¿Como están amigos de yoooouutu…? ¡Esperen! Ese saludo no es mío… Y tampoco estamos en Youtube. Bien aquí va el mío… que pacho caóticos y caóticas del mundo ¿Cómo han estado? Bien… o mal, no importa lo importante es… el caos.

Como verán estoy aquí de regreso con un nuevo capítulo para todos ustedes, uno al que me gusta llamar… un dolor de cabeza para escribir.

Pero que capitulo no lo es cuando no tienes inspiración.

Y lo prometido es deuda, la dedicatoria… aunque ninguno supo exactamente… uno estuvo cerca (a un capítulo) y otro recordó cuando logro volar por un rato, pero no donde aprendió. Así que suerte para la pócima. ¿Entienden? Próxima y poci … okey necesito mejores chistes.

Mas vamos a lo que vinimos, a leer, disfrutar y (si pueden) comentar. Aunque en mi caso, yo vine a publicar este capítulo y pensar el siguiente… por nonagésima vez.


El derecho de los personajes es de J. K. Rowling.


Capítulo 89.- Aliado del adversario del enemigo.

La semana de entrenamiento fue, para Hermione, una forma de descubrir lo que paso Harry, y comprendió mucho de lo que paso en esos dos años que vivió en el Archipiélago. E incluido por que en cada comida dejaba el plato limpio, nunca parecía apresurado por hacer nada y ese hábito de rastrear presencias mágicas en todo momento.

Claro que un par de veces, durante el entrenamiento, quiso tenerlo enfrente para gritarle, sobre todo durante el vuelo del Pegaso, ya que sintió su estómago a punto de salirse por su costado.

Lo siguiente fue un poco exhaustivo, sin sus varitas tenían que sobre esforzarse para realizar magia y algunas veces estuvieron en problemas serios. También por poco lo ahorca al pedirle a Rachel que se levantara la camisa, aunque fue por un buen motivo y breve momento, algo de celos le surgieron.

Dejando de lado ese instante, se encontró en un gran dilema durante esa semana. Dado que debía contarle a Harry y ver la forma de que le ayudara, no tenía cabeza para mucho. Puede que ya hubieran resuelto la mejor forma de ayudarlo, si no fuera por la posibilidad de que Harry terminara cometiendo asesinato.

Aunque ella misma quería hacerlo.

Llevaba dos días desde el comienzo de clase, era el tercero y se encontraba embelesada por Harry. Aun si pasaba los días trabajando, parte de las tardes sin aparecer y regresaba cansado, siempre encontraba el tiempo para estar con ella.

Lo que le hacía estar algo distraída en clases, pensando en Harry y en lo estaba realizando en el archipiélago. Imaginándose y pensando en que estaría trabajando con tanta diligencia. Últimamente, las clases de Pociones resultaban un poco raras, más con Slughorn que si antes de las navidades les dio el lugar de alumnos preferidos, luego de ser puesto como "Generales Dragon", les llamaba los alumnos milagrosos.

Cada que lo escuchaba le surgía una necesidad por dejar pociones, si no fuera esencial para los EXTASIS, ya lo hubiera discutido con la profesora McGonagall.

Estaba colocando el caldero entre Ron y Daphne, que estaban animados de tomar la misma mesa por primera vez. Estaban como si recién se hubieran hecho novios, y eso empezaba a darle un poquito de grima.

-Y ¿Qué tanto hace Harry?... ya sabes cuando estamos en clase -le preguntaron cuando se dieron cuenta de su presencia, pero ya llevaba cinco minutos a su lado.

Abrió la boca queriendo contestar que estaba planeando varias cosas y decirles del portal.

- ¡Silencio chicos, silencio! ¡Esta tarde tenemos trabajo, y debemos apresurarnos! - Entro Slughorn moviendo su bata morada por todo el piso y girando la varita, apareciendo un caldero y fuego flotando frente a su escritorio -Segunda Ley de Golpalott… ¿Quién la sabe? ¡Señorita Granger, adelante! -

Le voltearon a ver, por lo general hubiera levantado la mano, pero en ese momento no le apetecía ganar más atención del profesor. Y ese hecho de que la seleccionara sin siquiera esperar un segundo, le estaba colmando la paciencia.

Pero aun así contesto para que las miradas no estuvieran puestas en su persona. -La Segunda Ley de Golpalott también conocida como Ley Fundamental de la purificación, determina la relación proporcional entre el efecto y el nivel de pureza de la poción. Dicho de otra forma, la poción dura más con respecto cuantos elementos impuros se le agregue -recitó Hermione de carrera.

- ¡Exacto! -exclamó Slughorn, eufórico - ¡Treinta puntos para Gryffindor! Pues bien, si damos por válida esa ley…-

- ¡ESPERE! -chillo Hermione levantándose y mirándolo extasiado- Solo conteste, no hice nada más, ¿Y usted me da Treinta puntos? -

-No te quejes… la copa será nuestra a este ritmo- murmuro Ron por lo bajo, aunque se encogió ante la mirada de su novia.

-Pero usted no solo es una alumna cualquiera, es nuestro alumna milagrosa-

-No lo soy, usted como profesor debe poner a todos sus alumnos al mismo nivel y tratarlos igual…-

-A Snape le falta eso- volvió a murmurar Ron.

-Como premio anual no aceptare más de diez puntos y…-

- ¿Esta loca? -

- ¡CALLATE BILIUS! -le grito Hermione.

El efecto fue general, incluso Slughorn no se quejó y continuo su clase con sus ojos evitándola.

-… Como dijo la señorita Granger. Lo cual significa, como es evidente, que suponiendo que hayamos conseguido crear la poción y se pueda ingerir, debemos buscar e identificar cual es el mejor ingrediente para purificarla y aumentar la duración. Y recuerden, deben seguir las instrucciones del método de Lagtiberg. …-

Ron de alguna forma se las ingeniaba para trascribir de forma rápida, aunque ella sabía que luego Daphne le ayudaría o le daría sus apuntes. Era un alivio que no solo garabatera distraídamente en su libro ahora que tenía a su novia de lado.

-… así pues -terminó Slughorn- quiero que cada uno de ustedes se levante y coja una ampolla de la opción que está en mi mesa. Tienen que aumentar el efecto de la poción, y hacer un pergamino de cuanto y que tipo de ingrediente utilizaron. Todo antes de que termine la clase. ¡Buena suerte, y no olviden regresar los ingredientes a su lugar! -

Para el final de la clase, la mayoría, estaba que ya no soportaban los vapores y olores que expulsaban los calderos. El único aliviado desde el principio era Theo, el cual fue el primero en entregar su pergamino y ampolleta. No podía quejarse de trampa, pero si decir que tuvo ayuda y varios días antes comenzó a probar los cuernos que le dio Harry. Si bien no era seguro, en cuanto a su poción, Hermione aseguraba que consiguió el mejor ingrediente en la estantería, para aumentar su durabilidad y efecto en un veinte por ciento, mínimo.

Salieron y luego de dos horas en las que dedicaron parte a sus trabajos como prefectos, fueron directo a Defensas Contra las Artes Oscuras. Igual que siempre, Snape les daba clase de hechizos avanzados sin varitas y llevaba todo a los extremos. Como conjurar una llama sin necesidad de varita y hablar. Lo cual fue un desastre. Al parecer Snape no considero que crear una llama con pupitres de madera, cortinas grasientas y un par de plantas raras alrededor, fuera peligroso. En cuanto Seamus lo intento, cinco de los treinta pupitres terminaron carbonizados, el resto chamuscados.

Y cuando fue el turno de Neville, las cosas fueron de peligroso a infierno. No por el chico, que estaba nervioso ante la mirada del profesor, más bien porque, cuando surgió una pequeña llama en las puntas de su varita, Snape le grito que lo hacía mal sacándolo de control e incendiando las cortinas y luego todo a su alrededor.

El incendio fue extinguido por el profesor, en lo que el aplacaba las llamas, ella aseguro primero a todos los del salón y luego ayudo al profesor Snape. Dejando el salón algo destrozado y negruzco, pero ese ya no era asunto suyo.

El profesor Snape buscaba a Neville para reñirle (El cual huyo junto con Ron y Daphne a la sala de menesteres) y al no encontrarlo se dispuso a reparar el lugar.

-Me retiro profesor- dijo Hermione una vez terminado.

-Un momento- susurro el profesor Snape y, aunque le pareció que le daba una mirada de asco, espero. Un momento el profesor se debatió consigo mismo y luego gruño- El señor Malfoy me pidió que le diera un mensaje a… usted…- aunque esa palabra sonó con tal desprecio estaba interesada en el mensaje-… no se si me veras de nuevo, cuídala-

Hermione espero el resto del mensaje, pero el profesor cerró la puerta del aula de un portazo, casi golpeando sus narices. Si ese era todo el mensaje de Draco, suponía que tendría que hablar con Harry sobre la ayuda que le ofreció a la señora Malfoy y a Draco, aunque no estaba segura.

Y de esa forma pasaron las dos semanas, sin que Draco regresara al colegio y sin que supiera más de él. Aunque Snape no paraba de darle miradas de desprecio, como si ella fuera la culpable de algún crimen horrible y violento. Comenzaba a sentir tanta antipatía por el profesor como Harry alguna vez lo tuvo.

Llego el final de enero y Harry le propuso ir de picnic. Alegrándola de que, aun con el trabajo que realizaba en secreto, pudieran pasar un momento a solas.

Esa tarde estaba saliendo de una sesión de asesoría, asignada a ella por McGonagall y para unos chicos de segundo que parecían idolatrarla. Cuando algo tiro de su monedero de la nada, un pedazo de pergamino rasgado salió y floto a la altura de sus ojos. Realizo una mueca de desagrado y se cuestionó que pasaría adelante.

"A las afueras de Hogsmeade. ¡AHORA!"

Luego el pergamino se incendió y las cenizas cayeron a sus pies.

-Hermione- llamo Ron llegando a ella con Neville ambos algo sonrientes- ¿Vas a la sala de menesteres? -

Lo pensó un momento- No, aún tengo cosas que hacer-

- ¿Cosas? -pregunto Neville desconcertado. - ¿Snape dejo algo? No me fije-

-Los veo al rato- fue lo último que les dijo antes de meter sus cosas al monedero y salir caminando por el pasillo.

- ¿Todo bien? -pregunto Ron alcanzándola y tomándole el brazo. -Te ves… nerviosa-

-Estoy bien, y voy tarde- dijo Hermione dándole una leve sonrisa, soltándose y continuando su camino, a pesar de que sentía sus miradas en la espalda.

Salir de Hogwarts no fue el problema, ni cruzar el camino a Hogsmeade. Ahora con ya cumplidos los diecisiete no tenía realmente nadie que le dijera que no podía ir, y si alguien intentara frenarla, inventaría cualquier cosa para poder llegar al otro lado del pueblo.

Se preguntaba qué diría Harry y Ron si supieran que, en ese momento, iba al encuentro de Draco Malfoy; suponía que su prometido lo primero que haría seria preguntarle todo lo acontecido y luego iría junto con ella; en cuanto a Ron, ya lo veía pataleando y refunfuñando mientras que les recordaba cada cosa que les hizo.

Podía ser verdad que estaban más que enemistados con el rubio, pero algo le decía, una parte de su cabeza y otra de su corazón, que Draco era clave para derrotar a Voldemort de una vez por todas. Deseaba no equivocarse.

No sería fácil tratar el asunto, no con Harry y Ron, más esperaba que en alguna parte de sus cabezas duras pudieran comprenderlo.

Al llegar a Hogsmeade encontró que aun las calles tenían algo de nieve cumulada, los negocios, aunque abiertos, lucían apagados sin los alumnos entrando y saliendo a cada momento. Incluso la oficina de correos (la cual procesaba y revisaba todos los envíos adentro y fuera del castillo) estaba sin mucho trabajo, la administradora estaba sentada afuera del local, moviendo las manos por un pequeño fajo de cartas para revisarlas.

La volteaban a ver, un alumno a esas horas fuera del castillo era algo raro, pero no imposible y por eso nadie le dijo nada. O no pronunciaron palabra alguna, pero con la mirada era suficiente para que supiera que se planteaban enviar un aviso a McGonagall o una carta directa a Dumbledore.

Llego al otro lado del pueblo en menos de quince minutos, con la capa mojada, la nariz y labios fríos. Cuando llego al pequeño muro de piedra que dividía el pueblo lo contemplo un momento, a pesar de no ser muy atlética y de que no se vio saltándolo, se subió, luego de ubicar un lugar idóneo para aterrizar, brinco y cayo al otro lado en un montículo de nieve. Si antes estaba congelándose, en ese momento supo que, si Draco no le daba una buena razón para ir, terminaría muy mal el asunto.

Anduvo un rato pegado al muro buscando señales de Draco, incluso lo llamo en voz baja y con varita en mano. Luego comenzó a utilizar el "homenum revelio", lo cual no fue efectivo, con las presencias del pueblo le dio varios falsos positivos. Y cuando ya estaba por dar media vuelta y regresar algo le llamo la atención, ahí en un tronco una marca poco llamativa. Se acerco al principio por pura curiosidad, luego corrió al tronco al darse cuenta. La marca no era otra que una mano plasmada en el tronco, una que fue hecha con sangre.

De inmediato entendió la urgencia del mensaje, reviso el suelo alrededor y en nada de tiempo encontró lo que buscaba, un sendero de sangre en la nieve y barro. Corrió siguiéndolo con la vista, adentrándose en el bosque rumbo a la montaña del norte.

Sus pasos pronto la llevaron por un camino algo escabroso y luego a un camino empedrado donde la colina era inclinada. En cuanto vio la estructura imponente, solitaria, semi derrumbada y con esa aura de miedo, entendió lo que pensó Draco. Fue directo a la casa de los sustos, siguiendo el rastro difuso y esparcido de sangre.

La llevo directo a un muro lateral, donde la madera se veía podrida y recién rota. Logro entrar agachándose lo suficiente y espero a que sus ojos se acostumbraran a la oscuridad del interior. Adentro todo estaba cubierto de mugre, polvo y con insectos por todos lados. Los viejos y antiguos muebles seguían en su lugar. Recorrió la estancia o lo que fue alguna vez, caminando sin prisa y agudizando su sentido mágico.

La única presencia en la casa se encontraba en el segundo piso, en lo que bien podía ser la misma habitación donde Sirius retuvo a Ron y Pettigrew en su forma animago. Intento no hacer ruido en las escaleras, subir sin llamar la atención. No sentía alguna otra persona, pero si algo sabia, de sus tantos años en Hogwarts era que debía mantenerse alerta.

Apenas toco el segundo piso y escucho el jadeo y un gemido lastimero. Cruzo las dos puertas vacías y en la tercera se adentró sin prisas, apuntaba con la varita a donde su visión llegaba. Tardo un momento en notar que a simple vista nadie se encontraba en el interior.

-Aquí… sabelotodo- gimió una voz adolorida y muy baja.

- ¿Draco? -pregunto Hermione al seguir la voz, y encontrándolo metido entre la cama y la pared, sentado en el pequeño hueco que se formaba- ¡¿Qué te ha pasado?!-

Le sorprendía su pinta que tenía, demacrado, pálido y con un leve tono azul, incluso podría decirse que lo revolcaron en lodo y luego lo apalearon. Y le preocupo más aún al acercarse para revisarlo, aunque no soltó la varita ni un segundo por seguridad. Se notaba en su ojo izquierdo y su mentón dos golpes morados oscuros, y un leve corte en su oreja a cuello. Lo peor era su brazo izquierdo, se lo sostenía y apretaba a la altura del hombro, donde se notaba ya la sangre de un café rojizo.

- ¿Tu qué crees? idiota- gimió Draco con una mueca de verdadero dolor.

-Con esa actitud puede ser cualquier cosa… o provocarlo cualquier persona- contesto Hermione enfadada, le apunto y reviso el lugar con su magia por si estaba en alguna clase de trampa- y repito ¿Cómo es que llegaste a esta situación? Y antes de que me insultes nuevamente piensa que soy la única en este momento que te ofrecerá ayuda-

Le miro de forma rara, como si quisiera soltarle una gran grosería y al mismo tiempo el dolor le hiciera detenerse. Paso un momento, en lo que Draco se decidió y Hermione supo emboscada.

-Hui- dijo en voz baja, mientras que le miraba como siempre, con esa repulsión y envidia en los ojos. -El… el señor tenebroso… me dio una orden, el… él quería que… que le trajera la cabeza de mi madre… y… -

No pudo terminar, apretó los dientes y su mirada llena de furia delataba el resto de intenciones de Voldemort.

-Entiendo- termino Hermione al ver que le costaba un poco decirlo. - ¿Y luego? -

- ¿Qué más quieres saber? - gimió Draco al intentar levantarse. - Acepte, espere el momento, ataque a los que custodiaban la entrada y escape. Me persiguieron y…- Escupió conglomerando el polvo del suelo en una masa de saliva negra y miro con esa cara que siempre le daba-… me hirieron-

-Eso se nota- Murmuro Hermione nada contenta por cómo se comportaba.

-Créeme sangre sucia, eres la última persona a la que intente contactar- gruño Draco, recostado contra el marco de la cama y dejando que gotitas salpicaran la ya polvorienta sabana- Goyle le diría a su padre y el a su vez al señor tenebroso, Crabbe… es muy idiota para saber que hacer y Blaise … ya es un Mortifago consumado-

- Que formas de pedir ayuda -murmuro Hermione un poco más tranquila, sabiendo que solo era teatro ya que no podía hacer nada en su estado. - ¿Y qué paso con Pansi?

-Digamos… que no le agrado como le rechace- dijo Draco intentando avanzar, pero su tono pálido se volvió algo verde y se volvió a recargar en la cama- Me vas a ayudar ¿Si o no? -

Lo pensó un momento, lo cual provoco en Draco una preocupación evidente. Sin su madre, con su padre en San Mungo y sus amigos del lado de Lord Voldemort, sin contar que Pendragón lo tenía en la lista de enemigos, ella era la única que lo escucharía.

-Lo hare, pero no te quejaras de lo que decida y harás lo que diga-

- ¿O si no qué? -

-Te dejare a tu cuenta y puede que Goyle o Blaise se enteren de donde te encontraran. -

- ¿Me estas amenazando Granger? -pregunto Draco soltando un gemido de dolor y un gruñido, intentando sonar amenazador.

Hermione le paso el brazo por la nuca para sostenerlo y llevarlo a otro lado.

-Si- fue lo único que contesto. -Te tal forma que… ya no te quejes llorón-

Soltó un gruñido feroz, pero nada más.

De camino de regreso al pueblo fue silencioso, tal vez porque Draco estaba pensando en su situación y ella consideraba el hecho de que no sabía qué hacer con el rubio. Su primer pensamiento fue llevarlo a la sala de menesteres, donde Sofí podría curarlo, pero Daphne no se callaría y le diría a Harry el suceso en el tren y eso significaría la muerte instantánea de Draco. Lo siguiente era ir con Snape, pero si Draco no lo contacto fue porque podría ser mala idea, ya fuera para ambos o para solo uno. Cuando llego a la división del pueblo, supo a donde ir. Dumbledore era su mejor elección en ese momento.

Cruzar el muro fue todo un reto, más con un saco de papas rubio que se quejaba todo el tiempo y la desespero; lo ato a la varita y tiro con tanta fuerza que Draco casi se desnuca. Por un momento estuvo por soltarle un montón de groserías y quien sabe que más, si no fuera porque jadeaba como loco y su rostro pálido era amarillento por la falta de sangre.

Agradecía las calles desoladas y que pocos establecimientos existieran en lo más alejado del pueblo. Mas casi al final arrastraba a Draco que ya no tenía fuerza y su frente se perlaba de sudor a mares.

Llego ante la puerta y toco con fuerza dos veces, casi al instante abrieron y los ojos azules de adentro se vieron sorprendidos.

- Creí que lo más sorpréndete de este año… era escuchar a mi hermano disculparse conmigo, pero ahora… siento que esto es irreal- comento Aberforth con su larga barba blanca salpicada, de lo que parecía, salsa y con su cabra a lado que balo al verlos.

-No sabía más a donde ir- comento Hermione ya cansada por el peso de Draco que a cada segundo le soltaba más peso. - Y Harry confía en usted, yo espero que me ayude con… esto-

- ¿A qué te refieres… con esto? -murmuro Draco semi consciente.

- ¿Potter? -pregunto Aberforth con sus ojos destellando, si no conociera a Dumbledore, su hermano seria la persona que más sabia le parecía, más cuando sonrío un poco como si hubiera descifrado todo lo que ocurría solo con esas palabras. - Entren, rápido- continúo mirando a ambos lados de la calle.

Hermione se apresuró y, aunque la cabra le estorbo un poco, logro pasar y adentrarse en un pub. Está cerrado, suponía que era temporada baja y más con todos los Mortifagos rondando Londres.

- ¿Quién es este chico? -pregunto Aberforth después de cerrar con magia y alcanzándola para ayudarlo con Draco, un alivio para su espalda. – ¿Un Pendragón? –

-No soy tan estúpido- murmuro Draco entre jadeos.

-Ya quisiera el- contesto Hermione siguiendo los pasos del mago, el cual paso detrás de la barra y luego comenzó a ascender una escalera. -Es Draco Malfoy…-

- ¿Un Malfoy? ¿Es nieto de Cygnus e hijo Lucius? -pregunto Aberforth mirando la cara de Draco, el cual gruño - Tiene el carácter y la cara de tonto. Pero… creía que no eran… ¿amigos? –

-No lo somos- comento Hermione al llegar a la segunda planta, donde se notaba una pequeña sala de estar, con los sillones cubiertos de pieles, la chimenea encendida y un par de botellas de licor abiertas sobre la mesa de té. - Es… largo de explicar-

-Siempre es complicado o largo-dijo Aberforth con un leve tono de fastidio, luego tomo todo el peso de Draco para dejarlo sobre el sofá más grande-Mas… este chico necesita ayuda de inmediato, y un par de pociones de sangre-

Aberforth movió la varita, la ropa de Draco se cortó y abrió, mostrando su cuerpo con moretones y rasguños. La herida de su hombro era de centímetro y medio y lo atravesaba de pecho a espalda. La sangre bajaba por su brazo izquierdo, y justo a la altura del antebrazo, una marca negra echa a fuego relució ante ellos. Mas ambos abrieron los ojos y el anciano mago le apunto a Draco al cuello. La marca tenebrosa el símbolo de Lord Voldemort, se encontraba tatuada en la piel del chico.

- ¿QUE SIGNIFICA ESTO? -Grito Aberforth mirando a Hermione, pero apuntando a Draco, ella alzo las manos mostrándose tranquila. - ¡Es un Mortifago! ¡Has traído un Mortifago a mi casa! -

-Tienes razón- contesto Hermione tragando duro y tranquilizando su mente para explicar- Pero el…- señalo a Draco mientras miraba fijamente a Aberforth Dumbledore- … tiene información de Voldemort que nos puede ayudar a derrotarlo sin arriesgar tantas vidas. -

- Niña, ¿Crees que te lo dirá solo porque lo ayudemos? - pregunto Aberforth, en su rostro se notaba que la retaba.

-Lo buscan los Mortifagos, si regresa es un hombre muerto-

- ¿Eso te dijo? Y tú le creíste ¿No? - gruño Aberforth peinándose las canas exasperado - ¿Cómo puedes estar segura que no te mintió? ¿Cómo sabes que esto no es un teatro, solo para que al final te apuñale por la espalda? -

-Tal vez lo sea- comento Hermione sacando al hombre una autentica cara de sorpresa- Pero si no nos arriesgamos no lo sabremos y si tomamos las medidas adecuadas… podremos utilizarlo correctamente-

-Saben… aún estoy consciente- gruño Draco girándose un poco.

Aberforth se paseó por la habitación y luego miro a Draco, le volvió apuntar con la varita y dijo- Escúchame chico y escúchame bien; si se te ocurre que puedes engañarme o jugar conmigo, estas equivocado. Dame solo un indicio de que estas con quien tú sabes y nos estas engañando, terminaras petrificado y en un viaje directo a la Antártida-

El rostro demacrado de Draco apenas tuvo suficiente fuerza para asentir antes de cerrar los ojos. De inmediato Aberforth atrajo pociones y una qué otra cosa de curación.

-Y tú, jovencita, más vale que sepas lo que haces. Es mejor que regreses a Hogwarts, yo lo vigilare y te mantendré informada- dijo el hombre tomando un trago de la botella en la mesa, volteando a verla - Salúdalo y dile que el siguiente trago en mi bar… ira por parte de la casa-

-Claro y gracias, por ayudarme- sonrió Hermione más que nada por saber que de cierta forma, el hombre apreciaba a su prometido.

Regreso al colegio antes de que anocheciera. Aun se preguntaba cómo decirle a Harry que ayudaba a Draco, y después de que la golpeara en el tren.

Y de esa forma paso una semana, entre mensajes de Aberforth diciéndole el estado de Draco y que lo vigilaba día y noche. Y también carcomiéndose la cabeza, buscando la mejor forma de tratar el tema con Harry.

De esa forma llego a ese momento, en donde no solo le carcomió el que le guardara un secreto y el que fuera sobre su antiguo rival del colegio. Y aunque no fuera nada malo, estaba segura que no terminaría bien.

Esa sonrisa que le enamoro y esa actitud despreocupada que le hacía suspirar le dio de lleno y más con lo que decía- Yo dije que la haría mejor. Combine la madera de sauco con la madera de Merlín, potenciando su propia varita y estabilizándola en el proceso, aumentando su durabilidad con runas en todo el largo y proyectando mejor la salida de magia con piedras mágicas. Son las dos mejores varitas que he creado, hasta ahora. Dos poderosas varitas para dos poderos magos y, sé que las cuidaran y ocuparan de la mejor forma posible-

No podía negar que eso fue un golpe a su conciencia.

-Pero son dos y… la varita de sauco… a ella… la partiste en dos… ¿No la ibas a reparar? - pregunto Hermione ocultando su cara detrás de la varita y el ramo de rosas, con seguridad su culpa se mostraba en su rostro. -Creí que tu… la… y… esto…-

Harry solo sonrió ante su forma de hablar.

-Ustedes fueron son mis primeros amigos, mi razón de querer continuar siendo un mago. Por eso y más… las merecen- dijo Harry seguro en cada frase- Ahora démosles a esas varitas los dueños que merecen y salgamos de este lugar, si no mañana no lograran levantarse-

Regresaron al castillo por medio del portal, como dijo Harry solo pasaron dos días completos y llegaron de noche. Cada uno estaba tan cansado que ni se despidieron, solo salieron directo a su sala común y fueron a dormir.

Ella por otro lado se encontró abrazada por Harry, pegada a su pecho, debatiéndose en como manejaría las cosas, preocupaciones por qué matara a Draco aumentaron y con ello se decidió a decirle antes de que el tiempo fuera más y el problema se saliera de sus manos. Agradecía que, según las cartas de Aberforth, Draco se encontraba mejor y que su herida ya estaba del todo cerrada.

Hubiera preferido que madame Pomfrey o Sofí lo curara, ya que Aberforth no tenía conocimiento alguno de medimagia, pero no encontraba tiempo de explicárselo a alguien más, lo primero era decírselo a Harry.

Febrero los golpeo de repente, fundió la nieve restante de los alrededores, el frio y lluvia le sustituyo, dejando un clima un tanto desalentador. Las bajas nubes de color gris y morado se mostraban en el techo del castillo, y una constante y diminuta lluvia convertía los jardines en un lugar fangoso y resbaladizo. A consecuencia de las condiciones climáticas, la primera clase de Aparición de los alumnos de sexto, fue programada para ese viernes en la mañana. Y aunque se perderían una clase, Dumbledore no revirtió su decisión. Seguramente por saber que, en la tarde, los Pendragón nuevamente partirían a con Harry y el fin de semana no volverían a estar.

Como si no tuviera suficiente en la cabeza ya, la idea que le presentaba Harry sonaba descabellada.

- ¡No! - dijo Hermione cruzada de brazos llamando la atención de Colin que pulía su cámara, a lado de Sofí que roncaba a pierna suelta. - ¡En definitiva no! -

-Pero solo será una clase e iré encubierto- rogo Harry una vez más, le había seguido por toda la sala de menesteres repitiendo lo mismo a cada rato. - Ya tengo la teoría… pero necesito hacerlo, practicar, sentirlo en mi cuer…-

-Y cuéntame ¡¿Cómo te colaremos en la clase?!-pregunto Hermione algo hastiada.

- ¿Poción multijugos? -pregunto Ron acostado, con Daphne leyendo un libro a su lado. - Podríamos hacerlo-

Ambos le voltearon a ver, el pelirrojo ahora era algo diferente, el ritual le hizo cambios más físicos que mentales, pero eran notorios. Sus facciones eran un poco más "salvajes" (como sus caninos más filosos y un poco de bello facial), y sus ojos tenían cierto toque felino, sin contar que de un momento a otro podía comenzar a rascarse. A ellos no les importaba, en cuanto a Daphne estaba fascinada por su físico, aunque no por ciertas veces que se quejaba de cómo se rascaba.

-La lista la tiene ya la profesora McGonagall y el número de alumnos ya está cerrado- gruño Hermione por repetirlo una vez más- ¿En quién te trasformaras? -

-Puedo noquear a Goyle y…-

- ¿Cómo si Goyle aprendiera en una sesión a desaparecerse? - dijo Daphne acariciando el cabello de Ron, el cual miraba fascinado su pequeña discusión. -Encuentra a alguien que no se de topes por un simple hechizo de levitación-

- ¿Me ayudaran? O ¿Solo se quedarán ahí echándome más tierra? -pregunto Harry con un poco de desespero en la mirada.

-Nos quedaremos aquí- dijeron ambos con una sonrisa en sus labios.

-Eso son mis amigos… que triste- dijo Harry dejándose caer en el sofá aun lado de Colin, que seguía la conversación, pero no decía palabra. Puede que fuera por la mirada fuerte que le daba a su novio. - Y la capa de invisibi…-

-Sera en el gran comedor… no habrá espacio para que te muevas y alguien podría darse cuenta- gruño Hermione antes de sentarse a su lado y mirarlo recostar la cabeza contra el respaldo. - El hechizo del tercer ojo seria lo mejor, puedes vernos y escucharnos… sin que te expongas en público-

- ¿Ver desde aquí? ¡No es lo mismo! Si es así… bien, está bien. Me iré al Archipiélago a continuar con mi construcción- refunfuño Harry evitándole verle. - Además… no entiendo por qué la tomaras si ya sabes desaparecerte-

-Buen punto- dijo Ron - ¿No sería mejor ocupar ese tiempo en otra cosa? -

-Tengo que estar ahí por la profesora McGonagall, le ayudare a supervisar y aconsejar –dijo Hermione rodando los ojos.

Harry no volvió a insistir, pero se le notaba algo silencioso y le evitaba la mirada un poco. Ahora, con algo de tiempo juntos y compartiendo muchas más cosas, sentía lo que le pasaba y no podía negar que quería dejarlo ir, más asegurarse de que no le vieran era esencial. Le dolía el pecho cada que esa leve tristeza aparecía, lo comprendía o la inquietaba. Estando atrapado en la sala de menesteres, a pocos metros de Hogwarts, sin poder pasar los días a lado de ellos y solo continuando su construcción de Pendragón, le hacía sentirse alejado. A veces incluso le parecía verlo extrañar las clases, por muy odioso que le contara Ron que era Snape.

Ese viernes llego junto con Daphne al gran comedor. Ron, Neville y Theo estaban al otro lado, agolpándose y empujándose con el resto del grupo. Por un momento Theo le volteo a ver y le guiño un ojo, de forma picara y descarada. La mirada que le regreso, Hermione, provoco que los dos alumnos que pasaban, salieran a paso veloz, aunque Theo solo re rio y le volvió a guiñar el ojo. Por parte de ella solo lo ignoro molesta ¿Qué carajos significaba eso? Lo que más le molesto fue que Ron y Neville se percataron de todo y lo único que hizo fue darle un codazo a Theo y ponerse a reír como idiotas.

Las largas mesas no estaban y pegado a una esquina estaba Madame Pomfrey, la cual leía "Corazón de bruja", con el título: Ardientes Aurores, y en la portada se encontraba Cedric Diggory, luciendo su espléndido uniforme de Auror montado de lado en una escoba. Dos noches antes lo discutió junto con la profesora McGonagall y Madame Pomfrey, y como cada año alguno de los alumnos terminaba en la enfermería, le pareció mejor que estuviera presente para que de inmediato actuara.

Después de todo, años anteriores no pudo por estar de guardia en la enfermería y en ese año tenia a Sofí que podría controlar la mayoría de situaciones que llegaran a presentarse.

El murmullo de tantos alumnos juntos solo era acallado por la lluvia, que replicaba en las altas ventas. Miraba el techo sin saber cómo sentirse, notaba las nubes grises y tormentosas, y aun si llovía afuera, suponía que en parte era por los sentimientos que Harry estaba experimenta al saber que una vez más era dejado de lado.

Los alumnos se congregaban alrededor de los profesores McGonagall, Snape, Flitwick y Sprout, los jefes de cada una de las casas, y de un mago de escasa estatura que supuso era el instructor de Aparición enviado por el ministerio. Tenía un rostro extrañamente desprovisto de color, pestañas transparentes, cabello ralo y un aire de fantasma (parecido al de Nick), como si cualquier cosa le atravesara.

-Buenos días - saludó el mago ministerial cuando hubieron llegado todos los estudiantes y después de que los jefes de las casas impusieran silencio -Me llamo Wilkie Twycross y seré su instructor de Aparición durante las doce próximas semanas. Espero que sea tiempo suficiente para que adquiráis las nociones de Aparición necesarias…-

- ¡Señor Blaise, cállate y preste atención! -gruñó la profesora McGonagall.

Todos volvieron la cabeza. Blaise, con una mueca despectiva a la profesora, se apartó a regañadientes de Goyle, con quien al parecer estaba discutiendo en voz baja. Snape puso cara de enfado, pero Hermione sospechó que no se debía a la impertinencia de Blaise sino al hecho de que McGonagall hubiera regañado a un alumno de su casa.

-…y para que muchos de ustedes puedan, después de este cursillo, presentar el examen -continuó Twycross, como si no hubiera habido ninguna interrupción. - Como saben, en circunstancias normales, no es posible desaparecerse o aparecer en Hogwarts-

Un par de risillas bajas surgió de múltiples puntos del gran comedor, todos perteneciente a Pendragón, incluso Ron lucia como si hubieran dicho el mejor chiste del mundo. El resto voltearon a verlos, los profesores les callaron, y aun así se notaba en su mirada que aun recordaban el portal que en ese momento conectaba con el archipiélago Arcano.

-… como decía. El director ha levantado ese sortilegio durante una hora, exclusivamente dentro del Gran Comedor, para que practiquéis. Y debo de recordarle en que no tienen permiso para apareceros fuera de esta sala y que no es conveniente que lo intenten. Bien, ahora me gustaría que se colocaran dejando un espacio libre de un metro y medio entre cada persona que tengan delante. -

A continuación, se produjo un considerable alboroto cuando los alumnos, entrechocándose, se separaron e intentaron apartar a los demás de su espacio. Hermione se entretuvo paseándose entre ellos, indicándoles donde situarse y solucionando discusiones, al igual que los demás profesores. Aunque la mayoría era entre Slytherin y Gryffindor. Se movía contra el gentío, pasando cerca del profesor Flitwick quien con voz chillona colocaba a los últimos Ravenclaw que deseaban estar en primera fila; también la profesora Sprout, que apremiaba a sus Hufflepuff a que se formaran; Ernie le miro por un momento, y señalo delante de forma discreta, a no muy lejos de donde estaba, Blaise y Goyle continuaban cuchicheando.

-Ya me has escuchado y te lo he advertido- dijo Blaise sin percatarse que justo a menos de un metro, Hermione acomodaba a una despistada chica de Gryffindor. - Si escuchas algo o sabes algo de él, me lo dices de inmediato o el que sufrirá las consecuencias será tú y tu padre- Goyle fue a replicar, pero Blaise le gruño con fuerza haciéndolo saltar -Este asunto de la traición es mi misión, no te metas. ¡Crabbe y tú limitaos a hacer lo que les digo y continúen vigilando a esas lagartijas! -

- ¡Así que ahora se dedican a vigilar lagartijas! - dijo la voz de Theo detrás de su espalda, bastante alto haciéndolos saltar y también a Hermione que estaba pendiente. - ¡Usualmente yo cuento a mis amigos lo que tramo cuando quiero que vigilen por mi-

Blaise se dio vuelta con rapidez y miro a Theo por un momento, le tomo del cuello de la camisa y sostuvo la varita con la otra.

- ¡No te metas traidor, o volverás a con esos impíos de la sangre llorando! - murmuro Blaise con tan veneno en la voz que Hermione no pudo evitar querer intervenir.

Pero Theo solo soltó una sonrisa y antes de que reaccionara, tomo el cuello también de Blaise, el chico no debió de esperar que lo alzara del suelo y lo pusiera diez centímetros en el aire, por que aun siendo sus tes oscura lucio pálido.

- ¿Aun te crees el más gallito del lugar… Blaaaaaaaise? -pregunto Theo con el tono más tan tranquilo como antes.

La varita de Blaise se movió con brusquedad en dirección de Theo, y antes de que llegara Hermione lanzo un experliarmus, lanzando la varita lejos, y miro a ambos con severidad- ¡Basta, sepárense ahora! -

Casi de inmediato Theo lo soltó, pero con tanta fuerza que el Slytherin tastabillo y termino dándose un sentón. Le miro con furia y escupió en el suelo, se levantó con brusquedad, al momento el profesor Snape paso y le lanzo una mirada seria y antes de que supieran se retiraba a detrás de la fila a donde ya no lo veían.

La sonrisa de Theo aún seguía plasmada en su boca, por lo cual Hermione le lanzo una nueva mirada de furia, tomo su brazo y lo llevo a un lado del comedor justo cuando los cuatro jefes de las casas gritaron "Compórtense". Ya que unos cuantos le prestaron atención a la discusión y murmuraban a toda voz.

- ¿Qué haces aquí? -le pregunto Hermione algo enfada en cuanto estuvieron lejos.

-Se supone que soy un alumno y debo aprender a aparecerme- rio Theo acariciándole el brazo. - Ya sabes es importante para…-

{¡BASTA HARRY!} le reprendió Hermione con fuerza en su mente y quitando su mano.

{Está bien, está bien… me doy por atrapado} dijo Harry en su mente y alzando las manos en señal de rendición, al momento que la sonrisa se la borraba. {¿Cómo descubriste…}

{¿Quién otro en este castillo enfrentaría a los Slytherin? y esa fuerza bruta} dijo Hermione golpeándole el pecho por inercia {¿Dónde está Théodore?}

{Amordazado, noqueado y con dos moretones en el armario del segundo piso} dijo Harry alzando los hombros, se miraron un momento y luego comenzó a reírse. Seguro que por su rostro. {Es broma. Me debe una enorme por besar a mi prometida y cambiamos lugares, ahora mismo está intentando mejorar su técnica para las pociones comprimidas. Además, me dijo que ya sabía desaparecerse}

{Matare a ambos en cuanto acabe esto} dijo Hermione girando los ojos {Por ahora… no puedo hacer nada para sacarte de aquí, así que compórtate}

{¿Cuándo no lo he hecho?} Le miro de forma seria y Harry solo se rasco la nuca {Me portare bien Mione}

-Ya vamos a comenzar, ¿Nos acompañan? -pregunto la profesora McGonagall acercándose a ellos.

-Claro que si profesora-contesto Harry, aunque con la imagen y voz de Theo, lo cual le hizo tener un escalofrió. -Solo… me reprendía, como siempre-

Se alejo con las manos detrás de la nuca y sonriéndole a ambas. La profesora McGonagall se acercó a ella y le miro como si hubiera hecho algo malo, y luego giro la mirada al Theo falso.

-Estas…. ¿Estás bien con Harry? ¿Cierto? - comento la profesora McGonagall algo acusadora -Porque tú y el señor Nott se veían muy… cercanos-

Giro los ojos a la profesora, lo cual sorprendió a ambas y dijo con una voz algo fastidiada- Créame Harry y yo estamos muy bien, aunque me haga quererle poner un Locomotor Mortis-

Sin esperar a que le preguntara nada avanzo a donde el mago Twycross explicaba el método de aparición. Cada alumno ya tenía un anticuado aro de madera enfrente de ellos a un metro en suelo.

- ¡Cuando uno se aparece, lo que tiene que recordar son las tres D! ¡Destino, decisión y desenvoltura! -comenzó Twycross con voz suave, pero que se escuchaba en todos lados- Primer paso: fijen la mente con firmeza en el destino deseado. En este caso, el interior del aro. Muy bien, hacer el favor de concentraros en el destino. -

Mientras la mayoría se miraba uno a otros, los Pendragón ya miraban el aro como dijo Twycross con tal fuerza que parecían listos para desaparecer.

Los profesores se vieron entre ellos, y los alumnos se exaltaron cuando Twycross dijo –Tenemos un experto en visualización en la sala- caminaba por donde estaba Harry y aunque luciera diferente sus acciones seguían siendo las mismas que esperaba. Mantenía los ojos cerrados y se había sentado en el suelo con las piernas cruzadas.

Hermione esbozo una sonrisa y soltó un suspiro, sentía la alegría de Harry por volver a una clase y más aún por estar entre todos ellos y convivir a su lado. A pesar de que no lucia como el mismo. Y lo demostró el techo, el cual se volvió claro y comenzó a lucir un día soleado.

-Segundo paso -dijo Twycross - ¡Centren su decisión en ocupar el espacio visualizado! ¡Dejen que el deseo de entrar en los desbordes de la mente e invada cada partícula del cuerpo! -

Ernie Macmillan, que contemplaba su aro con tanta concentración que se estaba poniendo colorado; parecía querer poner un huevo del tamaño de una quaffle. Y no era el único, pero Hermione contuvo la risa y se apresuró a mirar de nuevo a Harry el cual ni siquiera parecía nervioso.

-Tercer paso -anunció Twycross- Cuando dé la orden… ¡Giren sobre ustedes mismos, sentir cómo se funden con la nada y muévase con naturalidad! Atención a mi orden: ¡uno! -

Muchos ponían cara de pánico; seguramente no contaban con tener que aparecerse en la primera sesión del cursillo.

-… ¡Dos! -

Vio a Harry abrir los ojos, y aunque supo que tal vez podría lograrlo en su primer intento se sintió rara al contemplar a la cara de Theo.

-… ¡tres! -

Harry solo se quedó sentado mirando el aro. Pero el resto perdió el equilibrio y estuvo a punto de caerse. De pronto la gente que llenaba la sala se tambaleó: Neville quedó tendido boca arriba en el suelo y Ernie Macmillan dio una especie de salto con pirueta, se metió en el aro y puso cara de satisfacción hasta que vio a Dean Thomas riéndose a carcajadas de él.

-No importa, no importa -dijo Twycross con aspereza. Por lo visto no esperaba ningún resultado mejor -Coloquen bien sus aros, por favor, y volved a la posición inicial… y reintente-

Vio a muchos intentarlo una segunda, una tercera y caer más veces de las que podía contar. Hasta que se oyó un tremendo grito de dolor y todos volvieron la cabeza; Susan Bones, de Hufflepuff, se tambaleaba dentro de su aro, pero el brazo izquierdo se le había quedado a un metro y medio de distancia, en el sitio de su posición original. La atención de Madame Pomfrey fue inmediato, moviendo la varita al brazo y Susan, se produjo un estallido y un humo morado. El brazo lo recupero, pero la chica estaba muerta de miedo.

-La despartición, o separación involuntaria de alguna parte del cuerpo -explicó Wilkie Twycross con calma, posiblemente había presenciado la misma escena incontables veces- se produce cuando la mente no tiene suficiente decisión. Deben concentrarse en su destino sin titubear ni una milésima, y moverse sin prisa, pero con desenvoltura… Les mostrare-Dio unos pasos al frente, giró con garbo con los brazos extendidos y se esfumó en medio de un revuelo de la túnica, para aparecer al fondo del comedor – Recuerden las tres D - insistió- Venga, volved a intentarlo. Uno… dos… -

Harry se levantó de golpe atrayendo su atención, avanzo al Twycross que le miro con curiosidad.

-Creo que lo entiendo mejor ahora. Muchas gracias- dijo Harry, aunque en su forma de Theo.

La mitad del comedor lo veía, eso y todos los profesores presentes. Se mordió el labio para no gritarle que le prometió portarse bien, más era ya tarde.

Harry corrió entre los alumnos, llamando el resto de la atención en la sala y por un momento parecido embestir a Twycross. Un segundo antes de chocar desapareció, dejando un pequeño torbellino de polvo enfrente del mago Twycross.

La mano de Hermione fue instintiva al sentirlo, giro y casi golpea la cara de Theo, aunque era Harry y por lo tanto lo esquivo a tiempo el puñetazo.

-Y ahora ¿Qué hice? -pregunto Harry retrocediendo entre risas.

-Como si no lo supieras- dijo Hermione algo roja por su reflejo de golpearlo. -No me hagas eso de nuevo… No mientras estés en ese cuerpo- susurro lo último.

Le dio la espalda y se fue caminando directo a los profesores. Los susurros y chismorreos por la acción realizo Theo se esparcieron y le empezaron a ver.

-Que sustoté te metió- Rio Ron cuando paso a su lado. Ni lo pensó dos veces, le pego en el hombro tan fuerte que Ron dio un leve quejido y se comenzó a sobar - Y eso ¿Por qué? -

-Para la siguiente que no me avises de sus cambios, te ira peor- le dijo Hermione enfadada, lo cual fue entendido también por Neville, ya que este a un par de personas lejos se puso pálido.

Una hora después, la despartición de Susan y la aparición de Harry era lo más interesante que había pasado. Sin embargo, Twycross parecía fascinado con Harry en el cuerpo de Theo, ya que este solo había hecho una aparición y el resto del tiempo se la paso molestando a Ron y Neville que ambos no lo lograban del todo. Aunque Ron parpadeaba y luego caía al suelo sobándose la cabeza.

Al final, Twycross, mientras se abrochaba la capa, se limitó a decir: - Hasta el próximo sábado, y no lo olviden: Destino… Decisión… Desenvoltura. -

Y dicho esto, agitó la varita para hacerles un hechizo desvanecedor a los aros y luego salió del Gran Comedor acompañado por la profesora McGonagall. De inmediato, los muchachos se pusieron a hablar y poco a poco fueron desfilando hacia el vestíbulo.

- ¿Por qué tan enojada? -preguntó Ron alcanzándola sujetando a Daphne de la cintura y junto con Harry el cual sacaba una botella con un líquido algo verde esmeralda -Esos dos fueron los de la idea- Y aunque dijo dos solo señalo a Harry, el cual termino los residuos de la botella de poción multijugos.

-Necesito un nuevo mejor amigo- murmuro Harry manteniendo distancia con Hermione, lo mejor mientras estuviera convertido en Theo. -Bocón-

-No quiero morir. Y, cambiando de tema, parece que pronto lograre desaparecerme - comento Ron caminando en medio de ambos. - por lo menos siento que la siguiente ves lo lograre-

-Yo casi lo logro. Si la idiota de Pansy no hubiera caído de boca y echo me reír- dijo Daphne soltando una leve risa por recordarlo.

-Si imaginaras la desaparición por completo y de forma precisa, sería otro cuento- dijo Hermione dejando el enfado, no había salido nada mal el plan de Harry, aunque sentía que al final los profesores sospechaban.

-Eso de la imagen precisa…. No es lo mío- gruño Ron, sin ánimo.

-Es difícil- corroboro Daphne suspirando.

-La verdad es que prefiero tus portales- dijo Hermione a Harry, el cual la miro por sobre Ron y Daphne para sonreírle- Son más cómodos-

-A todo esto- comenzó Harry con voz seria, luego le comento a Ron lo que Blaise dijo y por último inquirió- ¿De estará hablando Zabini? -

Subieron escaleras directo a la sala de menesteres y Hermione soltó en un suspiro -Yo tengo una idea-

Luego de un par de minutos en los que le miraron Harry le pregunto mentalmente {¿De qué se trata Mione?}

-Es mejor mostrarles- dijo Hermione de forma nerviosa, aun se preguntaba que le dirían.

Tanto Harry como Ron se encontraba muy intrigados, aunque Daphne le miraba como si hubiera fallado en saber todos sus secretos, más ella se apresuró y lo siguieron hasta la sala de menesteres. No obstante, Peeves los había atrancado una puerta del cuarto piso y no dejaba pasar a nadie que no accediera a prenderse fuego en los calzoncillos. Al final, Harry le ordeno al castillo a abrirla y de paso coloco unos calzoncillos a Peeves y los incendio. Aunque no le hiciera ningún daño al ser un poltergeist, salió gritando y pidiendo agua, a pesar de que al cruzar el muro los calzoncillos terminaron cayeron al suelo.

Cinco minutos más tarde entraban a la sala.

- ¿Piensas explicarnos lo que estamos haciendo o no? -le preguntó Ron algo molesto.

- El mapa del merodeador- pidió Hermione a Harry, el cual se rebusco en el bolsillo y saco su cartera, para luego convocar el mapa del merodeador.

No esperaba encontrar el mapa como lo hizo, ni siquiera Ron lo espero ya que soltó un grito algo raro al ver el pergamino: Tenia motas de sangre y además tan arrugado que varias líneas despistaban el mapa.

Harry lo desplegó, lo alisó y le dio unos golpecitos con la punta del dedo. - ¡Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas! -

De inmediato, el mapa del merodeador apareció dibujado en la hoja de pergamino. Era un detallado plano de los pisos del castillo, en el que se veía cómo se trasladaban de un lugar a otro unos diminutos puntos negros, cada uno rotulado con un nombre, que representaban a los habitantes del edificio.

- ¿Qué buscamos Mione? -pidió Harry con urgencia.

Puso el mapa encima de la mesa de te, y los dos amigos se inclinaron sobre su espalda para buscar de inmediato. En cuanto a Daphne solo se sentó a su lado, aun mirándola de la misma forma.

-Busca en el pub cabeza de puerco- dijo Hermione sentándose mirándolos atentos, por su reacción.

- ¿Por qué ahí? -pregunto Ron mirándola.

-Solo mira-

Con la mano Harry cambio el mapa, disolviéndose cual imagen mojada y apareciendo la del pueblo mágico. Ahí donde se veía el rotulo "tres escobas" se veía a madame Rosmerta, también a Twycross que seguro bebía algo para el viaje; también estaban otros lugares como HokeyDukes y el cabeza de puerco en el cual se veía la mota "Aberforth Dumbledore"

- ¡Aquí! -exclamó Ron casi al instante que leyó el rotulo con un par de motas de pie, se llevó a la mano a la boca para ocultar un gruñido y le Mario con fiereza. - Dice…-

- ¿Draco? -pregunto Harry apartando la mirada del mapa con naturalidad y algo de perplejidad- ¿Por qué esta ahí Draco? -

-No dijo Snape que tuvo spattergroit- comento Daphne también sorprendida, tanto que casi se arroja sobre el mapa para verlo con sus ojos.

Esa era la historia que dio el profesor para su ausencia, aunque nadie le creyó, no realmente.

-Bueno, es una larga historia… y quiero asegurarme de que ustedes dos comprendan porque lo he hecho- dijo Hermione con lentitud y claridad para que sus palabras si fueran escuchadas, más por Ron que lucía molesto. -El día en que me diste el Feliz felicis…-

Se interrumpió cuando vio entrar en a la sala al Theo real, que despedía un fuerte olor a tela chamuscada y miro a los tres en la mesa. Se clavo por un momento en el Theo falso y por último le señalo mientras la volteaba a ver.

-El me obligo- dijo con un tono de miedo.

Hermione rodo los ojos y Harry volvió a murmurar- Estos amigos me sorprende más y más-

-Ahora no me importa- dijo Hermione para luego recordar su enfado, pero no teniendo tiempo para decirle sus verdades- Pero ya me las pagaran, ambos-

-Mientras el pague más que yo, me doy por bien servido- dijo Theo caminando apresurado a las escaleras- Los veo en un rato-

Luego de que Theo desapareciera por las escaleras y se escuchara la puerta cerrar le volvieron a ver ambos. Comenzó a explicarles lo que paso el día que ingirió el Feliz felicis, sobre lo que paso con Draco en la torre y como le propuso ayudarlo. Y aunque Harry se molestó un poco por que el rubio le atacara, no le interrumpió ni se mostró hostil. Luego le recordó a Ron su advertencia en la fiesta de navidad y por último lo sucedido hacia tres semanas atrás. Como lo encontró y adonde le llevo y que Aberforth le estaba ayudando a vigilarlo.

Al finalizar ninguno de los dos se veía tan molesto como creyó, pero se notaba su desconcierto e irritación. Y durante su narración, Harry recupero su aspecto natural, y por fin pudo sentirse a gusto a su lado.

- ¿Por qué no nos dijiste? -pregunto Ron con su usual tono hostil. - Pudimos hacer algo más para asegurarnos que no huya o que filtre información a Voldemort-

-No huira, era de lo que hablaba Blaise, si viene a Hogwarts y se entera lo matara o enviara con Voldemort donde sucederá lo mismo- dijo Hermione regresándole el mismo tono- Y ¿Cómo infiltrara información si no ha visto nada, ni escuchado nada y la única persona que ve es al señor Dumbledore? -

-Tienes un punto, pero es Draco Malfoy, su padre fue un Mortifago- comento Daphne nada alegre tampoco- Y antes de su padre, su abuelo, era un tirano sanguinario-

-Aun así, no me gusta nada- dijo Ron cruzándose de brazos- Él puede estar aparentando necesitar ayuda y luego demostrar su verdadero rostro-

-Pero no somos tan débiles e idiotas para dejar hacerlo. Si nos da algún signo de inmediato lo dejaremos por su cuenta- dijo Hermione mirando el techo para calmarse un poco.

-De cualquier forma, no confió en el- Sentención Ron con un gruido.

-Yo no confiaría a él ni un galeón- dijo Daphne apoyando a su novio.

Un par de segundos de silencio les siguió y miraron a Harry, el cual seguía callado y mirando el mapa, justo a la mota que decía Draco Malfoy y que se paseaba por la casa de Aberforth, como si fuera a desentrañar cada posibilidad e intenciones de Malfoy solo observando.

-Y ¿No dirás nada? -pregunto Ron para llamar su atención.

-La señora Malfoy entro en Camelot para que ayudemos a Draco-Murmuro Harry sin verlos, pero tan bajo que les costó escucharlo- A Draco lo protegiste para que nos de información, posiblemente, importante-

Alzo la vista e hizo una leve mueca de desagrado- Ellos no son rehenes ¿Entienden? No permitiré eso y… los ayudaremos ya que Mione lo prometió. -Ron y Daphne estaban a punto de replicar cuando continuo- Pero… solo y solo si ellos de verdad no están de lado de Voldemort-

Se estremeció, sus ojos estaban preocupados, debatiéndose y ¿Lastimados? Lo cual le hizo punzar el pecho.

Hasta ese momento no los vio como rehenes, se sentía rara también pensando en ellos dos como rehenes, pero más al sentir la mirada de Harry, debatiéndose consigo mismo sobre alguna idea.

-La señora Malfoy es libre de irse de Camelot, pero ese lugar es seguro para ella y decide quedarse- dijo Hermione intentando calmar la mente de ambos -En cuanto a Draco, el vino a mí por ayuda, lo hice por información, pero no se le ha obligado a nada y como veras si él se fuera nadie se lo impediría-

Paso otro minuto donde el silencio fue pesado y después Harry se levantó.

-Vamos, iremos a verlo ahora- dijo Harry moviéndose a la cocina.

- ¿Ahora? -pregunto Daphne levantándose como resorte- ¿y el entrenamiento de Pendragón? -

-Lo dejaremos para mañana- dijo Ron también ya avanzando- Esto es más urgente-

-Supongo- dijo Hermione siguiéndoles sin intentar una forma de detenerlos, conocía lo testarudos que eran y ahora que Harry lo sabía sería difícil, por no imposible, detenerlo. - Les enviare la información a todos-

Mientras les seguía, saco un pergamino, escribió "Mañana entrenamiento, hoy libre" y lo introdujo al galeón que les servía de comunicación. Paso un segundo, Daphne metió la mano al bolsillo, paso el dedo por la circunferencia del galeón y en el metal se crearon letras del párrafo que envió.

Al llegar a la cocina, un pequeño rugido llamo su atención, Daira estaba sobre Harry, acariciando su mejilla con el hocico (el cual tenía algo de grasa de lo que recién acababa de comer).

- ¿También bienes? Segura… haya fuera está lloviendo-pregunto Harry la dragona rugió, luego de que Harry se aclarara la voz también soltó un rugido como contestación.

Luego los cuatro fueron al cuadro y Harry abrió el pasaje al puente de piedra. Primero fueron Ron y Daphne perseguidos por Daira, estaba dispuesta a seguirlos cuando Harry le tomo la manga y le miro con ese debate interno en los ojos.

-Se que te he guardado secretos en el pasado… y que no merezco decirte nada de esto, ya que tu haz echo lo mejor y de la forma correcta-dijo Harry con la mirada en sus ojos- Pero… ¿Pensé que no guardaríamos más secretos? O bueno… no uno de esta clase… ya sabes… uno que implique más de lo que parece -

Lo que paso en el día fue borrado, remplazados por el amor y el ansia por demostrarle que ella no quiso guardarlo, pero la circunstancia y su temor le hicieron actuar de esa forma. Le tomo el rostro y le atrajo para besarlo y cruzar las manos detrás de su cuello, no le hubiera reprochado que no le contestara el beso como siempre, pero le hacía tan feliz que lo hiciera (abrazándola por la cintura y le regresara el beso con la misma pasión).

-Perdón, de verdad quería decírtelo, estuve debatiéndome, pero… tú y Ron odian a Draco y…-

-Tienes razón, odio a Draco por cómo nos trataba, por siempre creerse mejor y decirte cosas horribles. - dijo Harry mientras le acariciaba la mejilla- Pero a ti te amo. Te escuchare siempre y… intentare comprender toda situación que se nos presente. Pero… una parte de mi… no deja de preguntarse… ¿Tan mal crees que reaccionaria? -

Hermione se mordió la mejilla por dentro, esperando que su rostro no demostrara que no temía a que se enterara, temía a que supiera que Draco la golpeo en el expreso de Hogwarts. Si Harry rompió la nariz de Viktor y costillas a Theo por besarla, a Draco, no quería ni pensar que le haría. Mas soltó un suspiro.

-Lo único que debes saber es que confió en ti y que te oculte esto porque… Draco es un idiota. Solo te pido, no lo mates- dijo Hermione sacando una mirada desconcertada del todo de Harry. - Ahora vamos, o esos se nos adelantaran.-

Cruzaron al otro lado. Lo primero en ver fue a Daria que voló a Harry y le clavo las garras rugiendo como si estuviera dañada y luego adentrándose en su ropa.

- ¿Qué pasa? -preguntaron a Harry, ya que parecía que ninguno de ellos entendía su comportamiento.

-No le gustan los climas húmedos y fríos- dijo Harry soltando un suspiro, intentando tapar bien a Daira con su ropa del colegio, aunque le costaba. De paso Harry aflojo la corbata verde de Slytherin y se la quito.

Caminaron por el costado del pueblo, alejado de las personas y asegurándose que ninguna mirada indiscreta viera a Harry. Y en caso de que se alguien se cruzara en su camino, simplemente Hermione creaba un leve hechizo de confusión que les permitía avanzar. Tomaron el desvió y caminaron a la zona baja rumbo a la casa de Aberforth. Apenas llegaron a la calle, miraron la puerta destartalada y las ventanas iluminadas. Por un momento creyeron que en algún lugar dos personas se peleaban y luego al acercarse notaron que los gritos provenían dentro de la puerta.

- ¿Quieres enviar a esta sucia criatura lejos de mi? -pregunto la voz enfadad de Draco.

-Sucia tienes la boca mocoso- dijo Aberforth igual de enojado- Deja a gruñona en paz, ella ha tenido bastante vigilándote estas semanas-

-Es estúpida- contesto Draco y, por lo que se escuchó, algo fue arrojado y golpeo la pared- Incluso no puede dejarme ir al baño solo-

-Es la más lista, ignorante, gruñona tiene la orden de vigilarte. No importa a donde vayas-

Se miraron y Harry le tomo la mano. –¿Entramos o esperamos a que alguno de los dos muera? –

-Tres…- corrigió Ron el cual aún no lucia convencido. - No olvidemos a gruñona-

Ella asintió escuchando un par de groserías de Draco y toco con tanta fuerza acallando las voces. Los pasos fueron rápidos y se abrió una rendija en la puerta, mostrando a Aberforth el cual miro a los cuatro, pero su mirada se fijó en Harry por más tiempo.

-La última vez que estuviste en mi bar… ¿Cuánto pagaste por lo que bebiste? - pregunto el hombre mirando a Harry de forma penetrante y seria.

-Un galeón- dijo Harry sonriendo, luego su boca se abrió en desconcierto y señalo al Aberforth -Por cierto… tome dos botellas de cerveza de mantequilla, pero eran doce sickle y me debe cinco. Aun me los paga-

Aberforth le miro con una sonrisa alzo la ceja y dijo en tono seco- Dijiste quédate el cambio-Abrió la puerta completa, estiro los brazos y, de forma sorpresiva incluso para Harry, le abrazo.

-Muchacho infame… sí que nos das unos buenos sustos- dijo Aberforth soltándolo y luego permitiendo el paso. - La siguiente que mueras, asegúrate de que mi hermano no venga aquí día tras días para hablar de ti-

-Yo solo puedo prometer, que no habrá siguiente vez… tal vez- continuo Harry al pasar y ver el bar limpio, cosa rara en el pub, también que una pared goteaba liquido amarillento. Con seguridad cerveza de mantequilla, ya que era el olor que inundaba el lugar.

- Hola señor Dumbledore- saludaron los tres, aunque Ron le sonrió de forma rara, mostrando sus colmillos, como si dijera que era peligroso.

-Y díganme ¿Ya se llevarán al pelafustán ese? - pregunto Aberforth peinándose el cabello y luciendo aliviado.

-Supongo- contesto Hermione sosteniendo con fuerza la mano de Harry, esperando que ese pequeño incidente en el tren, quedara entre los cinco que lo presenciaron. -Lo escuchamos ¿Dónde está? -

-Supongo que se fue a esconder- dijo Aberforth mirando arriba, en la dirección donde miraba Harry. -Suban, yo esperare aquí con gruñona, ese chico nos saca de quicio-

La cabra balo, dándole la razón de alguna forma y luego comenzó a mordisquear la capa de Aberforth. En la planta de arriba lo primer que vieron fueron la sala de estar y por un minuto se preguntó si debía de hablar, mas no fue necesario. Una de las puertas se abrió, mostrando al chico pálido, que hacia unas semanas estaba golpeado y herido, en ese momento lucia igual que siempre, pero con ropa sucia.

Harry y Draco se miraron con insistencia, el rubio sin poderlo creer y con su cara comenzando a enfurecerse; en cambio su prometido solo le miraba como si volviera a estar en clase y les tratase mal. Detrás de ellos Ron y Daphne se mantenían callados, aunque su desagrado por Malfoy aumentaba igual que la del rubio.

- ¿Es verdad? -pregunto Harry antes de cualquier otro- Mione está diciendo que tú, Draco Malfoy, pide la ayuda de Pendragón. Es eso cierto ¿o no? -

El gruñido de Draco la alerto, y luego lo miro avanzar a Harry tomarlo de la túnica y apuntar el puño a su rostro.

- ¡ENVIASTE A MI PADRE A SAN MUNGO! ¡POR TU CULPA NO PUEDE TOCAR NADA SIN CONGELAR LAS COSAS! - Grito Draco rojo por la ira. - NO QUIERO NADA DE TI POTTER, TE CREI MUERTO Y ME ALEGRO QUE NO, ASI PODRE MATARTE YO AQUÍ MISMO-

Los tres, con Ron sacando un leve rugido de su boca y Daphne con los puños apretados, rodearon a Draco y estaban listos para intervenir. Para evitar que Harry lo lastimara de más. Lo sorprendente era que Harry no parecía sorprendido o querer defenderse.

-Yo no envié a tu padre a San Mungo- dijo Harry tomando la mano de Draco y luego sonriendo de forma que le hizo erizar el vello de la nuca. -Él se lo hizo solo, tomo algo que no debía y lo ingirió sin saber qué efectos tendría en él. Es su culpa-

-MENTIROSO HIJO DE…-

-No termines esa frase…- dijo Harry poniéndose serio y quitando la mano de Draco con tal fuerza que dejo la marca de sus dedos en la piel del chico- … no si quieres poder conservar tu dentadura -

-No miente- dijo Ron tomando el hombro de Draco y tiro de el para que se retirara- Te podría deformar esa carita tuya para siempre, mejor cuídate hurón-

-Aclaremos bien ese punto- dijo Harry tocándose el cuello, como si quisiera tronárselo, lo cual no pasó desapercibido por Hermione que comenzó a preocuparse. -En la batalla del ministerio, tu padre tomo una píldora que encapsulaba la enfermedad de los gigantes azules de Utgar, yo le dije que no lo hiciera, pero no me hizo caso. Lamento que se enfermara, sí, pero yo no lo provoque, fue el mismo. Si no me crees… es tu problema-

Harry fue aun sofá y tomo asiento, ella le siguió y se colocó a su lado.

-Draco, estoy segura que entiendes tu situación- comento para calmar las cosas- Estas solo y siendo perseguido, tienes dos opciones, ayudarnos y asegurarte un futuro o… irte y vértelas tu solo. -

A su costado en el sillón de dos plazas se sentó Ron y Daphne dejando el único asiento libre a Draco, el cual aún rojo y respirando con pesadez lo tomo.

La mano de Harry envolvió la suya y luego miro a Draco.

-Muy pronto esta guerra estallara, magos de todo tipo, sangre pura, mestizos, nacidos de muggles y criaturas mágicas estarán ella y ninguno será diferente a la otra en batalla. No querrás estar del lado equivocado para cuando termine las cosas, aún no termina de gustarme el ayudarte y siendo sincero esto me ara doler la cabeza. -

Harry se levanto fue al asiento de Draco -Te ayudare. Asegurare que tu madre este a salvo, abogare por ti contra cualquiera que te acuse de Mortifago y… si es posible, buscare la cura para tu padre. Pero… solo si tú me demuestras que has dejado a Voldemort de una vez por todas. - Extendió la mano, para estrechar la de Draco; pero el rubio le miraba sin parecer entender.

- ¿Cómo estas tan seguro que ganaras? Es poderoso y… está armando un ejército que… es imparable-comento Draco con frialdad.

-Harry es inamovible- comento Daphne cruzada de brazos- Y nosotros los respaldamos, juntos no seremos derrotados por Voldemort o sus secuaces-

-Yo tendría cuidado si fuera ustedes -dijo con calma – A menos que sepan como derrotarlo, que tengan un plan de batalla, un ejército que sea imponente y algo que nunca antes hayan visto los magos… no sé qué podría hacerlos creer que van a ganar. Terminaran muertos-

El rostro de Ron estaba tan rojo como su pelo, mas no era por enojo, parecía querer soltar una risotada. -Si, eso necesitamos- dijo al final.

Draco miro el piso de madera un momento, luego bufo y miro a Harry.

-Necesito su ayuda, eso es claro- gruño Draco, sobándose las manos con fuerza y algo pálido, intentando aparentarse fuerte -Mas estoy seguro que continuaran desconfiando de mí y que… tal vez ustedes me traicionen al final-

-Ambos lados correremos ese riesgo- dijo Hermione al ver que el tema del tren podría no salir a colación. -Ya que no eres el tipo más confiable del mundo ¿O sí? -

-Una última vez y luego las negociaciones terminaran- dijo Harry serio y con la mano aun extendida- ¿Quieres nuestra ayuda? -

Draco miro su mano y luego la estrecho, apenas se tocaron un momento y ambos retiraron la mano. Se miraron y el silencio se hizo tenso.

- ¿Qué información necesitan? -pregunto Draco limpiándose la mano en la ropa.

Le miraron los cuatro, por un lado, Harry no parecía interesado en esa información, y por el otro Ron y Daphne no sabían por dónde comenzar, de tal forma que ella decidió que necesitaban en ese momento.

-Voldemort te mando a una misión en las vacaciones ¿Qué es lo que hacías? -dijo Hermione recordando las palabras de Sirius y la señora Malfoy.

-Yo y Blaise… nos volvimos Mortifagos al mismo tiempo… nos dio la misión de cuidar algo… o mejor dicho un lugar- dijo Draco suspirando y luego gruñendo- Pero es un lugar sin importancia, en ese punto solo había muggles y algunas veces nos indicaron que podría ir Dumbledore, pero nunca lo vimos cerca de la caverna -

- ¿CAVERNA? -preguntaron los cuatro sobresaltados, se vieron y luego se sonrieron.

La mirada de Harry la vio y le lanzo una leve sonrisa. - ¿Qué es lo que hacían en ese lugar? -

-ya dije vigilar de día y noch…-

-Se refiere a ¿Qué te dijo que vigilaras? -pregunto Hermione también interesada por aquello en ese lugar.

-Ni idea- contesto Draco de forma grosera- Solo sé que el señor oscuro… quería que informáramos si veíamos a cualquier mago a la redonda-

{¿Crees que… sea el Horrocrux en la cueva?} le pregunto Harry directo en su mente.

{Ni idea. Sabemos que existe uno en Gringotts y con Nagini… eso a completaría las partes de su alma} contesto Hermione pensando en todo lo que implicaba que resguardara ese lugar {Pero si quiere resguardar ese lugar… sería mejor ir a echarle un vistazo}

{Opino igual. Si no es un Horrocrux y es otra cosa… puede que podremos debilitar su ejército más} dijo para luego finalizar su conversación mental.

- ¿Podrías llevarme a ese lugar? -pregunto Harry decidido y con seguridad.

-Por supuesto que si cara rajada- gruño Draco y luego se rasco la barbilla, donde ya comenzaba a asomar una barba de algunos días- Pero… no fue la única misión que me encomendó-

- ¿Tenias otras? -pregunto Ron abriendo los ojos mucho, como si la idea de que Draco realizara varias cosas fuera algo que no pudiera procesar.

Draco le gruño y luego se sobo las manos.

- ¿Por qué crees que vine a Hogwarts comadreja? -pregunto sin quitarle la vista a Harry que era el cual le encaraba. – Me encomendó una misión aquí… de hecho fueron dos objetivos -

- ¿Y cuál es? -pregunto Daphne ceñuda.

Por un momento Draco le miro y luego suspiro. -Mi primer objetivo era Dumbledore… buscar la forma de asesinar al viejo- Los cuatro se miraron y luego a Draco el cual alzo los hombros. - No le tenía aprecio y no me importa nada, pero ese vejete casi ni estaba en el castillo, mi plan de atacarlo con los ópalos fue… infructífero-

- ¡FUISTE TU! -Grito Daphne mirándole roja de rabia, al igual que Ron y no sabía si su cara estaba roja, pero enfadada sí.

-Yo hechice a Madame Rosmerta, elle debía buscar la forma de ir con Dumbledore… pero solo hechizo a Katie y luego… termino así. Solo fue mala suerte- dijo Draco sin ponerle importancia a que una persona inocente terminara en San Mungo - Además, he escuchado que regresara pronto ¿No? -

Daphne asintió y apretaba tanto los puños que parecía dispuesta a golpear al rubio sin dudarlo.

-Primero, creo que Dumbledore tendría cuidado con cualquier objeto que desprenda magia tan oscura, tu plan fue estúpido -dijo Harry con voz molesta y de regaño, esa que ocupaba con los Pendragón, pero más acusadora-Segunda, ten las agallas de hacer las cosas por ti mismo y por último ¿Cuál era tu segundo objetivo? -

La vista de Draco volvió a ir hacia ella y sonrío con malicia, como esa vez en el tren. Quiso detenerlo, pero ya era tarde para cuando sus labios se abrieron.

-Sabes ese día, pensé que estaba de suerte, uno de mis objetivos a mi alcance y sin que nadie estorbara. Estabas en el tren sola y por un momento creí que… lograría matarte Granger. Con ese primer hechizo y luego al someterte…- Murmuro Draco con un tono algo raro.

Su relato se interrumpió en cuanto toda la casa se agito creando que la madera tronara en algunos puntos, el fuego formara una columna ascendente en la chimenea y que el ambiente se volviera pesado y no figurativamente. Sus cuerpos parecían pesar una tonelada más. Escucharon el balido de la cabra abajo y un grito de Aberforth, pero no pasos que indicaba que subía.

- ¡Harry, No! -dijeron Hermione y Ron mirando en su dirección.

Observando que su cuerpo se había tensado y estaba con los ojos fijos en Draco, pero tan sombríos que les dio miedo. Vieron cómo se levantó Harry de su asiento y luego la volteo a ver.

-Ahora… entiendo por qué esperaste hasta ahora. - Le dijo Harry con voz neutra y luego soltó un suspiro, alejando ese ambiente pesado. Luego giro a Draco con una mirada casi asesina.

-No lo hagas Harry, quedamos en…- dijo Hermione levantándose y tomándole la mano. - No va a servir de nada que lo dañes-

Malfoy estaba pálido, estaba atónito en su silla y parecía querer salir corriendo.

-Ya olvidé eso y esa ves yo deje que lo hiciera para que se confiara- continuo Hermione queriendo evitar la muerte del ultimo Malfoy.

Harry le tomo la mejilla y beso la frente. -Lo sé, pero le hice una promesa a Draco y es hora de que la cumpla-

Antes de que se diera cuenta Harry la paso, estaba enfrente de Draco y le alzo del asiento con una mano sobre su hombro.

-Aun lo recuerdas ¿Verdad? -pregunto Harry con tono hostil- Como te dije aquella ocasión, y seguro ya has comprobado, Mione no necesita protección alguna. Mas te asegure que sí; hablabas mal de ella, le decías algo que no me gustara o te acercaras ella, te volvería comida de dragones. -

El nerviosismo de Draco y el temor le hicieron balbucear. Por el otro lado Hermione miraba a Ron y Daphne los cuales tampoco sabían cómo reaccionar. Si los tres intentaban detener a Harry lo lograrían, pero el sorpresivo momento les provoco que no supieran que hacer.

- ¡NO SOLO ESO, TE ATREVISTE A DAÑARLA! ¡COMO SU NOVIO Y PROMETIDO… NO PUEDO DEJAR PASAR ESO! - dijo Harry con una voz estruendosa que rompió los vidrios y les hizo saltar del asiento.

Ta vez fue el grito o los vidrios rompiéndose, pero Daira salió de entre la ropa y planeo hasta posarse en un sofá. Rugió, pero aun así Harry no le contesto, luego ella llevo las garras a su cabeza y se hizo un ovillo con temor.

- ¡HARRY NO! -gritaron los tres, preparando sus mejores ataques y defensas mágicas.

Mas antes de que supieran Harry se movió a la espalda de Draco, le empujo a enfrente de ella, tomo el hombro de Draco por la espalda y de un solo movimiento lo hizo arrodillarse, para luego agacharle la cabeza.

- ¡DISCÚLPATE CON MIONE O YO SI QUE CUMPLIRE MI PROMESA! -Grito Harry tan furioso como podría estarlo.

Atónitos se quedaron y por un momento no comprendía que pasaban. Mas Draco no dijo nada y tampoco pareció saber que hacer. En ese tiempo fue suficiente para que la voz alterada de Aberforth se escuchara en la sala y luego se quedara mirando la escena también.

-Yo… no lo hare- dijo la temblorosa voz de Draco. -No me disculpare con esta sangre sucia nunca…-

Saco la varita y avanzo para proteger a Draco, pero este ya recibía un puñetazo de Harry. Con Harry encima y apuntando su puño al rostro pálido de su adversario, fue una confusión cuando Hermione se interpuso y luego sintió esa especie de contorsión, clásica de desaparición.

Giraron por un torbellino de colores y sonidos, para luego ir los tres a toda velocidad y sintiendo una presión en su estómago con fuerza. Por un momento se vio rodada de islas y por último surgieron del torbellino a toda velocidad y apareciendo en una de las islas del archipiélago Arcano.

Salió rodando por la fuerza de la desaparición, alzo la vista tirada en el suelo y miro a Harry intentando golpear a Draco. Ambos comenzaron a pelearse a puño limpio. De alguna forma ambos se habían olvidado de que eran magos o tal vez ninguno quería utilizar magia contra el otro por su tonta y estúpida rivalidad. El rubio intentaba conectar sus golpes y Harry los desviaba o paraba sin ningún problema, para luego conectar su siguiente golpe en el torso o cara de Draco.

- ¡NO, PAR DE IDIOTAS! -Grito Hermione levantándose y encaminándose a ellos.

La vista de Harry fue a ella, suficiente para que Draco conectara un golpe limpio en su pómulo, para luego intentarle dar un gancho, mas no contaba con que Harry le tomara el brazo y lo arrojara por los aires hasta aterrizar contra una piedra grande. Profirió un grito de dolor y luego se desplomo a un costado mientras jadeaba y escupía sangre. Las intenciones de Harry fueron claras cuando se acercó a Draco levantando la mano y formando un hechizo.

- ¡Bombarda! -Grito un segundo antes de verlo lanzar el hechizo, la explosión fue directo a los pies de Harry levantando la tierra y ocultándolo por un momento- ¡BASTA…! CALMATE HARRY JAMES POTTER EVANS! -

El golpeado Draco volvió escupir sangre, dejando una mancha muy roja a su costado, y se recargo en la piedra en la que se golpeó. Llego a donde estaba Harry justo cuando la tierra se asentaba, lo observo su respiración era pesada y el hechizo lo sostenía en la palama de la mano, pero sus ojos seguían en Draco. No hablaron, pero no fue necesario para saber que algo pasaba con Harry, y entendió que cuando vio directo a sus ojos.

Aquellos verdes ojos, tenían un poco de rojo, un pequeño anillo en su iris. Sin esperar le tomo el rostro y le acercó al suyo, mirándole directamente.

-Ya déjalo. Eso ya paso y… ya fue suficiente- dijo Hermione dándole una mirada seria.

Su iris regreso a la normalidad, se llevó al mano a la frente y soltó un sonido de dolor.

-Lo lamento… el… me saco de quicio- dijo Harry con genuino arrepentimiento. – Esa… frase… ese momento… ese estúpido-

-Ya se… no sirve de nada mancharte con su sangre. Él no puede dañarnos haga lo que haga y… no tiene importancia un idiota mimado- le respondió Hermione dándole un beso.

-AUN ESTOY AQUÍ- Gimió Draco en la roca, con un ojo ya hinchado, dos lugares amoratados en la mandíbula y pómulo, y sin lugar a dudas con más daño del que dé se vía a simple vista.

Le miraron y luego Harry bufo.

-Por poco y ya no lo estas- dijo Harry llevando la mano al cuello y tronándoselo, cosa que le dio escalofríos, no quería regresar a verlo descontrolado. - Agradece a Mione y sigo esperando esa disculpa…-

-Pero si tú eres el… que me la debe, cara rajada-gimió Draco intentando levantarse, más soltó una mueca de dolor y se quedó tendido.

- ¡Están a mano, par de brutos! - dijo Hermione mirándolo a Harry con severidad - ¡Y no quiero quejas ni más peleas, porque a la siguiente yo seré la que les de su merecido! - y luego a Draco de peor forma, queriéndole trasmitir su pensar:" Continua y la que te matara seré yo".

La mirada de Harry y Draco se cruzaron por momentos, luego sin ánimo y soltando diferentes muecas de desagrado asintieron. Luego de los primeros auxilios a Draco y de que le curaran el rostro, regresaron a la casa de Aberforth donde seguro les esperaban aún. Aparecieron ella tomada de la mano de Harry y Draco golpeando colgando del brazo de Harry, lo cual era por que aún seguía muy lastimado.

-Vaya… hacen un lio en mi casa y se largan, así como así- dijo Aberforth al verlos aparecer en medio de la sala. - ¿Qué le paso al hijo de papi? -

-Parece que le partido la cara Harry- dijo Ron sentado como si nada luego le miró y sonrío- ¿Es mi turno? -

-Llegamos a un acuerdo- dijo Harry suspirando sin nada de ánimo- pero a la siguiente puedes clavarle las garras-

-No es justo-gruño Ron.

Los ojos de Hermione no pudieron evitar mirar el techo, luego se dirigió a Daphne y Daira, su amiga tenia a la dragona en las piernas. Temblaba y gimoteaba del susto, pero tan solo un segundo basto el que sintiera a Harry para que abriera los ojos y fuera a su encuentro, se aferró a su torso y rugió tristemente, escupiendo algo de fuego.

En lo que Harry y Daira tuvieron una larga conversación en draconia, además de dejar a Draco caer en el sofá más largo, ella se dedicó a explicarle a Ron, Daphne y Aberforth lo paso en el archipiélago. Pero como no era mucho, los tres pidieron detalles de la confrontación mano a mano que tuvieron y cuando mencionaba los golpes de Harry, Ron, sobre todo, daban sonrisas de satisfacción.

Como el sol ya comenzaba a descender y era hora de regresar a Hogwarts, Harry y Draco acordaron en discutir lo de la caverna, y ese acordaron fueron dos frases "¿Me llevaras a ese lugar?" y "Espero que encontremos algo horrible y que te mate".

Hubiera deseado llevar a Draco a Camelot y que lo vigilaran los elfos, además de que estaría con señora Malfoy. Pero por el momento ese lugar era un buen escondite. Hermione y Harry tendrían que charlar mucho y no estaba de humor para más en el día.

La noche fue larga para Hermione, contándole a Harry cada parte de lo que paso en el tren y luego diciéndole que ya no le ocultaba más cosas sobre algo parecido. Durmieron hasta tarde, ninguno de los dos deseando dormirse enojados y decidiendo esperar hasta que ambos resolvieran cada cosa que los molestaba. Como el hecho de que Harry reaccionara de esa forma (a pesar de que fuera un poco por el alma de Voldemort) y que lo intentara resolver con violencia ante que la atacaran (sin contar que de alguna forma tuviera razón). Y cuando al fin llegaron a un acuerdo mutuo lograron dormir tranquilos y felices.

A la siguiente mañana despertó, Harry ya estaba vestido e incluso llevaba el báculo en la espalda. Recordó de inmediato que tendrían su entrenamiento. Bajaron luego de que ella se diera un baño rápido y vistiera adecuadamente. Cada Pendragón ya les esperaba, listos para continuar.

Igual que la anterior vez fueron a través del portal, bajaron con los pegasos y llegaron a la isla del comienzo. Donde cada uno continuo su entrenamiento. Aunque aumentando un poco el nivel. Ese día completo Harry se dedicó a observarlos y dales su guía.

Con las nuevas varitas, la magia en si no era más poderosa, pero la controlaban a otro nivel. Cada uno lo comprobó antes de que el sol se ocultara. Cada uno supero sus retos, los pilares de Daphne tenían círculos concentrados sin destrozarlos por completo, Los goles de Luna eran creados a tal velocidad y eran tan detallados que sorprendían, incluso Neville logro deshacerse de cada blanco que le ponían al instante, las pociones de Theo que eran del tamaño de pelotas se volvieron más chicas al punto que la podías sostener con una mano.

Por el otro lado estaba Sofí que continuaba entrenando su resistencia y movilidad sin descanso, cosa que aún seguía sufriendo por culpa de los residentes de Liontári, unos leones alados que la atacaban desde cielo y tierra. Las trasformaciones de Ron, que eran lentas y le costaban realizarlas, comenzaron a ser más fluidas y empezó a investigar que animales podía ser, abarcando gran parte del reino animal muggle.

En cuanto a ella, continuaba teniendo problemas, sin poderse concentrar adecuadamente y sin lograr ni rayar la superficie de lo que debía ser la magia que le mostro su prometido.

- ¿Dónde está Harry? -pregunto Hermione a la siguiente mañana mirando a todos lados.

-Tomo a Sofí y dijo que irían a Hogsmeade para curar a un idiota con gran ego- dijo Luna con una tropa de cien liebres de arena que correteaban por todos lados, mientras que ella lucia sudada y cansada. - Son tan lindos, pero cansa controlarlos-

-Espero no termine muerto- murmuro Hermione acariciando un conejo de arena que le movía las orejas de un lado a otro.

-Harry no es nada débil, además el no pondría en problemas a Sofí- dijo Neville que se dedicaba a hechizar a los conejos, haciéndolos estallar de nuevo en arena. Un entrenamiento en equipo.

-No hablo de el- dijo Hermione retirándose para continuar entrenando.

Paso a lado del área de entrenamiento de Daphne, la cual levantaba un elefante con la magia de Utgar y a pesar de que este estaba a diez centímetros del suelo, la chica no parecía cansada. El elefante no se movía, aunque barritaba algo asustado y como no cuando era Ron el peso que levantaba su novia.

Luego paso por el de Theo el que tenía un gran caldero, era casi lo que describían los muggles en las historias de brujas, un caldero enorme con una poción burbujeante. Pero en lugar de bruja verde con verrugas y risa maniática, era un chico azabache desaliñado y que gruñía molesto.

-Eh Hermione- la llamo al verla.

- ¿Qué pasa? -pregunto oliendo y viendo la opción. Lo que parecía una poción revitalizadora, la cual podría ayudarles a todo Pendragón a recuperar su energía para las clases del siguiente día.

- ¿Sabes para que Harry quiere que prepare tanta poción recuperadora y la encapsule? -pregunto Theo algo molesto.

-No, pero tal vez sea entrenamiento- dijo Hermione no todo convencida.

-Espero que sea para algo bueno, de lo contrario estaré muy molesto- comento Theo gruñendo. - Con esta cantidad, podría recuperar la energía de Hogwarts-

-Yo que se- dijo Hermione algo harta, por no lograr comprender esa magia antigua y por qué la preocupación por lo que estuviera sucediendo con Draco y Harry- Solo prepárala, ya veremos los resultados en algún momento- Se alejo y en voz baja murmuro- Espero-

- ¿Dijiste algo? -

-Esfuérzate-

Llego la hora de regresar al castillo, después de todo los dos días habían dado más frutos por utilizar varitas decentes y haber descansado de esa semana infernal de entrenamiento. Mas Harry no pareció y tuvo que pedirle a Dobby que llamara a los elfos y los llevaran a Hogwarts. Agradecía que el castillo permitiera las apariciones élficas y que Harry empleara tantos como los Pendragón.

El único inconveniente era que les dejaron en los campos del castillo. Subieron la colina y cruzaron hasta la entrada, paseaban ya por el gran comedor cuando una voz les hizo exaltar.

- ¡Chicos ¿Dónde han estado?!-Pregunto la profesora McGonagall algo alterada.

-Entrenando- contesto Hermione a lado de Daphne, ya que Ron estaba muerto de cansancio por utilizar su Metamorfoanimagia dos días continuos y de forma continua- ¿Qué pasa? -

- El profesor Dumbledore quiere hablar con… él- dijo la profesora dando una mirada a cada uno y luciendo algo sorprendida que la mayoría estuviera cansados y no pudieran ni hablar- Necesitan discutir lo que ha pasado-

- ¿Qué ha pasado? -pregunto Daphne cruzada de brazos.

- ¿No han leído el profeta? -pregunto la profesora mirándola con algo de inquietud. Ambas negaron. Miro a sus espaldas y se aclaró la garganta- Pasen al comedor a cenar y luego a dormir chichos, solo necesito hablar con la señorita Granger un momento-

Nadie se quejó y le obedeció. Ron quiso quedarse, pero estaba casi durmiéndose y su cabeza a veces daba movimientos preocupantes, de tal forma que lo mandaron directo a la cama.

-Síganme- dijo la profesora luego de asegurarle a Ron que le dirían todo y de que se fuera directo a la torre de Gryffindor.

Pasaron el gran comedor y se adentraron a la pequeña habitación de trofeos de detrás. Se sentaron ante el sofá y la chimenea, la profesora apareció el profeta y se los entrego.

El titulo decía "Mortifagos en África. Matan a decenas de magos y cientos de criaturas"

-Esto es…- comento Daphne horrorizada.

-Continúen leyendo- ordeno la profesora McGonagall mirando el fuego.

Hermione se aclaró la garganta y comenzó a leerlo en voz alta.

"Nuevamente, querido lector, les traemos noticias sobre los movimientos de los Mortifagos. Lamentamos que este conflicto continúe y que, como una comunidad mágica, pelemos. Mas el que no debe ser nombrado, no ha frenado sus atroces actos y eso lo demuestra con sus acciones en la reserva natural de Rumania y ahora con nuestros amigos y aliados la tribu Chaman de África, los Matakuhana. Un lugar donde criaturas mágicas y chamanes (magos de ese lugar) viven en armonía y un equilibrio respetado por sus creencias.

Ayer en la noche, los Aurores fueron alertados y antes de que pudieran llegar el asalto de los Mortifagos sucedió. Atacaron a la tribu y comenzaron a crear terror y destrucción. El ministro Rufus Scremengeour mando a su equipo de Aurores elites, liderados por Kingsley Shacklebolt fueron sin dudar a ayudar.

Nuestro reportero acudió al lugar también, encontrados con una escena desalentadora. La marca tenebrosa iluminando el cielo de verde y un fuego verde espectral iluminando la selva que cubre el lugar. "Desesperanza y miedo" Fue lo que sintió nuestro reportero.

La batalla librada, no fue solo dura y larga, si no que hubo bajas en el proceso, entre ellas un escuadrón completo de Aurores, familias de chamanes y varios Mortifagos.

"Estaban ganando, los que podíamos pelear protegíamos a los que no… pero aún estaban muchos civiles en el lugar" comenta Silver Clant Auror que acudió y participo en donde acontecieron los hechos "El bosque aun ardía y los hechizos volaban por cientos, a mi costado mi compañera recibió un hechizo dejándola fuera de combate y… solo quedábamos dos en donde nosotros estábamos. Y luego… se retiraron. Fue extraño muchos vieron su antebrazo y luego desaparecieron, no sé qué querían, pero lo que fuera… lo consiguieron"

Es suficiente para entender que el que no debe ser nombrado tiene un plan, uno cuyo avance continuo y aun con nuestros preparados Aurores no podemos detener.

El reporte de daños al lugar, es peor aún, fauna y flora nuevamente fue afectada. Entre las especies afectadas que habitaban en ese lugar eran los Quintaped, Gnomos, Runespoor, Moke, Swooping evil, Febust, Masquiats y el temido Urbadralis.

Cosa que ha puesto en alerta roja no solo a los protectores de nuestras criaturas mágicas, sino a todo el reino Unido, ya que el Urbadralis no fue dado por muerto, si no que han desparecido, la única pareja que vivía en libertad. Estas criaturas posen un cuerpo alargado y escamoso, parecido a serpientes y la dureza de un dragón, con su capacidad de lanzar escamas tan filosas como espadas y expulsar chorros de veneno corrosivo. Descendiente de las antiguas y extintas Urboboros, estas criaturas pueden volver a un estado de huevo si llegan a una edad avanzada.

Una criatura peligrosa y, tal vez, en manos de quien no debe ser nombrado.

Mas no todo es malo mis queridos lectores. Los magos y brujas se han unido y han presionado al Winzengamot de crear el puesto que propuso nuestro ministro Scremengeour y hora han aceptado.

Lo cual significa que han comenzado a buscar al mejor Auror y comenzaran las pruebas para seleccionarlo y enviarlo a luchar contra los Mortifagos y sus actos crueles.

Para más información de la batalla página doce, para información de las criaturas mencionadas, página quince y para información sobre las pruebas última página."

-Si Voldemort tiene al Urbadralis y un cola cuerno húngaro alfa… la pelea será muy desastrosa y complicada- dijo La profesora McGonagall algo bajo-Y lo del puesto especial de Auror… es… es obra de Harry ¿Cierto? -

-Sobre las criaturas… será complicado derrotarlas sin matarlos- dijo Hermione algo inquieta por esa información, algo no cuadraba, sobre todo ¿Cómo controlaba Voldemort a dos criaturas tan grandes y poderosas? - En cuanto al puesto de Auror… si es culpa de Harry-

No se sentía tranquila, era algo raro, como si de repente algo extraño se introdujera en su cuerpo sin razón alguna, como si le cosquilleara y ardiera su misma sangre.

-Tenemos que infórmale rápidamente-comento Daphne parándose y mirándola- El puesto lo quiso crear por alguna razón y si pierda la oportunidad puede que alguien más la tome-

-Vamos, seguro estará en la sala de…-

La puerta se abrió de golpe y entro una sudada, jadeante y asustada Sofí, la cual se tomaba el pecho y no podía hablar. Mas detrás de ella estaba Ginny la cual lucia cansada e igual de pálida

- ¿Qué paso están bien? -pregunto Hermione exaltada.

Tomo aire, Sofí, y dijo con voz aterrada- Están heridos, esos dos parecen muertos-