Bien, veo que aún no han pasado medio año, pero aquí traemos la siguiente entrega ¿publicación? ¿Capitulo? Bueno la continuación de la historia y pues acercándonos el final. Una disculpa por tardar tanto, pero se que no se decepcionaran. Y es un capitulo largo asi que mejor comencemos.
Lean, comenten y disfruten.
Capítulo 118.- La sangrante alma destrozada
Harry: Parte 6 (El rayo golpeado por la oscuridad)
Estaba acostumbrado al dolor, a perder e incluso a siempre tener que pelear por lo que quería, más aquello no se comparaba con nada en su vida. No podía saber si era real o no, si estaba en una de sus pesadillas, aunque en ninguna de ella dolía tanto como en ese momento.
No solo su corazón parecía a punto de estallar en su pecho, su cuerpo estaba entumido, ardiendo y todo carecía de sentido. No podía ni respirar, sus ojos estaban fijos y lo único que detectaba sus sentidos era un grito, un grito de agonía y sufrimiento proveniente de algún lugar. No le importaba de donde provenía, ya que todo a su alrededor parecía pulsar, tan fuerte y lento que le costaba procesarlo. Era como si le exprimieran hasta el último gramo de oxígeno de su cuerpo, mientras su visión se volvía roja y oscura, mientras todo se desmoronaba a su alrededor.
Poseía algunos recuerdos de momentos muy dolorosos, desde el veneno de basilisco carcomiendo sus venas, hasta un demente maestro golpeándolo y haciéndole heridas casi mortales. Incluso fuego negro atravesando carne como si fuera mantequilla. Mas nada se le comparaba a aquello, prefería repetir y revivir todas sus heridas juntas y en un instante que aquello, prefería que drenaran su sangre, abrieran su piel y rasgaran la carne, rompieran sus huesos e incluso perder su alma, antes de aquello.
A pesar de sentir un ardor creciendo dentro de su cuerpo, sus brazos y rostro estaban fríos, temblaban y tenían leves movimientos mientras apretaba con suavidad sus brazos
El grito de agonía retumbaba en sus oídos, no podía ni darse cuenta de que aquel grito provenía de su propia boca, mientras sostenía el cuerpo contra su pecho.
Harry minutos antes.
- ¡¿Estas bien?!- pregunto la voz de la profesora McGonagall, inclinada y alterada en su totalidad.
- ¡Vayan adentro! - dijo Harry levantándose y sin perder tiempo comenzando a flotar.
- ¡¿Que sucede Harry? ¿Continuamos el plan? - pregunto Ron que venía acompañado de Hermione, ambos lanzando el escombro de la columna al cielo, donde los Mortifagos cubiertos de humo negro volaban.
Uno de ellos choco con la piedra y cayeron lejos de ellos.
- ¡CONTINUEN TODO! ¡DEBO PARARLO AHORA! - Dijo Harry mirando a la distancia, ahí flotando por medio de la cadena estaba Rabastan, inmóvil, como si no pasara nada y eso que tenía cientos de dementores a su alrededor.
- ¿Que pasa Harry? - pregunto Hermione protegiéndolos con un enorme escudo.
- ¡El ritual que está haciendo no debe continuar! ¡Debo evitar que lo logre! - dijo Harry antes de lanzar una serie de hechizos a muchos Mortifagos que volaban, algunos cayeron de forma seca, otros se dispersaron lejos.
Salió volando a toda velocidad para enfrentar a Rabastan, el cual tenia la cadena a su alrededor y se paraba en ella, como si de una escoba se tratara. Harry fue directo al hombre.
-¡QUÍTATE DE EN MEDIO!-
El poder y velocidad que llevaba era tal, que hubiera derribado a un Mamulopendra sin problemas, en cambio Rabastan solo levanto la mano y las cadenas se enroscaron y giraron, creando un escudo tan potente que Harry lo golpeo con un ruido sordo. Solo se desvío a un lado, y tomo con fuerza su brazo intentándolo quitar de en medio, pero, a pesar de su aspecto enfermizo, aquel hombre parecía seguir siendo muy fuerte. En un movimiento muy rápido, giro su brazo y la piel le ardió, un líquido verde y supurante se impregnaba en su antebrazo. Gruñó como un animal salvaje y pasó al contraataque, pateo la cara de Rabastan y se logró soltarse.
Se logro elevar un momento, mientras el hombre creaba una bola de fuego verde que giraban con lengüetas abrasadoras. Si Harry tuviera que eliminar a Rabastan regresaría su hechizo en su contra, pero estaba mas interesado en pasarlo y llegar a Voldemort cuanto antes. Sentía el ritual maligno aun a la distancia, sabia que habia rodeado el campo y estaba ocupando a algunas criaturas para convocar a una antigua oscuridad. Aunque le costara un brazo, Harry evitaría que aquella bestia se levantara del fondo del abismo.
Pero por lo mismo cometió una estupidez, lo cual fue darle la espalda a su enemigo e intentar perderlo con su velocidad. Rabastan solo le basto lanzar aquella llama verde, a la distancia una risa malvada surgió, y al otro instante sintió su espalda ser golpeada por el fuego.
No tenia miedo a quemarse o no era posible, luego del archipiélago y de la forja de Excalibur, aun el mas poderoso fuego solo era una chispa ante su piel. Aquel fuego debía tener acido o contener magia oscura y antigua, porque su espalda ardió y sintió dolerle al instante. Giro quitándose su chaqueta, al tiempo que enviaba magia de agua a su cuerpo apagándolo al momento.
Rabastan aún estaba ahí flotando, como si le importara poco si huía o si lo atacaba, más sus manos volvían a estar en llamas verdes. Y entendía por que Voldemort estaba cambiando de locación, ya no estaba en la entrada del castillo, rodeaba en dirección del bosque del Este, donde las limitaciones de su protección lo dejaban andar.
No tenia mas tiempo, levanto la mano y suspiró.
-¡Hazte a un lado y te liberare de sus cadenas!- dijo Harry con la varita comenzando a vibrar y la punta iluminada de plata.
- ¡Estúpido! - murmuro Rabastan sin emociones y tan cansado que parecía que no aguantaría otro minuto. - ¿Te habías creído que sólo porque lograste desafiarlo un par de veces, lograrías podías hacerle frente? El dentro de poco logrará nuevas alturas, dentro de poco él se volverá más que un mago, mas que un hechicero, se volverá … en el rey de todos-
Harry bajo un poco la varita y una sonrisa socarrona surgió - ¡Un rey! El no quiere ser un rey, el quiere ser un dictador, quiere gobernar a todos y matar a todo lo que se le interponga. -
Blandió la varita, una luz plateada fue directo a las cadenas, las cuales se movieron dejando un espacio y dejando desprotegido a Rabastan. El hombre se vio algo sorprendido y más cuando el hechizo lo golpeo en el brazo, pero nada paso. Estaba sonriendo cuando noto algo, su brazo estaba envuelto en una neblina plateada y este comenzaba a marchitarse a secarse hasta que lo que colgaba de su hombro solo era un esquelético brazo recubierto de piel seca.
Harry sacudió su aturdimiento de ver lo que el hechizo hizo, antes de volver a cargar en su contra mientras analizaba lo que paso. Si lograba saber que sucedió y por que las cadenas le habían desprotegido, tendría la solución a su problema con esas cosas. Mas aquel descubrimiento alerto a Rabastan y pareció multiplicar su conciencia y desperezarlo.
Lanzo una andanada de hechizos que venían como puntas de jabalina hacia su persona, que solo se movió y evadió tan rápido como podía, mientras volvía a cargar otra vez la quinta esencia.
Alzo la varita y apunto a donde la cadena se enroscaba en el cuello de Rabastan y entonces el brazo se le doblo. Una de aquellas cadenas surgió de la oscuridad y le sujetaba de la muñeca, enroscándose por su brazo somo una serpiente, pesaba dos toneladas, lo cual lo envió directo hacia abajo, golpeándose con el puente en su caída y mirando que la cadena volvía a inyectar aquel acido verde en sus venas.
- ¡Eso no! -dijo Harry lanzando la quinta esencia sobre sí mismo, hubo un momento de silencio. Pero no me sirvió de nada, la cadena seguía ahí y sus venas se llenaban de un verde espectral con lentitud.
- ¡Mi lord pidió que te lleváramos vivo! - dijo la voz chillona de Bellatrix al momento en que Rabastan bajaba al suelo junto a el y se posaban el trio enfrente.
- ¡Dijo que vivo, no importaba el estado físico! - dijo Rodolphus levantando la varita y creando espadas oscuras que descendieron sobre Harry.
Aunque trato de esquivarlas, la cadena le impedía el movimiento, haciendo que un par de cortaran el costado y otra le rasgara la oreja. Harry salto del puente intentando ir a un espacio amplio, la cadena sobre su muñeca le apretó con fuerza y le mandó volando por los aires como un muñeco de trapo. Lo azoto contra el costado del puente; la cabeza le daba vueltas por el dolor sobre su brazo y comenzaba a sentirse extraño. Como si aún tuviera a Voldemort dentro intentando tomar el control, aunque esta vez sabia que aquellas cadenas era el medio por que lo intentaba. Levanto la vista y vi que había caído lejos de ellos tres, que la cadena se había tensado y estaba vibrando.
- ¡Eso es! - gruño Harry levantándose e incendiando su llama en quinita esencia.
- ¡No te servirá de nada! - rio Bellatrix mientras su esposo y Rabastan se acercaban.
- ¡Bombarda! - grito Harry enviando su magia a donde la luz plateada surgía.
Una explosión lo envolvió, la luz se atenuó y sintió su brazo mucho mejor. Vio que los tres se acercaban sin prisa, pero también que las cadenas lucían corroídas, como si decenas de años le hubiera golpeado de repente y ahora lucieran débiles. Los tres lo miraron sorprendidos, mientras que una sonrisa ancha le hacia ver mucho mas peligroso que los tres juntos. Comenzaron a correr los tres en su dirección, con las varitas listas y con la intención de lastimarlo. Pero el brazo de Harry estaba iluminado de plata y activar la magia de Utgar, tiro con toda su fuerza, la cadena se tensó y se partió en miles de eslabones.
Los hechizos relampagueantes pasaron a su costado, evitándolos sin problemas al estar libre, al segundo Harry lanzo una andanada de hechizos que golpearon el suelo, creando unas manos de piedra que se movieron atrapando a Rodolphus y Bellatrix. Las cadenas forcejeaban con Rabastan, quitándolo del camino de una tercera mano y liberando.
- ¡Es un mal momento para decirles que me empiezan a colmar la paciencia! -dijo Harry viendo a Rabastan jadear y envejecer unos 10 años más, incluso el pelo se le puso cano y el brazo marchito se volvió de hueso.
- ¡NO! -chillo Rabastan desesperado, tomándose los brazos temblando y llorando - ¡NO MI LORD, LE HE SERVIDO, LE HE…-
El cuerpo de Rabastan tembló, alzo la cara en un grito, mientras las cadenas se iluminaban de nuevo de un espectral verde. Aquello le hizo tener un escalofrío a Harry, ya que la piel se le pego al hueso, los ojos se le hundieron del todo, la boca se lleno de una supurante baba negra y su cuerpo pronto era una momia esquelética sin carne, con apenas piel arrugada, mientras se desplomaba en el suelo.
Un terror de muerte se apoderó de Harry, impidiéndole moverse y hablar; le recordó aquella vez en que un dementor saco el alma de Sirius. Y entonces, a través de aquella aterradora imagen vio la cadena que sostenía a Rabastan, y en la punta una esfera de luz café claro, con niebla plateada que la rondaba. Le pareció escuchar un lamento de ella, mientras que comenzaba a tornarse verde oscuro y la niebla volverse negra.
Todo se oscureció y enfrió a su alrededor, mientras la cadena se iba entre la oscuridad…
Rodolphus murmura -La prima alma que completara a nuestro lord-
No, se dijo a si mismo: ya no podía albergar la idea de ver un dragón quimérico atacarlo, pero al contrario acabar con Voldemort se volvía algo fundamental.
Sus pensamientos lo distrajeron, Bellatrix se habia librado de la roca al igual que Rodolphus y ambos juntaban las varitas unidas por la punta y sonreían con malicia. -Esto te parecerá familiar-rio Bellatrix
-¡DUAL BOMBARDA!- gritaron juntos.
¡BUUUUUM! ¡PUM!
Todo exploto a sus pies, con tal fuerza que el cuerpo de Harry sintió romperse, mientras veía humo blanco y rastros negros volar en todas direcciones. Cocho de nuevo contra algo duro, la tierra le hizo resbalar, girar sobre sí mismo y continuar golpeando las escaleras de mármol, destrozando casi todo a su camino, adentrándose al castillo y quedando con la cara contra las puertas del gran comedor. Y su pierna derecha en una pose algo extraña y dolorosa.
- malditos copiones! - gimió Harry con su cuerpo tronando al intentarse levantar. - ¡Que … golpe! -
- ¡HARRY! - gritaron a su alrededor, era una docena de Pendragon, incluido el profesor Flitwick.
Mas solo miro por donde acababa de caer, del enorme boquete que creo podía ver afuera, donde el humo blanco giraba alrededor de destrozado puente, se empezó a juntar poco a poco hasta que sintió a Rodolphus y Bellatrix ir en dirección de donde estaba Voldemort. Harry estaba tan aterrorizado como aquella vez en el cementerio, la oscura magia que envolvía aquel bosque le hacía sudar frio.
- ¡DEMONIOS! - gruño levantándose entre el mármol, concreto y madera que habia destrozado en su camino.
- ¡Harry los necesitamos! - grito la voz de Ron de algún lugar a su derecha, mientras que a la izquierda sentía las magias de Hermione y McGonagall pelear para proteger la entrada - ¡LLAMALOS YA! -
- ¡Cielo, no hay más defensas ni muchos aliados! - grito Hermione con la voz un poco chillona - ¡SI NOS ATACA DE FRENTE, CAEREMOS! -
Inhaló profundo, los sonidos a su alrededor se atenuaron, las presencias se disolvieron y todo se volvió borroso; exhalo con suavidad, haciendo que todo a su alrededor volviera a regresar con fuerza en intensidad. Cada batalla, cada grito, cada hechizo, cada acción y cada criatura presente en el castillo se sintió tan real, tan fuerte, que su piel se erizaba y se sintió cientos de miles de veces más pesado.
- ¡HARRY! -
- ¡HARRY! -
- ¡HARRY! -
- ¡POTTER! -
Muchos lo nombraban, aunque a sus oídos parecía no tener un sentido, su nombre dejo de tener significado y se concentró en lo que veía, en el único mágico que le importaba. Volvió a inhalar con fuerza, provocando que el muro se dobló cual papel y que hasta un leve viento surgiera.
- ¡Harry Potter! - susurro en su oído la voz de Voldemort mientras este parecía burlarse. - ¡Todos morirán por tu culpa! -
Abrió los ojos, Voldemort no estaba ahí, pero recordaba sus sueños. Abrió la boca grande y sacando todo el aire, al mismo tiempo que soltó un rugido, un estruendoso rugido de dragón. Las vibraciones agitaron todo el escombro recién echo, el polvo fue expulsado a su alrededor y aquellos que estaban en Hogwarts y los terrenos tuvieron que taparse sus oídos. No era algo normal, aquel sonido parecía provenir del más grande, antiguo y feroz dragón.
Mas Harry ya no estaba parado en la entrada del gran comedor, salió por el mismo hueco recién echo, atravesando por múltiples peleas, y viendo como la magia de Voldemort se disolvió con la de Rabastan creando una magia muy diferente, pero potenciando a Voldemort. Viro hacia el bosque sin detenerse, escuchando muchos más rugidos, como magias mucho más grandes y feroces se alzaban de las lejanías del bosque. E incluso gritos y una media centena de magos, brujas y criaturas surgían de Hogsmeade para unirse a la batalla. Mas sus ojos no se desviaron, continuaron fijos en donde debía estar Voldemort. Activo la magia de Utgar a toda su potencia y voló tan rápido que el viento le zumbo en los oídos. En un instante estaba frente a un círculo de Mortifagos, con Voldemort en medio.
Se apresuro para encararlo, él ni lo miro, pero de nuevo Rodolphus y Bellatrix se le pusieron en medio del camino. Gruño y noto alas batirse, un dragón del doble de grande de lo normal, rojo oscuro y con los ojos verdes abrió las fauces en su dirección. Apenas y tuvo tiempo de lanzar una protección, mientras atacaba a Bellatrix y Rodolphus, quienes no tuvieron en problema de evadir. El Colacuerno giro en redondo, golpeando su cola contra su escudo y enviándolo fuera del bosque, destrozando arboles y la tierra.
- ¡Estoy a punto de enojarme! - gruño Harry inclinado y con la mano en el suelo parando en seco.
- ¡Te dejaremos con sus mascotas! ¡diviértete! - dijo Bellatrix sacándole la lengua y girando.
Las cadenas que rondaban Voldemort giraron y se agitaron alrededor de todos, antes de que las criaturas al final de ellas comenzaban a ir contra él. Se cubrió con protecciones, más unas figuras oscuras que lanzaban fuego por la boca surgieron a su espalda y lanzaron andanadas de este contra ellos. Luego chocaron los dragones y las criaturas en medio del fuego, siendo el dragón alfa el más estruendoso, cayendo junto con Kagura directo a la tierra con asombrosa violencia.
Lo siguiente que supo fue que Bellatrix le sujetaba del rostro y le miraba a los ojos, mientras le alzaba y soltaba una risita sardónica. - ¡Aun no sueltas tu lado impuro, por eso no puedes avanzar! ¡Déjame demostrarte como es ser por completo puro! -
Al instante le soltó y Rodolphus le apuntaba con la varita, una ráfaga azul lo golpeo sin saber de dónde o cuando apareció, parecía un muro de acero que lo empujo y expulso fuera de su rango. Una ola de agua enorme lo empujaba por el bosque; una vez más se vio alejándose a tal velocidad que solo noto cuando su cuerpo golpeo con fuerza un árbol, siendo arrastrado y golpeado contra una roca, partiendo el suelo y creando un hueco enorme. Hasta el otro lado provocando de un descampado, el lodo cubrió todo a su paso y de paso su ropa.
Quedo tirado sobre su espalda, con el agua helada corriendo por todo su costado, Kagura, Walbrom y Narga cayeron del cielo junto con el Colacuerno alfa arrojando gran parte del lodo como una ola enorme. En el cielo, oscuro por completo, veía llamaradas, rugidos y el resto de los dragones peleando contra las demás criaturas.
Alrededor sonaban batallas y comenzaban a llegar hechizos. No debía estar tirado, pero su cuerpo se negó por un instante a levantarse, estaba entumido y tiritaba, aquella magia que expulsaba Voldemort era muy similar a la de Diddy. Y por lo que noto, en ese pequeño momento, no quería ni pensar en que otros trucos de Diddy se le añadirían a Voldemort, además de que suponía que tendría que cambiar algo físicamente.
- ¡Levántate! ¡Vamos! ¡Levántate! - dijo una voz conocida, pero si tenía que decir de quien, solo le recordaba a algo enorme aporreando una puerta de madera desvencijada. - ¡ARRIBA! -
Aquel bloqueo fue empujado por la voz con tal fuerza, que pareció un resorte, su cuerpo se alzó en el aire sin sentirlo, sus pies dejaron el suelo y luego se vio parado en medio de barro. Un hombre gigantesco, le sostenía por el cuello de la gabardina. Su rostro estaba prácticamente un metro arriba, más noto un gran moretón en la mejilla y frente, una maraña de su pelo era peor que la primera vez que lo vio, y sus ojos brillan aún bajo esa pelambrera que humeaba.
- ¡HEEE! ¡VAMOS HARRY! ¡REACCIONA! -dijo el gigante. Harry levantó la vista ante el rostro feroz y peludo, y vio que los ojos negros estaban preocupados.
- ¡Hagrid, viene Aberforth, te necesitamos en la entrada! - dijo la voz de un hombre muy mayor. Llevaba gafas de medialuna, tenía una nariz larga y encorvada, cabello plateado suelto, barba y bigotes que lo amarraba con el cinturón. - ¿Qué sucede aquí? -
Harry lo miró y entonces reacciono.
- ¡Señor! ¡Voldemort! ¡Si termina su ritual… rápido hay que …-
- ¡Cálmate, querido muchacho! - dijo Dumbledore sujetándolo de los hombros. Ahora que lo veía bien, parte de la barba la habia perdido, su ropa estaba sucia y el sombrero de punta que siempre llevaba estaba perdió.
- ¡NO! ¡NO LLEGUE A TIEMPO! ¡SE VOLVERA UN DEMONIO! ¡NADA LO DETENDRA! - Mirando como luces del castillo estaban encendidas, como batallas salen de sus muros y estaban todos adentro. De hecho, todos debían estar ya en alguna lucha de vida o muerte, debía hacer algo, tenía que ayudarlos - ¡LO PARARE LO SUFICIENTE PARA QUE TODOS HUY…-
- ¡Ya has ganado Harry! - gimió Hagrid sujetando su rostro, algo furioso y consternado - ¡Mira lo que has hecho! -
- ¡PONERLOS EN PELIGRO! -
- ¡Harry, por favor, cálmate! - dijo Dumbledore también acercándose a su rostro hasta quedar viendo sus ojos azules. - ¡Tú ya has ganado! ¡Has hecho que todos se unan, que pelen juntos, que tengan esperanza y se levanten contra sus miedos! - Le miro, igual que aquella vez en la enfermería al final de su primer curso de Hogwarts, como si mirara al pequeño de 11 años. - ¡Tú tienes algo más poderoso que él, algo de lo que carece! ¡Solo tienes que recordarlo! ¡Tal cual me lo hiciste recordar a mí! -
Durante un momento miro al profesor, después de todo lo que habían pasado, de las bajadas y subidas en su relación alumno profesor, ahí estaba de nuevo recordándole que aún tenía cosas que aprender y aprender a no olvidar.
- ¡Cierto! - murmuro Harry agitando su cabeza e intentando poner una leve sonrisa. Lo había negado, olvido que saber a qué te enfrentabas daba más miedo, que enfrentar a lo desconocido y por lo consiguiente; sus recuerdos de Diddy, de su lucha en el archipiélago arcano y como apenas y lo derroto, lo paralizo un momento. Mas el ya habia cruzado ese portal y lo volvería hacer cien veces de ser necesarios - ¡Gracias, profesor! - dijo alzando la mirada y, ahí a la distancia, notaba las peleas de las criaturas y los dragones.
- ¡Necesito llegar a él! ¡Rodolphus y Bellatrix lo impedirán! – dijo Harry mirando a ambos - ¡Necesito me los quiten de encima! -
- ¡Claro, ve y demuéstrale quién eres! - dijo Hagrid palmeándole la espalda - ¡Ve y gana! -
- ¡Si pueden derrótenlos! ¡En cuanto me encargue de Tom, regresare a ayudar! - murmuro Harry tocando su hombro derecho, sintiendo la magia almacenada en el tatuaje de Hogwarts, apenas y quedaba un cuarto.
Mucha de su magia desapareció durante el ritual para terminar con los Horrocrux, y habia acabado de utilizar la quinta esencia por casi toda la potencia que tenía en ese momento, y aumentaba el desgaste con el vuelo continuo. Tendría que utilizar cada gota de magia con sabiduría y esperar hasta el último momento para utilizar la magia almacenada en el tatuaje Pendragon.
Era su última oportunidad, la última batalla y el último enfrentamiento contra Voldemort. Si fallaba, todo acabaría en oscuridad y si lograba vencerlo, sería solo un nuevo capítulo, solo que sin Voldemort. Si fuera por el mismo, morir o matar a Voldemort estaba bien. Pero a su espalda, justo en ese momento, habia personas, criaturas, amigos y familia que debía proteger. No, no habia más opciones, solo tenía una única opción; terminaría con Voldemort.
- ¡CUIDADO! -Grito el profesor, y se colocó delante de su cuerpo.
Tarde se dio cuenta que una cadena fina de color verde esmeralda reptaba por el lodo y se acercaba hacia su cuerpo. El profesor fue sujetado de su cuello, solo lo habia girado e interponiéndose cuando la cadena se envolvía en Dumbledore y este soltó un grito de agonía.
- ¡Profesor! - grito Hagrid también, mientras se acercaba para sujetarlo.
- ¡NO! - Grito el profesor alzando las manos y el rostro. Sus ojos comenzaban a tener un brillo espectral, sus venas a tornarse verdes, y su rostro a cambiar de color - ¡Harry, por favor …- gimió con dolor -… has lo necesario! ¡LO CORRECTO, ESCOJE LO CORRECTO! -
Al finalizar, sus ojos eran verdes destellantes, levanto la varita mientras sonreía igual que Voldemort.
- ¡DESMAIUS! -grito Harry con la mano a la cara de Dumbledore, el hechizo dio de lleno, pero sus ojos seguían abiertos, y la sonrisa se hizo más pronunciada, más macabra.
- ¡No lo ves Potter! - dijo Rodolphus ya a unos metros de ellos - ¡El último obstáculo, el más grande hechicero de la última era es mío! - soltó una leve risita haciendo que el profesor se levantara, sacara la varita y les apuntara - ¡Veamos que puede hacer el poderoso Harry Potter, contra su querido profesor, Albus Dumbledore! -
- ¡AVADA…! - Comenzó el profesor Dumbledore alzando su varita.
- ¡HAGRID AL CASTILLO! -
- ¡KEDAVRA! -
Un rayo verde cruzo los pocos metros que ya los separaba, el solo movió la cabeza un centímetro y el hechizo no lo alcanzo. Atrás escucho la explosión con la tierra. Al mismo tiempo Hagrid salió corriendo en dirección al castillo, dando leves miradas atrás, aunque Harry acababa de colocar barreras a su espalda, esperando que pudiera darle el suficiente tiempo para huir.
Sobre todo, porque el profesor no paro, movió la varita de izquierda a derecha, lanzando múltiples maleficios asesinos. Mas el solo movía su cuerpo lo necesario para evadir sin necesidad mágica, como habia pensado, cada uso de su magia tendría que ser medido y preciso.
Junto con los maleficios de Dumbledore, se le unieron los de Rodolphus y Bellatrix; entre los tres lanzaban suficientes maleficios asesinos para diezmar un ejército. Pero solo basto con moverse más rápido, evadiendo a tiempo, con su magia tenía vigilados a los tres, notando que sería difícil, ya que aquel trio tenían mucho poder.
-Aún son muy lentos- dijo Harry preparándose para inutilizar a Dumbledore, aunque antes tenía que descifrar como hacerlo, ¿Como es que podría inutilizar a aquellos que eran controlados por esas cadenas? Habia descubierto como destrozarlas, pero si ocupaba el mismo método destrozaría a Dumbledore- ¡Intenten hacerlo mejor! -
De dos pasos sobrepaso el cuerpo de Dumbledore y sin miramientos, golpeo el cuello del profesor, con un cuarto de la fuerza de Utgar, soltando un ligero gemido mientras su cuerpo se doblaba. Junto casi toda la magia de Utgar en sus piernas y la potencia de vuelo a máximo, salto en dirección de ambos Mortifagos, en un santiamén estaba ahí junto a su rostro.
Con la varita delante de su mano izquierda, la giro y un hechizo naranja comenzó a crearse. Mas algo lo hizo girar, sus piernas quedaron hacia el cielo, como su mano apuntaba entre las piernas de sus enemigos y como su estómago punzaba con fuerza.
Su mirada fue a su espalda, donde Dumbledore, de alguna forma habia logrado encadenar una de sus piernas y hacerlo girar, al mismo tiempo que una de las lenguas oscuras que salían del cuerpo de Rodolphus le golpeo en el estómago.
- ¡Todo ese potencial! ¡Y aun piensas como muggle! - murmuro Bellatrix sin verlo, como si acabara de notar que no tenía la menor importancia y que era solo una mosca molesta a su alrededor.
- ¡IMMOLABITQUE! -
Una columna de fuego enorme surgió de la varita y su palma, en dirección de ambos, intentando dirigir la mayor cantidad de fuego a las cadenas que le rodeaban. La explosión era tan potente que ilumino todo a su alrededor, y hasta la protección que el mismo levanto estaba recibiendo parte de su hechizo. Aquella columna debió incinerar a ambos, por el tamaño y fuerza del fuego, sin embargo, al terminar, Bellatrix y Rodolphus habían salido del área de acción en un parpadeo, con las cadenas humeando verde y un ligero rastro de hielo cubría parte de la ropa de Dumbledore. Se habia cubierto para protegerse; puede que estuviera poseído pero sus habilidades seguían intactas.
- ¡Eso estuvo mejor! -sonrió Rodolphus, solo giro la mirada y al verlo, el tirón de su pierna fue tanta que sintió que se la arrancarían.
Describió un ángulo muy cerrado, en dirección donde estaba Dumbledore tirando de la cadena, se acercó tan rápido que apenas tuvo tiempo de cruzar sus brazos en el rostro, y golpear el suelo con toda la brutalidad posible, repartiendo grandes ondas de lodo en todos lados. Se intento incorporar, la cadena de su pierna incremento mucho y le saco un gemido, terminando boca abajo, era una mala ubicación, así que volteo de inmediato. Al girar miro a Dumbledore pisando la cadena y apuntando la varita a su rostro, lucia macabro y sin control alguno sobre de sí.
- ¡PROFESOR, REACCIONE! - Grito mientras levantaba la varita y revotaba múltiples hechizos que salían de ambos Mortifagos - ¡NO DEJE QUE LO CONTROLE! ¡ALBUS! -
No podía alzarse, el profesor mantenía la varita apuntando a su pecho, de la punta una luz café brillaba. No habia duda alguna, un hechizo gravitacional lo empujaba contra el suelo, porque no lograba moverse con total libertad, solo mantenía sus brazos arriba, evitando que los hechizos le golpeasen con toda su fuerza. Mas tenía que moverse, notaba que ambos tenientes de Voldemort estaban listos para rematarlo, con el maleficio asesino destellando truenos en las puntas de la varita.
El hechizo de Dumbledore le empujaba los brazos, se hundía más en el barro y no podría frenar todos los hechizos de los tres; soltó sus protecciones y llevando toda su magia hacia sus brazos, palmeo contra el suelo. Salto en todas direcciones andanadas de lodo y tierra, como una onda de barro que desvío los maleficios y desestabilizo el campo. Basto ese momento, el lodo subió por sus brazos, se conglomero la tierra y piedras del lugar en sus brazos, creando una gruesa capa de protección a su alrededor. Volvió a alzar ambas manos hacia arriba y golpeo una vez más el suelo, este se movió con más violencia y provoco que Dumbledore se tambaleara hacia un lado y se resbalara.
- ¡Y aquí vamos de nuevo! - dijo Harry levantándose, haciendo girar la roca por su piel y enviando un tanto a Dumbledore, endureciéndolo hasta volverlo roca e intentando inmovilizarlo.
El trueno resonó y un relámpago golpeo entre ambos, lanzándolo lejos, con los pelos en punta y un olor a ozono en su nariz. El rayo verde ya iba en su dirección, así que lanzo la roca delante creando un círculo y parando el maleficio. Pero nuevamente Rodolphus ya preparaba un segundo ataque, giro la varita en su mano apuntando hacia su espalda, pues Dumbledore se habia liberado y estaba por atacarlo.
- ¡Siento esto Profesor! -
Lanzo una ráfaga de burbujas que se cristalizaron a su espalda, golpeando la cara de Dumbledore, aplastándolo contra el suelo, mientras sangre salía de su nariz y se llenaba de lodo. Salto a tiempo, evitando otros tantos hechizos y preparándose para enfrentar a Rodolphus y Bellatrix, sin embargo, la cadena de Dumbledore se movió, girando en el aire como un torbellino, golpeando su pecho y llevándolo contra un árbol, dando varias vueltas sujetándolo.
Su pierna dolía, soltaba un hilo de sangre y, por el tronido de la madera del árbol, se apretaba más y más, al punto de que le haría trozos los huesos si no fuera por la magia de Utgar. La corrosión de la cadena comenzó de nuevo, con más piel expuesta y más contacto con ella volvió las venas de sus brazos verde neón y la piel se comenzó a fusionar con su piel. Lo bueno era que si rompía esa sección de las cadenas, podría liberar a Dumbledore, la mala, Dumbledore acababa de romper el cristal mágico y avanzaba con la cara ensangrentada y apuntando a su frente.
Activo la quinta esencia alrededor de sus brazos y torso, expandió sus brazos con fuerza, aunque fuera tan fina como una cuerda resistió. Entonces sus venas pasaron de arder y sentirse como fuego, a volverse pesados, congelados y sus venas llevaban una despreciable sustancia que le nublo la mente por un momento, haciendo que todo se viera más oscuro. La magia oscura entraba a su cuerpo, sentía vibrar el metal, como pulsaba y helaba su cuerpo. Era retorcido, malvado y perverso; aquella magia lo estaba carcomiendo por dentro.
{Ríndete}escucho la voz de Voldemort decir en su mente.
- ¡No soy tan fácil de controlar! - gruño Harry empujando su magia por sus poros, adentrándose a sus músculos, adentrándose a sus venas de forma dolorosa y empujando aquella misma maligna magia. Soltó un grito de dolor, puesto aquello era como si sacara cada gota de sangre de su cuerpo y luego volviera a adentrarla con navajas en cada célula.
Las cadenas se corroyeron y comenzaron a humear ahí donde su piel tocara. Estas sin esperar se desenrollaron con rapidez, liberándolo y dejando que se moviera lo suficiente para cubrirse con el árbol de los ataques que lanzaron Rodolphus y Bellatrix al verlo liberarse.
Vio algunas sombras cayeron contra el suelo, agitándose y revolcándose en la encarnizada batalla entre dragones, más algo molesto sucedió; enormes criaturas surgieron del bosque. Como si no bastara pelear contra Dumbledore, Rodolphus y Bellatrix para llegar a Voldemort, también habia atraído a un Snallygaster y un Runespoor. Lo peor, era que ambos estaban controlados por completos.
Los lentes les cambiaron a unos googlees que le dieron le hacían ver con total claridad, ya que el agua y el fuego estaban levantando una neblina en el claro.
- ¡Mejor que mejor! - gruño Harry tronándose el cuello - ¡Esto se pondrá feo! -
- ¡Empiezas a ser una molestia! -Gruño Rodolphus con una sonrisa maniática.
-O si, así soy yo- rio Harry moviéndose lejos de Dumbledore, que por alguna razón estaba muy tranquilo desde hacía un instante, mientras las cadenas volvían lentamente a su estado anterior. - ¿No te has dado cuenta luego de estos años? Eres lento de aprendizaje. Yo podría enseñarte por un precio…-
En seguida Dumbledore le lanzo un hechizo, luego Urbadralis alzo el vuelo lanzando una capa de oscuridad sobre el suelo, y giro en su dirección mientras su pico filoso intentaba darle en el pecho. Evadió el pico del Snallygaster y apenas giro a tiempo para evitar el hechizo que dejo una mancha verde en el lodo y luego rodo evitando al Runespoor que se arrastraba por el suelo, en su dirección. El cual era una serpiente enorme de tres cabezas, pero aun así tan letal como las mismas maldiciones que evitaba. Y no podía solo concentrarse en evitar ambos mortifagos y a Dumbledore, ahora tenía que noquear al Runespoor y el Snallygaster. Bellatrix observaba todo con una sonrisa socarrona.
- ¡He quieta! - dijo Harry desviando el hechizo de Dumbledore, mientras el Snallygaster giraba la cola en su dirección y la pinza al final intento atraparlo. - ¡Busca esto! - le lanzo una esfera roja a la distancia, que reboto contra el suelo, y que rodo como una pelota. Pero al contrario de lo que hubiera echo si estuviera cociente, no la persiguió, solo se dedicó a girar a su alrededor y su cola sobre de una y otra vez.
La oscuridad del piso se movió como con vida y un tornado una sábana negra se alzó para cubrirlo. Maldijo en su interior, esperando sentirse dentro del interior del Lethifold, aunque esperaba que desaparecer en la oscuridad infinita no fuera tan malo. Mas una figura alada silbo cayendo desde el cielo. Le clavo las garras en ambos hombres y de varios aletazos lo alzo mientras le escupía fuego al Lethifold; pero al contrario de lo que hubiera echo unas garras tan afiladas, estas solo rasgaron su ropa, y su piel quedo intacta.
- ¡ALEJATE DE MI PAPA! -Grito Daira lanzando otra llamarada roja que impacto en medio del Snallygaster, exploto al contacto con él y en un chillido se alejó volando, el Runespoor por chillo por el fuego y se enterró en lodo.
- ¡Daira, vete! - ordeno Harry intentando zafarse de sus garras, aunque debajo el Lethifold aun intentaba atraparlo - ¡Esto es muy peligroso! -
- ¡NO! - rugió Daira lanzando llamaradas directas al Lethifold, aunque este solo soltó una especie de resoplido ante las llamas, y pareció encogerse por un instante. - ¡NO QUIERO QUE PAPÁ SALGA HERIDO! ¡NO TE DEJARE PÁ! -
Quería gritarle o incluso ordenarle retirarse a un lugar seguro, pero algo le dijo que solo haría peor las cosas y que en el fondo él haría lo mismo; ella pelearía junto a sus seres queridos hasta desfallecer. Y eso le daba miedo. Daira con un tirón de sus patas lo lanzo un poco en el aire y antes de que supiera como, el termino sobre su cuello, mirando a las criaturas y los mortifagos, Dumbledore poseído, el Lethifold intentando alcanzarlos y la figura del Runespoor cubierto de lodo. Un tirón de su pierna surgió, notando a Marlow escalando su pierna.
- ¿TAMBIEN ESTAS AQUÍ? -Grito Harry sujetando a Marlow con fuerza y poniéndolo en su hombro - ¡USTEDES DOS…! - los pequeños ojos de Marlow se fijaron en él y por un instante supo lo mismo que Daira.
- ¡Malditas criaturas! - dijo Bellatrix levantando la mano en dirección de Daira y por lo consiguiente en la suya también - ¡Mueran! -
Se preparo para otro ataque combinado de ambos tenientes y Dumbledore, pero al contrario solo fue una serie de ráfagas de maleficios provenientes de los dos. Dumbledore seguía muy quito, las cadenas aún no se recuperaban.
- ¡Esquiva! - ordeno Harry a Daira, la cual comenzó a hacerlo, a girar y moverse de un lado a otro con perfecta sincronización, desplazándose entre los rayos sin problemas. - ¡Tendremos que atacar juntos! ¡MARLOW TU SUJETATE CON FUERZA! -
- ¡Tu dime cuando! - gruño Daira mientras que continuaba esquivando.
Espero, lo suficiente notando como Bellatrix parecía más y más molesto, luego la comisura de sus labios se abrió un poco. Noto a Dumbledore alzando la varita y lanzando varios hechizos más, que cruzaron la distancia, mientras se movía hacia un lado, intentando rodearlos.
Y fue cuando entonces, lo supo, mientras Daira seguía con la mirada a Dumbledore y evitaba sus hechizos, Harry miraba fijamente a la lejanía. Rodolphus y Bellatrix seguían atacando, pero le interesaba la magia de Voldemort, se volvía más grande, pero inestable, como una masa de gas enorme que se expandía y reducía mientras parecía moverse en todas direcciones buscando hacia un lado que explotar.
Eso significaba que el control de los que poseía no era perfecto. Aun no lograba asimilar por completo aquella vieja y maligna magia.
- ¡Daira, sé que hacer…-
Un ruido le sorprendió, mas no fue de Daira, salió sobre su cabeza, tres colosales formas caían, dragones, Kagura y Narga sobre el colacuerno húngaro alfa, mientras Walbrom volaba sobre erráticamente sobre de ellos. Los tres enormes cuerpos fueron un muro por un momento, una buena distracción para las criaturas y, sobre todo, lo que necesitaba en ese momento.
- ¡Rodéalos, es momento de pararles los pies a Voldemort! -
Daira le hizo caso, giro dando la espalda a la batalla, volando hacia los invernaderos del castillo, mientras daba una circunferencia para evitar a los mortifagos y la pelea de los dragones. Volaba tan rápido que aun si le lanzaron maleficios, estaban lejos ya para que los alcanzaran. En un parpadeo estaban en los terrenos, el mismo castillo era un desastre, batallas en todos lados, fuego, destrucción y hechizos; y por mas que quisiera no podía ayudar, o mejor dicho su única posibilidad de ayudarlos era eliminar a Voldemort.
Vio una centena de hechizos volar en una dirección, eran constantes, rápidas y solo una cosa podía provocarlos.
- ¡Chicos! - dijo Harry sorprendido de que su compañero encontrara la segunda forma de su accesorio, aunque con aquel tamaño y poder, significaba que Theo también era parte de ello. Entonces los vio al gigante, ese apestoso gigante que le tomo del tobillo y lanzo al lago en aquella pelea con Golgomath.
- ¡Carajo! - gruño Harry -¡Ve a ellos…-
La ráfaga de hechizos comenzó tan rápida y de un color rojo intenso que salían a toda velocidad. Fue como si un zumbido sonara. Cientos o miles de hechizos volaron, el gigante rugió de dolor, pues cada hechizo explotaba contra su cuerpo; tal vez resistiría una decena, pero un ciento en menos de diez segundos, era algo que incluso un gigante no quisiera recibir.
Aquel gigante chillo alejándose con rapidez, huyendo despavorido hacia el bosque y los hechizos frenaron tan pronto se retiró. Toco sus lentes una vez más, aumentaron todo, viendo a Theo caer al piso empapado en sudor, a su lado Neville siendo sujetado por sus padres. Pero no era el único, habia otro gigante, caminando en dirección el pequeño grupo que peleaba y aunque atacaban todos, este no paraba.
Daira estaba sobre el sauce boxeador, girando en dirección del bosque, gusto a donde Voldemort estaba. Quería bajar y parar aquello, pero no podía frenar, la impotencia le sube por las venas, le paralizaba y hacia sentirse muy pesado.
En ese instante su hombro se sintió mas ligero, giro el rostro, observando a Marlow, o mejor dicho como Marlow saltaba de las alturas
- ¡NOOOO MARLOW! - Grito Harry dando un manotazo hacia atrás, intentando sostenerlo y evitar que callera.
Al mismo tiempo otro grito surgió - ¡PERCY! -
Sus ojos miraron al pequeño ir por el aire con las ramitas y garras agitadas por el viento, volviéndose un punto verde y luego perdiéndose entre las ramas del sauce Boxeador.
Cerro los ojos y apretó los dientes, no sabía qué hacer, ni cómo reaccionar ¿Ir por Marlow? ¿Ayudar al pequeño grupo de abajo? ¿Tomar la oportunidad de ir por Voldemort antes de acabar el ritual? Lo único que se le ocurría era continuar, no desviarse, confiar y rezar por que sus amigos sobrevivieran, porque no perdiera a Marlow como a Amiji, porque Voldemort no terminara su ritual antes de que llegara.
- ¡Papá mira! - rugió Daira sin dejar de volar hacia el bosque, pero con la voz trémula.
Sostuvo la respiración, girando, con los ojos llenándose de lágrimas, esperando ver lo peor; sin embargo, era algo increíble, un árbol gigante agitaba sus ramas golpeando al gigante, haciendo que retrocediera y comenzaran una batalla abierta. Era como si Marlow acabara de fusionarse con el sauce boxeador, creando una simbiosis que fortificaba a ambos.
- ¡Mi hermanito es fuerte! - gruño Daira lanzando una andanada de fuego - ¡Ahora a por esa cosa apestosa! -
Volvió la vista y sujeto con fuerza las plumas de Daira, tenía que acabar eso ya.
- ¡Vamos! -
A toda velocidad pasaron por encima de las copas de los árboles, directo a donde se encontraba la magia de Voldemort, aunque él lo sabía con la magia, Daira seguro que utilizaba su olfato, por algo le llamo apestoso.
Y antes de saberlo, estaba ahí mismo, encima y listo para saltar. -¡Vete al cast..-
Algo golpeo a Daira, una enorme cola que salió de entre la arboleda, se tambalearon con fuerza, ladearon y luego golpearon los árboles y el suelo, alzando tierra en un tramo.
Harry logro sostenerse de Daira, quien gimió de dolor y luego al caer salió expulsada por un hechizo hasta el otro lado de la arboleda. Donde noto a una enorme serpiente que mostraba los colmillos amenazantes. Se levanto para defenderla, más al instante Daira se levantó, lanzándose a la yugular del Urdabalis intentaban morderse y lanzarse fuego sin frenar, era una pelea en toda regla, estaban arañándose los cuerpos, alejándose de los colmillos del otro y al mismo tiempo intentando arrancarse al otro de encima.
- ¡DAIRA! -grito Harry tomando su varita, lanzando protecciones para ayudarla y viendo a Daira caer bajo el peso de la serpiente, como esta temblaba al intentar levantarse y más aún al caer sobre su costado. La serpiente mostro los colmillos y el líquido verde salpico un árbol volviéndolo una masa ilegible en segundos, aquel veneno deshacía todo.
Preparo la magia de Utgar y se preparó para saltar hacia Daira y protegerla, pero un escalofrío le recorrió la espalda.
- ¡Alto! - siseo la voz de Voldemort -¡Ven!-
La serpiente paro y se fue al bosque, sus ojos destellaron entre los árboles y luego, se deslizo alrededor de Daira, pasando por un costado y detrás de Harry. Giro con cuidado mirando el escenario menos esperado y tal vez el más aterrador hasta el momento.
Voldemort tenía a su alrededor a una decena de personas, todas igual que Rabastan, encadenados y volviéndose marchitos, comenzando a verse cadavéricos. A su alrededor varios Dementores, con la capucha levantada y mostrando su horribles bocas, esperando a aquel que era el centro de aquello. E igual que con Rabastan, los mortifagos se volvieron cadáveres, y ahí en las cadenas sus almas se tornaron extrañas; fueron a donde los dementores, estos las tomaron en sus manos y comenzaron a exhalar mientras se acercaban al pálido ser.
-perdiste- murmuro Voldemort
No espero más, sujeto la varita con los dientes y salió volando de nuevo, atravesando el lugar con toda su velocidad. Observando aterrado y furioso como los Dementores estiraban sus manos con las almas hacia Voldemort, que tenía las cadenas a su alrededor. El beso lo habia visto y casi sentido una vez, ahora era como si fuera lo contrario, las almas iban hacia Voldemort, con una enorme sonrisa maligna estiro las manos, como si fuera a recibir un regalo que habia esperando mucho tiempo, aquellas esferas tocaron su piel y se fundieron en su cuerpo.
Harry observo sus brazos, en la derecha se llenaron de un blanco puro, mientras la otra se ocultaba con una oscuridad casi absoluta. Tenía que concentrarse en aquellas dos magias, mientras se acercaba, por lo que fue mucho más lento de lo que esperaba. Y no ayudaba que entre más cerca, más triste, más frio y más aletargado se sintiera; sin contar que Bellatrix, Rodolphus y Dumbledore les alcanzaran junto con el dragón alfa.
Voldemort ya habia recibido unas cuantas almas cuando de los aboles salieron el Runespoor, Snallygaster, Mantícora, Lethiforld, y Urbadralis. Los cinco exhalaron con fuerza, lanzando fuego, veneno, oscuridad, truenos y lava en su dirección. Le golpearon de lleno, frenándolo y sin parar continuaron atacándose mientras se movían alrededor de Voldemort. Harry sintió la piel caliente y por unos instantes aturdido, demasiado triste para contratacar, demasiados recuerdos pasaron por su mente para defenderse.
-¡PAPÁ!-Gimió Daira a su espalda.
El dementor a su espalda chillo, un fuego dorado le quemaba, le hizo volar entre los arboles perdiéndose. Dio un vistazo a la dragona, quien intentaba levantarse, pero sus rodillas cedían quedando tendida. Gruño con tal fuerza que en su garganta sintió la reverberación y las llamas de ambos brazos envolvieron todo su cuerpo fusionándose en una llama plateada.
Al voltear vio que los dementores besaban a las criaturas, por muy loco que sonara, pegaban sus bocas a sus cuerpos, retirándose y arrebatando el alma y dejando que sus cuerpos cayeron al suelo, inconscientes y con las cadenas disolviéndose. Aquellas almas eran tan grandes poderosas y brillantes que desprendían una magia muy concentrada. Pero Voldemort solo tomo una a una y sin prisa.
Se apresuro en compactar toda la quinta esencia en un único punto, llevándola por su piel directamente a la varita que tomo entre sus manos. Mas en lo que lo realizaba, los Dementores giraron y llevaron de igual forma las almas de las criaturas hacia Voldemort, que no tardo en estirar ambos brazos y absorber aquellas que le faltaba.
Quería gritar, pero entonces noto que el ritual no estaba acabado, un dementor se acercó, este era un poco más grande que los demás y a su alrededor incluso expulsaba un aura negra. Vio a Voldemort y se acercó como para darle un beso. No quería ni saber que pasaba, se lanzó con todas sus fuerzas, con su varita de frente, brillando cual luminaria y en fuego plateado.
Llego hasta Voldemort en un parpadeo, y sin que dementor, hombre o criatura intentaran detenerlo, Harry, clavo la varita en su pálida piel justo donde debía estar su corazón. - ¡SPURA KASEMOT! -Grito
La luz se proyectó hacia adentro de Voldemort, mientras que Harry seguía empujando con toda su fuerza, sin frenar, sin detenerse y comenzando a sudar. Al contrario de lo que creía, Voldemort ni se habia inmutado, estaba a centímetros del dementor, el cual abrió la boca y algo salió de ella. El cuerpo de Harry se congeló, de forma literal, el hielo le cubrió el cuerpo, su mente pareció flotar en el tiempo por un instante, estaba todo quieto y helado. La esfera diminuta y morada que surgió de la boca del dementor giraba y expulsaba humo negro, el dementor se volvió gris, luego palideció hasta casi volverse blanco, para el final desaparecer en la nada, como si nunca hubiera existido. Voldemort por su parte abrió la boca e introdujo la esfera en ella.
La onda de magia lo expulso lejos cubriéndose con las manos, mientras las sombras se torcían, las figuras esqueléticas a su alrededor se volvían polvo blanco y humo: incluso las criaturas fueron echadas a un lado y sin que hiciera nada. Y luego todo fue hacia Voldemort, Harry se interpuso entre Voldemort y Daira, pues ella era atraída a su cuerpo por la magia.
Todo termino tan pronto comenzó. Solo que alrededor de Voldemort habia un círculo de llamas negras que empezaban a pudrir todo. Ahora Voldemort era alto y delgado como un esqueleto, el polvo de los huesos de los esqueletos se pegaba a su piel, igual que las sombras, antes de saberlo los huesos se volvieron un traje blanco puro, con corbata, en cambio las sombras formaron una camisa negra. Aun desde la distancia lo vio sonreír, era como ver de frente una de sus pesadillas, una de aquellas donde Voldemort mataba a todos.
-¡Hola Harry!- murmuro Voldemort con aquella sonrisa.
Harry llevo la mano a su pernera, se detuvo, cuando de las sombras surgieron una decena de mortifagos, incluidos Bellatrix, Rodolphus y Dumbledore. Incluso con todos los Mortifagos adelante, envueltos en las penumbras, podía observar los cambios de su enemigo; como las cadenas pasaron de ser gruesas y enormes, a finas y delgadas; como su cuerpo pareció aumentar musculo, el cómo su magia aumentaba explosivamente; pero sobre todo ello, lo que le dio un escalofrío, la sensación de estar frente a un demonio, algo peor que Diddy.
La sonrisa de Voldemort no era ancha y enloquecida, si no una fina y soberbia. Como si acabara de lograr todo lo que se proponía, sintiéndose muy satisfecho consigo mismo.
Harry se movió rápido, lanzando múltiples hechizos a sus espaldas, al mismo tiempo que giraba sacando el sombrero seleccionador y acercándose a Voldemort. Se vio cara a cara con enemigo y soltó un puñetazo con toda su potencia, directo a su rostro.
Fue un estruendoso y brutal golpe, empujando el viento en un estallido impresionante o por lo menos eso fue para Harry, quien la mano se le entumió, dolió y una la sangre le impregno los nudillos, mientras un cosquilleo le subió por la muñeca y brazo. En cambio, Voldemort solo tenía la cara ladeada, ni lo miraba, solo observaba a Daira.
- ¡Así que has traído a contendientes de peso también! - murmuro Voldemort sin sentimiento alguno- ¡Veamos que tan buenos son! ¡AVADA…-
Se giro a tiempo, lanzando un enorme cumulo de magia en dirección de Daira, creando un leve muro que los separo. - ¡sentimental, demasiado sentimental, esa fue tu perdición! - murmuro.
Los mortifagos se rieron, sobre todo porque Harry grito de dolor, un hechizo le dio en el estómago lanzándolo a metros, haciendo que su ropa se cortara y su piel se abriera. La piel de Utgar resistió apenas, se levantó tosiendo y escupiendo sangre en el proceso.
- ¿Qué quieres hacer? ¡Si tienes otros de esos trucos de muggles, diviértenos un rato! -
Harry, abrió el sombrero seleccionador y metió la mano. Empuño el mango, saco a Excalibur, aunque aún tenía la cubierta dura y llena de lo que era mocos y saliva de troll. Los mortifagos se carcajearon otra vez con fuerza. No resistió se lanzó contra Voldemort blandiendo la espada, este solo levanto la mano y la espada fue directo a ella. Los dedos entraron en contacto, volviéndose pedazos, pero no los dedos de Voldemort, si no la espada, la dura carcasa de aquello que utilizo para enfriarla, ahora se rompía como una vieja corteza de árbol, disolviéndose y dejando a Harry sin nada en su mano.
Miro los pedazos caer, gruesos duros y dejándole nada en la mano.
- ¿Qué? - Jadeo Harry sin comprender que habia pasado.
¿Acaso fallo en la forja? ¿El material se habia disuelto? ¿Dónde estaba Excalibur? ¿Todo su trabajo fue para nada?
-Patético-
La enorme fuerza que lo golpeo contra el suelo fue suficiente para que se hundiera 10 centímetros, mas aun estaba en shock, por que la esperanza que habia puesto en Excalibur, se habia disuelto en el aire. Con magia se sintió levantado del suelo, mientras la serpiente que se ocultaba en el bosque agitaba la cola hacia su persona. La brusquedad de la cola fue tanta que lo envió a su misma protección para Daira, destruyéndola y quedando, jadeando, buscando aire. Habia perdido el sombrero seleccionador, lo veía tirado a mitad del camino, pero no podría recuperarlo sin ponerse en riesgo.
-¡pá!- gimió Daira caminando con torpeza hacia su persona -¡Te sacare de aquí!-
Sin embargo, no quitaba los ojos de encima de Voldemort, aquel ser ahora desprendía una magia que giraba sobre sí misma, arremolinándose y comprimiéndose, tornándose oscura y inamovible.
- ¡Tráeme a la dragona y ese mestizo! -murmuro Voldemort a la enorme serpiente -¡serán los siguientes en aumentar mi poder!-
La serpiente salió al claro, donde la vio bien por primera vez, era una serpiente si, pero su longitud era semi plana, como si hubieran puesto una enorme presa sobre todo su largo; y ahí en la cabeza una serie de cuernos que surgían en todo su esplendor, formando la clásica figura de cobra real. Excepto por la boca, que era mas parecido a un montón de colmillos, uno alado de otro y ese bajo otro que le seguía una hilera más. Era una serpiente egipcia, aquella que la conocían como Sayfalmat, como una espada de muerte se ocultaba en las profundidades y cuando detectaba una presa sube a la superficie tragando todo a su paso. El ministerio no tenía una clasificación para ella, ya que eran sumamente extrañas, solo se habían visto dos en los últimos mil años y no pudieron acabar con ninguna de las dos a pesar de la cooperación mágica entre naciones.
Su prioridad habia cambiado a poner a Daira a salvo. La perdió una vez, no lo haría una segunda. Giro sobre sus talones y levanto varias barreras a su espalda, mientras intentaba llegar a Daira para sacarla de la batalla, más la longitud de la serpiente era suficiente para que llegara antes que él. Daira lo noto, se erizo por completo, mostro colmillos y extendió las alas; lista para pelear.
Intento gritarle, pero solo salió un quejido y todo a su alrededor se movió, un mareo le hizo solo ver a Sayfalmat atacando a Daira, golpeándola y sin poderla proteger. La pequeña Dragona mordió y rasguño el largo del cuerpo de la serpiente, sin embargo, no fue suficiente, en cuanto esta se envolvió a su alrededor, Daira daba bocanadas de fuego que comenzaban a apagarse.
Aquello lo saco de su línea de pensamiento. Utilizo toda la magia contenida en uno de sus tatuajes, enviándola a su cuerpo y lanzando de su mano un hechizo morado, que impacto contra el Sayfalmat y lo hizo soltarla.
- ¡DAIRA DEJA DE PELEAR Y ALEJATE! - Grito Harry saltando contra la serpiente, golpeando su cabeza contra un árbol, antes de que esta pareciera aturdida por el daño que le habia echo. Mas no freno sus ataques, convocando un trozo de hielo pequeño y filoso, que llevo contra su piel y al instante un puente tramo de su rostro era de hielo- ¡DEJAME ESTO! -
-¡NO! ¡Yo…-
-¡DAIRA!-grito Harry notando que aquel nivel mágico no detendría a la serpiente -¡VE CON LOS DEMAS! ¡ES UNA ORDEN! -
La dragona rugió un insulto, luego clavo sus garras en el costado de la serpiente gruñendo y soltó algo raro que no entendió Harry, antes de emprender el vuelo y alejarse por los cielos, mientras un par de unas gotitas de sangre caían por su costado del Sayfalmat.
El rugido enorme alerto a Harry, pero no fue la serpiente, si no un dragón que se suspendió sobre el suelo llevaba entre sus garras a Daira que se agitaba con fuerza. Él colacuerno alfa, se posó sobre el suelo, aplastando a Daira que rugió con fuerza, pero no tanta como el colacuerno que tenía todo el hocico chorreando de sangre, las garras salpicadas del mismo liquido y un par de heridas diminutas en su yugular.
- ¡MALDITO! - grito Harry mirando a su pequeña gemir de dolor.
La serpiente se removió y lanzo a Harry un lado, repto por el lugar y se coloco junto al cola cuerno alfa, mientras que ambos parecían algo lastimados. Bajo ellos, entre sus patos del colacuerno y aun lado de la cola del reptil caminaban los mortifagos, sonrientes, con ánimo y riéndose.
El único que no sonreía era Voldemort, sin felicidad o placer, solo aburrido y decepcionado.
- ¡NO DEJARE QUE LA LASTIMES, NO LO HARAS! - dijo Harry coloco ambas manos hacia enfrente y la varita entre ellas, dos líneas surgieron en medio de sus palmas, broto sangre que escurrió de sus palmas - ¡SUELTA A DAIRA! -
Seis círculos mágicos surgieron frente suyo, cada uno de un color diferente, mientras estos crecían de tamaño hasta alcanzar el tamaño del Colacuerno alfa y comenzaron a expulsar magia, además de iluminar el bosque.
- ¡DARAKO MEA KULOHELOHE, AERA, NERO, ANEMOS, FOTIA, SKOTADI, FOS KAI MAGEIA ¡-
Cada circulo mágico expulso un elemento en conciso; Del círculo rojo salto una llamarada que avanzo y aumento sobre si misma varias veces y quemando la magia de Harry; De azul salió un tornando que creció y aumento de tamaño hasta alcanzar un tamaño impresionante que azoto los árboles; del verde salió también un torrente enorme de agua que pareció humedecer todo; del café piedra y tierra, tanta que se fusiono con el mismo suelo; del blanco surgió una especie de luz que no cegaba ni dolía verla solo una masa blanca; y del círculo negro una sombra oscura que se retorcía y absorbía todo lo que rodeaba nada podía atravesar aquella oscuridad.
Se formaron figuras; garras, colas, cuernos y antes de que lo notaran seis enormes y portentosos dragones estaban formando. Era de gran tamaño, incluso llegando a ser del doble de un gigante común, cubrían parte del bosque. Los mortifagos callaron e incluso Voldemort miro hacia ellos, como notándolos, una leve sonrisa surgió en sus labios.
-Eso está mejor-
El colacuerno al notar que era superado, lanzo un zarpazo soltando a Daira y escupiendo fuego, al mismo tiempo que el Sayfalmat giro sobre ella lanzando cuernos y dientes en dirección de los dragones; pero estos solo golpearon y lograron desmoronar un poco del enorme dragón de roca.
- ¡Así es como un puro debe de hacer las cosas! - murmuro Voldemort del otro lado observando los seis imponentes e impresionantes dragones impedir que el dragón alfa avanzara.
Harry sentía el mareo peor y su cuerpo entumido, el Despertar elemental era aún mucho para su cuerpo, lo logro soportar, pero solo lo habia ocupado una vez y con cuatro elementos, ahora añadirle la luz y oscuridad, además de hacerlo más grandes de los de hacia medio año le habia consumido toda la magia de su cuerpo. Solo quedaba el del escudo Pendragon y ni siquiera se habia acercado a dañar a Voldemort. Tomaba aire con pesades, con sus manos a cada lado de su cuerpo soltando hilos de sangre que eran recogidos por los círculos mágicos.
Nadie se movía, tal vez por saber que un ataque masivo diezmaría a los Mortifagos que le acompañaban, incluido Rodolphus y Bellatrix. Tal vez los que lograrían esquivarlos seria el mismo Voldemort y Dumbledore. Fue cuando se dio cuenta estaba en un aprieto. ¿Dónde estaba Dumbledore?
-Tráiganlo, su magia debe ser mía-
Las criaturas avanzaron sin temor alguna, más Harry también lanzo a sus creaciones, los primeros en llegar fueron el dragón alfa. Choco con el dragón de fuego, el de agua y el de piedra extendieron sus alas y lanzaron una buena tanda a los mortifagos, creando un alboroto entre la tierra, fuego y agua que se combinaron con el ambiente de no poder ver si daba a algún Mortifago. Los dragone mordían arañaban y golpeaban a sus adversarios, los cuales eran tan fuertes como para aguantarlo. Tanto que el dragón de agua se fue directo contra la serpiente, envolviéndola en agua mientras esta se retorcía y giraba entre las fauces acuáticas del dragón elemental. El de viento se llevó volando a gran parte de los mortifagos que huían del lugar convertidos en humo y el de piedra de un golpe lanzo al suelo al colacuerno alfa. Mientras el de fuego le envolvía alrededor de una llamarada intensa.
Fue cuando surgió del lado contrario del bosque el Urdabalis que controlaba Voldemort, quien intento lanzar una especie de baba verde que se incendiaba en cuanto tocaba el fuego.
Debía de ir con Daira, la cual estaba arrastrándose con costado emplumado alborotado y con gotas de sangre. Mas los ataques lanzaban de todo al aire, desde veneno que explotaba al tocar algo, hasta la lava fundidora del Urbadralis. E incluso el sombrero lo vio salir volando por el aire, flotar lejos y perderse en el bosque. Si quería llegar a ella debía evadir todo eso y más.
Corrió a un lado, intentando alcanzarla, más faltaba Dumbledore, el cual salto de algún lugar, cayendo a unos metros de su persona y lanzando hechizos a diestra y siniestra. Se estaba hartando, tenía que cambiar las tornas de alguna forma. Harry tenía una idea en mente. Una que no le agradaba, pero debía de hacerla, si funcionaba, podría detener a Dumbledore, recuperar a Daira y enfocarse en Voldemort.
Se preparo para activar el escudo Pendragon.
- ¡AVADA…-
- ¡EXPELIARMUS! - grito de un lado de ellos, una voz.
El hechizo golpeo el costado de Dumbledore, lo lanzo por el aire, pero la cadena ondeo y giro, haciendo que girara en el aire y quedara suspendido por un momento. Harry solo entre vio un segundo quien era la tercera persona, encontrándose con el otro Dumbledore, Aberforth miraba a su hermano, mientras que mantenía la varita levantada y parecía enojado.
- ¡ALBUS PERCIVAL WULFRIC BRIAN DUMBLEDORE! - grito furioso mientras pasaba a Harry y solo parecía notar a su hermano - ¡ME JURASTE NUNCA OCUPAR DE NUEVO ESE ENCANTAMIENTO CONTRA OTRO INOCENTE! ¿¡TAN POCO VALIO ARIADNA PARA TI!? ¿¡EL DOLOR DE SU PERDIDA SE HA ATENUADO EN TU ALMA!?-
- ¡ESTA POSEIDO! -dijo Harry avanzando, moviendo a sus dragones a la derecha, donde los protegieran de la pelea en contra de las dos criaturas, que parecen ceder terreno- ¡VOLDEMORT LO CONTROLA! -
- ¡Poseído o no! ¡Por Ariadna, jamás levantarías tu varita para ocupar ese hechizo! - dijo Aberforth agitando la varita y lanzando un escudo, donde el veneno verde del Urbadralis golpeo y como si fuera un potente acido lo disolvió hacia el suelo. Un par de gotitas tocaron la capa de Aberforth, mas este no se inmuto ni cunado surgieron leves llamas - ¡VEN HERMANO, UNA VEZ MÁS! ¡TENDREMOS ESTA LARGA CHARLA! -
Dumbledore y Aberforth lanzaron hechizos al mismo tiempo, estos se encontraron y comenzaron a despedir rayos y magia en todos lados, propagándose por el cielo. En un choque de poder tan brutal que movieron a las criaturas y dragones elementales a un lado.
Hubiera deseado ayudar a Aberforth en su enfrentamiento, pero tenía algo cien veces más importante en su mente. Daira, la cual estaba ahora tambaleándose mientras caminaba hacia él, entre los estallidos y forcejeos de los dragones, con los ataques casi dándole y muy cerca de ser arrastrada por el agua de su propio dragón elemental.
- ¡Ya voy, resiste! - dijo Harry comenzando a correr en su dirección.
Vio a Daira dando varias bocanadas de fuego, mientras que el agua fría le salpicaba las plumas del costado, y esta se encogió de dolor. Harry tenía que llegar a ella en cuanto antes, su magia aún no se reponía y con tanto uso desmedido, podría decir que estaba llegando a un límite. Si continuaba de esa forma usaría el almacenamiento que tenía en su tatuaje de Pendragon y eso significaría hacer una pelea mucho más larga. Si mantener cuatro dragones hechos de puro elemento era exhaustivo, mantener seis y atacando y defendiendo, le estaba bajando su magia a niveles peligrosos. Su cuerpo se sentía más pesado.
-Esa criatura te importa demasiado, tanto para desproteger tu espalda- dijo Voldemort, no fue un grito, o que lo escuchara a lo lejos, estaba susurrando en su oído.
Giro sobre sus talones, con la varita preparada para expulsarlo de su rango, más era tarde. Sus ojos de color amoratado y ahora con forma de rendija le miraban con sentimiento, le tomo el rostro y la comisura de sus labios se alzaron. Apuntaba a su yugular y parecía estar decidiendo si matarlo, u ocuparlo para aumentar su poder. Pudo notar las diferencias al terminar tan devastadora antigua magia, ahora el aire alrededor de Voldemort era tan helado como un tempano, desprendía un aroma dulzón y ardiente, su tacto le quemaba la piel, y aquellos ojos le mostraron las más terribles torturas que podía darle.
- ¿Ves en lo que me he convertido? - pregunto apretando más su rostro, el ardor aumento - Soy más que retazos de magia, más que una sombra y quimera… ya no tengo compartir el cuerpo de otro, los otros tienen que obedecerme por completo… aquella vez en el ministerio, tu lograste sacarme de ti, pero ahora… ahora puedo suplantar los deseosos… dejarme entrar en tu corazón y en tu mente… ahora el límite de mi fuerza es inalcanzable … y aun así tu… sigues teniendo la osadía de oponérteme… sigues alcanzando mi fuerza… ¿Por qué no desistes? ¿Por qué no me entregas ese poder? Únete a mí y volvemos este mundo nuestro -
Entonces él lo sabía. Voldemort aun apuntaba a que cambiara de idea, a que se volviera igual a él, tal vez su mano derecha o una simple marioneta, tal vez entregarle su alma como aquellas criaturas que aún no lograban recuperarse. Apretó los puños y movió un poco la mano.
- No vale la pena morir por nada -se burló en su rostro - Mejor que salves tu propia vida y te unas a mí… o tendrás el mismo final que todos ellos… sin alma, sin fuerza para pelear por sí mismo… solo siendo sombras-
- ¡PUDRETE! - gritó de pronto Harry,
Movió la varita sin apuntarle, Voldemort se rio, un instante después grito, mientras se retiraba sosteniéndose el estómago y el rostro. - ¡ME LA PAGARAS! -
Un enorme corte surgió desde su pecho hasta su barbilla y mejilla, algo negro y viscoso se asomó por el corte, mientras que comenzaba a jadear y gruñir como una criatura herida. Mas la sangre nunca salpico el suelo, este burbujeo y comenzó a regresar a su cuerpo, a entrar entre la herida, como si el tiempo fuera en reversa. Voldemort alzo el rostro, la herida habia cruzado su rostro, pero en ese instante, se cerraba y sellaba de inmediato.
Miró alrededor para ver dónde estaba Daira y lo vio acostada de lado, mientras parecía estar respirando con dificultad, y su magia era extraña, como un remolino que amenazaba con explotar. Si no se apresuraba, delante de sus ojos la perdería.
- ¡YA ME CANSÉ! - rugía otra vez Voldemort alzándose en su totalidad y mirándolo, sus heridas y la ropa se habían arreglado por completo - ¡TE MATARE! -
Harry aún tenía que recuperarse del ardor que le habia provocado, sin embargo, noto varias cosas, las criaturas frenaron sus ataques, lo que permitió que sus dragones elementales los golpearan de lleno. Incluso Dumbledore freno, el hechizo de Aberforth surtió efecto, lanzándolo nuevamente al suelo, pero a pesar de que roca y acero surgieron para encadenarlo, este se movía como si nada, aunque ahora sangraba de la cabeza.
Su mente fue a cien por hora, e incluso por un instante todo fue lento, tenía que formular una idea para salvar a Daira, o de lo contrario esta fallecería y no se lo perdonaría. Aun no tenía claro si perdiese su alma o rencarnaría, su deber, lo que el prometió fue protegerla. Y entonces lo percibió, supo cómo aliviar a Daira y tal vez darle la fuerza necesaria para huir, pero eso lo llevaría a tomar un riesgo mayor.
Voldemort levanto la varita y ambas manos, mientras que se iluminaban sus dedos de verde y con rayos saliendo en todas direcciones, listo para lanzar un maleficio mortal, pero Harry fue más rápido, se incorporó y sacando de su muñequera polvos de oscuridad los activo.
El rayo verde fue a Harry, pero el drago de agua llego para cortarle el paso, golpeándolo e iluminando el agua de verde que desprendía rayos en varias direcciones. El dragón elemental agito las alas arrojando el hechizo a un lado, mientras todo el cumulo de agua golpeaba a Voldemort, o mejor dicho lo rodeaba como una corriente que no pudiera tocarlo.
Se aparto lo más rápido que pudo, saliendo de entre el polvo oscuro que comenzaba a caer al suelo y alzo las manos hacia los dragones, apareciendo los seis círculos mágicos a su alrededor y girando las manos las unió. La concentración que requirió fue bastante, si distraía su mente, aquellos círculos no podría volverlos uno, aquellos círculos comenzaron a girar entre sí, como pestillos de una clave absurdamente complicada y grande. Habia usado el dispositivo de Abramelín y le era más fácil combinar las magias para usar la quinta esencia, pero en círculos mágicos era algo diferente. Pero antes ya habia logrado casi por inercia, ahora un círculo gigantesco surgió adelante y lenguas de fuego plateado lamian cada runa y tramo del intricado diseño.
Con la mirada apunto a Daira, que seguía recostada y temblando, tomo el circulo como si fuera material y lo lanzo como un frisbee, el cual fue directo y con fuerza, sin siquiera parar cuando Harry fue golpeado por una sombra desde el suelo. Se elevo por el golpe y gruño, pero continúo observando el circulo hasta que golpeo a la dragona de lleno y esta soltó un rugido con fuerza y gimió, antes de dejar caer la cabeza contra el suelo. Harry logro caer de pie, pero un costado sangraba y pequeñas sombras lastimaban mas y más.
Los dragones elementales giraron y se retiraron de sus batallas, dándole tiempo al colacuerno alfa levantarse, a la serpiente respirar y a los mortifagos volver a ir hacia donde Voldemort y el estaban. A pesar del peligro los dragones elementales, no parecían dañados, estos comenzaron a volar e ir en dirección de Daira y sin importarles nada. Los seis giraron alrededor de ella antes de ir directo a la dragona y de alguna forma adentrarse en su cuerpo, como si solo fuera su magia regresando al dueño. A su alrededor comenzaron a surgir fuegos de diferentes colores, no eran fuegos flotantes como en la boda de Bill y Fleur, eran llamas que surgían de cada pluma, de cada milímetro de su cuerpo, de su mismo ser; envolviéndola y girando alrededor hasta que termino en una especie de capullo de quinta esencia.
Sonrió al notar la magia de Daira estabilizarse, pero se fue al notar a las criaturas ir en su dirección y los mortifagos. Mientras Voldemort lo veía sin sentimiento alguno, las criaturas que habían perdido su alma se levantaron y también fueron en su dirección. Ahora enfrentaba a un dragón alfa, un Urbadralis, a Sayfalmat, Runespoor, Snallygaster, Mantícora, Lethifold y media centena de mortifagos; sin contar con Rodolphus y Bellatrix, que sonreían mucho. Aunque ahora las criaturas que perdieron su alma eran sujetos por más cadenas y parecían más títeres que criaturas controladas.
Maldijo en voz baja, mientras escupía sangre en el suelo e intentaba curarse un poco, no estaba seguro de que tanto lo daño Voldemort, pero sabía que sería mucho más difícil a partir de ese punto.
Esta vez no hubo sonrisas o palabras, Voldemort solo se apartó y comenzó a retroceder mientras las criaturas y mortifagos avanzaban a Harry y estas parecían dispuestas a no parar, aunque el colacuerno tuviera un par de cuernos rotos y cortes alrededor, e incluso la mantícora que tenía una tenaza rota y su aguijón dejaba salir lava que chorreaba sin control alguno.
Las cosas estaban fuera de control, el cambio de dragones elementales a ayudar a Daira le estaban costo cada gramo de su poder mágico y de su concentración, tanto que apenas se mantendría en un enfrentamiento uno a uno. Tendría que utilizar lo último de su almacén de magia en el tatuaje Pendragon y eliminarlos, y dejar algo de magia para eliminar a Voldemort, solo esperaba que fuera suficiente.
Como acababa de observar un ataque con la quinta esencia liberaría esa magia Voldemort, pero hacer múltiples ataques le llevarían mucho tiempo y más el que se corriera el riesgo que se Voldemort se diera cuenta que habia una forma de liberar a aquellas criaturas. Así que se la jugaría con el único plan en mente. Un solo ataque con todo el resto era lo que necesitaba. Si convocaba otros seis dragones elementales y los volvía uno para un ataque final como con Diddy, podría noquear a las criaturas, pero quedaría indefenso por unos instantes, pero no tenía opción. Alzo las manos y la varita al cielo.
-AAAAARRRGGG-gimió Aberforth saliendo del aire, cayendo a su costado y rodando hasta sus pies.
Por donde acababa de llegar estaba Dumbledore, jadeando, con heridas y muy dañado, tanto su ropa como su cuerpo. Pero no se detenía avanzaba cojeando y con la varita temblando mientras avanzaba. Aberforth logro sentarse a su lado, levanto el rostro, tomando parte del pantalón de Harry, la sangre escurría de su nariz y mejilla. Le miro suplicante y murmuro -Has lo correcto- se desmayó quedando tendido a su lado.
Tenía serios problemas, estaba en la misma situación antes de que aparecieran Aberforth y Daira, o peor, ya que tenía que protegerlos de las criaturas, de Voldemort y del mismísimo Dumbledore. Su plan de atacarlos con la quinta esencia para liberarlos a todos de un golpe; ese plan quedaba anulado con Dumbledore enfrente, ya que no le daría ni un solo respiro para liberarlos.
Aun así, sonrió limpiándose la barbilla con el dorso de la mano -Profesor, lamento lo que va a pasar, pero si no puedo liberarlo, tendré que evitar que sea útil para Voldemort-
El profesor levanto la varita iluminada de un verde intenso, Harry se inclinó, preparado para correr en su dirección y utilizar sus últimos recursos. Un rugido evito todo, o mejor dicho una serie de rugidos provoco que tanto criaturas chillaran, como Dumbledore apuntara hacia el cielo y Voldemort volteara la mirada.
Kagura volvió a caer delante de Harry, con la boca llena de llamas que ondeaban hacia el cielo y algunas heridas con la sangre comenzando a coagularse en sus escamas. Lo más sorprendente no era que regresara luego de estar herida, si no que un par de personas estaban encima. Y no solo eso, si no que al instante llegaron; Walbrom con otras dos, Narga con dos más, Micbrak con dos más y Norberta con uno más, pero muy grande. Al instante, comenzaron a lanzar fuego en una línea delante de ellos, separándolos por un instante, mientras aquella barrera de fuego comenzaba a levantarse desde el suelo hasta el cielo.
Se pregunto ¿Qué personas estaban sobre los dragones? Noto deslizarse todos por los cuellos, resonaron varios golpes secos al caer de forma estrepitosa.
- ¡Sabia que estabas dando todo de ti! ¡Pero esta situación sí que se ve mal! - dijo el más alto de todos, dándole una leve mirada sonriente - ¡Déjanos darte una mano Harry, nosotros podremos contra Dumbledore y los mortifagos! -Dijo Hagrid regresando la mirada.
- ¡Te ves con algunos problemas cachorro! ¡Te daré una patita! - dijo Sirius tronándose el cuello y quitándose la chaqueta de piel de dragón, quedando en su camisa medio abierta y remangándose hasta los codos. - ¡Es hora de sacar los colmillos! -
- ¡Te daré una mano hoy! -dijo Mavra sin un solo atisbo de daño, pero la ropa dañada- ¡Pero hay que buscar a Hermione! ¡Terminemos esto y vayamos a ayudarla! -
- ¡Aun si no podemos derrotarlos, podremos evitar que se meta en su pelea! - indico McGonagall tirando el sombrero al suelo, amarrándose el cabello con magia y abriendo los ojos de tal forma que la pupila se le alargo cual gato -¡Albus, lamento lo que viene, pero esto es por el bien del colegio!-
El otro sujeto a su lado tenía una capa rasgada y llena de lo que parecía hielo, con seguridad pesaba mucho, por lo que procedió a quitársela y gruñir - ¡Cuídense de sus ataques mentales y puntos ciegos! ¡Es muy tramposo, cualquier debilidad y Voldemort los matara sin contemplaciones! ¡Sobre todo tu Black, no seas imprudente! - dijo la voz de Snape, casi escupiendo lo último con ira.
- ¡Que tierno, alguien se preocupa por el chucho! -gruño Rufus mientras que daba un paso lateral haciendo resonar su bastón - ¡Pero tiene razón, todos cuiden los puntos ciegos de los otros! ¡Kingsley espero que esa leve herida no sea impedimento! -
- ¡Me ofendes Rufus! -murmuro Kingsley serio, de todos era el único que parecía no tener rastros de pelea, solo la capa quemada y su sombrero estaba perdido, aunque su palma izquierda goteaba sangre - ¡Esa debería ser la pregunta que yo debería hacerte! ¿Podrás protegernos las espaldas? - por toda contestación Rufus escupió al suelo.
- ¡Les debo advertir a todos algo! - dijo el señor Weasley con la voz algo temerosa y limpiándose el sudor de la frente con la manga de su saco - ¡Soy muy malo en maldiciones y contra maldiciones! ¡Prefiero los hechizos de protección y encantamientos de soporte! -
- ¡Tranquilo papá! ¡Esa es mi especialidad! - dijo Bill posando una mano en el hombro de su padre, mientras este giraba la varita entre sus hábiles dedos- ¡Mientras me respaldes, yo me encargo del resto! -
- ¿QUE HACEN AQUÍ? - pregunto Harry intentando avanzar, pero la cola de Kagura se movió y le detuvo de acercarse - ¡TENIAN QUE AYUDAR EN EL CASTILLO! -
- ¡Pendragon ya está en ello! -dijo la profesora McGonagall girando la mirada por primera vez, sus ojos gatunos eran muy fieros. - ¡Tu concéntrate en lo tuyo! ¡Déjanos a las criaturas, mortifagos y Dumbledore a nosotros! -
- ¡PERO! -
- ¡Nada de peros ni peras! - dijo Sirius avanzando ya, las dragonas comenzaban a disminuir el fuego y a parecer cansadas de lanzarlo - ¡Déjanos abrirte el camino, aunque sea por esta vez cachorro! -
No pudo discutir, los 9 se lanzaron sin una palabra más, en dirección de Dumbledore y las criaturas que también comenzaban a ir directo a ellos. Ninguno se veía con la capacidad de aguantar una batalla larga y estaba casi seguro de que ya habían ocupado gran cantidad de magia. A excepción de Charlie, el señor Weasley y Snape, el resto habia estado en batalla desde hacía tiempo.
- ¡Demonios! ¡Demonios! ¡MALDITACEA! -grito Harry mientras observaba a Aberforth a sus pies y Daira que aún seguía envuelta en el capullo de magia. Si los dejaba solos, podrían terminar mal heridos o peor, y no habia alguien más para ayudar. Debía de ponerlos a salvo. -¡NORBERTA!-
La dragona freno en seco al ir al último, giro a verlo y pareció temerosa.
- ¡PON A DAIRA Y ALBEFORTH A SALVO! ¡LLEVATELOS AHORA! - Grito enojado con ellos, con la dragona, con los mortifagos y mas que nada consigo mismo.
La dragona giro la mirada a la pelea, luego regreso, con sus garras sujeto a Abeforth, y luego fue al capullo de Daira tomándolo, aunque el fuego pareció lastimarla. Luego emprendió el vuelo lejos.
La batalla campal contra los mortifagos habia explotado y aunque entre McGonagall y Snape comenzaban a hacer retroceder a Dumbledore, Kingsley, Rufus y Marva estaban peleando contra Rodolphus, Bellatrix e intentando llegar a Voldemort, Hagrid, el señor Weasley y Bill o se encontraba intentando hacer retroceder a los Mortifago. Mientras las criaturas se batían en duelos bestiales, y peligrosos al estar rodeados de personas, parecían tener problemas con no dañar a los de su lado, mientras Kagura, Walbrom y Micbrak peleaban sin tregua contra el dragón alfa, que ahora mordía cerca del cuello Walbrom quien rugía muy agudo.
Voldemort esperaba, con todos aquellos a los que controlaba, con seguridad su concentración debía ser absoluta para controlar a todas las criaturas en conjunto y dejar esos momentos sin atacarlo era un lujo que no se daría.
- ¡Se va a poner feo! - dijo Harry respirando profundo, concentrando el resto de su magia en su cuerpo, absorbiendo toda la magia que quedaba libre de las batallas y comenzando a crear una estrategia diferente.
Dio dos saltos pequeños de un lado a otro y soltó el aire. Junto toda su magia en cada musculo y cada centímetro de su cuerpo, provocando que su alrededor se iluminara de dorado. No dio ni un segundo más, ataco con toda su fuerza, en dirección de Voldemort y en un ataque desesperado, cada musculo vibraba por la cantidad de magia que tenía acumulada, su cuerpo se calentó en menos de un milisegundo. Su brazo se volvió de fuego y grito con todas sus fuerzas, agitando su puño hacia Voldemort el cual giro al escucharlo.
Lanzo una tanda de fuego compacto con toda su potencia, impulsado por la fuerza total de Utgar que tenía y la transmutación a toda su potencia. Voldemort alzo la mano con la varita, de alguna forma el fuego giro en el aire, se enrosco en la oscuridad volviéndose una llama negra que golpeo el mismo brazo de Harry. La misma fuerza con que lanzo la magia regreso con tal intensidad que por un instante dolió, a la siguiente era arrastrado por la llama negra, siendo golpeado, alzándose por los árboles, por todo el camino e incluso el muro del castillo hasta una torre del castillo.
Atravesó el muro y salió al pasillo por donde cayó por las escaleras. Se derrumbo hasta abajo, mientras las llamas se enroscaban y parecían querer ingerirlo por completo. Aterrizo la espalda contra el último escalón, giro en redondo al notar que una lengua de fuego negro se dirigía al rostro y observo que el fuego negro se volvía más delgado. Estaba por activar la quinta esencia para eliminar la magia oscura, pero las llamas titilaron y como si algo afuera estuviera le pasara algo a Voldemort, se volvieron grises y se desvanecieron.
Se observo el brazo, a pesar de que estaba transmutado en fuego, este parecía dañado, era un fuego rojo intenso combinado con gris y que se fundían poco a poco. Al regresar a ser su mano, estaba de un color rojo intenso, con cortes y con lugares con piel rosa.
A su alrededor todo estaba iluminado por antorchas, aun así, parecía que la oscuridad de la madrugada atenuaba hasta la más potente llama, aunque para Harry eso solo estaba empeorando.
- ¡JAMAS TE LLAMARE PADRE! - Gritaron desde lo alto de la Torre, al siguiente instante algo se estrello en el suelo, con tal fuerza y brutalidad que sonó por todos lados. Alzo el polvo y un pedazo del muro salió despedido hacia Harry el cual solo lo aparto con la mano, como si se tratara de algo muy ligero.
De entre los escombros salió Daphne, tosiendo por el polvo, con la cara llena de rasguños, golpes y el cabello cortado hasta los hombros; E incluso la vieja y desgastada chamarra de Pendragon estaba quemada. Sus ojos estaban alterados, tanto que al notar que estaba a un lado, salto con la mano hacia su rostro, noto que tenía su artefacto activado en su segunda forma, pues las puntas de sus dedos poseían unas garras plateadas y que podrían cortar acero sin esfuerzo alguno.
- Si atacas asegúrate primero que tu objetivo no sea de nuestro lado - dijo Harry al momento que sujetaba su muñeca evitando que le sacara los ojos. - Veo que les va igual que a mi -
-Creo que mejor, ¿Te han dado una paliza de campeonato? - pregunto Daphne más centrada y girando la vista hacia arriba de las escaleras.
-Si-contesto Harry mirando hacia arriba de nuevo, al notar caer piedra y oír ruido de batallas. -¿Con quién pelea Luna?- comento mientras notaba su magia y el de otro sujeto, de alguna forma muy parecida a la de Daphne.
- ¡CIERTO, VOY A …!- dijo Daphne abriendo los ojos, y se preparó para saltar.
No fue necesario, algo se desplomo nuevamente, golpeo el costado de una escalera, arrojando el escombro por todos lados, además de algo así como un cuerpo. El cual quedo incrustado en la pared lateral, entre el polvo y que ambos se cubrieron para evitar que entrara en sus ojos, no notaron la figura enorme y que se acercaba entre aquella penumbra. La figura surgió detrás del polvo, una enorme mano de roca sólida y toques plateados tomo al sujeto y sin previo aviso lo desprendió de la pared y lo lanzo hacia el techo de la torre. Solo fue un movimiento rápido, un estallido a la distancia, junto con un gemido lastimero.
- ¡Harry, te vez como si acabaran de darte la golpiza del año! - dijo Luna sentada de lo parecía ser un gigante diminuto y de piedra, era del triple de alto que ellos y tenía unas enormes manos que podrían llegar a ser dos veces de su cuerpo. A su alrededor varias líneas de plata, como venas que se incrustaban y salían de la roca que lo conformaba, incluso sus ojos eran por completo platinados. Y Luna también poseía un par de pulseras de plata, con runas alrededor y dos círculos amarillos y azul en cada palma, con un leve gesto de su mano y el gigante podía hacer movimientos muy complejos.
-Recuérdame nunca hacerte enojar, o terminare peor- dijo Harry caminando hacia afuera, al parecer ambas ya habían entendido como utilizar la segunda forma, aunque por lo que notaba, aun les faltaba comprender la totalidad de sus capacidades.
Se acerco al filo de la orilla, por un hueco de la pared de la torre en que acababa de entrar, desde ese lugar observo el techo del gran comedor, parte del lago y el puente. Ahora todo el exterior algo tranquilo, con incendios y el terreno con rastros de las diversas batallas. Se hinco en la orilla y cerró los ojos para sentir las batallas, a su alrededor eran cientos, aunque las más sobresalientes eran 3; una que sin lugar a duda era contra Voldemort; la segunda cerca de Hogsmeade con Sofi; la tercera en orillas del lago cerca de Hogsmeade con Hermione y Ron atacando a lo que con seguridad era Lucius Malfoy. También estaba la de Daphne y Luna, aunque aquel sujeto que arrojo estaba aún consciente, pero con seguridad esperando a que se retirara por saber que no podría con los tres.
- ¿Qué tan mal estamos contra Voldemort? - pregunto Daphne a su lado también inclinada.
-Mal- suspiro Harry, tenía que tomar esos momentos para pensar en una estrategia y Re acumular magia. El ultimo ataque sin pensar lo habia llevado hasta ahí -Aquellas cadenas son lo primero que debo de romper, antes de eliminarlo… debo liberar esas cadenas-
-Lo intente, no pude… aunque cuando encerramos a las criaturas en la prisión lampara estas desaparecieron- dijo Luna sentada en la enorme palma de su golem.
-Cambio dimensional y reducción de volumen- murmuro Harry pensando en las posibilidades de ocuparlos en la batalla, aunque estaba casi seguro de que la quintaesencia era lo único que rompería por completo su control.
Abajo, en donde peleaban los dragones y el resto contra Dumbledore y Voldemort, comenzaba a lucir mal, en magia los superaban con creces, además de que dos magias cambiaron de ubicaciones en menos de dos minutos; Lo que significaba que el señor Weasley y Mavra la batalla. Agradecido a Mavra que con seguridad era quien saco al señor Weasley por alguna herida.
- ¡Debimos golpearlo con lo que tiene Hogwarts! - soltó Daphne entre colérica y cansada.
Harry la volteo a ver bien, sus ojos azules resplandecían cual gemas, pero su rostro incluso mostraba golpes que empezaban a pasar a morado. Le sonrió de oreja a oreja y por un instante sus ideas enloquecieron.
-Entonces eso haremos- dijo Harry levantándose con tanta rapidez que sorprendió a ambas. - Daphne, Luna, destruyan la torre de forma que caiga hacia este lado. -
- ¡¿ESTAS LOCO?! -Preguntaron al mismo tiempo.
-Si la derrumbamos, caerá hacia las peleas- dijo Luna con la voz entre cortada.
-Crean en mí, no caerá o bueno… no sobre alguien quien nos importe- dijo Harry saliendo por el hueco flotando y sonriendo.
Ambas rubias se miraron un momento, antes de suspirar y mirarle. -Danos un par de minutos-
Se rio antes de comenzar a flotar hacia arriba, justo al momento en que comenzó a sonar la destrucción, Daphne corriendo hacia la derecha de la torre, destruyendo el muro con las garras plateadas y Luna a la izquierda, con el golem destruyendo el restante. Paro a la mitad de entre el fin de la torre y de donde comenzaban a destrozarlo, sobre todo la torre comenzaba a moverse e inclinarse con cada segundo y cada destrozo que hacían.
La destrucción del lado de Daphne freno, pero al contrario el de Luna continuaba, adentro la batalla se reanudo, estaba queriendo ayudar, pero lo primero era regresar a la batalla contra Voldemort. La torre trono y se inclinó hacia donde estaba él, se colocó con las manos hacia donde caía ese cumulo de roca sólida y colosal construcción. Viendo ya que se le acercaba, le pareció que sería igual que un clavo detuviera la caída de una casa.
-Si, no estoy loco, estoy demente- suspiro - ¿Por qué tendré estos planes? -
La torre comenzó a girar y caer mientras él se preparaba para recibir el golpe, se emparejo con la caída, mientras la torre sonaba cual trueno y tren en descarrilamiento. La piedra en sus manos le parecieron miles de toneladas y fue como si detuviera una bala de cañón del tamaño de una montaña, comenzó a caer y desplomarse junto con la torre, con los brazos cediéndole y gruñendo por el peso. Se concentro en volar, en la magia de Utgar sobre cada musculo y hueso del cuerpo; al mismo tiempo que utilizaba la magia restante para poder mantener la roca de toda la torre unida y que no se desmoronara cual polvorón en sus manos.
- ¡Mi espalda, mi espalda! - dijo Harry al sentir todo el peso por completo mientras la torre frenaba su caída y se quedaba suspendida en el aire - ¡MALA IDEA, FUE UNA TERRIBLE IDEA! -
Comenzó a girar a dirigir la torre en dirección del lago, entre más avanzaba más descendía también, necesitaba más potencia de vuelo para lograr mantenerse estable. Tendría que echar mano de la transmutación una vez más, comenzó a hacer que sus piernas se volvieran viento, no uno ligero, uno despiadado y que rotara, como dos tornados que comenzaban a incrementar con el tiempo. Y logro su objetivo poder estabilizarse y al mismo tiempo poder moverse con todo y la torre encima de su cabeza.
-Esto me dolerá… me dolerá mañana-gruño Harry pasando apenas el gran comedor y notando que su magia no sería suficiente para llegar a donde Voldemort. - ¡No, no, ya me duele! - sintiendo una punzada en su espalda.
Fue cuando percibió las magias, de Daphne y otra persona aún estaban dentro de aquella torre y peleaban; la segunda abajo las cosas estaban mucho peor, de los que quedaban peleando, solamente eran Rufus, Kingsley y los profesores Snape y McGonagall. Bill y Sirius habían cambiado de ubicación, estaban en la enfermería y la magia de Sirius descendía con rapidez.
Sin pensarlo mucho más, apunto directo a donde Voldemort se encontraba, agradecía que estaba bien apartado de donde las criaturas y los dragones. Se encontró haciendo un esfuerzo monumental, mientras avanzaba intentando alcanzar un lugar adecuado para que pudiera soltar la torre. Se vio llegando a cerca de la zona donde estaban peleando, gruño por las punzadas en su espalda, mientras comenzaba a alzarse mucho más.
Estaba pendiente de la magia de Daphne y su pelea, aunque esperaba aguantar hasta que lograra salir su amiga. Pero con aquel cumulo de toneladas encima de su cabeza empezaba a pensar en que sería solo un minuto o dos. Los brazos le temblaban, comenzaba a sudar y la espalda no la resistía, estaría gritando de dolor, si no fuera porque en aquel instante sus piernas no hacían presión hacia el suelo.
Justo escucho un gran golpe y grito adentro, luego como la magia de Luna se extendía hasta la torre, Daphne saliendo, corriendo a toda velocidad mientras la magia de su amiga se alejaba. No lo pensó dos veces, lanzo la torre con toda su fuerza hacia arriba y enfrente, con la ayuda de la gravedad, voló hacia donde estaban todos, con la torre un par de cientos de metros sobre su cabeza y en caída libre, no tuvo ni una fracción de segundo para pensar. Hizo una desaparición, llegando a donde estaban Rufus, Kingsley, Snape y McGonagall, sin contar con los dragones y Dumbledore; en el instante que apareció se percató de dos cosas, McGonagall sangraba de la cabeza, Snape se sujetaba el hombro tirado de lado, mientras Rufus y Kingsley peleaban contra la mantícora; Walbrom y Micbrak estaban en el suelo, uno con la yugular abierta, el otro con el hocico y ojos abiertos, bajo un charco de sangre, mientras Kagura y Narga peleaban contra el colacuerno alfa, que ya le faltaba un ala.
Tomo la decisión de inmediato, puso las manos en cada lado de sus piernas convocando los sortilegios Weasley, cuatro lámparas prisión salieron y sin siquiera tocarlas las lanzo al Runespoor, Lethifold, Snallygaster y Sayfalmat. Escucho la torre caer como un meteorito, alzo las manos en ambos lados y con cuerdas saliendo de cada dedo salieron en dirección de los profesores, Rufus, Kingsley, Kagura, Narga, y los ato con fuerza de lo primero que encontraron las cuerdas. Las atrajo hacia él, mientras que comenzaba a juntar magia para una desaparición conjunta junto con dos dragones. Voldemort se debió dar cuenta, porque de inmediato alzo la varita y con el movimiento de sus dos manos, lanzo a la mantícora en su dirección y un hechizo asesino. Lo último que vio fue que las criaturas eran capturadas en las lámparas prisión e iban hacia sus perneras libres de las cadenas, sobre los mortifagos y Voldemort, caía una enorme torre de piedra y los aplastaba una enorme torre del castillo.
Giraba sobre sí mismo, mientras se enrollaban las cuerdas, los cuerpos volaban a su alrededor, rugidos lastimeros, un par de quejidos y una punzada penetrante en su pecho. Salió expulsado por el pequeño y diminuto hueco de la desaparición que creo, junto con todos los demás. Su cara golpeo la tierra mientras Kagura y Narga caían sobre sus costados rugiendo y escupiendo fuego, los profesores sobre su espalda, que crujió con fuerza, seguido de Rufus y Kingsley que gruñeron al terminar en posiciones raras. Con piernas temblorosas sudando a mares y un ojo cerrado vio sus manos, estaban sangrando, llenas de tierra y semi transparentes, pero en ellas habia cuatro lámparas pequeñas, con las cuatro criaturas capturadas, las sin alma quietas tales estatuas y el Sayfalmat moviéndose y enroscándose como si estuviera lastimada.
Estiro el cuello, mirando como los profesores estaban aturdidos, además de Rufus inclinado vomitando, Kingsley apenas cociente mientras jadeaba y sangre escurría de sus labios. Parecía todo muy tranquilo, hasta que se percato que algo se movía y supo que era a los únicos que fueron transportados, la mantícora estaba entre dos dragones, Norberta no desaprovecho el tiempo, lanzo una mordida a su espalda, antes de agitarlo y lanzarlo hacia Harry. Que aprovecho y girando una nueva lampara prisión lo capturo en el aire.
-Bien… bien… vamos bien- rio Harry al guardarlo. Solo le quedaba el dragón alfa, que, estaba dañado y el Urdabalis. Esperando que los Mortifagos estuvieran enterrados, contaba que Rodolphus y Bellatrix volvieran a aparecer y Voldemort; quedaban menos enemigos.
Estaban en medio de Hogsmeade, en la calle principal, el único sitio que pensó mientras desaparecía. Mas ahora no estaba seguro de nada, su pecho picaba con fuerza, y comenzaba a sentir calor, como si estuviera rodeado del calor abrazador en medio del desierto.
- ¡Eso fue imprudente! - gruño Rufus limpiándose los labios con la manga. - ¡Pudimos tener desparticiones! -
- ¡¿Qué demonios pasa?!- pregunto Snape levantándose, mirando a todos lados, jadeando y pálido, al punto que parecía un fantasma. - ¡¿Qué has hecho Potter?!-
Se intento incorporar, mientras la profesora McGonagall también lo hacía, más al dar pasos todo se movió, como si las casas a su alrededor, la calle y los mismos profesores fueran solo una imagen en el agua que se agitaba y emborronaba. Trastabillo justo al momento que la profesora soltaba un grito, termino con una rodilla en el suelo y comenzando a escupir saliva mientras jadeaba.
-¡LLAMEN SOFI, NECESITAMOS A LA SEÑORITA POTTER! ¡A UN MEDIMAGO! - grito la profesora McGonagall tomando algo de su pecho y tirando, le saco un gemido y giro la mirada, notando un mareo intenso, pero logrando ver que tenía tan alterada a la profesora -¡SEVERUS, VE, RAPIDO!-
A la altura de su corazón, tenía incrustado un enorme aguijón, uno tan grande que podría ser del tamaño de una pluma; de la herida supuraba un líquido parecido a la lava, que caía con liquido viscoso al suelo, incendiando la misma roca. Sabía que era resistente a los venenos, que incluso el veneno paralizante de Daira no le hacía daño, pero el veneno de Mantícora no habia sido investigado o incluso visto sus efectos, ya que aquello derretía y mataba al instante. Lo que le pasaba a su cuerpo era diferente, todo comenzaba a arder, la única razón por que no era vuelto una masa de lava, tal vez, era la magia de transmutación en su cuerpo. Mas su visión era borrosa, su cuerpo se tambaleo y gimió con fuerza, sintiendo cada palmo a punto de fundirse.
El líquido quemo las manos de McGonagall, pero intento detener el líquido supurante de su pecho.
-¡VE POR SOFI, MADAME POMFREY O ALGUIEN AHORA!- grito la profesora desesperada, sin ver sus manos, solo la herida que se ponía de un tono negro y naranja.
- ¡No puedo desaparecer! - dijo el profesor Snape mirando a su alrededor. - ¡¿Cómo demonios Potter…-
No termino la frase, vio su cuerpo salir volando, despedido por una nube negra que se adentró entre una casa, derribando la puerta y creando una leve explosión.
- ¡CUIDADO, MINERVA! - rugió Rufus levantándose con la varita en alto y convocando un hechizo protector que voló frente a suyo.
Una segunda nube oscura golpeo a la profesora, entrando por una calle, escuchando como se perdía mientras la profesora gritaba un par de hechizos y algo explotaba a su alrededor. Al contrario de Rufus que logro evitar la nube, pero este cambio de objetivo a Kingsley que aturdido y herido abrió los ojos, al momento la nube se acercó con rapidez. Algo pequeño y rápido tomo a Kingsley de los hombros giro con el enorme hombre arrastrándolo lejos de la nube, un instante su visión se nublo, pero estaba seguro de que Dobby se lanzó al suelo de la calle junto con Kingsley y ambos desaparecieron.
Jadeo, pero logro murmurar -Dobby, salva a los profesores y a todos los que puedas. Por favor… sálvalos-
Vio un par de ojos destellando a la distancia, eran pequeños y en llanto, pero sintió dos magias desaparecer y reaparecer en el castillo. sonrió mientras su cuerpo parecía tener una temperatura infernal.
Kagura gruño escurriendo un charquito de sangre, levantándose un poco, junto con Narga quien tenía un cuerno roto y uno de sus ojos tenía una fea herida.
- ¡Me has sorprendido mucho! - dijo Voldemort a corta distancia, avanzaba por la calle principal, mientras que flotaba con suavidad sobre el adoquín, como si no deseara ni tocarlo. - ¡Mira que destruir nuestro hogar, por… nada! -
Por donde desapareció el profesor Snape regreso Rodolphus y de la casa donde se adentró la profesora McGonagall salió Bellatrix por la puerta, ambos con caras molestas. Se intento incorporar, pero un fuerte mareo le golpeo de lleno, seguido de una tos, escupiendo sangre y sintiendo su cuerpo pesar toneladas. Las dos dragonas rugieron y escupieron fuego mientras avanzaban contra Voldemort, este solo paso por los lados de Voldemort, como si fuera inmune y otra vez volviéndolo negro, comenzando a quemar el pueblo.
-¡Este juego de garras, fuego y varitas me ha cansado!- susurro Voldemort girando la varita en sus dedos y alzando ambas manos. Un estallido surgió, una honda morada surgió de su cuerpo, el fuego de los dragones comenzó a retroceder como una ola, golpeando a las mismas dragonas, alzándolas sus enormes cuerpos en conjunto con el fuego y lanzándolas por ambos lados de la calle principal. Destruyendo todo a su paso.
- ¡No! - gimió volviendo a recuperar el control de su cuerpo, esta vez su cabeza lucia mejor, sin mareos, su cuerpo comenzaba a disminuir su temperatura y aquel liquido naranja que supuraba dejaba de salir de su pecho. Si tenía algún veneno en su cuerpo, el efecto comenzaba a menguar, solo un poco más y serían suficiente para combatir.
- ¿No? - pregunto Voldemort mirándolo a un par de metros, aquella mirada ahora demostraba desprecio, casi repugnancia y una total superioridad - ¡Te di una oportunidad! ¡Ya sabrás que yo no doy una segunda! ¡Ahora, suplícame por tu vida y… tal vez… haga una excepción! -
Lo miro a los ojos fríos, podía ver en ellos alma, pero no la de Voldemort, el alma de las criaturas, sufriendo, encerradas dentro de su ser, pidiendo ser liberados y cada vez más débiles, siendo corroídos por la misma alma de Voldemort.
-Nunca-
Su mueca fue de enojo, como quien acabara de perder algo valioso, luego levanto la varita y se ilumino de verde la punta.
- ¡Igual a ellos, testarudos hasta el fin! - Movió la varita hacia arriba.
- ¡AVADA KEDAVRA! - grito, el rayo verde cruzo la distancia, directo hacia Voldemort, el cual tuvo tiempo de moverse y esquivar el hechizo que golpeo una casa y exploto. Tiro el bastón mientras que avanzaba cojeando, mirando con ojos fieros a Voldemort y soltando una risotada - ¡Es la primera vez que logro hacer el hechizo! ¡FELICIDADES! ¡HAS HECHO QUE QUIERA VERTE MUERTO! -
- ¡Que descortés! ¡No ves que aún tengo asuntos con este mestizo! - dijo Voldemort, levantando la mano, una de sus cadenas se agito.
Vio ondear la cadena, como giro y de entre los escombros de la torre salía Dumbledore, estaba muy lastimado, golpes por todo el rostro, la ropa casi destruida y hasta la barba quemada. Pero aun moviéndose, temblando entre dolores y salpicando sangre en el suelo, la cadena lo obligaba a avanzar directo Rufus.
- ¡Expeliarmus! - dijo Rufus, el hechizo golpeo a Dumbledore directo en el pecho, lo lanzo por la calle y golpeo con fuerza a los pies de Voldemort. - ¡Yo no iré de rosas, si tengo que eliminar a Dumbledore LO HARE! -
Dumbledore se alzaba, con temblores y escupiendo sangre. Aun así, Voldemort, gruño levantando la mano, de inmediato con un quejido de dolor, Dumbledore se levantó, con la varita levantada.
- ¡Avada…-
Harry aprovecho el momento, corrió al cuerpo de Voldemort, envolviendo sus manos en la quinta esencia. Intento llegar a Dumbledore, le liberaría antes de que su cuerpo ya no pudiera soportar más y Voldemort le arrebatar a su magia y alma. Voldemort levanto la varita hacia la sien de Dumbledore y el acelero a toda su velocidad de golpe, no podría llegar a tiempo, aunque lo intentara.
- ¡Máxima bombarda! - Gruño Rufus con una ráfaga de fuego directo a ambos.
Voldemort gruño, volando lejos del hombre y el hechizo, al momento en que Harry llegaba a Dumbledore, derribándolo y rodando con su cuerpo. Tocando la cadena que lo controlaba, sintió de nuevo aquel escalofrío, la repulsión y odio que sentía. La explosión lanzo lejos a Harry y Dumbledore, quien ya no parecía poderse mover más. Con sus manos envueltas de la quinta esencia, siguiendo la cadena hasta el cuello de Dumbledore, la cadena se fundió al interior de su espalda. Tiro con fuerza, mientras enviaba tanta quintaesencia como podía a la cadena, esta no cedía se aferraba como una raíz, entonces Harry junto toda en un punto entre su piel y el metal verde. Un "bam" sonó, el cuerpo de Harry toco el suelo y Dumbledore quedo tendido a su lado. Miro la cadena volverse polvo negro en dirección de Voldemort.
Miro a Dumbledore abrir los ojos un momento, pasaron de ser verde neón a sus ojos azules y volvieron a tener un brillo singular; luego solo se quedó inconsciente. Suspiro levantándose, y aunque estaba mejor, su cuerpo temblaba, aun le costaba moverse y por lo que veía aún tenía parte del veneno en su sistema.
- ¡Veo que lograste liberar a ese títere roto! - dijo Voldemort sin ningún sentimiento, luego suspiro y giro las cadenas a su espalda, por lo que notaba aún estaba conectado al Urdabalis y dragón alfa- ¡Supongo que ya es hora de terminar! ¿En qué nos quedamos?!-
Un rayo verde apareció de nuevo, Rufus volvía avanzar hacia Voldemort, este solo giro la mano tirando un muro de las casas hacia el hechizo eliminando el maleficio. Se relamió los labios viperinos, y levanto la palma saliendo cadenas de esta, directo a Rufus, el cual intento esquivarlos, con su pierna mala y el cansancio solo logro evitar las primera tres con hechizos, la cuarta le dio de lleno en el pecho, soltó un grito desgarrador y sus venas se iluminaron de verde ahí donde toco.
- ¡Retírate, Rufus! -Gruño Harry intentando llegar, pero Rodolphus y Bellatrix alzaron las varitas, no apuntando a su persona si no a Dumbledore.
El verde subía por las venas de Rufus, sin embargo, rio y tomo la cadena con ambas manos y la varita. -Accio- La cadena no solo fue en su dirección, si no que Voldemort fue atraído al hombre con velocidad y sin parecer querer evitarlo. Se encontraron cara a cara, Voldemort impasible y Rufus con una enorme sonrisa.
- ¡NO LO HAGAS! - grito Harry sin saber como moverse, si se movia desprotegería Dumbledore y si…
- ¡AVADA KEDA… - grito Rufus!
- ¡NOOOOO! -
De la boca de Rufus escurrió sangre, tanta que una gota salpico la mejilla de Voldemort, el cual tenía la mano levantada, esta poseía una masa negra y amorfa que salía de varita, entraba en el estómago del ministro y salía al otro lado por lo menos por dos metros. Este le miro palideciendo de golpe, aunque sus labios formaron una sonrisa, la varita de Rufus cayo junto con su mano hacia el suelo. Escucho un pop a su espalda, sintió a Dobby, pero era tarde. Giro viendo a Dobby sujetando a Dumbledore y estirándose para alcanzarlo -¡Amo venga conmigo!
- ¡Akar Immolabitque! - susurro el ministro. El hechizo golpeo el suelo al instante, surgió la explosión del doble de potencia que levanto todo el adoquín e incluso tierra, provocando una onda de destrucción masiva. La onda golpeo a Dobby y Harry le vio como el fuego le golpeaba el pecho, pero al mismo instante la elfina Winky aparecía tomando a Dobby y desapareciendo junto con Dumbledore.
Se cubrió con las manos mientras que la tierra temblaba y varias casas se derrumbará, además de una columna de fuego del tamaño de una casa se elevó al cielo e ilumino cada parte de Hogsmeade. El fuego era abrazador y envolvió a ambos, mas no pudo observarlo por un instante, noto varias magias en su dirección y no eran amigos. Por un instante se aterro ¿Acaso el castillo habia sido tomado? ¿Sus amigos habían perdido? No era imposible eso.
El hechizo termino tan súbito como empezó, dejo un hueco tan grande y circular que podría ser hecho solo por un meteorito. Pero ahí en el epicentro, estaba Voldemort, con su ropa aun blanca, con un leve corte en su oreja izquierda, y sosteniendo un cadáver calcinado.
-¡MINISTROOOOO!-Grito Harry levantándose y avanzando, con lágrimas en los ojos, los dientes apretados, temblando y sintiendo la ira crecer, ahora su cuerpo ardía, pero no por el veneno de la mantícora.
Voldemort soltó el cadáver, que cayó desmoronándose y volviéndose ceniza. Sonrió y dijo -Tanto ruido y nada de nada, un estúpido forma de ocupar la magia-
-¡CIERRA LA BOCA!- Grito Harry alzando la varita, si terminaría muriendo o eliminando a Voldemort, ese era el momento -¡TE VOY A…-
Los Mortifagos cayeron como nubes negras rodeando el lugar, mientras que parecían haber pasado por batallas tan duras como la suya. Los tenientes de Voldemort le rodearon en un instante, Bellatrix de lado derecho y del otro a el Rodolphus, Nott que ahora ya no tenía un brazo y parecía a punto de desfallecer, Greengrass quien le faltaban dedos y sangraba por todos lados, un lobo negro y colosal que tenía sangre por todos lados, se le veían mordidas y rasguños. El resto esta igual o peor que ellos, algunos inclusos apenas y lograban mantenerse en pie.
-Vi, que lograste hacer que mi leal espía se volviera contra mi- murmuro Voldemort sin inmutarse ante la facha de todos. -Y hacer que el pequeño Malfoy diera la espalda e incluso Lucius ya no es tan interesante como antes - muchos gruñeron e incluso le pareció que Nott parecía a punto de quedar inconsciente. -Piezas poderosas, pero aún quedan muchos más, como veras- Era cierto, casi doscientos Mortifagos le encerraban en un círculo, era un grupo tan variado que no sabía ni como describir al grupo, incluso vio a Stan Shunpike sosteniéndose de la ex novia de Nott que el cabello lo tenia al rape.
Sintió su tatuaje encenderse quemando un poco su piel, también como su magia comenzaba a rellenarse otra vez, a darle la fuerza para lo que se avecinaba. Un aura de múltiples colores le rodearon. Cada musculo se le tenso y su vista se aclaró tanto que podía ver casi todos los detalles y con mucha más lentitud.
-Atraparlo- dijo Voldemort y todos lo atacaron.
-¡TENEBRIS CREPITUS!- Gritaron todos al mismo tiempo.
La noche pareció levantarse, sacar cientos de sombras del suelo y como manos y cadenas fueron en su dirección desde todos los ángulos posibles, desde el cielo hasta el suelo. Harry se movió con rapidez, esquivando y girando lo necesario, evitando una y otra vez todas las mas posibles, pero eran cientos y cientos, que en poco tiempo su brazo fue atravesado por una de las sombras, luego una de sus piernas fue atrapada, su cintura, su otro brazo fue atravesado también, sus hombros, sus piernas. Ante la misma oscuridad de la noche no la podía evadir, incluso al pisar el suelo era atravesado por las sombras. Siguió peleando, pero era inútil, estaba atrapado, en poco tiempo se encontró con los brazos estirados, hincado y con el cuello siendo apretado por las sombras, además de que le obligaban a mirar a Voldemort. Tiraba con fuerza, forcejaba enviaba magia a las ataduras para librarse, pero en cuanto una era rota otra la remplazaba.
- ¡Aquí termina nuestra historia juntos! - susurro Voldemort a un metro de distancia, con la varita apuntándole.
-Mione- gimió Harry -Mione…lo siento amor-
-¡AVADA KEDABRA!-
Dos luces surgieron, una plateada y una verde. Los rayos se desperdigaron en todos lados, un aura verde cubriendo el cuerpo completo y luego cayendo pesadamente. Harry dejo de pelear, su mente se desconectó, sus ojos se fijaron la figura femenina, su cabello ensortijado, el traje de Pendragon y el anillo en su mano. El maleficio asesino no lo golpeo, pero fue como si arrancaran su piel, rasgaran sus músculos y molieran sus huesos en vida, el dolor atravesó su mente, su corazón, su alma misma con una explosión que le hizo dejar de pensar.
-¡MIIIIIIOOOOOONEEEEEE!- grito con todas sus fuerzas, mientras todo se volvía fuego y viento, todo a su alrededor exploto y envió ondas de magia que destruían cada palmo mientras lo tocaban. -¡MIOOOOOOOOOONNEEEEEEEEEEEEE!-
Todo a su alrededor exploto, su vista se oscureció mientras se arrastraba a Hermione y la tomaba en sus brazos, enterrando el llanto en su cuello de su esposa.
