Disclaimer: Los personajes de Naruto son propiedad de Kishimoto. La historia es de IIII AZEM IIII.

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—Estos son los últimos informes sobre las minas de zafiro.

—Mm... Déjalos con el resto —Sasuke no se volvió para mirar a su antiguo mentor.

Kakashi miró por un segundo en dirección al balcón, desde donde su señor estaba observando sus tierras y luego se movió para hacer lo que le habían ordenado. Haciendo un balance del caos organizado que era el espacio de trabajo de su exalumno, trató de encontrar un rincón en el cual dejar la pila de papeles. No era normal que Sasuke fuera desordenado, mucho menos con sus deberes como gobernante; aun así, Kakashi comprendía que el estado actual de su escritorio no se debía a la negligencia, sino a que estaba trabajando en exceso. La causa era obvia y cada vez que los otros consejeros regañaban a Sasuke sobre como trabajaba demasiada, él los silenciaba y los mandaba al carajo. Como no quería correr la misma suerte, pensó en abordar la cuestión desde otro ángulo.

—Me he dado cuenta de que has estado pasando tiempo en los jardines.

—¿Y qué?

—Me alegro de verte fuera del castillo —eso no era técnicamente cierto, dado que los jardines estaban detrás de los muros de la Fortaleza Uchiha, pero Kakashi esperaba poder plantar una semilla en la mente de su amigo—. El resto del consejo sigue preocupado por...

—Si mis consejeros temen que mi eficiencia en el manejo de las tareas de la tierra falle, pueden venir a decírmelo en la cara —Sasuke finalmente se giró, claramente molesto por el comentario.

—Iba a decir que están preocupados por tu bienestar —el shinobi mayor suspiró—. Si aún no ha quedado claro, permíteme recordarte que hay otras personas que se preocupan por ti, además de ella.

Kakashi se preparó para una dura réplica, como él y el resto acostumbraban a recibir cada vez que mencionaban a Hinata. Para su sorpresa, Sasuke se limitó a hacer una mueca, reanudando su vigilia desde el balcón.

—Así parece... —fue la respuesta, dicha en un susurro.

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Horas más tarde, Sasuke intentaba avanzar hacia su objetivo. Nunca envidió a los encargados de mantener el paisaje que le rodeaba. Como todo lo demás en su reino, las plantas que componían los jardines bioluminiscentes del castillo eran hoscas, duras y prosperaban al entrar en conflicto unas con otras. Al carecer de la preciada luz solar que abunda en la superficie, la mayoría de las especies se habían adaptado y se alimentaban de pequeñas criaturas, insectos u otras plantas. La idea de que cualquier planta de aquí pudiera sobrevivir en la superficie, pero no al revés, llenaba a Sasuke de un pequeño sentimiento de orgullo... Y, en última instancia, de temor, ya que los objetos de su atención se encontraban ahora a pocos metros frente a él. Puestas en tierra recién cuidada y separadas del resto de los jardines con una pequeña valla, unas cuantas camelias blancas se erguían bajo la tenue luz que desprendían sus vecinas. Sasuke se agachó frente al pequeño claro, notando inmediatamente que una de ellas había comenzado a marchitarse.

—Tsk... ¿Cómo se las arregló para mantenerlas vivas? —a pesar del tierno toque, cuando intentó levantar la flor, unos cuantos pétalos se desprendieron y cayeron al suelo.

—Realmente es muy simple... —Sasuke sintió de inmediato que su corazón volvía a latir en su pecho al escuchar esa voz—. Con la falta de luz solar, en realidad necesitas infundirles tu propio chakra.

—¡¿Hinata?!

El rostro sonriente de su esposa lo saludó.

—¿Cómo...? —le costaba encontrar las palabras y al darse cuenta de su presencia, un ligero ataque de indignación recorrió a Sasuke—. ¡¿Por qué no me dijeron que habías vuelto?!

—Oh... Puede que haya ordenado a los centinelas de las puertas de la ciudad y a los guardias del castillo que no te informaran de mi llegada —se enderezó y sacudió su capa de viaje en un inútil intento de enderezarla—. Después de todo, soy la reina —una sonrisa traviesa se apoderó de sus rasgos.

—Lo eres, ¿verdad? —Sasuke se cruzó de brazos y volvió a adoptar una postura relajada, le dio una pequeña sonrisa como respuesta—. ¿Y los Hyūga...?

—Sobre eso... Parece que a-l-g-u-i-e-n me puso una marca de maldición, casi como si supiera que mi clan nunca aceptaría que su próximo líder portara de una y, por lo tanto, me relevarían de mis deberes.

—Hmm... Qué provisorio. Ese hombre debe ser realmente un genio.

Una carcajada rompió el intento de Hinata de adoptar una postura regia, y un momento después, se precipitó a los brazos de su marido, que la esperaba con los brazos abiertos.

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—¡Me sorprende que hayas conseguido mantenerlas vivas durante tanto tiempo! —Hinata se arrodilló ante las camelias blancas.

—Bueno... Ya sabes, soy conocida en todo el mundo shinobi por tener un perfecto control de chakra...

—Espera... —sus ojos se abrieron de par en par por un momento y luego se estrecharon en señal de sospecha—. Sasuke...

—...

—No son las mismas, ¿verdad?

—Ninguna de ellas. Las que plantaste murieron un par de semanas después de que te fuiste. He estado trayendo nuevas y plantándolas en el mismo lugar durante meses.

FIN

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Notas: ¡Hola! ¿Cómo están? Y llegamos al capítulo final de la historia. Fue realmente divertido poder trabajar en algo que mezcle dos cosas que me gustan muchos, la mitología griega y el SasuHina. Fue un verdadero placer embarcarme en este viaje con ustedes. Les agradezco sobre todo a los que me apoyaron dejándome sus comentarios, es gracias a ustedes y su apoyo el que yo siga publicando historias. Gracias de verdad. Espero nos sigamos viendo en los SH que aún están en emisión y en futuras historias.

Cuídense mucho. Hasta pronto.

Guest Guest: Me alegra que te gustara. Me tarde (perdón por eso).

Naoko Ichigo