Algo que se me pasó comentar es que en el capítulo anterior volví a establecer una nueva marca en cuanto a extensión.
Bueno, ahora respiremos un momento que es hora de echar un buen chismecito.
XIX – Dudas
Otra noche que la pasaba sola en su habitación. Si bien había pasado muchas otras veladas ahí en lugar de compartir su tiempo con algún chico apuesto, como tanto anhelaba, esta vez era especialmente frustrante.
Su cita de aquella noche se había arruinado por completo. Mina había estado muy contenta de ir al cine con su novio y le ilusionaba imaginar que la trama romántica de la película que eligió, sumado a lo tenue de la iluminación, motivaría a Kunzi a acercarse un poco más y, quién sabe, después llevarla a otro sitio más íntimo para estar juntos.
Y es que lamentablemente después de lo apasionado que fue el inicio de su relación, no se había dado otra oportunidad de compartir de esa manera. No es que a la chica sólo le interesara eso, pero Kunzite le parecía un hombre increíblemente irresistible y al que quería amar de todas las formas posibles.
Pero era un hombre también muy propio y no sabía cómo tomaría que ella directamente le dijera que quería volver a tenerlo entre sábanas. Aunque adoraba a Kunzi, a veces le preocupaba que sus personalidades tan opuestas fueran un obstáculo en su relación.
Por el otro lado, sí llegó a pensar que "su pasado" podría representar un problema para tener una relación formal; de ahí que decidió desde el principio ser honesta con Kunzi y decirle que había pasado por malas experiencias con otros tipos con los que había tenido algo que ver.
Y es que tampoco iba a fingir algo que no era cuando justamente ya había dormido con él. En su momento, Kunz no pareció molestarse por ese hecho y más bien estaban avanzando maravillosamente en su relación.
Y luego apareció Andrew.
Mina suponía que para Kunzi era más fácil si no le ponía rostro a las anteriores conquistas de su novia y si no se hablaba más del asunto. Pero ese tonto de Andrew había aparecido de la nada para poner a su novio más serio de lo usual.
Luego de que se fueran de ahí (dejando noqueado al rubio), subieron al auto y Kunzite arrancó bruscamente. Condujo un poco arrebatado durante unas cuadras sin mediar palabras y de pronto se estacionó.
– ¿Estás bien? – habló al fin.
– Sí – respondió lentamente.
Él respiró profundamente, como si estuviera aliviado de que Andrew no le hubiera hecho nada.
– Bien… – luego tomó unos segundos para elegir las palabras que diría – Disculpa si fui impulsivo.
Mina pensó que era un hombre increíble. En lugar de cuestionarle primero por Andrew, quería asegurarse de que ella estuviera bien y disculparse por su comportamiento al defenderla.
– No sé, vi a ese tipo insistiéndote y perdí el control – le explicó – ¿Es un exnovio o algo así?
– Algo así – Mina estaba dispuesta a responder todas las dudas que Kunzite tuviera.
– Y… ¿cómo se llama?
La rubia no estaba segura de que concretamente ese dato fuera productivo, pero quería ser honesta – Andrew, Andrew Furuhata.
– ¿Cómo se conocieron?
Mina pensaba que ese interrogatorio no era productivo para su relación, pero no quería ocultar nada y quería asegurarse de que Kunzi supiera todo lo que quisiera de ella.
– Fue hace mucho, aún estaba en la secundaria, se hizo amigo mío y de mis amigas. Años después… bueno, ya sabes.
– Entiendo.
No parecía molesto sino pensativo. Mina estuvo a punto de decirle que olvidara todo y que se fueran de ahí, que probablemente aún podían llegar a la función.
Sin embargo, él pasó su mano por la nuca, pensando. Y ella pudo notar que su nudillo aún estaba rojo del puñetazo que le propinó a Andrew.
– Escucha, no voy a juzgar ni criticar por tu vida antes de mí, que yo tampoco soy un casto; pero si algún día él o cualquier otro te vuelve a molestar, no dudes en decirme ¿sí?
Ella sólo asintió.
– Creo que lo mejor es que te lleve a casa.
No dijeron más y la llevó hasta ahí. En un principio ella se sintió como aquellos días en los que sus padres la castigaban por sus malas calificaciones en la escuela, pues esta vez no habría película, no habría cita y definitivamente no habría oportunidad de tener Kunzi.
Fueron en silencio y Mina no paraba de despotricar en silencio en contra de Andrew y la maldita hora en la que se le ocurrió reaparecerse en su camino. Le rompía un poquito el corazón saber que si no era él, cualquier otro idiota que conoció antes de Kunzite podría llegar a arruinar su día.
Llegaron a su casa y él por fin reanudó la conversación, como si leyera sus temores – Pequeña Mina – atrajo su mirada – No estés triste.
En el poco tiempo que tenían de relación (e incluso desde antes) notaba que Kunz no era muy bueno para externar emociones, por eso era un halago y resultaba tan tierno cuando intentaba abrirse con ella.
– Estuve pensando durante el día sobre nuestra cita y pensé que sería mejor si descansas bien hoy, mañana es un día importante.
– Pero…
– Pequeña, tienes dos trabajos y no me gustaría que por mí, mañana estés cansada. Además, estoy seguro que Artemis también quiere pasar tiempo contigo y que tú lo extrañas.
En eso tenía razón, pero Mina se sentía un poco intranquila y no pudo evitar preguntar – ¿Estás molesto por Andrew?
– No – respiró profundamente – Estoy preocupado.
– ¿Por qué? Te juro que yo no…
– Lo sé – la interrumpió – Sé que quieres tener una relación formal y yo también; y estoy seguro que ninguno de los dos lo arruinaría por un tercero.
Acarició suavemente su rostro y continuó – Me preocupa que tipos como ese se atrevan a molestarte y volver a lastimarte.
– Kunzi… – sólo pudo responder y lo besó. Cuando se separó notó que aún se veía en su mejilla el rasguño que le dio Artemis. Sin duda, los dos no flaqueaban a la hora de salir a protegerla.
– ¿Te parece bien si mañana paso por ti y vamos juntos a la presentación? – preguntó.
– ¡Claro!… Ay Kunzi será genial tenerte ahí.
– Estaré muy orgulloso de verte triunfar como manager – luego se puso muy rojo y dudó un poco en agregar – Y no sé… quizá después quieras que celebremos sólo los dos y decidas "quedarte en casa de una de tus amigas".
Los ojos de Mina se abrieron y juraría que casi saldrían chispas de ellos.
– ¡Sí! ¡Oh! y "me quedaré con Serena", ¿sabes? Ella también asistirá al evento.
– ¿Cómo?
– Es una sorpresa Kunzi – lo besó para despedirse y no dijo más.
Y así es como había terminado una noche más sola en su habitación, pero con la promesa de que el siguiente día sería muy emocionante: la presentación del disco, la certeza de que a los chicos les iría muy bien, conocer a la chica de Taiki y presentarles formalmente a Kunzi, además, desde luego, la posibilidad de estar con su novio a solas.
Claro, sería un gran día si no fuera porque es la despedida de Serena. Su amiga había reprogramado su viaje para asistir a la fiesta, sólo eso.
Si bien ella la vería en la presentación, las chicas habían decidido ir a visitarla en la casa de sus padres para despedirse. La reunión sería antes de la presentación y aprovecharían para asegurarse de que no se le hiciera tarde para el evento.
Mina seguía un poco intrigada de lo que hizo Seiya para convencer a Serena de ir. Era obvio que eran muy cercanos, pero de alguna manera hizo que ella se saliera de los planes de Darien, no era cuestión menor.
Por momentos, la rubia se preguntaba si Seiya había hablado directamente con Serena de sus sentimientos y si eso habría influenciado en la decisión de su amiga, pero era una tontería pensarlo; Serena no se atrevería a darle entrada a Seiya teniendo una relación tan formal con Darien.
¿Pero si ya tiene dudas?
Sería genial que eso sucediera, pero era inquietante considerarlo, porque su amiga estaba muy enamorada de Darien y son de esas cosas que no se borran sólo con un distanciamiento de unas semanas.
¿O se estaba perdiendo de algo relacionado con Darien?
Mina sabía que no debía pasar por alto el asunto de Andrew husmeando por ahí usando como pretexto a Serena. Era algo que no le daba buena espina y que creía debía contarle a las chicas.
Mina estaba en su habitación recostada con Artemis en sus piernas. Tomó su teléfono y buscó esa conversación que tenía con sus amigas y en la que recién habían incluido a Serena.
Pensó por unos momentos cómo contarles lo que sucedió. Cuando por fin decidió qué decir, sólo escribió: "Hola chicas, alerta de innombrable número 1".
Desde hacía tiempo llamaba así a sus conquistas, el mote de "número 1" se lo había dado Rei, cuando Mina les contó lo descarado que había sido la última vez que estuvieron juntos.
Y para ella era muy acertado el que fuera considerado como el innombrable principal. Andrew había sido un amor platónico muy fuerte durante mucho tiempo y no ignoraba el hecho de que por ir a coquetear con él es que había conocido a sus amigas; eso lo había convertido en un hombre importante en su vida y por algún tiempo pensó que eso lo hacía especial; claro, cuando llegó a su cama ya había explorado la geografía masculina y develado algunos secretos de la vida íntima, pero pensar que había cierta historia y sentimientos que lo unían a él lo distinguía de todos.
Mina trataba de sacar lo mejor de sus experiencias con los hombres, disfrutar lo que tenía que disfrutar y aprender de cada caso; sin embargo, probablemente de todos los chicos que había conocido, Andrew fue quien más la hirió, porque lo consideraba un buen tipo, un amigo, y era triste ver la clase de persona que ocultaba ser.
Eso era lo complicado y doloroso con él: darse cuenta que siempre fue una máscara, una falsa ilusión.
La chica se preguntaba si esa manera de ser era compartida con su inseparable amigo Darien, porque él también siempre parecía mostrar una máscara, la de novio perfecto para su amiga (guapo, inteligente, trabajador, formal y caballeroso) pero en la práctica mantenía aislada a Serena y como si le hubiera robado la chispa y las ganas de querer hacer cosas por y para ella misma.
Como amigas, la dejaron ser en su relación, pero ahora la presencia de Seiya parecía motivarla a hacer otras cosas.
¿Sería algo que siempre estuvo ahí y que sólo Seiya se atrevió a hablar con ella?
Era complicado. De pronto sus cavilaciones fueron interrumpidas por la respuesta de una de sus amigas. Ami sólo hizo una reacción de sorpresa. Después de eso no hubo nada.
De Serena no le extrañaba el silencio, porque aún no estaba acostumbrada a hablar con ellas por ese medio y no conocía el código "innombrable número 1".
De Rei sí le extrañaba un poco, porque de todas era quien más aborrecía a Andrew y nunca desaprovechaba la oportunidad para recalcar lo idiota que es. Aunque era la menos activa en los mensajes y era posible que esa noche estuviera ocupada en otra cosa.
Respecto a Lita, no lo tenía claro. Cuando se tocaba el tema "innombrable número 1", ella se quedaba callada, no decía algo ni bueno ni malo. Mina pensaba que en el fondo ella seguía sintiendo cosas por él. Nunca volvieron a tocar el tema entre ellas, pero la rubia rogaba en silencio que su amiga escuchara su advertencia y no cayera en sus encantos.
Suponía que era algo complicado para ella de hablar. Aunque, lo bueno, es que Lita ya tenía novio y según sabía y percibía, estaban muy enamorados. Entonces, ¿por qué no contestaba?
Se quedó con esa duda hasta que el sueño la venció. Sin embargo, la respuesta la obtendría pronto.
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Era un poco extraño de pensar, pero se sentía diferente, como si anduviera con mayor soltura y quizás hasta seguridad.
Lita siempre se consideró una chica retraída y de perfil bajo. Su imponente complexión y sus problemas para desenvolverse con las personas (especialmente con los chicos), no le ayudaban mucho a ser extrovertida y hasta sentirse cómoda consigo misma.
Sin embargo, Neflyte había venido a cambiar muchas cosas. Claro, debía reconocer que incluso en sus días como amigo, el castaño la hizo sentirse especial, pero ahora había provocado que las cosas sean un poco diferentes.
Él era lo suficientemente honesto y transparente con ella para no ocultar todas las facetas que Lita le provocó cuando por fin decidieron estar juntos.
Había sido increíblemente tierno y paciente en un principio, dispuesto a tomarse todo el tiempo para reconocerse sin ninguna prenda de por medio; también la motivó a confiar en él y sentirse segura, a dejar de lado cualquier duda o miedo.
Así, cuando por fin se unieron y ella comenzó a sentir una ola de emociones, no temió dejarse ir, disfrutar plenamente del momento y hasta decidirse a tomar el control del ritmo. Eso él lo notó y también se dejó llevar, lo que convirtió el momento en toda una experiencia para ambos.
Y durante toda esa primera noche, Lita notó cómo Neflyte la miraba maravillado en su esplendor, disfrutando sin miedos y confiada en lo que podía lograr para complacerlo.
Había sido una primera experiencia muy especial para ella e incluso se había sentido tan bien que no había ya desaprovechado otras oportunidades con Neflyte, quien se mostraba muy complacido de compartir con ella de esa manera.
Quizá para algunas personas era una locura o superficialidad pensar que compartir intimidad con su novio fuera un factor para que se sintiera más desenvuelta, pero para ella había sido muy especial sentirse desinhibida y que eso hiciera feliz al hombre que amaba y que le correspondía ese sentimiento.
Ami y Mina le habían dado un buen consejo cada una. La primera le ayudó a dejar sus miedos y dudas respecto al tema, a confiar en su novio y el cariño que él le ofrecía; mientras que la segunda una vez le advirtió no compartir algo tan importante con un tipo como Andrew.
Durante un tiempo la advertencia de Mina había sido parte de sus temores; pero ahora entendía que se lo decía porque lo que era realmente importante es hacerlo enamorada de un hombre que le correspondiera. Y sabía que Andrew jamás la amaría como Neflyte lo hacía, además de que, por el comportamiento que había demostrado, ya había quedado claro que no era digno de que ella compartiera algo tan íntimo y especial.
Andrew se había comportado como un idiota durante su visita la noche anterior; aunque siendo honesta, desde que Mina les contó lo que había pasado entre ellos, él había sido un idiota.
Lita aceptaba que no había querido reconocer que el chico por el que sentía algo era así y cada vez que sus amigas hablaban del asunto ella evitaba el tema, como si fingiera que no existía ese Andrew patán.
No podía juzgar a Neflyte por aferrarse a que Darien es un buen tipo cuando ella misma hacía lo mismo con el rubio. Lo entendía, era muy difícil aceptar que alguien a quien quieres no es lo que parece.
¿Serena pasaría lo mismo al no querer ver quién y cómo es Darien?
Probablemente. Y, al menos para Lita, los recientes acontecimientos ponían más en duda su opinión respecto a Darien. No le daba buena espina que Andrew se apareciera de la nada queriendo saber sobre Serena.
Tal vez todo lo que después pasó con Neflyte le pudo hacer olvidar completamente ese desagradable momento con el rubio si no es porque pasó otra cosa que le hizo ver aún más lo extraño de la situación: el mensaje de Mina.
Conocía perfectamente el código "innombrable número 1"; después del desliz con Mina, sus amigas lo utilizaban para referirse a Andrew, cuestión que ella siempre trataba de ignorar porque una parte pequeña de ella se negaba a reconocer que él era así.
Sin poder quitarse de la cabeza la idea, decidió adelantarse e ir a buscar a Mina a su casa, para indagar con mayor profundidad sobre su mensaje.
La castaña llegó a casa de su amiga con un tiempo prudente para encontrarse. Sabía que Mina saldría con un acostumbrado retraso de su casa así que la esperó afuera, sin anunciarse, sin anticiparle que la buscaría, sin que ella lo esperara.
Y es que era un poco complicada la situación. Adoraba a Mina tanto como al resto de las chicas, pero reconocía que había un aire un poco extraño cuando se trataba de Andrew, porque técnicamente él seducía a ambas al mismo tiempo.
Aunque no volvieron a tocar el tema entre ellas, ahí seguía la cuestión y quizás era oportunidad de cerrarlo por fin.
– ¡Mina! – le habló en cuanto la vio salir de su casa.
La rubia dio un pequeño brinco – Hola Lita, qué sorpresa.
– Siento si te asusté, pensé que sería buena idea pasar por ti para vernos con las chicas.
– Ah… Sí, de acuerdo – comenzaron a caminar platicando del buen clima de ese día, de cómo Mina estaba muy emocionada por la presentación del disco de los Three Lights.
– Lo único malo es que no podremos estar mucho tiempo con Serena porque tiene que ir a la fiesta y no le permitiré que en esta ocasión llegue tarde – dijo Mina extrañamente estricta.
Lita rió discretamente. No cabía duda que todas estaban siempre muy al pendiente de Serena, era natural por su forma de ser y porque de alguna manera estaban agradecidas por ser ella quien las unió como amigas y ahora también con sus parejas.
¿Que no Serena era parte de la razón por la que Lita quería hablar con Mina? Sí, y la castaña no debía perder más tiempo y abordar el asunto.
– Oye Mina – dijo de pronto – Yo… bueno, leí tu mensaje de anoche…
La rubia se detuvo en seco y la miró. Lita se mordió el labio nerviosa y agregó – Tenías razón, siempre tuviste razón, él sabía por dónde llegar a cada una – hizo una pausa – Él te buscó para preguntarte por Serena ¿correcto?
– Sí… cómo…
– También me buscó la otra noche. Él fue a mi departamento con el pretexto de estar preocupado por ella y que "está sola".
– ¡Osh! Ese hijo de… – dijo entre dientes – Pero, ¿te molestó? ¿te dijo algo?… Ahora sí voy a matar a ese descarado.
– Tranquila. No pasó nada, lo eché de ahí rápidamente, pero me llamó la atención que se presentara tratando de saber sobre Serena y si es que la estamos frecuentando; además del mensaje que pusiste.
– A mí se me apareció ayer saliendo del trabajo. Se puso en su papel de fresco conmigo y no aceptaba un "no" – y agregó pensativa – pero también me preguntó por Serena.
– Mina, esto no me gusta; sabes que Andrew y Darien son muy cercanos… ¿Crees que…?
– Tampoco me gusta esto – reanudaron su andar y Mina le contó los detalles de su encuentro con Andrew la tarde anterior, incluyendo la inesperada llegada de su novio que mandó al suelo al rubio.
Lita hizo lo propio, incluyendo la llegada de Neflyte y todo lo que insinuó Andrew sobre la inexistente amistad entre Darien y el cuarteto de amigos.
– Es un idiota y su amigote también – concluyó Mina.
– ¿Crees que debemos decirle a Serena?
– No lo sé. Ella está pasando por un momento complicado y no sé si debemos darle más cosas en qué pensar – hizo una pausa – Lo que sí me llama la atención es que, si es cierta nuestra sospecha de que Darien mandó a Andrew a husmear, es que algo no le está cuadrando.
– Como el hecho de que Serena al final decidió aplazar su vuelo para ir a la presentación del disco.
– ¡Exacto! Supongo que no le hizo nada de gracia y quiere saber qué está pasando.
– Y Neflyte y los chicos ya no se están prestando para eso – agregó Lita.
– ¡Sí! No imagino lo que Serena le dijo cuando aplazó su viaje y la cara que puso Darien. Debe estar furioso.
– Eso también me preocupa – reconoció Lita – ¿Crees que sea capaz de algo? Ya no sé ni qué pensar de él.
– Tranquila. Está muy, muy, muy lejos para hacer algo y Serena se irá pronto. Eso sí, estoy segura que la Serena que le llegará a Estados Unidos no será su princesita que a todo dice que sí.
Lita se quedó callada, deseando que fuese así. Cuando de pronto Mina reanudó la charla.
– Por cierto Lita, dijiste que Andrew fue a verte la otra noche y que tu novio llegó en ese momento – la castaña asintió – ¿Qué hacía él ahí tan tarde?
Lita se puso roja. Ya conocía ese tono de hablar de Mina. Claro que le gustaría contarle a sus amigas que estaba más enamorada que nunca de Neflyte, que era un hombre increíble en la intimidad y que llevaban las últimas noches y mañanas haciendo el amor sin descanso como un par de recién casados; sin embargo, aún le daba mucha pena hablar de eso y más con una chica tan pícara como su amiga.
– No es necesario que digas algo – pareció leerla su amiga – Me da mucho gusto que estés con alguien que amas y te corresponde.
– Gracias Mina, Neflyte es el indicado que siempre esperé para ser el único – dijo más sonrojada – Muchas gracias por cuidarme de un tonto como Andrew, también tenías razón con él, no hubiera valido la pena.
Mina entendió lo que quiso decir y su sonrisa se ensanchó aún más. Se detuvo y hasta le dio por abrazarla.
Para Lita era un alivio por fin cerrar ese pequeño espacio gris que Andrew había formado entre ellas.
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La verdad es que no esperaba tan pronto hablar con sus amigas de su nueva relación; pero debió imaginarse que la noticia se correría rápido, no porque Serena o Jedite fueran a contarlo inmediatamente, sino porque los amigos de él eran novios de sus amigas y sería inevitable que en algún momento coincidieran.
Sin querer, fue ahora turno de Ami de enterarse cuando su novio fue a dejarla al templo y nuevamente fue sorprendida mientras estaba con el rubio.
Luego de presentarse, Zoycite, el novio de Ami, le agradeció por darle otra oportunidad a su amigo pues, en sus palabras "lo estaba torturando", incluso desde antes de que él aceptara que le gustaba.
Jedite se había puesto muy rojo por el comentario y le pidió a su amigo que ya no hablara. Rei había sonreído al verlo avergonzado. Sin duda, no dejaba de conocer nuevas facetas de él.
El punto era que el motivo de la visita de Zoycite era que el grupo de amigos había decidido reunirse y, dado que Jedite tenía que quedarse en el templo porque Rei no estaría, quisieron acompañarlo.
Desde luego la chica no se opuso y menos con lo cooperador que se había mostrado Jedite para hablarle sobre lo que supuestamente había visto entre Serena y Seiya. La cuestión no había sido tan escandalosa, en realidad él los había visto entrar al departamento que ella compartía con Darien.
Rei estuvo a punto de reprenderlo por malpensado, pero él mismo reconoció que no había visto nada más y que, por lo tanto, no debía asumir nada. Le comentó que su abuelo fue quien le aconsejó no levantar falsos si es que no había visto algo comprometedor y entre sus amigos acordaron tampoco meterse en esos asuntos.
Jedite le había comentado que había pensado mucho sobre los hechos y también creía que no había nada de malo en que la señorita Serena tuviera un amigo.
Rei había aclarado todo y le había dicho que efectivamente sólo eran amigos. Le contó también que se habían conocido porque ella fue elegida para hacer el arte de su primer disco.
– ¡Wow! No me imaginé que la chica de Darien fuera artista – le había dicho él mientras su charla se extendía de la sobremesa de la cena y la subsecuente limpieza.
– Y es la mejor, sólo que la muy tonta no se ha dado cuenta.
Jedite casi se burla por la manera en que expresaba su cariño por su amiga, pero más bien le preguntó sobre la relación de Serena y Darien, sobre esas cosas que ella veía y no le gustaban.
Rei trató de resumir lo mejor que pudo todo lo sucedido desde el día en que Andrew Furuhata los presentó hasta el momento en el que Darien se marchó y Serena empezó a hacer cosas que había dejado de lado por su novio: como estar con ellas (sus amigas) y sus padres, entusiasmarse por su arte o simplemente salir y hacer proyectos por y para ella.
Jedite parecía pensativo con toda la información que estaba recibiendo y reconoció que siempre se le hizo raro que nunca hablara de Serena con ellos, como amigos; que actuara en la oficina como si ella no existiera y sólo la mencionaba a veces como excusa para no salir con ellos o como compañera en aquella cena en la que lo nombraron para viajar a Estados Unidos.
También le comentó que Seiya había insinuado que Darien estaba presionando a Serena para tener hijos. A lo cual el rubio respondió con una risa auténtica.
La chica sólo lo había mirado con severidad – Perdón, perdón, pero creo que eso ya es mucho – dijo Jedite – No me imagino a Darien pensando en ser papá.
– ¿Por qué?
– Porque no es un tipo paternal, he visto como es frío con Hotaru, la hija de Setsuna.
Rei sólo frunció el entrecejo – Es amable, claro, y la deja estar ahí, pero jamás lo he visto cercano a ella. Y Hotaru es una niña encantadora, muy educada y es fácil encariñarse con ella. Aunque estén tan cerca no hay mucha empatía.
– ¿Y qué tiene que ver la comparación? – lo reprendió.
– Que es lo más cercano que Darien ha demostrado en fase paternal y créeme, suena como broma que él quiera tener hijos. No sé qué le ha dicho Setsuna o qué ha visto, que la pobre Hotaru se refiere muy seria a él como "señor".
A Rei le recordaba en la forma de ser de su padre con ella cuando era pequeña, así que sólo pronunció casi pensando en voz alta – Takashi era igual… ¿Entiendes por qué me preocupa Serena?
– Lo sé Rei, pero ella está convencida en irse ¿no?
La chica se había quedado callada y el rubio insistió – ¿O ya no?
– No lo sé, trabajar con Seiya Kou le ha abierto un poco los ojos de lo que vale su trabajo y él…
– ¿Y él…? – hubo un silencio entre ellos.
La conversación se había extendido hasta su habitación, donde los dos se relajaban, hablando como cualquier pareja antes de irse a dormir.
– Él está enamorado de Serena – soltó. Sabía que podía confiar en Jedite – Pero son sólo amigos, Seiya ha venido al templo para desahogarse con alguien, ni siquiera sabe que conozco a Serena.
– ¿Y tu amiga lo sabe? ¿Qué opina de eso?
– Seiya me dio a entender que se lo confesó pero que no hubo una respuesta.
Jedite se quedó callado por un momento y se dejó caer de su lado de la cama (¿en qué momento se había convertido en "su lado", no importaba).
– Rei – dijo después de un momento de silencio – Te lo digo como hombre, es importante que tu amiga se aclare.
– ¿Lo dices por tu amigote?
– Dudo que la señorita Serena esté engañándolo, aunque si ella se está alejando de él es porque el mismo Darien se lo buscó, por lo que me cuentas… Pero me refiero a Seiya Kou, debe ser una tortura para él que tu amiga no le dé una respuesta clara.
Tenía razón y Rei no sabía si esa última visita, previo a la dichosa presentación del disco, sería la oportunidad de decirle a Serena que debía dejar las cosas claras con Seiya, aun si seguía firme en su idea de irse.
Se había quedado dormida con esa idea en la cabeza y con Jedite muy abrazado a su cuerpo. No lo habían acordado formalmente pero esa ya también era su habitación, era el espacio sólo para los dos, para charlar y estar juntos lejos del ajetreo de sus respectivas actividades en el templo. Era una decisión tan inesperada como agradable.
Era de esas cosas que no sabía cómo contarle a sus amigas. Quizá podría empezar a practicar con Ami, que era más centrada y menos efusiva en sus reacciones.
Y ésta era la oportunidad perfecta. Zoycite se había quedado con Jedite y ellas se fueron juntas a la casa de Serena.
– Me alegro por ti y por Jedite, es un buen chico, según sé – dijo de pronto Ami, siendo una suerte que ella abriera la conversación.
– Gracias… ¿Tú ya lo conocías?
– Muy poco y – hizo una pausa – en realidad, sólo lo vi cuando lo echaste del templo.
– ¿Tú sabías…?
– Me enteré justo después de eso – y agregó algo apenada – Fue con Zoycite para buscar asilo, pero al final decidió quedarse con el novio de Lita, Neflyte, porque quería darnos nuestro espacio… Lo siento mucho Rei.
– ¿Por qué lo sientes?
– Ese día que nos reunimos lo sabía, todas lo sabíamos, y no nos atrevimos a decirte algo.
Sólo Serena.
– No te preocupes, ya no importa – trató de reconfortarla.
– Sí importa, no está bien que entre nosotras no seamos honestas. Yo vi que Jedite estaba sufriendo por ti y tú por él, y preferí callar por temor a tu reacción.
Hubo un silencio – Si notamos algo, debemos decirlo, somos como hermanas y siempre nos hemos cuidado entre nosotras.
Rei se sintió un poco desconcertada. Ami no era así y no sabía si ahora que tenía novio le afloraba más fácil la pasión o era más sensible.
– Me alegro mucho que para ti las cosas salieran bien con Jedite, pero creo que hemos cometido ese error con Serena.
Antes de que Rei la reconfortara y le dijera que a ella también le preocupaba, su amiga agregó – Hay un par de cuestiones a las que le he estado dando vueltas: el mensaje de Mina sobre Andrew y una mujer llamada Setsuna Meiou.
o-o-o-o-o-o-o-o
No sabía bien cómo en las últimas semanas le daba tiempo para todo, pero estaba orgullosa del equilibrio que estaba logrando en su vida.
Los estudios, las prácticas en el hospital, el proyecto del consultorio, trabajar en la relación con su madre y estar con su novio. Se daba tiempo para todo.
Era increíble cómo su vida había cambiado tanto desde la llegada de Zoycite, quien le había enseñado que no todo tenía que ser blanco o negro. Su presencia le ayudaba a ser menos estricta, más flexible y, en general, dejarse llevar un poquito por las situaciones.
Desde luego seguía trabajando en ello. Y también en no tener pena o miedo de decir lo que deseaba: algo que especialmente era importante en la propia relación con su novio y también con sus padres.
Ami ahora estaba en mayor contacto con su madre y, por primera vez en años, tuvo la iniciativa de escribirle a su padre y hablarle sobre sus planes y sobre Zoycite. Desde el divorcio, él se había ido de la ciudad y se veían ocasionalmente.
Casi siempre él era quien la buscaba para saber cómo estaba, pero en esta ocasión fue la chica quien dio el primer paso. La reacción de su padre fue tan positiva que le dijo que le gustaría ir a Tokyo para conocer a su novio y personalmente desearle suerte en su nueva etapa académica.
Para esa hora, su padre probablemente ya estaría llegando a la ciudad para ir a cenar con ella y Zoycite esa noche, nada muy solemne y más bien se sentía intrigada y emocionada de presentarlos.
Ami no negaba que se sentía contenta de descubrir lo mucho que ayudaba externar lo que quería, lo que pensaba, lo que deseaba, lo que temía. Sí, también temía, concretamente por su amiga Serena.
Por años, pasó por alto tantas banderas rojas en su relación con Darien, pero ahora que Zoycite le impulsaba a externar todo lo que sentía y también le había enseñado que una relación podía no ser desequilibrante, Ami sentía que debía advertir a su amiga.
Serena estaba a punto de irse y probablemente con ella se iría la última oportunidad de hablar directamente. Estaba indecisa por ello cuando llegó una de esas señales del destino.
Mina les había alertado de la presencia de Andrew y eso no era bueno. Durante años él le fue indiferente, pero cuando empezó a coquetear con Lita y Mina al mismo tiempo, y cómo utilizó a ésta última, el tipo cayó de su gracia.
En el grupo se comentó en su momento lo nefasto de su actuar y entre Mina y Rei se formuló la teoría que fue Darien quien le dijo que se dejara de cosas y se comprometiera con su novia; claro, el rubio trató de aprovechar su tiempo con sus amigas antes de comprometerse con su novia de toda la vida.
Vaya tipo.
Y la idea de que rondará por ahí casualmente cuando Darien no estaba en el país y Serena estaba haciendo cosas que no precisamente se alinearan a lo que acostumbraba cuando estaba su novio, no parecía una coincidencia.
No le daba buena espina.
Ami le había dado vueltas al asunto toda la noche y mañana, hasta que Zoycite le dio otra cosa que pensar.
Había pasado por ella e irían juntos al Templo Hikawa, él se quedaría ahí con sus amigos y ella se iría a casa de Serena con Rei.
Sin embargo, cuando llegó a recogerla. Lo encontró en su auto sosteniendo una llamada telefónica. Parecía algo natural, últimamente estaba más ocupado. Su nombramiento le había traído nuevas responsabilidades, pero también le había dado mucha visibilidad.
Zoycite le había contado que, tras su presentación ante la Junta Directiva, uno de los socios de la compañía se acercó a él para felicitarlo por sus brillantes ideas y le pidió a su jefe, el señor Kaiou, que "se lo prestara" para hacerle una asesoría en temas financieros en otra de sus empresas.
El hombre, le contó Zoycite, hasta había "reclamado" en tono bromista por qué lo tenían tan escondido.
Su novio lo contaba con algo de humor, pero a Ami no le causaba mucha gracia. No es que el tal señor Kaiou lo tuviera escondido, sino que Darien lo tenía escondido. Luciéndose él a costa del trabajo de Zoycite y sus amigos.
A Ami eso le dio un poco de coraje, pero trataba de pensar que él (Darien) ya se había ido y no volvería a opacar a Zoycite.
Pero sí para Serena.
Y quizás eso es lo que más temía, que para su amiga él seguiría siendo quien la eclipse. Por años habían dejado pasar decenas de alertas respecto a su relación. ¿Dejarían pasar éstas últimas?
Cuando Ami abordó el auto, Zoycite ya estaba terminando su llamada, pero alcanzó a escuchar que estaba confirmando algunos gastos que se habían hecho en la oficina, concretamente sobre el cambio de vuelo de Serena.
En cuanto colgó, soltó una respiración profunda, pensativo, y luego la saludó y la besó como siempre.
Algo le sucedía. Y Ami, ahora consciente de los alcances de hablar sobre lo que pensaba, decidió preguntar si todo estaba bien.
– Sí, sólo que aún tengo que encargarme de algunas cosas de Darien y necesitaban que confirmara que se realizaron unos gastos.
– El vuelo de Serena – dijo Ami completando la idea y su novio asintió – Ella decidió aplazarlo un poco, me alegra que decidiera que sus compromisos son también importantes.
– Sí – respondió algo dubitativo.
– ¿Sucede algo con eso? – dijo preguntándose en silencio si se pondría de lado de su amigo o algo así.
– No imagino cómo reaccionará Darien.
Exagera – pensó la chica preguntándose si vendría una discusión por poner el tema entre ellos.
Sin embargo, Zoycite y su habilidad para leerla se adelantó – No me malinterpretes. Respeto mucho que tu amiga se dé su lugar y, por lo que he visto, me parece muy bien que lo haga.
Ya estaban de camino y entre su concentración para conducir y que pensaba lo que diría, se hizo un silencio.
– La señorita Serena aplazó su viaje un par de días, quizá moleste a Darien pero creo que le vendrá bien la lección – otra pausa – Lo que me deja pensando es Setsuna Meiou.
No era la primera vez que Zoycite le hablaba de ella: la asistente de Darien, a quien su jefe "realmente necesitaba".
Su novio le había contado un poco de ella pues la consideraba una amiga. Apenas unos días atrás, le habían organizado una pequeña despedida en la oficina. Y todo era, digamos, normal, hasta ahora.
Quizá lo que él resentía era la partida de sus amigos (Darien Chiba y Setsuna Meiou) y ella lo entendía perfectamente, pero quería apoyarlo y escucharlo como su novio siempre se mostraba con ella.
Así que había hecho un gesto para motivarlo para que le dijera qué era exactamente lo que lo tenía pensativo. La respuesta de Zoycite era lo que la tenía un poco inquieta.
Quería contárselo a sus amigas, pero no sabía bien cómo. Quizá Rei sería un buen comienzo, si bien ella era algo temperamental, estaba segura que le ayudaría a ver el panorama con mayor claridad. Y es que poner el tema de Andrew con Lita no era opción y hablar de Setsuna Meiou con la imaginativa Mina podría provocar un malentendido.
– ¿Qué pasa con Andrew y esa mujer, Setsuna Meiou? – le preguntó Rei.
– ¿No viste el mensaje de Mina? – su amiga negó con la cabeza – Andrew anda rondando de nuevo y, con la ausencia de Darien, no creo que sea una casualidad.
– Ese idiota – dijo entre dientes Rei – ¿Y qué hay sobre la asistente de Darien?
– ¿La conoces?
– Muy poco. Vino al templo, Jedite estaba preocupado por ella, la vio algo afligida por la presión de irse a Estados Unidos con su jefe.
– Darien la necesita – dijeron al mismo tiempo, como pensando en voz alta lo que Zoycite y Jedite les habían dicho, respectivamente.
– Bueno… Zoycite me contó que Darien no debe estar muy contento con ella, incluso le preocupa qué vaya a hacer.
– ¿Por qué?
– Serena aplazó un par de días su viaje a Estados Unidos, pero Setsuna Meiou canceló el suyo, decidió no irse con Darien.
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Con la puntualidad de todos unos caballeros, aquel día el cuarteto de amigos se reunió por primera vez en el Templo Hikawa.
Por mensajes, habían bromeado un poco sobre el hecho de que las chicas se reunirían de nuevo y ellos ya no lo habían hecho. Aunque lo que ninguno dijo es que se sentían inquietos y cada uno quería comentar algo importante con el resto de sus amigos. No era cuestión de armar chismerío, sino para pensar con claridad toda esa información.
Si bien Jedite tenía que estar al pendiente del templo y del abuelo de Rei Hino, sus amigos se ofrecieron a acompañarlo, pues en silencio cada uno consideraba que era una charla inaplazable.
El rubio lo agradeció. Aunque muchas de las cosas que había hablado con Rei habían sido en expresa solicitud de guardar el secreto, creía necesario aclarar con sus amigos el asunto de Seiya Kou y la señorita Serena.
El muchacho deseaba que la conversación saliera de manera orgánica para ya cerrar ese asunto entre el grupo de amigos.
Como era de esperarse, Zoycite llegó un poco antes de la hora acordada. El anfitrión no se sorprendió por ello, su amigo era el clásico muchacho responsable en todos los sentidos.
Ni un minuto más, ni un minuto menos de la hora en punto arribó el estricto Kunzite, quien cumplió con su palabra de acompañarlos aunque tenía un día complicado por los compromisos de su novia.
El último en llegar (aunque no necesariamente tarde) fue Neflyte, quien para compensar los minutos que los hizo esperar llegó acompañado de un postre que su novia le había preparado al cuarteto de amigos para la ocasión.
– ¿Y eso? – preguntó Jedite al ver el apetecible pay.
– Lita me contó que cuando venía aquí a reunirse con sus amigas, acostumbraba traer postres. Supongo que quiso seguir con la tradición y preparó algo. No sé cómo le dio tiempo de hacerlo – agregó casi pensando en voz alta.
Fue en ese momento que Jedite lo notó un poco diferente.
Los cuatro amigos ya caminaban de la entrada hacia la casa para tener un espacio más cómodo para conversar. El abuelo de Rei le había comentado al rubio que durante un tiempo, su casa había sido el punto de reunión predilecto de su nieta y sus amigas, así que le daría mucho gusto ver que los chicos también estuvieran ahí.
– Oye ¿y qué tienes? – le preguntó al castaño.
– Nada. Sólo he estado durmiendo un poco tarde – y muy sutilmente se volteó hacia otro lado, fingiendo ver los jardines, para que no notaran que los colores se le subían a la cara.
Jedite hizo una media sonrisa. Conocía a Neflyte y esos gestos. Su amigo le había compartido su leve aflicción por su nulo acercamiento con su novia en la intimidad.
Nunca fueron la clase de chicos que entre amigos alardearan por llevar a una mujer a la cama, mucho menos por tema de competencia masculina; la sonrisa de Jedite era porque sabía lo enamorado que su amigo estaba y lo inquieto que estaba por su chica.
No lo juzgaba. Él también estaba loco por Rei y anhelaba el momento de volver a tenerla de esa manera. Pero no la quería presionar, estaba seguro que habría más oportunidades (tomando en cuenta que implícitamente ya lo había aceptado en su habitación y que él estaba seguro que ella disfrutó tanto como él el estar juntos); y como decía su abuelo, era una mujer que requería perseverancia y paciencia.
El punto era que estaba contento por su amigo y para hacérselo ver, sólo le dio una palmada en la espalda. Decir algo estaba de más y no quería avergonzarlo, mucho menos hacer preguntas indiscretas sobre su novia.
Neflyte entendió el gesto y lo agradeció mucho en silencio. La verdad es que llevaba el último par de noches y amaneceres amando a Lita con fervor.
El castaño la sabía tímida y hasta un poco insegura, por eso al notar que en esa intimidad ella se mostraba más desenvuelta y empoderada, él no podía dejar de verla y sentirla así. Estaba casi hipnotizado y su propio cuerpo le demandaba dejar todo de sí para acompañarla en ese camino de placer y descubrimiento.
Desde luego, el precio eran menos horas de descanso y un poco de "actividad física" extra. Posiblemente su amigo notó aquello, pero fue lo suficientemente sensato para no mencionarlo.
Como sea, Neflyte estaba muy contento de estar con una mujer como Lita y estaba plenamente seguro de que quería compartir el resto de sus días con ella. La amaba profundamente y ahora, en esta nueva faceta de su relación, la admiraba aún más.
Mientras él se sentía (y aparentemente se veía) un poco agotado, ella no dejó de hacer sus tareas, de trabajar y alistar todo para la visita de Hotaru, incluso estaba tan radiante que había borrado por completo el desagradable momento con el tal Andrew Furuhata.
La cuestión era que a él no se le había olvidado y aún pensaba si era conveniente hablarlo con el resto de los chicos. Quizá si la oportunidad se daba en la reunión.
Los cuatro cruzaron hacia la casa que se ubicaba al fondo de todo el lugar, comentando cómo al fin Jedite había encontrado un lugar y vocación con las que se sintiera cómodos.
El rubio presentó a sus amigos con el abuelo de Rei y, por primera vez, sintió tan extraño al presentar a sus amigos con prácticamente su familia. El anciano los saludó con amabilidad y les pidió que siempre se sintieran bienvenidos ahí. Además, dando como siempre espacio, les informó que estaría en el templo.
– Es un hombre muy amable – comentó Zoycite.
– Espero que sepas corresponder y te comportes como debe ser y seas prudente – dijo Kunzite con su característico tono serio.
Desde luego que se comportaba, pero no estaba seguro si los estándares de su amigo no harían escándalo del hecho de que ya dormía con Rei. Quizá no era momento de hablar de ello.
– Pues sí… ¿Y tú? ¿Te comportas y eres prudente con la señorita Mina?
Nef y Zoy aguantaron la risa, más cuando el aludido alzó la ceja para disimular el sonrojo.
– Bien – agregó Jedite, no quería atormentar a su amigo con más preguntas que lo avergonzarían – Qué bueno que pudieron venir y ver que ya soy un hombre de provecho – rió un poco – Sobre todo tú Kunzite, sé que es un día importante para tu chica.
– Está muy emocionada con los tal Three Lights. Habrá una recepción, una presentación, cena y creo que entrevistas, ha trabajado mucho para cuidar cada detalle.
– Ya nos dirás qué tal son esos Three Lights – intervino Neflyte – Lita dice que su favorito es el tal Taiki.
– Ami dice lo mismo – agregó Zoy.
Kunzite alzó de hombros tratando de minimizar el asunto. La verdad es que él ya había visto a un par de ellos, incluso a uno lo había golpeado.
– Pues a Rei le gusta otro que se llama Yaten. Los he visto en revistas y no se me hacen tan guapos – dijo Jedite – Incluso de cerca el tal Seiya ni es tan especial. Pero ya saben cómo son las chicas.
– Ah sí, que lo viste con la señorita Serena – recordó Neflyte pensando en voz alta.
Hubo un breve silencio y el rubio quiso aprovechar la oportunidad para aclarar – Por cierto, sobre eso… – sus amigos lo miraron – Rei me explicó de qué se trata el asunto. La señorita Serena estuvo trabajando con los dichosos Three Lights en el arte de su disco, por eso uno de ellos fue a visitarla.
– Ya veo… Ami me dijo que la señorita Serena al fin se estaba dando oportunidad de hacer sus cosas ante la ausencia de Darien, se refería a trabajar con su arte – dijo Zoy – Tomando en cuenta de que la quería vigilada 24/7, no me sorprende.
– Chicos… – trató de decir Kunzite para evitar tocar el tema de Darien.
Sin embargo, para sorpresa del grupo fue Neflyte quien arremetió – Qué bueno que lo haga, Darien no tiene derecho a controlarla.
– Neflyte…
– Es la verdad. Él ha sido injusto con ella… y con nosotros – insistió el castaño – Escuchen, la otra noche pasó algo muy desagradable con un amigo cercano de Darien.
– ¿El rubio con el que se veía frecuentemente? – preguntó Jed.
Neflyte asintió y narró lo que escuchó decirle a Lita y que le echó en cara que Darien ni siquiera los consideraba amigos.
– En el fondo creo que ese imbécil tiene razón, Darien no nos considera amigos – finalizó su relato.
– No le interesamos como amigos – dijo Zoy.
– Y no ha tratado bien a la señorita Serena – terció Jed.
– Chicos, ya habíamos acordado no meternos en esto – dijo Kunzite tratando de calmar los ánimos.
– Kunzite – le respondió Nef – Piénsalo, sé que en el fondo lo sabes. Si hubieras escuchado a ese tipo, a su amigo, el tal Andrew Furuhata…
– ¡¿Andrew Furuhata?!
– Sí, así se llama ese idiota. Y además de que se le insinuara a Lita, tampoco me agradó que preguntara tanto por la señorita Serena.
– Ese tipo… – dijo entre dientes y apretó los puños – También fue ayer a molestar a Mina.
Ahora fue turno de él de narrar lo que había sucedido cuando fue a recoger a su novia y cómo lo había noqueado (situación que especialmente Neflyte le celebró, pues él se había quedado con las ganas de golpearlo).
– Algo raro está pasando con ese tipo – dijo Jedite al final del relato – Rei me contó que justamente el tal Andrew fue quien presentó a Darien con la señorita Serena ¿Creen que pidió que la vigilara cuando nosotros dejamos de hacerlo?
– ¿Por qué lo haría? Él no lo sabe y estoy seguro que la señorita Meiou no nos delataría – respondió Kunzite.
– Porque la señorita Serena cambió sus planes – fue momento de Zoycite de intervenir – Se iría hoy por la mañana a Estados Unidos, pero cambió su vuelo al próximo, un par de días más.
– Para ir a la presentación de su arte y del disco de los Three Lights… – hiló Jed.
– Por eso Mina dijo que ella estaría ahí.
– Si no estaba en los planes de Darien, seguro por eso mandó a su amigo a husmear – resopló Neflyte – Debe estar furioso.
– Y no es lo único que le va a amargar la existencia – agregó Zoy y atrajo las miradas de sus amigos al dejarlos unos segundos en suspenso – Esta mañana llamaron para confirmar esos gastos y… me dijeron que la señorita Meiou no reprogramó su vuelo. Ella no irá con Darien.
– ¿Qué? – preguntó Jedite.
– Es una broma ¿no? – preguntó Nef y su amigo negó con la cabeza – Eso explicaría…
El resto lo miró y continuó con una media sonrisa – Creo que nuestra chica tiene la cabeza en otro hombre que no es Darien.
Jedite rió – Tranquilo, el que dice tonterías aquí, soy yo.
– Es en serio. Me pidió que esta noche le ayudara a cuidar a Hotaru, ya saben que las señoritas Kaiou y Tenou están de viaje; como sea, me dijo que tenía un compromiso con un amigo, creo que es obvio que tiene una cita con alguien.
Jedite sonrió – Hace poco vino al templo y la vi afligida por irse. Me pregunto si ya lo pensaba por esa persona.
El castaño se encogió de hombros – Todo esto es muy extraño, jamás le he conocido una cita. Pero me alegro que se dé la oportunidad de conocer a alguien.
– ¿Qué clase de sujeto será? La señorita Setsuna es realmente especial y mira que hasta cancelar su viaje… Debe ser un cabr…
– Oye, oye – interrumpió Zoycite – ¿Por qué no mejor antes de decir alguna tontería sirven ese postre que trajo Nef?
– Está bien, también tengo hambre – se dirigió con todo y postre a lo que imaginó era la cocina.
– Acompáñalo Nef, no vaya a hacer un desastre – pidió.
El castaño se fue y dejó a los dos amigos ahí a solas. Zoycite lo había hecho a propósito. Mientras los chicos hablaban, miró de reojo a Kunzite y entendió perfectamente lo que sucedía.
Conocía a su amigo y, aunque nunca se lo comentó, sabía que por un tiempo estuvo atraído por Setsuna Meiou. Nunca hablaron de ello ni pasó nada, y estaba seguro de que Kunz estaba muy enamorado de su actual novia. Sin embargo, siempre inquietaban esos "y si…".
– ¿Estás bien? – le preguntó.
– ¿Por qué no lo estaría?
– Vamos Kunzite, sabes a qué me refiero. Te quedaste callado en cuanto los muchachos mencionaron lo de Setsuna.
– ¿No siempre me están molestando con que soy callado? ¿Qué tiene de raro?
– No te hagas. Te conozco perfectamente y sé que ella te gustaba.
– ¡No digas tonterías!
– No te preocupes, nunca lo he comentado con nadie y sé que ahora estás con la señorita Mina, pero te entiendo, es una idea que pesa.
Silencio.
El rubio rojizo suspiró. Sabía cómo era Kunz, no quería molestarlo, sólo dejarle claro que ellos (sus amigos) estaban ahí para lo que necesitara.
– No te culpo ¿sabes? – comenzó a hablar – Setsuna es una mujer muy bella e interesante, creo que cualquier hombre no dudaría en cortejarla.
Kunzite seguía sin responder.
– Pero ¿sabes? – continuó Zoycite – Creo que lo más importante es que ella se esté dando la oportunidad de salir con alguien ¿no crees? Merece a un buen hombre que la haga feliz.
Su interlocutor al fin respondió tras otro silencio – Al menos ya decidió alejarse de Darien – soltó y casi se arrepiente inmediatamente.
Kunzite se había prometido a sí mismo ni siquiera pensar esas cosas, pero era inevitable asociar que Setsuna Meiou por fin salía con alguien justo cuando su jefe se marchaba.
– ¿Kunz…? – pronunció extrañado. Primero Neflyte se atrevía a poner en duda la amistad de Darien (y por lo que contó, razones no le faltaban); pero viniendo del imparcial Kunzite sonaba raro.
– Realmente ya no importa – continuó casi como soliloquio – pero nunca me atreví a acercarme a ella de esa manera porque…
Hizo una pausa. Zoycite lo conocía desde hacía muchísimos años y sabía que su amigo no era la clase de tipos que soltaba las palabras desde las tripas, si ahora lo hacía es que era porque necesitaba sacarlo.
– Bueno… creí que ellos tenían una relación… ya sabes – era evidente que le estaba costando trabajo hablar sobre el asunto.
Kunzite conocía tanto a Zoycite como él y por eso quiso ser claro en lo que estaba diciendo – Sé que está de por medio la señorita Serena y que la señorita Meiou muy respetuosa, pero…
– Darien no ha demostrado ser honesto y auténtico – completó el rubio rojizo.
Kunzite respiró profundo, era agradable que su amigo dijera las palabras que tanto le estaban costando sacar.
– Sí; pero la principal razón por la que nunca pretendí a la señorita Meiou es porque estoy casi seguro de que ella…
– Está enamorada de Darien – interrumpió Jedite la conversación con sin ese tono fresco que lo caracterizaba.
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– ¡¿Qué?! – expresó Mina mientras seguían caminando – A ver, a ver, recapitulemos.
Las cuatro chicas se habían encontrado en el camino. Cuando Ami y Rei se cruzaron con Lita y Mina, las amigas estaban en un abrazo, el cual la rubia definió como reconciliatorio y contó todo el contexto de Andrew.
Rei, quien no había leído los mensajes de sus amigas, entendió lo que Ami había querido decirle sobre que ese tipo andaba rondando.
Claro que la sacerdotisa había despotricado sobre él y concluyó con un – Primero esa mujer y ahora esto.
Lita y Mina la miraron intrigada y quisieron saber de quién hablaban. Las chicas se miraron una a la otra, no estaban seguras de contar lo que habían hablado entre ellas.
Sin embargo, Ami no podía dar marcha atrás con la idea de ser honestas entre ellas y contó lo que sabía sobre Setsuna Meiou; Rei cedió y completó la narración con lo que sucedió en esa visita que tuvo al templo.
– Ahora entiendo… – había dicho Lita y, seguras de que también sabía algo, el resto la miró.
La castaña compartió con sus amigas que conocía a la mujer en cuestión de oídas. Su novio le había hablado de ella y la cercanía con su hija; a quien de hecho cuidarían esa noche porque tenía una supuesta cita.
Lita estaba hablando de cómo Neflyte se había sorprendido particularmente de que "por fin" se diera la oportunidad de salir con alguien.
En ese momento a Mina le llegó una idea y casi grita en plena calle al darse cuenta de que ese nombre le sonaba – ¡Ella! ¡Esa mujer! ¡Es la chica que Taiki invitó esta noche!
Ante la sorpresa de sus amigas. Ahora fue turno de Mina de contarles que una de las estrellas de los Three Lights le había pedido permiso para invitar a una chica, que casualmente tenía el mismo nombre.
Quizá el cotilleo se hubiera ido hacia lo afortunada que era al salir con un miembro de su agrupación favorita, sin embargo se dirigió hacia la casualidad de que se diera justo cuando Darien no estaba.
– Y eso de que Darien "la necesita" – comentó Mina cuando terminó de recapitular todo lo que habían comentado hasta ese momento – Bueno, no la culpo por cambiar al amargado de Darien por Taiki, que es un encanto de muchacho.
– Mina… – habló la sensatez de Ami – No hables como si…
La rubia se detuvo y alzó la ceja – Ya saben lo que dice el dicho: lo que se ve, no asusta – no dio tiempo a que alguna de sus amigas la corrigiera porque soltó sin filtro – Esa cercanía con Darien… a mí me suena sospechoso y que hay algo más.
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– No digas esas tonterías – reprendió Kunzite.
Trataba de no alterarse mucho ante las insinuaciones de Jedite, quien disfrutaba ya la segunda porción de postre con el que acompañaban su charla.
– Una cosa es que creamos que la señorita Meiou sienta atracción por Darien y otra que sea un hecho consumado.
Neflyte pasó su mano por la nuca, pensativo y dijo al fin – No sé… piénsalo Kunzite ¿Por qué Darien fue tan insistente en llevársela? ¿Y por qué todo esto de su partida y el viaje le causó conflicto a ella?
Después de su charla en el templo, Jedite intuía que lo que tenía tan conflictuada a Setsuna era algo más estrecho que una simple atracción. Situación que les hizo saber a sus amigos.
– Estamos hablando de una dama, sean cuidadosos con lo que insinuan.
– Kunz – intervino Zoycite, quien no le dio tiempo de reclamarle por no llamarle por su nombre completo – Coincido contigo, no debemos de juzgar, pero tú mismo tuviste esa impresión desde el principio ¿no es lo que me dijiste hace un momento?
Se quedó callado.
– Y creo que en lo que más nos hemos equivocado, como amigos, es en fingir que no notábamos nada.
– ¿Nada de qué? – replicó.
– Ya sabes – respondió Jedite – Esas veces que se encerraban por horas en su oficina, cuando se quedaban hasta tarde solos…
– Y lo permisivo que Darien es respecto a Hotaru.
– Chicos, basta, tampoco quieran involucrar a Hotaru en todo esto – los detuvo Kunzite, no en tono molesto sino tratando de ser sensato.
– ¿Y si ella es la razón? – cuestionó Neflyte después de un silencio.
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– No, no, no… Esto ya es demasiado – interrumpió Rei – Mina ya estás armando una telenovela en tu cabecita loca.
Las chicas ya estaban cerca de la casa de Serena y, aunque las conclusiones de Mina parecían interesantes, quería ya cerrar el tema para no llegar a casa de su amiga con todas esas ideas en la cabeza.
Las suposiciones de la rubia habían escalado de nivel cuando Lita mencionó que su novio le habló sobre las atenciones que Darien tenía para con la hija de Setsuna, las cuales Rei también conocía por lo que le había comentado Jedite.
– Hay una enorme distancia entre insinuar que Darien tenga un affair con esa mujer y que de esa posible relación haya una consecuencia.
– Y por qué tanto drama por irse o no con Darien – cuestionó Mina – Mira, dejemos de lado un momento si sale o no con Taiki Kou, pero pensemos: por qué Darien le insistió tanto; por qué, según lo que opina el novio de Ami, que ella no se vaya lo va a enfurecer. Perdón, pero eso es muy extraño.
– Pero estás poniendo de por medio la vida de una niña.
– Rei – intervino Lita – ¿Y no crees que justamente una pequeña es una razón poderosa?
– Tal vez… – comenzó a decir Ami – Eso es lo que atormenta a esa mujer.
– Chicas, es muy serio lo que están insinuando… Darien… esa mujer… una niña… ¿su hija?
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– ¿Y por qué no? – preguntó Jedite – En cuestión temporal, no suena como una locura.
– Tú mismo has contado que cuando los conociste ya eran muy cercanos y… – comentó Neflyte – bueno, ella ya estaba embarazada.
Kunzite lo admitía. Incluso alguna vez sus amigos le preguntaron si él conoció al padre de Hotaru; siempre fue honesto al responder que no, jamás vio a alguien por ahí o escuchó algún nombre. Desde que él llegó a la oficina, Setsuna giraba en torno a Darien, incluso después de dar a luz.
– Además, ¿por qué Darien se tomaría tantas consideraciones para con Hotaru? – continuó el castaño – Seamos honestos, ni siquiera es un poquito cercano a ella, pero la procura.
– No sé… esto es muy serio – comentó y dio un gran bocado al postre que, ciertamente, estaba delicioso.
– Con lo que ha demostrado Darien en últimas fechas, yo tampoco sé qué pensar de él.
Y era cierto. Lo que habían visto de su relación con la señorita Serena, la repentina aparición del tal Andrew Furuhata y cómo los estaba tratando como amigos, dejaban muchas dudas de su comportamiento.
– Sé que todo suena muy extraño – dijo de pronto Jed – Incluso Rei me dio a entender que Darien estaría presionando a la señorita Serena a tener hijos.
Nef y Zoy reprimieron una risa y el rubio continuó – ¿Ves? A eso me refiero; tuve la misma reacción cuando Rei me lo dijo: Darien no es un tipo parternal, pero ¿por qué tomarse molestias con Sets y su hija?
Los cuatro amigos se quedaron callados, tomando de pretexto seguir comiendo el postre de esa tarde.
– Creo que… – dijo al fin Kunzite – lo más importante es asegurarnos que la señorita Setsuna y Hotaru estén bien.
El resto asintió, en eso estaban ciertos. Los cuatro estaban de acuerdo en que no juzgarían posibles acciones de Setsuna Meiou, la consideraban una buena mujer y una gran amiga. Ese era el punto.
– En la primera oportunidad que alguno de nosotros tenga, indagaremos con ella si está bien y que Darien no le representa una preocupación.
Asintieron. Era un acuerdo implícito.
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Posiblemente las cuatro estaban pensando lo mismo. No era necesario que alguna lo dijera, simplemente era un acuerdo implícito.
Después de que el cuarteto de amigas llevara su conversación al clímax en el que teorizaban sobre una posible relación entre Darien y otra mujer, la cual podría tener como consecuencia una pequeña, las chicas no pudieron decir nada.
Darien Chiba no era del completo agrado de las amigas, eso ya no era nuevo; tampoco lo era que Andrew fuera un patán y que no confiaban en él.
Pero, ¿se atreverían a contarle a Serena? ¿Estarían dispuestas a exponerle lo que estaban pensando sobre la tal Setsuna Meiou?
Cada una había pensado que sería bueno hablar con ella, antes de que se marchara, sobre ciertas inquietudes que tenían sobre su relación con Darien. Pero las ideas que estaban teniendo ahora no eran fáciles de hablar.
Estaban a punto de llegar cuando fue Mina quien rompió el hielo con uno de sus acostumbrados comentarios.
– Por cierto Rei, hay algo que no entiendo – la aludida la miró – Si ese chico, Jedite, ha hablado contigo… significa que ustedes han tenido cierto tiempo a solas. No te culpo por no tener tiempo de revisar nuestros mensajes.
A la aludida se le subieron los colores a la cara. Durante su narración, se le salió decir que había platicado con Jedite la noche anterior, dato del que seguramente su amiga no perdió nota.
La chica reviró la conversación – Mina no es momento.
– Supongo, porque, por la reacción de las chicas, creo que era la única excluida de la noticia – reclamó amistosamente.
– Me refiero a que nos concentremos en Serena.
Poco antes de dar la vuelta en la calle donde vivía su amiga, Mina se adelantó para volverse hacia ellas y caminar de espaldas.
– Relájate. De dos cosas puedes estar segura: jamás la lastimaría con algo que es mera especulación, y la segunda es que no creerás que ese cretino de Andrew fue a "acusarnos" con su amiguito. Por ahora tenemos tiempo de evaluar las cosas, Darien está muy, pero muy…
Se volvió hacia el frente al ver la expresión rara de sus amigas y apenas pudo completar su frase en voz más baja – … lejos.
Las palabras cayeron con ironía mientras las cuatro miraban la casa de la familia Tsukino, donde el inconfundible auto deportivo de Darien Chiba estaba estacionado.
Continuará…
Hola, hola, hola. Primero quiero disculparme por esta espera para el capítulo 19. Han pasado muchas cosas desde la última vez que nos leímos: me fui al otro lado del mundo, estoy arreglando mi hogar, he nadado en un mar de trabajo y me he dedicado profundamente a un proceso de reparar muchas cosas en mi vida.
Pero bueno, escribir es mi vida y no puedo dejar mis fics. Además el chisme se iba a poner bueno.
Sin saber de qué iba la cosa, mi gran amiga Fuego me sugirió en su momento que este capítulo se llamara "Tenemos que hablar de Darien", claro que no podía ser tan descarada al nombrar este capítulo, pero me causó gracia que sí le atinó, aquí hubo mucho de eso.
Necesitaba acomodar a los personajes antes de lo que viene. Y pues ya ven que el capítulo se centró en mucho intercambio de información, todos tienen que estar ya en el mismo canal.
Al mismo tiempo necesitaba mantenerlos actualizados en lo que han estado haciendo las parejitas, porque estoy bien decidida a que tengan vidas propias y se quieran bonito.
Y discúlpenme nuevamente por no poner a nuestra protagonista otra vez, ella ha tenido varias cosas que pensar y ha estado bien ocupada con algunas cosillas. Bueno, ya se lo imaginarán… con ese cierre de capítulo, quién no estaría ocupada.
Espero nos leamos pronto.
