El Ascenso de un Científico Loco

¡Descubriré como Funciona el Mundo!

Un Nuevo Comienzo

Solo había pasado un día desde que terminé con Rozemyne. Ella actuó como si nada hubiera pasado. Me dolía pensar que nuestra separación no la afectó, sin embargo, sabía que no era así. Ella estaba sufriendo tanto o más que yo, pero era muy buena ocultando sus sentimientos

Hoy la familia archiducal tendría una reunión. El primer paso para restaurar la autoimagen de Rozemyne. Todos fingirían que no sabían que ella se consideraba una flor, la seguirían tratando como siempre.

La reunión comenzó como era usual. Se plantearon las discusiones y comercios para la conferencia de archiduques, este año se comenzaría a vender el papel washi entre otras cosas.

"Rozemyne, a partir de este momento estarás entrando en la competencia por el puesto de Aub, y tal vez parezca pronto, pero me gustaría hablar de tu compromiso", comenzó Lord Adalbert. Tuve que apretar la tela de mi túnica y morder mi lengua, "¿Rozemyne?", volvió a llamarla Aub y solo entonces me atreví a mirarla.

Había palidecido de forma considerable, era claro que no esperaba que le dijeran esto el día después de que habíamos terminado. La vi abrir y cerrar la boca sin poder formular palabra

"¿Archiduquesa… yo?, ¿Compromiso…?", musitó al final, como si la palabra le quemara la garganta.

Sentí el momento en que todos los presentes convertían en polvo de oro sus feystone, yo mismo estaba empolvando mis piedras. Era doloroso ver a alguien tan maravillosa como Rozemyne tan aterrada de algo que merecía.

"Si", continuó su padre, fingiendo no notar su malestar, "a pesar de haber dormido en jureve y haber perdido la primera semana de clases, no te costó nada nivelarte con tus compañeros. Con tu posición como maestra de las herramientas mágicas y el partido de ditter, entre otras cosas, debo decir que llamaste la atención de muchos, tanto de los mayores como los estudiantes de tu grado." Continúo alabando sus logros del año, "Demostraste una habilidad sin precedentes así que te agregaremos a la competencia. También creo que este es el mejor momento para conseguir a un futuro Dios Oscuro que nutra contigo Geduldh como archiduquesa o como ministra ¿alguno de tus compañeros que visitaron el lugar de Eisenreich llamó tu atención?"

Sus ojos me buscaron un segundo, pero no pude sostener su mirada.

"No padre, ninguno".

Tuve que hacerle un gesto a Justus y conseguir otra bolsa con piedras. Esto me estaba resultando más doloroso de lo que pensé. Quería ofrecerme. Quería volver a tenerla para mí, pero no podía ser tan egoísta.

"Si Aub me permite, el príncipe Galtero parece interesado en la señorita", escuché que decía mi hermano y estuve a punto de aplastarlo.

'¡¿Cómo se le ocurre sugerir a ese idiota que solo estuvo acosando a Rozemyne en cada ocasión?!'

La sonrisa de Rozemyne se profundizó a tal grado que varios tuvieron que desviar la vista. Si no la conocías, podrías pensar que estaba feliz con la sugerencia, pero la mayoría de los presentes sabíamos que estaba a punto de matar a Justus por mencionar al príncipe

Una ligera tos me distrajo lo suficiente como para dejar de pensar en las formas de torturar al imbécil de mi hermano mayor por su impertinencia.

"Si ninguno de tus compañeros te llamó la atención, ¿qué opinas de Ferdinand? Aun estarían compitiendo entre ustedes, pero podrían comprometerse"

Giré a ver al Aub, incrédulo por sus palabras.

"Padre", el murmullo tímido y cargado de esperanza me hizo volver mi vista a la niña con la que acababa de terminar y con quien estaban pensando en comprometerme. "¿Esta… está seguro de comprometer a Ferdinand con alguien como yo?"

"¿Alguien como tú?", preguntó el hombre fingiendo confusión. "¿Mi querida hija que trabaja al mismo nivel que mis eruditos adultos? ¿Qué mantiene el templo limpio de actos impuros? ¿La que pese haber dormido en jureve dos semanas, termino las clases de primero antes que nadie?"

"En todo caso, sería imposible comprometerte con cualquier otra persona", comentó ahora Lady Verónica, "Con tu nivel de mana actual, además de Ferdinand no puedo pensar en nadie más y si terminas como archiduquesa no puedes aspirar a un matrimonio blanco, pero bueno. ¿Qué opinas tú, Ferdinand?"

"Sería un honor", respondí incluso antes de pensarlo, observando la más brillante sonrisa en el rostro de Rozemyne, un segundo o dos antes de que Margareth la cubriera con su abanico, '¡Un momento! ¿Qué pasa con mi rechazo hacia ella ayer en la mañana? ¿Y el dolor de separarnos? ¡Qué alguien me devuelva mis lágrimas!'

"Entonces está decidido. Buscaré la aprobación de Zent en la conferencia".

La reunión terminó con esas palabras y yo escapé a mi habitación, incapaz de encarar a Rozemyne en ese momento.

.

Desperté agitado cuando los recuerdos de Rozemyne se apoderaron de mis sueños.

Miedo, dolor, traición. Resignación.

No era sorpresa que ella tuviera pesadillas que le impidieran dormir cuando era una pequeña niña. Ahora que conocía todo lo que me había ocultado podía entender mejor sus actitudes y tener cuidado con sus provocaciones, como la de más temprano aquella noche.

Rozemyne se coló en mi habitación con una enorme sonrisa y solo ropa interior debajo de su yukata, la cual descartó cuando se lanzaba sobre mí para besarme, obligándome a activar una herramienta antiescuchas que preparé más temprano.

"¡Rozemyne!"

"¿Qué? Estamos comprometidos ahora. Voy a ser tu esposa en algunos años, así que puedes teñirme."

Sus labios no tardaron en encontrar los míos y su mana en abrumarme, derribándome en mitad de mi cama a causa de lo placentero que resultaba, robándome el aliento y el raciocinio incluso cuando sus manos comenzaron a levantar mi playera para tener un mejor acceso a mi piel.

Fue hasta que sus dedos comenzaron a pasear por encima de mi pecho, cargados de mana, que me di cuenta de lo que estaba sucediendo.

"¡No!" dije tomándola de las manos y aplicando mejoras mágicas para rodar con ella y mantenerla sometida contra el colchón "el invierno es para los adultos, así que olvídalo. Te teñiré cuando seas mi esposa."

"¡Pero…!"

"¡Sin peros, Rozemyne!"

La observé con severidad. Mis palabras sobre sentir desagrado por las flores debieron volver a ella y calar hondo porque noté el momento exacto en qué desviaba la mirada, cohibida y avergonzada por su acto impulsivo.

Cuando la solté, ella se sentó frente a mí sobre sus rodillas, todavía sonrojada.

"Lo lamento, Ferdinand… estaba tan emocionada que me pareció irreal."

Mi mano voló a mi cara, cubriendo la mitad antes de que comenzara a pellizcar el puente de mi nariz. En serio que nos urgía crear el psicoanálisis aquí… y pensar que desprecie esa ciencia cuando era Tetsuo.

"Está bien. No te preocupes." La consolé en automático antes de comenzar a golpear mi sien con un par de dedos, mirándola en lo que pensaba como manejar la situación.

"Estamos comprometidos" le repetí "¡no somos novios!" Le remarqué para que comprendiera las implicaciones en nuestro cambio de relación "necesitamos poner reglas, ¿entiendes?"

"¡Lo hago!" respondió de un modo adorable.

"No podemos seguir durmiendo juntos", dije de inmediato, pensando en los problemas que tendríamos si seguíamos con esto, temiendo que nos estuviéramos volviendo demasiado codependientes.

"¡Ferdinand!" gritó ella aterrorizada, obligándome a mirarla y reconocer lo afectada que esto la estaba dejando.

"No es correcto, Rozemyne. No somos novios en Japón que están viviendo juntos para ver si funciona o no, así que…"

"¡Quiero un día a la semana!"

"¿Qué?"

Ella fruncía ahora el ceño con la boca torcida en un puchero, dejándome ver por completo su sentir.

"Al menos déjame dormir contigo un día a la semana. No vendré más veces que eso. ¡Lo prometo!"

Estaba a punto de negarme pensando en lo peligroso que se volvería dormir con ella en este contexto, con su sentido común y su autoimagen distorsionados aunado a lo atrayente que era su mana… no tardaríamos en pasar los límites si lo permitía, pero… sus recuerdos, sus pesadillas. Solté un suspiro derrotado.

Ella seguía siendo una niña asustada y confundida a pesar de todo… y yo me estaba dando cuenta de que era un desgraciado oportunista. ¡Qué horror!

"Bien, una noche, pero no está permitido los abrazos."

"¿Podemos tomarnos de las manos al dormir?"

Suspiré cansado en tanto asentía. En algún momento haría lo posible por acabar con esto del todo.

Si bien estábamos comprometidos, era posible que la relación se deshiciera en favor de alguien más adecuado. Yurgenschmidt es muy grande. Seguro encontrábamos más personas con los que ella pudiera casarse cuando despertara su detección del maná… a diferencia de mí, que era incapaz de sentir a nadie hasta el momento.

"Bien. Podemos dormir juntos el día de la tierra, tomados de las manos."

"Quiero seguir besándote también."

Me sonrojé sin poder evitarlo, notando la mueca divertida en su rostro, confundido al no saber si estaba hablando en serio o no, deseando de manera indigna que lo dijera en serio.

"¿Entonces, puedo seguir besándote, Ferdinand?"

Me acerqué a ella para darle un beso suave y superficial. Casi un mero toque de labios que la dejo sonriendo.

"Estos están bien, supongo. Aunque tendríamos que ser discretos."

La vi sonreír y asentir el momento previo a qué me tomara del cuello, enredando sus dedos en mi cabello y besándome otra vez. Su lengua paseando sobre mis labios para abrir mi boca y mana saliendo poco a poco de sus manos.

Sabía que si cedía a ella lo disfrutaría en el momento y me recriminaría después. La tomé de los hombros, aguantando para no abrir mi boca y separándome de ella con dificultad, mirándola atento sin dejar de negar despacio.

"Esos no. Esos son besos de novios…"

"¿No podemos ser novios y prometidos?"

"No creo que eso funcioné" respondí mirando hacia otro lado en cuanto noté su yukata un poco abierto, lo suficiente para dejarme ver el escote formado por su ropa interior.

"Pero…"

"Espera a cumplir los trece y podremos volverlo a discutir."

La miré de reojo, notándola hacer algunos gestos de fastidio y luego algunas cuentas para después mostrarme una sonrisa derrotada y lamentable.

"¿En serio no puede ser antes?"

"No"

"¡Pero me gustan esos! Mi cuerpo se siente tan…"

"¡Y es por ESO que no más de esos besos por un tiempo!"

Me dieron ganas de reír al notarla enfurruñada, con los brazos cruzados y mirando hacia otro lado como si la hubiera ofendido de alguna forma. Yo puse mi rostro más severo con las manos en jarras como hacia mi madre, Rihyarda, cuando nos llamaba la atención.

"¡Bien! ¡Esperaré! Pero a cambio quiero un beso antes de dormir, por lo menos."

"De acuerdo"

La noté sonreír feliz por aquello. Hablamos un poco más. Ella no estaba convencida de ser material para archiduquesa, pero el compromiso conmigo la tenía de verdad emocionada.

Al final la mandé a su habitación y ella insistió en desearme buenas noches. Fui muy ingenuo. Ella aprovechó para abrazarme y darme exactamente el tipo de besos que le había dicho que dejara de darme, yendo al extremo de introducir su lengua a mi boca a la fuerza y morderme el labio antes de alejarse de mi, levantándose despacio para que yo pudiera ver el fino hilo de saliva que conectaba todavía nuestras bocas hasta que se rompió.

"¡Te amo, Ferdinand!" confesó sin dejar de mirarme a los ojos, aferrándome en un abrazo inmenso antes de bajar de mi cama y detenerse en el borde de la barrera anti-ruido.

"¿Cómo estás tan segura?" pregunté nervioso, sintiendo mis orejas calentarse a causa de su convicción "¡Eres demasiado joven para saberlo!"

"¡Pero lo sé! Así como sé que si rezo los dioses van a escucharme."

Ella me sonrió y yo no pude evitar sentirme confundido de su confianza. Los dioses posiblemente no existían y lo que ella sentía por mi bien podía ser otra cosa y no amor.

"Roz… Deberías esperar un poco para decir estas cosas."

"¿Por qué?"

"Porqué talvez no puedes estar segura de tus sentimientos…" dije sentándome en la orilla de mi cama, demasiado cerca de ella, que me miraba todavía de pie a un lado de la misma "Hasta hace poco pensabas que eras una flor… Tal vez solo estas confundida." Intenté razonar con ella y conmigo. No quería seguirme aprovechando del desastre existente en su cabeza.

"¡No estoy confundida!" se quejó ella cruzándose de brazos y arrugando el ceño y la nariz, torciendo su boca de un modo tan adorable que me fue casi imposible no sonreír a causa de su ternura.

"Solo espera a crecer un poco… podrías estar confundiendo amor filial con amor romántico," le aconsejé, pensando que no soportaría ilusionarme con algo que no tenía ni me correspondía en realidad "por no hablar de tu detección de mana sin desarrollar. Podrías sentir a otras personas menos a mí y enamorarte de verdad de uno de ellos."

Rozemyne me observó en silencio como si yo fuera un niño pequeño exigiendo por encima vez comer el postre en lugar de la comida sin escuchar razones. Ella negó entonces soltando un suspiro cansado que creo la ilusión de madurez que me descolocó en ese momento.

"Creo que no hay peor ciego que el que no quiere ver. Que Schlatraum te bendiga esta noche con un sueño reparador, Ferdinand." me dijo antes de retirarse a su habitación, dejándome en estado de shock por lo menos un par de minutos más.

'¿Pero qué demonios…? ¿Me ama? ¿No somos demasiado jóvenes para decir eso?' pensé cuando aquella escena irreal y fantasiosa pareció esfumarse y hacerme consciente de que, en realidad, había sucedido.

En mi confusión no tardé en ponerme en pie para servirme agua de la jarra junto a mi cama y beber, caminando un poco de un lado al otro sin dejar de pensar.

Debía estar muy confundida por todo lo que había pasado. ¡Ella no podía estar segura de…! ¿O era que yo era demasiado torpe?

Me senté en mi cama a considerarlo.

No podía corresponderle.

No comprendía las sutilezas del romance o del amor entre hombres y mujeres. Una cosa era sentirme a gusto y cómodo en su presencia o admitir que ella me parecía atractiva y que su mana y su toque eran adictivos y otra era ir tan lejos como para decir que era amor romántico. No podía comprender eso. Podía entender el amor a mis padres. El amor a mi investigación. Gracias a que en esta vida no fui hijo único, incluso comprendía el amor entre hermanos. Entendía la amistad y la complicidad también luego de todo lo que pasé con mis compañeros del templo, pero… ¿Amor de pareja? Eso era algo que nunca había experimentado, ni como Tetsuo, ni como Ferdinand… tendría que decírselo en algún momento.

Luego de considerar aquello, me acosté a dormir sin mucho éxito… y justo ahora notaba algo más problemático que las pesadillas… tenía una erección.

Maldito cuerpo lleno de hormonas.

"Debería pensar en algo, pero ¿en qué?"

Traté de pensar en algunas teorías y proyectos que quería realizar. Me puse a repasar mi último 'invento' y luego de repasar los círculos que debía inscribir en las lentes del microscopio que quería perfeccionar, la erección bajó.

Intenté dormir de nuevo, sin éxito. Las memorias de Rozemyne se entretejían con mis propios recuerdos, haciendo una versión bizarra y escalofriante que me hizo despertar con otra erección.

"Necesito hacer algo con eso, pero no quiero pulir mi espada con el recuerdo de Roz… seria como…" miré el bulto que parecía burlarse de mí. Si tenía que seguir pensando en investigaciones para calmarme y despertando con pesadillas o sueños húmedos no iba a descansar nada.

Me asomé por el dosel de mi cama para asegurarme de que no hubiera nadie, metí una mano entre mis ropas y justo cuando tomé mi miembro, sentí la culpa remordiéndome.

"¡NO!" grité horrorizado. No podía estar sexualizándola así, y ella podría enterarse si algún día leía mi mente, pero el recuerdo de su mana era… "Definitivamente no es lo mismo."

Sentí mi 'espada' moverse con desesperación y golpeando mi mano. Lo atrapé de inmediato tratando de relajarme, recordando en ese momento el nada inocente beso de buenas noches que nos habíamos dado y la manera que su piel y su mana se sentían, deteniéndome de inmediato y abriendo los ojos.

"Me siento sucio de solo pensarlo."

Traté de desviar mi atención a cualquier otra cosa, recordando a Shuu y concentrándome en su insulso discurso evangelizador sobre la superioridad de Dragon Ball sobre Naruto o One Piece, notando cómo mi cuerpo se calmaba y yo trataba de volver a dormir.

El ciclo se repitió un par de veces más. Pesadillas. Excitación. Recuerdos lo más alejados posibles de cosas sexuales. Tratar de dormir. Despertar de nuevo aterrado y excitado como si fuera un mal chiste.

"¡Oh, bien! Si los estúpidos dioses existen deben estarse divirtiendo de lo lindo con mi miseria." grité furioso y resignado.

La estúpida discusión sobre masturbación con la mano seca o con algún apoyo humectante se repitió de pronto en mi memoria. Los estúpidos amigos de Shuu debían tener Trastorno de Déficit de Atención porque siempre que nos reuníamos para desarrollar algún proyecto de ingeniería terminaban hablando de cosas que no tenían nada que ver con la materia.

Escupí en mi mano y la llevé a mi miembro. Necesitaba dormir, pero no quería tocarme pensando en Rozemyne, en cambio recree por primera vez en mucho tiempo a la joven etérea e irreal de mi educación de caballero. Al final logré dormirme poco antes de que sonara la primera campanada sin tener ningún tipo de sueño indeseado.

Lo malo es que la tercera campanada llegó más rápido de lo que deseaba.

.

"Ferdinand, ¿te encuentras bien?", me preguntó Rozemyne ahora en verdad preocupada.

Era la tercera vez que cabeceaba durante nuestra fiesta de té. Aub Adalbert había enviado la confirmación de que nuestro compromiso fue aprobado el día de ayer, el primer día de la conferencia. Se lo había sugerido antes de que se marchara simplemente como una forma para ayudar a la rehabilitación de Rozemyne, aunque no esperaba que reaccionara como lo hizo.

No estaba acostumbrado a desvelarme. No en esta vida.

Desde que comencé a dormir con Rozemyne siempre me dormí temprano, esperando solo por ella para que no me encontrara dormido.

La vi hacer un gesto con la mano, no pude evitar sonreírme al notar que era el mismo que solía hacer Lady Verónica cuando quería hablar en privado.

'Rozemyne puede temer y detestar a Lady Verónica ya que la consideraba su verdugo, pero tiene más de ella de lo que quiere admitir', pensé con diversión mientras la barrera se instalaba.

"¿Qué sucede Ferdinand?, te vez realmente cansado", señaló.

"Estoy cansado, ¿cómo lograbas dormir?"

"Contigo", soltó con una risita qué me hizo mirarla, sintiendo mis orejas calentarse

"Me refiero a…"

"A mí no me importa, pero a menos que quieras que tú hermano y Margareth se enteren de que dormíamos juntos todos los días, cubre tus labios", me señaló mientras mantenía la taza cerca de ella como si estuviera disfrutando el aroma, "la posibilidad de que alguno de ellos sepa leer los labios es mucha".

La vi tomar un sorbo de té y bajar la taza hasta colocarla en la mesa frente a ella.

"O si sabes hacerlo, puedes hablar sin mover los labios, eso también sirve", me explicó observándome con una sonrisa.

"Serias una buena ventrílocua", dije dándome cuenta de que ella no entendería la referencia.

"Gracias, supongo que es algo de tu antiguo mundo", aventuro y asentí.

"¿Cómo sabes hacer eso?", pregunté genuinamente intrigado.

"Te sorprendería la cantidad de eruditos que saben leer los labios", continuó sonriendo, "pensaba que el castillo estaba lleno de enemigos. No podía bajar la guardia… incluso ahora, no puedo evitar pensar que hay espías de Lady Verónica buscando debilidades para explotar", confesó con un suspiro, girando su rostro, "hasta no ponerle un rostro al responsable, no creo poder bajar la guardia", siguió sin mover los labios, "solo baja la cabeza y oculta tus labios de la vista", me dijo antes de tomar otro sorbo de té.

"En verdad eres asombrosa, Rozemyne. Eres una caja de sorpresas", vi su cuello y mejillas sonrojarse ante mi cumplido, haciéndome sonreír complacido por su reacción.

Hizo una seña a Margareth y la ninja entró junto a mi hermano para cambiar el té antes de volver a salir del área anti escuchas.

"En cuanto a tu pregunta, contigo. Solo entre tus brazos podía dormir una noche entera y sin pesadillas. Dinand me ayudaba al inicio, pero con el tiempo, al no sentir tu abrazo, dejó de servirme para dormir."

"¿Quién es Dinand?"

"El Zantze de peluche que me regalaste", respondió hablando ahora normal. Supongo que no le importaba mucho que eso se supiera. La vi suspirando antes de llevar su mano a su cinturón, dudando un momento o dos. "También tengo esto". Dijo al final dándome un vial. "Te ayudará a dormir sin sueños por una campanada, eso suele ser suficiente para reponerme, aunque termino despertando con pesadillas terribles. Es un efecto secundario"

Asentí a sus palabras y recibí el vial junto a un pedazo de papel con la receta.

Esperaba que esto fuera temporal o terminaría cediendo a las peticiones de Rozemyne de volver a como estábamos antes si seguía sin dormir. La falta de sueño me terminaría pasando factura tarde o temprano.

"¿Eso te parece bien?"

"Si"

"¡Gracias, Ferdinand!", gritó emocionada haciéndome parpadear confundido

'¿Qué acababa de aceptar?'

"Me comportare como una novia, ¡lo prometo!, aunque tendrás que decirme cuando paso la línea e intento comportarme como una flor", dijo sin mover los labios y noté horrorizado lo que acababa de suceder.

No podía retractarme ahora o ella pensaría que la estaba ignorando, lo cual no era verdad, solo estaba muy cansado para…

'¡¿Por qué me está besando?!' Rozemyne me estaba dando un beso inocente, pero me estaba besando frente a la ninja y mi hermano, "Ahmm… ¡Rozemyne!"

Podía sentir el instinto asesino de Margareth queriendo alcanzar mi yugular y arrancarla con sus manos, también percibía la diversión de Justus y la mirada de 'te lo dije' que me estaba dedicando.

Como si no hubiera hecho nada, la joven frente a mi sonreía más que feliz, ignorando todo lo que estaba afuera de la zona anti escuchas.

"¿Si, Ferdinand?" su sonrisa no vaciló. Se veía tan adorable que, de no ser por la kunoichi que parecía iba a matarme en cualquier segundo, la hubiera atraído en un abrazo, ocultándola en mi capa para que nadie más pudiera verla, pero eso no era una alternativa ahora…

"No deberías besarme." Señale antes de cubrir mis labios. "No frente a otros", agregué.

"¿Por qué no? Soy tu prometida. Uniremos nuestras estrellas después de que me gradúe. Debería poder tener al menos tus labios hasta entonces, ¿o no?" cuestionó entre feliz y divertida.

Vi el rostro de Margareth pasar del horror a la ira en un segundo, lista para matarme apenas me descuidara un momento.

"Quizás… deberíamos… ¿Verificar si eso se puede?", pedí.

Rozemyne volteo a ver a Margareth y a Justus antes de cruzarse de brazos, dejando ver su molestia.

"Y yo que pensé que no importaría si nos veían hacerlo… ¡Que lata!", se burló y me di cuenta de sus intenciones hasta ahora.

Margareth la regañaría hasta el cansancio por hacer eso y más por hacerlo en público. Yo me había quedado paralizado cuando lo hizo. Gracias al talento de Rozemyne para hablar sin mover los labios, nadie sabía lo que me había preguntado, solo sabían que ella me besó sin mi consentimiento.

Suponiendo que lo poco que sabía de psicología fuera útil aquí, la atención se centraría en ella y su comportamiento inadecuado en lugar de centrarse en mi como una posible amenaza para ella, pero…

'En realidad, creo que es un muy buen momento para hacer ese viaje que llevo un tiempo pensando en realizar… al menos si quiero seguir viviendo.'

Después de eso tomé algunos reconstituyentes y una poción asquerosa para mantenerme despierto, de modo que pudiera terminar de dar indicaciones a todo el mundo.

'Necesito trabajar en bebidas energizantes con buen sabor. Debería aprovechar para buscar café.'

.

Antes de darme cuenta la conferencia de archiduques había finalizado. En la sesión informativa se anunció a modo formal que mi compromiso con Rozemyne fue aprobado, los acuerdos comerciales, además del hecho de que Eisenreich ahora era el segundo ducado. Me sentí realmente confundido cuando Aub agregó que nacieron dos nuevos ducados.

"La frontera de Eisenreich ahora es Kaltmeer, un ducado medio y Waldjagd el antiguo Zausengas. Klassenberg debe estar pasando por una situación extrema si Zent consideró prudente dividir el ducado ahora que no posee el Grutrissheit."

Hubo algunos comentarios al respecto y luego, como si faltara algo más, el Aub me miró a mí y luego a Rozemyne, poniéndonos en guardia antes de que mirara a Lady Verónica y este le diera un asentamiento silencioso y diminuto.

"También se nos informó casi al llegar que el cuerpo de Clementine, la asistente que acompañó a Rozemyne a la Soberanía junto con el resto del séquito de Lady Verónica fue encontrada… muerta."

Sonidos de sorpresa llenaron la habitación. Rozemyne estaba pálida y con los puños tan apretados, que temí que se hiciera daño.

"La familia de la joven fue notificada del hallazgo. Su cuerpo fue estudiado allá y se encuentra a hora mismo en nuestro poder, a la espera de que se lleve a cabo el rito funerario. Ferdinand, nos gustaría que tú lo llevarás a cabo mañana. Esa fue la razón de que convocáramos está mañana a Alerah, después de todo, era su hermana."

Alerah seguía sin agradarme. A pesar de ello, asentí. Debía ser terrible descubrir que tu hermana fue hallada muerta en la Soberanía.

"Padre" aventuró Rozemyne entonces, suprimiendo un temblor a duras penas antes de mirar a Lady Veronica con temor y fijándose luego de su padre "¿Puedo pedir más detalles sobre… la asistente encontrada?"

Lady Verónica y Aub Adalbert me miraron y yo asentí. Ella necesitaba saber la verdad.

"Todo indica que sufrió envenenamiento por exposición e ingesta. La investigación sugiere que murió antes de llegar al círculo de teletransporte, luego de lo cual fue lanzada a uno de los pasillos exteriores donde su cuerpo fuera ocultado por la nieve del invierno. De no ser por el deshielo, la señorita Clementine desaparecida." Finalizó Aub Adalbert antes de permitir que todos se retiraran y llamarme a su oficina.

Recibiría la carta con el permiso para mi investigación.

Esa noche le permití a Rozemyne quedarse en mi habitación durante la noche. No sé cómo hizo para que la dejaran sola apenas un par de minutos después de que nos enviaran a dormir, pero al menos iba bien vestida con un camisón de manga corta y unos shorts debajo de su yukata, además ambos habíamos estado leyendo por un rato. Su mana era tan reconfortante, que en verdad sentía que iba a poder descansar luego de las noches insufribles de recién.

Cerré mi libro cuando terminé de verificar las locaciones que visitaría primero. Trabajar en esa especie de guía de turismo al fin daba sus frutos. Todavía me faltaba información sobre cada zona Giebe, pero esto debería bastar por el momento, ya terminaría de llenar cada una de mis guías de ducado sobre la marcha.

"Rozemyne, hay algo que debo decirte." Dije conforme guardaba el libro en la mesita de noche, verificando que el artefacto antiescuchas de rango específico estuviera funcionando de manera correcta.

Ella sonrió, colocando su propio libro bajo la almohada que estaría usando esta noche. Dormiríamos juntos, sí, pero teníamos que empezar a intentar solo tomarnos de las manos en lugar de refugiarnos en los brazos del otro.

"Voy a ausentarme por casi dos temporadas, tal vez más." Confesé de pronto, como si estuviera arrancando una bandita demasiado pegada a mi piel.

"¿Vas a dejarme?" susurró en una voz tan triste que tuve que voltear, notando las lágrimas a punto de salir de sus ojos y el miedo pintado en su cara "¡No puedes hacer eso! ¿Porqué?"

Estaba molesta, muy molesta. Podía notar que a duras penas podía contenerse de lo que fuera que estuviera pensando o sintiendo. Sería mejor explicarme. Mi intención, además de alejarme un poco, también era ayudarla y mejorar el ducado.

"Hay un proyecto en el que quiero trabajar desde hace algún tiempo. Ayudaría mucho a mejorar la medicina y la formulación entre otras cosas… pero me llevará tiempo y necesito recolectar materiales para su estudio…"

"Yo tengo muchos materiales en mi habitación oculta en el templo. Puedo dártelos para que los estudies y…"

"Ya he comenzado por estudiar y clasificar los materiales disponibles aquí, incluidos los de tu habitación oculta."

"¿Cuándo?"

Estaba confundida. Sonreí al notar que solo dentro del dosel de mi cama se mostraba así de abierta, sin rastro alguno de su perfecta máscara noble. Tendría que ser más sencillo tener esta conversación de esta manera.

"Margareth me estuvo llevando muestras," expliqué, cayendo en la cuenta de algo que me hizo abrir mucho los ojos "pensé que ella te lo había dicho."

"Me preguntó si podía sacar pequeñas muestras para auxiliarte con unas cosas, pero nada más." Contestó Rozemyne desencantada. Supongo que ahora estaba molesta también con Margareth.

No sabía que decir. El silencio se instaló entre ambos y yo podía sentir a la perfección el maná de Rozemyne golpeteando el mío aun si sus ojos no estaban brillando en siete colores.

"¿Qué hay del templo? Eres el Sumo Sacerdote, no puedo…"

Tuve que tomarla de los hombros y depositar un beso pequeño y casto en sus labios. Su reclamo solo acentuaba los golpes de maná con que intentaba empujarme, recordándome lo herida que debía estarse sintiendo porque nunca la incluí en este plan, jamás le dije lo que estaba planeando sino hasta que se convirtió en un hecho.

"Lo sé", respondí en una voz tranquila para calmarla en lo posible. La besé de nuevo un par de veces más, solo los besos que habíamos acordado que eran adecuados hasta que su mana dejó de golpear al mío y ya no pude sentirla más "Hablé con Harmut. Lo he estado entrenando para suplirme desde que empecé la investigación de elementos. Él te ayudará con las festividades y el trabajo del Templo. Yo me iré después del rito fúnebre de la hermana de Alerah. Si para la Fiesta de la Cosecha no he terminado, me detendré."

"¡Pero falta mucho para eso!" lloriqueó bastante alto. Estaba seguro de que su voz se había agudizado una octava o dos debido a su frustración "No puedes dejarme sola tanto tiempo."

Sus recuerdos me golpearon al igual que las pesadillas. Suspiré sin poder evitarlo recordando que en la carta con el permiso de esa mañana venía también una petición de volver cada tanto a la capital para reportar mis avances. Tendría que renovar el permiso por temporada. No estaba seguro de si era una manera de asegurar que la inversión que se haría fuera gastada de manera adecuada o solo una medida para proteger a Rozemyne de sentirse rechazada, pero estaba forzado a volver.

"Vendré una vez por semana para verte, acomodar los datos que obtenga y reportar los progresos del proyecto. Mientras yo proporcione el maná, puedo usar los círculos de teletransporte…"

"¿Por eso no intentaste devolverme hoy a mi habitación?"

Parecía un perro callejero, triste y apaleado de esos que mi madre me mostraba en ocasiones cuando era Tetsuo y no quería tener una mascota, jugar como un niño normal o comer algo de lo que se me hubiera servido.

Se me estrujó el corazón.

La abracé con fuerza debido a mi instinto de protegerla. Estaba demasiado acostumbrado a darle lo que fuera para consolarla y luego de confesar lo siguiente…

"… si… parto mañana en la tarde."

Rozemyne me aferró con tanta fuerza que tuve que usar mejoras físicas para que no me ahogara al poner tanta fuerza en mis costillas. Podía sentir sus lágrimas resbalando sobre mi cuello y mi hombro, así como lo difícil que le estaba resultando contenerlas. La sentí morderme incluso y yo solo me guardé el gemido de dolor que intentaba salir. Si dejarme una marca en el hombro la haría sentir mejor y odiarme un poco menos, que así fuera.

"¿Podemos dormir juntos los días que regreses, por favor?" suplicó cuando al fin pudo soltarme, resignada a que no nos veríamos con regularidad.

"… de acuerdo. Voy a echarte de menos."

"También yo. Por favor, termina tan rápido como puedas."

"Rezaré a Steiferise para cumplir con mi cometido lo antes posible."

No pude reprenderla cuando se ocultó en mi pecho bajo las sábanas de mi cama ni obligarla a poner distancia entre ambos. Siguió llorando y temblando incluso dormida por al menos un cuarto de campanada antes de lograr calmarse. Hasta ese momento fue que logré soltarla y retirarme un poco, sosteniéndola de los codos para que nuestros manás pudieran enredarse y fluir con normalidad.

'Quizás debería cargar de mana su zantze de peluche… podría pedirle que ella cargue a mi shumil para poder llevarlo también. No estoy seguro de poder descansar sin tocarme… o sentirla cerca por un tiempo.'

Apenas quedarme dormido, me aferré a ella entre sueños. En definitiva, no podría dormir solo.


[gg1]y yo pensando que era un genio... que idiota!