Veamos… ¿Cómo colocaba el encabezado? Era… decir cualquier cosa que se me viniera a la mente o… me las ingeniaba para no ser obvio… Como sea, comencemos.
Que tal a todos los caóticos y caóticas del mundo entero, excepto todo África, Asia, Europa (sin contar con España) y Canadá. Ya me deprimí. Bueno… hola en donde sea que me lean.
Lo entiendo, créanme, se que esperaron y esperaron y continuaron esperando y se volvieron viejitos y murieron sin capitulo. Jajaja, bueno por múltiples razones que son: la familia, la escuela, el empleo, los proyectos y la inspiración (es decir todo) no pude escribir como me gusta hacerlo. Pero aquí estoy de regreso, en vivo y todo color por canal cinc… jam jam. Como sea.
Sobre el especial lemon… si lo hare… no lo publicare en una semana, ni en dos, tal vez tres, puede que en cuatro y si mas o menos va en cinco. Ya saben servir a dos amos es cansado y fallas en algunas cosas, ¿Ahora imagínense cuatro? Pero bueno. Resumiendo, si estará, pero no pronto.
Por ultimo y lo mas importante, ¡FELIZ NAVIDAD! (Atrasada) ¡PROSPERO AÑO NUEVO! (Atrasado), que no cueste la cuesta de enero y que el Caos reine en sus vidas (no me digan retrasado por que ahora subo en dos meses).
Y aquí esta el primer capitulo del año, numero 86 y el que nos lleva mas cerca del final de esta historia que me ha costado sangre, sudor y lágrimas.
"Muchos quieren ser, otros pretenden ser. Pero yo solo soy lo que soy, por eso soy feliz tal cual" Dazeas Caos… no me roben.
Los derechos de los personajes, son de J. K. Rowling.
Capítulo 87.- El nuevo nido
Se encontraba por completo bien. Y la razón de estar con tanto júbilo y en paz, era por su amada prometida. A pesar que dormido menos que otros días, le pareció el sueño más reparador de varios años. Mas no abrió los ojos en cuanto despertó, mantener el contacto con Hermione, era lo único que deseaba por esos momentos.
Aunque al final abrió los ojos y la observo durmiendo, le encantaba su cabello con aquellas curvas que describía su cabello castaño, sus largas pestañas, el color de su piel, su nariz de bolita y aquellos labios rosas que tanto amaba. Pasó de esa forma lo que le parecieron horas y horas, pudo ser solo un suspiro. Disfrutaba del calor que emanaba, del leve movimiento que realizaba al respirar y de su aliento contra su piel.
Anhelaba quedarse con ella entre sus brazos para siempre, verla tan tranquila y ver sus ojos abrirse con lentitud, revelando ese color ámbar que lo hacía temblar. Pero era imposible y lo sabía, por eso su disposición a disfrutar de ese momento era alta.
Un débil rayo del sol despertó a Hermione, la cual parpadeo por unos momentos y luego apretó su mano en su pecho soltando una risita. Su prometida se separó abriendo un poco sus brazos, miro su torso y sus facciones demostraron cierta tristeza. Con certeza dirigida sus cicatrices. Estaba seguro que podría algún ser desagradable para Hermione, ya que eran irregulares y llamativas, como alguna que otra quemadura. Aunque su prometida llevo su pequeña mano a su abdomen y acaricio aquel lugar donde la cicatriz era bastante gruesa. Aquel toque suave y cariñoso fue como lo que le hizo actuar, llevando una de sus manos a la espalda de Hermione. Sin darse cuenta que esta comenzó a bajar a pesar de querer no romper el momento.
Sorprendida le miro sin moverse, mientras que Harry le abrazo y la pego a su cuerpo, para luego besar esos labios que tanto llamaban a los suyos. Las cosas estaban avanzando como la noche anterior, con las manos de Hermione en su nuca y moviéndose para estar más cerca.
- ¡Harry! -susurro Hermione apartándolo un poco. - ¡Acabamos de…-
Observo el cambio de su vista, como su color de piel cambio a un tono más rojo y luego se cubrió con las cobijas, alejándolo y sentándose en la orilla en un movimiento rápido. No supo reaccionar Harry, por una parte, estaba seguro que su prometida estaba avergonzada por su primera vez juntos, pero por alguna razón entro en pánico y comenzó a hacerse preguntas innecesarias.
¿Qué estaba pasando? ¿Por qué reaccionaba así? ¿Acaso eso significaba que se arrepentía? ¿Y si a ella no le agrado? ¿Qué pasaba si todo cambiaba entre ellos? ¿Acaso podrían continuar juntos?
En un intento desesperado por saber la respuesta, a sus preguntas internas, intento hablar, dejando salir un tonto sonido y que luego se empezara a poner más perturbado sin poder decir nada. Desviaron un poco sus miradas, sin lugar a dudas era un momento tenso. Paseo la mirada buscando algo normal de que hablar, quería sacar algo de su mente, más su revuelta cabeza no lograba encontrar nada coherente. Solo le repetía una y otra vez lo mismo:" ¿Qué pasa? ¿Por qué no me ve? ¿Qué hice? ¿Y si me odia?"
En algún punto del tenso ambiente, subió la vista y se encontró con sus ojos, tan claros y brillando, sus mejillas rojas y una mueca adorable que indicaba que estaba tan nerviosa y más preocupada que él.
Utilizo toda capacidad intelectual y su control para calmarse y buscar dentro de si sus respuestas. No era momento de actuar como un niño asustado, no habían hecho nada más que entregarse con amor, y era un acto que concretaba más su relación. Era su familia, pronto estarían cazados y crearían una familia propia ¿A dónde iría su relación si se comportaba de tal forma?
-Hermione- Susurro Harry con voz tan baja y temblorosa, utilizando cada gramo de su valentía.
- ¿S…sí? -pregunto Hermione de igual forma.
-Te amo- fue lo único que su torpe ser podría pronunciar sin dudas.
Los ojos de su prometida se pusieron cristalinos, se vio ansiosa y una sonrisa enorme le surgió. Se lanzó a su cuerpo, Hermione le beso mientras le sostenía las mejillas. Apenas el contacto fue de unos segundos, pero todas preguntas y cuestionamientos desaparecieron. Una risa surgió de ambos, tal vez por lucir tan tontos luego de tantos problemas que cruzaron juntos. El tener un momento tan íntimo no tenía que ser tan desastroso como lo llevaron.
-También te amo Harry -Respondió Hermione, con esa sonrisa que le alegro por completo el día.
Al verla tomar sus cosas para ir a bañarse y además de sacar su uniforme le parecieron algo extraño. Le apretó contra sí, colocando la espalda de ella contra su pecho y beso su hombro y cuello.
-No salgas- pidió Harry con voz seductora- Quedémonos aquí, solos, por hoy-
-Qué más quisiera- Contesto Hermione con voz rara, aun así, parecía aun decidida - Pero tengo que tomar un baño o llegare tarde a las clases-
- Claro, claro, déjame aquí solo y con este frio, sin nada que me caliente- Dijo Harry pensando en lo que Hermione era capaz, además de que en teoría ella no necesitaba las clases.
- Vístete, así, talvez, no tendrás frio… la otra es que te traiga a Daira- contesto Hermione chasqueando la lengua. Se rio por su fuerza de voluntad, si él fuera el que tuviera que irse, seguro que hubiera cedido sin dudar. Le beso por un largo momento, como último recurso, provocando que ambos se estremecieran. Y a pesar de que le saco una voz linda, continuo con -No me vas a convencer. No me voy a quedar, no faltare a clases. -
-Aunque no veo necesidad de que lo hagas. Ya eres una maestra en runas, eres mejor en el tema de trasfiguraciones que la profesora McGonagall, puedes generar pociones tan buenas como Snape y al profesor Flitwick, cualquier día, en un duelo le das una paliza-dijo al ver su último recurso destruido. Si eso no la convencía, nada lo haría.
-Eso no significa nada. Sin mis EXTASIS no tengo la forma de demostrarlo- dijo Hermione levantándose- Y supongo, señor Potter, usted tendrá cosas que hacer hoy-
-Tal vez sonorita Granger, pero puede que hoy solo le haga honor a mi estatus de muerto y me quede aquí, en nuestra cama, mirando el techo-dijo Harry recostándose, tener un momento de descanso, luego de esos días, le parecía bien- Ya sabes…para mantener las apariencias-
Unos momentos después se escuchaba el agua correr en el baño. Los pensamientos de Harry viajaron de la mancha del techo, al vapor que surgía de la ducha y termino en el cuerpo de Hermione. No creía lo mucho se desarrolló en esos seis meses que no estuvo, era toda una mujer. Giro en la cama boca abajo intentando no pensar de esa forma en su prometida, no podía, solo recordarlo le sacaba una tonta sonrisa. Harry la amaba por muchas razones; preparada, fuerte, inteligente, capaz e increíblemente buena; sin embargo, su físico también le era excelente, sensual y seductor.
Al final termino levantándose para vestirse y no quedarse desnudo, también arreglo el cuarto y la cama, con el movimiento del báculo. Solo para distraer su mente. Cuando por fin termino, aun Hermione no salía y él no quería bajar a la sala de menesteres en esos momentos. Así que se recostó y comenzó a removerse en la cama, intentando ponerse en una posición cómoda y concentrarse en descansar. Pero apenas y lo lograba, más cuando a pocos metros tenía a su prometida bajo la ducha.
Queriendo despejar todo pensamiento se concentró en expandir su magia, reducirla y repetir una y otra vez, intentando llegar a un límite determinado. Tal vez así aumentaría su control en la magia y de paso se distraería.
Al salir Hermione, estaba rojo por seguir teniendo las imágenes de su prometida desnuda en su mente y verla de frente solo avivara su memoria. Eran tan ambivalente sus pensamientos que no los entendían. Por un lado, no es que quisiera solo pensarla de esa forma, pero regresaba una y otra vez sin control; Por el otro lado, lo peor, es que tampoco quería que esas imágenes se fueran o se perdieran en su memoria.
- ¿Enserio piensas mirar el techo todo el día? -pregunto Hermione curiosa porque solo miraba hacia arriba.
-Pienso quedarme aquí en el cuarto- murmuro Harry asegurándose de no estar tan rojo como se sentía- Pero no estoy descansando. Estoy entrenando-
- ¿Entrenar? -pregunto con un leve tono de molestia, y era obvio por no ver la al rostro.
-Si- repitió retrayendo su magia.
- ¿Entrenas para ser una estatua viviente? - volvió a preguntar esta vez moviéndose un poco.
-No-
- ¿Entrenas tú mirada laser? -
Se rio y sentó, eso era más del estilo de ellos dos. Tal vez solo tenía que dejarlo ir por ahora y concentrarse en su siguiente paso. Enseñarle a los Pendragón algunas cosas que les serian de utilidad.
-Estoy haciendo que mi magia se expanda y reduzca. Luego me pondré a hacer el plan de entrenamiento de Pendragón, buscare información y…-dijo Harry mirándola, por un momento pensó que lucía hermosa y divina, un ángel. Pero luego su pensamiento le llevo a cuestionarse si era alguna fecha importante-… ¿Eso es maquillaje? Nunca te maquillas para las clas…-
- ¡Idiota! - dijo Hermione girándole la vista molesta.
-No me malentiendas- dijo Harry lo más rápido que pudo para evitar malos entendidos- Es que no lo haces más que para ocasiones especiales y necesarias… hoy solo sales a clases. -
- ¡Idiota e insensible! - repitió Hermione apretando los labios y frunciendo el ceño.
-Te vez preciosa- dijo Harry trayéndola a si, para luego plantarle un beso suave- Pero no por el maquillaje. Incluso te vieras como recién salida de una batalla de días, o… como un vagabundo que ha vivido en un archipiélago paradisiaco por dos años… para mi eres la más hermosa mujer de mi vida. No tienes que intentar lucir bonita, tú eres bella y divina tal como eres-Tomo su mejilla con cuidado y con el pulgar la acaricio, limpio con magia aquel rubor artificial para revelar unas mejillas algo rojas, ese color que tanto le gustaba -Esta es la Mione de la que me enamore, la que amo y amare toda mi vida. Tu perfección imperfecta es aquella por la que este idiota corazón late desbocado-
Le sujeto de la cintura y miro como sonría bastante, parpadeando de forma coqueta. Continuo con un beso profundo, aunque sin saber cómo sus manos terminaron recorriendo a la espalda de Hermione y luego bajando sin siquiera pensarlo. Era tan natural que ni siquiera se daba cuanta.
-Harry-suspiro Hermione acercándose un poco más. - Tengo que irme…-
- ¿Segura? -pregunto Harry dudando de lo que ambos decían y hacían, parecían estar haciendo lo contrario de lo que querían. Se detuvo, pero su cuerpo quería seguir estando a su lado y no soltarla.
-También… tengo otros asuntos que atender-declaro Hermione con una mirada diferente.
La conocía bastante para saber que estaba preocupada, que tenía algo que decirle y que no encontraba la forma de cómo, ya que era problemático o peligroso. Hubiera querido decir que tenía una idea de que era, pero era como buscar una aguja en el bosque que existía solo en la mente de Hermione.
-Cuando muerdes tu labio así y haces ese ceño de frustración significa que algo pasa- dijo Harry mostrando su arruga en la frente. - ¿Algo en que pueda ayudarte? -
-Es muy complicado, pero si, necesitare tu ayuda- respondió Hermione soltando un suspiro, tal vez un poco aliviada. - Pero después… ya es tarde-
Abrió un pasaje al séptimo piso, verla salir del cuarto de chicos no le parecía bastante bueno. Además, no era posible que todos los Pendragón entraran a la torre de Gryffindor y menos al cuarto de un chico.
-Bien cariño- dijo Hermione ya rumbo a la puerta. - Y tú no te sobre esfuerces descansando-
-No prometo nada- le dijo al verla levantar una pequeña cosa negra del piso. Se marchó dándole múltiples miradas, todas ellas no queriendo irse, pero con su alta responsabilidad le era difícil no irse.
Luego de un desayuno copioso que le subió Dobby, descanso un par de horas buscando la forma de llevar a todos los Pendragón al Archipiélago, considero todos los transportes mágicos, más ninguno era adecuado. Buscando una solución a su dilema, bajo a la sala, convoco cientos de libros para revisar algún método práctico. Todos ellos tenían desventajas, también problemas y algunos incluso podría matarlos.
No se dio cuenta cuanto tiempo paso investigando. Solo se dio cuenta de que era tarde cuando Hermione regreso, también se sorprendió cuando le entrego la solución, "El pasaje. Un libro dado por Priscob a su prometida. En él se citaba un medio de trasporte, podía recorrer grandes distancias en tiempo récord y en grandes grupos, aunque la fabricación era algo muy delicado.
El resto de la tarde, una vez que Hermione se retiró a sus clases de la tarde, investigo a fondo el libro, lo leyó completo tan rápido como pudo. Anoto los materiales y las instrucciones para hacerlo, paso tantas horas que ni se percató de que ya era la cena, si no fuera por Dobby que lo mantenía al tanto. Mientras comenzaba la cena, se dispuso a hacer pruebas en miniatura. Paso parte de la noche cambiando el diseño general, las runas (en lo cual Hermione fue una bendición al llegar) y también coloco un par de círculos mágicos de protección para aquellos que lo cruzaran y para protegerlo de daños ambientales o por hechizos.
Al siguiente día se dedicó por completo a hacer múltiples diseños y pruebas, no logro por completo hacer un portal adecuado, era difícil y confuso las múltiples magias que no parecía posible encajar tantas en un solo objeto. Cuando llego Hermione, logro hacer que la ramita cruzara casi intacta, solo una pequeña fractura por todo lo largo. Lo que podría significar que partiría a alguien por la mitad o le desaparecería la mitad de los huesos.
Hubiera aquerido parar con ese maratón de estudio y diseño de portales, en cambio el castillo, múltiples veces, le dijo que Dumbledore le llamaba. Cosa que no le ánimo para su labor. Eran casi las nueve de la tarde y Harry estaba listo para ir a verlo.
Pudo ir a su despacho de múltiples formas, ya fuera con la ayuda de los elfos, siendo invisible o moviéndose por los pasadizos del castillo, más prefirió solo salir como siempre. Paseo por los pasillos sintiendo las magias que rondaban alrededor, camino cerrando las conexiones por las que podrían encontrarse con alguien y cortando el paso a cualquiera. Para algo debía servirle ser el dueño del castillo y modificarlo a su antojo era uno de esas cosas que le eran útiles.
Cuando cruzo uno de estos pasillos, escucho una voz familiar del otro lado, Argus Filch estaba tocando el muro (que creo para cerrar el paso) y diciendo- ¡Aquí debería de haber un pasillo! ¿Qué está pasando? ¡El culpable me las pagara! -
Agradeció haberlo hecho de esa forma, ya que aun con su detección de magia, el viejo Filch no tenía magia y le hubiera atrapado. Lo cual pudo ser malo para la memoria del celador.
La gárgola le miro en cuanto giro por el pasillo, agito las alas y comenzó a descubrir la escalera que llevaba al despacho del director. Ni siquiera fue necesario abrir las puertas, estaban abiertas y las lámparas encendidas. Los antiguos retratos de los predecesores directores roncaban suavemente en sus marcos y en un estante estaba el viejo sombrero seleccionador. Le vio un momento, antes de que este le sonriera o, mejor dicho, que aquella rasgadura se alargara hacia arriba. En una rara mueca.
Dumbledore tenía las manos posadas a ambos lados de la vasija, por el agua plateada y que se movía con sombras negras, supuso que era un pasadero.
- ¡Hola profesor! ¿Cómo les fue en las fiestas? ¿Le gusto mi regalo? -pregunto Harry acercándose con una sonrisa y las manos en los bolsillos.
La mirada de Dumbledore fue a su persona, luego parpadeo y asintió levemente- Por lo menos pude descansar un poco y… interesante artículo- menciono moviendo la mano a un lado.
Descansando junto al tintero y el cubo de plumas estaba un cristal, un dodecaedro de cristal, con el tamaño de un pomelo y de desplegaba luces de múltiples colores. Adentro se mostraba algunas formas extrañas, como si hubiera atrapado aire en su creación y alguna clase de líquido lo recorriera una y otra vez.
-Es algo muy valioso, una gema de magia no se encuentra fácil. Le agradezco el regalo-
- ¿Una gema de magia? - dijo Harry sentándose en el sofá de enfrente mirando curioso el regalo- ¿Y para qué sirve? -
El profesor lo miro con los ojos abiertos, luego de salir de su sorpresa tomo el cristal con ambas manos y este se ilumino. Las luces desaparecieron y lo del interior cambio. La imagen interna se deformó y movieron para formar un paisaje, un bosque y el líquido formo un pequeño lago, en lo alto volaba un fénix resplandeciendo en rojo.
-Es un extraño artículo que se forma naturalmente, y puede mostrarte tu esencia cuando viertes magia adentro. Si no logras cambiar la forma de adentro tu magia es muy débil, si logra ser nítida es estable, y si aparece algún animal adentro muestra tu patronus- dijo el profesor poniéndola delante de sus ojos- Depende de la persona lo que muestre adentro-
- Con razón. Lo encontré en una vieja cueva- dijo Harry recordando las cientos o miles de piedras dentro de la cueva de Diddy cien veces más grandes que esa- Pensé que era un lindo y duradero adorno para su escritorio. Tal vez que lo podría utilizar de pisapapeles o para detener la puerta cuando hace calor-
-Sería un mal uso de tan extraño articulo- dijo Dumbledore suspirando, tal vez un poco consternado por su pensamiento. - Solo existen tres, con este, en el mundo. No se sabe bien su ubicación, pero se cree que uno está en Latinoamérica, y se supone que el mago pago billones de galeones por él. El otro solo se conoce como el rey de diamantes, ya que se supone que tiene forma romboide y de color rojo intenso… como en la carta muggle-
-Genial, suena algo muy genial- dijo Harry inclinándose hacia el escritorio- Aunque no estoy del todo convencido- toco con un dedo, y vertió un poco de su magia.
Enseguida la sala se ilumino de forma rara, proyectando luces y sombras en todas direcciones además de relámpagos rojos y verdes. La forma de adentro comenzó a girar y volverse una furiosa tormenta, se podían ver con claridad islas flotando de fondo. De la nada surgió un dragón lanzando fuego (del tamaño de una de las islas) y del otro lado un basilisco (igual de enorme) que enroscaba al dragón, intentando clavarle los colmillos. Ambos estaban en tan enzarzados en la lucha, de vida o muerte, que arremetían contra el otro con tal violencia, provocando que el cristal se moverá aun sin que Harry lo tocará. Y de la nada un relámpago surgió iluminando todo y poniendo el cristal en un tono oscuro y blanco.
-Eso no es tan genial-declaro Harry, sin darse cuenta de que tenía la mano cubriendo la cicatriz en su frente. -Parece que esto es muy útil… si pudo decirme que tengo el alma de Voldemort adentro-
-Lo es- dijo Dumbledore sorprendido, arrimando el cristal que recobro su estructura y el brillo en cuanto cambio a la magia del profesor- Pero no es el tema del que quise hablar contigo Harry. Tengo entendido que estas Navidades conociste al ministro de Magia. -
- Al ministro y sus sequito de Aurores. Apareció en Camelot y… tuve que intervenir-
-Entiendo- suspiro Dumbledore- El comunicado de ayer… causo mucho revuelo en la comunidad. Cada uno del Winzengamot está siendo atacado por no permitir este puesto especial, en el que supongo usted intervino, y ahora mismo no han declarado nada. Pero si continua de esta forma no dudo en que tarden en aceptarlo y entonces… ¿Quién será aquel que tome el puesto? Es la pregunta de todos-
-No negare que yo espero tomarlo- dijo Harry sobándose el cuello- Sé que… tenemos mucho contra el ministerio y las decisiones que han tomado. Pero debemos procurar no hundirnos bajo el peso de nuestros sentimientos. Si logramos hacer que el ministerio no pueda negar lo que hacemos o decimos…que no apoye, no tendremos que preocuparnos más porque nos controlen o… nos ataquen-
Dumbledore mostro una sonrisa. -Sabes antes vinieron a mí. Cuando Fudge estaba en sus últimos días como ministro intentaba por todos los medios aferrarse a su cargo, quiso hablar conmigo con la esperanza de que le ofreciera apoyo…-
- ¿Qué no aprende? -repuso Harry sobando la cicatriz que parecía cosquillar, esperaba que solo fueran imaginaciones suyas-Luego de todo lo que hicieron él y Umbridge, no debo quitar mis ojos de ellos-
-Le dije a Cornelius que podía intervenir en Pendragón, pero la idea persistió en su mente y a pesar de que dejo de ser ministro cree que aún tiene poder en el puesto. Pocas horas después del nombramiento de Scrimgeour, me reuní con él y me pidió que le organizara una entrevista privada con la señorita Granger, el señor Weasley y… contigo, Harry-
-Ya me lo imagino…-rio Harry con una mirada directa al director -Así que usted aprovecho, la discusión, para declarar mi muerte y obtener esta ventaja estratégica contra Voldemort -
-No lo negare. Tom ha bajado su defensa, no ha tacado tan agresivamente como antes, ya que cree que nadie le puede ganar- declaró Dumbledore suspirando- Debo admitir que, en nuestro encuentro, en el ministerio, soporte apenas sus ataques… si usted no hubiera intervenido, me hubiera agotado rápidamente-
-Si recuerda que le di una paliza ¿Cierto? -
-En cambio se dio cuenta que tú magia era algo de temer-continuo Dumbledore sin darle importancia a su comentario- Y que tu podrías ser su herramienta o su único obstáculo. Por eso intento romperte y controlarte por completo, someterte a sus deseos. Con tu muerte se cree intocable-
- Suena razonable… si supiera que regresaría vivo y más fuerte…- dijo Harry mirándole serio. - hubiera ya intentado controlar todo. Lo bueno es que usted creyó en mi regreso-
Detrás de Harry, Fawkes, el fénix, emitió un débil y melodioso quejido. Entonces, reparando en que, al director, desvió rápidamente la mirada y se quedó contemplándose los zapatos, abochornado. Sin embargo, cuando Dumbledore habló, no lo hizo con voz normal.
-Dude un momento, creí que el velo lo mataría y que… no lo volvería a ver. -dijo el director alzando un poco la mirada- Mas esperaba que tu regresaras y… terminaras lo que iniciaste-
- ¿A qué se refiere? -
-Cuando peleábamos… te contuviste. Cada movimiento que hice intentando pararte lo recibiste, pero no parecía afectarte y cuando yo recibía tus ataques eran indudablemente fuertes, pero tu rostro estaba contraído y temeroso - dijo Dumbledore entrelazando sus dedos- Recuerdo bien que tus manos temblaban y que algunas veces cerrabas los ojos, como no queriendo ver lo que pasaba a tu alrededor. Una de las habilidades de Tom siempre fue romper a las personas y su voluntad sin mucho problema, pero tu fuerza de voluntad era más grande que la magia de Voldemort, a pesar de que Tom lo intento de verdad, tu… lograste mantenerlo a raya en tu mente a pesar de estar conectados tan profundamente. -
-Tuve ayuda-
-La señorita Granger solo fue una parte, tu hiciste lo demás…solo. - dijo Dumbledore mirándole a los ojos- Cuando ella me dijo que te sentía vivo… no lo creí, luego tus amigos me dijeron cosas que me llegaron muy profundo. Si ellos confiaban en que regresarías y más fuerte… ¿Por qué yo tendría que dudar? -
-Gracias profesor- dijo Harry conmovido, más porque sus amigos siempre creyeran en que regresaría y que incluso enfrentaran a Dumbledore por eso.
Se sonrieron y luego de un momento Dumbledore continúo.
-La señora Weasley está un poco alterada por tu cambio de actitud- dijo Dumbledore con una leve sonrisa.
-Bueno… no puedo ser el mismo luego de vivir dos años en un archipiélago paradisiaco, solo de todos y … con muchos peligros a mi alrededor- dijo Harry alzando lo hombros- Ya se acostumbrará-
Asintió y luego soltó un largo suspiro, para al final restregarse la mano con el pulgar. Su mirada decía que estaba buscando en su rostro algunas respuestas a las preguntas que aún no realizaba.
-Profesor- dijo Harry tomando la palabra-Quisiera saber… ¿Usted intentara detenerme? -
- ¿A qué te refiere? -
-Pendragón será quien combatirá a los Mortifagos y yo quien termine con Voldemort, sin embargo, ahora mismo estamos en el trascurso de hacernos mejores y asegurar nuestra fuerza. Y hare muchas cosas con tal de conseguirlo ¿Está bien con eso? -
Miro sobre sus lentes redondos, luego le dio una sonrisa - Cuando creaste Pendragón, lo compare con aquellos pasos que dio Tom…- su vista se oscureció, en un viejo y tal vez sombrío recuerdo-… los Mortifagos empezaron igual que ustedes. Un líder fuerte y carismático, que a todos gustaba y seguirían sin dudar, intentando ser más que solo alumnos. Yo, personalmente, lo vi crecer de un par de seguidores a una decena y luego a muchos más. No tenía idea de cómo se llamaban, en el grupo interno, en ese entonces. Me dio… miedo que siguieras sus pasos, que de alguna forma te convirtieras en Tom- Le miro a los ojos y sonrió- Intente mostrarte lo que era un líder, alguien que toma decisiones difíciles y quien tendría que proteger a los suyos. -
-La segunda prueba- dijo Harry recordando el hecho de que Daphne también estuviera incluida.
-Aquella vez… no pude sentirme más orgulloso. Tomaste la decisión más difícil y, me sorprendiste, salvando también a la joven Delacuor- continuo Dumbledore con la mirada en sus ojos- Y luego ocurrió lo del laberinto. Fui muy descuidado con Alastor por ser un viejo amigo… y cuando te vi en la taberna de mi hermano… no pude hacer más que culparme por tu estado. -
-Nadie sospecho que Moody actuaba diferente, Barty es muy buen actor- dijo Harry intentando tranquilizar al profesor de sus pensamientos.
-Cuando contaste lo que paso… supe que tu conexión con Tom se volvió más fuerte y que ahora era consciente de ello- dijo Dumbledore frotándose las manos- Esa vez te alejé de todos y… puse ese hechizo para ver cómo funcionaba la conexión. Lo cual tal vez empeoro todo, cada día estabas peor y lucias más y más furioso. -
- ¿Y quién no lo estaría en esa situación? -pregunto Harry no queriendo recordar, aquel ardiente odio no lo quería sentir de nuevo.
-No entendía nada de lo que pasaba… no hasta que tus elfos me dijeron que viajabas al ministerio para proteger la profecía. Sentí tanto miedo de que te encontrara Tom y te poseyera… que nunca pensé que en fueras a su encuentro-
-Como lo digo… eso fue más por preocupación de que Voldemort consiguiera algunos objetos poderosos- dijo Harry recordando que en su cartera estaba el dispositivo taboo y el detector.
-En esa batalla pude ver mis errores y que estaba muy equivocado- dijo Dumbledore sonriendo evitando el tema de los "objetos poderosos" como si lo supiera- Y que pareciera que sigues los pasos de Tom, pero en realidad… cada paso que das es al lado contrario, al perfecto opuesto Voldemort. A sí que, contestando a tu pregunta, estoy bien con lo que hagas. Si tienes que hacerlo, ya sea con Pendragón o con esta guerra, te apoyo. -
Hubiera deseado escuchar esas palabras mucho antes, aunque se sentían tan bien en ese momento que una sonrisa surgió de su boca y se llevó la mano a la nuca, intentando esconder su emoción. Luego de sus conflictos con Dumbledore, las subidas y bajadas que tuvieron, por fin estaban charlando bien. Aquellas asperezas y bordes de su relación, estaban siendo limadas y pulidas para dejar un solo filo. Dejando una poderosa arma que cortara a través de Voldemort.
-En otros asuntos ¿Tienes algún plan en mente, que tenga que saber o pueda ayudarte? - pregunto Dumbledore mirándolo con seriedad.
-De echo… tengo una decena de planes en marcha, de los cuales en ninguno me puede ayudar. - dijo Harry, pero al mirar que el profesor lucio consternado, continuo con rapidez- Pero es porque requiere hacer algunas cosas manuales, otras que debo pensar muy bien antes de actuar, investigación, aprendizajes y demás. Aunque en una cosa si puede ayudarme… pero creo que será complicado-
- ¿De qué se trata? -pregunto Dumbledore manifestando un poco de curiosidad. - Estoy seguro que juntos podemos pensar algo-
Platicaron un rato más, sobre todo de su petición, también sobre los gigantes y centauros que estaban algo tensos, parecía que en los últimos días estaban cruzando los límites territoriales del otro. Cosa que Harry le preocupo, pero tampoco permitiría que algo malo pasara antes de intervenir, se prometió ir pronto al campamento.
-Si es así, creo que eso servirá. Ahora con su permiso, Mione debe de estar esperando que regrese. - dijo Harry al levantarse y dirigirse a la puerta. - Buenas noches, señor-
Cuando cerró la puerta tras él, oyó con claridad a Phineas Nigellus diciendo: - No entiendo por qué dice que ayudara al chico, usted puede hacerlo mejor, Dumbledore. -
-No espero que lo entiendas, Phineas -replicó Dumbledore, y Fawkes emitió otro débil y melodioso lamento. - Harry… ha sobre pasado todos los límites que creí imposibles de cruzar para mí. Y no ha fallado en mantenerse como cuando lo deje en aquel pórtico, en Privet Drive-
Regreso a la habitación cansado por su forma de acomodar su plan al horario de los Pendragón, y gruñendo de hambre, se perdió la cena en su larga y difícil planeación. Agradecía que, al llegar, Hermione le esperara con comida y una sonrisa que le quito sus preocupaciones.
El siguiente día, después de despedir a Hermione y deseando quitarse el problema del portal por un rato, fue al archipiélago arcano. Aun era un poco vergonzoso que Dobby lo tuviera que llevar, pero no tenia otro medio para llegar en un parpadeo.
Se percató de dos cosas que le alegraron, la primera que ninguna criatura en las islas del archipiélago y Liontári no parecían diferentes o molestas por vivir en cercanía; la segunda era que ninguno de los ecosistemas fue dañado. En parte tenia que ver el circulo mágico que controlaba aun el clima del archipiélago y el otro por que ya estaba mas que adaptado al lugar.
Enseguida Daira se emocionó, era un lugar que nunca antes vio y que tenia una magia muy parecida a la suya. Movía la cola de un lado a otro en cuanto encontraba algo nuevo y enseguida intentaba morderlo para ver si le gustaba su sabor. Aunque algunas cosas las encontraba asquerosas, como los cangrejos raros que paseaban por la playa.
Una mota negra se vio a la distancia, por un momento creyó que era un ave, luego vio descender y trotar por la arena blanca. En cuanto llego a donde lo observaba por completo, solo un relincho que demostraba la alegría de verlo.
- ¡Umbra! - dijo Harry caminando a su encuentro. Al llegar le abrazo por el cuello y ella le dio unos toquecitos con el hocico. - Ya chica, me haces cosquillas. Qué bueno que estas bien, ¿Te gusta el nuevo lugar del Archipiélago Arcano? -
Relincho con fuerza, y movió su hocico de arriba abajo, agitando su crin.
-Qué bueno, porque será nuestro hogar de ahora en adelante- Continuo Harry aceptando que Umbra tenia una inteligencia que permitía que se comunicaran adecuadamente.
Sin aviso, Umbra relincho con fuerza, sacudió sus cuartos traseros y dio varias coces, dando giros violentos. Harry apenas tuvo tiempo para quitarse y mirar el por que de tan furiosos movimientos. En uno de los cuartos traseros de Umbra, Daira, estaba prendida, mordiendo y enterando las garras.
- ¡No Daira! - grito Harry mirando a la pequeña dragona aferrada con fuerza a su nueva presa. - ¡Es una amiga, suéltala! –
Seguro que lo escucho, un segundo después el pequeño cuerpo de la dragona salió volando por la fuerza de las coces y giro en el aire. En un intento de atraparla, Harry, se lanzo hacia su dirección. Solo se le olvido que la dragona poseía alas y ahora era buena volando. Aterrizo de cara y Daria planeo hasta la arena, mientras Umbra relinchaba con tanta furia, mostrando sus blancos (y enormes) dientes, mientras se alzaba en sus patas traseras y agitaba las delanteras.
-Tranquila, tranquila- dijo Harry levantándose y parándose delante de Daira, que mareada y con sus patas temblorosas. - No era su intención atacarte, apenas es una bebe-
Umbra parecido tranquilizarse, aunque sus ojos enormes miraban a la pequeña dragona con desconfianza. Daira con un leve quejido, soltó plumas negras que aun tenia en sus fauces y dijo con un tono de repulsión- No gusta, no sabe bien… ese pájaro enorme no sabe a pollo-
Harry soltó un suspiro, tomo a Daira del suelo y la acuno en sus brazos, parecía algo lastimada por la fuerza que realizo Umbra, sobre todo parecía dolerle el hocico.
-Daira ella es Umbra, una amiga que conocí hace mucho tiempo. Umbra esta es Daira…- comenzó Harry con las presentaciones, para que esa atmosfera de furia se volviera menos tensa-… es… ¿el legado de Diddy? -
Umbro giro la cabeza, olfateo y luego relincho. Pudo significar desde "¿Quién es Diddy?" hasta "¿Es mi turno de morder a esa cosa?". No le prestó atención, no quería que el alboroto regresara. Comenzó a caminar por la playa y, aunque tardo Umbra en seguirlo, troto a su lado, mirando fijamente a Daira, que se quejaba y acurrucaba en sus brazos.
Con la vista y su intuición, buscaba un lugar donde podría tal vez colocar el portal. No le parecía muy seguro plantarlo en una de las islas superiores, demasiadas criaturas que podrían traspasarlo. Al nivel del mar era posible que la marea la cubriera o le azotara con fuerza durante alguna tormenta y, en la playa, la arena no le daba una base firme.
- ¿Eso sabrá rico? - pregunto Daira mirando un par de hongos que tenían punta hexagonal y con colores morados.
-No lo comas- suspiro Harry, al ser la quinceava vez que preguntaba si algo era comestible-Eso hará que te arda la boca por un par de horas-
-Pero se ve delicioso- dijo Daira olfateándolo.
-Escupirás fuego por la boca y… bueno… no se si realmente te haga efecto en ti. Pero es algo que… ¡Saca eso de tu boca! -
Unos minutos después logro apagar el posible incendio forestal que causo Daira. Y que puso a Umbra aún más nerviosa. Le llevo al rio y la hizo beber para que dejara de escupir fuego por el ardor.
No supo en qué momento termino en el lomo de Umbra, con Daira volando a su lado, y ella gimoteando aun por el ardor que un le quedaba. Umbro tiro de su gabardina, hasta que la siguió y luego le obligo a subir a su lomo. Volaron sobre las islas por unos largos minutos, con dirección directa a la ultima isla. De paso miro a la tortuga gigante que se salía a la superficie una y otra vez, provocando algo de alboroto, tal vez disfrutaba de su nuevo lugar para nadar.
Las islas conservaban sus toques personales; desde la tupida vegetación la isla del comienzo; el enorme de bestias multipatas de la isla de los polidrúpedos; Los árboles gigantes y los animales tamaño colosal de la isla de Gulliver; La cuarta con su clima volcánico que expulsaba un poco de lava, la isla Ignus; y la quinta con su bioma de sabana seca, lo que la hacía muy poco tupida, con apenas unas criaturas que recorrían el lugar y su hierva larga café, la isla de los carnívoros; la de la isla lago, la cual contenía su bosque extenso, su montaña pequeña y su lago enorme que, después de la mala reparación de Harry, creaba una nube alrededor de ella.
Mas Umbra no paro en ninguna, provocando que Daira se posara también en su lomo (aún no se acostumbraba a viajes largos), poniéndola nerviosa, tal vez esperando una segunda mordida.
La última isla la vio solo dos veces, la primera vez que casi murió y la segunda cuando peleo con Diddy. La cuarta y la quinta isla las visito un par de veces más, sobre todo cuando recolectaba objetos para que se estudiaran o para llevárselos como souvenirs.
Noto el cambio de la isla en cuanto se acercó, ya no era una isla con un toque tenebroso, bosque con follaje negro y pútrido, sobre todo con un toque aterrador. Cada planta se encontraba seca, y la fuente de donde surgía la corriente que decencia cruzaba de forma tranquila y sinuosa, dejando el único sonido en todo el lugar.
Y fue cuando supo donde pondría el portal. Pero necesitaría trabajar arduamente y trabajar en todo el lugar, ya que requería algunos cambios importantes. Paso todo el día trabajando en lo que deseaba realizar. Claro que tuvo la ayuda de Umbra y de Daira, aunque la pequeña se canso y luego se quedo dormida a media tarde. Regreso a la sala de menesteres con tierra encima, cansado y con un par de rasguños en el brazo que alteraron un poco a Hermione.
Lo días en el colegio no fueron como los recordaba, de hecho, no recordaba no ir a clases, el que saliera del castillo para ir directo al Archipiélago Arcano. Trabajo incansablemente durante las mañanas y tardes, aun si tenía que regresar lleno de tierra y empapado en su propio sudor. Y cuando preguntaba Hermione ¿Qué le pasaba? Contestaba que un secreto, ya que deseaba sorprenderla.
Claro que no dejaba de trabajar en el portal, su último intento al trasportar una planta y un ave (trasfigurado), aquella ave perdió sus plumas y la planta se marchito un poco, sin romperse o terminar descuartizado, era el mejor resultado al momento.
En viernes por la noche, Ron los visito junto con Daphne para cenar y luego de eso, cada Pendragón comenzó a ir a la sala de menesteres para pasar sus horas libres, tener sus comidas y cenas en ella. Los tiempos a solas con Hermione disminuyeron, aunque aún les quedaban esas noches tibias abrazados, y esos besos que se alargaban hasta muy tarde en las noches.
Aun si Hermione lucia preocupada por algo y de vez en cuando lo vía con una pregunta en la mirada, supo que debía esperar el momento para que se lo dijera. La conocía y ella estaba manejándolo a su manera, eso era suficiente para Harry, sospechaba que tal vez era algo que le haría enfadar cuando se enterara.
Al siguiente lunes, la sala de menesteres siempre era ocupada por dos o tres Pendragón, y lugar de paso para ir a sus salas comunes o clases. Por lo cual pronto le pusieron el mote de "Cuartel general".
Si recorría los invernaderos (los cuales aumentaron de dos o tres pequeños, a media docena y grandes) te encontrarías con Neville, regando, sembrando o revolviendo tierra y abono para plantar sus semillas. Las cuales estaban creciendo muy bien. A Theo lo encontrabas cerca del pequeño lago y su arboleda, sentado con una decena de calderos a su alrededor, todos burbujeantes, humeantes, coloridos y con aromas que podrían gustar o causar el vómito. Los diversos cuernos estaban cortados y fichados de múltiples formas. Además de que ya contaba con una docena de pergaminos, con tachones, borrones y escritos de las múltiples pruebas que les realizaba a diario. A veces pasaba a saludarlos y preguntar sus avances, lo cual era tener largas charlas y cosas que discutir.
Su amistad con Theo fue un poco tensa al principio, el romperle varias costillas y que el besara a su prometida no era algo que ambos olvidaran fácil. Luego de un par de veces y viendo que el otro intentaba ser cordial, comenzaron a verse más normal. Aunque aún quedaba esa situación de que Hermione fuera a buscar a Harry y lo encontrara charlando con el Slytherin, nada lindo para los tres.
Ese viernes temprano comenzó su siguiente fase del plan. Mientras Hermione se secaba el cabello y revisaba por una última vez su trabajo de manejo de morfologías humanas para trasfiguraciones (cinco pergaminos, a pesar de solo ser dos), el trazaba lo que iría a hacer ese día y el siguiente.
-Hoy resuelve todo lo que tengas que hacer y no hagas ningún plan para mañana. -dijo Harry con una enorme sonrisa, mientras le acaricia la mejilla rosa y suave a Hermione.
- ¿Por qué o para qué? -pregunto confundida.
-Mañana durante el alba salimos, tenemos mucho que ver - dijo Harry tocando los anillos Excalibur, aquellos que contenían a sus maestros, extrañaba hablar con ellos y se le hacía raro no escuchar sus voces o verlos. - Nos vamos de picnic-
- ¿Picnic? - pregunto aún más consternada.
Harry alzo los hombros y suspiro- ¿Qué no puedo llevar a mi hermosa prometida a un paseo? -
Le vio como si debajo de ese "paseo, picnic" ocultara una segunda intención. Lo cual podría ser cierto.
-Está bien- contesto antes de darle un beso y darle una ligera sonrisa- Yo preparo la comida-
En cuanto salió para su clase y Harry termino de colocarse su bolsa para la pierna, despertar a Daira y Marlow (lo llevo unos largos quince minutos) y que ambos fueran directo a las cocinas.
- ¿A dónde iras papi? -pregunto Daira degustando una sabrosa pierna que era casi el doble de su cuerpo.
-Primero iré a ver a mis amigos gigantes y luego a terminar la sorpresa de Hermione- dijo Harry acariciándole la cabeza, y haciendo que moviera las alas tan rápido que agito a Marlow. - Pórtate bien, recuerda que no debes morder todo lo que vez y que regreso en un par de horas-
-Siiii- canturreo moviendo la cola. - No morderé nada hoy… -miro su comida y sus ojitos se pusieron cristalinos y grandes-… no … no lo voy a morder-
-Eso es comida. Puedes morder la comida, no a los demás- dijo Harry volviéndole a acariciar la cabeza, su mirada dragonil se llenó de alegría y de inmediato comenzó a terminarse su pierna.
Luego de eso, salió directo al campamento Gigante. Harry pasó varios días reflexionando sobre como presentarse ante los gigantes, siendo el Gurg, que los dejara de esa forma podría ser visto como traición y lo desmembrarían, aunque para su tamaño tal vez lo aplastarían como a mosquito. Decidió que, lo mejor, era solo presentarse y ver como avanzarían las cosas. Ya tomaría las decisiones en el momento, ya que era bueno para improvisar.
En cuanto atravesó el cuadro, se encontró en el puente de piedra, sin pensarlo mucho salto por una de las pequeñas ventanas y descendió con lentitud hasta el rio que corría casi trecientos metros más abajo. En cuanto sus pies tocaron tierra, salió como bólido directo a donde se encontraba el territorio gigante y su campamento. Siendo consciente de que cruzaría por territorio centauro y que podría terminar con alguna flecha rasgando su piel, continuo sin dudas.
El tupido y lúgubre bosque le era tan fácil de avanzar, que casi ni se daba cuenta de cuando saltaba raíces o rodeaba arboles solo con girar el cuerpo. La naturaleza le era tan familiar a su cuerpo, que no necesitaba pensar mucho, solo actuar y avanzar sin preocupaciones, dejando todo a su instinto más salvaje.
La primera flecha la escucho mucho antes de que llegara, el silbido fue conocido y salto sobre un tronco para alcanzar una rama y subir a ella en un solo movimiento. Salto a otra rama antes de que otras cuatro flechas pasaran volando, justo donde un segundo antes estuvo su cabeza y cuando giro a ver en la dirección de donde surgieron, una última apareció que detuvo concentrado su magia delante de su cuerpo, deteniéndola del todo. Miro a la oscuridad y sonrió.
-Hola Bane- dijo Harry irguiéndose y mirando a la oscuridad. - ¿Creí que éramos aliados? La última vez que nos vimos me pareció que ese fue el acuerdo-
Los cascos de media docena de centauros se escucharon y mostraron ante Harry, formados tal cual punta de flecha. Dos de pelaje café, uno moteado de blanco y negro, una gris, uno negro azabache y el último de un tono rojizo algo singular. Todos con el torso desnudo, las orejas algo puntiagudas y un arco, cargado y apuntándolo. Detrás de ellos estaba un centauro apuesto, de largo cabello rubio y ojos azules muy claros. Este no solo llevaba un arco, también poseía un escudo de madera al costado de su cadera (donde se convertía en equino) y del otro lado una espada.
-Nuestro único aliado es la naturaleza- dijo Bane que encabeza el grupo- Un mago común no puede portar tal título-
-Qué bueno que no soy común, o normal- dijo Harry tomando la flecha y girándola entre sus dedos al momento que se acuclillaba. - ¿Ya no me recuerdan? -
-No recuerdo ver a un mago de tal poder entrar a nuestro bosque y…-
-Creí que era de todos este lugar- dijo Harry lanzando la flecha a un metro de los pies de Bane, que era la punta de la formación. Al momento reaccionaron tensando sus arcos con flechas amenazantes. -Mis amigos… los gigantes también siguen aquí ¿Cierto? -
Tal vez fue el entenderlo o el pisotón que dio Firenze a una raíz que por poco sueltan una andanada de flechas. Más Bane le miro y luego de una conversación silenciosa, avanzo y guardo su arco, provocando que los demás le imitaran, aunque no con gusto.
-Identifícate, por favor, amigo de los gigantes- pidió Bane de forma cortes, sacando asombro de los otros cinco centauros, uno dejo caer la flecha que estaba por meter al carcaj.
Harry sonrió en esa penumbra que daba el bosque, movió los dedos en su bolsa para la pierna atrayendo algo. Cuando la tuvo en su mano, salto con fuerza de la rama, moviendo el follaje y aterrizo justo delante de Bane, con gracia. Sonrió y alzo la mano en modo de saludo y lanzo la punta de flecha sobre la cabeza del centauro.
El shock duro un segundo, luego Bane le tomo del cuello y apretó con fuerza. Solo para que, al momento, abriera los ojos y dejara salir un leve grito, soltándolo y trotando hacia atrás, con las patas delanteras agitándose.
-¿¡TUUU!?-
-Yo-
-Los designios de los cielos… no, no pueden equivocarse. Estas muerto- continuo al bajar al suelo y volverle a mirar- Debes ser un impostor y ...-
- ¡Basta! - dijo Firenze con voz baja y resonante, abriéndose paso entre los demás de la escuadra de centauros. -Es él, no existe duda-
Se miraron entre los centauros y luego el moteado con voz baja pregunto- ¿No estaba muerto? Esos son los rumores de los magos-
-Exacto, rumores sin bases, simple palabras de magos que no conocen los designios del cielo-repuso Firenze con una sonrisa al mirarle el rostro.
Harry suspiro y se rasco la nuca, se estaba cansando de explicar por qué se encontraba vivo. Luego los miro y contesto- No hagan caso a los chismes que dicen por ahí-
-Pero… los cielos- comenzó Bane.
- Y los cielos nunca dijeron que moriría. Mas bien que no sobreviviría siendo tal cual era. Lo que puede dejar un espacio a que viviría, aunque no siendo el de antes… - Firenze con continuo, dejo un espacio, con sus ojos asombrosamente azules fijos a los suyos, luego los subió, mirando su cicatriz, tal cual la primera vez-… lo que deja la pregunta ¿Tu eres el chico Potter? -
-Su amigable amigo y casero, Harry James Potter-
-Conoces a los magos y sus trucos de trasformación Firenze, puede ser un engaño- continuo el centauro gris- No te fie sin una prueba-
- ¿No lo vieron acaso? Me ha dado la prueba antes hermano- dijo Firenze estirando la mano y mostrando ante todo el objeto que lanzo. Una punta de flecha rota, la piedra igual de negra que el mismo día que se la entrego, algo desgastada y aun con rastros de la rama que la sostenía. - Es la punta que le di a Harry, es el lazo de nuestro pacto-
-Supuse que si tenia que presentarme, necesitaba mostrártelo profesor- dijo Harry inclinándose con respeto, ya que el centauro era ahora el líder, y luego extendiendo la mano. – Esperaba que esto solucionara las dudas-
-Y lo ha hecho, Harry. Además, ya no soy tu profesor- dijo Firenze estrechándole la mano con una sonrisa- Ahora… a lo importante ¿A qué se debe su visita al bosque?
-De echo voy de paso al campamento Gigante- dijo Harry caminando apresurado sin prestarles mucha atención, si quería mantener su atención debía darles algo que hacer mientras charlaban- Voy a ver qué ha pasado con el clan. ¿He escuchado que han tenido problemas entre ustedes? -
Firenze ya trotaba a su paso, pero el resto se quedó un poco rezagado, aunque Bane les alcanzo el paso y trotando a su lado. Los otros cinco se encontraba más atrás con el arco cargado y mirando en todas direcciones, cambiando la formación a una de media luna. Un corto periodo de silencio le dio a entender que lo que le dijo Dumbledore no estaba equivocado.
-Las cosas desde la última vez…han sido tensas. Sus amigos gigantes tienen grandes necesidades y requieren espacio, han llenado su apetito y su ansia el último medio año. Pero cada cierto tiempo, han trasgredido los límites -Comento Firenze como si diera un informe- He intentado mantener a todos los centauros calmados, que mantengan la compostura y no los ataquemos a la primera que crucen el rio, el cual es el límite de nuestro territorio. Pero en la última semana han estado más ansiosos e incluso han llegado casi a nuestro prado. Por eso hacemos rondas para protegernos, en caso de un ataque-
-Entiendo- dijo Harry cada vez avanzando más rápido, haciendo que ya no solo trotaran, ahora los centauros iban a galope. - Intentare resolverlo y asegurarme que no lo hagan más… pero ¿No crees que, en lugar de ataque, quieran ser buenos vecinos? -
- ¿Buenos vecinos? -pregunto uno de los centauros café, el cual era casi tan rápido como Bane.
-Solo piénselo un poco. Si atacaran ¿Podrían asegurarse la victoria? -
De lado Bane lo miro y luego negó con la cabeza- A pesar de contar con que son lentos, nuestros arcos no son suficientes y su fuerza es de temer-
-No son tan tontos como los creen, incluso algunos saben hablar nuestro idioma- dijo Harry saltando toda una ladera, pero teniendo que esperar a que los centauros se deslizaran por ella y le alcanzaran- Si de verdad quieren su territorio, un ataque con todo su grupo y lo tendrían. Tal vez perderían uno o dos miembros, pero ustedes perderían todo-
-Cada vez suenan como un eminente peligro- gruño el centauro gris, lo recordaba, pero no conocía su nombre. Tal vez debía de preguntárselo después.
-Yo entiendo tu punto- dijo Firenze girando la cabeza en dirección a su compañero centauro, pero al regresar la mirada continuo con un- Pero el Harry tiene razón, ellos no han atacado y eso solo significa que no quieren violencia, si no… otra cosa-
- ¿Qué cosa? -preguntaron los centauros.
-Ya lo descubriremos- dijo Harry dando una mirada rápida a Firenze el cual no tuvo ni que pensarlo asintió.
Continuaron por unos treinta minutos a galope de centauro, cruzaron el nido de las acromantulas (sin un solo rastro de que regresaran), también bajaron y subieron una ladera y por último el rio que marcaba el límite y luego continuaron por diez minutos más. Fue cuando aminoraron su velocidad, en cuanto miro el sendero de gigantes árboles alineados, la enorme entrada del campamento gigante les indico que llegaron.
Aunque la respiración de los centauros era agitada, la controlaron bien y en unos minutos estaban como nuevos. También estaban sorprendidos de que el no tuviera signos de cansancio, comparado a cruzar múltiples islas de cientos de kilómetros en minutos, con criaturas atacando y un par de maestros psicópatas a su espalda, ese viaje era un paseo.
A la lejanía unos enormes ronquidos, como carnosos truenos, les recibieron. Los centauros trotaron hacia atrás, como equinos asustados y en el caso del moteado dio una leve coz. Harry les indico que le siguieran, aunque no fue una orden solo una sugerencia, que realizaron. Igual que las flechas, Harry sintió la fuerza venir antes de verla, lo que le dio tiempo de llevar las manos a la boca, hacer un hueco, agregar un sonorus y gritar-
¡YA DESPIERTEN! ¡HE LLEGADO Y ¿NI UN SOLO SALUDO ME DAN?!-
Fue tal el ruido que seguro despertó no solo a los gigantes, sino que también a medio bosque. No supo si asusto más a los gigantes centinelas, que estaban a punto de darles con la porra, o a los centauros; Los centinelas estaban con la boca abierta y las porras alzadas, mientras que los centauros estaban levantando en las patas traseras y agitando las delanteras con tal fuerza que podrían romperle la cabeza.
Espero con amabilidad, hasta que ambos salieron del aturdimiento, y vio como los gigantes comprendieron quien era de inmediato, se arrodillaron e inclinaron ante su presencia. Uno de ellos incluso entero su frente en la tierra.
- ¡Gurg, bienvenido, es honor regreso nuestro Gurg! - decían y murmuraban una y otra vez en un raro acento, aunque entendible.
Luego de un par de veces que Harry les dijo que se levantaran, lo hicieron y de inmediato los condujeron al campamento gigante. Ni siquiera dijeron nada de los centauros, pero estos no dejan sus arcos y apuntaban a los ojos de los gigantes aun si les decía que no era necesario, que estaban a salvo. Al llegar a la enorme hoguera estaba apagada, la luz del sol iluminaba lo suficiente para ver sin problemas (era como un día nublado).
Miro a los gigantes desperezándose a Kathor sacudiéndose hojas de pino que le sirvieron de sabana, avanzaba con torpeza y casi adormilado. Al llegar a verlo, este realizo lo mismo que los centinelas. Se arrodillo, dejo sus callosos nudillos en el sueño y bajo la mirada, provoco que cada gigante, incluido los niños, le siguieran en tal acción.
Antes de saberlo tenía a media centena de gigantes alineados, con la frente en el suelo y diciendo las mismas palabras una y otra vez - ¡Gurg, sea bienvenido, es un honor nuestro Gurg! ¡Esperábamos ansiosos su regreso! - Aunque algunos lo decían en el lenguaje gigante, cosa que lis hacía sonar desentonados, y como un montón de gentío. Gritos, voces y algunos chillidos por todos lados.
-Paren chicos, de verdad, paren- dijo Harry algo aturdido por todos los honores que le daban. Eso aumento que su sentimiento de que los abandono, a pesar de que se suponía que él era el Gurg y que como rey debía cuidarlos. -Enserio, paren-
No tardaron ni un segundo en detenerse, levantarse y quedarse hincados mirándolo, como esperando órdenes. Harry se rasco la nuca. Era un mal momento para tener pánico escénico, más cuando tenías a cincuenta seres de cinco a veinte veces más grandes viéndole.
-En nombre de cada gigante del clan Pendragón, le damos la Bienvenida Gurg- comenzó Kathor sacándolo de su revuelta mente- Nos complace su regreso al clan-
Soltó un suspiro y decidido ir con tal cual era.
-Muchas gracias Kathor, y de verdad les agradezco de corazón a todos ustedes por creer en mi- dijo Harry inclinándose ante los gigantes, no sabía que repercusiones tendría, pero sentía que era lo correcto. Cunado levanto la vista los gigantes estaban rojos y algunas que otras gigantas casi llorando. Recordándole a Dobby cuando le ofreció sentarse, solo esperaba que los gigantes no comenzaran a aporrearse la cabeza- Pero debo advertirles. Mi presencia solo es designio de una guerra que se acerca y librara. No puedo tomar la decisión de que pelen en ella, ustedes, como un clan lo decidirán. Mas participen en ella o no, les aseguro que yo si debo participar y cuando termine, no solo asegurare su libertad y amistad con muchas más criaturas mágicas, sino también su futura paz. Yo he jurado ayudarlos, servirles y procurarlos. Por eso mismo me he prometido que ustedes no se ocultaran mas en las sombras, vivirán bajo las horas del sol, caminaran con Pendragón y les daré un lugar solo suyo-
La mirada de todos no solo era sombrada, si no la sonrisa en su boca fue enorme, mas grande de lo que nunca antes vio. Aunque con su descuidada forma de ser, no fue algo tan agradable. Mas un tumulto de voces gigantes le siguió, todos alzando las manos en vítores y aplaudiendo. Cosa que fue como si una avalancha se le viniera encima.
Kathor se levantó y extendió las manos- Nuestro Gurg ha hablado, viviremos bajo el sol y no mas ocultarnos. Pero no podemos dejarlo solo. Déjenme preguntarles ¿Quién desea seguir a nuestro Gurg? -
Cada uno levanto aquello que tuvieran cerca de la mano, desde troncos, hasta chatarra, como una vieja bicicleta e incluso un viejo poste de Quidditch. Grawp que jugaba con un par de niños, uno encima de su cabeza y otro colgando de su brazo, también gritaron y levantaron cosas, aunque este fue muy lejos al tomar al niño y agitarlo en el aire como bate de baseball.
- ¡Nuestras porras están de su lado, lo seguiremos Gurg! -
A pesar del ruido, de del tumulto exaltado que se estaba desatando, y de los múltiples objetos moviéndose de forma peligrosa, Harry no pudo evitar sonreír. El clan Pendragón estaba creciendo.
Entonces fue cuando las cosas empezaron a ir mal, los centauros avanzaron. Las pisadas de los cascos y que llamaran la atención ante una posible celebración, no fue lo más listo que pudieron hacer. La mirada de Kathor fue a Firenze y se quedó quieto, dejando de blandir algo parecido a un ancla de barco.
(N.C: No me vean, no se que hace un ancla en medio de un bosque)
-He traído a unos amigos- dijo Harry señalando a Firenze, Bane y su sequito – Me he enterado que tienen problemas con estos chicos y espero que lo solucionemos-
Kathor se aproximó a los centauros, de alguna forma lucio mucho más temible, como si hubiera crecido un par de metros en tan sólo unos segundos, aunque lo más temible fue que aventó el ancla aun lado creando un surco en la tierra. Se cruzo de brazos, demostrando que eran más grandes de lo que recordaba, y soltó una carcajada tan fuerte qué sonó una decena de truenos cayendo en la cercanía.
-De tal forma que decidieron venir ustedes -dijo Kathor limpiándose una lagrimita del enorme ojo derecho, estirando un brazo hacia dónde estaba los centauros y con una sonrisa grande -Queríamos hablar con ustedes hace mucho, nuestro Gurg ordeno "llévense bien" y eso intentábamos-
Firenze no se amilanó y avanzó, aunque con cautela, levantó el brazo y tocó la punta de un grueso y formidable dedo medio. No fue como un saludo normal y fue extraño ver a un pequeño y cuadrúpedo ser enfrente de una colosal montaña de músculo cubierto con pieles de animales.
-Sólo estamos aquí porque Harry nos ha traído- dijo Firenze dejando el saludo - pensábamos que cruzaban la frontera porque deseaban más territorio creo que nos hemos equivocado-
- ¿Territorio? - preguntó Kathor confundido, llevó su mano al estómago, rasco su ombligo y dio un bostezo. - El terreno de este lado nos provee bien, aunque no nos permite estirarnos como queremos. De cualquier forma, no iríamos en contra de la norma de nuestro Gurg, sin antes hacer duelo por puesto-
-Es bueno saberlo-dijo Harry en voz baja para que nadie lo escuchara, pero los centauros tendrían buen oído ya que le miraron. Tosió, como si le molestara la garganta y esperando no estar rojo continuo- Bueno, ya que estamos aquí, ¿Les apetece hablar de tratados de paz y acuerdos de convivencia? –
La charla fue larga y algo cansada. Mientras que Firenze era firme en mantener sus fronteras, Kathor solo pedía poder ir a donde quiera sin preocuparse por recibir flechazos en los tobillos, dos cosas que eran opuestas en su totalidad. Tampoco ayudaba que los centauros restantes se mantuvieran pegados como a la espera de un ataque furtivo, o que los gigantes bostezaran e hicieran ruidos, cosa que no se podía evitar al ser enormes. A pesar de que Kathor casi se quedaba dormido a media conversación, lograron poner un par de normas para que los gigantes pudieran ir a cualquier lugar del bosque en paz y también que los centauros se sintieran seguros.
A media tarde Harry se despidió de Kathor, que era el más despierto, dejo a Firenze a medio camino rumbo al castillo, y fue directo a la sala de menesteres.
Al regresar Daira estaba echada frente a la chimenea con las alas envolviéndose, las patas estiradas y exhalando dos columnas de humo blanco por los orificios nasales. Busco a Hermione, pero Ron le informo que se cómo se perdido la comida, y Hermione debía entregar unos trabajos partió a su clase de Aritmancia, cosa que le dejaba cuatro horas hasta que regresara.
Decidido ir a ver a Hagrid. Aunque no fue el único, Ron y Sofí le acompañaron.
Una vez mas ocupo la poción multijugos, oculto como Neville, fueron a los terrenos y vieron a Hagrid desde la colina. Quitando la nieve restante del lugar donde estaba Buckbeak, aunque ahora, según los chicos, era Witherwings.
- ¡He chico! ¡Hace décadas que no me visitan! - dijo Hagrid vaciando un cubo de carne en el comedero del hipogrifo. - ¿Qué les trae por aquí? –
-Nos apetecía- dijo Ron alejándose de Witherwings por precaución- Además de que no tenemos nada que hacer y… Daphne esta en una junta de prefectos con Snape-
- Yo tengo esta tarde libre por…- se quedo a media palabra al ver a Witherwings - ¡ES HERMOSO! -Chillo y fue directo al hipogrifo que le volteo a ver. - ¡De verdad me encanta! -
Enseguida Hagrid intento interponerse, Ron tomarle del hombro, pero Harry simplemente sostuvo los brazos de ambos y espero. Sofí llego a Witherwings dando saltitos, dio una inclinación y enseguida se la devolvió. Luego la enorme ave, mitad águila, mitad león se volvió el peluche de la azabache. Le abrazaba y acariciaba como si fuera su mascota. Lo curioso era que Witherwings se deja e incluso le pedía algún cariño cuando su atención se desviaba y con gusto ella le obedecía.
-Si que es tu hermana, Harry- dijo Hagrid suspirando de alivio y abriendo la puerta de su cabaña.
- ¿Cómo sabes que soy yo? - pregunto Harry mirándose las manos, aunque estas eran de Neville.
-Neville pasa su tiempo libre en el invernadero y… no creo que me hubiera logrado detener así de fácil- dijo Hagrid una vez adentro, mirando por la ventana como Sofí se despedía de Witherwings como si no lo volviera a ver al salir. - ¿Algo de tomar? -
-Claro, chocolate si tienes- dijo Ron tomando asiento y riéndose- Ahora entiendo su patronus-
-Suponía que por algo era esa su forma corpórea- dijo Harry al verla entrar de espaldas y agitando la mano una y otra vez- Que dramática-
-Mira quien lo dice- dijo Sofí al mirarle. - El rey de las entradas dramáticas-
-Es un don-
- Igual que meterse en problemas y destrozar los buenos planes- murmuro Ron con una sonrisa maliciosa.
- ¡OYE! –
Luego de un par de risas y de que Hagrid les sirviera chocolate calenté, Harry tomo asiento, hubo un movimiento bajo su capa- ya no me acoraba, lo siento, Daira -
- ¿Daira? -pregunto Hagrid intrigado.
De su ropa salió daira, enfurruñada por aplastarla contra el reposa brazos del sofá de Hagrid y también por olvidarla.
-Malo, eres muy malo- gimió para luego ver el chocolate y preguntar- ¿Eso se come? -
- ¡PERO QUE HERMOSO! -rugió Hagrid, parándose y moviendo la mesa, arrimando a Ron y provocando un gritito en Sofí. En un instante la miraba como un minuto antes su hermana al hipogrifo. - ¿Cómo lo conseguiste? ¿Qué clase de dragón es? ¿Por qué no me aviste que tenias uno? ¿Cuándo nació? ¿Cómo es que tiene seis alas emplumadas? ¿Ese cuerno es …-
-Bajémosle a la velocidad, por favor- dijo Harry mareado por tener a Hagrid apretándolo contra la pared y con el chocolate que salto en su pierna. - primero…- cambio su lenguaje a draconia y respondió a Daira- si se come, adelante supongo que el calor no te hará daño- luego miro a Hagrid y volviendo a hablar normal contesto. – Es una larga y escabrosa historia. Un dragón imperial angelical… creo. No he tenido tiempo de venir a verte, con eso de que estoy muerto -
-Cuando te conviene- rio Ron alzándole su taza de chocolate como en un brindis. Provocando que riñera y sofí riera.
-Nacido hace apenas… un poco más de una semana y menos de dos. Yo no se por que tiene se alas, solo las tiene. Y su cuerno… bueno no se ni que preguntarías-
Parte de la tarde se la paso contestando las preguntas de Hagrid, este cargaba y contemplaba a Daira, igual que Sofí a Witherwings, y aunque Daira estaba entretenida manchándose de chocolate caliente y comiéndose el pastel de Hagrid, no parecía muy cómoda.
Luego de que cambiara el tema, aunque fue difícil, le comento a los tres de que la posible lucha entre gigantes y centauros fue cesada por los acuerdos en que quedaron. además de que los gigantes estaban de alguna forma decididos a apoyarlos contra Voldemort. Lo cual alivio a Hagrid, que estaba tenso por que Grawp lastimara a los centauros, aunque al poco se dio cuenta que su hermano menor entraría a una guerra pronto.
Al despedirse, separar a Sofí de Witherwings le llevo algunos minutos, pero separar a Hagrid de Daira fue un logro. Ni las llamas que saco la dragona, como advertencia, fueron lo bastante calientes para que se intimidara el semi gigante.
Esa noche el ánimo, a la hora de la cena, fue bastante buena. Con media mesa llena, entre risas y un buen ambiente los Pendragón se sentían en familia. Sin saber que pronto un infierno caería sobre ellos.
A la siguiente mañana, Harry despertó cuando Hermione le picaba la mejilla. Se veía entretenida haciendo que despertara. La miro unos momentos antes de que bostezara y dijera- Ya desperté, ya desperté-
-Me dijiste que iríamos de picnic ¿No piensas hacerlo? - pregunto Hermione con una sonrisa- Ya he preparado todo y como me dijiste no tengo nada que hacer hoy-
-Si, nada más arreglo y salimos- contesto Harry levantándose de la cama.
-Marlow y Daira no parecen dispuestos a salir de la sala de menesteres, con comida y un montón de Pendragón aquí, se lo están pasando bien- menciono Hermione mirándolo desde la cama.
Ella ya estaba vestida y preparada para salir, se notaba que se levantó mucho más temprano. En ese preciso momento, llevaba un conjunto cómodo para salir al campo, con unos vaqueros café, camisa holgada blanca y encima una chamarra de mezclilla, sin contar que llevaba tenis y un lindo sombrero para el sol.
Unos minutos después el estaba preparado, vistiendo similar, solo que no necesitaba sombrero, ya estaba acostumbrado a ese clima. Hermione tomo el monedero, Harry la bolsa para la pierna y se aseguro de llevar lo necesario. Luego bajaron a las cocinas, donde les esperaba todo lo que preparo Hermione, que consistía de varias ensaladas, un quiche champiñones y gambas, Omelette, Frutas variadas y bebidas. Todo guardado en recipientes encantados para conservarlo fresco y, en el caso de la cerveza de mantequilla, mantenerlo frio.
-Todo saludable ¿Verdad? -dijo Harry mientras lo acomodaba dentro del monedero.
- ¿Has visto lo que comes últimamente? -pregunto Hermione lanzándole una mira que no dejaba replicarle- Se que tu magia te ayuda a estar en forma y mantener tu salud, pero no debes abusar de eso-
-Supongo- dijo Harry pensando que debían saber mejor de lo que aparentaba.
Al terminar de guardar todo, Harry se aseguro que Daira no fuera a quemar el castillo a hacer que una docena de Pendragón estuvieran envenados o que apuñalara a nadie con su cuerno. También le dio a Marlow un par de indicaciones, como que no solo comiera (ya era algo que le empezaba a preocupar) y que si paseaba por el castillo se asegurara de que no lo vieran. Lo entendieron, o por lo menos asintieron.
- ¿Salen juntos? -pregunto Ron entrando a la cocina de la mano de Daphne la cual estaba arreglándose el pelo. - Pensé que la pasaríamos tranquilos descansado. Como dijiste que esta semana nos entrenaras-
-Por lo mismo- dijo Harry tomando a Hermione de la mano. – Tengo que aprovechar el tiempo a solas con mi novia, como comprenderán-
-Claro, claro- dijo Daphne con una sonrisa que le dio escalofríos- Solo no hagas que nuestra Herms regrese con una sonrisa boba-
- ¿Qué? -preguntaron Ron y Harry.
- ¡CALLATE GRENGRAS! -Chillo Hermione con un color ojo impreso en sus mejillas- ¡Juro que te hecho un maleficio si tu…-
- Tranquila, tranquila- interrumpió Daphne sentándose, colocando la mano en su barbilla y dándoles una mirada. Por un momento Harry se sintió petrificado, como si estuviera en presencia de un basilisco- Eso de lo que no quieres que me entere… no lo diré a nadie-
- ¿Bizcochito? ¿De qué hablas? - pregunto Ron a su lado.
-Cosas de chicas, cosas de chicas- dijo lo ultimo mirando a Hermione que estaba mas roja que el cabello de ron y con una mueca rara. Harry no supo si por querer matar a Daphne o de horror por que supiera su secreto.
- ¡¿Cómo lo… supiste?!-pregunto Hermione de repente, ya con la varita en la mano, el cabello flotándole y un tono oscuro en sus ojos nunca antes visto.
-Intuición femenina- respondió Daphne alzando las manos, aunque esa sonrisa altanera no la quitaba. - Además, Harry es muy fácil de leer-
- ¿Quién? ¿Yo? -pregunto Harry girando la cabeza a Hermione, la cual le miro y luego suspiro, bajando la varita.
-Lo debí suponer- gruño Hermione colocando la varita en su bolsillo. - Pero si dices una sola palabra…-
-Tranquila, no soy tan mala- dijo Daphne cambiando su sonrisa a una sincera- Y déjame decirte que me alegra que tuvieran su…-
- ¡Cállate! - Le dijo Hermione tapándole la boca- No hables de esas cosas, así como así-
La tomó del brazo y, antes de que antes de que alguno de los reaccionaran, la llevo a la cocina, donde los elfos domésticos ya preparaban el desayuno para todos.
- ¿Entendiste algo? -
-No-
- ¿Crees que hablen de algo importante? -
-Probablemente-
- ¿Estoy en problemas? -
-Mas bien muerto hermano-
-Cuantos ánimos me das-
-Mamá se veía nerviosa ¿Pasa algo importante? -pregunto Daira bostezando y sacando una columna de fuego- ¿Están de nuevo peleados? -
-Ni idea- contesto Harry acariciándole la cabeza- Y ¿Qué hablamos de lanzar llamaras en un lugar cerrado? -
-Lo siento pá- chillo Daira llevándose las garras al hocico. - No me di cuenta-
Cinco minutos después, Hermione salía aun con un tono rojo, Daphne con las mejillas rosas y con una mirada fija en él. Estaba curioso sobre lo que sucedía entre ambas, pero ninguna dijo nada de lo que hablaron y de alguna forma evitaron el tema.
- ¿No vamos? -pregunto Hermione tomándole del brazo.
-Claro-
-Nos vemos al rato- dijo Harry despidiéndose de una mano. Asintieron, aunque Daphne no dijo nada más.
Una vez que estuvieron lejos de sus amigos, le susurro a Hermione- ¿Qué fue todo eso? -
-Solo… olvídalo, no es nada importante. - contesto ella pegándose más a su brazo.
Decidió dejarlo y continuar con su día. Llamaron a Dobby y le pidieron que los llevara, ninguno de los dos podía ir por si mismo, Harry no sabía hacer una desaparición y Hermione no conocía la ubicación del lugar.
Sus pies tocaron la roca que aun sobresalía del mar, la marea azotaba con suavidad el punto de aparición y a la distancia se veía todo el archipiélago Arcano.
-Mi vida, bienvenida al Archipiélago Arcano, Hogar de miles de criaturas y plantas mágicas-
Admiro las islas flotantes y con unos ojos asombrados y una sonrisa hermosa dijo- Es asombrosa-
- ¿Quieres conocerla? -pregunto Harry. Sin darle tiempo a responder la cargo en brazos, provocando que pegara un quejido y sus manos se aferraran a su cuello. -Soy tu guía privado y mostrare cada tramo de este paradisiaco mundo-
Comenzó a flotar y luego salir volando a toda velocidad directo a las islas. Lo primero que le enseño fue Liontári, aunque solo fue por encimita, ya que no deseaba que ella se encontrara con Barty Crouch jr. Luego fue la isla del comienzo, donde Hermione se sorprendió por los árboles donde crecían los extraños frutos, con exóticos sabores. También se entretuvieron con algunos que otros animales fantásticos de la isla, sobre todo con un par de aves raras que dejaban estelas de colores por donde pasaran.
Visitaron cada isla por unos momentos, luego Harry volaba a la siguiente y le enseñaba los lugares que le parecían mas hermosos. No tocaron solo sobrevolaron la isla Ignus y la de los carnívoros, no eran precisamente seguras y menos cuando no las había visitado y descubiertos sus peligros. Cosa que era un hecho.
A media tarde, luego de estar un rato con los Quinestesis y terminar babeado, decidieron ir a comer en un lugar tranquilo. Con su prometida en brazos y volando a cierta velocidad fue a la isla lago.
-Esa isla se ve muy grande y también como si estuviera posada sobre una nube- comento Hermione antes de aterrizar.
-Mi culpa, creo que no debí intentar reparar toda una isla solo con magia- dijo Harry bajando la velocidad para aterrizar.
- ¿Tú la reparaste? -pregunto como si no entendiera.
-La isla se partió y luego decidido caerse encima de mi- dijo Harry riéndose un poco por que en ese entonces se sintiera solo y triste, en cambio a ese momento que no podía describir su felicidad. -Luego de un tiempo… pues intente arreglarla-
Aterrizaron justo a la orilla del enorme lago que desaparecía a la orilla, caía en forma de cascada y se trasformaba en nube. A su espalda se observaba el bosque verde y que daba vida al lugar, una pequeña montaña, donde vivían las cabras multiojos y, por último, el puente de piedra a medio construir. Aquella construcción salía de cada lado de del lago, lo recorrían por la superficie y, a pesar de no estar terminado, se notaba que terminaría a la orilla donde caía la cascada de agua.
- ¿Qué es eso? -dijo Hermione señalando el anormal puente de piedra.
-No le hagas caso, aun lo estoy construyendo- dijo Harry sacando un enorme mantel y con ayuda de la varita extendiéndolo por el césped húmedo. - Tengo aun largo camino por delante-
- ¿Construyendo? ¿Para qué? -pregunto Hermione con curiosidad, hincándose y buscando en su monedero para sacar la comida.
-Recuerdas que cuando fundamos Pendragón, nos pidieron una locación donde los muggles no pudieran encontrarlo- dijo Harry la miro, luego alzo los brazos y con una enorme sonrisa – Este es el lugar donde construiré Pendragón. Este será el santuario de los dragones, el colegio donde formaremos a estudiantes para volar por el basto cielo y en aquel en que podrán convivir con todas las criaturas amigas que viven aquí. –
Por un segundo se quedo en silencio, mirando el lugar, mirando el puente de piedra que construía. Se acerco a él, le tomo las mejillas y beso, para luego acariciarle el rostro.
-Es estupendo mi amor, será un lugar fantástico para al fin establecer Pendragón- Dijo Hermione, pero su semblante era serio y le miraba y no al mismo tiempo- Me alegra que compartas esto… conmigo. Y… yo… tengo que decirte algo, mejor dicho, mostrarte-
Por un segundo se quedo quieta, hasta que el asintió, dándole la oportunidad para continuar. Tal vez fue el que le tomara la mano o el que le acariciara la mejilla, pero sus ojos se tranquilizaron. Movió la varita y del monedero salió un cuaderno, un poco desgastado, pero con una taba lustrosa y un titulo interesante.
-Quiero…saber que opinas -dijo Hermione seria.
-Metamorforanimago -murmuro Harry mirando la primera página. La ilustración que vio, le dio una a completo la idea que traía sobre esa magia que nunca antes escucho. En silencio, con el murmullo de la cascada a la distancia, el chapoteo del agua y del pie de Hermione moviéndose contra la hierba, reviso las hojas de su cuaderno.
- ¿Merlín? -pregunto Harry al llegar a una parte donde la pulcra letra de Hermione, marcaba una historia antigua de Merlín realizando la Metamorfoanimagia. - No recuerdo que el pudiera hacer eso… bueno… la verdad es que nunca tuvo un cuerpo físico y si se necesita uno…-
- ¿No lo menciono? -pregunto Hermione mordiendo su uña por el nervio de su comentario – Creo que él hubiera mencionado …-
-Vi también su vida… o las partes mas relevantes- dijo Harry no queriendo desanimarla más, aunque tampoco podía ocultarlo- Jamás vi que lo hiciera, tal vez… esta sea una magia nunca antes realizada-
-Entiendo- susurro Hermione regresando a mirar adelante.
Por unos quince o veinte minutos continúo leyendo el cuaderno de campo.
-Esto es increíble- dijo Harry señalando la investigación- Se nota que investigaste muchas cosas y descubriste un par de secretos de animagos y metamorfomagos. ¿Crees que cualquiera pueda realizarlo? -
-Solo aquellos dispuestos a hacer el ritual- dijo Hermione haciendo una mueca. - El ritual funcionara en un noventa por ciento, es decir que existe diez por ciento que no haga nada ¿Qué opinas? -
- ¿Qué opino? - pregunto Harry cerrando el cuaderno y dejándolo a su lado. - ¿Cuándo comenzamos? –
Hermione le volteo a ver, sus ojos se volvieron grandes y lucio de verdad sorprendida.
- ¿No me dirás que es una locura, que esto debe ser estudiado por años y a fondo para ser factible, que solo es una loca idea que puede poner en peligro a aquel que desee realizarlo? -pregunto Hermione tan rápido y casi sin respirar, de forma que casi la ultima palabra la dijo sin aire.
- ¿Por qué diría eso? -pregunto Harry sonriéndole, acercándose mas a ella y pegándola a su cuerpo, para luego plantar un beso en sus labios- Se que tú has hecho de todo para asegurarte que tu investigación sea impecable. Y que antes de poner a alguien en peligro, tu serias aquella que realizaría este ritual ¿Verdad? –
Las mejillas se le pusieron rosas y se mordió el labio. – Si. Además de que no quería que pensaras que no hice nada en tu ausencia-
-Yo suponía que tenias algo para sorprenderme- comento Harry recordando esos momentos que parecía nerviosa- Pero no pensé que fuera esto. Estoy seguro que es perfecto tu trabajo-
Una vez más, Hermione, se puso algo rara, miro a otro lado, se movió para acomodarse entre sus piernas, le tomo las manos para luego hacer que la abrazara. - Me preocupaba que no me apoyaras, pero… no es esto lo que aún no puedo decirte-
- ¿Entonces? -pregunto Harry curioso, apretándola contra su pecho, esperando que aquello que le preocupara, se desvaneciera. Hermione solo suspiro, y se recargo en su pecho.
-Ahora… solo disfrutemos de este momento juntos-comento girando la mirada, por un lado, Harry la miro, sonrió y beso, sabiendo que lo que fuera estarían bien.
Discutieron sobre los planes de ambos; sobre cómo, Harry, quería que fuera, donde y como le gustaría que quedara todo en su ahora ya decidido y futuro lugar para Pendragón; en el caso de Hermione, sobre el ritual, lo que ya tenía y lo que le faltaba y sobre todo quien sería el que realizaría dicha magia. La charla fue calmada y entretenida para ambos y aunque algunos momentos regresaban a la posible e inminente guerra, estuvieron a gusto por estar con el otro.
La comida que llevo Hermione era tanto nutritiva, como deliciosa y pronto se llenaron. El resto de la tarde la pasaron sobre la manta, acostados muy cerca, disfrutando del cálido clima que les permitía sentirse tan bien. Cerca de las siete de la tarde el clima cambio a uno más frio.
-Es hora de irnos, empezara a oscurecer pronto-dijo Hermione ya paseando por la orilla del lago.
-Aun no, tengo una ultima sorpresa para ti- dijo Harry estirándole la mano.
Sin dudar Hermione la tomo y volvieron a volar, tardaron un par de minutos más, el frio viento ya les pegaba en el rostro y estaban agotados por el día. Cuando llegaron a la orilla de la última isla, se sintieron mejor.
-Que hermoso lugar- murmuro Hermione mirando alrededor, sacando una enorme sonrisa de Harry y provocando que se sintiera orgulloso de su trabajo.
El lugar ya no era como antes, ahora crecían arboles hermosos, y de todos los colores, y de todo el mundo. Como la glicina, arce y sakura que crecían en Asia, la mimosa, Guayacán amarillo, magnolia kobushi, el árbol chino de fuego, ginkgo y Flamboyán. Así como algunos más que eran mágicos, resplandeciendo de colores maravillosos. Y en la superficie un par de Dasipotalbidos que paseaban, y creaban surcos en la tierra aun no producía ningún árbol o planta, sus garras rotatorias y su coraza dura rompía cualquier cosa que se pudiera. A la distancia estaba Umbra, trotaba por algunos senderos que realizo con magia. Relinchaba con fuerza, antes de que se diera cuenta aparecieron varios Pegasos a su alrededor, todo el rebaño junto y viviendo en aquel lugar. En los hocicos llevaban algo, soltaron sobre los senderos, pequeñas semillas y algunos cristales mágicos de luz, para luego trotar sobre de ellos y plantarlos bien.
Le costó un poco encontrarlos, sobre todo porque los gemelos no se anduvieron por las ramas y le cobraron un poco arriba el precio por cada ejemplar. De cualquier forma, la isla se estaba transformando en otra.
-Han estado ocupados- dijo Hermione acariciando su mano- Va a quedar… mágico-
-Esa es la idea- dijo Harry abrazándola, pegándola a su cuerpo. – Aunque te advierto… no le preguntes a Neville sobre el fertilizante de crecimiento rápido. No quieres saber de qué está hecha-
Se rio un poco y se miraron un momento, antes de darse un beso largo.
-Todo muy bonito, pero es hora de irnos- dijo Hermione abrazándole.
-Un momento… solo unos minutos más- dijo Harry colocándose a su espalda, abrazándola y haciendo que le mirara hacia los árboles.
El sol se empezó a ocultar, mostrando otro escenario. Cada planta proyecto su propia luz, del color característico que poseía, y el bosque se llenó de tonos de neón increíbles. Incluso el poco pasto bajo sus pies se llenó de color verde azulado, como si vivieran en un sueño. Aún quedaban muchos espacios en los que seguía siendo llanura con huesos saliendo, arboles petrificados y que en la noche continuaban oscurecidos. Pero los pegasos relinchan felices por su pequeño lugar, y no parecían querer parar hasta dejar toda la isla igual de hermosa.
-Quería que fueras la primera aquí Mione- dijo Harry sintiendo las manos de Hermione envolver sus manos- Quería enseñarte todo esto antes que, a cualquiera, estuve solo aquí, deseando estar a tu lado y ahora… estamos juntos-
- ¿Por qué no me pediste matrimonio aquí? Potter eres un idiota-murmuro Hermione, aunque su tono no era enojado, más bien juguetón.
-Pero… tu idiota ¿No? -
Se giro con una sonrisa y los ojos cristalinos. -Eso ni se pregunta cielo-
Regresaron no mucho después, a tal altitud y con el viento corriendo, se incrementaba el frio mucho y aunque la magia podría protegerlos, la noche en el archipiélago Arcano no era algo que les atrajera.
Los siguientes días volvieron a ser repetitivos, pasaba unos minutos con los Pendragón, despedía a Hermione, fue al archipiélago arcano para continuar su trabajo y luego regresaba a continuar con el portal. Y a pesar de estar hasta el cuello de trabajo, no paraba ni un momento con el ciento de cosas que deseaba realizar.
Como con el mapa del merodeador, el cual, por la estadía en el archipiélago, termino en mal estado; sucio, desgastado, con rastros de sangre, arrugado y con algunos agujeritos. Deseaba hacerle algunos cambios, sobre todo para que fuera mucho más fácil de manejar. En el archipiélago Arcano algún descuido y podría perderse o terminar en el nido de alguna criatura mágica, con la ayuda de las GAFAA's de Nikol, podría para saber la ubicación de criaturas mágicas, de quien ingresara y para poder localizar cada cosa en su interior y en cualquier isla. Con siete islas del tamaño de cientos a miles de kilómetros cuadrados, no parecía que fuera algo que terminara en un solo pergamino, anexado a los mapas contenidos (de Hogwarts, la madriguera, Hogsmeade y el callejón diagon) era mucha carga para un objeto mágico tan desgastado. En definitiva, necesitaba una reparación y actualización de inmediato, o por lo menos en cuanto tuviera el tiempo suficiente.
Sin darse cuenta llego la última semana de enero, las dos semanas se cumplieron, dejando a los Pendragón expectantes y nerviosos. Por aquello de que les fuera a enseñar.
Quedaron para el viernes luego de clases, todos en la sala de menesteres y con la ropa más cómoda que encontraran. Ese día, Harry fue varias veces al archipiélago arcano, reviso todos los detalles y luego se aseguro una vez mas de que no fuera nada salir nada mal. A las cuatro en punto subió a la sala de estar, aunque era una nueva sección que creo para la sala de menesteres, ya que ahora la escalera a los dormitorios no solo subía, también descendía.
Ya en la sala se encontró con la mayoría de cursos superiores, los que más llamaban la atención eran Theo que parecía muerto con sus ojeras enormes y Neville que tenia algo de tierra en el cabello y una mancha negra en la mejilla (que Luna le restregaba con un paño húmedo). Lo que creaba escándalo, era la risa de Ron que se burlaba de algunos por sus fachas, la ropa muggle cómoda no era lo suyo. Sentada, leyendo un libro, estaba Hermione que tenía ropa deportiva puesta. Sofí que estaba dormitando, Madame Pomfrey le traía a toda prisa últimamente, en el hombro de Daphne que se limaba las uñas con cuidado y sin prestarle atención. Al otro lado estaba Dennis que saltaba de alegría por saber que le enseñaría Harry, también estaba Arthur que estaba muerto de miedo y Colin que revisaba sus recambios de rollos para la cámara. También estaban algunos traídos de Camelot, lo cual hacía que en los últimos chismes de Hogwarts fueran la sensación.
Daira que descansaba con Marlow (sobre su lomo) a lado de la chimenea, lo percibió y de inmediato fue a su encuentro, subiendo a su hombro y restregando sus suaves plumas por su cara. Su pequeño amigo, descendió directo a su bolsillo interior de la gabardina, el cual era mas grande que el de la camisa, y se adentro para seguir caliente y durmiendo.
Harry se aclaro la garganta, lo cual, obviamente, no funciono. Luego de un minuto, suspiro.
-Hazme el honor- Le murmuro a Daira.
La pequeña dragona asintió con rapidez y una sonrisa ancha, tomo aire y rugió de una forma un tanto curiosa- ¡PAPÁ HABLA, ESCUCHENLO O ME ENFADO Y LOS MUERDO! - Lo bueno es que era el único que le entendida o hubiera estado abochornado. Pero si fue suficiente, tal vez más por que el pequeño Arthur termino escondido bajo la mesa de te.
-Escuchen Pendragón- comenzó Harry recordando para que estaban ahí-Hoy comienza mi entrenamiento, se por Mione que han tenido entrenamiento individual, que han crecido individualmente y que sin dudas son por lo menos el doble de fuertes que en el fin del curso pasado. -
-Luego de ese entrenamiento loco, no creo que no podamos con lo que venga- menciono Dean cruzado de brazos.
-No tienes idea- gruño Theo rascándose el brazo.
-Pero por lo menos ahora, Pendragón, vuelve a estar junto- dijo Ginny a lado de Astoria, ambas llevando ropa muggle, aunque la de la Slytherin era prestada. Las Hermanas Parvati asintieron, aunque Seamus sostenía a Patil de la mano, recién hechos pareja.
-Han aumentado su fuerza individual, pero les falta trabajo en equipo y eso es lo que haremos en la próxima semana- declaro Harry señalando la escalera- Una vez que bajemos, les prometo que encontrarán problemas y retos que les pondrán en peligro, pero si saben sortearlos y ser estoicos, serán el doble de fuertes. Si quieren retirarse, pueden hacerlo ahora y no habrá problemas, seguirán siendo Pendragón y aun contarán con todos nosotros-
Espero, pero ninguno se movió de su lugar, ni siquiera giraron la mirada de su persona.
-Bien- dijo Harry con una sonrisa- Siéguenme-
Las pisadas al bajar, el sonido de una veintena de personas avanzando en silencio y el echo de que entre mas bajaran, mas oscuro fuera les dio un ambiente tenso. Al llegar al final la mayoría soltó una exclamación de sorpresa, encontrándose con un arco de piedra, de dos metros y medio de alto, echo con múltiples piedras calizas, con ranuras echas de cristal mágico incrustado y un círculo mágico alrededor que se encendía en fuego azul intenso.
- ¿Qué es Harry? -pregunto Sofí ya despierta y acercándose.
-Un portal- dijo Harry mirando a todos- Es seguro, ya lo he probado varias veces hoy en día. Continuemos-
Sin dudar fue al arco de piedra, pisando las líneas de fuego que no quemaban nada en realidad y se quedo parado en a un lado, coloco la mano en una piedra que sobresalía, la cual parecía una mano. La sala se lleno de una magia densa que provocaba destellos dorados. Y en el centro se creo una cortina traslucida que resplandecía de color plateado.
-Después de ustedes-
Los primeros y que no dudaron ni un segundo fueron sus amigos, los siete generales dragón. Hermione, Ron, Daphne, Neville, Luna, Theo y Sofí cruzaron creando que la cortina ondulara como si fuera agua estancada.
Luego cruzo Dennis el cual corrió entusiasmado, con Colin intentando evitar que fuera tan animado y sujetando su cámara contra su pecho.
El resto, fue más tranquilo cruzando con un poco de desconfianza, las hermanas Parvati, Seamus, Dean, Jazmín, Magnus, Alex, Arthur, Rachel, Lisa, Jimmy, Ritchie, Fay, Damelza, Anthony, Maxine, Zacarias, Malcom, Heidi, Tasmin, Herbert, Grant, Marietta, Machael, Mandy, Terry y Steward. Quedo solo con Daira en su hombro y Marlow en su bolsillo, quito la mano de la placa y traspaso el arco con calma.
El viaje fue corto. No fue como en los otros medios de trasporte mágicos, el sentimiento de ser exprimido, girado a velocidad vertiginosa o entrar en llamas no ocurrió. En su lugar fue como si un cosquilleo recorriera su piel, luego un sentimiento relajante, un leve sentimiento de humedad y luego salió del otro lado.
Había colocado el portal un poco después de la entrada de la cueva de la última isla, que antiguamente perteneció a Diddy, al salir vio a el lugar que construía o que estaba a medio construir. Su prado lleno de aboles extraños y hermosos, con los pegaos y Armatopos recorriendo los sembradíos para continuar el bosque. Y el camino que creo de adoquín color rojo, llevaba directo a la orilla de la isla y que serviría en algún futuro.
Vio a Hermione intentando detenerlos a los demás, los cuales corrían para admirar el paisaje, a Ron intentando ayudarla, aunque también estaba asombrado y a Dennis encabezando el grupo. Camino con tranquilidad, a pesar de que estaban los pegasos y los Armatopos, estaban a salvo, runas a ambos lados del sendero les protegía de cualquier ataque. Los alcanzo a la orilla, donde estaba un pequeño mirador que le costó crearlo un día completo, ya que flotaba fuera de la isla.
- ¡vaya! -
- ¡Genial! -
- ¡Hermoso! -
- ¡¿Estamos en un sótano?! –
- ¿Done estamos? -
- ¡Todas están flotando! -
Harry se abrió paso entre ellos, llego al frente y señalo hacia el resto del lugar. Su otra mano fue aferrada por la de Hermione, la cual le sonrió -Pendragón, conozcan el archipiélago Arcano. -
-Con que aquí estuviste hermano, es muy lindo, es como un lugar para tomar unas vacaciones- dijo Ron tomándole el hombro.
-Que bueno que lo crean, porque durante la próxima semana, ustedes vivirán aquí el mismo infierno-
