Descargo de responsabilidad.

Star Wars no me pertenece, ni ninguna de las imágenes mostradas. Este fic fue creado por mí con el propósito de entretener.

Star Wars Xion 3

Anakin abrió los ojos y parpadeó. La realidad se ajustó y él respiró aliviado, justo antes de ser abrazado.

—¡Anakin! —exclamó Padmé abrazándolo. Ella era algo plana, pero Anakin era un enano ahora y supuso que no podía ser demasiado exigente con las chicas dispuestas a abrazarlo.

—Estoy bien —consoló Anakin—. Solo he usado la Fuerza un poco más de lo debido —agregó, mirando a Obi-Wan detrás de Padmé. Estaban en una habitación grande, pero las sirvientas de Padmé no estaban por allí. Padmé se apartó de él unos segundos después y le dio un beso en la frente.

—Ani, gracias. Has salvado muchas vidas, las nuestras y las de los gungans —dijo Padmé—. Eres nuestro héroe —agregó con alegría. Anakin se sentó y sonrió asintiendo.

—Aun así, no pude hacer nada por Qui-Gon —dijo Anakin con pesar. Obi-Wan hizo una mueca de dolor.

—Anakin, la reina está organizando una celebración de bienvenida para nuestros aliados gungans y tengo que ayudarla. Nos vemos esta noche —dijo Padmé, comprendiendo que ellos tenían cosas de las que hablar, y se despidió con otro beso. Anakin asintió y pasó la mano sobre su cama. Esta era la habitación de Padmé; su esencia estaba por todas partes.

—Anakin, ¿qué ha pasado? —preguntó Obi-Wan. Anakin suspiró, prefería no contarle nada a este tipo. Era demasiado rígido, pero también sabía que lo tendría vigilándolo por el resto de su vida si no decía nada. Además, no era como si Palpatine fuera a enterarse de algo, ya que él no tenía acceso al Consejo.

—¿Qué te dijo Qui-Gon sobre mí? —preguntó Anakin. Obi-Wan pareció incómodo.

—Tu conteo de midiclorianos es superior a todo lo que los Jedi han visto antes. Posees una afinidad con la Fuerza nunca antes vista. Tu percepción también supera a muchos Jedi y posees una inteligencia y sabiduría más allá de cualquier niño de tu edad. Qui-Gon dice que tu madurez mental supera la mía —dijo Obi-Wan a regañadientes.

—Obi-Wan, si te hace sentir incómodo que sea más maduro que tú, no tenías que decirlo. Eres demasiado sincero. Solo te estaba preguntando sobre mis habilidades —dijo Anakin con una sonrisa, y Obi-Wan apretó los dientes—. Sé lo que pasó con Qui-Gon. La Fuerza me guio hasta él con el propósito de recordarle algo que él ya sabía, y esa era la forma de ser uno con la Fuerza más allá de la muerte. No uno como volver a la Fuerza o como ser parte de ella, sino uno como seguir conservando tu mente y tu espíritu más allá de tu muerte física —explicó Anakin.

—¡Eso no existe! —sentenció Obi-Wan con furia contenida. Anakin hizo una mueca y lo miró de arriba abajo.

Obi-Wan parecía estar más allá de sus veinte años, y alguien que fue entrenado por Qui-Gon no debería ser tan temperamental… Anakin hizo otra mueca. Aquí el niño era él, no tenía por qué estar buscando excusas para un tipo que ya tenía más de veinte.

—Obi-Wan, no hagas un berrinche. No soy tu padre ni tu maestro, y se supone que eres tú quien debe cuidar de mí. Además, si bien tengo algunas pocas virtudes, la paciencia no es una de ellas —reprendió Anakin, y Obi-Wan lo miró aturdido mientras él lo observaba con frialdad—. Eres un Jedi, reflexiona, usa la Fuerza y discierne. No pierdas nuestro tiempo haciendo berrinches cuando el mundo no parece ser lo que tú creías que era —agregó, y se levantó para sentarse en el suelo, sobre sus rodillas, e indicarle a Obi-Wan que se sentara frente a él.

Obi-Wan se sintió avergonzado y se sentó frente a él para comenzar a meditar y reflexionar. Para una persona normal, esto sería muy raro, pero los Jedi no eran personas normales y estaban siempre rodeados de la Fuerza, que si estaban dispuestos a permitírselo, podía aclarar sus dudas y llevarlos a una respuesta correcta o apropiada si realmente se empeñaban en ello.

Apenas unos minutos después, Obi-Wan abrió los ojos.

—No existe tal cosa en las enseñanzas Jedi —dijo Obi-Wan. Esta vez, no estaba negando la posibilidad de algo más. Anakin asintió.

—Entonces, no lo aprendió de los Jedi —dijo Anakin. Obi-Wan frunció ligeramente el ceño, pero al final asintió.

—Mi maestro no siempre estuvo de acuerdo con las enseñanzas Jedi. Es posible que haya estudiado con otros grupos de sensibles a la Fuerza y aprendido lo que mencionaste antes de ellos —concluyó Obi-Wan, obteniendo sus propias respuestas en cuestión de segundos, y Anakin sabía que eran ciertas, tanto porque la Fuerza se lo indicaba como por los conocimientos de Xión como viajero.

—Eso es interesante —dijo Anakin, pero esa forma de inmortalidad era algo vaga.

¿Tenían los espíritus de la Fuerza, como Qui-Gon, alguna vida propia? Si no era así, tal vez se podría combinar con la tecnología para sacarle más provecho, ya que una característica de la Fuerza era su capacidad de interactuar con la realidad, y en teoría eso no era imposible.

—Tienes razón, pero ¿cómo podemos comunicarnos con mi maestro? —preguntó Obi-Wan con renuencia. Anakin encogió los hombros.

—Sé lo mismo que tú, y sospecho que incluso Qui-Gon no sabe realmente lo que ha logrado. Si no hubiera llegado yo, él podría estar aún más confundido que nosotros y sin saber qué hacer. Así que, aparte de meditar y tratar de contactarlo como si buscáramos a un fantasma, no se me ocurre nada más. Pero no es culpa nuestra, sino de Qui-Gon por ser descuidado y no tomarse en serio las cosas que aprendía —dijo Anakin.

—¡Mi maestro no era descuidado! —reprendió Obi-Wan. Anakin encogió los hombros.

—Descuidado, negligente, ignorante, temeroso, llámalo como quieras. Ahora solo podemos esperar y ver si lo que aprendió fue efectivo y puede volver a comunicarse con nosotros. Si te consuela, estoy seguro de que tuvo éxito y más temprano que tarde lo volveremos a ver —dijo Anakin para dar por terminado el tema. Él no iba a llorar por alguien que sabía que seguía presente en algún sentido—. Ahora, volvamos a nuestros asuntos en este plano de existencia —agregó, y Obi-Wan lo miró sin entender.

—¿Recuperaron el cuerpo de Maul? —preguntó Anakin. Obi-Wan negó con la cabeza, confundido. Anakin hizo una mueca.

—Él sigue vivo —dijo Anakin, y Obi-Wan lo miró aturdido.

—No creerías que sobrevivió a eso —dijo Obi-Wan. Anakin encogió los hombros.

—Yo no apostaría en contra de la Fuerza —dijo Anakin—. ¿Puedes organizar un grupo de búsqueda? —preguntó. Él no quería a Maul suelto causando el caos.

—Los maestros del Consejo pronto estarán aquí. Podremos comunicarles tus preocupaciones en cuanto lleguen —dijo Obi-Wan. Anakin asintió. Esas eran sus limitaciones actuales. Sabía que Maul estaba vivo, pero no podía buscarlo, y Obi-Wan no abandonaría su puesto como guardián de la reina para hacerlo. Tampoco ordenaría a personas comunes que persiguieran a un Sith.

Anakin suspiró internamente y finalmente se centró en sí mismo, frunciendo el ceño al ver el pijama que llevaba puesto.

—Ahí va el resto de mi dignidad —dijo Anakin con pesar. Obi-Wan se rió.

—Anakin, tu dignidad está a salvo. La reina ordenó que una enfermera te cambiara, todo bajo estricto secreto médico —explicó Obi-Wan. Anakin suspiró aliviado, y Obi-Wan se rio aún más.

—Si te parece divertido, algún día, si llegas a perder el conocimiento estando bajo mi cuidado, ordenaré que te cambien de ropa en una plaza pública —amenazó Anakin, y se dirigió al baño para relajarse un poco. Obi-Wan dejó de reírse de inmediato, tomando en serio su amenaza.

El desfile de celebración tuvo lugar por la tarde, cuando el ejército de gungans llegó a la ciudad liderado por su jefe. La reina los recibió y les otorgó reconocimientos y honores a sus líderes. Anakin también fue homenajeado, tanto por los humanos como por los gungans, quienes habían iniciado la batalla contra los droides. Sin embargo, gracias a la rápida desactivación de los droides, apenas tuvieron tiempo de atravesar los escudos gungans antes de ser neutralizados, lo que les dio una victoria sin bajas.

En cuanto a los humanos, Anakin destruyó la nave de mando antes de que hubiera muchas pérdidas. La reina había estado justo frente al virrey para capturarlo cuando sus droides se desactivaron en plena emboscada.

Por último, la batalla espacial había sido grabada desde las naves espaciales, y Padme reprodujo un video de la hazaña para que todos lo vieran, desde su salida del hangar hasta su regreso. La gente vitoreó durante toda su corta pero decisiva intervención en la batalla.

Los Jedi llegaron al anochecer acompañados de una comitiva del Senado, entre ellos Palpatine, quien caminaba junto a los Jedi con una amplia sonrisa, como si celebrara su victoria. Anakin sabía por qué era así, ya que Palpatine tenía contactos tanto en Naboo como en el Senado, y aunque no pudo ascender a Canciller Supremo, las acciones de Padme y la situación en Naboo lo convertían en uno de los candidatos favoritos para las próximas elecciones.

Debido a esto, Padme no podía hacer nada en su contra, ya que su solicitud de investigar a Palpatine había sido desestimada, incluso por el Consejo Jedi, que consideraba que no había razones para iniciar una investigación en su contra. El Lord Sith simplemente los tenía bien sujetos por las barbas.

A pesar de todo esto, Palpatine no había logrado lo que quería, que era establecer un precedente de ascenso al poder utilizando medios poco convencionales. Aunque pudo forzar su permanencia en su posición de embajador, se había ganado la enemistad de Padme. Para ella, la negativa de los poderes de Naboo, el Senado y el propio Consejo Jedi de investigar a Palpatine solo confirmaba sus propias sospechas. Ahora se había convertido en una firme opositora de Palpatine y se opondría con fuerza a todos sus planes.

Pero Padme no estaba sola. Tenía su propio apoyo en Naboo y, de hecho, la actual popularidad de Palpatine se debía a ella. En términos de popularidad, Padme estaba por encima de Palpatine y su opinión pesaba más entre la gente común…

Anakin, que observaba la llegada de los diplomáticos desde un lado de la gran entrada que daba al hangar, se quedó paralizado. Además de Windu y Yoda, que estaban con los diplomáticos, y Palpatine, otro Jedi había venido: una mujer anciana y de estatura pequeña, de piel verde. Era Jadle, que en ese momento bajaba de la nave en la que llegó la delegación diplomática, hablando con el capitán de la nave.

Según los recuerdos de Xión, Dooku ya debería haber matado a Jadle al enterarse de la muerte de Qui-Gon, por lo que ella no debería estar allí. Solo Yoda y Windu deberían estar presentes.

Anakin se preguntó a qué se debía este cambio y de inmediato recibió su respuesta. Por supuesto, su reacción en el consejo no debió pasar desapercibida. Ellos no entendían su sorpresa al ver a Jadle y ahora querían respuestas, por lo que la trajeron aquí al enterarse de la muerte de Qui-Gon. Esto hizo imposible que ella se encontrara con Dooku. En resumen, él no pudo evitar la muerte de Qui-Gon, pero logró salvar a Jadle y ni siquiera dijo una palabra ni intentó hacerlo…

Jadle y todos los Jedi captaron su conmoción al verla. Anakin hizo una mueca; él quería salvar a Qui-Gon, y Jadle no le servía de nada.

—Anakin, ¿pasa algo? —preguntó Obi-Wan.

Anakin se encogió de hombros. Se dio cuenta de que Palpatine, que fingía estar interesado en lo que los Jedi miraban, aprovechó para fijar su atención en él, aunque solo visualmente, ya que no se atrevía a usar la Fuerza allí.

—Pasa algo, pero supongo que puede esperar hasta que nos reunamos con los demás maestros. El hecho de que ella esté aquí significa que el Consejo busca respuestas —dijo Anakin. Obi-Wan asintió.

—Entonces esperaremos —dijo Obi-Wan adoptando la postura de espera Jedi.

—Hmmm… Anakin, ¿podemos ir a otro lugar? —preguntó Obi-Wan al ver a los maestros Jedi observando a su alrededor en la habitación de Padme.

Windu miraba a los cuatro destructores que estaban hechos un montón, al lado de la gran cama donde estaba sentado Anakin.

—Padme no los quiere, pero estos droides son una buena pieza tecnológica, a pesar de que su diseño es un desperdicio, así que me los quedé yo. También me han regalado algunas docenas de b1 —explicó Anakin, quien tenía planes para los droides y ya los había reprogramado para que le obedecieran. Los maestros Jedi se acercaron a la cama.

—Poseer, un Jedi no puede —dijo el Maestro Yoda.

—Yo no soy un Jedi, y esto es material de investigación. Supongo que el conocimiento de las cosas es bienvenido en cualquier lugar —replicó Anakin con tono sereno.

—Lo es —dijo Jadle, interrumpiendo a Windu, quien parecía tener una réplica más elocuente que hacer—. Padawan Obi-Wan —dijo Jadle, mirando a Obi-Wan a su lado. Obi-Wan se tensó—. El Consejo ha aceptado que te sometas a las pruebas para convertirte en Caballero Jedi —dijo Jadle con una voz anciana, pero sus movimientos eran más ágiles y vivos que los del Maestro Yoda, aunque también estaba igual de arrugada.

—¿Insistir en tomar al niño como tu Padawan debes? —dijo Yoda cuando Obi-Wan lo miró de reojo.

—Era la voluntad de mi maestro —dijo Obi-Wan. Yoda masticó su propia saliva y luego asintió impotente.

—Joven Skywalker, ya has oído, serás un Padawan y formarás parte de la Orden Jedi —dijo Windu. Anakin asintió y se puso de pie para hacer una reverencia.

—¡Maestros! —saludó Anakin con tono respetuoso. Obi-Wan lo miró mientras Jadle sonreía y Windu hacía una mueca por su descaro. Intentaba incomodarlo con un protocolo, pero a Anakin no le importaban los protocolos e incluso entendía su utilidad.

—Padawan Skywalker, el Consejo cree que puedes darnos algunas explicaciones —dijo Yoda.

—Menos de las que creen, pero sí, puedo explicar algunas cosas —dijo Anakin y miró a Jadle para comenzar con ella—. La Fuerza me indicó que la Maestra Jadle sería asesinada poco después de mi visita al Templo Jedi. Eso me sorprendió, pero Qui-Gon ya me había informado de lo que los Jedi opinaban sobre los presentimientos que la Fuerza les comunicaba, y como indicó que simplemente me ignorarían, no mencioné el asunto. Estaba más preocupado por encontrar una respuesta para salvar la vida de Qui-Gon, pero al final no obtuve nada, solo aceptación y una posibilidad.

»Hoy ya daba por muerta a la Maestra Jadle, por lo que me sorprendió verla con vida. Ella no debería estar aquí, aunque ya he reflexionado al respecto, y fue mi propia reacción al verla lo que hizo que estuviera presente. Supongo que el Consejo la convocó para intentar determinar mi reacción, y al no obtener nada, la trajeron aquí, evitando su encuentro con la muerte.

»Eso fue demasiado fácil, pero supongo que, a diferencia de Qui-Gon, quien tenía "una cita programada con la muerte", lo de la Maestra Jadle solo fue "un encuentro accidental", una pequeña variable, y ella sobrevivió. Esto me será útil en el futuro, ya que las razones son más importantes de lo que creí —explicó Anakin, revelando toda la información y esperando preguntas.

—Joven Padawan, la Maestra Jadle nunca estuvo en peligro ni cerca de ningún encuentro peligroso —sentenció Windu. Anakin ya había dicho todo lo que tenía que decir, de forma clara y sin ocultarles más de lo necesario, por lo que no replicó.

El caso de Jadle era valioso para él y le permitía entender mejor las cosas para el futuro, por lo que lo consideraba una experiencia valiosa. La incredulidad de la bestia parda ya era algo que él había tenido en cuenta y no tenía relevancia. Windu parecía esperar una réplica, pero Anakin solo los miró por un par de segundos más, para ver si alguno tenía alguna pregunta.

—Bien, ahora pasemos al siguiente punto…

—¡Espera! —dijo Obi-Wan, interrumpiéndolo. Les hizo una reverencia a los maestros para pedir permiso para hablar. Yoda asintió con interés.

—Anakin, ¿sabías lo que le iba a pasar a mi maestro? —preguntó Obi-Wan. Los otros maestros captaron el sentido de sus palabras al instante y fruncieron el ceño, pero no interrumpieron. Anakin asintió.

—Como ya le expliqué una vez a Qui-Gon, ver el futuro no es una probabilidad de posibilidades infinitas, como dicen los jedi —sentenció Anakin, y Windu se tensó, Yoda frunció aún más el ceño y Jadle lució contemplativa. Obi-Wan se asustó, contradecir al consejo con tres de sus miembros más destacados presentes no era algo que esperaría de su futuro padawan. Anakin sonrió, pues su reacción no era inesperada—. Es escandaloso, pero cierto.

»Tengo más declaraciones escandalosas, porque la probabilidad no existe, solo existe la ignorancia y el desconocimiento —sentenció Anakin, pero decidió ponerse serio y dejar de burlarse de los jedis. Dejó de lado el carácter juguetón y rebelde del Anakin original para encarnar al viajero asocial.

—Verán, cuando conocí al maestro Qui-Gon, la Fuerza me advirtió que pronto moriría. Eso fue una posibilidad, un ejercicio de probabilidad, ya que todo eran variables. No sabía cómo, no sabía por qué, no entendía las razones. Luego aprendí algunas cosas sobre los jedi. Eso me dio un contexto y las posibilidades se redujeron poco a poco, hasta que conocí a los Sith, y entonces las posibilidades desaparecieron.

»¡Todas! Ahora solo había una certeza. El futuro ya no era una probabilidad. El Sith lo superaban en forma física, en un combate en solitario no tenía ninguna oportunidad. Su apoyo ya le había sido arrebatado una vez y podía serlo de nuevo. Los jedi no escuchan advertencias del futuro, por lo que no habría refuerzos de su parte.

»Padmé también luchaba una batalla perdida, no podría ayudar. Y por último, yo mismo. Para ayudar al maestro Qui-Gon, necesitaba las habilidades de un jedi, pero para alguien cuya mayor hazaña es usar un poco de telequinesis, solo sería un estorbo. Mi presencia solo contribuiría a una muerte temprana y empeoraría las cosas, llevando a que en lugar de uno, fueran tres los caídos.

»Con más tiempo, más herramientas y más entrenamiento, sería fácil, pero en este caso, era impotente. No tenía un camino más que apartarme y aceptar lo sucedido. Por fortuna, Qui-Gon tenía su propio camino y al final algo pudo salvarse —dijo Anakin. Los maestros estaban sorprendidos y querían preguntar, pero esperaron a que Obi-Wan asintiera en acuerdo para terminar la conversación. Anakin no esperó que le preguntaran.

—Bien, segundo punto. ¿Por qué desapareció el cuerpo de Qui-Gon? —dijo Anakin, y Windu asintió—. Eso fue obra suya. Obi-Wan y yo suponemos que fueron conocimientos de la Fuerza que aprendió de otros practicantes. Su propósito era mantener su conciencia en la Fuerza después de su desaparición física…

—¡Eso es imposible! —interrumpió Windu.

Anakin quería explicar algunas cosas más, pero tampoco le importaba si estos tipos le creían o no sobre esto. No ganaba nada con ello, por lo que guardó silencio y no dijo más. Jadle miró a Windu y en su expresión se veía una reprimenda, luego lo miró a él.

—Joven padawan, si pretendías decir algo más, por favor continúa —dijo Jadle con voz amable. Anakin asintió, pues tampoco le molestaba.

—La Fuerza me indica que el maestro Qui-Gon tuvo éxito en su transformación como parte de ella. Pero como no lo vemos por aquí, supongo que hay algo más en esto, y tener éxito no es suficiente para comunicarse. También he pensado que si esto es un asunto de la Fuerza, es posible que pueda ayudarle. Si hay algo en lo que soy un prodigio, es en mi afinidad con la Fuerza, y como él ahora es parte de la Fuerza, unas cuantas búsquedas de mi parte deberían dar algún resultado.

»La verdad es que quisiera hacerle algunas preguntas, porque ustedes parecen muy determinados a pensar que lo que hizo no es posible, y me pregunto qué otras cosas creen que no son posibles y que sin duda son tan interesantes como esta —explicó Anakin.

—Joven Skywalker, un gran aliado el conocimiento es, pero… —Anakin levantó la mano para interrumpir al "trol verde". Obi-Wan por poco le da un ataque y se puso pálido. Anakin supuso que ni siquiera la bestia parda de Windu se atrevía a detener las palabras de Yoda.

—Maestro Yoda, veo que es aficionado a hacer advertencias simples, pero a menos que sea algo que desconozca o requiera alguna explicación sobre mis acciones, por favor, absténgase de hacerlo conmigo. Una de mis virtudes o defectos es pensar en las consecuencias de cada una de mis acciones, y en los últimos días, gracias a las dos veces que vi a Maul, ya he entendido el peligro de relacionarse con la Fuerza y la naturaleza de lo que ustedes llaman el lado oscuro —explicó Anakin, sin intención de escuchar consejos para niños de cinco años.

—Paciencia, una de tus virtudes no es —dijo el Maestro Yoda, y Obi-Wan lo miró con sorpresa, después de parpadear para evitar desmayarse. Los maestros miraron a Obi-Wan, y Anakin sonrió, por lo que le miraron a él.

—Sí, soy consciente de muchos de mis defectos, y sí, la paciencia no es una de mis pocas virtudes —dijo Anakin.

—Padawan, has dicho que comprendes la naturaleza del lado oscuro, ¿puedes explicarlo? —preguntó Windu. Anakin lo miró y luego miró a Obi-Wan.

—¿Está seguro? Hay niños presentes —dijo Anakin. Obi-Wan lo miró con indignación, pero antes de que él o Windu hablaran, Jadle intervino.

—Padawan Obi-Wan, por favor, espere fuera —dijo Jadle. Windu y Obi-Wan lucieron igual de sorprendidos, pero Yoda asintió un segundo después, y Obi-Wan se apresuró a salir de forma obediente. Cuando hubo salido, Jadle le miró y asintió para darle permiso de hablar sobre cosas oscuras. Anakin asintió.

—He visto la forma de meditar del Maestro Qui-Gon, y es la misma que la mía. Él se centra en la Fuerza y la usa para calmar sus emociones y aumentar su control y razón sobre sus reflejos. Es un programa de ejercicios continuo que, con el tiempo, aumentará su propio control de la Fuerza. También se podría llamar poder, pero yo no estaría de acuerdo con ello, pues hasta ahora no he visto pruebas de ello.

»Luego conocí al Sith. Solo hay escalofríos a su alrededor, un frío descontrolado. Él era pura pasión, como esa gente que solo grita y no atiende a razones, salvo las que atañen a sus propios deseos. Un animal desenfrenado, ni siquiera él mismo debería tener control sobre él. Lo he visto antes, para alguien así solo la Fuerza funcionaría, el miedo al dolor.

»Por lo tanto, concluí que no había forma de que este individuo centrara sus habilidades en el control. Con mi actual comprensión de la Fuerza y por el uso que le he dado, he llegado a notar que, de hecho, en ciertos momentos de angustia y desesperación, se podría decir, desde un punto de vista debatible, que mi poder aumenta.

»Teniendo esto en cuenta, la naturaleza del lado oscuro es evidente. Una sobrecarga emocional constante brindará un aparente gran aumento de poder en la Fuerza. Obtenerlo tampoco es difícil, solo cambiar el método de entrenamiento. En lugar de meditar sobre el control, se trata de enfocarse en las emociones y potenciarlas en la Fuerza, alimentándola con ellas. Pero no con el fin de controlar, sino con el expreso propósito de elevarlas sin ningún control.

»En el pasado, había presenciado algo similar en el entrenamiento de animales de pelea, donde se buscaba que mataran sin dudar y sin importarles nada. Ellos no son conscientes de nada, y sus amos solo quieren una pelea decisiva. Si aplicamos esto a un ser consciente, es un destino trágico, pero para un usuario de la Fuerza sería fácil llegar allí. Eso lo comprendí cuando Qui-Gon me informó que a los Jedi se les prohibía el amor, y por la forma en que lo dijo, esa debe ser una de sus reglas más sagradas.

»En ese momento, no conocía a los Sith, y creía que solo tomaban el camino fácil, lavando el cerebro de sus miembros para que obtuvieran un mayor control sobre la Fuerza con facilidad. Pero ahora entiendo que temen al lado oscuro, no quieren lidiar con la posibilidad de que sus miembros caigan en él.

»No estoy de acuerdo con su forma de hacer las cosas. La elección es muy importante para mí, es parte de mi propia responsabilidad, y no considero que negarla sea algo correcto. Además, la ignorancia hace vulnerables a todos sus discípulos, y un Sith podría elegir entre ellos a dedo, lo que crea una ventana para su propia destrucción.

»Aun así, no es la opción más extrema que pudieron tomar. Como mencioné anteriormente, es el camino fácil. Al ver a ese Sith e imaginarme a toda una orden de ellos, puedo visualizar el caos en la galaxia. Comprendería si las personas comunes decidieran exterminar a cualquier individuo sensible a la Fuerza que naciera en esta galaxia. Eso sí serían medidas extremas —concluyó Anakin. Los Maestros Jedi ya le observaban conmocionados desde hacía un rato.

—¿Por qué dices que el poder del lado oscuro es falso? —preguntó Windu después de un minuto. Anakin pensó en la forma de explicarlo de manera sencilla.

—Imaginen a una madre que ve a su hijo siendo aplastado por una viga pesada. En su vida, ha levantado más de cincuenta kilos, y eso con extrema dificultad, pero ahora su hijo está atrapado bajo una columna de quinientos kilos. La madre está enloquecida, no hay razón, solo emoción, pura desesperación.

»En ese estado emocional, ella levanta la columna y saca a su hijo. ¿Milagro? Evidentemente no. Si la columna pesara diez mil kilos en lugar de quinientos, ella no podría moverla. ¿Aumento de poder? Desde un punto de vista debatible, sí. Pero ¿es esa la realidad?

»No —dijo Anakin negando con la cabeza—. La realidad es que su cuerpo siempre tuvo esa capacidad, y con esfuerzo y dedicación, pudo lograr lo mismo en un momento dado, con plena razón y control.

»De hecho, con entrenamiento y dedicación, su cuerpo se fortalecerá y podrá ser capaz de mucho más, sin depender de una sobrecarga emocional.

»Por todo esto, el poder del lado oscuro es falso. No es un camino fácil hacia el poder, todo lo contrario, es un camino hacia la locura absoluta y el autoengaño, que solo limitará tus habilidades al darte la ilusión de un poder que en realidad ya posees.

»Además, el Sith parecía drogado e incapaz de liberarse de este estado. Supongo que, al igual que cualquier adicto, sería necesario golpearlo fuertemente para que abandone este camino, y sería un milagro si lograran traerlo de vuelta por su cuenta. Yo no perdería mi tiempo a menos que sea importante para mí —concluyó Anakin.

Los maestros reflexionaron durante unos momentos. Parecía que tenían mucho en qué pensar.

—Reflexionar sobre tus palabras debemos, joven Skywalker —dijo Yoda, despidiéndose de él. Windu asintió y salió detrás, pero Jadle se quedó.

—¿Joven Padawan, pudiste ver cómo fue mi muerte? —preguntó Jadle, y la Fuerza hizo sonar sus alarmas.

Anakin entendió que el encuentro de Jadle con Dooku y Palpatine fue un accidente. Pero si mencionara el asunto, vendrían por él y no sería un accidente. En su estado actual, sería una muerte segura, como la de Qui-Gon.

—Lo siento, Maestra Jadle, no puedo responder esa pregunta por ahora —dijo Anakin. Jadle asintió y también salió de la habitación, que, al ser el héroe de Naboo, era la habitación de Padme.

Anakin volvió a sentarse en la cama. Ahora estaba en el camino Jedi. Su único obstáculo, a pesar de todo el conocimiento que tenía, era el amor que sentía por su madre, y sabía que personas como Dooku y Sidious no dudarían en intentar aprovecharse de eso. Sidious también intentaría influenciarlo con Padme, pero Anakin no la veía de esa manera. Aún no sentía atracción física ni personal por ella, por lo que, mientras se mantuviera alejado del lado oscuro, su vida sería buena.

Por otro lado, Palpatine, aunque ya no contaba con el apoyo de Padme, sería elegido Canciller Supremo en un año. Su ejército de clones y sus planes con los separatistas ya debían estar en marcha, listos para estallar en diez años más. Anakin sabía que ese anciano miserable era tan astuto como él para percibir el peligro y el futuro, pero Anakin tenía más conocimientos en ciertos aspectos oscuros de la Fuerza.

Se rumoreaba que el maestro de Palpatine, Darth Plagueis, conocía algunos de estos poderes, pero Palpatine era un idiota y lo mató antes de que pudiera aprender algo, lo que daba a Anakin una ventaja. Siempre y cuando no se desesperara y esperara su momento, quizás podría derrotar a Palpatine en su propio juego. De lo contrario, podría retirarse sin sufrir pérdidas personales.

Con todos estos pensamientos en mente, Anakin aún tenía asuntos pendientes en esos lugares. Uno de esos asuntos era Maul. Ya le había dicho a Obi-Wan que seguía vivo, pero no sabía qué harían los Jedi al respecto. En cuanto a él, estaba seguro de poder localizar a Maul, pero si lo hacía y Palpatine se enteraba, tendría que decir adiós a este mundo.

Anakin suspiró y se levantó para sacar una caja de herramientas que estaba debajo de su cama y comenzó a examinar uno de los destructores.

Físicamente, este mundo no era diferente al universo de Stargate que Xión visitó, pero la realidad era distinta. Aquí no existía el naquada ni el tridium. Podía hacer algo con el neutronio, pero necesitaba una tecnología para condensarlo que no existía, por lo que era irrelevante.

Además, Anakin no quería utilizar los conocimientos tecnológicos de Xión porque no podría controlarlos y podrían caer en manos de Palpatine, quien los usaría en su contra. La opción de la tecnología solo era viable si Anakin tenía suficiente poder para protegerla. Aun así, al igual que Xión en el universo de Stargate, no planeaba incrementar la tecnología en este mundo, ya que eso solo jugaría en su contra y podría generar desproporciones en cualquier desastre que ocurriera. Si Anakin decidía utilizar tecnología, esta sería únicamente para su beneficio personal, ya que no podría derrotar a Palpatine con tecnología cuando él tenía a toda la galaxia bajo su control.

No obstante, como una ventaja personal y estratégica, la tecnología podía ser utilizada a su favor. Anakin no olvidaba que uno de los principales poderes de Palpatine residía en la tecnología, como el chip neural de los clones y el ejército de droides. Debía encontrar la forma de sabotear esto, pero no podía actuar precipitadamente, ya que esta era una carta que solo podría jugar una vez.