Disclaimer: Oda, por favor, perdóname por lo que estoy haciendo.
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Notas de la autora: ¡Por fin llegamos a este capítulo! (Empieza a rodar por el piso, va hasta las escaleras y cae en picada vomitando arcoiris y unicornios de colores). Estoy muy emocionada porque la canción correspondiente a este capítulo fue la que me hizo pensar que podría armar todo un soundtrack para este fic y he pasado fantaseando con esto desde que empecé a escribir.
Canción: Just being friendly-Tilly birds feat MILLI (Aunque recomiendo muchísimo la versión de Nunew Chawarin)
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Lo que tuvimos que hacer
Capítulo 17: Solo amigos ¿verdad?
—¿Cómo me queda este pantalón? —Zoro salió del probador vistiendo un calentador rojo con ribetes blancos al costado.
—Creo que te va mejor el primero que te probaste. —Usopp lo observaba desde una silla ubicada fuera de los vestidores.
—¿Tú crees?
—Si, combina bastante con el color de tu piel.
Zoro tuvo que entrar al vestidor de inmediato para no revelar su reciente rubor ante el halago de Usopp y lo primero que vio, fue su reflejo en el espejo que le devolvía una mirada llena de incertidumbre. La imagen que se le presentaba era de un hombre fuerte y valiente, pero en su interior se encontraba un torbellino de emociones difíciles de controlar. Toda la emoción que implicaba pasar tiempo con Usopp, se mezclaba con una creciente culpa por haberse enamorado de él.
Se preguntaba cómo había llegado a este punto, cómo sus sentimientos habían evolucionado a algo más complicado y confuso. Aunque deseaba con todas sus fuerzas negar lo que sentía, la verdad era que cada vez que estaba cerca de Usopp, su corazón latía desbocado y su mente se llenaba de pensamientos y fantasías que sabía que eran peligrosas.
La ira también lo atacaba de tanto en tanto. Se enfadaba consigo mismo por permitir que sus emociones se descontrolaran de esa manera. Se reprochaba por caer en la trampa del amor una vez más, sabiendo que solo le traería dolor y complicaciones. Sin embargo, las constantes sonrisas que Usopp le dedicaba no le facilitaban la tarea. Era verlo reír y olvidarse de todo lo demás. ¿Qué tan fuerte era lo que sentía? Y nuevamente las ganas de abrazarlo lo invadían por completo y a pesar de que los primeros días había aguantado como un campeón la tentación de tocarlo, al cabo de un mes no le quedó de otra más que rendirse ante el muchacho. Cualquier excusa era buena para acercarse a él, e incluso para acariciarle torpemente los cabellos rizados o llegar a ese abrazo tan anhelado.
—Zoro, mira esto —La voz de Usopp interrumpió sus pensamientos. —. Creo que se te vería muy bien—La mano del moreno se infiltró por entre la puerta del probador llevando una camisa de color anaranjado entre sus dedos. —. ¿Te la pruebas?
Zoro tomó la prenda sin decir una sola palabra para luego colgarla de uno de los percheros ubicados dentro del probador, se sentó en el pequeño taburete en donde tenía acumulados los otros pantalones que se había probado y se llevó las manos a la cabeza sin dejar de preguntarse el por qué de las acciones de Usopp.
¿No se supone que es heterosexual? entonces ¿Por qué tenía todas esas atenciones con él?
Quizás solamente estaba confundiendo las cosas, quizás Usopp era esa clase de amigo que vive al pendiente de los demás y ya, pero los recuerdos nuevamente invadían su cabeza.
"—Y ahora ¿A dónde vas?
—Usopp me pidió que le acompañe a ver unas pinturas para su próximo proyecto, de paso voy a comprar un nuevo pantalón.
—¿Vas a llegar a dormir?
—Ya es tarde, así que supongo que no.
—Entonces cierro la puerta con seguro. Por cierto, ten esto. —Franky le lanzó una pequeña cajita negra con realces en rojo que Zoro atrapó en el aire.
—¿Qué es esto? — Abrió las manos solo para encontrarse con una caja de preservativos. —. Oye, ¿qué te pasa? —Lanzó la caja con toda la intención de darle en la cara a su amigo, cosa que resultó un fracaso ya que Franky logró esquivar el ataque.
—No lo sé, pensé que lo ibas a necesitar. Como últimamente ustedes dos…
—No seas idiota. Usopp es hétero.
—Solo digo…
—Franky… Ya deja eso, él no siente nada por mi.
—Déjame hacerte un par de preguntas: ¿Qué clase de amigo envía mensajes de buenos días, buenas noches, ya comiste? y más importante aún, ¿Cómo explicas que no quiera despegarse de ti ni un momento?
—Eso lo hace cualquier amigo.
—Soy tu mejor amigo y no hago esas ridiculeces.
—Pues eres un muy mal amigo."
Zoro suspiró y sacó su celular del bolsillo. Desbloqueó la pantalla, abrió el chat con Usopp solamente para comprobar lo que le había dicho Franky esa tarde, y mientras deslizaba el dedo por la pantalla, Zoro sintió que su corazón se apretaba. No podía negar que las acciones de Usopp iban más allá de una simple amistad. Era evidente que había algo más profundo y significativo entre ellos, aunque Zoro trataba por todos los medios negar lo que era más que evidente.
—¿Estás bien? —La voz de Usopp le llegó desde el otro lado de la puerta.
—Me entretuve escribiéndole a Franky, ya salgo.
—¿Qué dice?
—Me preguntaba si voy a llegar a dormir y…
—Si quieres, puedes quedarte en mi casa, de paso aprovechamos a comer en el "Baratie" , te gustó mucho la comida de ahí, ¿no?
"Si tan solo supieras que no voy seguido al Baratie solo por la comida." pensó mientras guardaba el teléfono en su bolsillo..
—Entonces le digo que eche el seguro.
Caminaron juntos por las avenidas que poco a poco se iban abarrotando de gente y puestos de comida callejera. El sonido estridente de la ciudad ayudaba a Zoro a ahogar sus propios pensamientos y se limitó a disfrutar del calor que el hombro de Usopp junto al suyo le transmitía.
Cuando por fin llegaron al restaurante, el sol ya se había ocultado y unas pequeñas gotas de lluvia empezaban a caer. Instintivamente, Zoro se quitó la chompa para cubrir al otro, evitando así que se mojara y Usopp se acercó mucho más a él. Uno de los meseros abrió la puerta de vidrio del lugar para permitirles el paso y los dos jóvenes entraron al establecimiento, donde una atmósfera acogedora y cálida los recibió.
—¡Bienvenidos de nuevo! ¿Van a comer lo de siempre? —preguntó el mesero, con un tono amistoso.
Zoro y Usopp intercambiaron una mirada cómplice y asintieron al unísono.
—Sí, lo de siempre está perfecto —respondió Usopp, dejando escapar una leve sonrisa.
El mesero los guió hacia su mesa habitual, ubicada cerca de la ventana. Las luces tenues y las velas que adornaban cada mesa creaban un ambiente romántico y acogedor.
Zoro se sentó frente a Usopp y notó cómo el brillo en sus ojos se intensificaba bajo la luz gotas de lluvia se hicieron más intensas y producían un sonido relajante al chocar contra los cristales, entremezclándose con la suave música que fluía de los altavoces. La mano de Usopp descansaba sobre la mesa, y Zoro sintió la tentación de tomarla.. Movió sus dedos temblorosos, dudando si dar el siguiente paso. El ritmo de su corazón empezó a acelerarse y un nudo en su garganta amenazaba con dejarlo sin aire.
El momento era adecuado. Era como si el universo estuviera tramando a su favor, alineando todos los elementos necesarios para que diera un paso adelante. Justo cuando Zoro finalmente se decidió a tomar la mano de su amigo, la música se detuvo de manera brusca para ser reemplazada por el sonido del televisor.
La atención de Usopp se dirigió hacia la pantalla en la que se mostraban las noticias más recientes y un escalofrío recorrió la espalda de Zoro, presintiendo que lo que iba a escuchar no sería algo agradable.
La imagen de una joven con una mirada triste y vulnerable apareció en la pantalla. Era una chica trans, víctima de un acto de violencia. El reportero relató los detalles del incidente, resaltando la gravedad de la situación y la necesidad de actuar para combatir la discriminación y la violencia hacia las personas de la comunidad LGBTIQ+
—No entiendo —dijo Usopp mientras su rostro se fruncía en una expresión de dolor. —. ¿Por qué la gente hace esto?
—Porque existe gente ignorante —replicó Zoro mientras tomaba la mano de Usopp con delicadeza. —. Lo peor es que esto va a seguir sucediendo si las leyes no cambian.
—¿No tienes miedo?
—No, porque ya estoy preparado para afrontarlo o para evitarlo… Además, ¿Crees que alguien se atreva a meterse conmigo?
—No quiero que te pase nada.
Zoro apretó la mano del moreno con firmeza.
—No me va a pasar nada.
—Supongo que estos temas les deben afectar mucho ¿no? —interrumpió el mesero que llevaba las bebidas. —. Tomando en cuenta que son una pareja adorable.
Usopp apartó la mano y agarró la botella de gaseosa con prisa.
—No somos pareja. —aclaró Zoro. A pesar de la decepción que le provocaban sus palabras, se mantuvo firme, como si no le afectara.
—Lamento la confusión. —Una sonrisa de medio lado se dibujó en los labios del mesero. —. Entonces, ustedes dos son…
—Amigos, somos amigos. —Se apresuró a aclarar Usopp.
—¡Sanji! Deja de molestar a los clientes. —Un señor de aspecto duro pero voz amable se acercó a la mesa para depositar los platos. —. Disculpen a mi empleado, al parecer todavía no sabe comportarse. —Palmeó firmemente el hombro del joven.
—Buenas noches, Zeff —saludó Usopp mientras dejaba la botella a un lado de la mesa. —. No se preocupe, no nos molesta. —Aún guardaba un poco de la impresión que el comentario de Sanji le había provocado.
—En ese caso, por favor acepten una pequeña cortesía. Que disfruten su comida.
Tanto el chef como el mesero se alejaron con dirección a la cocina, dejándolos solos nuevamente y la música volvió a sonar después de un par de minutos. Zoro lamentó la inoportuna aparición del mesero y pensó que debería buscar otra excusa para volver a tomar la mano de Usopp, misma que ya no estaba a la vista. Seguramente estaría tronándose los dedos o buscando desesperadamente algún pellejito que arrancar.
—¿Estás bien? —Zoro buscó la mirada de su amigo.
—No lo sé…
—Sabes que puedes decirme cualquier cosa.
—¿Te puedo hacer una pregunta? —Usopp alzó la vista y sin esperar una respuesta, empezó a hablar. —. No sé mucho del tema, pero quiero aprender. Cuando decías que las leyes deberían cambiar…
—Es algo complicado. En resumen, no tenemos los mismos derechos que una persona supuestamente normal. Tampoco es que sepa tanto, pero sé que hay algo mal con las leyes y el gobierno y esas cosas…
—¿Tú quieres casarte?
A pesar del vuelco que dio su corazón y el vértigo que experimentó, Zoro se mantuvo impasible.
—No entiendo qué tiene que ver lo uno con lo otro.
—Vi en las noticias todo el asunto del matrimonio igualitario y… No sé, me pareció un tema interesante. No supe cómo más preguntar.
Zoro exhaló mientras cerraba los ojos, buscando esa calma que desde hace minutos había perdido. ¿Por qué Usopp lograba ponerlo así de nervioso?
—Creo que no he pensado mucho en eso —Zoro abrió los ojos y se encontró con la mirada expectante de Usopp. Una mezcla de emociones se agitaba en su interior, pero decidió ser honesto. —. Si te soy sincero, nunca lo consideré una posibilidad para mí, porque bueno… tú sabes —Pensó mejor en las palabras que utilizaría a continuación, no quería decirle que se había dedicado a putear desde que tuvo edad suficiente para salir a bares, porque aunque sabía que Usopp estaba consciente de su manera de ser, no quería manchar aún más su reputación. —. ¿Qué hay de ti?
—Creo que en mi caso es igual. Creo que estuve más preocupado por mi madre, sus medicinas y luego por mi depresión que… No se, nunca pensé siquiera en que llegaría a la edad para poder casarme.
—Entonces no está en tus planes.
—No dije eso… —Usopp hizo rodar un brócoli de un lado del plato al otro con el tenedor. —. Pienso que sería algo muy lindo con la persona adecuada y… —No sabía cómo hilar sus ideas, de hecho, no sabía siquiera lo que quería decir y le costaba seguir hablando. — ¿Sabes? olvídalo. No sé en lo que estoy pensando. —Cortó un trozo de pescado para llevárselo a la boca y acto seguido su expresión cambió completamente.. —. No sé por qué dejé de venir aquí… Es el mejor pescado a la plancha que existe sobre la faz de la tierra.
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Zoro lo miró fascinado. Muy pocas cosas lograban captar su atención de esa manera, pero allí estaba, admirando cada gesto de Usopp como si fuese el ser humano más precioso sobre el planeta. Los ojos de Zoro reflejaban un amor y cariño indescriptibles mientras seguía cada movimiento de Usopp. Para Zoro, todo lo demás dejó de tener importancia. La música, la lluvia de afuera e incluso las voces de los nuevos comensales se desvanecieron casi por completo y cuando por fin se decidió a hacer un nuevo acercamiento, el sonido molesto de un teléfono vibrando sobre la mesa destruyó el ambiente.
Usopp alzó el teléfono móvil para observar la pantalla, y su semblante experimentó un cambio drástico. Un atisbo de molestia y resignación se entrelazaron en su rostro.
—¿Qué pasó? —preguntó Zoro con voz suave.
Usopp guardó su teléfono y suspiró antes de responder.
—Es Perona, me mandó un mensaje diciendo que está llegando a mi casa. Necesita hablar conmigo. Ha estado un poco rara conmigo desde la fiesta.—Volvió a suspirar mientras soltaba el tenedor.
Zoro se paralizó por breves segundos al recordar la situación en la que Perona los había encontrado ese día y tuvo miedo.
…
Usopp caminaba nervioso de regreso a casa. ¿De qué querría hablar Perona? Por un momento se reprochó el hecho de no haber podido convencer a Zoro que lo acompañe, pero su amigo había sido firme en su decisión, según él, era necesario que pudieran hablar a solas. Tomó aire tratando de despejar su mente mientras caminaba en dirección a su hogar, en donde Perona ya lo esperaba.
—Hola ¿Todo bien? —Usopp se inclinó hacia adelante con toda la intención de besar a Perona en la mejilla, pero la joven solamente se echó para atrás, evitando el contacto.
—Necesitamos hablar.
—Claro ¿Te parece si entramos?
Perona asintió levemente mientras seguía a Usopp hacia el interior de la casa. Se sentaron en el sillón y guardaron silencio por unos instantes, dejando que el ambiente se tornara mucho más tenso.
—¿Me quieres? —pronunció con la voz entrecortada.
—Perona…
—Responde. ¿Me quieres?
—Somos novios, ¿no?
La joven asintió, y a pesar de la sonrisa que trataba de darle a Usopp, sus grandes ojos lilas se veían tristes.
—Ni siquiera puedes decirlo.
—No entiendo qué está pasando.
—Siento que te estoy perdiendo. Cada vez pasas más tiempo con tus amigos y cuando estás conmigo, pasas pendiente del teléfono.
Usopp se frotó la sien.
—Lo siento… Te prometo que…
—¿Cuánto tiempo vas a seguir mintiendo? Lo sé, Usopp. Lo sé todo.
—Perona… Debes explicármelo mejor, porque en serio estoy perdido.
—¿Estás seguro que no entiendes nada? Desde que Zoro llegó a tu vida…
—No metas a Zoro en esto —Usopp alzó un poco la voz para luego arrepentirse. —. Lo siento, no quise.
—¿Qué sientes por mí?
—Ya te lo dije.
—No me has dicho nada —La voz de Perona empezó a cargarse de desesperación. —. ¿Qué sientes por él?
—¿Qué tiene que ver él en todo esto?.
—No quieras verme la cara de estúpida. Los he visto ¿Crees que no me doy cuenta? La manera en la que ustedes se ven a los ojos, la forma en la que sonríes cuando él está cerca. No puedes negar que hay algo más entre ustedes dos. —Esta vez fue el turno de Perona para alzar la voz.
Usopp se levantó bruscamente del sillón y empezó a hablar a los gritos.
—¡Basta, Perona! estás exagerando. ¿Qué buscas de todo esto?
—Quiero que me digas la verdad. ¿Qué hay entre Zoro y tú? —Perona no se quedó atrás.
—No hay nada, solamente somos amigos.
—¿Quieres seguir con nuestra relación?
—Claro que sí.
—Entonces debes dejar de ver a Zoro.
El silencio llenó la habitación mientras la voz de Perona hacía eco en todo el lugar. Usopp se veía visiblemente turbado por las palabras de la muchacha tratando de negar lo que sentía, aferrándose a la idea de que solo eran suposiciones infundadas. Sin embargo, la mirada de Perona era inquebrantable, y eso comenzaba a hacer mella en él.
—No puedes hacerme elegir entre Zoro y tú. Son dos cosas completamente diferentes. Tú eres mi novia, y él es mi amigo. No deberíamos estar teniendo esta discusión —respondió Usopp con agitación. Empezaba a hiperventilar.
Perona se acercó a él con el rostro empapado en lágrimas y buscó un abrazo, sin embargo, Usopp no correspondió el gesto.
—¿Por qué te cuesta tanto darme abrazos? ¿Por qué me niegas besos?
Usopp se apresuró rodear la cintura de la muchacha con sus brazos.
—No es que no quiera… Sólo me cuesta un poco, soy muy torpe en estos asuntos y…
—No puedes abrazarme a mi, que soy tu novia, pero si a Zoro que según tú solo es un amigo.
—Es diferente… —Usopp sentía que su convicción se hacía cada vez más débil.
—Ese día… en la fiesta. Vi lo que estaban haciendo. —Tragó saliva tratando de deshacer el nudo que le subía por la garganta.
—Ya te dije que no recuerdo nada. ¿Puedes ser más clara?
—Ustedes se iban a besar. —Unas gruesas lágrimas se precipitaron por las mejillas de la joven y un leve gimoteo se hizo presente.
Usopp sintió cómo su corazón se apretaba al escuchar esas palabras. Los flashazos de recuerdos se agolparon en su mente, como piezas de un rompecabezas que empezaban a encajar.
—Perona, lo siento. No sé qué decir —murmuró Usopp, sintiendo cómo sus manos se aflojaban alrededor de la cintura de Perona.
Ella apartó su mirada, tratando de controlar el llanto.
—Siempre negando todo, Usopp. No puedes seguir evitando la realidad. Te vi… vi cómo lo mirabas. Y tú... tú estabas dispuesto a besarlo. ¿Cómo esperas que me sienta? ¿Cómo puedes decirme que no es nada?
Usopp se sintió abrumado por la tormenta de emociones que lo envolvía. Quería explicarse, quería encontrar las palabras adecuadas, pero sentía que las ideas se enredaban en su mente.
—No sé qué decirte. No puedo explicarlo. No quiero lastimarte, te lo juro. Solo…
Perona soltó un sollozo y se apartó de Usopp, retrocediendo unos pasos.
—Creo que lo mejor sería que nos tomemos un tiempo… Tú necesitas pensar en lo que realmente sientes y yo debo replantearme si voy a seguir soportando todo esto.
A pesar del dolor que Usopp experimentaba al ver a Perona en ese estado, una especie de calma se alojó en su pecho. Como si la jaula invisible en la que no sabía que estaba encerrado se hubiera abierto de repente y podía disfrutar de una libertad que nunca anheló, pero que necesitaba con urgencia.
—Perona…
—Hablaremos después de terminar exámenes —dijo con sequedad. —, no quiero estar con el corazón roto mientras estudio.
La joven dio la vuelta y salió dando grandes pasos. Usopp pudo distinguir a Coby afuera, que lo miró con tristeza, pero al mismo tiempo con compasión.
Continuará
No sé qué le pasa a mi mente que un capítulo empieza todo tranquilo y luego mis personajes se despapayan y terminan sucediendo cosas como esta. Que sí, que esta pelea del final estaba planeada, pero no me imaginé que iba a ser tan pronto.
Siento que todos los capítulos que vienen van a ser muy movidos y en serio, estoy tratando de llegar ya a algunas partes, pero necesito resolver mil cosas todavía.
¿Qué les pareció este capítulo? Tenía ganas de hacerme unas palomitas de maíz y sentarme a ver el chismecito jaja. Sufrí mucho con Perona, pero también por Usopp. Que sí, en primer lugar él no debió entrar en esta relación si no estaba seguro de lo que sentía, pero tampoco es como que no aprecie a Perona de alguna manera, así que también lo entiendo.
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Nos vemos en el próximo capítulo.
