LA CALOPEIDA
Probablemente yo ya este muerto, inclusive mi mente ya ha sufrido mas que suficiente con todos los horrores que he presenciado, pero debo de dejar en claro que nunca quise nada de esto y que yo, si es que aun existe un yo, me he preguntado el ¿Por qué me pasa esto a mi?.
Mi historia, si es que puedo nombrarla como mia, empezó hace ya varios años atrás en un pequeño pueblo de España. En aquel entonces todo era muy bueno, la comida y los animales eran lo que mas me gustaba, pero todo cambio cuando entre en contacto con aquel libro maldito.
Fue en una de mis muchas salidas, puesto que siempre iba al pueblo para poder leer en la biblioteca o juntarme con mis amigos, pero algo en ese dia me ha hecho entrar a ese lugar con aires oscuros y macabros. Una tienda con mantas, jarrones extraños, bolsas llenas de cosas raras y un hombre con un sombrero que le cubria todo el rostro con un poncho que le cubria todo el cuerpo. Le pregunte que vendia, si es que vendia, y que hacia por aquí, pero su respuesta fue nula asi que procedi a observar cada objeto de este lugar. Mi error mas grande fue, después de ver todas las mantas para ver si alguna me gustaba, notar un libro grueso, pesado a simple vista, con un rostro malvado con un solo tentáculo en su boca y unos ojos de rubi que me llamaron la atención.
En ese momento no lo tome, ni siquiera lo he tocado, pero esos ojos rojo brillaron con tanta intensidad, y eso que era de dia, que se me impregnaron en mi vista hasta que, en un simple parpadeo, la tienda desapareció por completo. Dejando nada mas que aquel mismo libro y un papel al lado papel, lo único que estaba escrito, era simplemente una palabra que entendia y que, a la vez, me dio tanto miedo que queria hacer caso omiso pero, en un acto desenfrenado de mi cuerpo, lo tome y lo lei "Tuyo" y en el libro apareciero una palabra en su portada, que no quiero ni decir nada.
Regrese a mi casa, con mi madre y mis hermanos a comer, pero cuando apenas entraba me tope con una sensación rara. En el umbral de la puerta sentí que no debía entrar, algo dentro de mi me decía "no entres para nada", incluso mis pies comenzaron a temblar. No hacia ni frio y el calor era mas que agobiante para mi. Decidi ignorar esa advertencia y vi a toda mi familia comiendo en la mesa. No había nada raro. La comida estaba mas que lista y todos se atragantaban de comer tanto que, frente a mis ojos, ellos ni siquiera podían masticar y les grite que lo hicieran pero no. Ellos seguían metiéndose la comida a la boca, a veces hasta con las manos, y sentí de pronto hambre también que quise hacer lo mismo. Me detuve y, frente a mis ojos, pude ver el horror y la sangre que emanaban de sus cuellos y de sus bocas. Hasta sus manos se metían para poder llenarse por completo pero, al parpadear fuertemente, nada de eso estaba pasando y todos me miraban como comia y hablaba entre bocado.
Las palabras que decía, entre cada mordida, era muy difícil de entenderlas pero me dijeron algunas que si entendí y que no comprendi. "Bastillus", "Gripylonthonren", "Iriscadums", no entendia lo que estaba pasando y porque ellos, ahora que los veo, están comiendo muy bien. Asustado, y después de haber comido tal comida, me fui a mi cuarto para poder leer aquel libro, si es que lo quisiera leer, pero me salto la curiosidad de aquella imagen que estaba en la portada y que desaparecio.
En mi momento mas lucido podre describir, a continuación, los sueños que he tenido porque nadie mas podría soñar con tales cosas. Viajaba en un mundo totalmente sumergido en el caos, destrucción y fuego por todas partes, con miles de tentáculos que bajan de entre los cielos llevándose a personas y otras dejando que se caigan de altos edificios y hasta una voz, que retumbo frente a toda esta locura, que exclamo "el fin es hoy" repitiéndolo una y otra vez. Al despertar, y creer que todo fue un sueño, note que no estaba en mi cama, ni mucho menos en mi casa, porque todo estaba destruido y la tierra, debajo mio, estaba completamente violeta o azul, no recuerdo muy bien, pero lo que vi fue un horrible rostro entre las nubes y, alguien me tiene que creer, que esa cosa estaba mirándome con los mismos ojos color rubi de aquel libro que, ahora, esta en mis manos y lo elevo sin control de todo mi cuerpo. Pero, inclusive mientras intentaba despertar, aquella cosa se me acercaba mas y mas, hasta tomar el libro y llevárselo en medio de tantas nubes oscuras que después se cerraron y, en ese momento, cai al suelo y ya estaba en mi casa. Me había caído de la cama y mis hermanos, que me veian mientras dormia, me decían que "flotaba sobre el techo del cuarto para después caer sobre la cama y posteriormente al suelo".
Sueños aun mas raros sucedieron y las cosas estaban solamente comenzando a tomar formas que quisiera olvidar, hasta saber quien era yo o si hay un yo dentro de mi. Los días pasaron con tanta calma para mi familia, inclusive se la pasaban recogiendo comida en los campos, eso eramos nosotros cultivadores, inclusive pude notar como crecían tan fuertes las zanahorias que eran arrancadas. Los tomates que crecían sin parar en el costado, las remolachas que eran tan purpuras que mi madre gritaba que "hay que comerlas antes de que se pudran", las papas que crecían en el suelo eran tan gordas que daba cosquillas al masticarlas porque eran muy suaves, ver a mis hermanos cosechando y cultivando me alegraba todos los días. Pero yo no salía de mi cuarto debido a todo lo que estaba detrás de aquella puerta, puerta que trabe inmediatamente con madera de mi cama, y con solo un hueco para que puedan darme la comida, si es que era comida todo lo que por allí entraba. Cada noche siempre era lo mismo, inclusive una vez derribaron la puerta y me encontraron flotando gritando incoherencias, hasta que caia al suelo después de aterrizar en mi cama y, es por eso, que se alejaron y nunca mas volvieron a entrar.
El dia de mi cumpleaños, puesto que ya estaba muy cerca de ser un adolecente, invitaron a un doctor a mi cuarto a que me revise. Lo recuerdo tan vivido aquella vez, aquel doctor que ponía su paleta en mi boca, que me media el pulso, hasta me golpeaba la pierna para mis reflejos pero todo era en vano. Todo estaba mas que perfecto y estaba bastante sano para mi edad. Mis padres le dijeron de la noche y el doctor solo menciono que quizás era solo un sueño lo que tenia y que era improbable que flotara y se fue.
Escuche, en mas de una ocasión, un fuerte grito que provenia de alguna parte de mi habitación. Todas las noches siempre era el mismo grito. Implore que se calle para me deje en paz, hasta quise cortarme los oídos con un pedazo de vidrio de mi ventana, pero siempre se escuchaba. Hasta que imite aquel mismo grito, con aun mas fuerzas, y de pronto ya no se escucho nada.
Pasaron los meses mas largos de mi vida, hasta que una noche, tuve el sueño mas lucido imposible de todos los que soñaba. No era yo mismo sino alguien mas, un hombre que estaba escribiendo algo en un libro, no sabia quien era ni que estaba escribiendo porque eran letras muy raras para alguien como yo. Una vela alumbraba la oscuridad de todo el lugar en el que me encontraba, los papeles no hacían mas que amontonarse a medida que seguía escribiendo, hasta una voz muy rara se escucho y dijo "no hay fin… no hay comienzo… solo soy yo" y también empezó a escribirlas. Hasta que se puso de pie y las amontono todas, una por una las apilo hasta colocarlas en el medio de una tapa dura, tapa con dos rubies que brillaban como en aquella tienda que tome aquel libro y un rostro se formo en la misma. Pronuncie unas palabras demasiado extrañas para después dejar el libro sobre la mesa, me sente en el suelo, y no he hecho nada mas que mirara la puerta. Los días, meses y años pasaban, y yo seguía mirando la puerta hasta veía como se abria y cerraba y no había nadie en todo momento. Lo mas raro de todo es que mis huesos comenzaron a ser visibles en todo mi cuerpo, pude notarlo en mis dedos al principio, después la ropa empezaba a salirse sin que yo hiciese nada y después… Solo oscuridad y silencio por completo. Desperte, pero esta vez estaba leyendo aquel libro, y todas esas palabras se volvieron muy fáciles de entender frente a mis ojos. Cada símbolo era simplemente una forma geométrica. Cada forma, como demonio o cosa rara, era simplemente un trazo mal hecho. Todo estaba tan raro que seguía leyéndolo como si nada hasta que, mi hermano entro y me dijo que la puerta, que estaba en mi cuarto, fue destruida por una mano que yo hice, pero lo vi y queria decirle que se fuera pero solo dije cosas incoherentes que el, al escucharlas, se estremecio de miedo y corrió lejos de mi.
Despues de lo que vivi durante tanto tiempo, rente a este libro, queria deshacerme de el lo mas rápido posible. Pero lo dejaba en un rincón y este volvia a mi mano. Lo ponía detrás de la puerta, por ese agujero, pero volvia nuevamente. Cada vez que lo alejaba era en vano.
El resto de mi vida fue la historia que conte anteriormente pero mucho, pero mucho, mas extraña que no quiera ni decirlo ni repetirlo ni nada. Fue, sin embargo, un dia del mes de Octubre que me acerque a la biblioteca a la que siempre iba. La recepcionista se alegro despues de tanto tiempo sin verme, hasta me recomendó un libro de un escritor que estaba firmando autógrafos, pero simplemente coloque el libro, aquel miserable libro, sobre la mesa y le dije que nadie debía de tomarlo, ni verlo, ni sentirlo, que lo guarde muy lejos de la vista de todos para que nadie sienta… Me fui y, despues de haberlo dejado, camine por el pueblo con un aire de total calma y serenidad. Las casas estaban totalmente como antes estaban, todas destruidas, los cadáveres que seguían cayendo del cielo se amontonaba cada vez mas en el piso donde caminaba. Las aves con sus mas que raras formas, volaban por todo el lugar, y siempre gritaban aquel mismo grito que he escuchado durante mucho tiempo.
Un tentáculo gigante se me presento en el camino, tomándome con fuerza, hasta que cerre los ojos y deje que pasara lo que tendría que pasarme.
No me arrepiento de nada, ni siquiera de decir frente a todos estos dioses, que yo he leído aquel libro maldito. No me arrepiento de haberlo gritado a los cuatro vientos.
La Calopeida!; exclame con mis últimos aires hasta que cerre mis ojos frente a esas mismos ojos rojo que siempre me han atormentado, y que siempre, lo harán
