XXXII – Cruda realidad

–¿Está embarazada?

El ambiente de la estancia era gélido, como si todos hubieran recibido una fuerte bofetada ante aquellas inofensivas palabras. Yukiko mantenía su boca abierta mirando estupefacta a su hijo, que aún seguía sin pronunciar palabra.

El doctor sonrió, colocando en una pizarra luminosa las imágenes de todas aquellas pruebas que le habían realizado, incluida la ecografía… que éste señaló el punto exacto donde se encontraba el feto. Conan frunció el ceño, observando aquella mancha blanca.

–Aquí está el responsable –rodeaba aquella forma tan extraña –. Las demás pruebas han sido positivas, tanto físicamente como mentalmente está perfecta.

–¿Entonces? –Jodie intentaba asimilar todo aquello –. ¿El problema es el feto?

El hombre sonrió, negando con la cabeza, le hacía mucha gracia las caras de los visitantes de aquella joven.

–El problema en sí no es el feto –explicaba tranquilamente, sin palabras difíciles ni con vocabulario medico –. No sé qué tipo de incidente tuvo la chica… por su estado parece como si su cerebro hubiera tenido una sobrecarga o un shock bastante peligroso, pero su cuerpo le dio preferencia al bebé –repasaba los datos y su estado ileso –. El cuerpo es bastante sabio, tenemos que dejarle hacer.

–Pero… –Conan tragó saliva, Shiho no era tan estúpida para hacer esas cosas sin ningún tipo de protección y más con quien era su pareja –. Ella usaba…

–¿Protección? –sonrió al ver como un niño tan pequeño podía saber tanto de ese tema, Yukiko atizó al pequeño una suave patada oculta tras Jodie –. Bueno pequeño por lo visto –ahora miraba a las dos mujeres adultas –, ella tomaba anticonceptivos pero, con seguridad, tomó otra medicación que anuló a la primera. Ni os imagináis la de casos que hay por ese error, no será ni la primera ni la última.

Conan apretó los dientes, junto con sus manos.

¿Otra medicación? Ella no tomaba nada… Aparte de la Apoptixina o el antídoto.

¿Y si fue una de esas dos cosas aún latente en su cuerpo, atacando al extraño invasor?

Esa maldita droga era demasiado poderosa. Joder, maldita sea.

–¿Y cuándo despertará? –la voz de Jodie hizo que el pequeño volviera en sí, alzando la vista hasta los tres adultos –. No se lo tome como algo personal pero lleva así un mes y no me pienso ir hasta que no sepa una fecha concreta.

–Bueno… –les volvía a dar la espalda, mirando las fotografías junto con las hojas de sus pruebas de reflejos y respuesta –.Cuando su cuerpo se sienta preparado, que no haya peligro para continuar el ciclo con ella despierta, repartiendo la energía.

–Un embarazo dura nueve meses –remarcó, haciendo que él doctor mirase de nuevo los apuntes –. Puede pasar mucho tiempo.

–Sus pruebas de reflejos no dicen mucho a su favor, no detecta demasiado bien lo de su alrededor –intentaba buscar una solución, pero sin dar mucha esperanza –, su realidad, si hubiera una manera lenta para que reaccionara a esos estímulos podría despertarse.

–¿Qué tipo de estímulos? –la esperanza aparecía después de tanto tiempo en la mirada del pequeño detective –. ¿Auditivo? ¿Táctil?

–Claro, eso haría que poco a poco volviera a la realidad y no en ese profundo sueño que la protege de cualquier daño psicológico que pueda dañarle tanto a ella como a su feto.

Yukiko sonrió, a la vez que su hijo, Jodie era la que permanecía seria.

–¡¿Por qué no lo visteis antes?!

–¿El qué?

–¡Qué estaba embarazada!

Ambas personas intentaron calmar a la agente del FBI bajo la mirada incrédula del doctor, una enfermera se asomó alarmada por los gritos, sin saber si participar en esa tensa conversación.

–Lamento decirle esto pero –mostraba los papeles de la primera vez, firmados abajo con el nombre falso de Akai: Subaru Okiya –, esto ya se sabía con el análisis que se realizó en la primera visita y fue informado al agente superior que llevaba en ese momento el caso.

–No… no puede ser.

–Por el momento hacer esos estímulos, agradables por favor, que no se sienta en peligro en ningún momento porque podría empeorar –advirtió a la joven actriz y su hijo ya que Jodie se cruzaba de brazos, temblando en total shock por aquel último dato –, y si se despertarse intentar decirle lo del embarazo en un ambiente relajado, tranquilo.

–¿Y si no se despierta?

–Se despertará, ella está bien, solo tiene que sentirse preparada para ello –repitió, era increíble como sus palabras relajaban sus peores temores, apagó la pantalla para llevarse todas las pruebas con él.

Jodie apretaba los puños, sin entender como alguien con quien había compartido tanto no había confiado lo suficiente para decírselo. Estaba furiosa, deseaba gritarle pero al verle entrar en la habitación solo logró que empezara a llorar mordiendose el labio .

–¡¿Por qué no me lo dijiste?!

–¿Ah, ya lo sabéis? –cerraba la puerta detrás de sí, dedicando una mirada a cada uno de ellos antes de acercarse al doctor –. Soy Okiya, gracias por la llamada, espero que todo siga correcto como la última vez.

–Ah, sí –aceptó de buen grato el apretón de manos, junto con una leve reverencia –, así que usted es el que pidió el aborto urgente que le fue denegado –recordó la ficha con la que comparó todos los resultados –. ¿Sigue intentando lograr todos los papeles?

–Bueno sus leyes me lo están impidiendo un poco –sonrió, ignorando la mirada de ella y Conan que entendían por fin porque desaparecía tanto de la casa –. Pero los lograré, volveré cuando menos se lo esperen.

–Lo siento señor, pero le diré lo mismo que mi compañero de oficio –se mostraba por una vez serio –. Aquí la únicas personas que pueden decidir en su estado es su familia o su tutor legal, sin ellos no pueden hacer nada.

–Eso ya lo veremos.

El doctor chasqueó la lengua, abriendo la puerta no sin antes pedirles un favor.

–Cuando podáis lleváosla –intentó decirlo de la mejor manera, con voz suave –, quiero que mis pacientes estén bien a salvo de lo que huye esa joven, espero que lo entiendan.

El corazón de Conan latía con fuerza, de terror, ignorando por completo el leve sonido de la puerta al cerrarse dejándoles a todos a solas. Jodie junto con la fuerza de Yukiko empezaban a incorporar el cuerpo de Shiho, que por una vez la veían de forma distinta…

–Está embarazada de Gin… –su pensamiento se escapó entre sus temblorosos labios, la mirada de su madre se bajó, nerviosa, ante aquellas palabras mientras Jodie intentaba ignorar ese macabro hecho –. No puede ser que vaya a ser madre y ese… hombre vaya a ser el padre.

–No lo va a ser mientras yo viva –mostró frialdad, mostrando su fulminante mirada de Shuichi Akai contra el pequeño detective –. ¿Dónde coño estabas esa noche?

–Yo, no… –recordaba su disputa con Ran, Sonoko y todo aquel ruido en aquella fiesta mientras Shiho se escapaba de aquella protección que tanto le prometió –, ese día no fue mi mejor día…

–No me digas chico, te has lucido –recriminó, haciendo que Yukiko fuera a la defensa de su hijo, pero Jodie se lo impidió –, esperemos por tu bien que logremos sacar ese hijo del demonio de su interior –señaló el rostro dormido de ella –. O acabaremos todos mal.