El dia habia llegado. Después de una semana de duro entrenamiento y clases la mar de aburridas, había llegado el momento de cumplir su sueño y convertirse en hokage.

Naruto, el futuro godaime Hokage, se encontró vestido con las túnicas ceremoniales esperando a que llegara el anuncio y tuviera que pararse frente a toda Konoha.

Curiosamente, no fue ese hecho lo que lo llenó de nervios y angustia. No, la posible negativa de la gente a su nombramiento no era lo que más le asustaba. Aunque tenía que reconocer que sí le daba un poco de miedo.

Hiashi Hyuga le dió hasta ese día para que tomara su decisión, e incluso en ese momento, justo antes de cumplir su meta en la vida, no podía por su vida dar una respuesta.

Hiciera lo que hiciera, tomara la decisión que tomara, ambas resultarían en algo tanto bueno como malo. No había opción totalmente acertada. Era como esas malditas situaciones donde solo podías minimizar los daños. Pero los habría.

Si decía que sí, Hinata se salvaría del sello del pájaro enjaulado y podría tener una familia. Sin embargo, renunciaría a su enamorada y si el matrimonio no iba bien, corría el riesgo de vivir en un matrimonio frío y sin amor.

Si decía que no, no tendría que renunciar a su amor por Sakura y la ojiperla no sería obligada a casarse con él. Sin embargo, no había garantías de que la pelirrosa le diera una oportunidad, mucho menos que se enamorase de él, y la pelinegra sería marcada con esa estúpida foca.

Todas las variantes y posibles escenarios atormentaban su mente. Dió gracias a cualquier deidad que estaba allí arriba cuando fue el momento de salir al tejado de la torre hokage.

La multitud estaba mortalmente silenciosa, y no era para menos. Mientras el rubio estaba desconectado de la realidad, los ancianos y Jiraiya habían informado la verdad de su familia a la gente de abajo.

Decir que todos estaban conmocionados al enterarse de que habían estado maltratando al hijo de su mayor héroe y una de las kunoichis más fuertes de la aldea sería una subestimación. No solo habían maltratado y aislado a la progenie del yondaime hokage y su esposa, la habanero de sangre caliente, sino que además el chico era el último Uzumaki que tenían. Estaban jodidos.

Aunque el jinchuriki no prestó atención a todo el discurso de presentación, no lo necesitaba. Fue en su tercer día de entrenamiento que su padrino le había dicho toda la verdad. Decir que el ojiazul estaba molesto era como decir que el sanin sapo era un poco pervertido, una gran subestimación.

El único motivo por el cual no se lanzó contra el peliblanco al enterarse es porque estaba cansado después de estar toda la tarde entrenando con más de 1000 clones de sombra.

Hizo falta una invitación en Ichiraku y que este le prometiera contarle todo sobre sus padres para que lo perdonara. El maestro de espías podría haber jurado esa noche que el estómago del niño era tan grande como el de Gamabunta por todo el ramen que comió. Teuchi estuvo muy feliz de obtener las ganancias de casi un mes en una noche, mientras que el sabio pervertido se fue llorando por todo el dinero que gastó.

El rubio se aclaró la garganta, no tanto para llamar la atención como para evitar que los nervios afectaran sus cuerdas vocales. Aún así, se ganó la atención de todos los civiles que estaban en la calle, junto a los shinobis que también estaban allí y en los edificios.

-Pueblo de Konoha, sé que nuestra historia no fue la mejor - empezó, ganándose la mirada avergonzada y culpable de la mayoría - pero no guardo rencor por eso. Puedo entender vuestro miedo y odio, y puedo asegurar que no lo tendré en cuenta de aquí hacia delante. Sé que soy joven, diablos, soy el primero en pensar que me dieron este puesto varios años antes de tiempo - algunas risas se oyeron entre la multitud - pero eso no quita que daré mi mejor esfuerzo para enorgullecer a todos los que me precedieron y me sucederán, porque a pesar de que me falten años de experiencia y algo de poder, tengo la Voluntad de Fuego que todo hokage debe tener, y protegeré este pueblo con todo lo que tengo, porque yo soy el quinto hokage - dijo poniéndose el sombrero.

Al principio fue todo silencio. Después una persona aplaudiendo, luego otra, y así hasta que la mayoría, si no toda la gente, empezó a aplaudir y celebrar. Su godaime no era alguien que hubieran pensado, pero mostraba ser prometedor, y merecía una oportunidad después de todas las dificultades que había tenido que sufrir desde su nacimiento.

Un suspiro de alivio salió del jinchuriki. Eso había salido bien. Mejor de lo que jamás imaginó a decir verdad. Escuchar a la gente proclamar su nombre, reconociéndolo, no solo como él mismo y no el kyubi, sino también como su hokage, lo hizo feliz. Los protegería, a todos ellos, sin importar el qué.

La mayoría de adultos empezaron a hablar y festejar el comienzo de un nuevo liderazgo. Algunos shinobis se burlaban del resto por lo que estaban pasando, ya que los ninjas que estaban siendo molestados eran de la opinión de que el chico nunca lograría ser hokage.

Ibiki Morino se estaba riendo a carcajadas de la situación, asustando a los que tenía alrededor salvo Anko, la cual estaba curiosa. Le preguntó el motivo de su diversión, y al saber las palabras del gaki en la primera prueba, ella también empezó a reír, haciendo que la gente ya asustada por el jefe de T&I dieran varios pasos hacia atrás.

Los novatos estaban conmocionados. No podían creer que Naruto, el último muerto, fuera hijo de dos de sus más grandes héroes y el nuevo hokage. También estaba su condición de jinchuriki, y agradecían a los cielos que no se hubiera vuelto como Gaara.

Gai y Lee celebraron sobre las llamas de la juventud del rubio. Neji asintió con la cabeza y dijo que se lo merecía. Tenten era mayormente neutral, aunque estaba bastante sorprendida.

Ino, Sakura y Kiba no podían creerlo, siendo los tres muy vocales al respecto y diciendo que era un idiota, para gran molestia de la mayoría que los escuchaba y la desaprobación de sus respectivos senseis.

Shino se mantuvo estoico. Hinata felicitó a su enamorado en su cabeza mientras sonreía suave y felizmente. Shikamaru negó con la cabeza mientras murmuraba problemático; siempre había sospechado quién era el padre de su alborotador compañero de clase.

Choji no tenía una opinión real. Estaba sorprendido y se alegraba por el Uzumaki, pero por lo demás era neutral y estaba felizmente comiendo sus patatas fritas. Los jonins sensei de los equipos 7, 8 y 10 estaban felices por el chico; en especial Kakashi, el cual podía ver a Minato y Kushina en su hijo, y estaba seguro de que ellos estarían orgullosos de él.

Sasuke, aunque por fuera estaba en su forma de ser emo, por dentro ardía de celos. No le importaba el puesto de hokage en sí, pero con él venían ciertos beneficios, como los jutsus más poderosos y destructivos de la aldea.

No sabía cómo lo haría, pero obligaría al dobe a que se los entregara. Necesitaba más poder para matar a su hermano, no ese idiota compañero de equipo que ahora resulta que tiene padres importantes y un clan.

Como si, un clan menor como el Uzumaki nunca podría compararse con el suyo. Los Uchiha son los más fuertes. Dejaría que el tonto disfrutara de su momento de gloria, pero en poco tiempo arreglaría las cosas para que se le entregase todo lo que por derecho le pertenecía.