—¿Entonces... qué decía de ti la prensa cuando ibas con Galia? ¿También ibas con polos como el de ayer o eso es solo porque te afecta la ruptura?
—¿Tanto odiaste mi polo de ayer? —Gales se ríe con esa pregunta
—Nah. No lo odié, solo sentía mucha pena por su miserable vida.
—¿Te parece una vida muy miserable la de ser uno de mis favoritos y pasar pegado a mí por muchos días?
—Mmmmm... No, ser amado está bien. El problema es más por ser feo, pero supongo que eso no importa si te aprecian
—¿Ahora hablamos de mi o de la polo?
Luxemburgo se encoge de hombros y se ríe. Gales se ríe, aunque se sonroja porque ya van vaaarias veces que le llama feo y... bueno, empieza a estar muy claro que sí que se lo parece del todo. Y aunque siempre lo tiene muy claro, bueno... si quisiera gustarle un poquillo.
Y te ha dicho vaaaarias veces que el aspecto no le importa.
Ya, ya, pero igualmenteeee se sonroja
—Iba con polos y camisas y pajaritas. En general, la sorpresa fue al principio. Hubo un artículo especialmente asqueroso en un periódico que preguntaba si había pagado por ella, porque nadie podía creerse que... bueno.
—¿Pagar? ¿En serio la gente es así de superficial?
—Los periódicos amarillistas lo que quieren es vender... yo estaba muy enfadado, Galia se lo tomó, como siempre, muy bien.
—Oh... ¿y qué hiciste?
—Tengo varios amigos editores, les bloquearon notas, recomendaron a los fotógrafos freelancers no... venderles sus fotos. Creo que lo pasaron bastante mal. No volvieron a escribir nada de mí. Aun así, les llamo más la atención a todos en todas las cuestiones de la realeza.
—¿La realeza? —sonríe.
—Son mis amigos, les tengo mucho cariño a todos y procuro ir siempre a todos los eventos.
—Ya... esos eventos no son tan horribles.
—A mí me gustan... de hecho ellos en general, sea en eventos públicos o privados, me caen muy bien... juego Polo con Charles desde hace muchos años, fui protector de William en el ejército...
—Oooh, hace un montón que no juego Polo...
—Debes ser prácticamente única nación en el mundo con la que he comentado eso y me ha dado esa respuesta
—¿Qué te dice el resto del mundo? Es que en una época hasta tenía un caballo, desde luego. Tenía el pelo color caramelo y se llamaba Aube.
—Ese es nombre para un burro... —el chiste idiota.
—¡Mais non! Es un nombre muy bonito.
—Lo digo por Alba... my brother. Es igual —se ríe —. Mi caballo es azabache y se llama Nefoedd.
—¿No te dejaron ponerle nombre de un personaje de un libro? Pareces de esa clase. ¿O lo es?
—No, este no lo es. Pero mis caballos de carreras si tienen nombre de personaje de libro... — Gales se ríe.
—¡Lo sabía!
—¡Yo lo que no puedo creer es que tú, niño rico, no tengas muchos caballos aún!
—Non... es por lo mismo que no tengo un perro. Creo que hay que dedicarles tiempo personalmente y con lo que yo trabajo... No vale solamente con poner dinero, ellos no lo entienden eso.
—Así que quisieras también un perro —Gales frunce un poco el ceño con eso, pensando
—No también, me encantan los perros, pero... insisto. No puedo tener uno. Es decir... un perro le toma afecto a quien juega con él y a quien lo pasea y le enseña y le da de comer. No a quien paga al paseador de perros, la comida y el veterinario.
—Es que con el poquito tiempo libre que tienes, ya tener una novia es lo bastante pesado... Y eso que ella, técnicamente entiende lo qué haces. Supongo que cualquier otra obligación extra es simplemente imposible.
—Exacto. Y bastante se enfada ella. Además, no le gustan mucho los perros a ella, porque son sucios y normalmente no se portan bien.
—Parecen no gustarle un montón de cosas a ella. ¿Seguro que le gustas tú? —sonríe de lado, mirándole de reojo
—No estoy muy seguro —se ríe—. Pero sigue viniendo a por más así que no debo desagradarle tanto —cejas, cejas.
I
—Y vamos a asumir que ella también te gusta a ti lo bastante — Gales se sonroja pensando que... es que como le conozca a ella como le conocía a él, no le extraña ni un poquito que siga viniendo por más
—Claro que me gusta, quién más iba a aguantarme todas mis mierdas... —suspira.
—Mmmmm… alguien que considere que estar contigo no es "aguantarte tus mierdas".
—Non, en serio, ella es... un ángel. Tiene una paciencia infinita, yo soy el que está mal.
—Hmmm... ¿Entonces su mayor atributo es aguantarte?
—Non! ¡No seas cruel! —se ríe.
—No, ¡es que es lo único que me has dicho! Que te aguanta.
—¡No es verdad!
—Ajá...
—Te he dicho muchas cosas.
—Que no le gustan los perros.
—Bueno, y no lo hacen.
—Ni Eire —recuerda.
—Bueno, no, pero él es un poco raro igualmente.
—Seguro tampoco voy a gustarle yo si me conoce algún día... ¿qué más?
—Ecosse tampoco es su favorito, ni que hablar de Angleterre.
—Vale, nada de británicos faltos de estilo —Gales le mira de reojo pensando que, próximamente, si alguno va a ser su menos favorito, va a ser él.
—Pero ella sí tiene mucho estilo.
—Ya, ya... sospechó que ella es la antítesis de nosotros.
—Bastante, oui, no creo que os parezcáis en nada.
—Aunque seguro que Galia le caería muy bien. Esto funciona así siempre.
—Ah, seguro que sí, Galia también tiene mucho estilo.
—En otro momento ya te habría propuesto una cita doble...
—Ya, seguro eso habría sido divertido... pero no pensemos en eso.
—De hecho, puede que a Galia le hubieran gustado ustedes... dos.
—Pues no tiene mucho mérito, dicen que a ella le gusta todo el mundo.
—Soy la prueba fehaciente de ello... —Gales traga saliva con eso
—Nah, que va.
—Si que le gusta todo mundo...
—Pero a mí me gustas también y yo soy bastante exquisito.
—Temo decirte que quizás eres menos exquisito de lo que te crees —consigue responder igualmente completamente sonrojado y Luxemburgo se ríe—. Igualmente, no te gusto... así. Así como a ella le gusta todo el mundo —Gales sonríe un poco, también.
—Non? ¿Como le gusta a ella todo el mundo?
—Ehm... well... sexually —Tú te metiste en este lío, Gales. Tú solito y él no está ayudando, vale, te concedo eso.
—¿Sexualmente?
—Bueno... ella creo que podría acostarse con muchas más personas de las que se acuesta. Es decir, creo que le gustaría. Le gustaría querer... amar a todos, de ESA forma. Como creo que me ama a mí y a... los hombres de su vida. Y a las mujeres... en realidad, creo que no tiene ninguna distinción.
—¿Lo que me estás diciendo es que podría ir y proponerle un menage? ¡Vas a tener que parar el coche ahora mismo!
Gales se ríe.
—De hecho, no, ¡vámonos al aeropuerto!
—De hecho, sí que podrías... o sea lo digo en serio.
—¡Y yo! Allez, allez!
Gales se ríe otra vez, pero pone la dirección al para salir a la siguiente posibilidad.
—Recogeremos a Mónaco de camino —sigue.
—Tienen una forma tan... diferente de ver el mundo... —Gales se ríe aún un poco
—Oui?
—Así que, si vamos por Mónaco, debes advertirle que enamorarse de ella es un poquito peligroso
—Bueno, ella no es muy enamoradiza.
—Galia sí que lo es… ¿Y está Mónaco enamorada de ti?
—Está... ¿quieres la respuesta estándar o la sincera?
—Ambas —sonríe
—Mais oui y no lo creo —se encoge de hombros.
—¿Y tú de ella? —le mira de reojo.
—Lo pasamos bien, no digo que no, pero... veo a Belgique... o Romano y Spain y... no, definitivamente no es igual.
—Ya... es que... es Justo lo que le decía yo a Alba antes de todo esto.
—¿El qué?
—Que el maldito tiene una relación bloody envidiable.
—A mí me gustan mucho juntos, me parecen muy monos.
—Si que... hombre, es que claro que son monos. Además, tienen buena comunicación.
—Pero eso no es difícil.
—¿Qué no es difícil? ¿La buena comunicación? Eso crees...
—¿Tú crees que sí?
—La verdad, a veces con Galia... era muy difícil hablar de los temas escabrosos o de las cosas que no nos gustaban.
—¿Y qué hacías? —pregunta mirándole con curiosidad, él traga saliva.
—Beber.
—¿B-Beber?
—Abundantes cantidades. No estoy diciendo que sea su culpa ni mucho menos... es una forma asquerosa de intentar olvidar los problemas.
—O-Oh... realmente a cada cosa que me cuentas entiendo más porque la has dejado.
—Tengo que aclarar también que... también bebía antes, ¿eh?...
—Así que... nada de juegos de beber contigo. Vale.
—Voy a ganártelos todos. TODOS.
—Non, non, porque ni siquiera voy a proponerlo.
—La verdad esto es un poco injusto, Galia intento siempre que bebiera menos... —sonríe un poquito de lado y suspira—. Aún así puedo beber y no pasa nada.
—Más motivo aun para no retarte a juegos de beber entonces —levanta las manos.
—Acabo de perder la mitad de los juegos que podía ganar.
—¿Cuál es la otra mitad?
—¡No voy a decírtelo!
—Cobarde... —se ríe.
—Vas a decirme que tampoco juegas con eso.
—Mais oui.
—Pues eso no es ser cobarde, es velar por mis propios intereses —sonríe un poco—. Necesito poder ganar algo...
—¿Por?
—¡Porque quien quiere perder para siempre!
—Mmmm... A lo mejor sí podría ganarte a uno de beber y solo lo dices porque se te dan mal.
—A lo mejor —Gales se ríe.
—Pues yo también sé usar la psicología inversa.
—El día que vayas a mi casa, vas a beber. Y punto.
—Así, sin discusión. Va a tener que ser un viernes o un sábado.
—Pues o un viernes o sábado... ¿querrías ir a mi casa?
—Este viernes me viene un poco mal...
—Que tienes una cita doble, cierto— Gales se ríe—. Además, este viernes no voy a estar en casa
—Entonces está claro que no puede ser este viernes —sonríe.
—Ya... veremos más adelante. No quiero agobiarte.
—También se puede beber en mi casa.
—¿¡En serio?!
—¡Pues no es como que esté prohibido! —protesta haciéndole reír.
—Menos mal, no queremos que me dé delirium tremens.
—Ahora sé que solo lo dices para no te rete.
—O para que me retes... —le sonríe, mirándole de reojo otra vez bastante sorprendido de notar lo poco que ha bebido entre ayer y hoy—. Necesitas un whiskey decente.
—¿No lo es? Se supone que compran marcas de renombre
—Yes, es un asqueroso whiskey americano que sabe a banana.
—¿A banana?
—Yes. Banana. Es terriblemente malo, aunque una botella cuesta lo que diez de otros no tan de renombre.
—Pues como verás... no sé mucho sobre eso. Si quieres dile a Vincent cual te gusta e irán a comprártelo.
—Podemos pasar y comprarlo de vuelta.
—¿Has visto que hora es?
—Tarde... —se ríe —. Tampoco sabes comprar alcohol, por lo que veo.
—Se comprar vino. Y cerveza, que es el alcohol que a mí me gusta —no querido, es que va a fulminarte.
—Cielos. ¿Cuánto destilado podrías beber sin caerte?
—Pues... no lo sé.
—Vale, voy a preguntártelo de esta forma. ¿Puedes beberte media botella?
—No... lo sé, tal vez.
—¿Una?
C —Uhm... no, no lo creo.
—No vas a ganar.
—Tú tampoco puedes, no te creo.
—¿Beber una botella de un litro y salir caminando? En cuánto tiempo.
—Bueno, claro, mira en un mes yo también.
Gales se muere de risa.
—Hablaba de... horas. En diez minutos puedo, pero sí creo que me... va a dormir. Si es en una hora creo que no tendría problema. Pero si es en cuatro o cinco podría beber dos sin que... bueno, podría.
—Estás fanfarroneando.
—Quizás un poco... —le mira de reojo, porque desgraciadamente no lo está.
—¡Ja! Lo sabía —responde tan convencido, el británico se humedece los labios y sonríe. Mejor que... crea que es así.
—Vale, vaaaale.
—Bueno, de todos modos, no será hoy —bosteza un poco.
—Vas a dormirte y aún ni llegamos —sonríe.
—Quoi? Non, non —miente.
—Quieres, duérmete y te despierto cuando estemos ahí. No vamos a tardar mucho.
—Non, non, estoy bien.
—Oye, no entendí lo del viernes...
—Es cuando las personas quieren tener relaciones sociales con otras personas. Se ponen de acuerdo para verse todos juntos en el mismo sitio a la misma hora y hablar y probablemente beber algo.
—¡Nunca lo he hecho!
—No te pongas nervioso, la primera vez nunca sale bien...
—Yo estoy invitado... o sea ¿tu novia me invito de tercera rueda?
—Mi novia te invitó para que te ocupes de Ireland.
—¿Eire necesita que alguien de ocupe de él?
—Por lo visto capta demasiado la atención de su novia y eso molesta a la mía que no puede hablar con su amiga.
—Ohh... mejor te distraigo a ti.
—Noooon —se ríe.
—Pues... ¿no es lo mismo? Vas a estar tú ahí hablando con Mónaco y distrayéndola de Sey.
—Pero no es Sey quien te ha invitado.
—Vaaaale. Ehm... ¿y quieres que vaya?
—Mais oui, ¿por qué no?
—No lo sé, es raro salir... solo. Vas a ponerte tú a bailar con Mónaco. Sey y Eire por ahí besuqueándose y...
—¿Quieres... que le preguntemos a alguien que venga contigo? Como una cita a ciegas.
—No, no sé cómo vaya a ir eso. Además, a quien vas a invitar...
—Pues no sé quién pueda venir...
—Me refiero a que qué pobre alma podría querer salir conmigo.
—Yo, por lo visto —se encoge de hombros. Se ríe con eso, sonrojándose.
—Ya estás listo para tu pollo frito?
—¿Cómo vamos a hacer eso?
—Pues a esta hora... de un lunes... No lo se.
—¿Crees que estará cerrado?
—Nah, esos sitios cierran tarde. Lo que no sé es si prefieres comer ahí o caminar por ahí.
—No sé qué haya en los alrededores. Si haya un parque como decías.
—Pues... ya estamos por llegar, ahora veremos.
Asiente y bosteza un poco otra vez. Gales bosteza también.
—¡No me pegues tus bostezos! —protesta un poquito.
—Lo siento —sonríe—. Es que me desperté muy pronto hoy para poder terminarlo todo a tiempo.
—Me da un poco de miedo preguntarte la hora, debes haber dormido cinco minutos.
—Nah... unos diez —sonríe y Gales se ríe estacionándose afuera del KFC.
—Bueno, espero que hoy duermas antes y mañana no tengas que despertar temprano. ¿Como fue la junta con Germany?
—En general me disculparía, pero es en parte tu culpa así que... no lo haré. Pues como son todas las juntas con él, no había hecho lo bastante... pero estaba impresionado con tus ideas.
—¡No me vengas ahora a decir eso solo para intentar que trabaje! —se ríe girándose un poco a él, antes de bajar.
—Me lo dijo él mismo. Que tenía un profundo conocimiento de... la oposición.
—Aaaah... ya. Eso es distinto. Y decía yo... —sonríe igual moviendo un poco la mano hacia él con ganas de tocarle. Esto es culpa de Galia.
—Quoi? —se la toma. El británico traga saliva y sonríe.
—N-Nothing... —susurra. Luxemburgo se la acaricia un poco y luego le suelta.
—Vamos.
—V-Vamos, yes —asiente un poquito, sonrojándose y saliendo del coche, tocándose un poquito la mano.
Él sale también mira el lugar, dando unos saltitos otra vez
—Estas REALMENTE emocionado —Gales se ríe un poco de sus saltitos.
—Q-Quoi? Que va... nah! —carraspea intentando controlarse.
—Yes! Uno que creería que tienes todo... ¡y no tienes comida asquerosa cuando se te antoja! —extiende la mano hacia él. ¿En serio?
—Claro que no lo tengo todo —se sonroja un poco.
—¿Qué no tienes?
—Cosas que no se compran con dinero.
—Ahora me tienes a mi... eso lo se compra con dinero —eres taaaan ridículo.
—¿Non? ¿Con... libros?
—Con... chistes malos.
—No podré comprarte entonces.
—Y con reírte de los míos. Ni que tus chistes fueran tan buenos. Vale, con... reírte de MIS chistes malos, ¿qué tal?
—Mis chistes son excelentes.
—Son malos pero divertidos.
—Eso serán los tuyos —se ríe.
—Ahora resulta —le abre la puerta.
—¿Ahora? No hablar, esto no es nuevo.
Gales se ríe con eso.
—Es de cada minuto memorable que me has conocido.
—Memorables han habido como un total de... dos minutos.
—¡Pero qué minutos!
—Probablemente... los dos minutos en los que hemos bailado en mi oficina.
—¿Te ha gustado eso?
—Oui —sonríe.
—Podemos repetirlo.
—¿Tú crees? Ha sido bastante espontaneo.
—Si bailamos aquí... SEGURO que sales en una revista.
—Probablemente —se ríe de nuevo—. Entonces... ¿un trabajo rápido? ¿Entrar, pedir, pagar y salir?
—¿Eso quieres? Vale...
—No sé, digo.
—Si, venga, puede ser divertido —sonríe un poco—. ¿Quieres... que actúe como un conocido? ¿Desconocido?
—¿Eh?
—¿Como alguien familiar?
—¿Qué quieres decir? No me vas a dejar solo a mi pidiendo comida, ¡no sé cómo se hace!
—Es tan difícil como leer un libro sin dibujos —Gales se ríe un poco de él.
—¡Sabía que no estaba preparado para esto!
—Yo no sé hablar francés —se ríe.
—Sí que sabes, Vincent me lo ha dicho.
—Chismoso. No lo hablo lo bastante bien.
—De repente yo tampoco —cambia al flamenco.
—¡No me escupas!
—¿Que no te escupa? Vaya, entonces de besos ni hablamos... —bromea.
—E-E-Eso... —abre la boca y se sonroja un MONTÓN y Luxemburgo se muere de risa con esa cara
—Venga, háblales en inglés, seguro están acostumbrados a los turistas.
—Entras y ves la carta... y te formas.
—¿Te formas?
—En una fila. ¿Sabes qué es eso?
—No, nunca había oído hablar de ello.
—Esperas tu turno organizadamente de acuerdo al orden de llegada. No parece haber gente.
—Oh, ¿es necesaria para hacer una fila?
—La paciencia, sí. ¿En serio nunca has hecho una fila? —pregunta levantando las cejas sorprendido.
—Me refería a la gente —le toma de los hombros y le guía hacia dentro—. ¿Para qué voy a hacer fila cuando puedo llamar para reservar o puedo pagar para que alguien lo haga por mí?
—Es una pena que no haya... no vas a tener la experiencia completa —se ríe—. En estos sitios no hay reserva, además
—A lo mejor puedo sobrevivir con una experiencia más exclusiva —le aprieta un poco los hombros, a Gales empieza a gustarle que le lleves así.
—Sobrevivir seguro que puedes —sonríe un poco más—. Te tengo una buena noticia.
—¿Cuál? —gira un poco para ponerse a su lado y mirarle, sin soltarle.
—El menú tiene dibujitos, así que podrás entender lo que te venden.
—¡Menos mal! ¡O íbamos a tener que estar aquí un buen rato!
—Y esto debía ser in, buy, out... —Gales se ríe, mirándole a él.
—Vale, parece fácil.
—Solo tienes que elegir la foto que se te antoje más.
—Ehm... —las mira, a ver que...—. No tengo ni idea, ¿qué vas a pedir tú? —le suelta.
Casi se va tras él, sinceramente y Luxemburgo le mira.
—¿Ch-Chicken?
—Si no me detienes voy a pedir una de cada y estar comiendo pollo hasta el mes que viene.
—¿Por qué iba a detenerte? —se ríe —. Yo quiero pollo sin hueso.
—No parece muy buena idea estar un mes comiendo esto.
—Seguramente no lo es, pero seguro puede comerse alguien más lo que dejas.
—¿Quieres que dé restos de pollo a caridad?
—Estoy pensando en opciones por si no te los terminas.
—Si tuviera yo un perrito... —suspira.
—Quizás eventualmente puedas tener uno...
—Non... —suspira de nuevo.
—Yo no lo descartaría del todo —Gales sonríe pensando en ello, girándose a mirar la pantalla —. ¿Por qué no pedimos uno de esos paquetes familiares que traen de todo?
—Yo sí, hay que dedicarles mucho tiempo y yo no tengo. Vale, el pack.
Gales es que ya se está haciendo una historia en la cabeza en la que el... cuida al perro de ambos. Paraaaaaa.
—¿Qué quieres beber?
—Cerveza.
—Cerveza francesa... que desastre —se lamenta Gales, acercándose a la caja y sonrojándose un poco porque... el francés —. Ehm...
—Deben tener Heineken, ¿no?
—¿Me preguntas a mí? —le mira de reojo, hablando en inglés y mira a la chica que atiende—. English?
Sí habla inglés, pero prepárate para el peor acento del universo. Francia hace los ojos en blanco.
—Good. Ehm... quiero un paquete familiar de... ese —lo señala —. Y dos cervezas. ¿Son Heineken?
No, son francesas. Gales parpadea apenas entendiendo lo que dice la mujer y se gira con Luxemburgo.
—Creo que no hay tu cerveza, Little Holland.
—Uf... ¿ni siquiera Damm? Puedo ser little Allemagne también si es necesario.
Gales se ríe.
—¿Cuáles son las que dice que tiene? —pregunta Gales a la chica.
Tiene como... tres. Son bastantes, sinceramente...
—Una de cada una —decide Gales. La chica asiente y le dice cuanto es. Gales saca la cartera desde luego, dándole su tarjeta.
—Non, espera —pide Luxemburgo. El británico le mira de reojo—. Pago yo.
—No, hombre... ¡cómo vas a pagar tú!
—Yo he dicho de venir aquí.
—Ya bueno, yo me estoy quedando en tu casa —le extiende su tarjeta a la chica—. Además, créeme, viendo tus otras posibles recomendaciones, pagar esto parece el mejor trato posible.
Luxemburgo se ríe.
—Ahora hay que esperar por aquí a que nos llamen... le devuelven la tarjeta después de la transacción. El flamenco mira alrededor y es que las mesas...—¿Quieres sentarte?
—No... no lo creo —va a tocar la mesa con un dedo y levanta las cejas porque está pegajosa como el suelo. Se queda con el dedo estirado para no tocar nada, buscando una servilleta.
—Vas a odiar los pubs británicos, Darling —Gales se ríe.
—Está pegajosa.
—Desgraciadamente está solo está pegajosa de hoy.
—¿Eh?
—Te lo explicaré cuando vayamos a uno... —sonríe un poco... arruga levemente la nariz y se sienta en la silla que parece más limpia—. Eres más estirado que yo...
—Iiiih! —aguanta el aire porque se ha sentado, aun con el dedo estirado. Gales se ríe.
—Ven, siéntate aquí... verás que lo te mueres —Señala la silla al lado suyo—. Tu querías experiencias.
—Voy a tener que tirar esta ropa.
—Igualmente dudo que uses algo dos veces en tu vida... —Gales se ríe—. Y tú que querías comer aquí...
—L-Lo sé, lo sé... —se acerca con su carita de asco y su dedo estirado y... aparta una silla para sentarse. Es que Gales se muere de risa con esa cara—. Luego hay que sentarnos en el cocheee —se inclina un poco y se levanta de nuevo un par de veces y le mira lloriqueando un poco
—Puedo ofrecerte pocas cosas... ¿quieres sentarte en mis piernas?
—No, mejor espero de pie... y tú vas a volver sin pantalones que lo sepas —le señala aun buscando la servilleta.
—¡Qué va! —Gales se sonroja.
—No vas a sentarte en mi coche después de sentarte ahí.
—No seas exagerado...
—¡Lo digo en serio! Ugh, como puede estar pegajoso? ¡Dicen que la comida vale la pena!
Gales se le acerca un poco... y le empuja suavecito para tirarle sentado en la silla.
Noooo! Se va a caer por no estarlo esperando, ¡merde!
Pues... es un británico. ¿Qué esperas? Va a portarse mal. Gales se muere de risa.
—Sacrebleu! —protesta y es que ha caído de culo al suelo porque no ha apuntado bien.
—Oh, my God! —Gales se levanta todo agobiado proque... no quería tirarle al suelo!— ¡¿Estás bien?! —pregunta agachándose junto a el
—Ugh! Está todo... ugh, necesito ir al baño.
Gales le extiende las dos manos para levantarle, con una cara de agobio que no puede con ella. De verdad, no sabe cómo se ha convertido en Irlanda.
Le empuja para que se caiga sentado a su lado.
En la vida ha tirado a Galia al suelo, él es el... refinado de la familia. Por supuesto... se cae sentado, de manera quinientas veces menos elegante y Luxemburgo se apoya sobre sus rodillas para levantarse, riéndose.
—¡Ugh! —se queja porque el suelo sí que está asquerosamente pegajoso.
—Ahora sí que quiero lavarme las manos.
—Las manos y... ¡iugh! —protesta Gales levantándose también mientras algunos de los chicos que trabajan aquí se ríen un poco, cuchicheando.
