Gales sonríe de lado al ver a Escocia salir detrás de Bélgica como perrito faldero. Luxemburgo y Holanda le miran un poco extrañados.
—Ehm... bueno —vacila Gales, incómodo.
—Esto es un poco raro —comenta Luxemburgo.
—Ya, ya puedo imaginarlo. Especialmente para ustedes, pero... él es bueno con ella, créanme.
—¿Cómo lo sabes? Si acaba de conocerla
—Porque... cuando no es bueno con alguien, se nota. Ustedes, entonces... no viven aquí, solo están de visita cuando los señores no están, suenan a unas buenas vacaciones... si no fuera por el calor.
—En realidad no esperábamos que los señores no estuvieran.
—Aún pienso que eran una pareja... peculiar.
—¿Quienes?
—Spain y Austria. Son, me refiero a... son una pareja peculiar.
—¿Por quoi?
—Son completamente distintos, ¿no creen?
—Bastante, en realidad, aunque no se me hacen una mala mezcla, salvo porque a menudo parecen tener intereses muy distintos.
—Sí, sí... aunque luego esas mezclas distintas salen bien, pero... algo hay en ellos dos que me parece un poco...
—Oui?
—Yo qué sé, y... ¿ustedes están con alguien? Por alguna razón su vida amorosa se me escapa...
Luxemburgo va a contestar a eso, pero Holanda le mete un grito de "¡no empieces!" Antes de empezar siquiera. Gales levanta las cejas.
—Sinceramente, Holanda... puesto así suena mucho muy interesante.
—Bueno, no lo es —frunce el ceño él.
—¿Eso es que no van a contarme el chisme? Venga ya, después de mis historias con France, creo que lo merezco.
—No has terminado de contarlas —comenta Luxemburgo.
—He contado lo suficiente.
—Bueno, yo no te voy a contar —suelta Holanda cruzándose de brazos.
—Quizás tu hermano pueda contarme... —Gales le sonríe a Luxemburgo.
—Solo es que la persona que le interesa tiene... otros intereses. Pasa lo mismo conmigo.
—Ohh... no es France, ¿verdad?
Luxemburgo se encoge de hombros y sonríe de lado porque claro que es Francia.
—Creo que ese es un problema... comunitario —Gales se ríe un poco.
—Probablemente —asiente.
—Sinceramente... Yo pienso que debí haberme dado cuenta antes.
—¿Darte cuenta de qué?
—De que France a quien quiere realmente es a England.
—Angleterre? ¿Tú crees? —levanta las cejas.
—Pues... la verdad, eso creo, sí —asiente—. Y no nos haría daño a todos darnos cuenta de eso antes.
—Angleterre... qué interesante. No pensaba que fuera él.
—¿Quién pensaste que era?
—Belgique, puesto que ha venido a ver como pedirle matrimonio.
—No, no es ella... no digo que no la quiera —vacila Gales un poco y se muerde el labio porque no quiere cambiarlo todo, en realidad—. Pero no, a quien realmente quiere es a England, y no va a casarse con Belgium
—¿Por qué pregunta eso, entonces?
—Alguien, algún día querrá pedirle matrimonio a Belgium... y sabrá cómo hacerlo para que sea perfecto. Y la hará muy feliz.
—¿Alguien algún día?
—Has dicho que te gusta el misterio —Gales se encoge de hombros.
—Oui.
—Pues ahí tienes uno grande como una catedral... pero algún día iré a decirte "te lo dije"
—Excepto porque no me lo has dicho.
—Pues ese es el misterio, quién va a casarse con tu hermana.
—¿Cómo puedes tú saberlo?
—Ese es otro misterio —cejas, cejas.
Luxemburgo levanta una ceja y sonríe de lado haciendo que el galés se sonroje un poquito con esa sonrisa.
—Lleno de misterios, entonces. Gente interesante. ¿Qué es lo que sí puedes contarnos?
—Puedo contarles... hmm... que casi morimos hoy de insolación y que estas ropas no son nuestras.
—Oh... supongo que como casi anfitriones de esto tal vez deberíamos ofreceros algo de ropa limpia un poco mejor.
—Eso sería fantástico, Alba tuvo a bien considerar que sería divertido tirarme al barro...
—Algunos hermanos son más complicados que otros, supongo —mira a Holanda de reojo, que pone los ojos en blanco.
—Ya, ya... y Alba es el más complicado de todos.
—Podría explicarte muchas cosas sobre los míos.
—Puedes explicármelo, pero sospecho que, si hacemos competencia, yo gano.
Luxemburgo se ríe.
—Aunque, insisto, quizás podrías intentarlo... ¿qué te hace él? Parece muy civilizado.
—¿Civilizado?
—¿No lo es?
—Oui... Quiero decir, ¿porque no iba a serlo?
—No conoces a Eire, por ejemplo... él es completamente incivilizado.
—¿Cómo es eso? —le guía, por cierto, al vestidor de España y Austria.
—Pues... gritos, se sube a la mesa, se rasca donde no debe, lo que no debe... Es como un chango amaestrado.
—Ah, entiendo —se ríe—. Espero que no sea algo consanguíneo.
—¿Te lo parece?
—Por ahora no.
—Yo soy el que... salva a la familia
—¿Ah, oui? ¿Y cómo es eso?
—Pues siendo considerablemente más formal que el resto... ¿cómo es que casi nunca te vemos en ningún lado a ti?
—Trabajo mucho.
—Buff... ¿no juegas golf o algo?
—¿Jugar... qué?
—Golf. Oh... ehhh juegas... ¿qué jugábamos?
—¿Qué jugábamos de qué? —pregunta sin entender y le muestra la puerta del vestidor.
—En estos tiempos. Gracias
—¿Cómo... deporte?
—Sí, o como entretenimiento.
—Pues... ¿los juegos de mesa? ¿Cartas y todo eso?
—Ya, ya... ¿algún deporte?
—A mí me gusta el atletismo.
—Ohh... ¿y lo practicas? —le mira de arriba a abajo.
—Oh, no —se ríe—. A veces voy a correr porque me desestresa, pero ¿quién tiene tiempo de nada en estos tiempos?
—Uy... si ahora no hay nada que hacer ni que ver.
—Ah, sí, claro... disculpa —sale del vestidor y se espera en la puerta para darle privacidad.
—Ohh... Thank you. Ehm... ¿qué debo ponerme?
—No lo sé, lo que tú quieras. Que Belgique lo mande a lavar después y ya.
—Ohh... hmmm... —es que las cosas que tienen! No, Escocia, no se va a poner un traje de luces.
—¿Todo bien? —pregunta desde fuera—. Tal vez algo de Autriche te siente bien.
—Yes, yes... es que no tengo idea de que elegir.
—¿Puedo entrar?
—Yes, yes, adelante.
Luxemburgo mete la cabeza un poco y sonríe. Gales se gira a la puerta y sonríe un poco también.
—¿Qué crees que me quede?
—A ver... —le mira de arriba abajo y se acerca a ajustarle un poco la camisa tan grande que lleva.
Gales, que no es que no esté acostumbrado a que le toquen, créanme, Galia lo hace bastante, igualmente traga saliva cuando este chico lo hace.
—Oui, tienes más o menos la misma complexión que Autriche, déjame ver —se gira a ver.
Gales sonríe de lado y asiente un poco, pensando que... quizás no se ha acostado lo bastante con Galia últimamente... o sea es raro este... nerviosismo.
Luxemburgo busca alguna cosa de Austria, una de esas chaquetas largas.
—Vale... eso es considerablemente mejor que lo que traigo.
—¿Pantalones también?
—Eso de hecho lo más importante... considerando el barro, mira.
—A lo mejor el barro está bien donde está —sonríe. El británico sonríe un poco de vuelta, mirándole más atentamente esta vez.
—¿En mis pantalones? ¿Acaso eres tú el "Alba" de tus hermanos? —pregunta sonriendo.
—¿Qué significa eso?
—El... guarro.
—Espero que no —se ríe.
—No tienes la pinta, pero si te gusta el barro en mis piernas.
—Solo digo que con lo que te gusta el misterio, tal vez es un buen misterio.
—En realidad creo que repentinamente no me gusta tanto —se ríe un poco, pensando que... en realidad el chico es guapo.
—Vaya, qué poco dado a la causa —busca unos pantalones y saca unos que son un traje de luces que Romano escondió entre la ropa de Austria para que España no volviera a encontrar nunca por estar distraído hablando sin mirar.
—Ayy... esos pantalones. Deberías ponértelos tú.
Luxemburgo los mira y se ríe.
—No creo que tenga yo culo para esto.
—¿Seguro? A ver, déjame ver...
—¿El culo? ¿O los pantalones?
Gales se sonroja otra vez y es que la verdad... se refería al culo. Luxemburgo se ríe otra vez porque es mono.
—¿Cuela si te digo que no me refería a los pantalones?
Él se gira y se aplana un poco los pantalones para mostrarle. Gales inclina la cabeza y se sonroja un poco más.
—Nada mal...
—Ah, no me adules.
Gales se sonroja aún más y le mira a los ojos.
—Ehm... Yes, eso... ja, atrapado.
—No suelo prestarle dinero a la gente que acabo de conocer por las buenas, pero me caes bien. Venga, cuanto necesitas —le sonríe. Gales se ríe y él sonríe más.
—No necesito dinero propiamente, pero quizás algo de beber.
—Pediré algo mientras te cambias.
—Thank you! —le sonríe.
Y ahí va. Gales... suspira, volviendo a pensar que este muchacho es mono, sonriendo un poco de lado y humedeciéndose los labios antes de quitarse los pantalones y la camisa.
Luxemburgo da un paso atrás para preguntarle que quiere de beber y levanta las cejas.
O sea... ¿¡no se había ido?!
No del todo.
Es que este ni se entera, medio atorado en la camisa, porque los Británicos...
Luxemburgo inclina un poco la cabeza.
Y no, es que... no es Suiza ni Alemania, para nada. De hecho demasiado largo, demasiado flaco, demasiado... escuálido, con alguna cicatriz por ahí de guerras pasadas.
El chico continental sonríe un poco y vuelve a andar.
Tráele un loquesea, va a gustarle.
Le va a traer una copa de vino.
Va a gustarle. Gales está con la ropa puesta mirándose al espejo cuando Luxemburgo vuelve con las copas. Justo mientras el galés se mira el culo porque la puta suerte de mierda.
—Es demasiado larga esa chaqueta para que esa vista sea interesante.
—Yo creo que yo soy demasiado Cymru para que esta vista sea interesante, en general.
—¿Qué es lo que es interesante entonces? —le tiende la copa.
—Siempre he pensado que hablar conmigo es sin duda alguna mucho más interesante que verme.
—Bien, eso se puede hacer —sonríe con eso.
—¿Ves? Ni siquiera tú que pareces tan formal y decente eres capaz de negarlo.
—En realidad... opino que el físico es subjetivo.
—Me lo está diciendo el chico que aseguró hace unos minutos estar enamorado de France —Gales levanta una ceja.
—No estoy enamorado del físico de France.
—¿Estas enamorado del profundo intelecto de France? —sonríe de lado.
—Mon Dieu, non! —vuelve a reírse—. El hombre es culto, no puede negarse, pero no creo que ese sea su atractivo principal.
—¿Y cuál es su atractivo principal?
—Pues su... sensualidad global. No importa en realidad lo que dice si no... como lo hace, todo lo que hay alrededor. Nunca he encontrado a alguien capaz de imitarle.
Gales se humedece los labios.
—No creo que lo encuentres... pero ser sensual si bien es importante... no lo es todo.
—Non? ¿Qué es lo que te atrae a ti como para pedirle matrimonio... tantas veces?
—Estaba... obsesionado —Gales se aclara la garganta—. Seguro de que, con él, solo con él y únicamente con él podía... ser feliz. Y creo que no podía estar más equivocado.
—¿Y qué te llevó a pensar eso?
—Pues... él. Si el maldito demonio tiene toda la gracia del universo.
—Justo a eso me refería —asiente. Gales suspira y se ríe.
—Aun así...
—¿Aja?
—Si yo pudiera... Abofetearme en la cara a mí mismo en esa época en la que... era yo idiota, seguramente habría conseguido ser mucho más feliz.
—Mmmm... No lo sé, creo que las cosas pasadas te hacen llegar a ser quién eres. Tal vez si hubieras abofeteado a tu yo del pasado hubieras conservado un poco más tu dignidad, pero siempre te hubieras arrepentido de no haberlo hecho hasta sentir rencor de ti mismo y... tal vez ahora no serías feliz.
Gales le sonríe porque esa es una forma bastante más amable de ver esto de la que solía tener el mismo y sus hermanos.
—Seguramente siempre habría pensado que... no lo intente lo bastante —suspira —. Al menos ahora puedo contártelo tan tranquilo...
—Eso es. Tal vez deberías estarle más agradecido y menos avergonzado de ese chico que eras —brinda con él. Gales se ríe
—No prometo nada, pero puedo intentarlo. Tú eres... ¿no eres su hermano entonces? ¿Eres su... pariente lejano?
—¿No lo somos todos? —se encoge de hombros y como sea este otro de los niños perdidos de Galia...
Es que justo está temiendo eso porque tiene una sonrisa demasiado bonita y cautivadora.
La verdad, si Bélgica lo es... Vemos que hay un patrón en ti.
—Bueno, entonces... —se quita la copa de los labios y se relame, porque el vino de esta época es... diferente...
Luxemburgo le mira sonriendo un poco con ensoñación para darle pesadillas. Gales se sonroja, esta vez ya no tan "un poco".
—¿Ajá?
—¿E-El día que... tenga razón, me pagarás con... —se relame otra vez—, Una copa?
—¿Que tengas razón en qué?
Gales se aclara la garganta.
—Si lo que quieres son copas gratis... vas a tener que adularme un poco más —bromea.
—Me refiero a tu hermana con... Alba —responde sin pensar.
—¿Con... Alba? Sí he notado que a él le gusta.
—Oh... demonios.
—¿Qué? ¿No es eso?
—Yes, pero... no debía decírtelo.
—¿Por? No sé si a ella le van... los de su tipo, debo advertírtelo.
—Le irá él, créeme. Estoy dispuesto a apostarte... lo que quieras.
—Pareces muy seguro para no...
—¿Para no...?
—Conocerla. ¿Te recuerdo de algún evento? —entrecierra los ojos sin estar seguro.
—Probablemente de alguno... —se ríe—. Aunque veo que no estás del todo seguro de que esto no vaya a pasar como te digo.
—Pues ¿quién sabe? Tú aseguras que Angleterre es el elegido, pero... es que yo los he visto juntos.
—Insisto... apuesta algo.
Levanta la mano pensando y bebe un trago de su vino.
—Me pongo unos pantalones de esos —señala el traje de luces.
—Para su boda.
—¿La de quién?
—La de tu hermana... con Alba.
—Mi hermana me matará si voy en traje de luces a su boda —se ríe.
—Y si tú ganas y se casa con France, y no con Alba... ¿qué quieres?
—Te los pones tú.
—Este trato no expira —Gales le extiende la mano y sonríe.
—¿A qué te refieres? —le toma la mano de vuelta... Gales, van a pasar cuatrocientos años, de veras no va a recordar nada de todo esto para entonces. Especialmente porque no vas a volver a hablarle en este... tono amistoso y cercano en ningún otro momento en ese tiempo.
—A que espero que tengas buena memoria —le sonríe, apretándole la mano
—Solo digo que estáis aquí porque France quiere saber cómo pedirle matrimonio... —se encoge de hombros.
—Ya, bueno... quizás.
—¿Te arrepientes, ahora?
—Nah... lo único que me preocupa es que no te acuerdes —Gales se ríe.
—La verdad... eso es tremendamente posible.
—Aun así, yo sí me voy a acordar.
—Solo si ganas, supongo.
—Bueno, desde luego...
—Conveniente, por supuesto —sonríe. Gales sonríe un poco embobado esta vez.
—Podría... ser amable y recordarte...
—Bien, agradecería eso —asiente.
—Si es qué pasa...
—¿Qué pasa si se casa con alguien más?
—Pierdo.
—¿No era solo con France?
—¿Ves cómo soy bueno contigo?
—No voy a ser yo quien se queje —levanta las manos.
—Para que luego digan que los británicos no tenemos buena voluntad.
—¿Eso dicen? —se ríe en lo que vuelven con los demás.
—El culpable es England.
—¿De todo?
—Prácticamente.
—Podría decirte lo mismo de Hollande —se ríe.
—Ha! ¿No es Belgium la del carácter?
—Oui, pero...
—Es Holland el molesto.
—Un poco.
—Un poco... —repite sonriendo de lado.
—Somos hermanos, al final... supongo que ellos también me consideran bastante molesto.
Gales se ríe.
—Eres tan... —mono, diría...
Luxemburgo le mira, sonriendo de ladito.
—Diplomático.
—¿Por decir que mis hermanos son molestos?
–Por decir que supones que tú eres igual de molesto.
—¿Qué pasa?, ¿que no me crees?
—No he dicho eso, solo... Pero si te pareces molesto...
—Claro, tú piensas que los tuyos lo son más —se ríe un poco.
—¿Que tú? Sin duda, mírate.
—Quoi?
—Tú pareces amable y amigable.
—Lo soy.
—Eso desde ya te hace... o más peligroso...
—¿Cómo podría ser yo más peligroso?
—Siendo amable y amigable y... molesto.
—Suena a que lo dices solo para complacerme —se encoge de hombros.
—Me refiero a que... si eres amable y amigable y en el fondo a son of a bitch... Al menos mis hermanos no son para nada amables y amigables.
Hermano que entra por la puerta, vamos.
Ejem.. lo dicho.
