HOLA. Si, lo sé, no me lo tienen que decir, lo sé... si ya se... Okey vine aquí a publicar o a que me echaran en cara el medio año sin publicar.
OKEY. Mi culpa. Es que no tenía el tiempo, ni el momento adecuado de escribir, pero la historia está casi completa... si no contamos con las transiciones y los cambios de escenario que aún no he hecho. Pero ya nada más pasando la siguiente parte y la pelea de Harry, espero llevármela más rápido, pues al final es la parte clara y segura de mi mente. Luego... ya ven como lo termino rápido. Pero de publicar rápido ... no estoy seguro. Eso lo veremos.
así que una disculpa por el tiempo, pero no se preocupen, esta historia aún continúa avanzando.
Espero les guste este capítulo, y sin más los dejo continuar (porque llevo bastante sin publicar).
Lean, Disfruten y dejen sus comentarios
Capítulo 116.- Del yugo pasado renacer
Harry: Parte 1 (El ardor que irradia la noche)
En cada rostro y cada par de ojos se observaba la incredulidad y sorpresa que acababa de provocar. Y, a pesar de tener cientos de Mortifagos adelante, el único que miraba era a Voldemort, este poseía la cara más asombrada que nunca viera e incluso, por un instante, observo temor en sus ojos.
Daba pequeños pasos inconscientes y a su espalda la cadena tintineaba, replicando contra el suelo y mostrando aquel flujo de magia verde que se perdía en los bosques. El pálido dedo de Voldemort aún se encontraba estirado y la otra mano sostenía la varita con tal fuerza que parecía a punto de romperla. Era una sensación extraña, miles de ojos eran aquellos que se posaban sobre de si, incluso sobre de Voldemort, pero ninguno parecía real o siquiera tangibles, solo parecían sombras del oscuro y tétrico ambiente.
En ese momento para Harry le resultaba mucho más real Voldemort que Hermione, Ron, Daphne, Neville, Theo y Sofi a su lado; El resto del mundo se desvaneció entre las sombras y poco a poco, dejaba de importar el exterior solo quedaba la penetrante mirada de Voldemort y su figura: listos para su última batalla.
Con casi o nada de movimiento, por parte del ejército de Pendragon e incluso los Mortifagos, pasaron un minuto en silencio.
Como en múltiples puntos de los terrenos ardían fuegos, y las luces de las varitas, iluminaban al grupo de silenciosos Mortifagos. Algunos todavía llevaban la capucha y la máscara, pero otros ya tenían descubierta la cara y demostraban los golpes y heridas causados en batalla. Detrás de aquel pálido ser, parados a un costado el puente; llevando varitas encendidas, Bellatrix y Rodolphus, escudriñaba su cara como si fuera un monstruo salido de la nada. Incluso Lucius, Dolohov, Mulciber a su otro lado tenían las bocas abiertas. Otros Mortifagos podía encontrarles cierto parentesco familiar, sobre todo el señor Nott y el señor Greengrass.
Más apartados, dos gigantes de expresión cruel y rostros que deseo nunca volver a ver proyectaban sombras enormes en dirección del bosque tenebroso. Y ahí donde observo a un montón de hombres lobos encadenados a Voldemort, pero reconoció a Fenrir Greyback, un lobo mucho más corpulento y alto que los demás, pelaje negro manchado de sangre, sus uñas largas goteaban del mismo liquido; lo extraño era que estaba demasiado tranquilo. Algunos de ellos tenían heridas abiertas y otros incluso no parecían poder continuar de pie.
-Mi señor… es mentira- siseo Bellatrix a la derecha de su amo, tocando su brazo y murmurando en su oído. Existían casi 10 metros entre ellos, pero los sonidos le eran tan cercanos, que parecía que nunca había escuchado con tanta claridad.
Voldemort levantó la varita para ordenarle que se callara. Ella obedeció y se quedó mirándolo con gesto de adoración.
-Esa noche…-dijo el Señor Tenebroso con su aguda y diáfana voz, sin apartar la vista de sus ojos -… confié que te dañé lo suficiente. Veo que tendré que asegurarme que tu frio y pútrido cuerpo termine bajo mis pies-
Una sonrisa burlona surgió en sus labios, Harry estaba tranquilo, luego de lo pasado en su alma, de haber expulsado y acabado con los Horrocrux y enterarse de la verdad tras el alma y cuerpo de Voldemort, aquello no podía inquietarlo.
- ¡Te equivocas! - Harry habló tan alto como pudo, con toda la potencia de que fue capaz, porque sentía que existía mucha distancia. Al contrario, aquello fue como una explosión, sonó por todo lo largo del puente y con suficiente fuerza para que hasta sonara despectivo- Esta es la última oportunidad de todos ustedes. Ríndanse y seré piadoso, continúen este camino y desearan haberse rendido-
Sus miradas no se separaron un segundo, eran tan tensas que podrían intimidar hasta al más experto y antiguo guerrero, aunque Voldemort soltó una carcajada burlona. Dio un paso lejos de sus tenientes, luego otro y otro, hasta que habia avanzado bastante lejos de sus Mortifagos.
- ¡En cuanto comience la batalla continúen con el plan! - murmuro Harry a los Pendragon. - ¡Escojan un Mortifago y no lo dejen hasta que este fuera de combate! -
-De acuerdo- contestaron todos.
En cuanto los escucho comenzó a avanzar también, acercándose a la misma velocidad y rapidez hacia Voldemort.
La voz de McGonagall grito -¡HARRY! ¡NO!-
No giro la mirada, en ese momento estaba seguro de que nada de lo haría retroceder, y en cualquier momento podría saltar del puente y escabullirse para evitar cualquier truco que tuviera. Aunque esta vez, el iría directo por su cabeza.
-¡NO! ¡NO! ¡APEGATE AL PLAN! - Se le unió la voz de Sirius, de Kingsley e incluso de Dumbledore.
- ¡No se muevan! - Ordeno Ron con una voz de autoridad no antes escuchada - ¡Confíen en lo que hace! -
Bellatrix, también habia intentado seguir a Voldemort, pero de su lado las cadenas que salían de su espada se enroscaron y empujaron a sus tenientes para atrás con brusquedad. La mirada de la bruja era histérica y casi se le salían los ojos de las orbitas, mientras miraba a Voldemort y a Harry acercarse más y más.
En cada paso los cercaba, notaba la magia de Voldemort incrementar, salir de cuerpo e ir hacia su persona, él no fue la excepción; en cada paso su magia contrarrestaba la magia de su adversario y ahí donde se conectaban, de verdad surgieron chispas y pequeños rayos de energía que se desplegaban y creaban estruendo. Eso hasta que sus pasos comenzaron a detenerse y el siseo de la serpiente, que se enroscaba en sus hombros, fue audible para Harry.
{Prepárense para la segunda fase del plan de Ron} dijo Harry a Hermione por su mente.
{No creo que funcione la diplomacia con él} dijo Hermione de regreso {Así que todos estamos preparados}
Noto al hombre parado delante de su cuerpo, era como lo recordaba del cementerio, solo que ahora las cadenas salían por su espalda, la serpiente sobre sus hombros y su mirada era una línea vertical.
Nagini le miraba con aquellos ojos amarillentos y siseaba enfurecida, pero no hizo nada por atacarla, sabía que la serpiente estaba bien protegida, y si conseguía solo dar un indicio de saber que era el último Horrocrux, Voldemort, le lanzaría maldiciones sin parar.
Continuaban mirándose con fiereza, hasta que el Señor Tenebroso ladeó un poco la cabeza y su boca, sin labios, esbozó una sonrisa particularmente amarga.
-Harry Potter… -dijo en voz baja, una voz que se confundió con el murmullo del viento- El niño que sobrevivió. -
-Historia antigua, viejo. - dijo Harry alzando los hombros - No has logrado matarme hasta ahora y, por lo que sé, no lo lograras nunca-
De los cientos o miles de presentes, ni uno se movían, expectantes; todo estaba en suspenso, a la espera. Las cadenas de Voldemort replicaban contra el puente, Bellatrix jadeaba y Harry, sin saber por qué, sonrió. Voldemort había alzado la varita y apuntaba su pecho. Todavía tenía la cabeza ladeada, como un niño curioso, preguntándose qué sucedería si seguía adelante con su travesura. Harry lo miraba a los ojos con aquella sonrisa; un tanto inquieta por lo que ocurría y un tanto alegre de poderlo ver al rostro por primera vez y que su cicatriz no ardiera.
- ¿Qué me impide matarte ahora? - pregunto en un susurro.
-Nada- dijo Harry alzando los hombros de nuevo- Pero te gustan los cambios justos ¿No? "Ojo por ojo" Y por ello te daré una información importante. - los ojos morados le vieron y espero un momento- Si me matas y logras tu objetivo de obtener el castillo, no podrás irte nunca. El campo de protección mágico que puse este ligado a mi sangre y de otra persona. Solo matando a ambos se romperá esta barrera-
- ¿Y? - pregunto con una leve sonrisa.
Tenía que arriesgarse, no todos los días el señor tenebroso te escuchaba y si podía, quería obtener más información sobre el ritual que estaba llevando a cabo. Sentía la magia fluyendo hacia Voldemort, era algo muy antiguo y parecía que era muy cercano a magia pura, pero no lograba descifrarlo del todo incluso a esa distancia.
- ¿Recuerdas aquel día en el cementerio? Sangre por Sangre- dijo Harry arrastrando las palabras, intentando hacer que sonara lo más lento posible - Tú y yo compartimos sangre ¿O no? De este lugar solo saldrás porque nosotros dos quitamos la protección o por que tu estes muerto-
La cara pálida de Voldemort no podía ser más blanca, pero por un instante noto la frustración y tal vez se dio cuenta del error que cometió hacia años antes.
-Yo siempre gano no importa cómo, siempre gano-dijo Voldemort repitiendo las palabras de ese mismo día, aunque ahora tenía una voz trémula. - Tal vez creas que tu protección es indestructible ¡NO LO ES! -
-Claro, claro- dijo Harry poniendo las manos tras su nuca y mirándole con toda la seguridad que tenía -La atacaste con un hechizo que pudo destruir el castillo y más… aun así no lograste ni rasguñarla ¿Cuánto tiempo crees que te lleve romperla? -
-Al final me pedirás que te mate y a tus seres queridos- dijo Voldemort retirando la varita y mostrando como las comisuras de sus labios se alzaban -Te lo aseguro-
-Al final, te aseguro que el sol saldrá y tú no podrás observarlo- dijo Harry en el mismo tono que antes.
Algo cambio a su alrededor, los bosques se llenaron de llamas que subían tan altos como el castillo, el puente se resquebrajo y rompió, del lago comenzó a brotar vapor e incluso el castillo tembló desmoronándose en piedras, dejando un montículo de ruinas del increíble castillo que fue algún día. Entonces voces gritaron. Volteo a ver atrás un instante, todos y cada uno parecía verlo y asustarse, pues ahí a los pies de cada uno estaban cuerpos, sus propios cuerpos ensangrentados y sin vida. Al regresar la mirada Voldemort sonreía mucho.
-Eres muy anticuado, ya empezaste a envejecer y ponerte lento - dijo Harry, suspiro y con la mano libre tono sus dedos.
Esa ilusión se desvaneció con la misma rapidez con que había surgido, pero no regreso a ser lo que era. Cambio también, poniendo un cielo claro, sin ninguna nube, los campos verdes y arboles meciéndose por el viento de medio día. A su alrededor muchos alumnos divirtiéndose en todas partes, nadando en el lago, saliendo del bosque prohibido, volando en escobas, haciendo picnics junto a los terrenos. A la distancia el castillo resonaba de alegría. Pero poco a poco se desvaneció, somo si comenzara a disolverse en la oscuridad de esa noche, como si fuera solo un vistazo de uno de los días más felices del castillo, uno de esos días que todos añoraban revivir.
-Admítelo- murmuro Harry en cuanto la noche y todo volvió a su lugar, entre un punto medio de la imagen de Voldemort y la suya - En cuanto entraste a Hogwarts… no… en cuanto apareciste en el Valle de Godric para atacar a mis padres y matarme; en cuanto me elegiste… escribiste el destino con tu propia mano. Este final lo escribiste con tu sangre y la mía. Es el final y lo terminaremos como lo empezamos, juntos-
Voldemort llevo un dedo a su garganta y su voz sonó en las mentes de todos.
{Ganaremos la batalla y ustedes perderán, cuando la mitad este sin vida, los restantes implorarán unirse. Mis mortífagos los superan en número y el niño que sobrevivió no podrá hacer nada ante mi poder. No debe haber más guerras. Aquel que continúe resistiendo, ya sea hombre, mujer o niño, será sacrificado junto con toda su familia. Y ahora, arrodíllense ante mí, y lo salvare. Ríndanse y sus padres e hijos, hermanos y hermanas vivirán y serán perdonados, y todos nos uniremos en el nuevo mundo que construiremos juntos}
No se oía nada en absoluto, ni en los jardines ni en el castillo. Voldemort estaba tan cerca que Harry que sentía por completo su magia y estaba descifrando aquel ritual que le causaba escalofríos.
-¡NUNCA!-
El grito fue aún más fuerte de lo que hubiera esperado, no eran diez, ni veinte voces, eran todo el ejercito tras su espalda. Todos al mismo tiempo. Solo fue una palabra, pero significaba mucho más, algo que Harry le hizo pensar que ya habia ganado. Pues por primera vez desde los días oscuros, en que Voldemort atormentaba a los magos y brujas, todos estaban juntos y oponiéndose a lo que el significaba.
-¡SILENCIO! -bramó Voldemort con colera, dando pasos hacia atrás, esta vez mirando a su espalda de Harry, como si se acabara de dar cuenta que tenía más enemigos que solo el chico de la cicatriz en forma de rayo. -¡HAN ESCOJIDO LA MUERTE! ¡Y ESO TENDRAN!- Levanto la varita y hubo un estallido y un destello de brillante luz. Harry levanto la mano y en un instante, con una barrera en forma cónica lanzo aquel maleficio lejos de todo, golpeando la barrera que volvió a ondear con fuerza.
De repente sucedieron varias cosas a la vez. Se oyó reír a otra mujer y comprendió que Bellatrix se regodeaba con lo que pasaba. Frente a ellos, Voldemort estaba estirando los brazos mientras sus piernas estaban pegadas y se alzaba un metro en el aire. Comenzando a elevarse con suavidad, mientras que este daba una sonrisa amplia, tal vez complacido de aquello. Al alcanzar cinco metros sobre las cabezas de todos, parecía extasiado; mientras que los Mortifagos se reían a carcajadas, los demás soltaban exclamaciones de asombro.
Mas a su espalda, los Pendragon comenzaron a reírse también, provocando que el resto bajara el volumen.
- ¿¡Eso es lo mejor que puedes hacer!? - pregunto Ron con fuerza.
- ¡Apenas y puedes despegar! - salto Theo también.
- ¡Échale ganitas, unos veinte años más y podrás volar! - dijo Daphne también.
Las risas, voces de asombro e incluso gritos de sorpresa se incrementaron. Harry ya no estaba en el suelo, estaba flotando a su misma altura. Pero al único que veía era a Voldemort, tenía los ojos abiertos y la boca medio abierta, observándolo volar más rápido y con más gracia que él.
- ¡¿Asombrado?!- pregunto Harry lanzando su magia hacia Voldemort, el reacciono y relámpagos surgieron en el aire - ¡Veamos que tanto poder tienes Tom Ryddle! -
Entonces se oyó el grito colérico de Voldemort. Era como si cientos de serpientes crearan un horroroso sonido que rompió la noche y asustara a todo aquel que lo escuchara. En un instante sonaron los gigantes de Voldemort respondieron a su grito con rugidos, y también se oyeron ruidos de cascos y de arcos tensándose, y una lluvia de flechas cayó sobre los mortífagos, que rompieron filas, desprevenidos.
Voldemort volvió a lanzar un hechizo directo hacia ellos, por lo que solo intercepto el hechizo, una vez más con facilidad. Aquel hechizo volvió a explotar en la barrera, pero a nadie sorprendió que esta no se desintegrara
En cuestión de segundos reinó el caos: los centauros, duendes, gigantes, elfos, hombres lobo y el resto del ejercito lanzaron magia contra los mortífagos. Cientos de ráfagas de todos colores, flechas, objetos e incluso vio múltiples cosas volar por debajo de su cuerpo y en dirección de los Mortifagos. Aquellos que lograr evadir e incluso revotar los encantamientos ya lanzaban una ola de maleficios. Esperaba que ya hubieran iniciado la segunda parte de su plan, que no se estuvieran dispersando; Escucho a Ron y el resto de Pendragon gritar una sola orden "Al castillo" y casi de inmediato todos comenzaron a correr en dirección contraria, para resguardarse en la fortaleza que era Hogwarts.
Por su lado estaba concentrado en Voldemort, el cual se encontraba arrojando hechizos a diestro y siniestro mientras se retiraba con lentitud y sin dejar de gritarles instrucciones a sus seguidores. Harry realizó más encantamientos escudo, y dos víctimas potenciales de Voldemort, Seamus Finnigan y Hannah Abbott, lograron salir del puente antes de que este fuera explotado por uno de los maleficios. Observo como ahí a lo lejos, la gente comenzaba a rodear Hogwarts, buscando una entrada e incluso escalándola.
Hermione, Ron y el resto se habían dispersado, no los veía, pero sentía sus magias comenzar a pelear contra algunos tenientes de Voldemort. Incluso Sofi estaba en la contienda, suponía que estaba intentando ser de mayor ayuda fuera que en la sala de menesteres; y aunque pudiera revisar toda la situación en la que estaba, dudaba que pudiera decidir por ellos, así que enfrentaría el problema principal. Tom Marvolo Ryddle.
El cual un volaba a una distancia prudencial, mirándolo, mientras lanzaba potentes hechizos destructivos y el solo los desviaba a donde no hicieran daño o rebotaba directo a los Mortifagos que se quedaron atrás. Estaba preparándose para utilizar un vuelo veloz y llegar a su cuerpo para golpearlo, cuando Voldemort freno sus ataques, sonrío y silbó algo, algo que entendía era parcel, puesto que sonaba a una enorme serpiente amenazándolo, pero no entendía que salía de su boca.
{Maestros, el parcel, no lo entiendo ¿Por qué?} pregunto en su mente, pero nadie le respondió, se llevó la mano al cuello y se percató que no estaban ahí. Que de alguna manera los habia perdido, no sabía ni donde estaban, no podría atraerlos con un Accio y menos irlos a buscar en ese momento.
Mientras intentaba recuperarse de la conmoción por no tenerlos, una enorme sombra se alzó. No, no era una sombra, eran decenas de ellas, casi todas del mismo tamaño y forma, algunas asemejaban a seres humanos, como personas flotando, con túnicas raídas, mohosas y ondulantes al viento; aunque sin rostros definidos y con esos ojos blancos de membrana, la boca putrefacta abierta y mal oliente. Los dementores salían del bosque como un puñado de abejas, furiosas e irritadas por haber tirado su panal, solo que estos seres eran mucho peores.
Aunque no eran los únicos que acaban de salir del bosque, otras figuras avanzaban hacia ellos, detrás del boque algunas volando y otras pasando entre los árboles. Entre ellos pudo reconocer las criaturas que Voldemort habia secuestrado; el dragón alfa, a Caicai y el Urbadralis. Y otros que no tenía idea que estaban entre sus filas, aquellas criaturas eran de alta peligrosidad; Un Runespoor (una gigantesca serpiente de tres cabezas que se camuflaba), también un Snallygaster (una criatura parecida a un dragón pequeño, solo que con alas emplumadas, cabeza deforme entre gallina y dragón, y solo con las patas traseras), también una mantícora (la cara de un hombre, en la cabeza y cuerpo de un león, junto con la cola de un escorpión) y un Lethiforld, (Algo así como una manta grande y oscura, que podría ser una sombra extraña).
Todos ellos estaban encadenados, ya fuera del cuello, o de alguna de sus extremidades incluso el Lethiforld (que era extremadamente escurridizo), y estas eran las cadenas que salían de la espalda de Voldemort. El color verde que entraba a su pálido cuerpo, venia de aquellas criaturas, que de alguna forma se veían enfermas y débiles.
- ¡Es hora! - murmuro Voldemort comenzando a retirarse, mientras que de las cadenas algo surgía, no era un dementor aunque tenia forma humana y no parecía humano, por lo mal que se veía -¡Dadme el tiempo necesario! -
Tenia la piel cetrina tan pálida y pegada al hueso que le daba el toque de un cadáver; era tan delgado que cualquiera pensaría que se rompería con solo un movimiento, el alzo la mano y un fuego verde surgió. El fuego ilumino su rostro, los ojos estaban brillando con un verde espectral, además de tenerlos hundidos y oscuros alrededor. Mostraba una mueca de terror permanente además de una fea cicatriz que cruzaba su cara y parte de la nariz, dejándolo sin un pedazo de ella.
- ¿Rabastan?- murmuro Harry, recordándolo de los carteles de los Mortifagos. Aunque no era ni de una sombra de lo que fue.
En el momento que Rabastan lo comenzó a tacar, sintió la magia de los dementores girar alrededor de Voldemort, estaba intentando algo y si no lo detenía, podría volverse peor. Un escalofrío le recorría la columna y le atemorizo, algo oscuro y ruin ocurría. Tenía que eliminarlo en ese momento, terminar todo de una buena vez por todas.
Se lanzo volando a todo lo que podía directo a Rabastan, que acababa de apuntarle con el fuego verde y de alguna forma mostrar parte de su brazo, donde mostraba runas y un extraño triangulo mágico. Las cadenas negras que brillaban de verde estaban fundidas a la carne, en una transición nada natural, y como ahí donde la unión de carne se volvía metal, supuraba una baba negra.
- ¡QUITATE DEL CAMINO! - Grito Harry alzando la varita, convocando un punto rojo intenso, si era necesario lo volaría en diez mil partes.
Solo pudo ver el fuego cuando ya estaba bajo su barbilla, le dio de lleno en la cara, lanzándolo por los aires a toda velocidad, con la piel ardiendo y sin saber dónde era arriba o abajo. O eso fue hasta que golpeo la dura roca del castillo, su espalda destrozo la columna de la entrada, traspasando el patio y rodando hasta las puertas dobles que daban al interior. Quedando sobre su costado, hincado y cubierto de escombro, con Aurores pasando a su alrededor.
- ¡¿Estas bien?!- pregunto la voz de la profesora McGonagall, inclinada y alterada en su totalidad.
- ¡Vayan adentro! - dijo Harry levantándose y sin perder tiempo comenzando a flotar.
- ¡¿Que sucede Harry? ¿Continuamos el plan? - pregunto Ron que venía acompañado de Hermione, ambos lanzando el escombro de la columna al cielo, donde los Mortifagos cubiertos de humo negro volaban.
Uno de ellos choco con la piedra y cayeron lejos de ellos.
- ¡CONTINUEN TODO! ¡DEBO PARARLO AHORA! -
Neville y Theo: Parte 2 (Los escuderos que disparan a las tinieblas)
Ahí estaban a lado de sus amigos, mirando Harry y a Voldemort enfrentándose, incapaces de saber si verían otro amanecer. Aunque no era necesario, ya había tomado la decisión de que esa noche se levantaría contra aquellos que se hacían llamar puristas y seguidores del lord oscuro. Contra lo que Voldemort representaba. Y si eso significaba morir, lo aceptaría, ya no tenía nada que perder. Solo le quedaba aquellos a su lado y una chispa de esperanza en que el futuro fuera mejor.
Cargaba con Neville, mientras Harry hablaba, al final no había nada que pudiera hacer por él chico, ni Sofi quien había aliviado su tensión mágica, pero no presentaba una herida que pudiera sanar. Ocupo mucho de su magia y no la recuperaba al mismo ritmo, por eso se notaba pálido y cansado, aunque, lo sorprendente, era que sus ojos se mostraban tan firmes y fuertes que cualquiera hubiera jurado que no era el mismo Neville que conocieron. Una sonrisa socarrona surgió en su boca, al final nadie sería igual a antes de la guerra y puede que el mismo fuera muy diferente a cuando hablo con Harry por primera vez.
Entonces se oyó el grito colérico de Voldemort. Era como si cientos de serpientes crearan un horroroso sonido que rompió la noche y asustara a todo aquel que lo escuchara. En un instante sonaron los gigantes de Voldemort respondieron a su grito con rugidos, y también se oyeron ruidos de cascos y de arcos tensándose, y una lluvia de flechas cayó sobre los mortífagos, que rompieron filas, desprevenidos.
El hechizo de Voldemort fue directo hacia ellos, por lo que sin pensarlo levanto la varita y estaba preparado para interceptarlo, cuando Harry se interpuso, haciendo revotar el hechizo hacia un lado sin problema alguno. Golpeo la barrera con tal brutalidad, que otra vez la cortina protectora ondeo con la fuerza y parecía romperse. Tenía que actuar para poner a salvo a Neville y poder ayudar lo más posible.
En los siguientes segundos todo fue puro desorden. Hechizos, flechas y un montón de cosas más fueron en dirección de los Mortifagos, mientras Ron gritaba - ¡AL CASTILLO! ¡DEFIENDAN EL CASTILLO! –
Theo comenzó a correr con Neville a cuestas, el chico estaba mucho mejor que antes, por lo menos ya no jadeaba, pero avanzaba a trompicones y parte de su peso estaba sobre su hombro, por lo que apenas y lograban correr. Avanzaban a trompicones, más cuando vea al gran cumulo del ejercito ir directo al castillo, en una estampida monumental, aunque algunos salieron volando. Estaban muy cerca del final y podrían tener mucho terreno para poder ir sin problema, pero estaba jadeando por el esfuerzo y sus piernas ya no lo sostenían tan bien.
- ¡Te ayudo! - dijo Daphne decidida a tomar el peso de Neville, más antes de que lograra sujetar su hombro, una nube negra paso a su alrededor.
- ¡TRAIDORA, PAGARAS AHORA! - grito la voz de un hombre.
- ¡Daphne cuidado! - grito Luna que estaba a su lado.
Un instante después ambas fueron retiradas por la nube, las arrastraba por el cielo, dando círculos y volando en dirección del castillo. Levanto la varita y busco a Hermione y Ron también habían desaparecido, no tenía idea de donde estaban, pero en un solo segundo estaban fuera de su alcance.
- ¡Debemos ayudarlas! - dijo Neville a su lado, intentando correr, pero sus piernas fallaban.
- ¡Sofi llévate a Neville…- comenzó, más al girar a su derecha vio la cosa más extraña.
La chiquilla corría y saltaba, evitando las garras de un enorme Lobo, el cual intentaba atraparla. No sabía si podría ayudarla, más giro y apunto su varita - ¡Impedimenta! -
El hechizo fue fuerte, más Neville lo desbalanceaba, fue hacia abajo, golpeando la piedra y deteniendo a ambos en el aire, vio a Sofi rodar por el suelo, mientras unas garras filosas rasguñaban la piedra y sacaban chispas en todas direcciones. Giro la varita y esta vez Neville levanto la suya también con la mano que tenía libre, más una cortina de humo negro se puso en medio y de entre ella surgió un obstáculo. Un Mortifago sin mascara, con cabello azabache, ojos negros y fríos, piel pálida y cetrina, además dos cortes desde su barbilla hasta su oreja derecha.
- ¡Hola, hijo! - dijo el hombre lanzándose hacia ambos.
- ¡BOMBARDA! -Grito Theo sin pensar, el hechizo iba directo a su padre, en el último instante este se desvío explotando el muro. Neville habia desviado su hechizo de alguna forma, jadeo y lo sujeto con más fuerza. - ¿QUÉ DEMONIOS HACES? -
Su padre ya estaba sobre de ellos, sus ojos lo miraban llenos de ira, una mueca de desprecio y apretando la varita, como listo para matarlo. El correr en cualquier dirección era imposible con Neville a cuestas, así que solo decidió rápido. Envió toda la posible magia que tenía a la hebilla en su cintura, una burbuja surgió de ella y creció en un instante, tanto para absorberlo y a Neville adentro, parecía que estaban en una enorme esfera de cristal. Su padre llego a la esfera golpeándose de cuerpo entero contra la esfera, al siguiente instante lanzaba tantos hechizos y maldiciones que estas parecían no tener fin, pero todas revotaban o hacían brillar la esfera de azul por unos instantes. Era una versión diminuta de la enorme protección que cubría todo Hogwarts.
Por su parte no sabía si lanzar un hechizo saldría de la protección, prefería evitar todo ello, aunque no pudo evitar activar su dispositivo regalado por Harry, del anillo brillo color plata y en su mano apareció el "Revólver", y aunque no entendía cómo funcionaba aquel cachivache muggle, solo pudo sacar aquella cosa cilíndrica que giraba y tenía huecos para las opciones, con la ayuda de la varita metió 7 y lo cerro. Alzo la mirada a tiempo, o no tanto, notando como su padre se habia alejado en su forma de humo, dirigiéndose a ellos y con toda fuerza y cubierto de algo oscuro y formas de puntas.
Los golpeos con fuerza, tanta que la esfera tembló y se desprendió lanzando a ambos directo al lado oeste del castillo, se mantuvieron en el aire mientras su padre los empujaba con fuerza, luego su rostro apareció por el cristal y sonrió.
- ¡Carajo!- gruño Theo aferrado a Neville, viendo a su padre volverse alejar un poco de la esfera, cayeron y se desplomaron sin control alguno. - ¡SUJETATE FUERTE! -
Theo apunto hacia arriba y giro dos veces el barril antes de jalar del gatillo y disparar. Las pociones surgieron con una luz naranjada, viajando atravesó de la esfera y explotaron bajo sus pies. Apenas el estruendo surgió salieron disparados hacia el cielo, aquello no era un viaje cómodo, se golpearon con las protecciones varias veces y giraban sin control alguno, no sabía si estaban subiendo o bajando, más volvió a disparar, esta vez un hechizo impulsor muy fuerte. Tanto que cuando lo activo, sus caras quedaron compactadas contra la barrera y que por poco chocan con un montón de Mortífagos que estaban en el aire y casi derriban a un par de Aurores en sus escobas.
Apunto otra vez y apunto al Mortífagos que se acercaba volando en su dirección. Los juguetes de Harry son divertidos, pensó sonriendo por lo que acababa de hacer sin tanta magia. Disparo tres veces más, los disparos fueron directo contra los Mortifagos, quien no pareció hacerle daño al instante, pero luego se desplomaron de sus escobas con tanta fuerza y rapidez que cayeron como peso muerto.
Giraron y sin saber cómo comenzaron a rotar al golpear un muro del castillo, rodaron un par de metros y algo trono, seguido de un quejido de Neville y al final caían directo a los invernaderos. Apunto una vez más al suelo y disparo, aquel hechizo comprimido los ralentizo los suficiente para quedar un metro sobre los invernaderos.
-Eso estuvo cerca- suspiro Theo mirando a Neville sujetando un brazo y jadear con fuerza.
El hechizo termino cayeron, el cristal trono y se dieron boca abajo contra el techo de cristal del invernadero y de inmediato fracturando todo el techo de cristal en el proceso.
- ¿No había algo más suave y menos letal en que caer? - Se pregunto Theo sabiendo que vendría.
-No creo, a menos que atravesáramos un muro y termináramos en alguna cama de los dormitorios- se quejó Neville apoyándose sobre el cristal cuarteado para levantarse y con un nuevo moretón en su mejilla.
- ¿POR QUE DETUVISTE MI HECHIZO? - Pregunto Theo colérico soltando a Neville y levantándose, la protección se desvaneció en cuanto lo hizo. - ¡LE ESTABA POR DAR! -
-Estaba por desviarlo- murmuro Neville aun en el suelo, sujetando el brazo, que comenzaba a hincharse y ponerse morado, tal vez lo tuviera roto.
- ¿Y QUE? HUBIERA CONTINUADO LANZANDO HECHIZOS-Grito sin controlarse, lanzando un pedazo de vidrio de una patada al muro.
-Sofi estaba detrás, si fallabas o él lo dirigía el hechizo a ella, hubiera salido lesionada- gruño Neville levantando la vista, parecía enojado, adolorido y tal harto de que le gritara - ¿No lo pensaste? -
Theo solo miro las telarañas de grietas del cristal, no podía aceptar que se olvidó de Sofi y que tal vez por su colera hubiera incluso dañándola. Aunque no sabía si su pelea contra un hombre lobo sería mejor, pero al contrario de lo que él hubiera hecho, Neville estuvo en lo correcto.
-Quédate aquí, enviare a alguien …- comenzó Theo observando el techo, no resistiría mucho, pero podría bajar.
Lo vio tarde, la columna de humo fue en picado hacia ellos, solo puro agitar la varita a un lado, haciendo que Neville fuera expulsado hacia un lado saliendo, golpeando contra el filo del invernadero, se quejó, más evito al Mortífago que cayeron del cielo. El techo cedió ante la caída brusca y los 3 se desplomaron adentro. Golpeó la jardinera y su cabeza tocó algo que le quemo y saco un quejido, pues aquello ardía. Sin embargo, estaba cubierto de tierra y el lugar tenía unas pequeñas plantas que movían sus delgadas ramas como látigos. Se habían desplomaron sobre las macetas de los invernaderos, cubiertos de cristal y varios filosos pedazos por todas partes, habia sido un milagro que no salieron con cortes o degollados. Las plantas le quemaban al tacto, por lo que rodo aplastando un montón de plantas que se movían hasta el duro suelo de piedra.
El Mortifago camino por el lugar, como si no hubiera prisa, pisaba los cristales en dirección de Neville, el cual estaba de espaldas contra la puerta, con una mirada al Mortifago y sosteniéndose su brazo con más fuerza. Su cabeza dolía por el golpe, más cuando sus brazos intentaron levantarlo, parecieron de gelatina y su visión se volvió negra.
- ¡Últimas palabras! -
- ¡Saccsacta! - murmuro Neville sin moverse.
Una luz nacarada golpeo al Mortifago revotando como una pelota en el suelo y luego al Mortifago. Solo paso un segundo ante de que se le doblaran las rodillas como si fueran de goma sin hueso alguno y luego los brazos, al final parecía un trapo sin ningún sostén en su cuerpo.
Theo le temblaron los brazos, pero logro levantarse y mirar al chico que con esfuerzo también se levantaba. - ¿Qué le has hecho? - pregunto pateando al sujeto que ni se quejó, es más al tocarlo con el pie, parecía que no poseyera hueso alguno.
-La maldición sin huesos- murmuro Neville parado, pero apoyado contra un estante con regaderas y tijeras de podar. -Es… temporal… espero-
-Tu sí que das miedo- dijo Theo mirando el cielo, donde pocos o casi ningún Mortifago volaba. - ¿Tu brazo está bien? -
-Tal vez partido en dos, pero sobreviviré- gruño Neville al tocarlo para verificar.
-No por mucho- la voz de su padre. Giro en redondo y con el revolver en mano disparo, pero no paso nada, se habia olvidado recargarlo.
Mas Neville ya estaba lanzando hechizos y protecciones, destruyendo macetas y plantas, más al tener su magia tan baja su cara se llenó de sudor y pareció al punto del desmayo. Su padre no le dio tiempo, lanzo uno de los contenedores de plantas a Theo, quien cerraba el revólver luego de recargarlo con prisa, estaba tan desprotegido, que no supo más que un montón de tentaculas venenosas se le venían encima. Sin parar apunto y disparo, parando la mesa, corrió a Neville el cual, hacia esfuerzos por no desmayarse, le sujeto de la cintura y lo cargo en su hombro. Una segunda jardinera estaba sobre de si, con un tipo diferente de planta.
- ¡Mandrágoras! - murmuro Neville semi consciente.
Si era tal cual dijo Neville, aquello podría ser mortal, volvió a disparar, esta vez la jardinera exploto, decenas, por no decir cientos de pequeños bebes amorfos, llenos de tierra y con llantos se desperdigaron por todos lados. Mas Theo no los escuchaba, no del todo, parecían murmullos lejanos, entonces noto sus oídos cubiertos con una especie de orejeras plateadas.
Neville se tapaba su oreja libre con la mano sana, pero parecía gritar y comenzar a ponerse rojo por el dolor que con seguridad le provocaba el llanto. Le habia protegido con el artilugio de Harry. El chillido de las mandrágoras que todo el cristal alrededor vibraba, su padre parecía no haber entendido que planta era y sus efectos, se cubría los oídos e igual que Neville comenzaba a ponerse rojo, aunque el salió corriendo, creando un hueco en el invernadero. Él se apresuró detrás, pues Neville pasaba ahora al morado.
Aun afuera el dolor de Neville no paraba, se notaba que era una tortura, pues ya lo arrastraba, sin fuerza alguna y sin poderlo cargar más. Agradeció ver a su padre salir también por uno de los muros destruidos e ir a los campos, con seguridad era un ligar ideal para poder evitar el llanto mortal.
Salió por el muro ya arrastrando a Neville por el campo verde, pasando sobre un campo destrozado, con tierra en todos lados e incluso raíces arrancadas del suelo. - ¡Silencio! - grito Theo lanzando un hechizo al hueco, donde el llanto paro y Neville se desplomo con los ojos entrecerrados y gimiendo de dolor, las orejeras desaparecieron. - ¡Neville! -
Algo salió volando, su padre barrio el suelo, y noto dos cosas de inmediato, la primera el sauce boxeador estaba a un par de metros de si, la segunda que ahora estaba atacándolo.
- ¡Ignite! -
Una llama de fuego se encendió a la rama que lo atacaba, este cambio su trayectoria y se incrusto en el suelo con todo y llamas.
- ¡AMOR, ES NEV, ¡ES NUESTRO NEV! - grito una voz desesperada.
Theo levanto la mirada, viendo a un grupo de 12 acercarse, dos de ellos eran los padres de Neville, también Percy y Charlie Weasley, junto con Nigel y varios alumnos de últimos cursos de Hogwarts.
- ¡Mamá! - murmuro Neville al escuchar su voz.
- ¡Si amigo, ella está aquí, no te rindas! – gruño Theo pues le dolían donde las tentaculas le quemaron la piel, su fuerza era nula y aún peor era la punzada en su cabeza.
- ¿Cómo están? - pregunto el señor Longbottom al llegar a ellos, mientras la señora Longbottom se arrodillaba a sujetar a Neville y se ponía pálida.
-Vivos- contesto Theo, sin poder creer que aun tuvieran tiempo para hablar, era extraño.
- ¡Los medimagos no tardara, se llevarán a Neville y Theo, los debemos proteger hasta entonces! - dijo Percy mirando detrás - ¡AQUÍ VIENEN! -
- ¡Tranquilo hermano! ¿Pareciera que nunca has tratado con criaturas feroces? - rio Charlie mientras se arremangaba la playera hasta los codos. - ¡Vamos a ver qué tan rudos son ustedes! -
-Debí quedarme en el archipiélago-murmuro Nigel con temor.
El retumbar del suelo, la voz estruendosa, el que el sauce boxeador se peleara con algo de su tamaño y peor aún, el que todos atacaran al mismo tiempo, mientras la señora Longbottom intentaba atender a Neville, le hizo levantar la vista.
Dos gigantes se acercaban, de forma torpe y perezosa, aunque al final eran enormes masas de poder destructivo y bruto, sin contar que pocos o casi ningún hechizo era efectivo contra ellos. Se levanto con un mareo, ya que no serían suficientes para derribar a los dos, más algo le hizo girar a su espalda, notando una figura igual de peligrosa, su padre también se levantaba, sangrando de la boca y con la cara desencajada de odio.
- ¿Por qué? - pregunto Theo sin miedo, dando débiles pasos hacia su padre.
- ¿Por qué la mate? - pregunto su padre escupiendo sangre, sonrió y estiro la mano como si le pidiera acercarse, lo cual hizo. -Por ti hijo mío…-
Freno, un baño en hielo o que le dieran la paliza de su vida no hubieran creado tanto dolor e ira bullendo desde su interior. - ¿Por mí? - pregunto inconsciente, pues, aunque su boca y cuerpo se movieron, su mente estaba desconectada intentando procesar el día que vio morir a su madre, con lo que decía su padre.
Recordó una habitación oscura, iluminada por una chimenea, su madre sentada en el suelo junto con el mientras el abría su regalo de cumpleaños, una quaffle nueva. La ventana exploto, su madre cubriéndolo con su cuerpo, aunque golpeándose por la explosión. Luego solo su madre siendo arrastrada lejos de el por el cabello, mientras gritos y suplicas surgían de sus labios, aquel hombre encapuchado y con mascara apuntándole, un rayo verde y silencio. La quaffle rodaba con sangre, mientras se arrastraba intentando llegar a ella y el hombre encapuchado caminaba por el jardín de la casa alejándose y sin siquiera mirarlo mientras el llanto surgía y su grito se escuchaba en todos lados.
-Te estaba haciendo débil- dijo su padre como si fuera lo más sencillo del mundo -Esa mujer debió solo darme un heredero y callar mientras crecía, mas… hizo de ti un títere -
La batalla a su espalda era intensa, incluso escuchaba el crujir del sauce boxeador al intentar derribar a los gigantes, pero todo dejo de importar, solo estaba él y su padre. Caminaba en su dirección, sin saber por qué, con los ojos llenándose de lágrimas y temblando.
- ¡Te quise hacer fuerte! ¡Que vieras que el señor Oscuro era tu familia, que los Mortifagos serian tus compañeros! ¡QUE SERIAS FUERTE! - Dijo su padre al verlo más de cerca - ¡Y al final esa perra te infecto! ¡Te lleno la mente de basura y dejo que tu magia se desperdiciará con los impuros y traidores! ¡TE VOLVISTE UNA ESCORIA COMO LOS SANGRE SUCIA! -
Continúo caminando, el revolver y varita en las manos, mientras observaba a su padre, aquel que durante los dos años antes de Hogwarts, le enseño magia, le educo y obligo a trabajar duro para complacerlo. Le enseño la historia de Voldemort, de los Mortifagos y le hizo creer que eran la salvación del mundo mágico. Y solo cuando vio lo que creaban, cuando noto el terror de todos y el que su padre viera a Voldemort con idolatría, sin importarle nada, sin considerarlo, sin criterio propio y… a su padre matando en su nombre lo entiendo. Él no lo seguiría, él no quería ser un Mortifago, ya que él solo podría matar a sangre fría el asesino de su madre.
- ¡Theo, no! - Murmuro Neville a su espalda, no volteo, pero supo que su amigo comprendía que haría. Mas no se detuvo, solo continúo caminando, preparándose para lo que haría, aun si su alma se desgarraba, su padre moriría por su mano.
- ¿¡Hacerme fuerte?! ¿¡Que viera a un asesino como familia? ¿A los Mortifagos como compañeros? – dijo Theo antes de sentir como las lágrimas empapaban sus mejillas -Yo soy fuerte, y tengo una familia, también amigos por los que daría mi vida- Llego a un metro de su padre y se detuvo viendo sus ojos directo, no habia nada que le indicara que lo viera como familia de verdad, no, no como los Pendragon lo hacía, no como sus amigos lo veían, aun con todos y sus estupideces y la traición hacia Harry y Hermione -¡MI MADRE NO ME INFECTO, NO ME LLENO LA MENTE DE BASURA Y ME DIO ALGO POR LO QUE VIVIR! ¡JAMAS LA VOLVERAS A NOMBRAR O LLAMAR PERRA! ¡ELLA ME DIO ESTE FUTURO, ELLA ES LA CAUSA DE QUE AHORA PELEE POR MIS AMIGOS Y MORIRE CON ELLOS SI ES NECESARIO! - su padre lanzo un hechizo, más Theo solo levanto el brazo desviándolo con las muñequeras y luego le apunto a la cien con el revolver - ¡NO SOY UN TITERE COMO TU! - Vio a su padre con miedo por primera vez, como si no pudiera creer lo que pasara - ¡AVADA KEDA…-
Su mejilla dolió, el puño de Neville le dio de lleno, su padre le apunto, pero Neville le golpeo con un escudo que tenía en el brazo lanzándolo contra la pared del castillo, antes de que su amigo callera de rodillas, con su madre detrás y el resto intentando retrasar a los gigantes que avanzaban sin saber que hacer o siquiera si atacarlos.
- ¡No mates en nombre de tu madre! - gimió Neville desde el suelo, sangre salió de su boca y le miro furioso - ¡SI MATAS EN SU NOMBRE! ¿QUÉ TE HACE DIFERENTE DE EL? TU ERES MEJOR, TU ERES THEODORO, ¡NO TU PADRE! -
- ¡Nev! - gimió su madre tocando sus hombros, el escudo estaba medio enterrado en el suelo, pero resplandecía en su brazo.
- ¡TU NO ENTIENDES! - Soltó Theo mientras volvía a ver a su padre tirado en el suelo esta vez intimidado por ellos.
-Te comprendo- dijo Neville intentando levantarse, aunque apenas y lográndolo-Quería matar a Bellatrix y Barty Crouch Jr. por mis padres, pero al final…-
-Al final los tienes, Harry los trajo de regreso, ellos te amaron y te protegieron incluso al punto de dar su vida- dijo Theo señalando al hombre en el suelo - ¡EL MATO A SU ESPOSA! ¡A MI MADRE! ¡NO MERECE VIVIR! -
La mirada de Neville fue seria, luego abrió la boca y dijo - Bien, puedes matarlo, pero contéstame esto primero. ¿Tu madre desearían que fueras un asesino? ¿Qué fueras igual a su asesino? -
Theo abrió los ojos un poco, era una sorpresa aquella pregunta, no se la habia echo, incluso estaba confundido, no parecía que aquellas palabras salieran de Neville, incluso por un instante pudo notar que habia más detrás de su pregunta. Como si alguna vez se la hubiera hecho.
-Eso no me importa, debo matarlo-dijo Theo sin en cambio su boca estaba seca y el sabor de la sangre ahora era más palpable en ella.
-Mírame y dime a los ojos ¿Tu madre hubiera deseado eso? -dijo Neville estoico en su mirada.
Lo siguiente que supo fue que dijo -Ella no, no quería… yo … yo no quiero hacerlo-
-Eso te hace cientos de veces mejor que tu padre, eres una persona buena Theo y eso es lo que te hace increíble-dijo Neville sonriendo, temblando por estar parado.
- ¡Chicos! - dijo la señora Longbottom señalando por el hueco hacia los invernaderos.
Su padre se habia logrado colar y corría comenzando a convertirse en humo. Theo solo reacciono, levantando el revolver y disparando. El disparo fue sin siquiera ver a donde apuntaba, un segundo después un grito de dolor, un brazo cayó al suelo cubierto de sangre, mientras que el humo se alejaba a toda prisa hacia el bosque prohibido.
- ¡AQUÍ NECESITAMOS AYUDA! - dijo Charlie lanzando varios hechizos, pues los gigantes ya estaban a palmos.
Ya no podía hacer nada, solo pelear y continuar, continuar con sus amigos y su nueva familia. Disparo hacia los gigantes tantas veces pudo, incluso agotando sus reservas, pero aquellos hechizos comprimidos solo golpeaban el pecho del gigante y desaparecían. La entrada a Hogwarts por los invernaderos seria invadida en cuestión de minutos.
Lo peor no era eso, si no que una mano surgió del muro lateral del castillo, derribo el sauce boxeador de un golpe, sacándolo de las raíces y apareció Golgomath, con su enorme hacha de plata y una sonrisa sádica. No lo pensó dos veces, alzo el hacha y fue directo a ellos.
- ¡PROTEGO MAXIMA! -
Los escudos de trece personas se desplegaron al mismo tiempo, capa sobre capa, refuerzo sobre refuerzo más el hacha corta como mantequilla sobre de ellas, destrozándolas al instante. Theo cerro los ojos esperando el golpe, un "Tong" al metal contra metal sonó, tan profundo y fuerte que parecía un viejo Gong.
Al abrir los ojos, Neville estaba estirado con el escudo de su brazo hacia el hacha, su hebilla habia sido activada y creaba un escudo, mas no era la burbuja que creo la suya, si no era un escudo enorme y de color gris trasparente que evitaba que el hacha golpeara a todos.
- ¡A mi lado! - dijo Neville jadeando, con los brazos temblando y de alguna forma resistiendo - ¡AHORA! -
Nadie dijo nada solo lo hicieron, de paso Theo intento activar su protección también, pero esta solo apareció un instante antes de desaparecer, con seguridad la magia dentro aun no estaba recuperada del todo.
- ¡PULGAS APLASTAR!-dijo Golgomath antes de volver a alzar el hacha esta vez con ambas manos y apuntando al grupo conglomerado a su alrededor -¡MUERAN!-
El aire fue cortado, Neville volvió a levantar el escudo con ambos brazos, el choque colosal, movió tierra y dejo un sendero cortado en todo el lugar, excepto donde ellos estaban. Nuevamente Neville los protegió, esta vez el hacha sacaba chispas contra el diminuto escudo de Neville, quien grito de dolor y por momentos sus brazos cedían.
- ¡Hijo aguanta! ¡Tú puedes! - dijo su padre ya atacando a Golgomath, aunque el resto apuntaba también a uno de los tres gigantes. Dos de los cuales no parecían entusiasmados en acercarse a Golgomath.
El gigante desconcertado levanto el hacha y la miro, como si no pudiera entender por qué los cortaba. Neville cayó al suelo de rodillas con los brazos no solo hinchados, si no que tenían un color verde espantoso, como si los hubieran coloreado con puntura apropósito. Jadeaba, sudaba y parecía a punto de vomitar.
-ayúdame- susurro Neville a nadie en conciso, solo veía el suelo, mientras que volvía a levantar el escudo sobre su cabeza a pesar de que temblaba.
Si a alguien hubiera preguntado que hacía, él no sabía, solo se movió se puso a la espalda de Neville, coloco el revolver encima e inyecto toda su magia posible, intentando drenarse hasta la sangre si fuera necesario. Su cuerpo dolió, sintió arder sus dedos. Pero antes de saberlo, el escudo se comenzó a iluminar junto con el revolver y surgió un círculo de mágico del tamaño tres metros, ilumino el área de verde. Antes de saberlo tenía entre sus manos un lo que parecía ser un montón de tubos unidos por varios círculos, además de una especie de barril de Revolver del tamaño de un balón sobre su cintura y además una luz que salía en línea recta a donde apuntara.
- ¿Qué es esto? - pregunto Theo observando a su derecha, donde todos estaban.
-Es una ametralladora multi cañón, puedes hacer miles de disparos con eso- dijo uno de los chicos que le acompañaba, parecía entre asustado e impresionado -Es muy peligroso-
- ¿Crees poderlo manejar Nev? - pregunto Theo girando a su amigo.
Este estaba en el suelo, inconsciente con los brazos completamente verdes, hinchados y sus padres lo tenían abrazando. Le miraron y asintieron ambos señores Longbottom. - ¡Confiamos en ti! -
Levanto el arma, era pesada y difícil de controlar pues los largos cañones eran algo a lo que no estaba costumbrado. Apunto a Golgomath que golpeaba el hacha contra el castillo, verificando que cortara, lo cual hizo cual mantequilla. Apretó el gatillo, giro la maquinaria y los cañones comenzaron a rotar, pero ningún hechizo salió. Paro mirando a Golgomath sonreír, tenía un momento solo para ver qué pasaba y comprender como utilizarlo, mas no era tan fácil de comprender. Fue entonces cuando noto que las varitas de Neville estaban dentro de dos hendiduras de aquella arma, como si fueran parde de ella, miro una tercer en medio y lo entendió. Sin dudar coloco su varita en esta y se acoplo perfectamente.
Justo cuando Golgomath levanto el hacha apretó el gatillo nuevamente, lanzando una serie de ráfaga de hechizos, todos de color rojo intenso que salían a la velocidad del rayo. El estruendo era tal que sus oídos zumbaban, pero no se detuvo. Cientos o miles de hechizos volaron, Golgomath rugió de dolor, pues no una bombarda le dio, si cien de ellos, en conjunto con un momento de desmaius y cada hechizo que se le ocurriera a Theo, con solo pensarlo estos eran cargados en el arma. Pero su fuerza y su magia se perdieron con rapidez.
Sobre todo, cuando Golgomath gimió de dolor y se alejó a grandes zancadas hacia el bosque huyendo despavorido. Se relajo, lo que le paso factura, su visión se nublo y termino casi cayendo.
- ¡Aún quedan dos! - dijo Charlie jadeando por mantener junto con su hermano a los otros dos a raya. - ¿¡Un par de cientos de hechizos por aquí? -
No podría, Theo no estaba seguro de lograrlo. Mas la señora Longbottom dejo a Neville y se puso a su lado, sujetando el arma pesada, al igual que el señor Longbottom. A su espalda Nigel coloco su mano y sintió la magia fluir dentro, pero no era el único también los demás alumnos lo hacían, si habia un momento de no flaquear, era ese.
Apretó otra vez con fuerza el gatillo y comenzó a lanzar tantos hechizos como pudo, esta vez desmaius, deseando que los gigantes no pudieran continuar peleando. Solo supo que uno chillo y que se hizo un ovillo mientras lloraba. El otro recibía su ración de hechizos, cuando el arma se deshizo en sus manos como liquido plateado, regresando a su mano en anillo y a Neville también. Su cuerpo también cedió, cayo de bruces contra el suelo, mirando al gigante ir en dirección de ellos enfurecido por los ataques.
- ¡NO SE RINDAN! - Grito Percy lanzando otro hechizo, más este revoto en la piel de gigante. Luego el cuerpo de Percy salió volando y aterrizo contra el muro, quedando tendido.
-¡PERCY!- Grito Charlie intentando alcanzarlo, mientras a la distancia Mortifagos se acercaban, lanzando hechizos en su dirección.
Se necesita parar, pero su cuerpo ya no obediencia, su magia estaba agotada y su mente se ponía más y más dolorosa. Un árbol goleo al gigante, un enorme árbol y que lo envió por la tierra y lejos de ellos. Miro al sauce boxeador, levantándose de la tierra e ir en su dirección. Mas este no era el mismo, o era su mente, o el sauce tenía ojos de madera, brazos y piernas, además de un par de cientos de rama formaron una hoja cortada por la mitad.
Si debía estar alucinando, un Marlow enorme de madera y compuesto por el sauce boxeador se acercaba a ellos, estirando una garra con cientos de ramas que crecían y los envolvían por la cintura. Los alzos y Theo quedo suspendido con los brazos hacia el suelo, su mirada busco a su amigo, a Neville colgando igual que el mismo. Entonces perdió la conciencia.
Luna y Daphne: Parte 3 (Las garras de la marionetista que perforan la penumbra)
La batalla fue dura y cruel, aun cuando su cuerpo era reforzado por la magia de Utgar, no estaba exenta de la sobre carga mágica ni de los efectos secundarios, su cuerpo estaba algo entumido, sus puños dolían y de lo único que estaba segura era de estar ahí parada con sus amigos.
Theo, Neville, Sofi, Luna y ella parados codo a codo, mientras Hermione y Ron estaban varios pasos más adelante, mirando en una sola dirección, hacia donde Harry estaba encarando a Voldemort.
El ambiente era frio y llevar la ropa mojada provocaba que la piel le pareciera de hielo, aunque por el viento cálido de Harry y Hermione su cuerpo no temblaba y podía sentir algo cálido eliminando toda esa frialdad. Por lo que, aunque al final dejara de sentir y acabara su vida, ese día pelearía con toda su fuerza y cada musculo, pues los Mortifagos y lord Voldemort debían caer, costara lo que costara. Esa era oscura terminaba.
Dio un vistazo a sus compañeros, todos estaban apaleados, sucios y cansados; aun así, se mantenían firmes y seguros de que ese era su lugar. Ya no eran los mismos chicos que se conocieron en un colegio, ahora estaban siendo la línea frontal, el escudo y espada de esa guerra.
El único que lucía mal era Neville, recargado y sobre el hombro de Theo, si cualquiera lo viera diría que era el más débil de los 7; pero Daphne no creía eso, Harry habia explotado su potencial en los últimos años, cualquiera que lo conociera sabia cuando se habia esforzado y entrenado, ahora no sabría si pudiera ganarle en una batalla.
Una leve sonrisa surgió sin darse cuenta, pues no era el único que habia tenido un crecimiento potencial junto con los Pendragon, incluso después de esa noche, serian otros. Sería muy diferente a la chica que bailo por primera vez con Harry.
-¡SILENCIO! -bramó Voldemort con colera, dando pasos hacia atrás, alejándose de Harry, mirando hacia todos como si vieira al ejército por primera vez. -¡HAN ESCOJIDO LA MUERTE! ¡Y ESO TENDRAN!-
Levanto la varita y hubo un estallido y un destello de brillante luz morada. Harry levanto su mano y en un instante, el hechizo que lanzaba hacia todos revoto como si fuera nada, dirigiéndose a la barrera que cubría Hogwarts, esta volvió a ondear cual si una piedra golpeara agua.
La risa de Bellatrix se extendió por todos lados, esa desquiciada voz, regodeándose con lo que pasaba. Noto a Voldemort estirando los brazos como si mostrara toda su belleza y fuerza ante todos, más sus pies se despegaron del suelo y comenzó a flotar en el aire, apenas a un metro de la piedra. Volando con suavidad y sin prisa alguna, regodeándose con la mirada, y una sonrisa tan ancha, como si fuera el único en poder llegar a tal nivel mágico. Los Mortifagos soltaron risas socarronas y comenzaron a parecer mucho más animados.
Mas ella llevo la mano a su boca y soltó una risita, Luna le miro y también lo hizo, un instante después ello su espalda, los Pendragon, se reían a todo volumen, callándolos.
- ¿¡Eso es lo mejor que puedes hacer!? - pregunto Ron con fuerza.
- ¡Apenas y puedes despegar! - salto Theo también.
- ¡Échale ganitas, unos veinte años más y podrás volar! - dijo Daphne sabiendo que por lo menos uno de ellos podría volar igual la mejor de los dragones y con la gracia de cualquier ave.
Un siseo potente surgió, era la combinación de un grito y miles de serpientes amenazando con atacar. La fuente, el mismo Voldemort. El sonido rompía la noche y parecía que estuvieran en un nido de víboras. Aunque a eso se le añadió el rugido de los gigantes, también los cascos de los centauros, los aullidos y murmullos de la gente. La lluvia de flechas surgió sobre su cabeza y fue directo a los Mortifagos, que desprevenidos rompieron filas volviéndose humo y desperdigándose.
Ron giro hacia ellos, igual que Hermione y lo entendió, la siguiente parte del plan entraba en acción. - ¡AL CASTILLO! ¡DEFIENDAN EL CASTILLO! -
Dieron marcha atrás, retrocediendo, miro a todos comenzar a ir hacia el castillo, mientras defendían y atacaban a los Mortifagos que volaban en todas direcciones e intentaban frenarlos. Hermione y Ron de alguna forma se colocaron enfrente de ellos y comenzaron a lanzar Protego sobre la cabeza de todos. Ella estaba por activar la magia de Utgar y ayudarlos, cuando noto a Theo y Neville ir muy detrás, el Slytherin jadeaba y comenzaba a sudar, aunque Neville intentaba ayudar su estado no lo permitía.
- ¡Te ayudo! - dijo Daphne acercándose para sujetar a Neville y poderlo llevar lejos de la pelea.
Lo siguiente que escucho fue un - ¡TRAIDORA, PAGARAS AHORA! - grito la voz que habia escuchado en la enfermería al ver los recuerdos de Hagrid. La voz de la persona a quien más temía y quien prefería evitar a toda costa. Aquella oscuridad vaporosa le golpeo de lleno.
- ¡DAPHNE CUIDADO! - grito Luna.
Sintió algo sujetando su muñeca, luego un fuerte tirón y como la nube la sofocaba, podría notar que sus pies ya no tocaban el suelo, que Luna colgaba mientras la nube la agitaba llevándosela lejos.
La cara de su padre apareció entre el humo por un segundo, aquel cabello largo rubio, ojos grises y demacrado. Se reía mientras la movía de un lado a otro, como si fuera solo una muñeca que tiraría desde el cielo. No se preocupaba, podría resistir caer, pero Luna se resbalo de su muñeca y por puro reflejo logro sujetarla de la mano.
- ¡MAGIA DE UTGAR, TOMARE TODA LA FUERZA! - grito sintiendo como su cuerpo se fortalecía de un instante a otro.
Un brillo verde y plata la cubrieron por completo. Levanto a Luna de un tirón, le sostuvo de la cintura, mientras movía su otra mano golpeando el humo, no paso nada las primeras dos veces, la tercera pateo y subió la rodilla intentando librarse de su padre; algo solido golpeo y se quejó. Un instante después se ladearon, doblándose hacia el castillo, girando por una torre, cruzando el patio interior y llegando a la contra torre junto al gran comedor.
Volvió a aporrear la humareda, esta se quejó más fuerte, y sin saberlo, ambas fueron arrojadas desde aquella torre, de cabeza y sin que nada las detuviera. Se estrellarían con el techo del gran comedor en unos instantes, más Daphne activo su artículo dado por Harry, sus manos fueron cubiertas por aquellas garras plateadas y estiro la mano hacia el muro, el cual roso y por un instante detuvieron su caída. Logro girar el cuerpo, aferrarse a la roca y poner los pies contra la pared, comenzando a deslizarse destrozando el lateral.
- ¡Eso estuvo feo! -
Daphne sujetaba a Luna con la fuerza precisa, esperando no dañarla, Luna a su lado asintió y luego miraron hacia arriba ambas. Había dejado un sendero lineal en la roca, como si hubiera sido echo perfectamente, también sus dedos perforaban la roca como si fuera mantequilla y su pie creo un hueco irregular.
Las batallas se veían por todos lados, y dentro del castillo se notaban que ocurrían ya también, estaban desperdigados por todos lados intentando hacerles frente a los Mortifagos. Dos Aurores volaron cerca, más estaban ocupados girando y enfrentando a varios Mortifagos que intentaban derribarlos. Uno de los Aurores era Cedricc, quien hizo una técnica de Quidditch, giro en circulo barriendo la escoba en el último momento, evitando un hechizo y lanzando otro a uno, derribándolo.
- ¡Ahí viene! - dijo Luna agitando la varita hacia el lado contrario de la torre, donde un humo iba directo hacia ellos. Logro desviarlo lo suficiente, pues los hechizos giraban en ángulos y de repente se retorcían persiguiéndolos. Con seguridad una habilidad enseñada de Neville a Luna.
- ¡Lo enfrentare, ve ayudar, no te preocupes por mí…
- ¡Estas más loca que yo si crees que simplemente me iré! -Dijo Luna lanzando otra tanda de hechizos - ¡Además ¿Cómo si no hay entradas desde esta altura?!-
-Sujétate de mí cuello-indico Daphne, al momento que Luna le hacía caso. Alzo las piernas y aun bien sujeta con la mano, golpeo la pared, esta exploto al contacto, creando un círculo lo suficiente para que metiera su mano, lo hizo y con las filosas garras corto a los lados y hacia abajo, la piedra se desmoronaba cual arcilla.
Sabía, por lo menos, que con aquellas garras cubrió su deficiencia más notable. El que aún no pudiera ocupar hechizos, no mientras tenía la magia de Utgar activa.
Entro primero Luna agachando la cabeza para entrar, luego ella se aferró a la orilla y estaba entrando, cuando de nuevo sintió el golpe de alguien en su espalda, estampándola sin compasión contra la torre. Ya estaba sobre de ella de nuevo, el humo le cubrió por completo, atravesaron piedra y golpearon la escalera, para después caer al siguiente piso, destrozando la pared y de paso un vitral. Mas no pararon, múltiples sombras negras entraban destrozando los muros, ventanas y girando por dentro de la torre en un torbellino de mago y brujas que nunca habia visto, todos girando a su alrededor, mientras Daphne buscaba a Luna y su amiga estaba cubierta con hechizos protectores y de paso también creando uno para ella desde unos metros lejos.
- ¡Daphne, espera un momento! - Dijo Luna avanzando, desviando hechizos, y parando a uno que otro Mortifago en pleno aire, mientras que ella se levantaba.
Relativamente acababa de pasar roca solida como si fuera papel, la magia de Utgar estaba muy baja, tan baja que sintió punzadas en la espalda y las piernas le temblaron, además de sentir sangre salir de su sien.
- ¡¿Cómo te encuentras?!- pregunto Luna al bajar de piso y llegar a ella.
No tenían tiempo para ella, los Mortifagos giraban alrededor y muchos comenzaban a materializarse y lanzarles maleficios.
- ¡No te despegues Lu! ¡Saldremos de esto aun si es a la fuerza! - gruño Daphne preparada para lo que viniera.
- ¡Señoritas aquí esta Dobby! -dijo una chillona voz de la nada.
No vio de donde venia, entre el humo que desprendían y los hechizos, solo supo que Dobby hizo una aparición entre ellas, chasqueo ambos dedos y todo fue expulsado hacia fuera de la torre por los huecos que acaban de llegar. El pequeño elfo no venía solo, traía de la mano a dos personas más y también a un duende.
- ¿Cómo es que este pequeño puede aparecerse y yo no? - pregunto Ragnok con repugnancia en la voz y las manos en los bolsillos, aunque se notaba que habia estado en batalla también. Poseía el traje sucio y sin corbata, de alguna manera se las habia ingeniado para conservar su pipa intacta y una fila de humo color azul salía de ella.
- ¡Son ventajas de tener de amo a Harry Potter! - rio Jazmín parada a su espalda, solo supo que era ella por la voz.
-¡Si, ese chico tiene siempre trucos que mostrar!- dijo Winickus también delante de ellas, preparado y lanzando un potente explosión que derribo a dos Mortifagos en el pleno aire -¡Aunque no estamos tan atrás!-
Los Mortifagos decidieron que estar volando en un espacio tan cerrado era malo, pues todos frenaron y pisaron las escaleras casi al mismo momento. Los veían con rostros enojados y sombríos. El más raro de todos era Doll Greengrass, que estaba sentado, un piso arriba y del lado contrario, justo donde no quedaba barandilla y le sonreía como si fuera divertido todo aquello.
- ¡Traidores y repudiados! - dijo un hombre comenzando a bajar las escaleras a pasos lento. - ¿Por qué no me sorprende encontrarlos aquí? ¡RINDASE AHORA Y SOLO PAGARAN CON UNA DE SUS MANOS! - luego el hombre vio a Ragnok y su mueca desapareció. - ¡Señor Ragnok ¿Qué hace usted aquí?!-
El duende alzo las cejas, mordió la pipa con fuerza y una mueca de enojo surgió, aquel humo azul se tornó rojo oscuro.
- ¡Eso es mi problema muchacho! - dijo Ragnok sacando la pipa de entre sus labios, tirando aquello que contenía y humeaba, para luego guardarlo en su traje.
- ¡Usted dijo a mi lord que el banco era neutral! - gruño el primero mientras que le apuntaba con el dedo.
Un momento hubo silencio, luego los pequeños pasos del duende resonaron en la torre, con las batallas y explosiones de fondo. Sonrió de forma malvada, mientras sus manos las tronaba y apretaba levanto ambas manos al aire. - ¡Pues tengo un nuevo mensaje para su lord! – los miro y proyecto su voz - ¡Me complace informarle a todos los Mortifagos y Voldemort, que el banco Gringotts apoya a Pendragon y el lord Harry Potter! ¡Por la presente, hago publico la enemistad entre los duendes y ustedes! ¡Firma… Ragnok Rhythwar!-
Trono sus pulgares, dos luces de colores salieron disparados, directo a los Mortifagos más cercanos, seguidos de gritos que los enterraron hasta el cuello. Y no se hizo esperar, cada uno comenzó a atacar, ella fue la primera en correr contra el siguiente Mortifago, quien le lanzo un Expeliarmus, pero solo lo desvío de un manotazo, para luego girar y dar una patada a su torso, tan potente que escupió sangre y se desmayó hacia debajo de las escaleras. A su lado Dobby apareció de la nada, tomo a un Mortifago por el hombro y desapareció otra vez, solo tardo un parpadeo en volver aparecer.
- ¡Déjanos estos a nosotros! - dijo Winickus peleando contra 4 y del otro lado Jazmín peleando contra 3 más. - ¡Vayan a ayudar a el resto! -
- ¡Eso ni lo sueñes! - dijo Luna lanzando un montón de aves hacia arriba de la torre, para hacer que los Mortifagos tuvieran maniobraran mal en su forma de nube.
- ¡Solo tardaremos un minuto contra estos! - dijo Jazmín, al tiempo que el primer Mortifago caía al suelo.
-Los mocosos de hoy en día son energéticos- susurro Ragnok con una mano en el bolsillo, y mirando las batallas sin intenciones de intervenir, aunque tenía una mano libre y, Daphne, supuso que era por si tenía que defender o proteger a ambos.
La tercera vez que apareció Dobby tenía la ropa cortada, como si el ultimo Mortifago le hubiera lanzado un hechizo cortante y solo lo rasgara. Pero el duende no se detuvo, no atacaba a los Mortifagos, pero si los arrojaba lejos y los protege mientras lo reducía en número, llevándoselos a donde no sabía.
- ¡Dobby, cuida la parte inferior, terminaremos y continuaremos hacia el interior del castillo! - dijo Daphne mientras que derribaba a dos, partiendo las varitas en dos de forma limpia con sus garras. - ¡Debemos ayudar lo más posible! -
- ¡Claro que si señorita Daphne! ¡Dobby lo hará! - dijo el elfo saltando sobre los hombros de un Mortifago trasportándolo y luego apareciendo en la entrada de la torre. - ¡Dobby protegerá la entrada! -
Comenzaron a bajar por las escaleras, derribando Mortifagos y a otros solo ahuyentándolos lo suficiente. Mas vio a Ragnok ir sin prisa, aunque dando saltitos de dos en dos en los escalones, no se veía preocupado, como si fuera otro día común en el banco.
Luna cubría su espalda, siendo más fácil para ella atacar con magia que ella, pues la magia de Utgar aun no le dejaba utilizarla del todo, solo pequeños hechizos. Ahora comprendía lo dicho por Harry en la playa del archipiélago arcano, aun le quedaba un largo camino por entender y ocupar esa magia antigua.
Salió Ragnok primero, seguido de Jazmín y Dobby por el pasillo de inmediato se escucharon peleas, tal cual si Mortifagos les emboscaran. Un grito agudo sonó por el pasillo, seguido de luces naranja, explosiones y polvo.
- ¡JAZMÍN! - grito Winickus lanzándose entre el polvo a la pelea.
- ¡Vamos! - dijo Luna a su espalda, pero ella no pudo contestar.
O mejor dicho no le permitieron contestar, del mismo polvo de la salida salió un Mortifago, le tomo del cuello y planto un golpe en su rostro que debió dolerle, más solo le enfado.
- ¡MALTITA TRAIDORA! - bramo Doll entre un quejido de dolor, para después salir otra vez hacia arriba de la torre, con el humo quitándole aire a Daphne y provocando que los ojos los entrecerrara para ver. Le estrello contra el techo, tirando de su cabello con toda intención de arrancárselo, y le apuntaba con la varita contra el rostro. - ¡SOLO ERES UNA RAMERA! ¡UNA QUE SE REVUELCA CON LA SANGRE SUCIA Y LOS TRAIDORES A NUESTRO LORD! - La punta de su varita se ilumino y surgió un tono rojizo que debió de quemarle más la magia de Utgar le daba la habilidad de repeler algunos hechizos.
- ¡Prefiero ser una ramera, que una asesina, un títeres y lamerle los pies a Voldemort!- dijo Daphne escupiendo en la cara de Doll, el cual parpadeo pasando de un tono rojo a morado al instante.
- ¡HIJA DE …-
No termino, Daphne paso sus garras por el cabello, cortando la mano de Doll, al mismo instante que parte de su cabellera y el mismo techo. Giro sus pies y pateo con fuerza a aquel hombre, fue lanzado contra las escaleras de caracol, y rodando por ellas.
- ¡Si, yo soy una traidora a los Greengrass! ¡Tal vez tengas razón en que soy lo que tu piensas! ¡Pero solo podrán juzgarme una vez termine esta batalla! -Dijo Daphne cayendo justo al lado de las escaleras y viendo a su padre sostener su mano, sin un par de dedos, sangrando y furioso. - ¡USTEDES PERDERAN HOY! -
Todo el castillo se sacudió, una luz blanca penetro por los muros empujándola hasta destrozar la barandilla, cayendo hacia el siguiente piso, rebotando cual pelota y golpear el siguiente vitral. Los pequeños marcos metálicos se doblaron cual plastilina y el vidrio salió en todas partes, apenas logro sujetarse de ellos para no caer.
Algo helado le cubrió, una sensación triste, al mismo tiempo que algo frio le recorrió por la espalda. Recordó algo, algo muy viejo y antiguo, incluso algo que parecía olvidado en la oscuridad; era ella recostada en una vieja y anticuada cuna, su mamá peleando con Doll, mientras otro hombre pálido y con cabello negro estaba sentado mirando todo con ojos entretenidos. Doll en algún punto grito estruendosamente, asustándola, haciendo que llorara, su madre fue a ella llorando y estirando sus manos para sujetarla, solo que Doll la tomo del pelo al darle la espalda le abofeteo y tiro al suelo, le apunto con la varita. Su mamá gritaba, suplicaba, mientras que ella no paraba de gritar y llorar. El hombre sentado se levantó riéndose, diciendo algo que no entendió, pero Doll solo escupió en su madre y lanzo una patada a ella, luego solo se marchó junto con su acompañante.
- ¡Espectro Patronus! - dijo una voz, bajo la mirada cuando una liebre salto a su alrededor, cubriéndola y girando alrededor.
Fue como si todo volviera a la normalidad, un aura plateada le cubría de un Dementor que asomaba la cabeza por el vitral roto, al notar la liebre salió despavorido, entonces vio que varios dementores también corría a la lejanía. Algunos ya seguidos por patronus.
-¡¿Cómo estas Daphne?!- pregunto Luna bajando por las escaleras hasta donde estaba, intentando recuperarse del recuerdo. Intentando saber cuándo fue eso.
- ¡Ese maldito!-dijo Daphne cuando el castillo se sacudió otra vez, y Luna levanto la varita enviando su liebre a saltar por todo alrededor de la torre y cubrirlos de los dementores.
Se levanto temblorosa, más que nada por aquel recuerdo recuperado, un recuerdo de sus primeros meses de vida, uno donde su Doll habia maltratado a su madre y casi le mataba.
- Hija ¿No vienen a jugar con tu papi? - dijo Doll dos tramos de escalera arriba apuntando con su varita a ambas. Su mano tenía las heridas abiertas, sin embargo, no parecía afectarle o simulaba que aquello no dolía. Los ojos grises se posaron en Luna y le observo desde arriba a abajo y sonrió - ¡Trae a tu amiguita, no me molestaría tenerla a mi lado un rato, es tan encantadora como una flor! ¡Fue una lástima que no nos autorizara a jugar contigo durante esos meses prisionera! -
Daphne se colocó delante de Luna al instante y estiro su mano mostrando las garras ahora manchadas de la sangre de Doll - ¡TOCALA! ¡Y me volveré como tú, te asesinare, cortando trozo a trozo de ti! ¡En pedazos más diminutos de los que he cortado ya! -
- ¡Inténtalo estúpida! ¡Pero al final a ella, yo personalmente me encargare de enseñarle con a jugar con placer! ¡Mas no debes preocuparte hija! - dijo Doll lamiéndose los pálidos labios - ¡Tengo unos amigos que estarán interesados en darle, a una traidora, algunas lecciones especiales! ¡Con seguridad una ramera como tú lo disfrutara! -
Estaba por lanzarse hacia Doll, y rebanarlo en lonchas, pero Luna dio dos pasos hacia él. El rostro no encajaba con la Luna que conocía, sus ojos estaban furiosos, su sonrisa eterna era una línea y podía jurar que fruncia el ceño.
-Nunca llames a mis amigas de esa forma. Y nunca, NUNCA, le volverás a hablar así a Daphne - susurro Luna, ni siquiera le apuntaba o parecía una amenaza, pero su magia era amenazante.
-Entonces ¿Te animas a jugar con papito? - Rio Doll sin sentir como de verdad su amiga empezaba su ataque.
Si la varita la tenía hacia el suelo, algo extraño pasaba, los brazaletes de Luna se volvieron líquidos. Relucía cual plata liquida. Del brazalete izquierdo se escurrió al suelo, creando un charco líquido que se filtró por la piedra y se perdió; el otro brazalete se desplego por su brazo, subió por su hombro y hasta sus ojos, donde surgieron unos lentes estrafalarios; muy parecidos a algunos que utilizo viendo el "Quisquilloso", solo que los cristales eran dos lunas llenas.
Doll no espero más, avanzo de dos grandes zancadas y lanzando un maleficio, Daphne tomo a luna de la cintura para no quedar delante, más el muro ondulo y una enorme mano surgió de esta. Era de piedra solida del muro, también poseía plata ondulante entre las hendiduras. De un golpe lanzo lejos a Doll, que se vio sorprendido, de que un solo movimiento de mano de Luna, y un diminuto gigante de piedra surgiera del muro. Era un ser muy realístico, aunque con las manos exageradamente grandes y largas, eran del doble o triple que del tamaño de Hagrid, y del mismo largo.
- ¡Maldita cría! - chillo Doll al ver que este se movía con fluides, comenzando a embestirlo. - ¡Defodio!- Golpeo en todo el pecho al Golem, el cual se volvió polvo, pero una estructura interna de plata se observó antes de rellenarse con más roca del mismo suelo.
Lanzo dos golpes a Doll, quien se levantó como humo y fue directo a ellas; se interpuso haciendo a Luna a un lado, por mucho que sus títeres fueran fuertes, si la atacaban directo se volvía vulnerable.
- ¡DEPULSO!-Grito Doll mientras agitaba su varita de un lado a otro.
El hechizo le intento lanzar lejos, más sus pies estaban tan bien puestos que solo sintió un tirón y luego como por unos instantes se ladeaba, casi cayéndose de costado. No tardo nada en recomponerse, para luego inclinarse y salir corriendo en dirección de Doll, el cual sonreía con suficiencia.
- ¡Reducto! - soltó Luna al mismo tiempo que saltaba un lado para que el hechizo golpeara el suelo bajo los pies de Doll, quien comenzó a caer junto con la roca.
- ¡AVADA…-
No termino el hechizo, ella ya pateaba su brazo al mismo tiempo que el golem de Luna se reconstituía y comenzaba a andar hacia ellas.
- ¡Estas perdido Doll! - Chillo Daphne al ver caer su varita al suelo y el cuerpo del hombre rodar por el suelo hasta la orilla de las escaleras.
- ¿Enserio? - pregunto el hombre con una sonrisa y no pareciendo estar sometido, mientras sus pies se balanceaban hacia el largo trecho de la torre.
Entonces lo noto, soltó algo en su mano, polvos de oscuridad, explotaron con tanta fuerza, que sus nariz, ojos y boca se llenaron de los mismos polvos, obligándola a toser y perder contacto visual.
Algo la golpeo en el estómago y luego intento tirar de su brazo con brutalidad, como intentando arrojarla al fondo de la torre; más una enorme mano la tomo y la puso bajo el pecho de piedra del golem, seguido de Luna quien también se protegió. Ambas miraban a todos lados con la espalda contra el golem, esta tenía las manos cerrando más las posibilidades de ataque de Doll, aunque no veía los ojos de Luna, sabía que estaba atenta por cualquier movimiento repentino.
- ¡Te daré una segunda oportunidad! - jadeo la voz de Doll en la oscuridad, parecía más y más débil - ¡Júrame que serás una niña obediente y hare que mi lord te perdone! -
- ¡Jamás lo hare! ¡No mientras sigua respirando! - dijo Daphne temblando, de rabia, de miedo, o por los dementores que con seguridad enfriaban la torre. Ni ella sabía porque en realidad estaba tiritando.
Una mano suave le toco el hombro y miro a Luna, quien aun con todo y anteojos estrafalarios sonrió y sus lentes brillaron más. Fue como si encendieran la fogata más cálida de la noche, iluminando todo a su alrededor y de paso haciendo que una idea le llegara a su mente.
Proyecto su magia fuera de su cuerpo, recordando la primera enseñanza de Harry, como la magia pura podían expulsarla de su cuerpo y, si en ese momento estaba recubierta de magia de Utgar, tal vez podría sentir donde se encontraba Doll, igual al sentido mágico de Ron y Hermione. Cerro los ojos para concentrarse, respiro con suavidad y dejo que su magia fluyera fuera de su cuerpo.
- ¡Pues hablar todo lo que quieras! ¡Al final rogaras igual a la ramera de tu madre y volverás a llamarme padre! - rio Doll en la oscuridad.
Destellos en la magia que expulsaba, fue como agua llenando ese piso de la torre, se sintió flotar por un instante, para luego ver como en aquella agua surgían chispas, pequeños fuegos de colores. Uno de color amarillo y plata que estaba a su lado y que dejaba fluir su magia al enorme golem a su espalda, más habia otra, una magia verde oscura y que titilaba, como una vela agitada y a punto de apagarse.
- Aun no lo entiendes- dijo Daphne llevando una mano al escalón que estaban paradas, cerro el puño. - El cuidar de alguien mas no te hace débil, los más fuertes no son quienes saben cuidarse a sí mismos; aquellos que están en el pináculo de la fuerza son aquellos que pueden cuidar de cualquiera y lo guían a volverse igual de fuertes. Por eso sigo a Harry…. El me confirió la fuerza-
Veía la magia fluir por su cuerpo, y noto que cubría su piel y se adentraba como raíces hacia sus huesos, pero esto apenas era como si una semilla germinara, se concentró dejando que las raíces llevasen más magia, que se fundieran al hueso y lo inundaran con la magia de Utgar. Algo en su interior cambio, la magia de sus aditamentos paso de un tono plata a uno dorado y cambio. Ahora noto que portaba guanteletes que cubrían sus manos, excepto los dedos, y todo el brazo hasta el codo. Levanto el puño y abrió los ojos, mirando que la oscuridad se disipaba. -Por ello tú eres débil. No protegiste a tu esposa, no protegiste a tus hijas y ahora no puedes ni proteger a ti mismo. Mi madre vale cien veces lo que tú, ella nos protegió a Astoria y a mí. - Daphne salto sin darse cuenta, giro la cadera y coloco los pies en el techo, se inclinó sin saber y se preparó para atacar debajo de la escalera, al siguiente piso donde se encontraba Doll. Por ello ¡JAMAS TE LLAMARE PADRE! -
Salto con toda su fuerza, cuarteando el techo, golpeando las escaleras, destruyéndola y mirando a Doll debajo, apuntando con su varita. El hechizo golpeo su mejilla, tal cual fuera solo agua servalo, mientras que ella sujetaba a su padre y volvían a caer hacia los pisos inferiores atravesando las escaleras y destruyéndolas con brutalidad pura.
Perdió fuerza, magia y los guanteletes desaparecieron, volviendo a ser garras. A mitad del camino de la torre golpearon con fuerza, levantando el polvo y escombro. Estaba aturdida, tenía las rodillas contra la pelvis de su padre, también le sujetaba de los hombros, más su sentido mágico fue bombardeado; si con luna y su padre fueron dos fuegos, aquello era un incendio forestal, el fuego era enorme y parecía incluso absorber todo en él.
Salto sin pensarlo, intentando darse tiempo para huir, lanzando sus garras hacia el rostro de a quien le pertenecía tan potente magia. No pudo ni tocarlo, sujetaba su muñeca con firmeza, pero suavidad, y a solo un centímetro de sacarle los ojos.
- Si atacas asegúrate primero que tu objetivo no sea de nuestro lado - dijo Harry parado frente a ella, con el traje mojado, roto, y ensangrentado. Además de tener cortes y golpes por el rostro, manos y posiblemente en todo el cuerpo. Sonrió y murmuro- Veo que les va igual que a mi -
-Creo que mejor, ¿Te han dado una paliza de campeonato? - pregunto Daphne más centrada, su sentido mágico desapareció, llevándose consigo la sensación sobre Harry.
Miro hacia arriba de las escaleras, donde Luna debía estar aun, más ruidos de batalla sonaban, significaba que alguien más la atacaba.
-Si-contesto Harry mirando hacia arriba también, - ¿Con quién pelea Luna? - pregunto.
- ¡CIERTO, VOY A …! - dijo Daphne preparándose para saltar e ir ayudarla.
Una enorme masa de piedra se desplomo a solo unos metros de ellos, golpeando el costado de la torre fracturándola más, además de que alguien gimió de dolor y luego solo el polvo se quedó. La figura del golem de piedra se perfilo, con Luna sentada en una de sus manos, mientras que salía de la polvareda. El golem solo sujeto al pobre hombre que sostenía y lo lanzo hacia el techo, donde algo golpeo otra vez con un leve grito.
- ¡Harry, te vez como si acabaran de darte la golpiza del año! - dijo Luna ahora las Lunas en sus lentes desaparecieron, ahora eran transparentes y lucia mucho más relajada que antes.
-Recuérdame nunca hacerte enojar, o terminare peor- dijo Harry caminando hacia un muro, donde se notaba un hueco enorme.
Daphne lanzo una mirada rápida hacia donde debía estar Doll, pero solo quedaba manchas de sangre, escombro y parte de una máscara rota de Mortifago. Aquello no le agrado, pero siendo tres y más con Harry presente dudaba que Doll, pudiera hacer algo. Se apresuro hacia donde Luna y Harry miraban, afuera en dirección del bosque prohibido, el estadio de Quidditch y Hogsmeade ya no habia batallas, pero Harry miraba a una línea de fuego que se dibujaba entre los árboles. Rugidos y hechizos salían en todas direcciones justo en ese punto.
Ahora las batallas eran en el interior del castillo, por lo cual temblores y fuegos se mostraban por los recovecos y ventanas. Harry se hinco en la orilla y cerró los ojos, algo le hizo mecerse a Daphne, sintiéndose más calmada, más centrada incluso casi parecía que la batalla no era tan dura como habia sido hasta el momento.
- ¿Qué tan mal estamos contra Voldemort? - pregunto Daphne inclinados a lado de Harry, admirando también el lugar de donde se veía la única batalla externa, podía casi jurar que, a pesar del fuego, la oscuridad se doblaba y envolvía el lugar.
-Mal- suspiro Harry abriendo los ojos, estaba concentrado, serio y murmuraba por lo bajo -Aquellas cadenas son lo primero que debo de romper, antes de eliminarlo… debo liberar esas cadenas-
No comprendía que hablaba, solo que aquellas cadenas debían ser sumamente duras o tener alguna clase de encantamiento para que Harry no pudiera romperlas. Al contrario que ella, Luna si sabía porque comento -Lo intente, no pude… aunque cuando encerramos a las criaturas en la prisión lampara estas desaparecieron-
-Cambio dimensional y reducción de volumen- murmuro Harry con un dedo sobre su barbilla, sin mirarlas, solo pensando y por lo que se veía de forma profunda.
Abajo, a la lejanía los rugidos de dragones y de otras criaturas rompían la noche, incluso con llamaradas y algo parecido lava. Era frustrante ver a Harry pensar, mientras muchas batallas pasaban, pero si no fuera necesario no estaría haciéndolo, aquello le saco lo primero que pensó. - ¡Debimos golpearlo con lo que tiene Hogwarts! - soltó Daphne entre colérica y cansada.
Harry giro la cabeza y le vio, los ojos bien abiertos, el verde esmeralda brillo y un toque travieso cruzo, al tiempo que una sonrisa divertida aparecía en su boca.
-Entonces eso haremos- dijo Harry levantándose con tanta rapidez que sorprendió a ambas. - Daphne, Luna, destruyan la torre de forma que caiga hacia este lado. -
- ¡¿ESTAS LOCO?! -Preguntaron al mismo tiempo, sorprendidas por su propuesta.
-Si la derrumbamos, caerá hacia el patio interno y el puente, no sabemos cuántas personas hay aun ahí. - dijo Luna con la voz entre cortada.
-Crean en mí, no caerá o bueno… no sobre alguien quien nos importe- dijo Harry saliendo por el hueco flotando sin ayuda alguna, les sonrió con amabilidad y con esa forma de decirles que todo estaría bien.
Miro a Luna y ella le miraba también, antes de saber que por Harry harían cualquier locura, suspiraron y al regresar la mirada asintieron juntas. -Danos un par de minutos-
Harry floto hacia arriba de la torre, mientras reía un poco.
-Tu a la izquierda y yo a la derecha- dijo Daphne desplegando las garras y activando la magia de Utgar de nuevo, aquellos momentos le dieron el tiempo de recuperarse.
En seguida Luna comenzó a destruir el muro, haciendo que su Golem saca el brazo y sin moverlo a meter, comenzó a avanzar al lado contrario abriendo un hueco lo suficiente grande para pasar una persona. Ella por su parte solo era necesario clavar las garras y moverlas para crear cinco líneas que abrían la roca con precisión, luego solo golpeaba un poco y esta se desmoronaba. Continúo destruyendo, sin parar, estaba llegar a la mitad de su lado, cundo freno y suspiro.
- ¡¿Aun quieres más?! - pregunto Daphne girando la mirada, viendo a Doll, golpeado, con sangre por todos lados y la mirada fría. - ¡Ya quedo claro, que tu perderás! -
Doll le apunto al rostro y lanzo el maleficio asesino, ella salto justo un momento antes, escalando entre los muros llegando varios pisos superiores y llegando lo más alto que pudo, intentando evitarlo. Mas el hombre seguía de tras de ella, levantando la varita y lanzando hechizos, solo levanto la mano lanzándolos a un lado, luego Doll arrojo un segundo y tercer. No podía creer que continuara con aquello, pero el hombre arrojo múltiples hechizos mientras gritaba, ella solo los esquivo sin dificultad, ni siquiera los desvío o exploto, solo no tenía caso alargar la batalla y desperdiciar magia: aún tenía largo camino para terminar esa batalla y también comenzaba a sentir lastima por Doll.
A la distancia escuchaba a Luna aun destruir la torre, más está ya estaba comenzando a tronar, a moverse y comenzar a ladearse. Pero Doll continuaba detrás de ella, por lo que antes de cualquier otra cosa, debía terminar con esa piedra en el camino. Se movió hacia Doll, justo al momento en que la torre se ladeo, se lanzó al muro, pues ahora estaba la torre horizontal y descendía con prisa y despegando sus pies del suelo por un momento. Luego poso los pies sobre el muro contrario y salto a donde Doll intentaba estabilizarse, se estrelló del otro lado con toda su fuerza y la mano sobre la garganta de su adversario.
Gotas rojas cubrían sus garras, mientras que estas rasgaban la carne de Doll y esta tenía una mueca de dolor en su rostro. Levanto el puño Daphne con las puntas de los dedos unidos y miro el rostro pálido, golpeado y con sangre, lo que más le enfurecía era esa sonrisa maniaca y sádica que surgía en su boca. Ese hombre era quien golpeo, atormento y persiguió a su madre y hermana. Solo un golpe y jamás volvería a preocuparse de él. Solo sería un instante y dejaría de respirar.
Un movimiento rápido, atravesó con todas sus fuerzas y sin dudar.
La torre estaba quieta, flotando en el aire, y con seguridad Harry era el causante de ello, sus dedos enterrados en la piedra, la cual se tenía con gotas rojas, igual que las puntas de sus dedos. Se habia abierto la carne, desprendido las uñas y al levantarla la tenía entumida. Golpeo a un costado de la cara de Doll, el cual le miraba sin sonrisa, casi lucia decepcionado, ella abrió la mano que sostenía su garganta ahora desprovista de garras.
Se levanto tambaleante, la torre se movía lenta y constante, aunque ahora ascendía poco a poco. Se encamino a la salida, al lado destrozado, caminando por el muro y evitando lugares donde podría caer.
- ¡MORIRÁS! - Grito Doll a su espalda. Daphne solo giro un instante, mirando como intentaba levantarse, pero apenas y podría sostenerse de pie. Regreso la mirada y continúo andando a prisa - ¡Aun si matan a todos los Mortifagos, Voldemort es un ser que no podrán ni tocar! ¡No tienes idea de su poder! ¡NO PODRAN GANARLE NUNCA! -
Paro en la orilla de la torre, estaba destruida y la piedra parecía tan frágil, que pensó que desmoronaría, pero alguna magia detrás la mantenía entera y firme. Miro a la distancia, Hogwarts se alejaba con relativa rapidez, más noto que algo perseguía a la torre, una serie de escombro y plata, fluyendo y creando una cuerda que flotaba en el aire hacia donde estaba ella.
- ¡EL MATARA A TODOS Y CADA UNO DE USTEDES! -
-Tal vez- suspiro Daphne dando dos pasos atrás - ¡Pero aun si todos morimos, habrá un hombre que no lo hará y el creara un mundo mágico diferente! ¡El será el pilar que sostendrá el futuro! ¡Harry será quien acabe con Lord Voldemort! -
Salto fuera de la torre, viendo como el pequeño y ya casi inexistente cuerda de plata era solo un pequeño hilo de plata que flotaba en el aire. De alguna forma se habia trasportado de techo en techo, incluso quedando sobre el techo del patio exterior y que daba a la salida hacia Hogsmeade. Al sujetar el hilo, algo tiro de ella con fuerza y como si fuera una pluma en el aire fue hacia el mismo patio exterior, donde vio a Luna aun sobre del golem, aunque esta ya no tenía ni un gramo de plata y de la mano de Luna surgía aquella cuerda de plata.
Mas a su espalda, justo debajo del puente de madera y subiendo hacia Luna, un gigante se alzaba, con garrote en mano y dispuesto a golpearla. Su amiga lo miraba, pero aun tiraba de Daphne, con seguridad más preocupada por ella que por sí misma.
Sonrió sin darse cuenta, y justo cuando el gigante alzaba su inmensa arma y estaba sobre Luna, ella aterrizo a su lado. Sujetándola y volviendo a saltar hacia el patio, donde aterrizo con brusquedad y ambas siendo derribadas por el impulso además del sonido de roca siendo destrozada y desperdigada en todas direcciones. La tierra temblaba, todo a su alrededor parecía lleno de polvo y restos de lo que alguna vez fueron construcciones del castillo. Con seguridad parte del temblor era por el destrozo de la torre contra el suelo y lo otro porque arriba de ellas el gigante acababa de destruir al golem de Luna y al mismo tiempo parte de la parte circundante del patio.
- ¡Daphne, Luna! - gritaron a la lejanía, levantaron la mirada, observando a Tonks, Nigel, el profesor Flitwick, los señores Granger, Firenze además de un grupo de Aurores que peleaban contra algunos Mortifagos, y también hombres lobo. Aunque la mayoría se enfocaba en mantener a los dementores que se acercaban lejos de la batalla.
El gigante piso la estructura de pasillo que circundaba el patio y antes de que lo supiera pasaba sobre de ellas, a los que peleaban quien más sobresalía. Al estar peleando estaba ocupada, incluso cuando se dieron cuenta solo lograron levantar varias protecciones, lanzar Desmaius a los Mortifagos e intentar quitarse del camino. No habia tiempo, su cuerpo aún conservaba la magia de Utgar, pero no llegaría a tiempo para protegerla.
- ¡Confía en mí! ¡Solo déjate llevar! - murmuro Luna sonriente, aunque agotada.
Su cuerpo fue cubierto por la plata liquida de Luna, para luego moverse con fuerza y sin poderlo controlar; corrió directo a la pantorrilla del gigante, alzo su brazo y propino un golpe potente. El gigante gimió y dio un manotazo, cayendo al suelo, pero justo en dirección de Tonks y Nigel, quien solo movió la varita, lanzando al menor lejos de donde caería el gigante.
- ¡TONKS! - gritaron los señores Granger al percatarse y, aunque ambos eran custodiados por el profesor, un par de Aurores y el mismo Firenze, buscaron en sus cosas algún aditamento que les ayudaran. - ¡CUIDADO! -
Su cuerpo se movía por sí mismo, o mejor dicho Luna la controlaba, los lentes volvían a ser como dos Lunas resplandecientes, de sus dedos los hilos plateados se conectaban, recorrían todo el lugar atravesando sin que nada las detuviera hasta Daphne; hilos de plata tenía desde los hombros, brazos, torso, cadera, piernas y pies.
Por lo que, en ese momento, era una marioneta de Luna, una con la capacidad de endurecerse y fortalecerse a sí misma. Antes de darse cuenta estaba ahí junto a Tonks, ella sentada contra el suelo, Daphne con los brazos sobre su cabeza y sosteniendo el enorme brazo del gigante. Miro a Tonks, lloraba mientras se sostenía el vientre, lucia golpeada y hasta una mejilla cortada; aun si las batallas se reanudaron enseguida y el gigante parecía noqueado, solo tiro el brazo a un lado, se inclinó tomando Tonks del suelo y de un salto llegando a Luna.
- ¿Cómo están los dos? - pregunto Luna, pero no a Tonks y ella, más bien de Tonks y su hijo.
-Creo… que bien- dijo Tonks con la voz entre cortada.
-Luna, escala de aquí, protégelos- Dijo Daphne, agradecida de que Luna le ayudara a moverse en esos momentos, pero tenía que poner a madre e hijo a salvo.
-No, Lupin ¿Dónde está…-
No terminaron de hablar, los Mortifagos que sobraban se alejaron en forma de humo, sobrevolaron alejándose de las batallas y en dirección del bosque prohibido. Una columna tan ancha como dos casas juntas, tan naranja para iluminar todos los terrenos del castillo y con un calor abrazador les golpeo. Mientras todos se cubrían, ella tomo a Luna y Tonks poniéndose en medio de la explosión y cubriéndola con los brazos.
No tardo mucho, pero el calor fue tal que le hizo gemir un instante, luego solo se derrumbó de rodillas, agotada y sin fuerza. Tonks y Luna se inclinaron hacia ella, mas no hablaron.
-No se preocupen- murmuro Daphne intentando sonreír -Las batallas, tienen que…-
- ¿No te has dado cuenta? -Pregunto una voz áspera saliendo de entre el escombro, tenía una camisa mugrienta, los pantalones húmedos, además de que parecía como si hubiera estado en medio de un incendio, pues la cara la tenía llena de hollín- Las batallas se han detenido-
- ¿Qué haces aquí Draco? - pregunto Luna sorprendida, con los lentes y el líquido plateado volviendo a ser pulseras. -Te creía lo más retirado de las batallas-
-Alguien tenía que darle sentido a toda esta estupidez- dijo Draco escupiendo sangre. – Los Mortifagos se retirarán y unirán a Voldemort, debemos reagruparnos y cerrar el castillo-
- ¿Quién te dijo que seguiremos tus ordenes? - pregunto Daphne parándose tambaleante y sintiendo cada musculo adolorido.
El solo pateo una roca, mirando al gigante derribado, luego las paso de largo y sonrió un poco. – Hagan lo que quiera, de todas formas, pronto moriremos todos-
-Tan positivo que caes mal- rio Luna mientras daba saltitos caminando junto a él.
No entendía que pasaba, pero agradecido ese momento de paz, para su cuerpo y su magia.
Acompaño a Luna y el hurón, Draco parecía muy seguro de sí mismo, aunque la mayoría de alrededor no parecía ni saber que pasaba. Todos caminaban entre el escombro, mientras veían al cielo y estaban alerta. Varios medimagos parecieron de la nada y se llevaban a los más heridos, incluso algunos que lograron sacar de entre los escombros. Aun si no eran batallas, el movimiento en el castillo no terminaba.
- ¡Tonks! - chillo la voz de Lupin, caminaba hacia ellas con torpeza al sujetar una rama larga como bastón, tenía sangre en la camisa y un ojo morado, una pierna vendada y tiñéndose de rojo además de gotas con sangre se revolvían con polvo y piedra regadas.
No pudo más Tonks se lanzó a donde Lupin, le abrazo ambos cayendo, mientras el gimió y le sujetaba con fuerza.
- ¿Qué demonios sucede? - pregunto Sofi a la espalda de Lupin, aunque mirando al hombre quien se quejaba al intentar levantarse junto a su esposa. - ¿Por qué las batallas cesaron? -
- No sé, pero no puede ser bueno- contesto Draco girando la mirada por un momento.
La tierra tembló derribando de nuevo a Tonks y Lupin, incluso tuvo que ser sujetada por Draco al casi ser derribada, y Luna sujeto a Sofi. La tierra se sacudió con estrepito, de un lado a otro y de arriba abajo, las estrellas que cubrían el firmamento se apagaron y de la nada todo comenzó a congelarse. Mientras a la distancia un tornado surgió, mas no era un tornado cualquiera, por el surgía piedra, fuego, agua e incluso ramas, todo aquello giraba a una velocidad demencial; se alzaba y giraba con potencia antinatural, mientras que una línea de fuego se creaba en su interior. Lo que aterraba más que el temblor o aquel vendaval de viento y fuego, era el grito.
El grito de agonía que surgía de su interior, un grito que le hizo llenar los ojos de lágrimas, que le rompió el corazón y por un instante sintió toda esperanza perdida.
Aquel grito, era de Harry.
