Disclaimer: Oda, muchísimas gracias por darnos este tesoro llamado One Piece.
…
Notas de la autora: Me costó muchísimo escribir este capítulo por toda la carga emocional que tiene. Solo quiero recordarles que si están pasando por cualquier tipo de situación, traten de buscar ayuda.
Agradecimientos: A Andy, que fue la principal inspiración para la escena de la casi pelea en la discoteca.
Advertencias: Ataques de ansiedad, autolesión.
Canción: 1-800-273-8255 - Logic y Juanes con Alessia Cara y Khalid
…
Lo que tuvimos que hacer
Capítulo 8: On the low
A Zoro le tomó más de un minuto darse cuenta de que no se encontraba en su habitación, algo no tan común porque solía llevar a sus amantes al departamento, pero tampoco era como si despertar en otros lugares fuera algo demasiado extraño. Lo segundo en lo que pudo reparar, fue que estaba vestido de pies a cabeza, con excepción de sus zapatillas. Definitivamente eso no era normal. Se incorporó en la cama para sentir que el mundo le daba vueltas. Instintivamente se llevó la mano derecha a la frente y descubrió una gasa pegada con esparadrapo en un costado de la misma.
—¿Pero qué carajos? —susurró tratando de poner sus ideas en orden.
Apenas podía recordar lo que había sucedido la noche anterior. Sólo sabía que había visto a Law, luego recordó estar besando a alguien en el baño del bar y después un puñetazo a la pared. Miró su puño derecho y descubrió que también llevaba curaciones en el dorso del mismo, un moratón un tanto extraño bordeaba el anillo desgastado y sintió remordimiento.
Examinó la habitación para encontrar alguna pista acerca de lo que no recordaba y sobre la mesita de noche encontró un vaso con agua mineral y un par de pastillas junto a una nota que decía "tómalas, te harán bien". Por un momento desconfió del líquido y de las píldoras, pero tras pensarlo durante algunos segundos, decidió que no podían ser peligrosas, después de todo, si hubieran querido hacerle daño ya lo hubieran hecho cuando estaba inconsciente.
Mientras terminaba la bebida siguió investigando. En una de las paredes encontró un cuadro de tamaño medio en donde podía verse a un barco de madera que llevaba en la proa una cabeza de ¿oveja?
—Ok, esto es extraño.
No pudo seguir con sus cavilaciones, pues el sonido de la puerta tratando de ser abierta, lo alertó.
—¿Ya despertaste? —Un rostro moreno apareció poco a poco por detrás de la madera clara. La voz, sin duda alguna, se le hacía conocida.
—¿Usopp?
—Si ¿Puedo pasar?
—Adelante.
El joven entró a la habitación cargando una pequeña bandeja. Zoro examinó rápidamente lo que Usopp llevaba y pudo notar un par de platos y una taza de café negro. Se apresuró a ir al encuentro de su amigo y recibió la bandeja con ambas manos mientras el olor de los huevos revueltos calientes le llegaba a la nariz. No pudo evitar salivar un poco al tiempo que su estómago resentía la falta de alimento.
—No te hubieras molestado. Estoy bien. —Una sensación cálida se alojó en su pecho y no pudo evitar sonreír ampliamente.
Usopp también sonrió.
—Pues ayer no lo parecía. —Miró instintivamente a la gasa que la noche anterior le había colocado después de desinfectar la herida.
—¿Tú hiciste esto?
—Si… No recuerdas nada, ¿verdad?
Zoro negó con la cabeza.
—Recuerdo muy pocas cosas…
Usopp suspiró.
—Vamos al comedor a desayunar, te contaré todo lo que sé.
—Soy un imbécil. —Zoro apoyó los codos sobre la mesa y se tapó la cara con ambas manos.
—Franky se escuchaba triste. ¿Qué pasó? No me quiso contar mucho, dijo que no era un buen tema para hablarlo por teléfono.
—Ya sabes, uno se pone sonso cuando bebe y dice cosas sin pensar y hace cosas que lastiman a los demás. ¿No te ha pasado?
Usopp pareció sumirse en sus propios pensamientos durante un par de segundos y luego regresó a la normalidad.
—No lo sé, nunca he bebido. —Tomó un poco de café.
—No puedes estar hablando en serio. ¿No bebiste con tus amigos del cole o en la universidad? He escuchado que los de arte…
—Sé de la reputación que tenemos los de arte, pero no… Yo no.
—Vaya, eso es muy extraño.
—Supongo que nunca me llamó la atención, y bueno… Tampoco tuve la oportunidad. —Usopp se inquietó un poco.
—Me imagino. —Zoro no pudo evitar recordar lo que Usopp le había contado con respecto a su madre. No iba a indagar más en el asunto.
—Casi lo olvido, debes tener sed, he escuchado que uno se deshidrata mucho cuando bebe alcohol. —El muchacho se puso de pie y fue hasta el refrigerador. Sacó un gatorade rojo y se lo llevó a Zoro.
—Wow, el gatorade rojo es mi favorito.
—Lo sé, siempre estás tomando uno de estos, así que…
—Espera, espera… El desayuno en la cama y luego recuerdas mi bebida favorita. A este paso no me extrañaría que termine enamorándome de ti. —Zoro soltó una carcajada.
—¿Hablas en serio? —Usopp lo miró con los ojos bien abiertos mientras una sensación un tanto extraña se alojaba en la base de su estómago.
—Lo siento, a veces se me olvida que… No me hagas caso, es un chiste interno que tengo con mis amigos, me gusta molestarlos con eso.
—No entiendo. —Usopp sentía que el corazón se le iba a salir del pecho.
—No sé cómo explicarte. A Franky muchas veces le he propuesto que sea mi amante, pero es de broma, porque es mi amigo y sé que no es de verdad. A mis otros amigos también les coqueteo pero de broma. No sé… Tendrías que estar en mi grupo para entender.
—Ya veo, así que era solo eso —Por alguna razón, sonó un tanto decepcionado. —. ¿Juegas mucho con el tema?
—No era mi intención incomodarte.
—¡No es eso! —casi gritó. —. Solo no me lo esperaba.
El ambiente se tornó un tanto extraño. Algo definitivamente estaba sucediendo, pero ni Zoro y mucho menos Usopp podían darse cuenta de eso, al menos no de manera consciente.
—Tengo una idea —dijo Zoro de pronto haciendo desaparecer el silencio que se había instalado. —. ¿Te gustaría ir conmigo y con Franky a beber un día de estos?
Usopp meditó un poco, y a pesar de que nunca se había interesado en esos asuntos, una creciente curiosidad empezaba a invadirlo.
—¿Estás seguro?
—¿Por qué no? Será divertido, además, no tendrás que preocuparte por nada, Franky y yo estaremos cuidándote por si algo llegase a salir mal.
Usopp, que para ese entonces había olvidado la raíz del asunto, se alarmó.
—Pero… ¿Franky estará bien con eso?
—No te preocupes. Yo me encargo de solucionar este asunto —suspiró. —. Sé que voy a tener que pasar por un muy buen castigo, pero el enojo se le va a pasar.
El moreno no entendía exactamente cómo funcionaba la amistad entre Zoro y Franky. Muchas veces los había visto insultarse por la más mínima cosa, pero al mismo tiempo se daba cuenta que detrás de las palabras malsonantes que se dedicaban a diario se escondía un sentimiento de cariño y respeto mutuo.
—Si tú lo dices…
—Entonces, ¿vamos?
—Mi madre me advirtió sobre las personas como tú… Me dijo que rechazara todo tipo de tentación pero…
—¿Pero?
—Tengo mucha curiosidad. —Usopp sonrió ampliamente.
Zoro se vio contagiado por la sonrisa de su amigo y en un acto reflejo le palmeó la cabeza. Usopp cerró los ojos ante el contacto.
El tiempo parecía haberse congelado en ese gesto tan trivial y los dos muchachos hubiesen podido quedarse así por lo que restaba de la mañana, pero el timbre del teléfono celular de Usopp interrumpió el momento.
—Es Perona —suspiró largamente antes de contestar. —. No esperaba que me llames tan temprano, pensé que seguirías en el avión… Ya veo… No, no me pasa nada, solo estoy un poco cansado, ayer me quedé leyendo un libro hasta tarde y… Bueno si, sabes cómo es eso… ¿Hablamos luego? Voy a ducharme… Adiós.
—¿Problemas en el paraíso? —preguntó Zoro con la ceja levantada al notar los rizos húmedos del moreno. —. Creo que nunca te había escuchado mentir.
—No me vayas a delatar, por favor. Es solo que…
—No te gusta Perona, ¿verdad?
—No sé si me gusta o no.
—Amigo, amigo, amigo… El solo hecho de que te preguntes si te gusta o no ya es un indicio de que no te gusta. ¿Por qué no le dices la verdad?
—La lastimaría mucho…
—Creo que si sigues así, van a terminar lastimados los dos.
—Es lo mismo que me dijo mi… —Usopp se detuvo antes de mencionar a Robin. ¿por qué hablar con Zoro siempre lo hacía decir cosas de más? —Es lo mismo que me dijo Kaya.
—Creo que deberías hacerle caso a tu amiga… Volviendo al tema. Franky regresa a la ciudad el miércoles. ¿Te parece bien salir el jueves? así tendrás días de sobra para recuperarte de la resaca.
…
Usopp no dejaba de jugar con sus manos, incluso se había provocado una pequeña herida junto a la uña de su dedo índice. Estaba tentado a regresar a su hogar y dejar atrás todo el asunto de la salida con Zoro y Franky. ¿Por qué había aceptado? Si, la curiosidad lo había movido en primer lugar, pero conforme los días pasaron, la emoción inicial se había ido disolviendo. Maldijo su incapacidad de decir que no, pero por otro lado, siempre podía escapar. Empezó a montar dentro de su cabeza una serie de historias que se sobreponían unas con otras. Lo primero sería tratar de inventar una mentira creíble, pero al mismo tiempo se mortificaba al pensar en que quizás Zoro y Franky se enojarían con él y nunca más volvieran a invitarlo a salir, también pensaba en que tendría que esconderse por si lo veían, pero por otro lado un sentimiento de remordimiento intenso se alojaba en la base de su estómago.
—¡Usopp! por aquí. —Una voz familiar lo sacó de sus maquinaciones mentales y sin poder llevar a cabo su plan de regresar a casa y decirle a Zoro alguna mentira, decidió que lo mejor sería terminar de una buena vez por todas con el asunto. Se acercó a él y notó que Franky también se encontraba allí.
—Hola. —dijo mientras apretaba sus manos ignorando el puño que Franky le extendía.
—Eres un manojo de nervios, ¿Estás seguro de querer hacer esto? —Franky, perceptivo como él solo, notó la intranquilidad del muchacho.
Una solución se le presentaba tan fácilmente, pero al ver que la sonrisa de Zoro empezaba a desdibujarse, decidió seguir adelante.
—Estoy bien, solo estoy un poco nervioso… ¿A dónde vamos?
Si estar fuera de la plaza lo tenía nervioso, entrar a la discoteca fue muchísimo peor. Las luces, la música y el calor lo desconcertaron a niveles que desconocía. Cada ruido nuevo lo hacía voltear hacia los lados y el roce de la gente empezaba a incomodarlo. El trayecto para encontrar un lugar en el que sentarse había sido confuso y doloroso, así que cuando logró arrimar su espalda contra el espaldar de un gran sillón rojo, soltó todo el aire que estaba conteniendo. Nuevamente pensó en que lo mejor sería huir del lugar sin mirar atrás, pero la sola idea de lo que pudiera pasar después lo detuvo.
—Si la estás pasando mal, podemos irnos. —Zoro apretó el hombro de Usopp, evidentemente preocupado.
—Solo necesito un poco de agua. — El muchacho agarró su cabeza con ambas manos.
—Voy por ella. —Franky se levantó del sillón.
—¿Estás seguro?
Usopp volvió a asentir. Con un movimiento lento pudo alzar la cabeza y miró a Zoro, pero antes de que pudiera decir nada, Franky llegó cargando una botella.
—Muchas gracias —Recibió el agua y empezó a beber un tanto apresurado. —¿Lo ves? estoy mejor ahora.
Zoro lo miró con un poco de preocupación, pero decidió confiar en su amigo. Tras algunos minutos, Usopp fue relajándose de a poco y las cervezas que Franky pidió llegaron.
El primer sorbo fue amargo, pero a pesar de su sabor penetrante, Usopp pudo sentir que el gas y la temperatura helada de la bebida empezaban a relajarlo. Dio un nuevo sorbo, esta vez un poco más largo que el anterior, no tuvo que esperar demasiado para sentir su cabeza un poco más ligera. La euforia poco a poco fue apoderándose de él y los pensamientos intrusivos se fueron desvaneciendo.
Pronto se encontró riendo animadamente junto a sus dos amigos que no dejaban de hacerle preguntas sobre su accidentada vida amorosa.
—Déjame entender esto. Kaya y tú eran novios, ¿no? —preguntó Franky mientras lo miraba incrédulo.
—Si —Asintió con la cabeza mientras terminaba su quinto vaso de cerveza. —, pero era muy raro. Es como mi hermana y… No se sentía bien. —el efecto del licor empezaba a notarse en la manera en la que arrastraba las palabras.
—¿Cuánto tiempo duraron? —preguntó Zoro mientras le volvía a llenar el vaso.
—Cinco meses, dos semanas y un día. —Usopp dio un nuevo trago.
—Eso es demasiado preciso.
—¿Y alguna vez lo hicieron? —Franky se acercó a él para escuchar la respuesta.
Usopp escupió el alcohol y empezó a toser.
—¡No seas tan vulgar! —reclamó Zoro.
—No te hagas el santo, sé que también quieres saber.
—Una vez — dijo entre riéndose y todavía siendo víctima de la tos. —. Una vez lo intentamos, pero no pudimos… ¡Que se sentía mal! —repitió alzando las manos, dando a entender que era algo obvio. —. Además, no me agrada mucho el contacto físico.
—Ok, ok, ya entendimos. —Zoro palmeó la espalda de Usopp quien se recostó en su hombro para corresponder el gesto, algo que para Franky no pasó desapercibido.
—¿Qué hay de Perona?
—Necesito ir al baño. —Ni Zoro ni Franky supieron si solamente quería evadir la pregunta o en verdad necesitaba ir, pero sus dudas fueron resueltas en cuanto el moreno se puso de pie y volvió a sentarse llevándose las manos a la cabeza.
—El piso me da vueltas. —rió divertido mientras tomaba su cabeza.
—Si vas solo te vas a partir la boca. —dijo Zoro mientras lo tomaba del brazo y lo ayudaba a ponerse de pie. —Franky, te encargo las cosas.
Usopp logró ponerse en pie utilizando como punto de apoyo el hombro de Zoro y empezaron a caminar hacia el otro extremo del lugar. La discoteca estaba abarrotada y era un tanto difícil sortear a las personas, sin embargo estaban logrando llegar a su destino sin más incidentes que algunos tropezones, hasta que con muy mala suerte chocaron contra la espalda de un joven alto y bastante fornido haciendo que derrame su bebida.
—¿Qué te pasa imbécil? —dijo dando la vuelta para encararlos. —¿Estás ciego o eres discapacitado?
Zoro estuvo tentado a responderle de mala manera, pero pensó en el pobre de su amigo, no merecía tener una fea experiencia en su primera salida y decidió arreglar las cosas de manera pacífica.
—Lo siento, mi amigo ya está un poco mal y…
—¿Y a mí qué mierdas me cuentas? Vas a hacerte responsable de mi camisa que cuesta más de cien dólares, de mi whisky y de…
A Zoro muy pocas cosas llegaban a molestarle, pero definitivamente había situaciones y personas que no estaba dispuesto a soportar, y gente arrogante como el que tenía enfrente lograban sacarlo de sus casillas inmediatamente.
—Apártate o…
—¿ O qué, pedazo de imbécil? —El tipo empujó a Zoro con ambas manos y esa fue la gota que derramó el vaso.
Una pelea estaba a punto de iniciar, pero como si se tratase de un superhéroe, llegó Franky para detener a Zoro.
—Bro, no vale la pena… —La gente empezaba a acumularse alrededor de ellos al tiempo que los guardias se acercaban para detener la trifulca.
Zoro respiró profundo.
—Tienes suerte de que el maltrato animal sea un delito, que si no…
Una carcajada sentida y sonora abandonó los labios de Usopp y Zoro se relajó por completo. El tipejo estuvo a punto de atacar, pero los guardias llegaron a detener el pleito.
Pasado el episodio, los tres amigos se limitaron a disfrutar de lo que quedaba de la noche hasta que el mesero llegó con un cóctel azul adornado con una cereza.
…
Usopp definitivamente se veía mucho más perjudicado que sus dos amigos. Ya no podía articular bien las palabras y seguía tarareando la última canción que habían escuchado en la discoteca mientras Franky y Zoro lo llevaban casi arrastrando a la calle.
—Creo que debemos llevarlo al departamento. —dijo Franky mientras buscaba un taxi con la mirada.
—Concuerdo. Su casa está muy lejos y… No creí que se emborracharía tanto con algunas cervezas y un cocktel.
—Era vodka casi puro —reclamó su amigo. —. ¿En serio no pensaste que era demasiado para su primera borrachera? Te pasaste con lo del juego de la cereza.
—No me regañes, ¿si?
Franky suspiró.
La llegada al hogar no fue tan caótica como pensaron, de hecho, ayudó mucho que Usopp se hubiese quedado dormido en el taxi. Los dos muchachos lograron subir al tercero por las gradas con facilidad debido al entrenamiento riguroso con pesas y por fin lograron depositarlo sobre la cama de Zoro.
—Voy a dormir. ¿Podrás encargarte de él? —preguntó Franky.
—He lidiado con cosas peores. —Zoro sonrió de medio lado.
—Si necesitas algo, llámame.
El joven asintió dándole las gracias y pensó que le debía una disculpa mucho más grande que la que le había dado por teléfono, quizás lo invitaría a comer al día siguiente. Zoro miró a Usopp dormir boca arriba, estirado a lo largo y ancho de la cama y recordó los eventos de la anterior semana. Le debía a Usopp los mismos cuidados que él le habría proporcionado cuando se encontraba igual que él o peor.
Le pareció que Usopp no estaría muy cómodo durmiendo con el hoodie y pensó que sería una buena idea prestarle algo más acorde a la situación. Después de elegir una camiseta de algodón de mangas largas se dispuso a ayudar a su amigo a medio desvestirse. Haciendo uso de su fuerza, logró sentarlo en la cama y con la habilidad que había adquirido con sus amantes, despojó al moreno de la prenda.
En ese momento, Zoro deseó con todas sus fuerzas haber apagado la luz. No pudo evitar notar las cicatrices que el muchacho portaba a lo largo de ambos brazos y un dolor punzante se alojó en su pecho. ¿Por qué? fue la pregunta que se hizo, pero no tuvo tiempo de seguir pensando, pues Usopp despertaba sobresaltado.
—Lo siento, no vi nada —Zoro soltó al muchacho y desvió la mirada esperando algún tipo de reclamo, sin embargo, lo único que pudo escuchar fue la respiración agitada de su amigo. —. ¿Estás bien?
El panorama delante suyo no fue nada agradable de ver. Usopp, con los ojos perdidos en algún punto de la habitación se sostenía el pecho con fuerza mientras trataba de respirar. El pánico inicial se convirtió en preocupación y lo primero en lo que pudo pensar fue en llevarlo al baño para hacerle vomitar. Tomó a Usopp del brazo sintiendo los surcos de las viejas heridas.
—Vamos, esto te va a ayudar.
Pero el muchacho no respondió, en vez de eso se dejó caer hacia la cama con fuerza. Zoro sabía que la situación podía tornarse peligrosa y estaba decidido a ir en búsqueda de Franky para que lo ayudara, pero fue cuestión de que intentara levantarse de la cama para que la mano de Usopp lo alcanzara.
—Me quiero morir… me quiero morir… me quiero morir. —repitió mientras las lágrimas empezaban a fluir.
Zoro no lo pensó demasiado y abrazó a Usopp con fuerza.
—No digas eso… No sé por lo que has pasado, pero te aseguro que la vida es maravillosa y...
—No puedo más… No hay nada… No hay nadie en mi casa… —Cada frase llegaba acompañada de un ligero lloriqueo y algunos gemidos.
—Yo estoy aquí, Usopp… Yo estoy aquí, me tienes a mí.
Lo que era un lloriqueo, pronto se convirtió en llanto. Usopp se abrazó a Zoro, quien tomó la decisión de subirse a la cama para acoger de mejor manera el abrazo, no tenía intenciones de dejarlo solo en ese estado.
—No me dejes… no me dejes… — repetía el muchacho mientras buscaba refugiarse en el cuerpo del otro.
Zoro se sentó detrás de Usopp con las piernas abiertas y recostó al muchacho sobre su pecho de tal manera que pudiera abrazarlo. Usopp se aferró al contacto casi desesperado mientras seguía murmurando algunas frases que Zoro no podía descifrar del todo.
—No quiero seguir aquí. —Usopp rasgaba con sus uñas la piel de sus brazos mientras seguía llorando y Zoro trató desesperadamente de detener a su amigo. Estuvo tentado a llamar a Franky, pero sintió que no sería justo exponer a Usopp de esa manera.
Decidió que primero trataría de calmarlo a pesar de que no sabía realmente lo que le estaba sucediendo y para lograrlo, lo único que se le ocurrió fue agarrar los brazos del chico con fuerza, en ese momento pudo notar que había logrado hacerse algunas heridas.
—Vas a hacerte más daño si sigues así.
Usopp empezó a forcejear tratando de soltarse del agarre de Zoro. Fueron varios minutos en esa situación hasta que el muchacho por fin dejó de luchar, el llanto también se fue apaciguando... Silencio total.
—¿Te sientes mejor?
Usopp no respondió.
Zoro no se atrevía a romper el contacto así que lo contuvo en ese abrazo incluso cuando los primeros rayos del sol aparecieron. Una puerta al otro extremo del pequeño departamento chirrió levemente y tras algunos segundos apareció Franky.
—¿Todo bie… —No pudo terminar la frase al encontrarlos en la misma postura en la que habían pasado toda la noche.
Zoro movió la cabeza de manera negativa. No era un buen momento para hablar.
Continuará
Estoy llorando…
Me dolió mucho escribir este capítulo. Me derrumbé en cuanto el ataque de ansiedad de Usopp dio inicio a pesar de que esta escena estaba planificada desde que empecé a escribir este fic.
No es la primera vez que en mis escritos Zoro ayuda a Usopp en uno de sus ataques, así que la imagen de él protegiéndolo es algo que me destroza y reconforta a partes iguales, de hecho, tengo una ilustración de una de esas veces y estoy pensando seriamente en hacer una nueva ilustración para este capítulo (Y así se me juntan las escenas que quiero dibujar).
Y eso es todo por hoy.
Si llegaron hasta este punto, díganme, ¿qué les está pareciendo la historia? Sé que esto puede desviarse a rincones muy oscuros, pero prometo que las cosas van a mejorar eventualmente.
Recuerden que tengo Facebook, tiktok y twitter, "Chisheccid fanfics" en cada una de mis redes. Por allá les cuento chismecito de mi vida diaria (facebook), mis avances de escritura (Twitter) y recomendaciones y resúmenes de fanfics (tiktok).
Nos vemos en un siguiente capítulo.
