casi arrancado el brazo sin mucho esfuerzo. Lo bueno es que tampoco mordía con fuerza, solo movía la mandíbula como si saboreara su piel.

-¡No Marlow!- dijo Daira dándole golpecitos a su mano con sus patas traseras- ¡Esto es mío, te doy poquito… abre la boca!-

Como siempre Marlow alzo la cabeza de entre sus improvisado nido, al escuchar su nombre de Daira reaccionaba al instante, como alguna clase de conexión entre ellos dos. Pero le parecía más que el pequeño le preocupara su hermana menor o, lo más factible, que la palabra comida le despertara.

Aun así continuo dándole cosquillas para ver si lo soltaba.

-Vamos, me has dejado todo babeado- dijo Harry cansado. Su último recurso era algo que seguro funcionaria- ¿No quieres ir a desayunar algo mejor que mi brazo?-

Su reacción era instantánea, cada día y nunca fallaba. Abrió sus ojos dorados, miro a Harry y este se rio cuando le soltó con una leve cara de pena, salto a la cama y sin esperar comenzó a volar en círculos gruñendo y rugiendo por querer ir a desayunar. Aunque, Marlow y Daira, no tenían que esperar, porque los elfos y los de la mansión les conocían bien, lo seguían todos lados. Primero al baño para que se limpiara, sobre todo la mordida, que aunque no fue con fuerza dejo un par de marcas algo rojas.

Salió con la ropa nueva que le regalaron, aunque aún seguía ocupando su gabardina sobre su camisa y un pantalón café. Con la dragona aleteando alegremente alrededor de su cabeza, Marlow en su espalda y ambos haciendo ruiditos, como si tararearan una canción rara. Algo que le provocaba risa.

Entro a la cocina, era muy temprano y pensó que nadie estaría (más que los elfos). Aun así miro a la señora Granger sentada y tomando de una taza humeante.

-Hola Harry ¿Por qué tan temprano?-pregunto con una sonrisa.

-Daira- contesto Harry sentándose, al instante apareciendo todo el desayuno listo. Los elfos tenían una sincronía más que perfecta cuando se trataba de sus movimientos.- Me utilizo de afilador de colmillos- alzo su manga mostrando las marcas.

-Aun es una bebe, si es como cualquier otro… seguro que le dará comezón- dijo la señora Granger muy tranquila, como si todos los días viera a una pequeña dragona morder a las personas. Para ser una muggle, tomaba las cosas mágicas igual que su hija, como si ya fueran parte de ella.- Aunque yo me preocuparía por alguna infección, alergia, una posible parálisis o el veneno, que contienen algunos dragones en saliva o colmillos-

-Ha estado leyendo-dijo Harry tomando un plato de huevos con tocino y pan tostado.- Quisiera decir que, Daría, no tiene ninguno de esos… efectos secundarios, pero la verdad es que creo que su saliva tiene un potente paralizador.-

-¿Cómo lo sabes? y ¿Por qué no estás en el suelo tirado y sin poder moverte?-pregunto la señora Granger con un tono algo fascinado. Si, la magia le gustaba tanto como a Hermione.

-El área donde sus colmillos tocaron, me pica y se siente rara mi piel - dijo Harry pensando un poco mientras también lo reflexionaba.- Puede que sea por mi magia… aunque puede que sea porque me mordió un basilisco y me curo un fénix con sus lágrimas… o el hecho de que el cuerno un grapón me atravesara y dejara algo incrustado en mi pierna… o porque una Drasianis Incatersis casi me mata en el Archipiélago Arcano… O….-

-Déjalo así… digamos que has adquirido una alta resistencia a ese tipo de cosas- lo corto con una risita.- Eres un estuche de sorpresas-

Harry también rio, más aun al ver que Daira tomaba el tocino que le ofrecía Marlow y luego de que los ojitos le destellaran (algo casi literal) comenzó a atragantarse. Al parejo que Marlow.

Luego de un rato y una plática con la madre de Hermione, llegaron el resto, ya listos para su regreso a Hogwarts. Después del desayuno, estaba en la sala esperando a que se abriera la conexión de la chimenea para ir directamente a la escuela. El ministerio organizo conexiones entre las chimeneas de cada locación, para que los estudiantes pudieran volver por medio de la Red Flu, de manera rápida y segura. Para ese monumento, solo los señores Longbottom, los Granger y la señora Weasley estaban presentes en Camelot, despidiéndose y dando algunos consejos a sus hijos, aunque no los necesitaran.

El señor Weasley, Fred, George, Bill, Charlie, Percy, Fleur y Sirius se habían marchado temprano a sus trabajos, aunque en el caso de Sirius fue por una carta que le llego durante el desayuno.

Estaban libres de equipaje, porque estaban o en la billetera de Ron o en el monedero de Hermione. Y vestidos con normalidad porque ese día solo regresarían al castillo, al siguiente comenzarían las clases. Por lo que tendrían una tarde para ponerse al corriente con el resto de los Pendragón y también descansar antes de que el entrenamiento que impondría en todos ellos.

Esperaban sentados en la sala. Con Hermione jugando con Marlow y Hedwig que se paseaban alrededor de Daira, quien intentaba alcanzarlos, a pesar de aprender a volar aún era algo lenta. Miraba a Ron y Daphne algo cariñosos, recién estaban en contentándose por el baile navideño que le ofreció. Luna y Neville comentaban sobre los libros que Harry les dio, las GAFFAA's eran temas que entendían un herbologo y una criptozoologa.

Él se aseguraba que las muñequeras quedaran sujetas debajo de las mangas de la gabardina, la bolsa para la pierna cerrada, y el báculo de Merlín en la espalda.

Los demás Pendragón que regresarían a Hogwarts estaban sentados y mirando a la chimenea. Ginny y Astoria estaban platicando de los chicos de su curso, desde la llegada a Camelot ambas se hicieron buenas amigas, tan buenas que pasaban todo el tiempo juntas. Y pocas veces tuvo la oportunidad de hablarles a solas. Por lo que sabía de Ginny, recién había cortado con Dean, y ahora estaba detrás de Terry Boot. La pelirroja y hermana menor de su mejor amigo, era sin dudas guapa, pero con su incremento de popularidad por luchar en la batalla del ministerio, comenzó a alejarse un poco de todos ellos.

Según las palabras de Ron, su hermana quería un tiempo de paz y no ser el foco de atención de todas las miradas del mundo magico. Y la comprendieron, cada uno de los sietes estaban ahora en el foco de atención, y no les gustaba nada.

Aunque Hermione y Sofi ya habían obtenido su ración de chismes en el profeta, los demás aun no rasgan ni la mitad de cómo se sentía el que aparecía en una revista o periódicos, y no era bonito.

-¿Qué planeas hacer para entrar a Hogwarts?- pregunto Ron acostado en las piernas de su novia. Daphne le acariciaba el pelo y retorcía un dedo entre el cabello.

-Bueno… pienso solo aparecerme- respondió Harry sin dar a conocer que no iría con ellos, si no después.- No será difícil con Dobby y la protección del castillo-

Hermione dejo a Daira, que estaba algo enojada por no poder volar como Hedwig, y sus ojos se fijaron en los suyos. Por un momento, entendió y sabía, que planeaba algo más.

De las llamas de la chimenea surgió un resplandor verde y una voz salió -Su chimenea está conectada a Hogwarts, la conexión durara quince minutos -

Se colocaron en fila, y comenzaron a soltar polvos Flu, a entrar a las llamas verde esmeralda y gritar "¡A Hogwarts!". Sin dudar pasaron todos y cada uno, hasta que solo quedaron los señores Granger, la señora Weasley, Hermione y Harry.

-Cuídate mi amor, y recuerda enviarnos cartas, además de que te veremos pronto ¿Cierto?- dijo el señor Granger abrazando a su hija.

-Claro, como siempre- dijo Hermione con una sonrisa, luego abrazo a su madre y fue a él. Le dio un beso profundo y le acaricio la mejilla- Prométeme que tendrás cuidado… y que no te meterás en líos… y te veré esta noche-

Tanto sus padres de Hermione, como la señora Weasley quedaron sorprendidos por sus palabras. El asistió y le regreso el beso.

-Sabes que los líos son lo mío y…- Dijo Harry pegándola a su cuerpo-… llegare a ti, cuando menos lo esperes.-

Le dio a Marlow y Daira, ambos no querían dejarlo, pero luego de una pequeña mirada de él y de que les pidiera que cuidaran de Hermione, ellos accedieron. Fueron al fuego y desaparecieron en una llamarada intensa. Ambos en los hombros de Hermione, entre las llama dejo ver una sonrisa en sus labios y luego las llamas verdes regreso a ser naranjas.

-Ahora, yo también me tengo que ir- dijo Harry girando a verlos.

-Pero ¿No vas a Hogwarts?-pregunto la seora Waesley anonadada y viéndolo con un poco de preocupación.

-Iré, pero antes tengo cosas que hacer- dijo Harry dándole una abrazo, luego al señor Granger un fuerte apretón y por ultimo a la señora Granger otro abrazo.

-Debes ir a Hogwarts, no puedes irte de aquí así como así- dijo la señora Weasley interponiéndose en la puerta.- ¡No puedes ponerte nuevamente en peligro!-

La observo un momento y luego a los señores Granger, chasqueo los dedos y la matriarca Weasley se deslizo a un lado, suavemente y como si fuera empujada por el aire. Dejando el paso libre.

-No estoy pidiendo permiso- dijo Harry avanzando por la puerta-Tengo cosas que hacer para ganar esta guerra y, aunque no me crea, no me gusta ponerme en peligro. Pero debo de hacer esto antes de que pase más tiempo-

-Con cuidado hijo- dijo la señora Granger con una enorme sonrisa.

-Si haces preocupar a mi hija estaré molesto- bufo el señor Granger, aun así apareció una sonrisa firme.

La señora Waesley se quedó parada un momento, bajo la mirada y con las manos en el pecho murmuro- No te sobre esfuerces-

-Claro que no, los veré pronto- dijo Harry sonriéndoles y saliendo por la puerta principal.

Al llegar a la verja salió y miro que la nieve aun cubría los árboles, pero el sol comenzaba a destellar con fuerza. Por un rato continuo caminando sin rumbo fijo, disfrutando solamente de poder hacerlo, de ir por Queens Wood con tranquilidad, oliendo la humedad del aire y como el frio le golpeaba la cara. Algo que le calmaba. Paso del bosque y llego a un camino, el suelo de concreto recorría un sendero y por el pasaba un muggles, que no lo veían. A pesar de que llevaba el báculo en su espalda.

Una hora y media después caminaba por las calles concurridas de Londres, con tanta naturalidad como siempre. Y alguno que otro pasaba a su lado mirándolo raro, alguna que otra chica girando a verlo con la boca abierta y un par que arrojaron miradas nada amables.

Era bueno regresar al mundo normal, aunque fuera por poco tiempo, ser un desconocido, bicho raro de la sociedad era algo refrescante. Por lo menos no tenía que estarse escondiendo de las miradas, ahí no era nadie.

Continúo paseando un rato hasta llegar a una calle sucia, con un contenedor desbordante de basura, grafitis en las paredes, una vieja tienda destartalada y una cabina telefónica descuidada.

-Este lugar no cambia- murmuro Harry al mirar a dos tipos mal encarados acercarse-Por lo menos consigan una entrada de visitantes menos peligrosa-

Ambos tipos se acercaron lentamente y lo acorralaron.

-Qué mala suerte- dijo Harry suspirando.

Sacaron dos pistolas y le apuntaron.- ¡QUÍTESE ESE BASTÓN DE LA ESPALDA Y DENOS TODO LO DE VALOR QUE TRAIGA ENCIMA!-

-Para empezar esto es un báculo, no un bastón.- dijo Harry señalando su espalda- Segunda si les doy todo lo de valor que traigo necesitarían más de mil trasportes para llevárselo y por ultimo…- Les sonrió malvadamente-… hoy ustedes han tenido muy mala suerte al atacarme a mí-

Avanzo y puede que los sujetos sintieran sus intenciones, porque antes de que diera el segundo paso, dispararon. Trastabillaron y cayeron, con la mirada fija en Harry, el cual expulsaba magia que detenía las balas en el aire, aunque avanzaban solo que a una velocidad nada peligrosa. Estiro ambos un brazo y cerro el puño en las balas cuando estuvieron a su alcance.

-Lo siento- dijo Harry abriendo la mano y dejando caer los dos pequeños trozos metálicos al suelo. Ambas balas estaban aplastadas y lucían nada parecido a lo que alguna vez fueron.- Pero para un mago una bala es algo que pude desviar o incluso parar con un escudo básico. Deben tener cuidado a quien enfrenta y siempre saber si pueden ganar un combate.- Sonrió y les dio la espalda- Claro que nada de esto lo recordaran y… recuerden deben entregarse a las autoridades correspondientes-

Movió los dedos de una mano y dos ases de luces surgieron y golpearon en el rostro a ambos criminales. Se desplomaron por completo con las pistolas en las manos y rostros aterrados.

En lo que llegaba a la cabina, rebuscaba dentro de su gabardina, y sacaba un par de frascos. Una con poción multijugos y la otra con un poco de líquido rojo que se pegaba al cristal. Los abrió y vacío la sangre en el líquido mucoso, agito un poco el frasco para combinar bien y surgió un líquido algo raro, parecido a café muy espeso. Con su otra mano busco nuevamente, y saco la capa de invisibilidad, la arrojo por su hombro y con magia hizo que envolviera el báculo de Merlín, en un segundo era invisible.

-Y el último toque- dijo Harry mirando sobre su hombro, más que nada para ver que el báculo no queda expuesto, ni siquiera parecía llevar algo.

Coloco la mano sobre su pecho, la giro y su ropa comenzó a cambiar, de una gabardina negra y jeans, al uniforme de Auror que le dio Moody. Luego de lavarlo, arreglar algunos rasgones y de reparar algunos daños significativos y ajustarlo, parecía nuevo y le quedaba bastante bien. Aun no creía que Moddy tuviera un cuerpo tan delgado, pero la edad cambiaba todo.

Llego a la cabina, tomo de un trago la poción multijugos, el dolor del cuerpo fue igual que todas las anteriores veces, pero lo soporto mucho mejor y luego de terminar se vio en el cristal roto de la cabina. Con un cabello liso café oscuro, y con ojos azules, se desconoció en el reflejo. Era uno de los aurores elite que llevo Scremengour, luego del ataque guardo un poco de la sangre de todos, solo por si necesitara transformarse en alguien que no fuera él (no, por lo menos por fuera).

Se metió adentro, tecleo el código de entrada y la voz resonó-Bienvenidos ministerio de magia. Nombre y su asunto-

-Jhon Dawlish- dijo rápidamente y sin titubeos. Después de todo no conocía ningún otro Auror –Trabajo en el departamento de Aurores-

-Gracias- dijo la voz femenina.-Trabajador del ministerio, por favor de presentar su huella mágica en la ranura del cobro-

Harry coloco toda su mano en la ranura y sin pensarlo dos veces inundo cada diminuto espacio de la cabina con su magia, además de todo el dispositivo mágico que permitía la entrada, y funciono como pensó. La cabina se tambaleo, las luces parpadearon y la voz femenina sonó muy rara, como entre una especie de tartamudeo y también mecánica. Todo quedo en silencio y luego la voz, resonó otra vez.

-Bienvenido al ministerio de magia- La cabina dio una sacudida con fuerza, y se hundió con el rechinido en sus oídos. Era mucho más violento que la última vez, podría que fuera al alterar todo el mecanismo con su magia, pero eso lo podrían arreglar los del ministerio.

Espero con los brazos cruzados y tranquilos. Hacía más dos años que no veía ese lugar, aunque era más de medio año realmente y le parecía como si recién hubiera sido la búsqueda de la profecía y la lucha por sus vidas contra los Mortifagos. Mas ahora la cabina no estaba llena, tampoco era de noche y era completamente diferente a esa vez. Además de que sentía las magias de adentro y podía decir que no estaba para nada solo el lugar. Cuando la luz le golpeo en el rostro, miro la entrada del lugar iluminado, con cientos de personas caminando de un lado a otro.

El lugar estaba muy diferente a su último vistazo. El suelo era de un color oscuro y brillante, era nuevo, suponía, ya que la última vez el destruyo todo con su magia. Los muros tenían nuevas columnas que eran tan anchas como elefantes y tan altas que se perdían en la oscuridad. Las chimeneas eran más altas, las cuales se encendían en llamas verdes y daban paso a personas que entraban y salían en cada momento.

-El ministerio de magia les desea un bu...bu…bu…bu…- Harryle dio una palmada fuerte en el teléfono y termino la voz de mujer.-buen día-

La cabina telefónica se abrió poco, se estremeció y luego termino de romper los cristales para que se abriera del todo. El ruido pareció no llamar la atención, con tanta gente, voces y algunos inclusos sonidos de máquinas era imposible escuchar mucho. Sobre todo era ahogado por el sonido de agua, que arrojaba la hermosa y nueva fuente. La cual soltaba chorros que recorrían en espiral alrededor del monumento erguido a la mitad.

Era una "M" enorme con una balanza soportando ambos lados y una varita que estaba recta y proyectaba el agua (el flujo continuo llevaba algunas cosas doradas en ella). A su alrededor un anillo de piedra flotante giraba y tenía escrito "Ignorantia juris nemenem excusat" en letras doradas que de vez en cuando expulsaban fuego. Y aparecían pequeñas estrellas de siete picos de luces de diversos colores.

-La ignorancia de la ley no es excusa-murmuro Harry repinándose el cabello, aunque no lo parecía aquel Auror tenía bastante cabello y le estaba comenzando a sentir acalorado.-No estoy del todo en desacuerdo, pero tampoco del todo acuerdo… diría que depende de cada situación-

Paseo por todo el recibidor, sin que pareciera que alguien detectara que no era un empleado o visitante, muchos llevaban el mismo uniforme que portaba aunque más nuevo. También parecía que algunos estaban bastante ocupados y apurados, y no les importaba nada más.

Llego a la fuente y miro los letreros de alrededor, aún seguía el de San Mungo, un poco modificado: "Todo lo que aporte a la fuente mágica será utilizado para la apertura del nuevo Hospital, Escuela de enfermedades y heridas mágicas de Reino Unido ¡L. Evans!"

La sorpresa fue tal que se quedó pasmado. "L", era sin lugar a dudas el nombre de su madre, Lily. Toco la placa en el nombre y miro que en aquel lugar donde se recolectaba el dinero ya se encontraba una buena cantidad. También que llegaban por el flujo de magia que expulsaba la varita y que aquellos destellos dorados eran galones, Sicklets y Knuts que viajaban por la corriente.

Recordó lo que le dijo la Medimaga Emma, "El nombre te va a encantar". No lo negaba, le encantaba que una institución para la salud y curación tuviera el nombre de su madre. Se quedó un momento quieto admirado.

-Concéntrate Harry, no has venido a esto- se recordó en voz muy baja y después de un par de segundos más continúo mirando el siguiente letrero. Más grande y que tenía información del ministerio.

"Ministerio de magia

Guía de pisos.

Ministerio de magia y personal de apoyo….. Nivel 1

Departamento complimiento leyes mágicas….. Nivel 2

Departamento de accidentes y catástrofes mágicas…...… Nivel 3

Departamento de regulación y control de criaturas mágicas… Nivel 4

Departamento de cooperación internacional mágica…. Nivel 5

Departamento de trasportes mágicos…. Nivel 6

Departamento de juegos y deportes mágicos...… Nivel 7

Atrio…..…..…..… Nivel 8

Sala de justicia del Winzengamot…..…... Nivel 9

Departamento de misterios…..… Nivel 10"

Entro casi de inmediato al lugar que necesitaba ir. Lo cual seguramente quedaba arriba del todo, miro el hueco y conto los pisos mirando el montón de ventanas y oficinas que existían a simple vista. Y ahí donde la oscuridad comenzaba estaba el primer nivel.

Tendría que pasar por muchas personas para llegar a su objetivo, eso no era algo nuevo, por lo que fue directo a la oficina de registro. Abrió la puerta y miro al sujeto ocupado registrando varitas de, por lo menos, doce magos. Los más cercanos eran dos viejos con capa morada, otra con un largo sombrero puntiagudo y que al verlo pareció que le pusieran calcetines sucios en la nariz. Los miro un momento y luego al de registro, podría pasarlo si lo atacaba y le borraba la memoria, pero no frente a tantos.

-Hola Matorrel- dijo el que checaba las varitas.- ¿Y esos lentes?-

Se llevó la mano a los ojos y se dijo muchas cosas mentalmente, se quitó los anteojos y los guardo. Se le olvido que los llevaba puestos.- Estaba leyendo-

-¿Lees?-

¿Era familiar de los Malfoy o qué? Asintió y estaba por hablar cuando le pregunto-¿Cómo te fue con aquella chica?-

-Ya sabes, no siempre sale como quieres- dijo Harry sin miedo.

-Te escuchas raro ¿Te paso algo?- pregunto despachando al primero y aun si con la cola incrementado.

-Era una chica muy ruda- rio Harry intentando alterar un poco su voz- Un hechizo a la garganta y así me dejo-

-¿Pues qué le intentaste hacer?- sonrió, indicado que la mentira fue recibida sin dudas.

-Nada, nada. Solo dije algo que no le agrado- dijo Harry rascándose la nuca como preocupado- Disculpa, pero llevo prisa, ya sabes voy tarde. ¿Necesitas mi varita o puedo…-

-No, no, pasa ahora estoy también ocupado- respondió rápidamente señalando la puerta y luego le dio una palmada al pasar- Y no olvides que iremos a tomar algo después, quiero saber que pasó por completo-

-Claro, pero tú pagas- Respondió Harry aparentando lucir apurado, luego al traspasar la puerta y llegar al elevador murmuro- Solo espero que Matorrel sea bueno contando historias e improvisando-

Se recoloco los anteojos al momento de ver a muchos aviones, de pergamino, salir del elevador a una velocidad rápida, y con un montón de gente empujándolo. Una de ellos pasó por su lado intentando esquivarlo. Pero golpeo la parte baja del báculo y cayó al suelo.

-¿¡Qué demonios?!-pregunto mirándolo.

El solo la ayudo a levantarse, ignorando su pregunta, entro al elevador y presiono el primer botón, la mujer le miro con ojos confundidos.

-Yo no fui- dijo Harry moviendo su mano en su saludo.

La reja se cerró y comenzó a elevarse con rapidez, cruzo los pisos mostrando diferentes escenarios; un lugar lleno de corredores largos con estampados de equipos, uno donde la gente se movía de un lugar a otro llevando pergaminos a toda prisa; un lugar lleno de cubículos, uno donde los rugidos y sonidos de un bosque le hicieron sentirse en un lugar familiar; y así seguían. Hasta que llegaron al primer piso.

El pasillo estaba desierto, las diferentes puertas estaban marcadas con rótulos dorados y en cada una se veía algún trasto mágico funcionando.

Camino leyendo los nombres y analizando la magia de alrededor. Una puerta le hizo gruñir y mirarla con asco, adentro se sentía una magia rosa chillón bastante molesta, y el hombre "Dolores Umbridge" brillaba en la placa. En su cabeza solo pasaba las últimas escenas donde la vio, la bruja atacando a Mogorian y asesinándolo. Por un segundo sintió el deseo de destrozar la puerta, entrar y hacerle pagar su crimen. Respiro y dejo pasar su ira, ya pagaría sus crímenes, de eso se encargaría, más aún estaba en medio de algo y no podía desviarse.

Llego al final del pasillo mirando unas puertas dobles y el letrero, "Ministro de Magia, Rufus Scremengour". Sintió la magia y no detecto nada adentro, más si un potente hechizo de sellado en las puertas, no la podría abrir con hechizos simples. Toco el picaporte y lo empujo con fuerza, se dobló como aluminio, luego sonó un, clac, clac, clac, clic y se abrió.

-Alguien necesita una oficina más segura- rio Harry al entrar, arreglo la perilla con un movimiento circular de la muñeca, dejándola igual, pero sin el hechizo protector.

Adentro miro los dos enormes archiveros que estaban pegados al muro, también del otro lado algunas escobas bastantes buenas y un par de artículos de plata que vibraban y sacan humo verde. Incluso miro un lunascopio de platino, y un par de guantes de escamas doradas. Y en el lado contrario, un muro cubierto de un mapa del Reino Unido, con marcas y puntos que se movían por todos lados, incluso algunos cientos o miles que se concentraban en alguna parte de escocia.

Fue al único asiento, el del ministro. Estaba desordenado, con documentos encima, tintas de diversos colores y tipos y dos o tres docenas de plumas de diferentes animales. Se sentó sin siquiera pensarlo y reviso el escritorio, más que por quererlo hacer, fue por ver de reojo la palabra "Pendragón".

-Mira que tenemos aquí- dijo Harry tomando los pergaminos que estaban sobre todo. -Esto no es tuyo Rufus-

"Informe de propiedades y pertenencias de la familia Potter" decía el título. Aunque no estaba expedido por el banco, y no tenía ninguna firma o huella que indicara que era legal. Y a un lado estaba una carpeta negra, que era una copia fiel de sus pertenencias, solo que esta al analizarla decía en la tapa "Gringotts, Gerente Apathio" Lo que significaba que alguien robo o clono la carpeta y estaba ahora en el ministerio.

Continuo revisando los pergaminos, dándose cuenta que eran todos de Pendragón, información de los señores Granger, Hermione, los Weasley, Longbottom, Lovegood y los Nott. Tenía incluso documentos muggles de Sofi y de Hogwarts, documentos que no debería tener el ministro. Mas al fondo y en una carpeta roja y sellada, tenía un rotulo con un estampado "Secreto, no abrir".

-¡Eh, mira que tontos!- dijo Harry tomándola y poniéndola al frente-¡Si dice no abrir, lo tienes que abrir, ley natural de la vida!-

Poseía un pequeño broche que, igual que la puerta, tenía un potente hechizo anti apertura. E igual que la puerta, solo lo rompió. La primera página tenía su ficha de información, con foto y toda la información que pudieron recabar. Y rezaba sobre su foto "Mago número uno más peligroso para el ministerio". Seguía con diferentes imágenes, muchas de ellas de sus años anteriores, ninguna actual. Luego seguía Hermione, la cual tenía otro escrito "Potencial peligro para el ministerio", de igual forma tenia fotografías de ellas, incluso algunas recientes y una donde estaba en el callejón diagon, afuera de Weasley & Weasley hablando con Viktor.

El tercero era Albus Dumbledore, el cuarto Moody, el quinto McGonagall, el sexto Ron, el séptimo Neville, el octavo Daphne y el noveno Luna. Y de esa forma continuaba, con casi todos sus familiares y conocidos, incluso Sirius estaba en el puesto número décimo cuarto. Cada fotografía era reciente, excepto las suyas, y parecía que los vigilaban constantemente. Ya que de la nada apareció una nueva fotografía encima del escritorio. Era de los siete hablando en los campos nevados de Hogwarts, era de ese día, la ropa era la misma de cuando los despidió.

Poseía un círculo de color rojo marcado y un signo de pregunta, adentro estaba Daira. Se veía como un manchón blanco y rojo, que sobrevolaba las cabezas de ellos.

La puerta se abrió lentamente, atrayendo su mirada, vio las varitas entrar primero y luego a Rufus y Kingsley, uno seguido del otro. Era seguro que estaban alterados por encontrar que la seguridad, de la oficina del ministro, fue rota.

-Buenos días señor ministro- dijo Harry inclinándose sobre el asiento y entrelazando los dedos- ¿Qué lo trae por aquí?-

Le miraron un segundo aun apuntándole, aunque ambos sorprendidos.

-Matorrel ¿Qué haces aquí?-pregunto Kingsley con esa voz dura y tosca que lo caracterizaba.

-¿Matorrel?-dijo Harry sin comprender un segundo. Con el tiempo que llevaba, esperaba ya haber cambiado, pero parecía que aún le quedaba unos minutos-No soy Matorrel, solo parezco, como sabrán…-

-Poción multijugos -termino Rufus con los ojos más entrecerrados y listo para atacarlo.-¿Quién ere…-

-Ya tuvimos esta conversación Rufus y no término bien, ni para ti, ni para tus aurores-dijo Harry sonriéndole un poco-Si fuera tú bajaría la varita, si no quieres que te dé una lección más dura que la última vez-

Parpadeo mucho, luego miro a Kingsley y movió la cabeza.

-¿Qué haces aquí?- pregunto Scremengour avanzando con su cojera resonando.

-Vine a discutir algo… en persona- dijo Harry levantando la mano, haciendo que se detuviera- Pero mira lo que me encontré- Levito la carpeta y las hojas comenzaron a pasar lentamente- ¿Desde cuándo vigilas a Pendragón? y… que buena información, debes enseñarme como hacer espionaje del serio.-

Giro la mirada a Kingsley, el cual estaba anonadado, y luego gruño al regresarle la mirada -Fudge te clasifico como peligroso cuando dijiste que "el que no debe ser nombrado" había regresado. Y luego me cedió el documento cuando tome el puesto, en ese momento los clasificaron como potenciales peligros al entrar al ministerio y el área de misterios.-

-¿También a mi familia?-

-Las investigaciones cubren cada persona que esté relacionada a usted, incluso si esta nunca ha sido un foco de atención- dijo Kingsley algo consternado, pero tratando de entender-¿Pero ninguno de ellos está relacionado contigo?-

-Al contrario, todos ellos son mi familia- dijo Harry suspirando.

-No es personal- dijo Rufus muy serio- Mi deber es proteger al ministerio y los ciudadanos, solo mantengo la vista en aquellos que son… sospechosos-

-Y supongo que lo confirme en nuestra pelea- dijo Harry girando la carpeta y cambiándola por la de Gringotts.- ¿Quiero ver como explicas esto?-

Abrió la boca y la cerro con fuerza, apretar lo labios y luego contestar en un gruñido- Fudge y Umbridge sustrajeron la carpeta de los registros del banco antes de que cerraran sus puertas al ministerio. Ya he hablado con ellos y puesto una sanción fuerte. Pero regresar la carpeta solo complicaría las cosas con la nación duende-

-Si no lo saben, lo sabrán y cuando se enteren…- comenzó Harry con una leve mueca-… esta guerra puede convertirse en una a tres bandas-

-Por eso lo he mantenido en total secreto, hasta ahora- gruño Rufus moviendo su peso, algo incómodo por Kingsley.

-¿De esta forma supiste el tamaño de mi fortuna y encontraste Camelot?- Pregunto Harry bajando la carpeta.

-Si-

-Ahora que lo sé ¿Vas a seguir vigilándonos?-

-Debo de- continuo Rufus estirando la mano sobre su escritorio, intentando alcanzar la carpeta roja.

Harry abrió su chaqueta y cada pergamino con información de Pendragón, Camelot y de ellos fue absorbida como una aspiradora. Incluso algunos pergaminos y carpetas salieron de entre el archivero, y de igual forma se perdió entre su ropa. O mejor dicho se trasfirió a su gabardina donde guardaba cada libro y objeto importante que quisiera cuidar, como las cartas de sus padres.

El escritorio quedo limpio, solo con los tinteros y plumas moviéndose por la rapidez de la acción.

-¡Eso es hurto!- Gruño Rufus parecía enfadado, pero dentro de su ser o mejor dicho dentro de su magia, percibió alivio.

-¿Y qué harás?-pregunto Harry levantándose, rodeando el escritorio y colocándose delante- Soy un hombre que ha muerto, no puedes culpar a un fantasma y, si lo intentas, sabes que no soy alguien con quien puedes ganar.-Se miraron y Harry termino el asunto con un- Esa información no te pertenece-

No hablo, solo se quedó con la cara algo contraída y el ceño fruncido. Sintió que creció unos veinte centímetros, dejándolo a la altura del ministro, y provocando que Rufus retrocediera. Kingsley abrió la boca y parpadeo con tal incredulidad, parecía que tuviera algo en sus ojos.

-Ha…ha…ha… ha… rry- murmuro y luego trago saliva.

-Hola Shacklebolt- contesto Harry sonriéndole- Es bueno vernos las caras-

-¿Pero cómo?-

-Larga y escabrosa historia-

-Dumbledore dijo que morist…-

-Es un exagerado el profesor-

-¿Qué haces en la oficina del ministro?-

-Muy buena pregunta- dijo Harry regresando la vista al ministro, el cual seguía igual-Vengo a postúlame como Asesor Auror externo oficial.-

-¿Cómo?-preguntaron ambos hombres, volviéndose a mirar.

-Los asesores externos, son personas las cuales ofrecen sus servicios a una empresa o el gobierno sin ser parte de ella- dijo Harry sentándose sobre el escritorio.-Y yo vengo a eso. Voy a ser su Auror externo, sin que nadie más intervenga en mis decisiones y solo responderé, algunas preguntas, al ministro. Claro que es si me da la gana-

No supo si fue el que lo dijera con total tranquilidad o que fuera algo que no esperaba, pero el ministro lucía un más enojado.

-Y ¿Por qué debería darte el puesto?-pregunto Rufus haciendo la voz más fuerte.

-Veamos…¿Por qué debe hacerme Auror externo?- dijo Harry haciendo como que pensaba- Tal vez porque tengo contactos importantes, tanto como con la nación duende, como con ciertas personas y criaturas que son de alta importancia… tal vez porque puedo derrotar a sus aurores elite y a usted mismo sin sudar… tal vez porque me he colado en el ministerio de magia sin que me detecten, robado documentos de alta importancia delante de usted y todavía tengo el descaro de pedirle esto… tal vez… porque quiero demostrar mi buena fe en cooperar con ustedes.-

-¿Buena fe?-pregunto un poco más tranquilo.

-¿Tengo que explicar todo? Ya sé que siente Mione- dijo Harry mirando el techo. Soltó aire y les miro con los brazos cruzados- Si ustedes me tienen en sus filas, pueden contar conmigo en circunstancias especiales, y pueden ocupar mis habilidades en el ministerio. A cambio yo tengo la libertad de actuar como Auror, ir a investigar algún caso que me parezca importante, hacer vigilancias, poder obtener sus recursos o incluso arrestar magos de ser necesario. -

Sin abrir la boca o contestar, fue a su asiento, tomándose el tiempo para llegar a donde antes Harry se sentó y luego tomo su lugar con la vista clavada su persona. Aunque este ni siquiera se dio la vuelta, continuo con los brazos cruzados y mirando adelante, esta vez a Kingsley.

-Ya has demostrado tu capacidad, podrías hacerlo si quieres ¿Por qué pedirnos una licencia?- dijo luego de un minuto.

-Primero, como he dicho, buena fe entre Pendragón y el ministerio- rio Harry- Segundo, conozco a una chica que si hago cosas fuera de la ley me mataría y que solo me ha permitido estar fuera de ella porque he actuado para para salvar gente y la situación lo ha ameritado. Si le demostrara que tengo una licencia de Auror, no se preocuparía tanto por mí y sabría que puedo pedir apoyo en casos extremos. Por ultimo…- inclino su cabeza y volvió a suspirar-… quiero que el ministerio diga, cuando todos sepan que estoy vivo, que fue una estrategia y que oculten que cruce el velo de la muerte.-

El silencio lleno la sala, solo siendo cortado por la pierna de Rufus moviéndose a una posición cómoda.

-Entiendo. Demasiado complicado explicar que paso, y también creían que usted es alguna clase de ser invencible que incluso ha derrotado a la muerte- dijo Scremengour con una leve carcajada- El poder del "elegido" sería algo buscado y todos intentarían obtenerlo, incluso si no existe. Algo muy malo tanto para el ministerio como para usted-

Harry alzo los hombros, luego se giró un poco y le miro de soslayo. -Solo pensé que esto le haría más feliz que un Urumpent encontrando pareja de apareamiento.- Se rio -Usted quería a Pendragón a su servicio, en su lugar, me tendrá a mí. Dejamos a Pendragón libre y sin ataduras del Ministerio, yo obtengo una cuartada para estos meses, y además puedo actuar como Auror sin restricciones. Al mismo tiempo el Ministerio obtendrá aceptación publica y podrá decir que un factor clave en ganar esta guerra fue ideada por usted. Sin contar que si no puede manejar algo, pueden venir a mí a pedirme ayuda y aceptare, si me lo piden bien y bonito-

-¿No cree que esta tentando a su suerte?-pregunto Rufus entrelazando sus dedos y poniéndolo sobre su boca, ocultando una sonrisa-Fui a su mansión a pedirle que Pendragón se uniera a nosotros y se negaron. Ahora, usted viene y pide ser un Auror sin jefe y además de que digamos que toda su muerte fue una estrategia para ganarle "al que no debe ser nombrado". ¿Por qué aceptaría luego de su rechazo?-

Harry se rio y comenzó a avanzar a la puerta.-Como ya le he dicho, Pendragón es un colegio libre, no voy a dejar que nadie lo controle. Pero pensé y considerare petición. Y para la convivencia pacífica con en el ministerio, creí que se podía hacer un lazo, conmigo como un recurso del ministerio. Eso sería… algo que se podría si podría aceptar. Pero como no le gusta dejaremos el antiguo acuerdo donde no mete las narices en nada que concierna a Pendragón y donde morirá si dice algo de mí.- Se paró junto a Kingsley y le toco el hombro y murmuro- Por cierto, es un gusto verte de nuevo, y espero que esto quede en secreto entre nosotros y el ministro-

Kingsley le dio una sonrisa y asintió, con un leve toque de orgullo en la cara. -Claro que si Harry-

-Me retiro señor Ministro- dijo Harry sacando otros frascos y haciendo el mismo procedimiento para transformarse, esta vez en un tipo rubio ceniza con cara ovalada- Lo veré en la guerra-

-¡ESPERA!- dijo Rufus. Se vieron y luego continuo con- No puedo aceptar esa oferta, ya que no existe algún formulario o registro de que anteriormente hubieron asesores externos. Y para crearlo se requeriría, el voto mayoritario del Winzengamot, tiempo para hacer todo el papeleo requerido y por su puesto una examinación para comprobar sus aptitudes.- le miro con una mueca de impotencia- Pero si existiera el puesto, ya hubiera firmado y aceptado su asesoría-

La carcajada de Harry les sorprendió, tomo el pomo y abrió la puerta recolocando el hechizo que tenía antes de entrar.- Creí que usted era un jefe Auror imponente y el ministro de magia que se escogió para esta guerra, y no solo un títere blando y temeroso del Winzengamot-

Fue como un golpe en el orgullo de Rufus que abrió la boca furiosa, pero Harry cruzo la puerta y el cerro antes de que dijera una palabra más. Y luego comenzó a avanzar sin preocupaciones.

Lo que había querido decirle estaba dicho. Pensó mucho durante esos días después de su pelea, ellos solos como una organización que estaba peleando contra Voldemort, era algo que podrían hacer. Pero existían muchos huecos en los que eran novatos y aun débiles. Luego de la guerra necesitarían no solo la aprobación del público, si no del ministerio y además de que tendrían que trabajar en conjunto para mantener la paz.

Después de la guerra, podría desatar inconformismo en la gente y que Pendragón fuera visto, como decían los documentos, peligroso para todos. Si las cosas se salían de control otra guerra podría explotar, una guerra civil entre Pendragón y el Ministerio. Y eso no lo quería.

Era una forma que podría conservar sus proyectos, los logros de cada Pendragón y hacer que el público supiera que estaba cooperando entre ellos.

Sentía que movió algo en Rufus, tal vez él también sabía que la cooperación era necesaria y que deseaba evitar algo que podría enviar a alguno de los dos grupos a su destrucción. De todas formas iría con pies de plomo, con mucho cuidado en cuanto a sus relaciones públicas. Solo esperaba que Scremengour se moviera y lograra hacer lo que dijo, convencer al Winzengamot, hacer el papeleo y ponerlo como un externo Auror asesor antes de que todo su plan terminara y que la esa guerra se volviera un campo de batallas.

Scremengour planto la semilla, y Harry intento hacerla germinar de la mejor forma, pero el tiempo era crucial y diría que pasaría.

Sin darse cuenta estaba nuevamente en la fuente mirando el letrero que decía que pronto, existiría un hospital y escuela de medimagia con el nombre de su madre. Saco una pequeña bolsa de galeones, y los sumergió en el agua para no llamar la atención, y dejo que el flujo del agua se los llevara. Cerró los ojos y deseo con todas sus fuerzas que saliera todo como quería.

Al llegar a la cabina, que la revisaban, parecía de verdad descompuesta, se rasco la nuca y haciéndose el que le hablaban se marchó, directo a las chimeneas. Hacer fila para pasar y poder ocupar una simple chimenea le pareció no solo aburrido, si no fastidioso y muy lento. Cuando fue su turno, simplemente avanzo, entro al torbellino de fuego verde, no se movió y miro como ante sus ojos pasaban cuartos y diferentes chimeneas hasta que llego a la que quería salir.

El caldero chorreante era la misma que recordaba, camino sin que le prestaran atención.

-¿Qué desea joven?-pregunto Tom el tabernero, limpiaba las mesas y le miraba con temor. Seguramente por el uniforme de Auror.

-Nada, gracias. Solo voy de paso para el callejón Diagon- dijo Harry continuando su camino, mirando el alivio que dieron sus palabras.

El callejón Diagon cambio a comparación de lo que recordaba, su ultima vez en aquel lugar estuvo con Ollivander y en Gringotts. Sin contar que huyo de Bill y Fleur. En ese momento, le parecía deprimente, la mayoría de tiendas estaban cerradas. La heladería, alguna vez rebosante de gente, risas y un buen ambiente, daba una sensación de no ser ocupado por nadie. La librería tenía alguna vitrina rota, los libros desperdigados y sin acomodar, el tendero estaba demacrado y con un moretón en la cara. Las diversas tientas de comida, artículos mágicos, para pociones y escobas, estaban apenas surtidas.

Se notaba que no la gente cada vez iba menos a aquel lugar.

Harry miro con sorpresa y la boca abierta la fascinante tienda, aquel lugar aún conservaba la alegría y risas, aunque no tantas como quisiera escuchar. Weasley & Weasley, artículos de broma para toda ocasión. Por un momento admiro la decoración, como los gemelos trabajaron en dar una vista atrayente desde afuera y como por los ventanales se veía que adentro era mucho mejor.

Se apiño contra la ventana y miro adentro, vio a Fred atendiendo a dos chicas mayores que ellos, aunque las tenderas que estaban detrás del mostrador estaban desocupadas. A George bajando cajas con su logo impreso y móvil en un costado, junto a Angelina que le tomaba de la mano.

Su primer instinto fue entrar, pero un sonido de cristal roto y de golpe de madera llamo su atención. Ahí en el recodo observo como un hombre grande y fornido pateaba madera y cristal roto que estorbaba en el camino. Sus pasos, inconscientes, le llevaron al lugar. Su corazón se estrujo y dolió como nunca al ver adentro, el lugar del que obtuvo su varita.

Ollivander's estaba destrozado, quemado y saqueado.

El letrero de la tienda colgaba de forma rara, y decía "Olivder fctes de entes vrtas de 3.C" Las letras que faltaban apenas dejaban una leve sombra que permitía entender un poco. Las cristaleras estaban destrozadas y esparcidas en el interior, la madera destrozada y en algunos puntos quemados, incluso se notaba que el interior era lo peor. Las cajas rectangulares que contenían varitas estaban regadas por todos lados rotas, sin contar con el polvo y suciedad cubrían. Subió los pequeños peldaños que llevaban adentro. La que una vez fue puerta ahora era solo trozos de astillas esparcidas, avanzo mirando una campanilla aplastada en el piso, y lo que debía ser el mostrador partido a la mitad, con tinta seca y dura en la superficie, plumas quemadas y un libro de ventas hecho carbón.

Hacía mucho que el fuego consumió ese lugar.

La mandíbula de Harry tembló con fuerza, sus dientes estaban tan apretados que dolían. Sus pasos resonaron en sus oídos, cada que pisaba una tabla suelta o una caja destrozada se sentía mas enojado, incluso mirando la vajilla de Ollivander destrozada en un rincón.

Piso algo que sonó a madera rompiéndose, se puso en cuclillas y lo recogió, una varita rota en cuatro trozos, con una fibra de pelo de unicornio aun uniéndolos.

Se adentró a la trastienda, por un corredor igual de destrozado, con las cajas abiertas y varitas destruidas por todos lados. Y donde las varitas más grandes o los báculos antes se encontraban miro que era otro desastre. Los Mortifagos no se conformaron con destruir lo que el ministerio considerara útil, si no con acabar con todo lo que Ollivander consideraba importante. Las creaciones de generaciones y generaciones de Ollivander's.

Cuido de no pisar otra varita, así que movió las cajas a un lado y las varitas al otro, separándolas e intentando ser lo más cuidadoso posible.

Se adentró a la habitación donde Ollivander creaba las varitas, pero al abrir la puerta su coraje incremento y no pudo evitar golpear el marco de la puerta, destruyéndolo y sacando astillas por todos lados. Aquel cuarto ya no existía, era solo un enorme círculo destrozado que no contenía ni una sola cosa, era polvo y ceniza.

-¡Malditos!-gruño Harry con toda la ira que sentía crecer en su interior, sintiendo aquel viejo tronido en su cuello.- ¡Pagaras, pagaras cada cosa que has provocado Tom!-

Una vez más en el día abrió la chaqueta de Auror, y las destrozadas varitas y múltiples cajas (que aún estaban cerradas y casi en buen estado las varitas) salieron volando y se adentraron. Se aseguró de guardar cada una de las que pudiera reparar ya fuera varita o báculos, incluso las cajas. No pudo hacer nada con aquellas que fueron carbonizadas, reparar ese nivel de daño si era imposible, aun si ocupaba el báculo de Merlín.

Arreglo lo mejor que pudo, levantando todo, reparando algunas cosas y arreglando al fachada. No podía decir que era igual que siempre, pero por lo menos ver el letrero bien colocado, con las letras colocadas y la fachada bien, le dio un poco de calma.

Estaba por salir de la tienda cuando sintió que la poción se acababa.

-¡Demonios!- murmuro buscando otro frasco.

Más hacia mucho que los frascos que llevaba no servían, los únicos dos que funcionaban, ya los había ingerido y parecía que la duración no era del todo exacta. Le quedaban más frascos con diferentes tipos para transformarse, pero nada en que ocuparlo. Pensó unos minutos y luego se sobo el cuello

- Ya será en otra ocasión- dijo mirando por la ventana el banco de blanco pulido, con las puertas cerradas. -Dobby-

El elfo apareció enseguida, llevaba el traje de Pendragón, y el sombrero de chef que le dio Hermione.

-¿El amo llamo a Dobby?-pregunto desapareciendo el cebollín que llevaba entre las manos.

-Si- dijo Harry sonriéndole- Necesito que me lleves a mi isla-

Dobby abrió los ojos tanto que lucía como caricatura, luego movió las orejas y se sonrojo un poco.

-Dobby lo llevara amo… pero…- contesto restregándose las manos en los pantalones negros- Winky está en este momento con el mago malo-

Harry entendía su pensar, si llegaba con Barty justo cuando Winky, y este hacia o decía algo malo, la elfina lo vería mucho peor y ya pensaba mal de sus acciones.

-Aun así llévame, tengo asuntos que tratar ahí y luego me retirare a Hogwarts- dijo Harry dándole una mano. Asintió Dobby y en un chasquido apareció en un lugar muy diferente de la tienda Ollivander's.

Se encontraba en una roca enorme que sobresalía al mar, el aire olia a salinidad, los rayos del sol le cegaron por un momento y los sonidos de aquel lugar fueron familiares. Enseguida entraron en función sus lentes nuevos, haciendo que sus ojos vieran sin que se adaptarán sus ojos y que bajaron la intensidad de la luz hasta que viera perfecto. Desde afuera se observaban como lentes de sol redondos.

La isla era diferente a las del archipiélago, eran cuatro pequeñas montañas que formaban una construcción un tanto reconocible. Formaba un ala de dragón ascendente y en la cima se veía una pequeña construcción, como un faro que formaba la garra superior. Toda ella cubierta de un follaje verde, aunque de distintos tonos y con algunos senderos de color café rojizo.

Si la media contra las islas del Archipiélago Arcano, esta era la mitad de la isla del principio, calculaba cerca de cincuenta a sesenta kilómetros cuadrados lo que era una distancia considerable.

-¡Esto si no me lo esperaba!-dijo Harry al sentir la energía mágica del lugar, era bastante buena, y poseía un par de manadas de criaturas peligrosas. Pero sin lugar a dudas lo que más le sorprendía es que a la orilla de aquel lugar, vivieran criaturas que no conocía.

-Dobby lo llevara a el mago malo- dijo Dobby preparándose para otra aparición.

-No es necesario- dijo Harry. Con dos años viviendo en islas peligrosas, le parecía un paseo por el parque y, con criaturas que no vio en el archipiélago Arcano, su ánimo fue un poco mejor. Su instinto de exploración le gritaba que tendría que verla con sus ojos -Te llamare cuando termine-Dobby asintió y desapareció.

Luego miro donde lo dejo, en aquella roca que bien podría ser el único lugar donde se podía aparecer. Pero estaba a unos cuantos cientos de metros de la isla. Más no era un problema. Salto de la roca al océano, se detuvo a un metro de tocar las olas que golpeaban y salpicaban en todas direcciones. Y salió volando a toda velocidad abriendo el agua en dos, hasta que llego a la orilla.

La playa no era de arena blanca o dorada, tampoco tenía las típicas conchitas que diferentes crustáceos. Era de arena negra, y con cristales de colores saliendo por el suelo. Eso sí le sorprendió y lo entretuvo revisando que era aquel material, el cual simplemente le pareció fascinante.

Luego de jugar con las piedras de colores que salpicaban la playa (resultando cristal), continúo su camino. Solo podía subir y subir entre árboles y zonas llena de vegetación, las mayorías venenosas y carnívoras. Conocía la planta que atrapaba pequeños insectos y tenía un montón de variaciones, con el nombre Drosera. Más nunca vio una del tamaño de un árbol y comiendo tan lentamente que pareciera que no hacía nada. Y no fue la única que vio, por lo menos una docena de diferentes especies observo, también hongos que lo hacían sentir diminuto y que eran venosos (parecidos a los de Mario Bros).

Se acostumbró tanto en el archipiélago Arcano a ver plantas comestibles, que busco alguna en su alrededor, pero solo encontró muy pocas, la mayoría eran cosas que podían matarlo si las ingería o cosas que querían ingerirlo. Incluso un pequeño lago de agua verde le parecía peligroso y no quiso acercarse.

Y cuando estaba llegando a la cima, luego de una caminata de casi una hora, algo le alerto. Tomando la punta de la capa que cubría el báculo y retiro la tela, mientras el alargado instrumento saltaba y giraba, amarro la capa a su cintura. Sujeto el báculo y lo giro hasta posarlo en su hombro, recorriendo su brazo y se preparó para una larga batalla.

Un gran y peligroso grupo de criaturas mágicas le encerraban por todos lados. Habían sido cautelosos hasta ese momento, más parecía que no mas, ya que era casi la mitad de un millar de presencias mágicas dirigiéndose a Harry a velocidad vertiginosa.

Del bosque surgieron rugidos, algunos extraños y con tambores, vibrantes, melodiosas, gutural, roncos y cada una le erizo el vello de la nuca.

Se preparó para salir volando, contando que serían criaturas mágicas, no estaba seguro salir ileso, y no quería batallar sin que fuera necesario.

Todos llegaron al mismo tiempo, algunos cayendo de las ramas de los árboles, otros derribando árboles y algunos casi apareciendo de la nada. Frenaron en un círculo a su alrededor, agrupados por manadas, con los líderes enfrente (eran más grandes y llamativos) y con los colmillos preparados.

Los miro a cada uno y alzo una ceja extrañado. Todos eran, en alguna forma, leones. Entre ellos destacaban los Nundus, que poseían una apariencia de león, inflando sus gargantas y mostrando los peligrosos pinchos que poseían en el cuello; Manticoras con mitad cuerpo de león(dos veces más grande que uno normal), su pelaje erizado, y en la parte trasera cambiando de naranja rojizo a negro, justo en su cola afilada que era escamosa y con un afilado aguijón; Infenideleos que consistía en leones pequeños que eran negros y con rayas de color rojo que recorrían su cuerpo y se encendían en fuego cuando deseaban; y los extintos(supuestamente) Caleoste, que era un león con melena blanca, colmillos como dagas y con unos cuernos sobresaliendo detrás de sus orejas que despedían veneno.

Y los que no conocía eran otros cuatro. Uno de ellos tenía alas que salían de su espalda y que se mantenía en las copas de los arboles (eran enormes y podían bien ser leones gigantes voladores), además de ser rojos; uno de ellos que en lugar de pelo tenia escamas por todos lados y que por melena poseía un filosos filamentos que no quería tocar ni en sueños; una especie de ligre (resultado de la cruza de un león y un tigre), con pelaje negro azabache y rayas blancas, aunque no era el típico que conocía los muggles ¿Qué ligre común y corriente despedía rayos blancos y al abrir la boca poseía varias filas de dientes puntiagudos?; por ultimo pero no menos mortífero, poseía seis patas con filosas garras negras, una cabeza con cuernos y en su espalda una fila de espinas cónicas que humeaban y expulsaban fuego.

-Ancestros- dijo Harry mirando al cielo-¿Por qué puros leones? ¿De dónde los sacaron? Y mi pregunta más importante ¿Estaban locos?-

Las ocho manadas se agazaparon, con diferentes aspectos y cada uno rugió, creando un escándalo de fantasía, espero a que se lanzaran a tropel y que le aplastaran, arañaran o por lo menos le mordieran. Pero terminaron su rugido y se calmaron, dejando un silencio que le aterro más que si hubiera atacado.

Hasta ese momento lo sintió, una enorme masa de energía mágica que surgió de la nada, justo delante de sus narices. Retrocedió y tomo el báculo con ambas manos, listo para defenderse, mas no veía nada. Los leones mágicos abrieron un espacio del tamaño de dos gigantes, pero nada más que bosque era observable. Algo dentro de ese lugar tenía una magia poderosa, mucho mayor que la de Diddy, lo cual era más que impresionante. Aunque no causaba terror, era más bien apacible, sin un solo toque de intención de atacar.

-¿Vienes a dañarnos? -pregunto una voz masculina, no supo de donde solo que le tranquilizo un poco. Si era un ser con el cual podía dialogar, podría llegar a un acuerdo con ellos.-

-No- Dijo Harry bajando el báculo, posándolo a su lado con la mano derecha e irguiéndose bien, para luego hacer una inclinación respetuosa. -Me presento, mi nombre es Harry James Potter, soy el heredero de esta isla y… después de dos años, he venido a conocerla-

-Entiendo- dijo la voz aun saliendo de aquel lugar vacío, aunque los leones de su alrededor seguían quietos, como soldados esperando indicaciones.- ¿Potter eh? Acaso, usted joven, fue el que envió a aquel hechicero a nuestro hogar-

Se planteó mentirle, si no estaban de acuerdo con que Barty se queda ahí, podrían atacarlo y se metería en problemas, más de los que ya estaba.

{No lo hagas, el guardián de lo feroz sabrá si mientes} dijo la voz de Griffin y por instinto llevo la mano al collar aferrándolo con fuerza.

¿Desde hacía cuanto que no los escuchaba? Eso le alegro mucho. Era como la primera vez que le hablo, se calmó y su mente se aclaró. Pero algo raro, muy raro le pareció, la voz era de Griffin era algo diferente

{Hola maestro, y gracias por el consejo} dijo Harry en su mente. Luego miro al bosque y se inclinó nuevamente- Fui yo el que ordeno que lo trajeran aquí, es un mago malvado que asesino y torturo a los padres de un querido amigo, lo matarían y yo lo salve para ocuparlo después y que pagara sus crímenes como era debido. Lamento mucho si eso les ha causado algún inconveniente.

No contesto de inmediato, más cuando lo hizo fue con un leve enojo-Interesante arma llevas en tu cuello ¿Es tuya?-

-No- dijo Harry aferrando a sus maestros con más fuerza. Sintiendo parte del enojo que poseía aquella voz, era como si surgiera de la nada.- Merlín, uno de mis maestros, los creo. Solo soy quien los porta por el momento-

-¿Por qué está fragmentado en siete partes?-pregunto aun conservando cierto enojo en su tono. Cosa que provocaba también enojo en Harry, mas no era ira o un sentimiento de querer dañar, era frustración por todas aquellas almas y corazones perdidos en la creación de Excalibur y el báculo de Merlín. Vidas que pudieron salvarse.

-¿Siete?-pregunto Harry aturdido por lo que le pasaba, ¿Cómo sabía lo que sentía la voz?- No son siete-

-Esos cuatro en tu cuello, el de tu dedo, la mitad del báculo y…- De su chaqueta sintió un tirón y como si él hubiera invocado algo salió y se mostró rotando a pesar de estar rota. La varita de sauco, partida a la mitad giraba ante sus ojos y cuando la tomo en su mano libre continúo la voz-… esa astilla-

-¿Qué?-pregunto Harry sin entenderlo.

La parte inferior de la varita se le mostro y la madera se abrió como si el tiempo erosionara la madera y revelo aquello que estaba adentro. No era solo el núcleo de Thestral, también una diminuta astilla plateada que bien podía ser la pequeña y filosa punta de una espada.

-¿Cómo es que sabias que eso estaba ahí?-pregunto Harry comprendiendo por que el poder de la varita incrementaba la del mago, aquella astilla era parte de la Excalibur, y al recibir magia esta incrementaba el hechizo.

-La naturaleza es antigua, paciente, feroz y sabia. Algo que nunca hace es olvidar-

Solo parpadeo y vio figuras de humo pasar por su costado, uno de ellos era Merlín de anciano, Arthur y Nimue, los cuales volaban en sus báculos. Era un bosque diferente, pero aun lo sentía como si fuera en su isla. Como si fuera un fantasma de humo los seguía sin poder quejarse o mirar a otro lado. Emergieron del bosque directo a la antigua Camelot, solo que en llamas. No escuchaba ruido, tampoco distinguía bien los colores, era como una sombra que le permitía ver aquella voz.

Y hablando de sombras, una de ellas surgió del bosque, quemándolo con una llamarada y dirigiendo sus fauces a Arthur, este dijo algo que apenas leyó en sus labios "Es hora de probar tu arma". Y luego a Merlín contestar "No fallara".

Nimue ascendió con Arthur pegado a su espalda y tomando la empuñadura de la excalibur, Merlín atrajo la atención de Diddy con hechizos que le hicieron nada. Sin previo aviso, Arthur salto de la escoba con la espada en mano y apuntándola al cuello de Diddy. Fue como ver uno de sus vuelos, a pesar de caer Arthur no estaba preocupado, solo pegaba sus piernas y mantenía las manos unidas a la empuñadura, como una lanza humana. Hubiera acertado, si Nimue hubiera regresado y sujetado la cola a tiempo. Que se estampo en excalibur y Arthur. Lanzándolos al bosque.

Merlín salió a toda velocidad, atrapando a Arthur, pero Excalibur siguió su curso, y se enterró en un árbol. Le parecía una película, ya que el foco de atención fue a donde la punta de la Excalibur estaba enterrada, menos de dos milímetros de la punta se rompió, salió volando y se encajó en un pequeño árbol que comenzaba a surgir. Esa diminuta astilla que le mostro era parte de la hoja de Excalibur. Aunque el espacio que dejo en la Excalibur no se quedó vacío. El metal se expandió y aliso, para luego tomar el mismo filo de antes.

Llego Arthur corriendo, con el yelmo abollado, aquel golpe que vio en los recuerdos de Merlín. Se alzó la visera permitiendo mostrar su cara, mallugada y sangrando. Tomo la espada y la arranco del tronco, sin darse cuenta de la astilla, resplandeciente e impregnando al joven árbol de su magia, aunque olvidada continuaba poseyendo magia.

Las imágenes cambiaron a una cámara rápida y con el foco en el árbol, mostrando su crecimiento acelerado. Observando como el crecimiento llevaba la astilla a una de sus ramas, envolverla y hacerse más y más gruesa hasta que termino en el núcleo de la rama.

El sauco que la poseía creció sin control alguno, y ahí donde antes fue Camelot, y de los daños de la batalla surgió un riachuelo, que se convirtió en un rio sinuoso.

Un día un Demiguise solitario llego a vivir a aquel sauco, alimentándose de los jugos y grandes frutos que daba. Aunque nunca toco una de esos frutos. Uno que creció mucho más que otros, convirtiéndose en esfera grande y negra, como una pequeña manzana negra. El Demiguise entendía que no debía comerla, expulsaba magia muy rara, y la evitaba siempre.

O eso fue hasta que aparecieron los hermanos, vestidos con harapos y varitas, jugando y riendo, todos azabaches y ojos verdes. Al ver la fruta intentaron tomarla. Los ojos del Demiguise brillaron y reacciono, la tomo antes que ellos y se la llevo a la boca, comió dos trozos y luego paro. Se sorprendieron al ver como la noble criatura caía de la rama, muerta. Creyendo que era obra de la muerte, tomaron algo para recordar ese día.

El mayor de los hermanos, que tenía una mirada fría y calculadora, tomo la rama de la que colgaba dicho fruto, diciendo que: si aquella rama daba algo que mataba al instante, también debía crear una varita poderosa. El hermano de en medio, aquel que estaba confiado y parecía soberbio, no dudo en tomar la fruta mordida y llevársela. Por último el menor de los tres, aquel cuyo cabello se revolvía y era el más enclenque, observaba el cuerpo del Demiguise y tomo a la criatura en brazos, para darle un entierro adecuado.

Se marcharon de aquel lugar. Y fue cuando las cosas se tornaron aun peor para la cabeza de Harry. Vio los tres al mismo tiempo. Como el primer hermano mandaba a confeccionar la varita a un viejo ermitaño que lucía tenebroso y malvado; al segundo hermano que no aviso a su amada que la fruta podría matarla, la cual termino comiéndose por completo y luego caer muerta; al tercero llegando a una tienda de capas donde trabajaba, dejando el cuerpo para cumplir sus labores, aunque sin darse cuenta de la codiciosa mirada del jefe por el pelo del Demiguise.

Supuso, Harry, que llegaba al fin a descubrir por qué la fábula de los tres hermanos era tan rara. Ya que el ermitaño nunca se dio cuenta de la astilla al confeccionarla; de la boca de la amada del segundo hermano surgió la semilla del fruto, o mejor dicho una piedra romboide; por último el jefe del tercer hermano cortando el pelo del Demiguise y confeccionando con maestría una capa de viaje.

Cuando se dio cuenta que ya le dolía la cabeza, por estar en tres lugares al mismo tiempo, se percató que el primer hermano se batía a duelo con otros y ganaba, aunque al final termino muerto por el hijo del ermitaño; el segundo trayendo a su amada en forma de fantasma y al ser acusado por ella de asesinarla, el segundo hermano, se suicidó dejando a su pequeño ver a su padre colgado; por último, el tercer hermano quito aquella prenda que fabrico con pelo de Demiguise a su jefe y enterró el cuerpo, prometiéndole siempre cuidar tan valioso objeto antes de partir en un viaje por el mundo.

Su última vista, fue la varita de sauco en mano de otro mago y con el hijo del ermitaño muerto a sus pies, la mano del hijo del segundo hermano y en medio la piedra de la resurrección y por ultimo al tercer hermano caminando por laderas y bosques, ocultándose de los peligros al hacerse invisible con la capa.

- Ese pequeño trozo hizo esos objetos poderosos. Esa varita rota y… esa capa que está en tu cintura-pregunto la voz trayéndolo a la realidad, haciendo que se mareara un poco, las cosas parecían girar a su alrededor.- Ahora, contesta joven ¿Por qué esta esa poderosa arma en siete trozos?-

{¿Es cierto que las reliquias de la muerte son echas de Excalibur?}Pregunto Harry a sus maestros, pero guardaron silencio.

Se limpió el sudor, intento enfocar mejor su vista con los anteojos, y se sintió aun peor al volverse a ver entre los felinos mágicos. Y un ser que no veía.

-Merlín destruyo la espada y la convirtió en estoy cinco anillos- dijo Harry diciendo lo que conocía, aunque por lo que analizaba y deducía, aquella voz seguro ya sabía eso.- En cuanto al báculo, supongo, que también es parte de Excalibur al ser reparado con el metal restante-

Espero a que contestara, aprovechando para reponerse del dolor de cabeza.

-La traerás de nuevo a la vida, la ocuparas y blandirás como una parte de ti-dijo la voz, ahora neutra, como decidiendo si matarlo o no.-¿Qué harás después con ella?-

Su pregunta le causaba conflicto, no sabía del todo a que se refería, también poseía una gran idea al mismo tiempo y supuso que si veía al pasado y los errores que cometieron, y también los logros con solo un poco de poder de la espada. Harry podía ver un futuro algo borroso.

-No lo sé- dijo Harry mirando el báculo en sus manos.- Pero supongo que lo que me diga mi instinto y mi corazón-

Al terminar la frase, algo cambio entre los felinos que le rodeaban, estos agitaron sus alas, encendieron sus melenas, o abrieron sus fauces. No para atacarlo, más bien como si celebraran algo. La isla tembló un poco, y vio como algo salía entre los árboles, una cabeza. Pensó que era grande al verla, luego abrió la boca al alzar la vista y ver que era más grande de lo que pensó y que los árboles y laderas eran parte de su rostro. Si aquella criatura quisiera comerse a un gigante, sería muy fácil y podría comerse dos por bocado.

Al erguirse supo que bien abarcaba media isla, y que camino por su lomo por un buen rato sin darse cuenta. La melena, era de igual forma conformada por maleza, moho y troncos retorcidos. El cuerpo también era como si fuera echo de árboles, tierra, plantas y más cosas naturales. Su cara era la de un león normal y corriente, pero al abrir sus parpados (formados por dos laderas) vio que tenía pupilas verdes esmeraldas. No dudo que la colosal bestia era el propietario de aquella voz, y que de alguna forma le enseño esas imágenes. La cabeza se coló en el espacio que abrieron los leones y quedo a centímetros de Harry, aunque lo más cercano era una enorme piedra triangular humedad.

-Harry James Potter, el niño que vivió y aquel que es están salvaje como yo. Eres interesante… - dijo y pareció hacer una inclinación, aunque era más como que bajaba mucho la cabeza para ver a las hormigas, en este caso a Harry. Y seguido a la colosal bestia, los alfas de cada manada de leones y su sequito, se sentaron en sus cuartos traseros e inclinaron la cabeza - …te he observado todo este tiempo, agradezco tu cuidado a las criaturas que te rodean y tu entorno. Espero contar contigo para proteger el santuario Liontári-

Había leído de los Ents, criaturas hechas de madera y naturaleza, sabias y antiguas, incluso creados en el mismo tiempo que la naturaleza surgió. Conectada al mundo por la misma naturaleza. El libro no decía nada de que fuera del tamaño de una montaña pequeña, tampoco que pudiera mostrar sucesos pasado y menos el nivel de poder que poseía. Claro que tampoco se creía que existiera de verdad, solo una historia de los magos para hacer que los niños respetaran la naturaleza.

-¡Lo intentare, te lo prometo!- dijo alzando la voz para que lo escuchara, casi de inmediato se pegó en la frente con la palma. Antes de saber que era enorme, le hablo como si estuviera a dos pasos, cosa que dejo su grito fuera de lugar, y lo dejaba como idiota.- ¿Cómo… Cómo te llamas?-

El Ent león se volvió a mover, creando que la isla volviera a tener un temblor continuo y que algunos leones alados volaran de las copas de los árboles.

-Nunca he tenido un nombre y… nunca en estos millones de años nadie me ha hecho esa pregunta- dijo el Ent recostándose en la tierra, quedando donde con anterioridad estaba. Solo que sus sentimientos le llegaban- Puedes llamarme como quieras-

Lo pensó por unos momentos, luego camino a donde estaba su nariz la toco, como en un saludo. Era dura fría y húmeda, era cual tocar una piedra recién metida en el rio.

-Es un gusto conocerte Dragsyl -

-¿Dragsyl? ¿Qué significa joven Potter?-pregunto ya totalmente recostado.

-Me canse de poner acrónimos a las criaturas tan poderosas como tú, así que ahora escogí un anagrama- dijo Harry mirando como cerraba sus ojos lentamente ocultando ese verde esmeralda.- Lo he sacado de Yggdrasil, el árbol de la vida-

-Como he dicho, interesante joven- dijo Dragsyl con voz más leve- No temas, las criaturas de este lugar ahora saben que eres amigo de lo salvaje y no tienen permitido acercarse a la torre.- le miro y luego Dragsyl rugió- Lo has visto, el menor de los hermanos se asentó un par de años aquí. Fue el primer humano que conocí, llevaba esa misma capa que portas, fue tan instintivo como tú y le permití vivir a mi lado y tomar de los minerales preciosos que nacen de la tierra de este lugar. Y luego de ir y venir durante años, Peverell pensó que me encontraba muy solo, busco y arranco de sus hogares y familias a las criaturas que se parecieran a mí, las libero en la isla. Pero para ese momento… trasgredió mí una regla, nunca encerrar a una criatura de su hogar o familia, lo natural no está y no debe ser atado a nada. -

-¿Y si algo me atacara y tuviera que defenderme o si cortara un árbol sin querer?- pregunto Harry no queriendo tener una mala relación con Dragsyl, Diddy fue un adversario imponente, no sabía cómo derrotaría a Dragsyl y todas las criaturas de su alrededor si atacaban juntos.

-Cazar por hambre no es quitar la libertad, es supervivencia; matar por sobrevivir es aceptable, es supervivencia.- Dijo Dragsyl y Harry sintió como las emociones que surgían de la criatura lo llenaban. Una calma, por encontrar a otro humano que podría entender su ley natural. -En cuanto a la vegetación, mientras no destruyas todo y ayudes al bosque a continuar fuerte es lo más importante. Y un consejo busca el equilibrio joven Potter. La luz de tu alma es segura, y ha crecido con caos, como la naturaleza, creció con lentitud y se expandió hasta enraizarse en tu alma y alzado ramas a cada ser que te rodea. Eso te ha hecho soportar cada prueba y llevar esa maligna carga contigo. Pero tu corazón, tiene aún dudas. Rechazas la oscuridad como si fuera el enemigo, ordena tus pensamientos y deja que las sombras le den más vida a ese paisaje que has creado poco a poco-

Cerró su enorme ojo. Y las criaturas comenzaron a moverse libremente de nuevo.

-Una pregunta más- dijo Harry al llegarle a la mente, esperando que fuera contestada.- Mi familia, los Potter ¿Han alguna vez han pisado esta isla?-

-Lo intentaron, pero ninguno tuvo el instinto que tú, y fueron expulsados de mi hogar al no ser naturales- rugió Dragsyl con voz adormilada- Ahora, joven Potter, continua tu camino y has crecer mi hogar-

Llevo a la mano a su bolsa de pierna, sintiendo la esfera con el archipiélago Arcano y le llego a la mente un pensamiento deprimente. La única regla que le ponía y ya la estaba trasgrediendo, no lo hacía sentir orgulloso.

-Pensaste en ellos antes que en tu felicidad, los salvaste, y no los dañaste, tampoco los arrebataste de la naturaleza y les permitiste continuar en sus manadas- Susurro la voz de Dragsyl.- Como he dicho continua siguiendo a tu instinto, a lo salvaje que existe en ti- Harry se tambaleo un poco por una repentina tranquilidad y sueño que le llegaron, se palmeo la cara y miro a su alrededor.

Las criaturas de su alrededor le rugieron, por alguna razón fuera de lo que conocía, el comprendía que era como una bienvenida y luego se fueron esparciendo por la orilla de la isla. Alejándose de aquella construcción en forma de faro.

Por unos minutos se quedó quieto Harry. Era cansado que ese tipo de cosas le pasara una y otra vez, aunque no se quejaba, ahora tenía un nuevo amigo. Un amigote león que estaba conectado a la naturaleza y tenía suficiente magia para mantener el archipiélago Arcano a salvo y sin que las islas se desplomaran. Y además de que ya no tendría que preocuparse, o no por lo menos de que las criaturas que Vivian Liontári le atacaran, solo de las plantas carnívoras y venenosas que estaban sobre el lomo de Dragsyl. Ahora que se daba cuenta ¿Acaso así se alimentaba? ¿Dejaba que su cuerpo absorbiera a los nutrientes que le proporcionaban las plantas y seres que vivían? Dejo de pensar mucho en eso, ya le dolía bastante la cabeza para lo clasificara como migraña.

Regreso el báculo a su lugar, la varita de sauco la guardo (asegurando la astilla de Excalibur) y la capa la doblo dentro de su chaqueta. Y una vez todo en orden, voló directo a la construcción, pudo haberlo hecho desde el principio, pero se alegraba de tener la idea de explorar. No pensaba ni que Dragsyl le atacara por caerle de repente en el lomo.

Sobrevoló la torre, la cual era muy antigua, de piedras apiladas, y muy inestable, parecía a punto de caerse (se curvaba por su peso). Lo que le daba el toque de garra curvada a la distancia, más de cerca estaba dudando en posarse encima, pero la magia que la sostenía era alimentada por Dragsyl, o eso sentía. Descendió al balcón, uno que tenía un medio barandal de piedra destrozado, y el suelo cuarteado, salían plantas por algunas hendiduras y un árbol destrozaba el ligero techo que alguna vez dio sombra al lugar.

Al fondo observo el hueco por el que se descendía, aunque el llegar al otro lado le fue complicado, caminaba inclinado y con cuidando no romper el suelo y caer a la habitación inferior. Al mirar el hueco observo la escalera de caracol hecha astillas. Era tan antiguo que cuando sus pies despegaron el suelo, las grietas aumentaron y algo en el piso de abajo cayó.

Bajo intentando no tocar ni el suelo. Era muy oscuro, y una vez más los lentes le ayudaron si quiera pedirlo, haciéndole ver la habitación, o lo que alguna vez fue dormitorio. Una cama rustica, como la que el construyó en el archipiélago Arcano, un cofre de madera, estante, plantas por cada rincón y un frasco de cristal de tamaño gigante que contenía un líquido turbio y negro. Además de partes del techo destrozado en cada rincón.

Flotando, fue al baúl y lo abrió, el contenido era ropa antigua. A la mitad de la cama se observaba un hueco hecho por ramas retorcidas. Y al centro, otro hueco por donde bajar al piso inferior. Bajo por una enredadera, una que subía enroscándose por una escalera vertical de madera, anqué vio algunos insectos (sobre todo arañas, moscas, mosquitos y chapulines, nada fuera de lo común).

Apenas y entendía que era ese lugar, apestaba tanto y las cosas estaban tan destrozadas que simplemente continuo al siguiente piso. Se encontró lo que podría ser un comedor, donde la mitad de los utensilios eran forjados a mano, un mal forjado y donde la mesa era de un tocón de madera que media tres metros. Lo que le emociono fue los librería, el siguiente apartado de la torre, más al solo tocar los lomos de los libros estos se desintegraron, dejándolos ilegibles y sin forma de reparar (incluso la magia solo los hacían volverse polvo). Continuo bajando, mirando salas de almacenamiento de madera seca e incluso una de pociones, la cual olía a pudrición, azufre, y animales muertos.

El último piso, el que debía conectar con la tierra era diferente. Tenía ventanas y puerta, permitía que la luz entrara, también una mesa rustica, silla y cama, además de harapos sucios, un par de frascos con comida. Una hoguera encendida, con una vieja y destartalada tetera humeando.

Un grito le alerto, más ni se movió, una porra de piedra se estrelló en su costado y se fragmento soltando diminutos pedazos de piedra y polvo.

-Vamos, es un regalo, si arruinas mi uniforme me las pagaras- dijo Harry sacudiéndose y checando su chaqueta.

Lo volvió a sentir venir, esta vez levanto la mano y detuvo su puño antes de que llegara a su rostro. Esperaba encontrar a Barty como alguna vez estuvo el mismo, con el cabello largo desbordante, pareciendo un mendigo y con una desnutrición marcada. Al contrario tenía el cabello recortado, sin barba, también bien vestido y, le parecía, que incluso tenía el mismo peso de antes. Lo más remarcable y atrayente de su rostro era que poseía tres cicatrices que recorrían desde su frente hasta su mejilla. No dudo en que fuera un regalo de parte de los leones.

-Ya puedes guardar esa navaja- rio Harry al ver su mano medio oculta y empuñando algo. -… ¿Profesor? Creo que apuñalar a su antiguo alumno es un crimen. Y usted fue el que me enseñó a estar en alerta permanente, no puede herirme con esos métodos simples-

Barty sonrió, con esa forma tan malvada, que no dejaba dudas que estaba loco. Soltó su puño y este giro la rustica y oxidada navaja en su mano. Lamio el costado y dijo- Señor Potter ¿Qué lo trae a mi humilde prisión?-

-Supuse que era suficiente tiempo para que reflexionaras tus crímenes- contesto Harry caminando por el que Winky te cuida más que a mi… es… triste-

La tetera comenzó a silbar y Barty fue a retirarla del fuego, al moverse cojeo de una pierna. No parecía tener dolor y tampoco que le molestara, más bien estaba ya acostumbrado.

- Ahora a ¿Que infierno me enviaras?-pregunto Barty sentándose contra el muro, vaciando té caliente en un vaso muy usado.

-¿Infierno?-pregunto Harry riéndose- No sabes nada de infiernos Barty. Cuando hice que te trajera Dobby le indique que te ayudara a sobrevivir, nunca fue mi intención que murieras o que estuvieras encerrado. Solo que pensaras en los daños que hiciste a otras personas-

Una carcajada sonora sonó, una que en un manicomio seria ya parte de la decoración. Se estiro la piel del rostro en las cicatrices de garras y sonrió igual que un maniaco- Esto me lo hicieron en la primera semana, luego al mes…- llevo la mano al pantalón y sin siquiera detenerse lo desgarro, mostrando parte de su pierna, donde la cicatriz parecía más como una mordedura y le faltaba un trozo.-…adiós movilidad-

-Seis de diez en cuanto a la cicatriz- dijo Harry sin siquiera inmutarse.- No me digas como termino, Winky apareció y te salvo, curo y te ayudo con lo que necesitabas-

-¡ESA ESTÚPIDA ELFINA, NO HA HECHO NADA!-Grito Barty espumeando por la boca y apretando los puños.- ¡LE ORDENE TRAERME UNA VARITA, SACARME O SIQUIERA MATARTE, PERO NADA DE ESO HA HECHO! ¡ES UNA INUTIL!-

Sus miradas se quedaron observando unos segundos, luego la mano de Harry llego a la garganta de Barty, la torre tembló y la tetera se rego por el suelo de piedra. Le vio con fuerza.

-Winky no es estúpida o inútil- dijo Harry en voz baja apretando un poco su agarre en el cuello.- Ella es leal a ti porque… te vio como a un hijo ¿No? Eres el niño que vio nacer, crecer y que cuido cada día como si fuera propio. Y ella daría la vida por ti o tu familia y aun así ¿No te importa? -

-¿Esa apestosa criatura cómo mi madre? pregunto Barty con voz ahogada, y una mueca de asco- Solo es un sirviente. Si no hace su trabajo no sirve y se tira, como la basura que es-

Los jadeos de Barty sonaron por unos segundos, luego Harry tomo su báculo, lo arrojó al suelo y lo apunto, con los ojos oscurecidos.- Me das pena Barty, eres un ser despreciable y que no puede comprender el amor que te tiene Winky.-

-Amor… me da asco- dijo Barty escupiendo a su lado- No necesito el amor de un asqueroso elfo doméstico, ¡SOLO NECESITO PODER! El poder que mi señor me dará, una vez que regrese a él y termine con tu vida Potter-

Acerco el báculo a su cuerpo y la punta se ilumino.

-¡NO!-grito la voz de Winky. La punta del báculo estaba tocando el pecho de la elfina y esta estaba mirando a Harry, con ojos llorosos y las manos estiradas, intentando cubrir a Barty con su pequeño cuerpo.- ¡NO MATE AL AMO, MATE A WINKY PERO AL AMO NO!-

En la puerta se encontraba una cesta de comida, bien surtida y que regaba por el suelo. La elfina soltaba un llanto grueso que caía por las mejillas lentamente, su mirada de miedo y su cuerpo tembloroso era lo que más notaba Harry.

-¡ESO!-rio Barty con crueldad-¡CUMPLE CON LO UNICO PARA LO QUE SIRVES, MUERE POR MI!-

Los ojos de Winky se cerraron y aun si temblaba con mucha fuerza asintió, las lágrimas se volvieron un torrente y se arrodillo para recibir cualquier hechizo.

-Winky, nunca te he dado una orden y jamás te he pedido nada, que fuera para mi beneficio, desde que he hecho la conexión contigo. He intentado entenderte y ponerme en tu lugar cada que me vez con ese odio y coraje.- dijo Harry soltando el báculo, aunque este se quedó en su lugar, suspendido en el aire y sin moverse. Camino a Winky se arrodillo frente de ella y le toco la pequeña cabeza.-No puedo hacer que me quieras. Y no deseo que creas que tienes que estar trabajando para mí, puedes seguir obteniendo tu magia atreves de la mía y buscar un nuevo amo al que de verdad quieras seguir y que ames. Pero no permitiré que caigas en manos de alguien como Barty o alguien parecido. Tú eres una gran elfina y mereces un amo que te amé tal y como tú lo ames-

-¡EL AMO ES BUENO, LO SE… LO SE…- Gimoteo tomando la mano de Harry sobre su cabeza y clavando las uñas con furia, aunque parecía ni siquiera percatarse de la fuerza que ocupaba.-WINKI LO SABE, WINKY ESTA SEGURA QUE… QUE "EL QUE NO DEBE SER NOMBRADO" LO HA HECHIZADO-

No supo que contestar, era frustrante que hablara y ella no escuchara lo que de verdad quería decirle, solo escuchara lo que deseaba y nada más. No le importaba que le siguiera tratando mal, o que le odiara en especial, solo que aceptara que Barty no era el amo que merecía.

-¿Puedo pedirte algo? por favor-pregunto Harry muy bajo.- Solo concédeme esta orden-

Winky abrió sus ojos enormes, le miro con miedo, lo cual fue peor que si Barty le apuñalara con esa navaja oxidada. Asintió lentamente y temblando sin control.

-Muévete a un lado-

Los pequeños pies de la elfina dieron dos pasos a un lado, apretaba la mano de Harry con fuerza, y gimoteaba en llanto, desesperada por ver como el báculo quedaba en dirección de Barty. Luchaba contra ella misma, moviéndose de forma extraña, cada vez aferrándose con más fuerza a la mano de Harry, incluso sentía como sus músculos ya estaban doliéndole.

-ESTUPIDA, SUCIA CRIATURA, ¡OBEDECEME Y PROTEGEME, PARA ESO VIVES!- Grito Barty con los ojos saltones e inyectados en sangre, aterrado por lo que podría hacerle Harry.

-¡NO, PORFAVOR NO!-Grito Winky y el eco de su voz resonó por la torre-¡NO! ¡WINKY LO OBEDECERA, WINKY LO DEJARA ORDENARLE, WINKU LE DEJARA DE VER COMO UN MAL AMO, WINKY SERA SU FIEL SERVIDORA, PERO NO MATE A MI NIÑO!-

El hechizo ilumino la habitación, el grito desgarrador de Winky resonó al momento en que toco a Barty, el cual se cubrió con sus brazos. Mas el hechizo golpeo la pierna que parecía mordida. El tejido era irrecuperable, pero la movilidad era otra cosa, una serie de tejido artificial de un tono rosa surgió de la piel y se entrelazo como verdaderos músculos y relleno su herida. Barty grito sujetándose la pierna y retorciéndose, hasta que termino de crearse aquella "prótesis".

-Eso es todo, yo no manchare mis manos con tu despreciable ser. - dijo Harry regresando el báculo a su espalda, mirando a Winky echa un desastre, en shock y ya casi tirada en el suelo, aunque aún sujetaba su mano.

-Aaa… amo- murmuro Winky con dolor, su pequeña garganta seguro estaba dañada por los gritos que dio.- Amo Barty-

Harry le miro y sonrió, esperaba que eso frenara las gruesas lágrimas que escurrían por su rostro. Le tomo la espalda y le atrajo, abrazándola e infundiéndole su magia, intentando aliviar su garganta y reconfortarle. Tal vez fue el momento, las emociones desbordantes o las palabras hirientes de Barty que se aferró a su cuello y cavo su alargada nariz en su hombro mientras que lloraba sin control.

Observo a tiempo a Barty con una mueca de furia desquiciada, alzar la navaja y como apuntaba a la espalda de la elfina. Solo alzo la mano, petrificándolo con el cuchillo casi a punto de soltarlo. Luego lo amarro y amordazo antes de que Winky saliera de su llanto.

No fue rápido, y no supo cómo termino sacándola de la torre, acostó en su regazo y consoló mirando como el viento movía el follaje de los árboles. Como la luz de la tarde bañaba el mar y la naturaleza. Hasta que Winky se durmió. Llamo a Dobby para que la llevara a descansar, el elfo tardo menos de un minuto en hacerlo.

Aprecio y supo que la aparición era algo perfecto para ir y venir, cosa que ya debía aprender en cuanto regresara a Hogwarts.

Luego preparo las cosas para sacar lo que necesitaba de Barty, le veía con ira de verdad, con los ojos sangrantes y se movía con brusquedad. Saco un pergamino largo de su chaqueta, también un frasco y su cuchillo para tallar madera. Pego el pergamino en el antebrazo de Barty, donde el tatuaje de la marca tenebrosa se delineaba en negro absoluto, se cortó el dedo y dejo que la sangre impregnara el papel. La sangre se movió por el pergamino, dibujando por si sola una imagen perfecta de la marca tenebrosa. Al terminar Harry inyecto magia en el pergamino y marca tenebrosa, copiando la magia directamente en el lienzo.

-¿¡QUE HACES MALDITO IDIOTA!?-Grito Barty que de alguna forma se logró quitar la mordaza.

Hasta ese momento Harry aguanto, sin poder siquiera pararse golpeo la cara de Barty. Se contuvo al último momento, solo rompiéndole la nariz y no destrozándole todo el cráneo. Respiro calmándose, antes de repararle la nariz y soltarle. Ya estaba inconsciente y quieto.

Con la sangre que escurría Barty por la nariz, dibujo un círculo en el ante brazo, luego de que terminara y dejara el frasco equilibrado (nada sencillo), se levantó y le apunto con el báculo.-Morsmordre-

Solo una vez escucho el hechizo, y solo una vez vio su efecto, pero nunca se le olvido, y jamás lo haría. Pero agradecería que así fuera, porque de lo contrario, no podría conseguir aquello que podría llevarlos a ganar la guerra. Mas el hechizo no funciono, el circulo se ilumino un poco, mas no ocurrió lo esperado.

-Entiendo, bien, bien…no ahí de otra… espero que funcione- dijo Harry moviendo las manos y su cuerpo, aflojando las coyunturas.

Cerró los ojos, y busco dentro de sí, aquel sentimiento, el cual guardaba. No fue difícil encontrarlo, ese día lo tuvo en diferentes momentos. Comenzó como una molestia, luego se irrito, como un enojo leve, hasta que la furia le calentaba la sangre y exploto como ira llena de odio sin control alguno. No supo si remplazo su sangre, evaporándose por el ardor que sentía, o si el ardor que sentía era remplazado por esos sentimientos negativos. Abrió los ojos, y miro las ventanas, su reflejo le dijo mucho ya que uno de sus ojos era de color rojo sangriento y el otro verde. Más ambos colores estaban inestables y parecían querer dominar al otro en pequeños destellos.

El cuello le trono y una sonrisa perversa surgió de su boca, recordando al Harry que vivía en su interior y le lanzaba pesadillas.

El báculo le peso toneladas y termino en el suelo, cuarteándolo y comenzando a quemarle las manos. El fuego salía de donde lo tocara y el metal ve voleo amarillo intenso cual calentado al fuego. Necesitaba apurarse o Voldemort se percataría de que la conexión entre ellos no estaba muerta.

-MORSMORDRE- Grito sin poderlo evitar. Sacudiendo cada tramo de la torre. Y provocando que se partiera techo y paredes, algo afuera se derrumbó y esparció, escombro de la torre era lo único que observaba.

Todo se ilumino de verde y su furia fue sustraída de su cuerpo, como si aquel hechizo no ocupara magia, si no ese sentimiento. Volvió a cerrar los ojos y se concentró, tomando el resto de su enojo, furia y lo llevo a lo más profundo que podía a donde todo se volvía borroso a su ser. Permitiendo que el resto de sus emociones surgieran como burbujas en agua hirviendo. Muchas de ellas surgieron: alegría, tristeza, miedo, desesperación, frustración, calma, etc.

Cada uno golpeándolo tan rápido y tan fuerte que sintió su cuerpo doblarse y bajar una rodilla al suelo. Se sujetó el corazón, intentando calmarse y no permitir que sus sentimientos fluyeran a Hermione. Pero era inevitable, algunos de ellos se colaban y sentía como llegaban a Hermione, causando que una preocupación penetrante regresara a Harry, directo de su prometida.

{Estoy bien, un pequeño tropezón} dijo, no era para sí mismo, era para Hermione. Estaba a miles de kilómetros de su prometida, tal vez ni siquiera le llegaría, pero si no lo intentaba se sentiría peor. {Tranquila, ya estoy bien, regresare pronto}

{Idiota, no me asustes de esa forma} escucho la voz de Hermione, queda y débil, más su inigualable tono de preocupación y furia fue como si estuviera a su lado. {Estaré esperándote, no te tardes amor}

Parpadeo mucho, tal vez por la sorpresa de que su conexión fuera más fuerte de lo que pensó, o de que aun en esas condiciones sintiera que estaba en problemas. Miro el frasco con la esperanza de que si funciono y no solo pusiera en riesgo todo por nada. Y suspiro de alivio al ver el frasco, con una pequeña marca tenebrosa flotando adentro. Era parecido a ver a un insecto atrapado en ámbar, solo que esto era magia atrapada en un recipiente. Nada fácil de realizar.

-Un paso más cerca, y…- miro que el atardecer comenzaba a surgir en el horizonte -… muchos más por dar-

Guardo el pergamino y el frasco con la marca tenebrosa. Tal vez dejar a Barty ahí tirado, no era lo mejor. Más Harry durmió en lugares peores, con fieras que pudieran comérselo y sin ayuda a miles de kilómetros a la redonda. Por lo que su magia percibía, y sus lentes le ayudaban a ver, por lo menos una docena de elfos lo vigilaban. Y Dragsyl no tenía permitido atacar aquella construcción, por lo que estaría a salvo.

Salió y miro el estropicio que creo, dos pisos completos destrozados en el suelo y la torre a punto de caerse. El enorme frasco estaba derramándose por el costado de la piedra, dándole un toque de que sangraba y que apestaba a animales muertos.

-Que desastre- dijo Harry rascándose la nuca.

Realizo un reparo, e intento incluso que fuera más estable, lo cual no pareció pasar, aunque regreso todo a su lugar. Sobre voló la isla, mirando a varios leones alados perseguirse, dos cachorros se peleaban, o jugaban, aunque descendían varios metros en el aire intentándose morderse. A su derecha sentía a las Manticoras cuidando de sus cachorros. E incluso a Dragsyl, sin moverse y ¿Durmiendo o hibernando?

Regreso a la piedra en la que apareció con Dobby, y golpeo tres veces con el báculo, creando un círculo mágico tallado en la superficie plana y de paso inyectándole su magia para que protegiera la isla. Avanzo por el mar, tanto que apenas veía tierra y se paró en la superficie creando hielo. A su vista el sol estaba ya tocando el horizonte, proyectando luces rojos, naranjas y doradas.

Volvió a tomar el báculo, sosteniéndolo con ambas manos y luego golpeo la superficie de agua. Proyecto mucha más magia de la necesaria y dijo –Maxima protego suma totalum-

Fue como si drenaran tres cuartos de su energía, magia y lo dejara encerrado en un enorme domo trasparente que podía abarcar cientos de kilómetros de radio de distancia. Envolviendo también la isla Liontári. Saco, de su bolsa para la pierna, la esfera del Archipiélago Arcano e hizo un pequeño movimiento de báculo, la dejo caer justo donde estaba parado. Se hundió por completo.

Se alejó del lugar a toda velocidad, pegado directamente al mar y avanzando tan rápido como podía. Lo cual no fue suficiente. El estruendo del agua le atrajo, giro de lado y miro como la esfera de cristal crecía a una velocidad vertiginosa, a tal punto que ya miraba la torre de cristal volverse a su tamaño normal en cuestión de segundos. Regreso la mirada y se concentró toda su magia volando en línea recta esperando salir del radio de crecimiento, más el archipiélago le estaba alcanzando. Con el agua siendo empujada en una enorme ola que ya estaba tocándole los talones. Literalmente sentía el agua en los pies a pesar de volar con rapidez.

Una sombra surgió del mar, una piedra del fondo del océano que salía a flote por tal perturbación que provoco. Evadirla no era cosa sencilla, bajo como bala al agua, y al entrar le pareció que atravesara roca sólida.

No se percató al principio, sus lentes se trasformaron en un visor acuático, se sellaron a su piel y expulsaron el agua que entro en ellos. Incluso podía respirar, no era como el casco burbuja y mejor que cualquier hechizo o artilugio para estar bajo agua mucho tiempo. Se notaba que Hermione hizo alguna clase de círculo mágico que trasformaba el agua de alrededor en oxígeno.

Como amaba a su prometida.

No podía volar bajo el agua, pero antes de salir del Archipiélago aprendió a mover el agua a su alrededor, creando corrientes potentes que le impulsaran con presión hidrostática. Dándole un buen avance, no tan rápido como volar. Continuo como pudo sorteando las parte más pequeñas que el agua empujaba en su dirección, apenas cruzando por algunos pelos.

Rompió la superficie y salió expulsado por el agua, la presión era tal que ni supo donde se encontraba. Solo que la protección del archipiélago arcano le empujaba y luego termino su expansión, salió flotando y golpeo otra cosa con la cara tan fuerte que se escuchó hueco. Hubiera querido decir que fueron sus dientes entre chocando, pero fue su cabeza la que sonó al dar un frentazo de película. Agradecía que el visor resistiera, más le dolió alrededor de su ojos y nariz por el golpe. Al pasar el agua, termino bajando al suelo o tocando piedra.

Se encontraba en aquella zona que marco, donde el círculo mágico creo una protección mágica imperturbable sobre Liontári. Aquella ola que surgió del crecimiento del Archipiélago Arcano, pudo golpear a la isla Liontári y por lo siguiente dañar a todos adentro, pero con su protección eso fue evitado. Y el otro círculo enorme que creo, evito que la expansión del agua saliera a mar abierto y pasara a dañar otras islas o costas, algo que sería una catástrofe para ciudades, tal vez hiriendo incluso a cientos o miles de personas.

Liontári se veía intacta y, al voltear, observo al archipiélago Arcano. En su gloriosa altura que provocaba subir la vista a los cielos, con su torre de cristal brillando a la luz roja del atardecer, como una llama que se colaba entre las nubes, y todas las islas flotantes unidas por el rio que fluía entre ellas, proyectando la luz naranja y dorada. El contraste de la majestuosidad de toda su naturaleza, con los colores; verdes, cafés, naranjas, rojos, azules, dorados y plateados, le era imposible de dejar de mirar.

Por lo que cuando la ola regreso no se percató de ello, volviéndolo a arrojar al mar y que se valiera de su nado a presión y su vuelo para ponerse a salvo en las alturas. Cuando llego a la altura indicada lo percibió con mejor forma, el colocar la isla en ese lugar, era una idea muy buena, pero el desastre que causo (dentro de sus protecciones) fue algo que no calculo bien. Fue como si arrojara una enorme piedra al agua y creara olas, por la vibración, a su alrededor, una tras otra. Al estar contenidas, golpeaban con fuerza las protecciones formando, momentáneamente, el contorno que evitaba daños al exterior y a Liontári. Para luego regresar con menos furia que la primera vez.

Espero un poco hasta que las cosas se calmaran. Estaba agotado, pero checo con su magia que todo estuviera correcto. Reforzó la protección mágica cubriendo mil kilómetros de diámetro, suficiente para desviar a cualquier barco que pasara por el lugar y evitar que vieran el archipiélago. También conservaban su control climático, y se aseguró que las criaturas acuáticas no se salieran de su enorme espacio mágico, no quería ver en las noticias a la tortuga gigante descansando en las playas de Miami o un grupo de esos extraños cangrejo llegando a américa para pellizcar a los bañistas.

Realizo tantas cosas, para asegurarse de mantener a cada criatura a salvo, también para que nadie más que él o Pendragón la pisara, que término agotado. Mágica y físicamente.

Era tarde cuando llamo a Dobby y le indico que iría directamente a Hogwarts. Aparecieron directamente en la sala de menesteres, la sala estaba escombrada y lista para ser ocupada, incluso la chimenea se encontraba encendida. Suponía que la cocina, sala de entrenamiento y donde dio clases estaban también preparadas, aunque no ocupadas. La única presencia mágica era en su cuarto.

Trago duro, y quiso regresar al archipiélago y evitar lo que venía. Mas como todo Gryffindor respetable, se armó de valor y caballerosidad, subió las escaleras y toco su propia puerta del cuarto. No recibió respuesta, eso le quito el valor y lo lleno de terror. Abrió lentamente y aquella imagen hizo que temblaran como Winky en la tarde.

Su hermosa prometida, se encontraba sentada en la cama, con los brazos y piernas cruzados, esa mueca de neutralidad, le dio más miedo que cuando gritaba.

-Amor mío, ¿Qué haces?-pregunto Harry con su mejor sonrisa, que temblaba sin poderlo evitar.

Alzo el profeta y luego vio una imagen de la cabina del ministerio encendiendo y apagando; la fuente mágica con cientos de galeones fluyendo; el local de Ollivander's arreglado y la fachada bien. Sí, todo lo había hecho, pero no pensó que fuera tan llamativo.

-¿Día ocupado?-pregunto Hermione colocando la mano en su mentón.

-Tal vez- murmuro Harry y escucho la puerta cerrarse a su espalda, salto y trago por la sorpresa- Yo…no salgo en ninguna de esas fotos-

-"Sucesos extraños, incluso para los magos, ha alertado al mundo esta mismo día. Desde la extraño estropicio de la entrada para visitantes de del Ministerio y la reparación del antiguo local de varitas que fue atacado por Mortifagos"- recito Hermione sin leer siquiera el profeta- "Lo más impresionante ha sido la inesperada conferencia y la declaración del Ministro, esta misma tarde ~He propuesto al Winzengamot, el crear un puesto especial como Auror. Aquel puesto contara con los mismos beneficios que el jefe Auror cuenta, y no se reportara más que cuando el Ministro crea necesario, en este caso a mí, y su única misión será la derrota de todo Mortifago y mago oscuro que quiera dañarnos. Han rechazado la propuesta, pero espero que recapaciten y me permitan darle este puesto a aquel que es capaz de cargar tal peso, en estos momentos de crisis creo que es necesario y vital tal personaje. Muchas gracias~ Una idea maravillosa para estos tiempos de crisis, los rumores y especulaciones dicen que dicho puesto lo ocuparía Kingsley Shacklebolt, flamante y poderoso mago que está ahora mismo como guardaespaldas del Ministro muggle y el Ministro Scremengour "Interesante ¿No crees?-

-¿Estoy en problemas?- pregunto Harry soltando un suspiro, porque si era solo eso, no era tan grave ¿Cierto?-¿Preparo el sofá amor?-

Hermione rodo los ojos, luego palmeo a su costado y estirándole el brazo para que fuera a ella. Con cuidado le tomo la mano y se sentó a su lado. Recordó la sorpresa que tuvo al ver a Dragsyl, pero cuando su prometida se sentó a horcajadas sobre sus piernas, le cruzo las manos tras la nuca y le roso sus labios rosas contra los de él, no solo quedo en shock, su mente se desconectó. Bien podría convertirlo en una babosa y no reaccionaria hasta impregnar su baba en las cobijas.

-Harry, Harry ¿Me escuchas?-pregunto Hermione trayéndolo a la realidad, su mirada era lo único que veía, pero parecía estar más seria de lo que pensaba.-¿Entendiste lo que dije?-

-¡¿EHhhh?!-

Su prometida chasqueo la lengua, giro los ojos y le sujeto el cabello de la nuca para luego pegar su frente a la de Harry.

-Te dije, que los primeras cosas no pueden ser comprobadas que hayas echo, aunque las hiciste- dijo Hermione con una pequeña sonrisa juguetona- La de ir con el ministro y pedir ese puesto especial… digamos que Dumbledore no está del todo contento y la profesora McGonagall quiere regañarte por un buen y largo rato. Pero me alegra que pienses hacer todo como se debe… o por lo menos intentar estar dentro de lo legal. Si te conviertes en asesor de Auror, podrás investigar con libertad y arrestar a Mortifagos, y no controlaran Pendragón.-

-Creo que tú lo dijiste… hacer una alianza era factible. Pero necesitábamos que de alguna forma nuestros méritos no fueran tomados y que el colegio fuera estable y a salvo. Si yo soy el enlace con el ministerio, Pendragón no tendrá ninguna responsabilidad u obligación con el ministerio. Estaremos a salvo, si solo quieren ocupar mi poder -le recordó Harry acariciando su cabello y espalda- Y me conoces, si me aceptan de asesor Auror, nada me impedirá sacarle todo el potencial y que haga lo que debo.-

-Supuse que sería una solución- rodo los ojos Hermione y le sonrió- No creí que lo hicieras tan fácil-

-Tú lo dices, yo entro en acción para lograr esa meta-

-Y tu ejecución fue bastante buena- rio Hermione dándole un corto beso- Por como lo dijo, el mundo mágico ira contra el Winzengamot y no el ministro o ministerio, y no creo que después de unos meses puede se vean obligados a aceptar ¿Qué le dijiste para que diera tal conferencia?-

-Solo que pensé que tendría más agallas para enfrentar a un montón de magos anticuados- dijo Harry alzando los hombros.- Fue un Gryffindor y, nosotros, tendemos a ser orgullosos-

-¿Nosotros, tendemos?-pregunto Hermione y dio una leve risa- Ya no somos solo leones, tejones, serpientes o águilas, nos has convertido en dragones.- Le continuo dando otro beso más largo y profundo, terminaron recostados y con ella encima de su cuerpo, al separase solo unos milímetros murmuro- Me dio miedo cuando empecé a recibir tantas sensaciones de ti, creí que tu…-

-No- contesto Harry en un susurro sujetando su cintura para que los sintiera presente- Tengo mucho que enseñarte, y un montón de amigos que presentarte. Y sobre todo… quiero que vayamos junto al Archipiélago Arcano-

-No puedo esperar.-murmuro alargando otro beso, que le hizo reponer un poco su cansancio. Aunque tal vez era la adrenalina o sus hormonas comenzando a aumentar.

-Te vez tan bien de Auror.- beso Hermione sujetándole el cierre de la chaqueta.- Por ahora solo quiero estar aquí, contigo, a solas… al fin. Solo espero que nadie entre-

No supo a donde movió la mano Hermione, pero saco una pequeña llave plateada, la levito a la cerradura y giro para cerrar la puerta.

-¿No crees que necesitamos más que cerrar la puerta?-pregunto Harry al sentir las manos de su prometida al abrir su chaqueta y acariciar su pecho sobre la playera de combate.

-No es una llave cualquiera, es un regalo de los gemelos y sabes como son. Nadie nos interrumpirá ahora.- susurro Hermione con voz cantante y le mordió un poco el labio- Te juro que si alguien lo hace, no responderé por mis acciones… incluso si implica que me lleven a Azkaban-

-Mione…- dijo Harry sin poderse controlar, rodo en la cama quedando encima ahora, con la chaqueta abierta y medio subida su playera negra pegada.-… ¿Estas segura? La última vez… hace un año… casi pierdo el control y... te lastimo-

-Lo controlaste hoy- dijo Hermione metiendo las manos bajo la tela y recorrió el abdomen con sus uñas- Y… no puedo esperar más, te amo. -Sus ojos se llenaron de lágrimas y apretó las manos en su piel, como si creyera que fuera a desaparecer.- Cuando comencé a sentir tu ira, soledad, desesperación, culpabilidad, inseguridad, ansiedad, terror, frustración, pena y…el… el odio que te carcomía…-

Dejo un minuto de silencio en el cual Harry, solo pudo mantenerse quieto, era cierto que tenía todos esos sentimientos guardados, en lo más profundo de su ser. Nunca espero que alguien los viera, era una parte de sí que no le agradaba, un hecho que le preocupaba que supiera ella. No soportaría si lo comenzaba a rechazar.

-…supe no que eran tuyos-

-¿¡Ehhhh!?-

Le volvió a sonreír y le beso con fuerza, sin siquiera parar a contestar su tonta forma de preguntar que no entendía.

-Los sentí extraños y ajenos a ti, no fue cuando te siento latir aquí…- dijo Hermione tomando su mano y llevando a encima de su corazón-… cada latido lo siento parte de mí, cada sentimiento me recorre mi cuerpo. Pero estos… sentimientos me fueron raros, extraños, algo que no es tuyo… no podía saber de donde provenían. Pero tu voz calmándome… tu voz diciendo que estabas bien… tu preocupación fue mucho mayor a todo eso y enseguida lo supe, era el alma de Voldemort quien los filtra a tu cuerpo. Necesitamos quitarte ese pedazo de su alma y pronto-

Hermione le sujeto y volvió a rodar, hasta que quedo encima, le sujeto y sentó para besarle con fuerza renovada. Hasta que a ambos le falto el aire.

-Casemos ya- pidió Hermione con unas leves lágrimas en sus ojos- No quiero que te hiera de nuevo, no dejare que te dañe una vez más y no puedo soportar saber que esa porquería vive en ti. -

-Aun no mi amor- dijo Harry sonriéndole acariciando sus mejillas y agradeciendo por tenerla a su lado y que le amara tanto como él la amaba- Tengo un plan, y si yo ya lo he pensado, Ron y tú también.-

-¡ODIO ESE PLAN!- Grito aferrándose a su camisa y besándole con desespero.

Aunque fue un beso algo duro y algo doloroso, la acaricio y consoló hasta que se volvió suave y tranquilo. Y aunque les falto el aire casi no se separaron, y solo fue un segundo porque sus pulmones le pendían oxígeno.

-Yo también- Jadeo Harry y luego le dio un beso esquimal- Pero… es lo que es lo mejor plan que tenemos, cualquier otro arriesga mucho-

Hermione poseía los ojos rojos, aun así asintió.- También odio que tengas razón en eso, pero eso también te amo ¿Tiene sentido?- gruño tomándole las manos, entrelazando sus dedos y con un poco de fuerza de más le acostó. Y sin siquiera su varita le desapareció la chaqueta y la camisa, dejando su torso desnudo.- Pero esta noche no me detendré por nada, el mundo mágico, el muggle y cada persona fuera de esta habitación puede morirse. Ahora eres mío-

-¿Ya te he dicho que te amo y me vuelves un loco e idiota?-

Soltó una linda risita su prometida y luego le soltó, para llevar sus manos a su blusa y subirla hasta quitársela, dejando parte de su piel descubierta, y crear sensaciones en Harry que eran profundas y la mayor de ellas era el deseo y amor por su prometida.

-Harry- susurro en su oído un segundo después.

-¿Si?-pregunto por inercia.

-Ámame como nunca antes-