No me enrollo. Gracias de antemano por leer. Espero que os gusten Moon y los demás. A mi me encantan.
La jarra de cerveza golpeó con fuerza sobre la madera.
Moon Mckenzie, hija de muggles, era alta y corpulenta, de pelo oscuro y rizado, y ojos color Marte.
—Moon, querida —dijo Rose—que después soy yo la que te tiene que llevar hasta la torre de Gryffindor y meterte en la cama.
—Mmmmmh... —dijeron a la vez Scorpius y Yosh al oír la palabra "cama".
—Qué asquerosos que sois —protestó Rose.
—Les va el sexo lésbico —bostezó Minnie, que en ese momento tenía los ojos cerrados y usaba el hombro de Rose como almohada.
—¿Por qué tanta represión, Rosita? —dijo Scorpius inocentemente— No veo nada de asqueroso en el sexo.
—Necesitan ponerse vagina los dos —comentó Minnie—Así pueden tener sexo lésbico entre ellos.
—¿Eso te gustaría? —preguntó Scorpius
—Mucho.
—Voy a fumar —dijo Moon, ajena a la conversación, y se puso en pie.
—Ptss —intervino Yosh— cinco sickles a que se enrrolla con alguien antes de encender el primer cigarrillo.
—Sí, Yosh, me voy a enrrollar contigo...—dijo Moon, y se perdió de vista.
—...En tus sueños —terminó la frase Scorpius —Lo digo por si no ha quedado suficientemente claro.
—¿Qué le pasa a Moon? —preguntó Yosh— ¿Es porque ha suspendido pociones?
—No, Yosh —intervino Rose— Es porque hoy no sirven chupitos gratis. Claro que es por el examen de pociones. Necesita la nota para ser aurora. ¿A dónde vas, Albus?
Yo ya me perdía de vista entre la multitud.
—Se va a fumar él también —comentó Scorpius con una risa.
No había cómo encontrar a Moon entre tanta gente.
El pasillo del primer piso nunca había estado tan desierto. Yo no podía creer que nos fueran a obligar a entrar en clase en un día como aquel.
—¿Crees que los demás estarán bien? —dijo Minnie cuando llegamos al aula de Artimancia, y a mi me tembló todo el cuerpo.
—No lo sé —mentí.
—Dime algo cuando los veas, ¿vale? Estamos aquí al lado en Transformaciones.
—Vale.
"¿Por qué demonios he dicho 'vale'?".
Me despedí de Minnie con un abrazo, y ya no volví a verla hasta después de la Gran Batalla.
—No me había dado cuenta hasta ahora —dije tomando asiento junto a mi amigo Lysander— pero soy el único Gryffindor de esta clase.
—Llevan media hora debatiendo en círculos —me dijo Lysander, poniendo los ojos en blanco.
Debatiendo en círculos si íbamos a luchar en la Gran Batalla o no, aunque nosotros aún no la llamábamos la Gran Batalla.
—Yo creo que tendría que luchar la gente que esté en forma —dijo Sissy Reinhart, de Ravenclaw— En plan, los que juegan al quidditch o los que están en el Club de Duelo.
—¡Si hombre! —protestó Alexander Macmillan, que jugaba al quidditch y estaba en el club de duelo—Y de mientras los demás a evacuarse, ¿no? Pues no me da la gana. Además, yo estoy lesionado.
Entonces habló Roger Wayne, solo para decir que él tenía acceso a la cuenta bancaria de sus padres y pensaba pagar 1000 galeones a quien peleara en su lugar.
—He tenido suficiente—dije, y me levanté.
—¿A dónde cree que va, Potter?
—Disculpe, profesora Adler. Necesito saber si mis amigos están bien.
"Y necesito salir de aquí cuanto antes". Tanto egoísmo me hacía acordar de mi propio egoísmo, y eso me hacía sentir muy mal.
En Runas Antiguas, el panorama era muy distinto. La profesora Brönn estaba dando un discurso motivador. Al verme llegar, Moon se levantó de un salto y corrió hacia mi. Me estrujó entre sus brazos, y me preguntó:
—¿Dónde está Rose?
Yo me mordí el labio.
—No... Nos... Nos separamos. Scorpius... Quiso volver.
—¡¿QUÉ?!
—Eso mismo dije yo. Ha vuelto a Londres a salvar a su familia.
—¡Eso es trabajo de los aurores! Al, tenemos que hacer algo. Tenemos que avisar a la profesora Mc-
Y entonces explotó todo. Metafóricamente hablando, claro. No es que quedara mucho en Hogwarts por explotar. Oímos un ruido ensordecedor, y sentimos que el mundo se venía abajo.
—¡ES LA ALARMA! —rugió la profesora Brönn, y todos los alumnos se pusieron en pie— Las arañas han destruido La Barrera.
—¡Si os importa Hogwarts! —dijo Moon subiéndose a un pupitre y alzando su varita— Esta es la hora. Si no, id a evacuaros con los niños de primero.
—Así se habla— dijo orgullosa la profesora Brönn.
Y yo ya iba a evacuarme con los niños de primero, pero Moon me agarró del brazo fuertemente.
—¿Has visto a Rose? ¿Minnie? ¿Yosh? Yosh tendría que estar en esta clase.
—A Yosh no lo he visto. Minnie está en Transformaciones.
—¿Y Rose? Está contigo en Artimancia, ¿no?
Se me hizo un nudo en el estómago otra vez.
—No, Moon... No la he visto en todo el día.
—Pues ven conmigo. Voy a dirigir un escuadrón al tercer piso. Si te quedas a mi lado, sobrevivirás. Y si aparecen Scorpius Rose o Yosh y están heridos, quiero que te los lleves al punto de evacuación.
—¿Que es...?
—Un lavabo que hay al final de pasillo.
—Fantástico.
Y nosotros no lo sabíamos, pero el aspecto de Hogwarts, visto desde fuera, era ya lamentable. Lo que antes había sido un castillo se había reducido a un pequeño edificio de piedra agrietada. El agua de la tormenta empezaba a colarse por las grietas. Las gotas de lluvia repiquetaban y repiqueteaban, y donde más ruido hacían era sobre el metal de un millón de cuerpos de ocho patas, que salían del bosque prohibido y estaban creando un círculo alrededor del castillo.
Y espero que no os haya aburrido. En el próximo hay más acción. Es que había mucho por contar y por establecer. Pronto sabremos qué fue de los demás amigos de Albus...
