Nada de Crepúsculo me pertenece, la historia es de Sthepenie Meyer y yo solo lo utilizo con fines de entretenimiento.

Summary: Secuela de pérdida en crepúsculo. Y de ese modo el león se casó con la oveja. ¡Qué oveja tan estúpida! ¡Qué león tan morboso y masoquista! ¿Qué hago resolviendo sus problemas?

Advertencia: Todos los personajes pertenecen a Meyer, excepto Hannah James, Danielle James y Charles.

Advertencia 2: Algunas frases originales del libro Amanecer aparecerán en la historia.


Parte XXXV

Inspirado en Clocks de Coldplay & I´m outta time de Oasis

Las cosas en casa de los Cullen fueron cambiando poco a poco, incluso mi entorno inmediato se había modificado. Las pertenencias de Edward fueron desapareciendo por momentos y días, solo quedaban el sofá de cuero negro, la cama y unos cuantos libros; su ropa, los cds, los objetos personales y algunos libros ahora estaban en la cabaña que Esme les había construido. Solo quedaba un espacio vacío, desprovisto de toda identidad de su antiguo ocupante e incluso de su reciente retoño.

Ahora yo me había convertido en dueña transitoria de aquel cuarto, disfrutando de algunas vistas y también de algunas ideas para terminar mis problemas. Hubiese querido que mis problemas terminaran pronto y volver a la vida normal que tanto me reclamaba, pero cuando vives en casa con ocho vampiros y cinco lobos escapar es una empresa difícil, sentía sus ojos en cada movimiento que realizaba, como si fuera a lanzarme en el primer auto que pasara.

Pero últimamente se me había ocurrido una sola oportunidad de morir, era rápida, silenciosa y mucho más efectiva que lanzarme por la ventana del cuarto de Edward, cuando todo tomara su rumbo esperaba que nadie se sintiera culpable, yo solamente quería que ellos fueran felices y la sombra de mi desaparición se borrara por completo de sus vidas, como si nunca hubiera aterrizado en Forks y mucho menos me hubiera inmiscuido en sus vidas.

Todo cambió radicalmente desde que Charlie acepto que su hija se había transformado, y que además era abuelo de una niña un tanto inusual, la vida parecía color de rosa en estos instantes, como si nada en el mundo pudiera interferir en la feliz vida de los vampiros. Las gente en la Push parecía ahora comprender los cambios nuevos que se habían producido, tanto que Sue acompañaba al jefe Swan en las visitas, sabía que tarde o temprano esos dos terminarían liados.

No todos eran felices con los cambios de esta nueva vida, Leah no era feliz, desde la última vez que habíamos discutido en la sala de los Cullen, la chica se pasaba el tiempo huyéndome como si estuviera avergonzada de haberme dado una bofetada y haberles gritado a los Cullen que yo sería la cena tarde o temprano. Leah solo estaba dolida, en parte podía entenderla y la perspectiva de haber escapado de la influencia de Sam, en vez de alegrarla, solo la había puesto en la incómoda posición de aceptar algo que quizás nunca pensó que apoyaría, debía hablar con ella, para darle a entender que yo no estaba enojada y entendía perfectamente su reacción defensiva de aquel día.

Sin embargo, esos no eran los problemas de más preocupación que había en casa, la increíble rapidez con que la niña crecía asustaba a todos, porque nadie tenía una explicación coherente a la adquisición de habilidades que se obtenían con los años. Nessie había comenzado a caminar unas semanas después, luego de observar a Alice caminado de un lado a otro, tratando de llenar todos los jarrones disponibles de flores blancas, al principio vi el miedo reflejado en los ojos de los padres, no obstante, Jacob parecía celebrar todo salido de lo normal que ella realizara.

Sus primeras palabras casi sucedieron al tiempo, esta vez para preguntar cuando Charlie venia de visita. Edward y su esposa estaban preocupados por los avances, a veces Bella solía decirme lo inquieta que estaba por que su hija solo tuviera quince años de vida; tenía que quedarme callada ante sus palabras, oía la voz de Alice cada que quería decir algo para tranquilizarla, no debía inmiscuirme y menos cuando de ella dependía el éxito de la batalla contra los Vulturis, así que no me quedaba más remedio que decirle lo único que me estaba permitido revelar, a ella quizás no le sucediera nada y todos los temores estaban infundados, claro que Bella no me creía nada de aquellas palabras.

Baje por las escaleras para esperar el regreso de los cazadores, o más bien para presenciar el comienzo del fin de mi vida como la conocía, camine hacia el primer piso y me detuve al escuchar dos voces que discutían en la biblioteca que ya había sido condicionada como un lugar de estudio. Esas dos voces las conocía perfectamente, eran Carlisle y Edward quienes disputaban diferentes puntos de vista.

― ¡Es una mentira! ―discutió Edward―. Lo sabes perfectamente Carlisle, solo una mente como la suya puede jugarnos semejante broma.

― No lo creo Edward ―contradijo Carlisle de manera calmada―. Esta vez tengo que contradecirte, un asunto tan serio no puede ser una mentira.

― No es la primera vez que nos miente ―prosiguió Edward convencido de su argumento―. Le mintió a Jasper para ir detrás de James, luego desaparece por casi un año y vuelve como si nada hubiera pasado, tramando cosas a nuestras espaldas. Ya no puedo confiar en ella y menos con esa mentira acerca de su muerte.

― Piensa Edward ―insto Carlisle un poco disgustado―, ¿Acaso no se ha cumplido todo lo que ha dicho?

Quede paralizada a cinco pasos de la biblioteca, ¿Edward desconfiaba de mí? ¿Todo lo que me había dicho era mentira?

― ¿Hannah? ―pregunto la paciente voz de Carlisle.

Me obligue a observar al doctor que se asomaba por la puerta de la habitación, parecía una pesadilla todo esta asunto, Edward se apareció detrás de su padre mirándome con atención y quizás preguntándose cuanto había escuchado de la discusión… ¿era la cura o la enfermedad?

― ¿Es verdad? ―pregunte con la voz afectada por el descubrimiento y con las lágrimas a punto de salirse de mis ojos―. No soy una mentirosa Carlisle, tú lo sabes mejor que nadie, nada gano mintiendo con algo tan delicado.

― No hagas caso, yo si te creo ―dijo Carlisle dirigiéndole una dura mirada a Edward―. Pero debes entenderlo, aun es un vampiro joven y tiene la mente más cerrada que una bóveda de un banco.

― ¿Qué más pruebas quieres para creerme? ―le pregunte a Edward que me observaba con un gesto serio.

― La verdad ―dijo el vampiro mirándome con un gesto intimidante.

La verdad… nada más que la verdad, acaso no había comprendido desde que lo había conocido, que era lo único a lo que me había dedicado. Mire detenidamente al vampiro, que más desearía yo que tuviera el poder de Aro y viera a través de mi mente todo lo que se escondía tras mis palabras y la ausencia forzada a la que estaba sometida.

― Te he mostrado la verdad desde que nos encontramos en el parqueadero en la escuela ―recordé triste por sus palabras―. Te dije que era como el personaje de un cuento, esto que me sucede es raro Edward y te lo volví a decir el día que desaparecí.

― Quiero la verdad Hannah y esta vez sin mentiras ―dijo Edward con un tono inflexivo.

― ¿Para que quieres saberlo? ―pregunto Carlisle con esa paciencia tan estresante―, ¿Qué ganas con eso, Edward?

― Tal vez no te gusten las respuestas ―intervino Alice apareciendo de la nada frente a nosotros―. Edward, lo mejor que puede hacer es no forzar lo desconocido.

Edward observo con dureza a su hermana, posteriormente poso sus dedos en el puente de su nariz, dejando patente que no le gustaba estar ignorante de todo el asunto, hacía mucho quería saber la verdad de mi inclusión en esta historia, por que yo sabia todo y nunca me atrevía a decir nada.

― Es justo que lo sepa Alice ―comente mirando a Edward con decisión―. De todo lo que me ha ocurrido en mi corta vida, que tú o Charles duden de mi es un ofensa, los demás pueden pasar, pero es doloroso cuando quien duda de mi es una persona en la que confió mi propia vida.

Alice me lanzo una mirada de advertencia innecesaria, yo sabia hasta que punto debía soltar la lengua, tampoco iba tirarme mi plan de volver a mi realidad, si decía la verdad en su totalidad, Edward se interpondría como casi siempre lo hacia.

― Necesito la verdad, es algo necesario ―dijo Edward soltando un suspiro―. Ustedes no pueden entenderlo, pero desde que la vi en la cafetería, sentí que era un enigma que tenia que descubrir.

― Dejémoslos a solas Alice ―dijo Carlisle indicándole a su hija el camino―. Conoces a Hannah mejor que otra persona, sabes hasta que punto puede llegar con Edward.

Alice soltó el aire como si fuera un suplicio y después se cuadro frente a Edward, quedando como un pequeño coronel a punto de dar órdenes sin razón aparente.

― No la presiones ―dijo Alice con convicción―. Acepta lo que te esta dando por voluntad y nada de lo que vaya a decirte debes dudar, a parte de Bella es la peor mentirosa que he visto en mi vida.

La pequeña vampira salió un poco enojada, sabía hasta que punto Edward podía ser tan molesto como una patada en el hígado. Carlisle la siguió unos segundos después, no sin antes intercambiar unas ligeras palabras con su hijo mayor y de las cuales mi oído humano no pudo captar; Edward me indico que podía pasar a la biblioteca para tener mayor comodidad que privacidad, puesto que hasta los lobos tenían el oído muy desarrollado.

― Empieza ―pidió el vampiro con un tono benevolente pero peligroso.

―Cuando Bella estuvo en el hospital y me llevaste al consultorio de Carlisle, te dije algo importante ―comencé remojándome los labios para infundirme valor―. Yo vengo de una… como decirlo, "realidad alterna" donde los vampiros no existen, son figuras folklóricas que producen fascinación, pero que viven solo en la imaginación de las personas.

― Eso también lo hay en esta "realidad alterna" ―dijo Edward haciendo comillas en el aire―, dime algo que no sepa.

― No me hagas esto difícil, Edward ―dije levantándome del sillón donde me había aposentado luego de entrar en la biblioteca―. Con tu poder sabes que no te estoy mintiendo, has visto mis pensamientos muchas veces y puedes rectificar que es cierto, dime, ¿Has visto algún vampiro en mis recuerdos?

El cuerpo de granito se adelanto unos cuanto palmos y me contemplo con ojos penetrantes, tal vez esperando que relajara mis barreras dándole herramientas de donde agarrarse, que hurgara lo que hurgara no iba encontrar nada de cazadores de vampiros y mucho menos perseguidores de un mundo oscuro e invisible para los ojos humanos.

― Si no existimos, ¿Cómo sabias de nosotros, de nuestra historia? ―dijo Edward volviendo acomodarse en el asiento.

― En mi "realidad", hay personas que podrían pasar por una especie de videntes ―continúe paseando por la habitación sin observar realmente nada―. Estas personas plasman las historias en libros. Libros que las personas leemos…

― Dices mentiras ―rebatió Edward levantándose de su asiento―. Es algo totalmente falto de escrúpulos y peligroso poner algo tan delicado en conocimiento de la gente.

― La gente no le da crédito, por que para nosotros son cuentos, novelas, es fantasía ―dije liberándome de una carga pesada.

Los ojos dorados se posaron en mi con inquietud, Edward paso una mano por su cabeza sin saber como atacar de vuelta y rebatir todo lo que estaba diciendo, seguramente estaba recordando lo que dije aquel día en su habitación, llegando a la conclusión por si solo que era un personaje de una novela de ficción.

― Si es fantasía… ¿Cómo has llegado aquí? ―inquirió Edward volviendo a tomar asiento―, ¿acaso es una profesión cerciorarse que esas realidades existen?

― Es algo que no le sucede a cualquier persona ―respondí―, de donde soy me tomarían por locura. En estos momentos estoy tratando de escapar de situaciones estresantes o que no están a mis manos, esto viene y va, no lo puedo controlar.

― No puede ser cierto ―dijo Edward negando con su cabeza―, debe existir otra explicación.

― ¿Acaso no estabas tratando de encontrar figuritas en la pared blanca de la cafetería la primera vez que supiste de Bella y de mí? ―le pregunte mirando como su atención volvía de nuevo a mí―, ni siquiera Alice es capaz de predecir algo tan común y corriente como tus pensamientos personales.

― ¿Cómo sabes eso? ―pregunto algo turbado.

― Por que tus pensamientos también han sido vistos por esta "vidente" ―conteste soltando un suspiro―. En realidad no han pasado meses desde que me fui, han sido cinco largos años y estoy a punto de graduarme de la universidad, y mi decisión de casarme no es algo apresurado, es una reflexión de muchos años.

El semblante de Edward cambio y quizás estaba en shock por toda la información que estaba recibiendo, lo más seguro que a estas alturas la gran mayoría lo sabia a excepción de Bella que estaba de caza. El vampiro cambio de posición y ahora tenia sus codos apoyados en las piernas tratando de comprender todo el embrollo.

― ¿Quién más lo sabe? –pregunto con un tono lastimero.

― Los quileutes más que cualquier persona y por supuesto Alice ―conteste esperando un arranque histérico de su parte― los ancianos de la tribu te pueden confirmar lo que estoy diciendo.

― ¿La maleta era imaginaria? ―indago observándome con seriedad.

― Si, apenas acaba de despertar en esta realidad ―respondí esta vez feliz de poder decir la verdad finalmente.

― ¿Lo de la muerte? ―insistió Edward rendido por la realidad de las situaciones.

― Es algo necesario ―dije sintiendo por primera vez el peso de una decisión como aquella―. Ya estoy muy grande para esto, no quiero que mis seres queridos o mis posibles hijos se vean afectados por los lapsus tan largos en los que me sumo, no soportaría que me llamaran loca o me internaran por algo que debe terminar.

― Deja que asimile esto ―dijo Edward levantándose de la silla para irse―, es la cosa más rara y loca que he escuchado en mi larga vida.

El vampiro salió de la habitación un poco turbado, esta vez no insistió en que dijera los sucesos que ocurrirán más adelante, o quizás no tenia el valor para reclamar esa información, o tal vez no le interesaba y quería tomar las decisiones por si mismo y no por que alguien haya visto su historia.

En el exterior la cosas parecían más serenas y solidas, nada en su alrededor podría decir que se avecinaban momentos de tensión y crisis que nos pondrían a prueba a todos, en especial a los vampiros que creían haber terminado con todo sufrimiento luego del embarazo de Bella y la incertidumbre de las relaciones con los metamorfos.

Observe el horizonte esperando que las cosas comenzaran de una buena vez, estaba cansada de estar esperando o escondiéndome de lo que ocurría, toda esa adrenalina de mi estancia pasada estaba impaciente por explotar y comenzar una cruzada por una causa justa, la justicia de un mundo de vampiros sin nadie que los vigilara o arrasara aquelarres en busca de poder y comodidad.

Una mujer se sentó a mi lado y se dedico a vigilar conmigo los restos de la tarde que estaba tocando su fin, era Leah, sus respiraciones acompasadas me indico que había reunido mucha valentía para estar en un mismo sitio conmigo, casi esboce una sonrisa al ver su debate de manos nerviosas, realmente estaba arrepentida por su ultima retirada.

― De acuerdo, lo siento ―espeto Leah sin muchas ganas.

― Hace mucho tiempo te perdone ―dije de vuelta―, solo creías hacer lo correcto.

― Deja las consideraciones conmigo, no soy Edward Cullen para me estés sacando de un atolladero ―dijo Leah con enfado.

Solté una risita ante el tono y la actitud de la chica, en verdad se enojaba incluso en sus momentos de arrepentimiento; Leah soltó un resoplido en desacuerdo con mi punto de vista, me mordí el labio inferior para no ofenderla con sus diatribas tan explosivas.

― Esta bien, pero no quito lo de la comprensión –manifesté observándola―. No estoy enojada por tu actuación de ese día, sé que fue difícil entender esa relación tan rara entre Bella y Jacob, pero al fin le encontraron una muy buena explicación.

― Nunca fue mi intención darte un bofetón ―mascullo Leah―. Pero me da impotencia de que los defiendes como si fueran parte de ti y ellos podrían comerte un bocado, si no fueras tan cabezota, hace mucho tiempo te hubiese sacado de aquí.

― Gracias por tus intenciones Leah ―dije con una sonrisa―. Pero mi lugar esta entre todos ustedes, solo hay que tratar de comprenderlo.

La chica no hizo ningún amago para responder, en su lugar se escucho un sordo aullido que rompió la quietud del final del día, la postura de Leah se contrajo como si fuera una estatua de piedra, en pocos segundos todos los que hacían parte de este nuevo acuerdo entre lobos y vampiros comenzaron a moverse como si el fin del mundo se tratara, pude captar a Carlisle y Edward irse sin ninguna explicación aparente por el rio, seguramente preocupados por la llamada de Bella, luego vi dos lobos irse atrás de los vampiros, como si los mismísimos Vulturis estuvieran atacando una especie de frontera.

― ¿Qué ha ocurrido? ―pregunto Leah a un Seth que salía por entre unos matorrales cerca del rio.

― Bella ha llamado a Edward, dice que se encontró a Irina en el bosque, cree que se siente herida por haberla visto con Jacob ―narro Seth lanzando una mirada por donde habían partido los susodichos―. Quil y Embry fueron, Jacob trato de contactarte Leah.

―Otra sanguijuela, que emoción ―expreso Leah con aburrimiento―. Nos vemos, supongo que hay que hacerle los honores a la nueva inclusión de los vampiros.

Ambos hermanos se alejaron hacia el rio y en menos de un parpadeo ambos eran lobos que se dirigían a toda velocidad al sitio de encuentro con los demás. Espere sentada a que alguno de ellos apareciera, era la hora del comienzo de la llegada de los Vulturis, las cosas parecían suceder con más rapidez de la requerida, pero entre más rápido pasara esto, más rápido estaría en mi boda, lo único que me faltaba era que despertara a unos escasos minutos o que se hubiese cancelado todo por mi falta de conciencia.

Después de varios minutos, la frondosidad al otro lado del rio se movió como un indicio de la llegada de los cazadores, la primera en saltar fue Bella con Nessie en brazos, la seguía Jacob y los otros lobos, Edward y Carlisle no los habían seguido, dando por entendido que debían estar persiguiendo a Irina para hacerla entrar en razón.

Nessie salto de los brazos de Bella para refugiarse a los míos, sus manitos tibias se posaron en mi rostro para darme a entender que la cacería había sido pospuesta por alguna razón que no comprendía, sus ojitos marrones se mostraban graves e inquietos por que tenia hambre, debía ser difícil para ella que estaba comenzando a crecer y cuya sangre de animal no era muy de su agrado.

Me recordaba tanto a Alice por su forma juguetona de decir que no le importaba que las cosas se hubieran cancelado, siempre y cuando lo siguiente fuera más divertido aun, en la mente de Nessie había un gran vaso lleno de sangre, algo realmente repugnante para alguien normal como los habitantes de Forks, pero nada de eso me sorprendía.

― Vamos Renesmeé ―dijo Bella ofreciendo su mano―. Hannah no va ser tu comida nunca.

― Lo se ―dijo Nessie sonriéndome―, es especial.

Madre e hija se internaron al interior de la casa de los Cullen, dejándome con un pensamiento fijo de los cuales había tenido muy pocos desde mi llegada, Alice iba sentirse muy afortunada y feliz cuando las nuevas aventuras aparecieran, de eso estaba completamente segura.


Hola a todos, espero que este nuevo inicio de año lo pasen en compañia de sus seres queridos, muchas gracias por sus mensajes y un saludo a Joyce que ha roto las barreras del lenguaje para seguir esta historia, en verdad mil perdones por demorarme, pero otros proyectos de mi profesion me han tenido absorbido hasta tal punto que no me he dejado nada de imaginacion para continuar con esta historia.

Muchísimas gracias a todos por continuar aquí a pesar de mis largas ausencias, no prometo volver pronto por que no se que me tiene deparado en estas próximas semanas, asi que me dispensaran de tantos retrasos pero cuando se es profesor todo se vuelve muy indispensable para tu vida, incluso los pocos minutos que tienes libres para no pensar en nada.

Y por cierto, ¿Quien se imagino a Hannah en ese moto, cuando vieron Amanecer? por lo menos yo lo hice.

Nos vemos en una proxima actualización... Hasta entonces.

;) Kathyarius