LV – Decisiones

–¡Apártate!

Con un fuerte gesto él mismo apartaba la estudiante que entorpecía su camino; tenía que huir, correr lo más rápido posible para dejar atrás al alto cargo que le perseguía sin cesar. Sin dudarlo giró a la derecha, entrando en un pequeño callejón solitario; si lograse llegar hasta los muelles la victoria sería suya.

El cielo retumbaba, poco a poco, el buen día de la mañana se marchaba… dejando paso a una tormenta primaveral que refrescaría la calles de Beika. Sin reducir el paso miró hacia atrás, la silueta de ese cuervo había desaparecido por completo.

Sonrió, pero todavía más al escuchar como el sonido de una gaviota indicaba que el mar estaba muy cerca de su localización. Sólo debía llegar y esconderse, entre miles de cajas de metal que debían de pasar las aduanas o mejor aún, marcharse a otro país de destino.

–No dejas mucho a la imaginación.

Vodka apareció tras unas de las esquinas, borrando la sonrisa de su víctima al sacar su pistola de la americana, colocándose frente a él; la cacería había terminado.

–V-Vodka –el bajo cargo de la Organización daba dos pasos hacia atrás a la vez que levantaba ambos brazos, instintivamente –. ¿C-cómo?

–¿Cómo he llegado antes? –mantenía su sonrisa, con desdén –. Digamos que en un momento confundiste mi sombra con la de alguien peor, agradece que haya aparecido yo.

–P-Por favor darme una segunda oportunidad, no volveré a fallar.

–Sabes que nunca damos segundas oportunidades –retiraba lentamente el seguro de su arma –, ahí es donde se refugian los que fracasan y no queremos inútiles en nuestra Organización.

–¡Eso no es justo! –aún estando a las puertas de la muerte plantaba cara a su asesino –, ¡a la zorra de Sherry bien que se la habéis dado!

La frente del hombre comenzó a sangrar mientras sus ojos se ponían en blanco, cayendo sin vida frente a un Vodka perplejo; alguien había atacado desde atrás con un disparo limpio, traspasando la bala por todo el cráneo de su víctima de manera veloz para terminar incrustada contra una pared.

–A-Aniki…

El hombre de cabellos plateados ni se inmutó, bajando la pistola que llevaba un silenciador el cual sacaba un hilo de humo, parecía bastante enojado con su compañero.

–Menos hablar y más matar, Vodka.

El cielo volvió a retumbar, con más fuerza que antes, recorriendo el sonido varios kilómetros hasta llegar al lugar donde se encontraba la chica de cabello rojizo, cubriéndola con una ligera lluvia.

Esto no deprimió los ánimos del cachorro blanco, que paseaba agitando la cola en todo momento, haciendo que Shiho sonriera sin soltar la fina correa. Sin rumbo alguno la joven pareja deambulaba sin preocupaciones, mejorando así un poco el estado de ánimo de la joven científica: ¿Cuánto tiempo hacía que no paseaba por la calle tranquilamente?

Sentía como si alguien les estuviese siguiendo desde el principio, mirando de reojo a Bourbon pero éste le respondió guiñándole un ojo, no parecía que él ni la escolta percibieran lo mismo.

¿Entonces eran imaginaciones suyas?

–Bourbon.

–Dime.

–Necesito ir a una farmacia.

–¿Te encuentras mal?

–No –se paró frente al joven, que guardaba las manos en los bolsillos mientras Haro saltaba de felicidad alrededor de ambos –, pero se nota que nunca has convivido con una mujer, sino te importa me gustaría ir a comprar algo que, como sexo femenino, necesito cada mes.

Sonrió al ver, cómo una vez más, lograba que el chico se sonrojara de la vergüenza ante el irónico pero mordaz comentario. Necesitaba confirmar sus peores temores y para ello requeriría comprar en secreto un test de embarazo en la farmacéutica más cercana.

Agradeció que le esperase afuera, junto con los hombres de negro de incognito, sin más preámbulos se acercó a la zona de la higiene femenina sin dejar de mirar de reojo a sus espaldas, por si esa presencia que tanto presentía que la perseguía se encontraba ahora mismo con ella… pero nadie de su alrededor parecía sospechoso/a y no percibía el olor de la Organización.

Ya más segura agarró un par de paquetes de compresas con las cuales ocultaría el test bajo la amable mirada de una dependienta que guardaría su compra con total educación. Tras la gran puerta de cristal observaba cómo Bourbon se rendía ante la incesante lluvia, abriendo el paraguas con dificultad ya que, a su vez, atendía una llamada con un Haro bastante alborotado.

¿Con quién estaba hablando?

Bajó la mirada hacia su tarjeta de débito, acariciándola con cariño. En parte se sentía culpable por haber hablado del político con Bourbon, aunque los gestos de Yukiko indicase que confiara en él no podía quitarse de la cabeza que pudiese acabar como Mezcal… en el futuro tendría que tener más cuidado con lo que hacía u hablaba.

Una vez fuera buscó en el bolso su propio paraguas pero el joven se le adelantó, colocándose muy cerca de ella para cubrirla con el suyo. Sherry parpadeó, sorprendida, ante ese gesto tan educado, alzando su rostro para verle mejor... Tristemente, si lo pensaba, desde que empezó a salir con Gin en el pasado ningún otro hombre se había atrevido a acercarse tanto a ella.

Se movió, incomodada; quería abrir su propio paraguas pero tampoco quería ser maleducada ante Bourbon. Con las manos firmes apretó con fuerza las asas de la bolsa de plástico de la farmacia, esperando que terminara con la conversación mientras Haro olía un pétalo humedecido de Sakura del suelo… finalmente Bourbon colgó la llamada, mirando a Sherry con mirada confusa.

–¿Todo bien?

–¿Por qué no me dijiste que te encontraste con alguien más en el hotel?

Shiho tragó saliva, manteniendo su rostro inescrutable aunque su corazón fuera a mil por hora: ¿Sé estaba refiriendo a su encuentro con Gin? No, no podía ser, durante esa noche cada movimiento que el alto cargo hacía era desde las sombras, era imposible que alguien supiera que estuvo con ella toda la noche.

–No sé a quién te refieres, había muchísima gente en esa fiesta.

–A tu excompañera de laboratorio.

–Ah, ella –se alivió por completo, sintiendo como su musculatura también se relajaba –, a mí también me pilló por sorpresa.

–Al parecer ha ido contactando con el resto de tu antigua plantilla y muchos quieres regresar al estudio de la Apoptixina4869.

–Pensaba que ya estaban con ella.

–Me refiero a que quieren reunirse de nuevo y volver a trabajar a tu lado, en un mismo laboratorio.

–Sabes que eso no está en mis manos, Bourbon.

Éste sonrió, teniendo tan de cerca el rostro de la chica podía comprobar, un día más, lo mucho que se parecía a su madre, incluso el miedo de que otros sufrieran por su culpa… un ángel más en ese infierno de color negro.

–Sí que está en tus manos, para eso me han llamado –omitía la parte en que también le habían dicho que el despacho de Sherry ya estaba limpio de cualquier rastro de sangre –. ¿Quieres volver a tu jaula o bajar al laboratorio de abajo con el resto de tus compañeros que esperan a su investigadora jefe?

–Y-Yo, no lo sé…

–Sherry –cogía una de las manos de la chica –. Si escoges volver a tu despacho, ellos habrán ganado.