Flufftober 14: Comb the hair/Cepillar el cabello.


Yona había terminado exhausta después de todo un día de limpieza en casa, con su pequeño de dos años descubriendo el mundo, el desorden se adueñaba de su departamento en cuestión de segundos.

Después de acostar al niño para su siesta, decidió darse un baño rápidamente. Estaba llena de pintura en todos lados dejándola ligeramente pegajosa; en la tina estuvo a punto de caer dormida debido al agotamiento, más se recordó salir de ahí para esperar a su marido quien no tardaba en volver.

Cuando dieron las siete de la noche, la chica solamente podía cabecear adormilada en el sofá mientras se cubría las piernas con una manta, Hak llegó a casa poco después encontrandola ahí todavía. Tenía el pijama puesto con una toalla alrededor de la cabeza, signo de una ducha seguramente.

Sin hacer ruido se deshizo de los zapatos entrando por fin a la vivienda. Al oir los ligeros pasos acercarse ella abrió los ojos ligeramente encontrándose a su esperado compañero-. Ya volviste -murmuró bajando los pies del sillón para colocarse unas pantuflas.

—Estoy de vuelta —respondió dejando el maletín en la mesita ratona del living— ¿Un día pesado?

—Hoon Jae eligió hacer una obra de arte hoy— bromeó sonriendo mientras depositaba un suave beso en la mejilla masculina— ¿Qué tal el trabajo?

—Todo bien —musitó de vuelta. Repentinamente, Hak cargó a Yona en sus brazos encaminándose hasta el dormitorio, instintivamente ella envolvió los brazos alrededor de su cuello para evitar caerse.

—¿Qué haces? —quiso saber la pelirroja.

—Debes estar cansada.

—Pero...

—Nada de peros —le cortó cualquier intento de protesta depositandola en la cama, posteriormente fué hasta la cajonera para sacar una toalla seca, cuando se dió la vuelta Yona estaba sentada al borde del colchón —¿Hoon Jae está dormido? —preguntó entonces, a pesar de ser una pregunta innecesaria ella asintió para confirmarlo ¿Dónde más estaría su hijo sino en la alcoba de a lado?—. Entonces no tienes que preocuparte por nada más. —Hak se acercó lentamente para sentarse con ella, la pelirroja lo observó con ojos adormilados sintiendo como tiraba de su brazo hasta dejar su cabeza sobre su regazo.

—¿Hak? —No comprendía sus intenciones aún en este punto. Él levantó una mano posando su indice frente sus labios, indicándole que guardara silencio. Ella hizo caso dejando de hablar para ver lo que haría a cambio.

El de ojos azules desenvolvió la toalla que Yona previamente tenía en la cabeza, todo el exceso de agua ya había sido absorbido dejando las suaves hebras rizadas y enredadas. Usando sus dedos como peine, deslizó sus manos entre el pelo húmedo al tiempo que masajeaba su cuero cabelludo en una caricia indescriptiblemente cómoda.

Sin ser consciente se estaba quedando dormida bajo su tierno cuidado; Hak continuó peinando y secando su pelo como si nada más le importara en el mundo.

Fin.