Abrió los ojos poco a poco, tratando de recordar lo que había pasado. Armó un escándalo en el edificio de la ONU, estuvo a punto de pelear con USSR, su hijo casi inicia una tercera guerra mundial, y terminó perdiendo el conocimiento. Se sentó en la cama, dándose cuenta de que estaba en un cuarto , bastante ordenado, con paredes blancas y detalles negros. Aún se sentía mareado, por lo que tardó unos minutos para levantarse, aprovechando para observar la habitación que parecía bastante normal, nada que le diera una pista de a quien pertenecía, pero por lo menos logró ver un reloj en una de las mesas de noche, sorprendiéndose cuando leyó en el reloj que eran las 9:00 a.m. y eso significaba que había pasado casi un día entero dormido.

Después de la sorpresa, notó las ropas que estaban a un lado del reloj, parecían haber sido puestas para que el las notara.

Se levantó sintiendo el cuerpo pesado, tal vez por estar varias horas dormido. Tomó la ropa poniéndosela, agradecido de que fuera de su talla y de su gusto, una camisa de color negro y unos pantalones negros. Se dirigió a la puerta para salir de una vez, pues no quería quedarse a esperar a que vinieran a explicarle las cosas, la paciencia no era su fuerte. Pero alguien se le adelantó, pues cuando estuvo frente a la puerta esta se abrió, dejando ver a su hijo que se notaba bastante preocupado al principio, pero cuando lo vio de frente su semblante cambió, soltando un suspiro de alivio.

Ambos se quedaron en silencio por varios segundos. Trataban de buscar las palabras adecuadas para iniciar la conversación, pero nada se les ocurría.

TR- Lo siento por lo de Polonia. - Pudo haber empezado con algo más de acuerdo a la situación, como disculparse por desaparecer, preguntar donde estaba su otro hijo o mínimo decirle lo mucho que había crecido, pero no, tenía que empezar con el tema mas incómodo para Alemania. No iba a negar que sentía curiosidad por el tipo de relación que tenía su hijo con el polaco, la familia alemana siempre había tenido algún tipo de atracción hacia el polaco, no necesariamente amoroso. Aunque ese si parecía ser el caso de su hijo.

Al- Tranquilo no fue tu culpa, solo un pequeño malentendido. -Se notaba bastante incómodo por el tema, no podía hablar de Polonia enfrente de su padre, no quería que se enterara que prácticamente era un acosador que sabía todo del polaco, pues con una simple pregunta podría empezar a hablar de este durante horas, además sabía que la obsesión de su padre hacia el polaco estaba relacionada con provocarle miedo. No quería decir algo que perjudicara al bicolor .

TR- ¡¿Pequeño malentendido?! Estabas a punto de iniciar otra guerra -Dijo con orgullo, sonriéndole ampliamente al menor, tomándolo de su hombro para demostrarle su apoyo. - Estoy tan orgulloso.

Al- ¡Papá! -Le reclamó con enojó, pues la situación no era algo por lo que debería de estar orgulloso, y no quería imaginarse el regaño que recibiría de ONU por haber amenazado a todos con una guerra, se había pasado mucho de la raya. Pero tenía que admitir que se sentía bastante bien al escuchar esas palabras procediendo de su padre, a pesar de que este desapareció hace muchos años.

TR- Lo siento lo siento, no pude evitarlo. - Reía por lo bajo al notar que su hijo si se había molestado por el comentario. -Era una pequeña broma.

Al- No es momento para bromas, ahora tenemos que ponerte al corriente con todo. - Dijo con expresión seria y voz monótona, acomodando sus lentes con las yemas de sus dedos, que hicieron que el mayor dirigiera su atención hacia sus ojos, notando el ceño levemente fruncido.

Esto sorprendió a Reich, cuando Alemania era pequeño siempre sonreía y tenía mucha energía como para correr durante todo el día. Siempre contagiaba su alegría a los demás, él era su rayo de sol que le impulsaba a trabajar todo los días. Ahora solo se preguntaba ¿Qué tanto sufrió su hijo? ¿Qué fue lo que tuvo que pasarle para que esa sonrisa tan alegre desapareciera? ¿Qué tan solo se sintió como para perder el brillo de sus ojos?

Al- Si tienes alguna duda házmela saber.

TR- Creo que ya debes de imaginarte lo que quiero preguntar. - Adoptó una postura seria, muy parecida a la de su hijo, pero por dentro sólo tenía miedo. No quería escuchar la respuesta, pues ya sabía lo que respondería.

Al- ¿Te refieres a...?- Sabía perfectamente a lo que su padre se refería, pero hablar de aquel tema era bastante difícil para él. Seguía doliendo como si hubieran pasado un par de horas de lo acontecido. Aquel día en que se quedó sin familia, perdiendo todo apoyo y esperanza de que las cosas mejorarían.

TR- ¿Dónde está tu hermano? - Preguntó dejando de darle vueltas al asunto, entre más rápido fuera, más rápido superaría el dolor. Sus manos temblaban, y su voz parecía que ya no saldría al sentir un nudo en su garganta.

Hubo un silencio largo en donde Alemania permaneció con la mirada en el suelo, diciéndole todo al mayor. Podía ver lo difícil que era siquiera recordar lo que fuera que haya pasado, y no quería ver mal a su ahora único hijo.

TR- Yo...- Soltó un fuerte y pesado suspiro, tratando de calmar sus sentimientos, pues ya tendría tiempo para llorar. Sabía que el dolor de Alemania fue mayor, tantos años en soledad debieron de haber sido difícil de pasar, y podía suponer que el orgullo alemán estaba presente en su hijo, y este no a de haber sacado todo lo que tenía dentro con alguien, ni siquiera con el estúpido polaco.

Levantó su mano para acariciar los oscuros cabellos del menor, teniendo miedo a ser rechazado. Puede que lo haya defendido en aquella junta, pero no notó algún rastro de felicidad por verlo, más bien fue pura protección, tal vez como un favor por haberlo criado.

Fue una gran sorpresa cuando sintió su mano ser apretada con brusquedad, e inmediatamente después unos brazos lo rodearon. Alemania parecía un pequeño niño, hundiendo su rostro entre su pecho y estrujando sus ropas con fuerza. Era aquel Alemania que dejó a su suerte, con tan sólo 12 años, tan inocente y tierno, siempre buscando la compañía de su padre y hermano, que se preocupaba y llegaba a llorar si alguno de los dos se iba. Justo como lo estaba haciendo ahora, soltando suaves y bajos sollozos que eran ahogados al tratar de reprimirse. Le dolía ver que a pesar de todo seguía tratando de ser fuerte.

Al- Fue mi culpa. - Logró decir después de controlar un poco su llanto. - Debí darme cuenta de que él estaba...- Calló al sentir las suaves caricias que lo reconfortaban, acariciando su cabello y espalda, recordándole a las veces que iba con su padre después de haberse caído o aquella vez que se perdió. El tacto de su padre siempre fue tan suave que llegaba a dormirlo.

TR- Nada fue tu culpa. - Lo tomó de las mejillas para secar sus lágrimas, esperando que estas hubieran parado. Le dolió aún más ver los ojos rojos y llenos de lágrimas, percibiendo el dolor y miedo que sentía. - No se donde estuve, o que fue lo que me pasó en estos años, pero eso no es excusa para no haber estado junto a ustedes. - Le dio una tierna sonrisa, sólo su hijo podía ver ese lado vulnerable. - Aún así me alegra que estés vivo.

Al- Negó lentamente mientras sonreía de igual manera, sintiéndose bien por hacerlo después de tantos años, una parte que creyó perderla por completo. - Me alegra que hayas vuelto. - Tener de vuelta a una parte de su familia era suficiente para el, sentía que ahora sus días ya no serian tan solitarios y aburridos. - Será mejor bajar para aclararte todo lo demás. - Volvió acomodarse los lentes tratando de que no se notaran sus ojos rojos e hinchados por el llanto. Abrió la puerta de la habitación dejando que su padre pasara primero.

TR- Vamos, tengo demasiadas preguntas por responder. - Se le notaba la emoción, pues en 80 años pudieron haber pasado muchas cosas, y la verdad quería saber si I. Japonés e Italia ya habían dado el siguiente paso. - Antes de desmayarme vi muchas cosas...curiosas. - Entrecerró los ojos recordando aquellas imágenes de la sala de juntas que lo tenían tan confundido.

Al- ¿Cómo que? - Empezó a bajar las escaleras junto a Reich, que buscaba la manera de iniciar con las preguntas.

TR- Sonrió al ya tener en orden las preguntas, empezando con la que se le hacía más importante. - Pues USSR tenía uno de sus ojos de diferente color, recuerdo muy bien que los dos eran verdes. Quisiera saber si el de a lado era Rusia y si sale con USA, por qué la verdad estaban muy juntos. Japón se veía extraño sin uniforme, había dos Italias y uno estaba muy junto a Japón, también la chica que estaba cerca se parecía a Japón, y ya te vi con intenciones de conquistar a Polonia.

Cuando entraron al comedor todos miraban a Reich, algunos con algo de vergüenza y otros con molestia, unos pocos lo miraban divertidos por que ya sabían lo que vendría.

USA- Ja ¡Te dije que querías conquistar a Polonia! - Rompió el silencio para burlarse del alemán al ver que el padre de este pensaba igual. Ese rumor a estado por bastantes años y nunca lo han confirmado a pesar de que parece ser bastante obvio.

Al- Mejor cállate friendzoneado. - Dijo molesto, no estaba de humor para tolerar las idioteces del estadounidense y menos cuando su día a estado transcurriendo mejor de lo que esperaba.

Mex- Eso hasta a mi me dolió. - Se metió solo para burlarse del de franjas, que sólo le levantó el dedo del medio.

Jap- Tal vez por que tú también lo estás. - Comentó sin intención de burlarse al pensar que el mexicano lo decía enserio. Seguido bastante confundida al escuchar como el estadounidense ahogaba su risa al ver al mexicano ofendido.

Mex- ¡Hey! ¿Qué no se supone que me ibas a ayudar con eso? - Le reclamó mas ofendido por la risa que por las palabras del nipón.

Can- ¿Ayudar en qué? - Había estado todo el rato en silencio, pero esas simples palabras del mexicano le alertaron, algo se traían esos dos y por alguna razón se sentía molesto.

Mex y Jap- Voltean a verse para volver a ver a Canadá haciendo visible su falsa inocencia para poner aun más celoso al canadiense. - Nada.

USA- Rusia diles que no me tienes en la friendzone. - Lo tojo del brazo acusándolo para llamar su atención y cuando la tuvo trató de hacerle ojos de cachorro, olvidando por completo que tenía sus lentes puestos.

Rus- Te lo diría pero no me gusta mentir. - Ni un rastro de sentimiento alguno se notó en sus palabras, y que decir de su expresión seria como de costumbre.

USA- ¡¿Que cruel?! - Se sostuvo el pecho simulando que le dolía el corazón, dejando caer su cabeza contra la mesa.

TR- Bravo, ahora tengo mas dudas. - Dijo sentándose junto a Italia mientras miraba atentamente la discusión de los demás.

I.J- Y eso que solo has visto a estos 6. -Estaba del otro lado de Reich, observando de igual manera el escándalo que al parecer fue creado por su hija.

TR- Estoy completamente perdido - Miró a Alemania que reía por la extraña situación en la que se encontraban, esa sonrisa que juró proteger hasta la muerte y por fin podía volver a ver. - ¿Qué tal si me vuelvo a dormir por otros 70 años? – Dijo en broma al no encajar en el grupo.

USSR- Yo me encargo de que duermas para siempre. - Estaba sentado frente al alemán, recargando sus codos en la mesa y su cabeza en una mano, mirándolo con completo odio y obvias ganas de iniciar una pelea.

TR- Ahora recuerdo que tu y yo tenemos algo pendiente. - Lo miró con molestia al recordar lo que pasó antes de desmayarse, y no se iba a quedar de brazos cruzados ¿Quién se creía ese comunista al tratarlo de esa forma?

Ambos se levantaron produciendo un estruendo al golpear sus manos en la mesa, tomaron el cuello de la ropa del contrario casi estando arriba de la mesa y levantaron el brazo contrario, impulsándose para golpear al otro. Alemania iba a parar a Reich junto con Italia y el imperio japonés se levantó para hacer lo mismo con USSR, ONU les había aclarado que no quería peleas y tendrían un castigo si descubría que lo desobedecieron.

Rus- ¿Su relación secreta de la que nos enteramos ayer? - Dijo respondiendo la pregunta del alemán mayor, que se quedó inmóvil al captar que los demás sabían ese secreto.

Al- Podrías callarte, no quiero imaginar eso. - Hizo una cara de asco y horror al escuchar a Rusia, estaba tratando de no pensar en esa reveladora noticia.

Mex- Se podría decir que ustedes son hermanos.

Rus y Al- ¡Vete a la mierda! - Ambos se voltearon a ver con miedo y enojo, eso nunca había pasado, mi cuando vivían juntos.

Jap- Aww, hasta dicen las mismas frases. - Recibió un par de miradas molestas que le advertían que se quedara callada. Sólo obedeció por que Alemania sabe...cosas.

USA- ¿Puedo decirte cuñado? - Se atrevió a decirle aunque se sorprendió al recibir un pequeño asentimiento como respuesta, solo para molestar al ruso.

Can- Ame, USSR te va a volver a golpear. - Dijo con miedo a que volvieran a herir a su hermano, ya había pasado en pocas ocasiones, aunque principalmente eran por caídas al estar huyendo del padre de Rusia.

USA- Tienes que admitir que es gracioso. - Volteó a ver a los "hermanos" que comenzaron a pelear por lo que dijo, aunque Rusia era quien le gritaba a Alemania que no era cuñado de Ame, y el alemán sólo lo ignoraba.

Can- Se queda callado mirando de igual forma a los contrarios. - Si, si lo es.

Mientras que ellos seguían peleando por amores, Reich y USSR estaban sonrojados por la vergüenza, y más al notar la cercanía que tenían. Habían olvidado que tanto contacto físico se usaba al pelear. Cruzaron miradas, manteniéndose así por unos segundos. El soviético no podía evitar pensar que los ojos azules de Reich seguían igual que antes, manteniendo su misma expresión y con el mismo azul tan profundo. Mientras el alemán se impactó al no reconocer esa mirada, parecía perdida y dolorosa, y aquel ojo casi dorado sobresaltaba bastante pero su ojo contrario seguía siendo igual que una esmeralda.

Se separaron bruscamente cuando sus dedos rozaron por accidente, cubriéndose el rostro para ocultar su evidente sonrojo, aunque sólo ellos se prestaban atención, los demás parecían estar bastante entretenidos con la pelea.

TR- ¡¿Les dijiste?! - Dijo molesto después de que sus cara volviera casi a su rojo original.

USSR- ¡¿Crees que yo les contaría sobre esa estupidez?! - Aún tenía un ligero sonrojo que trataba de ocultar jalando ligeramente su gorro.

IJ- ¿Por qué dices que fue una estupidez? Se veían tan bien juntos. - Siguió hablando sin percatarse de la mirada que Reich le dirigía ni las señas que Italia le hacía para que se callara. - La estupidez fue haber terminado.

TR- Con que fuiste tu. - Si no pudo golpear al soviético, entonces golpearía I. Japonés.

IJ- ¿Qué? Yo no dije...- Trato de explicarle pero el alemán lo interrumpió.

TR- No pongas excusas. - Tomó un cuchillo para untar mantequilla, apuntándolo justo al cuello del japonés. - ¿Cuáles son tus últimas palabras?

IJ- Si salgo vivo de esto voy a matar a Italia.

Reich se acercó a I. Japonés y este salió corriendo empezando una persecución alrededor de la mesa, mientras Italia reía y USSR se dirigía con el americano por que escuchó otro comentario de él hacia Rusia.

Así siguieron hasta que casi rompen una pintura que cayó cuando USA chocó con el, pero el mexicano logró salvarla, aunque eso no impidió que el alemán mas joven se enojara por desordenar su casa, todos se quedaron quietos al ver la expresión del alemán y la calma volvió... por unos minutos.