"Soy un santo, y soy un pecador.

Soy un perdedor y un ganador

Sin fe y creyente

Yo soy la verdad y el engañador

Soy un héroe y un villano

Soy un mito, y soy una leyenda.

Sin fuerza y un contendiente.

Soy real y el pretendiente

Tómame como soy, o no lo hagas.

Porque no me importa un comino, no

Tómame como soy, o no lo hagas.

Porque no me importa un comino, no

Tengo mis defectos

Yo cometo errores

Pero yo soy yo

no estoy avergonzado

Eso es lo que soy, oh

Eso es lo que soy, oh" Who i am -The score.

Hola… ¿Me he tardado? Lo se, pero hay buenas y malas razones, pero para que decirlo, la canción de arriba me queda a la perfección, así que por eso la puse y por otras razones, ya que este capítulo estará lleno de emociones, sobre todo al final.

Es… la parte cúspide de mi historia, donde me la juego con todo y con nada, donde solo estamos ustedes y yo, aquellos que han leído más de 100 capítulos y yo que he puesto cada gramo de mi en ellos. Así que…

Lean, comenten y …. ¿Disfruten?


Capítulo 117.- El grito de un corazón destrozado

Sofi: Parte 4 (El elixir de un ángel)

Llevaban peleando desde el ocaso, debían pasar media noche y aún no podía ver el final de aquella guerra. Ya muchos habían muerto, otros están seriamente heridos, algunos que lograron curar regresaban al final sin siquiera pensarlo.

Y al contrario de ellos, los enemigos parecían una plaga, llegaba uno tras otro, si derrotaban a uno, dos más le sucedían. Claro que Sofi seguía con energía y auxilia a todos los que pudiera e incluso ayudaba en la batalla de ser necesario.

Pero cuando los heridos no dejan de llagar, cuando la sangre comienza a ser tanta que empapa tu ropa, tus manos y no logras contener la ola de dolor y sufrimiento; tu impotencia crece y la desesperación comienza a salir.

Si no fuera por ellos dos, Harry y Hermione, no estaría junto a una familia. Si hermano y cuñada había hecho su ataque a Voldemort por separado, luego ambos salieron del foco de las batallas para sacar de Harry un pedazo del alma de aquel ser horrible.

Ahora en el campo de batalla, Voldemort había sufrido daño, y aquellos que encabezaban el enfrentamiento era Harry. Siempre Harry, su hermano. A pesar de no compartir sangre, ambos se trataban como verdaderos hermanos. Mas que solo un hermanastro, para Sofi, Harry era su héroe, pues desde que lo conoció su mundo se amplió, su familia creció y pudo llamar a un lugar hogar.

Ahora ese hogar estaba ardiendo y ellos tenían que defenderlo.

Luna, Daphne, Theo y Ron se veían bastante cansados, pero bien; al contrario que Neville quien apenas y se sostenía de pie con ayuda. Lo curo lo mejor posible, aunque como todo bien medimago sabe, aún la mejor magia curativa requiere tiempo y en ese momento no tenía el tiempo.

Su magia también se comenzaba a reducirse con rapidez, podía curar y ayudar, más no tan bien como al principio. Aún con todo el entrenamiento, sus piernas y pies comenzaban a cansarse y pedía solo 5 minutos de descanso, pero las cosas solo estaban empezando; delante quedaba un ejército que combatir y en primera línea Harry contra Voldemort.

-Al final me pedirás que te mate y a tus seres queridos- dijo Voldemort sonriendo, provocando un escalofrío en su columna-Te lo aseguro-

-Al final, te aseguro que el sol saldrá y tú no podrás observarlo- dijo Harry con aquella sonrisa socarrona que surgía cuando tenía un exceso de confianza.

Un leve mareo le llego, como si acabaran de mover su piso y entonces, ya no estaba acompañada y no habia cientos de magos, brujas y criaturas alrededor; ahora un incendio forestal se esparció por todos lados, el castillo estaba destruido, el puente partido y callándose, sin contar que nubes de vapor subían de aquel abismo, como si el lago hubiera sido hervido en un instante.

Soltó un grito, no por la escena apocalíptica que se le presentaba, sino porque ahí a su alrededor, cientos, miles de cuerpos, tal vez miles yacían tirados, ensangrentados y sin rastro de vida. Incluso a sus pies estaba ella misma, sus ojos fríos y vacíos, sin vida alguna le paralizo e hizo temblar. Una desesperación, terror e incluso su corazón fue estrujado de la forma más horrible y dolorosa que alguna vez sintió.

-Eres muy anticuado- murmuro una voz a la lejanía, junto con un chasquido de dedos. Mas fue suficiente para calmarla, todo volvió a su lugar y observo de nuevo a todos a su alrededor- Ya empezaste a envejecer y ponerte lento -

Casi tan rápido como todo fue cambiado con anterioridad volvió a cambiar, solo que esta vez no habia muerte y destrucción; eran campos verdes, un cielo despejado, murmullos de movimiento y algarabía que traía el viento. Por su costado, enfrente y casi cualquier lado, vio a muchos alumnos, divirtiéndose, paseando, nadando e incluso volando como jugando carreras de velocidad. Solo que poco a poco comenzaron a atenuarse, a disolverse y volverse transparentes, como fantasmas que se perdían y para cuando parpadeo aquella fría noche sin estrellas regreso.

Aun si alrededor todo regreso a unos segundos antes, en su mente se habia quedado la horrible imagen de su cadáver, incluso estaba segura de que no era la única, muchos por no decir todos estaban pálidos. El único impasible, que hablaba era Harry y fue cuando se preguntó ¿Qué pesadillas carcomían a Harry? ¿Qué horrores habia llegado a presenciar, para estar tan inmutable?

La voz resonó en su cabella, tan fría y cruel, tan seria y segura que por un comento pensó era su propio pensamiento {Ganaremos la batalla y ustedes perderán, cuando la mitad este sin vida, los restantes implorarán unirse. Mis mortífagos los superan en número y el niño que sobrevivió no podrá hacer nada ante mi poder. No debe haber más guerras. Aquel que continúe resistiendo, ya sea hombre, mujer o niño, será sacrificado junto con toda su familia. Y ahora, arrodíllense ante mí, y lo salvare. Ríndanse y sus padres e hijos, hermanos y hermanas vivirán y serán perdonados, y todos nos uniremos en el nuevo mundo que construiremos juntos}

Sofi no pudo más que enojarse, enfurecer y pensar que aquella voz mentía, conocía la maldad de Voldemort y si esperaba que ella se alejara de lo que Harry le enseño y abandonara a su familia, estaba loco.

- ¡NUNCA! - grito, aunque no fue la única, todos los que estaban a su espalda, incluido sus amigos también lo hicieron.

- ¡SILENCIO! -bramó Voldemort con colera - ¡HAN ESCOJIDO LA MUERTE! ¡Y ESO TENDRAN! -

Solo levanto su blanquecina mano y hubo un estallido, un destello de brillante luz; luego al siguiente instante el maleficio fue desviado, enviado lo por un costado, golpeo con tal brutalidad la barrera que los separaba del exterior como la primera vez.

Hubo un murmullo de risas, de asombro y luego, ahí estaba Voldemort, flotando a unos metros del suelo, estirando las manos e intentando lucir como si fuera todo poderoso. Comenzando a elevarse con suavidad, mientras que este daba una sonrisa amplia, tal vez complacido de aquello. Al alcanzar cinco metros sobre las cabezas de todos, parecía extasiado; mientras que los Mortifagos se reían a carcajadas.

No pudo más que soltar una risita, podría volar, pero no era el único mago en aquel lugar que lo hacía y a la velocidad que lo hacía se notaba que aún no lo dominaba. Ron, Theo, Daphne e incluso Luna comenzaron a reírse con fuerza.

- ¡Eso es lo mejor que puedes hacer!? - pregunto Ron con fuerza.

- ¡Apenas y puedes despegar! - salto Theo también.

- ¡Échale ganitas, unos veinte años más y podrás volar! - dijo Daphne también.

Los Mortifagos quedaron en silencio, los gritos de sorpresa y tal vez las risas cambiaron de lado; ya que Harry no estaba en el suelo, estaba flotando a su misma altura con una velocidad mucho mayor.

- ¡¿Asombrado?!- pregunto Harry al mismo tiempo que relámpagos salían en todas direcciones entre ellos, como si sus presencias al estar cerca las provocaran- ¡Veamos que tanto poder tienes Tom Ryddle! -

El grito colérico de Voldemort debía de haber podido ser escuchado a kilómetros. En un instante llovieron, flechas y hechizos, además de rugidos de gigantes y un montón de cosas más fueron en dirección de los Mortifagos, mientras Ron gritaba - ¡AL CASTILLO! ¡DEFIENDAN EL CASTILLO! -

Comenzó a ir con ellos, esperando ser de utilidad, también cuidar de Neville, que iba a cuestas en el hombro de Theo. Tropezaban y daban tumbos una y otra vez, mientras que todos les tomaban ventaja. No podrían ir muy lejos sin ayuda, y aunque odiaba admitirlo, la fuerza no era su fuerte. Pero una vez que llegaran al final del puente, podría tomar a Neville y llevarlo a la enfermería, para su mala suerte, el rango de transporte a la sala de menesteres era limitado.

- ¡Te ayudo! -dijo Daphne intentando llegar a ellos dos, sin percatarse que una nube negra se dirigió hacia ella.

Saco la varita para ayudarla, sin embargo, una enorme masa de pelo y con garras corto su camino, literalmente, estaba en medio por lo que tuvo que saltar y esquivar sus garras. Estaba tan cerca que pudo oler el fétido aroma de su pelaje y la mugre agolpada en cada tramo.

- ¡TRAIDORA, PAGARAS AHORA! -grito la voz de un hombre.

- ¡Daphne cuidado! - grito Luna obverso la columna de humo golpearla.

Apenas pudo evitar el embiste del hombre lobo, mientras Daphne y Luna eran llevadas por aquel Mortifago, las vio elevarse y dar tumbos justo al momento en que el hombre lobo volvía a lanzar de zarpazos.

- ¡Sofi llévate a Neville…- dijo Theo.

Estaba ocupada evadiendo al hombre lobo, si quería ayudar a Neville necesitaría primero deshacerse de él, cosa compleja, su entrenamiento en combate habia quedado suspendido y su estudio de medimagia le indicaba que causar daño estaba fuera de discusión. Evadir, eso es lo que habia entrenado los últimos meses.

- ¡Impedimenta! - grito Theo con la varita hacia ellos.

Intento saltar y rodar para quitarse de en medio de las garras, más el hechizo de Theo golpeo el puente y se expandió por el aire. Sofi rodaba por el suelo a tan cámara lenta que parecía tardar minutos en hacerlo, mientras a solo un centímetro de su rostro, las garras raspaban el suelo saltando chispas incandescentes en todas direcciones.

Todo fuera de eso pasaba a cámara rápida, como si alguien hubiera apretado un botón en su mente y durante varios minutos el tiempo saltara hacia adelante. Solo vio a un hombre de espaldas, como a solo un metro explotaba un cuarto del puente, luego como Neville y Theo se cubrían con una especie de burbuja de cristal. Las maldiciones volaron e incluso noto que un instante después el Mortifago los golpeaba con tanta fuerza que su protección salía expedida al castillo.

El hechizo alentaba todo, pero su cerebro estaba funcionando a máxima velocidad, pues aquel hombre lobo que le atacaba tenía los ojos llenos de dolor, y su pelaje mostraba todo el daño sufrido, habia heridas que tenían un color morado, incluso sangre seca en muchos puntos, sin contar que estaba muy flaco y el hocico tenía marcas de atadura.

Solo estaba a un instante de que la impedimenta se terminara y entonces, haría lo que debía, lo que cualquier Medimaga ética haría.

Evadió al hombre lobo pasando entre sus piernas, luego corrió con todas fuerzas, escucho al hombre lobo detrás jadeando y como sus pasos eran rápidos. No huiría, no lo lograría y esa no era su idea; en cuanto piso el pasto del otro lado giro en redondo.

EL hombre lobo dio un salto hacia ella, con las garras delante y el hocico lleno de espuma, entro dentro de sus patas, tomando con sus manos su pelaje y dejándose llevar, con una imagen en su mente. El peso del hombre lobo, más la velocidad y fuerza fue como un auto, y al estrellarse contra el suelo hubiera sido horrible; al contrario, ambos atravesaron el suelo como si fuera agua, un instante no respiraron y luego salieron de los muros de la enfermería.

- ¡¿Qué demonios?!- grito un medimago quitándose de en medio.

Hubo un griterío general, una camilla derribada y un frasco rompiéndose mientras ella y el hombre lobo rodaron por el suelo, quitándose de arriba y trastabillando para pararse. Aunque el hombre lobo ya estaba sus extremidades babeando y gruñendo, desconcertado por el lugar tan iluminado y el cambio repentido. Solo tendría un momento más antes de que se recompusiera.

- ¡Niña! ¡¿Por qué has traído eso aquí?!- pregunto Edward llegando a su lado, desconcertado, con motas de sangre en el rostro y en su ropa.

Mas no parecía haber ingerido nada, su boca estaba impoluta y parecía cansado de tanto ayudar a los demás; no tenía habilidades médicas sobre humanas, pero conocía el cuerpo humano mejor que incluso la doctora Emma, lo que le permitía parar sangrados sin magia, cerrar heridas e incluso tratar a varios sin magia alguna. Solo esperaba que estuviera satisfecho y varias raciones de sangre para evitar un frenesí sanguinolento.

- ¡SERA REPUGNANTE, PERO LO VACIARE! - dijo Edward mostrando los colmillos, lanzándose contra el hombre lobo.

Lo derribo con tal brutalidad que la camilla alada se dobló cual aluminio, luego salieron rodando, dándose de golpes y buscando aniquilarse; ambos intentándose clavar los colmillos.

- ¿¡Sofi, estas bien!?- pregunto Madame Pomfrey con la varita levantada quitando a 3 heridos en medio de la batalla que empezaba a tornarse más violenta.

- ¡Hay que acabar esto, este lugar no es para peleas! - dijo Emma levantando un escudo a tiempo que el hombre lobo daba un zarpazo al aire y rebanaba parte del mobiliario como si nada - ¡¿Por qué trajiste a eso?!-

- ¡EL! - grito Sofi tomando aire - ¡ES EL, NO ESO! -

Corrió a donde la pelea sin que lo pudieran evitar, al estar ocupado en su pelea mano a garras contra Edward no la vio llegar, se montó en su lomo y con un hechizo ambos fueron expulsados hacia un lado, cayendo al suelo. Volvieron a hundirse, a bajar por una oscuridad sin oxígeno, luego fueron expulsados con fuerza, como si la misma tierra los escupiera.

Golpeo el pasto, el sonido de las batallas fue increíble, habia explosiones, gritos, hechizos e incluso rugidos en todas direcciones. Algo la tomo de la camisa y levanto, sujeto una poción comprimida y se preparó. Mas solo la pusieron de pie Edward estaba a su lado, con la ropa cortada a la altura del pecho y una mancha roja comenzaba a extenderse con lentitud.

- ¿Qué piensas niña? - pregunto Edward algo enojado, lo notaba por los ojos mostraban la pupila más ovalada a punto de volverse una rendija vertical.

El lobo estaba revolándose, intentando pararse, al parecer tenía una pata rota y aullaba de dolor, cosa mala, que indicaba que muchos de sus amigos aulladores estarían yendo hacia ellos en ese momento.

- ¡El llevar a un enemigo a la enfermería fue una idiotez! - dijo Edward mirando alrededor, pues aullidos sonaron en todas direcciones, indicando que estaban a punto de recibir a la manada. - ¡Tienes que llevarnos de regreso! ¡YA! -

- ¡NO! - dijo Sofi quitando su mano de encima, encaminándose al hombre lobo que se revolvía de dolor.

- ¡¿AHORA QUE HACES?!-

Se paro a prudente distancia, solo basto con mover sus dedos por el artilugio de Harry y antes de saberlo saco una esfera plateada del tamaño de un caramelo, la levito con la varita y sin que contestara a los cuestionamientos del vampiro, tiro la esfera al hocico del lobo.

- ¿¡Esta loca niña!? ¡LO VAS A CURAR! - Gruño Edward avanzando con los ojos ya furiosos y sus pupilas completamente alargadas.

El hombre lobo comenzó a dejar de gemir tembló y sus ojos proyectaron una luz azulada, que se comenzó a filtrar por su piel y pelaje, dibujando sus venas y arterias, recorriendo cada tramo, dejando caminos por toda su piel de esa luz que expulsaban. Su estructura de hombre lobo cambio, volviéndose menos amorfa y más a un lobo de verdad, con sus cuatro extremidades iguales, su cuerpo se ensancho y su rostro cada vez se volvió más canino, hasta que habia un lobo real delante de ellos, aunque era de casi dos metros sobre sus cuatro extremidades.

- ¡Maldita sea! - gruño Edward avanzando con los caninos creciéndole.

Freno en seco y a su lado, pues al siguiente segundo habia desaparecido el lobo, pero en su lugar dejo a un hombre encogido en posición fetal, con nada de ropa, una pierna amoratada y en un ángulo raro, además de golpes y cortes por todo el cuerpo.

- ¡Funciono! ¡Ahora acaba con el! - decreto Edward con una leve mueca insatisfecha.

Ella solo se acercó, tomo otras píldoras, poción de sangre, bálsamo de asclepsias tuberosa Purpura de Zolt y aliento de paz. Estas tocaron al hombre que los miro con terror, temblaba y parecía a punto de gritar de horror. Se notaba tan escuálido, tan mal y con ojeras enormes que parecía imposible que hacía unos instantes antes fuera un hombre lobo enloquecido.

Los moretones se volvieron verdes y luego desaparecieron, sus heridas se cerraron e incluso lucio mejor, al mismo tiempo que su rostro se relajó y su pierna lucio mucho mejor, pero no curado. Gimió en cuanto Sofi movió la varita, poniendo su pierna en posición y luego se desmayó.

-Mocosa ¡No puedes salvar a todos! - dijo Edward tomando de su brazo con brusquedad y jalándola con fuerza, haciendo que doliera, pero entendió cuándo comenzó a llevarla lejos del bosque, pues los aullidos aumentaron y debían irse. - ¡Llévanos a la enfermería! -

-Bien- murmuro y lo intento, pero el suelo no cedió, no se hundieron y solo los aullidos aumentaron.

- ¿Qué haces? Apúrate- dijo Edward mirando a todos lados.

Miro su túnica, el símbolo de los medimagos estaba rasgado, y por lo tanto la magia estaba rota, no podría ir a ningún lado si no era por medios tradicionales. Miro a Edward y pareció que él lo noto también, si habia algún momento en que los vampiros podían palidecer, era en ese instante. Mas aun porque de entre los árboles surgió un gruñido bestial, un enorme hombre lobo surgió, amorfo, con sangre y espuma por todo el hocico y un pelaje negro desarreglado.

No tardo nada en ir en dirección de ellos, Edward la lanzo fuera del camino, sin siquiera esfuerzo, golpeo el suelo y rodo, ardía como el infierno su columna al momento de soltar un grito de dolor. La boca le sabia a sangre, la cara se le lleno de barro y sus piernas temblaban, sin poder responderle.

Se intentaba recomponer, cuando vio a Edward sostener el hocico del hombre lobo con las manos, mientras las garras de su adversario entraban por su espalda y comenzaban a cortarlo.

- ¡HUYE! - grito con fuerza, lanzando un golpea su costado, pero el hombre lobo solo gruño más molesto.

Necesitaba un plan, o algún método de escape, pero cuando busco los polvos de oscuridad o el pantano portátil, solo encontró que estos ya no estaban en su lugar.

Un grito de agonía surgió, miro a Edward siendo sostenido de los costados por el hombre lobo, movió las patas y tal cual un muñeco fue lanzado, golpeándose contra un árbol y cayendo de cabeza. Estaría segura de que murió, si no fuera por que conocía que los Vampiros eran los segundos seres mágicos más resistentes, luego de los gigantes claro. Corrió auxiliarlo, viéndolo como su espalda tenía seis líneas abiertas y que sangraban, como se movía jadeando y gimiendo de dolor, mientras parecía aun consciente.

- ¡Estarás bien! - dijo Sofi comenzando a sacar pociones comprimidas y alzando la varita.

- ¡Idiota! - gimió y tomo su mano llenándola de sangre - ¡Te dije que corrieras! -

Un bufido sonó a su espalda, giro la vista viendo al hombre lobo enorme parado sobre sus dos patas, con las garras goteando sangre. Tal vez no le veía como amenaza, porque se acercó con lentitud mientras que babas y espuma caían de su horrible hocico; también podría ser que sus amigos estaban ahora junto a él, una docena de hombres lobo amorfos, cada uno herido y con rastros de batalla, pero igual a punto de atacarlos. Y no era los únicos, también varias decenas de Acromantulas estaban en su espalda y descendiendo por los árboles.

- ¡Vete en cuanto me ataquen! - gimió Edward intentando incorporarse, solo quedando sobre sus rodillas - ¡Corre y no mires atrás niña! -

- ¡No soy una niña! - dijo Sofi levantándose y poniéndose delante de él, mientras que - ¡Soy una Potter! ¡Y un Potter no abandona a sus aliados! ¡No traiciona! ¡Y nunca se rinde! -

A su espalda Edward le miraba con una leve sonrisa, pero con el rostro lleno de tristeza. Aquella situación era infranqueable.

El más grande, que con quien peleaban se lanzó de lleno contra ellos, solo tenía unos segundos y entonces estaría encima de ellos, por lo que o encontraba como marcharse ambos o hacer que dejaran de pelear. En cada hendidura de sus dedos apareció una poción comprimida, "Luz de plata", es como las nombro Harry, aunque dudaba que pudiera contra los 13 hombre lobo delante, ella por lo menos reduciría sus números.

- ¡KUPHULIKA KWA MAGAZI! - dijo Edward a su espalda.

Una burbuja roja se apresuró entre ellos, y creo una explosión que creo una explosión roja, como una barrera llena de espadas en todas direcciones.

- ¡Magia sangrienta! - gimió Edward, luciendo incluso más viejo, como si 10 años de su vida fueran drenados. - ¡Solo unos cuantos la aprendemos y muy pocos la ocupan! ¡Ocupa la sangre y eso… no es bueno para nosotros! - Se sostenía el estómago y se relamió los labios mirándola.

Sofi hubiera temido por la seguridad de su cuello, si no fuera porque la barrera se resquebrajo como cristal, varios hombres lobo tenían heridas muy severas, pero el más grande solo una cortada en su pecho. Habían enfurecido más y ahora no solo salto hacia ella, si no que esta vez no podría moverse a tiempo.

El ladrido fue inesperado, tan inesperado como una loba de pelaje blanco y pequeñas trenzas en la cabeza, que salió de entre las sombras tomo del cuello al hombre lobo más grande, lo arrastro y giraron cual pelotas. Seguido de otros 5 lobos enormes, que comenzaron a ir tras los 12 faltantes y las mismas Acromantulas que comenzaron a huir al ver que eran aniquiladas sin dificultad.

- ¡La jauría! - murmuro Edward sosteniéndose los costados en el suelo, sin poderlo creer.

Sofi no espero más, se abalanzó sobre la pelea más cercana, que era de Sasha y el enorme lobo. No iba nada bien, Sasha estaba bajo su peso, mientras evitaba que él le mordiera la yugular, y ella daba mordidas hacia arriba, intentando hacer lo mismo. Solo tendría una oportunidad, pero estaba a sus espaldas, por lo que salto sobre la espalda del hombre lobo, dio dos pasos, pisando su cabeza y salto dando un giro para caer justo al otro lado. Lanzo las pociones comprimidas al aire, como una andanada de perdigones, que fueron interceptados por la mordida del hombre lobo, quien sin darse cuenta las ingirió. Pareció confundido y luego agito la cabeza sin comprender

Hubo un lamento lobuno, que hizo que Sasha pareciera enfurecer, lanzando al enorme hombre lobo a un lado, quien se quedó de costado, volviéndose en un lobo mucho más grande, de pelaje negro y moteado de gris, que comenzó a revolcarse y gemir.

Sasha no miro más, giro al segundo chillido lobuno y corrió a las demás batallas. Ella le hubiera seguido, si no fuera por ver a Fenrir Greyback en el suelo, jadeando y sosteniéndose los cotados, donde sangraba.

- ¡ESTÚPIDA NIÑA! ¿QUÉ ME HAS HECHO? -Gimió levantándose, podía notar aun siendo un hombre, esta tenía posiblemente dos metros de altura o más. - ¡TE MATARE! -

- ¡Sofi! - gimió Edward a unos metros - ¡No eres rival para el! ¡Él no es como el otro, el desea dolor y sangre! -

-Ya se- suspiro Sofi, sacando la varita, sin quitar la vista de Fenrir - Me han dicho quién eres tú, lo que has hecho y provocado. Como una estudiante de medimagia, estoy asqueada y odio todo lo que eres y representas. -

- ¡ENTONCES ACABA CON EL! - grito Edward en el suelo aun - ¡NO LE DES OPORTUNIDAD! -

-No puedo- murmuro Sofi mirando como Fenrir parecía más recompuesto, y tal vez pareciendo darse cuenta de que aquella poción solo lo habia vuelto cuerdo durante la luna llena.

-No seas tonta- gimió Edward haciendo un esfuerzo por levantarse - ¡DEJA DE SER TAN SENTIMENTAL! EL TE VA A MATAR, ¡MATALO TU PRIMERO! -

Fenrir estaba más recompuesto, mientras este aun sangraba y sonreía con malicia y locura. Avanzo con torpeza, la herida provocada por Sasha estaba ahí y, pero aun, estaba la herida de Edward, que viéndola era un corte limpio que bajaba de su hombro hacia su abdomen, dejando salir mucha sangre.

-Los Pendragon aprendimos de Harry a perseguir nuestros ideales- dijo Sofi mirando al hombre tronarse el cuello y sacar la varita - Mi ideal es proteger, remediar y sanar… herir y matar jamás. Aun si me cuesta mi vida, jamás levantare mi varita para ello. Pero tampoco te dejare dañar a nadie, así que ven e inténtalo-

- ¡CARAJO!

Fenrir levanto la varita, un hechizo morado cruzo la poca distancia. Sofi tomo a Edward del cuello, derribándolo y cubriéndolo con su cuerpo, al mismo instante que sacaba agua del archipiélago arcano de su bolsa y utilizando su magia la vertía sobre la herida de Edward. Funciono, la herida paro de sangrar y comenzó a cerrarse, aunque ella continúo rodando con el vampiro. Hasta que vio como Fenrir se volvía a lanzar contra ellos.

Esta vez metió la mano en su pequeña bolsa plateada, y antes de saberlo, tenía el bisturí en la mano. Lo sujeto como si fuera la varita, presiono su dedo índice en la parte trasera del filo y le infundo su magia.

- ¡CRIA DE MIERDA! - grito Fenrir corriendo hacia ellos, luciendo más y más como hombre lobo.

Estaba a unos 5 metros, tomo aire de forma profunda y lo soltó de forma lenta, 3 metros; murmuro en voz baja, moviendo el bisturí de lado a lado como dividiendo el aire en un instante.

Lo siguiente fue unas garras cerca de su cara, pero solo eso, no avanzaban ni retrocedían. Fenrir tenía la cara consternada, su cuerpo temblaba y las heridas alrededor de su cuerpo comenzaron a cerrarse, al mismo tiempo que este profirió un grito de dolor.

-Algunas veces, para sanar… hay que sufrir dolor- dijo Sofi volviendo a meter el bisturí, y dando un reojo a Edward, que la miraba atónito -Le dolerá todo el cuerpo y sentirá sus huesos arder, pero no lo detendrá-

Tomo del cuello de la camisa a Edward y tiro de él, hasta que lo alejo hasta un árbol, entonces escucho el hechizo silbar, pero ya estaba enviando magia a su gargantilla. Al instante una esfera apareció a su alrededor de ambos, una protección tan potente que el hechizo estallo en una columna de fuego a su alrededor, sin siquiera hacerles nada.

Al terminar, estaban en medio de un círculo negro de dos metros y con todo alrededor ardiendo. Fenrir habia desaparecido y las peleas de los lobos a su alrededor continuaban, eran bestias en estado puro peleando. Ella miro a Edward, quien cada vez más jadeaba y gemía de dolor.

Se sostuvo el estómago y un gruñido surgió, mientras sus colmillos crecían y sus ojos se comenzaban a tornar rojos. - ¡Tengo sed! ¡TENGO MUCHA SED! - Le sostuvo del cuello y se acercó a su cuello.

Pero ya estaba preparado para ello, y tenía un par de pociones de sangre en sus dedos, las puso contra su boca y activo, esperando que funcionara. Al principio solo tosió, se atraganto y luego se dejó caer contra el suelo; inconsciente. Se apresuro a curarlo, lo mejor posible, ocupando incluso vendas y cosiendo sus heridas, ya que la magia parecía no funcionar muy bien el cuerpo del vampiro.

Una vez que se aseguró que no muriera desangrado y que sobreviviera lo suficiente. Fue a donde Sasha y los demás peleaban, encontrando a varios lobos heridos e incluso hombres lobos. Entes de curarlos fue ayudar a evitar que más heridos aparecieran. No fue fácil, luego de buscar los momentos indicados, logro trasformar a 5 hombres lobo, en débiles hombres heridos, y de paso sacarlos de la contienda. Sasha era de mucha ayuda, pues a los últimos 4 los logro encontrar lo suficiente para transformarlos de regreso.

En cuanto las cosas estaban bajo control, las formas humanas de los lobos fueron revelados, Sasha tenía bastantes golpes y heridas, aun así, era de las mejores del grupo. Incluso miro como un lobo grande y gris regresaba a ser Lupin, quien cojeaba y apenas se sostenía de pie.

-Vaya mordida-dijo Lupin mirando su pierna, que tenía la marca de varios dientes caninos. -Es bueno saber que ya no pasara nada por esta- luego le miro y sonrió medio de lado -Estuviste genial Sofi-

-Dame un momento, te curare- dijo Sofi incoándose para revisar su herida, que no era tan mala, pero tendría que utilizar bastón durante un tiempo.

Luego de curar a Lupin, los formo en una línea y comenzó a ayudarlos lo mejor posible, agradecido el equipamiento de Harry, que contenía todo el material disponible de curación.

- ¡Escuchamos el aullido de auxilio! - dijo Sasha mientras ella era la última en ser curada de su gente - ¡Pensé que vendrían todos los hombres lobo a este punto! ¡Así que decidí acabar con ellos! ¡Fenrir es…una bestia de verdad! - le sonrió y palmeo la espalda - ¡Gracias, el matalobos me salvo! -

-No era mata lobos- dijo Sofi haciéndose a un lado y fue a ver a los hombres lobos del lado contrario, los cuales estaban reunidos y siendo custodiados por tres lobos. -Era luz de plata…-

- ¡Esta loca! - dijo Sasha de repente, al ser sorprendida. Lupin miraba recargado de un árbol, también sorprendido por lo que decía - ¡El volverá y con su capacidad potenciada! ¡Debiste acabar con el cuándo pudiste! -

Ella ya curaba a aquellos que se veían peor, pues se notaba el maltrato y todo el daño sufrido por Voldemort y batallas.

- ¿Por qué los ayudas? ¿Por qué no eliminaste a Fenrir? ¿Acaso estas traicionándonos? - pregunto Sasha sin entender, pero tampoco deteniéndola.

-Hago lo correcto. Ayudo a quien lo necesite, incluso si son hombres lobo- dijo Sofi mirando a la única mujer lobo del otro grupo, la cual tenía una mirada perdida, marcas en todo el cuerpo y por lo que se veía, incluso puede que hubiera sido abusada por los Mortifagos. - Ellos han sufrido bastante, todos los hombres lobo ya han sufrido bastante-

Lupin sonrió, mientras asentía y parecía conmovido por ella. Sasha no dijo más, solo se cruzó de brazos y cerró los ojos; sus hombres rodeaban el área, de vez en cuando encontrándose con Acromantulas o algún Mortifago que estaba rodeando el área, pero nada que no pudieran manejar.

-Ahora veo- dijo Sasha en cuanto termino. Su magia corría el riesgo de acabarse, pero podría aguantar un rato más. - Veo porque Harry te dio su apellido, pero aun creo que fuiste muy tonta- le miraba entre impresionada y enojada. -Ahora regresare a la batalla y uno de mis hombres te cuidara-

Estaba por contestar, pero un lobo llego corriendo a toda velocidad salto y sin siquiera dar un segundo se volvió un hombre que aterrizo jadeante. -Mi señora, los Mortifagos, todos vuelan hacia Hogsmeade, estarán aquí en un instante-

Sasha hizo una mueca y luego suspiro - ¡RETIRADA! ¡Los que aun tengan fuerza lleven los heridos, Lupin lleva a Sofi al castillo! -

- ¡Podemos contra ellos mi señora! - Dijo uno de los lobos que mejor se mantenía.

- ¡No perderé a más hombres aquí! ¡Nos reagruparemos y, luego de curar a los heridos, les derrotaremos! -

No le dieron tiempo de nada, antes de saber, Lupin era un lobo, Sasha le tomo con el hocico para depositarla sobre Lupin y comenzó a correr cojeando, mientras que varios más se llevaban sobre el lomo a sus compañeros, incluso a los que acaban de ser transformados.

Cruzaron los campos, comprobando que tenía razón los Mortifago estaban volando directo a Hogsmeade sin parar y sin siquiera ir tras ellos que eran un blanco muy fácil.

Pasaron corriendo por un lado del lago, aunque aquello era mas una pista de patinaje destrozada, vieron a cuatro caminando muy pegados o mejor dicho a dos intentando llevar a dos a rastras. Los lobos gruñeron y comenzaron a rodearlos, Sofi no sabia si era por seguridad o pensando en que era mortifagos. Solo que se encontraron frente a Hermione, Ron, Draco y lo que parecía ser un Lucius Malfoy viejo.

-Si van a comernos les pido que no mastiquen, eso … será me repugna - gruño Draco.

Lupin y otros lobos gruñeron. -Vamos suban - dijo Sofi segura. -Nos reagruparemos en el castillo

Los lobos le miraron, solo gruñeron y algunos continuaron su camino. Tal vez no podrían discutir con ella, no luego de que los curara. Sofi suspiro y estiro la mano para ayudar a Hermione a subir a Ron junto a ella, el chico estaba mal y parecía que no podía ni moverse sin demostrar dolor.

- ¿Qué paso? - Pregunto ya curándolo lo mejor posible, pero su cuerpo parecía no responder del todo.

-Larga historia- comento Hermione con una leve sonrisa -En el castillo te contaremos-

Un lobo moteado se inclinó, Draco logro subir a su padre y el se coloco detrás, el lobo no estaba contento, pero no se quejó. Hermione subió en Sasha, quien era la única que no llevaba a ningún herido o alguien, pero no pareció despreciar a la chica. Supuso que al final, ambas eran lideres y se respetaban mutuamente.

Unos momentos después estaban en el patio trasero, donde la torre faltaba, donde se veía un gigante derrumbado y el patio lleno de escombro. Mas las peleas habían terminado.

Draco bajo de un salto, coloco a su padre contra el muro y suspiro aliviado. Sofi procedió también a bajar y de paso a Ron, que, aunque se veía mejor, estaba pálido.

- ¡Debemos llevarte a un lugar seguro! - dijo Hermione preocupada

- ¡Solo tengo hambre! - rio Ron, con seguridad para aliviar la tensión que se creaba.

Sofi sonrió al igual que Hermione, esperaba que pudieran pronto terminar todo.

- ¿Confías en él? - pregunto Lupin desconcertado cuando se transformó, parecía cansado del todo y al correr su pierna habia vuelto a sangrar. - Podría ser una trampa-

Hermione miro a Draco y su padre, el chico los miro y bufo para luego adentrarse por los muros con la cara indignada.

-Nos ha ayudado- murmuro Hermione y suspiro cansada -Aunque también defendió a su padre, pero eso es normal-

-Yo no confió- dijo Sofi, sin quitar la mirada por donde Draco acababa de irse. Aún quedaba largo trecho para que Sofi confiara en un Malfoy, pero Draco comenzaba a ganar puntos-Pero ya ha traicionado a Voldemort para salvar a los rehenes, la siguiente vez que lo vea Voldemort… seguro lo mata-

Luego siguió a Draco, curiosa y preguntándose a donde habría ido cuando su padre estaba en el suelo tan mal. Entre mas se adentraba al patio más escuchaba voces conocidas.

- ¿Quién te dijo que seguiremos tus ordenes? - pregunto la voz Daphne en algún lado.

-Hagan lo que quiera, de todas formas, pronto moriremos todos- contesto Draco de malas.

-Tan positivo que caes mal- rio Luna. La vio dando saltitos a lado de Draco al ingresar al patio, aquello era un desastre, piedra destrozada en muchas partes, el patio cuarteado y un gigante noqueado en medio de ello.

De entre los escombros varios medimagos salieron y sin parar comenzaron a llevarse a los heridos, incluso a los que llevaban los lobos. Las batallas habían parado, pero aún estaban en movimiento, ayudando a los heridos y buscando aquellos que quedaron entre los escombros.

Varios medimagos parecieron de la nada y se llevaban a los más heridos, incluso algunos que lograron sacar de entre los escombros. Aun si no eran batallas, el movimiento en el castillo no terminaba.

- ¡Tonks! - chillo la voz de Lupin al notar la melena pelirosa de su esposa.

Tonks se lanzó a donde Lupin, le abrazo ambos cayendo, mientras el gimió y le sujetaba con fuerza. Esperaba que no hubiera roto alguna costilla, pero Lupin y Tonks parecían tan aliviados de estar juntos que no parecía importarle.

- ¿Qué demonios sucede? - pregunto Sofi - ¿Por qué las batallas cesaron? -

- No sé, pero no puede ser bueno- contesto Draco girando la mirada por un momento.

La tierra tembló con fuerza, casi derribando de nuevo a Tonks y Lupin, ella trastabillo y Luna le sujeto, mientras Draco sujetaba a Daphne quien sudaba a mares. El calor por el fuego y sus cuerpos comenzó a desaparecer, y apagarse, incluso el cielo se volvió oscuro. Ahí en dirección de Hogsmeade, un tornado exploto, alzando el viento con brutalidad y creando una onda de choque que lanzo a la mitad al suelo y otros tantos se lanzaron pecho tierra. Por el Vendaval subía agua, fuego, tierra y árboles, todo girando con una velocidad que nunca creyó.

Lo que le helo y erizo el vello, al mismo tiempo que la petrifico y sintió caer al abismo, fue el grito.

El grito de agonía que surgía, un grito que le hizo llenar los ojos de lágrimas, que le rompió el corazón y por un instante sintió toda esperanza perdida.

Aquel grito, era de Harry.

Hermione: Parte 5 (Una cálida llama en medio de la fría penumbra)

El grito se extendió, la colera que producía solo era comparable a un millar de serpientes a punto de atacar y tal cual pensó, en cuanto Voldemort grito, los Mortifagos atacaron. Todos los activos de Voldemort salieron como un colmenar de abejas, directo a ellos, con toda la potencia y alcance que poseían.

Los rugidos de los gigantes hicieron rugidos, se oyeron ruidos de cascos y de arcos siendo disparados, la lluvia de flechas surgió sobre ellos y en dirección hacia los mortífagos, que rompieron filas, desprevenidos. Ma sus ojos estaban sobre Harry, el cual estaba siendo atacado por un hechizo enorme, que en un parpadeo voló hacia su ahora esposo. Pero en ese mismo momento Harry lo desvío creando una enorme explosión que sacudió la protección que los separaba del mundo.

Tenían que actuar con rapidez, por lo que antes de que cualquiera comenzara una batalla en el puente, Hermione y Ron giraron - ¡AL CASTILLO! ¡DEFIENDAN EL CASTILLO! -

Fue suficiente, cada uno comenzó a dirigirse al castillo, dándole la espalda a los Mortifagos; lo que los dejaba desprotegidos a todos, aunque ella no se quedó quieta, levanto la varita y de esta salieron cientos de runas rojas que subieron y crearon escudos en todas direcciones.

- ¡Tenemos que adelantarnos! - Dijo Ron a su lado - ¡Los Mortifagos nos rodearan y cortaran el paso al castillo! ¡Si nos encierran en el puente…-

No le gustaba dejar a sus amigos, menos con Neville en tan mal estado, Theo apenas y podía con él, Daphne y Luna no se veían mal, pero con seguridad habían tenido sus peleas y ni mencionar a Sofi que tenía manchas de sangre que esperaba no fueran de ella. Asintió y casi al instante Ron se volvió un Guepardo, un felino alargado, de pelaje amarillento y puntos negros. Solo que este era del doble del tamaño y por alguna razón parecía brillar su pelaje. Tal vez a Ron no se le daba bien aún convertirse en animales mágicos, pero parecía que comenzaba a intuir como hacerlo.

Hermione ni lo pensó, solo se colocó una runa de ligereza y salto al lomo de Ron, antes de que pudiera siquiera saberlo, corría entre la gente, saltando de un lado a otro esquivándolos y avanzando a la misma velocidad que un auto de carreras. En un parpadeo estaban al otro lado, el ejercito Pendragon estaba a punto de llegar a la entrada y podrían dispersarse por el castillo, pero como Ron indico los Mortifagos les llevaban ventaja y estaban por cerrar el camino.

Ron soltó un rugido algo chillón, no lo habia comprendido, pero supo a que se refería, tendrían que hacer algo antes de que quedaran encerrados. Al siguiente instante Hermione salto, mientras Ron se trasformaba de nuevo, rodaron por el suelo por la velocidad y se reincorporaron ambos con las varitas levantadas a lados contrarios del puente.

- ¡¿Hermione?!- pregunto Ron algo exaltado, al mirar que estiraba la mano izquierda, donde estaba el anillo que le dio Harry y en la otra la varita. Las movió hacia ambos lados escribiendo un montón de runas diferentes, cada una casi con el puro pensamiento y sin siquiera complicarse en hacer movimientos de varita.

- ¡KASKADA ASTENG! - Grito Hermione, enviando magia suficiente a las runas. Las runas flotaron a ambos lados, creando un pasillo, donde comenzó a caer una protección, aunque no era cualquiera, una cascada de protecciones diminutas, como luz a través de agua que creaban un muro a ambos lados. - ¡Ron, ayúdame a potenciarlo! -

El chico no solo tomo aire, si no que pronuncio el mismo hechizo, provocando que ambos muros se volvieran más gruesos, más altos y que resplandecieran con una luz extraña.

Observo chocar a los Mortifagos contra aquellas diminutas protecciones, fue entonces cuando decidió volver la mirada; encontrándose con todos corriendo en su dirección, pero detrás de todos sus amigos siendo atacados. Ron también observaba, comenzó a correr cuando vio una nube negra llevarse a Daphne y Luna hacia los cielos.

- ¡DAPHNE! - grito Ron, pero fue detenido por Hermione, quien le puso una mano en el pecho.

- ¡No! - Dijo, al casi tiempo de notar como ahora era a Theo y Neville quien atacaban, pero estaban bastantes retirados para ayudarlos - ¡Confía en ellos! -

- ¡PERO! - gruño Ron alterado.

- ¡ELLOS NO PERDERÁN! -grito Hermione sobre la multitud que acababa de alcanzarlos - ¡NO PERDEREMOS! -

Se observaron, ninguno podría darse el lujo de descuidarse, de no pelar y, sobre todo, de no creer en cada uno de aquellos que están en el campo de batalla. Sin decir una sola palabra regresaron la mirada, una burbuja resplandeciente que contenía a Theo y Neville fue lanzada fuera del puente y hacia el castillo; mientras Sofi iba directo a un hombre lobo y desparecían por la piedra, como si esta fuera agua.

Hermione esperaba que todos tuvieran la fuerza para las batallas, que su magia fuera suficiente y que al amanecer todos volvieran a estar reunidos. Mas su concentración debía ir a la batalla, aun cuando Harry estaba peleando contra Voldemort, aun cuando sus amigos estuvieran en diversas partes del castillo, aun cuando todo a su alrededor estuviera mal, ella encontraría las respuestas correctas.

- ¡Profesores! - Grito Hermione al ver a McGonagall y Dumbledore protegiendo por la retaguardia, junto con otro tantas, incluso Ragnok. - ¡Al castillo, defenderemos el castillo! -

- ¡Yo les cuidare la espalda! ¡Vayan adentro! - dijo Dumbledore, desviando un enorme mazo de un gigante y este antes de que hiciera algo, agito la varita lanzando una ráfaga roja a su rostro, que lo tiro por el costado puente.

No tuvieron tiempo ni de responder, los Mortifagos comenzaban a abrirse camino por sus protecciones, incluso llegando desde arriba. Corrieron, mientras el profesor hacia lo posible por protegerlos acababa de cruzar la explanada y estaban de camino a las enormes puertas dobles de entrada, cuando se escuchó una explosión.

Algo cruzo las protecciones, o mejor dicho las despedazo, enviándolo directo por la entrada, destruyendo roca y piso, dejando un sendero claro por el cual pasaba, aventando a todos a su alrededor y cuarteando el mármol de las escaleras en miles de pedazos. Las puertas se doblaron ante el golpe, casi sacándola de sus goznes.

Harry tenía una marca negra en su rostro, un par de gotas rojas salían de su mentón y lucia enojado. De verdad enojado, al punto de que su magia comenzaba a salirse de control y, Hermione, sentía algo bullendo desde su interior.

- ¡¿Estas bien?!- dijo una alterada profesora McGonagall, inclinada ya sobre Harry, mientras Aurores pasaban a su alrededor.

- ¡Vayan adentro! - dijo Harry levantándose y flotando de inmediato.

- ¡¿Que sucede Harry? ¿Continuamos el plan? - pregunto Ron que observaba el cielo, igual que Hermione, ambos alzando el escombro que acababa de generar Harry, lanzándolo al cielo y provocando que varios Mortifagos los golpeara y cayeran.

- ¡CONTINUEN TODO! ¡DEBO PARARLO AHORA! - Grito Harry sin mirarlos, si algo sabia era que estaba alterado y que estaba decidido a dar todo en su pelea.

- ¿Que pasa Harry? - pregunto Hermione alzando otro escudo, pues los Mortifagos no paraban, regresaban como una plaga; sin embargo, miro hacia donde Harry observaba, una persona flotaba en el aire y una espectral cadena salía de ella hacia su espalda. De Voldemort no se veía ningún rastro.

- ¡El ritual que está haciendo no debe continuar! ¡Debo evitar que lo logre! - grito Harry saliendo, volando en dirección de aquel hombre. - ¡DEBO ELIMINARLO YA! -

Al siguiente instante salió volando a toda velocidad, aunque por un instante entre que grito y se perdió de vista, noto sus ojos, estaban furiosos, como si acabara de comprender de que se trataba el oscuro ritual de Voldemort.

Mas no tenía tiempo, una nueva tanda de Mortifagos se dirigieron a ellos y al mismo tiempo Acromantulas, incluso los Troll's restantes. Eran un sin número de ellos, subiendo por la ladera de la meseta, pasando por el puente y atravesando los terrenos para llegar a las puertas de entrada.

Casi todos ya estaban dentro del castillo, y aunque afuera aún estaban Ron, McGonagall, Dumbledore, una decena de Aurores e incluso Kingsley, dudaba que pudieran pararlos.

- ¡Perfecto! - gruño Ron alzando la varita sin saber a dónde apuntar, ya que incluso el cielo estaba lleno de Mortifagos - ¡Superados 1 a 100! ¡¿Este día puede mejorar?! -

De la nada y sin saber de dónde, una sombra surgió, una enorme figura que tenía tres cabezas se enroscaba y sus enormes ojos brillaban de amarillo. Se deslizo hacia ellos, abriendo sus tres fauces y mostrando 3 pares de colmillos que goteaban veneno.

- ¿Tenías que preguntar? - gruño Kingsley enojado, tal vez por los enemigos frente a ellos y no por lo que dijo Ron. - ¡¿Cuándo carajos consiguieron un Runespoor?!-

- ¡La pregunta no es cuando! - dijo una voz algo infantil, pero sin voltear supieron de quien era, más cuando las puertas chirriaron y de ella tres más se le unieron. La chica de cabello negro azulado paso entre ellos, junto con sus dos guardaespaldas, listos para la batalla, ya que incluso tenían la camisa remangada y los sacos habían desaparecido; Mavra estaba seria y con los brazos cruzados - ¡Si no ¿Cómo terminaremos con esta bestia? -

-Mavra…-comenzó Hermione sintiendo lo que haría.

Tarde, en un instante la varita le apareció en las manos, un montón de runas brillaron por todo su cuerpo y al siguiente instante fueron lanzadas contra todos. No eran diez, ni cien, casi un millar de runas fueron lanzadas en todas direcciones y con la intención de acabar con cada cosa que la rodeara.

Hermione activo su anillo, el cual desplego un anillo en cada mano, las cadenas se enroscaron alrededor de su mano y una pulsera salió en su muñeca. Runas de protección los cubrieron de cabeza a pies, justo a tiempo de que las runas de Mavra los tocaran, estas comenzaron a incinerarse y expulsar un fuego azul tan intento que marco la roca, el suelo e incluso en aquellos que toco. Las Acromantulas salieron chillando y corriendo encendidas en un fuego azul, los dos Troll's gritaba de dolor mientras la piel quemada se hundía y comenzaba a atravesar incluso sus huesos, y la piel al rojo vivo, pues las runas atravesaban todo.

La mayoría de Mortifagos se dispersó en un instante, solo algunos fueron abatidos por el hechizo e incluso la piedra la derretía cual mantequilla. El mismo lugar donde ellos estaban mostraba las runas intentando penetrar las suyas, provocando que salieran destellos de energía de donde se unen.

- ¡Mavra, borras tus runas, bórralas! - grito Hermione viendo al Runespoor chillar, pero irse lejos mientras que se enroscaba, lanzándose tierra encima con la cola, con las tres cabezas intentando cubrirse de tan despiadadas marcas.

- ¿Por qué? - pregunto el hablante rúnico, con los ojos brillantes, el gris se habia vuelto plata oscura. - ¡Ellos vinieron a atacar, solo respondo su ataque! -

- ¡MATARAS A TODOS! - grito la profesora McGonagall que también miraba como entre más avanzaban las runas, más daño causaban - ¡QUEMARAS A ALIADOS Y ENEMIGOS POR IGUAL! –

- ¡Solo me importa mantener con vida a Hermione! - murmuro Mavra aun concentrada en mantener sus runas.

Hermione avanzo, las runas le siguieron, tomo la mano de Mavra y la retuvo- ¡PARA ESTO AHORA! - Los dos hombres se movieron y apuntaron a la cabeza de Hermione, más Ron y McGonagall ya estaban tras ellos, igual apuntándolos. Mientras el profesor Dumbledore y Kingsley protegían de algunos Mortifagos que caían en picada hacia ellos.

Sus ojos se encontraron, la gris tormenta brillo con más fuerza, pero igual los ojos de Hermione resplandecían con un ámbar tan serio que Mavra suspiro y las runas se borraron.

-Vine a protegerte, no importa que, matare a todo aquel que sea necesario-

-Si quieres ver que tan indefensa soy, te lo demostrare -murmuro Hermione soltándola y caminando enfrente de ella, mientras atrás dejaban de apuntarse unos a otros y apuntaban a los Mortifagos que comenzaban a agolparse para entrar al castillo. -Yo no deseo derramar sangre y quitar vidas…-

- ¿Entonces que deseas Hermione Granger? - pregunto Mavra.

Extendió las manos, la varita lo tenía en alto, mientras runas surgían a su alrededor, cada una apuntando a cada Mortifago que se acercaba al castillo, solo tenía unos segundos, pero logro hacerlo. Luego dijo en lenguaje rúnico - ¡Ettrokyzuma!-

Las runas se desplegaron creando un potente impulso que lanzo a todos por los aires, mientras que una onda de magia recorría alrededor iluminando a sus atacantes. Flotaron un momento en el aire, antes de que el brillo fuera a las heridas de todos y se introdujera en sus cuerpos, cayeron muchos, mientras gemían y parecían no poder moverse. Aunque algunos otros solo volvieron a sus formas de humo y volaron.

- ¿Qué dijiste? - pregunto Ron asombrado.

- ¡Futuro! - murmuro Mavra sin dejarla de ver.

La tierra se movió, el aire se calentó y un destello blanco surgió a la distancia; un instante después algo atravesó el cielo a tal velocidad que solo lo vieron llegar como si fuera un Zouwu a máxima velocidad. Se estrello contra las puertas, con tanta velocidad y violencia que solo fue un parpadeo, antes de que estas salieran de sus goznes, partiera todo el camino al gran comer y estas también las doblara hacia adentro, quedando justo en el límite de entrada. Donde los que estaban tuvieron que salir corriendo, para evitar ser aplastados por ellos.

Corrieron hacia adentro, mientras que una nueva tanda de Mortifagos se acercaba, esta vez más dañados que antes, pero también más furiosos.

- …malditos copiones! - gimió Harry levantándose con lentitud - ¡Que … golpe! -

- ¡HARRY! - grito al ver a su prometido por segunda vez caer con esa fuerza. Su voz se unió a otras, a los de los profesores Flitwick y Sprout que estaban en el gran comedor junto con varios Pendragon y elfos. Todos sorprendidos por tan repentina aparición y el daño causado a su alrededor.

- ¡DEMONIOS! - gruño Harry lanzando el mármol, concreto y madera que destrozo en ese instante.

A su derecha comenzaron a entrar Mortifagos, igual que a su izquierda, incluso por el techo, acababan de pasar sus defensas y estaban atacar a todos sin pausa, por lo que todos se pusieron en diferentes combates.

- ¡Harry los necesitamos! - grito la voz de Ron lanzando a un par de Mortifagos fuera del comedor- ¡LLAMALOS YA! -

- ¡Cielo, no hay más defensas ni muchos aliados! - grito Hermione mirando como Mavra torcía los labios, pero aun así la directora de Koldovstoretz no levantaba su varita de nuevo - ¡SI NOS ATACA DE FRENTE, CAEREMOS! -

Harry la miro, y ella asintió, la siguiente parte de su plan tendría que entrar en acción. Lo observo tomar aire, tanto aire que su pecho se hincho y sus mejillas también. Ella por su parte aparto a varios Mortifagos con solo mover la varita y creo un círculo de runas para protegerlo, sabía que tardaría menos de un minuto, pero no se daría el lujo de que lo lastimaran.

- ¡HARRY! - dijo el profesor Dumbledore cubriendo la puerta-

- ¡HARRY! - Dijo la profesora McGonagall asustada al ver como el techo se cuarteaba y comenzaban a destruir el comedor.

- ¡HARRY! - dijo Kingsley creando una explosión en un muro enviando a varios Mortifagos por el hueco creado, donde este caía a en dirección de las mazmorras

- ¡POTTER! -grito Mavra molesta.

Abrió los ojos y por un instante todo se paralizo, por su mente y tal vez en la de todos se escuchó la fría voz de Voldemort, con un dejo de desprecio y burla.

- ¡Harry Potter! ¡Ya has perdido -

Harry grito, no, rugido con tal poder e intensidad que todo el lugar vibro y se expandió, como si su sola voz contuviera tal cantidad de magia que distorsionaba todo. Aquel rugido debió ser escuchado en todos lados y direcciones, no solo estaba indicando la siguiente parte del plan de Ron, si no que cambiaría el rumbo de la guerra.

Se vieron Harry y ella, durante un instante supieron que la batallas se volverían duras y letales, que pasarían muchas cosas antes de volverse a ver; pero aun así ellos se volverían a encontrar, de una forma u otra. Al siguiente instante Harry ya había vuelto a volar y salir a toda su velocidad, mientras que ella creaba runas a ambos lados, protegiéndose y de frente y atrás atacando, desmayando a un par de mortifagos.

Una seria de rugidos vibraron en todo el castillo, y una sonrisa apareció en la boca de todos los del ejercito Pendragon, pues sabían bien que la caballería habia llegado. Los dragones acababan de entrar en el tablero, solo quedaba esperar y ver cuánto tiempo duraría más esa guerra.

Se lanzo a pelear, Mavra le seguía a prudente distancia, mientras sus guaruras le protegían solo de ser necesario. El gran comedor serviría como fuerte por unos instantes, pero las batallas se realizarían en todo el castillo, los temblores comenzaron, los gritos y golpes. Cada uno en su propia batalla, no podría contarlos, ni saber bien que pasaba en cada uno, sus ojos iban y venían de un lado a otro atacando y defendiendo. Ocupando cada hechizo y runa conocida, desde el petrificus, hasta runas de encadenamiento.

Estaban ganando, poco a poco los Mortifagos comenzaban a ser menos, a estar más cansados y casi ya no pelear; por su lado era igual, las fuerzas menguaban, pero la esperanza crecía. Aunque aún explotaban cosas y sonaba un estruendo de batalla afuera, con seguridad de donde Harry y Voldemort se enfrentaban.

- ¡Hermione, Profesor! - dijo Hagrid llegando de la nada, atropellando a un par de Mortifagos que gritaron al rompérseles algo, luego dio un puñetazo a una Acromantula y llego a ellos - ¡Necesito que vengan, Harry, él no puede llegar a Voldemort! ¡Está ocupando a uno de sus seguidores para pararlo! -

Hermione, Ron y los profesores se vieron, pues apenas defendían el gran comedor y sin el poder de Dumbledore o el de Hermione, no sabrían cuánto tiempo durarían. Gruño y Dumbledore se quitó el sombrero para dejarlo caer al suelo.

- ¡Usted señorita, usted debe de continuar en su posición! - dijo el profesor lanzándose por las escalinatas - ¡Harry necesitara una distracción con este adversario, una buena carnada! ¡Iré yo! -

- ¡Profesor! -Dijo Hermione intentando pensar en algo mejor, pero era tarde, Hagrid y Dumbledore se alejaban corriendo, saliendo por los escombros de la entrada.

Alzo unas runas a ambos lados de los muros, luego miro a Ron -Esto les serviría un rato de protección, defienda la entrada, debo de ir a…-

- ¡HERMIONE! - gritaron, al tiempo que alguien saltaba sobre de ella, chocaron y la derribo, justo a tiempo donde una enorme estaca de hielo cruzaba destrozando el techo y creando pinchos del tamaño de un humano que separaron a todos y estrellando los vidrios en un millar de pedazos.

- ¡¿Cómo están?! - pregunto Ron que se habia colado junto a ellas.

Mavra intento llegar a ellos, pero la pared se volvió mayor y aunque los Aurores y la hablante rúnica intentaron llegar apenas y podían moverse por el hielo.

Marrieta era la que la derribo, estaba de costado, mirando el hielo esparcirse poco a poco en su dirección. Mas cuando Lucius Malfoy caminaba en su dirección, mirándolos, con los brazos llenos de hielo y una mirada oscura llena de maldad. Los veía como aquella vez en el tren, con superioridad, como si no hubiera nada ni nadie que lo detuviera.

Los hechizos y runas no se hicieron parar, intentando destrozar el hielo que los separaba, pero debía ser tan grueso que estos apenas y lo cuartearon. Mavra se escuchaba desesperada y sus dos guardaespaldas peleaban por defenderla e intentar levantar el muro de hielo.

Se levantaron con dificultad, el hielo acababa de alcanzarlos y todo estaba en extremo resbaloso. Ron lo ataco, en un movimiento Lucius evadió y lanzo otra gran tanda de carámbanos, que les hizo intentar salir del camino; Solo logrando que resbalaran en cuanto el hielo destrozo el muro.

- ¡Esto es muy ruidoso! - murmuro Lucius creando una esfera azul en su mano - ¡Vamos a un lugar más privado! -

Deslizo la esfera por el suelo, paso de ser de pequeña a gigantesca, tan grande como el gran comedor; Ron se transformó en una enorme águila, tomándolas con las garras y saliendo por el hueco recién echo. El hielo destrozo el muro y se deslizo por el acantilado, hasta el lago debajo de ellos.

- ¡Aterriza lejos del lago…- intento indicar Hermione, mientras Marrieta gritaba por estar entre sus garras!

No tuvo oportunidad de terminar, Lucius ya salía del castillo en su dirección, lanzando un aire frio y congelado; Ron intento evadir, pero al siguiente instante sus plumas se recubrieron de escarcha y hielo. Se derrumbo con fuerza. Le habría gustado poderse alejar del lago y caer en dirección del bosque, pero al contrario fueron directo a este, antes de golpear la superficie lanzo un "aresto momentum" y se detuvieron a punto de caer en un bloque de hielo que danzaba en el agua.

-Esto es malo, necesitamos salir de aquí- dijo Hermione mirando a su alrededor, Marrieta ayudaba a Ron, quien volvió a ser el mismo, pero estaba azul y con hielo en sus brazos. - Estamos donde será más poderoso…-

Un silbido surgió, y todo a su alrededor se volvió hielo, ya no solo era parte del lago, si no toda la superficie por completo.

-Sabe eso y no nos dejara irnos- dijo Ron comenzando a entrar calor, pues de su varita surgía un aura roja, igual que de la de Marrieta. -Aquí debemos derrotarlo-

-Es una mala idea- dijo Marrieta asustada.

-Odio admitirlo- dijo Hermione viendo a Lucius ir hacia ellos -Pero tienes razón Ron, quiere pelear aquí-

Lucius se encontraba a una decena de metros, con hielo creciendo a cada paso, moviéndose como si no le urgiera acabar con ellos, tan lento que parecía que congelara el tiempo mismo.

- ¡Ese día en el tren nos interrumpieron nuestra pelea! - rugió Lucius con enojo en su voz - ¡Hoy terminare con lo de ese día! ¡Serán cubos de hielo diminutos! -

Lanzó un ataque de cientos de pequeños pinchos, que lucían cual navajas, afilados, destellantes a la luz de la luna y letales. Normalmente se hubiera cubierto o hecho un contra hechizo, mas no contaba con que un muro de hielo se alzara desde el suelo y creara una cúpula a su alrededor. Un iglú de hielo sólido. Bajo sus pies el hielo sonó, apenas tuvo tiempo de dar dos pasos de lado y un hueco de un radio de un metro surgió. Afuera de la cúpula los hechizos comenzaron a golpear, hielo y golpes sonaron con brutalidad. Apuntaron al hueco, a pesar de que a su alrededor la cúpula se cuarteaba.

Burbujas salieron y una cabeza se asomó, aquellos ojos azules eran algo alongados, los finos tentáculos que cubrían su cabeza estaban recogidos en una coleta que flotaba y las escamas brillaban de un verde oscuro y entre más surgía incluso notaba las branquias en su cuello. Aunque también tenía rojo carmesí, varias heridas en su hermoso rostro cruzaban e incluso parecía que un ojo se le estaba deshinchando.

- ¡Molpe! - Salto Hermione al verla tan mal. Recordaba que, en la táctica de Ron, la reina sirena se encargaría del lago y aquellos que quisieran ingresar al castillo por ese medio. Si estaba tan golpeada, significaba que no habían fallado en sus deducciones, más si en la intensidad de la batalla.

- ¡No hay tiempo para largas charlas! - dijo Molpe en un gorjeó entre la lengua de las sirenas y el normal. - ¡En las profundidades mi batallón está peleando con una criatura, controla el agua como yo y puede incluso cambiar sus estados! ¡Es muy poderosa! - Un golpe a la cúpula los estremeció - ¡Si esa criatura y este mago trasformado se juntan…-

-No podremos controlar el lago- gruño Ron mirando alrededor, como si intentara planear algo - ¿Cuánto tiempo puedes tenerlo bajo el agua? -

- ¡Un rato! - murmuro Molpe con la cara enfadada - ¡Mis fuerzas lo están reteniendo en las profundidades! ¡Pero me agoto! -

-Mantenlo así, acabaremos con Lucius lo más rápido posible- dijo Hermione tocándose el cuello, moviéndolo e intentando concentrar toda su magia.

Molpe asintió y volvió a adentrarse al hueco.

- ¡¿Lo acabaremos rápido?! - pregunto Ron sin mirarla.

- ¡Necesito algunos minutos! - dijo Hermione sabiendo que era hora de parar a Lucius, de exterminar al teniente de Voldemort y para ella era tiempo de mostrar su siguiente jugada. - ¡Si puedes entretener 10 minutos a Lucius, terminare con el! -

Se observaron, por la expresión de Ron se notaba que no estaba del todo convencido, mas no dijo nada se estiro y gruño. - ¡10 minutos con el señor de los helados! ¡Perfecto! -

- ¡Te ayudare! - dijo Marietta avanzando sin dudar.

Quería decir que no se metiera en la pelea, que los dejara solos y se alejara, quería ponerla a salvo; mas no podían despreciar ayuda y una Pendragon que les apoyara.

Levantaron las varitas y al siguiente instante la cúpula exploto, Ron y Marrieta salieron corriendo, esquivando y desviando carámbanos y hechizos azules, intentando llevar a Lucius lejos de ella. Y aunque le lanzaron hechizos que le explotaron en la cara, ni siquiera le hizo mella. Su fuerza habia crecido, su enfermedad avanzada y sin lugar a duda ahora no habia magia que pudiera dañar su cuerpo. No obstante, estaba preparada para ello, estaba lista para enfrentar a Lucius y cualquier Mortifago que se enfrentara. Su magia habia sido drenada con el ritual de eliminación del Horrocrux, solo necesitaba unos minutos para conglomerar su magia y poder acabar con la enfermedad de Utgar.

Ron habia llegado lo suficientemente cerca de para combatir mano a mano, solo que se dedicaba a convertirse en animales lanzar hechizos y cambiar de posición, tan rápido y veloz que parecía un ave que giraba alrededor de Lucius. Y no era el único que lo estaba haciendo bien, también Marrieta, encontraba los huecos justos para enviar hechizos, evitando dañar a Ron e intentando encontrar alguno que dañara a su oponente, aunque ni el fuego le dañaba, solo sacaba una andanada de vapor.

Lucius se retorcía lanzando hielo a cada movimiento, creando hechizos que Ron desviaba sin problema alguno, Marietta era otro asunto, comenzaba a volverse torpe a cada minuto y los hechizos que salían en su dirección apenas los esquivaba.

Estaba por lanzarse a ayudarla, no obstante, su concentración de magia aun no alcanzaba el requerido y aun cuando en 5 minutos lograra conseguir la suficiente, no creía que ni Ron ni Marieta duraran ese tiempo.

- ¡Maldita mosca! - rugió Lucius molesto, alzo los brazos y una capa de hielo se creó sobre su cabeza y se expandió por un par de decenas de metros, para luego dejarla caer con fuerza.

El golpe fue tal que Ron apenas se transformó en un oso y cubrió a Marrieta, el hielo se resquebrajo y cayó por todas partes en un estruendo parecido al acero. Lucius rio con malicia mientras avanzaba a Ron, quien solo logro a girarse y aun transformado en oso lo ataco con violencia. Se enzarzaron en una violenta lucha, ambos se retorcían y revolcaban por el hielo enloquecidos. El oso intentaba morder a Lucios, pero entre más pasaba el tiempo más se congelaba, su pelaje se llenaba de grueso hielo y sus movimientos se alentaban.

- ¡Quítate ignorante bestia! – dijo Lucius lanzando a Ron de lado, quien volviendo a su forma humana se notaba casi azul y no se podía mover mucho. - ¡Morirás como bestia si eso deseas! -

Quedaban mucho tiempo, 2 minutos para que tuviera la magia suficiente, dio dos pasos al ver a Lucius creando un hielo en su brazo largo y afilado, una enorme hacha que alzaba y dirigida hacia su amigo.

- ¡NOOOOOO! -Grito

Lucius giro la mirada a aquella persona a un par de metros oculto entre una leve neblina, el chico camino con la varita en mano y una cara angustiada.

-No lo hagas padre- murmuro Draco avanzando - ¡Ya no tenemos que hacerlo! -

Lucius le miro y bajo el arma, Ron se movía con lentitud, intentando quitarse el hielo de encima y Marieta rodeaba a Lucius para ayudar a su amigo.

- ¡Draco, tú no comprendes! - dijo Lucius y sus ojos se volvieron más negros - ¡Mi señor oscuro se ha hecho imparable, no podrá nadie detenerlo! -

- ¡TE EQUIVOCAS PADRE! -grito Draco alzando más la varita en dirección de Lucius, cada vez más cerca - ¡He aprendido 3 cosas con San Potter! Y es ¡Que es un cabeza dura! ¡Ellos lo seguirán a donde sea, incluso si es el infierno! Y…- de la varita de Draco salió un hechizo que golpeo el hacha de hielo de su padre destruyéndola - ¡Él no va a perder! -

Un estruendo a la lejanía se escuchó y el cielo tomo un tono morado y verde por unos instantes. Lucius miro el cielo y luego a su hijo -Él se ha fusionado, él ha alcanzado el pináculo de las artes oscuras ¡SE HA VUELTO UN DIOS! ¡Ya no hay lugar en este mundo donde su oscuridad no se esparza! ¡Él lo conquistará todo y corromperá todo! -tomo aire y una mueca triste paso por sus labios - ¡La muerte es mejor camino para todos! –

Se movió tan rápido que solo hubo dos gritos de sorpresa y la sangre salpico en todas direcciones, el grito de dolor recorrió el lago y le quito el aliento a Hermione. El rojo contrastaba contra el blanco azulado de aquella arma de Lucius, se adentraba en la carne y hueso, dejando colgado un brazo y su rostro se volvió tan blanco que parecía un fantasma. El hacha rota estaba incrustada en su hombro, se hundía más y más creando el fio faltante se hundiera en su cuerpo, la sangre brotaba de la herida y manchaba todo.

No habia comprendido del todo lo que paso, solo vio que el hacha impactaría en Ron quien se hallaba ya levantado y al siguiente instante ya no estaba.

- ¡MARIETA! - Grito Hermione avanzando.

- ¡Pronto terminara tu sufrimiento! - murmuro Lucius volviendo su otra mano en una lanza y atravesando su pecho - ¡Y todos iremos a donde tú vas! -

- ¡MALDITO! -grito Ron convirtiéndose en un y pasando de lado de Marietta, convertido en un enorme oso blanco. Solo que ahora su pelaje era recubierto con una semi armadura plateada y con runas que lo protegían del hielo.

Draco no dijo nada, solo se lanzó hacia donde estaban peleando, pensó en atacarlo en cuanto llego a ellos, pero paro al ver como protegía a Ron con una protección y luego lanzaba un fuego verde desde su varita. No paro corriendo a Marietta y preparando varias pociones comprimidas.

Se deslizo por el hielo evitando un hechizo perdido y llego a ella tomándola en sus brazos, la miro tan blanca que parecía un fantasma, con la cara manchada de sangre y un charco carmesí bajo su cuerpo. Activo las opciones y entraron a su cuerpo, más las heridas estaban tan congeladas que se veía perfectamente donde atravesó el hacha y la lanza.

- ¡Aguanta un momento! ¡Te curare…-

La batalla a su espalda se intensifico, más aquello no la detuvo si no la mano de Marietta en su mano, le sujeto y entrelazo los dedos con los de ella, luego sonrió un poco, mientras sus ojos estaban fijos en los suyos, se notaba el dolor y la poca fuerza que le quedaba.

-Perdóname- susurro Marietta con lágrimas corriendo de sus ojos hacia sus lados -No debí… yo… yo… perdóname -

Recordó las palabras de Harry hacía tiempo, aquel tiempo en que Umbridge le habia sacado la verdad a Marietta.

"-… debemos perdonarla- "

En aquel momento no habia entendido del todo porque perdonarla, por que debía hacerlo, ella los traiciono y, años después, estaba dando la vida por Ron.

Sus palabras enojadas y despectivas sonaron en su mente.

"- ¿Perdonarla? ¿Por qué? Ella nos traiciono- "

Igual que sonaron las de Harry.

"-...Si algo nos diferencia de Voldemort y todos sus seguidores, es que no perdonan, que no puede amar. -"

Ahora con Marietta en sus brazos, con la cara marcada con la palabra "Traidora" y aquellas heridas fatales que sanaban con lentitud, se sintió enojada, rabiosa y su cuerpo ardiendo. Estaba enojada consigo misma por plasmar aquella palabra en su rostro, más por no poderla curar y por saber que Marietta lo sabía.

- ¡Siempre fuiste una Pendragon! ¡No hay duda de ello! ¡No hay nada que perdonar! - dijo Hermione sujetándola fuerte al sentir su cuerpo temblar con fuerza.

-Mi madre… mi mamá…- sus ojos ya no la veían, parecía mirar el cielo mientras sus labios se llenaban de sangre.

-Cuidare de ella, tu familia sabrá que fuiste una Heroína, todo el mundo sabrá la gran Pendragon que fuiste- chillo Hermione al momento en que el cuerpo de Marietta paro de temblar y sus ojos perdieron su brillo.

Un suspiro y eso fue todo, habia muerto.

Detrás de su espalda la batalla sonaba enzarzada, la rabia en el rugido de Ron, la voz de Draco intentando hacer entender a su padre, e incluso en silbido del viento; más haya las peleas del castillo del bosque y aullidos a la distancia. Se levanto y observo a Ron saltar de un lado a otro arañando a Lucius y lanzando hechizos en su forma humana, haciendo equipo con Draco, mientras intentaban detenerlo. Una batalla feroz, llena de furia y de pesadilla.

Su magia estaba más que conglomerada, su concentración no era la mejor, pero habia algo que la sustituía y era el deseo de terminar todo ello. No habia de otra, solo quedaba atacar con toda su fuerza, el artefacto de Harry y las runas, pero antes, debía sacar a Ron y Draco de en medio.

El hielo crujió y un ruido sordo retumbo por todos lados, el hielo se alzó como un volcán, del cual salió una columna ascendente de agua; no, aquello no era una columna, era una criatura. Una serpiente enorme de más de 10 metros de alto, tan ancho como un tren, de color azul oscuro, con escamas (platas tan grandes como el capo de un coche) a lo largo y ancho del cuerpo y en la cabeza le crecían espinas que se unían por alguna clase membrana; el rostro era de serpiente, con más colmillos que cualquiera, los ojos de un verde mar y una cresta de aletas dorsales. Por todo el cuerpo tenía a tritones aferrados en lo que parecían arpones y tridentes, cadenas colgaban mientras que peleaban por sostenerse. En su espalda, Molpe, tenía en sus manos un témpano en forma de cadena sobre su cuello.

- ¡Caicai Vilu! - dijo Hermione sorprendida, no era normal ver a una criatura legendaria y con eones de años, pero se notaba solo con toda la magia que expulsaba su sola presencia.

La serpiente se retorció y logró quitarse de encima a una decena de tritones que cayeron al agua con un gesto brusco. Luego de un rugido seseante, que seguro de enojo, su cuerpo describió un arco y suelo su cabeza fue a unos diez metros de donde estaban, el impacto hubiera matado a cualquier criatura, Caicai solo destrozo la gruesa capa como si fuera escarcha y mando a todos al agua, mientras su cuerpo se adentraba en las profundidades.

Hermione maldijo, intentando ver a donde habían caído Ron, Draco y su padre, el agua se agitaba y antes de volver a fijar su vista, noto una enorme cola de vez, dos membranas alargadas y en forma de "V" que golpearon el agua y provocaron una ola de tres metros de largo.

- ¡Hermione! -Gritaron en la superficie del algo.

El agua la golpeo, hundiéndola sin que pudiera evitarlo, era una tonelada de agua empujándola hacia adentro, mientras que esta le calaba en los huesos y parecía abrirle la piel. Alzo la varita, pero solo se levantó unos metros en el agua antes de que otra corriente la volviera alejar. Giraba sin saber adónde era arriba o abajo, todo estaba muy oscuro, pero lo último que observo fue como Caicai se hundía en las profundidades con un ejército de tritones y una serina intentando controlarlo.

Algo la tomo del tobillo, giro la mirada viendo a un delfín con armadura mordiéndola o mejor dicho tirando de ella, llevándola a la superficie. Un minuto después Ron y ella surgieron del agua, empapados y mirando a todos lados intentando ubicar a Lucius y Draco.

- ¡¿Dónde está Marietta?!-pregunto Ron alterado mirando a todos lados - ¿¡Su cuerpo, donde …-

Hermione no dijo nada, dolía y peor aun sabiendo que en ese momento, el cuerpo de Marietta seguramente se hundiría al fondo del lago. Miro a Ron, debió comprender de inmediato, porque su rostro se ensombreció

El grito colérico de Lucius les hizo mirar hacia arriba, Draco y Lucius se deslizaban sobre una pista de hielo sobre del lago, mientras que su hijo le intentaba hacer entrar en razón.

- ¡Odio esto! - gruño Ron mirando a Draco - ¡Vamos a tener que ayudar al hurón! -

Su cuerpo volvió a cambiar, en poco era de nuevo una enorme agila que poseía un casco de acero y en pecho una placa metálica, sin perder emprendió el vuelo con ella entre sus garras y en un segundo estaba a un lado de ellos.

- ¡Déjame y toma a Draco! - grito Hermione esperando que le escuchara.

Mas Ron solo balanceo las garras como negando, más ella no le dio ni un segundo a pensar, se safo de sus garras y salto a donde estaba Lucius. Cayo justo entre el padre y el hijo, alzo una barrera hacia Lucius antes de mirar a Draco.

- ¡¿QUÉ HACES?! -Dijo Draco con la ropa llena de suciedad del lago y con un golpe en el mentón.

- ¡Yo lidiare con el! - dijo Hermione lanzando un hechizo a Draco, salió volando hacia Ron, quien apanas el sostuvo entre las garras, de paso rasgando su camisa.

Se giro a tiempo, viendo Lucius sin prisa, su mirada era desafiante, segura y furibunda. Bastaba para dejar paralizados a sus adversarios, en cambio ella le miro de frente, si estaba bastante enojada, frustrada y empapada para tener miedo; al contrario, sentía un ardor en la boca del estómago, un ardor que se expandía por su cuerpo con lentitud.

Alzo las manos y surgió un muro de hielo cubierto de picos filosos, del tamaño de una jabalina, hacia su cuerpo. Activo por completo el anillo de Harry, los anillos y cadenas desaparecieron, en su lugar se creó un semanario de pulseras en su brazo, cada una brillando de dorado, las runas que se dibujaron en cada una de las pulseras se desprendieron y giraron alrededor de su cuerpo. 7 círculos de runas que giraban con lentitud en todos ángulos a su alrededor.

Su voz sonaba algo más vibrante de lo normal, pero no era de extrañar teniendo en cuenta los cambios que estaban surgiendo en su cuerpo. Su cuerpo se iluminaba de un color naranja, o mejor dicho sus venas, arterias y todo su sistema comenzaba a brillar desde rojo hasta el ámbar. Circulaba en todo su ser como una corriente de energía que se disparaba y cambiaba de forma, colándose en sus músculos, en sus huesos, en la misma piel.

El muro de jabalinas llego a ella, mas no la daño, estas explotaron en vapor en un instante, llenando el lugar y creando un ambiente ardiente a su al redor. Su cabello brillaba de un tono naranja castaño, sus ojos brillaban como antorchas y su piel se cubría con figuras doradas. El hielo bajo sus pies desapareció incluso el que estaba a 5 metros lejos, dejando a Lucius en un pequeño espacio congelado que se derretía poco a poco. Ella por su parte, estaba suspendida en el aire, con los círculos de runas girando con lentitud de un lado a otro.

- ¡Ríndete ahora, Lucius, y tu condena será menor! -dijo Hermione cada palabra vibraba se amplificaba.

Al lado contrario de ellos, Ron y Draco observaban todo, asombrados e intentando cubrir sus ojos el destello de Hermione. Ahora brillaba cual estrella dorada.

Lucius le miro y sin contestar lanzo todo un arsenal de hechizos y hielo sin parar y sin contenerse, la cantidad de ataques se triplico al anterior, eran tantos que no tenía un lugar a donde ir. Hermione se había quedado allí de pie, sin moverse, no fue ni un segundo más una sonrisa surgió de la boca de Hermione. Floto hacia Lucius sin miedo, alzando la varita que brillaba como una estela ardiente, una onda amarilla fue suficiente para eliminar todo en chispas resplandecientes.

Lucius seguía arrojando jabalinas congeladas y hechizos potentes mientras que gritaba de desesperación, sin tener siquiera control ya de lo que hacía. Apretaba la mandíbula y su boca comenzaba a escurrir sangre oscura, espumarajos y lo que parecía escarcha.

- ¡USTEDES MORIRAN! -gritó Lucius en cuanto llego a el - ¡SOLO UNO VIVIRA Y EL MUNDO CAMBIARA! ¡EL NO PERDERA! -

Hermione paro aun metro, donde Lucius se cubrió con ambos brazos por el intenso calor que su cuerpo producía, Daphne también habia tenido problemas con el calor en su encuentro e incluso con la magia de Utgar varias veces tuvo que cubrirse con escudos. Ella veía al hombre frente a ella, aquel hombre que mató a Marietta, el hombre que habia lastimado y herido a muchos y sin embargo su deseó no era de venganza, su deseo era eliminar su enfermedad, acabar con aquello que lo estaba enloqueciendo,

Un hechizo surgió en medio y una explosión mando aire y un poco de hielo lejos, más a ella no le movió ni un momento. Giro la mirada viendo a Draco con la varita levantada - ¡NO LO MATES! -gritó a la distancia con voz estridente.

El chico presumido, rico, molesto y que le habia echo más de una vez llorar estaba gimoteando, intentando llegar a ellos y evitar que acabara con su padre. Incluso aunque las garras de Ron le acabaran de cortar un poco el ante brazo. Ron le observo desde arriba, sus ojos estaban entrecerrados y evitando ver hacia ella pues la llama le dañaría, sin embargo, noto que también estaba alterado.

Lucius noto el momento que se descuidó, movió ambos brazos creando largas espadas de hielo que recubrió con magia y las movió hacia su cuerpo, intentando perforar su vientre y corazón. Hermione levanto la mano para protegerse, las espadas chocaron con está volviéndose una explosión de vapor que se expandió con total fuerza y lanzo por los aires a Lucius.

- ¡PAPÁ! - grito Draco que observaba como describía un arco y caía al lado contrario del castillo, golpeando el agua que se congelo y deslizándose por todo lo largo, adentrándose a tierra y creando un largo camino de congelado.

Se apresuro a alcanzarlo, el estado elemental y su estado completo rúnico no durarían tanto con su magia actual, apenas unos 5 minutos más y si para ese momento no lo lograba, ella no tendría más magia. A su espalda Ron le seguía con Draco gritando por su padre, sin saber cómo terminaría aquello.

- ¡NO LO MATES, ES ESE PODER QUE LO VUELVE DEMENTE! -

Se acerco lo suficiente para ver como Lucius estaba contra un árbol, el cual se convertía en hielo y todo a su alrededor se cubría de escarcha y la sangre negra le brotaba de ambos brazos. Los círculos de runas a su alrededor comenzaron a girar por su cuerpo, a una velocidad tan feroz que se envolvió en una esfera de símbolos que se juntaban y reformaban, creando oraciones completas que se separaban de las esferas. Todas estas se juntaban y crearon un círculo mágico delante de ella.

- ¡NO LO HAGAS! ¡NO HERMIONE! - Gritaba Draco con fuerza - ¡ES MI PADRE! -

No contesto debido a que estaba juntando parte de la magia que le proporcionaban las runas y dirigiéndolo al hombre que se levantaba con lentitud. Giro la varita mientras la apuntaba al centro del circulo mágico. Una ráfaga de fuego surgió, no era común, era parecido a la llama de los mecheros Bunsen, mas concentrada, con mas fuerza y potencia; aun cuando el circulo frente ella era de un metro, era tan ancha que Lucius no podría huir.

Con diez metros de diámetro de aquella llama, Lucius solo alzo las manos y lanzo otro muro de hielo e intento protegerse con todo lo que tenía. El hielo y fuego se golpearon con tal brutalidad que todo a su alrededor pareció a punto de explotar, luego el fuego se abrió camino hacia Lucius, el cual solo alcanzo a cubrirse con los brazos. El hechizo avanzo por la arboleda, incendiando arboles al instante, ennegreciendo la tierra y destruyendo todo en una línea recta de unos 50 metros. El hechizo se empezaba a salir de control, si Hermione no lo detenía tendría un incendio forestal fuera de control y posiblemente no podría continuar luchando.

Paro tan pronto el circulo se desvaneció y las runas a su alrededor volvieron a girar lentamente a su alrededor. Jadeaba e intentaba observar si habia funcionado, pero solo veía humo y fuego por donde observara. Subió la varita junto con las manos y las fue bajando, mientras el fuego se apagaba y todo el clima a su alrededor se enfriaba, incluso haciendo que el vapor se volviera agua casi al instante.

A su espalda chillo Ron y Draco cayo al suelo, este parecía haber lanzado un hechizo y liberándose de las garras de su amigo. Luego corrió entre el humo con seguridad en busca de su padre. La enorme agila a su costado agito las alas con fuerza y el humo se disperso al instante, mostrando a Lucius en el piso en posición fetal, con los brazos ennegrecidos y Draco encima de él.

- Maldita sea, ¿Por qué no funciono? - pregunto Hermione notando que Lucius se descubría la vista y se sentaba con ayuda de Draco.

- ¿A qué te refieres? - pregunto Ron regresando a su forma normal y posándose sobre la tierra. - ¿Quieres matarlo? -

-La enfermedad, solo se cura quemándola por completo- dijo Hermione observando Draco acercarse y tocar los brazos de su padre -Aun no controlo todo este poder, lo que hice fue probar si esto acabaría con la enfermedad, pero parece que este fuego solo lo lastima-

Ron solo miraba hacia la escena que pintaban Draco y su padre; Lucius levantándose, regresando a congelar el suelo, aunque más lento, mientras que sus brazos goteaban sangre negra y comenzaban a ser cristalizada en un color negro; Draco a su lado, intentando resistir el frio y preocupado por él estad de su padre.

- ¿Entonces, que se necesita para no matar a Lucius? -pregunto Ron sin quitar la vista.

Lo pensó un momento y de su boca salió en un murmullo -Fuego de dragón-

Hermione sintió la magia y busco a su alrededor, los dragones estaban al otro lado de los terrenos e incluso solo sentía 3 presencias de dragones. Estaba segura de que debían ser 6; Kagura, Walbrom, Narga, Micbrak, Norberta y Daira. ¿Acaso algún dragón habia muerto? ¿Daira estaría bien? A una presencia de los Dragones algo le pasaba, su magia tenía otras seis alrededor, giraban y revolvían fundían con la séptima, como si intentaran fundirse con ella por completo. Eso la preocupaba más.

La cabeza de Hermione comenzó a dar vueltas. Su magia se agotaba y no podía durar unos minutos más.

-No hay mas tiempo, tendremos que capturarlo y luego…-

-Sera unos minutos, luego mi cuerpo dolerá tanto que apenas y me poder mover durante unos minutos- dijo Ron tronándose los nudillos mientras se giraba y retrocedía, estirándose y respirando - ¡Esto dolerá mucho! -

No entiendo a que se refería, no hasta que su cuerpo comenzó a cambiar, su cuerpo trono, y su piel burbujeo, Ron solo un grito de dolor, mientras caía sobre sus rodillas y palmas. Ron levanto al cabeza, no su cuello se alargada y mostrando que cara se alargaba hacia enfrente, sus ojos ahora eran diferentes y con la pupila alargada. Su cuerpo creció, y le salió cola, una cola de reptil que se enrosco y desenrosco, mientras sus brazos y piernas se torcían, encogían y la piel era cambiada por escamas. Sin contar que le salieron colmillos, garras y un montón de pinchos en todos lados. Ron rugió, sacudiéndose y creciendo, casi paso unos dos minutos, pero ante él estaba un dragón, un Longhorn rumano. Los Longhorn solían tener con color verde oscuro y largos cuernos durados, además de púas blancas por toda la espalda; Su amigo era de color rojo oscuro y sus púas doradas, los dos enormes cuernos que le salían de la cabeza se parecían a los Markhor. Unos cuernos retorcidos y en forma de espiral.

Ron se giró, agitando la larga cola moviendo el polvo de carbón que se habia formado, le miro con sus ojos naranja, mientras que abría las fauces y se ultimaban con un fuego interno.

- ¡No lo hagan él es mi padre! - dijo Draco parándose en medio y levantando la varita.

-No le haremos daño, pero tampoco puedes estar en medio- dijo Hermione girándose hacia ellos, levantando las manos, una de las ruedas giro mientras que salía una runa en la dirección y en cuanto estuvo cerca Draco fue expulsado a un lado, cayendo lejos y con lo que parecía una especie de sabana plateada que impedía que se moviera.

- ¡Todo el fuego que puedas lánzamelo! - dijo Hermione apurándose, con las runas girando a toda velocidad a su alrededor, creando otra vez el circulo mágico esta vez compactándolo y enviando cada gramo de su magia. - ¡Esta vez no fallare! -

El rugido de Ron no fue muy fuerte, pero entendió que no le agradaba del todo chamuscarla hasta los huesos, aun así, comenzó a escuchar su aspiración y a su frente se ilumino de naranja.

- ¡NO LO MATEN! -

- ¡Tranquilo, la transmutación elemental me protege del fuego! - dijo Hermione intentando tranquilizar a su amigo, aunque mintiendo, la realidad es que aun no habia logrado controlar la transmutación elemental. Solo alcanzando un punto intermedio, esperaba que ello fuera suficiente para resistir el fuego de dragón. - ¡AHORA! –

Ron escupió fuego naranja, un naranja tan brillante que iluminaba parte del bosque, los 7 anillos de runas que giraban a su alrededor se incendiaron en diversos colores, giraron a toda velocidad que se volvió una iluminaria de todos los tipos de fuego. Sostuvo la varita con la izquierda y de forma vertical, creando un arco dorado y con la otra la atrajo hasta su mentón como si fuera una flecha y la magia cambio, se enfilo y cuando por fin tuvo toda la magia contenida en la punta de sus dedos se formó una flecha de un rojo intenso. Apunto la flecha al corazón de Lucius, quien apenas y se sostenía de pie y soltó.

- ¡NOOOOO! -

La flecha se abrió camino haciendo que por donde pasara se iluminara de un rojo sangre, abriendo una zanja de tierra y el aire se sintió como si estuviera en un horno. Lucius intento poner su mano para pararlo, la flecha golpeo su palpa, atravesó la carne y hueso, para ir directo al pecho azul del mayor Malfoy.

Hubo un momento que pensó que atravesaría también su pecho, que desgarraría su cuerpo y dejaría un hueco sangrante, matando al hombre. Sin embargo, la flecha entro a su cuerpo, mientras Lucius soltaba un gemido y comenzaba a temblar. Las venas negras se volvieron grises, luego blancas, mientras su piel se cuarteaba y esta parecía hecha de cerámica azul. Un grito y se desplomo sobre sus rodillas, la piel se le abrió, despedazándose mientras la carne rosa y su cuerpo delgado surgían; como cada que una serpiente mudaba de piel. Solo que no surgió una serpiente mas fuerte y viva, si no que surgió un hombre delgado, desnutrido, con el cabello cano y luciendo 20 años mas viejo.

La magia de Hermione se terminó, el semanario regreso a ser un anillo y los anillos de runas desaparecieron; al igual que su transmutación elemental. Sus pies tocaron la tierra quemada, jadeaba, sudaba y sentía el cuerpo pesado, tan pesado que sus manos terminaron sobre su rodilla y el cabello a lado de su rostro. Gotas caían de su mentón y frente, mientras intentaba no terminar derrumbada.

Un rugido lastimero le hizo ver a Ron, quien estaba encogiéndose, regresando a ser un hombre, en posición fetal y que temblaba. Con seguridad la transformación le habia causado un dolor inmenso, porque, aunque estaban a tan solo unos metros, ninguno tuvo la fuerza para ayudar al otro.

- ¡Papá! - Grito Draco corriendo en su dirección, volteándolo y tocando su pecho. Se movía, más estaba inconsciente y sin enfermedad. El chico los miro, por un instante pareció feliz, tal vez hasta agradecido. - ¡¿Cómo están?!-

-Me duele todo- gruño Ron girando y quedando sobre su espalda.

-Necesito unos minutos- murmuro Hermione levantándose y mirando por primera vez hacia el castillo.

Noto dos cosas, la primera; que al castillo le faltaba una de sus torres. La segunda; que habia mucha quietud, sin sonidos, sin peleas, incluso aquella quietud era escalofriante.

- ¡Debemos movernos chicos! - dijo Hermione con rapidez.

Un aullido a la distancia los alerto, Hermione camino trastabillando hacia donde Ron, que le tomo del brazo y se lo echo sobre el hombro, el chico apenas y podía moverse. Draco hizo lo mismo con su padre, aunque el hombre era tan delgado que no le costo nada, luego intento ayudarla a llevar a Ron, el cual gimoteaba por el dolor muscular. Caminaron unos metros cuando escucharon el sonido de múltiples criaturas ir hacia ellos, se notaban enormes y seguramente peligrosas.

Maldijo internamente, mas cuando las criaturas pasaron a su lado y un par se poso en frente. Le habían asustado, pero solo eran Sofi sobre un hombre lobo moteado de gris y un par más, incluido Sasha que era blanca y con manchitas de sangre frescas. Los lobos llevaban sobre de ellos a varios mas heridos e incluso algunos que parecían haber estado viviendo en el bosque por meses.

-Si van a comernos les pido que no mastiquen, eso … será me repugna - gruño Draco.

Lupin y otros lobos gruñeron. -Vamos suban - dijo Sofi segura. -Nos reagruparemos en el castillo -

Algunos lobos gruñeron, otros continuaron su camino, los dos de enfrente se inclinaron para que Draco colocara a su padre y el se subiera detrás; mientras que Hermione coloco a Ron frente a Sofi para que lo curara. Sasha se acerco a ella, era la única que no tenia a nadie en el lomo, pero procedió a agacharse y subirla, no se negó, estaba tan cansada que ir al castillo desde ese punto le llevaría unos 20 minutos a toda prisa.

Al contrario, en hombre lobo estaban en un instante en el patio trasero, donde la torre faltaba, donde se veía un gigante derrumbado y el patio lleno de escombro. Mas las peleas habían terminado.

Draco bajo de un salto, coloco a su padre contra el muro y suspiro aliviado. Sofi procedió también a bajar a Ron, que, aunque se veía mejor, estaba pálido.

- ¡Debemos llevarte a un lugar seguro! - dijo Hermione inclinándose para verlo mejor, Ron le sonrió y negó con la cabeza.

- ¡Solo tengo hambre! -

Sofi y ella sonrieron, mientras Lupin se transformaba en hombre.

- ¿Confías en él? - pregunto Lupin desconcertado, parecía cansado del todo y tenía una venda en la pierna que se llenaba de sangre. - Podría ser una trampa-

Hermione miro a Draco y su padre, el chico los miro y bufo para luego adentrarse por los muros tal vez indignado por la pregunta.

-Nos a ayudado- murmuro Hermione y suspiro -Aunque también defendió a su padre, pero eso es normal-

-Yo no confió- dijo Sofi, sin quitar la mirada por donde Draco acababa de irse. -Pero ya ha traicionado a Voldemort para salvar a los rehenes, la siguiente vez que lo vea Voldemort… seguro lo mata-

Sofi palmeo a Ron que se paraba tambaleante y con las piernas pareciendo gelatina. Luego la pelinegra comenzó a seguir a Draco, Hermione convoco una rama larga para que Lupin no dañara más su pierna y luego se sobo el hombro.

-Síguela y cuídala, Draco no hará nada tonto, pero ella comenzará a curar a todos y con seguridad se pondrá en peligro- dijo Hermione mientras se sentaba un momento.

-Si, lo se bien- gruño Lupin antes de andar tras el mismo camino con la rapidez que le dejaba la cojera.

Los lobos se dispersaron también adentro, mientras Hermione miraba a Ron y el a ella, con la misma pregunta en mente, pero ninguno queriendo hablar. Casi sentían la maldad corriendo por el viento, la mala fortuna llegando y la sangre impregnada en el aire.

- ¿Por qué han parado? - pregunto Ron con la voz más baja que pudo, como si alguien pudiera escucharlos.

Durante un minuto o tal vez dos no respondió, miro el cielo y también a la lejanía, su magia estaba agotada, no podía ni sentir presencias. No sabia nada y eso es lo que le preocupaba, no poder reaccionar ante lo que pasara; mas sobre todo aquello, lo que mas le aterraba, era que no sabia donde estaba Harry y que habia pasado ¿Acaso ya habia terminado con Voldemort? O ¿Era un plan de Voldemort o algo mucho peor? No tenia respuestas y buscarlas tomaría tiempo.

-Reagrupémonos y …-

No termino la frase, ya que un murmullo se escuchó, incluso Ron se alteró, levantándose de golpe y abriendo los ojos. No eran alucinaciones de ninguno, la voz volvió a sonar. Un objeto en su bolsillo salto y se quedo flotando en el aire, se encendió revelando una luz azulada y blanca, que giraba e ilumino a su alrededor. La voz estaba llena de dolor y tan baja que, si no estuviera al alcance de su mano, no hubiera entendido.

-Mione- gimió Harry -Mione…lo siento amor-

Sin pensarlo estiro la mano y sujeto el iluminador, todo giro en un torbellino, las cosas pasaron tan de prisa que no supo que sucedió. Fue un instante en que entendió todo; Harry estaba arrodillado en el suelo, sangrando y un hueco brillando en su pecho, al mismo tiempo que con cientos de sombras sujetándolo, atravesando sus brazos y piernas, su cuerpo e incluso aplastando su cuello y levantando su cara para ver a Voldemort. Siguió peleando, pero era inútil, estaba atrapado, con los brazos estirados, hincado y con el cuello siendo apretado por las sombras, además de que le obligaban a mirar a Voldemort. Se agitaba, pero la media centena de mortifagos evitaban que se moviera.

- ¡AVADA KEDABRA! -

El tiempo parecía ralentizado, el rayo iba directo a Harry, no podría detenerlo, ni liberar a Harry, tampoco protegerlo, su magia ni siquiera se habia recuperado. Su cuerpo se movió por si solo, fue un solo movimiento, al siguiente momento, el rayo atravesaba su pecho. Se oscureció y en sus oídos se escuchó el desgarrador grito de su esposo. - ¡MIIIIIIOOOOOONEEEEEE! -