Disclaimer: Todo de oda.

Notas de la autora: He estado muy enferma todos estos días, incluso llegué al punto de no poder levantarme de la cama, pero… peeeero, la mente se mantuvo muy activa y surgieron algunas ideas para capítulos futuros, ustedes se darán cuenta de lo que hablo cuando lean esos caps jeje.

Advertencias: Alusión a la ansiedad.

Canción: Ansiedad-Carla Morrison

Lo que tuvimos que hacer

Capítulo 2: La tormenta que habita en mi

Usopp no lograba entender lo que había sucedido hace casi una hora. No se había atrevido a moverse de ese lugar, de hecho, no tenía la fuerza de hacerlo. El ataque de ansiedad había durado a lo mucho como diez minutos, pero seguía un tanto aturdido. Habían pasado algunas semanas desde el último.

Se levantó del piso y sintió sus extremidades un tanto amortiguadas, después de todo, no era fácil quedarse inmóvil durante tanto tiempo. Miró el reloj del celular y con un poco de frustración notó que ya era más de la una de la tarde, seguramente todos sus compañeros se hubiesen ido ya a sus hogares o estarían reunidos en alguno de los restaurantes que bordeaban el campus antiguo. Lo cierto es que no tenía ganas ni ánimo de hacer nada, solo quería ir a su casa y dormir, pero no podía darse esos lujos… Volvió su mirada hacia el teléfono móvil, lo desbloqueó y un "Zoro Roronoa" escrito en su pantalla le dio la bienvenida.

El joven suspiró tratando de poner sus ideas en orden, y cuando por fin su cuerpo se sintió normal nuevamente, el estómago le gruñó. Usopp decidió que iría a alguno de los restaurantes a comer algo y después de eso trataría de ponerse en contacto con Coby, para que le pasara las notas de ese día y también la tarea, luego vería cómo justificar la falta con el profesor de composición artística.

Salió del campus y apenas puso un pie afuera, su teléfono empezó a sonar. Por un momento, Usopp sintió que su corazón se paralizaba, la mirada del joven que ahora sabía que se llamaba Zoro, se le dibujó en la mente y tuvo miedo ¿Él lo estaba llamando? pero al mirar la pantalla respiró con alivio.

—Kaya… ¿Estás en el campus?... te veo en los sánduches… no, no me pasa nada, solo tengo hambre… Si, sé que no debo saltarme las comidas, por eso voy a ir a comer allá… Si, pizza suena mejor, ¿nos vemos allí?

Usopp colgó el teléfono un poco más calmado. Kaya tenía esa habilidad de calmar a las personas solo con su voz. Confiaba en que llegaría a ser una de las mejores doctoras sobre la faz de la tierra.

Kaya atravesó la puerta de la pizzería que solían frecuentar y miró a Usopp sentado en la mesa de siempre. El muchacho tenía la mirada perdida en algún punto del techo, como si estuviese tratando de encontrarle una explicación a algún suceso.

—Ok, desembucha —dijo la muchacha a manera de saludo. —, algo te está pasando.

Usopp despertó de su letargo para contestar:

—No me pasa nada… en serio —Intentó parecer normal, pero su voz sonaba muy cansada.

—¿Otra vez tienes pesadillas?

—¿Qué? no, para nada. ¿por qué lo dices?

—Te siento distraído, casi siempre tienes un cuaderno a la mano para dibujar o estudiar apuntes. Es raro verte así, sin hacer nada.

Usopp suspiró. Sabía que era imposible mentirle a su amiga, también sabía que ella no lo dejaría en paz hasta que obtuviera una respuesta que la deje tranquila.

—Ya sabes, Perona y sus boberías. Hoy fue especialmente…

—Usopp… eres un muy mal mentiroso —Kaya posó su mano sobre el hombro del muchacho. —. Perona me pidió que te entregue unos apuntes o algo así. No fuiste a clases, ¿verdad?

—¿Perona te pidió que me entregues las copias? pero si ella me odia… Seguramente quería meterme en problemas contigo.

Esta vez fue el turno de Kaya para suspirar.

—Eres muy inteligente para la universidad, pero en verdad te falta muchísima inteligencia social.

—¿Qué quieres decir?

—Ay amigo… aún me sorprende cómo es que sigues vivo, pero no me cambies de tema… ¿qué pasó?

Usopp pensó unos segundos para tratar de poner en orden sus ideas.

—Tuve un ataque de ansiedad. —dijo resignado.

—Ya veo… ¿Cómo te sientes ahora?

—Con mucha hambre.

Kaya sonrió un tanto aliviada.

—¿Quieres pedir la pizza? podemos conversar en lo que nos la traen.

—Claro, ¿Cuál quieres? —Usopp dio un vistazo rápido hacia la pancarta de precios y miró nuevamente a Kaya. —. Hay algunas promociones y nuevos sabores.

—Me sorprende esa habilidad que tienes.

—¿Eh?

—De leer todo lo que hay con un solo vistazo.

—Ahhh… eso —Usopp rió un poco apenado. —. Creo que son defectos que a uno se le pegan después de pasar toda una vida leyendo.

—No es un defecto, es algo muy útil de hecho.

—No importa. ¿Qué pedimos?

—No te hagas lío, pide lo de siempre.

Usopp asintió y se levantó del asiento para ir hacia la caja. Tras ordenar una pizza hawaiana mediana con pan de ajo como extra y un par de gaseosas, se sentó nuevamente a la mesa con el ticket en la mano.

—Mira, sé lo que me vas a preguntar, pero para serte sincero, la verdad es que no tengo idea de que fue lo que pasó para que se me disparara el ataque.

—Estabas en clases, ¿no?, quizás sucedió algo allí para ponerte en ese estado.

—No lo sé… Hoy dibujé mi primer desnudo.

—¿Crees que haya sido eso?, ¿Cómo te sentiste?

—Bien, la clase fue normal, terminé el cuadro y lo fui a dejar en la bodega, y pues el chico al que dibujé me dijo que quería ver el cuadro y le dije que no estaba terminado. Después de eso, estalló la ansiedad.

Esta vez no fue del todo sincero con su amiga, omitió la parte en donde el joven le había pedido su número y que muy probablemente lo llamaría el viernes, también le ocultó el hecho de que su corazón se había acelerado con su sola presencia.

—¿Y quién era el chico?

—Un alumno de la facultad de educación física. —Trató de restarle importancia.

—Bueno, ahí lo tienes, quizás te puso nervioso el indicarle tu arte a un completo desconocido.

—Si… debió ser eso… creo.

En ese momento llegó el camarero con las gaseosas y la porción de pan de ajo.

—Gracias. —dijeron al unísono.

—Pero no entiendo. Eres un muy buen artista y generalmente te gusta alardear… No, hay algo que no me cuadra.

—Kaya, no te estoy mintiendo.

—Lo sé… y eso es lo que me preocupa.

—Ok… el pobre muchacho se veía asustado. —Franky caminaba junto a Zoro tratando de entender lo que había sucedido.

—Ajá. —Zoro trataba de caminar mucho más rápido para tratar de perder a su impertinente amigo.

—Le quitaste el celular, le anotaste tu número y te fuiste.

—No, primero marqué a mi teléfono para tener el de él y luego me fui. —Zoro exhaló aire un poco molesto.

— Ok ok… pero además no sabes cómo se llama el pobre…

—Maldición Franky, ya te dije que no… ¿Vas a dejarme en paz?

—No sé cómo carajos planeas ligar con… ¿Cómo le vamos a llamar hasta saber su nombre?

—¿Y yo qué sé? Igual, no te hagas muchas ilusiones, quizás no debamos nombrarlo más hasta después del viernes, total, sólo es una apuesta.

—Eso lo dices ahora, pero ya veremos luego.

—¿Por qué tanto empeño en buscarme pareja?

—Estoy harto de que traigas a cada desconocido a casa, tenemos un departamento, no un motel.

—Yo creo que estás celoso de mis amantes, ¿Estás seguro que no quieres ser mi novio? —Zoro decidió bromear un poco al no poder refutar a su amigo.

—¿Quién quiere ser novio de un hombreriego como tú?

Los dos jóvenes soltaron una carcajada.

—¿Sabes? Mejor voy a concentrarme en estudiar para los exámenes de la siguiente semana, y tú puedes empezar lavando mi ropa de entrenamiento.

—¡Hey! eso es hacer trampa.

—Cumplí con la primera parte de la apuesta, así que te tendrás que ir acostumbrando a esto en lo que llega el viernes.

—Entonces, ¿Hoy no vas a salir de fiesta?

—Pues no… posar desnudo frente a los de arte no me salvará demasiadas materias, así que, es lo que hay.

Los dos jóvenes entraron al departamento que compartían al tiempo que Franky refunfuñaba por tener que lavar la ropa de su amigo, pero admitía que por un lado se sentía feliz, sólo rogaba que el joven de la mañana pudiera alejar a Zoro de la mala vida a la que se estaba desviando últimamente, aunque en realidad, sonaba un tanto cruel el utilizar a un inocente para… Franky decidió que no lo pensaría demasiado.

Usopp dejó a Kaya en la puerta de su casa, como lo hacía siempre que regresaban juntos. Se despidió de ella con un beso en la mejilla y se dirigió a la casa de enfrente. Abrió la puerta de su casa y entró sintiendo el silencio habitual de su morada. A veces le desesperaba esa quietud, pues se quedaba a solas con sus pensamientos, que por lo general, tendían a volverse caóticos.

Fue al cuarto de baño. Le urgía sentir el agua caliente sobre su cuerpo, así que llenó la tina. Se paseó desnudo desde su habitación hasta el cuarto de baño mientras pensaba en que ese era uno de los pequeños lujos que podía darse viviendo solo y, tras acomodar la toalla sobre un pequeño gancho junto a la bañera, entró en ella con el único afán de relajarse.

Usopp cerró los ojos tratando de vaciar la mente. Empezó a pensar en jardines de girasoles alumbrados por la luz de verano. Imaginó las luces y sombras del paisaje al igual que los colores del cielo y las flores y, cuando por fin pensó que había encontrado la calma, los ojos profundos de ese desconocido le invadieron la mente. El joven abrió los ojos y se incorporó apresuradamente. Por un momento llegó a pensar en que moriría allí en la bañera, pero después de respirar profundamente y mentalizarse de que no se ahogaría, volvió a recostarse, sumergiendo todo su cuerpo en el agua caliente.

Estaba especialmente sensible ese día. Demasiadas emociones no eran buenas para su pobre corazón. Trataría de volver a su rutina, de restarle importancia a todo lo que lo tenía alerta. Sintió un leve escozor en su brazo izquierdo por el recuerdo de días peores y decidió que no podría seguir de esa manera.

Salió de la habitación con una toalla gris envuelta en su cintura para luego ponerse un buzo de color amarillo suelto y unos pantalones deportivos ó una cesta azul que descansaba sobre el suelo de su habitación y la cargó hacia la parte trasera de su casa en donde se encontraba el cuarto de máquinas. Puso en marcha la lavadora y volvió a la sala.

—Deberé vender esta casa… es muy grande para una sola persona, ¿No lo crees, mamá? —Usopp dirigió su mirada hacia un portarretratos que descansaba sobre la mesita de centro en la cual una mujer de tez blanca y cabello negro le sonreía cálidamente.

Suspiró con un poco de resignación y tristeza al recordar a su madre. Pensó en que si ella pudiera estar allí, solamente lo abrazaría y todo lo malo desaparecería…

Movió la cabeza repetidamente en un intento de apartar todos los pensamientos. No quería volver a estar en ese lugar tan oscuro de su mente, así que decidió que lo mejor sería hacer algunas llamadas para ver si conseguía los apuntes y tareas de la clase que había perdido, pero solamente le bastó desbloquear el celular y recordar que en la memoria del mismo tenía guardado el número de aquel que lo había desestabilizado, nuevamente el estómago le daba un vuelco. Definitivamente algo le pasaba con el tal Zoro Roronoa, y aunque el asunto le asustaba, tenía que admitir que sentía muchísima curiosidad por saber qué sucedería el viernes.

Franky entró a la habitación de Zoro cargando una cesta de ropa limpia.

—Ahí está tu cochinero. —dijo Franky, lanzando la cesta hacia la cama, en donde su compañero leía. —. Aunque no me parece justo, ¿cómo vas a conseguir una cita si ni siquiera sabes el nombre del pobre chico?

—No es necesario saber el nombre de alguien para tener una cita, y lo sabes. —Zoro apartó la vista de su cuaderno para mirar a Franky.

—Y él que te había dibujado muy bonito… ¿así se lo pagas?

—No vas a dejarme en paz, ¿verdad?

—Sabes que no…

—Eres un…

—Ya sabes lo que tienes que hacer si quieres que me vaya.

Zoro depositó el cuaderno sobre la cama y agarró el celular, todo esto haciendo movimientos bruscos. Desbloqueó el teléfono y tecleó un par de palabras rápidamente.

—¿Ves que no era tan difícil? —Franky se acercó para ver qué le había escrito.

—No sé para qué me esfuerzo, ni siquiera va a ver mi mensaje, estoy seguro.

—Pues ya lo leyó.

Usopp se encontraba en la mesa del comedor, mirando algunos papeles mientras trataba de compaginar la información con el cuaderno que tenía a un lado.

—¿Por qué no me avisaron que mañana hay prueba de composición? —pensó en voz alta mientras miraba la hora en su teléfono celular. —.No voy a alcanzar a terminar los deberes y estudiar.

"Por favor, Coby, mándame el capítulo 3 en pdf, sólo me hace falta ese para tener todo el libro."

Escribió Usopp en la aplicación de mensajes y soltó el teléfono para volver a poner su concentración en los documentos, la cual duró muy poco. El móvil hizo un pitido que anunciaba la llegada de un nuevo mensaje.

—¡Por fin! —Agarró nuevamente el teléfono con la esperanza de encontrar el archivo en la aplicación, abrió el mensaje casi sin prestar atención a la pantalla, pero cuando se dispuso a descargar el archivo, se encontró con un "qué tal?" proveniente de un chat nuevo.

Al principio, no logró entender lo que estaba pasando hasta que miró el destinatario del mensaje: Zoro Roronoa.

El corazón le dio un vuelco y una sensación extraña se alojó en la base de su estómago. Quiso gritar por algún motivo que no terminaba de entender, pero solo pudo abrir la boca para no olvidar que tenía que respirar.

—¿Qué le contesto? —habló con el aire y agarró con fuerza el celular, a continuación empezaría a escribir y borrar el mensaje hasta encontrar una respuesta.

"Hola!"

—No, no… eso no.

"Qué tal?"

—Tampoco, él escribió eso.

"Quién eres?"

—Ay no… si él te guardó el número, no seas baboso.

Entre que no podía decidirse por un mensaje y la presión que le generaba verlo "en línea", terminó pulsando mal las teclas y enviando un mensaje con la letra "Q". Usopp, al ver el símbolo azul que indicaba que el mensaje se había leído, terminó enviándole un "Cómo estás?".

"Bien

Tú?"

"Bien… estoy estudiando para una prueba que tengo mañana."

"Yo empiezo los exámenes la siguiente semana"

Usopp no supo qué más responder. ¿Qué se supone que debería contestar a eso?

—Ya dejó de contestar… te dije que era un asunto perdido, ahora por tu culpa se va a arruinar la salida del viernes, todo era un complot para no tener que pagarme, ¿no? —reprochó Zoro.

—Estás haciendo las cosas mal. ¿Así coqueteas? No me sorprende que…

—Cuidado con lo que vas a decir. Ayúdame a pensar en algo para escribirle.

—No sé, confirma que se van a ver el viernes.

"Por cierto

Todavía sigue en pie lo del dibujo?"

"Si… mañana voy a tratar de terminarlo y puedo enseñártelo el viernes después de presentarlo."

"Nos vemos en la puerta de tu facultad el viernes? Tú dime la hora."

"Mejor en la puerta principal del campus. Termino clases a las 12."

"Entonces nos vemos a las 12:10, para que tengas tiempo de llegar."

Por alguna razón, este último mensaje le sacó una sonrisa a Usopp.

"Claro. Te veo ahí entonces."

"Por cierto, con todo esto, no pude preguntar tu nombre. O al menos dime cómo te gusta que te digan."

"Me llamo Usopp."

"Entonces te guardo con ese nombre. Nos vemos el viernes."

"Hasta el viernes."

—Devuélveme el celular pedazo de imbécil, si no quieres que te…

—Ya, mira, ahí está. —Franky dejó de correr por toda la habitación tratando de esquivar a Zoro y depositó el teléfono sobre la cama.

—Yo no escribo así, se va a dar cuenta de que no fui yo. —dijo Zoro mientras leía la conversación.

—Apenas te conoce, no se va a dar cuenta.

—Así que a las 12:10.

—Ajá, y no llegues tarde.

Franky salió de la habitación para ir a ocuparse de sus propios asuntos, mientras Zoro se quedó mirando la conversación en la pantalla.

—Te llamas Usopp, ¿no? —dijo mirando la foto de perfil del muchacho y fue la primera vez en la que pudo fijarse en sus facciones:

La tez morena resaltaba en un paisaje verde, quizás se tratara de un parque o un jardín. Los cabellos negros y rizados se escondían bajo un sombrero beige, notó también la extraña forma de la nariz del muchacho, que era un tanto alargada y delgada. Por último se fijó en los labios gruesos que se arqueaban hacia arriba formando una sonrisa cálida.

—Definitivamente, no eres mi tipo.

Continuará

Hola gente bonita ¿Qué tal les pareció este capítulo? Sí, sé que quizás todo empiece a parecer un poco lento al inicio, pero en verdad hay muchísimas cosas que quiero contar y que ayudan a crear todo lo que va a ser el universo de esta historia (Más adelante me entenderán), solo espero que no sea mucha información que recordar en el futuro.

Ya saben que la mejor manera de apoyar este tipo de proyectos es dejando un comentario, pero si quieres ir un poquito más allá, puedes seguirme en mis redes, estoy como "Chisheccid Fanfics" tanto en facebook como en tiktok, por allá les subo chismecito de mi vida diaria y les hago adelantos de los proyectos que vienen en camino y muchas cosas más.

Nos leemos el 21 de diciembre (Espero para el siguiente año poder hacer un especial de navidad, que sí, este fic va a tener muchísimos capítulos)